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Gestación

adolescente
y recursos
disponibles
Estudio sobre las acciones públicas y recursos
disponibles para adolescentes en relación al
embarazo y paternidad/maternidad
Gestación adolescente y
recursos disponibles
Estudio sobre las acciones públicas y recursos disponibles
para adolescentes en relación al embarazo y paternidad/maternidad
Instituto de Asuntos Públicos, Centro de Análisis de Políticas Públicas. Santiago, febrero, 2006.

Claudia Gutiérrez Villegas Daniela Olate Riveros Klaudio Duarte Quapper Daniela Navarro Ortega Juan Carlos Pérez Pulgar
Coordinadora. Socióloga. Centro Administradora Pública. Sociólogo. Académico Socióloga. Asistente Demógrafo. Instituto
de análisis de Políticas Públicas Universidad de Chile Facultad de Ciencias sociales. investigación. Nacional de Estadísticas
Instituto de Asuntos Públicos. Universidad de Chile Universidad Central

Los contenidos e información presentes en este informe son de exclusiva responsabilidad


de la organización o institución que elaboró el documento.
gestación adolescente
y recursos disponibles patrones dentro de los 3 ámbitos estudiados

*
objetivos del estudio
ámbitos de estudio Actores público-estatales Mundo académico y ONG
a) Identificar los recursos con los que cuentan
y han contado las mujeres y varones
jóvenes en materia de cuidado y prevención Cubren preferente- Aporta con elementos
del embarazo, durante y posterior a él. mente las acciones en de diagnóstico, mode-
el ámbito de la preven- los de intervención y de
b) Formular orientaciones de políticas públicas ción y atención gestión
desde una perspectiva de protección
integral a la infancia. Las innovaciones consideran
Sexualidad ambos aportes

acciones en los 3 ámbitos estudiados


Medidas adoptadas en relación
con el embarazo en jóvenes:

a Retención e inserción en el
sistema educativo
Embarazo Acciones
transversales
b Prevención del embarazo y las Prevención del embarazo
enfermedades de transmisión ~ Sensibilización
sexual ~ Investigación
~ Docencia
~ Elaboración de
c Programas con una perspecti- material educativo
va integral de la salud sexual ~ Capacitación
y reproductiva, considerando de monitores
aspectos como el amor, el Atención del embarazo ~ Vínculo: Estado-
erotismo y la sexualidad. mundo académico-
sociedad civil

Maternidad-
Paternidad

Apoyo a la maternidad
y/o paternidad juvenil
Índice
Agradecimientos………………………………………… 8
1. Introducción………………………………………..... 10
2. Políticas, acciones y recursos en sexualidad, salud
sexual y reproductiva en jóvenes……………………… 19
A) Políticas, acciones y recursos. Definiciones básicas................. 20
A.1) Marcos internacionales……………………………………………………….. 21
A.2) Educación sexual. Educación en población....................................... 22
A.3) Salud sexual y reproductiva........................................................ 24
A.4) El campo de derechos humanos.................................................... 24
B) Políticas en el contexto mundial y latinoamericano................. 25
C) Algunas experiencias......................................................... 27
C.1) Argentina. Programas de salud reproductiva para jóvenes..................... 27
C.2) Brasil.................................................................................. 28
C.3) Perú. Etapa de vida adolescente................................................... 29
C.4) España: Federación de planificación familiar.................................... 30
D) Políticas, acciones y recursos en Chile.................................. 31
D.1) Programas y acciones. Sociedad civil y ámbito académico..................... 31
D.2) Políticas, programas y acciones. El sector público estatal...................... 32

3. Panorama conceptual....................................... 37
A) ¿Adolescencia y juventud? Hacia una conceptualización de la
población a estudiar............................................................. 38
A.1) Tensión en la conceptualización del ciclo de vida humano: etapas, rangos
etáreos, moratoria y noción de futuro................................................. 38
A.2) Concepciones de adolescencia y concepciones de juventud: Entre naturalizacio-
nes y construcción social................................................................. 41
A.3) ¿Adolescencia o juventud? La conceptualización exige opciones............... 42
B) Construcción de identidades de las y los jóvenes en sectores
empobrecidos...................................................................... 44
B.1) Familia como experiencia de amor y odio........................................ 44
B.2) Escuela y liceo como obligatoriedad y modelamiento........................... 45
B.3) Calle como expulsión y novedad................................................... 47
B.4) Participación social: Agrupaciones de nuevo tipo y tradicionales.............. 48
C) Género y sexualidad. Identidades, deseos y tensiones
(represión–trasgresión)........................................................ 50
C.1) Construcción de identidades de género e identidades sexuales en jóvenes.... 50
C.2) Riesgos como eje de la mirada adulta: Educación, salud, política social e ima-
ginario público............................................................................ 52
D) Embarazo en poblaciones jóvenes ¿por qué es un problema?..... 53
D.1) Salud sexual y reproductiva: Transformaciones conceptuales y enfoque actual... 53
D.2) Maternidad–paternidad de jóvenes en nuestra historia........................ 55
D.3) ¿Desde cuándo el embarazo en jóvenes constituye un problema social?...... 57
D.4) Maternidad en jóvenes............................................................. 58
D.5) Paternidad en jóvenes.............................................................. 59
D.6) Vulnerabilidad sociodemográfica: Los principales problemas que genera el em-
barazo en jóvenes de sectores pobres................................................... 60

4. Conclusiones y recomendaciones........................ 62
A) Sexualidad, embarazo y maternidad–paternidad juvenil:
Acciones y recursos............................................................... 63
B) Maternidad y paternidad juvenil. Quiénes son sujetos de política 67
C) Tendencias y proyecciones de maternidad juvenil.................... 70
D) Políticas, acciones y recursos: Enfoques................................ 72
E) Enfoques de abordaje......................................................... 73
F) Estilos metodológicos........................................................ 76
Referencias Bibliográficas..................................... 78
Agradecimientos
Nuestro agradecimiento a todas y cada una de las personas entrevistadas a lo
largo del estudio.
A aquellos y aquellas que aportaron con sus visiones y recomendaciones:
Dr. Ramiro Molina, Dra. Carmen López, Dr. René Castro, María Cristina Avilés,
José Olavaria, Déborah Solís, Marcel Thezá, Irma Palma, Dra. Ximena Luengo,
Kathya Araujo, Rosa Espínola, Magdalena Kleincseck y Valeria Ambrosio.
Y a quienes compartieron la experiencia de un conjunto de iniciativas que son
identificadas en el capítulo V de este documento.
1
Introducción
Introducción 11

El presente informe responde a dos objetivos fundamentales. El primero, identifi-


car los recursos con los que cuentan y han contado las mujeres y varones jóvenes
en materia de promoción y prevención del embarazo, durante el embarazo y
posterior a él, tanto desde la oferta de instituciones de gobierno (central y/o
local), como desde la sociedad civil y el mundo académico. El segundo, formular
orientaciones de política pública desde una perspectiva de protección integral a
la infancia que rescate aprendizajes de experiencias desarrolladas o en curso a lo
largo del país.
La revisión inicial de 208 iniciativas en el contexto nacional y el posterior análisis
de 21 iniciativas señalan las siguientes conclusiones:
En relación con el ámbito de la sexualidad, embarazo y maternidad–paternidad
juvenil, las primeras medidas adoptadas en relación con el embarazo en jóvenes
se orientaron a la retención en el sistema educativo y a la inserción con grados de
flexibilidad acorde a sus posibilidades. Posteriormente, los esfuerzos se dirigieron
a la prevención del embarazo y de las enfermedades de transmisión sexual. Re-
cientemente, aunque en iniciativas aisladas, se han puesto en práctica programas
que van más allá del embarazo y que se dirigen desde una perspectiva integral a
la salud sexual y reproductiva de los y las jóvenes. Se vislumbra la necesidad de
empezar a dialogar sobre aspectos más positivos del desarrollo sexual de los y las
jóvenes considerando el amor, el erotismo y la sexualidad, dimensiones que an-
teriormente habían sido invisibilizadas, reduciéndose a patologías sin considerar
otras dimensiones tales como el desarrollo de capacidades.
Los obstaculizadores para la implementación de éstas iniciativas han sido: la
cobertura limitada, el sesgo urbano, la escasez de personal capacitado, la baja
coordinación entre organismos públicos, privados y ONG, y la existencia de des-
acuerdos en el marco valórico que debe regir estas acciones.
En Chile, las ONG y las Universidades han tenido un rol preponderante en la reali-
zación de acciones en el campo de la salud sexual y reproductiva, principalmente
en la generación y/o apoyo de iniciativas tanto en salud como en educación.
Al examinar un conjunto de 21 iniciativas fue posible encontrar acciones en los
tres ámbitos estudiados que revelan la presencia de ciertos patrones más o me-
nos definidos. Mientras los actores público estatales cubren preferentemente las
acciones en el ámbito de la prevención y atención, el mundo académico y ONG
aporta de manera transversal con elementos de diagnóstico, modelos de inter-
vención y de gestión. En ese sentido resulta arbitrario separar la participación del
conjunto de actores en virtud de que las innovaciones tanto en el ámbito de la
educación como de la salud incorporan modelos en los cuales el mundo académi-
co y ONG han tenido participación sea en su formulación y/o ejecución.
En relación con las acciones para prevenir el embarazo no esperado en las jóvenes
se encuentran acciones de difusión y promoción de Salud y Derechos de los y
las Jóvenes; Charlas y Jornadas en Sexualidad; Talleres en Sexualidad; espacios de
conversación en Sexualidad para Jóvenes; Talleres o incorporación de padres–ma-
dres de los jóvenes y/o Consejerías. Las consejerías son acciones recurrentes en
el ámbito de la salud en los tres ámbitos de acción: en proyecto de vida; Salud
Sexual y Reproductiva y Métodos Anticonceptivos.
En relación con las acciones en Atención del embarazo en jóvenes se presentan
con frecuencia: Control del embarazo; Apoyo en caso de abuso o agresión sexual;
Atención o apoyo psicológico pre–parto; Asistencia Social pre–parto; integración
del padre a la atención del embarazo. Se lo integra a charlas, consejerías, talleres
informativos y/o a los controles de salud. Se dispone además de otras atenciones
Introducción 12

de especialistas requeridas por las jóvenes. Atención de matrón–matrona, aten-


ción psiquiátrica, nutricional, lactancia, kinesiológica y psicopedagógica.
En relación con las Acciones de apoyo a la maternidad y/o paternidad juvenil, se
constataros las siguientes acciones y/o recursos. La Prevención del segundo emba-
razo; Acompañamiento durante el embarazo; Talleres y charlas sobre embarazo y
parto; Consejería charlas o talleres sobre cuidado del hijo/a; Apoyo de reinserción
escolar; Capacitación laboral; Atención de salud especializada para padres/madres
e hijos/as durante el primer año; La Atención o apoyo social post parto; La Aten-
ción o apoyo psicológica post parto; Cuidado diario del hijo/a; Acogida.
Se constatan Acciones Transversales que suelen implementarse en los tres ámbi-
tos de atención y abordaje: Sensibilización; Investigación; Docencia; Proyectos
de intervención; Elaboración de material educativo; formación de monitores y/o
capacitación en sexualidad; Trabajo en redes comunales; Coordinación con orga-
nizaciones juveniles; Vínculos Estado–Mundo Académico–Sociedad Civil.
De las consideraciones conceptuales
En el presente estudio propusimos hablar de juventudes o de poblaciones jóvenes
para referirnos al grupo social que vivencia la maternidad y/o paternidad a tem-
prana edad. Lo hacemos como una manera de integrar al discurso la construcción
de realidades que hacemos desde un determinado uso del lenguaje, que apunta
a significar la pluralidad existente en su interior y con la disposición a leer sus
realidades desde especificidades necesarias de hacer. En este caso, orientado
principalmente a la clase social —sectores empobrecidos—, al género —esta-
bleciendo distinciones y semejanzas entre varones y mujeres—, a la localización
territorial —urbana y rural—, a la condición social —estudia, trabaja, participa,
etc.— y de ser posible y necesario a la adscripción sub o contra cultural que
puede tener incidencias importantes en las opciones que se asumen en temáticas
referidas a embarazos, maternidades/paternidades.
En términos globales, podemos decir que las experiencias de sexualidades que
despliegan las y los jóvenes también dan cuenta y se tensan con estos imagina-
rios, que entre otros aspectos, abordan las expectativas e intereses sociales en
torno a cómo vivir dichas sexualidades. Es decir, estos imaginarios no solo aluden
a nociones de jóvenes, sino sobre todo construyen esas imágenes desde las expec-
tativas que los mundos adultos tejen en torno a estos sujetos.
La investigación realizada dio cuenta que esos imaginarios se visibilizan en las
estrategias que se diseñan y en los sentidos que en ellas se instalan. Por ejemplo,
nociones de jóvenes en tránsito, de futuro, de falta de madurez, de desorienta-
ción sexual, riesgo reproductivo, entre otros discursos. Al mismo tiempo, ello les
lleva a validarse en tanto adultos que sí habrían superado todos esos problemas y
por lo tanto contarían con las herramientas para guiar —orientar, educar, capa-
citar, informar, etc.— a las y los jóvenes. Otro aspecto de la conceptualización
se relaciona con la edad. A nuestro juicio ella debe ser usada como un dato duro
que permite establecer cohortes y generar grupos para focalizar determinadas
ofertas de la política pública. Sin embargo, ello no debe convertirse en un dato
desde el cual se pretendan explicar las realidades juveniles —ni de ningún sector
social—. Por esto el desafío es buscar otras variables que nos ayuden a identificar
con mayor precisión a los grupos con los que deseamos vincularnos, en especial
en la implementación de Política Pública.
Entonces, más que criterios etáreos, hemos de insistir en usar la posición social
de cada sujeto en la estructura, en este caso por ejemplo en menores de 18 años:
ser estudiante secundario y para los servicios dirigidos a grupos menores de 14
Introducción 13

años, ser estudiante del segundo ciclo de enseñanza básica. El desafío está puesto
en no construir desde ella significaciones que refuercen las condiciones de sub-
ordinación de las poblaciones jóvenes y dentro de ello, evitar la construcción de
explicaciones naturalizadoras de las conductas y opciones juveniles.
Una recomendación es desplegar en el Estado y sus diversos Servicios, en las Ins-
tituciones de la Sociedad Civil y otras, procesos que les permitan a sus profesiona-
les, técnicos y otros actores, sensibilizarse y cuestionar las nociones que utilizan
y la incidencia que ellas tienen en sus acciones, por lo tanto en las políticas que
implementan o que evitan implementar. Es decir, no sólo desarrollar capacitacio-
nes para la réplica de contenidos e informaciones, sino construir nuevas visiones
que les permitan modificar los puntos de partida que tienen sus propuestas.
En cuanto a la condición de género que viven las y los jóvenes es importante con-
siderar las diferencias entre hombres y mujeres jóvenes en torno a la sexualidad,
que se han ido volviendo menos rígidas en el transcurso del tiempo. Por ejemplo,
la maternidad ya no constituye el eje tradicional que define y determina su pro-
yecto de vida. En la actualidad muchas jóvenes vivencian una etapa de erotismo
asociado al placer y a la búsqueda de experiencias nuevas. Al mismo tiempo, los
estudios y el ingreso al ámbito laboral forman parte de la experiencia de una cre-
ciente proporción de la población femenina joven. Hemos señalado que desde un
cierto proceso histórico el embarazo en jóvenes es significado socialmente como
un problema. Si bien no hay acuerdo en que se trate, de por sí de un riesgo físico
y de salud para la mujer joven, el eje del conflicto está puesto en evitar embara-
zos mientras no han completado las tareas que los mundos adultos han definido
para las y los jóvenes.
La tarea principal es que completen su educación media y que egresen de ella, ya
sea hacia estudios superiores o que se integren al mercado. Ese es el piso mínimo
que se espera cumplan niñas, niños y jóvenes, para ello se supone que el Estado
chileno está preparado y tiene ofertas adecuadas.
Se han construido un conjunto de explicaciones estigmatizadoras en torno a la
temática, muchos de cuyos argumentos provienen de las concepciones adulto-
céntricas que hemos debatido en este estudio.
Es común que los padres jóvenes suelen tener más edad que la madre y la ma-
yoría de las veces son considerados adultos o al menos mayores de 18 años. No
obstante, en relación con la paternidad en jóvenes, es posible señalar que se
encuentra integrada en la formación de la identidad masculina, ya que aparecer
públicamente como padre tiende a consolidar la imagen de varón heterosexual
con capacidad de reproducirse —rasgo vital en sociedades patriarcales—. Sin
embargo, ello no es tan fundamental como para la mujer es la maternidad, en
virtud de que es posible no asumir las funciones de padre, sin que implique cues-
tionamiento al menos en relación con su condición viril, ya que ha demostrado
su capacidad de reproducirse.
En este sentido, el hombre tiene la posibilidad de renegar de su papel de padre,
cuestión que no le está permitida a la mujer. Si agregamos el hecho de que el
hombre joven muchas veces puede no hacerse cargo de su responsabilidad como
padre, relega en la mujer el ejercicio de ambos roles. Esto fundamenta con creces
la necesidad no solo de incrementar acciones en materia de prevención del em-
barazo no buscado en jóvenes y la promoción de su salud sexual y reproductiva;
sino además visualizar en estos componentes la presencia de los varones. Esto
cobra sentido si, como quedó expuesto en la caracterización de la maternidad
juvenil, seguirá naciendo una cantidad significativa de hijos e hijas que en alguna
Introducción 14

medida serán no buscados y/o no esperados, lo que redundaría en condiciones


de vulnerabilidad para ellos.
De las proyecciones de fecundidad en menores de 20 años
En relación con las proyecciones de maternidad de jóvenes menores de 20 años,
las cifras presentadas señalan acciones de intervención de corto, mediano y largo
plazo. En el período 2000–2005 el aporte de la fecundidad adolescente será de
15,45 por ciento; en el quinquenio 2005–2010 se reduciría a un 15,07 por ciento.
A partir de entonces esta cifra tendría un incremento de 15,25 por ciento en el
período 2010–2015; volviendo a descender a 15,8 por ciento en el quinquenio
2015–2020.
Las tendencias se explicarían por al menos dos factores combinados, utilizados
como supuesto para la elaboración de las proyecciones.
Un primer factor son los cambios experimentados recientemente (1992–2002)
por el nivel, la estructura y la edad media de la fecundidad. En general en Chile la
fecundidad a nivel de reemplazo (menos de 2.1 hijos por mujer) se presentó antes
del tiempo estimado. La estructura por edades de la fecundidad fue dando paso
a las edades cada vez más jóvenes en virtud de que estas cohortes iban ganando
en peso relativo.
Un segundo factor sería la presencia de posibles políticas públicas que en el futuro ten-
drían alguna incidencia en el estancamiento de los niveles de fecundidad adolescente.
De los enfoques
Respecto de los enfoques, hay tres líneas que es necesario relevar desde este es-
tudio. Una primera línea es género, en ella vemos que se carece de perspectivas
que releven las condiciones de género de las poblaciones jóvenes. Lo que más se
ha hecho hasta ahora es vitalizar la presencia de las mujeres y las implicaciones
que ello tiene en las experiencias que se despliegan. Se hace énfasis en la situa-
ción subordinada de las mismas y en la importancia de cambiar dicha situación.
Sin embargo, se reitera una cierta reducción de esa perspectiva de género sólo a
las mujeres, lo que limita las potencialidades que dicho enfoque puede aportar a
este tipo de experiencias.
De igual manera, cuando se analizan las situaciones de vida de las y los jóvenes,
tampoco se incorpora esta dimensión en dicha reflexión. Nuevamente se releva
sólo la situación de las mujeres distando mucho aún de miradas que desplieguen
enfoques de género como categoría relacional de lo femenino y lo masculino en
las realidades cotidianas. Por ello no es extraño que algunas de las experiencias
analizadas planteen que su preocupación por las muchachas jóvenes y ofertas
específicas sólo para ellas, constituyen experiencias de género.
Por otro lado, se observa que son muy pocas las experiencias destinadas a varones
jóvenes y que releven dicha condición como un pilar de sus estrategias, es decir,
aspectos como las identidades masculinas y la incidencia que su construcción
tiene en las experiencias de embarazo, paternidad, prevención, etc., no se ha
desarrollado significativamente aún.
Tal como ya señalamos, otra línea importante es la que releve la condición de
jóvenes de la población destinataria de las acciones de estos servicios. Enfoques
que les conciban como sujetos que poseen capacidades y potencialidades, que
pueden contribuir a la construcción de comunidad, no es lo más recurrente entre
las experiencias estudiadas. Se carece de perspectivas, que sin mesianizar ni idea-
lizar a las y los jóvenes, les conciban como potenciales aliados para el despliegue
de las estrategias por realizar. Se les invisibiliza en los estilos metodológicos utili-
Introducción 15

zados, aunque discursivamente se plantean otras miradas que según lo observado


aún no logran constituirse como modos de hacer consistentes y coherentes con
las declaraciones de intenciones en este ámbito.
Desde esa situación, es importante plantear la posibilidad de avanzar en enfoques
generacionales, que permitan ya no sólo leer las realidades juveniles sino tam-
bién las relaciones entre grupos generacionales (intergeneracional) y las relaciones
hacia dentro de dichos grupos (intrageneracional), posibilitando la historización
—como superación de la naturalización permanente— de sus experiencias y
la lectura de los conflictos y posibles soluciones a ellos. Estos enfoques son de
reciente producción en el país y en América Latina y El Caribe, por lo que el de-
safío que se abre tiene que ver con la investigación al respecto y el análisis de su
posible aplicación adaptada a Chile.
Otra línea que se suma a estos enfoques de género y de generación, necesarios de
considerar, tiene que ver con las distinciones que implican la localización territo-
rial, la pertenencia a una clase social y a una raza o etnia. Como se señaló en este
estudio, estas variables identitarias juegan roles importantes en tanto posibilitan
la distinción de condiciones de vida, que para el caso de experiencias de sexuali-
dad, de embarazo y de maternidad/paternidad son centrales. Hemos visto como
las estadísticas en estos distintos ámbitos varían de manera significativa según la
variable identitaria que se considere, así como las significaciones que estas expe-
riencias de las y los jóvenes asumen según el contexto en que se viven.
En la medida que estos enfoques se desplieguen y se hagan presentes en las ofertas
destinadas a jóvenes y en aquellas que logran ser construidas con ellos y ellas, se
darán señales novedosas respecto de la disposición a generar nuevos estilos de
relación con estas poblaciones. En ese sentido, aparece un factor relevante en el
ámbito de los enfoques que refiere a la participación juvenil en estas experiencias.
Ese es un ámbito de carencias preocupantes en las iniciativas estudiadas siendo la
tendencia mayoritaria y casi absoluta, la consideración de las y los jóvenes como
beneficiarios pasivos de estas ofertas pensadas, diseñadas, ejecutadas y financiadas
por actores adultos que desde su disposición —voluntaria u obligatoria— asumen
que es necesario implementarlas y las llevan a cabo.
La interrogante que se puede plantear es si implicaría un aporte para estas expe-
riencias, sobre todo para su impacto social, el que fueran diseñadas, implementa-
das, evaluadas y financiadas con alta participación juvenil. Es decir, que su propia
existencia fuera una posibilidad de ejercicio de derechos, ciudadanías y que contri-
buyera al empoderamiento juvenil, en especial el de las mujeres jóvenes de secto-
res empobrecidos —triplemente subordinadas: jóvenes, mujeres y pobres—.
Experiencias en otros países en que se debaten con los propios jóvenes los senti-
dos de las acciones a desplegar, sus estilos y modos concretos de hacer, muestran
que es posible generar mayores compromisos para con las apuestas de sexualida-
des vividas con prevención y alegría. Desde los espacios escolares ello requiere
de cuestionamientos a los estilos de hacer pedagogía que aún todavía en nuestro
país, se mantienen en lógicas tradicionales en que prima el autoritarismo, la ver-
ticalidad y la desconfianza entre generaciones. Una pregunta posible que surge
es si es el espacio escolar un buen lugar para desplegar este tipo de acciones
formativas, informativas o de capacitación, dado que al ser un lugar al que se
acude por obligación y en el que las dinámicas cotidianas tienden más a las ten-
siones que a la armonía, quizás al abrir estas temáticas, se abran también todos
los pesos que una institución total como la escuela posee. En ese sentido, no se
recomienda desalojar a la escuela de esta tarea, más bien asumir en un análisis
comprensivo que ella requiere ser ubicada en su contexto y posibilidades, que
Introducción 16

sus logros dependen de un conjunto de factores internos y externos, y que estos


temas —referidos a sexualidades y embarazos— también le implican y no son
una responsabilidad de otros.
De manera similar acontece en el mundo de la Salud, toda vez que los cambios de
modelo centrado en lo hospitalario hacia salud familiar con mayor énfasis en lo
comunitario se han ido posicionando paulatinamente y aún se avanza poco en los
componentes de participación comunitaria, especialmente en lo que a salud de
poblaciones jóvenes se refiere. Aún aparece en el discurso del personal de salud las
nociones de que las y los jóvenes son una fuerza activa del futuro —mañana no
hoy—, son sanos y no se enferman y por lo tanto no son una necesidad visible.
Estas últimas afirmaciones fundamentan la invisibilización de las poblaciones jó-
venes en las políticas de salud tradicionales, toda vez que se actuaba mayormente
sobre la enfermedad y se les consideraba como un grupo que no se enferma.
La nueva mirada pretende centrar su eje sobre el bienestar, la prevención y la
promoción, en ese sentido se requerirá construir confianzas en las y los jóvenes
como actores que en tiempo presente pueden aportar y participar de las acciones
—políticas, programas, etc.— que se implementen.
Ahora bien, interrogando a Salud y Educación por las posibilidades de mantener
las alianzas sectoriales que han mostrado hasta ahora y buscando puntos desde
donde centrar su acción, vemos que los territorios locales pueden ser un lugar
de alta potencialidad para el despliegue de acciones. Un primer aspecto a consi-
derar es que para los mundos juveniles, en especial sectores medios y pobres, el
barrio–territorio en que se vive es un punto de referencia en la construcción de
identidades, de esta forma lo que ahí se hace tiene efectos directos en sus vidas.
Otro aspecto, es que ambos sectores están viviendo procesos de cambio en que el
discurso propositivo hacia la comunidad local como actor relevante es un elemen-
to en común. Un tercer aspecto es que de lograrse una integración significativa
con este actor comunitario se estarán posibilitando experiencias de ciudadanía,
empoderamiento y ejercicios de derechos.
De esta manera, si “la escuela se abriera a la comunidad” y si “salud saliera del
box”, entonces el punto de encuentro podría ser la comunidad local, los territo-
rios en que estas poblaciones jóvenes viven y sueñan. En esa línea, el desafío es
salir a la calle, ir a buscar a las y los jóvenes, encontrarse con ellas y ellos en sus
espacios y ambientes. Los nuevos enfoques de acción con poblaciones jóvenes
apuntan hoy al establecimiento de acuerdos para la acción conjunta y colabo-
rativa con estos actores. Se trata de superar los estilos centrados en las lógicas
arriba–abajo, adulto sabe–joven no sabe y validar las experiencias y saberes que
las y los jóvenes poseen para desde ahí, en diálogo con lo que el mundo adulto
puede aportar, comenzar a construir estrategias conjuntas de acción.
Las experiencias de organizaciones e instituciones sociales no estatales han apor-
tado algunas pistas, aunque como vimos, la mayoría tiende a repetir los estilos
que hemos caracterizado como adultocéntricos. En las experiencias que muestran
ciertos logros en su accionar concreto —más allá de lo meramente declaratorio,
porque en ese plano sí está incorporado— se observa que un factor ha sido
la incorporación activa de las propias poblaciones jóvenes en el trayecto de la
iniciativa. Si se lograra avanzar en diseños de políticas, programas y proyectos
que superaran ser construidos para jóvenes o sobre jóvenes, hacia perspectivas
planteadas desde jóvenes, con jóvenes y entre jóvenes, se tendrían mejores posi-
bilidades, como veremos, de activar su participación y protagonismo.
No siempre se observa que las experiencias estudiadas estén tomando en cuenta
estos elementos en sus análisis de las realidades a enfrentar, ni en los diseños
Introducción 17

que efectúan. Tampoco aparecen explicitados en los estilos metodológicos que


se implementan, más bien se tiende a modelizar y a proponer réplicas de ciertas
prácticas sin contextualizar ni adecuar lo que se hace, a las especificidades de
cada realidad.
De las metodologías de intervención
Desde el mundo adulto se define como participación la asistencia de las y los
jóvenes a determinadas acciones que han sido definidas y lideradas por adultos
—muchas veces con públicos cautivos (obligados en algunos discursos juveniles)
de escuelas y liceos— y en las cuales existe un modelo que tiende a ser reitera-
do: la formación o capacitación de jóvenes, desde la entrega de un cúmulo de
informaciones, para que repliquen dicha información para otros u otras jóvenes o
para que modifiquen sus actitudes en pos de la prevención de prácticas sexuales
de riesgo —definición hecha por el mundo adulto— o para evitar embarazos
tempranos —plazo también definido por el mundo adulto—.
La discusión la podemos centrar en la epistemología educativa que está detrás de
este tipo de experiencias, ya que se centra en una acción cognitiva de aprendiza-
jes de cierta información que no necesariamente apela a las experiencias vividas
en este plano de la vida y refuerza la acumulación de conceptos. Lo anterior no
necesariamente generará involucramiento para un cambio de actitudes o para
una mayor preocupación personal por lo que se hace o se deja de hacer en este
ámbito. Es decir, podemos lograr que hayan jóvenes que verbalicen manejo de
información, pero no necesariamente que modifiquen sus actitudes a la hora de
tomar decisiones o que las vayan tomando sin necesariamente usar aquello que
se les ha transmitido.
Lo podemos decir así: “este enfoque epistemológico no pasa por el cuerpo de
las y los jóvenes”. Por ello se vuelve externalidad, es un objeto que puede ser
utilizado pero también rechazado y no modifica nada. Más bien recomendamos
poner en discusión las epistemologías —como modos de generación de cono-
cimiento— que están detrás de estas propuestas y apostar por aquellas que se
instalan desde la construcción de conocimientos que buscan relevar y validar las
experiencias —diversas e infinitas— que las y los jóvenes poseen y han vivido.
Ellas están llenas de conocimiento, poseen un alto valor, pero requieren ser escu-
chadas y legitimadas con respeto, aunque para lo “científicamente comprobado”
aparezcan como anormales, ilegales e inmorales, ya que todas esas calificaciones
pueden ser revisadas y debatidas, siendo ese debate un ejercicio de aprendizajes
muy significativo.
Dentro de esa nueva postura, habría que interrogar por las capacidades y vo-
luntades reales que existen en las y los actores adultos para desplegar este tipo
de acciones, sobre todo porque implicarían cambios de actitudes desde quien
socialmente ha sido definido como que lo sabe todo y lo tiene todo claro, hacia
alguien que se dispone a acompañar y apoyar procesos de vinculación horizontal
y democrática con las poblaciones jóvenes. De ninguna manera se trata de inhibir
la palabra adulta y tampoco la palabra que se fundamenta en estudios científicos,
más bien se recomienda disponerse a establecer diálogos intergeneracionales en
que la colaboración y la cooperación sean ejes que identifiquen.
Otro de eje de atención que ya enunciamos es que la participación de las y los jó-
venes es reducida a meros beneficiarios de estas ofertas y no se les concibe como
protagonistas de las mismas. Es claro que este aspecto cruza transversalmente
el conjunto de acciones dirigidas a jóvenes en la política pública de nuestro país.
Para muchas de las experiencias estudiadas, las y los jóvenes sólo son receptores
de los supuestos beneficios que estas iniciativas les darán. No existen, en la
Introducción 18

mayoría de ellas, una interpelación respecto del rol que dentro de la iniciativa
podrían jugar estos sujetos y la incidencia formativa que ello podría tener. Es
decir, por ejemplo, si el ejercicio de derechos que se promueve de parte de las
y los jóvenes puede comenzar a vivirse desde la propia experiencia y no es una
expectativa planteada sólo respecto de un afuera de la misma.
Un obstáculo que aparece reiterado y que es necesario señalar es que las eva-
luaciones de las iniciativas tienden a hacerse hacia dentro de las mismas, funda-
mentalmente en cuestiones de funcionamiento interno, cobertura de asistencia
y uso de los recursos económicos. Casi no aparecen indicadores evaluativos que
apunten a los impactos en las poblaciones jóvenes, a las modificaciones de las
realidades en que están insertos, a la sostenibilidad de esos cambios y a las con-
tribuciones de nuevas políticas en este ámbito. Más bien lo que se releva son
algunas metodologías o técnicas innovativas, a las que se les confunde con estra-
tegias y se centra en ellas la replicabilidad de las experiencias. Entendemos que
en muchos casos los recursos económicos inciden en no disponer de evaluaciones
sistemáticas, pero entendemos que aún así amerita un replanteamiento respecto
a cómo observar los reales impactos de la acción que se implementa.
Una recomendación en este sentido es que han de generarse criterios orienta-
dores para el diseño de metodologías evaluativas que incorporen este tipo de
enfoques señalados y que apunten a constatar los tipos y niveles de incidencia
que estas políticas y acciones logran en las realidades en que se desenvuelven.
Sumado a lo anterior, se sugiere considerar la realización de sistematizaciones de
estas experiencias que permita abordar comprensivamente sus enfoques, estilos
metodológicos, estrategias de acción y otros aspectos que aportarían elementos
significativos para pensar su posible réplica.
En estos ámbitos se requiere de un esfuerzo por parte de la política pública que
guíe estas acciones y el tipo de diseño desde el que ellas se realizan, en que se
consideren tanto estos nuevos enfoques como estas premisas mínimas para que
tengan una incidencia mayor en las poblaciones jóvenes.
Políticas, acciones y recursos

2
en sexualidad, salud sexual
y reproductiva en jóvenes
Políticas, acciones y recursos en sexualidad, salud sexual y reproductiva en jóvenes 20

En el presente capítulo se examina, en el contexto latinoamericano, acciones y


recursos en el ámbito de la sexualidad y salud reproductiva, específicamente en lo
relativo a la prevención de los embarazos y la atención de estos de manera dife-
renciada del resto de la población femenina en edad reproductiva. Por otro lado,
acciones destinadas a apoyar la maternidad/paternidad joven especialmente en
lo referido al desarrollo de los hijos/as en la niñez.
El capítulo se ha estructurado de la siguiente manera: en primera instancia se
revisan nociones conceptuales básicas en materia de políticas y acciones, en las
convenciones internacionales y en tres ámbitos de acción: educación sexual, sa-
lud reproductiva y perspectiva de derechos humanos. En segundo término, se
examinan algunas iniciativas en el ámbito internacional y latinoamericano con el
objeto de recoger experiencias y aprendizajes. Finalmente se hace un recuento
global de las políticas programas y acciones de los últimos 15 años en Chile.

