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ANTECEDENTES.

El presente trabajo aborda los temas de la depresión y del suicidio en los adolescentes. Con base en
referencias diversas, abordaremos y desarrollaremos conceptos y nociones apoyándonos tanto en la
teorización histórica como en los estudios por parte de expertos en la materia, las causas, los
síntomas así como los instrumentos elaborados para medir los niveles de depresión y de ideación
suicida.

El trastorno psicológico más frecuente del mundo actual es, sin lugar a dudas, la depresión. Su
presencia se intensifica por problemas como la falta de recursos económicos, mayores exigencias
sociales, la visión de la soledad como algo negativo y la dificultad para establecer relaciones
afectivas duraderas y gratificantes, ambos problemas superficialmente resueltos gracias a los
avances de las redes comunicativas que, sin embargo, no consiguen llenar la sensación profunda de
vacío afectivo y existencia en sus usuarios, llevándoles incluso a cometer suicidio, consecuencia de
una depresión no atendida. Las estadísticas elaboradas a lo largo del mundo quedan lejos de
mostrarnos la realidad sobre los problemas de la depresión y del suicidio, pero nos permiten
constatar que la etapa adolescente es uno de los focos donde adquieren más presencia.

Adolescencia proviene del latín adoleceré que significa “crecer, que adolece”. Esta última
significación se debe a que la adolescencia es la etapa de la vida en que el individuo deja de ser niño
para ser adulto, quedando en un estado intermedio, en una etapa de transición que es vista con cierto
dolor; sus esfuerzos por alcanzar la madurez y lograr su independencia pueden originarle un periodo
de turbulencia psicoemocional, neurofisiológica e incluso social.

El conjunto de condiciones y situaciones presentes en la etapa adolescente puede provocarle


cambios considerados como drásticos: Hay un duelo por las pérdidas del cuerpo y de la identidad
infantil, descubre nuevas sensaciones y una visión distinta del mundo presentado por los padres. «El
niño quieto, calmado, obediente y de buena conducta suele volverse rebelde, desafiante y agresivo;
su rendimiento en la escuela disminuye, y en ocasiones falta a clases. La conducta rara y
exasperante del adolescente emana de sus inexpertos esfuerzos por enfrentarse a situaciones
difíciles cuando aún le falta madurez emocional. El adolescente “normal” suele padecer alteraciones
emocionales y ligeros cambios de la personalidad, a menos que, por represión, no haya podido
resolver los problemas propios de esta etapa » (Calderón, 1997:44).

Ser adolescente implica un conflicto y una vulnerabilidad inicial que puede agravarse con la
presencia de la depresión. Esta última afecta el ánimo, la percepción y la forma de concebir y amar
al ser humano y la vida misma de manera individual. Un adolescente deprimido también impacta a
la sociedad en la que se vive. Suele haber desconocimiento o negación de la situación del
adolescente por considerarle un enfermo mental. En el caso concreto de las instituciones enfocadas
a los adolescentes, hay en México un cierto descontento generalizado hacia los directivos de dichos
lugares por no cumplir con sus expectativas, por no entenderlos, apoyarlos o atender sus demandas
de participación. Los adolescentes viven en un ambiente de desplazamiento social, donde se le ve
como una amenaza y se le puede reprimir mediante la autoridad en muchas de sus manifestaciones.

Esta tendencia hacia el adolescente y sus problemas contradice fuertemente el ideal educativo
impartido en las escuelas. Competir es disponer de conocimientos, habilidades y actitudes óptimas
para su desarrollo y para la vida, pero tales competencias en ocasiones chocan al contactarse con la
familia y una sociedad cada vez más demandante. La escuela, medio de homogenización cultural es
también un ambiente potencial de grandes cambios que pueden contribuir al desarrollo y
mejoramiento de los adolescentes como personas. En los países desarrollados, los niveles básico y
superior disponen de los servicios de orientación educativa en trabajo conjunto con profesionales de
la salud mental para abordar y manejar temas como la depresión responsablemente. En nuestro país,
es un tema sobre el que se hacen importantes investigaciones pero pocas intervenciones, en parte
debido a la tensión social que ello representa como también a la falta de personal capacitado para
abordarlo y los medios para dar tratamiento. Si bien es cierto que existe un número considerable de
expertos en salud mental, la esencia actual de la depresión no sólo abarca la dimensión médica, sino
también una dimensión psicosocial y educativa vital que contribuye no sólo al éxito del tratamiento,
sino también a la prevención del suicidio, condición en la que ya no se puede hacer nada por la
persona. Daniel Román (1996:59), concluye con acierto que “el verdadero peligro de la neurosis y
las depresiones son los pensamientos de suicidio; se desea escapar del estado de angustia en que se
vive, parece que la tormenta no amaina y este estado de sufrimiento va agotando día a día, nuestras
reservas…Al vivir, una persona tiene la oportunidad de rescatar su felicidad o de conquistarla si
antes no la disfrutó”.

La depresión si bien es considerada una enfermedad, no se presenta de manera lineal, sino


diferenciada de acuerdo a la relación existente entre sus causas y síntomas, que pueden variar de
intensidad, en parte, gracias a factores surgidos en el pasado o en presente, donde la educación
juega un papel primordial en la historia del adolescente. A lo largo del estudio de la historia, se ha
comprobado que tanto la depresión como el suicidio no son problema recientes, tienen una génesis
muy antigua donde numerosos estudiosos abordaron el tema desde las condiciones propias de su
época pero concuerdan y presentan ciertos rasgos o aspectos indicadores comunes que las hacen
identificables hasta cierto punto en la actualidad, tanto en quien la presenta como en la gente
cercana a ésta y en los expertos.

DEPRESIÒN EN PERSPECTIVA CLÌNICA-PSICOSOCIAL.

La descripción de su presencia, significado y cuadro patológico fue descrito desde la Antigüedad y


abordado desde la perspectiva médica en la cultura grecorromana, como melancolía (Melaina
chole). Hipócrates, en el siglo IV a. de C. afirmaba que los problemas hoy considerados como
psiquiátricos se relacionaban con la reacción conjunta de los cuatro humores corporales: sangre,
bilis negra, bilis amarilla y flema, y que la melancolía era producida por la bilis negra o atrabilis
(Calderón, 1997:12). Asimismo, Soranos de Ephesus, señalaba como síntomas principales de la
melancolía: “tristeza, deseos de morir, suspicacia acentuada, tendencia al llanto, irritabilidad y, en
ocasiones, jovialidad” (Ackerknecht, En: Calderón, 1997:13).

Claudio Galeno de Pèrgamo, también le denotaba una sintomatología en su obra De las partes
afectadas: “Aunque cada paciente melancólico actúa bastante diferente que los demás, todos ellos
muestran miedo o desesperación. Creen que la vida es mala y odian a los demás, aunque no todos
quieren morirse. Para algunos el miedo a la muerte es la preocupación fundamental durante la
melancolía. Otros, bastante extrañamente, temerán la muerte a la vez que la desean…Los pacientes
odian a todos aquellos que ven, están constantemente sombríos y parecen aterrorizados, como los
niños o los adultos sin educación en la oscuridad más profunda. Así como la oscuridad exterior
amedrenta a casi todas las personas, a excepción de unas especialmente audaces o entrenadas para
ello, de la misma manera el color del humos negro produce miedo cuando su oscuridad arroja una
sombra sobre la zona del pensamiento, en el cerebro” (Galeno, En Aldo, 2007: 33-34).

Por su parte, Pablo de Egina en Corpus Medicorum Graecorum la describe como “un desorden del
intelecto sin fiebre…Los síntomas comunes a todos ellos (es decir, a los tres tipos) son miedo,
desesperación y misantropía; y que se creen ser, algunos, animales salvajes, e imitan sus gritos; y
otros, cacharros de barro y tienen miedo de romperse. Algunos desean la muerte, y otros tienen
miedo de morir; algunos ríen constantemente, y otros sollozan; algunos se creen impelidos por las
altas instancias, y predicen el futuro, como si estuvieran bajo la influencia divina; y a éstos, por ello,
se le llama endemoniados o posesos…” (Aldo, 2007: 40)

Por su parte, Avicena, médico árabe del siglo I d.C, prescribe en su Canon de Medicina algunas
bases para su tratamiento, consideradas en la actualidad: “Y conviene que los que sufren melancolía
estén ocupados en alguna cosa, cualquiera que sea; y que lo acompañen personas que les merezcan
respeto con las cuales se encuentren a gusto, y compartan un poco de vino blanco, y se entreguen
con cantos ligeros con cantos ligeros y alegres; y no se ocupen en nada nocivo que produzca temor
o preocupación; por que muchas veces se hallan ocupados por el pensamiento de cosas que les
ocurren y a las que temen; y conseguir que se aparten de tales pensamientos es la mejor cura”
(Avicena, En Aldo, 2007: 45).

