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ANÓNIMO
EL LAZARILLO DE TORMES
Yo por bien tengo que cosas tan grosero estilo escribo, no me pesará que
señaladas, y por ventura nunca oídas ni hayan parte y se huelguen con ello
vistas, vengan a noticia de muchos y no todos los que en ella algún gusto
se entierren en la sepultura del olvido, hallaren, y vean que vive un hombre
pues podría ser que alguno que las lea con tantas fortunas, peligros y
halle algo que le agrade, y a los que no adversidades.
ahondaren tanto los deleite; y a este
propósito dice Plinio que no hay libro, Suplico a vuestra M. reciba el pobre
por malo que sea, que no tenga alguna servicio de mano de quien lo hiciera
cosa buena; mayormente que los gustos más rico si su poder y deseo se
no son todos unos, mas lo que uno no conformaran. Y pues V.M. escribe se le
come, otro se pierde por ello. Y así escriba y relate el caso por muy
vemos cosas tenidas en poco de extenso, parecióme no tomalle por el
algunos, que de otros no lo son. Y esto, medio, sino por el principio, porque se
para ninguna cosa se debría romper ni tenga entera noticia de mi persona, y
echar a mal, si muy detestable no fuese, también porque consideren los que
sino que a todos se comunicase, heredaron nobles estados cuán poco se
mayormente siendo sin perjuicio y les debe, pues Fortuna fue con ellos
pudiendo sacar della algún fruto; parcial, y cuánto más hicieron los que,
porque si así no fuese, muy pocos siéndoles contraria, con fuerza y maña
escribirían para uno solo, pues no se remando, salieron a buen puerto.
hace sin trabajo, y quieren, ya que lo Tratado
pasan, ser recompensados, no con
dineros, mas con que vean y lean sus
obras, y si hay de qué, se las alaben; y a P r imero
este propósito dice Tulio: "La honra
cría las artes." ¿Quién piensa que el Cuenta Lázaro su vida,
soldado que es primero del escala, tiene y cuyo hijo fue
más aborrecido el vivir? No, por cierto;
mas el deseo de alabanza le hace ___________________________
ponerse en peligro; y así, en las artes y
letras es lo mesmo. Predica muy bien el Pues sepa V.M. ante todas cosas que a
presentado, y es hombre que desea mí llaman Lázaro de Tormes, hijo de
mucho el provecho de las ánimas; mas Tomé González y de Antona Pérez,
pregunten a su merced si le pesa cuando naturales de Tejares, aldea de
le dicen: "¡Oh, qué maravillosamente lo Salamanca. Mi nacimiento fue dentro
ha hecho vuestra reverencia!" Justó del río Tormes, por la cual causa tomé
muy ruinmente el señor don Fulano, y el sobrenombre, y fue desta manera. Mi
dio el sayete de armas al truhán, porque padre, que Dios perdone, tenía cargo de
le loaba de haber llevado muy buenas proveer una molienda de una aceña, que
lanzas. ¿Qué hiciera si fuera verdad? está ribera de aquel río, en la cual fue
molinero más de quince años; y estando
Y todo va desta manera: que mi madre una noche en la aceña,
confesando yo no ser más santo que mis preñada de mí, tomóle el parto y
vecinos, desta nonada, que en este parióme allí: de manera que con verdad
con el hurto en ella, de suerte que su que allí estaban, y con el vino que para
nariz y la negra malmaxcada longaniza beber le había traído, laváronme la cara
a un tiempo salieron de mi boca. y la garganta, sobre lo cual discantaba
el mal ciego donaires, diciendo:
¡Oh, gran Dios, quién estuviera "Por verdad, más vino me gasta
aquella hora sepultado, que muerto ya este mozo en lavatorios al cabo del año
lo estaba! Fue tal el coraje del perverso que yo bebo en dos. A lo menos,
ciego que, si al ruido no acudieran, Lázaro, eres en más cargo al vino que a
pienso no me dejara con la vida. tu padre, porque él una vez te engendró,
Sacáronme de entre sus manos, mas el vino mil te ha dado la vida."
dejándoselas llenas de aquellos pocos
cabellos que tenía, arañada la cara y
rascuñado el pescuezo y la garganta; y Y luego contaba cuántas veces me
esto bien lo merecía, pues por su había descalabrado y harpado la cara, y
maldad me venían tantas persecuciones. con vino luego sanaba.
ayudar a misa. Yo dije que sí, como era poca caridad, consigo usaba más. Cinco
verdad; que, aunque maltratado, mil blancas de carne era su ordinario para
cosas buenas me mostró el pecador del comer y cenar. Verdad es que partía
ciego, y una dellas fue ésta. Finalmente, comigo del caldo, que de la carne, ¡tan
el clérigo me recibió por suyo. Escapé blanco el ojo!, sino un poco de pan, y
del trueno y di en el relámpago, porque ¡pluguiera a Dios que me demediara!