A) Políticas, acciones y recursos. Definiciones básicas


El concepto de Acción Pública se enmarca dentro del concepto anglosajón “Policy”
traducido como Política Pública. La política pública puede definirse como un
proceso, apoyado por el gobierno y propio de los regímenes democráticos, que
permite al Estado en conjunto con la Sociedad Civil(1) organizada, interpretar y (1) Sociedad civil constituye un
definir las necesidades y/o problemas de carácter público, ordenarlos y priorizar- concepto relacional. Se define
en su relación con la actuación
los, para luego fijar los contenidos de la acción e implementarla, con el objeto de
del Estado, por cuanto el campo
resolver dichos problemas o bien responder a necesidades y demandas públicas y sistema de acción opera
de una sociedad en un momento determinado. En definitiva un curso de acción en esa dirección (Schedler,
que trata un problema o asunto de interés público. 1996). Para Norberto Bobbio la
sociedad civil es el espacio donde
Una política deviene de legislaciones, políticas formales tales como disposicio- “se desarrollan los conflictos
nes oficiales, políticas establecidas a partir de casos judiciales, reglamentaciones, sociales que el Estado tiene la
entre otros. También están los sistemas de decisiones institucionales y/o los misión de encarar y, debido a la
diversidad de estos conflictos,
protocolos de abordaje de un tipo de necesidades. los sujetos de la sociedad civil
Siguiendo lo señalado, en este documento entenderemos por política las ac- [...] son las clases sociales, o
más ampliamente los grupos, los
ciones explícitas e implícitas. La ausencia de una decisión respecto a alguno de
movimientos, las asociaciones,
los ámbitos que se analizarán en este documento, constituye una política en las organizaciones” que derivan
la práctica. Por ejemplo, la no existencia de una legislación, reglamentación o de ellas, y a estos sujetos se
protocolo frente a la atención de hijos o hijas de jóvenes menores de 20 años; la suman “los grupos de interés, las
no consideración de un señalamiento explícito de qué hacer para prevenir el pri- asociaciones de diverso tipo con
fines sociales e indirectamente
mer embarazo en mujeres jóvenes o la no consideración de los hombres jóvenes políticos, los movimientos de
en el ámbito de la atención de su salud sexual y reproductiva, constituyen una emancipación de grupos étnicos,
política de facto. de defensa de los derechos
civiles, de liberación de la mujer,
Los recursos, que se distribuyen en relación con las acciones públicas dispuestas, los movimientos juveniles,
son todos los elementos disponibles en un determinado momento y espacio, que etcétera” (Bobbio, 1994) Estado
pueden ser utilizados para diferentes propósitos. Con ello, se desarrollan accio- y sociedad civil mantienen unas
estrechas relaciones recíprocas y
nes o actividades orientadas a lograr objetivos que contribuyan a ese propósito.
su comprensión por separado es
Los recursos pueden ser múltiples y diversos, de cuya óptima combinación va a casi imposible.
depender el logro del objetivo. Pueden ser infraestructura, física o material, re-
curso tecnológico, financiero, energético, humano, comunicacional. Capacidades
o elementos distintivos, entre otros y enmarcados por acciones del sector público
estatal y/o por organizaciones de la sociedad civil.
Para analizar los factores que afectan la formulación, el contenido y la implemen-
tación de políticas explícitas o implícitas en materia de sexualidad y salud sexual y
reproductiva o aquellos orientados al apoyo de la maternidad, con énfasis en los
hijos/as, se requiere por un lado, examinar el contexto, los actores, y los procesos
Políticas, acciones y recursos en sexualidad, salud sexual y reproductiva en jóvenes 21

políticos sobre el contenido de dichas políticas(2); por otro, observar la variedad (2) Walt G y Wilson L. Reforming
de corrientes de problemas, soluciones y políticas. the health sector in developing
countries: the central role of
Con el objeto de precisar qué acciones destinadas a niños, niñas y jóvenes en policy analysis. Health Policiy
los ámbitos de prevención del embarazo, atención del embarazo y apoyo a la and Planning. 1994. Cit en
OMS. Transformando los
maternidad/paternidad en relación con la crianza de los hijos/as en la niñez, sistemas de salud: género y
se ha tenido presente las áreas y sectores en el ámbito de la salud, educación y derechos en salud reproductiva.
justicia (derechos). Manual de capacitación para
administradores y responsables
En el siguiente cuadro se presenta un esquema que grafica los énfasis o criterios de programas de salud. Ginebra
de selección de las acciones, al que hemos agregado la ubicación que toman las (WHO/RHR/01.29). 2001.
distintas acciones dentro de los distintos campos de actores.
esquema nº1: acciones y actores

Educación Derechos Salud

Apoyo
maternidad Atención
y/o paternidad/ embarazo
niñez

Instituciones y
organizaciones sociales Niños, niñas Estado
ONG/Fundaciones/Iglesia/ y jóvenes Ministerios
Universidades/Centros acádemicos/ Servicios públicos
Organizaciones sociales
Prevención
embarazo

Fuente: Elaboración propia a partir


del presente estudio.
A.1) Marcos internacionales
Las acciones y recursos relativos a la sexualidad y la reproducción se han inscrito (3) Cuando hablamos de población
en el ámbito de las políticas públicas que incorporan las variables de población(3) distinguimos a una dimensión de
la sociedad que alude al elenco
o hace de éstas su objetivo de intervención directa(4). En la región y en particular
de variables que determinan el
en Chile, las orientaciones básicas de dichas políticas emanan de las Conferencias estado o estructura demográfica
Internacionales de Población, en particular las realizadas en Teherán (1968), Buca- (volumen, composición según
rest (1974), Ciudad de México (1975), El Cairo (CIPD, 1994), así como las reuniones sexo, según edad, nupcialidad,
derivadas de esta con posterioridad (Cairo +10, 2004). área de residencia) y el cambio
o dinámica poblacional
Los primeros debates en torno a la regulación de la fecundidad mediante políticas (fecundidad, mortalidad,
de planificación familiar tuvieron su hito inicial a nivel mundial en la Declaración migración).
de la Conferencia de Derechos Humanos de Teherán de 1968. En ella se consagró (4) Hasta mediado de los noventa
la regulación reproductiva como un derecho humano básico señalando que “La las políticas de población tenían
como centro de debate y de las
comunidad internacional debe seguir velando por la familia y el niño. Los padres
acciones la fecundidad, mediante
tienen el derecho humano fundamental de determinar libremente el número de la implementación de políticas
sus hijos y los intervalos entre los nacimientos(5). La salud reproductiva comenzó de control de la fertilidad.
a ser un tema que se desplaza desde la esfera de lo privado hacia la esfera de lo (5) Proclamación de Teherán
público, lo que se tradujo en la legitimación de la participación del Estado en la http://www.unhchr.ch/spanish/
formulación de políticas, programas y acciones orientadas a atender esta dimen- html/menu3/b/b_tehern_
sión de la salud, posteriormente se sumarían instancias de la sociedad civil. sp.htm (Accesado 30/11/2005)
Políticas, acciones y recursos en sexualidad, salud sexual y reproductiva en jóvenes 22

El Programa de Acción de la Conferencia Mundial de Población de Bucarest de


1974 planteó el derecho de las personas a tomar decisiones libres e informadas
en relación al número de hijos/as y su espaciamiento, así como también el papel
del Estado en asegurar la información y el acceso a métodos de control de la
fecundidad para hacer efectivas estas decisiones (Naciones Unidas, 1995). En la
misma línea, la Conferencia Mundial del Año Internacional de la Mujer, realizada
en Ciudad de México en 1975, reconoció el derecho de las mujeres a la integri-
dad física y a decidir sobre su propio cuerpo. Esto permitió situar los derechos
reproductivos en el ámbito de la salud reproductiva, incluyendo la definición de
la maternidad como una opción.
En la Asamblea General de Naciones Unidas (1979) se aprueba el documento “Con-
vención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la
mujer”, reconociéndose el derecho a la igualdad de hombres y mujeres en las de-
cisiones reproductivas y la responsabilidad compartida que implican los hijos/as.
Las recomendaciones emanadas de la Conferencia Internacional de Población
realizada en la Ciudad de México en 1984 ampliaron el enfoque de Bucarest,
aludiendo no sólo a los derechos de los individuos sino también de las parejas. Se
reforzó la obligación del Estado de proveer los medios para el ejercicio de estos
derechos e incorporó la necesidad de que las decisiones reproductivas se tomaran
considerando las necesidades de los futuros hijos/as y las responsabilidades de las
personas y las parejas con su comunidad (Naciones Unidas, 1995).
La CIPD de El Cairo de 1994 constituyó la instancia de convergencia de los debates en
torno a los derechos sexuales y reproductivos. Las definiciones adoptadas en el Pro-
grama de Acción han constituido el marco de referencia obligado de las acciones pú-
blicas y privadas y de investigación en el campo de la salud sexual y reproductiva.
Las acciones y recursos directamente vinculados a los hijos e hijas de madres jóvenes
están sustentados en la Convención de los Derechos del Niño(6), sin hacer distinción (6) A la luz de este instrumento
de su condición en virtud de que su aplicación tiene un carácter universal. se entiende por niño a toda
ser humano menor de 18 años
Cada una de las recomendaciones emanadas de las mencionadas conferencias salvo en aquellos casos en que
han sido ratificadas por los Estados miembros de la región y en particular Chile, la mayoría de edad se haya
alcanzado antes. Naciones
dotadas de rango Constitucional. Las mismas han inspirado diversos campos de
Unidas (1989). Convención
acción en los cuales se han desplegado acciones y recursos en los tres ámbitos ya sobre los derechos del Niño.
mencionados. Dentro de los campos de acción en que estas acciones se inscriben, Resolución 44/25 20 noviembre
la educación sexual, la salud sexual y reproductiva y el ámbito de los derechos 1989. En vigencia desde el 2 de
sexuales y reproductivos en tanto derechos humanos básicos. septiembre de 1990.

A.2) Educación sexual. Educación en población


El tema y preocupación por la educación sexual se instala en Latinoamérica desde
mediados del siglo veinte, cobrando fuerza a finales de los años sesenta a través de
la denominada Educación en Población en la región. Esta fue concebida como “...un
enfoque educativo tendiente a lograr que las personas tomen conciencia de la inciden-
cia del comportamiento de las variables demográficas en los procesos del desarrollo”(7). (7) Falconier de Moyano, Martha.
Muchas de las acciones de educación sexual de la región, se han desarrollado en este “La educación en población y
la educación sexual en América
marco. La fundamentación del surgimiento de la educación en población en la región
Latina” en Boletín Proyecto
fue de carácter demográfico: el control de la natalidad, la prevención del aborto y de Principal de Educación en
enfermedades de transmisión sexual, trabajándolos fundamentalmente con mujeres América Latina y el Caribe, Nº43.
y varones jóvenes, centros comunitarios, consultorios, etc. Santiago de Chile. UNESCO:
1997. Pág 5.
En la actualidad, la educación sexual, sigue una perspectiva educativa y pedagógica
pretendiendo incrementar procesos de aprendizajes con el conjunto desarrollo de
temas tales como: comunicación, habilidades sociales, dilemas morales, conoci-
miento de sí mismo, autoestima, paternidad responsable, prevención de SIDA, etc.
Políticas, acciones y recursos en sexualidad, salud sexual y reproductiva en jóvenes 23

A lo que se agrega el cambio de los contextos en los cuales opera esta instancia(8). (8) Idem.

En la primera mitad de los ’90 la mirada se centra en el concepto de “satisfacción


de necesidades básicas de aprendizaje (NBA)” aportado por la Conferencia Mun-
dial sobre Educación para Todos (Jomtien, 1990)(9). Concibiéndolas como “los (9) Documento de referencia.
conocimientos, las capacidades, actitudes y valores necesarios para que Conferencia Mundial sobre
Educación para Todos La
las personas puedan sobrevivir, desarrollar plenamente sus capacidades,
Satisfacción de las Necesidades
mejorar su calidad de vida, vivir y trabajar con dignidad, participar ple- Básicas de Aprendizaje. Jomtien,
namente en el desarrollo, tomar decisiones fundamentadas y continuar Tailandia, 5 al 9 de marzo, 1990.
aprendiendo”(10). Varios países de la región se han encaminado en desarrollar http://www.ibe.unesco.org/
acciones conjuntas para elaborar Orientaciones y/o Planes Educativos Naciona- International/ICE/46espanol/
46doc1s.htm
les, programas curriculares o actividades complementarias al currículo formal, (Accesado el 09/12/5)
que permiten abordar el tema de forma gradual a lo largo del ciclo escolar. En
(10) Ibid.
dichas acciones se incorporan metodologías y enfoques pedagógicos centrados
en el desarrollo de competencias de los estudiantes, no sólo para “aprender a
aprender”, sino en el desarrollo de habilidades y competencias necesarias para
“aprender a vivir”(11). (11) Ibid.

Desde el punto de vista de las estrategias pedagógicas en la educación sexual y la edu-


cación en población, se ha puesto especial énfasis en el enfoque de satisfacción de
necesidades básicas de aprendizaje y el tratamiento de un currículum transversal.
El enfoque de satisfacción de necesidades básicas de aprendizaje está orientado
al desarrollo de competencias para la vida, que se relacionan con lo cognoscitivo,
con las habilidades y destrezas, con lo actitudinal y lo valorativo. Coloca a las
personas en el centro del proceso educativo, quienes construyen sus aprendizajes
a partir de necesidades originadas en los intereses individuales que surgen a partir
de la problemática cotidiana, las demandas de la sociedad y su propia historia
personal. Todos los actores sociales se constituyen en agentes educativos.(12) (12) UNESCO. “Aprender: un
tesoro interior” Informe a
La transversalidad está orientada a abordar la acción educativa desde una pers- la UNESCO de la Comisión
pectiva humanizadora, desarrollando los aspectos éticos en la formación de las Internacional sobre Educación
personas(13). Este enfoque permite el abordaje de temas emergentes que requie- para el siglo XXI, presidida por el
ren de una definición o toma de posición frente a ellos (VIH–SIDA, el medio Sr. Jacques Delors. 1996.
ambiente, el consumismo, la violencia, la salud, drogas, el embarazo en jóvenes, (13) Julia Marfán Reyes y Claudia
entre otros). Córdoba Calquen. La educación
sexual en América Latina:
La Dra. Falconier de Moyano distingue que la transversalidad de los contenidos revisión de algunos programas
se plantea en 3 sentidos(14): educativos en la región. http://
www.reduc.cl/reduc/marfan.pdf
• Transversalidad Curricular: referida a los contenidos conceptuales y actitudinales (Accesado el 09/12/05).
que están presentes en las diversas áreas o asignaturas. (14) Ibid.
• Transversalidad institucional: que indica que la responsabilidad de su tratamien-
to no se reduce al docente de aula, sino que compromete a todos los miembros
de la comunidad escolar.
• Transversalidad social: que toca los contenidos que se aprenden en lo cotidiano
y no son exclusivos del espacio escolar.
En consonancia con los enfoques de necesidades básicas de aprendizaje y la transver-
salización de los contenidos en el currículo, la educación en sexualidad se inscribirá
más en planes de educación en sexualidad y afectividad. Por ser concebida como
una dimensión estrechamente vinculada a las creencias, valores y posturas indivi-
duales y colectivas divergentes, su implementación se haya sometida a voluntades
y compromisos adquiridos mediante negociaciones y concesiones políticas(15). Los (15) Tomado de entrevistas
compromisos internacionales adquiridos por los Estados, obligan a generar acciones realizadas a informantes claves.
y recursos dirigidos a niñas, niños y jóvenes en éste ámbito de la educación.
Políticas, acciones y recursos en sexualidad, salud sexual y reproductiva en jóvenes 24

A.3) Salud sexual y reproductiva


La salud reproductiva tuvo una definición original desde el ámbito biomédico,
distinguiéndola como un componente de la salud global de las personas que re-
fiere a “un estado general de bienestar, físico, mental y social, y no de mera
ausencia de enfermedades o dolencias, en todos los aspectos relacionados con el
sistema reproductivo y sus funciones y procesos”(16)(N.U., 1994: 53). Esta defini- (16) Naciones Unidas. Programa
ción emanada del Plan de Acción de la CIPD incluye como condición de la misma de Acción adoptado en la
Conferencia Internacional de
“la capacidad de disfrutar de una vida sexual satisfactoria, sin riesgos de procrear,
Población y Desarrollo. 1994.
y la libertad de decidir hacerlo o no hacerlo y con que frecuencia”. Asimismo se Pp 53.
señala que tanto las inequidades de género como la falta de acceso a información
y de servicios de salud pertinentes en salud sexual y reproductiva por parte de
los/las jóvenes los sitúan en condiciones de mayor desventaja (N.U., 1994:55).
La salud sexual y salud reproductiva impacta directamente a políticas públicas de
salud y educación que incorporen las variables de población y al mismo tiempo
constituye una necesidad fundamental de toda la población.
La apertura a un enfoque social abre dicha definición a un reconocimiento de la
dimensión sexual y afectiva que incluye otras categorías sociales y demográficas;
los/las jóvenes y los/las adultos/as mayores. Visibiliza además la necesidad de dis-
poner recursos de atención para homosexuales y hombres que aún no son incor-
porados de manera explícita, sino más bien desde el ámbito de lo normativo(17). (17) Como nos referiremos más
adelante, los hombres han
A.4) El campo de derechos humanos cobrado recientemente un rol
protagónico en el ámbito de
I. Derechos reproductivos de los y las jóvenes la prevención, atención del
Si bien existe una creciente preocupación mundial por las poblaciones de jóvenes embarazo mediante la promoción
en materia de la protección de sus derechos, en muchos países subsisten obstá- de su acompañamiento a la
culos para reconocerlos como sujetos plenos de derechos, en especial respecto madre. Sin embargo, hay
otros recursos con los que no
a su sexualidad. La falta de este reconocimiento se traduce en situaciones que
cuenta, ya que la dimensión
son evitables: embarazos no esperados/no buscados, violencia sexual, abortos, reproductiva ha sido asignada
infecciones de transmisión sexual, entre otros. fundamentalmente a las mujeres.

El acceso por parte de la población de jóvenes a información y servicios de salud


sexual y reproductiva constituye un derecho humano básico ratificado por un
significativo número de Estados partes —entre ellos Chile— ante la CIPD de El
Cairo. Dicho programa de acción señala que el reconocimiento de los Derechos
reproductivos “se basan en el reconocimiento básico de las parejas e individuos
a decidir libre y responsablemente el número de hijos, el espaciamiento de los
nacimientos y el intervalo de éstos y a alcanzar el nivel más alto de salud sexual
y reproductiva” (pp 54).
En relación con las y los jóvenes señala la necesidad de atender el ámbito de la
enseñanza y de servicios con el objeto de que puedan “asumir su sexualidad
de modo positivo y responsable. Los adolescentes sexualmente activos
requerirán información, orientación y servicios especiales en materia de
planificación de la familia, las adolescentes que queden embarazadas ne-
cesitarán apoyo especial de la comunidad durante el embarazo y para el
cuidado de sus hijos”. (CIPD, 1994 pf7.47).
II. Los derechos de niños y niñas
La Convención sobre los Derechos del Niño es considerada la síntesis de un para-
digma para interpretar y enfrentar la realidad de la niñez. A diferencia de otros
instrumentos internacionales de derechos humanos, la Convención combina en
un solo cuerpo legal derechos civiles y políticos con derechos económicos, so-
ciales y culturales, considerándolos como componentes complementarios y ne-
cesarios para asegurar la protección integral del niño/a y su participación en la
Políticas, acciones y recursos en sexualidad, salud sexual y reproductiva en jóvenes 25

sociedad en calidad de sujeto de derecho. Para el logro de estos objetivos, asigna


responsabilidades a la familia, la sociedad civil, la cooperación internacional, y
especialmente, al Estado.

B) Políticas en el contexto mundial y latinoamericano


Los recursos para jóvenes en los ámbitos antes señalados, se estampan en una
serie de iniciativas a nivel mundial en distintos niveles y con diferentes alcances
de decisión.
En cuanto a las modalidades de planificación desde el campo de la salud reproduc-
tiva, se han incorporado en la región estrategias y políticas multisectoriales, en el
marco de políticas de promoción del desarrollo social y erradicación de la pobreza.
Aún cuando lo anterior facilita la incorporación de variables demográficas, ésta se
ha visto obstaculizada por la dificultad de consensuar las perspectivas de diversos
actores respecto de los escenarios deseables en materia de salud sexual y repro-
ductiva y de los medios necesarios para alcanzarlos. Sin embargo, durante los úl-
timos 15 años se han alcanzado logros mediante programas y políticas específicas
en algunos países, los que han estado orientados a la atención de las jóvenes en
materia de prevención del embarazo.
Actores de la sociedad civil y del ámbito académico han sido claves en la releva-
ción de dichos temas tanto desde el ámbito de la producción de diagnósticos,
recursos y acciones como en el monitoreo, seguimiento y abogacía desde una
perspectiva de derechos.
Después de la CIPD países como: Antigua y Barbuda, Barbados, Brasil, Ecuador,
Jamaica, México, Perú y Trinidad y Tobago, adoptaron nuevas leyes tendientes a
asegurar el ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos, junto con el acceso
sin discriminación a los servicios de salud sexual y reproductiva. En Ecuador, (18) Corona, Ester. Estado
por ejemplo, se realizaron reformas constitucionales que ubicaron los derechos del Arte en el Desarrollo de
Programas de Salud Sexual y
sexuales y reproductivos junto con los derechos civiles, económicos, sociales y Reproductiva Taller Ciudad de
culturales; además, se señala la promoción de la salud sexual y reproductiva en las Panamá, Panamá 13–14 de
secciones referentes a la familia(18). octubre, 2003.

Aunque la mayoría de los países ha incorporado, al menos en un plano declara-


torio, el concepto de salud reproductiva y sexual, sólo Bolivia y Panamá entre
otros países, han incluido explícitamente la salud sexual como un componente
importante de la salud reproductiva y sexual.
Se manifiesta, además, una tendencia a la transformación de la visión biologista y
parcial de la educación sexual, vigente en los años 80, por una visión interdisciplina-
ria, que se incluye en los currículos de educación primaria y secundaria. Un aspecto
importante dentro de esta transformación se refiere a la capacitación de los/las (19) Vera, Rodrigo. Educación
profesores en este tema, así como también la propagación de nuevos métodos Comunitaria de Resonancia para
educativos, tendientes a capacitar a las personas y comunidades para convertirlos la Salud Sexual y Reproductiva
de Adolescentes y de Adultos.
en agentes dinámicos de los programas de salud centrados en la oferta a otros “Aprendiendo a Decidir”. Fondo
centrados en la demanda. Cabe destacar el Enfoque de Educación Comunitaria de de Población de las Naciones
resonancia para la Salud Sexual y Reproductiva de Adolescentes y Adultos(19). Unidas. 1998.

En cuanto a los servicios de salud reproductiva y sexual, se plantea la necesidad


de una estrategia multisectorial y multidisciplinaria que propicie la participación
de la sociedad civil y de los propios beneficiarios, partiendo de la base del pleno
respeto a las convicciones de las personas y obviando toda forma de discrimina-
ción, coacción y violencia.
En este sentido, varios países de la región hicieron revisión de sus estructuras ins-
titucionales de salud en miras de subsumir las instancias preexistentes encargadas
Políticas, acciones y recursos en sexualidad, salud sexual y reproductiva en jóvenes 26

de la salud materno–infantil y de la planificación familiar dentro de las nuevas


dependencias responsables de operacionalizar la concepción de salud sexual y re-
productiva. En varios casos se generaron programas integrados de salud sexual y
reproductiva, que incluyen: la planificación familiar, la prevención del aborto, la
prevención de enfermedades de transmisión sexual y de VIH/Sida, la atención a la
salud sexual y reproductiva de los y las jóvenes, etc. En otros países, tales como
Dominica y Guyana, se incluyeron algunos componentes de salud sexual y repro-
ductiva en los planes nacionales de salud o en los programas de salud de la mujer.
Aspectos obstaculizadores de la incorporación y aplicación de un servicio adecua-
do en cuanto a salud sexual y reproductiva, han sido la presencia de actitudes
tradicionalistas en materia de género, la oposición frente a este enfoque por
algunos sectores de la sociedad y la insuficiente calificación de los prestadores de
servicios en esta área. Con respecto a este último punto, cabe destacar el Centro
de Maestría en Salud Sexual y Reproductiva para Centroamérica impartido por la
Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Managua.
Recursos en salud sexual y reproductiva para jóvenes(20) (20) Con base en CEPAL.
En referencia a la salud sexual y reproductiva de las mujeres y varones jóvenes, América Latina y el Caribe:
Examen y Evaluación de la
ésta se presenta como un tema relevante en la región en la medida en que las tasas
Ejecución del Programa de
de fecundidad de las menores de 20 años han disminuido más lentamente que en Acción de la Conferencia
otros rangos etáreos, a que la alta fecundidad se encuentra relacionada con la re- Internacional sobre Población y
producción intergeneracional de la pobreza y a que la actividad sexual de mujeres Desarrollo. Comité Especial sobre
y varones jóvenes tiende a efectuarse muchas veces sin resguardos, por lo que Población y Desarrollo. 10 de
marzo de 1999. Una descripción
puede resultar un embarazo no buscado/no esperado, establecimiento de uniones ampliada de programas y
prematuras, riesgo de contraer enfermedades de transmisión sexual, etc. políticas de desarrollo humano
de jóvenes que incluye nuestro
Las primeras medidas en relación con el embarazo en jóvenes se dirigieron a ámbito de análisis en Stuardo,
asegurar la permanencia en el sistema educativo o a impulsar la inserción laboral. Alejandro. Sistematización
Posteriormente, el énfasis se puso en la prevención del embarazo adolescente y propositiva de los principales
de las enfermedades de transmisión sexual. Además, debido a la constatación programas y políticas de
de que el mero acceso de los y las jóvenes a los mismos servicios de salud que desarrollo humano adolescente
de diez países de América
atienden a poblaciones adultas era inefectivo, algunos países pusieron en prác- latina y el Caribe. Guérnica
tica programas que van más allá de las jóvenes embarazadas, proporcionando Consultores. Informe Final para
servicios especializados en salud reproductiva y sexual para los y las jóvenes. En SERNAM y FNUAP. 2000.
este sentido, en Nicaragua se presenta el Programa Muchachas y Muchachos del (21) Corona, Esther. 2003. Op
Hospital Bertha Calderón de Managua. En Bolivia, el Centro de Atención Integral Cit Taller Ciudad de Panamá,
del Adolescente del Instituto de Maternidad Percy Boland de Santa Cruz y del Panamá 13-14 de octubre de
2003. en http://www.paho.
Hospital Jaime Mendoza en Sucre. En Venezuela, el Centro de Atención Integral
org/Spanish/AD/FCH/CA/
a la Salud Sexual y Reproductiva de APLAFA. En Ecuador, los Servicios Integrales PanamaMeet03.htm
de la Juventud en Riobamba y Esmeraldas. En Costa Rica, El Salvador, México, Pa- (Accesado el 20/11/2005)
namá y República Dominicana se formaron programas nacionales de salud sexual
y reproductiva para jóvenes. Perú cuenta con un programa de salud escolar y del
adolescente que incluye servicios de salud sexual y reproductiva.
Por otra parte, países del Caribe cuentan con programas de atención a las ma-
dres jóvenes con componentes de información, educación y comunicación, en su
mayoría gestionados por Organizaciones No Gubernamentales. Algunos de estos
países son: Barbados, Granada, Jamaica y Trinidad y Tobago.
Una visión más reciente considera la necesidad de empezar a dialogar sobre as-
pectos más positivos del desarrollo sexual en jóvenes, tales como el amor, el
erotismo y la sexualidad. Hasta fines de los noventa, el énfasis se ha puesto
tradicionalmente en la prevención del embarazo, en el dolor y las enfermedades,
descuidando otras dimensiones del desarrollo de los jóvenes. “Nuestros indicado-
res se centran en la patología, y no en el desarrollo de capacidades”(21).
Políticas, acciones y recursos en sexualidad, salud sexual y reproductiva en jóvenes 27

Algunas dificultades para la implementación de políticas públicas dirigidas a sa-


lud sexual y reproductiva de jóvenes han sido: la cobertura aún limitada de los
servicios, teniendo un fuerte sesgo urbano; la escasez de personal capacitado en
la prestación de servicios de salud reproductiva y sexual para los y las jóvenes,
principalmente en cuanto a educación y a consejería; la frágil coordinación entre
organismos públicos, las agencias privadas y las Organizaciones No Gubernamen-
tales y la existencia de desacuerdos en cuanto al marco valórico que debiese regir
las acciones dirigidas en este sentido.