En la Edad Media, Santo Tomás de Aquino explicaba la génesis de la melancolía en demonios e


influencias astrales.

En el México prehispánico, el estudio se remonta a 1552. El médico indígena Martín de la Cruz, en


su Libellus de Medicinalibus Indorum Herbis, mejor conocido como Códice Martín-Badiano, trata
la melancolía como sangre negra, para cuyo tratamiento se indicaba, entre otras cosas, dedicarse “a
cosas alegres, como es el canto, la música, el tocar los instrumentos con que acostumbramos
acompañar nuestras danzas públicas”, concordando con Avicena en la importancia de lo que luego
se conocería como terapia ocupacional (Cruz, En: Calderón, 1997, 14).

Es hasta 1630 cuando, por medio de su tratado Anatomía de la melancolía, Robert Burton abrió
brecha para la identificación de los estados depresivos.

A principios del siglo XIX, Philippe Pinel indicó que el pensamiento de los melancólicos estaba
completamente concentrado en un objeto (obsesivamente), y que la memoria y la asociación de
ideas estaban frecuentemente perturbadas, pudiendo en ocasiones inducir al suicidio (Calderón,
1997: 13). Destacó como causas posibles a las psicológicas (miedo, desengaños amorosos, pérdida
de propiedades y dificultades familiares) y físicas (después del puerperio, por ejemplo). Haslam,
boticario del Hospital Betlem en Londres agrega que “los que se encuentran bajo la influencia de
pasiones depresivas puede tener diferentes tipos de síntomas: semblante ansioso y con aspecto
sombrío; poco dispuestos a hablar, se aíslan recluyéndose en lugares oscuros, o permanecen en
cama la mayor parte del tiempo…Después se vuelven miedosos y conciben miles de fantasías,
recuerdan sus actos inmorales, o se sienten culpables de crímenes que nunca han cometido…Con
frecuencia se desesperan, y tratan de terminar con su existencia, que les parece aflictiva y odiosa”
(Haslam, En Calderón, 1997:13).

Los síntomas depresivos serian considerados como parte de la psicosis maniacodepresiva gracias a
los estudios genéticos en psiquiatría. El deprimido fue vislumbrado como psicótico (enfermo mental
severo) aún si sus síntomas eran leves.
ESTUDIOS SOBRE DEPRESIÒN.

Su detección oportuna constituye una de las primeras tareas de la psicología para el establecimiento
de estrategias de intervención entre los jóvenes.

En México se hizo una investigación en 2005 con el objetivo de describir los niveles de aparición
de la depresión en adolescentes del nivel escolar medio superior a través del Cuestionario Clínico
para el Diagnóstico del Síndrome Depresivo (CCDSD; Calderón-Narváez), encontrándose que sí
existían casos de depresión leve, media y severa dentro de la muestra compuesta por 2469
adolescentes.

Terapia Racional Emotiva de Beck.

Beck estudia el suicidio dentro del contexto más amplio de la depresión, por lo que se hace
necesario plantear la teoría sobre la misma. La Teoría Cognitiva de Beck tiene su origen en la idea
de que los hombres, en función de sus experiencias, crean unas categorías mentales a partir de las
cuales perciben, estructuran e interpretan la realidad, y desde ellas orientan la conducta; es decir, el
sujeto realiza conductas concretas en función de percepciones determinadas de la realidad (Beck,
1979, 13)

«Sus cogniciones se basan en actitudes o supuestos (esquemas) desarrollados a partir de sus


experiencias anteriores»

Desde estos criterios se comprende que la conducta desadaptada socialmente, o incongruente e


inadecuada con el agente desencadenante, se produce porque el sujeto recibe una imagen
distorsionada de la realidad, por lo que la acción terapéutica se dirige a la identificación de las
categorías que distorsionan la percepción objetiva de la realidad, para la posterior corrección de las
«conceptualizaciones distorsionadas y las falsas creencias que subyacen a estas cogniciones» y que
dan lugar en la depresión a la «triada primaria», o puntos de vista negativos sobre uno mismo, su
entorno vital y el futuro (labrador y Mayor, 1991,344).

La depresión, siguiendo a Beck, se produciría al sufrir el sujeto distorsiones en el procesamiento de


la información; distorsiones que influyen en el posterior tratamiento que lleva a la conducta, y que
vamos a resumir, siguiendo el esquema del autor, en seis principios:

1. Inferencia arbitraria. El sujeto hace predicciones no basadas en la experiencia o el


razonamiento lógico, e incluso en contra de la «evidencia», es decir, sus predicciones de
expectativa se fundamentan en su subjetividad, y no en aspectos objetivos de la realidad y de
sí mismo (relativa a la respuesta).
2. Abstracción selectiva. Mecanismo por el cual el sujeto establecería conclusiones a partir de
detalles no representativos de la situación o experiencia dentro de la cual se dieron, en
función de los cuales calificaría la situación o experiencia dentro de la cual se dieron, en
función de los cuales calificaría la situación, y orientaría su conducta y actitudes.
3. Generalización excesiva: El sujeto toma como marcos de referencia para establecer pautas
generales de actuación, o valoraciones globales de una situación, hechos aislados y sin gran
conexión con el estimulo global que ha recibido. Se puede decir que el sujeto es más
receptivo de ciertos hechos, que extrae de la situación total en que se dan (relativo a la
respuesta).
4. Maximización y minimización: Errores en la evaluación de la magnitud y amplitud de los
hechos, que se traducen en una proporcionalidad, a la percibida, en la conducta reactiva, o si
se prefiere, el sujeto responde a los estímulos desproporcionalmente (relativa a la respuesta).
5. Personalización: Tendencia del sujeto a atribuirse fenómenos externos, hacia los que no
existe conexión (relativa a la respuesta).
6. Pensamiento absolutista, dicotómico: El sujeto valora y clarifica todas las experiencias en
función de un parámetro fijo, compuesto por dos categorías opuestas; es decir, el sujeto
adopta una perspectiva bipolar y transituacional desde la cual asimila toda la realidad,
siendo ésta categorizada en un polo u otro (por ejemplo todo es moral o inmoral), y
excluyendo cualquier otra valoración de la situación (relativo a la respuesta) (Mayor y
Labrador, 1991: 344).

«Estos modos de interpretar la realidad, adquiridos de manera temprana, se convierten en


automáticos y condicionan la experiencia»

Beck define la situación depresiva en la misma línea que los autores anteriores (Rotter, Seligman),
considerándola como fruto de la pérdida de vitalidad, a su vez efecto de la carencia de expectativas
producidas por sus percepciones erróneas. (Beck, En Clemente y González, 1979: 42-43)

INSTRUMENTOS DE MEDICIÒN-EVALUACIÒN.

En la actualidad abundan los instrumentos para medir diversos aspectos de la depresión. Aquí sólo
se mencionaran algunos muy usados con fines investigacionales.

- Beck Depression Inventory (BDI): escala de autoevaluación que valora fundamentalmente


los síntomas clínicos de melancolía y los pensamientos intrusivos presentes en la depresión.
Es la que mayor porcentaje de síntomas cognitivos presenta, destacando además la ausencia
de síntomas motores y de ansiedad. Se utiliza habitualmente para evaluar la gravedad de la
enfermedad. La versión original consta de 21 ítems, adaptada y validada en castellano en
1975. cada ítem se valora de 0 a 3, siendo la puntuación total de 63 puntos. La APA
recomienda los siguientes puntos de corte: 0-9 sin depresión, 10-16 leve, 17-29 moderada y
30 a 36 grave.

