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“¡A ellos, a ellos mientras arda el fuego!

, ¡A ellos, a ellos mientras arda el


fuego!», exhortaba a sus seguidores. «¡No dejen que nuestra espada se enfríe!
¡No permitas que se oxide! ¡Pegar duro contra el yunque de Nemrod! ¡Echar
abajo su castillo! ¡Mientras ellos vivan, jamás desterraremos el miedo del
corazón de los hombre!...»”.

Müntzer

El tiempo de empezar a perder el miedo…

¿Miedo? ¿No es algo a lo que hemos combatido?, la misma que sembró


implacablemente la dictadura del 72, la matanza de la escuela Santa María, y
otras acciones represivas por parte del estado-capital contra el pueblo
insurgente…es y seguirá siendo su arma mas letal, infundir miedo, destruye
esperanzas y sueños, destruye el trabajo de años, y remece las bases de los
movimientos revolucionarios, te obliga a “cuestionar” y “cuestionarte”, incluso
hasta a apuntar con el dedo a tus propios compañeros acusándolos de sapos o
infiltrados, o cuestionando la posibilidad de realizar acciones contra cualquier
institucionalidad capitalista, y terminamos estancados en acusaciones, miedos
e inmovilidad.1

Lo mas increíble de este enemigo visible e invisible, es que muchas veces nos
invade y gobierna mediante la televisión y los medios….los mismos que
criticamos y decimos no creerle, día a día nos muestra una idealización de esa
“implacable efectividad policial y judicial”…Pero basta ver a un pelao de 69
años de raices italiana matando a 2 ratis, e hiriendo a 11, para ver que todo es
pura propaganda, podríamos también contar otras experiencias de personas y
compas que han burlado esa “omnipresente vigilancia”, por ejemplo ¿como
olvidar al “pirómano de Vitacura”?, u otras acciones subversivas como el
ataque a los gorditos del cuartel PDI de Providencia, etc.

El miedo, ese miedo que nos hemos auto-impuesto, nos esta haciendo olvidar
que también son humanos, que a pesar de contar con los recursos y los
medios, también se equivocan, también deja brechas que podemos ocupar,
que no son infalibles, que son de carne y hueso, que también lloran y sienten
dolor, que también son mortales.

1
No olvidemos que cada acción y vida revolucionaria mientras cuente con
convicción y astucia terminara seguramente concretándose con éxito, el
tener cuidado, hablar lo justo y necesario, con el o las personas precisxs son
la clave.

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