You are on page 1of 15

EL LENGUAJE DEL CUERPO ANTE LA CRISIS DEL ACOGIMIENTO Y EL

RECONOCIMIENTO : HACIA UNA PEDAGOGÍA DE LA CORPOREIDAD


POR: HECTOR ANTONIO BONILLA ESTEVEZ.1

RESUMEN
El propósito de este trabajo, es por supuesto allanar un camino hacia la reconstrucción
de las estructuras de acogida, partiendo del supuesto que no solo existe el lenguaje
verbalizado como único medio de comunicación, sino que debemos volver un poco al
origen, al cuerpo humano, para a partir de sus formas de manifestación encontremos en
su lenguaje (el corporal), una pedagogía que ayude a la reconfiguración de la acogida y
el reconocimiento, convencidos que en esas formas de comunicación existe más
contenido que pueden potenciar otras posibilidades de convivencia entre los seres
humanos, sin renunciar a que también es una manera de buscar alternativas de otro
mundo posible (un altre mon possible), que estamos en la obligación de construir, para
los de ahora y para los que vienen.

PALABRAS CLAVE: Lenguaje, cuerpo, reconocimiento, pedagogía, corporeidad,


reconfiguración, convivencia.

SUMMARY:

The purpose of this work is obviously to smooth out a way towards the reconstruction of
the hospitality structures based on the assumption that there not only exists the verbal
language as sole communication media, but that we should turn back a little to the
origin, to the human body, so that based on its manifestation forms we may find in its
language (the corporal one), a pedagogy that helps in the reconfiguration of hospitality
and recognition, convinced that in those communication forms there exists more content
that can empower other possibilities of living together among the human beings without
renouncing to it being also a manner of looking for alternatives of another possible
world (un alter mon possible), which we are in the obligation to construct for the ones in
the present and for the ones to come.

KEY WORDS: language, body, pedagogy, corporeality, reconfiguration, life together.

1
BONILLA, HECTOR: Es Matemático, Magíster en Filosofía Convenio Uninorte-Univalle. Adelanta actualmente su
doctorado en Filosofía en ESCUELA DE DOCTORAT DEPARTAMENT DE PEDAGOGIA SISTEMATICA Y
SOCIALDOCTORAT EN EDUCACIÒ I SOCIETAT Bellaterra, Catalunya, junio de 2002
1. Dimensiones de la crisis

El siglo XXI comienza con múltiples transformaciones en el mundo, especialmente con


el claro establecimiento de un mundo regido por las exigencias del capital que ha
trascendido y permeado todas las capas de la sociedad y la cultura de los pueblos,
destruyendo a través de los procesos de igualación sobre patrones de mercado todo lo
que en principio fue importante para cada hombre como su identidad, su
reconocimiento, su integridad, su afectividad, su vida. La globalización no es solo un
fenómeno de mercado es quizá, el movimiento más depredador de todos aquellos que
han significado cambio en lo humano y lo humanizante, el hombre es actualmente un
objetivo susceptible de convertirse en comprador o en mercancía. Como comprador en
un enorme consumidor de los bienes producidos por las grandes multi y transnacionales
que han resignificado la importancia de la individualidad por una colectivización de
masa sin nombre y sin distinción, todos son iguales a los ojos del mercado, un nuevo
dios ha sido creado, para continuar teniendo un mundo politeista, un mundo que venera
muchos ídolos (el dinero, la técnica, el éxito, la salud, la justicia, el amor, la libertad),
ídolos que carecen de autoridad moral para erigirse en valores definitivos y prioritarios.2
Por otra parte, el hombre como objeto como mercancía, como pieza que puede ser usada
o desechada de acuerdo a los intereses o a los beneficios que reporte su utilización, otra
forma de resignificar al hombre, se compra y se vende su fuerza o su inteligencia para el
trabajo que estará vigente mientras quien los compra o utiliza saca el provecho que
quiera.