- Hamilton Rating Scale for Depression (HAM-D): escala heteroaplicada. Mide la


intensidad y gravedad de la depresión, ayuda a monitorizar la evolución de los síntomas en
la práctica clínica y en la investigación. La versión original se conforma de 21 ítems y fue
publicada en 1960, de la que surgen otras dos versiones de 17 y 24 ítems respectivamente.
La puntuación global se obtiene sumando las puntuaciones de los ítems que los constituyen:
melancolía (1, 2, 7, 8, 10,13), ansiedad (9-11) y sueño (4-6). Según APA, a partir de 8
puntos hay presencia de depresión y más de 19 denota un nivel de gravedad.

- Montgomery Asberg Depression Rating Scale (MADRS): escala heteroaplicada


publicada en 1979 que consta de 10 ítems que evalúan los síntomas y la gravedad de la
depresión. La escala debe ser aplicada por un profesional, aunque también existen versiones
autoaplicadas. La puntuación de cada ítem oscila entre los 0 y 6 puntos, y la puntuación
global se obtiene de la suma de las puntuaciones asignadas, oscilando entre 0 y 60, donde 7
indica presencia de depresión y a partir de 35, gravedad.
IMPACTO EN LA ACTUALIDAD.

Según se ha observado en estudios de varia índoles, el capítulo de las enfermedades mentales


constituye el mayor crecimiento en la carga presupuestaria de asistencia médica en las sociedades
desarrolladas. Los trastornos depresivos y de ansiedad son las principales causas de incapacidad en
todo el mundo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Este organismo estima que tales
enfermedades son las responsables de una cuarta parte de las visitas a los centros médicos. Los
intentos de suicidio, la depresión, estrés y ansiedad originan pesadas cargas sanitarias, siguiéndoles
en esto las drogodependencias y las tensiones postraumáticas. (Petrzelovà, 2007:.28)

El doctor Norman Sartorius, director de la División de Salud Mental de la Organización Mundial de


la Salud (OMS), calculaba en 1975 por lo menos 150 millones de personas en el mundo con alguna
forma clínica reconocible de depresión; que relacionados con ellos existen otros tres tantos que son
afectados y sufren por ella y que dicha cifra tiende a aumentar conforme pasa el tiempo, debido al
aumento de los índices de expectativa vital, morbilidad de padecimientos crónicos y el abuso de
medicamentos (algunos causantes de depresión). A esto último, se incluyen los cambios cada vez
más veloces de ambiente psicosocial que expone tanto al individuo como a los grupos sociales en
un ambiente cada vez más estresante.

Sartorius propone que es indispensable prevenir ciertos tipos de depresión y administrar un


tratamiento eficaz a quien así lo requiera; sin embargo, en la realidad no se han tomado las medidas
adecuadas, situación que se complica en países que sufren una situación de pobreza. Al no disponer
de los medios tecnológicos necesarios, es necesario concientizar a la población desde un punto de
vista preventivo pero a su vez práctico sobre las expectativas al respecto de acuerdo a las diversas
culturas.

Los estudios realizados en materia de depresión son de frecuencia reciente. Calderón (1997:22)
menciona un estudio realizado en el segundo semestre de 1981, en la Unidad Urbana Narciso
Mendoza, en el Distrito Federal, donde se estudió a personas mayores de 15 años, con una muestra
de 929 encuestas; y cuyos resultados mostraron depresión en un 14.1% de la población general
distribuidos en depresión media en un 11.6% y de 2.5% en depresión grave. En dicho estudio se
consideró de importancia el factor ingresos, donde hay una tasa mayor de casos (28.6%)
correspondiente a las personas con menores ingresos.

EVOLUCIÒN HISTÒRICA DEL SUICIDIO.

El suicidio, relacionado estrechamente al síndrome depresivo, fue abordado en un principio por un


enfoque filosófico-moral.

El filosofo estoico Séneca, defendía el derecho a decidir el momento de morir; por eso, cuando
estuvo seguro de que el tirano de Roma lo mataría se le adelantó, suicidándose. Dieciocho siglos
después, David Hume abogaba por la libertad individual para suprimir la propia existencia,
añadiendo que tal acto no agraviaba a la divinidad (Séneca. En Petrzelovà y col. 2007:10-11).
Francia medieval es uno de muchos ejemplos de condena legal al suicidio. Cuando alguien se daba
la muerte, las autoridades públicas infringían castigos a su cadáver, ya que había sido el portador de
un alma que continuaba existiendo. También en algunas provincias galas se colgaba el cuerpo en la
plaza pública como medida de condena y advertencia para futuros suicidas: estos restos quedaban
infamados y, por tanto, los familiares del suicida también. (Yamarellos y Kellens. En Petrzelovà y
col, 2007:11).

Por su lado, la Iglesia desde el siglo I, que condena el suicidio, ha elevado a los altares a una gran
cantidad de personas que buscaron con tenacidad la muerte, por ejemplo, los apóstoles Santiago y
Pedro con el objeto de ser considerados mártires y ejemplos de vida (Petrzelovà, 2007:12).El
Estado como las comunidades de creyentes propician formas cercanas al suicidio que, si bien lo
vemos, serian imposibles de explicar desde la individualidad de cada uno de sus actores. Junto a
personas ilusionadas por ideales patrióticos o religiosos, como el caso de los “kamikases” japoneses
o las figuras del Pìpila o de los Niños Héroes, por mencionar algunos, que desfilan en nuestra
historia. Pueden haberse filtrado no pocos desequilibrados mentales o individuos fanatizados.
Piénsese en los suicidas adiestrados en las escuelas de Al Qaeda y Hamas.

Jean Paul Sartre…cree que suicidarse es una falta de compromiso consigo mismo y la sociedad,
pues el suicidio cancela todas las posibilidades. El filósofo Vladimir Jankèlèvich rechaza el suicidio
(y también la eutanasia) porque priva al sujeto de la lucha. Cuando los nazis invaden Francia,
algunas personas de inestimable valía se matan como forma de resistencia, en cambio otros mueren
peleando por lo que consideran justo; pero hay quienes sobreviven para disfrutar la derrota de
Hitler: los suicidas escogieron la peor alternativa. (Jankèlèvich, En Petrzelovà, 2007:15)

El estudio del suicidio adquirió su carácter científico-social cuando Emilio Durkheim basándose en
las estadísticas encontró que el acto suicida ocurría en un mundo polifacético pero que, en su
diversidad, brindaba datos que se repetían (constantes), gracias a los cuales podían intentarse
explicaciones. Las constantes son, simplemente, llamadas de atención para que podamos entender
lo que aparentemente sucedió.
Cada individuo es el producto de la sociedad en la que se desarrolla, y por eso quienes se privan de
la vida muestran su acto como señal inequívoca de rechazo a esa colectividad, en la que ya no
desean formar parte. De ahí que su acto individual deja de serlo para transformarse en la
consecuencia de un malestar surgido al interior de la comunidad. Una consecuencia aleatoria de su
acto es la de mostrarnos a los demás que la sociedad de la que formamos parte tiene elementos que
la hacen insoportable para algunos. (Petrzelovà, 2007: 16,20)

ESTUDIOS SOBRE SUICIDIO.

Los estudios sobre suicidio son de diversas índoles. Entre los realizados a adolescentes en nuestro
país destacan los realizados por González Forteza y sus colaboradores (1993,1995) donde ponen en
evidencia ciertas diferencias según género en relación con los recursos de apoyo, la sintomatología
depresiva y la ideación suicida “El varón muestra un patrón diferente de los recursos de apoyo:
busca ayuda en la familia cuando se trata de resolver problemas familiares y no así cuando se trata
de problemas personales y de amigos. En los hombres la búsqueda de apoyo está determinada por el
área de conflicto, hecho que no se observa entre las mujeres adolescentes. Entre ellas el apoyo de
las amigas siguió en importancia al apoyo familiar en casi todos los tipos de problemas, en tanto
que los varones tienden a preferir no buscar ayuda ni consejo” (Casullo y colab, 2006:34).
Según Berman y Jobes (Casullo y col, 2006:21) los adolescentes varones cometen actos suicidas en
una proporción cuatro veces mayor que las mujeres, en tanto que éstas intentan suicidarse sin
lograrlo en una proporción tres veces más frecuente que los varones.

