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La aparición de Víctor a abierto o reabierto una serie de preguntas de temas que han
dado y siguen dando mucho de qué hablar. Algunos de estos temas son:
Una de las teorías dice que Víctor había sido abandonado poco antes de ser
encontrado a causa de sus deficiencias físicas y mentales y que no tenía posibilidad
de mejoría y la teoría que elaboró Juan Itard dice que el niño fue abandonado a muy
temprana edad pero a la suficiente para que pudiera sobrevivir y que esto era la
causa de su retraso, y afirmaba que con una adecuada educación podría ser un
chico como todos los demás.
Sin embargo, Víctor perdió unos años muy importantes para su educación, para su
formación y para sus conocimientos sobre la sociedad en la que viviría el resto de su
vida, ya que durante los primeros años de nuestra vida son los años en los que
aprendemos las cosas más importantes y esenciales para una vida en sociedad
(hablar, caminar con posición erguida, sentir emociones, desarrollar nuestros
sentidos, comprender lo que es moral y lo que no lo es, etc.)
Genie constituye un claro ejemplo de los efectos del aislamiento severo en la fase de
desarrollo. En este caso no sólo se impidieron la formación de interacciones
sociales, sino que los movimientos corporales estaban muy restringidos, en un
entorno muy pobre en cuanto a estímulos nuevos se refiere.
Por tanto es comprensible el gran interés suscitado por la cuestión de si Genie sería
capaz de aprender aquellas habilidades básicas como lenguaje, movimiento y
memoria espacial, así como de establecer interacciones con otras personas y lazos
afectivos.
Ya al tercer día de ser internada en el Hospital Infantil de Los Angeles comenzó a
intentar vestirse sola y usar el servicio, y mostraba gran interés en nombrar los
objetos que captaban su atención, a los que señalaba hasta que alguien
pronunciaba su nombre.
Una vez creado el grupo de investigación, los científicos integrantes comenzaron a
instruirla y a aplicarle toda clase de pruebas relacionadas con aprendizaje. Adquirió
rápidamente un vocabulario de unos cientos de palabras, pero apenas hablaba, y
cuando lo hacía emitía las palabras en tonos agudos y cortos, sin variación en el
tono, de manera que resultaban difíciles de comprender. Se sabía que sus padres la
castigaban cuando hacía ruido, y era imposible determinar si su falta de expresión
oral se debía a un retraso de nacimiento o al abuso y confinamiento sufridos.
En cualquier caso, los investigadores decidieron que no es posible desarrollar el
lenguaje si no existían interacciones y lazos afectivos con otras personas, así que
Genie fue hospedada en una casa de acogida con el jefe de investigación.
Los niños aprenden a construir frases progresivamente, empezando con secuencias
de palabras sin orden establecido hasta la formación de oraciones con sintaxis
correcta, a través de escuchar a otros, de preguntar y ensayar. Es de destacar que
este proceso ocurre sin una instrucción específica, por iniciativa del niño. En el caso
de Genie, sin embargo, el proceso había que dado estancado en la primera fase;
sólo era capaz de emitir palabras sin un orden lógico, pese a que estaba siendo
expresamente educada para ello.
Algunos lingüistas de la época, como Noam Chomsky, consideraban la sintaxis
como una función biológica del cerebro, innata más que aprendida de otras
personas. Tal vez Genie había perdido la oportunidad de desarrollar dicha área del
cerebro en el periodo adecuado (la infancia, hacia los 3 años).
Para aportar algo de luz a esta incógnita, se aplicaron pruebas neurológicas a Genie
en las que era posible apreciar la actividad en la corteza cerebral. Habitualmente las
personas utilizamos ambos hemisferios del cerebro al llevar a cabo una tarea,
aunque más intensamente en un lado u otro según el tipo de procesamiento
implicado. Por ejemplo, el hemisferio derecho está especializado en el
procesamiento visuoespacial entre otros, y el izquierdo en el lenguaje, el análisis y la
lógica.
