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ANTOLÓGICA HORACIANA

SEMINARIVM LINGVÆ LATINÆ


I.E.S. Vicenta Ferrer
València
ÍNDICE

BIOGRAFÍA.

ODAS:

I,4: Brevedad de la vida


IV,3: Agradecimiento a Melpomene
I,38: Sencillez
III,13: A la fuente de Bandusia
I,23: A una tímida adolescente
III,21: A una ánfora de vino Másico
III,25: A Baco
I,5: Volubilidad de Pirra
III,26: Viejas glorias
III,15: Contra Cloris
III,18: A Fauno
IV,7: Lección de la primavera
I,3: A la nave de Virgilio
I,11: «Carpe diem»
I,24: Resignación frente a la muerte
I,9: La llegada de la primavera
III,9: Diálogo de enamorados
I,14: La nave del Estado
II,3: Serenidad y gozo del presente
III,6: Pecados de los romanos
II,14: Melancolía
II,10: La «aurea mediocritas»
IV,15: A Augusto
III,30: Inmortalidad del poeta

..oOo..
BIOGRAFÍA
Quinto Horacio Flaco nace en Venusia, una colonia romana situada entre Apulia
y Lucania, el día 8 de diciembre del año 65 a.C. del calendario juliano (23 de enero según el
cómputo ab Urbe condita).

Su padre era al parecer un esclavo público, que, al conseguir la libertad, adoptó el nom-
bre de Horacio de la tribu Horacia a la que estaba adscrita la ciudad. A pesar de un patrimonio
humilde adquirido como recaudador de impuestos, le costeó a su hijo una cara educación supe-
rior en Roma y en Atenas con los hijos de las mejores familias romanas.

En esta última ciudad estudió filosofía y retórica en los jardines de la Academia, y se su-
mergió en las fuentes de la literatura griega. También allí, como muchos otros jóvenes aristócra-
tas filorrepublicanos, se unió al ejército de Bruto, uno de los asesinos de César. Pero aquél fue
derrotado en la batalla de Filipos el 42 a.C. y Horacio, con el rango de tribuno militar, tuvo que
buscar su salvación en la huída.

De regreso a Roma se encuentra con que su padre ha muerto y su posesión en Venusia


ha sido confiscada, por lo que para poder vivir tiene que comprar un puesto de funcionario en la
administración fiscal, siendo en los ratos libres que le deja su oficio como escriba en los que se
dedica a la poesía y comienza entonces a escribir sus «Épodos» y «Sátiras».

Con relativa rapidezhizo Horacio quesus escritos fueran conocidos yapreciados. Ape-nas
un año después de conseguir su primer trabajo remunerado, Virgilio y Vario lo presentan a
Mecenas, protector de artistas y amigo y consejero de Augusto. Recibido al principio con cierta
reticencia, no tardó mucho en introducirse en su selecto círculo ni en alcanzar la aureola de in-
dispensable, hasta el punto de recibir la donación de una finca en la Sabina por parte de Mecenas
y de poder rechazar sin ofender a Augusto el cargo de secretario personal que éste le ofrecía.

En el año 23 a.C. aparecieron publicados los tres primeros libros de las «Odas», y en el
17 a.C. se cantó el «Canto Secular» que había compuesto para los Juegos Seculares. Desde la
publicación de aquéllas trabajó en el primer libro de las «Epístolas», que estaría concluido hacia
el 20 a.C.; a éstas añadió las tres del libro II, escritas del 19 al 14 a.C. Del 17 al 13 a.C. compu-so
por fin su libro cuarto de «Odas».

Y, por fin, el 27 de noviembre del año 8 a.C. murió Quinto Horacio a los cincuenta y siete
años de edad, pocos meses después que lo hiciera su amigo Mecenas, junto a cuya tumba en el
Esquilino fue enterrado.

Según parece por su propio testimonio, era pequeño y obeso. En cuanto a su carácter, era
tranquilo aunque irritable por momentos, humilde, leal, afectuoso pero independiente, perspi-caz,
meticuloso, amante del campo y de los placeres. En la esfera de lo religioso, él mismo manifiesta
haber sido «parco y poco asiduo adorador de los dioses» en sus días jóvenes, pero más devoto
de ellos en su madurez. Un hombre, en fin, en la encrucijada de dos mundos, como todos los de
su época; y en la entrevía del placer y la virtud, o mejor dicho, en los dos caminos simultá-
neamente.
ODAS
Brevedad de la vida
Se diluye el intenso invierno con el grato retorno de la primavera y del Favonio 1,
y las grúas arrastran al mar las quillas secas,
y ya ni el ganado halla placer en los establos o el labrador junto al fuego
ni los prados albean con la blanca escarcha.
Ya Venus Citerea 2 dirige las danzas a la salida de la luna
y, junto a las ninfas, las encantadoras Gracias 3
baten el suelo rítmicamente, mientras las fatigosas fraguas
de los Cíclopes visita el ardiente Vulcano.
Ahora es el momento de coronar la perfumada cabeza con verde mirto
o con la flor que producen las tierras ya liberadas,
ahora es el momento de sacrificarle a Fauno 4 en los umbríos bosques
ya sea una cordera —si la pide—, ya sea un cabrito —si lo prefiere—.

