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Coordinación de Activismo

Gaza, reducida a la mera supervivencia

El bloqueo israelí de la Franja de Gaza está teniendo consecuencias más graves


que nunca para su población. En el último mes, los suministros de ayuda
humanitaria y artículos de primera necesidad a Gaza, ya de por sí escasos, se
han reducido a un goteo intermitente.

El bloqueo se ha intensificado como nunca tras la ruptura, el 5 de noviembre, de


un alto el fuego de cinco meses y medio de duración entre las fuerzas israelíes y
los extremistas palestinos.

“Es posible que las autoridades israelíes estén permitiendo la entrada de


artículos suficientes para la supervivencia de la población de Gaza, pero esto
dista mucho de permitir que el millón y medio de habitantes de Gaza vivan
dignamente”, ha manifestado Donatella Rovera, investigadora de Amnistía
Internacional sobre Israel y los Territorios Palestinos Ocupados.

Al restringirse aún más los suministros, la mayoría de los molinos han cerrado,
porque apenas tienen grano. La población, que ya lleva mucho tiempo privada
de numerosos artículos alimenticios, ahora hay ocasiones en las que ni siquiera
puede encontrar pan.

Las reservas de alimentos hace mucho que se agotaron, y las escasas cantidades
que se permite entrar en Gaza no bastan siquiera para cubrir las necesidades
inmediatas. Las familias no saben si tendrán comida para dar a sus hijos al día
siguiente.

Incluso cuando hay comida, por lo general no hay gas o electricidad para
cocinarla. La semana pasada se permitió la entrara en Gaza de menos del 10 por
ciento del gas semanal que se necesita para cocinar.

“Esta es una crisis creada exclusivamente por el hombre. Unos suministros que
se necesitan con desesperación permanecen inmovilizados en los almacenes de
las agencias de ayuda humanitaria a tan sólo unos kilómetros de distancia, pese
a que están listos para ser entregados”, ha manifestado Donatella Rovera. “El
único obstáculo es una verja que el ejército israelí mantiene cerrada. No existe
ninguna razón aceptable para negar el paso a artículos esenciales de ayuda
humanitaria y de primera necesidad.”

La escasez de combustible, electricidad y piezas de repuesto está provocando


que las infraestructuras de agua y saneamiento y otros servicios cruciales se
deterioren día a día. El 80 por ciento de los pozos están funcionando a
capacidad reducida, y sólo hay suministro de agua en los hogares unas pocas
horas cada varios días.

Cuando hay agua, no hay electricidad o combustible para bombearla a los


edificios de apartamentos. Y la escasez de cloro aumenta el riesgo de contraer

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enfermedades derivadas del mal estado del agua.

Los habituales cortes de energía alteran todos los aspectos de la vida. Los
hospitales están luchando por dar energía a máquinas que salvan vidas, y
mantener servicios esenciales como la lavandería resulta aún más difícil.

Incluso a los pacientes que necesitan tratamiento médico no disponible en Gaza


se les niega a menudo el permiso para abandonar la Franja. En el último año
han muerto decenas de personas que podrían haberse salvado si tan sólo se les
hubiera permitido viajar.

Karima Abu Dalal, de 34 años y madre de cinco niños de corta edad, murió el
25 de noviembre. Padecía linfoma de Hodgkin, un cáncer de las glándulas
linfáticas que se puede curar en más del 90 por ciento de los casos. Le negaron
el acceso al tratamiento que necesitaba desesperadamente, pues, en noviembre
de 2007, Israel le denegó el permiso para viajar al hospital de Nablús, en
Cisjordania.

En un informe médico que acompañaba a su solicitud de permiso, un experto


oncólogo israelí había escrito: “Se trata de una mujer joven que, sin tratamiento,
morirá, y con tratamiento tiene unas probabilidades de recuperación excelentes”
(esta frase aparece subrayada en la solicitud original).

Las autoridades israelíes, no obstante, se negaron a darle permiso para


abandonar Gaza, y el Tribunal Superior de Justicia de Israel declinó intervenir.
Este mismo año, Karima Abu Dalal consiguió finalmente salir de Gaza y viajar a
Egipto como caso excepcional, pero para entonces su estado se había
deteriorado irreparablemente, y regresó a Gaza para estar con su familia. Las
peticiones posteriores para que se le permitiera viajar a Israel con el fin de
recibir al menos cuidados paliativos para aliviar sus dolores fueron en vano.

“Mientras las autoridades y las fuerzas armadas israelíes controlen las fronteras,
el espacio aéreo y las aguas territoriales de Gaza, son responsables, según el
derecho internacional, de garantizar el bienestar de la población civil de Gaza.
Por el momento, Israel no está cumpliendo con esa responsabilidad”, ha
manifestado Donatella Rovera.

Las fuerzas israelíes han matado a unos 20 palestinos, en su mayoría


extremistas, pero también dos niños, en ataques aéreos y de otro tipo desde el 4
de noviembre. Los grupos armados palestinos han reanudado los disparos de
cohetes desde Gaza contra ciudades y pueblos israelíes cercanos, y han herido a
dos civiles y varios soldados israelíes.

Amnistía Internacional ha pedido reiteradamente a los grupos armados


palestinos, incluidas las milicias armadas del gobierno de facto de Hamás en
Gaza, que pongan fin a los disparos de cohetes, ya que son indiscriminados y
ponen en peligro la vida de civiles israelíes.

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“Los ataques contra civiles nunca están justificados, sean cuales sean las
razones que se invoquen. Las fuerzas israelíes y los grupos armados palestinos
deben cesar de inmediato los ataques y las acciones que ponen en peligro la
vida de la población civil de Gaza y del sur de Israel”, ha manifestado Donatella
Rovera.

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Si desean más información pónganse en contacto con la Oficina Nacional de
Amnistía Internacional México, llamando al número 56876010 55366776 o
envíen un correo electrónico a activismo@amnistia.org.mx

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