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Trabajo: Antonio Nariño

Profesora: Lic. Consuelo Urango

Alumna: Andrea Carolina Fernández Toscano

Grado: 8ºB
Institución Educativa Nueva Esperanza
24/marzo/2011
Sincelejo-Sucre
Antonio Nariño

Antonio Amador José Nariño y Bernardo Álvarez del Casal


(Santafé, 9 de abril de 1765 — Villa de Leiva,
13 de diciembre de 1823). Periodista, político y militar
neogranadino de destacada actuación en los albores
de la independencia del Virreinato de Nueva Granada.
Junto a Pedro Fermín de Vargas, Francisco de Miranda,
Madariaga y Francisco Antonio de Santa cruz y
Espejo se le considera precursor de la
emancipación de las colonias neogranadinas del imperio
Español.
Reseña biográfica
• Del matrimonio contraído en Santa Fé el 8 de septiembre de 1758 por Vicente
de Nariño y Vásquez (n c1720, Santiago de Compostela) con la distinguida
dama criolla Catalina Álvarez del Casal (en 1739, Santafé) nacieron ocho hijos
entre los cuales Antonio fue tercero. Por su cuna perteneció a ilustres e
influyentes familias virreinales de inmediato origen español y lo adornaron
cualidades de buen porte, simpatía personal, temperamento alegre y mente
abierta a las novedades. Por un tiempo fue becario real en el Colegio Mayor y
Seminario de San Bartolomé y a sus dieciséis años de edad, como abanderado
de un batallón de milicias creado para contener a los comuneros de 1781, hubo
de presenciar el terrible espectáculo del tormento y ejecución de José Antonio
Galán y sus compañeros en la Plaza Mayor de Santafé. Insaciable curiosidad
intelectual lo llevó a acrecentar su biblioteca que, en buena parte heredada de
su padre, llegó a contener de más de dos mil volúmenes lo que era una rareza y
un privilegio en su época. Fascinado por el movimiento europeo de la
«Ilustración» se convirtió en entusiasta propagador de esas ideas durante las
frecuentes tertulias en su «Arcano de la Filantropía». Antonio Nariño viaja
hacia Santa Fe y se lleva la sorpresa de que a los criollos no se les es tratado
justamente, por lo cual él siendo el único personaje que tenía una imprenta en
esa época traduce del francés los derechos del hombre y del ciudadano y los
reparte por todas las casas a la madrugada, lo que lo llevó a estar preso un
tercio de toda su vida; por lo cual, se le considera uno de los patriotas
• más valientes.
Primera ocupaciones
Atraído hacia las actividades comerciales especulativas no
menos que por atender necesidades de salud viajó muy joven a
Cartagena de Indias donde emprendió algunas aventuras que más
tarde, ya de regreso en su natal Santafé, alternó con brillante
carrera civil. Alcalde de primer voto en 1789, tesorero de diezmos
del arzobispado, regidor y alcalde mayor provincial, 1791-1793. Su
fulgurante carrera lo llevó rápidamente a convertirse en el mayor
exportador de quina, café y té de la capital neogranadina. Se casó
en 1784 con Magdalena Ortega y Mesa (Santafé, 1762 - Santafé,
1811), hija de José Ignacio de Ortega y Gómez de Salazar y de
Patrona de Mesa y Moreno. El matrimonio tuvo seis hijos:
Gregorio (n 1786), Francisco (n 1787), Antonio (n 1791), Vicente (n
1793), Mercedes (n 1798), Isabel (n 1801). Al enlazar las fechas en
las que fueron concebidas Mercedes e Isabel, en las que Nariño se
encontraba preso, se han creado conjeturas alrededor de una
posible infidelidad de parte de su esposa, doña Magdalena, pero
esto carece de pruebas históricas así como no hay siquiera
indicios de que don distinto a Nariño. a Magdalena tuviera algún
tipo de relación afectiva con otro hombre.
Comienzan los problemas. Primeras prisiones