...grata vice veris ...

La pálida Muerte pisa con el mismo pie las cabañas de los pobres
y los palacios de los reyes. Oh feliz Sestio,
la breve duración de la vida nos impide alentar una larga esperanza:
de repente te envuelven la noche y los Manes 5 —sobre quienes todos hablan—
y la yerma morada de Plutón, donde, así que hayas llegado,
no podrás sortear a los dados la presidencia del banquete
ni admirar al tierno Lícidas, por quien arden los jóvenes
ahora y en seguida se inflamarán las muchachas.
(I,4)

1
Viento del Oeste que anuncia la primavera.Los griegos lo conocen como Céfiro.
2
Sobrenombre por su nacimiento cerca de la isla de Citeres.
3
Son tres diosas del cortejo de Venus,hijas de Júpiter y Eurínome.
4
Dios protector de los rebaños.
5
Espíritus de los muertos.
Agradecimiento a Melpomene
A quien tú, Melpomene 6, recién nacido
lo hayas contemplado con benigna mirada,
no le hará famoso como púgil
la competición ístmica 7, ni un infatigable caballo
le conducirá vencedor en carro aqueo,
ni sus empresas bélicas lo presentarán
ante el Capitolio como general engalanado
con las palmas delias 8 por haber aplastado
las arrogantes amenazas de algunos reyes,
sino que las aguas que discurren por la fértil Tíbur
y las espesas frondas de sus bosques
le harán célebre por el canto eolio.
Los hijos de Roma,la primera de las ciudades,
se enorgullecen en colocarme
entre los coros de los poetas dignos de consideración,
y ya me roe menos el diente de la envidia.
Oh, Piéride 9, que de tu aúrea
lira los sones dulcemente moderas,
que incluso a los mudos peces,
si quisieras, otorgarías un canto como el del cisne,
...neque res bellica Deliis / todo esto es un don tuyo,
ornatum foliis ducem.../ ostendet y si el dedo de los transeúntes me señala
Capitolio como tañedor de la lira romana,
si estoy inspirado y tengo éxito
—si lo tengo—, don tuyo es.
(IV,3)

Sencillez
Detesto, muchacho, los lujos de los persas
y me desagradan las guirnaldas trenzadas con tilo,
así que deja de buscar en qué lugar una rosa
tardía se mantenga en flor.
No te esfuerces, solícito, en añadir nada
al simple mirto: pues ni de ti, mi copero,
desdice el mirto, ni de mí, que estoy bebiendo
bajo una frondosa parra.
(I,38)

A la fuente de Bandusia
¡Oh fuente de Bandusia 10, más clara que el cristal
y digna de suavizar el vino!, no sin flores

6
Musa de la tragedia y de la lírica.
7
Los Juegos Ístmicos se celebraban en honor de Posidón en Corinto.
8
Es decir,con laurel,signo de victoria y planta de Apolo,nacido en Delos.
9
Epíteto de las musas,que tenían una de sus sedes en el monte Pierio.
10
Fuente existente en la finca sabina de Horacio.
recibirás mañana un cabrito de ofrenda,
cuya frente, abultada por unos cuernos
incipientes, lo destina a Venus y sus combates.
Pero en vano, pues en honor tuyo de rojo teñirá
las gélidas aguas con su sangre,
retoño de una grey lasciva.
A ti la hora implacable de la ardiente Canícula 11
ignora cómo alcanzarte; agradable frescor brindas tú
a los bueyes, fatigados por el arado,
y al ganado que pace errante.
También tú llegarás a ser una de las fuentes célebres
cuando yo cante a la encina que crece sobre las hueras
peñas desde donde, rumorosas,
saltan tus aguas.
(III,13)

A una tímida adolescente


Me rehuyes, Cloe 12, igual que el cervatillo
que busca en la espesura de los montes a su recelosa
madre no sin un vano miedo
a las brisas y al bosque,
pues si la llegada de la primavera se anuncia
con unas hojas agitadas o si los verdes lagartos Vitas inuleo me similis,
apartan una zarza, Chloe...
tiemblan su corazón y sus rodillas.
Pero yo no te persigo para despedazarte
como un feroz tigre o un león getúlico 13,
así que deja de seguir a tumadre,
que ya tienes edad para un hombre.
(I,23)

