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Una publicación semestral de la

Universidad Tecnológica de Panamá

B/. 4.00
ISSN: 1018-1563
Número 66-67 cuarta época
julio-diciembre 2010

Corresponsales Internacionales
Viviane Nathan (Israel)
MAGA: La persistencia Testimonios de la piedra 26
Fernando Burgos (Estados Unidos) que anuncia la palabra 4 Ronald Bonilla
Lauro Zavala (México) Manuel Orestes Nieto
Mempo Giardinelli (Argentina)
Julio Escoto (Honduras)
2 textos 27
Vidaluz Meneses (Nicaragua) De Ignacio Aldecoa a Andrés Neuman Belisario Rodríguez Garibaldo
Magda Zavala (Costa Rica)
Los zigzag de la historia reciente Desde el bosque de Gertrud Kolmar 29
Director
del cuento español  8 José Manuel Bayard Lerma
Enrique Jaramillo Levi Fernando Valls
henryjaramillolevi@gmail.com Tres poemas 31
En el mar 12 Luis Fuentes Montenegro
Diseño Gráf ico y Diagramación Dr. Joaquín Pablo Franco
Silvia Fernández-Risco Poemas  32
silfer@cwpanama.net Las vecinas 13 María Augustina Hincu
Claudio de Castro
Diseño y dibujo de portada Minitextos 33
técnica: pintura digital Destinos Circulares 15 Manuel Orestes Nieto
Enrique Jaramillo Barnes Lissete E. Lanuza Sáenz
jaramillo_e@yahoo.com
Azul 35
Las tortugas 18 Magela Cabrera Arias
Ilustraciones interiores Sonia Ehlers S. Prestán
(tinta china y alto contraste)
Los adultos también gatean 36
Enrique Jaramillo Barnes
Charlie 20 Vicente Antonio Vásquez Bonilla
Luigi Lescure
Prohibida la reproducción total o parcial del material 3 minicuentos 37
impreso sin autorización escrita de los editores. Se re-
ciben colaboraciones no solicitadas con f irmas res-
El secreto de Peter Williams 22 Gorka Lasa
ponsables y número de cédula. No se devolverá el Andrés Villa
material. Nos reservamos el derecho de seleccionar los Yo ciego 39
textos y material gráf ico que habrá de publicarse. Los
autores de los textos son los únicos responsables de
Catedral de infancia 25 Krishnamurti Góes dos Anjos
las ideas que expresen. Adalcristo Guevara Flores
Entrevistas Cuentistas del Diplomado
Miedo en el corazón 85 en Creación Literaria 2010
Entrevista a Andrés Villa, Pedro Crenes Castro
escritor panameño 41 Voz de agua 112
Por Enrique Jaramillo Levi El impostor que no quiso serlo 91 Ramsis Mejía Aguilar
Lupita Quirós Athanasiadis
“Yo no puedo estar sin escribir” Marla bajo la lluvia 114
Entrevista a El despertar 94 Shantal Murillo
Félix Armando Quirós Tejeira 44 Claribel Alegría
Por Federico Rodríguez Gutiérrez
El día de las moscas 97 La fotografía de Juancito 118
Ana Lorena Sánchez Otero
"Un mundo que se ha quedado sin Biblia Roberto Pérez-Franco
y sin código civil o penal" Reseñas Resoluciones 120
Entrevista a Luis Pulido Ritter 52 Carlos Gómez
Por Amir Valle En nombre de ellos: radiografía de la
sociedad panameña  101 Mi abuela Chefa y la favorita 124
Sol de septiembre 58 Melquiades Villareal Castillo
Editha Bethancourt
Ulises Juárez Polanco, nicaragüense
Encuentros reflexivos de la creación y
La soledad se refleja por sí sola 126
Escritor hasta la muerte 59 Vianey Milagros Castrellón
la crítica en Un lector y un escritor
Sergio Ramírez
tras el enigma: la narrativa de ¿Lo recuerdas? 128
Tres poemas 63 Enrique Jaramillo Levi, de Fernando Heidi Saavedra Pérez
Isolda Hurtado, nicaragüense Burgos 104
Fátima Nogueira Más que amigos 129
En el espejo retrovisor: Federico Rodríguez G.
Taller
las direcciones estéticas de la obra de El maquinista y el último tren 131
Enrique Jaramillo Levi 64 2 poemas  110 Luis Óscar Pittí Miranda
Fernando Burgos Alberto Sáez
Los ángeles visten de locos 135
Hierbabuena 73 Noticias Culturales Dayana Guillén
Mady Miranda de Álvarez de la UTP
Marioneta 139
Eduardo Escobar
Una antiquísima parábola se pone de 50 años de escritura: Congreso
moda 74 internacional en torno de la obra
Jorge Kattán Zablah literaria de Enrique Jaramillo Levi 111
La señorita aurelia 78
María Teresa Azuara