era el ciego para con éste un Alejandro Los sábados cómense en esta tierra
Magno, con ser la mesma avaricia, cabezas de carnero, y enviábame por
como he contado. No digo más sino que una que costaba tres maravedís. Aquélla
toda la laceria del mundo estaba le cocía y comía los ojos y la lengua y
encerrada en éste. No sé si de su el cogote y sesos y la carne que en las
cosecha era, o lo había anexado con el quijadas tenía, y dábame todos los
hábito de clerecía. huesos roídos, y dábamelos en el plato,
diciendo:
Él tenía un arcaz viejo y cerrado con
su llave, la cual traía atada con un
agujeta del paletoque, y en viniendo el "Toma, come, triunfa, que para ti
bodigo de la iglesia, por su mano era es el mundo. Mejor vida tienes que el
luego allí lanzado, y tornada a cerrar el Papa."
arca. Y en toda la casa no había ninguna
cosa de comer, como suele estar en
otras: algún tocino colgado al humero, "¡Tal te la dé Dios!", decía yo
algún queso puesto en alguna tabla o en paso entre mí.
el armario, algún canastillo con algunos
pedazos de pan que de la mesa sobran; A cabo de tres semanas que estuve
que me parece a mí que aunque dello no con él, vine a tanta flaqueza que no me
me aprovechara, con la vista dello me podía tener en las piernas de pura
consolara. Solamente había una horca hambre. Vime claramente ir a la
de cebollas, y tras la llave en una sepultura, si Dios y mi saber no me
cámara en lo alto de la casa. Destas remediaran. Para usar de mis mañas no
tenía yo de ración una para cada cuatro tenía aparejo, por no tener en qué dalle
días; y cuando le pedía la llave para ir salto; y aunque algo hubiera, no podia
por ella, si alguno estaba presente, cegalle, como hacía al que Dios
echaba mano al falsopecto y con gran perdone, si de aquella calabazada
continencia la desataba y me la daba feneció, que todavía, aunque astuto, con
diciendo: "Toma, y vuélvela luego, y no faltalle aquel preciado sentido no me
hagáis sino golosinar", como si debajo sentía; más estotro, ninguno hay que tan
della estuvieran todas las conservas de aguda vista tuviese como él tenía.
Valencia, con no haber en la dicha Cuando al ofertorio estábamos, ninguna
cámara, como dije, maldita la otra cosa blanca en la concha caía que no era dél
que las cebollas colgadas de un clavo, registrada: el un ojo tenía en la gente y
las cuales él tenía tan bien por cuenta, el otro en mis manos. Bailábanle los
que si por malos de mis pecados me ojos en el caxco como si fueran de
desmandara a más de mi tasa, me azogue. Cuantas blancas ofrecían tenía
costara caro. Finalmente, yo me finaba por cuenta; y acabado el ofrecer, luego
de hambre. Pues, ya que conmigo tenía me quitaba la concheta y la ponía sobre
dije paso, que no me oyó; mas como no que me durase mucho aquel descanso,
era tiempo de gastarlo en decir gracias, porque luego al tercero día me vino la
alumbrado por el Spíritu Santo, le dije: terciana derecha, y fue que veo a
deshora al que me mataba de hambre
sobre nuestro arcaz volviendo y
"Tio, una llave de este arca he revolviendo, contando y tornando a
perdido, y temo mi señor me azote. Por contar los panes.
vuestra vida, veáis si en ésas que traéis
hay alguna que le haga, que yo os lo Yo disimulaba, y en mi secreta
pagaré." oración y devociones y plegarias decía:
"¡Sant Juan y ciégale!"
hecho a más pan aquellos dos o tres "¡Qué ha de ser! -dijo él-. Ratones,
días ya dichos, moría mala muerte; que no dejan cosa a vida."
tanto, que otra cosa no hacía en Pusímonos a comer, y quiso Dios
viéndome solo sino abrir y cerrar el arca que aun en esto me fue bien, que me
y contemplar en aquella cara de Dios, cupo más pan que la laceria que me
que ansí dicen los niños. Mas el mesmo solía dar, porque rayó con un cuchillo
Dios, que socorre a los afligidos, todo lo que pensó ser ratonado,
viéndome en tal estrecho, trujo a mi diciendo:
memoria un pequeño remedio; que,
considerando entre mí, dije:
"Cómete eso, que el ratón cosa
limpia es."
