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Origen de las principales enfermedades infecciosas en humanos

Nathan D. Wolfe1, Claire Panosian Dunavan2 & Jared Diamond3


Nature Vol 447/17 May 2007
Muchas de las principales enfermedades infecciosas humanas, incluidas algunas que
hoy en día están confinadas específicamente a los humanos y ausentes en los animales
son tan "nuevas", que se remontan a la época de los orígenes de la agricultura. ¿De
donde vinieron? ¿Por qué sorprendentemente, sus orígenes se remontan al viejo mundo?
El presente texto muestra que las respuestas a estas preguntas son diferentes para las
enfermedades tropicales y para aquellas de climas templados, y hace énfasis en la
importancia relativa de los animales domésticos y comunidades de primates salvajes
como fuentes de enfermedades. Nosotros identificamos cinco etapas intermedias, a
través de las cuales un patógeno que infecta exclusivamente animales, puede tornarse en
un patógeno que infecta exclusivamente a humanos. Proponemos una iniciativa para
resolver las disputas en cuanto al origen de las principales enfermedades infecciosas y
un sistema de alarma para monitorear patógenos que infecten individuos expuestos a
animales silvestres.
Las poblaciones humanas de cazadores-recolectores sufren, y presumiblemente han
sufrido comúnmente, por millones de años, enfermedades infecciosas similares o
idénticas a las de otras poblaciones de primates silvestres. Sin embargo, las
enfermedades infecciosas más importantes de las poblaciones humanas modernas
productoras de alimentos, también incluyen enfermedades que pudieron haber emergido
solamente hace aproximadamente 11000 años, luego del establecimiento de la
agricultura. Inferimos esto debido a que, como se discute luego, esas enfermedades
pueden ser sostenidas solamente en poblaciones humanas bastante grandes, que no
existían antes de la agricultura en algún lugar de la tierra. ¿Cuales fueron las fuentes de
nuestras enfermedades infecciosas más comunes, incluyendo esas nuevas
enfermedades? ¿Por que muchos patógenos de animales, incluyendo a virus tan
virulentos como el Ebola y el Marbug infectan periódicamente a huéspedes humanos
pero luego fallan en establecerse dentro de las poblaciones humanas?

Una hipótesis inicial, apunta a que las principales enfermedades infecciosas de las zonas
templadas, parecen haberse originado en el viejo mundo (África, Asia y Europa); al
parecer de enfermedades infecciosas provenientes de animales domésticos de estos
continentes. Debido a esto, un objetivo de este artículo es reevaluar esa conclusión, a la
luz de estudios realizados en la década pasada. Otro objetivo es extender el análisis a las
enfermedades tropicales. Mostraremos que estas también se originaron principalmente
en el viejo mundo, pero por distintas razones y muchas no provenientes de animales
domésticos. Estos resultados, proporcionan un marco para direccionar la solución a
preguntas no resueltas aún, relacionadas con la evolución de las enfermedades
infecciosas; Preguntas, que no solo son de gran valor para los médicos, sino también
para todos nosotros, victimas potenciales, así como de gran interés para los
historiadores y biólogos evolucionistas. Los historiadores reconocen que las
enfermedades infecciosas han tenido un gran efecto sobre el curso de la historia; por
ejemplo, en la conquista Europea de los habitantes de las islas del pacífico y de los
nativos Americanos, la imposibilidad de los Europeos para conquistar los trópicos del
viejo mundo por muchos años, el fracaso de Napoleón para invadir Rusia y el intento
fallido de Francia para terminar la construcción del canal de Panamá. Los biólogos
evolucionistas piensan que las enfermedades infecciosas como una causa de morbilidad
y mortalidad humana, han ejercido una importante fuerza selectiva en nuestro genoma.
Iniciamos definiendo cinco estados en la transformación evolutiva de un patógeno
animal en un patógeno especializado del humano y considerando por que muchos
patógenos fracasan en hacer la transición de un estado al otro. Luego, revisamos una
base de datos de quince enfermedades de climas templados y diez enfermedades
tropicales de alto impacto evolutivo o histórico y comparamos sus características y
orígenes. Nuestra sección de conclusión plantea algunas preguntas aún no resueltas y
sugiere dos prioridades para investigación. Restringimos nuestra discusión a patógenos
unicelulares. Excluimos los macro parásitos (en el sentido de la referencia 7) así como a
los comensales benignos que causan enfermedad solo en huéspedes debilitados. La
extensa información suplementaria, provee detalles y referencias de las veinticinco
enfermedades, refuerza nuestras conclusiones, habla sobre factores que afectan la
transición entre los estados de la enfermedad, y se refiere a las prácticas modernas que
alteran el nivel de riesgo para la emergencia de nuevas enfermedades.
Etapas evolutivas
El recuadro 1 delimita 5 etapas transicionales (Fig. 1) a través de las cuales un patógeno
que infecte exclusivamente animales (Etapa 1) puede llegar a ser transformado en un
agente patógeno exclusivamente de humanos (Etapa 5). La tabla suplementaria S1
asigna a cada una de las 25 principales enfermedades discutidas (Nota suplementaria
S1) una de estas 5 etapas.
Recuadro 1 Cinco estadios que conducen a enfermedades humanas endémicas
Delineamos cinco estadios en la transformación de un patógeno animal en un patógeno
especializado de humanos (Fig 1). La progresión de los microbios del estadio 1 al
estadio 5 no es inevitable: en cada estadio, los microorganismos pueden permanecer
atascados y los agentes de la mitad aproximadamente de las 25 enfermedades
importantes seleccionadas para el análisis (Tabla suplementaria S1) no han llegado al
estadio 5.