Una vela a San Aguántalotodo 81


Liza Roe de Waller-Bridge

El quemao 84
Marilyn Diéguez Pinto
El mérito de una revista literaria
que se precie de serlo es que los textos
EDITORIAL
de sus colaboradores sean de la más La amplia gama de cuentistas que consagrado quien nos sorprende con la
alta calidad estética y humana posible, presentamos en este número habla alto calidad de sus minicuentos); asimismo,
a fin de ser congruentes con alguna de y claro acerca de la cantidad y variedad Jorge Kattán Zablah (salvadoreño resi-
las funciones asignadas desde hace si- de escritores que han ido surgiendo en dente en los Estados Unidos), Vicente
glos a la creación literaria: auscultar la este género literario en años recientes Antonio Vásquez Bonilla (guatemalteco),
realidad recreándola; ofrecer una de- en nuestro medio. El Diplomado en María Teresa Azuara (mexicana), Claribel
terminada visión de mundo; expresar Creación Literaria 2010, con el que la Alegría (destacada poeta nicaragüense y
sentimientos e ideas en torno a la con- U.T.P. contribuye a fortalecer y desarro- ahora cuentista) y Ulises Juárez Polanco
dición humana. Ser reflejo de tristezas y llar talentos literarios todos los años, (nicaragüense).
esperanzas, así como resultado de una aporta en estas páginas textos de 11 En cuanto a poesía, ofrecemos
inteligente interpretación de los pro- nuevos autores cuyo incipiente talento un poema rescatado de Joaquín Pablo
blemas y, a veces, estar imbuida de una promete logros más permanentes a fu- Franco González, así como de Belisario
crítica aguda y consecuente. turo: Ana Lorena Sánchez Otero, Federi- Rodríguez Garibaldo, José Manuel Ba-
Desde su creación en febrero de co Rodríguez G., Shantal Murillo, Heidi yard Lerma (panameño residente en
1984, y a través de sus tres épocas an- Saavedra, Carlos Gómez, Luis Oscar Pittí México), Adalcristo Guevara, Luis Fuen-
teriores y también en la actual, Maga, Miranda, Ramsis Mejía Aguilar, Eduar- tes Montenegro, entre los nacionales,
revista panameña de cultura, se ha do Escobar, Editha Betancourt, Vianey y de Alberto Sáez (argentino residente
propuesto exactamente eso. Y para Milagros Castrellón y Dayana Guillén en Panamá); Isolda Hurtado (Nicara-
lograrlo ha recurrido a escritores na- (cubana), a quienes damos la bienve- güense), Ronald Bonilla (costarricense)
cionales nuevos y también a los de nida a este mirador de nuestras Letras; y María Augustina Hincu (rumana). Asi-
reconocida trayectoria, pero también esperamos que continúen afianzando mismo, ofrecemos artículos del crítico
a creadores de otras latitudes. Todavía su vocación. español Fernando Valls, del crítico chile-
hoy, en su cuarta época, y ahora como Entre los cuentistas nacionales tam- no Fernando Burgos, del escritor nicara-
órgano de divulgación cultural de la bién aparecen en estas páginas: Claudio güense Sergio Ramírez y del poeta pa-
Universidad Tecnológica de Panamá, de Castro, Lupita Quirós Athanasiadis, nameño Manuel Orestes Nieto. De igual
esta publicación semestral se rige por Luigi Lescure, Sonia Ehlers S. Prestán, An- manera, entrevistas a los escritores na-
los mismos principios. Abierta a todas drés Villa, Lissete Lanuza Sáenz, Roberto cionales Luis Pulido Ritter (residente en
las tendencias estilísticas y de conte- Pérez-Franco, Gorka Lasa, Marilyn Dié- Alemania), Félix Armando Quirós Tejeira
nido, la única exigencia reiterada es la guez Pinto, Mady Miranda de Álvarez, y Andrés Villa
calidad literaria. Este número doble (66- Magela Cabrera Arias, Liza Roe de Waller- Maga, revista panameña de
67), correspondiente al periodo julio- Bridge (seudónimo de Liza Maruquel Ly- cultura, continúa dando la batalla por
diciembre de 2010, da cabida en sus ma-Young Quirós) -no pocos son nuevos mantener al día a los lectores acerca del
páginas a cuentos, poemas, artículos, y prometedores nombres en nuestras desarrollo de las Letras de Panamá,
reseñas y entrevistas. Letras-, y Manuel Orestes Nieto (poeta E.J.L
Panamá, julio-agosto de 2010