"Este arquetón es viejo y grande y
roto por algunas partes, aunque Y así aquel día, añadiendo la
pequeños agujeros. Puédese pensar que ración del trabajo de mis manos, o de
ratones, entrando en él, hacen daño a mis uñas, por mejor decir, acabamos de
este pan. Sacarlo entero no es cosa comer, aunque yo nunca empezaba. Y
conveniente, porque verá la falta el que luego me vino otro sobresalto, que fue
en tanta me hace vivir. Esto bien se verle andar solícito, quitando clavos de
sufre." las paredes y buscando tablillas, con las
cuales clavó y cerró todos los agujeros
Y comienzo a desmigajar el pan de la vieja arca.
sobre unos no muy costosos manteles
que allí estaban; y tomo uno y dejo otro, "¡Oh, Señor mío! -dije yo
de manera que en cada cual de tres o entonces-, ¡a cuánta miseria y fortuna y
cuatro desmigajé su poco; después, desastres estamos puestos los nacidos, y
como quien toma gragea, lo comí, y cuán poco turan los placeres de esta
algo me consolé. Mas él, como viniese nuestra trabajosa vida! Heme aquí que
a comer y abriese el arca, vio el mal pensaba con este pobre y triste remedio
pesar, y sin dubda creyó ser ratones los remediar y pasar mi laceria, y estaba ya
que el daño habían hecho, porque cuanto que alegre y de buena ventura;
estaba muy al propio contrahecho de mas no quiso mi desdicha, despertando
como ellos lo suelen hacer. Miró todo el a este lacerado de mi amo y poniéndole
arcaz de un cabo a otro y viole ciertos más diligencia de la que él de suyo se
agujeros por do sospechaba habían tenía (pues los míseros por la mayor
entrado. Llamóme, diciendo: parte nunca de aquella carecen), agora,
cerrando los agujeros del arca, cierrase
la puerta a mi consuelo y la abriese a
"¡Lázaro! ¡Mira, mira qué mis trabajos."
persecución ha venido aquesta noche
por nuestro pan!" Así lamentaba yo, en tanto que mi
solícito carpintero con muchos clavos y
Yo híceme muy maravillado, tablillas dio fin a sus obras, diciendo:
preguntándole qué sería. "Agora, donos traidores ratones,
conviéneos mudar propósito, que en
esta casa mala medra tenéis." a cerrar, me volví a mis pajas, en las
cuales reposé y dormí un poco, lo cual
yo hacía mal, y echábalo al no comer; y
De que salió de su casa, voy a ver ansí sería, porque cierto en aquel
la obra y hallé que no dejó en la triste y tiempo no me debían de quitar el sueño
vieja arca agujero ni aun por dónde le los cuidados del rey de Francia.
pudiese entrar un moxquito. Abro con
mi desaprovechada llave, sin esperanza Otro día fue por el señor mi amo
de sacar provecho, y vi los dos o tres visto el daño así del pan como del
panes comenzados, los que mi amo agujero que yo había hecho, y comenzó
creyó ser ratonados, y dellos todavía a dar a los diablos los ratones y decir:
saqué alguna laceria, tocándolos muy
ligeramente, a uso de esgremidor
diestro. Como la necesidad sea tan gran "¿Qué diremos a esto? ¡Nunca
maestra, viéndome con tanta, siempre, haber sentido ratones en esta casa sino
noche y día, estaba pensando la manera agora!"
que ternía en sustentar el vivir; y
pienso, para hallar estos negros
remedios, que me era luz la hambre, Y sin dubda debía de decir verdad;
pues dicen que el ingenio con ella se porque si casa había de haber en el
avisa y al contrario con la hartura, y así reino justamente de ellos privilegiada,
era por cierto en mí. aquélla de razón había de ser, porque no
suelen morar donde no hay qué comer.
Pues estando una noche desvelado Torna a buscar clavos por la casa y por
en este pensamiento, pensando como las paredes y tablillas a atapárselos.
me podría valer y aprovecharme del Venida la noche y su reposo, luego era
arcaz, sentí que mi amo dormía, porque yo puesto en pie con mi aparejo, y
lo mostraba con roncar y en unos cuantos él tapaba de día, destapaba yo
resoplidos grandes que daba cuando de noche. En tal manera fue, y tal prisa
estaba durmiendo. Levantéme muy nos dimos, que sin duda por esto se
quedito y, habiendo en el día pensado lo debió decir: "Donde una puerta se
que había de hacer y dejado un cuchillo cierra, otra se abre." Finalmente,
viejo que por allí andaba en parte do le parecíamos tener a destajo la tela de
hallase, voyme al triste arcaz, y por do Penélope, pues cuanto él tejía de día,
había mirado tener menos defensa le rompía yo de noche; ca en pocos días y
acometí con el cuchillo, que a manera noches pusimos la pobre despensa de
de barreno dél usé. Y como la tal forma, que quien quisiera
antiquísima arca, por ser de tantos años, propiamente della hablar, más corazas
la hallase sin fuerza y corazón, antes viejas de otro tiempo que no arcaz la
muy blanda y carcomida, luego se me llamara, según la clavazón y tachuelas
rindió, y consintió en su costado por mi sobre sí tenía.