Estadio 1: Un microorganismo que está presente en animales pero no ha sido detectado


en humanos en condiciones naturales (esto es, excluyendo tecnologías modernas que
puedan, de manera inadvertida transferir microorganismos como: transfusiones de
sangre, trasplante de órganos o agujas hipodérmicas). Ejemplos: muchos plasmodios,
que tienden a ser específicos de de una especie huésped o de un grupo cercano
relacionado de especies huésped.

Estadio 2: Un patógeno de animales que en condiciones naturales ha sido transmitido de


estos a humanos (infección primaria), pero que no ha sido transmitido entre humanos
(infección secundaria). Ejemplos: bacilos del ántrax y tularemia, Nipah, rabia virus del
oeste del Nilo.

Estadio3: Patógeno de animales que puede sufrir solo unos pocos ciclos de transmisión
secundaria entre humanos, debido a que los brotes ocasionales en humanos iniciados
por infección primaria, pronto desaparecen. Ejemplos: virus Ebola, Marbug y
monkeypox.

Estadio 4: Una enfermedad que existe en animales y tiene un ciclo natural (selvático)
par infectar humanos mediante transmisión primaria del huésped animal, pero también
realiza largas secuencias de transmisión secundaria entre humanos sin involucrar al
huésped animal. Arbitrariamente, dividimos el estadio 4 en tres sub estadios,
diferenciados por la importancia relativa de la infección primaria y secundaria.
Estadio 4 a: Ciclo selvático más importante que propagación humano-humano.
Ejemplos: enfermedad de Chagas, y (mas frecuente transmisión secundaria cercana a
estado 4b) fiebre amarilla.
Estadio 4b: La transmisión selvática y directa son importantes. Ejemplo: dengue en
áreas boscosas del oeste de África y sureste de Asia.
Estadio 4c: La mayor propagación es entre humanos. Ejemplos: Influenza A, cólera, tifo
y enfermedad del sueño del oeste de África.

Estadio 5: un patógeno exclusivo de humanos. Ejemplos: los agentes causantes de la


malaria falciparum, varicela, paperas, rubeola, viruela y sífilis.

Inicialmente, estos patógenos pueden confinarse únicamente a humanos mediante dos


vías: un patógeno ancestral presente en el ancestro común de chimpancés y humanos
pudo haber co-especiado tiempo después, cuando el linaje del chimpancé y el humano
divergieron aproximadamente hace 5 millones de años o un patógeno animal pudo
haber colonizado a los humanos en una época mas reciente y se desarrolló como un
patógeno especializado de humanos. La coespeciaciòn da cuenta de la buena
distribución de los virus vesiculares de los simios en primates no humanos, los cuales
no están presentes y presumiblemente se han perdido en humanos: cada virus está
restringido a una especie de primate, pero virus relacionados se presentan en especies de
primates relacionadas 19. Mientras que ambas interpretaciones son debatidas aún, en
malaria falciparum, la última interpretación de los orígenes recientes es ampliamente
preferida para muchos otras de las enfermedades humanas en estadio 5 de la tabla
suplementaria S 1.

La literatura discute en gran parte las condiciones requeridas para que una etapa 5
epidémica persista (2,7). En pocas palabras, si la enfermedad infecta solamente
humanos y carece de un reservorio animal o ambiental, cada humano infectado que se
introduzca a una gran población de individuos susceptibles, debe en promedio, dar lugar
durante su etapa infectiva, al menos a una infección en un individuo. La persistencia
depende de que factores como la duración de la infectividad del huésped, la tasa de
infección del nuevo huésped, la tasa de desarrollo de inmunidad protectora del huésped
y la densidad, tamaño y estructura de la población, permitan la persistencia regional del
patógeno a pesar de las extinciones locales temporales.
Poco entendidas están dos de las transiciones críticas entre etapas, discutidas en el
recuadro 2. Una es la transición de la etapa 1 a la etapa 2; cuando un patógeno que
inicialmente está confinado a animales, infecta por primera vez a humanos. El otro es la
transición desde la etapa 2 a etapa 3 y 4 (Ver también nota suplementaria S2), cuando
un patógeno de origen animal que es, transmisible a seres humanos desarrolla la
capacidad de sostener muchos ciclos de transmisión humano a humano, en lugar de
unos pocos ciclos antes de que el brote desaparezca (como se ve en los modernos brotes
de Ebola).