C) Algunas experiencias
C.1) Argentina. Programas de salud reproductiva para jóvenes
En el año 1988, surge en la capital federal de Argentina un Programa de Procrea-
ción Responsable que incluye dentro de su población objetivo a mujeres entre 15
y 19 años. Se orienta principalmente a la planificación familiar, teniendo entre sus
objetivos fundamentales: Garantizar a toda la población el acceso a servicios re-
(22) Fundación Ginebrina para
feridos a la salud sexual y procreación responsable; Suministrar métodos anticon- la Formación y la Investigación
ceptivos; Contribuir a la detección precoz de enfermedades de transmisión sexual Médica. http://www.gfmer.ch.
y VIH/SIDA; Promover la salud sexual de las mujeres y hombres jóvenes(22). (visitada el 17/01/2005).

Luego, en 1993, se constituye la Red de Adolescencia, cuyos objetivos eran: (23) Gogna, Mónica. Programas
establecer intercambios de experiencias entre los Equipos de Adolescencia, y con- de Salud Reproductiva para
solidar la complementación entre los servicios de los hospitales, la organización Adolescentes, los casos de Buenos
de cursos de capacitación, trabajos de investigación multicéntricos, etc. Esta red Aires, México D.F y San Pablo.
Consorcio Latinoamericano de
funcionó hasta el año 1997 momento en el cual se diluye debido a conflictos por Programas de Salud Reproductiva
la atención de jóvenes entre los especialistas de adolescencia y los de pediatría, y Sexualidad. Buenos Aires,
finalmente la Red de Adolescencia se incluye en la Red de Pediatría(23). Argentina. Pág. 30. 2001

En el mismo año surge, a partir del Ministerio de Salud y Acción Social y de reco-
mendaciones de la OPS, el Plan Nacional de Salud Integral del Adolescente, que
postula lineamientos que debiesen ser incorporados en los programas aplicados a
nivel provincial. En el año 2001 veinte de las veinticuatro provincias tenían algún
tipo de iniciativa para jóvenes(24). (24) Ibid. Pág. 28.

El objetivo fundamental del Plan es: promover y proteger la salud integral de los
adolescentes a través de la cobertura creciente, tanto en cantidad como en calidad,
de los servicios, entendiendo la salud como un producto social en el que confluyen
la educación, el trabajo y las condiciones de vida, y adoptando una concepción
holística (bio–psico–social), lo que requiere de una visión transdisciplinaria(25). (25) Ioc.cit. Pág. 29.

El Plan Nacional, reconoce a los y las jóvenes como una población con necesida- (26) Cristina Sánchez Viamonte,
Marcela Pérez y María Dolores
des específicas con derecho a recibir información y servicios que les permitan el
Mora y Arujo. Escuelas
desarrollo de actitudes responsables frente a su sexualidad. Promotoras de la Salud en
En 1997, en el marco de la propuesta de OPS/OMS en la Reunión de Costa Rica, Argentina. 2001. En http://
www.paho.org/Spanish/AD/
se genera la Comisión Intersectorial Salud–Educación a nivel nacional, promovida SDE/HS/EPS_RED_ARG.pdf
a nivel provincial. Su objetivo fundamental es: Promover en la comunidad escolar (visitada el 29 /11/ 2005).
estilos de vida saludables desarrollando las posibilidades que la escuela ofrece en el
proceso de construcción de la persona y en la asunción de la responsabilidad indi-
vidual y colectiva en el cuidado de la salud. Las principales actividades realizadas
son: la realización de talleres de capacitación docente, jornadas de integración y
la elaboración de materiales de apoyo(26).
Dentro de los obstáculos para el desarrollo de programas de atención de salud
integral orientado a jóvenes y de salud reproductiva se han presentado limitantes
tanto políticas como culturales. Uno de los principales obstáculos ha sido la exis-
Políticas, acciones y recursos en sexualidad, salud sexual y reproductiva en jóvenes 28

tencia de una estrecha alianza conservadora entre el gobierno nacional y la Iglesia


Católica respecto de la postura frente a los derechos sexuales y reproductivos,
principalmente en cuanto a los métodos anticonceptivos(27). (27) Gogna, Mónica. Programas
de Salud Reproductiva para
C.2) Brasil Adolescentes, los casos de
Buenos Aires, México D.F
En Brasil, organismos de gobierno y una fuerte participación de ONG llevan ade- y San Pablo. Consorcio
lante acciones en él ámbito de la atención de la sexualidad de los y las jóvenes, Latinoamericano de Programas
sea por la vía de la educación sexual, como desde el ámbito de la provisión de de Salud Reproductiva y
servicios de salud idóneos, con la previa generación de diagnósticos y capacitación Sexualidad. Buenos Aires,
Argentina. 2001. Pág. 33.
de personal.
Una encuesta que el Centro de Análisis y Planeamiento del Ministerio de Salud de
Brasil llevó a cabo entre diciembre de 1997 y diciembre de 1998 mostró que el 61
por ciento de los jóvenes entre 16 y 19 años de edad, habían tenido relaciones
sexuales. De ellos, el 40 por ciento dijo que su primera vez tuvo lugar cuando te-
nían menos de 15 años. En promedio, los varones habían tenido relaciones sexua- (28) Fondo de las Naciones
les antes que las mujeres, y los de raza negra habían tenido relaciones sexuales Unidas para la Infancia (2002), A
Voz dos Adolescentes, consulta
antes que los de raza blanca. Esta misma encuesta, que fue publicada en el 2000, en línea www.unicef.org/brazil/
encontró que las mujeres y hombres jóvenes que vivían con sus padres y que te- pesquisa.pdf
nían educación formal tendían a iniciar su actividad sexual más tardíamente(28). (Accesado 09/12/05).

Varios organismos del gobierno de Brasil están involucrados en proyectos cuyo


objetivo es mejorar la salud de los/las jóvenes. Estas iniciativas concentran sus
esfuerzos en capacitar a profesionales de la salud, educadores y trabajadores so-
ciales, de manera que puedan abordar apropiadamente aquellos temas específicos
que debe enfrentar esta población. Algunas regiones de Brasil, que gozan de una
mejor infraestructura social, como por ejemplo el sur y sudoeste del país, pueden
sacar provecho de estas iniciativas. En el norte y centro–oeste de Brasil, sin em-
bargo, continúan existiendo fuertes obstáculos culturales a la educación sexual.
Los programas que el gobierno ha realizado para tratar estos temas van desde la
instrucción de maestros y profesionales de la salud a la modificación de progra-
mas de estudio y el tratamiento directo de temas tan complejos como el sexo, la
homosexualidad, ITS, el embarazo y el uso de drogas. Pero si bien, miles de maes-
tros han recibido esta capacitación, por ahora el porcentaje de estudiantes que
asisten a escuelas públicas que se han beneficiado con dicha iniciativa no supera
el 8 por ciento, según datos procedentes de los Ministerios de Salud y Educación.
Parte de la explicación, afirma A Voz dos Adolescentes, reside en el hecho de que
los estudiantes prefieren hablar sobre sexualidad con sus familiares y amigos.
Para alcanzar a los jóvenes de 10 a 14 años que están atrasados en sus estudios
y no saben leer, o que viven en la calle donde pueden comenzar a usar drogas y
tener relaciones sexuales a una edad temprana, el gobierno ha creado más de 50
proyectos que involucran a ONG. De todos estos proyectos, el más grande es el
que dirige el Movimiento Nacional para los Niños y Niñas de la Calle. Este coor-
dina más de 400 programas comunitarios que llegan aproximadamente a 30.000
jóvenes a los que se considera “excluídos”. Otra ONG, Criar Brasil (Crear a Brasil)
ha lanzado un proyecto que incluye programas de radio destinados a niños/as y
jóvenes de 8 a 18 años que viven en barrios urbanos pobres en el interior del país.
El año pasado, este proyecto alcanzó a más de 1.100 estaciones de radio en todo
Brasil. El gobierno también colabora con la Agencia de Noticias de los Derechos
de la Infancia (Agência de Noticias dos Direitos da Infancia o ANDI). En un país
como Brasil, en el que cada joven mira un promedio de cuatro horas de TV por
día, la elección correcta de los medios de comunicación a utilizar resulta extre-
madamente importante.
Políticas, acciones y recursos en sexualidad, salud sexual y reproductiva en jóvenes 29

C.3) Perú: Etapa de vida adolescente (29) (29) Área de Atención integral
de Salud en Perú.
El Ministerio de Salud peruano dispone de un Área de la Dirección Ejecutiva de www.minsa.gob.pe (accesada el
Atención Integral de Salud, que asume la planificación de la atención de la salud 29 de noviembre del 2005).
desde una perspectiva de ciclo vital. En ese orden, cuenta con un componente
definido explícitamente como orientado a la Etapa de Vida Adolescente.
Las acciones realizadas por el área se operan a nivel intrasectorial con las diferen-
tes Direcciones, Oficinas, Etapas de Vida y Estrategias Sanitarias. A nivel inter-
sectorial se coordina con las diferentes instituciones relacionadas con la salud y
desarrollo de los/las jóvenes/adolescentes, tales como Ministerio de Educación,
Consejo Nacional de Juventud, MIMDES, ESSALUD, Fuerzas Armadas y policiales,
Gobiernos Locales, Gobiernos Regionales, Organismos Internacionales y organiza-
ciones de la Sociedad Civil.
El grupo objetivo del Área es la población comprendida entre los 10 y los 19 años
reconociéndose en su interior dos grupos con diferentes necesidades y procesos.
El primero categorizado como adolescencia temprana comprendida entre los 10
y 14 años y el segundo, signado como adolescencia propiamente tal entre los 15
y los 19 años.
Los objetivos del área son: Diseñar y proponer políticas de salud, elaborando
metodologías para su implementación; Contribuir activamente a la implementa-
ción del Modelo de Atención Integral de Salud a nivel nacional, regional y local;
Brindar asistencia técnica a las regiones del país, para la implementación y el
fortalecimiento de los Servicios Diferenciados para la Atención Integral de Salud
de los/las adolescentes; Coordinar intra e intersectorialmente con los actores
institucionales y de la sociedad civil involucrados en la salud y el desarrollo de
los/las adolescentes.
Dentro de los principales logros del Área se encuentran:
• El diseño de los Lineamientos de Política de Salud de los/las adolescentes, con la
participación de profesionales del sector y de la sociedad civil y los/las adolescen-
tes (presentado oficialmente el 14 de Febrero del 2005 en el Ministerio de Salud);
• Elaboración de la Norma Técnica de Etapa de Vida Adolescente, con participa-
ción de representantes del sector salud, sociedad civil y adolescentes (actualmen-
te en su revisión final);
• Intercambio de experiencias exitosas en el trabajo con adolescentes del sector
público y privado con la presentación de 22 intervenciones;
• Generación de servicios diferenciados para la atención de adolescentes;
• Reconocimiento oficial a profesionales que han trabajado por más de 10 años
en la atención de adolescentes;
• Coordinación técnica permanente con los responsables regionales del trabajo
con jóvenes, mediante el boletín electrónico “Comunicándonos” (referente a los
avances logrados y a información sobre el tema adolescente);
• Elaboración del Plan de Trabajo de la Etapa de Vida Adolescente, consensuado
para el año 2005;
• Propuesta preliminar para la implementación de una biblioteca virtual de salud
del adolescente, en colaboración con la OPS;
• Seguimiento en la implementación del Modelo de Atención Integral de Salud
en la Etapa de Vida Adolescente a través de reuniones con representantes de las
redes y hospitales;
Políticas, acciones y recursos en sexualidad, salud sexual y reproductiva en jóvenes 30

• Coordinación con los diferentes organismos internacionales y organismos no


gubernamentales para la articulación de los planes operativos y cumplimiento de
los objetivos trazados por la Etapa de Vida Adolescente;
• Coordinación con Estrategias Sanitarias Nacionales;
• Elaboración de la Guía de Atención Integral de Salud de los/las adolescentes en
coordinación con profesionales expertos en el área del sector y de la sociedad civil;
• Revisión de documentos técnicos elaborados por la sociedad civil para su evalua-
ción e inclusión como elementos de referencia del Ministerio de salud;
• Presentación en medios de comunicación de la labor realizada con adolescentes;
• Representación del Ministerio en el Plan Nacional de la Infancia y la Adolescen-
cia 2002–2010, coordinación de la Comisión Intrasectorial para el cumplimiento
de los objetivos del Plan;
• Revisión de Consultorías sobre Salud Sexual y Reproductiva de los/las adolescentes;
• Informes sobre proyectos de ley presentados en el congreso;
• Asistencia a eventos Internacionales sobre adolescencia, entre ellos: Congreso
internacional de Salud y Desarrollo de los/las Adolescentes, Violencia basada en
Género, I Seminario Caribeño de Salud Integral de los/las Adolescentes.

C.4) España: Federación de planificación familiar (30) (30) Federación de Planificación


Familiar de España: http://
La Federación de Planificación Familiar de España, fundada en 1987, pertenece
www.fpfe.org (accesado el
a la Federación Internacional de Planificación Familiar, que agrupa a ONG orien- 11/01/2006)
tadas a abordar el tema salud sexual y reproductiva en 160 países, siendo la pri-
mera organización internacional en materia de salud sexual y derechos sexuales
y reproductivos.
Desde el año 1990, esta organización ha realizado actividades de presión política
para que el acceso a salud y la presencia de los derechos sexuales y reproductivos
sean una prioridad. Dentro de las principales acciones, se destaca el trabajo con
parlamentarios en la creación de Grupos Inter–parlamentarios sobre Población y
Desarrollo, así como también la tramitación de iniciativas relacionadas con salud
sexual y reproductiva en el congreso y senado español.
En cuanto a la salud sexual y reproductiva de las y los jóvenes, la Federación cuen-
ta con un Programa de Atención a Jóvenes en Salud Sexual, que surge debido a la
necesidad de considerar las características específicas del mundo juvenil en los pro-
gramas de salud y de educación sexual, tomando en cuenta que existen factores de
riesgo, tales como la disminución de la edad de inicio de las relaciones coitales.
El objetivo fundamental que persigue el programa es ofrecer información y ase-
soramiento a la población de jóvenes, con la intención de fomentar actitudes
positivas, que potencien una vivencia de la sexualidad sana, placentera y libre
de riesgos. Sus objetivos específicos apuntan a: incrementar el nivel informativo
sobre sexualidad y prevención de riesgos, proporcionar acceso a servicios de anti-
concepción y sexualidad, incidir en la resolución de conflictos, facilitar el acceso
a métodos de prevención de embarazo y de enfermedades de transmisión sexual,
promover actitudes preventivas y, finalmente, ofrecer un marco de referencia
para profesionales en atención integral a jóvenes.
Las principales actividades realizadas por el programa son: Atención directa, in-
mediata, confidencial y anónima en los Centros de Jóvenes en Anticoncepción y
Sexualidad (entrevistas personales, no directivas, conversacionales); Actividades
educativas en promoción de la salud sexual que implique la adquisición de con-
Políticas, acciones y recursos en sexualidad, salud sexual y reproductiva en jóvenes 31

ductas preventivas (no sólo para jóvenes, también para profesionales relacionados
con el tema); Atenciones telefónicas (resolución de dudas en forma anónima y
confidencial); Atenciones on–line (servicio de consulta).
Cabe destacar la acción de la Federación en materia de educación sexual para
madres y padres, que tiene como objetivo contribuir a su formación e informa-
ción sobre la salud y los derechos sexuales y reproductivos de los y las jóvenes,
con el fin de facilitarles instrumentos y habilidades para que puedan atender a las
demandas de sus hijas e hijos con relación a la sexualidad y a la reproducción.
La metodología de trabajo con los padres y madres se enmarca en la ejecución de
seminarios/charlas, que toman como premisas fundamentales: la realización de
educación integral, informar sobre métodos anticonceptivos y enfermedades de
transmisión sexual, trabajar una idea amplia de sexualidad, utilizar una metodolo-
gía participativa, trabajar los temores, inquietudes y preocupaciones que poseen
sobre sus hijos e hijas y ocuparse de sus habilidades comunicativas.

D) Políticas, acciones y recursos en Chile


D.1) Programas y acciones. Sociedad civil y ámbito académico (31) (31) Elaborado a partir de
entrevistas a informantes claves.
Muchas de las acciones en el campo de la salud reproductiva y la sexualidad en jóve-
nes, que operaron u operan desde 1990 a la fecha, tienen su origen en iniciativas de- (32) Molina R: Editor. Diagnóstico
sarrolladas durante los años ochenta por parte de ONG y universidades y/o centros Adolescente Embarazada,
Santiago: SERNAM/UNICEF.
académicos. Estas consistieron en la generación y/o apoyo de proyectos, iniciativas 1991.
y/o actividades locales en servicios de salud y establecimientos educacionales.
(33) En entrevista a Dr. Ramiro
La ausencia de una institucionalidad que liderara este campo, significó la inexis- Molina. Director CEMERA. Dentro
tencia de políticas explícitas dirigidas hacia la juventud y en particular en el de estas hubo consenso en
señalar a EDUK, CEMERA, ICMER,
ámbito de la sexualidad. La educación sexual de la época, inserta en los pro- EPES y APROFA. En cuanto a las
gramas de las ciencias naturales y/o biología no contemplaba la sexualidad, la Universidades se hace alusión
socio–afectividad ni la prevención del embarazo en jóvenes, ni menos el apoyo especialmente a la Escuela de
a la maternidad/paternidad con énfasis en la crianza de los hijos/as, salvo unas Psicología de la Universidad de
excepciones de carácter asistencial. Chile primordialmente al trabajo
de Irma Palma.
A comienzo de los noventa, tras la paulatina generación de una institucionalidad
que asumiera los temas de sexualidad, salud reproductiva y educación sexual, se
inicia un proceso de sistematización de las experiencias de educación en salud,
así como de investigaciones que abordaron los temas de salud reproductiva, en
especial el embarazo adolescente y la educación sexual.
En la Región Metropolitana, se desarrollaron significativas experiencias impulsa-
das por ONG y universidades en el ámbito de la atención de jóvenes. En 1990,
por encargo del SERNAM, se llevó a cabo una evaluación de los programas de
atención en salud para adolescentes en Chile(32). Se constató la existencia de 42
programas de atención de adolescentes entre ONG, servicios de salud, Universi-
dades. A la fecha quedan seis(33).
Un hito fundamental fue el Encuentro Nacional de Educación en Sexualidad de Lo
Barnechea organizado por la ONG PAESMI y el Ministerio de Educación. A partir
de este evento, surge un acta referida a la necesidad de incorporar la educación
sexual, lo que originó en 1993 a la Política de Educación en Sexualidad para el
Mejoramiento de la Calidad de la Educación.
Hubo iniciativas con participación protagónica de la sociedad civil pero que sur-
gen desde el ámbito gubernamental por cuanto se enmarcan en licitaciones pú-
blicas. Se mencionan las Jornadas de Conversación sobre Afectividad y Sexualidad
(JOCAS) y el Plan Piloto de Sexualidad Responsable. El primero se aplica en cinco
Políticas, acciones y recursos en sexualidad, salud sexual y reproductiva en jóvenes 32

establecimientos durante el año 1995 y el segundo a partir del año 2000, se aplica (34) EDUK participa de modo
directo en interrelación con
en ocho comunas del país(34). En esta misma línea de acción se encuentran las
el Ministerio de Educación,
Jornadas de Conversación Comunitaria sobre Afectividad y Sexualidad JOCCAS, Ministerio de Salud, Servicio
implementadas por el Servicio Nacional de la Mujer en base a las JOCAS realizadas Nacional de la Mujer e INJUV (este
en los colegios (1995). último esporádicamente), entre
estas iniciativas. En entrevista a
Posteriormente académicos/as y representantes de ONG e instituciones de investiga- Magdalena Kleinseck. EDUK
ción colaboraron activamente a sentar las bases para la creación del Programa de Sa- (35) Ministerio de Salud, “Plan
lud del Adolescente(35), entre el año 1997–1998, y al Programa de Salud Escolar(36). Piloto de Sexualidad Responsable”.
Pretende, desde el año 2005,
Actualmente existe un debilitamiento de las organizaciones en general y una facilitar y estimular el acceso de
desaparición de las organizaciones sociales, con una fragmentación del movi- la población joven a los servicios
de salud.
miento de mujeres, actoras principales en los procesos de impulsar los temas de
sexualidad desde una perspectiva de derechos y de género. No existe una postura (36) Surgen a partir de una
iniciativa planteada por la
clara frente a los diversos temas, hay dificultad para que las experiencias particu- Organización Panamericana de la
lares puedan llegar a convertirse en políticas públicas, experiencias segmentadas Salud, en el marco de la iniciativa
y locales y en especial posturas conservadoras(37) que no se adecuan al contexto mundial Educación para Todos.
sociocultural. Actualmente no hay sistematización ni un conocimiento de los (37) Fuera de grabación en algunos
resultados alcanzados, no hay evaluación ni financiamiento, finalmente, no se casos y con consentimiento
presenta un interés porque se difundan las experiencias piloto(38). explícito en otros nos fue
señalada la fuerte injerencia
En el ámbito de la atención de los hijos/as de las madres adolescentes se man- de la iglesia católica y sectores
políticos conservadores como
tiene un grupo reducido de instituciones con financiamiento de SENAME en obstaculizador de la incorporación
algunos casos, con carácter asistencial y fuertes restricciones presupuestarias con del tema de la sexualidad
la consiguiente escasa cobertura. dentro del grupo de jóvenes,
especialmente en relación con
D.2) Políticas, programas y acciones. El sector público estatal los métodos de prevención del
embarazo y el autocuidado en el
A comienzo de los noventa el tema de embarazo en mujeres jóvenes se constitu- ejercicio de la sexualidad.
yó en objeto de política pública inserta como una línea programática de la política (38) En entrevista a Rosa
social desde una perspectiva de la salud de las mujeres y en tanto un “problema Espínola. Coordinadora Foro
social” de la juventud(39). Los niños/as y jóvenes, junto a las mujeres, ancianos, Red de Derechos Sexuales y
pueblos indígenas y discapacitados pasan a ser conceptualizados como grupos Reproductivos.
vulnerables y prioritarios. (39) SERNAM. Diagnóstico y
Lineamientos de Política Pública
Han existido políticas y/o lineamientos programáticos que en virtud de sus ob- para la Prevención del Embarazo
jetivos —igualdad de la mujer, educación en sexualidad, orientaciones hacia la no Deseado en Adolescentes.
Comisión Interministerial de
juventud, salud de jóvenes— que han abordado de manera parcial y con grandes Prevención del Embarazo
obstáculos el ámbito de la prevención del embarazo. En educación cabe señalar, Adolescente, Centro de Análisis
una circular desde el Ministerio de Educación para retención escolar de jóvenes de Políticas Públicas–CAPP
embarazadas(40); la Política de educación sexual del Ministerio de educación(41); Universidad de Chile. 2001.
la estrategia JOCAS(42). En salud, destaca la creación del Programa de la Mujer(43); (40) Circular N° 247, Ministerio de
la Política de Salud del Adolescente(44); la creación de una Comisión de salud(45). Educación. 1991.
Otras acciones tales como, Comisión de juventud(46); creación del Servicio Na- (41) MINEDUC. “Política de
cional de la Mujer(47); un diagnóstico de la situación del embarazo adolescente(48) Educación Sexual para el
mejoramiento de la calidad en
que precedió a un número importante de diagnósticos hasta la fecha; el diseño educación”. 1993
de estrategias de prevención de embarazo adolescente.
(42) Estrategia implementada
Las acciones en materia de embarazo adolescente, se inscriben en los programas por primera vez el año 1995 y el
año 1996 la tomó el MINEDUC
de educación sexual y de planificación familiar, elaborados desde sus sectores co-
y la aplicó en 200 colegios,
rrespondientes. Por esta razón en el apartado siguiente se examinan las políticas, posteriormente el SERNAM la
programas en los sectores educación y salud, señalando cuando alguno de ellos implementó en distintas comunas,
ha surgido de una mesa intersectorial. se siguió utilizando como estrategia
y actualmente se realizan en
I. Sector educación algunos colegios. MINEDUC, 1999.
Hasta comienzo de la década de los noventa, en Chile no había existido un pro- Texto guía para la autogestión
de Jornadas de Sexualidad y
yecto educativo que incorporara a la educación sexual en los contenidos curri- afectividad. Versión revisada.
culares(49), a excepción de un programa elaborado entre 1970 y 1973 que no
Políticas, acciones y recursos en sexualidad, salud sexual y reproductiva en jóvenes 33

terminó de implementarse(50). Desde entonces se reformuló el sistema escolar (43) Ministerio de Salud, 1997.
eliminando del currículo todos los contenidos de la educación sexual. A comienzo (44) MINSAL Programa del
de los ochenta se incorpora una unidad sobre reproducción humana para octavo adolescente. 2005. Política no
y primero medio. cuenta con financiamiento por
lo que nunca tuvo carácter de
A comienzo de los noventa se inician los programas de Mejoramiento de la Edu- programa. Operó al alero del
cación, proceso que toma carácter de reforma(51) a partir de 1996 dada la diná- Programa de la Mujer.
mica de retransformaciones de los procesos educativos que se impulsan. En este (45) Nombramiento Comisión,
marco, al comienzo del período, el Ministerio de Educación con la participación 1990.
de ONG, formó una comisión a cargo de elaborar las bases de una política en (46) Nombramiento comisión,
educación sexual, cuyo principal fruto fue el documento “Hacia una política de 1990.
Educación Sexual para el mejoramiento de la Calidad de la Educación”(52). (47) Creación Servicio Nacional
de la Mujer, Ley N° 19.023,
En dicho documento se señala la relación existente entre una formación inade- 1990.
cuada y las transformaciones de las pautas de comportamiento en relación con
(48) Molina R, 1991. Op. Cit.
un empobrecimiento afectivo y de comunicación en el plano de la sexualidad. La
Comisión dio una definición preliminar que debería estar presente en una futura (49) Iriarte, Claudia. Legislación
política sobre educación sexual: y adolescente embarazada.
Corporación de Salud y Políticas
“el concepto de sexualidad, debe tener como fundamento la integridad y dignidad hu- Sociales. Santiago: 1992.
mana, en la expresión de esta en el ser hombre y en el ser mujer, formando parte de (50) Silva, Ana María. La
la identidad personal propia de cada cual en la construcción conjunta de la vida en la planificación familiar en Chile:
sociedad de la humanidad. Esto quiere decir que la sexualidad es sustantiva en la mujer Antecedentes generales,
Planificación Familiar Juvenil,
y en el hombre…”
Educación Sexual y Lineamientos
Los puntos claves de la propuesta, entre otros, se dirigen a proporcionar una para una Política de Planificación
Familiar. Instituto de la Mujer
formación progresiva y adecuada se la sexualidad a través de todo el proceso edu-
(Borrador). 1988.
cativo, logrando el desarrollo de actitudes y valores que favorezcan la integración
social. Si bien se establece la obligatoriedad de incorporar los contenidos sobre (51) Los ámbitos de la reforma
educacional son: Programas
educación sexual, cada comunidad educativa es libre de disponer sus planes y de mejoramiento e innovación
programas en la materia. tecnológica, reforma curricular,
desarrollo profesional de
A partir del año 2000 se profundizan y perfeccionan disposiciones que afectan di- docentes y jornada escolar
rectamente el ámbito de la sexualidad. Dentro de estas acciones se encuentran: completa.
• Ley de permanencia en el sistema escolar(53); (52) MINEDUC. Hacia una
política de Educación Sexual para
• Reglamento a la ley(54); el mejoramiento de la Calidad de
la Educación. 1991.
• Desarrollo de estrategia psicosocial que contribuya a asegurar la permanencia de
actividades como sistema escolar aplicado en distintas zonas del país; (53) Ley 19.688, año 2000
que permite a las adolescentes
• Comisión de educación sexual(55); madres escolares, permanecer en
los colegios.
• Plan regional de retención para adolescentes madres o embarazadas(56).
(54) Reglamento a la ley N°
• Plan de Educación en Sexualidad y afectividad y la creación de la Secretaría 19.688, año 2004.
Ejecutiva.(57) (55) MINEDUC, 2004.
El actual Plan 2005–2010 se basa en el documento de la Comisión de Evaluación (56) Comisión de evaluación
y recomendaciones sobre Educación Sexual (2005) y la Política de Educación en y recomendaciones sobre
Sexualidad (1993). Consagra la legitimidad del rol del Estado en el ámbito de la educación sexual, 2005.
sexualidad cuando está de por medio el ámbito de la salud, la educación y la (57) Plan regional de retención
seguridad de la población. madres para jóvenes o
embarazadas, MINEDUC, 2005.
En el marco del actual Plan Nacional, se implementa el Plan regional de retención.
(58) MINEDUC. Plan de
Iniciativa que se implementó primeramente en 32 establecimientos de la Región Educación en Sexualidad y
metropolitana(58) . A partir del año 2005 se pretende extender a nivel de regiones, Afectividad. 2005.
asignando recursos y bases técnicas en once regiones del país por petición expresa
de las Secretarías Ministeriales de Educación para elaborar políticas regionales de
retención del embarazo y la maternidad. Al interior de éstas se encuentran diver-
Políticas, acciones y recursos en sexualidad, salud sexual y reproductiva en jóvenes 34

sos proyectos, destacando uno en la novena región bastante direccionado hacia


el pueblo mapuche.
A nivel legislativo, a principios del mismo año se promulgó la ley de protección a las
jóvenes embarazadas y/o madres, que sanciona a los establecimientos que falten
al reglamento (pretendiendo fomentar asimismo la retención escolar). Reglamento
que está en proceso de revisión, regulando la ley de subvenciones. Con esto se pre-
tende permitir que la joven pueda ausentarse del colegio por una cierta cantidad
de tiempo que no implique la suspensión de la subvención al sostenedor(59). (59) En comunas tales como:
Colina, San Bernardo y Cerro
Aunque no se dispone de información respecto a los resultados obtenidos desde Navia.
la implementación del Plan de Retención Escolar, se constata un cambio sustan-
tivo en la dinámica al interior de algunos colegios de comunas la Región Metro-
politana y de la V Región, que han acogido a las jóvenes y han modificado sus
reglamentos internos; además, de una disminución de las denuncias por exclusión
del sistema escolar por estos motivos.
II. Sector salud
Las acciones en salud en materia de prevención del embarazo datan desde la dé-
cada de los sesenta con la Política de Planificación del gobierno del Presidente Frei
Montalva. En ese entonces la reducción de la fecundidad de mujeres de 25 años y
más y el mantenimiento de los niveles de fecundidad de las jóvenes menores de 19
años, hizo que los nacimientos en estas edades fueran en términos proporcionales,
en aumento. El programa de atención integral de la mujer, madre y trabajadora
del Presidente Allende, en coordinación con el programa de educación sexual cons-
tituyó una política centrada en el trabajo comunitario cuyos cursos de acción se
vieron interrumpidos. Posteriormente, si bien entre 1977 y 1979 hubo un convenio
del Ministerio de Salud con APROFA para la provisión de, anticonceptivos, adies-
tramiento de personal y educación familiar al Ministerio de Salud, esto se vio inte-
rrumpido por “razones de seguridad nacional”, instalando una política pronatalista.
Chile se marginó de la Encuesta Mundial de fecundidad (1988).
Entre 1990 a la fecha han existido un número importante de acciones de carácter
piloto y en menor medida como línea programática dirigida al ámbito de preven-
ción de embarazo en el contexto de la salud reproductiva. No así en el ámbito de
la atención del embarazo y del apoyo de la maternidad/paternidad, esta última
más bien abordada por fundaciones que acogen a jóvenes en situación de aisla-
miento social.
Las principales acciones en este ámbito fueron la atención de la joven embara-
zada en los consultorios de atención primaria y la derivación al nivel secundario
a las menores de 17 años, según factores de riesgo y a aquellas consideradas “en
conflicto” (2 primeros años ginecológicos después de la menarquia) y “en conflicto
social” (sin pareja, soltera o depende totalmente de los padres).
A partir del 2000 a la fecha se destacan las siguientes acciones:
• Comisión de Sexualidad (detenida desde que fue renunciado el subsecretario
de salud);
• un Taller Nacional sobre juventud donde participaron otras divisiones del Mi-
nisterio de Salud;
• el reciente Plan Amigable para Adolescentes(60) con la modalidad de atención (60) En entrevista a Débora Solís.
amigable, instrumento para acreditar a los establecimientos que tienen modali- Coordinadora Secretaría Técnica
de Sexualidad y Afectividad
dad amigable(61).
MINEDUC.
(61) Ministerio de Salud, 2005.
Políticas, acciones y recursos en sexualidad, salud sexual y reproductiva en jóvenes 35

III. Líneas de acción intersectorial


Tras la constitución del Servicio Nacional de la Mujer (1991) se diseñó e imple-
mentó un conjunto de programas que, en la perspectiva de promover el mejo-
ramiento de la situación de las mujeres, pusieron de relieve la situación de las
madres jóvenes.
Entre 1991 y parte de 1993 operó el Programa de Prevención del Embarazo Ado-
lescente, PREA, cuyo propósito fundamental fue apoyar la educación socio-afec-
tiva de la sexualidad de las jóvenes y sus familias. Como primera línea de trabajo,
esta etapa consistió en sistematizar toda la información que existía hasta ese mo-
mento, acerca de las características de la problemática del embarazo en jóvenes y
las acciones en dicha materia. Como resultado de esa primera línea de sistemati- (62) Compromiso de gestión de
la Seremía de Salud de la región
zación y generación de conocimientos se organizaron seminarios, talleres, entre
Metropolitana para el año 2005
otras instancias de debate y reflexión; un diagnóstico, una estrategia de atención en el marco de la “Modalidad de
psicosocial de las jóvenes embarazadas en la atención primaria(62). atención amigable”.