Bajo estos patrones el mundo de la vida, el mundo cotidiano, se ve duramente afectado,


duramente golpeado, el acogimiento y el reconocimiento del otro están en franca crisis,
no hay capacidad en los unos para acordarse de los otros, el individualismo reina en la

2
CAMPS, Victoria, Una Calidad de Vida. Barcelona: Ares y Mares, 2001. P 24

2
sociedad contemporánea, la soledad es el duro transcurrir de muchos que crece
inescrupulosamente, por un lado, cada individuo es un mundo aparte, un mundo que
teme encontrarse o juntarse con el otro, todos los medios establecidos por la tecnología
conllevan a esa individualización indiscriminada, como un fenómeno de masas, ambigüo
y contradictorio. Es decir, allí donde la globalización haría más falta, en el anhelo de ver
la humanidad más unida por el reconocimiento de unos mismos valores, unos mismos
derechos y deberes, encuentra grandes obstáculos, que pasa entonces con la diversidad
cultural, con la tolerancia con el reconocimiento del otro?3

El mundo contemporáneo, más allá de estar pasando por desajustes epistémicos, está en
un enorme desajuste existencial. Asistimos a una crisis de sentido o como asegura
Mardones a un ensombrecimiento de la significatividad de la realidad.4 Sabemos mucho
de lo que usamos pero poco de su sentido. Renunciamos a la visión del mito como
narración simbólica y los hemos sustituido por mitos prefabricados para poder narrar la
trayectoria de nuestro presente, como el mito del progreso en el orden del mundo
globalizado en el que la relación rostro a rostro es insostenible en nuestra recién fabrica
de realidad virtual, como afirma Le Breton.5

Las tradiciones culturales y filosóficas pusieron de manifiesto que conocer es reconocer,


que enseñar consiste en ayudar a descubrir e identificar el trasfondo de la propia
humanidad, sin embargo, al parecer la naturaleza humana conlleva a lo que ya en el
siglo XVII mencionó Hobbes como los orígenes de los conflictos entre los hombres, el
deseo desmedido de poder y el sentirse con el derecho de todos a todas las cosas,
factores que son producto del individualismo y el exceso de centrismo del ser humano
sobre si mismo, con matices enfermizos y en detrimento de los otros que son vistos
como competidores o enemigos permanentes.6

3
CAMPS, V. Op. Cit. P 19
4
MARDONES, J.Mª., El retorno al mito. La racionalidad mito simbólica. Madrid: Síntesis, 2000. Im, MELICH Y BÁRCENA, Op. Cit.
5
LE BRETON, D., Antropología del dolor. Barcelona: Seix Barral, 1999. Im, MELICH Y BARCDENA, Op. Cit.
6
HOBBES, Thomas, El Leviatán. México: F.C.E. 1994

3
De todo esto podemos concluir que las estructuras más golpeadas son las de acogida,
permeadas y perversamente reducidas a simples entelequias anticuadas, sobre las que el
mundo del capital global no está dispuesto a revivificar por sentirlo más que una
amenaza para sus intereses. Para ello, utilizan todos los medios a su alcance para que se
destruya paulatinamente las posibilidades de discurrir, de cuestionar o por lo menos
entrar a considerar que existen alternativas que son susceptibles de ser aceptadas de
manera masiva, la posibilidad de recoger los pedazos y reconstruir aquello que permite
que se establezcan elementos para la socialización y la construcción de otra realidad. No
en vano se han apropiado y monopolizado los medios masivos de comunicación con
propósitos que estén dentro del ámbito de sus intereses: manipulación de la información,
direccionamiento de la opinión, generación de hábitos de consumo, redefinición de
principios y valores individuales y sociales, todo ello como una forma de mantener un
status quo una manera de eternizar al dios capital.

2. La Estructura De Acogida.

El nacimiento de un hombre trae consigo múltiples facetas, pero primordialmente se


puede asegurar que es un ser totalmente desorientado y sin puntos de referencia fiables.
Es evidente que se encuentra en un mundo al que el no pidió venir ni escogió ni ha
previsto, en el cual tendrá que emprender la misión, jamás acabada, de pasar del caos al
cosmos. Su paso por los caminos del mundo dependerá en gran medida de la acogida
que experimente, de la orientación que se le proporcione, de la competencia gramatical
que llegue a adquirir por la mediación de los procesos pedagógicos, en los que deberá
integrarse. Vistas las cosas desde otra perspectiva y en términos muy generales, puede
afirmarse que la calidad del deseo con que es esperado cada ser humano concreto resulta
determinante para la progresiva maduración y afirmación de su existencia en esta tierra.