Recuadro 2. Transiciones entre estadios.


Transmisión del estadio 1 al 2. Muchos de los patógenos animales no son transmitidos a
humanos, pues, ellos no siempre pasan del estadio 1 al estadio 2. El problema de
infección cruzada de especies ha sido discutido previamente (20, 23). Brevemente, la
probabilidad por unidad de tiempo (p) de infección de un individuo de una nueva (es
decir, la existencia de un donador) con la fracción de la población hospedar infectada
existente, con la frecuencia de "encuentros" (oportunidades de transmisión, incluyendo
encuentros indirectos vía vectores) entre un individuo de los hospedadores existentes y
un nuevo hospedero) y con la probabilidad de transmisión por encuentro. p decrece con
un incremento de la distancia filogenético entre hospederos existentes y nuevos
hospederos. p puede variar entre microbios (por ejemplo, tripanosomas y flavivirus
infectan un amplio rango taxonómico de hospederos, mientras que plasmodio y virus
foamy simios infectan solo un rango estrecho), y esta variación esta relacionada con las
características de los microbios, como la habilidad de generar variabilidad genética, o su
ha habilidad de superar barreras moleculares del hospedero o nuevos hospederos
potenciales (como las defensas humoral y celular o la carencia de receptores celulares
de membrana esenciales para la entrada del microbio a las células de los hospederos).
Estas consideraciones iluminan diferentes razones para un hospedero animal pueda o no
ser una fuente de infecciones a humanos. Por instancia, a pesar de que los chimpancés
tienen una muy baja abundancia y poca frecuencia de encuentros con humanos, ellos
nos han donado numerosas zoonosis (enfermedades que principalmente afectan
animales) y una o dos enfermedades establecidas como humanas (SIDA y posiblemente
hepatitis B) a causa de su cerrada relación filogenética con los humanos. A pesar de u
gran distancia filogenética con los humanos, algunas de nuestras zoonosis y
probablemente dos de nuestras enfermedades establecidas (plaga y tifo) han sido
adquiridas desde roedores, a causa de su gran abundancia y encuentros frecuentes con
humanos en las viviendas. Igualmente, a cerca de la mitad de nuestras enfermedades
establecidas por el clima han sido adquiridas de animales domésticos de abasto, a causa
de su gran abundancia local y contacto muy frecuente. Inversamente, elefantes y
murciélagos no se conocen como directos donantes de alguna enfermedad establecida y
son raramente donantes de zoonosis, a causa de que ellos son fuertemente penalizados
en dos o tres aspectos: gran distancia filogenética, encuentros infrecuentes con
humanos, y (en el caso de elefantes) poca abundancia. Una objeción fuerte es el Nipah,
el síndrome respiratorio agudo severo (SARS) y el virus de la rabia infectada a humanos
de murciélagos, pero estas aparentes excepciones soportan nuestra conclusión en la
actualidad. Murciélagos silvestres efectivamente pueden ser los reservorios primarios
para Nipah y SARS, infecciones humanas por estos virus son adquiridas principalmente
de animales hospederos intermediarios que tienen encuentros frecuentes con humanos
(respectivamente, cerdos domésticos y animales silvestres comprados como alimento).
Los casos raros de transmisión directa de rabia a humanos desde murciélagos surge a
causa de cambios en el comportamiento de un murciélago rabioso que puede encontrar
y morder humanos, mientras que un murciélago sano (otro diferente al murciélago
vampiro) puede no hacerlo.
Transición de estadio 2 a estadio 3 o 4. Aunque algunos patógenos estadios 2 y 3, como
el Ántrax y los agentes Marburg, son virulentos y temidos, estos demandan pocas
víctimas al presente. Si ellos pueden hacer la transición entre el estadio 4 o 5, su
impacto global puede ser devastador, ¿porqué los patógenos animales que han
sobrevivido al salto inicial de las líneas de cruzamiento en tres especies dentro de un
hospedador humano (estadios 1 a 2) usualmente alcanzan un final mortal allí, y no
desarrollan un paso a estadios 3 y 4 dentro de las enfermedades limitadas a humanos
(estadio 5)? Las barreras entre estadios 2 y 3 (considérese el virus de la rabia) incluye
diferencias entre el comportamiento humano y animal afectando la transmisión (por
ejemplo, animales que muerden humanos, pero los humanos raramente muerden otros
humanos); un patógeno necesita desarrollar adaptaciones al nuevo hospedero humano u
posiblemente a un nuevo vector, y obstaculiza la difusión de un patógeno entre tejidos
humanos (por ejemplo, BSE es restringido al Sistema Nervioso Central y tejido
linfoide) Las barreras entre estadios 3 y 4 (considérese el virus Ebola) incluye lo
relacionado con el tamaño de la población humana y la eficiencia de la transmisión
entre humanos. La emergencia de nuevos patógenos esta siendo facilitada por los
avances modernos exponiendo un potencial mayor de victimas humanas y/o creando la
transmisión entre humanos mas eficiente que antes (24, 27). Estos avances incluyen
transfusiones de sangre (Hepatitis C), el mercado de carne silvestre comercial
(retrovirus), la producción industrial de comida (Encefalopatía espongiforme bovina,
BSE) los viajes internacionales (cólera), el uso de drogas intravenosas ( VIH),
producción de vacunas (virus simio 40, SV40) y focos susceptibles de mayores, tratados
con antibióticos, pacientes inmunosuprimidos (vea nota suplementaria S2 para mas
detalles).

