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Para trabajar el concepto de educación, les propongo que, en una reflexión inicial,
analicemos el que presenta la Ley 115 de 1994. En el artículo 1º , la educación
aparece concebida como “un proceso de formación permanente, personal, cultural y
social que se fundamenta en una concepción integral de la persona humana, de su
dignidad, de sus derechos y de sus deberes”1. Al considerar la educación como
proceso nos está remitiendo a una secuencia de acciones que se articulan en un
todo inacabado. Hablar de proceso nos remite a los conceptos de educación
permanente y educación a lo largo de toda la vida. Significa asumir que para educar
o educarnos no hay un tiempo especial, ni hay instituciones especiales, que el ser
humano aprende desde que es concebido hasta que muere y que todos los
ambientes, todas las circunstancias y todos los lugares en los que hace presencia
existencial son oportunidad de educación.
“La educación ocupa un lugar cada vez mayor en la vida de los individuos a medida
que aumenta su función en la dinámica de las sociedades modernas. Este
fenómeno tiene diversas causas. La división tradicional de la existencia en períodos
claramente separados – la infancia y la juventud, dedicados a la educación escolar;
la edad adulta consagrada a la actividad profesional, y el período de la jubilación –
ha dejado de responder a las realidades de la vida contemporánea y se ajusta aún
menos a los imperativos del futuro. Nadie puede, hoy, esperar que el acervo inicial
de conocimientos constituidos en la juventud le baste para toda la vida, pues la
rápida evolución del mundo exige una actualización permanente del saber, en un
momento en que la educación básica de los jóvenes tiende a prolongarse. Por otra
1
MEN. Ley 115
parte, el acortamiento del período de actividad profesional, la disminución del
volumen total de horas de trabajo remunerado y la prolongación de la vida después
de la jubilación aumentan el tiempo disponible para otras actividades.
La formación puede asumirse como dar forma, a la manera del escultor que crea
una obra a su imagen, modela una materia que es pasiva y dócil. Esta manera de
ver la formación se origina en la fábula de Pigmalión. Pigmalión, según la mitología
griega, fue un escultor que dedicó toda su vida y su energía a elaborar una estatua
de una mujer tan hermosa “que no podía deber su belleza a la naturaleza”; cuando
la terminó empezó a comportarse con su estatua de manera extraña. Le ponía las
mejores ropas y joyas y por la noche se acostaba junto a ella. Conmovida la diosa
Venus dio vida a la estatua, la cual, de ese modo pudo convertirse en la mujer del
escultor. Era una mujer creada con los atributos que Pigmalión quiso infundirle.
Aquí se encuentra una imagen del educador cuya intencionalidad pedagógica es
hacer del otro una obra propia, una obra en la que él puede plasmar su ideal de vida
y su visión de hombre y sociedad.
Pero formar no puede entenderse como fabricar. La educación es una relación entre
sujetos, y a otro sujeto no lo puedo formar. Así cada sociedad asuma la educación
como un problema de formación ligado a los imaginarios, representaciones y
prácticas de su cultura y a los valores, ideales y concepciones de desarrollo humano
vigentes en un momento histórico determinado, formar no pude entenderse como
moldear a mi gusto la personalidad del otro.
“La tarea de la educación es movilizar todo lo necesario para que el sujeto entre en
el mundo y se sostenga en él, se apropie de los interrogantes que han constituido la
cultura humana, incorpore los saberes elaborados por los hombres en respuesta a
esos interrogantes... y los subvierta con respuestas propias con la esperanza de que
la historia tartajee un poco menos y rechace con algo más de decisión todo lo que
perjudica al hombre. Esa es la finalidad de la empresa educativa: que aquel que
llega al mundo, sea acompañado al mundo y entre en conocimiento del mundo, que
sea introducido en ese conocimiento por quienes le han precedido... que sea
introducido y no moldeado, ayudado y no fabricado. Que, por último, según la
2
DELORS, Jacques. La Educación Encierra un Tesoro. Santillana. Unesco. 19896. Madrid
hermosísima fórmula que propuso Pestalozzi en 1797... pueda ser obra de sí
mismo.