4
Una persona no deseada y no acogida no se edifica y afianza con coherencia, sino que se
acostumbra a verse en un imparable proceso de desestructuración, de caotización que a
menudo tiene como consecuencia fatal las patologías mas deshumanizadoras que se
puedan imaginar.7

La simple institividad e completamente inadecuada que el mundo se convierte en un


mundo del hombre. En lugar de los instintos, en el que el hombre se impone las
tradiciones del pensar del sentir y el actuar, las cuales proceden del pasado y son
mantenidas por la comunidad. Helmunth Plessner puso de manifiesto que el hombre era
un excéntrico, porque disponía de la posibilidad de distanciarse de él mismo. El animal
solo posee texto, el ser humano interviene y es modificado por las incesantes mutaciones
que suceden en los contextos; el hombre adopta una triple posición vital en el mundo:
vive como cuerpo, porque su cuerpo es un organismo físico total; vive en el cuerpo
como alma que domina y representa el cuerpo; vive fuera del cuerpo como observador
crítico y distanciado de él mismo y del conjunto de la realidad.8

Esta problemática es susceptible de ser analizada desde la perspectiva que tiene como
punto de partida la contingencia. El concepto contingencia procede de la filosofía
escolástica, la que lo utilizaba para designar lo que es casual en contraposición a lo que
es necesario, que es el ámbito que se encuentra regulado por las ineludibles exigencias y
generalizaciones de las leyes. Son expresiones de la contingencia aquellas situaciones
humanas que no pueden adquirir sentido por la mediación de las transformaciones que
son inherentes a la creatividad y a la actividad humanas; se trata en definitiva de
aquellas situaciones sobre las cuales no se puede expresar nada que sea concluyente o
irrefutable. Puede afirmarse que la contingencia tiene que ver con lo indisponible de la
existencia humana, como lo directamente relacionado con el nacimiento y la muerte del
hombre y con las insoslayables acotaciones de la libertad humana. En su núcleo más
7
Ibid. P 26-27
8
Ibid. P 17

5
íntimo la contingencia significa que todo podría ser casual, que la totalidad de la
realidad podría carecer de sentido. La aguda y trágica percepción de la contingencia ( la
falta de sentido de la existencia) se ha agravado en una sociedad como la nuestra cuya
nota mas característica es la segmentación y la automatización de los diferentes
fragmentos que la componen. En esa situación el sentido de totalidad se capta con
enorme dificultad a causa del incesante aumento de la complejidad que experimentan los
sistemas sociales. Entonces la fragilidad del sentido se agudiza extraordinariamente y la
desorientación como consecuencia de la sobre complejidad del mundo repercute en la
vida cotidiana como un shock ante el futuro.9

La comunidad es el lugar natural donde el ser humano tiene que ser acogido y recogido:
pero al propio tiempo conviene dejar bien claro que la comunidad humana no es algo
meramente natural instintivo, sino que es indispensable llevar a cabo la construcción
comunitaria de la realidad y no limitarse a su mera construcción social.10

No cabe la menor duda de que la crisis de acogimiento y de reconocimiento al mismo


tiempo se experimenta de manera muy aguda como crisis de comunidad. Entiéndase
comunidad como una relación entre individuos concretos, históricos y con idiosincrasia
determinada, que no están segmentados en roles ni en posiciones sociales, sino
enfrentados entre si un poco a la manera del yo y del tu.