A una ánfora de vino Másico


Oh tú, nacida como yo durante el consulado de Manlio 14,
que a veces produces nostalgia o buen humor,
o alocadas disputas amorosas,
o el sueño fácil, ánfora venerable,
cualquiera que sea la advocación bajo la que guardas el Másico 15
selecto, digna de ser reclamada en un día señalado,
desciende, ahora que Corvino exige
que se escancien vinos más generosos.
No siente él ante ti, aunque esté empapado de diálogos

11
Constelación cuyo orto coincide con la época más calurosa del verano;su estrella más luminosa es
Sirio.
Del griego P8`0 (chloe),«brote,retoño».
12

13
De la Getulia o Numidia,en África.
14
Lucio Manlio Torcuato, cónsul el 65 a.C., año del nacimiento del poeta.
15
Famosísimo vino del monte del mismo nombre, en la Campania.
socráticos, horror suficiente para rechazarte,
pues incluso del vetusto Catón 16 se cuenta
que a menudo animó su virtud con el vino.

Tú provocas en un carácter arisco una torturante


placidez, y tú de los sabios revelas
las ansias y los ocultos pareceres
con la ayuda del travieso Lieo 17;
tú devuelves la esperanza a los espíritus angustiados
y también las fuerzas,y proporcionas empuje al hombre sencillo,
que tras conocerte ya no se amedranta ante las iracundas
tiaras de los reyes ni ante las armas de sus soldados.
A ti, Líber 18, y —si te acompañan— la plácida Venus
y las Gracias, reacias a deshacer su vínculo,
y la llama avivada de las lucernas, te harán durar
O nata mecum...!
hasta que el retorno de Febo 19 haga marchar las estrellas.
(III,21)

A Baco
¿A dónde me arrebatas, Baco 20, ebrio
de ti? ¿A qué bosques o a qué cavernas me conduce
velozmente mi nuevo estado? ¿En qué
antros se me escuchará cuando me proponga incluir
la eterna gloria del egregio César21
entre las estrellas y la asamblea de Júpiter?
Proferiré palabras insignes, inauditas, todavía
no dichas por boca alguna. No de otro modo en las cumbres
se queda extasiada la insomne Evíade22
al contemplar el Hebro 23 y la Tracia 24,blanqueada
por la nieve, y el Ródope 25, hollado
por un pie bárbaro, como a mí, apartado del camino,
me place admirar sus riberas
y sus bosques solitarios. Oh señor de las Náyades 26
y de las Bacantes, que pueden
con sus manos abatir los altos fresnos,
nada frívolo o en tono menor,

16
Marco Porcio Catón el Censor (234-149 a.C.), conocido por su severa rectitud.
17
Sobrenombre griego del dios del vino, Dioniso; significa «el que relaja».
18
Epíteto latino de Dioniso; significa «libre».
19
Epíteto de Apolo; significa «el Brillante». Es la personificación del Sol.
20
Nombre con el que también es conocido Dioniso.
21
Se refiere a Augusto, adoptado como hijo por Julio César.
22
Las evíades o bacantes acompañaban a Baco en su séquito.
23
El Hebro es un río de Tracia, llamado hoy Maritza.
24
Región montañosa de Grecia por donde penetró Dioniso en el país por primera vez.
25
Monte de la misma región griega.
26
Espíritus femeninos que habitaban las aguas.
nada perecedero expresaré. Dulce riesgo es,
Leneo , seguir al dios
27

que ciñe sus sienes con verde pámpano.


(III,25)

Volubilidad de Pirra
¿Qué delicado muchacho, perfumado con olorosos
ungüentos, te abraza entre abundantes rosas,
Pirra, en una plácida gruta?

Miseri,quibus intemptata nites!

¿Para quién sujetas tu rubia cabellera


con sencillos ornatos? ¡Ay!, cuántas veces llorará
tu inconstancia y la de los dioses, e, inexperto,
se asombrará de que vientos funestos encrespen
las aguas antes calmadas
éste que ahora, confiado, se complace contigo, su tesoro,
éste que te imagina siempre dispuesta,siempre
amorosa porque ignora la perfidia
de la brisa.¡Infelices aquellos a quienes
sin conocerte deslumbras! En cuanto a mí, la pared de un templo
atestigua con una tabla votiva que mis ropas,
ya empapadas, las he colgado
en honor de la poderosa divinidad del mar 28.
(I,5)

Viejas glorias
Hasta hace poco he vivido apto para las jóvenes
y en ello he militado no sin gloria,
pero ahora mis armas y mi lira, cumplido en el combate
su servicio, las acogerá esta pared
que el costado izquierdo de la marina Venus

27
Epíteto de Dioniso que significa «el de los lagares».
28
O Neptuno, dios del mar, o Venus, diosa del amor y nacida de su espuma.
protege. Aquí, poned aquí las encendidas
teas y las palancas y las ganzúas
que amenazaron a las puertas que se les oponían.
Oh diosa 29 que posees la afortunada Chipre
y Menfis, carente de la nieve sitonia,
reina, con tu poderoso látigo
azota al menos una vez a Cloe por despreciarme.
laevom marinae qui Veneris latus/custodit.
(III,26)