Uno se forma así mismo a través de mediaciones y los formadores son mediaciones
humanas. Lo son también las lecturas, las circunstancias, los accidentes de la vida,
la relación con los otros... Todas estas son mediaciones que posibilitan la formación,
que orientan el desarrollo, la dinámica del desarrollo en un sentido positivo”4.
Ser singular implica que “Todos somos uno, no obstante, cada uno de nosotros es
una entidad única e irrepetible”; que al darse una sola vez y ser consciente de esa
3
MEIRIEV, Philippe. Frankestein Educador. Ed. Leartes. 1998. Barcelona.
4
FERRY, Gilles. Pedagogía de la formación. Ediciones Novedades Educativas. 1997. Buenos Aires.
5
LEON, Judith. Fundamentos para una Personalización Liberadora. Centro Editorial Universidad Católica de
Manizales. 1998. Manizales
realidad “al contrario del animal, no solamente vive sino existe, y su existencia es
histórica, se da en el mundo que cada uno crea y transforma incesantemente”6.
Trabajar sobre la cultura desde la educación es afirmar con Werner Jaeger que: “La
Educación es el principio mediante el cual la comunidad humana conserva y
transmite su peculiaridad física y espiritual”7.
6
LEON, Judith. Op. Cit.
7
JAERGER, Werner. Paideia. Los Ideales de la Cultura Griega. Fondo de Cultura Económica. 1997. Santafé
de Bogotá.
La función cultural de la educación, está estrechamente ligada a su función social.
Todas las civilizaciones han educado a las generaciones jóvenes y la educación
siempre ha estado referenciada a asegurar la permanencia de unos ideales de vida,
unos valores y un proyecto de sociedad. Bien lo plantea Werner Jaerger en su obra
PAIDEIA.
“La educación es la acción ejercida por las generaciones adultas sobre las que
todavía no están maduras para la vida social. Tiene por objeto suscitar y desarrollar
en el niño cierto número de estados físicos, intelectuales y morales que exigen de él
8
JAERGER, Werner. PAIDEIA. Los Ideales de la Cultura Griega. Fondo de Cultura Económica. 1993.
Santafé de Bogotá.
9
SAVATER, Fernando. El valor de Educar. Ariel. 1997. Barcelona.
la sociedad política en su conjunto y el medio especial al que está particularmente
destinado”.10
Cada sociedad trata de perpetuarse en los nuevos individuos que nacen dentro de
ella transmitiéndoles las tradiciones, normas, saberes y conocimiento que se
consideran fundamentales.
“Busca producir individuos lo más parecidos a los que ya existen y para ellos
los socializa de forma sistemática haciéndolos que se identifiquen con los
ideales de esa sociedad o con ideales del grupo dominante que tratan de
imponerse a todos”.11
En el mismo plan se concibe la educación como el soporte más adecuado que tiene
la sociedad colombiana para enfrentar los desafíos que le propone el nuevo contexto
mundial caracterizado por la globalización:
- Consolidación del sistema democrático
- Fortalecimiento del sistema democrático
10
DURKHEIM, Emile. Sociología y Educación. Citado por DELVAL Juan. Los Fines de la Educación. Siglo
XXI Editores 1991. Bogotá Colombia.
11
DELVAL, Juan. Los Fines de la Educación. Siglo XXI Editores. 1991. Bogotá.
12
MEN. Plan Nacional de Educación. 1996 – 2005
- Fortalecimiento de la sociedad civil y la promoción de la convivencia ciudadana
- Constitución y aplicación de modelos de desarrollo sostenible que permitan la
transformación del aparato productivo para responder competitivamente a la
internacionalización de la economía.
- La búsqueda de la equidad y la justicia social.