A partir del Plan de Igualdad de Oportunidades(63) se determinó las acciones mínimas a (63) CORSAPS–SERNAM.
desarrollar con el objeto de prevenir los embarazos no deseados en mujeres jóvenes: Estrategia para la atención
psicosocial de las jóvenes
• Promover la incorporación en los currículos de los últimos años de la enseñanza embarazadas. 1994.
básica y media, contenidos sobre sexualidad y reproducción e información cien-
tífica sobre prevención de embarazos.
• Crear en los centros médicos programas especiales de atención y educación a jóve-
nes centrados en salud reproductiva, ETS y prevención de embarazos no deseados.
• Promover a través de una adecuada normativa el acceso a métodos anticoncep-
tivos para las personas que por libre elección lo solicitan
• Incentivar la detección precoz de los factores de riesgo para prevenir las com-
plicaciones de salud en la adolescente–madre y su hijo/a a través del oportuno
control prenatal y postnatal integral.
Con base en las acciones anteriores, se abre una segunda línea de trabajo que
consistió en la realización de seminarios de sensibilización e información en torno
al embarazo en jóvenes en las trece regiones del país. Se diseñó un programa de
seminario de un día de duración, convocando a representantes de los sectores
de salud y educación, aunque con la participación de organizaciones juveniles y
representantes de distintas iglesias.
Una tercera línea de trabajo en ese proyecto, fue el Plan Piloto en Sexualidad que
se desarrolló en la comuna de Pudahuel y que tuvo por propósito validar un mo-
delo de intervención que tenía unas determinadas características para enfrentar
la problemática del embarazo en jóvenes.
Las acciones del programa de prevención se implementan gracias al aporte econó-
mico de UNICEF hasta el primer semestre de 1993. Posteriormente, por razones no
explícitas, no se contó con financiamiento y por un par de años el servicio dejó de
trabajar la temática, hasta que a fines del 1994 se re instala el tema, gracias a nue-
vos recursos proporcionados por el Fondo de Población de las Naciones Unidas.
Se inicia una segunda etapa 1995–1998 aproximadamente. Se lleva a cabo un
nuevo proceso de generación y actualización de conocimientos, de sistematiza-
ción de experiencias, de generación de instrumental para el apoyo al trabajo que
se hace en atención primaria, entre otras acciones. En otra línea está el diseño
e implementación de las Jornadas de Conversación en Sexualidad y Afectividad
–Jocas. Estas últimas originalmente nacen en el marco de este proyecto que era
un proyecto intersectorial, con la participación de SERNAM, el Ministerio de Edu-
Políticas, acciones y recursos en sexualidad, salud sexual y reproductiva en jóvenes 36

cación, el Ministerio de Salud y el Instituto de la Juventud, con financiamiento


del Fondo de Población.
En una tercera etapa 1999–2000, el énfasis estuvo puesto fundamentalmente
en la generación de una propuesta de política pública para enfrentar el tema del
embarazo en jóvenes y cuyo principal fruto es un diagnóstico y lineamiento de
política pública para la prevención del embarazo no deseado en jóvenes(64). Esto (64) SERNAM. Plan de Igualdad
da por terminado el tema de embarazo en adolescentes para dar paso a la temá- de Oportunidades para las
Mujeres. Objetivo 6.8, “Impulsar
tica de la sexualidad.
programas de prevención y
Propuesta gubernamental de sexualidad responsable tratamiento integral del embarazo
Entre 2000 y el 2003 se implementó una nueva estrategia intersectorial de en adolescentes”. 1995.
aproximación al tema de la sexualidad denominada Propuesta Gubernamental
de Sexualidad Responsable. Participaron inicialmente los Ministerios de Salud,
de Educación, SERNAM y el Instituto de la Juventud. El propósito de esta fue
“promover un diálogo social y una reflexión activa, respecto del desarrollo
de una sexualidad sana, plena y reflexiva en las personas. La Propuesta
está orientada a contribuir a un proceso que fortalezca la autonomía de
hombres y mujeres, especialmente jóvenes, favoreciendo la reflexión y la
toma de decisiones respecto a la vivencia de su sexualidad”(65). La estra- (65) SERNAM. 2001. Op. Cit.
tegia era generar espacios de conversación sobre el tema de la sexualidad en las
comunidades de manera que éstas se fueran haciendo cargo de la educación en
sexualidad de todos sus integrantes. Sin embargo, las comunidades educativas
vinculadas a los consultorios o los grupos de jóvenes o los grupos de mujeres rela-
cionaban inmediatamente el tema de la sexualidad con embarazo en jóvenes.
Operó una Comisión tripartita que originó el Plan Piloto de Sexualidad responsable(66) (66) MINEDUC–MINSAL–
orientada principalmente a la educación en la escuela, siguiendo dos ejes: uno desde SERNAM. Plan Piloto Hacia una
el Ministerio de Educación (en colegios) y otro desde el Servicio Nacional de la Mujer Sexualidad Responsable. 2001.
en conjunto con el Ministerio de Salud (en comunas).
Desde el Instituto Nacional de la Juventud, aunque el tema no se encuentra den-
tro de sus orientaciones programáticas, su participación tangencial se constituye
a partir de la generación de información. Por ejemplo, dentro de la Encuesta de
Juventud hay una pregunta relacionada con la sexualidad (2003). A ello se agre-
ga un conjunto de jornadas denominadas “Tardes Jóvenes”, en las que el tema
surge desde los actores juveniles. Se encuentra también su participación en la
formulación de la Política para la Década de Infancia y Adolescencia(67); en los (67) No fue posible acceder a un
Compromisos de acción del autocuidado en salud. Dentro de estos compromisos documento de evaluación del
Plan. Para ver una evaluación
el Ministerio de Salud se compromete a incrementar la oferta de consejería en
de primer momento ver CIDE.
salud sexual y reproductiva, incluyendo autocuidado preventivo en ETS/VIH-SIDA Estudio de seguimiento de la
y con acceso a métodos de control de la fertilidad(68). experiencia de los equipos de
gestión local Plan Piloto “Hacia
Hijos/as de jóvenes una sexualidad responsable.
Se constató la presencia de algunas acciones del ámbito estatal implementadas en Informe Final. 2002.
conjunto con otros actores. Sin embargo no se halló una política que explicitara (68) Gobierno de Chile. Política
la atención de los hijos/as de jóvenes de manera explícita, ya que no se hace Nacional a favor de la Infancia
distinción. Sin embargo, durante el mes de diciembre del 2005, se hacía público y la Adolescencia. 2001–2010.
el lanzamiento del programa Para que estudie contigo, modalidad de atención 2000.
que implementará JUNJI en liceos municipalizados a partir del 2006, instalando (69) MIDEPLAN/INJUV. Plan de
salas cuna en donde las/los estudiantes puedan dejar a sus hijos–as al cuidado de Acción en Juventud. Chile se
un personal capacitado para su educación y protección(69). compromete con los jóvenes.
Comité intergubernamental en
Juventud. 2004.
3
Panorama conceptual
Panorama conceptual 38

A) ¿Adolescencia y juventud? Hacia una conceptualización


de la población a estudiar
A.1) Tensión en la conceptualización del ciclo de vida humano: etapas,
rangos etáreos, moratoria y noción de futuro
El ciclo de vida humano ha sido observado y conceptualizado desde diversas pers-
pectivas según quienes desplieguen la reflexión. A la base de esas miradas se puede
observar con nitidez una concepción del tiempo y la historia, así como de la vida y
sus características. Respecto del tiempo, podemos constatar visiones lineales y es- (70) http://www.
táticas, que no logran dar cuenta de la complejidad con que el ciclo de vida huma- observatorioinfancia.org/index.
php?option=com_content&ta
no se desenvuelve. De esta manera, se piensa el ciclo de la vida como un proceso sk=view&id=918&Itemid=47&
de ascendencia en el crecimiento hasta una cima de plenitud y luego un descenso lang=es
que terminaría con el debilitamiento de las diversas capacidades humanas(70). (accesado 09/01/06).

A partir de lo anterior se ha concebido la vida, como un proceso de etapas por


vivir y superar para avanzar en la búsqueda de llegar a esa cima como momen-
to de máximo crecimiento, asumiendo que posteriormente vendrá de manera
inequívoca un tiempo, o unas etapas, de menor producción en los distintos ám-
bitos de la vida.
Ciertamente, y como veremos más adelante, estas concepciones se fundan en las
nociones modernas de la sociedad capitalista en el occidente y que son coheren-
tes con las nociones que del tiempo y el ciclo humano se han construido.
Así, hemos llegado en la actualidad a la elaboración de discursos sociales que
explican este ciclo como un conjunto de etapas sucesivas que subdividirían el
proceso de acuerdo a lo que desde la psicología evolutiva —en sus distintas co-
rrientes— se ha definido como las tareas que, para cada período, se espera que
un individuo desarrolle.
La tensión generada en esta conceptualización, se relaciona con la tendencia a la
homogenización que existe en su planteamiento, pues no se hacen distinciones
vitales para pensar los procesos de crecimiento humano, como son las diversas
condiciones personales y contextuales en que los sujetos se despliegan; cuestio-
nes como el género, la clase social, el origen racial, entre otros factores.
De igual manera, esta visión etapista de la vida, supone que ese conjunto de
tareas definidas —unilateralmente y desde el mundo adulto y profesional— son
condición exclusiva de cada etapa. Así, se niega la posibilidad de que al ser con- (71) Ver Goethe–Institut Inter
siderado como parte de una determinada fase, por ejemplo niñez, se desarrollen Naciones. Revista Humboldt 136,
actitudes o conductas consideradas propias de otra etapa(71). Año 44, 2002 Nº 136.

Es decir, aquello que fue elaborado como explicación del ciclo vital, ha terminado
siendo el elemento que constituye dicho ciclo, que le da estructura y sentido.
Así, se han construido una serie de explicaciones sobre lo que se denomina niñez
y juventud(72), como etapas primeras de este ciclo, mientras los individuos se es- (72) UNICEF. Adolescencia: una
tán preparando para ser adultos, que es lo que se concibe como el punto máximo etapa fundamental. New York.
2002.
de la línea de tiempo construida con forma de campana.
Por otra parte, y en concordancia con estas concepciones, se ha hecho de la
edad y los rangos etéreos, otra forma de definir a qué etapa de la vida pertenece
determinado individuo. Así, ya no sólo se señalan las tareas esperadas para un
determinado período, sino que también para una cierta edad. Esto tiene un peso
significativo en los imaginarios sociales, ya que se suele demandar de los sujetos
actitudes y conductas de acuerdo a la edad que poseen, en función de lo que se
ha definido, desde las ciencias sociales, la medicina, la educación y otros, como
las tareas que han de desarrollarse.
Panorama conceptual 39

Esto ha llevado a que se haga de la edad un dato que podría explicar la realidad,
pretendiendo dar cuenta de situaciones sociales a partir de la edad que determina-
do sujeto tiene. Es importante considerar la versión de Bourdieu, quien señala que
el uso de la edad para significar una compleja realidad social es una manipulación
que efectúan sociólogos y otros cientistas sociales. Para este autor, “la juventud y
la vejez no están dadas, sino que se construyen socialmente entre jóvenes y vie-
jos. (...) La edad es un dato manipulado y manipulable, muestra que el hecho de
hablar de los jóvenes como una unidad social, de un grupo constituido, que posee
intereses comunes, y referir estos intereses a una edad definida biológicamente,
constituye en sí una manipulación evidente”(73). Vale decir, la manipulación ha (73) De manera deliberada
sido la característica de este mal uso de la edad y de los rangos etáreos. no usamos la noción de
adolescencia, cuestión que
En primer término porque desde ello se ha pretendido construir realidad, se discutiremos en el ítem 3.
asignan conductas o responsabilidades esperadas según edades, nuevamente sin
considerar las especificidades y contextos del grupo social del que se habla. En
segundo término la definición de los rangos ha estado mediada por dichas condi-
ciones sociales, sólo que ello no se enuncia. En este sentido es interesante mirar
lo ocurrido en Chile cuando asume el primer gobierno civil post dictadura militar
en el año 1990, en que el rango etáreo asumido para hablar de jóvenes desde la
política social, se aumentó desde los 15 a 24 años, que se usaba desde hacía más
de dos décadas, hasta los 29 años como margen superior(74). Sin embargo, esta (74) Bourdieu P. La juventud
variación intencionada, no se hace cargo de “la realidad que construye”, en tanto no es más que una palabra. En
Sociología y Cultura. Grijalbo/
quien en 1990 tenía 24 años, se encontró con la posibilidad de vivir una amplia-
CNCA, (Los noventa), México.
ción de su “etapa como joven” al tener cinco años más, mientras se prepara para 1990.
ser adulto. Es necesario señalar que dicha ampliación ha tenido efectos en el
imaginario social, que ya no concibe a sus jóvenes hasta los 24 años sino que les
ha otorgado también esta ampliación decretada desde el Estado chileno. Así, se
tiende a confundir lo netamente demográfico, un grupo de cierta edad en una
sociedad, con un fenómeno socio cultural por ejemplo que es lo juvenil, como
momento de la vida o como actitud de vida.
Un aspecto relevante sobre la edad es que en cuanto a la adolescencia la OMS
utiliza rangos superpuestos que tienen más bien a confundir que a clarificar. Se
llama adolescentes a la población entre 15 y 19 años, mientras que jóvenes serían
quienes están entre los 15 y los 24 años. Es decir, este último sector comprende-
ría a la adolescencia que se transforma en un subconjunto de la juventud. (75) La explicación tiene que
Otra conceptualización muy referida en este ámbito es la que retoma los plan- ver con la cobertura que le
interesaba conseguir al gobierno
teos de Erikson, para quien lo característico de lo que denomina la etapa juvenil de la época, en el marco de la
es la moratoria psicosocial, que la define como un “período de demora que se denominada “deuda social” que
concede a alguien que no está listo para cumplir una obligación, que se impone se tendría con las y los jóvenes
a aquel que debería darse tiempo a sí mismo. En consecuencia entendemos por chilenos empobrecidos que
sufrieron exclusión social durante
moratoria psicosocial una demora en lo que respecta a compromisos adultos, y
la dictadura militar. Cottet Pablo
no obstante no se trata sólo de una demora. Es un período que se caracteriza por y Galván Ligia. Jóvenes: una
una autorización selectiva que otorga la sociedad y por travesuras provocativas conversación social por cambiar.
que llevan a cabo los jóvenes”(75). Educación y Comunicaciones,
ECO. Santiago. 1993.
Diversos estudios han señalado que esta demora no existe en el caso de la juven-
(76) Erikson Erik. “Identidad,
tud de sectores empobrecidos, ella responde a parámetros de jóvenes pertene- Juventud y Crisis”. Paidós.
cientes a sectores sociales de más altos recursos. Aún así, es un concepto referido Buenos Aires. 1977. Página 128.
permanentemente, de manera universal, cuando se aborda el tema juventud y se
(77) Duarte Klaudio. ¿Juventud o
intenta una definición(76). Juventudes?. Versiones, trampas,
pistas y ejes para acercarnos
Para Erikson la juventud es “una etapa intermedia entre la infancia y la edad progresivamente a los mundos
adulta, que se define por la realización de una tarea o función principal”(77). Desde juveniles. En PASOS N° 93, DEI,
esta óptica, la juventud se convierte en un ‘ya no’ saliendo de la infancia, y en San José, 2001.
Panorama conceptual 40

un ‘todavía no’ preparándose para entrar en la etapa adulta. Este concepto de


tránsito, de no estar ni aquí ni allá, tiene efectos rotuladores, en que las y los
jóvenes son puestos “fuera de la historia”, de lo cual se sigue la dictaminación de
incapacidades para ejercer acciones-decisiones vitales en su vida.
Un discurso muy recurrido en el habla social dominante, señala que “los jóvenes
son el futuro de Chile” les sitúa en el limbo de lo inexistente, de aquello que
todavía no es; que es una posibilidad, pero, en tanto tal, les niega su existencia
en tiempo presente. Por ello, da igual que es lo que hagan, digan o reclamen
hoy día, lo que importa es que serán algo mañana cuando sean adultos. Se suele
decir: “cuando se integren a la sociedad”, es decir hoy estarían no integrados o
desintegrados; “cuando asuman responsabilidades de adulto”, es decir, hoy son
(78) Erikson Erik. La juventud en
irresponsables por lo que hay que formarles para que maduren y mañana asuman el mundo moderno. Ediciones
responsabilidades, o que las responsabilidades de joven tienen menor importancia HORME, Buenos Aires. 1969.
y las de adulto tienen mayor valor(78). Página 128.

De esta manera se van construyendo una serie de discursos que se instalan en


los imaginarios sociales y que inciden en los modos en que establecemos las
relaciones con este grupo social. En ese proceso de construcción de discursos
sobre jóvenes, las ciencias sociales han jugado un rol preponderante, junto a la
educación, la medicina y la economía, entre otras ciencias. Entre las primeras,
la psicología ha sido fundante en la generación de argumentos con pretensión
científica que avalan estos discursos.
Estas conceptualizaciones se cimientan en la búsqueda de la sociedad por caute-
lar y vigilar un desarrollo “adecuado” para los planes definidos en función de la
adultez. De esta forma la normatividad social se constituye en un eje para leer las
conductas y acciones juveniles. Desde esa óptica, es común encontrar también (79) Aceti Ezio. Descubriéndote
desarrollos desde la Sociología enmarcados en resaltar la anomia, abulia, apatía a ti mismo. Editorial Paulinas,
que habría en este sector social(79). Santiago. 1999.

En un ámbito económico, las elaboraciones teóricas se dirigen más bien a la in-


tegración al mercado laboral y de consumo. Por ello que la preocupación central
hoy es la participación de este sector social en el sentido de su habilitación so-
cioeconómica(80) para aprovechar las oportunidades que dichos mercados estarían (80) Para ello se recurre a
dando. Por ello, se busca entender a la juventud prioritariamente desde su parti- conceptos sociológicos como la
anomia de Durkheim (desorden o
cipación en las agencias de socialización educativas-capacitadoras, en función de
trasgresión de la ley) y la anomia
un buen desempeño en sus roles esperados de adulto. societal de Merton (deficiente
De esta forma, vemos que es necesario desplegar conceptualizaciones en que los integración entre las expectativas
y los ofrecimientos de la
criterios epistemológicos tradicionales sean puestos entre paréntesis, tensados y estructura social). Gomezjara
cuestionados, para buscar concepciones que permitan una comprensión contex- Francisco. Las Bandas en tiempos
tualizada, histórica y no funcional del ser joven. de crisis. México D. F., Ediciones
Nueva Sociología. 1987.
Lo que no se logra ver en este conjunto de conceptualizaciones es que el tiempo no
es una línea recta sin fin, con etapas sucesivas y excluyentes entre sí, sino que el ci-
clo de vida humano puede ser comprendido desde otras racionalidades, por ejemplo
la que plantean los pueblos originarios, en orden a que el tiempo es un espiral ascen-
dente en que pasado, presente y futuro se entremezclan de forma permanente.
Desde esa visión, el pasado no es lo que ya pasó sino lo que nos trajo hasta aquí,
y el futuro no es un mañana inexistente, sino que es aquello que hoy, en tiempo
presente, estamos construyendo. Desde esa otra noción, podemos decir que las
y los jóvenes son el futuro de una comunidad o país, si es que en dicho espacio
social se les concibe y se autoconciben como sujetos que se construyen en este
presente. Esa construcción permite además, ser niño–niña, joven, adulto–adul-
ta, adulto o adulta mayor en el mismo movimiento y proceso, y no creer que se
Panorama conceptual 41

debe dejar de ser una cosa para ser otra, porque ya no son etapas excluyentes del
ciclo humano, sino que constituyen procesos que se van integrando, generando
un entramado de complejidad en la construcción de las identidades.

A.2) Concepciones de adolescencia y concepciones de juventud: Entre


naturalizaciones y construcción social
Hablar de adolescencia en nuestra sociedad posee una carga valórica necesaria de
abordar en un análisis de este tipo. Sobre todo, porque desde hace casi un siglo,
su uso se ha vuelto permanente en ciertos circuitos sociales y muchas veces se le
utiliza sin reparar en las nociones que posee en sus raíces etimológicas ni en los
efectos que genera en los imaginarios sociales.
Una primera distinción necesaria de hacer es que adolescencia en una de sus raí-
ces etimológicas refiera a “adolescere”, que significa “que está creciendo”(81), lo (81) Irarrázaval Ignacio.
cual es importante al constatar que dicha condición del ciclo humano, la adoles- Habilitación, pobreza y política
social. En Estudios Públicos,
cencia comenzaría de manera simultánea con la pubertad que indica un momento Santiago, N° 59. 1995.
de crecimiento biológico manifiesto en cada persona, que está acompañado de
cambios significativos en los modos de comprender el mundo de cada sujeto.
Aquí es donde comienzan a generarse algunas tensiones para el análisis social,
pues la pubertad parece ser un indicador de cierta objetividad dados los cambios
físicos que se experimentan en varones y mujeres. Sin embargo, al menos dos
tensiones podemos relevar:
1. Si bien se delimita con meridiana claridad el comienzo de lo que denominan la
etapa de la adolescencia, no existe acuerdo en señalar cual es el momento final
que la caracterice. Para algunos el asumir ciertos roles definidos socialmente
como de adultos señalaría el fin de dicha etapa, pero ello no es claro pues, por
ejemplo, la maternidad–paternidad para un grupo puede llegar a los 15 o 16 años,
mientras que para otros puede no llegar hasta pasados los 30 años. Más allá del
indicador que se utilice, lo que nos parece cuestionable es seguir buscando ritos
de cierre de la supuesta etapa, ya que continúa reafirmando la racionalidad antes
revisada en torno a que el ciclo de vida humano se puede subdividir en etapas y
sólo así es comprensible y objetivable. Lo que no termina por asumirse es que esas
etapas para comprender la vida son una construcción social que responde a los
intereses y visiones particulares de quienes han desplegado, desde determinada
posición social imágenes del ciclo humano. Por lo mismo, dicho ciclo puede ser
repensado y construido desde otros formatos.
2. De igual manera, esta construcción social ha sido llevada a un plano discursivo
que la muestra como lo que en verdad es la vida humana. Vale decir, la adolescen-
cia como un fenómeno natural, condicionado biológicamente, por el cual todos
y todas pasamos en algún momento de nuestras vidas. Se ha tendido a perder
la distancia entre las elaboraciones de la medicina, las ciencias educativas y so-
ciales para explicarse la realidad, a una condición propia de la misma y que tiene
su independencia para ocurrir y reproducirse. En esa construcción naturalizada,
han sido los discursos más bien conservadores y asimétricos los que ha tenido (82) Diccionario Enciclopédico
mayores influencias, básicamente desde la psicología evolutiva y la sociología Espasa, Espasa Calpe. Tomo I,
funcionalista entre otras corrientes(82). Madrid, 1993. Página 199.

Desde estas dos tensiones podemos interrogar a los modos de concebir la adoles-
cencia pues se la ha significado como etapa de cambios definitorios en la vida de
cada sujeto. Tanto es así, que se señala que es en este período de la vida donde
se tomarían decisiones fundamentales de la identidad, en especial en el plano de
la sexualidad, que serían para toda la vida. Dos preguntas podemos plantear a
esta afirmación: por una parte, que en contextos de sociedades hipergenitaliza-
Panorama conceptual 42

das y sobrerepresivas como las que vivimos en la actualidad, a propósito de su


carácter sexoide, instaladas en una matriz patriarcal y homofóbica, es mucho más
posible que se den procesos de negación de las opciones sexuales homosexuales
y bisexuales, que incluso se las acompañe de opciones heterosexuales para ga-
nar la aprobación sexual. Por ello, no es extraño, aunque últimamente ha ido
abriéndose esta temática de otra forma, que los procesos de asumir identidades
homo o bisexuales ocurran en edades mayores a las socialmente definidas como
adolescentes. Por lo que la idea naturalizadora de la existencia de decisiones sólo
en cierta etapa queda pensionada y es necesario revisarla críticamente.
Por otra parte, los seres humanos vamos tomando durante toda la vida decisiones
sobre experiencias e identidades sexuales, en especial en lo que se denomina la
fase adulta del crecimiento. Lo anterior es reafirmar la lógica ya señalada que
considera el tiempo adulto como un momento de plenitud, en que todo se ha
logrado y ya no queda nada por cambiar o rehacer en la vida. Más bien, se re-
quiere apertura para aceptar las dudas y preguntas que el mundo adulto tiene,
sus incertidumbres y temores.
La otra distinción que podemos hacer es que la raíz etimológica fonética de ado-
lescencia, sugiere la idea de adolecer. Es decir, en el imaginario social se constata
(83) Peláez Paula y Ximena
que al consultar a que refiere la noción de adolescencia, el público tiende a aso- Luengo. El adolescente en
ciarla con carencia, falta, incompleto, lo que es coherente con las nociones ya conflicto. Salud Integral. Editorial
planteadas que ven a la adolescencia o la juventud(83) como tránsito entre niñez y Andrés Bello. Santiago, 1996.
adultez y que plantean a esta última como el momento pleno, el punto máximo
de la curva del ciclo humano.

A.3) ¿Adolescencia o juventud? La conceptualización exige opciones


A partir de lo anterior es que vemos que el uso del concepto adolescencia puede
llevar a equívocos significativos, en tanto refuerza las nociones que respecto de
ella se transmiten como un tiempo de preparación para un mañana-futuro, como
tiempo de crisis y desorientaciones, como sujetos incapaces que requieren de la
supervisión adulta para orientarles y llevarles por un buen camino para cuando
sean adultos y se encuentren integrados al mundo.
Por ello es que nos parece relevante proponer la posibilidad de realizar opciones
conceptuales que permitan precisar a qué nos referimos con el uso de ciertos tér-
minos para describir y comprender los procesos sociales. En este caso, la noción
de adolescencia en la segunda acepción presentada refuerza las nociones que pa-
tologizan a quienes están viviendo ese tiempo de pubertad y construye una serie
de estigmas respecto de sus prácticas y modos de vivir. Al mismo tiempo, dado
que esa conceptualización ha sido elaborada y comunicada principalmente por
el mundo adulto conservador desde hace décadas, un efecto que produce y que
es necesario considerar es que al mismo tiempo que dificulta a las y los jóvenes,
refuerza y pone en condición de poder y valor a las y los adultos.
Respecto de la primera acepción señalada sobre el crecimiento humano, sólo decir
que dicho crecimiento en términos simbólicos se da durante toda la vida. Aquel
referido a la pubertad no tiene un fin claro, pues en el caso de las mujeres hasta
la menopausia se desencadena un proceso que tiene que ver con la reproducción
de la especie, ámbito en el cual los varones tendrían la posibilidad de participar
en cualquier momento de su vida. La dificultad estriba en señalar que la pubertad
se prolonga hasta que se alcanza la madurez sexual, refiriéndola a la capacidad
reproductiva. Enorme confusión, no sólo porque hay quienes nunca procrean
sino porque se reduce la sexualidad al ámbito de la reproducción y se dejan fuera
una serie de factores asociados a las relaciones humanas, placer, construcción de
identidades, entre otras esferas de la sexualidad.
Panorama conceptual 43

Por su parte la noción de juventud, también ha emergido en medio de un inte-


resante debate y si bien no etimológicamente, pero carga consigo con un sin-
número de objetivaciones que: la hegemonizan como un solo grupo social sin
distinciones entre sí, a través de una suerte de universalización de lo juvenil; que
la esencializan mostrando a las y los jóvenes como los portadores de por sí del
cambio social a través de una idealización de las y los jóvenes; y, la estigmatizan
enfatizando el carácter problemático y patológico de su crecimiento a través de
la invisibilización de sus aportes sociales.
Estas distintas objetivaciones a que hemos aludido, se comprenden en una mirada
crítica respecto de la construcción discursiva y accional que por décadas se ha
venido haciendo respecto de la juventud. Se ha asentado con fuerza la idea de la
existencia de una sola juventud que pretende englobar lo que aquí hemos mostrado
como un complejo entramado social, imposible de significar con un concepto que
asume múltiples sentidos. Lo que se ha dado es un proceso dominante de establecer
una mirada sobre este grupo social y sus construcciones sociales en la historia, des-
de un lente que la observó como una unidad indivisible, uniforme e invariable. Este
lente dominante por largo tiempo es el que sostiene que existe una sola juventud.
Desde esta reflexión planteamos que esta juventud no existe y nunca ha existido
como tal, sino sólo en la construcción que hace quien mira y en la versión que
desde ahí se produce. La juventud es un constructo intencionado, manipulable y (84) Por ahora las usamos
manipulado, que no consigue dar cuenta de un conjunto de aspectos que requieren casi como sinónimos, aunque
una mirada integradora y profunda respecto de esta complejidad(84). haremos la distinción.