Bases de datos y conclusiones


Bases de datos. La tabla suplementaria S1 lista 10 características para cada una de las 25
enfermedades importantes de clima templado (15) y tropicales (10) (ver nota
suplementaria S3 para detalles de esta selección). Buscamos seleccionar enfermedades
bien definidas como causantes de alta mortalidad o morbilidad y por ende de alta
significancia histórica y evolutiva (Véase nota suplementaria S1 para detalles sobre
nuestros criterios de selección). De las 25 enfermedades, seleccionamos 17, ya que ellas
son las evaluadas por ref. 8 como las que han impuesto las difíciles epidemias del
mundo de hoy (ellas tienen los mas altos grados de inhabilidad ajustada a años de vida
–"DALY scores"-). De las 17 enfermedades, 8 son de climas templados (Hepatitis B,
influenza, sarampión, tosferina, rotavirus A, sífilis, tétano y tuberculosis) y 9 son
tropicales (Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida –SIDA-, enfermedad de Chagas,
cólera, dengue hemorrágico, enfermedad del sueño del este y oeste de África, malaria –
falciparum y vivax-, y leishmaniosis visceral). Seleccionamos otras 8 (de climas
templados: difteria, paperas, peste bubónica, rubeola, viruela, tifoidea y tifus; de
regiones tropicales fiebre amarilla) debido a que estas fueron de gran importancia en el
pasado, aunque la medicina y la salud publica modernas las han erradicado (viruela) o
bien reducido su impacto. Exceptuando el SIDA, dengue y cólera, enfermedades que se
han propagado y tienen impacto global en la época moderna, muchas de estas 25
enfermedades han sido importantes por más de dos siglos.
¿Son resistentes nuestras conclusiones a las variaciones en los criterios de selección?
Para varias enfermedades con los más altos impactos modernos o históricos (por
ejemplo SIDA, malaria, peste bubónica, viruela) pueden presentarse pequeñas dudas
sobre su inclusión, pero se puede debatir sobre las siguientes alternativas. Debido a esto,
planteamos tres conjuntos de alternativas de enfermedades, realizando una primera lista
de 16 enfermedades indisputable, pero que diferían en las siguientes opciones; y
realizamos todos los diez análisis descritos abajo en todos los tres conjuntos. El
resultado fue, con una excepción menor, que los tres conjuntos arrojaron,
cualitativamente, las mismas conclusiones para los diez análisis, aunque difirieron en la
significancia estadística (Véase la nota suplementaria S4). Nuestras conclusiones
entonces, parecen ser sólidas.
Diferencias entre enfermedades tropicales y de zonas templadas. Esta comparación
produjo las siguientes conclusiones:

Una mayor proporción de enfermedades son transmitidas por insectos vectores en los
trópicos (8/10) en comparación a zonas templadas (2/15) (p< 0,005, grados de libertad,
d.f. =1). Esta diferencia puede ser, en parte relacionada a la disminución o pausas de la
actividad de los insectos en regiones templadas.

Una alta proporción (p< 0,009) de las enfermedades produce inmunidad a largo plazo
(11/15) en las zonas templadas, mas que en las zonas tropicales (2/10).

Los reservorios animales son mas frecuentes (p< 0,005) en los trópicos (8/10) que en las
zonas templadas (3/15). La diferencia está en la dirección inversa (p=0,1, NS, no
significativa) para los reservorios ambientales (1/10 versus 6/15), pero estos reservorios,
no son de mayor significado, excepto para el suelo, que mantiene las esporas del
Clostridium tetani.