El estudio causal sobre el suicidio “El suicidio en la región sureste del estado de Coahuila”
realizado en 2003 por un equipo interdisciplinario, tomó una muestra de historias de vida de
suicidas de la región, con el objetivo de detectar denominadores comunes que reflejaran un perfil
del suicida.

Rasgos de personalidad encontrados con mayor frecuencia en la población suicida del sureste del
estado de Coahuila.

No. Indicador Porcentaje


1 Baja autoestima 99.44
2 Estrés 88.88
3 Sin proyecto de vida 88.88
4 Inmadurez 77.77
5 Miedos 77.77
6 Inseguridad 77.77
7 Ser influenciable 66.66
8 Introversión 66.66
9 Intolerancia 61.11
10 Inconformidad 61.11
11 Impulsividad 55.55

En el grupo de adolescentes estudiados (14-20 años) encontramos la insatisfacción de las


necesidades básicas fundamentales para un desarrollo óptimo como individuos, reflejadas en
conflictos familiares. Entre las más significativas aparece la privación o falta de satisfacción de
necesidades afectivas por parte de alguno de los progenitores; la falta de afecto y de amor impide el
desarrollo de la seguridad en sí mismo (Erikson, Maslow, Fromm). Por otro lado, también
encontramos entre sus problemas la pérdida de un ser querido, por muerte o abandono, lo cual le
generó graves dificultades sobre todo a una edad temprana.

Otro factor que es necesario mencionar tiene que ver con el bajo nivel socioeconómico y, por lo
tanto, incide en la satisfacción mínima de alimento, vestido y medios de higiene. Tiene esto que ver
tanto con lo antes mencionado como con el aprovechamiento escolar que, en este caso, encontramos
muy bajo. Se ve afectado así el desarrollo de la estructura emocional y cognitiva, lo que se refleja
en la ineficacia para la resolución de problemas cotidianos en la vida, baja escolaridad y poca visión
evaluativa de la realidad.

El no cubrir las necesidades fisiológicas o las afectivas y de seguridad se relaciona con un conflicto
hacia el sentido de pertenencia al grupo familiar.

Los factores antes mencionados tienen que ver con la inconformidad de los miembros del grupo, lo
que se manifiesta en conflictos entre ellos y en la desintegración de la familia.

En este caso, los problemas de sus relaciones afectivas, los escasos recursos para cubrir sus
necesidades primarias y el poco discernimiento (reflejado en el bajo aprovechamiento escolar) se
conjugan para propiciar los conflictos que llevan al adolescente a una situación de alto riesgo ante la
posibilidad del suicidio.

La incapacidad del individuo para manejar su propia vida lo lleva a la desesperación y a la


búsqueda de falsos refugios, los cuales terminan en adicción al alcohol y a las drogas, cuyo uso
empeora más su condición y se convierte en un círculo cerrado del cual es difícil salir sin apoyo. Se
termina abandonando el estudio y siendo rechazado por los grupos sociales, incluyendo su familia.
Con esto se impide el logro de una realización personal (Maslow. En: Petrzelovà y Chávez: 41-42)

Finalmente sobre la práctica orientada a la intervención, y siguiendo un modelo ecológico


(intervención sobre los entornos de riesgo), se dio origen en nuestro país al taller “Salvando Vidas”
donde se le enseña a los adolescentes a intervenir en casos de tentativa de suicidio entre sus pares,
con aceptación y éxito.

INSTRUMENTOS DE MEDICIÒN-EVALUACIÒN DEL SUICIDIO.

- Inventario de Orientaciones Suicidas (ISO-30): diseñado por King y Kowalchuk en 1994.


consta de 30 ítems con 4 categorías de respuesta (grados de acuerdo). Once de los ítems se
evalúan de forma inversa y existen seis denominados críticos, que resultan especialmente
sensibles par la evaluación cualitativa de la ideación suicida. Evalúa las siguientes variables
psicológicas: desesperanza, baja autoestima, incapacidad para afrontar emociones, soledad y
abatimiento, aislamiento y deterioro en vínculos sociales e ideación suicida. Para ser
considerado de alto riesgo, se ha de obtener un puntaje total igual o superior a 45 o tener un
puntaje menor pero tener valores altos por lo menos en tres ítems críticos.

- Multi-Attitude Suicide Tendency Scale (MAST): escala autoaplicable, que consta de 30


ítems de elección múltiple en grados de acuerdo. Permite la evaluación de cuatro variables
psicológicas definidas como actitudes: atracción por lo vital (AL), rechazo hacia lo vital
(RL), atracción hacia la muerte (AD) y rechazo hacia la muerte (RD). El puntaje de cada
dimensión se obtiene realizando un promedio de los valores otorgados por los sujetos a los
ítems de cada una.
MARCO TEÒRICO.

ADOLESCENCIA

Los factores determinantes de depresión-suicidio en la adolescencia son su ambivalencia en relación


con el logro de su independencia, el inicio de su actividad sexual y las presiones de sus compañeros.
El adolescente busca su propia identidad de formas muchas veces no aceptadas socialmente,
probándose a sí mismo y a los demás que puede ser autónomo pero continúa dependiendo de los
mayores para su protección, lo que genera conflictos. Asimismo el adolescente experimenta
cambios endocrinos que determinan el inicio de su actividad sexual, pero que será facilitada o
acomplejada por el medio ambiental en el que se desenvuelve. Finalmente, para lograr la aceptación
de otros participa en actividades arriesgantes o el seguimiento de estándares impuestos por el grupo
social al que quiere integrarse. (Calderón, 1997: 45-46).

DEPRESIÒN

Originalmente la palabra depresión proviene del latín deprimere que significa “hundimiento o
abanderamiento” (Soutullo,1999).
El término depresión es de reciente creación, se remonta a un cuarto de siglo atrás, se cree que
surgió a la par del advenimiento de la psicofarmacología.
Basándonos en la concepción de Hernández (2004) sobre la depresión podemos describirla como el
decaimiento del estado de animo por circunstancias sociales, religiosas, familiares, políticas,
afectivas, etc., las cuales afectan en la motivación del individuo, haciendo que tenga sentimientos
tristes, de subvaloración personal, e incluso suicidas.
La depresión es un síntoma de que algo no está funcionando bien, física y mentalmente. Puede ser
percibida como una advertencia del deseo de cambio por parte del sujeto, siempre y cuando sepa y
pueda sacar buen partido de ésta.

CAUSAS

En el caso de los adolescentes, es aconsejable que puedan identificar la procedencia, sintomatología


y tratamiento de las depresiones por dos motivos:
- permite que reflexione y analice su propia situación para descubrir o aproximarse a la
génesis de su depresión, facilitando el diagnóstico o logrando la consideración del síndrome
depresivo entre las posibles causas del malestar adolescente.

- Define puntos guía de comportamiento y acción preventiva a la vez que le impone límites
que conllevan a una intervención más adecuada. Por ejemplo: si le fueron prescritas pastillas
para dormir por el médico general y por el contrario no logra conciliar el sueño, considerará
la posibilidad de que se trate de depresión y se atenderá con un psicólogo, en vez de solicitar
un nuevo medicamento que podría nuevamente no funcionar o agravar su situación, esto es,
sabe qué hacer y no hacer.

- Preserva la salud mental de quienes aún no la presentan, evitando producir hechos y


situaciones que llevan a la persona a la neurosis y la depresión.
Etiquetar a quienes la presentan como enfermos mentales aún prevalece, sobretodo en familiares y
amigos, debido al desconocimiento real de la problemática.
No existen factores determinantes específicos que expliquen ningún tipo de depresión. Con fines
didácticos, Calderón hace una relación de causas y tipos en:

Tipo de causa Tipo de depresión en que predomina.


Genéticas Psicòtica
Psicológicas Neurótica
Ecológicas Simple
Sociales Simple

CAUSAS GENÉTICAS

Con frecuencia se incrementa la posibilidad de trasmisión y presentan trastornos depresivos varios


miembros de la familia, debido también a la exposición de los mismos factores determinantes:
ambientales, sociales y en ocasiones psicológicos, o incluso por la misma convivencia. Calderón
(1997:37) menciona la existencia de datos que indican que no sólo puede heredarse la depresión
sino también la forma de responder al tratamiento.