Lo que existen y que han venido ganando presencia son las juventudes, vale
decir diversas expresiones y significaciones del entramado complejo que surge en
nuestras sociedades desde un grupo social y que se expresa de maneras múltiples
y plurales. Estas juventudes son de larga data,(85) surgen como grupos sociales (85) Duarte Klaudio. ¿Juventud o
diferenciados, con particularidades y especificidades en cada sociedad y en cada Juventudes?. Versiones, trampas,
pistas y ejes para acercarnos
intersticio de ella, entre los espacios de las palabras van emergiendo con distintos
progresivamente a los mundos
rostros, olores, sabores, voces, sueños, dolores y esperanzas. juveniles. En PASOS N° 93, DEI,
San José, 2001.
Desde hace décadas se viene planteando la necesidad de agudizar la mirada, de
reconstruir nuevos paradigmas, de remirar lo que hasta ahora siempre se vio de
una sola forma. Si se la ha construido desde la homogenización, la estigmatiza-
ción y la idealización, entre otras objetivaciones, es posible plantearse el desafío
epistemológico de construirlas desde otros parámetros que humanicen a quienes
viven su vida como jóvenes.
En este sentido es que proponemos hablar de juventudes o de poblaciones jóve-
nes para referirnos al grupo social que nos interesa abordar en este estudio. Ello
más que una moda, es una forma de asumir la construcción de realidades que
hacemos desde determinado uso del lenguaje y que quiere significar la pluralidad
existente en su interior y la disposición a leer sus realidades desde especifici-
dades necesarias de hacer, que en nuestro caso apuntarán principalmente a la
clase social —sectores empobrecidos—, al género —estableciendo distinciones
y semejanzas entre varones y mujeres-, a la localización territorial —urbana y ru-
ral—, a la condición social —estudia, trabaja, participa, etc.— y de ser posible
y necesario a la adscripción sub o contra cultural —que puede tener incidencias
importantes en las opciones que se asumen en temáticas referidas a embarazos,
maternidades/paternidades—.
Panorama conceptual 44

B) Construcción de identidades de las y los jóvenes en


sectores empobrecidos
En la construcción identitaria juvenil, la socialización como proceso de inculcar
los elementos fundamentales de la cultura en los nuevos miembros de una socie-
dad juega un rol fundamental. Este proceso se caracteriza básicamente porque
permite el aprendizaje de roles y valores que cada sociedad considera necesarios
para que la tradición del pasado continúe y se perpetúe.
La socialización crea individuos que forman parte de una comunidad humana y a
través de ella aprenden a vivir dentro de un grupo y a desarrollar sus competen-
cias. Así la socialización es un proceso de lograr que los individuos se ajusten al or-
den social, permitiendo la reproducción de la sociedad en una nueva generación.
Es importante considerar que la socialización es un proceso dinámico y recíproco
en tanto cada individuo recibe impactos de otras y otros, al mismo tiempo que
va inyectando información e influencias en su medio. Por ello, el proceso de
socialización es permanente en la vida de cada sujeto, con énfasis y productos
diferenciados en el ciclo vital y de acuerdo con su posición en el medio.
Las principales agencias de socialización son la familia, la escuela, los medios de
comunicación y en el caso de las y los jóvenes, el grupo de semejantes. A ellos se
les denomina Agencias de Socialización Primaria ya que influyen en los primeros
momentos de la vida. Existe también un proceso de socialización secundaria en
que cada individuo internaliza un conjunto diferente de normas y valores, que
en algunos casos implica despojarles de su autoimagen y de los valores adquiridos
durante la socialización previa.
Antiguamente la mayoría de los cientistas sociales planteaban que las experien-
cias de la niñez determinaban el tipo de personas que íbamos a ser. Hoy más bien
podemos señalar que las experiencias en los distintos momentos de la vida tienen
impactos diferenciados en el ciclo vital. En este cambio de opiniones, la socia-
lización secundaria, ya sea resocialización u otro tipo (socialización anticipada,
ocupacional o desocialización) juega un papel relevante.
Para algunos autores son variadas las instituciones en que se van entregando
sentidos definitorios de tipo simbólico y materiales a las juventudes, como ya
dijimos se menciona la familia, la escuela, los medios de comunicación, el trabajo,
las instituciones religiosas, los ejércitos, los partidos políticos, las organizaciones
sociales, las agrupaciones de nuevo tipo, entre otras.

B.1) Familia como experiencia de amor y odio


La familia es la única institución en que todos y todas estamos incluidos y en
ella se da una coexistencia de generaciones y relaciones parentales. Constituye el
primer mundo social que encuentra el niño, la niña y sus miembros, es el espejo
en el que comienzan a mirarse. A pesar de que en los tiempos modernos la fami-
lia comparte su rol socializador con otras agencias, ella es vista como el primer
agente de socialización por importantes razones: introduce a las y los niños a las
relaciones íntimas y parentales; es su primer grupo referencial y les incorpora a la
vida de grupo. Los modelos de socialización en el hogar muestran las relaciones
entre padres y madres, cuando ambos existen, y el ambiente general del grupo.
La existencia de hermanos, hermanas y otros parientes añade nuevas compleji-
dades al proceso.
Según el tipo de familia en que el y la joven crecerán será su ubicación en el
mapa social. Es necesario entonces considerar las características de la familia para
una mejor comprensión de los procesos de construcción identitaria en los que la
Panorama conceptual 45

socialización influye. No será igual el proceso entre quienes proceden de familias


monoparentales a quienes lo hacen desde familias biparentales o de familias ex-
tendidas. Es decir que a los cruces de clase, género, raza, generación y otros, se
añade como clave de lectura de lo social, el tipo y estructura de familia en que se
da el proceso de socialización primaria.
Esto último adquiere mayor importancia si se considera la diversidad de tipos de
familia que se dan en Chile. Por ejemplo el 57,1% de las familias tienen estructura
biparental nuclear; el 8,1% monoparental nuclear; el 15,7% es extensa biparental y
el 9,7% es extensa monoparental; el 9,4% restante se reparte en otros tipos (uni-
personal, compuesta y sin núcleo). Otro antecedente importante en este ámbito
es la jefatura de hogar femenina que también se extiende cada vez más en el país:
en el primer quintil el 22,7% de los hogares tienen dicha situación y en el segundo
quintil el 20,8%, siendo 21,9% el total nacional(86). (86) No siempre han tenido
presencia histórica, en
Una característica importante de las relaciones que las y los jóvenes despliegan nuestro continente surgen
al interior de sus familias es la creciente búsqueda de independencia y distancias de la mano del cambio del
respectos de las personas adultas con quienes viven. En parte, esa búsqueda se modo de producción hacia
funda en el malestar creciente en la medida que las imágenes respecto de esos el establecimiento del modo
capitalista industrializado
adultos va perdiendo el carácter omnipresente que posee en la niñez. Padres, y del fortalecimiento de la
madres y otros actores familiares comienzan a perder la influencia que tenían, escuela y la universidad en
principalmente porque las y los jóvenes van dándose cuenta de las debilidades los distintos sectores y clases
que poseen, las mentiras de las que muchas veces son parte y principalmente sociales. Por ello en cada región
y/o país tendrán una data de
—según han señalado en diversas investigaciones— las incoherencias entre lo
irrupción histórica diferente.
que dicen debe hacerse y lo en la práctica hacen(87). Es importante considerar que Muñoz Víctor. El tratamiento
la literatura tradicional que habla de adolescencia, enfoca este tipo de tensiones de la Juventud desde una
como producidas por supuestos desajustes que vivirían estos sujetos productos perspectiva histórica. Aspectos
de los cambios biológicos y psicológicos propios de la pubertad, es decir se natu- Conceptuales. Inédito. 1999.
ralizan conflictos que a nuestro juicio tienen bases socio culturales importantes (87) MIDEPLAN. Encuesta Casen
de tomar en cuenta.(88) ‘96.
(88) Horwitz Nina. La
Sin embargo, lo anterior no disminuye la influencia que la socialización familiar socialización del adolescente y
ya señalada tiene en la construcción de las identidades juveniles. En nuestro el joven: el papel de la familia.
ámbito de investigación, se señala que en la familia se habla poco o casi nada En La Salud del Adolescente y
de sexualidad y que cuando se habla el tipo de conversación suele ser monólogo del Joven. Matilde Madaleno y
desde el mundo adulto, o un discurso sobrecargado de planteamientos en torno Mabel Munist, Editores. OPS.
Publicación Científica Nº 552.
al deber ser y lo que ese mundo adulto cree que las y los jóvenes deben hacer en Washington, 1995.
este aspecto de sus vidas. No se comparten experiencias, no se conversa desde
las inquietudes y deseos, sino más bien se construyen espacios que refuerzan las
nociones de sexualidad como algo prohibido y problemático.
Estas situaciones se dan tanto para mujeres como para varones, con contenidos
distintos por la socialización patriarcal, pero con efectos similares en cuanto a que
la familia termina negándose la posibilidad de ser un referente significativo en este
ámbito de la vida juvenil. Por ello, no es extraño que buena parte de la información
con que las y los jóvenes deciden u optan en sus experiencias sexuales las recojan
desde otros espacios de vida o en referencia a otras agencias de socialización.

B.2) Escuela y liceo como obligatoriedad y modelamiento 89) Monroy Anameli. Pubertad,
La Escuela y el Liceo en tanto, aparecen como instituciones sociales de las que adolescencia y cultura juvenil.
se espera cumplan un rol como medio de integración a lo que se denomina la En La Salud del Adolescente y
del Joven. Matilde Madaleno y
sociedad adulta. En este contexto, se trata de un espacio social que junto a los Mabel Munist, Editores. OPS.
cambios biológicos y psicológicos “se complementarán para definir una persona Publicación Científica Nº 552.
capaz de desempeñarse eficientemente en un set de roles sociales”(89). El Liceo Washington, 1995.
exige a las y los jóvenes una participación por obligación, que además posee una
Panorama conceptual 46

existencia temporal en la vida y no permanece como la familia, aún teniendo


ésta, una multiplicidad de estructuras en la actualidad.
Se espera también que cada joven, en especial los hombres, construyan y man-
tengan una familia y no se espera que construyan una escuela. En ésta, los
discursos y actitudes traspasados como parte de un curriculum o en la conviven-
cia diaria tienen una clara meta: “dotar a los jóvenes de las competencias que
realmente requieren para su desempeño exitoso en la sociedad, en tanto trabaja-
dores, forjadores de sus propias familias y ciudadanos”.(90) Como señalamos, esta (90) Coleman J. y Husén T.
racionalidad que mira al joven como en transición hacia convertirse en adulto Inserción de los Jóvenes en una
sociedad en cambio. NARCEA,
refuerza al menos dos de sus componentes: por una parte, el control que el
Madrid. 1989.
mundo adulto posee de la situación en tanto formador–preparador de las nuevas
generaciones, “para conducir los destinos de la patria”; y por otra parte, que los
jóvenes van al Liceo a prepararse para un mañana que ya está prefijado en cuanto
a sus características y sólo deben hacer lo indicado.
Para Josefina Rosetti, en las escuelas se cultivan las desigualdades de género por
medio de lo que denomina pedagogía oculta de género y que se refiere a las
creencias, actitudes y concepciones que llevan a ambos sexos a internalizar roles
tradicionales. Se enseña que la mujer debe subordinarse y que debe elegir profe-
siones “femeninas” que sean compatibles con su rol de esposa y madre, dado que
su rol principal en la vida es de tipo doméstico. Mientras que a los hombres se
les prepara, también en el espacio educativo, para ser proveedores, consagrando
todas sus energías a sus profesiones, dando a su vida afectiva y a su rol de padre (91) Weinstein José. Los Jóvenes y
la Educación Media. En Instituto
una importancia mucho menor. Los hombres, señala la autora, internalizan (en Nacional de la Juventud. Primer
el aprendizaje de roles) la despreocupación por el ámbito familiar y por las tareas Informe Nacional de Juventud.
que conlleva la vida familiar(91). Santiago. 1994.

Lo implícito sería la característica central de esta enseñanza por parte del Liceo,
para lo cual se establece una jerarquización entre estudiantes hombres y mujeres
en la cotidianidad de la sala de clases y en el proceso de enseñanza aprendizaje.
Un ejemplo de ello estaría dado porque la escuela prepara a los hombres para roles
estelares: la política y lo público, mientras que a las mujeres se les invisibiliza y/o
relega a roles secundarios o de acompañamiento. Así los hombres logran centrar
mayormente la atención de sus docentes, quienes interactúan más con ellos, les
sacan más veces a la pizarra, les brindan más atención e intentan disciplinarles
tratando que estén quietos. El lenguaje es otro ejemplo de esta cotidianidad
implícita y jerarquizada, por medio de él se invisibiliza a las mujeres hablando
todo en masculino, llevando a los varones a sentir que son el centro de lo que se
realiza. Todavía otro ejemplo en cuanto a las calificaciones, ya que si una mujer
obtiene buenas notas se trataría de una actitud de esfuerzo, mientras que si lo
consigue un varón, se trata de un muchacho inteligente.
Los hombres son más valorados o reconocidos que las mujeres en el Liceo, según los
resultados de una investigación realizada en enseñanza media en nuestro país(92). (92) Rosetti Josefina. La práctica
Esto se grafica en que las y los docentes muestran mayor tendencia a trabajar pedagógica discrimina a las
mujeres. Efectos sobre la vida
con los hombres que con las mujeres del curso, les dedican más atención y va-
adulta. En Educación y Género:
loran explícitamente sus aportes. Cuando se trata de situaciones de indisciplina Una Propuesta Pedagógica.
global se tiende a dirigir las acusaciones en mayor medida contra los hombres, Ediciones La Morada–Ministerio
bajo la asociación: hombres = indisciplina y desorden. Esto último lejos de ser de Educación. Santiago. 1993.
un reconocimiento para ellos, constituye dos efectos simultáneos: por una parte,
les victimiza desde la estigmatización, y por otra, refuerza la imagen de que las
mujeres son pasivas, ordenaditas..., señoritas y los varones son activos, revolto-
sos..., rudos. Otro ejemplo lo constituye la fidelidad exigida por los estudiantes
hombres a las jóvenes mujeres, cuestión que de no existir las sitúa en condición
Panorama conceptual 47

de ser objeto de burla por parte de sus compañeros. Incluso a nivel del “deber
ser”, los estudiantes, en sus discursos, logran reconocer igualdad de derechos
para hombres y mujeres, pero no así al nivel de la práctica concreta, ya que ellas
son tratadas como “locas” o “fáciles” si son infieles y no tienen las mismas posibi-
lidades que los hombres en este ámbito.
Sin embargo, la misma investigación releva que no todos los hombres jóvenes
estudiantes tienen concepciones tan tradicionales respecto del estereotipo fe-
menino, incluso algunos reconocen situaciones de discriminación que ellas viven
dentro del Liceo. Junto a esto, aparece como importante la constatación de que
si bien existen jóvenes hombres que adhieren a las versiones más tradicionales
de dichas relaciones, otros están más cercanos a propuestas alternativas, e incor-
poran la valoración de los aportes femeninos y las posibilidades de igualdad en
las oportunidades. Este medio camino —como convivencia de lo tradicional y
lo alternativo— en que se encuentran los hombres jóvenes, parece ser la carac-
terística principal de este tiempo en las relaciones de género y es la que plantea (93) Edwards, Verónica y otros.
El Liceo por dentro. Estudio
desafíos, tanto para el análisis como para el diseño de acciones educativas en el etnográfico sobre prácticas de
mundo juvenil, que se encuentra hoy más abierto y permeable a nuevas propues- trabajo en educación media.
tas de relación entre hombres y mujeres(93). PIIE. Santiago. 1995.

B.3) Calle como expulsión y novedad


En los sectores empobrecidos, la presencia de las y los jóvenes en la calle no res-
ponde como se plantea tradicionalmente a una condición del instinto gregario.
Más bien son causas de tipo social y estructural las que gatillan esta presencia de
jóvenes en sus barrios ocupando plazas, esquinas, sitios eriazos, paradas de buses,
canchas, locales comerciales, etc.
Por una parte, las condiciones arquitectónicas de sus viviendas les impiden contar
con espacios mínimos para desplegar su intimidad y tampoco les permiten com-
partir en esos espacios con sus amigos y amigas. Sus casas son pequeñas, vive
un alto número de personas por metro cuadrado, no cuentan con jardines ni con
patios para realizar actividades recreativas, el ruido de sus músicas les causa mo-
lestia a sus familiares y vecinos… ¿Qué alternativas le quedan? La calle. A la calle
se sale producto de este proceso de expulsión social que saca principalmente a los
varones jóvenes a vivir buena parte de sus procesos de construcción identitaria
fuera del hogar.
La calle se convierte entonces en el espacio posible para desplegarse. Hemos
dicho que principalmente varones, ya que estos poseen en este proceso de expul-
sión, ciertos privilegios que les permiten ocupar el espacio sin mayores cuestio-
namientos familiares, mientras que las muchachas no poseen estas posibilidades
y son confinadas a las tareas domésticas dentro del hogar y si quieren salir a la
calle han de hacerlo con la tutela o cuidado de algún varón que cuente con la
confianza de las y los adultos de su familia. Es claro que hay mayor presencia
femenina en los barrios respecto de años atrás, pero ello es con las condiciones
ya señaladas y en ningún caso implica mayor libertad de las mujeres y ni siquiera
mayor participación social, ya que muchas veces en esas prácticas se reproducen
permanentemente los estilos patriarcales de relación.
Al mismo tiempo, la calle les permite a los varones ensayar un conjunto de prácti-
cas relacionadas con la construcción de su masculinidad, principalmente a través
de las conquistas de distinto tipo. En este proceso el grupo de hombres jóvenes
en la calle constituye el espacio privilegiado para esta construcción. Será en ese
lugar social en que cada joven podrá construirse para otros y ganar en acepta-
ción. Los cambios corporales llevarán a la necesidad de afirmación y redefinición
Panorama conceptual 48

del proceso identitario vinculado a los cambios corporales y a la ebullición de los


impulsos sexuales(94). Los jóvenes acentúan su machismo, su oposición con el (94) Duarte Klaudio.
mundo de los adultos y el peso de los semejantes se acrecienta: fuerza física, ex- MASCULINIDADES JUVENILES
EN SECTORES EMPOBRECIDOS.
poner conquistas femeninas y mostrar agresividad conforman algunos de los com-
Ni muy cerca ni muy lejos, entre
ponentes principales. La violencia en el mundo juvenil tiene entre otros factores lo tradicional y lo alternativo.
causales esta necesidad de demostrar fuerza y control por parte de los hombres, Tesis para optar al Título de
que bajo la lógica de “no dejarse pasar a llevar” y de manejar la situación, recurren Sociólogo. Universidad de Chile.
a la violencia como forma de resolución de conflictos(95). Santiago. 1999.
(95) Callirgos Juan Carlos. Sobre
Es así como la calle se constituye en un espacio para la socialización de la masculi- Héroes y Batallas. Los caminos
nidad y de sus expresiones machistas más radicales: irresponsabilidad, indomesti- de la identidad masculina.
cación, Don Juan, descuido y desprecio por los quehaceres domésticos. En ese es- Escuela para el Desarrollo. Lima,
pacio se establecen los ritos de pasaje de la masculinidad entre los que se cuentan Perú. 1996.
las peleas, las masturbaciones colectivas y las primeras relaciones con mujeres. De
esta forma la masculinidad es una permanente prueba, de autoafirmación y de
demostración a los ojos de los demás de la virilidad heredada por los caracteres
sexuales y la hombría construida con dolor y esfuerzo. La masculinidad es el pre-
mio al fin del combate, es el triunfo sobre las pruebas, es la superación del límite
difícil de identificación de los cambios corporales, y es una construcción realizada
por hombres adultos o semejantes sólo que rara vez se trata de los padres.
En ese sentido la calle ofrece una novedad, ya que tal como adelantamos entrega
elementos socializadores en sexualidad que las más de las veces apuntan en sen-
tido contrario a lo planteado por las agencias más tradicionales de socialización
como son la familia y el liceo.
Lo que se plantea desde los discursos juveniles es que en la calle las experiencias
vinculadas a sus sexualidades se caracterizan por ser experiencias desprevenidas y
límites. Es decir, no se da cuenta en esos espacios de la información que muchas
veces poseen en tanto no se cautela el cuidado de los cuerpos, de su salud, entre
otros. Junto a lo anterior, la prueba y la búsqueda aparecen como dos componen-
tes que les llevan en retiradas ocasiones a traspasar los límites que su socialización
les ha planteado y más bien se disponen a intentar vivir nuevas experiencias y a
probar nuevas sensaciones.

B.4) Participación social: Agrupaciones de nuevo tipo y tradicionales


Al grupo juvenil, lo comprendemos “como las distintas expresiones de agrupa-
ciones o asociaciones juveniles, que se reúnen en tanto motivaciones propias
(explícitas o no) y que poseen una característica generacional, en tanto sus inte-
grantes tienen edades y prácticas comunes”(96). En este sentido, planteamos la (96) Kaufman Michael. Hombres,
distinción entre agrupaciones juveniles tradicionales y agrupaciones juveniles de placer, poder y cambio.
CIPAF, Santo Domingo. 1989.
nuevo tipo. En esta distinción, buscamos superar la tendencia que existe a cons-
Este autor plantea que en
truir asimetrías en la conceptualización que se realiza, ya que se emiten juicios los sectores empobrecidos
respecto de grupos organizados y no organizados, formales e informales, etc. que se resalta la violencia y el
construyen jerarquías entre unos y otros y que plantea el ser organizado, como uso de la fuerza física ante
una sola posibilidad que se fundaría en los modos tradicionales de participación la imposibilidad de otros
modelos como profesionales,
juvenil que se conocen. negocios, políticos, etc. Ver
Cuando decimos grupos juveniles tradicionales estamos considerando aquellos Duarte Klaudio, Violencias en
jóvenes, como expresión de las
grupos que surgen básicamente al alero de alguna institución que les convoca. violencias sociales. Intuiciones
Junto a lo anterior es importante considerar que en esa invitación ya aparecen para la práctica política con
los sentidos que se espera tenga dicha experiencia asociativa juvenil. Por ejem- investigación social. En PASOS
plo, pastorales juveniles, scouts, juventudes políticas, centros culturales, clubes N° 120, DEI, San José, 2005.
deportivos, centros de estudiantes y federaciones estudiantiles, entre otros. Sus
características principales están dadas porque poseen integrantes conocidos,
Panorama conceptual 49

coordinación con otros grupos, roles definidos, objetivos explícitos, dinámica


de funcionamiento acordada previamente, tareas asignadas para cada reunión o
actividad, entre otros.
Los grupos juveniles de nuevo tipo o emergentes se caracterizan porque se gene-
ran a partir de procesos de autocovocatoria, en que las y los sujetos jóvenes se
agrupan en un proceso espontáneo que no necesariamente requiere de la invita-
ción o intervención de terceros. Sus características principales es que: despliegan
su vida interna, sus códigos, sus formas de relación, a partir de definiciones
implícitas que se van transformando en norma del grupo; su organización interna
tiene una estructura flexible, evitando las formalidades, tratan de no tener jefes,
no eligen directivas, poseen liderazgos espontáneos y formas de tomar decisiones
que se van generando en la cotidianidad del grupo; constituyen su estructura con
parámetros de nuevo tipo: movilidad permanente, corta duración, apego a lo te-
rritorial; lo que hacen se va decidiendo de forma espontánea, no necesariamente
se distribuyen tareas específicas; tienen un lugar de reunión común, conocido
por todo el grupo, un territorio del cual se sienten parte y que lo asumen como
propio y, si bien nunca han definido un horario, éste surge como parte de su
cotidianidad; tienen sus estilos definidos según el interés que les agrupa: musical,
comunicacional, artística, equipo de fútbol, tipos de baile, formas de vestir, len-
guajes característicos, etc.
En estos grupos estamos considerando por ejemplo, aquellos que se reúnen en
torno a la producción artística de distinto tipo (bandas de rock, grupos hip hop,
bandas sound, bandas fusión, batucadas, graffiti, circo, pintura, teatro, entre
otros), las barras del fútbol, los grupos de carrete, los grupos de amigos y amigas
que se juntan —para salir a pasear, a bailar, a estar juntos y juntas— al salir del
liceo o del trabajo, los grupos de esquina —que viven en un mismo territorio y
comparten un espacio común (esquina, plaza, local de video, cancha, estaciona-
miento de los departamentos, estadio, mall, ribera de la laguna, línea del tren,
etc.)—, las pandillas, las tribus urbanas, los grupos que practican deportes “no
federados” como los ciclistas, los skateboard, entre otros.
A partir de lo anterior, no se trata de concebir a uno u otro tipo de organizaciones
juveniles como mejores o peores, sino de reconocer que se trata de expresiones
comunitarias juveniles distintas y que en la cotidianidad muchas veces se vinculan
para realizar acciones conjuntas y hacer amistad. Este reconocimiento de las dife-
rencias y semejanzas, nos pueden ayudar a mirar lo juvenil como posibilidades de
relaciones horizontales y no como relaciones jerárquicas entre uno y otro grupo.
Para Martínez, el grupo tiene una importancia vital, por cuanto constituye un (97) Duarte Klaudio. Juventud
espacio de información, grupo de referencia y en el caso de jóvenes de sectores Popular. El rollo entre ser lo
empobrecidos es más relevante “como consecuencia de las carencias que presen- que queremos o ser lo que
nos imponen. LOM Ediciones,
tan las otras agencias de socialización (escuela, familia)”. En las conversaciones
Santiago. 1994.
producidas en este espacio cotidiano “se verifica el proceso de socialización a
cuyo tenor se construye la identidad juvenil”.(97) (98) Martínez José. Construcción
de identidad juvenil y
El grupo posibilita también la construcción de prácticas y discursos que se con- actualización de la juventud.
frontan con la cultura dominante. De esta manera se producen “ciertas versiones En Instituto Nacional de la
Juventud. Primer Informe
locales o populares de identidad cultural, especialmente aquellas que desarrollan Nacional de Juventud. Santiago.
grupos discriminados u oprimidos de la sociedad, juegan el papel de medios de re- 1994. Página 309.
sistencia contra la dominación y la exclusión...”.(98) Esta posibilidad de resistencia
(99) Larraín Jorge. Modernidad,
juvenil no es homogénea ni tampoco la esencia de dichos grupos, ellos se mueven Razón e Identidad en América
en un espiral de oposición (mero rechazo) y resistencia (crítica con horizonte utó- Latina. Editorial Andrés Bello,
pico)(99) que hace compleja su ubicación como constructores o destructores. Santiago, 1996. Página 56.
Panorama conceptual 50

En tanto espacio privilegiado de aprendizaje para jóvenes empobrecidos, la agru-


pación puede ser asumida como un espacio con un impacto significativo, de corte
semejante al de la familia y el liceo en los procesos de constitución identitaria.
Tal como planteamos, diversas investigaciones muestran que las más de las veces
suelen ir en sentido contrario respecto de los señalamientos de la familia y el
liceo, mostrando otros valores y otras construcciones de lo social en particular de
las experiencias de sexualidad.

C) Género y sexualidad. Identidades, deseos y tensiones


(represión–trasgresión).
C.1) Construcción de identidades de género e identidades sexuales
en jóvenes
El mundo socio–cultural prescribe ciertas formas de comportamiento según cá-
nones de lo que se supone femenino y masculino, en base a las construcciones
que se hacen de las características biológicas, lo que distinguimos como género.
Cuando hablamos de género “nos referimos a la construcción social y cultural
de los roles sexuales, definidos como expectativas de conductas adscritas. Las
características que la cultura asigna a cada sexo parten del supuesto de que son
lo que corresponde a cada uno por su naturaleza, siendo con ese enfoque que se
van transmitiendo pautas que internalizamos tan profundamente en el proceso
de socialización, que pasan a formar parte de nuestras personalidades”(100). Sin (100) Para una articulación
embargo, aunque el sexo de la persona se encuentra definido biológicamente, teórica crítica del concepto
rebeldía juvenil y su
su identidad sexual no se corresponde mecánicamente con sus características
diferenciación por el par
biológicas, así tampoco lo está el sexo de las personas que le atraen. “La elección conceptual oposición–
de esa persona no está predeterminada por el desarrollo, y en buena medida será resistencia, ver Duarte Klaudio.
producto de las normas culturales y de las circunstancias de la vida”(101). Juventud Popular. El rollo entre
ser lo que queremos o ser lo que
La identidad sexual se compone al menos de tres aspectos: la orientación sexual, nos imponen. LOM Ediciones,
la identidad de género y el rol de género. “La orientación sexual se refiere a la Santiago. 1994.
atracción, gusto o preferencia de la persona para elegir al compañero sexual. La (101) Hamel Patricia. Realidades
identidad de género es la manifestación de la persona cuando se siente hombre y desafíos: Reflexiones de
o mujer y lo manifiesta externamente a través del papel de género, que es todo mujeres que trabajan en salud
reproductiva. ICMER. Santiago.
lo que la persona hace o dice para indicar el grado en el que es hombre o mujer
1994. Página 22.
e incluso la ambivalencia”(102).
(102) Aguilar José Ángel y Mayén
Culturalmente las circunstancias para el desarrollo de hombres y mujeres jóvenes Beatriz. Hablemos de sexualidad:
son muchas veces distintas. Unos y otros son sometidos a diferentes sistemas lecturas. Consejo Nacional de
de restricciones, normas y expectativas de rol. “La vida sexual le es permitida Población, Segunda Edición.
Distrito Federal, México. 1996.
al muchacho por los mayores, si bien se espera que respete a las muchachas Página 78.
de buena conducta. (…) La acción modeladora de las madres se vierte hacia la
(103) Shiappacasse Verónica.
conducta sexual, encaminada a lograr en la mujer actitudes de mesura, control
Situación de la salud y
e inhibición”(103). Es así como “la vida normativa social del género encasilla a las los derechos sexuales y
personas y las suele poner en contradicción con sus deseos, y a veces incluso con reproductivos. CORSAP.
sus talentos y potencialidades”(104). SERNAM. Santiago. 2003.
Página 37.
La sexualidad en las mujeres jóvenes se asocia más que en el caso de los jóvenes
(104) Ídem. Página 99.
varones, a las consecuencias que ésta puede traer a sus vidas, por esto tiene que
ser una sexualidad conciente de los riesgos. “La sexualidad es pensada más desde (105) De Armas Tania.
“Persona y Sociedad: Cambios
su dimensión negativa, desde el temor, que desde sus dimensiones positivas socioculturales en un mundo
como fuente de salud, placer y comunicación interpersonal”(105). Se da principal globalizado”. Universidad Alberto
importancia al papel de la mujer como madre, al ámbito reproductivo de su Hurtado. ILADES. Santiago.
sexualidad, lo que la presenta como vulnerable en el sentido de que ella tiene, 2003. Página 181.
culturalmente, mayor protagonismo en éste ámbito. “A partir de su función bio-
Panorama conceptual 51

lógica en la reproducción, se construye una sexualidad femenina asociada a una


percepción de mayor vulnerabilidad y riesgo en las relaciones sexuales, identifica-
das con el rol de responsables de la protección y el cuidado durante las relaciones
sexuales”(106). Para el logro de que las mujeres jóvenes mantengan una actitud de (106) Íbid. Página 182.
mesura frente a su sexualidad, los mayores “pueden procurar mantenerla igno-
rante en su adolescencia temprana, de la fisiología de la reproducción, lo cual es
considerado inocencia”(107). (107) Íbid. Página 189.