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MAGA:
La persistencia que anuncia
la palabra
por Manuel Orestes Nieto

I la entonces Unión de Escritores coeditada con Dicky Turner y


UMBRAL de Panamá publicase cada do- que nos dio satisfacciones enor-

E
mingo en El Panamá-América mes porque algunos lectores nos
l enorme poeta mexicano, una página literaria que se llamó hacían llegar notitas muy curio-
Efraín Huerta, a propósi- “Trastienda”, a cargo de Ricardo sas, hijas de la sabiduría popular,
to de mis afanes de editor biso- Turner y yo; esta vez, la sostuvi- de barrios impensables para los
ño, por el ya lejano año de 1971, mos por varios años y, obviamen- supuestos intelectuales que nos
escribió en su columna semanal te, felices por las gracias que nos imaginamos ser.
que los jóvenes escritores, gene- daban en el periódico por nues- En ese tiempo, con Federi-
ralmente, cumplen con una incli- tro trabajo voluntario. Eran los co, mi hermano mayor, autoedita-
nación o tentación casi natural de tiempos de la “armada” a mano y mos mi primer poemario y anduve
hacer su “periodiquito”, al inicio había que trasladarse cada jueves en las imprentas, como pez en el
de sus vidas literarias. Lo comen- a dejar los materiales y cada do- agua, adquiriendo la costumbre de
tó porque le di el primer número mingo a revisar los textos de una ir a los centros de impresión como
de una revista llamada “Pris- cosa llamada “compouser” o algo si fuesen la casa que te parece pro-
ma”, que valoró no como una así y, literalmente, armarse de pa- pia pero no es tuya; ver progresar
inocente intención sino como una ciencia para lograr ver la matriz pliego a pliego un libro era un acto
inesperada sorpresa en una visita de un número más cada semana. de hipnotismo. Es que cuando se
a Panamá y que fue posible por Al vecino diario “Crítica” imprime la creación literaria exis-
milagrosas convergencias y mala- llegó, entonces, un fogoso y jo- te un peligro: la adicción a editar
barismos artesanales; “Prisma” vencísimo director, Rubén Darío cada vez que puedas. Es el paso
sobrevivió dos números y nació y Murgas, muy sensible al arte y la del tiempo quien te convence de
murió durante mis días de estu- literatura; con entera libertad y que no puede publicarse todo y
diante en la USMA. su absoluta confianza en nuestro cuanto uno quisiera.
También en los setenta, criterio, hicimos otra página lite- En DEXA, fui también
con Pedro Rivera acordamos que raria: “Crítica/Arte”, también editor, empujando en la impren-