Muchas de las enfermedades de regiones templadas (12/15) son agudas: el paciente


muere ose recupera en una o varias semanas. Pocas ((p< 0,001) enfermedades tropicales
son agudas: 3/10 duran de una a dos semanas, 3/10 duran semanas, meses o años y 4/10
duran muchos meses hasta décadas.

Una relativamente mayor proporción de enfermedades (p< 0,08, NS) pertenece a el


estadio 5 (estrictamente confinada a humanos) en las zonas templadas (10/15 u 11/15)
que en los trópicos (3/10). Llama la atención la pausa entre los estadios de enfermedad
2 y 3 (un total de 5 enfermedades) en la lista de 25 enfermedades principales de
humanos, ya que algunos patógenos de estos estadios (como ántrax y ebola) son
notablemente virulentos y porque las razones teóricas son a menudo avanzadas (pero
siempre negadas) acerca de porque los microbios del estadio 5, con mayor tiempo de
adaptación a los humanos deben tender a desarrollar baja mortalidad y morbilidad y no
causar graves enfermedades. Las explicaciones a estos resultados son discutidas en la
nota suplementaria S5.

Muchas (10/15) de las enfermedades de zonas templadas y ninguna de las de zonas


tropicales (p<0,05) son denominadas "enfermedades epidémicas públicas" (asterisco en
la tabla suplementaria S1), definidas como aquellas que ocurren localmente como
breves epidemias y que tienen capacidad de persistir regionalmente solo en poblaciones
humanas grandes. Esta característica, es una consecuencia inmediata de las diferencias
enumeradas en los cinco parágrafos precedentes. Si una enfermedad es aguda,
transmitida eficientemente y deja rápidamente víctimas muertas o convalecientes e
inmunes a re infección, la epidemia pronto agota el pool local de victimas potenciales.
Si sumado a esto, la enfermedad está confinada a humanos y no posee reservorio animal
o ambiental, la depleción del pool local de víctimas potenciales en una población
humana escasa llevaría a la finalización local de la epidemia. Si la población humana es
grande y densa, la enfermedad puede persistir mediante la infección de personas en
áreas adyacentes y el retorno al área original en una época posterior, cuando los
nacimientos y el crecimiento hayan regenerado una nueva fuente de victimas
potenciales no inmunes ni expuestas previamente. Estudios epidemiológicos empíricos,
sobre la persistencia o desaparición de la enfermedad, en poblaciones humanas aisladas
de varios tamaños, han producido estimados de la población requerida para mantener
una enfermedad de multitudes: al menos varios cientos de miles de personas en los
casos de sarampión, rubeola y tosferina 2,7; Pero poblaciones humanas de dicho
tamaño, no existieron en el mundo hasta el aumento de población que inició alrededor
de hace 11.000 años con el desarrollo de la agricultura 1,9, las grandes enfermedades
epidémicas de zonas templadas debieron desarrollarse entonces.
Estado Ejemplos Transmisión a
humanos
Estado 5: agente exclusivo Virus del SIDA Solo de humano a humano
de humanos
Estado 4: el gran estallido Virus del dengue De animales a humanos o
en la mayoría de las
ocasiones de humanos a
humanos
Estado 3: estallido limitado Virus del ébola De animales a humanos o
en pocas ocasiones de
humanos a humanos
Estado 2: infección primaria Virus de la rabia Solo de animales a
humanos
Estado 1: agente exclusivo Ninguno
de animales

Figura 1: Ilustración de los cinco estados a través de los cuales los patógenos de
animales evolucionaron para causar enfermedades exclusivas a humanos. (Ver el cuadro
1 para más detalles). Los cuatro agentes descritos han alcanzado diferentes estados en
los procesos, comenzando con la rabia (aun adquirida solo desde los animales) hasta el
HIV – 1 (ahora adquirido solo desde humanos)