Contra Cloris
Esposa del sin fortuna Íbico,
modera de una vez tus prodigalidades
y tus escandalosas andanzas;
deja, tú, próxima ya a la muerte,
de jugar entre las vírgenes
y de nublar las cándidas estrellas.
No porque algo sea apropiado para Fóloe
lo es también para ti, Cloris 30:
es más lógico que tu hija sea quien asalte
las casas de los jóvenes
como una Tíade 31 fuera de sí por el ritmo del timbal.
A ella su amor por Noto la obliga
a retozar semejante a una cabra juguetona;
pero a ti son las lanas tonsuradas junto a la ilustre
Luceria 32 lo que te convienen, y no las cítaras
ni la flor púrpura del rosal
ni los jarros apurados hasta las heces, vejestorio.
(III,15)

A Fauno
Fauno, amante de las esquivas ninfas,
atraviesa benévolo mis propiedades
y mis soleados campos y abandónalos indulgente
con sus pequeñas crías
si, a fin de año, cae sacrificado un tierno cabrito
y no falta en la crátera, compañera de Venus,
abundante vino. Tu antiguo altar humea
con numerosos aromas
y todo el ganado retoza en el herboso campo
cuando regresan las nonas de diciembre, a ti consagradas;
los campesinos, de fiesta, vagan ociosos en los prados

29
Venus.
30
Del griego P8TD\H (chlÇrís), «oropéndola»; también recuerda al adjetivo P8TD`H, «verde;
pálido», que hace mención a algo no maduro (es decir,"joven", aquí con evidente ironía) o al color de la
muerte.
31
O bacante.
32
Ciudad de Apulia famosa por sus lanas.
al lado de los indolentes bueyes;
el lobo deambula entre osados corderos,
el bosque esparce en tu honor su agreste follaje,
y el cavador se alegra al golpear tres veces
con su pie 33 la odiada tierra.
(III,18)

Lección de la primavera
Se han retirado las nieves y ya vuelven las hierbas a los campos
y el follaje a los árboles;
cambia la tierra de aspecto y los ríos, con caudal menguante,
transcurren por sus cauces;
una Gracia, acompañada por las Ninfas y sus dos hermanas, osa
dirigir desnuda la danza.

Gratia cum Nymphis geminisque


sororibus...

«No esperes la inmortalidad», te aconsejan el año y el vivificante


día que nos arrebata cada hora,
pues el frío lo mitigan los céfiros, a la primavera la arrolla el estío,
que perecerá en cuanto
el otoño, cargado de frutos, derrame sus dones, y enseguida
vuelve rápido el ocioso invierno;
y, con todo, nuevas lunas reponen con rapidez los estragos celestes,
pero nosotros, en cuanto nos hundimos
donde moran el padre Eneas y donde el opulento Tulo y Anco 34,
sólo polvo y sombra somos.
¡Quién sabe si los dioses superiores añadirán las horas
de mañana a la suma de lo vivido hasta hoy!,
y lo único que escapará a las ávidas manos de tu heredero será
cuanto con ánimo placentero te hayas regalado,
pues tan pronto hayas expirado y Minos 35 haya emitido su irrevocable
juicio acerca de ti,

33
Es decir, de bailar.
34
Eneas, hijo de Venus, es el antepasado mítico de los Julios y de Rómulo, el fundador de la Urbs;
Tulo Hostilio y Anco Marcio son el tercer y cuarto rey de la Roma antigua.
35
Uno de los jueces del Infierno, junto con Radamante y Éaco.
no te harán revivir, Torcuato, tu linaje, no tu elocuencia,
no tu integridad,
ya que ni siquiera Diana 36 libera de las tinieblas infernales
al casto Hipólito37
ni Teseo 38 tiene fuerzas para arrancar de las cadenas leteas
a su querido Pirítoo.
(IV,7)

A la nave de Virgilio
Que la poderosa diosa de Chipre39
y los hermanos de Helena 40, refulgentes estrellas,
y el padre de los vientos 41, bien sujetos todos excepto Yápige 42,
te guíen, oh nave que me debes a Virgilio43
a ti confiado, para que de la tierra ática
—te lo suplico— incólume me lo traigas
y protejas al que es la mitad de mi alma.
Madera de roble y una triple coraza de bronce
...pulvis et umbra sumus rodeaban el pecho de aquél que confió, el primero,
una frágil barca al cruel Océano
y no tuvo miedo del Ábrego 44 en su violenta
lucha contra los Aquilones,
ni de las funestas Híadas 45, ni de la cólera del Noto,
máximo soberano del Adriático
cuando quiere encrespar o amansar las olas.
¿Qué cercana muerte hubo de temer
el que vió con ojos secos los monstruos marinos,
el que vió el mar turbulento y
los funestos escollos de Acroceraunia 46?
En vano separó una deidad
previsora las tierras del insociable Océano
si, de todas formas, las irrespetuosas
naves atraviesan mares que no debieran ser transitados.
Temerario para arrostrarlo todo,

