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  • Mito 6. Su Gobierno Fue Corrupto, Como Lo Demuestran Los Casos de Ponce y Bejarano.

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    6. Su gobierno fue corrupto, como lo demuestran los casos de Ponce y Bejarano. Los casos de Ponce y Bejarano indiscutiblemente fueron actos de corrupción, pero también una muestra clara de que AMLO ni es cómplice ni tolera la corrupción, a pesar de que los medios pretendieron lo contrario. El caso de Ponce es el más sencillo de analizar. Ponce, efectivamente, fue responsable de actos de corrupción como Secretario de Finanzas del D.F. Cuando se descubrió dicha corrupción, el Procurador del D.F. integró el expediente y Ponce fue procesado y condenado a prisión, dónde cumple una condena de ocho años. Ponce no fue a la cárcel por los videos que lo muestran apostando en Las Vegas, ya que esto no es delito, sino por las responsabilidades que le fincó la Procuraduría del D.F. En una burocracia de las dimensiones requeridas para administrar una ciudad como el D.F. es imposible evitar la corrupción. Lo que se puede hacer es castigarla; evitar la impunidad. Eso fue exactamente lo que hizo AMLO en el caso de Ponce, lo que demuestra que no era cómplice, ya que para enjuiciar a un subordinado se requiere no estar en una situación de complicidad con él. ¿Cuántos gobernadores han procesado y encarcelado a alguno de sus Secretarios? Es verdaderamente increíble la poca difusión que los medios le han dado al hecho de que Ponce fue enjuiciado y está cumpliendo su condena. Sólo se puede explicar por su interés en desprestigiar a AMLO. En el caso de Bejarano es preciso establecer los hechos. En primer lugar, aunque Bejarano fue una persona muy cercana a AMLO, en el momento de los videoescándalos ya no trabajaba en el gobierno del D.F., sino en el PRD. No era, por lo tanto, funcionario público ni le reportaba a AMLO. En segundo lugar, el dinero que recibió no provenía de fondos públicos, aunque sí de un contratista que trabajaba para el gobierno del D.F. Por estas dos razones, Bejarano sólo pudo ser acusado de lavado de dinero, ya que ni era funcionario público ni el dinero que recibió provenía del gobierno. Lo relevante en este caso y lo que demuestra que AMLO no estaba involucrado ni era cómplice en este asunto es la motivación de Carlos Ahumada para venderle los videos a Carlos Salinas y Diego Fernández de Cevallos. En su libro, Carlos Ahumada reconoce que estaba siendo acusado por el gobierno del D.F. por actos de corrupción (por los que eventualmente fue a prisión) y que no podía llegar a un acuerdo con AMLO, que ni siquiera le daba audiencia por no prestarse a sus corruptelas. Si AMLO hubiera sido el típico político corrupto, Ahumada no hubiera tenido problemas: una mordida y todo quedaba resuelto. Como no fue el caso, recurrió a vender los videos para pedirle protección política a dos de los capos máximos de la política mexicana: Salinas y Diego. El resto de la historia es muy conocido; en particular, el manejo mediático del escándalo. Es importante resaltar que AMLO se deslindó de inmediato del caso, no buscó proteger a Bejarano y éste fue procesado y cumplió condena. Uno de los ejes centrales del discurso político de AMLO es el combate a la corrupción, a la que considera uno de los principales males que aquejan al país, si es que no el principal. Sólo puede hablar así y señalar a los corruptos porque no es parte de esa corrupción.

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    Mito 6. Su gobierno fue corrupto, como lo demuestran los casos de Ponce y Bejarano.

