El Quijote, anotaciones de un lector 16.

Captulos 42, 43, 44

Don Quijote sigue en la venta. Su brazo est prisionero, mientras cuelga malamente anclado al rucio. Sabe perseverar aunque llora un poco pensando en la falta que al mundo le har si muere ah vigilante llamando a Sancho y pensando en su Dulcinea. Ms del pasado. El barbero a quien se le despoj del yelmo que, por supuesto, solo es tal para el hidalgo, ha vuelto y ha reconocido a los bandidos. Alrededor de este hecho se teje una broma de la que participan los huspedes. El mundo de don Quijote permanece impertrrito. Entran y salen de l los otros, los que no logran entender. Unos llegan al crculo por convencimiento (momentneo), como Sancho; algunos por erradas convicciones, como el barbero y el cura que quieren rescatar al hroe, otros por pasar un rato de risa y burla. El universo quijotesco subyuga, absorbe, ennoblece, hace suspirar, provoca ira, inspira. Nadie puede quedar ajeno. Todos los dems (que ya son muchos) tienen su propio encuentro con el pasado. Historias paralelas cuasicursis. Unos en la broma, otros agonizando de amor, cerca de la locura, disfrazados de pastores, cantantes de tristezas, misioneros prosaicos, y, hasta, funcionarios que tienen un destino en las Amricas. Hay dira Isabel- amor y sombra.