3. Noción de estructura de acogida

La perspectiva sociológica indica que las estructuras de acogida permiten la agregación


de los individuos en el cuerpo social. Son los elementos imprescindibles para la
socialización y la construcción de la realidad.11 Desde una perspectiva psicológica, estas

9
Ibid. P 18-19-20
10
Ibid. P 21
11
BERGER, P.L. LUCKMANN, T. La construcció social de la realitat. Un tractat de sociología del coneixement. Barcelona:1988 im. DUCH
Lluis en la Educación y la Crisis de la Modernidad. Barcelona: Piadòs Educador, 1997

6
estructuras hacen posible la identificación del individuo como proceso nunca acabado
que, tomando como punto de arranque la institividad, alcanza el punto culminante en la
construcción de la persona. Como centro neurálgico de las relaciones significativas.12
Desde una perspectiva cultural, las estructuras de acogida hacen viable la integración de
los seres humanos en el flujo de una tradición concreta, con cuyo concurso, además,
adquieren su identidad personal. Son por lo tanto, imprescindibles en el proceso de
interiorización individual y colectiva de simbolismos, representaciones y valores, que
lleva a cabo la selección que es propia de cada cultura humana. Desde una perspectiva
antropológica, las estructuras de acogida permiten la actualización de las capacidades
predadas del ser humano en la historia, porque ponen de manifiesto que el ser humano
constitutivamente, es capax symbolorum, es decir, posee aptitud en el presente para
rememorar el pasado y para anticipar el futuro.13 Desde la perspectiva lingüística, la
estructura de acogida posibilita el empalabramiento de la realidad por parte del ser
humano; empalabramiento que tiene como consecuencia más significativa el “venir de la
existencia” para el hombre, de la misma realidad y de él mismo como parte integrante de
ella. No debería olvidarse que, para el hombre, solo existe lo que es capaz de expresar
y/o anticipar simbólicamente. Desde lo religioso, las estructuras de acogida han sido los
lugares desde donde el ser humano ha sólido plantear las preguntas fundacionales de su
existencia (proctología y escatología) es decir, aquellos interrogantes y respuestas que
tienen algo que ver con el sentido o con el sin sentido de la existencia humana.14

De otra manera: las estructuras de acogida constituyen el marco en cuyo interior el ser
humano puede poner en práctica aquellas teodiceas prácticas, que tienen la virtud de
instaurar, en medio de la provisionalidad y novedad de la vida cotidiana, diversas praxis
de denominación de la contingencia.

12
ERICKSON, E. Identidad, Juventud y Crisis. Madrid: 1992
13
DUCH, Ll. Transparencia del món i capacitat sacramental. Montserrat 1988. Im. Duch Lluis op. Cit.
14
DUCH, Ll. La eduación y la crisis de la modernidad

7
Históricamente las estructuras de acogida son ámbitos privilegiados donde se ha
efectuado la transmisión. A través de ellas se establecen las bases para la construcción o
posible edificación del ser humano, cuya nota distintiva es que no alcanzan a ejercer con
maestría el oficio de hombre o de mujer con concurso exclusivo, de las pautas que le
ofrece la mera instintividad. La socialización, la identificación, el empalabramiento, la
anticipación simbólica, solo llegan a convertirse en algo verdaderamente importante en
el tejido de la existencia humana por mediación de las estructuras de acogida, que son
aquellos elementos relacionales que, en y desde el presente, permiten establecer una
vinculación creativa con el pasado, a fin de imaginar y configurar el futuro.

Esta constatación introduce un aspecto de la problemática que posee un acusado interés


pedagógico: las estructuras de acogida, para que realmente lleguen a ser lo que su
nombre sugiere, deberían ser instancias críticas. Que coadyuvasen a que el ser humano
estuviera en condiciones de practicar algo que es esencial para su propia humanización:
el arte de la crítica, el arte de encontrar criterios. De esta manera en un mismo
movimiento, adquiriría la capacidad para oriental sapiencialmente y científicamente a
través de las cambiantes y a menudo imprevisibles etapas de su trayecto vital.

Las estructuras de acogida a pesar de la presencia de la negatividad, permite que el ser


humano integre creadora y armónicamente en su existencia lo desconocido, lo aun no
expresado, lo inexperimentado, lo terminable, lo extraño como conocimiento,
expresividad, sabiduría, familiaridad, amor. Por ello puede afirmarse que las estructuras
de acogida son idóneas para aligerar el insoportable peso negativo de las
indeterminaciones que gravitan sobre los individuos y los sumergen en la angustia y a
menudo en la desesperación. Su misión más característica consiste en centrarlo y
descentrarlo de nuevo en un proceso que abarca toda su vida.

