Comportantiento intime 151
INTIMIDAD CON OBJETOS
En una valla de Zurich, Suiza, vemos un gran cartel
con la cabeza de un hombre en doble imagen, una al lado
de otra, Las dos cabezas son idénticas, salvo por un de-
talle: una Ileva un cigarrillo entre los labios; la otra, una
tetilla de goma, Se presume que el mensaje es e
puesto que ni una palabra acompana a la ima
darse cuenta, los dibujantes de este cartel dijeron mas
de lo que pretendian sobre la importancia de fumar. Con
una simple exposicién visual, explicarun la causa de que
tantos miles de personas corran el peligro de una muerte
delorosa, al Uenarse sus pulmones de cclulas cancerosas.
Desde luego, el cartel pretende avergonzar a los fuma-
dores adultos, dandoles un aspecto de bebés; pero esto
puede interpretarse tambien al revés. Si el hombre de la
tetilla en la boca se siente satisfecho con ella, lo mismo
que un bebé, lo unico malo de esta parte de la imagen
es que pareee demasiado infantil. En cambio, si observa-
mos la otra cabeya, veremos que se ha resuelto el proble-
ma. El cigarrillo proporciona el mismo alivio y elimina el
elemento infantil. Visto de este modo, puede tomarse por
un anuncio en favor del habito de fumar, para aquellos que
atin no hayan descubierto el alivio basico de esta actividad.
iFume un cigarrillo, y le tranquilizara sin sentirse infan-
til!
Pero aunque no pretendamos retorcer maliciosamente
el bienintencionado mensaje, éste nos proporciona una im-
portante clave para estudiar el problema universal del ta-
baco con que se enfrenta la sociedad actual. Es un pro-
bilema que no fue abordado hasta tiempos recientes. Mu-
chos paises han iado campafas para advertir a los
fumadores de Jos peligros de Ienarse los pulmones de
humo cancerigeno. En extensas zonas se ha prohibido la
publicidad televisada de los cigarrillos y se ha discutide
ampliamente la manera de evitar que los nifios se acos-
tumbren a fumar. Tambien se han proyectado espantosas
Peliculas de pacientes de hospital en fases avanzadas de
cancer pulmonar. Algunos fumadores respondicron inteli-
gentemente y dejaron de fumar, pero otros muchos se
alarmaron tanto que tuvicron que encender un cigarrillo
cemplementario para calmar sus nervios, En otras pala-152 Desmond Morris
bras, aunque se ha abordado el problema, dste no esta re-
suclto en absoluto. Decir simplemente a la gente que no
deb: hacer algo porque es peligroso, puede ser uma me-
dida prudente, pero es un remedio a corto plazo, Es como
recurrir a la guerra para resolver el problema de la su-
perpoblacién, La guerra mata a millones de seres hu-
manos, pero en cuanto termina aumenta de nuevo la na-
talidad, y la poblacién crece vertiginosamente. De la mis-
ma manera, cada ver que se produce una alarma contra
el tabaco miles de personas dejan de fumar; pero, pasado
el susto, las acciones de las Compaiiias de cigarrillos vuel-
ven a subir.
Ei gran error de las campaiias contra el tabaco es que
raras veces se detienen a considerar la cuestién funda-
mental: gpor qué fuma la gente? Parecen creer que tienc
algo que ver con la aficién a las drogas: la nicotina pro-
duce el habito, Desde luego, hay algo de esto; pero no
¢s en modo alguno cl factor mas importante, Muchas per-
sonas no se tragan el humo y sélo absorben una cantidad
minima de la droga; por consiguiente, la causa de su ali-
ciém a los cigarrillos debe buscarse en otra parte. La so-
lucién esta, indudablemente, en la intimidad oral inheren-
te al acto de sostencr el objeto entre los labios, segin
demuestra elocuentemente el cartel de Zurich; y esto nos
da también la explicacidn fundamental de la conducta de
los que se tragan cl humo. Mientras no se investigue ade-
cuadamente este aspecto del acto de fumar, tendremos
Pocas cesperanzas de eliminarlo de nuestras sociedades,
llenas de tensiones y afanosas de tranquilidad.