La ligazón entre sexualidad femenina y reproducción queda de manifiesto en el


término instinto maternal, aún cuando “el concepto de instinto maternal es un
producto cultural”(108). En este sentido, se presentan grupos sociales y sociedades (108) Íbid. Página 99.
en los cuales existen claros ejemplos que cuestionan la validez del concepto. Así,
por ejemplo, “en Francia de los siglos XVII y XVIII, muchas mujeres no se hacían
cargo directamente de sus hijos; eran cuidados por nodrizas, a veces alejados de
la casa materna”(109). Precisamente, el hecho de que la noción de instinto mater- (109) Hamel Patricia. Realidades
nal sea una construcción social deja de manifiesto que la sexualidad femenina no y desafíos: Reflexiones de
se dirige única y exclusivamente a la reproducción. mujeres que trabajan en salud
reproductiva. ICMER. Santiago.
En relación con la sexualidad de los jóvenes varones, se puede vislumbrar que 1994. Página 24.
éstos poseen cierta presión social por reafirmar su condición genérica, lo cual
puede llevarlos a tener relaciones sexuales riesgosas, en pos del logro temprano
de la afirmación de sí mismos como hombres. “A pesar de que los jóvenes saben
que la promiscuidad sexual y cierto tipo de prácticas los expone a contraer en-
fermedades de transmisión sexual, la necesidad de alcanzar el estatus viril es más
importante que el temor”(110). La necesidad de afirmar su identidad como hom- (110) Íbid. Página 25.
bres muchas veces implica el encontrarse más propensos a situaciones de riesgo,
“hacerse hombres les supone en muchos casos andar en los bordes, desafiar los
límites e incluso traspasarlos”(111). Esta búsqueda por parte de los hombres jóvenes (111) De Armas Tania.
“estructura negativamente su identidad, debiendo convencerse a sí mismo y a los Persona y Sociedad: Cambios
socioculturales en un mundo
demás, de que no es mujer ni homosexual. De paso, refuerza el lugar de inferioridad
globalizado. Universidad Alberto
de la mujer, al desvalorizar las características que la cultura le atribuye a ellas”(112). Hurtado. ILADES. Santiago.
En la realización de relaciones sexuales por parte de los hombres jóvenes no 2003. Página 79.
sólo se afirma la virilidad frente a la pareja con la cual se establece la relación, (112) Olavarría José. Varones
sino que, además y de manera fundamental, frente al grupo de semejantes. “La adolescentes: Género,
identidades y sexualidades
seducción tiene como interlocutor no sólo a la pareja sexual, sino al grupo de en América Latina. FLACSO.
amigos. El sexo, en tanto principal forma de inversión y trasgresión del orden do- Santiago. 2003. Página 30.
méstico, es un símbolo de la fraternidad de los amigos. (…) Crea una sensación de
camaradería y produce a los jóvenes la impresión de pertenecer a una categoría
opuesta a los adultos y, sobre todo a las mujeres”(113). Sin embargo, la dificultad (113) Hamel Patricia. Realidades
para conseguir la realización de la relación sexual con alguna mujer, debido a la y desafíos: Reflexiones de
mujeres que trabajan en salud
condición socialmente madura de éstas, puede generar temores en el hombre, “la
reproductiva. ICMER. Santiago.
seducción, asociada a la afirmación viril, es también una fuente de inseguridad 1994. Páginas 23–24.
para el joven que aún no posee los símbolos de la masculinidad adulta”(114).
(114) Fuller Norma. Varones
Por otra parte, se da una relación vivida por los jóvenes como una ambivalencia adolescentes: Género,
entre la visión de la mujer como un objeto de deseo y el temor al matrimonio. Identidades y Sexualidad en
América Latina. FLACSO.
“Es decir, entre su posición estructuralmente externa al orden social y las cons- Santiago. 2003. Páginas 79–80.
tricciones del estatus adulto”(115).
(115) Íbid. Página 80.
Las diferencias entre hombres y mujeres jóvenes en cuanto a la sexualidad se han
ido volviendo menos rígidas en el transcurso del tiempo. En la actualidad muchas
jóvenes “tienen la posibilidad de vivir una etapa de circulación erótica asociada
al placer y a la búsqueda de novedades, al tiempo que los estudios y el ingreso al
mercado laboral forman parte de la experiencia personal de una creciente propor-
ción de la población femenina joven, y la maternidad ya no es el eje que define
Panorama conceptual 52

y engloba el proyecto de vida de buena parte de las mujeres de hoy”(116). Estos (116) Íbid. Página 80.
cambios en el estilo de vida de las mujeres jóvenes pueden producir que éstas
se tengan que enfrentar a nuevos riesgos. Se pueden producir “impasses serios
porque la cultura masculina está edificada sobre un cierto orden en las relaciones
entre los géneros que se funda en la expulsión de las mujeres y que los refuerza a
adoptar conductas de riesgo”(117). (117) Íbid. Página 80.

Aún cuando se vislumbran estos cambios que hacen menos marcadas las diferen-
cias entre la sexualidad de las mujeres y la de los hombres jóvenes, se siguen plan-
teando necesidades desiguales para cada cual en cuanto al tema sexual. “La ne-
cesidad sexual diferencial postula que los varones tienen una mayor necesidad de
tener relaciones sexuales que las mujeres. Viéndolo del lado de las obligaciones,
se espera que los hombres siempre estén dispuestos a tener relaciones sexuales
si una mujer está disponible; ello es parte de su condición de varón. Del lado de
las mujeres, su sexualidad estaría fundamentalmente ligada a lo afectivo, siendo
la búsqueda del placer por sí mismo una señal de disfunción o desorden”(118). En (118) Íbid. Página 81.
este sentido, se le adscribe el aspecto emocional a las mujeres, mientras que los
hombres deben reprimir aquellos aspectos relacionados con su emocionalidad.
“Las emociones han sido tradicionalmente definidas como femeninas, siendo un (119) Gogna M. Segundo taller de
investigaciones sociales en salud
signo de debilidad considerado como una amenaza a las identidades masculinas. sexual y reproductiva. CENEP.
Esto involucra a los niños que aprenden disciplinas corporales particulares, donde OMS. Buenos Aires. 1996.
se les enseña a ocultar sus vidas emocionales internas”(119). Página 80.

Además, existen valoraciones sociales distintas en cuanto a los procesos biológi-


cos que le ocurren a la mujer joven y aquellos que le ocurren al hombre joven:
“Si bien por un lado existe un reconocimiento de lo significativo que es el primer
período (menstrual) para las jóvenes, no hay una conciencia equivalente de lo sig-
nificativo del primer sueño húmedo o masturbación de los hombres jóvenes, aun- (120) Olavarría José. Varones
adolescentes: Género,
que la experiencia pueda a veces ser igual de abrumadora y, a no ser que exista un identidades y sexualidades
diálogo entre padres e hijos, estas experiencias pueden ser tan vergonzantes que en América Latina. FLACSO.
se vuelve difícil establecer un mayor contacto con la experiencia corporal”(120). Santiago. 2003. Página 134.

C.2) Construcción riesgos como eje de la mirada adulta: Educación,


salud, política social e imaginario público
A partir de estas distinciones entre lo que se espera de mujeres y hombres jóve-
nes, existen para ambos limitantes que vienen desde el mundo adulto en cuanto
a la sexualidad, y que se contraponen a las necesidades e impulsos sexuales que
afloran con mayor fuerza y conciencia en este período del ciclo vital. “La adoles-
cencia es comúnmente retratada como el tiempo del despertar sexual, de la expe-
rimentación auto–erótica y de las primeras relaciones sexuales”(121). Sin embargo, (121) Ídem. Página 136.
“se tiende a controlar la expresión del impulso sexual de los jóvenes, aumentando
la distancia entre la madurez sexual y su expresión social. La desorientación y el
temor sexual entre nuestros jóvenes son más comunes de lo que se reconoce”(122). (122) Íbid. Página 60.
Es decir, la irrupción de los impulsos sexuales en las y los jóvenes genera una
tensión entre las demandas que éstos generan y las normas o cosmovisiones
sociales en relación con la satisfacción de éstas. “Se produce así una acumulación (123) Hamel Patricia. Realidades
y desafíos: Reflexiones de
de tensiones provenientes de las demandas propias del desarrollo sexual, a las que mujeres que trabajan en salud
en cada cultura se agrega la facilitación o prohibición para obtener satisfacción a reproductiva. ICMER. Santiago.
dichas necesidades”(123). 1994. Página 79.

A pesar de este intento por parte de los adultos de retrasar la expresión social del
impulso sexual, es decir, de caracterizar las relaciones sexuales como impropias para
este momento de la vida de las y los jóvenes, ellas y ellos llevan acabo relaciones de
pareja y en su mayoría con presencia de relaciones sexuales con penetración.
Panorama conceptual 53

En este sentido, la contradicción que se da entre las aspiraciones del mundo


adulto y aquellas que poseen las y los jóvenes en cuanto a su sexualidad, pue- (124) Aguilar José Ángel y Mayén
de conducir a que éstos no cuenten con la información necesaria al momento Beatriz. Hablemos de sexualidad:
lecturas. Consejo Nacional de
de tomar decisiones en su vida sexual. “La prescripción cultural que hace de la Población, Segunda Edición.
sexualidad un tema que “no se habla” también influye en la posibilidad de adoptar Distrito Federal, México. 1996.
conductas de cuidado”(124). Página 77.

En ese sentido, los espacios de socialización como el liceo, los servicios de salud
y otros más globales como la política pública y los imaginarios sociales van repro-
duciendo estos cánones que refuerzan las nociones de prohibición y peligro que
las experiencias de sexualidad encierran.
De igual forma, podemos constatar como el discurso social fluctúa entre la oferta
desenfrenada y sexoide (la zanahoria) y los discursos moralizadores con caracte-
rísticas conservadoras con énfasis en lo represivo y culpógeno (el garrote). En
nuestro país, los grupos conservadores y las jerarquías de algunas iglesias, han
liderado procesos de definición de la política pública de facto que en torno a las
temáticas de sexualidad existen en el país. Recién este año 2005 se vislumbra una
apertura cuando el Ministerio de Educación consiguió instalar un Programa de
Educación en Sexualidad que se impartirá en los establecimientos educacionales
Municipales de enseñanza básica y media del país. Sin embargo, semanas después
se desató una fuerte polémica por la campaña de prevención del SIDA lanzada
por el Ministerio de Salud, en que el uso de preservativos aparecía como una de
las posturas más sugeridas.

D) Embarazo en poblaciones jóvenes ¿por qué es un problema?


D.1) Salud sexual y reproductiva: Transformaciones conceptuales y
enfoque actual
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la salud reproductiva como “la
condición en la cual se logra el proceso reproductivo en un estado de completo
bienestar físico, mental y social, para la madre, el padre y los hijos/as y no sola-
mente en ausencia de enfermedad o trastornos de dicho proceso”(125). En cuanto (125) Gogna M. Segundo taller de
a la salud sexual, la OMS plantea que esta se refiere al “completo bienestar físico investigaciones sociales en salud
sexual y reproductiva. CENEP.
y psicológico en el plano sexual y supone la integración de los aspectos somáticos,
OMS. Buenos Aires, Argentina.
emocionales, intelectuales y sociales de la sexualidad, de manera que se enriquez- 1996. Página 80.
can y estimulen la personalidad, la comunicación y el amor”(126).
(126) Shiappacasse Verónica.
Las definiciones anteriores, implican que la reproducción se realice con mínimos ries- Situación de la salud y
gos, que las personas puedan decidir sobre cuántos hijos/as quieren tener y en qué los derechos sexuales y
reproductivos. CORSAP.
momento de sus vidas, así como también que puedan disfrutar de una sexualidad SERNAM. Santiago, Chile. 2003.
placentera y segura. Además, requiere que la mujer viva el embarazo y el parto de un Página 95.
modo seguro y que pueda regular su fertilidad de un modo seguro, junto con que el
niño o la niña nazca sano/a y alcance un crecimiento y desarrollo íntegro(127). (127) Íbid. Página 95.

Los dos principios fundamentales de la salud sexual y reproductiva son: el desarro- (128) Díaz Soledad. Realidades
y desafíos: Reflexiones de
llo humano y la responsabilidad social. Dentro del desarrollo humano se pretende
mujeres que trabajan en salud
“promover y mantener una sexualidad sana, basada en conductas y estilos de vida reproductiva. ICMER. Santiago,
saludables, así como en fuertes procesos educativos que hacen posible el desarrollo Chile. 1994. Página 15.
integral bio–psico–socio–cultural adecuado, asegurando el ejercicio de los dere- (129) Alberts Joop. Temas
chos humanos y reproductivos en pro de mejores niveles de salud y de vida”(128). de salud pública: en el
nuevo contexto de la salud
En relación con la responsabilidad social, se busca “la equidad y la igualdad entre reproductiva. Santiago, Chile.
hombres y mujeres, entre poblaciones urbanas y rurales, respetando las diferen- 1997. Página 12.
cias culturales, étnicas y de desarrollo”(129), en específico los de clase, género
(130) Íbid. Página 12.
y generacional.
Panorama conceptual 54

En cuanto a las personas, se entiende a éstas como autónomas y activas, como


participes de las acciones dirigidas a salud sexual y reproductiva, antes que sim- (131) Shiappacasse Verónica.
ples receptores pasivos. En este enfoque, “las personas son sujetos activos en lo Situación de la salud y
los derechos sexuales y
que se refiere a su salud, más que objetos pasivos. Las y los usuarios de los servi-
reproductivos. CORSAP.
cios participan junto a los profesionales de la salud en la búsqueda de una mejor SERNAM. Santiago, Chile. 2003.
calidad de vida para sí, sus parejas y sus familias”(131). Página 96.

Tradicionalmente, la salud sexual y reproductiva se encontraba dirigida principal-


mente a la atención de la díada madre–hijo/a, con un enfoque clínico. “Hasta
ahora las políticas y programas se habían orientado principalmente a las mujeres
en su calidad de madres y como una manera de prevenir y reducir los problemas
de sus hijos, sin considerarlas como sujeto y sin visualizar integralmente los ries-
gos que afectan su salud y la importancia de ampliar su capacidad para decidir so-
bre su vida sexual y reproductiva”(132). Mientras que en la actualidad se le ha dado (132) Valdés Teresa. Hacia la
una nueva perspectiva que se dirige a la sociedad en su conjunto, entendiendo la construcción de los derechos:
sexualidad y reproducción.
salud sexual y reproductiva como elementos importantes de la salud general de la
CORSAPS. Santiago, Chile. 1999.
población. “El tradicional enfoque individual atribuido a la reproducción humana, Página 9.
ha limitado su comprensión y la importancia de su papel social. Actualmente,
la salud reproductiva rescata la función social de la reproducción humana, tras-
cendiendo desde una perspectiva individual hasta una concientización colectiva
de compromiso y responsabilidad con el desarrollo humano y social”(133). En este (133) Alberts Joop. Temas
sentido, se vincula la salud sexual y reproductiva con “una concepción amplia de de salud pública: en el
nuevo contexto de la salud
ciudadanía y con el derecho a la salud, a la libertad individual, a la libertad de
reproductiva. Santiago, Chile.
pensamiento, de conciencia y religión, de opinión y expresión, a la información y 1997. Página 14.
educación, a la decisión de formar una familia, a vivir libre de maltrato y al acceso
a los beneficios del progreso científico, entre otros”(134). Lo anterior da cuenta (134) Shiappacasse Verónica.
de la ampliación del concepto de salud sexual y reproductiva, desde la atención Situación de la salud y
los derechos sexuales y
madre–hijo/a al contexto sociocultural. Así como también, de que la salud sexual
reproductivos. CORSAP.
y reproductiva no abarca únicamente al sector salud, introduciendo la idea de SERNAM. Santiago, Chile. 2003.
que la salud sexual y reproductiva de los pueblos son resultado de factores como Página 96.
el desarrollo económico, la pobreza, el medio ambiente, la cultura, etc. En este
sentido, se hace relevante la existencia de un enfoque y una atención integral.
Un enfoque integral en relación a la salud sexual y reproductiva requiere de
“un trabajo interdisciplinario en el que participen, no sólo profesionales del área
bio–médica sino también educadores, cientistas sociales, trabajadores sociales y
la propia comunidad”(135). La atención integral, por su parte, se entiende como (135) Íbid. Página 96.
“el conjunto de métodos, técnicas y servicios que contribuyen a la salud y al
bienestar reproductivo al evitar y resolver los problemas relacionados con la salud
reproductiva. Incluye también la salud sexual, cuyo objetivo es el desarrollo de la
vida y de las relaciones personales y no meramente el asesoramiento y la aten-
ción en materia de reproducción y de enfermedades de transmisión sexual”(136). (136) Alberts Joop. Temas
En este sentido, se da cuenta de que al tratar la sexualidad hay que considerar de salud pública: en el
nuevo contexto de la salud
que “el ser humano está conformado por tres componentes muy interrelaciona-
reproductiva. Santiago, Chile.
dos: el biológico, el sociocultural y el psicológico. Cualquier alteración en uno de 1997. Página 37.
estos tres elementos afecta directa o indirectamente al otro en un período de
tiempo indeterminado”(137). Por lo tanto, la actual definición de salud sexual y (137) Íbid. Página 37.
reproductiva no se dirige únicamente al bienestar biológico sino también social y
psicológico, buscando el bienestar integral de la persona.
La definición de salud sexual y reproductiva va más allá de los riesgos que se
pueden presentar en materia de los aspectos biológicos de la sexualidad humana,
considerando la capacidad del ser humano de disfrutar de una vida sexual satis-
factoria. “El individuo desea la satisfacción personal o adecuación sexual intra
e interpersonal, más si él o ella no estuviese satisfecha(o) con su sexualidad y el
Panorama conceptual 55

desempeño de su pareja, sufrirá una inadecuación sexual, y en consecuencia se


resentirá su salud reproductiva”(138). (138) Íbid. Página 39.

Por otra parte, se hace relevante la incorporación de la perspectiva de género


en el concepto de salud sexual y reproductiva, lo que también da cuenta de la
superación de la díada madre–hijo/a, integrando a los hombres. “Se procura una
participación efectiva y activa del hombre dentro de todos los procesos de la vida
y responsabilidad sexual y reproductiva, dando al varón la posibilidad de opcio-
nes para un cambio de percepciones y actitudes hacia estos procesos. Vela para
que el hombre, al igual que la mujer, tenga acceso a la información, educación
y servicios, así como para que pueda ejercer sus derechos y responsabilidades
individuales dentro de la familia y la comunidad”(139). (139) Íbid. Página 13.

En lo específico para la mujer, desde la perspectiva de género, se reconoce que


la reproducción implica costos para éstas. “Ellas son las portadoras del embarazo,
y corren los riesgos asociados para su salud y su vida en el embarazo patológico,
parto y aborto, y las que sufren habitualmente los eventuales problemas asocia-
dos al uso de anticoncepción”. Por ello, se espera que los servicios desarrollen
enfoque de género para la atención pre y post natal, la atención del parto y del
aborto y la regulación de la fertilidad.
Los hombres también se ven afectados por la salud sexual y reproductiva, de ma-
neras múltiples, tanto en su propia sexualidad y como participantes del proceso
reproductivo. Sus decisiones y conductas afectan la vida de las mujeres, parti-
cularmente cuando hay inequidad en las relaciones de género o abuso de poder.
Es necesario por tanto, incorporarlos en los servicios y actividades educativas
respecto a salud y derechos sexuales y reproductivos propios y de las mujeres.
La incorporación de la perspectiva de género en la conceptualización de la salud
sexual y reproductiva implica “reconocer y respetar las diferencias, negociar los es- (140) Shiappacasse, Verónica.
pacios de libertad, asumir responsabilidades y resolver los conflictos de manera co- Situación de la salud y
los derechos sexuales y
lectiva. Es parte de la interacción de ambos sexos, entre los miembros de diferen-
reproductivos. CORSAP.
tes grupos sociales, entre instituciones y personas con las que se relacionan. Todo SERNAM. Santiago, Chile. 2003.
ello tiene repercusión en la forma de vivir la sexualidad y la reproducción”(140). Página 99.

D.2) Maternidad–paternidad de jóvenes en nuestra historia


Una idea fuerza que cruza actualmente el debate sobre juventudes en nuestro
país, principalmente a partir de los aportes que desde la Historia se han hecho, es
que el grupo social jóvenes no siempre ha existido y al mismo tiempo se señala que
su emergencia es fruto de un proceso paulatino que ha tomado más de un siglo.
Para conocer comprensivamente el proceso de aparición–emergencia e insta-
lación de las juventudes en nuestro país, hemos de recurrir a los aportes que
distintas fuentes y corrientes de la Historia han venido realizando en la última
década. Esto porque recién en este período han estado adquiriendo rostro en la
historiografía los actores niños, niñas y jóvenes. Hasta antes de ese tiempo, su
presencia estuvo marcada por una derivación al rol social que jugaron en la época
de su vida en que pertenecieron a lo que —con criterios de hoy— podríamos
llamar su generación joven: oligarca, peón, labrador, minero, soldado, obrero-
obrera, parlamentario–parlamentaria, feminista, empresario, maestro–maestra,
(141) Goicovic Igor. Del
poblador–pobladora, dirigenta–dirigente. Es decir, como la historia ha sido con- control social a la política social.
tada por los adultos, en ella se ha reproducido la discriminación adultocéntrica La conflictiva relación entre los
de edad–generación. jóvenes populares y el Estado en
la historia de Chile. En Última
Es por ello que coincidimos con Igor Goicovic cuando señala que los y las jóvenes DÉCADA. Año 8, Nº 12, CIDPA,
no han convocado el interés de los historiadores ni en general ni en particular(141). Viña del Mar. 2000.
Panorama conceptual 56

El relato de la historia de los sectores populares de nuestro país ha diluido, tanto


las dimensiones ontológicas (ser joven) como su intervención histórica (quehacer
juvenil), al interior de las clases subordinadas(142). Por lo mismo, su condición de (142) Quizás la infancia popular
sujeto de la historia, de actor social y su uso como categoría de análisis son re- ha contado con mayor atención
en los estudios de los siglos XIX
cientes en la disciplina histórica y en otras ramas de las ciencias sociales. y de la primera mitad del siglo
En ese sentido la Historia, en tanto modo de elaboración de conocimiento social, XX. Al respecto ver: Illanes María
Angélica. “Ausente señorita”.
ha venido generando claves interpretativas que logran articular nuevos enfoques El niño chileno, la escuela para
y miradas sobre el aporte de lo juvenil en la construcción del país que somos. pobres y el auxilio. Chile, 1890–
Para Salazar y Pinto, se trata de un “acto de justicia epistemológica y realismo 1990, JUNAEB, Santiago, 1991;
histórico, que deje de lado la perspectiva adultocéntrica y mire la historia desde Rojas Jorge. Los niños cristaleros:
la perspectiva de los niños y los jóvenes”(143). trabajo infantil de la industria.
Chile, 1880–1950, DIBAM,
El proceso que gatilla la emergencia del grupo social juventudes está dado por la Santiago. 1996.
confluencia de al menos dos procesos: por una parte, las transformaciones en la (143) Salazar Gabriel y Pinto
organización económica del país y en la región, que se dio a partir del cambio en Julio. Historia Contemporánea de
el modo de producción, con el paso de sistemas artesanales y fundamentalmente Chile V. Niñez y Juventud. Tomo
V. Lom Ediciones. Santiago de
agrarios a la creciente industrialización de la producción; esto trajo transforma- Chile. 2003. Página 11.
ciones profundas en la organización familiar y del trabajo. El otro proceso, estuvo
dado por la emergencia y paulatina ampliación del sistema educacional en el país,
como preparación para el mundo del trabajo, y de la necesidad–deber de parti-
cipar de la formación escolar que comenzó a ser aceptada en nuestra sociedad.
La inclusión de niños, niñas y jóvenes al sistema educacional se dio diferenciada
—como veremos—, según clase social, género y localización territorial (urbana
o rural), siendo los jóvenes varones de la clase oligarca los que primero accedie-
ron a este proceso, más tarde los varones pobres y las mujeres de la oligarquía y
mucho después los sectores femeninos más pobres de las nacientes ciudades y de
las poblaciones campesinas.
Mientras para los varones hijos de la oligarquía significó la apertura de un sinnú-
mero de oportunidades —estudios primarios en colegios de Iglesia o de alto nivel
en Chile, viaje al extranjero (principalmente París y Londres) para cursar estudios
universitarios— la preparación escolar estaba dada en la perspectiva de preparar
a estos “señoritos” para tomar las riendas de la administración de las riquezas
familiares y de asumir la conducción, desde la elite política, de los procesos de
la patria.
En cambio, para los varones hijos de campesinos, dejar la niñez implicaba un con-
junto de incertidumbres. Las condiciones de miseria y pauperización en que na-
cían les condicionaban de forma inmediata a disponerse para resolver las tensio-
nes que exigía la sobrevivencia, es decir nacían aprendiendo a escapar o resistir.
En los caminos y donde fuera posible, estos jóvenes fueron generando mecanis-
mos para esa sobrevivencia y redes de solidaridad que les permitieron generar una
incipiente identidad de clase, que más tarde maduraría en movimientos sociales.
De esta forma, se fueron diferenciando de los jóvenes oligarcas que exhibían “su
dandinismo por los portales y pasajes de Santiago”, mientras que las “gavillas de
jóvenes plebeyos vagabundeaban por todos los rincones del territorio”(144). (144) Íbid. Página 49.

En el caso de las mujeres, lo esperado socialmente en ambas clases sociales era


que se embarazaran y participaran de las tareas domésticas. Por ello, los embara-
zos femeninos, recién llegadas a la pubertad no causaban ninguna alarma pública
(145) Montecino Sonia. Madres y
y constituían la trayectoria aceptada para las mujeres de la época, ya que en esa Huachos. Alegorías del mestizaje
condición se les reconocía como adultas que estaban en posibilidades de casarse chileno. Editorial Cuarto Propio.
o formar familia, pero sobre todo de reproducirse(145). Santiago, 1991.

En cuanto a los varones y la edad de su primera paternidad no se conocen datos


Panorama conceptual 57

que lo describan, lo que sí puede deducirse de lo señalado, es que en la medida que


los jóvenes de la clase oligarca tuvieron posibilidades de estudiar, ello les habría
permitido atrasar el asumir este rol, mientras que quienes pertenecían al bajo pue-
blo, posiblemente comenzaron su paternidad a baja edad dado que no había com-
promisos de otro tipo que no fuera vivir y sobrevivir en condiciones adversas.

D.3) ¿Desde cuándo el embarazo en jóvenes constituye un problema social?


Son varios los factores que inciden en esta situación y que generan cambios signi-
ficativos. Por una parte, la cobertura escolar en los sectores urbanos y acomoda-
dos va aumentando progresivamente y con una rapidez mayor que en los sectores
empobrecidos —especialmente rural e indígena— en la segunda mitad del siglo
veinte. Al integrarse esas mujeres a la escuela y a la universidad, las expectativas
sociales en torno a ellas van cambiando y se espera su incorporación al mercado
del trabajo, lo que cuestiona el momento de su primer embarazo.
Por otra parte, las Políticas de Planificación Familiar, fuertemente impulsadas du-
rante la década de los sesenta en toda la región, y en Chile, influyeron tanto en
que se regulara la cantidad de hijos–as tenidos por las mujeres, como en que se
atrasara la edad del primer nacimiento con diferencias según la clase social y la lo-
calización territorial. Por ejemplo, en los sectores altos y medio altos, ese proceso
se da en mayor medida que en los sectores pobres del país, en que todavía hoy la
mayor cantidad de nacimientos sigue siendo en mujeres de comunas con estas ca-
racterísticas, cuestión que se ratifica si tomamos sólo los nacimientos en mujeres
menores de 18 años, como queda de manifiesto en el capítulo II de este informe.
De esta forma, en la medida que socialmente se ha ido validando una expecta-
tiva hacia las mujeres que considera que participen en el sistema escolar, que se
preparen técnica y profesionalmente para el ingreso al mercado del trabajo, los
embarazos son puestos en tensión, no por su ocurrencia, sino por su momento
y por su cantidad.
De esta forma, los embarazos en mujeres jóvenes, menores de 18 años, son
considerados “antes de tiempo” o “precoces”, afirmación que ha tendido a na-
turalizar la situación y que esconde las explicaciones estructurales que lo hacen
cuestionable para el mundo adulto hoy. Pareciera que siempre se ha querido que
las mujeres no se embaracen antes de esa edad, sin embargo lo que recién hemos
señalado muestra como el límite de tiempo fijado es una construcción histórica
que, como todas ellas, responde en gran medida a ciertos intereses de diversos
grupos de poder en nuestra sociedad.
Se suma a lo anterior, el planteamiento de que las mujeres jóvenes en situación
de pubertad no contarían con las condiciones físicas que les permitieran tener un
embarazo adecuado y un parto sin problemas para ella y para su bebé. Sin embar-
go no existe acuerdo en este tema, más bien se encuentra abierto, en el mundo
de la medicina, a un debate cuyo cierre no se ve cerca. Existen quienes plantean
que “la adolescente embarazada y su hijo corren mayores riesgos de morbilidad y
mortalidad comparada con grupos de mujeres de 20 y 35 años, especialmente si
la adolescente tiene menos de 16 años de edad”(146). En este sentido, se da cuenta (146) Hamel Patricia. En
de que existiría un problema de salud para la madre, lo que la posicionaría en una Embarazo en Adolescentes.
situación de vulnerabilidad. UNICEF. Santiago, Chile. 1992.
Página 19.
En cuanto a la salud del hijo o hija, se señala la existencia de una mayor probabi-
lidad de muerte en el parto, así como también un menor crecimiento estatural y
un déficit nutricional mayor, que aquellos hijos/as de madres adultas(147). (147) Íbid. Página 19.

Los aspectos bio médicos anteriormente mencionados, se encuentran vinculados


Panorama conceptual 58

con factores socioculturales. Entre éstos se plantean(148): baja escolaridad y bajo (148) Íbid.
coeficiente intelectual de la madre, estado civil soltera e ilegitimidad del hijo/a,
baja edad del progenitor, bajo nivel socio económico, prácticas alimenticias de
la embarazada, abandono del progenitor, características del hogar, de apoyo fa-
miliar, bajos ingresos obtenidos en la actividad laboral de la madre adolescente,
entre otros. Es así como dependiendo del lugar que se ocupe en la estructura
social y de la localización geográfica (urbano–rural), van a ser distintas las causas
y consecuencias que el embarazo pueda generar.
Por otro lado, hay quienes señalan que los embarazos en mujeres jóvenes no
constituyen un riesgo en sí mismo, sino que su evaluación depende de las condi-
ciones específicas, tanto físico–biológicas, como económicas, sociales, culturales
y psicológicas de la posible madre. Cada contexto específico definirá las condicio-
nes que esa futura madre posee para sí misma y para su bebé tanto durante el
embarazo como en el parto, la lactancia y en el crecimiento posterior.
Si se sigue esta última lectura, se puede elaborar una posible tendencia en las
mujeres de acuerdo a su posición en la estructura social, dado que quienes po-
seen menores recursos económicos habrán contado con una alimentación más
deficitaria y con menor acceso a información respecto de su nueva situación, así
como menor claridad respecto del futuro que se les plantea ante el embarazo y
la maternidad.

D.4) Maternidad en jóvenes


Los argumentos señalados en torno al debate respecto del embarazo en mujeres
jóvenes y la construcción social de que debiera tratarse de una experiencia que
tiene cierta fecha y características esperadas, ha tenido una alta incidencia en el
tratamiento que socialmente se le ha dado a la situación y en específico a las mu-
jeres involucradas y sus bebés. Un conjunto de explicaciones estigmatizadoras se
han construido en torno a la temática, muchos de cuyos argumentos provienen
de las concepciones adultocéntricas que antes hemos debatido.
Por ejemplo, que las jóvenes que se embarazan no se encuentran preparadas
para ejercer el rol de madre, sobretodo porque serían portadoras de un embarazo
muchas veces no deseado, lo que interrumpiría el período de moratoria social y
el proyecto de vida. “La crianza de los hijos constituye una tarea difícil para la
madre adolescente, ya que ésta, al ser percibida como un elemento central de
sus vidas, les dificulta la satisfacción de necesidades propias de su edad como son
las fiestas, participación en grupos, pareja, entre otras. De este modo, los hijos
(149) Assef Verónica. Embarazo
generan sentimientos contradictorios en las madres adolescentes generando una Adolescente: Una realidad
relación ambivalente, provocando conductas que van de la sobreprotección, al nacional. CEANIM. Santiago,
maltrato verbal o físico, generando así sentimientos de culpa”(149). Chile. 1996. Página 3.

