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San Anselmo (1035-1109), nace en Aosta, peregrinó por Francia y estudió en la abadía
de Bece (Normandía). Después fue elegido arzobispo de Canterbury. Su obra se encaminó a la
demostración racional de la Revelación. Intento que halla su punto culminante en las pruebas
dadas en el Monologium y el Proslogion, de la existencia y naturaleza de Dios.
“Así, pues, ¡oh, Señor!, Tú que das inteligencia a la fe, concédeme, cuanto
conozcas que me sea conveniente, entender que existes, como lo creemos, y que eres lo
que creemos. Ciertamente creemos que tú eres algo de lo cual nada mayor puede ser
pensado. Se trata de saber si existe una naturaleza que sea tal, porque el insensato ha
dicho en su corazón: no hay Dios. Pero cuando me oye decir que hay algo por encima de
lo cual no se puede pensar nada mayor, este mismo insensato entiende lo que digo; lo
que entiende está en su entendimiento, incluso aunque no crea que aquello existe.
Porque una cosa es que la cosa exista en el entendimiento, y otra que entienda que la
cosa existe. Porque cuando el pintor piensa de antemano el cuadro que va a hacer, lo
tiene ciertamente en su entendimiento, pero no entiende todavía que exista lo que
todavía no ha realizado. Cuando, por el contrario, lo tiene pintado, no solamente lo tiene
en el entendimiento sino que entiende también que existe lo que ha hecho. El insensato
tiene que conceder que tiene en el entendimiento algo por encima de lo cual no se puede
pensar nada mayor, porque cuando oye esto, lo entiende, y todo lo que se entiende
existe en el entendimiento. Y ciertamente, aquello de lo cual nada mayor puede ser
pensado, no puede existir sólo en el entendimiento. Pues si existe, aunque sólo sea
también en el entendimiento, puede pensarse que exista también en la realidad, lo cual
es mayor. Por consiguiente, si aquello de lo cual nada mayor puede pensarse existiese
sólo en el entendimiento, se podría pensar algo mayor que aquello que es tal que no
puede pensarse nada mayor. Luego existe sin duda, en el entendimiento y en la realidad,
algo de lo cual nada mayor puede ser pensado."
Esquemáticamente es esto:
a) El punto de partida de la prueba es la idea de Dios como Id quo maius cogitari nequit, es
decir, el ser que reúne en sí todas las perfecciones: es omniperfecto. San Anselmo demuestra
primero que ese concepto de Dios es universal, que existe en el entendimiento de todo hombre,
pues aunque provenga de la fe, no es exclusiva del creyente, sino que incluso el ateo entiende
lo que significa esa idea, ya que si no no tendría sentido lo que niega. S. Anselmo distingue en
el cap. II del Proslogion entre la existencia mental y la existencia real. Incluso el que niega la
existencia extramental de dios ha de admitir que tiene en el entendimiento el concepto de "el
ser superior del cual nada mayor puede ser pensado". Ahora bien, de la universalidad del
concepto no se sigue que exista en la realidad.
b) Demostrar por reducción al absurdo que ese ser superior tiene que existir necesariamente
fuera del entendimiento. Si no pienso este ser como existiendo en la realidad, entonces lo
pienso como inferior, pues cabría pensar otro ser que existiese en la realidad además de en el
pensamiento, y que sería pues superior al que existiese sólo en el pensamiento. Esto es así
porque la existencia real es una perfección. Si sólo existiese en la mente se incurriría en
flagrante contradicción. Por tanto, la existencia real del ser omniperfecto es necesaria, pues de
otro modo, eso cuyo mayor no puede pensarse nada no sería lo mayor que puede pensarse.
1.- En primer lugar no todos los que oyen pronunciar la palabra Dios entienden que
significa aquello cuyo mayor no puede pensarse, pues hasta ha existido gente que creyó que
era cuerpo (Vg. los estoicos). Punto de partida inaceptable.
2.- Pero aun suponiendo lo anterior, de ahí no se sigue que entiendan que lo designado
con el nombre de dios exista en la realidad, sino únicamente en el concepto del entendimiento.
Núcleo de la crítica: el tránsito ilegítimo del orden ideal al orden real. Brentano dirá que se trata
de una confusión de la determinación nominal con la determinación real.
CRÍTICA DE KANT
1.- No admite la doctrina de que la existencia de una cosa se identifique con ésta. La
proposición existencial no es una creencia, sino un juicio categórico, que relaciona un sujeto
con un predicado. Kant coincide con Hume en negar que en ella se relacionen dos conceptos.
Sólo ha de darse uno, y con éste se ha de relacionar, como un predicado, el mismo objeto. "Ser
no es evidentemente un predicado real, es decir, un concepto de algo que pueda añadirse al
concepto de una cosa. Es sencillamente la posición de una cosa en sí. En el uso lógico es
solamente la cópula del juicio." "Dios es" se identifica con "hay un Dios", en ambos no
se pone ningún predicado nuevo al concepto de Dios, sino solamente al sujeto mismo
con todos sus predicados, es decir, al objeto con mi concepto". Ambos tienen el mismo
contenido, lo real sólo contiene lo meramente posible.
2.- Con Hume, Kant sostiene que a partir de la idea, arbitrariamente formulada, de
un ser absolutamente necesario, no se puede conocer a priori la existencia de este ser; y
asegura que su negación no implica contradicción alguna y que la proposición
existencial no se limita a negarle al sujeto el predicado de la existencia, sino que a la vez
lo suprime, negando, por consiguiente, al mismo objeto. Así, pues, no se concibe de qué
modo una proposición existencial haya de contener una contradicción y ser conocida a priori
como no verdadera, tomando como criterio el principio de contradicción.
3.- Como se sabe, todos los juicios categóricos son, según Kant, o analíticos o
sintéticos, y una proposición afirmativa es precisamente analítica si su predicado está incluido
en el sujeto, y sintética cuando no es éste el caso. Pues bien, toda proposición existencial
es, según el autor, sintética. San Anselmo y Descartes trataron de demostrar que la
proposición "Dios existe" es analítica; su negación había de constituir una
contradicción. Según esto no cabe otra cosa que negarle al argumento ontológico toda clase
de justificación. "Así pues, en el caso de un ser que yo piense entender como la realidad
suprema es verdad que no le nada en el contenido real posible, pero falta, no obstante,
algo en la relación con mi situación mental, a saber, que el conocimiento de ese ser sea
también posible a posteriori". La necesidad lógica no es más que una condición necesaria,
pero no suficiente de la existencia de una cosa. "La necesidad incondicionada del juicio no es
una absoluta necesidad de la cosa. Pues la necesidad absoluta del juicio es sólo una
necesidad condicionada de la cosa, o del predicado en el juicio". En los juicios sintéticos existe
esa "condicionada necesidad" que es la efectiva existencia del objeto. La contradicción