8
Desde una perspectiva pedagógica, el acogimiento y el reconocimiento del otro en su
irreductible alteridad tendrían que ser no solo premisas irrenunciables para la reflexión,
sino, sobre todo, los desencadenantes más efectivos de la acción pedagógica como
filosofía práctica, como adiestramiento teodiceico de niños y adolescentes. De esta
manera se les capacitaría para asimilar creadoramente los procedimientos adecuados
para la “cosmización” de sus existencias en un proceso jamás concluido de lucha contra
el caos y las restantes fuerzas de negatividad que sin cesar pretenden la
desestructuración de la humanidad.

Duch plantea que desde diferentes tradiciones culturales y filosóficas, ha sido puesto de
manifiesto que conocer es reconocer , que enseñar consiste en descubrir e identificar la
“perla escondida” de la propia humanidad. Necesitamos una hermenéutica y una
hermética del reconocimiento para alcanzar la manera plena de conocimiento y una
comprensión basada en el reconocimiento, es decir, es la afirmación explícita del
derecho a la alteridad y a la diferencia. La hermenéutica y la hermética serán viables si
se renuncia previamente a cualquier tipo de voluntad de poder, a un desistimiento por el
derecho a todos y a una voluntad de asumir y asumirse dentro de una sociedad.

4. Clasificación de las estructuras de Acogida

Codescendencia: primer estructura de acogida para que los individuos y grupos s


establezcan en el espacio y en el tiempo. Se puede decir que es el conjunto de seres
que compone una familia. Desde siempre se ha constituido en la célula social y
cultural más significativa, porque en ella y por medio de ella, se han efectuado las
transmisiones mas influyentes y eficaces para la vida de los individuos y los grupos
sociales. El entramando de los elementos biológicos, afectivos y culturales que es la
familia ha sido, tradicionalmente, el lugar natural de la “lengua materna” cuya
función no se limita en exclusiva a constituir el ámbito donde los vocablos modismos

9
y expresiones adquieren sus significaciones mas intimas e impersonales como
semánticas soteriológicas, sino que además posibilita la configuración de las
hermenéuticas y las herméticas practicas. Estas desde la óptica de la ciencia y de la
sabiduría, han coadyuvado decisivamente a que los grupos de individuos pudieran
hacer frente con garantías a los desafíos y a las contingencias imprevisibles de la
vida cotidiana y al mismo tiempo se conviertan en eje de la visión del mundo que era
propio de las culturas humanas.

Corresidencia: Es la segunda estructura de acogida. La calidad de vida del ser


humano tiene que ver con la calidad espacio-temporal, depende en gran medida del
espacio y el tiempo públicos y privados en los cuales habita. El ser humano, a pesar
de las grandes mutaciones que intervienen en la configuración de la vida pública,
nunca dejará de ser un animal político, porque siempre dispondrá de poder, es decir,
siempre será responsable aunque el poder ya no lo ejerza el yo de la modernidad, sino
el nosotros de la postmodernidad

.
Cotrascendencia: La tercera estructura de acogida. Antes se reunían los miembros
de la sociedad al margen de la convicciones religiosas personales de cada cual, en
torno a mismo cuerpo de creencias y prácticas simbólicas. De esta manera quedaba
asegurada la correcta relación del ser humano con lo invisible con la trascendencia.
La crisis de esta estructura tiene que ver con la perdida del lugar social que tenia Dios
dentro de la cultura occidental a partir de la ilustración. La religión es la sigla que
resume los diferentes aspectos de esta estructura, cuya crisis de institucionalización
ofrece uno de los síntomas más diáfanos de la precariedad de la sociedad actual.

5 El reconocimiento en lo corporal y nuevas formas para restablecer la acogida.

10
Concluyamos este ensayo partiendo de una reflexión propuesta por Joan Carles Melich:

“La nueva sociedad de la comunicación vive en una crisis de memoria y utopía.