Por supuesto, esto no significa que las comunidades de cazadores recolectores no


padecían enfermedades infecciosas. En cambio, al igual que las poblaciones dispersas
de nuestros parientes primates, ellos sufrieron de enfermedades infecciosas con
características que les permitían persistir en pequeñas poblaciones, a diferencia de las
enfermedades epidémicas de las multitudes. Dichas características incluían: reservorios
animales al igual que reservorios humanos (como en la fiebre amarilla); inmunidad
incompleta y/o no perdurable, habilidad para recuperar pacientes del pool de victimas
potenciales (como la malaria); y un curso lento y crónico, habilitando pacientes
individuales para continuar infectando nuevas victimas a través de los años y no solo
una semana o dos (como en la enfermedad de Chagas).
Origen de los patógenos. (Ver detalles para cada enfermedad en la nota suplementaria
S10). La información actual sugiere que 8 de cada 15 enfermedades de los climas
templados probablemente alcanzaron a los humanos desde los animales domésticos
(difteria, influenza A, sarampión, las paperas, el rotavirus, la tosferina, la viruela y la
tuberculosis), tres nos llegaron desde los monos (hepatitis B) o roedores (plaga, tifo); y
las otras cuatro (rubéola, sífilis, tétano y fiebre tifoidea) provinieron de fuentes aún no
conocidas (ver la nota suplementaria S6). Así, el inicio de la agricultura 11 000 años
atrás, jugó múltiples roles en la evolución de patógenos animales hacia patógenos
humanos. 1,4,10 Aquellos roles incluyeron la generación de grandes poblaciones
humanas necesarias para la evolución y la persistencia de enfermedades de multitudes
humanas, y la generación de grandes poblaciones de animales domésticos, con los
cuales los campesinos se tornaron mucho más cercanos y con un contacto más frecuente
que el que los cazadores/recolectores tuvieron con los animales silvestres. Como ilustra
la influenza A, estos rebaños de animales domésticos servían como un conducto
eficiente para transferir los patógenos desde los animales a los humanos, y en el proceso
pudieron haber evolucionado las enfermedades especializadas de multitudes
Es interesante anotar que se originaron menos patógenos provenientes de animales
domésticos en los climas tropicales que en los templados: no más de tres de las diez
enfermedades descritas en la tabla suplementaria S1 y posiblemente ninguna (ver la
nota suplementaria S7). ¿Porqué las enfermedades de climas tropicales y templados
difieren marcadamente en sus orígenes animales? Muchas (4/10) enfermedades
tropicales (SIDA, dengue, malaria y fiebre amarilla) pero solo 1/15 enfermedades de
climas templados (hepatitis B) tienen origen en primates silvestres no humanos
(P=0.04). Esto sucede debido a que, aunque los primates no humanos son los animales
más estrechamente relacionados a los humanos, y por ende, existe una delgada barrera
de especies para la transferencia de patógenos, la gran mayoría de primates son de
latitudes tropicales. En contraste, muy pocas enfermedades tropicales, pero sí muchas
de clima templado se originaron de animales domésticos y esto se debe a que los
animales domésticos viven principalmente en las zonas de climas templados y su
concentración allí fue anteriormente más marcada. (Véase la nota suplementaria S8)
Una importante consideración final sobre los patógenos humanos derivados de animales
es que virtualmente, todos se originaron de de patógenos provenientes de otros
vertebrados de sangre caliente, principalmente de mamíferos y de aves en dos casos
(influenza A y posteriormente malaria P falciparum). Esto no es una sorpresa, si se
considera la barrera entre especies para la transferencia de patógenos, impuesta por la
distancia filogenética (recuadro 2). Una expresión de esta barrera es que los primates