36
Bajo su forma de Hécate, divinidad de la magia y los hechizos.
37
Hijo de Teseo que murió por instigación de su madrastra Fedra, despechada porque rechazó su
amor incestuoso.
38
Mitológico rey de Atenas que mató al Minotauro; bajó con Pirítoo al Infierno, pero sólo él pudo
ser rescatado de allí por Heracles.
39
Venus.
40
Cástor y Pólux, protectores de la navegación, pues con su apelación de Dioscuros («hijos de
Zeus») eran llamados los fuegos de San Telmo de dos puntas, considerados por los marinos como de buen
augurio. Su hermana Helena es la que ocasionó la guerra de Troya.
41
Eolo.
42
Viento del NO, ideal para ir de Bari a Grecia.
43
Publio Virgilio Marón (70-19 a.C.), el más insigne poeta en lengua latina.
44
El Ábrego es el viento del SE; el Aquilón, del NE; el Noto, del S.
45
Estrellas de la constelación de Tauro cuyo orto y ocaso coinciden con la temporada de las lluvias.
46
Acantilados de la costa del Épiro.
el género humano se pierde por sus sacrílegas

/desobediencias.
Así, el audaz hijo de Japeto47
proporcionó el fuego a los hombres mediante
/perverso
engaño,
y, después que de la etérea mansión el
/fuego
fue sustraído, la penuria y un nuevo cúmulo de
/males ...finibus Atticis / reddas incolumem precor
se abatieron sobre la tierra,
y la ley fatal, antes lenta, de una lejana
muerte apresuró el paso;
Dédalo conoció la vacía atmósfera
con alas no concedidas al hombre;
y en sus trabajos Hércules irrumpió en el Aqueronte.
Nada es demasiado difícil para los mortales;
el mismo cielo ambicionamos neciamente y no
permitimos por nuestros crímenes
que Júpiter deponga sus iracundos rayos.
(I,3)

«Carpe diem»
Tú no indagues —pues es sacrílego saberlo— qué fin me han otorgado
los dioses y cuál a ti, Leucónoe 48, ni consultes los horóscopos
babilonios.¡Qué mejor que hacer frente a lo que haya de ser!
Tanto si Júpiter nos ha otorgado muchos inviernos o es el último
el que ahora debilita, contra los escollos que se le oponen, al mar
Tirreno, sé inteligente, filtra los vinos y para tan breve intérvalo
no alimentes una larga esperanza. Mientras hablamos, habrá huido la edad
envidiable, así que aprovecha el día sin confíar lo más mínimo en el porvenir.

(I,11)

Tu ne quaesiris...

47
Prometeo.
48
Significaría algo así como «ingenua», ya que parece estar compuesto por el adjetivo griego
8gL6`H (leukós),"blanco", y una forma relacionada con el verbo <@XT (noéÇ), «pensar».
Resignación frente a la muerte
¿Qué recato o moderación ha de haber en la añoranza
de persona tan querida? Inspírame cantos
lúgubres, Melpomene, a quien el Padre concedió
una melodiosa voz con la cítara.
¿Es verdad, pues, que a Quintilio lo oprime
el sueño eterno? ¿Cuándo el Pudor y la inquebrantable Lealtad,
hermana de la Justicia, y la Verdad desnuda
encontrarán a otro parecido a él?
Ha muerto digno de ser llorado por muchos hombres buenos,
pero ninguno con más merecimientos que tú, Virgilio.
Tú, en vano —¡ay!— piadoso, les reclamas a los dioses
a Quintilio, que no con esta idea les encomendaste.
Pues, ¿qué? Si con más dulzura que el tracio Orfeo
pulsaras la lira, a la que los propios árboles prestaban oídos,
¿acaso volvería la sangre a su inane sombra
una vez que con la espantosa varita
e insensible a los ruegos para escapar de su destino
la haya empujado Mercurio hacia la tenebrosa grey?
Es duro, pero la resignación hace más soportable
lo que nos está prohibido enmendar.
(I,24)

La llegada de la primavera
¿Ves cómo el Soracte 49 se alza blanco por la espesa
nieve, cómo ya no soportan su peso
los agobiados bosques y cómo con el agudo
hielo se han detenido los ríos?

Vides ut alta stet nive candidum / Soracte...?

