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Edgar Allan Poe

Breve reseña de Stonehenge, la danza del gigante


Una ruina druídica en Inglaterra

El apilamiento denominado Stonehenge es un conjunto de


piedras verticales y horizontales en la planicie de Salisbury, en
Inglaterra, al que se considera vestigio de un antiguo templo
druídico. Dada su singularidad, y considerando el misterio de su
origen y localización, ha despertado más sorpresa y curiosidad que
cualquier otra reliquia antigua de la Gran Bretaña.

Se encuentra situada cerca de dos millas justo al oeste de


Amesbury, y a siete al norte de Salisbury, en Wiltshire. Cuando se le
ve a distancia, parece un objeto pequeño e insignificante, pues su
volumen y su perfil se pierden en el extenso espacio que lo rodea;
incluso cuando se le examina más cercanamente, no logra llenar las
expectativas de quien lo visita con exagerada predisposición. Para
apreciar esta maravilla británica debe vérsele con la mirada del
artista y contemplársele con un intelecto provisto del conocimiento
histórico y arqueológico.

Stonehenge, a pesar de lo mucho que se ha dicho en sentido


contrario, es completamente distinto a cualquier otro monumento de
los que hoy quedan en Europa. Muchas de sus piedras han sido
cortadas en escuadra o talladas como por arte; y encima del círculo
externo se han colocado series continuas de bloques cuadrangulares
que se superponen a los bloques verticales y dejan ver hendiduras y
dentelladas, o cavidades regulares en los bloques transversales, que
proyectan rasgos sobre los perpendiculares. Casi todos los demás
ejemplos de círculos druídicos están hechos de piedras en bruto no
talladas, y no están encimadas.

Nuestro grabado representa la actual apariencia de Stonehenge


-un confuso montón de piedras enhiestas y caídas. Su disposición
original, sin embargo, puede ser rápidamente captada. Por la
situación y la condición de las que aún están en pie, y por los
elementos que yacen caídos, estamos en posibilidad de juzgar el
número y el sitio de las que han sido removidas.

El conjunto consiste en dos hileras circulares y otras dos filas o


líneas curvas de piedras, cuyas formaciones y posiciones pueden
inferirse fácilmente. Las piedras transversales o superpuestas yacen
alrededor en un orden continuo del círculo exterior, y cinco bloques
similares están encima de otros diez de la tercera hilera. El conjunto
está rodeado por una acequia y un montículo de tierra, comunicados
por otras tres piedras. El promontorio no excede los quince pies de
altura y está en el exterior de la acequia. Esta línea circular parece
tener una afilada entrada por el lado noreste, que está claramente
señalada por sendos bancos y acequias, y ha sido denominada La

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Edgar Allan Poe

Avenida. Al aproximarse a Stonehenge por esta dirección, nos


topamos primeramente con una inmensa piedra sin labrar llamada El
talón del fraile, que ahora se encuentra inclinada y mide
aproximadamente diez y seis pies de altura. Justo al empezar el
promontorio yace otra piedra en el suelo, mide veintiún pies y dos
pulgadas de largo, y se localiza a unos cien pies de la piedra antes
mencionada, a la misma distancia hacia afuera del círculo extremo.
Cada megalito superpuesto en este círculo presenta dos hendiduras
visibles correspondientes a dos bordes en la parte superior de cada
bloque vertical. Las superpuestas se juntan así para formar una serie
continua de arquitrabes. Las piedras del círculo interno son mucho
más pequeñas e irregulares que las del externo. Dentro de estos dos
círculos hay dos hileras internas de piedras, una de las cuales
constituye la porción más grande de Stonehenge. Cada fila está
integrada por cinco diferentes trilitos -un trilito consiste en una piedra
transversal encima de dos verticales. El desarrollo aquí parece ser el
mejor. La fila interior llama inmediatamente la atención y está
integrada por diecinueve piedras verticales sin ninguna sobrepuesta
transversalmente, e inclinadas todas de manera piramidal. La más
perfecta de ellas mide siete pies y medio de altura. La Piedra del
Altar, como normalmente se le llama, yace al ras de la tierra y
serviría como tal en el templo. El número total de piedras del que se
componía Stonehenge era, según el plano y los cálculos del Dr.
Smith, de ciento veintinueve. Algunas de éstas eran de arenisca
compacta y otras de arcilla fina, entremezcladas con arena negra,
feldespato, cuarzo, clorita, algo de esquisto de silicio o esquisto de
argilácea, y algo del llamado cuerno rocoso. La Piedra del Altar es de
caliza gris.

Respecto de la historia de estos extraordinarios monumentos


existen pocos antecedentes confiables. El recuento más antiguo lo
consigna Nenio, quien vivió en el siglo octavo y afirmaba que los
megalitos fueron erigidos por los bretones para rememorar una
masacre que tuvo lugar en ese punto. Las Tríadas Históricas de Gales
refieren su origen a la misma causa. Camden llama demencial a la
estructura, pero no dice nada para avalar su observación. Los autores
modernos han sido profusos en la especulación, pero nada más. La
opinión general parece estar a favor de un templo druídico. El
reverendo James Ingram supone que ha sido un cementerio pagano.
Los comentarios de Borlase señalan que el trabajo de Stonehenge
debe de haber sido producto de una nación grande y poderosa, y no
de una comunidad limitada de sacerdotes. La grandeza del diseño, la
lejanía de los materiales, la prolijidad con la que necesariamente
debieron asistir tales empresas, todo demuestra que una construcción
como ésa era fruto de la paz y la religión. Bryant, cuya autoridad
consideramos superior a cualquiera, desacreditó por completo la
teoría druídica.

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Pueden permitírsenos concluir este breve artículo con un


extracto del historiador griego Diódoro Sículo, y dejamos la aplicación
del pasaje al criterio o la imaginación de nuestros lectores:

Entre los autores de la antigüedad, Hecateo y algunos otros


relatan que hay una isla en el océano, frente al Redaño Céltico, cuya
dimensión no es inferior en tamaño a Sicilia, que queda hacia el norte
y fue habitada por hiperbóreos, que son llamados así porque viven
más allá del viento del norte. La tierra es excelente y fecunda, y la
cosecha se recoge dos veces al año. La tradición dice que Latona
nació aquí y, por consiguiente, Apolo fue adorado antes que cualquier
otra deidad. A él también está dedicado un templo de forma circular.

Las supersticiones antiguas acreditaban a los gigantes la


construcción de Stonehenge, bajo la creencia de que apilamientos
como esos sólo podían ser removidos por el poder de un gigante -de
allí el nombre de Choir-gaur, que literalmente quiere decir La Danza
del Gigante.

El número completo de piedras ahora visible es de ciento


nueve.

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