bajo sospechas de hacer parte de una conspiración contra el gobierno. Remitid proporcionar.
Esta información hacía relación a la conspiración que él con varios socórranla vida de Antonio
Nariño fue larga y accidentada. La traducción y publicación clandestina (al parecer el 15 de
diciembre de 1793) de la «Declaración de los Derechos del Hombre», incendiario documento
originado en Francia cuya circulación había sido prohibida en las colonias españolas por
el Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición, lo llevó a prisión en Santafé (29 de agosto de
1794) y posteriormente al exilio como reo de alta traición (30 de octubre de 1795).
Aprovechando un descuido a su llegada a Cádiz, escala de un viaje con destino final en África,
se dio a la fuga para permanecer por corto tiempo en Europa antes de regresar en secreto a
Santafé (abril de 1797), en donde después de un constante acoso a sus familiares por algunos
meses convino en entregarse voluntariamente (julio de 1797) al virrey Pedro Mendinueta,
confiado en que pronto obtendría su libertad a cambio de la información que ofreció os y
antiguos miembros de la insurrección comunera ocultos en la Provincia de Casanare habían
coordinado, y que consistía en derrocar el régimen virreinal apoyando y facilitando la invasión
de un ejército británico, que entraría por el río Orinoco, se asentaría en Trinidad en la
Provincia de Casanare y desde allí atacaría a Santafé de Bogotá, teniendo en cuenta que las
tropas virreinales se ubicaban protegiendo las fronteras en Darién, Caribe y Riohacha, y no
había fuerzas significativas que protegieran el flanco oriental de los Llanos.1 Contra lo que
esperaba, se le mantuvo en prisión por varios años hasta cuando finalmente el virrey accedió a
mejorar sus condiciones temiendo su próxima muerte y permitió que se trasladara con su
familia a una hacienda en inmediaciones de Santafé (mayo de 1803). Allá permaneció en
reclusión domiciliaria hasta que en noviembre de 1809 fue nuevamente o a Cartagena, quedó
confinado en prisión hasta principios de junio de 1810, cuando la junta provincial de gobierno
establecida desde el 22 marzo anterior atendió su solicitud de libertad bajo fianza gracias a las
gestiones del comisionado regio Antonio Villavicencio y a la ayuda de su amigo y
favorecedor Enrique Socollar en la consecución de fiadores. En diciembre de 1810, Nariño
regresó a Santafé a tiempo para participar en la organización del Congreso de las Provincias
de la Nueva Granada que se instaló el día 22 del mismo mes y del que fue designado
secretario. En tal condición contribuyó a contener las aspiraciones separatistas de Cartagena.
Triunfos pasajeros y nueva prisión
El 29 de agosto de 1811, a los precisos diecisiete años del día de su
captura por consecuencia de la traducción e impresión de los
«Declaración de los Derechos del Hombre» y luego de afrontar
incontables trabajos y penalidades, Antonio Nariño se recibió de
corregidor de la ciudad. A pocos días, en 19 de septiembre, sus
críticas provocaron la dimisión del primer presidente del Estado de
Cundinamarca Jorge Tadeo Lozano (electo en abril del mismo año) y
Nariño fue proclamado en su lugar. Se mantuvo por dos años en el
poder supremo a través de múltiples incidencias y en permanente
antagonismo con Camilo Torres, presidente del Congreso de las
Provincias Unidas. En septiembre de 1813 delegó la presidencia en
su tío Manuel de Bernardo Álvarez para salir a la cabeza de las
fuerzas combinadas de Cundinamarca y las Provincias Unidas a
tratar de contener el avance de fuerzas españolas dirigidas desde
Quito. La campaña, inicialmente exitosa, culminó en un inesperado
fracaso a las puertas de libertad cuatro años después (marzo de
1820).
Regreso a la patria: Auspicioso recomienzo y dramática
evolución