CAUSAS BIOPSICOLÒGICAS

En la distimia o depresión neurótica, los factores emocionales desempeñan un papel muy


importante desde los primeros años de vida, determinando rasgos de personalidad de manera
profunda en el ser de la persona, considerados como constitucionales por algunos psiquiatras. Estos
rasgos, no son heredados. Se aprenden a través de la estrecha relación y la dependencia respecto de
los miembros de la familia (Calderón, 1997:38)
Se cree que casi todos los patrones neuróticos se derivan de conflictos y actitudes afectivas que
aparecen desde la niñez, y de que para su comprensión se deben relacionar los síntomas del enfermo
con alguna situación problemática que no fue resuelta durante la infancia, así como la presencia de
sentimientos de culpa, de conflictos creados por necesidades inconscientes, de incidentes
significativos y de tensiones familiares. De aquí la importancia del psicoanálisis en el tratamiento.

Estos factores pueden ser a su vez:


a) Etiológicos o determinantes: resultado de la mala integración de la personalidad en la
etapa formativa.

b) Desencadenantes o reactivos: pérdida de: un ser querido, una situación económica, poder,
o salud (por enfermedades con peligro de muerte, incapacitantes físicamente, de alteración
estética, o que afectan la autoestima).

Duelo.
Calderón considera al duelo como un estado de tristeza o pena que se espera que ocurra en una
situación de dolor, causado por pérdida o enfrentamiento a situación aflictivas. (1997:15)

El elemento “pérdida” puede ser reciente y real, haberse presentado en el pasado, ser de algo
intangible, como el afecto o la autoestima, o ser inminente y amenazadora, como la juventud, un
negocio, o un poder sexual declinante. (Calderón, 1997: 41)
La pérdida del objeto en la adolescencia coincide con la pérdida de la protección familiar. Los
padres dejan de mostrarse como seres poderosos, supremos e infalibles y el adolescente entra en
conflicto constante con ellos, problema resuelto en la adultez al reestablecerse nuevas relaciones
cordiales. (Calderón, 1997:44)

ECOLÓGICAS

El hombre moderno está expuesto a una serie de choques que le suscitan tensión enajenante,
hipertensión, angustia e inseguridad. A esta tensión, a este ajuste de síntomas, el profesor Walter
Cannon, de la Universidad de Harvard llamó “Síndrome del hombre para escapar o pelear” y
consiste actualmente en la represión sistemática, por sentirse sometido al rigor y al compromiso
psicológico del precepto moral; sin embargo, crea conflictos en el individuo, entre los cuales
destaca la incapacidad para adaptarse biopsicològicamente al medio físico que avanza veloz por el
ritmo tecnológico. (Calderón, 1997:58)

SOCIALES

Los estados afectivos de depresión son una respuesta a la pérdida de los lazos de unión
indispensables para la supervivencia y el desarrollo de nuestra especie. Los sistemas
psicobiològicos nos permiten resistir con una fuerza biológica cualquier intento de destrucción de
nuestras ligas afectivas, reaccionando generalmente con manifestaciones físicas y psíquicas de
angustia. (Calderón, 1997:58)

Los tres sistemas de apoyo social más importantes son la familia, la Iglesia y la comunidad y el
adolescente puede encontrar en ellos un apoyo contra estados emocionales disruptivos, como la
depresión, el miedo y la ira; pero actualmente, existe una desintegración de estas fuentes.

a) Desintegración de la familia: debilitamiento de los lazos familiares y las ocasiones de


encuentro, la independizaciòn temprana de los adolescentes (por factores psico-
económicos), disolución de las jerarquías familiares.

b) Disminución del apoyo espiritual de la Iglesia: daba un sentido cognoscitivo a la vida,


brinda consuelo durante los periodos de desesperación y presta servicios sociales a los
diversos grupos. Al no esperar ayuda espiritual o divina de algún tipo, la persona sólo
depende de sí mismo, y al no encontrar solución puede caer en depresión.

c) Falta de vínculos con la comunidad: se carece de afecto y apoyo emocional. En este


ámbito también entran las instituciones sociales que muestran poca confianza en la
participación y potencial de los adolescentes para tratar problemáticas dirigidas a sus pares.
Las agrupaciones donde generalmente los adolescentes se sienten más a gusto son aquellas
dirigidas por adolescentes, por no entenderse con las ideologías de las agrupaciones adultas.
Otro caso particular son las migraciones.

Daniel Román, en su obra Todas las depresiones se curan…sin ayuda del psiquiatra, enlista las
causas que, en su opinión, son más frecuentes en adolescentes. Para su comprensión y manejo los
dividimos en tres grupos: biopsicològicos, psicosociales y sociales.
FACTORES DETERMINANTES DE LA DEPRESIÒN.
BIOPSICOLÒGICOS. PSICOSOCIALES. SOCIALES.
Autoconcepto y autoestima Sentimiento de culpa Fallos importantes en la
pobres. proveniente del pasado o del educación proporcionada en
presente. sus diversos ámbitos: familiar y
escolar.
Percepción distorsionada de la Dependencias afectivas Tensiones graves en el hogar.
realidad. conflictivas. Piensas que no
puedes vivir sin la compañía o
aprobación de cierta persona.
Miedo compulsivo a las Incapacidad para adaptarse a Aislamiento social.
enfermedades (hipocondría). situaciones nuevas.
Defectos físicos congénitos o Dificultad para comunicarse Descenso del nivel social.
adquiridos posteriormente. con otras personas.
Problemas sexuales. Haber quebrantado valores Vida pobre de compensaciones
morales que le ponen en y estímulos.
conflicto con su conciencia, o
preocupación grave por no
poder cumplir una promesa o
compromiso.
Carácter melancólico. Temor a la muerte propia o de Situaciones problemáticas
un ser querido, o afectación económicas.
profunda por la muerte de otra
persona.
Insatisfacción con su cuerpo o Conflictos insuperables que Problemas con las autoridades.
rostro (distorsión de la generan frustración o falta de
autoimagen). valor para enfrentarlos.
Sentimiento de victima por una Convivir con personas de
injusticia, sentimiento de falta carácter variable, irascible,
de apoyo, que nadie le violento o abusivo.
comprende (autolàstima).
Falta de sentido a la vida, vacío Aceptar creencias de tipo
existencial. Incertidumbre fatalista sobre el mundo y el ser
prolongada sobre el futuro. humano, propias de algunos
grupos religiosos y sociales,
que manipulan el pensamiento
y conducta de sus seguidores.
Preocupaciones prolongadas Falta de estudios o dificultad
relacionadas con los hijos u para encontrar trabajo.
otros familiares.
Temor a chantajes o denuncias.
Falta de afecto y/o amor por
parte de otras personas
plasmado como desilusiones,
deslealtades o decepciones.
Pensamientos de persecución o
intento de trasgredirle.
Sentir la soledad como algo
negativo.
Conflictos con la aceptación de
la propia sexualidad o de otros.

TIPOS

Actualmente, las depresiones se dividen por su intensidad en leve, moderada y grave. Desde un
punto de vista clínico, Calderón las divide en: Depresión severa llamada psicótico que corresponde
a la psicosis maniaco-depresiva, hoy trastorno bipolar. Depresión neurótica, que en la Décima
Revisión de la Clasificación Internacional de Enfermedades, de la OMS es llamada distimia y
finalmente las depresiones simples en las que no se presenta un trastorno de la personalidad tan
intenso, pero que las personas pueden detectar.

SINTOMATOLOGÍA

Los síntomas de la depresión pueden presentar dos aspectos: alteraciones observables de la esfera
afectiva que permiten un diagnostico rápido y hasta cierto punto seguro, y otro en el cual éstas se
encuentran emboscadas, predominando síntomas somáticos (orgánicos) que no siempre son
atribuidos a la depresión.

Aunque la depresión puede deberse a alteraciones bioquímicas, no es provocada por procesos como
el metabolismo, la tensión arterial o los cambios en los niveles de glucosa.