En relación a lo anterior, se señala que se presenta un alto riesgo psicosocial para


los hijos de madres adolescentes que surge desde el momento de la fecundación.
“Son embarazos inoportunos, a veces no deseados, y una gran parte de ellos no
tendría una familia completa al nacer”(150). Esto podría provocar consecuencias socio (150) Íbid. Página 5.
afectivas, debido a impactos en la autoestima de la joven y somatizaciones buscando
llamar la atención. Lo anterior, se puede dar porque “el alto nivel tensional podría
sobrepasar a la madre adolescente y descargar todas sus frustraciones y conflictos en
forma de violencia contra el niño, ya sea en forma física o psicológica”(151). (151) Íbid. Página 6.

Además, muchas de las jóvenes embarazadas tendrían sentimientos de culpa por-


que se les señala como responsables de una decepción a lo que sus familias, profe-
sores y el medio social esperaba de ellas: que terminen la escuela y se incorporen
al mundo del trabajo, siendo la formación de familia una tarea posterior. Muchos
Panorama conceptual 59

de estos actores de su entorno inmediato les corroboran esta noción de decep-


ción, ya que aunque les ayuden materialmente y les acompañen en su proceso,
podrán estar permanentemente recordando la desilusión provocada.
Como se observa, se construyen un conjunto de argumentaciones que desde la
noción original de que el embarazo en jóvenes es una situación “fuera de tiempo”
se permiten aventurar explicaciones que dejan caer su peso sobre las mujeres
jóvenes, aduciéndolas como incapaces, faltas de preparación y en suma, débiles
para la tarea de la maternidad.
Estas estigmatizaciones por parte del mundo social, pueden llevarla a sentir
culpa, vergüenza y temor a exponerse en el ámbito público, lo que puede cons-
tituirse como una limitante para asistir a Centros de salud. “La perspectiva social
hace a las futuras madres enfrentar los cambios en su cuerpo con sentimientos de (152) Flores, Lorena. Maternidad
y Paternidad las dos caras del
angustia, culpa e inhibición; dificultando mostrar el embarazo en los pasillos de embarazo adolescente. FNUAP.
las clínicas. (…) Las adolescentes muestran gran sensibilidad ante las actitudes y San José, Costa Rica. 1998.
preguntas que pueden recibir cuando asisten a centros de salud”(152). Es decir, su Página 66.
respuesta no es fruto de una condición intrínseca del ser joven, sino que es una
respuesta condicionada por las estigmatizaciones que hemos señalado.

D.5) Paternidad en jóvenes


En cuanto a la participación de los varones en estas situaciones de embarazo en
mujeres jóvenes, una primera distinción es que no siempre quienes son los padres
del bebé que se espera corresponden a jóvenes, sino que existe una proporción
que son varones considerados adultos o al menos mayores de 18 años. En lo que
sigue nos referiremos fundamentalmente a la paternidad en jóvenes.
Esta paternidad se encuentra integrada en la formación de la identidad masculina,
ya que aparecer públicamente como padre tiende a consolidar la imagen de varón
heterosexual —rasgo vital en sociedades patriarcales—con capacidad de reprodu- (153) Rodríguez, Jorge.
Vulnerabilidad demográfica en
cirse. Sin embargo, ello no es tan fundamental como para la mujer es la maternidad. América Latina: ¿Qué hay de
“Es posible no asumir las funciones de padre, sin que esto implique necesariamente nuevo?. CEPAL. Santiago, Chile.
cuestionar la virilidad del individuo, la cual se refuerza en otros aspectos”(153). 2001. Página 46.

En este sentido, el hombre tiene la posibilidad de renegar de su papel de padre,


posibilidad que no le está permitida a la mujer. “Si bien el hombre puede expe-
rimentar cierto nivel de sanción social, nunca llegará al extremo de considerar
que ha traicionado su naturaleza, como ocurriría en el caso de una mujer que
atente contra su papel de madre”(154). Es así como el hombre joven muchas veces (154) Íbid. Página 46.
puede no hacerse cargo de su responsabilidad como padre, relegando a la mujer
el ejercicio de ambos roles.
El papel del hombre en la familia se identifica con la idea de jefe familiar: re-
productor, proveedor y protector, lo que es parte importante de la identidad
masculina. Por ende, al asumir íntegramente su paternidad el joven “se enfrenta
a todos sus mandatos personales, sociales y a sus carencias, exacerbándose todo
ello por altruismo, lealtad, etc. como también por su dependencia económica
y afectiva. Por ello, busca trabajo para mantener su familia, y abandona sus
estudios, postergando sus proyectos a largo plazo y confunde los de mediano
con los de corto plazo, comenzando a vivir las urgencias. A todo esto se agrega
el hecho de que la adolescente embarazada le requiere y demanda su atención,
cuando él se encuentra urgido por la necesidad de procuración”(155). Lo anterior, (155) Ver paternidad adolescente
genera diversos problemas en el joven, ya que “se enfrenta a carencias por su baja en: http://med.unne.edu.
ar/revista/revista107/emb_
capacitación a esa edad y escolaridad muchas veces insuficiente para acceder a
adolescencia.html Visitada el 2
trabajos de buena calidad y bien remunerados. Ello lo obliga a ser “adoptado” de Noviembre del año 2005.
como un miembro más (hijo) de su familia política, o ser reubicado en su propia
(156) Íbid.
familia como hijo–padre”(156).
Panorama conceptual 60

Además de la dificultad para acceder a trabajos óptimos, se pueden presentar


otras consecuencias, es así como “es frecuente la deserción escolar para absorber
la mantención de su familia. También es común que tengan peores trabajos y de
menor remuneración que sus padres, sometidos a un stress inadecuado a su edad.
En general, todo ello condiciona trastornos emocionales que dificultan el ejercicio
de una paternidad feliz”(157). (157) Íbid.

Respecto de sus grupos de semejantes, en los varones no se generan cambios


importantes salvo que al asumir responsabilidades laborales cuentan con menos
tiempo para dedicar a las actividades que antes pueden haber ocupado su interés
y dedicación: música, deportes, fiestas, política, entre otros. Sin embargo, a
diferencia de las mujeres no son mandatados socialmente para abandonar esas
actividades sino que se les permite continuar participando en ellas y se valida su
menor dedicación a la crianza.
A pesar de esto es necesario señalar que actualmente los varones jóvenes mues-
tran una tensión en la construcción de sus identidades masculinas. Por una parte,
mantenerse fieles al modelo tradicional hegemónico patriarcal que les legitima,
situaciones como la que recién planteábamos y por otra parte, intentar construir-
se como varones desde las posibilidades que el modelo alternativo propone y que
les valida la experimentación de una paternidad activa y sin reparos(158). Esto se (158) Ha de considerarse que este
observa también en quienes asumen la paternidad siendo jóvenes. modelo alternativo constituye
todavía un balbuceo y una
D.6) Vulnerabilidad sociodemográfica: Los principales problemas que búsqueda, que de ninguna
manera posee las mismas
genera el embarazo en jóvenes de sectores pobres condiciones de desarrollo y
La vulnerabilidad sociodemográfica se refiere al “debilitamiento de los actores o en- hegemonía que el modelo
tidades como resultado de sus tendencias o comportamientos demográficos”(159). tradicional patriarcal. Ver Duarte
Klaudio. MASCULINIDADES
Es así como aquellos “actores o entidades que se mantienen con calendarios JUVENILES EN SECTORES
tempranos de adquisición de obligaciones nupciales, reproductivas y de crianza EMPOBRECIDOS. Ni muy cerca ni
tienen claramente más dificultades para el desarrollo de su proyecto personal y muy lejos, entre lo tradicional y
de su formación continua”(160). lo alternativo. Tesis para optar al
Título de Sociólogo. Universidad
La relación entre la vulnerabilidad y los comportamientos demográficos queda de de Chile. Santiago. 1999.
manifiesta en la denominada dinámica demográfica de la pobreza, que se refiere (159) Rodríguez, Jorge.
a la existencia de un rezago transicional de los pobres en la medida en que man- Vulnerabilidad demográfica en
tienen altas tasas de mortalidad y fecundidad(161). América Latina: ¿Qué hay de
nuevo?. CEPAL. Santiago, Chile.
Tal como hemos señalado, la fecundidad en las jóvenes de los sectores empobre- 2001. Página 2.
cidos es considerablemente mayor que aquella que se presenta en las clases más (160) Íbid. Página 2.
acomodadas. “Distintos estratos socioeconómicos muestran trayectorias de eman-
(161) Íbid. Página 6.
cipación diferentes. Una, más tardía y con baja fecundidad, propia de los sectores
medios altos; otra, con abandono temprano de los estudios, maternidad adolescen- (162) CEPAL. Adolescencia y
juventud en América Latina y el
te y mayores tasas de fecundidad, propia de los sectores menos pudientes”(162).
Caribe: problemas, oportunidades
No tan sólo existe una mayor cantidad de embarazos en jóvenes de las clases y desafíos en el comienzo de
medias y bajas, sino que además las consecuencias que un embarazo puede traer un nuevo siglo. Santiago, Chile.
2000. Página 13.
son diferentes dependiendo del contexto socioeconómico en el que se produce,
en este sentido “la pobreza constituye un factor de riesgo latente en la vida de (163) Flores, Lorena. Maternidad
y Paternidad las dos caras del
cada joven, incluyendo el aspecto reproductivo”(163). Así a las complicaciones de embarazo adolescente. FNUAP.
la pobreza se sumarán ahora las de una maternidad que limitan aún más las opor- San José, Costa Rica. 1998.
tunidades de las mujeres. Página 28.

Al mismo tiempo, esta condición de pobreza “crean circunstancias adversas para


el desarrollo intelectual de los hijos, al restringir la calidad global de la estimula-
ción que el niño recibe y disminuir las posibilidades de adquirir los alimentos que
constituyen la dieta necesaria. (…) La desnutrición hace al niño más pasivo y me-
Panorama conceptual 61

nos estimulante para la madre, con lo cual ella también le presta menos atención
socio–afectiva, lo que, a su vez, refuerza la pasividad del niño”(164). (164) Íbid. Página 22.

Una de las oportunidades que se ve bastante diminuida para las jóvenes emba-
razadas pobres es la continuación de sus estudios. Las dificultades económicas
aumentan con el embarazo y con la llegada de un nuevo integrante a la familia y,
a pesar de que se han dado avances en el sistema educacional chileno en este sen-
tido, aún existe discriminación y falta de recursos adecuados, que obliga muchas
veces a las mujeres jóvenes a dejar sus estudios o a interrumpirlos para retomarlos
posteriormente en el sistema de educación de adultos.
En definitiva, se reproduce un espiral de pobreza debido a la falta de acceso a
educación, a oportunidades laborales, el hacinamiento en el hogar, la falta de
información o la dificultosa posibilidad de poder aspirar a construir otro proyecto
de vida más allá de tener un bebé.
4
Conclusiones
y recomendaciones
Conclusiones y recomendaciones 63

A) Sexualidad, embarazo y maternidad–paternidad juvenil:


Acciones y recursos
En los ámbitos de acción estudiados, están en juego la calidad de vida y los derechos
de las y los jóvenes y los hijos e hijas no buscados y/o no esperados. En este senti-
do ha sido materia de preocupación de organismos y agencias internacionales(165), (165) Fondo de Población de las
organismos de gobierno y del mundo académico nacional(166) que están orientados Naciones Unidas, Organización
Panamericana de Salud, (La
al abordaje de la salud sexual y reproductiva, los niveles de natalidad —nacimien-
Federación Internacional de
tos— en jóvenes menores de 20 años. Planificación de la Familia, The
Las primeras medidas adoptadas en relación con el embarazo en jóvenes se orien- Alan Guttmacher, por nombrar
algunos).
taron a la retención en el sistema educativo y a la inserción con grados de flexi-
bilidad acorde a sus posibilidades. Posteriormente, los esfuerzos se dirigieron a la (166) Descritos en el presente
informe.
prevención del embarazo y de las enfermedades de transmisión sexual. Reciente-
mente, aunque en iniciativas aisladas, se han puesto en práctica programas que
van más allá del embarazo y que se dirigen desde una perspectiva integral a la
salud sexual y reproductiva de los y las jóvenes.
Se vislumbra la necesidad de empezar a dialogar sobre aspectos más positivos del
desarrollo sexual de los y las jóvenes considerando el amor, el erotismo y la sexuali-
dad, dimensiones que anteriormente habían sido invisibilizadas, reduciéndose a pa-
tologías sin considerar otras dimensiones tales como el desarrollo de capacidades.
Como hemos dicho, el enfoque que ha primado es el que centra en genitalidad
y reproducción la mirada sobre las experiencias de sexualidades, por ello es que
la preocupación está centrada en Infecciones de Transmisión Sexual y Embarazo
—llamado no deseado o temprano—. El acercamiento a la conversación social so-
bre otros planos de las sexualidades sigue estando prohibido. Algunas experiencias
internacionales muestran que cuando estos elementos —amor, placer, erotismo,
cuerpo, etc.— aparecen en la conversación de sexualidades, convocan mayor in-
terés, compromiso y profundidad en los grupos de jóvenes. Como vimos en el ítem
anterior, ello implica epistemologías y estilos metodológicos de nuevo tipo.
Los obstaculizadores para la implementación de éstas iniciativas han sido: la
cobertura limitada, el sesgo urbano, la escasez de personal capacitado, la baja
coordinación entre organismos públicos, privados y ONG, y la existencia de des-
acuerdos en el marco valórico que debe regir estas acciones.
En Chile, las ONG y las Universidades han tenido un rol preponderante en la reali-
zación de acciones en el campo de la salud sexual y reproductiva, principalmente
en la generación y/o apoyo de iniciativas tanto en salud como en educación.
Al examinar un conjunto de 21 iniciativas fue posible encontrar acciones en los
tres ámbitos estudiados que revelan la presencia de ciertos patrones más o me-
nos definidos. Mientras los actores público estatales cubren preferentemente las
acciones en el ámbito de la prevención y atención, el mundo académico y ONG
aporta de manera transversal con elementos de diagnóstico, modelos de inter-
vención y de gestión. En ese sentido resulta arbitrario separar la participación del
conjunto de actores en virtud de que las innovaciones tanto en el ámbito de la
educación como de la salud incorporan modelos en los cuales el mundo académi-
co y ONG han tenido participación sea en su formulación y/o ejecución.
1. En relación con las acciones para prevenir el embarazo no esperado en las
jóvenes se encuentran las siguientes acciones.
De difusión y promoción de Salud y Derechos de los Jóvenes. Estas apuntan
básicamente a generar espacios de acercamiento mediante la entrega de infor-
mación en terreno en materia de autocuidado en Salud, Salud Sexual y Repro-
Conclusiones y recomendaciones 64

ductiva, Prevención de ITS, Derechos de los y las Jóvenes, aspectos transversales


al Embarazo en jóvenes, sus consecuencias e implicancias para la madre, el/la
hijo/a y su entorno; y la prevención de este son las principales temáticas que se
abordan en este contexto.
Un segundo tipo que se aborda en un mayor nivel de acercamiento son las Char-
las y Jornadas en Sexualidad. Estas acciones tienen como propósito expo-
ner información sobre temas específicos en relación a sexualidad en la juventud
y prevención del embarazo en jóvenes, para aumentar el conocimiento de los
hombres y mujeres jóvenes respecto del tema. Estos son eventos que no tienen
periodicidad definida.
Talleres en Sexualidad. De carácter más sistemático, el propósito es abordar la
sexualidad a partir de un conjunto de temáticas mediante sesiones programadas
en función de los temas que surgen en el proceso de atención. Dentro de los
temas abordados están los roles hombre-mujer, aspectos biológicos y afectivos,
relaciones sexuales y riesgos, opciones, autoestima, entre otros.
Los espacios de conversación en Sexualidad para Jóvenes. Acciones de prefe-
rencia impulsadas en establecimientos educacionales. Consisten en convocar a los
y las jóvenes conversar sobre sexualidad y afectividad. Sigue el modelo JOCAS.
Talleres o incorporación de padres–madres de los jóvenes. Aunque con me-
nor frecuencia, están orientados a sensibilizar a quienes componen el entorno
del joven o de la joven, con el objeto de obtener su apoyo de manera que el
trabajo sea complementado para garantizar mejores resultados. Los temas son
en relación con la juventud, las dinámicas de este grupo, las relaciones padres/
madres–jóvenes, los cambios de la etapa, etc. La incorporación de las familias
a las acciones y/o recursos, son instancias de participación en la definición de
objetivos y metodologías de enseñanza.
Las consejerías son acciones recurrentes en el ámbito de la salud en los tres ám-
bitos de acción.
La Consejería en proyecto de vida es una de las acciones más recientes. El
propósito es entregar información a los y las jóvenes, con énfasis en las mujeres.
Consiste en contribuir a la reflexión sistemática sobre aspectos de afectividad,
autoestima, opciones de proyecto de vida y entrega de herramientas y elemen-
tos para que el embarazo no sea la única, ni primera opción de las jóvenes. Se
observa un pequeño número que aborda esta estrategia en el ámbito del apoyo
a la maternidad/paternidad.
La Consejería Salud Sexual y Reproductiva y Métodos Anticonceptivos.
Se entrega información relativa a los métodos de planificación familiar y herra-
mientas para que los y las jóvenes tengan opciones respecto a su salud sexual y
reproductiva y la vivan con los mínimos riesgos.
El Control de salud libre demanda. Se espera la demanda espontánea por parte
de jóvenes. Esto consiste en la solicitud de métodos de regulación de la fertilidad
y de prevención de VIH/SIDA. A esta instancia suele incorporarse consejería.
2. En relación con las acciones en Atención del embarazo en jóvenes existen
al menos seis tipos que se presentan con frecuencia.
El Control del embarazo. Comprende el diagnóstico del embarazo hasta su
término, controlando el bienestar biológico y físico del hijo/a y de la madre y
entregando indicaciones acerca de los cuidados en salud para ella y su hijo/a, con
el objeto de que el embarazo llegue a buen término. Se favorece el acompaña-
miento del padre.
Conclusiones y recomendaciones 65

El Apoyo en caso de abuso o agresión sexual. Acciones orientadas a la atención


o apoyo especializado, psicológico y social, a las jóvenes que han sido víctimas de
abusos o agresiones sexuales, con la consecuencia de un embarazo.
La Atención o apoyo psicológico pre–parto. Están orientadas a contribuir a
la interiorización del embarazo y el comienzo del proceso de maternidad/paterni-
dad. Implementación del modelo Doulas(167). También se entregan herramientas (167) Acompañamiento de una
para enfrentar su entorno (familia y colegio), como comunicar la noticia y los mujer a la embarazada durante
el trabajo de parto y parto,
cambios que deben enfrentar.
brindando apoyo emocional
La Asistencia Social pre–parto. Acciones orientadas a buscar redes de apoyo continuo durante este período.
familiares en primera instancia y la entrega de información o derivación asistida a
instancias de apoyo social, laboral o acogida según requieran las jóvenes.
La integración del padre a la atención del embarazo. Se lo integra a charlas,
consejerías, talleres informativos y/o a los controles de salud.
Se dispone además de otras atenciones de especialistas requeridas por las jóve-
nes. Atención de matrón–matrona, atención psiquiátrica, nutricional, lactancia,
kinesiológica y psicopedagógica.
3. En relación con las Acciones de apoyo a la maternidad y/o paternidad juvenil
La Prevención del segundo embarazo. Acciones orientadas a la entrega de
información, charlas, consejerías o talleres acerca de métodos anticonceptivos
naturales o artificiales orientados a prevenir un segundo embarazo no esperado
y que los y las jóvenes decidan informadamente cuando tener otro hijo/a, según
lo estimen conveniente.
El Acompañamiento durante el embarazo. Acciones orientadas a que una
mujer, con experiencia o conocimientos acompañe, guíe y aconseje a la joven
durante el embarazo (Doulas) y los primeros años de vida del hijo/a para entre-
garle apoyo, afecto y un espacio de acogida mientras se desarrolla como madre y
aprende los cuidados básicos de su hijo/a como base de la futura crianza.
Talleres y charlas sobre embarazo y parto. Acciones orientadas a exponer
información que entregue conocimientos a los padres y/o madres acerca del
proceso de embarazo, los cambios de la madre y del hijo/a, hasta la preparación
de ambos para el nacimiento del hijo/a.
Consejería charlas o talleres sobre cuidado del hijo/a. Acciones orientadas a
la entrega de información a jóvenes padres y/o madres o que van a serlo, acerca
de los cuidados necesarios y mínimos que deben entregarle a los hijos/as recién
nacidos hasta los dos años respecto de salud. Acciones, de estimulación temprana
y/o pautas de crianza.
Apoyo de reinserción escolar. Acciones directas o indirectas orientadas a que
la madre o padre que ha interrumpido los estudios a causa del cuidado o man-
tención del hijo/a, a que se reincorporen a la escuela y terminen sus estudios, ya
sea resguardando que se cumplan sus derechos, apoyándolos con las dificultades
escolares, mostrándoles la importancia de concluir el Liceo o bien facilitando su
asistencia a este.
Capacitación laboral. Acciones orientadas a que los jóvenes padres y/o madres
adquieran conocimiento acerca de alguna actividad que les permita trabajar, en
algún área especializada optar a una mejor remuneración por el trabajo y disponer
de una mejor calidad de vida para ellos y sus familias.
La Atención de salud especializada para padres/madres e hijos/as durante
el primer año. Acciones orientadas a la atención especializada de los hijos/as de
Conclusiones y recomendaciones 66

padres y/o madres, controlando además la salud de estos últimos, haciendo un


seguimiento conjunto al crecimiento y desarrollo de padres e hijos/as.
La Atención o apoyo social post parto. Acciones orientadas a buscar redes de
apoyo familiares, entrega de información acerca de organizaciones o programas
a los que pueden optar los jóvenes como familia según sus demandas, derivación
asistida a instancias de apoyo social, laboral o acogida según requieran los y las
jóvenes padres y/o madres.
La Atención o apoyo psicológica post parto. Acciones orientadas a la aten-
ción o apoyo en la etapa posterior al parto acerca de las inquietudes o problemas
de los y las jóvenes respecto a los cambios que deben enfrentar, los nuevos y
múltiples roles que deben asumir, la etapa escolar, el cambio de relaciones y diná-
micas familiares y de pareja, construcción de la maternidad paternidad, etc.
Cuidado diario del hijo/a. Acciones que se orienten al cuidado del hijo/a de
padre y/o madre y a la entrega de los elementos necesarios para su cuidado diario
y su óptimo desarrollo en ausencia de la madre y padre, por encontrarse estos
estudiando o trabajando.
Acogida. Acciones orientadas a proteger y hacerse cargo de las necesidades de la
joven madre o embarazada y de sus hijos/as por un tiempo determinado, dada la
carencia de una situación óptima para el desarrollo y cuidado de estos.
4. Se constatan Acciones Transversales que suelen implementarse en los
tres ámbitos de atención y abordaje. Estas provienen fundamentalmente del
mundo académico y ONG que al vincularse con instancias público–estatales, po-
drían constituirse en poderosos aliados. Muchos de los modelos implementados
tanto en el sector salud como en educación provienen de acciones de este tipo.
Sensibilización. Acciones orientadas a organizaciones, autoridades y a la pobla-
ción en general, para la toma de conciencia frente al tema embarazo en jóvenes y
las consecuencias de este, situándolo como problema, materia de intervención.
Investigación. Acciones orientadas a desarrollar conocimientos médicos, psico-
lógicos, sociales, y culturales en relación a la adolescencia como etapa y su en-
torno. El propósito es servir de insumo y respaldo para realizar nuevas acciones,
reorientarlas o bien para profundizar los conocimientos.
Docencia. Acciones orientadas a que expertos entreguen los conocimientos
aprendidos y existentes respecto de juventud y aspectos transversales a esta. El
propósito es potenciar innovaciones en el ámbito de la prevención, atención y
apoyo, sensibilizando a profesionales que se desempeñarán en dichos ámbitos.
Proyectos de intervención. Acciones orientadas a desarrollar nuevas activida-
des, a probar nuevos modelos de intervención, realización investigaciones etc. Que
permitan mejorar las acciones realizadas actualmente o bien, la permanencia y sus-
tentabilidad del recurso o iniciativa. Muchas de las acciones surgen el marco de la
ejecución de proyectos que están sujetos a financiamiento de duración variable.
Elaboración de material educativo. Acciones orientadas a elaborar material
gráfico, audio visual o virtual para ser utilizado para información o perfeccionar
conocimientos de jóvenes, profesores, profesionales de la salud o por quienes re-
quieran su utilización, para aprender y comprender la sexualidad, enseñar, aten-
der y comprender las dinámicas de las y los jóvenes.
Formación de monitores y/o capacitación en sexualidad. Acciones orien-
tadas a formar agentes educativos en sexualidad especializados en temas espe-
cíficos respecto a adolescencia, sexualidad y metodologías para la entrega de
Conclusiones y recomendaciones 67

conocimientos a jóvenes, profesores u otros agentes que repliquen y difundan


los conocimientos.
Trabajo en redes comunales. Acciones orientadas a la coordinación y/o parti-
cipación de organizaciones comunitarias y de la comunidad en la implementación
de las iniciativas o recursos en juventud para garantizar el apoyo y el trabajo
complementario, o bien para colaborar con instancias no atendidas por la inicia-
tiva o recurso.
Coordinación con organizaciones juveniles. Acciones orientadas a integrar
la participación de los jóvenes a la implementación de las iniciativas o recursos,
para tener su apoyo, conocer sus demandas, para que se integren y obtengan los
servicios disponibles.
Vínculos Estado–Mundo Académico–Sociedad Civil. Acciones orientadas a la
colaboración y asesoría de expertos en relación a sexualidad, juventud, modelos de
intervención y réplica de acciones y recursos para jóvenes con instancias de Gobierno
como Ministerios, Mesas de Trabajo, Comisiones sectoriales, instancias regionales y
provinciales, municipalidades etc., complementando información y conocimientos.
Hijos–as de jóvenes. Programa “Para que estudie contigo”, instalación de las cuna
en liceos municipalizados, donde los/las estudiantes padres o madres puedan dejar a
sus hijos/as al cuidado de personal capacitado pasa su educación y protección.
esquema nº2: acciones y recursos en sexualidad, embarazo y maternidad–paternidad juvenil