Luego de disfrutar por un corto lapso de su libertad en Europa Nariño


reapareció en Angostura a mediados de febrero de . El Libertador lo
acogió con amabilidad y lo designó vicepresidente interino de la
recién formada unión colombiana con el preciso y urgente encargo de
acudir a instalar el Congreso Constituyente en Villa del Rosario de
Cúcuta, lo que verificó en 5 de mayo de ese año. Diversas
circunstancias llevaron a Nariño a renunciar a su alta investidura
apenas dos meses más tarde (5 de julio) para proseguir a Santafé.
Entre tanto, el mismo congreso lo eligió en ausencia al término se sus
deliberaciones (en 9 de octubre) como senador para sus próximas
sesiones que se iniciarían en Santafé a partir del primer día de 1823;
pero su curul fue sorpresiva e inmediatamente impugnada por un par
de jóvenes políticos por considerarlo indigno de ella. El congreso de
Cúcuta acordó mantener la elección, pendiente de la defensa que
tendría que hacer el impugnado al iniciar las sesiones en la capital.
Victoriosa defensa ante el senado

En 14 de mayo de 1823, Nariño compareció en Santafé ante el pleno del


congreso para defenderse públicamente de las acusaciones de que había sido
objeto en Cúcuta al momento de su elección como senador en octubre de
1821. Emotiva y documentada exposición de argumentos incontestables dejó
sin piso las tres temerarias acusaciones en su contra, cuales habían sido:
haber quedado deudor fallido de las sumas que resultaron a su cargo en 1794
mientras se desempeñaba como tesorero de diezmos del arzobispado en
Santafé; haberse entregado voluntaria y cobardemente al enemigo a las
puertas de Pasto en inexplicable corolario de la exitosa campaña militar que
hasta ese mismo día había conducido desde Santafé; y, haber permanecido
por su gusto ausente del país hasta pocos meses antes de su elección como
senador en Cúcuta. El día 20 del mismo mes, Nariño resultó absuelto
incondicionalmente y su derecho a posesionarse como senador le fue
reconocido sin objeciones. Desde ese día asistió puntualmente a las sesiones
del congreso a tiempo que su salud desmejoraba a ojos vista, al punto de
verse en la necesidad de solicitar licencia para trasladarse a un mejor clima
tras la clausura de las sesiones ordinarias en 6 de agosto.
muerte
Muere en Diciembre 13/1823, en Villa de Leiva, De 58
años deja al pueblo granadino, hoy Colombia, sus
grandes aportes a la independencia. Culmina su vida,
pero no culmina el amor que siente el pueblo hacia el y
hacia quizá uno de los mas fuertes espíritus de
independencia.
Nariño, periodista

