En “Carta a una señorita en París”, Julio Cortázar maneja la literatura fantástica. El
elemento fantástico aparece representado en la acción de vomitar conejitos, o sea los demonios internos del protagonista. De manera irónica y con humor negro.
El cuento es una carta que el protagonista dirige a la dueña del apartamento
donde vive. Sabemos que esta señorita se llama Andrée, pero desconocemos el nombre del protagonista, así como su descripción física.
El protagonista escribe a Andrée, contándole lo difícil que fue para él vivir en su
hermoso departamento, y enterándola de su problema con los conejitos. Pues vomita conejitos vivos “de cuando en cuando”, como él mismo lo dice.
El problema comenzó antes de mudarse, y el protagonista siempre lo había
manejado satisfactoriamente, pero al mudarse, el problema empeoró, y comenzó a vomitarlos más seguido. Al aumentar la población de conejitos, se complica su manutención, y sobre todo mantener el secreto, que comienza a trastornar al protagonista, pues debe cuidar todo el tiempo de que la empleada no se entere de lo que esconde.
La familia de conejos continúa creciendo y son alojados en un armario muy lujoso,
duermen durante el día y salen a jugar en el salón durante la noche.
El protagonista, confiesa su aflicción a la dueña del departamento, y le explica los
trabajos y angustias que pasa para ocultar al mundo su problema.
Prosigue contando cómo los conejitos van destruyendo el departamento de la
señorita Andrée, y de sus vanos intentos por repararlos, y de las esperanzas perdidas, cuando creyó que ya no vomitaría más conejitos. Casi imperceptiblemente, el relato pasa de los hechos pasados a un hecho futuro que aparece apenas esbozado, aunque ya lo había insinuado levemente cuando afirma que no enviará a París la carta, sino que la dejará en el departamento para que la señorita la lea al retornar a Buenos Aires. Queda pues anunciada la intención del protagonista, de arrojarse desde el balcón, junto con los once conejitos.
Análisis de “Carta a una señorita en París” de Julio Cortázar:
El cuento está estructurado en cuatro bloques, donde va apareciendo
paulatinamente el elemento fantástico, que además va cambiando su naturaleza de la visión casi idílica del pequeño ser que acaba de nacer, a las criaturas que destrozan todo a su paso, y que llevan al protagonista a una salida desesperada. Los conejos aparecen como alter ego del protagonista, capaces de hacer lo que él no se atreve, de oponerse al orden establecido. Y quizás es esta lucha entre el protagonista y su otro yo, lo que lo conduce a la muerte.