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Diagrama del pentáculo del Sol, como aparece en la versión manuscrita del “Clavicula Salomonis”.
Otro grimorio muy popular, el “Lemegeton”, contiene los nombres,
descripciones y capacidades de diversos espíritus que pueden ser evocados
para que cumplan diversos mandatos. Al arte mágico expuesto en esta obra,
llamado Goecia, implica el involucramiento del practicante con jerarquías de
demonios, que pueden ser convocados y dominados gracias al uso de diversos
y curiosos sellos, que en cierto modo son las signaturas de cada espíritu descrito
en el “Lemegeton”. Cuatro de esos espíritus pueden conferir el don de la
invisibilidad. Uno de ellos, llamado Baal o Bael, aparece, según el libro “…como
un gato, un sapo, o un hombre y también como una mezcla de todos estos seres juntos”.
Otro espíritu, llamado Glasyalabolas, se muestra como “…un perro con alas de
grifo”, y además de conferir la invisibilidad, también es capaz de incitar
homicidios, y enseñar cosas pasadas o futuras en un instante. Foras, un espíritu
que “…enseña el arte de la lógica, descubre tesoros y recupera cosas perdidas”,
también puede dar la capacidad de hacerse invisible, y lo mismo hace Balam,
un espíritu que ante la visión del evocador aparece como un ser “…con tres
cabezas, una de toro, otra de hombre y otra de carnero, y tiene cola de serpiente y ojos
llameantes. Monta sobre un oso furioso y lleva un azor en la muñeca”.
Baal o Bael, según la ilustración que aparece en el célebre Dictionnaire Infernal, de Collin de Plancy ,
publicado en 1818.
Sin embargo, en el mejor y el más sobrio de los grimorios medievales, “El libro
de la magia sagrada de Abra-Melin el mago”, la consecución de la invisibilidad
no requiere de extraños experimentos y visiones terroríficas. Según el autor del
libro de Abra-Melin, la invisibilidad es algo “…muy fácil, pero no completamente
permisible, ya que por ese medio podemos molestar a nuestro prójimo en su vida
(diaria)”. En el capitulo XIV del libro III, se encuentran una serie de cuadrados
mágicos, con letras dispuestas en diversos arreglos de cuadriculas, y que deben
usarse “…colocándolos sobre la cabeza, bajo un sombrero o bonete”, para hacerse
invisible. Uno de esos cuadrados contiene la palabra Talac, que según las notas
del editor del libro, es una palabra que significa “Tu niebla”, mientras que otro
cuadrado muestra las palabras Alampis (griego para “Sin la luz del sol”) e Isil
(hebreo para “Él disolverá”). Se notará que, en ambos casos, los significados de
las palabras refieren, en algún modo, al tema de la invisibilidad.
Emblema externo de la Golden Dawn impreso en sus manuscritos originales / 1888-1910.
Aleister Crowley, con sus atavíos rituales y sus “armas” mágicas/periodo de 1900 – 1910.
Se advertirá que, desde los ejemplos mencionados más antiguos hasta las
prácticas medievales relacionadas con la invisibilidad, la eficacia de las mismas
se plantea fuera de toda duda, y en consecuencia no parece haber necesidad de
explicar que se quiere decir cuando se implica que alguien puede hacerse
invisible por tales métodos. En los ejemplos más recientes, y particularmente en
las nociones sobre la invisibilidad derivadas de la Golden Dawn, el asunto se
ilustra como la formulación de una vestidura sutil que rodea al un individuo, y
de algún modo, lo aíslan de la percepción ordinaria circundante. Esto es
importante porque nos permite abordar el tema de la invisibilidad como un
fenómeno místico, y no solo como una obnubilación o una tergiversación de un
fenómeno físico (es decir, óptico) donde el hecho se concibe solo como un efecto
de trasparencia de la materia y no como un acontecimiento suscitado por la
intervención de agentes místicos o espirituales, que pueden ser divinos o
demoníacos. Este punto de vista es tratado con cierta extensión (aunque de
manera un tanto superficial) en el libro “Magia Experimental” del ocultista J. H.