Prevención del Apoyo a la maternidad


embarazo en jóvenes Mujeres jóvenes y/o paternidad Juvenil

Atención del Varones jóvenes


Acciones transversales
embarazo en jóvenes

Fuente: Elaboración propia a partir


de resultados del estudio.
B) Maternidad y paternidad juvenil. Quiénes son sujetos
de política
En el presente estudio proponemos hablar de juventudes o de poblaciones jóve-
nes para referirnos al grupo social que vivencia la maternidad y/o paternidad a
temprana edad. Lo hacemos como una manera de integrar al discurso la cons-
trucción de realidades que hacemos desde un determinado uso del lenguaje, que
apunta a significar la pluralidad existente en su interior y con la disposición a leer
sus realidades desde especificidades necesarias de hacer. En este caso, orientado
principalmente a la clase social —sectores empobrecidos—, al género —esta-
bleciendo distinciones y semejanzas entre varones y mujeres—, a la localización
territorial —urbana y rural—, a la condición social —estudia, trabaja, participa,
Conclusiones y recomendaciones 68

etc.— y de ser posible y necesario a la adscripción —sub o contra cultural— que


puede tener incidencias importantes en las opciones que se asumen en temáticas
referidas a embarazos, maternidades/paternidades.
La conceptualización construida socialmente respecto de este grupo social jó-
venes tiene raíces que hasta hoy inciden en los significados asociados. Por una
parte, la patologización de la condición juvenil a través de la creación de la
noción de adolescencia proveniente principalmente desde la medicina. Un én-
fasis está puesto en asemejar pubertad —como proceso de cambios fisiológi-
cos— con el despliegue e inhibición de determinadas conductas que han sido
naturalizadas y que llevan a la homogenización de las y los sujetos jóvenes. El
otro énfasis está puesto en definir que esos cambios conductuales implican crisis
—como acabamiento y muerte— que requieren de la intervención cauteladora
y orientadora de los actores adultos. Por otra parte, la criminalización de la
condición juvenil a través de la generación de leyes y códigos de política pública
que buscan normar a estos sujetos jóvenes y disminuir sus desórdenes de diverso
tipo en las relaciones que estos sujetos establecen con su medio social.
Todas estas construcciones han sido elaboradas de modo unilateral y autoritario,
desde las agencias de socialización en las cuales los mundos adultos tienen control
y capacidad de decisión. Esas construcciones inciden de manera significativa en
los imaginarios sociales y por supuesto, también lo hacen en quienes diseñan e
implementan política pública. Al mismo tiempo inciden en las familias y actores
de las comunidades escolares, espacios donde las y los jóvenes pasan la mayor par-
te de sus vidas y en los cuales se materializan los efectos que estas construcciones
van generando. También es necesario considerar como las y los propios jóvenes
se debaten entre la reproducción acrítica de esos imaginarios y las resistencias a
ellos para tratar de construir otras perspectivas y otras formas de mirar.
En términos globales, podemos decir que las experiencias de sexualidades que
despliegan las y los jóvenes también dan cuenta y se tensan con estos imagina-
rios, que entre otros aspectos, abordan las expectativas e intereses sociales en
torno a cómo vivir dichas sexualidades. Es decir, estos imaginarios no solo aluden
a nociones de jóvenes, sino sobre todo construyen esas imágenes desde las expec-
tativas que los mundos adultos tejen en torno a estos sujetos.
La investigación realizada muestra que esos imaginarios se visibilizan en las es-
trategias que se diseñan y en los sentidos que en ellas se instalan. Por ejem-
plo, nociones de jóvenes en tránsito, de futuro, de falta de madurez, de
desorientación sexual, riesgo reproductivo, entre otros discursos. Al mismo
tiempo, ello les lleva a validarse en tanto adultos que sí habrían superado todos
esos problemas y por lo tanto contarían con las herramientas para guiar —orien-
tar, educar, capacitar, informar, etc.— a las y los jóvenes.
De esta forma se va consolidando un estilo adultocéntrico de (mal) trato desde
los mundos adultos hacia las poblaciones jóvenes, desde la concepción de ado-
lescencia como problema, riesgo y amenaza lo que como dijimos, tiene variadas
incidencias en la política pública la que, si pretende obtener impactos significati-
vos tiene que discutir dichas nociones y desde ahí replantear los imaginarios con
que se aborda a estos grupos sociales, principalmente porque el impacto es más
evidente entre los más pobres.
Otro aspecto de la conceptualización se relaciona con la edad. A nuestro juicio
ella debe ser usada como un dato duro que permite establecer cohortes y generar
grupos para focalizar determinadas ofertas de la política pública. Sin embargo,
ello no debe convertirse en un dato desde el cual se pretendan explicar las realida-
Conclusiones y recomendaciones 69

des juveniles —ni de ningún sector social—. Por esto el desafío es buscar otras
variables que nos ayuden a identificar con mayor precisión a los grupos con los
que deseamos vincularnos, en especial en la implementación de Política Pública.
Entonces más que criterios etáreos, hemos de insistir en usar la posición social
de cada sujeto en la estructura, en este caso por ejemplo en menores de 18 años:
ser estudiante secundario y para los servicios dirigidos a grupos menores de 14
años, ser estudiante del segundo ciclo de enseñanza básica. Ante esta posibilidad,
volver a preguntarse por las fronteras de edad es insistir en que ella explique lo
inexplicable desde la edad. Puede que alguien tenga más de 14 años y esté aún
en enseñanza básica, pero ello no es relevante si lo que interesa es que reciba los
servicios diseñados en este ámbito. Lo mismo por la parte alta del grupo jóvenes,
alguien puede egresar de enseñanza media con 16 años, entonces habrá que pen-
sar en servicios que acojan a ese segmento de la población que cambia su posición
en la estructura, pasa a estudios superiores (Universitarios, Instituto Profesional
o Centro de Formación Técnica), comienza a trabajar, se casa, busca empleo o es
cesante, o varias de las anteriores de manera simultánea.
Cuando esto no es posible, pues la población es un grupo heterogéneo con di-
versas posiciones sociales, sugerimos recurrir a la edad como variable común. Sin
embargo, el desafío está puesto en no construir desde ella significaciones que
refuercen las condiciones de subordinación de las poblaciones jóvenes y dentro
de ello, evitar la construcción de explicaciones naturalizadoras de las conductas
y opciones juveniles.
Una recomendación es desplegar en el Estado y sus diversos Servicios, en las Ins-
tituciones de la Sociedad Civil y otras, procesos que les permitan a sus profesiona-
les, técnicos y otros actores, sensibilizarse y cuestionar las nociones que utilizan
y la incidencia que ellas tienen en sus acciones, por lo tanto en las políticas que
implementan o que evitan implementar. Es decir, no sólo desarrollar capacitacio-
nes para la réplica de contenidos e informaciones, sino construir nuevas visiones
que les permitan modificar los puntos de partida que tienen sus propuestas.
En cuanto a la condición de género que viven las y los jóvenes es importante con-
siderar las diferencias entre hombres y mujeres jóvenes en torno a la sexualidad,
que se han ido volviendo menos rígidas en el transcurso del tiempo. Por ejemplo,
la maternidad ya no constituye el eje tradicional que define y determina su pro-
yecto de vida. En la actualidad muchas jóvenes vivencian una etapa de erotismo
asociado al placer y a la búsqueda de experiencias nuevas. Al mismo tiempo, los
estudios y el ingreso al ámbito laboral forman parte de la experiencia de una
creciente proporción de la población femenina joven.
Los cambios en el estilo de vida de las mujeres jóvenes pueden producir que éstas
se tengan que enfrentar a nuevos riesgos. Se pueden producir tensiones frente a
la cultura masculina, la que está construida sobre relaciones desiguales entre los
géneros. Persisten necesidades desiguales para cada cual en cuanto a la dimen-
sión sexual, lo que debiera reflejarse en acciones diferenciadas que incorporen la
perspectiva de género.
Los argumentos señalados en torno al debate respecto del embarazo en mujeres
jóvenes y la construcción social de que debiera tratarse de una experiencia que
tiene cierta fecha y características esperadas, ha tenido una alta incidencia en
el tratamiento que socialmente se le ha dado a la situación y en específico a las
mujeres involucradas y sus hijos/as.
Hemos señalado que desde un cierto proceso histórico el embarazo en jóvenes es
significado socialmente como un problema. Si bien no hay acuerdo en que se tra-
Conclusiones y recomendaciones 70

te, de por sí de un riesgo físico y de salud para la mujer joven, el eje del conflicto
está puesto en evitar embarazos mientras no han completado las tareas que los
mundos adultos han definido para las y los jóvenes.
La tarea principal es que completen su educación media y que egresen de ella, ya
sea hacia estudios superiores o que se integren al mercado. Ese es el piso mínimo
que se espera cumplan niñas, niños y jóvenes, para ello se supone que el Estado
chileno está preparado y tiene ofertas adecuadas.
Se han construido un conjunto de explicaciones estigmatizadoras en torno a la
temática, muchos de cuyos argumentos provienen de las concepciones adulto-
céntricas que hemos debatido en este estudio.
Es común que los padres jóvenes suelen tener más edad que la madre y la ma-
yoría de las veces son considerados adultos o al menos mayores de 18 años. No
obstante, en relación con la paternidad en jóvenes, es posible señalar que se
encuentra integrada en la formación de la identidad masculina, ya que aparecer
públicamente como padre tiende a consolidar la imagen de varón heterosexual
con capacidad de reproducirse —rasgo vital en sociedades patriarcales—. Sin
embargo, ello no es tan fundamental como para la mujer es la maternidad, en
virtud de que es posible no asumir las funciones de padre, sin que implique cues-
tionamiento al menos en relación con su condición viril, ya que ha demostrado
su capacidad de reproducirse.
En este sentido, el hombre tiene la posibilidad de renegar de su papel de padre,
cuestión que no le está permitida a la mujer. Si agregamos el hecho de que el
hombre joven muchas veces puede no hacerse cargo de su responsabilidad como
padre, relega en la mujer el ejercicio de ambos roles. Esto fundamenta con creces
la necesidad no solo de incrementar acciones en materia de prevención del em-
barazo no buscado en jóvenes y la promoción de su salud sexual y reproductiva;
sino además visibilizar en estos componentes la presencia de los varones. Esto
cobra sentido si, como quedó expuesto en la caracterización de la maternidad
juvenil, seguirá naciendo una cantidad significativa de hijos e hijas que en alguna
medida serán no buscados y/o no esperados, lo que redundaría en condiciones
de vulnerabilidad para ellos.

C) Tendencias y proyecciones de maternidad juvenil


Hay aspectos importantes a considerar en el perfil social y demográfico que justifican
la intervención oportuna en materia de sexualidad y salud sexual y reproductiva.
Se ha considerado que la edad a la que se contrae matrimonio marca el comienzo
de la actividad sexual, y por lo tanto, la posibilidad de procrear. Sin embargo, la
realidad demuestra que la iniciación sexual y por ende la posibilidad de procrear,
muchas veces no se asocia al estado de unión.
Actualmente los nacimientos en jóvenes menores de 20 años representan aproxi-
madamente un 16 por ciento del total de nacimientos del país. De este total de
nacimientos en madres, un 3 por ciento corresponde a menores de 15 años y un
97 por ciento a madres de 15 a 19 años de edad.
Del total de mujeres de 12 a 19 años que no se encuentra en enseñanza básica
o media, casi un cuarto no lo hace por alguna razón asociada a la reproducción
y la maternidad. 17 de cada cien de ellas no asiste al colegio por dedicación a la
maternidad, mientras el 6 por ciento se encuentra embarazada. Por otro lado, 2
de cada 100 jóvenes pobres no se encuentran cursando algún grado de enseñanza
básica y media por razones de embarazo o parto (CASEN, 2003).
Sobre el diferencial urbano–rural cabe señalar que mientras los nacimientos de las
Conclusiones y recomendaciones 71

jóvenes de las áreas urbanas representan en promedio un 14 por ciento del total
de los nacimientos de la población femenina en edades fértiles que reside en estas
áreas en el país, la población femenina de 12 a 19 años de edad que reside en las
áreas rurales aporta poco más del 16 por ciento del total de nacimientos de las
mujeres de 15 a 49 años que habita estas áreas a nivel nacional.
El número medio de hijos/as por mujer en hogares pobres es aproximadamente
de 2.6 hijos/as lo que significa que la fecundidad de las mujeres pobres es un
45 por ciento más elevada que la de las no pobres. Esto reafirma la necesidad
de poner el énfasis en jóvenes en situación de pobreza, en virtud de una mayor
demanda no satisfecha en salud sexual y reproductiva.
Otro aspecto es la demanda de atención por parte de jóvenes debido a embara-
zo, parto y puerperio. En el período 2001–2003, se registra un promedio anual
de 436 mil egresos hospitalarios relativos a la atención de la población femenina.
De ellos, 262 mil, vale decir un 60 por ciento, se asocia a estas causas. Un 18,7
por ciento de las atenciones corresponde a la población femenina de 10 a 19 años.
Por otro lado, del total de egresos por “abortos” un 12.5 por ciento corresponde a
la población en el mismo tramo etario. Aquellos casos cuyo diagnóstico se asocia
a “complicaciones relacionadas con el puerperio y otras afecciones obstétricas”
en jóvenes representa un 22,2 por ciento del total de egresos por esta causa. En
2003, 29 mil jóvenes se encontraban embarazadas o amamantando. De estas, un
25 por ciento presentaba algún estado nutricional fuera del normal destacándose
un 14 por ciento por encontrarse en situación de sobrepeso.
Llama la atención la diferencia porcentual entre los egresos por “parto único
y espontáneo” y por “complicaciones del embarazo y el parto”. En el total de
mujeres es de un 15,6 por ciento, mientras que en la población de 10 a 19 años
de edad dicha diferencia es de un 27 por ciento, lo que habla de grados de riesgo
durante el alumbramiento en madres jóvenes. Podría desprenderse de esto que
existe mayor riesgo del alumbramiento en madres jóvenes, sea por la edad, situa-
ción de pobreza y otras condiciones socioeconómica que determinan la salud de
la madre y del hijo/a.
Es importante señalar que se observa un bajo nivel de control preventivo, espe-
cialmente en el primer embarazo. Durante el año 2003, del millón trescientos mil
jóvenes de 12 a 19 años de edad, solo un 5,1 por ciento habría asistido a algún
control médico, esto es, cerca de 57 mil jóvenes. Ahora, entre las jóvenes contro-
ladas a nivel nacional, un 39 por ciento lo habría hecho por motivos relacionados
con la maternidad y poco más de un 27 por ciento por causas asociadas al parto y
puerperio. Esto revela la falta de accesibilidad a los servicios de salud reproductiva
por parte de las jóvenes. Si consideramos la opinión de jóvenes entrevistados en
el presente estudio, salvo notables excepciones: la carente infraestructura, el
poco personal disponible y el bajo grado de vinculación entre el servicio de salud
y la comunidad obstaculizan el acceso.
Las cifras presentadas y las proyecciones de la fecundidad en jóvenes menores
de 20 años, amerita acciones de intervención de corto, mediano y largo plazo.
En el período 2000–2005 el aporte de la fecundad adolescente será de 15,45
por ciento; en el quinquenio 2005–2010 se reduciría a un 15,07 por ciento. A
partir de entonces esta cifra tendría un incremento de 15,25 por ciento en el
período 2010–2015; volviendo a descender a 15,8 por ciento en el quinquenio
2015–2020.
Las tendencias se explicarían por al menos dos factores combinados, utilizados
como supuesto para la elaboración de las proyecciones.
Un primer factor son los cambios experimentados recientemente (1992–2002)
Conclusiones y recomendaciones 72

por el nivel, la estructura y la edad media de la fecundidad. En general en Chile


la fecundidad a nivel de reemplazo (menos de 2.1 hijos/as por mujer) se presentó
antes del tiempo estimado. La estructura por edades de la fecundidad fue dando
paso a las edades cada vez más jóvenes en virtud de que estas cohortes iban
ganando en peso relativo.
Un segundo factor sería la presencia de posibles políticas públicas que en el futuro ten-
drían alguna incidencia en el estancamiento de los niveles de fecundidad adolescente.

D) Políticas, acciones y recursos: Enfoques


La salud reproductiva se entiende como un componente de la salud global de las
personas, refiriéndose a un estado general de bienestar físico, mental y social,
incluyendo como condición la capacidad de las personas de disfrutar de una vida
sexual satisfactoria y sin riesgos, con la libertad de procrear, de no hacerlo y de
hacerlo en la frecuencia deseada. Esto impacta las políticas públicas de salud y
constituye una necesidad fundamental de toda la población.
En relación con los derechos de los jóvenes persisten obstáculos para reconocerlos
como sujetos plenos de derechos. En la conferencia de El Cairo se reconoce que
el acceso por parte de jóvenes a información y servicios de salud sexual y repro-
ductiva constituye un derecho humano básico ratificado por los Estados parte y
se señala la necesidad de atender el ámbito de la enseñanza y los servicios, para
que éstos puedan asumir su sexualidad de modo positivo.
En cuanto a los derechos de niños y niñas, la Convención sobre los Derechos del
Niño combina en un solo cuerpo legal los derechos civiles y políticos con dere-
chos económicos, sociales y culturales. Este es el principal referente jurídico para
el Plan Nacional de la Infancia, en el cual no se consigna diferencias entre los
niños y niñas, en particular en relación con la composición etarea de su familia
de origen.
Un papel importante han tenido las organizaciones no gubernamentales y el ám-
bito académico en cuanto a la producción de diagnósticos, recursos y acciones, y
al monitoreo, seguimiento y abogacía desde una perspectiva de derechos.
Solo recientemente la educación sexual ha seguido una perspectiva educativa y
pedagógica, que no se reduce al espacio escolar, buscando incrementar procesos
de aprendizaje y desarrollando temas como la comunicación, las habilidades so-
ciales y proyectos de vida. Lo mismo ocurre en el sector salud incorporando una
estrategia orientada al estímulo de la ciudadanía de los jóvenes.
En este marco, las acciones en el ámbito de la prevención del embarazo en jóve-
nes, la atención de éste y el apoyo posterior, incluyendo a los hijos e hijas, se han
desarrollado en un ámbito complejo que hasta ahora ha tenido un tratamiento
parcial y sesgado.
Frente a esto cabe realizar algunas distinciones globales.
En primer término al examinar el tratamiento conceptual y operacional de la
sexualidad y la reproducción, y los derechos de los y las jóvenes y de sus hijos/as
hasta fines de los noventa, se aprecia un abordaje del ámbito de la reproducción
que privilegia su dimensión biológica. Posteriormente se aprecia en el plano de-
claratorio algunos cambios significativos, aunque con obstáculos, como se obser-
va en al menos dos ámbitos.
• En el ámbito de la educación se observa una transformación desde la visión bio-
logista y parcial de la educación sexual a una visión interdisciplinaria. Se instalan
iniciativas, impulsadas especialmente desde el ámbito académico y ONG, que
Conclusiones y recomendaciones 73

relevan la capacitación de los profesores en los establecimientos de salud y con la


incorporación de toda la comunidad escolar. El sector educación ha inaugurado
recientemente un Plan que genera expectativas en la medida que debe superar
fuertes resistencias al interior de las comunidades educativas, especialmente en
colegios subvencionados.
• En el ámbito de de la salud reproductiva, se ha planteado una estrategia multi-
sectorial y multidisciplinaria con la participación de la sociedad civil y del mundo
académico. Sin embargo, se entregan recursos a los distintos servicios o programas
por un período corto, lo que se traduce en una baja probabilidad de sostenibilidad.
En segundo término, aunque se observan avances interesantes tanto en el sector
salud, como educación, así como en el intersector, preocupa la legitimación de
aquellas acciones que no constituyen instrumentos de política validados al más
alto nivel, en particular las normas y orientaciones de atención dirigidos al grupo
más joven. Se carece, en definitiva, de una política pública en el campo de un
programa para atención de jóvenes en el sector salud, con el consiguiente apoyo
técnico y económico a programas de este tipo, salvo algunas declaraciones de
política pública como el modelo de atención amigable.
En tercer término, el diseño y aplicación de acciones en sexualidad y salud sexual y
reproductiva debe superar obstáculos político–valóricos. En particular, la instalación
de estrategias de promoción y prevención dirigidas a jóvenes en este ámbito.

E) Enfoques de abordaje
Respecto de los enfoques, hay tres líneas que es necesario relevar desde este es-
tudio. Una primera línea es género, en ella vemos que se carece de perspectivas
que releven las condiciones de género de las poblaciones jóvenes. Lo que más se
ha hecho hasta ahora es vitalizar la presencia de las mujeres y las implicaciones
que ello tiene en las experiencias que se despliegan. Se hace énfasis en la situa-
ción subordinada de las mismas y en la importancia de cambiar dicha situación.
Sin embargo, se reitera una cierta reducción de esa perspectiva de género sólo a
las mujeres, lo que limita las potencialidades que dicho enfoque puede aportar a
este tipo de experiencias.
De igual manera, cuando se analizan las situaciones de vida de las y los jóvenes,
tampoco se incorpora esta dimensión en dicha reflexión. Nuevamente se releva
sólo la situación de las mujeres distando mucho aún de miradas que desplieguen
enfoques de género como categoría relacional de lo femenino y lo masculino en
las realidades cotidianas. Por ello no es extraño que algunas de las experiencias
analizadas planteen que su preocupación por las muchachas jóvenes y ofertas
específicas sólo para ellas, constituyen experiencias de género.
Por otro lado, se observa que son muy pocas las experiencias destinadas a varones
jóvenes y que releven dicha condición como un pilar de sus estrategias, es decir,
aspectos como las identidades masculinas y la incidencia que su construcción
tiene en las experiencias de embarazo, paternidad, prevención, etc., no se ha
desarrollado significativamente aún.
Tal como ya señalamos, otra línea importante es la que releve la condición de
jóvenes de la población destinataria de las acciones de estos servicios. Enfoques
que les conciban como sujetos que poseen capacidades y potencialidades, que
pueden contribuir a la construcción de comunidad, no es lo más recurrente entre
las experiencias estudiadas. Se carece de perspectivas, que sin mesianizar ni idea-
lizar a las y los jóvenes, les conciban como potenciales aliados para el despliegue
de las estrategias por realizar. Se les invisibiliza en los estilos metodológicos utili-
Conclusiones y recomendaciones 74

zados, aunque discursivamente se plantean otras miradas que según lo observado


aún no logran constituirse como modos de hacer consistentes y coherentes con
las declaraciones de intenciones en este ámbito.
Desde esa situación, es importante plantear la posibilidad de avanzar en enfoques
generacionales, que permitan ya no sólo leer las realidades juveniles sino tam-
bién las relaciones entre grupos generacionales (intergeneracional) y las relaciones
hacia dentro de dichos grupos (intrageneracional), posibilitando la historización
—como superación de la naturalización permanente— de sus experiencias y
la lectura de los conflictos y posibles soluciones a ellos. Estos enfoques son de
reciente producción en el país y en América Latina y El Caribe, por lo que el de-
safío que se abre tiene que ver con la investigación al respecto y el análisis de su
posible aplicación adaptada a Chile.
Otra línea que se suma a estos enfoques de género y de generación, necesarios de
considerar, tiene que ver con las distinciones que implican la localización territo-
rial, la pertenencia a una clase social y a una raza o etnia. Como se señaló en este
estudio, estas variables identitarias juegan roles importantes en tanto posibilitan
la distinción de condiciones de vida, que para el caso de experiencias de sexuali-
dad, de embarazo y de maternidad/paternidad son centrales. Hemos visto como
las estadísticas en estos distintos ámbitos varían de manera significativa según la
variable identitaria que se considere, así como las significaciones que estas expe-
riencias de las y los jóvenes asumen según el contexto en que se viven.
En la medida que estos enfoques se desplieguen y se hagan presentes en las ofer-
tas destinadas a jóvenes y en aquellas que logran ser construidas con ellos y ellas,
se darán señales novedosas respecto de disposición a generar nuevos estilos de
relación con estas poblaciones. En ese sentido, aparece un factor relevante en el
ámbito de los enfoques que refiere a la participación juvenil en estas experiencias.
Ese es un ámbito de carencias preocupantes en las iniciativas estudiadas siendo la
tendencia mayoritaria y casi absoluta la consideración de las y los jóvenes como
beneficiarios pasivos de estas ofertas pensadas, diseñadas, ejecutadas y financiadas
por actores adultos que desde su disposición —voluntaria u obligatoria— asumen
que es necesario implementarlas y las llevan a cabo.
La interrogante que se puede plantear es si implicaría un aporte para estas expe-
riencias, sobre todo para su impacto social, el que fueran diseñadas, implementa-
das, evaluadas y financiadas con alta participación juvenil. Es decir, que su propia
existencia fuera una posibilidad de ejercicio de derechos, ciudadanías y que contri-
buyera al empoderamiento juvenil, en especial el de las mujeres jóvenes de secto-
res empobrecidos —triplemente subordinadas: jóvenes, mujeres y pobres—.
Experiencias en otros países en que se debaten con los propios jóvenes los senti-
dos de las acciones a desplegar, sus estilos y modos concretos de hacer, muestran
que es posible generar mayores compromisos para con las apuestas de sexualida-
des vividas con prevención y alegría. Desde los espacios escolares ello requiere
de cuestionamientos a los estilos de hacer pedagogía que aún todavía en nuestro
país, se mantienen en lógicas tradicionales en que prima el autoritarismo, la ver-
ticalidad y la desconfianza entre generaciones. Una pregunta posible que surge
es si es el espacio escolar un buen lugar para desplegar este tipo de acciones
formativas, informativas o de capacitación, dado que al ser un lugar al que se
acude por obligación y en el que las dinámicas cotidianas tienden más a las ten-
siones que a la armonía, quizás al abrir estas temáticas, se abran también todos
los pesos que una institución total como la escuela posee. En ese sentido, no se
recomienda desalojar a la escuela de esta tarea, más bien asumir en un análisis
comprensivo que ella requiere ser ubicada en su contexto y posibilidades, que
Conclusiones y recomendaciones 75

sus logros dependen de un conjunto de factores internos y externos, y que estos


temas —referidos a sexualidades y embarazos— también le implican y no son
una responsabilidad de otros.
De manera similar acontece en el mundo de la Salud, toda vez que los cambios
de modelo centrado en lo hospitalario hacia salud familiar con mayor énfasis en
lo comunitario se han ido posicionando paulatinamente y aún se avanza poco en
los componentes de participación comunitaria, especialmente en lo que a salud
de poblaciones jóvenes se refiere. Aún aparece en el discurso del personal de salud
las nociones de que las y los jóvenes son una fuerza activa del futuro —mañana
no hoy—, son sanos y no se enferman y por lo tanto no son una necesidad visi-
ble. Estas últimas afirmaciones fundamentan la invisibilización de las poblaciones
jóvenes en las políticas de salud tradicionales, toda vez que se actuaba mayor-
mente sobre la enfermedad y se les considera como un grupo que no se enferma.
La nueva mirada pretende centrar su eje sobre el bien estar, la prevención y la
promoción, en ese sentido se requerirá construir confianzas en las y los jóvenes
como actores que en tiempo presente pueden aportar y participar de las acciones
—políticas, programas, etc.— que se implementen.
Ahora bien, interrogando a Salud y Educación por las posibilidades de mantener
las alianzas sectoriales que han mostrado hasta ahora y buscando puntos desde
donde centrar su acción, vemos que los territorios locales pueden ser un lugar
de alta potencialidad para el despliegue de acciones. Un primer aspecto a consi-
derar es que para los mundos juveniles, en especial sectores medios y pobres, el
barrio-territorio en que se vive es un punto de referencia en la construcción de
identidades, de esta forma lo que ahí se hace tiene efectos directos en sus vidas.
Otro aspecto, es que ambos sectores están viviendo procesos de cambio en que el
discurso propositivo hacia la comunidad local como actor relevante es un elemen-
to en común. Un tercer aspecto es que de lograrse una integración significativa
con este actor comunitario se estarán posibilitando experiencias de ciudadanía,
empoderamiento y ejercicios de derechos.
De esta manera, si “la escuela se abriera a la comunidad” y si “salud saliera del
box”, entonces el punto de encuentro podría ser la comunidad local, los territo-
rios en que estas poblaciones jóvenes viven y sueñan. En esa línea el desafío es
salir a la calle, ir a buscar a las y los jóvenes, encontrarse con ellas y ellos en sus
espacios y ambientes. Los nuevos enfoques de acción con poblaciones jóvenes
apuntan hoy al establecimiento de acuerdos para la acción conjunta y colabo-
rativa con estos actores. Se trata de superar los estilos centrados en las lógicas
arriba–abajo, adulto sabe–joven no sabe y validar las experiencias y saberes que
las y los jóvenes poseen para desde ahí, en diálogo con lo que el mundo adulto
puede aportar, comenzar a construir estrategias conjuntas de acción.
Las experiencias de organizaciones e instituciones sociales no estatales han apor-
tado algunas pistas, aunque como vimos la mayoría tiende a repetir los estilos
que hemos caracterizado como adultocéntricos. En las experiencias que muestran
ciertos logros en su accionar concreto —más allá de lo meramente declaratorio,
porque en ese plano sí está incorporado— se observa que un factor ha sido
la incorporación activa de las propias poblaciones jóvenes en el trayecto de la
iniciativa. Si se lograra avanzar en diseños de políticas, programas y proyectos
que superaran ser construidos para jóvenes o sobre jóvenes, hacia perspectivas
planteadas desde jóvenes, con jóvenes y entre jóvenes, se tendrían mejores
posibilidades, como veremos, de activar su participación y protagonismo.
No siempre se observa que las experiencias estudiadas estén tomando en cuenta
estos elementos en sus análisis de las realidades a enfrentar, ni en los diseños
Conclusiones y recomendaciones 76

que efectúan. Tampoco aparecen explicitados en los estilos metodológicos que


se implementan, más bien se tiende a modelizar y a proponer réplicas de ciertas
prácticas sin contextualizar ni adecuar lo que se hace, a las especificidades de
cada realidad.

F) Estilos metodológicos
Aquí se abre otra línea de conclusiones y recomendaciones, toda vez que desde
el mundo adulto se define como participación la asistencia de las y los jóvenes a
determinadas acciones que han sido definidas y lideradas por adultos —muchas
veces con públicos cautivos (obligados en algunos discursos juveniles) de escuelas
y liceos— y en las cuales existe un modelo que tiende a ser reiterado: la forma-
ción o capacitación de jóvenes, desde la entrega de un cúmulo de informacio-
nes, para que repliquen dicha información para otros u otras jóvenes o para que
modifiquen sus actitudes en pos de la prevención de prácticas sexuales de riesgo
—definición hecha por el mundo adulto— o para evitar embarazos tempranos
—plazo también definido por el mundo adulto—.
La discusión la podemos centrar en la epistemología educativa que está detrás de
este tipo de experiencias, ya que se centra en una acción cognitiva de aprendiza-
jes de cierta información que no necesariamente apela a las experiencias vividas
en este plano de la vida y refuerza la acumulación de conceptos. Lo anterior no
necesariamente generará involucramiento para un cambio de actitudes o para
una mayor preocupación personal por lo que se hace o se deja de hacer en este
ámbito. Es decir, podemos lograr que hayan jóvenes que verbalicen manejo de
información, pero no necesariamente que modifiquen sus actitudes a la hora de
tomar decisiones o que la vayan tomando sin necesariamente usar aquello que
se les ha transmitido.
Lo podemos decir así: “este enfoque epistemológico no pasa por el cuerpo de
las y los jóvenes”. Por ello se vuelve externalidad, es un objeto que puede ser
utilizado pero también rechazado y no modifica nada. Más bien recomendamos
poner en discusión las epistemologías —como modos de generación de cono-
cimiento— que están detrás de estas propuestas y apostar por aquellas que se
instalan desde la construcción de conocimientos que buscan relevar y validar las
experiencias —diversas e infinitas— que las y los jóvenes poseen y han vivido.
Ellas están llenas de conocimiento, poseen un alto valor, pero requieren ser escu-
chadas y legitimadas con respeto, aunque para lo “científicamente comprobado”
aparezcan como anormales, ilegales e inmorales, ya que todas esas calificaciones
pueden ser revisadas y debatidas, siendo ese debate un ejercicio de aprendizajes
muy significativo.
Dentro de esa nueva postura, habría que interrogar por las capacidades y vo-
luntades reales que existen en las y los actores adultos para desplegar este tipo
de acciones, sobre todo porque implicarían cambios de actitudes desde quien
socialmente ha sido definido como que lo sabe todo y lo tiene todo claro, hacia
alguien que se dispone a acompañar y apoyar procesos de vinculación horizontal
y democrática con las poblaciones jóvenes. De ninguna manera se trata de inhibir
la palabra adulta y tampoco la palabra que se fundamenta en estudios científicos,
más bien se recomienda disponerse a establecer diálogos intergeneracionales en
que la colaboración y la cooperación sean ejes que identifiquen.
Otro de eje de atención que ya enunciamos es que la participación de las y los jó-
venes es reducida a meros beneficiarios de estas ofertas y no se les concibe como
protagonistas de las mismas. Es claro que este aspecto cruza transversalmente
el conjunto de acciones dirigidas a jóvenes en la política pública de nuestro país.
Conclusiones y recomendaciones 77

Para muchas de las experiencias estudiadas, las y los jóvenes sólo son receptores
de los supuestos beneficios que estas iniciativas les darán. No existen en la mayo-
ría de ellas una interpelación respecto del rol que dentro de la iniciativa podrían
jugar estos sujetos y la incidencia formativa que ello podría tener. Es decir, por
ejemplo, si el ejercicio de derechos que se promueve de parte de las y los jóvenes
puede comenzar a vivirse desde la propia experiencia y no es una expectativa
planteada sólo respecto de un afuera de la misma.
Un obstáculo que aparece reiterado y que es necesario señalar es que las eva-
luaciones de las iniciativas tienden a hacerse hacia dentro de las mismas, funda-
mentalmente en cuestiones de funcionamiento interno, cobertura de asistencia
y uso de los recursos económicos. Casi no aparecen indicadores evaluativos que
apunten a los impactos en las poblaciones jóvenes, a las modificaciones de las
realidades en que están insertos, a la sostenibilidad de esos cambios y a las con-
tribuciones de nuevas políticas en este ámbito. Más bien lo que se releva son
algunas metodologías o técnicas innovativas, a las que se les confunde con estra-
tegias y se centra en ellas la replicabilidad de las experiencias. Entendemos que
en muchos casos los recursos económicos inciden en no disponer de evaluaciones
sistemáticas, pero entendemos que aún así amerita un replanteamiento respecto
a cómo observar los reales impactos de la acción que se implementa.
Una recomendación en este sentido es que han de generarse criterios orienta-
dores para el diseño de metodologías evaluativas que incorporen este tipo de
enfoques señalados y que apunten a constatar los tipos y niveles de incidencia
que estas políticas y acciones logran en las realidades en que se desenvuelven.
Sumado a lo anterior, se sugiere considerar la realización de sistematizaciones de
estas experiencias que permita abordar comprensivamente sus enfoques, estilos
metodológicos, estrategias de acción y otros aspectos que aportarían elementos
significativos para pensar su posible réplica.
En estos ámbitos se requiere de un esfuerzo por parte de la política pública que
guíe estas acciones y el tipo de diseño desde el que ellas se realizan, en que se
consideren tanto estos nuevos enfoques como estas premisas mínimas para que
tengan una incidencia mayor en las poblaciones jóvenes.
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En función del diseño de un Sistema de Protección Integral La presente publicación es parte de dichos estudios y
a la Infancia que asuma como tarea principal la generación sistematizaciones que tienen por objetivo el ser puestos
de condiciones de equidad para todos los niños y niñas, se a disposición de todas las instituciones, organizaciones
desarrolló un conjunto de estudios a modo de preinversión. o personas a las que la presente información les pueda
Para ello FOSIS en asociación con MIDEPLAN elaboraron un ser de utilidad, esperando contribuir con este trabajo a
conjunto de convenios con diversas instituciones tanto del la elaboración de políticas, prestaciones e intervenciones
mundo público como privado, para elaborar investigaciones que protejan el desarrollo integral de todos los niños y
temáticas y sistematizaciones de experiencias en ejecución, niñas que habitan el país.
abarcando distintas realidades y zonas del país.

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