Sobre las alteraciones observables clínica e incluso socialmente, Calderón divide el conjunto de
síntomas en 4 grupos que tanto un médico general y -en segundo plano- las personas allegadas a
quien presenta depresión pueden detectar:

GRUPO 1: TRASTORNOS AFECTIVOS.


Síntoma Manifestaciones.
Indiferencia afectiva Hacia situaciones, circunstancias o actividades que antes le
(inicio del cuadro gustaban o le interesaban.
depresivo). En reuniones se retira en la primera oportunidad y con el tiempo
evita asistir a ellas. Tendencia a quedarse en casa.
“Se vuelve prisionero de sí mismo..., no desea ver a casi nadie salvo
aquella persona que le hace sentir bien, que le sirve de apoyo”
(Román, 1996:25).
Tristeza Expresa que ha perdido el sentido del humor.
Con o sin tendencia al llanto (más presente en las mujeres). Puede
expresarse el deseo de llorar pero no poder hacerlo.
Constantemente pensativo sobre ciertas situaciones.
Si la depresión no es muy severa los sentimientos de infelicidad y
felicidad se manifiestan a lo largo del día. Y se puede pasar a un
estado de felicidad mediante una situación graciosa o agradable.
Conforme pasa el tiempo resulta más difícil para familiares y
amigos influir positivamente.
Por último, la tristeza es concebida como “insoportable o dolorosa”.
Inseguridad Pierde la confianza en sí mismo.
Dificultad para tomar decisiones, formular ideas y duda de sus
propias opiniones.
Pesimismo Enfoque vital derrotista, da origen a dependencia hacia la familia
(en sus actos y responsabilidades).
Procura hacer el menor esfuerzo.
Se describe como desesperado, solitario, infeliz, humillado,
avergonzado, preocupado, inútil o culpable.
Miedo Específico, diferenciado o absurdo. Relacionado
circunstancialmente con el principio de sus molestias, limitando
considerablemente sus actividades.
Ansiedad Aparece con mayor frecuencia por la mañana, junto con síntomas
tales como: nudo en la garganta, peso en el estómago, constricción
en el pecho o falta de aire (Goldberg, En Calderón, 1997:79).
Irritabilidad Con agresividad hacia otras personas y situaciones. “Se reacciona
en forma indebida y se dicen cosas de las que más tarde uno se
arrepiente. El estado de ánimo se hace muy inestable” (Román,
1996:27).

También puede manifestarse las llamadas depresiones sonrientes donde la persona presenta quejas
somáticas junto con muestras de alegría (sonríe, cuenta chistes, etc.), donde deben tenerse presentes
los demás síntomas para detectarla con acierto.

Adquiere gran relevancia poder conocer el estado anímico real de la persona. Si se siente insegura y
confía en si misma. Si han pasado por su mente frases como: “Soy un inútil”, “para mí ya no hay
nada”, “Todo lo hago mal”, “Mi vida no tiene sentido”.

GRUPO 2: TRASTORNOS INTELECTUALES.


Síntoma Manifestaciones.
Sensopercepciòn Mala captación de estímulos. A veces es necesario preguntarle más de 1
disminuida. vez sobre algo.
Trastornos de memoria. Dificultad para la evocar recuerdos almacenados.
Impedimento para encontrar la palabra precisa en el momento que se
desea, produciendo ansiedad.
Disminución de la Fijación superficial o nula de los eventos no relevantes de la vida
atención. cotidiana (inhibición), contemporáneos al episodio depresivo.
Disminución de la Problemas en el estudio y el trabajo.
concentración.
Ideas de culpa o fracaso. El sentimiento de culpa puede deberse a una falta real, pero trivial desde
el punto de vista de otros.
“…es incapaz de perdonarse, también suele ocurrir que se culpe por
algo de lo que no es enteramente responsable” (Román, 1996:27).
Autoevaluación. Surgen frases como: me he vuelto muy malo, soy
nefasto para los demás, me he transformado en una carga inútil, no
merezco que se ocupen de mí ya que sólo origino hostilidad y repulsión,
etc.
Ya no encuentra satisfacción en la familia o ve como insuperable su
actual situación económica o laboral, entre otros.
Incapacidad de enfrentamiento para acabar con su sufrimiento. Siente
que de hacerlo la situación no mejorará o empeorará su futuro.
Pensamiento obsesivo. Ideas o recuerdos repetitivos molestos, relacionadas principalmente con
la posibilidad de fracaso o el sentimiento de desesperanza.

GRUPO 3: TRASTORNOS CONDUCTUALES.


Actividad disminuida. Descuido de sus obligaciones y su aseo personal. La cama se vuelve
un refugio para sus problemas.
Productividad Mal rendimiento y falta de entusiasmo en el trabajo. Reduce sus
disminuida. actividades al mínimo para cumplir con sus compromisos. Llegan
tarde a las reuniones o eventos y pide constantemente permisos o
licencias “para descansar”.
Impulsos suicidas. “Ausencia de motivaciones…Encuentra pocos estímulos por los
cuales vivir, razón por la cual en psicología decimos que «toda
persona deprimida es un suicida potencial…La muerte parece
menos temible…se juega con la idea de suicidio, aunque el
sufrimiento que pueda causar a sus familiares le hace reflexionar;
es posible que si la familia no ha colaborado con su situación, la
persona se sienta incomprendida, abandonada a sí misma y piense
en el suicidio como una venganza o como un castigo o lección por lo
injustos que han sido con ella…no llega a odiar a sus familiares,
pero sí guarda muchos resentimientos”(Román, 1996:26-27).
Impulso a la ingestión Mecanismo de escape a la ansiedad.
de alcohol y drogas.

Las depresiones con síntomas de difícil detección, reciben el nombre de depresión larvada,
enmascarada o latente, a partir de 1969, por W. Walcher. Se caracteriza por la intensa participación
de ciertos trastornos orgánicos en el síndrome depresivo.

GRUPO 4: TRASTORNOS ORGÀNICOS.


Síntoma Manifestaciones
Trastornos en el sueño Insomnio: tarda en dormirse y despierta en la madrugada sin poder
conciliar nuevamente el sueño, por lo que en día se queja de tener
un sueño “poco reparador”
Dormir inquieto acompañado en ocasiones por pesadillas.
En algunos casos hay hipersomnia, esto es, duermen muchas horas
al día.
Trastornos en el Anorexia. Si se prolonga durante años implica pérdidas de peso de
apetito hasta 15 Kg.
Hambre compulsiva y bulimia.
Disminución del deseo Disminuye, desaparece o por el contrario puede incrementarse con
sexual. mayor frecuencia de lo normal. Se presenta mayormente en los
hombres.
Pensamiento obsesivo de minusvalía. La capacidad sexual puede ser
fuente de desaliento conforme a la cultura en que se desarrolla.
Cefalea temporal Afectación en la nuca, músculos del cuello y temporales debido a
estados emocionales con persistencia e intensidad.
Decaimiento físico Sensación de cansancio y pérdida veloz de la energía para
continuar con las actividades.
La persona no desea levantarse por las mañanas.
Trastornos digestivos Dispepsia, meteorismo, náuseas, etc.
Trastornos Trastornos de la frecuencia o del ritmo cardiaco aunque no se
cardiovasculares encuentran alteraciones orgánicas que le den explicación.
Disnea nerviosa.
Otros Mareos, prurito, alopecia, sudores fríos, escalofríos, movimientos
musculares involuntarios, parpadeo excesivo, etc. “No responden a
tratamientos médicos en virtud de que son de origen
psicosomático”(Román, 1996:27)
Las comisuras de la cara pueden verse bajas, así como el ceño
fruncido.
Camina con la espalda encorvada, como si soportara un gran peso a
cuestas.

La depresión, conocida como la enfermedad de las mil caras, no se presenta de la misma manera en
todas las personas, de ahí que se vuelve importante que los adolescentes puedan detectar los
síntomas tanto en sus pares como en sus pares. Román (1996:25-29) afirma que cuatro o cinco
síntomas son suficientes para considerar la presencia de depresión, agregando a los ya
mencionados: susceptibilidad a sentirse lastimado por insinuaciones o comentarios sin importancia,
incluso por gestos o miradas; tendencias supersticiosas, teme cometer actos absurdos
(especialmente en las depresiones obsesivo-compulsivas), puede incurrir en actos rituales (hacer las
mismas cosas día por día, sin un significado lógico).