remedio un buen agujero. Esto hecho,
abro muy paso la llagada arca y, al De que vio no le aprovechar nada
tiento, del pan que hallé partido hice su remedio, dijo:
según deyuso está escrito. Y con
aquello algún tanto consolado, tornando
"Este arcaz está tan maltratado y adelante no dormía tan a sueño suelto,
es de madera tan vieja y flaca, que no que cualquier gusano de la madera que
habrá ratón a quien se defienda; y va ya de noche sonase, pensaba ser la culebra
tal que, si andamos más con él, nos que le roía el arca. Luego era puesto en
dejará sin guarda; y aun lo peor, que pie, y con un garrote que a la cabacera,
aunque hace poca, todavía hará falta desde que aquello le dijeron, ponía,
faltando, y me pondrá en costa de tres o daba en la pecadora del arca grandes
cuatro reales. El mejor remedio que garrotazos, pensando espantar la
hallo, pues el de hasta aquí no culebra. A los vecinos despertaba con el
aprovecha, armaré por de dentro a estos estruendo que hacía, y a mí no me
ratopes malditos." dejaba dormir. êbase a mis pajas y
trastornábalas, y a mí con ellas,
Luego buscó prestada una pensando que se iba para mí y se
ratonera, y con cortezas de queso que a envolvía en mis pajas o en mi sayo,
los vecinos pedía, contino el gato estaba porque le decían que de noche acaecía a
armado dentro del arca, lo cual era para estos animales, buscando calor, irse a
mí singular auxilio; porque, puesto caso las cunas donde están criaturas y aun
que yo no había menester muchas salsas mordellas y hacerles peligrar. Yo las
para comer, todavía me holgaba con las más veces hacía del dormido, y en las
cortezas del queso que de la ratonera mañas decíame él:
sacaba, y sin esto no perdonaba el
ratonar del bodigo. “Esta noche, mozo, ¿no sentiste
nada? Pues tras la culebra anduve, y aun
pienso se ha de ir para ti a la cama, que
Como hallase el pan ratonado y el son muy frías y buscan calor."
queso comido y no cayese el ratón que
lo comía, dábase al diablo, preguntaba a "Plega a Dios que no me muerda -
los vecinos qué podría ser comer el decía yo-, que harto miedo le tengo."
queso y sacarlo de la ratonera, y no caer
ni quedar dentro el ratón, y hallar caída De esta manera andaba tan
la trampilla del gato. Acordaron los elevado y levantado del sueño, que, mi
vecinos no ser el ratón el que este daño fe, la culebra (o culebro, por mejor
hacía, porque no fuera menos de haber decir) no osaba roer de noche ni
caído alguna vez. Díjole un vecino: levantarse al arca; mas de día, mientra
estaba en la iglesia o por el lugar, hacía
mis saltos: los cuales daños viendo él y
"En vuestra casa yo me acuerdo el poco remedio que les podía poner,
que solía andar una culebra, y ésta debe andaba de noche, como digo, hecho
ser sin dubda. Y lleva razón que, como trasgo.
es larga, tiene lugar de tomar el cebo; y
aunque la coja la trampilla encima, Yo hube miedo que con aquellas
como no entre toda dentro, tórnase a diligencias no me topase con la llave
salir." que debajo de las pajas tenía, y
parecióme lo más seguro metella de
Cuadró a todos lo que aquél dijo, noche en la boca. Porque ya, desde que
y alteró mucho a mi amo; y dende en viví con el ciego, la tenía tan hecha
bolsa que me acaeció tener en ella doce recordarme. Mas como me tocase con
o quince maravedís, todo en medias las manos, tentó la mucha sangre que se
blancas, sin que me estorbasen el me iba, y conoció el daño que me había
comer; porque de otra manera no era hecho, y con mucha priesa fue a buscar
señor de una blanca que el maldito lumbre. Y llegando con ella, hallóme
ciego no cayese con ella, no dejando quejando, todavía con mi llave en la
costura ni remiendo que no me buscaba boca, que nunca la desamparé, la mitad
muy a menudo. Pues ansí, como digo, fuera, bien de aquella manera que debía
metía cada noche la llave en la boca, y estar al tiempo que silbaba con ella.
dormía sin recelo que el brujo de mi
amo cayese con ella; mas cuando la Espantado el matador de culebras
desdicha ha de venir, por demás es qué podría ser aquella llave, miróla,
diligencia. sacándomela del todo de la boca, y vio
lo que era, porque en las guardas nada
Quisieron mis hados, o por mejor de la suya diferenciaba. Fue luego a
decir mis pecados, que una noche que proballa, y con ella probó el maleficio.
estaba durmiendo, la llave se me puso Debió de decir el cruel cazador: "El
en la boca, que abierta debía tener, de ratón y culebra que me daban guerra y
tal manera y postura, que el aire y me comían mi hacienda he hallado."
resoplo que yo durmiendo echaba salía
por lo hueco de la llave, que de cañuto De lo que sucedió en aquellos tres
era, y silbaba, según mi desastre quiso, días siguientes ninguna fe daré, porque
muy recio, de tal manera que el los tuve en el vientre de la ballena; mas
sobresaltado de mi amo lo oyó y creyó de cómo esto que he contado oí,
sin duda ser el silbo de la culebra; y después que en mí torné, decir a mi
cierto lo debía parecer. amo, el cual a cuantos allí venían lo
contaba por extenso.