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    6. Su gobierno fue corrupto, como lo demuestran los casos de Ponce y Bejarano. Los casos de Ponce y Bejarano indiscutiblemente fueron actos de corrupción, pero también una muestra clara de que AMLO ni es cómplice ni tolera la corrupción, a pesar de que los medios pretendieron lo contrario. El caso de Ponce es el más sencillo de analizar. Ponce, efectivamente, fue responsable de actos de corrupción como Secretario de Finanzas del D.F. Cuando se descubrió dicha corrupción, el Procurador del D.F. integró el expediente y Ponce fue procesado y condenado a prisión, dónde cumple una condena de ocho años. Ponce no fue a la cárcel por los videos que lo muestran apostando en Las Vegas, ya que esto no es delito, sino por las responsabilidades que le fincó la Procuraduría del D.F. En una burocracia de las dimensiones requeridas para administrar una ciudad como el D.F. es imposible evitar la corrupción. Lo que se puede hacer es castigarla; evitar la impunidad. Eso fue exactamente lo que hizo AMLO en el caso de Ponce, lo que demuestra que no era cómplice, ya que para enjuiciar a un subordinado se requiere no estar en una situación de complicidad con él. ¿Cuántos gobernadores han procesado y encarcelado a alguno de sus Secretarios? Es verdaderamente increíble la poca difusión que los medios le han dado al hecho de que Ponce fue enjuiciado y está cumpliendo su condena. Sólo se puede explicar por su interés en desprestigiar a AMLO. En el caso de Bejarano es preciso establecer los hechos. En primer lugar, aunque Bejarano fue una persona muy cercana a AMLO, en el momento de los videoescándalos ya no trabajaba en el gobierno del D.F., sino en el PRD. No era, por lo tanto, funcionario público ni le reportaba a AMLO. En segundo lugar, el dinero que recibió no provenía de fondos públicos, aunque sí de un contratista que trabajaba para el gobierno del D.F. Por estas dos razones, Bejarano sólo pudo ser acusado de lavado de dinero, ya que ni era funcionario público ni el dinero que recibió provenía del gobierno. Lo relevante en este caso y lo que demuestra que AMLO no estaba involucrado ni era cómplice en este asunto es la motivación de Carlos Ahumada para venderle los videos a Carlos Salinas y Diego Fernández de Cevallos. En su libro, Carlos Ahumada reconoce que estaba siendo acusado por el gobierno del D.F. por actos de corrupción (por los que eventualmente fue a prisión) y que no podía llegar a un acuerdo con AMLO, que ni siquiera le daba audiencia por no prestarse a sus corruptelas. Si AMLO hubiera sido el típico político corrupto, Ahumada no hubiera tenido problemas: una mordida y todo quedaba resuelto. Como no fue el caso, recurrió a vender los videos para pedirle protección política a dos de los capos máximos de la política mexicana: Salinas y Diego. El resto de la historia es muy conocido; en particular, el manejo mediático del escándalo. Es importante resaltar que AMLO se deslindó de inmediato del caso, no buscó proteger a Bejarano y éste fue procesado y cumplió condena. Uno de los ejes centrales del discurso político de AMLO es el combate a la corrupción, a la que considera uno de los principales males que aquejan al país, si es que no el principal. Sólo puede hablar así y señalar a los corruptos porque no es parte de esa corrupción.