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ta universitaria para no demorar sello “La Rama Dorada -Ediciones Li- así se lo propone. Y ese sendero
los cuadernos premiados; en el terarias-”, para libros de creación, es ya imparable, inevitable y hay
INAC, al ser creada la institución, con el concurso imprescindible que entenderlo para asumirlo y,
quizás muchos jóvenes no sepan de Pablo Menacho, diseñador de ser posible, guiar algunos true-
que fui el primer director de pu- y escritor; nos autopublicamos nos en su veloz nave y sus cónca-
blicaciones; a riesgo limpio, Jaime e invitamos a algunos escritores vos sonidos.
Ingram y Justo Arroyo confiaron como César Young Nuñez a re-
a mi empirismo la tarea y aún me publicarse y a jóvenes escritores II
conmueve ver aquellos títulos pu- como Genaro Villalaz a tener su MAGA QUE HACES MAGIA
blicados bajo mi responsabilidad. primer poemario. Trasgrediendo
Allí hicimos, dicho sea de paso, los linderos de la literatura, reali- El umbral precedente no es
un tabloide en regla, no un pe- zamos libros de arte de pintores casual, es una forma de recordar
riodiquito de juventud, llamado entrañables, como es el caso de y trasmitirles, especialmente a los
“Extensión.” Eduardo Abela, heredero de una jóvenes autores, que uno no sólo
Y así, edité y edité los años estirpe sublime de maestros plás- escribe para sí y que por ese sólo
siguientes; en un giro inesperado ticos de Cuba y aún ando en eso ejercicio el mundo te aplaudirá;
José Carr se presentó con la ini- con otros pintores. en nuestros países, en nuestro
ciativa de hacer otra página en Recientemente, le contaba subdesarrollo y en la incompren-
un diario nuevo, “El Universal”, a Enrique Jaramillo Levi, que en sión institucional de sus roles de
donde tenía las posibilidades; fue el actual y polifacético escenario fomento a la cultura e incentivar
en mi casa donde encontramos el de esfuerzos editoriales, con el mecanismos para propiciar la
nombre “Tragaluz”, para la que abanico optimista y que ya rin- creación literaria, ejercer la voca-
fue una página semanal y rápida- de frutos por la promoción de ción y el oficio de escribir ha sido
mente creció a suplemento lite- la lectura y, en consecuencia, de y es, y espero que deje de ser, un
rario y con color, que me parece los autores, me atrapa la idea de complejo, penoso y hasta ingrato
aportó muchos enfoques y hospe- volver a pecar mortalmente y camino, que sólo la persistencia
dó con dignidad a muchos escri- generar otra iniciativa editorial, vence. El alumbramiento de un
tores, rindió homenaje a otros y quizás más planificada, sustenta- libro publicado, una revista lite-
desató debates. José desplegó su ble y realista; hasta su nombre, raria, una hoja de letras, un blog,
voluntad de hierro al llevar todo sin haber nacido es ya madre de un poema hecho canción, nos re-
el peso de la edición semanal, en la iniciativa: COMUNICA. Una conforta y produce satisfacciones
18 y 24 páginas, con la contri- editorial y, con ello, se dice todo. que no están, precisamente, en el
bución de muchos, con Marilina ¿Cuál puede ser el obstáculo no mall frente a la bahía.
Vergara en planta; Pedro Rivera salvable para emprender esta jor- Porque me siento colega
y yo, confesos y tercos, a media nada nuevamente? Ya estamos a en sentido no sólo literario sino
distancia y escribiendo de cuando mucha distancia de los recursos también editorial de Enrique Ja-
en vez, estábamos en el Consejo de los setenta, en esta era apabu- ramillo Levi, valoro el alcance y
Editorial. llante por lo digital y su vértigo. las miles de peripecias que ha pa-
Y así, Virbio Corporation, Pero que conste: la literatura sabe sado en esta especie rara de ofi-
ya una empresa, tuvo su galería cabalgar aún entre los rayos, la cio y de haber podido superar las
“La Rama Dorada”, dirigida por estela de la invisible luz y la ciber- tentaciones de dejarse vencer.
Helena Carrasco, mi esposa, y nética y su redonda virtualidad, Pero, en este caso, Maga,
derivó de ella en forma natural el capaz de suplantar la realidad si nació adulta, en una especial co-

