b12 I EL COMERCIO miércoles 18 de mayo del 2011
almargen
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ElEgancia EntrE laS nubES
El peruano que dominó al qiviuk
L
a reina Isabel II del
Reino Unido y la
actriz Sarah Jessi-
ca Parker tienen en
sus guardarropas al menos
un artículo en común: una
chompa tejida por manos
peruanas.
Las prendas hechas con
fibra de buey almizclero, un
mamífero ártico que sobre-
vivió la edad de hielo, fueron
un regalo de Fernando Álva-
rez, un empresario peruano
que está construyendo su
propio nicho en el competi-
tivo mercado de los artículos
de lujo.
Jacques Cartier Clothier
Inc., la división minorista de
la compañía que fundó ha-
ce más de 20 años, comenzó
como un pequeño negocio
de importación y distribu-
ción de prendas de alpaca
peruana, merino argentino,
entre otras fibras.
Hoy es una operación
transnacional que factura
unos US$10 millones al
año, cuya producción par-
te del Perú, hace escalas en
Italia y Francia, y llega a las
manos de consumidores en
Canadá, Estados Unidos, Ja-
pón y el Medio Oriente.
Entre sus clientes está la
familia real de Arabia Saudí,
que visita con frecuencia la
boutique de la empresa en el
emblemático Hotel Plaza de
la Quinta Avenida de Nueva
York.
Así inició todo
Álvarez, el menor de tres
hijos, tenía 3 años cuando
sus padres, un ingeniero
agrónomo y un ama de ca-
sa, mudaron la familia de
su natal Cusco a Arequipa.
Años más tarde, en medio
del auge del terrorismo, el
emprendedor decidió dejar
sus estudios de Derecho en
la Universidad Católica de
Santa María para buscar es-
tabilidad y nuevas oportuni-
dades en otro lugar.
En 1987 volvería a emi-
grar, pero esta vez solo y a
Banff, en la provincia cana-
diense de Alberta, donde te-
nía familia.
Tras advertir la fuerte
industria turística de Banff,
Álvarez puso la mira en los
visitantes acaudalados que
vacacionaban en su nueva
ciudad. La afición por el teji-
do a mano de su madre sería
su punto de partida en una
carrera con obstáculos, pero
ascendente.
Después de importar y
vender chompas y artículos
de cuero al por mayor –su
madre lo ayudaba a elegir
las prendas y hacerles con-
trol de calidad–, Álvarez
formalizó el negocio con la
fundación en 1989 de Nan-
do Sweaters Inc.
Poco a poco empezó a
concentrarse en fibras finas
como la de alpaca, vicuña y
cachemira, sin desviar la vis-
ta de su objetivo.
“Mi meta final era desa-
rrollar la producción en el
Perú, por una afinidad per-
sonal [con el país] y porque
notaba lo desaprovechada
que era la mano de obra
[peruana] en ese entonces”,
dice Álvarez, de 46 años, ca-
sado con una arequipeña y
padre de un niño de 4 años.
A inicios de los años 90
empezó a crear y producir
sus propios diseños, y pa-
ra 1995 abriría la división
minorista: Jacques Cartier
Clothier, en honor al explo-
rador francés que adjudicó
Canadá a Francia. Pero en
1997 su emprendimiento
daría un giro decisivo.
AndreA López CruzAdo
Colaboradora de the wall street journal
Un científico amigo suyo
de la Universidad de Saskat-
La familia real de chewan, en Canadá, lo llamó
Arabia saudí visita con para mostrarle algo que cre-
frecuencia su boutique yó podría interesarle.
en el Hotel Plaza de Se trataba de una fibra
la quinta Avenida de tan suave que su textura pa-
nueva York. recía de nube, recuerda Ál-
varez de su primer contacto
con el qiviuk, el pelaje inter-
no del buey almizclero, un
animal del que nunca había
oído hablar.
El mamífero, que habita
principalmente en el norte
de Canadá y Groenlandia, es
solo uno de dos ungulados
árticos que han sobrevivido
la era Pleistocena. La fibra de
este animal, que puede ha-
FErnando
Fernando ÁlvarEz
Álvarez nunca habría imaginado quE
–junto con la habilidad de
dE SuS
sus trabajadorES
trabajadores Peruanos–
tejidos
tEjidoS a mercados
mErcadoS tan exigentes
ExigEntES como el
bitar en un ambiente ártico
severo todo el año, es la más
cálida y ligera del mundo,
según el Servicio de Pesca
y Vida Silvestre de EE.UU.
El empresario tomó en-
tre cuatro y cinco kilos de
qiviuk y los llevó al Perú,
donde por ese entonces ya
contaba con un equipo de
que un mamíFero
mamíFEro que
quE sobrevivió
PEruanoS– el
El PasaPorte
PaSaPortE que
El dE
de nuEva
nueva york, mEdio
medio oriEntE
entre 25 y 30 personas que
tejían las prendas que ven-
día en Canadá.