Desde su infancia Nariño se aficionó a la lectura, inicialmente


bajo la orientación de sus padres con el propósito de suplir la
educación que no podía recibir en el colegio debido a sus
problemas de salud. Durante toda su vida conservó el apego a los
libros y, por extensión, a los impresos que por la época de su
primera juventud debieron ser muy escasos. Enrique Santos Molano,
documentado biógrafo de finales del siglo XX, postula que las primeras
incursiones de Nariño en el periodismo acaso se remonten a la aparición de
los primeros impresos de esa naturaleza que circularon en la capital
virreinal.
La del «Aviso del Terremoto sucedido en la ciudad de Santafé de Bogotá el
día 12 de julio del año de 1785» fue una publicación efímera pero pionera en
el periodismo neogranadino. Su primer número apareció a continuación del
desastre natural (ocurrido el 16 de julio) con noticias lo acaecido en la
capital en los días precedentes. El modesto impreso debió gozar de buena
acogida entre el escaso público lector de aquellos días pues al cabo de otro
par de entregas (25 de julio y 18 de agosto) que presumiblemente agotaron
el tema que le dio origen fue seguida por la «Gaceta de Santafé», cuyo
primer número salió el 31 de agosto y parece haber sido seguido por
siquiera otros dos números al final de cada uno de los meses subsiguientes.
De allí en adelante la publicación de impresos se suspendió por varios años en Santafé,
hasta que a fines de 1790 se produce la llegada del periodista cubano Manuel del Socorro
Rodríguez traído por el virrey José de Ezpeleta para dirigir la Real Biblioteca instituida
desde 1777. Editado por ese mismo funcionario, el miércoles 9 de febrero de 1791 empieza
a circular el semanario «Papel periódico de Santafé», impreso con licencia del superior
gobierno en la Imprenta Real. A partir del segundo número aparecerá los viernes y para su
número cuatro ya contaba con una lista de 150 suscriptores encabezados por el virrey y la
virreina. Desde un principio Nariño se convirtió en colaborador asiduo del nuevo periódico,
y el mismo biógrafo recién citado lo supone promotor y principal a portante para la
subvención de los costos de impresión no cubiertos por las suscripciones basado en la
circunstancia de que cuando la vieja imprenta de los jesuitas pronto se dañó
irreparablemente fue Nariño quien importó desde España (en 1792) los nuevos equipos y
elementos requeridos para que el periódico pudiera seguir apareciendo. En cualquier caso,
el primer artículo identificable como de Nariño que allí aparece publicado es el breve
ensayo «Los frutos del árbol noble» inserto en el tercer número del periódico,
correspondiente a febrero 25 de 1791. Frecuentes colaboradores del mismo periódico
fueron, además del director y Nariño, los entrañables amigos de este último Pedro Fermín
de Vargas y Francisco Antonio Zea.
A comienzos de 1794, Nariño al fin pudo hacer realidad una idea que rondaba su mente de
tiempo atrás pero cuya puesta en ejecución había tenido que diferir a causa de sus
múltiples ocupaciones y responsabilidades. En un salón de su casa en la plazuela de San
Francisco, especialmente acondicionado y decorado para el efecto, estableció sede para las
tertulias habituales de un grupo de intelectuales y personalidades de la sociedad
santafereña que se congregarían allí ostensiblemente con el propósito de ilustrarse
mutuamente con el producto de sus lecturas y el recuento de diversas experiencias y viajes
a ultramar. A usanza de una época en que se carecía de medios de comunicación social,
estas reuniones constituían lo que por entonces se conocía como un casino literario al que
el propio Nariño asignó el apelativo de «Arcano de la Filantropía» y cuya plana de
fundadores incluía, además del anfitrión, a sus amigos José María Lozano, heredero del
marqués de San Jorge y hermano mayor de Jorge Tadeo, José Antonio y Juan Esteban
Ricaurte, Luis y José Luis de Azuela, Francisco Antonio Zea, Joaquín Camacho, Francisco
Tovar y el doctor Iriarte.
• Tras su liberación en Cartagena, Nariño regresó a Santafé a tiempo para colaborar en la
organización del primer congreso neogranadino del cual es designado secretario
conjuntamente con Crisanto Valenzuela al inicio de sesiones en 22 de diciembre de 1810.
Tras los sucesos del 20 de Julio el nuevo gobierno provisional había invitado a las
provincias que integraban el antiguo virreinato de la Nueva Granada a enviar representantes
a la capital con el fin de conformar un gobierno general que reemplazaría a la junta suprema
de Santafé. Las provincias no vieron con buenos ojos el espíritu de preponderancia que
desde un comienzo acusó la antigua capital virreinal --cuya junta, para general
insatisfacción, se auto designó «suprema». Desde un comienzo las opiniones se dividieron
entre quienes desde Santafé proponían un modelo centralista de gobierno y los que desde
las provincias, con la de Cartagena a la cabeza, propugnaban por uno federalista. El
congreso se instaló con asistencia de representantes de las provincias de Santafé, Nóvita,
Pamplona, El Socorro, Mariquita, y Neiva. Las demás provincias (Cartagena, Santa Marta,
Medellín, Popayán, Pasto, entre ellas) se abstuvieron de concurrir para manifestar su
aversión a las orientaciones de Santafé, a cuya junta acusaban de pretender imitar a la
junta central de Sevilla para constituir un gobierno monstruoso y tan favorable a la capital
como opuesto a los intereses de las provincias. La instalación corrió por cuenta del
vicepresidente de la junta suprema de Santafé, el alcalde ordinario José Miguel Pey, quien
tomó a los representantes juramento de defender la religión católica, sostener los derechos
de Fernando VII contra el usurpador Napoleón Bonaparte y no reconocer autoridad distinta a
las de las juntas provinciales y el congreso que se estaba instalando con expresa exclusión
del Consejo de Regencia de España. Al cabo de un par de meses y sin haber decidido nada
sustancial, distinto a decretar privilegios para sí mismo y disputar con la junta de Santafé,
el congreso se disolvió sin pena ni gloria dejando burlados los anhelos del patriotismo. Los
representantes por Pamplona y Mariquita se habían retirado antes de la clausura de
sesiones.
Nariño, político