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yuntura del año 1984, en marzo un espacio dentro del sofoco y las esto no es un comentario margi-
exactamente, el mes del falleci- convulsiones de aquella etapa de nal, es esencial porque para leer
miento de Julio Cortazar. historia, desmemoria, polaridad es necesario un espacio adecuado
Acertando en el acertijo y y envilecimientos colectivos de la donde se despliegue el texto, con
la perplejidad, irrumpe con su nación. Y también para rescatar armonía y sin apelotonamientos.
nombre sugestivo, literariamente y traer de vuelta textos capitales El resultado es que estos 26
justo, convirtiéndose desde sus de nuestros maestros queridos, años la sitúan, con los paréntesis
orígenes en toda una rúbrica de faros y claraboyas, y de los poe- de su silencio, en una de las re-
respeto, homenaje y reafirma- tas, cuentistas y ensayistas de paí- vistas literarias emblemáticas de
ción a tantos autores entrañables ses cercanos, pero tan distantes, nuestra literatura.
y expresando que la muerte no como Centroamérica. No sólo porque cientos de
detiene el cauce del ser humano Habrá siempre que agrade- autores han pasado por sus hojas
para comunicarse desde este o el cerles al doctor Ceferino Sánchez esmeraldinas, sino también por-
otro lado; que somos capaces de y a Vicente Garibaldi, entonces que se resistió a hacer concesio-
desquiciar la aparente realidad, Rector de la Universidad de Pa- nes para facilitar su existencia, a
trastocar el paisaje y teñir la luz. namá y abogado en la vanguar- incluir secciones irreverentes y
Reconocimiento solemne a ese dia del Derecho de Autor, res- ajenas a la literatura, que parece
poder de la palabra que ejerció pectivamente, su excepcional y que por flotar en temáticas anti-
Cortazar, por el fantástico vuelo lúcido apoyo al proyecto de hacer culturales sí aparecen los patro-
de su imaginación y originalidad Maga. Todo lo demás ha sido cinios.
que nos legó como un tesoro eter- como ha sido el país: superar sus Maga, contra viento y ma-
no que nunca se gastará: su obra cuatro etapas porque la revista rea, siempre ha sido y es una re-
literaria. tuvo sus crisis y era escaso, por no vista estrictamente literaria, con
Maga brincó desde las pá- decir imposible, el soporte econó- notable rigor y, al mismo tiempo,
ginas de Rayuela del espigado y mico. flexibilidad para la promoción del
congruente escritor argentino al Entre etapa y etapa Maga joven escritor y abierta a todas las
istmo de Panamá, por encima de no muere sino que se va y nadie expresiones y estilos. Basta ver
los Andes, en la decisión de em- sabe dónde está, hasta que re- los índices con las colaboraciones
prender la aventura de dar corpo- aparece; sangrado cada número, que en ella han coexistido.
reidad a una entidad cultural que sufrido y complacido en una dia- Pasado el tiempo, si todas
estaba lejos de imaginar nadie léctica ejemplar, el escritor-editor se juntaran en un mismo lugar,
cuan vasto sería su recorrido fértil que es Enrique vivió multiplicado estaría allí un registro validado
y sus frutos. en una especie de director, asis- de nuestras letras. Escritores y es-
En aquella década de los tente, administrador y gestor de critoras que quizás publicaron su
ochenta, su sólo surgimiento hizo la Maga, que curiosamente no primer cuento o su primer poema
palpitar nuestro cuerpo literario, envejece sino que se refresca y re- y luego trascendieron y son los
porque sencillamente una revista juvenece. que tocan ahora el tambor que
literaria, sin preaviso, sin publi- Todos sus diseñadores (a anuncia generaciones de relevo
cidad, abrió la puerta cerrada y quien sí me toco ver fajado mu- y que de hecho ya ejercen como
dijo: aquí vengo para que nuevos chas veces y noches fue a Pablo tales.
textos puedan realizar nuevos via- Menacho) le dieron personalidad Este valor añadido, como se
jes hasta los ojos de lectores aten- e identidad, procurando vínculos diría en términos de producción,
tos y la literatura panameña tenga gráficos con el ser panameño. Y no sólo no tiene precio, sino que