Aleja el frío reponiendo frecuentemente


la leña del fuego y, con mayor largueza,

49
Monte situado a unos 40 Km. al norte de Roma.
sirve ese vino de cuatro años,
Taliarco 50, de la jarra sabina,
y confía el resto a los dioses, pues nada más
calmar ellos a los vientos que pugnan con el tempestuoso
mar, ya ni los cipreses
ni los viejos olmos se agitan.
Qué vaya a suceder mañana evita preguntártelo, y,
cada uno de los días que te otorgue el Destino, apúntatelo
como una ganancia y no desprecies, muchacho,
los dulces amores ni las danzas
mientras de tu lozanía se mantiene alejada la penosa
canicie. Ahora el Campo de Marte y sus plazas públicas
y los suaves susurros al anochecer
has de buscar a la hora adecuada;
ahora también las risitas que, placenteras para el oído, delatan
desde un rincón apartado a la muchacha que allí se esconde,
y la prenda arrancada de su brazo
o de su dedo con poca resistencia.
(I,9)

Diálogo de enamorados
«Mientras yo te gustaba
y a ningún otro preferías para que con sus brazos
rodease tu blanco cuello,
me ufanaba más dichoso que el rey de Persia»
«Mientras más por otra
no te inflamaste y Lidia precedía a Cloe,
yo, esa Lidia de tan gran renombre,
me ufanaba más famosa que la romana Ilia 51»
«Ahora me subyuga la tracia Cloe,
conocedora de suaves melodías y experta en la cítara,
por la que no temería morir
si los hados permitieran sobrevivir a mi amada»
«A mí me consume con correspondido fuego
Calais, el hijo de Órnito de Turio,
por el que dos veces sufriría la muerte
si los hados permitieran sobrevivir a mi amado»
«¿Y qué pasa si regresa la Venus de antaño
y con broncíneo yugo junta a los que se separaron,
si me desembarazo de la rubia Cloe
y se me abre la puerta de la rechazada Lidia?»
«Aunque él es más hermoso que un astro
y tú más voluble que el corcho y más inmoderado
que el borrascoso Adriático,

50
«Rey del banquete».
51
Sobrenombre de Rea Silvia, la madre de Rómulo y Remo.
contigo anhelaría vivir, contigo moriría de buen grado»
(III,9)

La nave del Estado


Oh nave,hacia alta mar volverá a arrastrarte un nuevo
oleaje.Oh, ¿qué vas a hacer? Refúgiate con firmeza
en el puerto. ¿No ves acaso cómo
tu costado está sin remos
y te crujen el mástil, astillado por el huracanado
Áfrico 52, y las antenas?¿Ni cómo, sin jarcias,
tu casco resistir apenas
puede al impetuoso
mar? No conservas enteras tus velas ni dioses
a los que invocar si te oprime de nuevo la adversidad,
y, aunque te vanaglories de ser pino del Ponto 53,
hijo de un bosque ilustre,
tanto tu linaje como tu nombre son inútiles:
para nada confía el receloso marinero
en tu adornada popa; y si para los vientos
no quieres ser juguete, precávete.
Tú, que hace poco me causabas un fastidioso tedio
y ahora afán y preocupación no leve,
evita los mares que bañan
las deslumbrantes 54 Cícladas.
(I,14)

Serenidad y gozo del presente


No te olvides de mantener sereno tu ánimo
en la adversidad y, por el contrario, apartado
de una insolente alegría en la felicidad,
Delio 55, porque habrás de morir
tanto si has vivido afligido todo el tiempo
como si, reclinado en un despejado césped, Huc...nimium brevis / flores a-
cada día de fiesta te has solazado moenae ferre iube rosae
con un Falerno de calidad.
56

Allí donde el enorme pino y el blanco álamo


se complacen en entrelazar una sombra acogedora
con sus ramas, ¿por qué se esfuerza la huidiza agua
en deslizarse por un tortuoso riachuelo?
Manda que traigan a este lugar vinos, perfumes

52
O Ábrego, viento del SO.
53
Lugar de procedencia de la madera empleada en la construcción de naves, pero también de
Eneas, antepasado mítico de los Julio, a cuya familia pertenecía Augusto.
54
Por el mármol blanco que producían.
55
Quinto Delio era un personaje inconstante que en la contienda civil tras el asesinato de César pasó
con frecuencia de uno a otro bando.
56
Vino famosísimo y muy apreciado en la Antigüedad.
y las flores demasiado efímeras del agradable rosal
mientras tu posición, tu edad y los aciagos hilos
de las tres hermanas 57 lo permitan,
ya que abandonarás las tierras que adquiriste,y tu casa
y la villa que baña el rojizo Tíber también
las abandonarás,y un heredero se apoderará de las riquezas
que acumulaste a montones.
Que tú, rico y del antiguo linaje de Ínaco58
o pobre y de ínfima condición, demores tu estancia
bajo el cielo, poco importa:
víctima serás del Orco 59, que de nada se compadece,

pues a todos nos empujan al mismo sitio,y de todos


en la urna se agita la suerte, que tarde o temprano
habrá de salir y embarcarnos 60
a un perpetuo destierro.
(II,3)