Mimado por lo más selecto de la sociedad santafereña a la


que pertenecía por nacimiento, insuperablemente ilustrado entre
sus contemporáneos a través de constantes y variadas lecturas,
y siempre en los mejores términos con las autoridades virreinales,
Antonio Nariño se encaminó desde muy temprano a actividades políticas
que supo combinar con exitosas especulaciones financieras y comerciales que lo llevaron
a acumular una fortuna en el transcurso de pocos años.

Alcalde de segundo voto elegido por el cabildo de Santafé para el


año de 1789 como segundo de su entrañable amigo el mayorazgo de la
casa del marqués de San Jorge, José María Lozano de Peralta, a quien
la misma corporación confirió la primera vara. Tesorero interino de
diezmos del arzobispado, designado en julio del mismo año por el virrey
 Francisco Gil y Lemos en deliberada ignorancia del privilegio del cabildo
eclesiástico para proveer tal cargo, fue confirmado acto seguido por
el nuevo virrey José de Ezpeleta y Galeano. Presumiblemente no habría
en la Santafé de esos momentos otro personaje --aparte del virrey, el
arzobispo y los oidores de la Real Audiencia-- comparable en rango,
poder y distinción con Antonio Nariño. Acaso envanecido con esos logros y la
preeminencia que ellos conferían, a fines de 1793 o comienzos de 1794 Nariño
tuvo la audacia o la imprudencia de traducir y poner a circular el texto aprobado
por la Asamblea Nacional de Francia a comienzos de la revolución (4 de agosto de 1789)
consagratorio de derechos del hombre y del ciudadano que entraban en
manifiesta contradicción con cuanto siglos de tradición habían consagrado como  ley de la tierra en la totalidad de
los reinos europeos. Esta acción de Nariño marcó el comienzo de su ruina personal y determinó que a través de altos y bajos su vida
transcurriera de aquí en adelante mayormente en prisión.

Entre el momento de su captura en su casa de habitación en Santafé el 29 de agosto de 1794 y su liberación en