TRATAMIENTO

La relación de la depresión con otros trastornos supone una controversia, precedida por los
problemas clásicos en determinar la dependencia o independencia de la sintomatología y la
dirección de la causalidad.

Hasta hacia tiempo y en general, la depresión severa era tratada mediante antidepresivos y terapia
electroconvulsiva con cierta efectividad pero también criticadas por la comunidad médica,
incluyendo los psiquiatras. Actualmente, se aboga por la terapia aplicable también a las depresiones
leves y medias, conformada por psicoterapia, individual o de grupo. Otros tratamientos incluyen la
terapia ambiental (donde el ambiente del paciente se estructura muy cuidadosamente), la terapia
ocupacional, psicodrama, etc. Sin embargo las mejores psicoterapias son las de crecimiento, las que
reeducan al paciente afligido por la depresión. Estas terapias proceden de la Escuela de Psicología
Humanista que tiene un concepto del ser humano pues conoce sus potencialidades. Daniel Román
concluye que “cuando el paciente es reeducado conforme a las realidades trascendentes, crece, se
desarrolla y se encamina hacia la plenitud, que es como goza de un equilibrio perfecto” (1996:24).
Esta terapia va de la mano con la teoría del desarrollo humano.

BASES DEL DESARROLLO HUMANO

La fuente de la motivación humana y del desarrollo de la personalidad reside en las necesidades que
son comunes a todas las personas. Es necesario cubrir cinco niveles de necesidades
fundamentalmente humanas para lograr un funcionamiento óptimo, tanto desde el punto de vista
individual, como familiar y social: fisiológicas, de seguridad, de pertenencia y amor, de relaciones y
de autorrealización.
Las necesidades fisiológicas tienen que ver directamente con la supervivencia humana. Entre ellas
se pueden mencionar los alimentos, el descanso, el vestido y la eliminación de desechos en lugar y
forma adecuados.
Si estas necesidades no se satisfacen adecuadamente aparecen la tensión, la fatiga, enfermedades,
hambre y sed, la frustración sexual y carencias materiales en el hogar. Las necesidades fisiológicas
son las más importantes porque tienen que ver con la supervivencia del individuo. Si el individuo
no tiene satisfacción por periodos largos de estas necesidades puede aparecer la desmotivación para
la satisfacción de otras. Si una persona tiene hambre y vive en una pobreza extrema es imposible
que se interese en su autorrealización. (Petrzelovà y colab. 2007:50-51)

TEORÍA FENOMENOLÓGICA DE LA PERSONALIDAD

Significa literalmente “las experiencias subjetivas del individuo”. Considera que un ser humano se
autodetermina..., decide por sí mismo qué debe hacer. Esta autodeterminación tiene un requisito
muy importante y éste es la voluntad. El hombre construye a base de su propia vivencia, si ésta es
negativa el hombre puede abandonar la idea de su propia capacidad, someterse a la creencia de que
no la tiene o se queja de su pasado, que no ha sido positivo, y así pierde la oportunidad de crecer.
Para entender a una persona hay que comprender cómo ésta interpreta sus experiencias vividas.
Cada ser humano posee el potencial para crecer y desarrollarse. Se considera que nadie es malo,
incapaz e indigno. La psicología humanista trata de ayudar a las personas a darse cuenta de su
potencial y desarrollarlo para poder crecer como tales. ((Petrzelovà, 2007:32-33)

MEDIDAS PREVENTIVAS

Sin duda, la mejor forma de prevenir la depresión es proporcionar un ambiente de confianza al


adolescente para reducir las probabilidades, dicha confianza no sólo se centra al entorno familiar o
escolar, sino también en el resto de la sociedad contando a sus instituciones. Lo mismo debe
aplicarse en el caso de los adolescentes que pasan o han pasado por un episodio depresivo.

Enfocándose en el aspecto personal, Daniel Román (1996:42-57) enlista algunas conductas o


creencias para prevenir o ayudar a la persona deprimida en su recuperación entre las que sobresalen:

- Suprimir todas las bebidas que contengan cafeína, como el té o el café.


- No propagar malas noticias. Evitar lo más posible las discusiones, problemas o conflictos,
tanto familiares como sociales. Fijar treguas.
- Salir de casa, sobretodo a espacios al aire libre.
- No tenerse, esperar o desear lástima, tanto de sí mismo como de otras personas.
- No temerle a la vida. Conquistarla día a día acción por acción, reto por reto.
- Evitar los medios de escape que atentan contra la vida: ingreso en grupos religiosos o
políticos de manipulación, consumo de bebidas alcohólicas y/o drogas, sexualidad
compulsiva.
- No llenarse de culpabilidades. Perdonarse y no volver a incurrir en la falta. Asimismo,
adquirir la capacidad para perdonar a otros por las faltas que le hayan cometido.
- Utilizar la soledad constructivamente. Mantenerse en alguna ocupación trascendente, de su
agrado, que le permita superarse y progresar.
- No dejarse dominar por dependencia sentimentales que le hagan sufrir. Adoptar una actitud
de amor propio (autoestima), dignidad y autorefugio.
- Alimentarse moderadamente, aunque se tenga desgana.
- Reforzar un tratamiento de antidepresivos con psicoterapia y no desanimarse si lleva mucho
tiempo.
- No vivir en el pasado. No dejarse atrapar por la nostalgia y a melancolía.
- No vivir las tragedias de otros.
- Pedir ayuda a la familia para que comprendan su estado de ánimo, así como recurrir a
profesionales o instituciones de asistencia social si se sospecha de depresión.
- Reflexionar antes de aceptar un compromiso.

También menciona algunos aprendizajes útiles para la conformación de la persona en contacto con
otras que le permitan mejorar su calidad de vida:

SOBRE SÌ MISMO. SOBRE EL TRATO CON OTROS.

Autoconcepto y autoestima. Personalidad atrayente, vencer la timidez


mediante la comunicación y respeto de la
forma de ser propia y de otros.
Asertividad y carácter positivo y firme. Resistencia a la manipulación, programación
y condicionamiento.
Continuar los estudios. Ejercer una profesión.
Naturaleza y resolución de los conflictos. Aceptar aquellas realidades que no podemos
cambiar, enfrentando constructivamente las
diversas situaciones.
Análisis de los propios sentimientos y
sufrimientos.

SUICIDIO.

Suicidio provienen de dos palabras latinas sui y occidere, cuya traducción al español resulta
redundante: matarse a sí mismo. (Petrzelovà y col. 2007:14).

Cabe señalar, que el suicidio es aún en nuestros tiempos un tema tabú, cuya información al respecto
es producto de información y creencias entre los adolescentes. Algunos puntos importantes para
abordar con ellos el estudio del suicidio de una forma responsable podrían ser (Chávez y colab,
2008:56-59):

- La mayoría de los jóvenes que manifiestan conductas suicidas quieren ayuda.


- Los suicidios o tentativas de suicidio siempre pasan con señales de aviso.
- Hablar con una persona sobre suicidio no ocasionará que se mate.
- El confidente de alguien que presenta un comportamiento suicida no debe guardar el secreto.
- La mayoría de los jóvenes comparten sus pensamientos, problemas y sentimientos con otros
jóvenes.
- Hablar sobre suicidio es a menudo una súplica o petición encubierta para solicitar ayuda.
- La conducta suicida no es sólo una manera de conseguir la atención.
- Cualquier persona puede intentar suicidarse.
- El comportamiento suicida no es hereditario.
- Las personas con alto riesgo de suicidio pueden parecer contentas, mientras que las personas
sumamente deprimidas puede que no estén considerando el suicidio.
- El suicidio es doloroso.
- Los jóvenes suicidas pueden participar ayudándose entre ellos.
- El suicidio es evitable
CAUSAS, TIPOS DE COMPORTAMIENTO SUICIDA.

Los componentes del suicidio, se dividen en:

a) Intrapsìquicos: dolor psicològico insoportable, estrechamiento cognoscitivo, expresiones


directas y/o ambivalentes, incapacidad para la aceptación, ego no fortalecido.

b) Interpersonales: rechazo-agresividad e identificación como medio de huir-salir.