Levantóse muy paso con su
garrote en la mano, y al tiento y sonido A cabo de tres días yo torné en mi
de la culebra se llegó a mí con mucha sentido y vine echado en mis pajas, la
quietud, por no ser sentido de la cabeza toda emplastada y llena de
culebra; y como cerca se vio, pensó que aceites y ungüentos y, espantado, dije:
allí en las pajas do yo estaba echado, al "¿Qué es esto?"
calor mío se había venido. Levantando
bien el palo, pensando tenerla debajo y Respondióme el cruel sacerdote:
darle tal garrotazo que la matase, con "A fe, que los ratones y culebras
toda su fuerza me descargó en la cabeza que me destruían ya los he cazado."
un tan gran golpe, que sin ningún
sentido y muy mal descalabrado me Y miré por mí, y vime tan
dejó. maltratado que luego sospeché mi
mal.
Como sintió que me había dado,
según yo debía hacer gran sentimiento A esta hora entró una vieja que
con el fiero golpe, contaba él que se ensalmaba, y los vecinos, y
había llegado a mí y dándome grandes comiénzanme a quitar trapos de la
voces, llamándome, procuró cabeza y curar el garrotazo. Y como me
A buen paso tendido comenzamos a puerta con llave ni sentir arriba ni abajo
ir por una calle abajo. Yo iba el más pasos de viva persona por la casa. Todo
alegre del mundo en ver que no nos lo que yo había visto eran paredes, sin
habíamos ocupado en buscar de comer. ver en ella silleta, ni tajo, ni banco, ni
Bien consideré que debía ser hombre, mesa, ni aun tal arcaz como el de
mi nuevo amo, que se proveía en junto, marras: finalmente, ella parecía casa
y que ya la comida estaría a punto tal y encantada. Estando así, díjome:
como yo la deseaba y aun la había
menester. "Tú, mozo, ¿has comido?"
En este tiempo dio el reloj la una "No, señor -dije yo-, que aún no
después de mediodía, y llegamos a una eran dadas las ocho cuando con vuestra
casa ante la cual mi amo se paró, y yo merced encontré."
con él; y derribando el cabo de la capa
sobre el lado izquierdo, sacó una llave "Pues, aunque de mañana, yo había
de la manga y abrió su puerta y almorzado, y cuando ansí como algo,
entramos en casa; la cual tenía la hágote saber que hasta la noche me
entrada obscura y lóbrega de tal manera estoy ansí. Por eso, pásate como
que parece que ponía temor a los que en pudieres, que después cenaremos.
ella entraban, aunque dentro della
estaba un patio pequeño y razonables Vuestra merced crea, cuando esto le
cámaras. oí, que estuve en poco de caer de mi
estado, no tanto de hambre como por
Desque fuimos entrados, quita de conocer de todo en todo la fortuna
sobre sí su capa y, preguntando si tenía serme adversa. Allí se me representaron
las manos limpias, la sacudimos y de nuevo mis fatigas, y torné a llorar
doblamos, y muy limpiamente soplando mis trabajos; allí se me vino a la
un poyo que allí estaba, la puso en él. Y memoria la consideración que hacía
hecho esto, sentóse cabo della, cuando me pensaba ir del clérigo,
preguntándome muy por extenso de diciendo que aunque aquél era
dónde era y cómo había venido a desventurado y mísero, por ventura
aquella ciudad; y yo le di más larga toparía con otro peor: finalmente, allí
cuenta que quisiera, porque me parecía lloré mi trabajosa vida pasada y mi
más conveniente hora de mandar poner cercana muerte venidera. Y con todo,
la mesa y escudillar la olla que de lo disimulando lo mejor que pude:
que me pedía. Con todo eso, yo le
satisfice de mi persona lo mejor que "Señor, mozo soy que no me fatigo
mentir supe, diciendo mis bienes y mucho por comer, bendito Dios. Deso
callando lo demás, porque me parecía me podré yo alabar entre todos mis
no ser para en cámara. iguales por de mejor garganta, y ansí fui
yo loado della fasta hoy día de los amos
Esto hecho, estuvo ansí un poco, y que yo he tenido."