La concepción integral de las persona implica entender al ser humano como una
totalidad conformada por las dimensiones física, mental, espiritual y socioafectiva.
Cada una de estas dimensiones es un componente fundamental y ninguna de ellas
puede considerarse prioritaria en el proceso educativo. La educación tradicional
hacía énfasis en el desarrollo de la dimensión mental apoyada en una interpretación
del hombre como ser racional.
A esta concepción integral del ser humano, corresponde una concepción del saber.
En la lectura: “Los cuatro pilares de la Educación” del texto “La Educación Encierra
un Tesoro” de Jacques Delors se abordan cuatro aprendizajes fundamentales, que
en el transcurso de la vida se convierten para la persona en los pilares del
conocimiento: aprender a conocer (adquirir los instrumentos para la comprensión),
aprender a hacer (adquirir los instrumentos para transformar el entorno mediante el
trabajo), aprender a vivir juntos (adquirir los instrumentos para participar y colaborar
con los demás), aprender a ser (adquirir los instrumentos para el desarrollo humano
personal).
En una educación integral, cada uno de esos cuatro “pilares del conocimiento” debe
recibir una atención equivalente con el fin de lograr que la educación sea para el ser
humano, en su calidad de individuo y miembro de la sociedad, una experiencia
global y que dure toda la vida en los aspectos cognitivo y práctico.
“Art. 92. Formación del educando. La educación debe favorecer el pleno desarrollo
de la personalidad del educando, dar acceso a la cultura, al logro del conocimiento
científico y técnico, y la formación de valores éticos, estéticos, morales, ciudadanos
y religiosos, que le faciliten la realización de una actividad útil para el desarrollo
socioeconómico del país.
La educación se presenta, entonces, como una práctica social integral cuyo ámbito
de acción se extiende más allá de la escuela y toca todas las actividades humanas.
Entre ellas las prácticas gerenciales que en la actualidad, más que nunca se
fundamentan en procesos educativos.
“El proceso educativo puede desarrollarse de manera artesanal, casi intuitiva, como
lo han desarrollado casi todos los pueblos en algún momento del transcurso de su
historia. En este sentido existe un saber implícito, no tematizado, en la práctica
educativa de todos los pueblos, que forma parte de su acervo cultural y que llamaría
“saber educar”. En la medida en que este saber se tematiza y se hace explícito,
aparece la pedagogía. Hay pedagogía cuando se reflexiona sobre la educación,
cuando el “saber educar” implícito se convierte en un “saber sobre la educación”
(sobre sus ¨cómo¨, sus ¨por qué¨, sus ¨hacia dónde¨). El desarrollo moderno de la
pedagogía significa adicionalmente la sistematización de ese saber, de sus métodos
y procedimientos, y la delimitación de su objetivo. Por tanto la pedagogía como
saber teórico práctico, explícito sobre la educación, está condicionada por la visión
amplia o estrecha que se tenga de educación y, a su vez, por la noción que se tenga
del hombre, como ser que crea en sociedad”.14
14
LUCIO, Ricardo. La Construcción del Saber y del Saber Hacer. En Aportes 41. Pedagogía y Educación
Popular. 1994. Santafé de Bogotá.
conscientes e intencionados de la educación formal y no formal; la pedagogía en
cambio es producto de una conciencia reflexiva.
Como la pedagogía reflexiona sobre el deber ser de la educación y ese deber ser
está determinado por diversas culturas y proyectos de hombre y sociedad también
diversos, no existe una teoría pedagógica única. Hay muchas teorías pedagógicas
que explican de manera diversa las relaciones entre enseñanza y aprendizaje, entre
educación y sociedad, entre educación y desarrollo, conciben de manera diversa los
fines de la formación humana y los métodos para lograr esa formación. Pero en esta
diversidad puede encontrarse un sentido común que constituye el objeto de estudio
de la pedagogía: Las prácticas educativas. Y si como se señaló anteriormente la
educación es un proceso permanente de formación, la pedagogía puede asumirse
como la ciencia de la formación humana. Su objeto propio está constituido por los
procesos de formación cuando estos se emprenden de manera consciente e
intencionada, y sus propósitos se orientan a la constitución de teorías, conceptos,
modelos y métodos para cualificar la enseñanza y el aprendizaje.