Wilfred (2002) señala que, pese a que son múltiples las causas que llevan a la ejecución del
suicidio, la más importante es la depresión, dado que todo ese cúmulo de sensaciones
subvalorativas, de tristeza, amargura y lamento son las que dan lugar a este acontecimiento.

De acuerdo con el modelo de la trayectoria del suicidio de Stillion y Mc. Dowell de 1944, los
factores de riesgo pueden ser clasificados en 4 grupos: biológicos, psicológicos, cognitivos y
ambientales. La presencia conjunta de los factores de cada grupo puede llevar a la persona hacia la
ideación suicida, que puede manifestarse en diversos niveles de obviedad.

Por otra parte, el NCSP en el 2003 (2008:31-32) clasificó los factores de riesgo en:

a) Personales: abuso de alcohol y drogas, aislamiento, enfermedades mentales y/o depresión,


bajo autocontrol, confusión en la orientación sexual, pérdida de las relaciones significativas,
perfeccionismo, poca habilidad para socializar, mala canalización del enojo, pérdida de la
identidad, sentimientos de ineficacia, desesperación, embarazo o miedo al embarazo, miedo
a la humillación, enfermedad mental, creencias religiosas “de riesgo”.

b) Conductuales: tentativas de suicidio, agresión, huir de casa, fracaso escolar, haraganería,


fascinación por la muerte y la violencia.

c) Familiares: historia familiar de suicidio, cambios estructurales, abuso de alcohol y drogas


entre los miembros de la familia, retiramiento de apoyo, exageradas expectativas paternales,
interacciones violentas, conducta paterna poco correcta, abuso físico, emocional o sexual.

d) Medioambientales: estigmas sobre buscar ayuda, falta de acceso a los servicio de apoyo,
acceso a medios letales, cambios frecuentes en la situación de vida, aislamiento social,
exposición al suicidio de un conocido, muerte inesperada de alguien querido, pérdida de la
libertad, altos niveles de tensión o presión, exposición constante a altos niveles de violencia
por los medios de comunicación.

Sobresalen como factores predisponentes en los casos adolescentes: padres divorciados, alcohólicos
o depresivos; embarazo no deseado, falta de autoestima, abuso de alcohol y drogas, trastornos de
conducta, fracaso en el noviazgo, contacto con familiares o conocidos que intentaron o consumaron
un suicidio, inexistencia de estructuras o límites familiares, sensación de vacío, deseo de manipular
o castigar a seres queridos.
Casullo y col (2006:21), refiriéndose al comportamiento suicida explican que “se vincula con
factores concurrentes (historia personal y social, programa neurobiológico, grado de salud mental) y
precipitantes (experiencias vitales percibidas como muy estresantes, falta de estrategias adecuadas
de afrontamiento, incapacidad para resolver problemas)”, factores muy parecidos a los causantes de
la depresión; sin embargo, no por ello significa que toda persona que sufre una depresión terminará
suicidándose. El proceso que lleva a cada persona a decidir entre quitarse o no la vida es muy
complejo. No siempre hay una decisión consciente de morir, tampoco generarse un daño personal.
Muchas veces sólo se busca comunicar sentimientos muy fuertes.

Con base al rango de las conductas autodestructivas, (Chávez y colab. 2008:54-55) se identifican
los diversos tipos o momentos de comportamiento suicida:

a) Ideación suicida: cualquier tipo de pensamiento o fantasía relacionada con el suicidio.

b) Amenaza suicida: acción verbal o no verbal que indica un deseo autodestructivo, pero que
por alguna razón no lo lleva a cabo aún.

c) Gesto suicida o parasuicidio: cualquier lesión física de daño mínimo (ensayo al acto
suicida). Dichos actos deben ser poco habituales (Casullo y colab. 2006:20)

d) Intento o tentativa de suicidio: resultado no fatal de una acción dirigida a sí mismo en la


que hay evidencia explícita o implícita de que el individuo buscaba obtener la muerte.

e) Suicidio: muerte intencional inflingida por sí mismo.

El suicidio es una decisión basada en la acumulación de largas frustraciones y en la falta de


satisfacción de necesidades vitales en la vida de un individuo. Los distintos factores que influyen en
la valoración del riesgo de suicidio son principalmente el funcionamiento del individuo, los
antecedentes de intentos de suicidio, el trastorno mental, las circunstancias sociales y económicas
adversas actuales y un estado cognitivo y afectivo alterado. (Petrzelovà, 2007:37)

SINTOMATOLOGÍA Y MEDIDAS PREVENTIVAS.

Tomando en cuenta los factores de riesgo antes mencionados, podemos hallar una cierta
complejidad a la hora de querer detectar la sintomatología de una persona para considerarla en
riesgo suicida. Cualquier manifestación por poco importante que parezca debe ser considerada.
Chávez y colaboradores (2008:63-65) mencionan los llamados factores de protección que son “las
situaciones o elementos que pueden proporcionarle a la persona las armas necesarias para prevenir
una situación de riesgo”. Existen varios modelos originados para detectarlos y evaluarlos, entre los
que destaca el Modelo SACA (o FACT por sus siglas en inglés), que resulta bastante útil también
en los casos de depresión.

Modelo SACA-FACT
Sentimientos (feelings) Desesperación:
- Las cosas nunca van a cambiar ni presentarán algo bueno.
- No hay nada que hacer.
- No quiero sentirme así siempre.
Miedo de perder el control, volverse loco, dañarse a sí mismo o a
otros.
Desvalido, sin valor:
- nadie se preocupa por mí.
- Todos estarán mejor sin mí.
Culpa, vergüenza y odio a sí mismo.
Tristeza profunda.
Ansiedad persistente o enojo.
Acciones o eventos Abuso de drogas y/o alcohol.
(actions) Hablar o escribir sobre temas de muerte o destrucción.
Pesadillas.
Pérdidas recientes por muerte, relación rota, trabajo, dinero,
autoestima.
Perdida de la fe.
Agitación, inquietud.
Agresión, atolondramiento.
Cambios (change) Cambios de personalidad (aislamiento, cansancio, apatía, indecisión
o lo contrario).
No se concentra en la escuela, trabajo o tareas rutinarias.
Insomnio, despertar en la madrugada.
Trastornos alimenticios.
Pérdida del interés por amigos, aficiones, arreglo personal, etc.
Mejora súbita después de un periodo de bajo estado de ánimo (foco
de cuidado).
Problemas con las autoridades escolares o legales.
Amenazas (tretas) Declaraciones.
Planes
Señales de advertencia (verbales) directas:
- deseo estar muerto
- voy a acabar con todo
- he decidido matarme
- yo creo en el suicidio
- si no pasa (determinado evento) me mataré.
Señales de advertencia (verbales) indirectas:
- estarán tristes sin mí
- estoy tan cansado de todo
- ¿Qué es lo que estoy viviendo?
- Toma esto; yo no lo necesitaré más
- Muy pronto no tendrán que preocuparse por mí
- Adiós a todos, tenemos que despedirnos.
- ¿cómo se vuelve uno donador de órganos?
- Si yo muero, te cuidas.

Con base en lo que puede significar el suicidio para el adolescente, Shneidman (Chávez y colab,
2008:38) describe cuatro tipos:
1. Conducta suicida impulsiva. Luego de una frustración o desilusión.
2. Sensación de que la vida no vale la pena. Aparece en depresiones avanzadas.
3. Enfermedad grave. Considera al suicidio la única salida.
4. Medio de comunicación. Ya sea con el objeto de controlar (chantaje) o expresar algún
mensaje que espera respuesta.

Una vez identificados los síntomas y dependiendo del momento en el que se encuentre la persona,
se puede o no intervenir. Considerando que la mayoría de los jóvenes comparten sus pensamientos,
problemas y sentimientos con otros jóvenes, las probabilidades de que acepten la ayuda de sus pares
se incrementa.

Chávez y colab (2008:21) proponen intervenciones preventivas de tipo psicosocial que integren
recursos provenientes del sector salud, institucional y educativo. Sobre estas últimas destacan las
habilidades de entrenamiento social, habilidades de entrenamiento interpersonal e intervención en la
comunidad.

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