Por ello es necesario recuperar la memoria y la esperanza, porque el ser humano,
en tanto que ser contingente y finito, no puede instalarse en su tiempo y en su
espacio sin la memoria y la esperanza.” 15

El ser humano no actúa a modo de reacción o por reflejo, sino que se exterioriza y se
expresa. Es decir, se manifiesta como ser humano. Esa expresión es en un comienzo
gritos, gesticulaciones y variaciones tónicas, luego esa espontaneidad expresiva dejará
lugar a la comunicación cuando por medio de la mímica y sus gestos se quiere significar
algo para el otro. La gestualidad adquiere, entonces, el sentido de un mensaje y está
orientado por una intencionalidad consistente o inconsistente, según el sentido que se le
atribuya al término.16

El lenguaje corporal está cargado de una enorme responsabilidad en la comunicación, es


el soporte de las afirmaciones verbales en los encuentros frente a frente entre las
personas, son los que permiten sustentar las afirmaciones a través de los símbolos y los
significados de esos símbolos. Muchas veces solo se requiere mirar una persona para
sacar una previa apreciación de su estado de ánimo, o de su actitud ante las
circunstancias que se presenten. Solo basta observar la actitud de una madre ante su hijo,
con solo observar su rostro y su posición corporal dice tener conocimiento del estado de
su hijo; un niño gritando, saltando, corriendo y riendo, acaso no es la imagen de un niño
que está disfrutando ante un evento que se le ha presentado? Un hombre que se presenta
con los ojos bajos, de mal color, decaído y silencioso no nos muestra un hombre abatido,
triste o deprimido? El cuerpo habla, para bien o para mal, actitud que debe ser cultivada

15
MELICH, Joan Carles, Antropología de la memoria y la acción educativa. BRUÑO, Aula Viva 2001. P 62.
16
BONILLA, Héctor, Expresión Corporal la danza en la escuela. Bogotá: Educativa 1999.

11
especialmente en las formas de interpretación es decir, estableciendo una hermenéutica
que nos ayude a consolidar esas formas de dialogación entre los hombres o mujeres.

Estamos por eso convencidos que un buen desarrollo del lenguaje corporal es un camino
para lograr escenarios de diálogo y de encuentro y tras ellos ambientes de
reconocimiento. Un lenguaje corporal que puede ser enseñado y que requiere ser
cultivado, un lenguaje corporal que es universal, que rompe las barreras idiomáticas,
religiosas y raciales.

A pesar de la diversidad de culturas, el lenguaje corporal permite encuentros que no


necesitan mediación, como sucede en los encuentros de danza tradicional, de teatro y de
otras manifestaciones artísticas y lúdicas, enmarcando dentro de la lúdica el deporte, que
permite hacer encuentros mundiales que unen a los hombres bajo el lenguaje simbólico
y gestual que les permite comunicarse. Baste con observar un campeonato mundial de
fútbol, unos juegos olímpicos, una competencia de gimnastas, un encuentro de danza o
un festival musical, eventos en los que aparte del gran contenido verbal apologético de
su práctica, está cargado de todo el significado de su parafernalia y su realización.

El lenguaje corporal esta ahí, presente, en silencio desempeñando su papel frente a la


comunicación, quizá menos perverso que el lenguaje verbal, pues una palabra puede
iniciar o evitar cruentas guerras de acuerdo a como se quiera utilizar, mientras que el
cuerpo habla por sí solo y se denuncia ante el otro como “desnudando el alma” y por
más que la palabra afirme el cuerpo confirma y en esa manifestación dual se concentra
todo lo que se requiere para tomar un decisión.

