Disco: No Flashlight - Songs of the Fulfilled Night Año: 2005 "actually, living in the night means no talking" (Phil Elvrum)
Una traducción libre de eso podría ser "la verdad es que
vivir en la noche quiere decir que ya no es posible el habla”. Un disco que enfrenta el silencio desde el lugar que debe inventarse. Nadie cuestiona lo que la palabra puede y de hecho hace: acercar lo interior hacia afuera. ¿A costa de qué? De matarlo, de que deje de ser interior, de que en el camino se convierta en otra cosa. Es una alquimia doble en la que mientras permite (es como la piedra filosofal), niega (es siempre parcialmente fallida, o parcialmente exitosa, pero nunca suma una totalidad). Elvrum no hace música del día. No tiene el Sol como gran signo en lo alto, no le debe nada. Posado en la noche, despliega un arsenal de intentos desesperados por invocar fuerzas (y el término es riguroso, puesto que son ejercidas y son las que causan los quiebres de género, ritmo y letras) que luego se escapan de su control. Buena parte de sus composiciones, dado el carácter improvisado y entregado a la posible disonancia, son irreproducibles. Aún en la seguridad del estudio, su creación escapa a su control. Cada colaborador se acerca sabiendo que nunca podrá repetir la experiencia. Va a besar a un amante que podría ser el de sus sueños, bajo la condición de no poder verlo de nuevo: atracción por el sacrificio. Escucharlos supone una aventura de similares características para el oyente. En cada aproximación al disco encontramos algo que había pasado oculto. La experiencia poética sin censuras del surrealismo aderezada con toques tribales, Boise, sirenas y referencias a sí mismo como materia prima (“what does Mount Eerie means”). Ésta es la propuesta que traemos hoy.