Los artesanos peruanos
que trabajaron con la fibra
descubrieron pronto que
tenían un reto en sus ma-
nos. Aunque ligera y suave,
era extremadamente difícil
de procesar y tardarían tres
EL COMERCIO miércoles 18 de mayo del 2011
SobrEvivió la Era
era PlEiStocEna
Pleistocena SEría
sería al año se producen aproximadamente 3 mil ki-
quE llevaría
llEvaría a su
Su EmPrESa
emPresa de
dE los de qiviuk, razón por la cual las prendas de este
material son muy costosas. es más, esta fibra puede
oriente o tokio ser tres o cuatro veces más cara que la cachemira.
años para lograr manejarla.
Hoy, el qiviuk es conver-
tido en hilo en el Perú. Una
parte es enviada a Italia y
Francia, donde Piacenza
1733 y Dormeuil, dos de
las empresas textiles más
prestigiosas del mundo, la
transforman en tela. Sub-
andrea lóPez cruzado Jacques cartier clothier inc.
contratistas en Italia, Cana-
dá y Nueva York procesan
luego esa tela en prendas
de corte y confección que
Jacques Cartier vende en
sus boutiques Qiviuk –tie-
ne los derechos para usar el
término como marca– en
se trataba de una
fibra tan suave que su
textura parecía de nube,
recuerda Álvarez de su
primer contacto con el
qiviuk, el pelaje interno
del buey almizclero.
Calidad. Jacques cartier clothier es la única empresa que puede utilizar el qiviuk, el pelaje
interno del buey almizclero.
Jacques cartier clothier inc. andrea lóPez cruzado
Norteamérica y, al por ma-
yor, en Tokio, Taiwán, Suiza
y Medio Oriente.
Otra parte del hilo es con-
vertida en tejido de punto, la
materia prima para confec-
cionar chompas, chalinas
y otras prendas, y teñida en
el Perú, específicamente en
Yanahuara, Arequipa, don-
de Jacques Cartier cuenta
con dos plantas propias y
oficinas administrativas.
La empresa, que emplea
a unas 35 personas en Nor-
Venta. el empresario tiene teamérica y otras 100 en el
5 boutiques en Banff, alaska Perú, produce entre 3.000
y nueva York. y 5.000 chompas al año, el
grueso de los aproximada-
mente 10.000 artículos que
fabrica anualmente.
“Estamos importando
el sello Made in Peru la materia prima, transfor-
anCestral. las todavía es resistido; el mándola en el Perú en un
prendas de Álvarez Perú no es conocido producto de alta calidad y
son una vitrina para por la alta costura como vendiéndosela como tal al
la alta costura pe- italia, por ejemplo. mundo desarrollado”.
ruana. Jacques Cartier tiene el
control de prácticamente
toda la producción de qiviuk
global, gracias a un acuerdo
exclusivo que firmó en 1999
Fashion. sarah Jessica Parker usa una prenda de Álvarez con la comunidad nativa
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inuit, del Ártico canadiense,
que tiene los derechos sobre
el buey almizclero.
Álvarez no quiso revelar
los detalles financieros del
pacto, pero dijo que además
de la tarifa, la comunidad re-
cibe hilo de qiviuk, lo que le
permitió expandir su peque-
ña industria de confección.
Aprender a trabajar el
qiviuk y asegurar su sumi-
nistro no fueron los únicos
desafíos. “El precio es uno
de los retos más difíciles”, di-
ce de las prendas que vende
al por mayor y en sus cinco
boutiques en Banff, Alaska
y Nueva York.
Pero si vender un polo
blanco de cuello para ca-
ballero hecho con algodón
pima a US$69 o una túni-
ca de qiviuk para dama he-
cha enteramente a mano a
US$1.885 es difícil, que las
prendas lleven el sello Made
in Peru eleva más la valla.
“La gente todavía se re-
siste; el Perú no es conoci-
do por la alta costura como
Italia, por ejemplo”, dice el
empresario, que responde
al escepticismo destacando
que sus prendas se produ-
cen siguiendo las técnicas
ancestrales del tejido perua-
no y altos estándares.
En su boutique del Plaza,
donde una noche en la habi-
tación más sencilla supera
los US$1.000 sin impues-
tos y otros cargos, el empre-
sario señala los botones de
madreperla con el nombre
Qiviuk grabado con láser
en un polo y los cierres de la
compañía suiza Riri Group
en un saco. “Estos detalles
son críticos”, dice.
Una foto de la actriz Sa-
rah Jessica Parker luciendo
la chompa que Álvarez le
regaló reposa junto a copias
de la prenda. Más allá está
una menuda chompa ma-
rrón con botones que cuesta
US$1.115. Es la misma que
le regaló a la reina Isabel II.
Como las que tejía para él y
sus hermanos cuando eran
niños, esa chompa también
la diseñó su mamá. π