Aqui nos enfrentamos claramente con un caso de sus-
titucion, por un objeto inanimado, de una intimidad ver-
dadera con otro ser humano. Al estudiar este fenémeno,
nos alejamos un paso mids de la fuente original, o sea,
de la intimidad con semidesconocidos (los «tocadores» pro-
fesionales); el segundo, a la intimidad con sustitutivos vi-
vos (animales mimados), y, ahora, el tercero nos Heva al
mundo de los objetos simulados, pero que tienen un factor
ouilto de intimidad. Estos son muchos, ademas del ciga-
rrillo; pera convenia empezar por éste, porque nos con-
duce naturalmente al principio de toda Ja historia, el
momento cn que la madre aturrullada introduce un objeto
de goma en la boca de su Moroso hijo en sustitucién del
pexon,
El chupete del nifio suele calificarse de pezdn «ciegos,
Ptesto que, a diferencia de la tetilla del biberén, carece
de orificio. Esta calificacion es un tanto desorientada, por-
que ninguna madre puede jactarse de tener unos pezones
tan voluminosos come el chupete comercial corricnte. Este
un superpezon, esléril, pero de una gran calidad tactil.
4 la parte opuesta, suele tener un disco plano, para si-Comportamiento intimo 153
mular el pecho de la madre e impedir que cl superpezén
de goma se introduzca enteramente en la boca del nino.
Objetos de esta clase fueron cmpleados durante siglos,
pero no hace mucho cayeron en descrédito porque se les
considerd come una peligrosa fuente de infeeciones, Ultima-
mente, han empezado a recobrar terreno, y son recomen-
dados en muchas ocasiones por las autoridades medicas.
Los nifios que emplean el chupete estén menos predis-
pucstos a chuparse el dedo (alternativa evidente a falta de
un pezon que les dé Ja necesaria tranquilidad). Tampoco
se cree ya que los chupetes deforman la boca o perjudican
el desarrollo de los dientes, y recientes experimentos han
demostrado a los expertos lo que ya sabian muchas ma-
dres, es decir, que los chupetes producen un efecto espec-
tacularmente calmante en los nifes inquictos. La «succidn
no nutritivas, segdn el término oficial, fue estudiada cui-
dadosamente en un gran nimero de nifos, registrandose
los resultados. Entonces se descubrid que, a los treinta
segundos de tener el chupete en la boca, el Ianto se re-
ducia a una quinta parte de su intensidad primitiva, y los
movimientos de manos y de pies, a la mitad. Tambien
se descubrié que, incluso sin un chupete activo, la pre-
sencia del superpezon entre los labios del nifio producia un
efecto calmante. Si un nifo esta medio dormido y deja de
chupar, el hecho de quitarle el chupete provoca facilmente
la continuacién del Ianto,
Todo esta quiere decir que cl hecho de tener algo entre
jus labios constituye una experiencia tranquilizadora para
cl animal humano, ya que representa un contacto sedante
con el protector primario, o sea, la madre. Es una pode-
rosa forma de intimidad simbolica, y cuando observamos
a un viejo chupando satisfecho su pipa se pone en evi-
dencia que ésta es una forma que nos acompafia durante
toda la vida,
Lo importante, en cl «chupadors adulto, es que no-de-
beria parecer que hace lo que esta haciendo; de ahi el
mensaje del cartel de Zurich. El empleo de un chupete
infantil por un adulto desasosegado tendria, probablemen-
te, el mismo efecto calmante que otra cosa cualquicra, si
no Ilevase consigo un estigma de «infantilismo». Pero,
come lo lleva, el hombre se ve obligade a adoptar chupetes
disimulados de diferentes clases. El cigarrillo es, al me-
nos en este aspecto, un objeto ideal, porque es exclusi
mente propio de los adultos. El hecho de que esté prohi
bido a los nifios significa no sdlo que no es infantil, sino
que ni siquiera lo parcce, y, por consiguiente, que es ab-
solutamente ajeno al conteato de la succidn del bebé, don-
de esta su verdadero origen. El objeto ofrece un tacto
suave a los labios y ¢s calentado por el humo, lo cual
hace que atin se parezca mds que el chupete al pezon de