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LA MUELA DEL DIABLO

Las noches de octubre se desgranan lentas en Paso del Soldado. Es un lugarejo mnimo. La escuela, una iglesia que se abre no ms de dos veces al ao. Y abajo, la baha de Topo calma. Inmensa y virgen, lavando los pies de la Hacienda. Los entornos son cultivos de secano, principalmente cereales. Ese atardecer, mientras esperbamos la comida, senta a lo lejos unos bramidos parecidos a largos lamentos.

- Qu provoca esos lamentos? ... pregunt...

- No diga n, ior? ... respondi Zenn...

Despus de suplicar, Zenn, moderno trovador, hizo un pueril relato. A algunos metros de la playa, hay un pen que se eleva sobre la superficie del mar. Su forma recuerda a la de una muela. Hasta all llegan manadas de elefantes marinos. Sus bramidos son los lamentos. La cuestin tiene una historia. Hace mucho tiempo, el diablo pasaba por los campos del Paso y el fro del invierno le provoc un espantoso dolor de muelas. El prfido personaje, desesperado, se tir al mar con la esperanza que el fro de sus ambrosas calmara el dolor. Esto no ocurri. Entonces dio una patada tremenda en el fondo marino. La muela salt de su boca y, al contacto con el agua, se transform en el pen de los elefantes marinos, bautizado como La Muela del Diablo. Los elefantes marinos, con sus bramidos, recuerdan el hecho y se lamentan del dolor de su seor. Eso sera todo,

si no fuera que, de tarde en tarde, el diablo regresa a la campia y procura recuperar su muela. Entonces, inevitablemente, un campo se incendia.

Regres a mi habitacin en la escuela con un leve temor hurgueteando entre mis venas. Me dorm pronto. Pero un tiempo despus, tuve la sensacin de mi habitacin completamente iluminada y hundida en la bulla. Abr los ojos y efectivamente, el dormitorio estaba lleno de una luz amarilla, fuerte, potente, que crepitaba como si todo el edificio se fuera a derrumbar. Me levant y pude constatar que a unos cien metros de mi ventana, el campo de trigos maduros, arda por los cuatro costados.

Pasamos el resto de la noche, junto con Zenn y otros pobladores, cavando cortafuegos y observando cmo se consuman los manojos de trigo. Nunca supimos qu haba provocado el fuego. Zenn se neg a volver a la narracin. En la lejana, los elefantes marinos hacan su cancin con lamentos que atravesaban la noche.

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