yo luego vi mala señal, por ser ya casi
las dos y no le ver más aliento de comer "Virtud es ésa -dijo él- y por eso te
que a un muerto. Después desto, querré yo más, porque el hartar es de
consideraba aquel tener cerrada la
"¡Bendito seáis vos, Señor -quedé Y como digo, él estaba entre ellas
yo diciendo-, que dais la enfermedad y hecho un Macías, diciéndoles más
ponéis el remedio! ¿Quién encontrara a dulzuras que Ovidio escribió. Pero
aquel mi señor que no piense, según el como sintieron dél que estaba bien
contento de sí lleva, haber anoche bien enternecido, no se les hizo de vergüenza
cenado y dormido en buena cama, y aun pedirle de almorzar con el
agora es de mañana, no le cuenten por acostumbrado pago. Él, sintiéndose tan
muy bien almorzado? ¡Grandes secretos frío de bolsa cuanto estaba caliente del
son, Señor, los que vos hacéis y las estómago, tomóle tal calofrío que le
gentes ignoran! ¿A quién no engañara robó la color del gesto, y comenzó a
aquella buena disposición y razonable turbarse en la plática y a poner excusas
capa y sayo y quién pensara que aquel no validas. Ellas, que debían ser bien
gentil hombre se pasó ayer todo el día instituídas, como le sintieron la
sin comer, con aquel mendrugo de pan enfermedad, dejáronle para el que era.
que su criado Lázaro trujo un día y una
noche en el arca de su seno, do no se le Yo, que estaba comiendo ciertos
podía pegar mucha limpieza, y hoy, tronchos de berzas, con los cuales me
lavándose las manos y cara, a falta de desayuné, con mucha diligencia, como
paño de manos, se hacía servir de la mozo nuevo, sin ser visto de mi amo,
halda del sayo? Nadie por cierto lo torné a casa, de la cual pensé barrer
sospechara. ¡Oh Señor, y cuántos de alguna parte, que era bien menester,
aquéstos debéis vos tener por el mundo mas no hallé con qué. Púseme a pensar
derramados, que padecen por la negra qué haría, y parecióme esperar a mi
que llaman honra lo que por vos no amo hasta que el día demediase y si
sufrirían!" viniese y por ventura trajese algo que
comiésemos; mas en vano fue mi
Ansí estaba yo a la puerta, experiencia.
mirando y considerando estas cosas y
otras muchas, hasta que el señor mi amo Desque vi ser las dos y no venía y
traspuso la larga y angosta calle, y la hambre me aquejaba, cierro mi puerta
como lo vi trasponer, tornéme a entrar y pongo la llave do mandó, y tórnome a
en casa, y en un credo la anduve toda, mi menester. Con baja y enferma voz e
alto y bajo, sin hacer represa ni hallar inclinadas mis manos en los senos,
en qué. Hago la negra dura cama y puesto Dios ante mis ojos y la lengua en
tomo el jarro y doy comigo en el río, su nombre, comienzo a pedir pan por
donde en una huerta vi a mi amo en las puertas y casas más grandes que me
gran recuesta con dos rebozadas parecía. Mas como yo este oficio le
mujeres, al parecer de las que en aquel hobiese mamado en la leche, quiero
lugar no hacen falta, antes muchas decir que con el gran maestro el ciego
tienen por estilo de irse a las mañanicas lo aprendí, tan suficiente discípulo salí
del verano a refrescar y almorzar sin que, aunque en este pueblo no había
llevar qué por aquellas frescas riberas, caridad ni el año fuese muy abundante,
tan buena maña me di que, antes que el "Agora pues, come, pecador. Que,
reloj diese las cuatro, ya yo tenía otras si a Dios place, presto nos veremos sin
tantas libras de pan ensiladas en el necesidad; aunque te digo que después
cuerpo y más de otras dos en las que en esta casa entré, nunca bien me
mangas y senos. Volvíme a la posada y ha ido. Debe ser de mal suelo, que hay
al pasar por la tripería pedí a una de casas desdichadas y de mal pie, que a
aquellas mujeres, y diome un pedazo de los que viven en ellas pegan la
uña de vaca con otras pocas de tripas desdicha. Ésta debe de ser sin dubda de
cocidas. ellas; mas yo te prometo, acabado el
mes, no quede en ella aunque me la den
Cuando llegué a casa, ya el bueno por mía."
de mi amo estaba en ella, doblada su
capa y puesta en el poyo, y él Sentéme al cabo del poyo y,
paseándose por el patio. Como entro, porque no me tuviese por glotón, callé
vínose para mí. Pensé que me quería la merienda; y comienzo a cenar y
reñir la tardanza, mas mejor lo hizo morder en mis tripas y pan, y
Dios. Preguntóme dó venía. Yo le dije: disimuladamente miraba al
desventurado señor mío, que no partía
"Señor, hasta que dio las dos sus ojos de mis faldas, que aquella
estuve aquí, y de que vi que V.M. no sazón servían de plato. Tanta lástima
venía, fuime por esa ciudad a haya Dios de mí como yo había dél,
encomendarme a las buenas gentes, y porque sentí lo que sentía, y muchas
hanme dado esto que veis." veces había por ello pasado y pasaba
cada día. Pensaba si sería bien
Mostréle el pan y las tripas que en comedirme a convidalle; mas por me
un cabo de la halda traía, a lo cual él haber dicho que había comido, temía
mostró buen semblante y dijo: me no aceptaría el convite. Finalmente,
yo deseaba aquel pecador ayudase a su
"Pues esperado te he a comer, y de trabajo del mío, y se desayunase como
que vi que no veniste, comí. Mas tú el día antes hizo, pues había mejor
haces como hombre de bien en eso, que aparejo, por ser mejor la vianda y
más vale pedillo por Dios que no menos mi hambre.