15
DURKHEIM, Emile. Educación y Sociedad. Citado por AVILA, Rafael. Qué es pedagogía?. Ed. Nueva
América. 1990. Santafé
Para comprender los alcances de la pedagogía es necesario comprender el
desarrollo como un proceso orientado a la constitución de sujetos individuales y
sociales en el marco de un modelo personalizante y liberador, y como la
construcción de una sociedad en la que las personas puedan alcanzar su plena
realización a través de la transformación de las prácticas sociales, actuando como
seres críticos, comprometidos con la búsqueda de una creciente autonomía en un
marco de valores que favorecen la solidaridad, el respeto por la diferencia, la
convivencia y el sentido de justicia y libertad. Como ciencia la pedagogía debe
aportar las teorías en las que se articulen los conceptos que hagan posible una
educación que garantice la existencia de este tipo de hombre y este tipo de
sociedad.
La educabilidad “tiene que ver, entonces con una disposición para la formación de la
persona a partir de potencialidades ínsitas en ella”.16
16
C.N.A. Pedagogía y Educación. Reflexiones sobre el decreto 272 de 1998 para la acreditación previa de
Programas en Educación. C.N.A. 1999. Santafé de Bogotá.
igual las potencialidades realizables por simple desenvolvimiento natural, y las
realizables bajo la dirección de la actividad definida y programada; lo que
llamaría Rosseau educación de la naturaleza, de los hombres y de las cosas.17
Somos educables en la medida en que tenemos una mente abierta para asumir el
cambio como la única constante que se da en la sociedad y en la naturaleza.
Correlativamente con el concepto de educabilidad, la pedagogía afirma sus
reflexiones sobre la enseñanza y el aprendizaje al centrar su atención en la
categoría “Enseñabilidad”.
18
FORERO, Fanny y Otros. Educabilidad y Enseñabilidad. En C.N.A. Pedagogía y Educación. Reflexiones
sobre el Decreto 272 de 1998, para la acreditación previa de programas en Educación. MEN. 1999. Santafé de
Bogotá.
Educación Nacional para superar los problemas de estas prácticas que se
convierten en un obstáculo para la pedagogía al ejercer la docencia, se presenta en
el documento citado. En él se describen los presupuestos de la pedagogía del
sentido común y los conocimientos referidos a la enseñabilidad de esos saberes que
deberían incluirse en la formación de los docentes.
Esta concepción dominante ha sido poco analizada y algunos autores muestran que
su complejidad supera los hechos asumidos. Bromme (1988)20 y Gil (1991)21
plantean que el conocimiento del contenido de una disciplina va más allá del dominio
de un saber teórico y práctico del mismo, y por tanto, dicho saber debe incluir
conocimientos profesionales ausentes por lo general en los procesos de formación
del profesorado. Brevemente citamos algunos de estos últimos: a) Es necesario
saber históricamente los problemas y contextos de descubrimiento y justificación que
dieron lugar a la construcción de conocimientos científicos y en particular a los
obstáculos epistemológicos que se opusieron a su fundación, rectificación y
progreso. b) Conocer las estrategias metodológicas de orden teórico y práctico
usadas en las construcciones científicas, es decir, la forma como los científicos
abordan y solucionan los problemas. c) Conocer las relaciones entre ciencias,
tecnología y sociedad involucradas en la producción de los conocimientos
científicos, lo cual permite dar a la ciencia un contexto social relevante para su
comprensión. d) Tener una visión actualizada de los avances científicos recientes y
su perspectiva de desarrollo, para dar una imagen dinámica de las ciencias y no
cerrada. e) Tener conocimiento de otros contenidos y materias relacionadas para
poder abordar los problemas de frontera que demandan interacción entre campos
disciplinarios diferentes. f) Saber seleccionar contenidos adecuados a las
necesidades científicas e intereses de los estudiantes”.22
19
GIL, P., 1991. ¿Qué hemos de saber y saber hacer los profesores de ciencias?, Enseñanza de las Ciencias, 9
(1), pp. 69-77.