Pecados de los romanos


Las culpas de tus antepasados expiarás inmerecidamente,
romano, mientras no restaures los templos
y santuarios en ruinas de los dioses y
sus imágenes tiznadas por el negro humo,
pues sólo prevaleces al someterte a los dioses:
de ellos procede toda iniciativa,a ellos atribúyeles el éxito.
Los dioses, por haber sido despreciados, causaron muchas
desgracias a la enlutada Hesperia 61:
ya en dos ocasiones Moneses y las tropas de Pácoro 62
han rechazado nuestros ataques, emprendidos
con malos augurios, y se regocijan por haber añadido
nuestros despojos a sus exiguos collares;
y a punto estuvieron de arrasar nuestra ciudad,

57
Las Parcas o Moiras, que tejen el destino de cada mortal.
58
Río de Argos y fundador de la más antigua genealogía heroica de Grecia, con descendientes como
Perseo y Hércules.
59
Otro nombre para designar al Hades o Infierno.
60
En la nave de Caronte, el barquero de los Infiernos.
61
«Tierra del Ocaso», donde se pone el sol; aquí se refiere a Italia en relación a las tierras de los
par-tos, que nombrará a continuación.
62
Jefes partos que derrotaron a Craso el 53 a.C. en Carras,y a M.Antonio el 36 a.C.
presa de las discordias, el dacio 63 y el etíope 64,
temido éste por su escuadra, mejor
aquél en disparar flechas.
Unas generaciones fértiles sólo en crímenes empezaron
por manchar el matrimonio, su linaje y su hogar:
de tal fuente brotó el desastre
desbordado contra la patria y su gente.
Así,se complace en aprender las danzas jonias
la joven casadera, se forma en las artes
cuanto antes y planea amores
deshonestos desde su más tierna infancia;
en seguida se busca unos amantes más jóvenes
entre los que beben con su marido, y no escoge
a quién dar los placeres prohibidos
furtivamente, tras retirar las antorchas,
sino que, tras ser solicitada y no sin la complicidad de su marido,
se levanta a la vista de todos, tanto si la llama un mercader
como el capitán de un navío hispano,
compradores a buen precio de sus deshonestos favores.
No fue una juventud nacida de semejantes padres
la que tiñó de sangre púnica los mares
e hizo caer a Pirro 65 y al gran
Antíoco 66 y al cruel Aníbal,
sino la descendencia varonil de unos soldados
rústicos, educada para cavar los surcos
con azadas sabélicas y para, al arbitrio
de una severa madre, acarrear la
/leña
que había talado cuando el sol cambiaba de posición
la sombra de los montes y liberaba de sus yugos donec templa refece-
a los rendidos bueyes, trayéndoles ris / aedisque...
unas agradables horas al marcharse con su carro.
¿Qué es lo que no ha hecho degenerar el dañino paso del tiempo?
La generación de nuestros padres —peor que la de nuestros abuelos— nos
procreó a nosotros más corruptos y a punto de alumbrar
una progenie todavía más viciosa.
(III,6)

Melancolía
Ay, Póstumo, Póstumo,fugaces
se deslizan los años y no pondrá freno tu piedad
a las arrugas ni a la inminente vejez

63
Tribus dacias cruzaron el Danubio, pero fueron rechazadas.
64
Por egipcio. Haría referencia al ejército de Cleopatra y Marco Antonio, derrotado en la batalla
na-val de Accio (31 a.C.).
65
Caudillo epirota que invadió Italia y fue derrotado por Roma el 275 a.C.
66
Rey de Siria que dió asilo a Aníbal.
ni a la indoblegable muerte,
ni siquiera si cada día que pase,
amigo, aplaques con trescientos toros
al inconmovible Plutón 67,que al tres veces ancho
Gerión 68 y a Ticio 69 retiene
con la funesta corriente por la que inevitablemente todos
los que nos alimentamos de los dones de la tierra
habremos de navegar, seamos reyes
o miserables colonos.
En vano nos libraremos del sangriento Marte
y del quebrado oleaje del ronco Adriático,
en vano cada otoño nos protegeremos
del Austro, nocivo para la salud,
pues tendremos que ver al negro Cocito 70 discurriendo
con lánguido fluir y al infame linaje
de Dánao 71 y, condenado a un eterno
tormento, a Sísifo 72, el hijo de Eolo;
habrá que abandonar el mundo, la casa y la amada
esposa, y de estos árboles que cuidas,
excepto el odioso ciprés, ninguno
te seguirá a ti, dueño efímero;
y un heredero más apropiado terminará con los Cécubos73
...praeter invisas
que tienes guardados bajo cien llaves y teñirá
cupressos
el pavimento con un vino soberbio,
más apto para las cenas de los
pontífices.
(II,14)