hurtallo, y ansí Él me ayude como ello
me parece bien. Y solamente te Quiso Dios cumplir mi deseo, y
encomiendo no sepan que vives aun pienso que el suyo, porque, como
comigo, por lo que toca a mi honra, comencé a comer y él se andaba
aunque bien creo que será secreto, paseando llegóse a mí y díjome:
según lo poco que en este pueblo soy
conocido. ¡Nunca a él yo hubiera de "Dígote, Lázaro, que tienes en
venir!" comer la mejor gracia que en mi vida vi
a hombre, y que nadie te lo verá hacer
"De eso pierda, señor, cuidado -le que no le pongas gana aunque no la
dije yo-, que maldito aquél que ninguno tenga."
tiene de pedirme esa cuenta ni yo de
dalla."
"La muy buena que tú tienes -dije mi amo sobrado la comida. Bebimos, y
yo entre mí- te hace parecer la mía muy contentos nos fuimos a dormir
hermosa." como la noche pasada.
calle encaminando mis pasos para la "¡Oh señor -dije yo- acuda aquí,
plaza muy contento y alegre. Mas ¿qué que nos traen acá un muerto!"
me aprovecha si está constituido en mi
triste fortuna que ningún gozo me venga "¿Cómo así?", respondió él.
sin zozobra? Y ansí fue éste; porque
yendo la calle arriba, echando mi cuenta “Aquí arriba lo encontré, y venía
en lo que le emplearía que fuese mejor diciendo su mujer: "Marido y señor
y más provechosamente gastado, dando mio, ¿adónde os llevan? ¡A la casa
infinitas gracias a Dios que a mi amo lóbrega y obscura, a la casa triste y
había hecho con dinero, a deshora me desdichada, a la casa donde nunca
vino al encuentro un muerto, que por la comen ni beben! Acá, señor, nos le
calle abajo muchos clérigos y gente en traen."
unas andas traían. Arriméme a la pared
por darles lugar, y desque el cuerpo Y ciertamente, cuando mi amo
pasó, venían luego a par del lecho una esto oyó, aunque no tenía por qué estar
que debía ser mujer del difunto, cargada muy risueño, rio tanto que muy gran
de luto, y con ella otras muchas rato estuvo sin poder hablar. En este
mujeres; la cual iba llorando a grandes tiempo tenía ya yo echada la aldaba a la
voces y diciendo: puerta y puesto el hombro en ella por
más defensa. Pasó la gente con su
"Marido y señor mío, ¿adónde os muerto, y yo todavía me recelaba que
me llevan? ¡A la casa triste y nos le habían de meter en casa; y
desdichada, a la casa lóbrega y obscura, después fue ya más harto de reír que de
a la casa donde nunca comen ni beben!" comer, el bueno de mi amo díjome:
que dejé por lo que tocaba a mi honra. palacio. Y a los señores dél parecen
Y vine a esta ciudad, pensando que bien, y no quieren ver en sus casas
hallaría un buen asiento, mas no me ha hombres virtuosos, antes los aborrecen
sucedido como pensé. Canónigos y y tienen en poco y llaman necios y que
señores de la iglesia, muchos hallo, mas no son personas de negocios ni con
es gente tan limitada que no los sacaran quien el señor se puede descuidar. Y
de su paso todo el mundo. Caballeros con éstos los astutos usan, como digo,
de media talla, también me ruegan; mas el día de hoy, de lo que yo usaría. Mas
servir con éstos es gran trabajo, porque no quiere mi ventura que le halle."
de hombre os habéis de convertir en
malilla y si no. «Andá con Dios» os Desta manera lamentaba también
dicen. Y las más veces son los su adversa fortuna mi amo, dándome
pagamentos a largos plazos, y las más y relación de su persona valerosa.