20
BROMME, R., 1988. Conocimientos profesionales de los profesores, Enseñanza de las Ciencias, 6 (1), pp.
19-29
21
GIL, P., 1991. ¿Qué hemos de saber y saber hacer los profesores de ciencias?, Enseñanza de las Ciencias, 9
(1) pp. 69-77.
22
FORERO, Fanny y Otros. Op. Cit.
En el informe de la Unesco: “La educación encierra un Tesoro” se hace un
planteamiento que pone todo el peso de la enseñabilidad en la iniciativa magisterial:
“El trabajo del docente no consiste tan solo en transmitir información ni
siquiera conocimientos, sino en presentarlos en forma problemática,
situándolos en un contexto y poniendo los problemas en perspectiva, de
manera que el alumno pueda establecer el nexo entre su solución y otros
interrogantes de mayor alcance”23
Los sujetos educables que se proponen para la práctica educativa del gerente son
las organizaciones. En la literatura gerencial actual el término “organización que
aprende” está de moda. El aprendizaje vincula el cambio individual con el cambio en
la organización. Todos tenemos una tendencia natural a aprender, a buscar
satisfacción y motivo de orgullo en nuestro trabajo. Todos aspiramos a conseguir
nuestros objetivos y a que nuestros logros sean reconocidos.
"Una organización que aprende es aquella que crea las condiciones para que sus
miembros puedan aprender; aquella en que las personas a cualquier nivel, individual
y colectivamente incrementan su capacidad para producir resultados y en la que ello
les importe realmente. Una organización no se convierte de la noche a la mañana en
una “organización que aprende” Las organizaciones al igual que las personas, no
están aprendiendo constantemente. Cambian y se adaptan en función de los
individuos que las componen y que las toman a su vez en respuesta a las presiones
del exterior. Las cuestiones que hay que plantearse son:
Qué se aprende en una empresa? Qué aprende una organización? Estamos ahora
en el campo de la enseñabilidad. Si bien es cierto que en las empresas no se
trabaja el aprendizaje de disciplinas tradicionales de la enseñanza formal, en ellas se
23
DELORS, Jacques. La Educación Encierra un Tesoro. Santillana. Unesco. 1996. Madrid.
24
McDERMOTT, Ian. O´CONNOR, Joseph. Programación Neurolingüística para Directivos. Urano
Barcelona, 1999.
desarrollan aprendizajes que son explícitos, intencionados y planificados. Se
aprende a cambiar, se aprende a interiorizar y a vivir los valores corporativos, se
aprende a trabajar en equipo, se aprende a producir y a circular información; se
aprende a acompañar y a dirigir. Estos procesos se aprenden como resultado de
procesos intencionados de enseñanza.
Queda planteado un interrogante al que se podrá dar respuesta con las reflexiones
que se hagan a lo largo de esta Especialización: La categoría de enseñabilidad
podrá aplicarse en los saberes que sustentan los procesos de aprendizaje
necesarios para hacer de las organizaciones, “organizaciones que aprenden?”.
AVILA PENAGOS, Rafael. Qué es pedagogía. Ed. Nueva América. Bogotá. 1990
DELVAL, Juan. Los fines de la Educación. Siglo XXI Editores. Bogotá. 1991.
LUCIO, Ricardo. La Construcción del Saber y del Saber Hacer. En: Aportes 41.
Pedagogía y Educación Popular . Santafé de Bogotá.1994.
McDERMOTT, Ian. O'CONNOR, Joseph. Programación Neurolingüística para
Directivos. URANO. Barcelona.1999.