Un lenguaje corporal de afecto, un desarrollo de la expresividad dentro del amor,


conlleva a un ambiente de acogida que responde a un encuentro con los sentimientos,
con el calor humano. Lenguaje que debe ser cultivado por los miembros de una familia,

12
de un grupo humano que se une en el trabajo o en las actividades cotidianas. Sentirse
acogido, es sentirse en confianza, con la posibilidad de expresar lo que le parece bueno o
criticar lo que no le parece o con lo que no está de acuerdo, es asumir una posición
corporal de distensión ante el otro y desnudarse, es perder el miedo a gesticular o a
moverse, a explorar con su cuerpo movimientos que le hagan más libre, más ser
humano. Es afectarse con la posición de otro, es observar pero también tocar, es oler y
en esa acción descubrir las inquietudes del otro, es escuchar y aprender a escuchar la
elocuencia del silencio y dejarse llevar por sus mensajes, es hablar con el silencio y
posibilitar la proximidad de otro para que se establezca el intercambio, es reconocerse y
reconocer al otro tal como es y aceptarlo simplemente aceptarlo así entre los dos no haya
un “los dos”, es no hacerle daño, no rechazarlo, no ignorarlo, no segregarlo,
simplemente asumir que está ahí, así entre los dos no exista la fuerza suficiente para el
diálogo.

Al niño es importante cultivarle la curiosidad, la posibilidad de movimiento, la


posibilidad de expresarse, de bailar o de actuar o de realizar manifestaciones que lo
hagan gozar de la libertad, es excluirlo de los prejuicios de adultos y permitirle que
asuman su responsabilidad, que se asuman, que se sientan reconocidos y valiosos. Un
niño que baila, es un hombre que sabe expresarse y fácilmente relacionarse; un niño que
hace deporte es un hombre que es dinámico y puede cultivar y desarrollar el
conocimiento; un niño que se expresa es un hombre que dialoga y evita conflictos. Un
niño lúdico establece mayores lazos de afectividad, genera mejores ambientes de
acogida y trasciende como ser humano dentro de la comunidad permitiendo
oportunidades para un mundo mejor, una nueva alternativa de mundo.

A pesar de la crisis en que se encuentra el hombre ante un mundo que ha sido construido
paradójicamente por ese hombre, existe la posibilidad aún de su origen, su cuerpo
integrado y que lucha contra la desintegración, su cuerpo sentido y que siente, su cuerpo

13
dialogado y que dialoga, su cuerpo razonado y que razona. Existe la posibilidad de
abrirse a otras oportunidades que el mismo hombre debe crear para contrarrestar los
desmanes de sus congéneres. El cuerpo humano es el origen y la posibilidad de “un altre
mon possible per a totom” y una de esas alternativas está en su lenguaje corporal, el
lenguaje de todos, que nos permite reconocernos en tanto humanos que somos.

Termino citando a José Saramago en su ensayo sobre la ceguera:

“Sin futuro, el presente no sirve para nada, es como si no existiera.”

BIBLIOGRAFÍA.

ASENCIO, Josep Maria, Biología y educación. Barcelona: Ariel, 1997

BARCENA, Fernando y MELICH, Joan Carles, El aprendizaje simbólico del cuerpo.


Madrid: Revista Complutense de Educación, 2000, vol. 11, nº2: 59-81

BONILLA, Héctor, Expresión Corporal: la danza en la escuela. Bogotá: Educativa,


1999.

DUCH, Lluis, La educación y la crisis de la modernidad. Barcelona: Paidós, 1997.

----------------- Antropología de la vida cotidiana. Madrid: Trota, 2002.

14
GARDNER, Howard, Educación artística y desarrollo humano. Barcelona: Paidós,
1994.

GIMENO, J.R., RICO, M., VICENTE, J., La educación de los sentidos. Madrid:
Santillana, 1986

LE BRETON, David, Lo imaginario del cuerpo en la tecnociencia. REIS nº 68, Oct. -


Dic. Pgs. 197-210.

LORA, Josefa, La educación corporal. Barcelona: Pidotribo,

MELICH, Joan Carles, Antropología simbólica y acción educativa. Barcelona: Paidós,


1996.

---------------------------- Antropología de la memoria y acción educativa. BRUÑO, Aula


Viva, pgs. 51 – 61.

PORCHER, Louis y colaboradores, La educación estética, lujo o necesidad. Buenos


Aires: Kapelusz, 1975.

15

You might also like