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    6. Su gobierno fue corrupto, como lo demuestran los casos de Ponce y Bejarano. Los casos de Ponce y Bejarano indiscutiblemente fueron actos de corrupción, pero también una muestra clara de que AMLO ni es cómplice ni tolera la corrupción, a pesar de que los medios pretendieron lo contrario. El caso de Ponce es el más sencillo de analizar. Ponce, efectivamente, fue responsable de actos de corrupción como Secretario de Finanzas del D.F. Cuando se descubrió dicha corrupción, el Procurador del D.F. integró el expediente y Ponce fue procesado y condenado a prisión, dónde cumple una condena de ocho años. Ponce no fue a la cárcel por los videos que lo muestran apostando en Las Vegas, ya que esto no es delito, sino por las responsabilidades que le fincó la Procuraduría del D.F. En una burocracia de las dimensiones requeridas para administrar una ciudad como el D.F. es imposible evitar la corrupción. Lo que se puede hacer es castigarla; evitar la impunidad. Eso fue exactamente lo que hizo AMLO en el caso de Ponce, lo que demuestra que no era cómplice, ya que para enjuiciar a un subordinado se requiere no estar en una situación de complicidad con él. ¿Cuántos gobernadores han procesado y encarcelado a alguno de sus Secretarios? Es verdaderamente increíble la poca difusión que los medios le han dado al hecho de que Ponce fue enjuiciado y está cumpliendo su condena. Sólo se puede explicar por su interés en desprestigiar a AMLO. En el caso de Bejarano es preciso establecer los hechos. En primer lugar, aunque Bejarano fue una persona muy cercana a AMLO, en el momento de los videoescándalos ya no trabajaba en el gobierno del D.F., sino en el PRD. No era, por lo tanto, funcionario público ni le reportaba a AMLO. En segundo lugar, el dinero que recibió no provenía de fondos públicos, aunque sí de un contratista que trabajaba para el gobierno del D.F. Por estas dos razones, Bejarano sólo pudo ser acusado de lavado de dinero, ya que ni era funcionario público ni el dinero que recibió provenía del gobierno. Lo relevante en este caso y lo que demuestra que AMLO no estaba involucrado ni era cómplice en este asunto es la motivación de Carlos Ahumada para venderle los videos a Carlos Salinas y Diego Fernández de Cevallos. En su libro, Carlos Ahumada reconoce que estaba siendo acusado por el gobierno del D.F. por actos de corrupción (por los que eventualmente fue a prisión) y que no podía llegar a un acuerdo con AMLO, que ni siquiera le daba audiencia por no prestarse a sus corruptelas. Si AMLO hubiera sido el típico político corrupto, Ahumada no hubiera tenido problemas: una mordida y todo quedaba resuelto. Como no fue el caso, recurrió a vender los videos para pedirle protección política a dos de los capos máximos de la política mexicana: Salinas y Diego. El resto de la historia es muy conocido; en particular, el manejo mediático del escándalo. Es importante resaltar que AMLO se deslindó de inmediato del caso, no buscó proteger a Bejarano y éste fue procesado y cumplió condena. Uno de los ejes centrales del discurso político de AMLO es el combate a la corrupción, a la que considera uno de los principales males que aquejan al país, si es que no el principal. Sólo puede hablar así y señalar a los corruptos porque no es parte de esa corrupción.

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    6 SU GOBIERNO FUE CORRUPTO, COMO

    LO DEMUESTRAN LOS CASOS DE PONCE Y BEJARANO.

    MITOS SOBRE AMLO

    EL CASO DE PONCE
    Ef ctivam e nte , f re sponsablde e ue e actos de corrup cin com o Se cre tario de Finanzas de l F. D.

    FALSO
    EL CASO DE BEJARANO
    Es p re ciso e stablce r l h e ch os. e os m os En e l om e nto de l vide oe scndal trabajaba e n e l os PRD, por l o tanto no e ra funcionario p l b ico ni l re portaba a AML e O de fondos p l b icos dine a El ro q ue re cibi no p rove n avado de dine ro Fue acusado de l O ind AM L se de sl de inm e diato de l caso, no b usc p rote ge r a Be jarano y ste f proce sado y ue cum p l conde na i

    L casos de Ponce y Bejarano indiscutiblm e nte f ron actos de corrupcin, pe ro tam bi n os e ue una m ue stra cl de q ue AMLO ni es cmplice ni tolera la corrupcin, a pe sar de q ue l ara os medios pre te ndie ron l contrario. o

    Cuando se de scub ri, fue

    proce sado y conde nado a p risin e l e s im p osib l evitarl D.F. e a corrup cin. L q ue se pue de h ace r o e s castigarl evitarl im p unia; a dad. Eso f l q ue h izo AM L ue o O Para e njuiciara un sub ordinado se re q uie re no e star e n una situaci n de com p l icidad con l

    Para adm inistraruna ciudad com o

    Uno de l ejes os centrales de l discurso de AML e s e l O combate a la corrupcin, a lq ue conside a ra uno de l os principales males q ue aq ue jan al pa si e s q ue s, no e l principal .

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