constituyen solo el 0.5% de todas las especies vertebradas, pero han contribuido a cerca
del 20% de nuestras enfermedades humanas mas importantes. Expresado de otra forma,
el número de las principales enfermedades humanas contribuidas, divididas por el
número de especies animales en el grupo taxonómico que contribuye a esas
enfermedades es aproximadamente 0,2 para simios, 0,017 para otros primates no
humanos, 0,003 para otros mamíferos no primates, 0,00006 para otros vertebrados no
mamíferos y 0 ò 0,000003 (si el cólera proviene realmente de invertebrados acuáticos)
para otros animales no vertebrados (Véase nota suplementaria S 9)
Orígenes geográficos. En una alta proporción, los principales 25 patógenos humanos
analizados aquí, se originaron en el viejo mundo. Este fenómeno es de gran importancia
histórica, debido a que facilitó la conquista europea del nuevo mundo (América).
Muchos de los nativos americanos que resistían contra los colonos europeos murieron
más a causa de las nuevas enfermedades introducidas desde el viejo mundo que de
heridas de espada y balas. Aquellos agentes invisibles del nuevo mundo conquistado
fueron microbios del viejo mundo para los cuales los europeos habían adquirido
inmunidad, basada en exposiciones individuales y alguna resistencia genética, debida a
la exposición continuada de la población en el tiempo; Los nativos americanos nunca
tuvieron dicha exposición, por lo tanto no tenían resistencia ni inmunidad. 1,4-6 En
contraste, ninguna enfermedad devastadora comparable esperó a los europeos en el
nuevo mundo, el cual era un ambiente relativamente saludable para ellos hasta que la
malaria y la fiebre amarilla llegaron del viejo mundo 11.
¿Por qué el intercambio entre patógenos del viejo y nuevo mundo fue desigual? De las
25 enfermedades principales humanas analizadas, la enfermedad de Chagas es la única
claramente originada en el nuevo mundo, para otras dos, sífilis y tuberculosis, el debate
continua sin resolverse: es incierto en que hemisferio se originó la sífilis, y es incierto si
la tuberculosis se originó independientemente en ambos hemisferios o fue llevado a las
Américas por europeos. Son desconocidos los orígenes geográficos de rotavirus,
rubéola, tétano, y el tifo. Para los restantes 18 patógenos importantes, los orígenes en el
viejo mundo son ciertos o probables.
La discusión anterior sobre los orígenes animales de patógenos humanos, puede ayudar
a explicar esta asimetría. Mas enfermedades de zonas templadas surgieron en el viejo
mundo al compararlo con el nuevo mundo, debido a que muchos animales que estaban
en capacidad de suministrar patógenos ancestrales fueron domesticados en el viejo
mundo. De las 14 especies comunes de mamíferos domésticos de abasto, 13, incluyendo
las 5 especies mas abundantes que viven en contacto estrecho con el hombre (vaca,
oveja, cabra, cerdo y caballo), fueron originarias del viejo mundo 1. La única especie
domesticada en el Nuevo mundo fue la llama, pero no se conoce que nos infecte con
algún patógeno 1, 2, quizás porque su rango geográfico tradicional estuvo confinado a
los Andes, no fue ordeñada, montada, atada para arar, ni cuidada o mantenida en
confinamiento (como los terneros, corderos o lechones). Entre las razones de porque
mas enfermedades tropicales (nueve versus una) fueron originadas en el viejo mundo,
en vez de en el nuevo mundo, se encuentra la distancia genética entre humanos y monos
del nuevo mundo (casi el doble que la existente entre humanos y monos del viejo
mundo y muchas veces mas que entre humanos y simios del viejo mundo), y el hecho
de que hubo mayor tiempo de coevolución para transferencias de animales a humanos
en el viejo mundo (cerca de 5 millones de años) que en el nuevo mundo (cerca de
14.000 años).