6
se instaló como una de las misio-
nes y sentido de ser de la revista:
estimular y hacer de vehículo de
trasmisión de nuestra creatividad
literaria. Misión lograda con cre-
ces hace mucho tiempo y que hoy
reitera su vocación primigenia.
Recuérdese que a las magas les
gusta el vuelo libre y no concén-
trico; no lo repiten, ofertan rutas
inexploradas.
El editor y director de
Maga, puede ya decir que la jor-
nada ha logrado rebasar décadas
de tenacidad, de coger aire en el
vacío, pero siempre seguir y se-
guir, de imprenta en imprenta,
que como dije, es parte aún del
sudario de este trabajo cultural.
Enrique ha previsto, en una
especie de resplandor por su ju-
bilación, que Maga le sobreviva
y que ahora ya no sea un dispa-
rador certero que a veces hacía
silencios temporales en la batalla;
la UTP la institucionaliza, con
dos números anuales y ¡oh!, ma-
gia, ahora Enrique cobra por di-
rigirla hasta cuando pueda, deba teniendo su coquetería, encajes y asombran y marcan en los cielos
o quiera, y pase la posta, como polvos mágicos, de otras iniciati- su trayectoria con una luz multi-
seguro lo hará. vas literarias afines, gracias al es- color.
Vista de cerca, Maga es píritu emprendedor de Jaramillo Maga y todas las otras
una vitrina de joyas literarias; Levi, con su afán de editor de li- revistas, páginas y suplementos
vista de lejos, es un inmenso y bros y fundador de premios litera- literarios que en este país han
admirable panorama de más de rios, entre ellos, especialmente, el salido como del agua, nos ale-
un cuarto de siglo de nuestra li- Rogelio Sinán, el Maestro con el gran la vida y, seguramente, han
teratura y de saber de literatos corazón esmaltado en oro, el alfa logrado, en alguna modesta pero
cercanos, novedades, propuestas y omega de nuestra literatura. crucial medida que, con el cora-
y logros. En suma, que si has llegado je que da la persistencia, muchos
Una Maga que aún cuan- por estas páginas es porque has panameños tengan la experien-
do hace encantamientos para ver- hojeado una revista literaria que cia de esa inmersión oceánica
se escurridiza, se le ha visto andar puede rendir cuentas de su este- que es la literatura, su lectura y
acompañada en el tiempo, man- la, como esos cometas únicos que sus confines.

7
De Ignacio Aldecoa a Andrés Neuman
LOS ZIGZAG DE LA HISTORIA RECIENTE
DEL CUENTO ESPAÑOL
por Fernando Valls
(Universidad Autónoma de Barcelona)