las más ciertas, comido por servido. Ya
cuando quieren reformar conciencia y Pues, estando en esto, entró por la
satisfaceros vuestros sudores, sois puerta un hombre y una vieja. El
librados en la recámara, en un sudado hombre le pide el alquiler de la casa y la
jubón o raída capa o sayo. Ya cuando vieja el de la cama. Hacen cuenta, y de
asienta un hombre con un señor de dos en dos meses le alcanzaron lo que él
título, todavía pasa su laceria. ¿Pues por en un año no alcanzara: pienso que
ventura no hay en mi habilidad para fueron doce o trece reales. Y él les dio
servir y contestar a éstos? Por Dios, si muy buena respuesta: que saldría a la
con él topase, muy gran su privado plaza a trocar una pieza de a dos, y que
pienso que fuese y que mil servicios le a la tarde volviese. Mas su salida fue sin
hiciese, porque yo sabría mentille tan vuelta. Por manera que a la tarde ellos
bien como otro, y agradalle a las mil volvieron, mas fue tarde. Yo les dije
maravillas: reílle ya mucho sus donaires que aún no era venido. Venida la noche,
y costumbres, aunque no fuesen las y él no, yo hube miedo de quedar en
mejores del mundo; nunca decirle cosa casa solo, y fuime a las vecinas y
con que le pesase, aunque mucho le contéles el caso, y allí dormí. Venida la
cumpliese; ser muy diligente en su mañana, los acreedores vuelven y
persona en dicho y hecho; no me matar preguntan por el vecino, mas a estotra
por no hacer bien las cosas que él no puerta. Las mujeres le responden: "Veis
había de ver, y ponerme a reñir, donde aquí su mozo y la llave de la puerta."
lo oyese, con la gente de servicio,
porque pareciese tener gran cuidado de Ellos me préguntaron por él y
lo que a él tocaba; si riñese con algún su díjele que no sabía adónde estaba y que
criado, dar unos puntillos agudos para tampoco había vuelto a casa desde que
la encender la ira y que pareciesen en salió a trocar la pieza, y que pensaba
favor del culpado; decirle bien de lo que que de mí y de ellos se había ido con el
bien le estuviese y, por el contrario, ser trueco. De que esto me oyeron, van por
malicioso, mofador, malsinar a los de un alguacil y un escribano. Y helos do
casa y a los de fuera; pesquisar y vuelven luego con ellos, y toman la
procurar de saber vidas ajenas para llave, y llámanme, y llaman testigos, y
contárselas; y otras muchas galas de abren la puerta, y entran a embargar la
esta calidad que hoy día se usan en hacienda de mi amo hasta ser pagados
"Sin duda -dicen ellos- esta noche "Bastante relación es ésta para
lo deben de haber alzado y llevado a cobrar vuestra deuda, aunque mejor
alguna parte. Señor alguacil, prended a fuese."
este mozo, que él sabe dónde está."
Las vecinas, que estaban
En esto vino el alguacil, y echóme presentes, dijeron:
mano por el collar del jubón, diciendo:
"Señores, éste es un niño inocente,
"Mochacho, tú eres preso si no y ha pocos días que está con ese
descubres los bienes deste tu amo." escudero, y no sabe dél más que
vuestras mercedes, sino cuánto el
Yo, como en otra tal no me pecadorcico se llega aquí a nuestra casa,
hubiese visto -porque asido del collar, y le damos de comer lo que podemos
sí, había sido muchas e infinitas veces, por amor de Dios, y a las noches se iba
mas era mansamente dél trabado, para a dormir con él."
que mostrase el camino al que no vía-
yo hube mucho miedo, y llorando Vista mi inocencia, dejáronme,
prometíle de decir lo que preguntaban. dándome por libre. Y el alguacil y el
escribano piden al hombre y a la mujer
"Bien está -dicen ellos-, pues di sus derechos, sobre lo cual tuvieron
todo lo que sabes, y no hayas temor." gran contienda y ruido, porque ellos
alegaron no ser obligados a pagar, pues
Sentóse el escribano en un poyo no había de qué ni se hacía el embargo.
para escrebir el inventario, Los otros decían que habían dejado de
preguntándome qué tenía. ir a otro negocio que les importaba más
por venir a aquél. Finalmente, después
"Señores -dije yo-, lo que este mi de dadas muchas voces, al cabo carga
amo tiene, según él me dijo, es un muy un porquerón con el viejo alfamar de la
buen solar de casas y un palomar vieja, aunque no iba muy cargado. Allá
derribado." van todos cinco dando voces. No sé en
"Bien está -dicen ellos-. Por poco qué paró. Creo yo que el pecador
que eso valga, hay para nos entregar de alfamar pagara por todos, y bien se
la deuda. ¿Y a qué parte de la ciudad empleaba, pues el tiempo que había de
tiene eso?", me preguntaron. reposar y descansar de los trabajos
pasados, se andaba alquilando.
"En su tierra", respondí.
mí. Y me hace Dios con ella mil Esto fue el mesmo año que
mercedes y más bien que yo merezco; nuestro victorioso Emperador en esta
que yo juraré sobre la hostia consagrada insigne ciudad de Toledo entró y tuvo
que es tan buena mujer como vive en ella cortes, y se hicieron grandes
dentro de las puertas de Toledo. Quien regocijos, como vuestra merced habrá
otra cosa me dijere, yo me mataré con oído. Pues en este tiempo estaba en mi
él." prosperidad y en la cumbre de toda
buena fortuna, de lo que de aquí
Desta manera no me dicen nada, y yo adelante me sucediere avisaré a vuestra
tengo paz en mi casa. merced.
FIN