el 2 de junio de 1810, un lapso de casi dieciséis años, Nariño estuvo preso salvo el breve intervalo que pasó oculto
en Europa y América entre el momento de su fuga en Cádiz (17 de marzo de 1796) y su entrega voluntaria en
Santafé (19 de julio de 1797). A poco de este último hecho y ante las críticas que el encumbrado e ilustrado
prisionero hacía al gobierno, el virrey Pedro Mendinueta le pidió que las formulara por escrito y propusiera
soluciones, a lo que este se avino y en noviembre de 1797 sometió a consideración del representante del rey un
que fue por este a la corte en Madrid.
En vista del fracaso en las tentativas para armar un gobierno general, Cundinamarca se propuso
establecer el suyo particular. A partir del 27 de febrero de 1811 se reunió un Colegio Constituyente
presidido por Jorge Tadeo Lozano, quien fue también designado primer presidente del nuevo
Estado de Cundinamarca, con propósito de redactar una Constitución que en 30 de marzo logró
aprobación a partir del proyecto del mismo Lozano y Luis Eduardo de Azuolacon algunos apartes
del propuesto por José María del Castillo y Rada, sobre dos bases fundamentales: profesión
solemne de la fe católica y reconocimiento de Fernando VII por «rey de los cundinamarqueses»
con sujeción a la misma Constitución. De espíritu federal pero sin abandonar la idea de un
gobierno centralista para el antiguo virreinato, el código previó la eventual agregación de otras
provincias que, en tal caso, se sujetarían a la misma carta fundamental. Antonio Nariño, centralista
declarado, pasó a hacer oposición al nuevo gobierno desde su periódico «La Bagatela» cuyo
primer número circuló, como quedó dicho, en 1811-07-14.
La oposición de Nariño terminó pronto por tumbar al gobierno de Lozano (19 de agosto) y aquel
fue aclamado popularmente por presidente. Por casi dos años se mantuvo Nariño en la
presidencia de Cundinamarca, siempre enfrentado al Congreso de las Provincias Unidas que bajo
la presidencia de Camilo Torres se esforzaba en vano por lograr que se generalizara el sistema
federal. Mientras tanto, tropas realistas dirigidas desde la presidencia de Quito invadieron el sur
de la república y, tomada Popayán, amenazaban con avanzar hacia la capital. La emergencia hizo
que Nariño y Torres concordaran en la necesidad de emprender una campaña militar conjunta que
enfrentara y derrotara a los invasores. Nariño se ofreció a comandar los ejércitos combinados de
Cundinamarca y las Provincias Unidas pero antes de partir pidió y obtuvo que Cundinamarca
declarara su independencia absoluta respecto de España y de cualquier gobierno que no fuera el
propio (16 de julio de 1813). Dejó las riendas del gobierno de Cundinamarca en manos de su
tío Manuel de Bernardo Álvarez e investido del rango de teniente general salió de Santafé en 21 de
septiembre de 1813.
Nariño, militar

Antonio Nariño no fue militar de carrera pues sus primeros pasos


en esa dirección terminaron recién iniciados cuando a la temprana
edad de sus alto rango militar, cuando siendo presidente de
Cundinamarca en septiembre de 1813 se ofreció para comandar en
jefe las fuerzas unidas del Estado que gobernaba con aquellas de
las Provincias Unidas de Nueva Granada, aportadas desde Tunja
por su acérrimo rival político Camilo Torres, con el fin de marchar
al sur para recuperar a Popayán y evitar que tropas realistas
avanzaran hacia el interior de la república en un empeño de
invasión ordenado desde la presidencia de Quito.
El éxito inicial de la campaña, que Nariño condujo victoriosamente
hasta las puertas de la ciudad de Pasto, se vio sorpresivamente
interrumpido en 11 de mayo de 1814 cuando de manera
inexplicable la avanzada que el mismo general en jefe comandaba
resultó superada por un tropel de paisanos que, sin instrucción
militar alguna ni armas diferentes a palos y piedras, pusieron en
apresurada y desordenada fuga a los presuntos invasores.
Nariño optó por quedarse solo luego de despachar de regreso a Popayán (capital provincial que
había retomado para los patriotas desde el 2 de enero) en procura de refuerzos a los oficiales
de su entorno inmediato, entre quienes se contaba su propio hijo homónimo Antonio Nariño y
Ortega. Cansado de deambular por los montes circundantes por unos días, el día 14 de mayo un
hambriento y fatigado Nariño se entrega a merced de su oponente realista de las jornadas
precedentes, mariscal Melchor Aymerich. Enemigo noble, Aymerich recibió a Nariño por
prisionero pero dispuso que se le diera tratamiento correspondiente a sus muy elevados
empleo y rango; y, para abundar en deferencias, denegó la solicitud del prisionero sobre ser
enviado a Quito en la certeza de que el presidente Toribio Montes no le guardaría las mismas
consideraciones y le haría fusilar sin vacilación. Se limitó a autorizarle que se dirigiera a él por
escrito mientras que por su parte al día siguiente Aymerich ofició al general patriota José
Ramón de Leiva en Popayán para notificarle la prisión del presidente de Cundinamarca.
Meses más tarde, en 4 de julio, desde su prisión en Pasto el presidente
Nariño envía al gobierno de Cundinamarca su propuesta para un armisticio
con Quito. El presidente encargado Manuel de Bernardo Álvarez pasó
la propuesta al congreso para su consideración y este respondió
favorablemente a la iniciativa que, sin embargo, no encontró acogida
entre los realistas.
El centralismo
• El centralismo (del latín centra, un solo lugar, mismo, persona) es el
sistema de organización estatal cuyas decisiones de gobierno son
únicas y emanan de un mismo centro, sin tener en cuenta las
diferentes culturas o pueblos sobre los que influye. el centralismo es
un modelo de gobierno en el que las decisiones políticas se toman
desde el gobierno central. durante el siglo xxl ha estado en declive
esta forma de gobierno sobreviviendo sólo en Francia donde ha
tenido una gran tradición, así como en varios países
latinoamericanos.