Brennan. En dicha obra, Brennan habla de la invisibilidad como un fenómeno
psicológico, una especie de afectación de los sentidos y de anulación de los
aspectos de la personalidad que llaman la atención de los otros. Dicho
planteamiento no es nuevo, ni se trata tampoco de un síntoma del los intentos
recientes por homologar la magia con la psicología. En la “Clavicula
Salomonis”, el experimento indicado para la invisibilidad está acompañado de
invocaciones que, tras solicitar la ayuda divina, exclaman que la intención es
hacerse invisible afectando a los demás de tal forma que “…sus sentidos pueden
ser engañados y puedan observar algo que no es verdad”.
Es claro que, dentro del contexto de las prácticas mágicas, la invisibilidad tiene
el mismo carácter y grado de importancia que fenómenos como las visiones, la
bilocación, la sutileza y la inedia (8) tienen dentro de la mística cristiana. Se trata
de efectos al margen que se consiguen por los méritos del desarrollo voluntario
y diligente en los ámbitos de la mente y el espíritu. Sin embargo, Israel
Regardie, (9) en sus comentarios sobre los rituales de la Golden Dawn, no duda
en expresar que las operaciones mágicas como la dedicada a conseguir la
invisibilidad enseñadas en la Orden son “…desde el punto de vista espiritual, poco
relevantes […], lo que es verdaderamente importante es que ese tipo de operaciones
implican una disciplina y un tipo de adiestramiento que son indispensables para toda
labor seria de desarrollo espiritual”. Desde esa perspectiva, la facultad de lograr un
efecto de este tipo no se trata en ningún modo del propósito final de la magia,
sino que es solo una señal de que la labor realizada por el adepto o practicante
ha estado bien encaminada y rinde frutos. Atendiendo los planteamientos de
los autores citados, se deduce que la invisibilidad se trata de una distracción,
de una facultad que raya en lo frívolo que, si se le da demasiada importancia,
desviará la atención y los esfuerzos hacia una concepción errónea de la magia,
alejada de su verdadera utilidad como una herramienta para investigar la vida
equiparable a la mística o la religión.
*Las partes del texto mostradas en cursivas son datos extraídos de los libros
listados en la bibliografía que acompaña este texto.
Notas:
Bibliografía:
-“Textos de magia en papiros griegos”, Biblioteca Clásica Gredós, no. 105. 1987, Madrid,
España.
-“Encyclopedia of magical herbs”, Scott Cunningham, 1985-2001. Llewellyn Publications, USA.
-“Encyclopedia of crystal, gem and metal magic”, Scott Cunningham, 1988-2002. Llewellyn
Publications, USA.
-“Clavicula Salomonis: la clave mayor del Rey Salomón”, versión de S. L. MacGregor Mathers,
a partir de diversos manuscritos del Museo Británico. Edición original: 1888, Londres,
Inglaterra. Traducción al español editada por Editorial Yug, 1986, Ciudad de México.
-“El libro de la Magia sagrada de Abra-Melin el mago”, traducción y edición de S. L. MacGregor
Mathers a partir de un manuscrito en la Biblioteca del Arsenal (Paris, Francia). Edición original
1898, Londres, Inglaterra. Traducción al español editada por Editorial Kier, 1987, Buenos Aires,
Argentina.
-“Goecia: la clave menor del Rey Salomón”, versión de Aleister Crowley. Traducción al español
editada por Editorial Yug, 1985, Ciudad de México.
-“El libro de la magia negra y los pactos demoniacos”, A. E. Waite, Editorial Humanitas. 1990,
Barcelona, España.
-“La ciencia secreta de la magia”, Idries Shah. Ediciones Hiperión, 1982-1989, Madrid, España.
-“The Golden Dawn”, Israel Regardie, 1989, Llewellyn Publications, USA. Traducción al
español: “La Aurora Dorada”, Luis Cárcamo, editor. Madrid, España.
-“La gran bestia: vida de Aleister Crowley”, John Symonds. Editorial Siruela, reedición 2008,
España.
-“Magia egipcia práctica”, Murry Hope. Edaf, colección La tabla de esmeralda. 1984, Madrid,
España.
-“Magia griega práctica”, Murry Hope. Edaf, colección La tabla de esmeralda. 1988, Madrid,
España.
-“Magia experimental”, J.H. Brennan. Edaf, colección La tabla de esmeralda. 1982, Madrid,
España.