Puntos de vista y futuras direcciones en investigación


La investigación en diferentes direcciones, sobre los orígenes de enfermedades
infecciosas, amerita mayores esfuerzos. Concluimos llamando la atención en dos
direcciones: clarificación de los orígenes de las principales enfermedades existentes, y
vigilancia para realizar detección temprana de nuevas enfermedades potenciales.
Orígenes de las enfermedades establecidas. Esta revisión ilustra grandes brechas en
nuestro entendimiento de los orígenes de las más importantes enfermedades infecciosas.
Todos los estudios que hemos revisado fueron hechos con base en especímenes
colectados de forma oportunista en animales domésticos y unas pocas muestras de
especies animales silvestres, en vez de provenir de estudios sistemáticos sobre clases
particulares de agentes que estén presentes en el espectro de animales domésticos y
silvestres. Un caso puntual es nuestra ignorancia, aún acerca del virus de la viruela;
virus que quizá ha tenido el mayor impacto sobre la historia humana en los pasados
4000 años. A pesar del conocimiento de los poxvirus que infectan mamíferos
domésticos, sabemos muy poco sobre la diversidad de los mismos en los roedores
africanos, de los cuales se piensa han evolucionado los poxvirus de las especies
domésticas. Ni siquiera sabemos si el agente de la viruela de los camellos "camelpox",
el más cercano pariente de la viruela humana, está verdaderamente confinado a
camellos como lo indica su nombre, o en verdad es un virus de roedores con un amplio
rango de huéspedes. Pueden existir poxvirus más cercanos al agente de la viruela
humana en reservorios animales no estudiados aún y estos poxvirus desconocidos
podrían ser importantes, no solo como originarios de enfermedad, sino también como
posibles fuentes para el desarrollo de medicamentos y vacunas.
Cuestiones igualmente básicas se originan de otros patógenos importantes. Mientras la
malaria producida por P. falciparum, una infección que impone una de las mas duras
cargas globales hoy, parece haberse originado de un parasito de las aves, cuyos
descendientes incluyen a Plasmodium falciparum, el cual infecta a humanos y el P.
reichenowi que infecta a chimpancés, los investigadores en malaria, aún debaten si el
parasito de aves fue introducido a humanos y chimpancés 12 a unos pocos cientos de
años en asociación con la agricultura o contrariamente hace mas de cinco millones de
años, antes de la escisión de los humanos y chimpancés 13. Aunque resolver este debate
no nos ayudará a erradicar la malaria, es una cuestión fascinante por si misma, y puede
contribuir al conocimiento de la emergencia de la enfermedad. En el caso de la rubeola,
una enfermedad epidémica que debe haber emergido en los pasados 11.000 años y para
la cual una pariente cercana, puede aún existir en los animales, ningún virus
remotamente relacionado se conoce; uno o más pueden estar ocultos, sin descubrir en
algún lugar. ¿La identificación reciente de del rubulavirus porcino y del virus Mapuera
en murciélagos, así como los parientes cercanos conocidos de las paperas significa que
los cerdos infectaron humanos o que las paperas humanas infectaron a cerdos o que los
murciélagos independientemente infectaron a humanos y cerdos?. ¿Desciende la
tuberculosis humana de un Mycobacterium de rumiantes que infectó recientemente a
humanos proviniendo de animales domésticos (una visión prevalente inicialmente) o de
un Mycobacterium humano primitivo que ha vuelto a infectar rumiantes domésticos y
silvestres (una visión popular reciente)? Para llenar estos y otros vacíos en el
conocimiento del origen de las enfermedades, proponemos una "iniciativa de orígenes"
que apunte a identificar los orígenes de muchas de las enfermedades infecciosas mas
importantes en humanos, por ejemplo SIDA, cólera, dengue, malaria (falciparum),
hepatitis B, influenza A, sarampión, peste bubónica, rotavirus, viruela, tuberculosis y
tifoidea. Aunque hoy se conoce más sobre los orígenes de estos agentes (SIDA,
influenza A, sarampión) que sobre otros (rotavirus, viruela, tuberculosis),
investigaciones mas detalladas, probablemente produzcan nueva información
significativa, aún sobre los agentes mas estudiados; como se ilustra por la reciente
demostración de que los gorilas, en vez de los chimpancés, fueron probablemente la
especie donadora del grupo 0 del virus de inmunodeficiencia humana 1 14. La
propuesta debe involucrar muestreos sistemáticos y análisis filogenéticos de patógenos
relacionados en diversas especies animales; no solo cerdos y otras especies escogidas
por su fácil disponibilidad, sino también un amplio rango de especies domésticas y
silvestres, cuyo contacto directo (carne de animales silvestres) o indirecto (mediado por
vectores) con humanos podrían, de manera plausible conducido a infecciones en
humanos. Además del significado evolutivo e histórico del conocimiento ganado a
través de dicha iniciativa sobre los orígenes, esta podría producir otros beneficios; como
identificación de los parientes mas cercanos a los patógenos de humanos, una mejor
comprensión de cómo las enfermedades han emergido, nuevos modelos de laboratorio
para estudiar las amenazas en salud pública, y tal vez claves que pueden ayudar en la
predicción de futuras amenazas de enfermedad.
Un sistema global de aviso. Muchas de las principales enfermedades infecciosas de los
humanos son originadas en animales, y nosotros aún, continuamos siendo
bombardeados por nuevos patógenos de origen animal. A pesar de ello, no existe una
iniciativa sistemática global para monitorear patógenos humanos emergentes,
provenientes de animales. Dicha iniciativa, podría ayudar a describir la diversidad de
agentes microbianos a los que nuestra especie está expuesta, para caracterizar los
patógenos animales que pueden amenazarnos en el futuro y tal vez detectar y controlar
una emergencia local en humanos, antes que esta tenga oportunidad de dispersarse
globalmente.
A nuestra manera de ver, el monitoreo debiera enfocarse en personas con alto nivel de
exposición a animales silvestres como cazadores, carniceros, veterinarios, trabajadores
en el comercio de fauna y trabajadores de zoológicos. Estas personas regularmente se
infectan con virus de animales y sus infecciones pueden ser monitoreadas en el tiempo y
seguidas hasta otras personas en contacto con ellos. Uno de los autores (N.D.W.) ha
trabajado en Camerún monitoreando microbios en personas que practican la caza
deportiva y en otras personas de la comunidad en contacto con ellos y con sus presas 15.
El estudio se ha expandido a otros continentes y monitorea animales domésticos (como
perros) que viven en cercanía a los humanos pero que están expuestos a animales
silvestres a través de la caza y la carroña. El monitoreo de las personas, animales y
animales muertos 16 serviría como un sistema de alerta temprana para la emergencia de
enfermedades, mientras que también proveería un archivo único de patógenos que
infecten humanos y animales a los cuales nosotros estamos expuestos. Especímenes de
esta población humana altamente expuesta podrían ser investigados específicamente,
para buscar agentes reconocidos presentes en los animales que ellos cazan (por ejemplo
retrovirus entre cazadores de primates no humanos); utilizando herramientas para la
investigación como microarrays viral 17 y reacción en cadena de la polimerasa (PCR)
18. Tal monitoreo también proveería amplio conocimiento que podría estar disponible
para el estudio, luego de futuros brotes, con el fin de reconstruir sus orígenes.
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