E s probable que el cuento espa-


ñol que nos resulta más cerca-
no, aquel que seguimos teniendo en
Por lo que se refiere a la teo-
ría de lo que venimos denominando
cuento literario moderno, es sabido
glia han apostado por la idea de que
el relato cuenta siempre dos historias,
en la que una se encuentra oculta
la memoria, arranque con Ignacio que tiene su origen en Edgar Allan para emerger sorpresivamente en el
Aldecoa y llegue hasta el joven An- Poe, en la reseña que le dedicó a los desenlace.
drés Neuman. Son cuatro o cinco las Twice-Told Tales, o Cuentos contados dos El caso es que en España el
hornadas de narradores (recuérdese veces, en el Graham´s Magazine de mayo auge del cuento empezó con el gru-
aquello que comentaba Sánchez Fer- de 1842, y en su “Filosofía de la com- po del 50, encabezado por el citado
losio: “las generaciones son el redon- posición” (1846), donde siguiendo la Aldecoa (El corazón y otros frutos amar-
deo de la literatura”) que han venido tradición del cuento folklórico defien- gos, 1959, me sigue pareciendo su
cultivando el relato, entre los extre- de el relato cerrado, con un efecto mejor libro) así como también por
mos del realismo y lo fantástico, ya único y singular. Julio Cortázar (“Al- Rafael Sánchez Ferlosio (“Dientes,
sean narraciones cerradas o abiertas, en gunos aspectos del cuento”, 1963; y pólvora, febrero”, no debe faltar en
torno a los caminos que han venido “Del cuento breve y sus alrededores”, ninguna antología del género que se
trazando Poe y Cortázar, Chéjov, Ra- 1969), por su parte, arranca de una precie), Jesús Fernández Santos (Ca-
ymond Carver y Robert Coover, sin concepción romántica y surrealista beza rapada, 1958), Medardo Fraile (A
olvidar a los autores norteamericanos del relato para apostar también por la luz cambian las cosas, 1959), Carmen
de la generación perdida, o a cuentistas un texto cerrado, esférico, en el que Martín Gaite (Las ataduras, 1960),
tan significativos como Henry James, impera la intensidad y la tensión. Lo Ana María Matute (Historias de la Ar-
Isak Dinnesen, Joyce, Dorothy Par- compara con la fotografía, que en- támila, 1961), Daniel Sueiro (Los cons-
ker, Katherine Mansfield, Flannery marca y recorta sólo un fragmento de piradores, 1963) y el heterodoxo Alfon-
O´Connor, John Cheever, Borges, la realidad, pero que necesariamen- so Sastre (Las noches lúgubres, 1964).
Juan Rulfo y Mercè Rodoreda, por te debe tener suficiente significación Predominaba entonces el realismo,
citar sólo unas pocas referencias que para amplificárnosla, como si de una descarnado o lírico, irónico, kafkiano
resultan imprescindibles; mientras explosión se tratara. Chéjov, en cam- o simbólico, valga la paradoja, y los
que si nos atenemos al presente más bio, y con él Hemingway y Carver, maestros más frecuentados solían ser
rabioso, los nombres indiscutibles defienden el cuento abierto, en el Hemingway, Faulkner, Carson Mc-
quizá pasarían por Alice Munro, que sólo conocemos un fragmento de Cullers, Truman Capote y el italia-
Amy Hempel, David Foster Wallace, vida, sin principio ni final. Los argen- no Cesare Pavese. El realismo social,
Lorrie Moore y Quim Monzó. tinos Jorge Luis Borges y Ricardo Pi- entonces predominante, para cuyos