en esta forma de gobierno, el gobierno central asume competencias


ante los estados federados. entre los motivos de esta centralización
podemos contar:
causas
 La necesidad que tienen los estados de dar servicios a sus
ciudadanos que económicamente los territorios federados por sí
solos no pueden. 
 La necesidad de grandes cantidades de inversiones que exigen un
gran porcentaje de recursos, materiales económicos y humanos que
colapsarían los territorios federados. 
 La necesidad de hacer una planificación central. 

Se pueden diferenciar dos clases de centralismo:


Centralismo puro: es en el que el ejercicio de las competencias del
órgano central se lleva a cabo de forma exclusiva y total. 

Centralismo desconcentrado: es cuando todo está basado en la


decisión de un cuerpo administrativo o de una persona.
consecuencias
• *La migración interna es el resultado de una aluviónica migración de pobrísimos campesinos y
desocupados jóvenes de pequeños pueblos, y caseríos andinos, que llegan a la capital en busca de las
oportunidades que total y absolutamente les venía negando la República en su propio lugar de
nacimiento.
• * La ciudad es incapaz de resolver la demanda más acuciante de los migrantes: trabajo digno y bien
remunerado.
*En ausencia de alternativa, los migrantes informatizan total o parcialmente la ciudad, invaden y
bloquean pistas y veredas.

*El país no ha sido aún capaz de sustituir, con nuevos terrenos agrícolas o con mayor productividad,
las tierras urbanizadas, acrecentándose así la demanda externa de alimentos, y la inflación de precios
de la producción interna
* Olvido e exclusión de los pueblos amazónicos y andinos.
*Administrativamente, Seria tedioso, engorroso, burocrático ya que los trámites demorarían
demasiado tiempo.
*Socialmente, Seria un desastre ya que toda la población nacional necesitaría ir a la capital para
satisfacer sus necesidades (trabajo, educación etc.)
*Políticamente, es deprimente pues para que un representante de nuestra región que esta en la
capital tendría que firmar un documento (si le da la gana) para colocar una red de servicios básicos a
un pueblo.
• Ventajas del Centralismo:
Las ventajas son que se tiene un mayor poder y unidad
pues se pueden controlar las decisiones del centro y no
se necesita estar negociando, además en cuanto a
economía y seguridad se puede concentrar más
fácilmente.

Desventajas del Centralismo:


* Falta de desarrollo en la demás regiones que
conforman el País.
* La migración Interna del País.
* Frustración en la Calidad de Vida de los emigrantes.
* Invasión desmesurada a Terrenos públicos y privados.
 ¡¡No importa a qué te
dediques, sólo ten Fe,
Esperanza y Caridad, para
dejar un mundo mejor, a los
que vienen detrás nuestro,
gracias!!

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