En el caso de Genie se descubrió que el hemisferio izquierdo era casi inactivo, y los
resultados en sus pruebas de habilidad eran las propias de una persona con el
hemisferio izquierdo extirpado. Lamentablemente se desconoce si esta situación es
producto de la falta de estimulación adecuada durante el desarrollo o bien de una
deficiencia de nacimiento.
Dejando a un lado la imposibilidad de Genie para desarrollar una sintaxis, la
evaluación de los tests referentes a las demás habilidades eran muy satisfactorios.
Cuando no era capaz de comunicar algo verbalmente, expresaba sus pensamientos
y emociones a base de trazos sobre el papel, de una complejidad y expresividad
notables.
También destacaba en tareas lógicas y discriminación de patrones a partir de
muestras aparentemente caóticas. Los ejercicios de memoria espacial, como
reconstruir estructuras con segmentos de diferentes colores de memoria, daban a
Genie una puntuación normal en adultos.
Finalmente queda destacar que el comportamiento de Genie al explorar objetos
nuevos era propio de los niños de 18 a 20 meses. Al estudiar un objeto, lo palpaba
con los dedos, la boca y áreas adyacentes de la cara. Su vista no había adquirido la
predominancia sobre los demás sentidos, como ocurre normalmente.
OTROS CASOS DE NIÑOS “SALVAJES”
Otros casos de “niños salvajes” son “Niño lobo de Hesse”, ”La niña esquimal”, ”La
niña de los osos”, o el caso de la pequeña niña francesa que se encontró en 1981
dentro de un gallinero en el que la había encerrado su madre poco después de
nacer. Se comportaba prácticamente como las gallinas: dormía en el suelo,comía
como ellas e incluso caminaba de una forma extraña moviendo sus brazos como si
fueran alas.
Los casos de niños salvajes han cautivado siempre a la opinión pública. El primer
caso documentado es el del «niño lobo de Hesse», hallado en 1344, cuando la
documentación permite, quizá por primera vez, sobrepasar el dominio meramente
mitológico. En 1731, en Francia, se encontró a una niña de unos 10 años de edad
cerca de Chalons-sur-Mame, descalza y vestida con pieles de animales. La llamaron
«la niña esquimal» por sus rasgos y porque al aprender a hablar contó que había
visto unos grandes animales marinos que comían peces. Durante un tiempo, la niña
permaneció muda, comiendo pequeños animales crudos. Más adelante las ventajas
de la civilización tuvieron efectos negativos sobre la niña, que se enfermaba con
frecuencia. Ingresó en un convento parisino, destino común de los niños perdidos, y
ahí acabó su pista.
Existen dos tipos de niños salvajes aquellos que deben sobrevivir por si mismos,
como la esquimal de Champaña, o el niño salvaje del Aveyron (1800) y aquellos que
realmente parecen haber sido criados por animales. La posibilidad de esta
educación animal fue rebatida por mucho tiempo por los escépticos, hasta el caso de
los niños lobos de Midnapore (India, 1920), que aporto una prueba convincente a
este expediente.
En 1937, se documentó el caso de una niña, en Turquía, que había pasado ocho
años viviendo con una familia de osos. En 1971 el del niño gacela que se
desplazaba a saltos, confirmado por el antropólogo francés Jean Claude Armen. En
1981, una pequeña portuguesa de nueve años que fue descubierta viviendo en un
gallinero donde su madre la encerró desde su nacimiento, manifestaba las mismas
reacciones que las gallinas, durmiendo en el suelo y caminando de una manera muy
extraña moviendo sus brazos como si fueran alas.
El caso de Kamala
Ya en el siglo XX, Kamala, una niña que aparentemente se crió entre lobos en la
India y que fue encontrada en 1920 a la edad de ocho años, mostró problemas
similares a los de Víctor. Antes de su muerte, ocurrida nueve años después de su
descubrimiento, solo tenía un vocabulario de alrededor de 50 palabras, nada
comparable al vocabulario de un niño normal de seis años, el cual se estima
comprende alrededor de 14,000 palabras.