La «aurea mediocritas»
Con más prudencia te comportarás,Licinio,no
aventurándote siempre hacia alta mar ni,por temer
cautamente las tempestades,ciñéndote en exceso
a un litoral no fiable.
Quienquiera que la aúrea moderación
escoja,a su amparo desconoce la sordidez
de un techo ruinoso y,en su sobriedad,la envidia
que causaría un palacio,
pues más a menudo azotan los vientos al pino
más alto y con peores consecuencias caen
las torres elevadas y hieren los rayos

67
Dios de los Infiernos.
68
Gigante de tres cuerpos unidos por la cintura al que mató Hércules en Iberia.
69
Gigante que había intentado violar a Latona, la madre de Apolo y Artemisa.
70
Río del Hades.
71
Las hijas de Dánao asesinaron a sus maridos en su misma noche de bodas.
72
Condenado por haberse burlado varias veces de la Muerte.
73
Vinos de una ciudad del Lacio con el mismo nombre, y también muy reputados.
las cumbres de los montes.
Conque en la adversidad espera y en la felicidad teme
un cambio de la suerte el espíritu bien
preparado,ya que,si bien Júpiter nos trae cada año
espantosos inviernos,él mismo
los aleja;y,si ahora nos va mal,no será también
así en el futuro,pues a veces despierta Apolo
con su cítara a la silenciosa Musa y no siempre
tiende el arco.
Así que en las dificultades muéstrate decidido
y fuerte,e,igualmente,repliega
con sensatez unas velas hinchadas por un viento
excesivamente favorable.
(II,10)

A Augusto
Cuando me disponía a relatar batallas y pueblos
conquistados, Febo me reprendió con su lira
para que no desplegara unas velas diminutas
en el mar Tirreno. Tu siglo, César,
ha devuelto las mieses fecundas a los campos
y ha restituido a nuestro Júpiter las enseñas
arrancadas a las arrogantes puertas
de los partos; libre de guerras,
ha clausurado el templo de Jano Quirino 74; a la licencia,
desviada del buen camino, le ha puesto
freno; ha erradicado el delito
y ha reinstaurado las antiguas costumbres
que acrecentaron el nombre del Lacio y la fuerza
y la gloria de Italia y que extendieron
la majestad de su imperio desde donde nace
el sol hasta su lecho en Hesperia.
Mientras César nos cuide al Estado,ni la discordia

74
Este templo estaba abierto en épocas de guerra y se cerraba en tiempos de paz.
civil o la violencia desterrarán nuestro sosiego,
ni la ira, que forja las espadas
y enemista a las desgraciadas ciudades;
no quienes beben del profundo Danubio
infringirán los edictos julios, no los getas 75,
no los seres 76 y los pérfidos persas,
no los nacidos a orillas del río Tanais 77.

Custode rerum Caesare,...

Y nosotros, tanto en los días laborables como en los consagrados,


entre los dones del festivo Líber,
con nuestra prole y esposas,
tras alzar solemnemente nuestras preces a los dioses,
según la costumbre de nuestros padres cantaremos a los caudillos que
/destacaron
por su valor,unido nuestro canto al de las flautas
lidias, y a Troya, y a Anquises
y al linaje de la nutricia Venus.
(IV,15)

Inmortalidad del poeta


He terminado un monumento más duradero que el bronce
y más famoso que el regio emplazamiento de las pirámides,
al que ni la violenta lluvia ni el desenfrenado Aquilón
han de poder abatir, ni tampoco la innumerable
sucesión de los años y el curso de los tiempos.
No moriré yo por completo y una gran parte de mí
burlará a Libitina 78, pues continuamente renaceré lozano
en los elogios de la posteridad en tanto que al Capitolio
ascienda el pontífice en compañía de una silenciosa virgen.
Y se dirá por donde retumba el violento Áufido79

75
Pueblo de Tracia.
76
Pueblo de la India oriental, o, incluso, los chinos.
77
Río de Escitia; hoy se le conoce como Don.
78
Diosa que preside los funerales.
79
Río de los alrededores de Venusia,ciudad natal de Horacio.
y por donde Dauno 80, escaso de agua, reinó
sobre agrestes pueblos, que yo, partiendo de la nada,
fui el primero en trasladar el verso eolio81
a los ritmos itálicos. Así que hazte cargo de mi orgullo,
nacido de mis méritos, y cíñeme benevolente
los cabellos, Melpomene, con el laurel délfico 82.
(III,30)

80
Rey de Apulia, región en la que se hallaba Venusia, y padre de Turno, el rival de Eneas en Italia.
81
De Safo y Alceo, poetas eolios.
82
En Delfos tenía un santuario Apolo, dios protector de la poesía y la música.

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