8
cultivadores la escritura era ante todo de Carlos Clarimón, Juan Antonio don Juan y cuentos completos nos depara
una cuestión moral, y sólo después Gaya Nuño, Carlos Edmundo de muy gratas sorpresas), Jorge Cam-
estética, se caracteriza por la utiliza- Ory y Ricardo Doménech. Respec- pos, Alonso Zamora Vicente, Vicen-
ción de un protagonista colectivo, y to a los premios, entre mediados de te Soto, Arturo del Hoyo, Fernando
un tiempo y un espacio reducido. Sus los sesenta y de los setenta, surge el Quiñones, Juan García Hortelano,
temas más frecuentes solían ser la lu- Leopoldo Alas (1955-1969), cuya Jorge Ferrer-Vidal, Antonio Pereira y
cha por la vida en un medio social primera convocatoria ganó un juve- Francisco Umbral, ferviente defensor
y políticamente adverso, el trabajo, nil Mario Vargas Llosa con Los jefes, del cuento abierto, en el que nada se
como una realidad patética, y la in- el Sésamo (1955-1967) y un par de cuenta. Y, desde luego, el puñado de
justicia, como una manera de alertar concursos que todavía hoy siguen fa- excelentes narradores del exilio re-
al lector y agitar su conciencia, como llándose: el Gabriel Miró (1960) y el publicano, cuya obra, en el mejor de
preconizaba Sueiro. Los llamados Hucha de Oro (1966). Pero visto con los casos, recibimos siempre con un
neorrealistas, quienes intentaron dis- la perspectiva que nos proporciona cierto retraso. Me refiero a Ramón J.
tanciarse del realismo estrictamente el paso del tiempo, a diferencia de lo Sender, Rosa Chacel, Manuel Cha-
crítico, se valieron para ello de un na- que ha ocurrido con la poesía y la no- ves Nogales (A sangre y fuego, 1937),
rrador que va concediéndole la voz a vela, los concursos de cuentos apenas Rafael Dieste (Historias e invenciones de
los distintos personajes y de un cier- han descubierto a nuevos autores, y Félix Muriel, 1943), Francisco Ayala
to simbolismo atmosférico. Los me- parecen haber servido para que sur- (Los usurpadores, 1949), Álvaro Fer-
nos acomodaticios, como Aldecoa o ja esa curiosa especie que son “los nández Suárez (Se abre una puerta...,
Sánchez Ferlosio, aunque no fueron fabricantes de cuentos para concur- 1953), Segundo Serrano Poncela (La
los únicos, cultivaron una manera sos”, que ya se daba en los cincuenta venda, 1956) y Manuel Andújar. Al
distinta de observar la realidad, la sin que se haya extinguido aún hoy, respecto, debe consultarse la cuidada
existencia, e incluso una nueva con- a quienes parodia con su habitual antología de Javier Quiñones, Sólo una
cepción de la prosa, más expresiva, ingenio Fernando Iwasaki en España, larga espera. Cuentos del exilio republicano
por más exacta y precisa. aparta de mi estos premios (2009). español (2006). Sobre el conjunto del
En medio de la constante de- Y, sin embargo, el libro más siglo pasado, es de obligada consulta
fensa del género, la participación en sorprendente y novedoso, tanto por la recopilación de José María Meri-
concursos y la búsqueda -no siempre el estilo como por la temática, a pesar no, Cien años de cuentos. 1898-1998.
sencilla- de una editorial que apo- de sus innecesarias oscuridades, sigue Antología del cuento español en castellano
yara sus obras narrativas breves (re- pareciéndome el de Juan Benet, Nunca (1998); y para los autores del cin-
cuérdese que los relatos de Aldecoa llegarás a nada (1961), aunque en aquel cuenta, en concreto, debe verse la de
aparecieron en editoriales modestas), momento apenas nadie lo apreciara. Ana Casas, Voces disidentes. Cuentos de la
surgió una recopilación significativa El cuento vivía entonces, en perpe- generación del medio siglo (2009).
e influyente, acogida por una casa tua crisis, como ha sido siempre, en El denominado boom latino-
editorial académica, Gredos, la de la que los autores se lamentaban de americano, junto con la llamada
Francisco García Pavón, Antología la escasa atención que les prestaba la de atención sobre sus antecedentes,
de cuentistas españoles contemporáneos crítica y el poco aprecio que mostra- cambió radicalmente el panorama,
(1959), que tuvo un par de ediciones ban los editores por el género. Pero no sólo por el prestigio de la obra de
más con ciertos cambios, en 1966 y todo ello no impidió que narradores Borges, Rulfo y Cortázar, sino tam-
1976, aun cuando su excesiva bene- de otras hornadas sacaran a la luz vo- bién porque otros escritores, como
volencia en la elección de los autores lúmenes de gran calidad, tanto en el Alejo Carpentier, Virgilio Piñera,
impidiera una cierta jerarquización interior como en el exilio: Doce cuentos García Márquez, Vargas Llosa o
de nombres y obras. El mismo Gar- y uno más (1956), de Lauro Olmo; La Carlos Fuentes, habían cultivado el
cía Pavón, director de la editorial verdadera historia de la muerte de Francisco género con notable fortuna. En pri-
Taurus, le encargó por aquel enton- Franco y otros cuentos (1960), de Max mer lugar, el cuento era para ellos
ces a Aldecoa una colección de Na- Aub; y Cuentos republicanos (1961), de una forma prestigiosa, no en vano
rraciones (1961-1968), tal fue su título, Francisco García Pavón. A los que algunos se habían consagrado como
en la que aparecieron algunos de los habría que añadir los nombres de narradores de proyección internacio-
volúmenes que pronto recordare- Camilo José Cela, Carmen Laforet nal, así Borges o Cortázar, con sus
mos, u otros no menos singulares (la reciente recopilación de su Carta a relatos, un concepto que reivindicó el

9
autor de Rayuela, frente al de cuento o to del género. A los citados narrado- (La marca de Creta, 2008), Fernando
narraciones que solían utilizar los espa- res habría que sumar el nombre de Clemot (Estancos del Chiado, 2008) y
ñoles, infectados casi todos de realis- Juan Marsé, cuyo Teniente bravo (1987) Javier Sáez de Ibarra (Mirar el agua,
mo. Las excepciones puedesnverse tiene al menos un par de piezas, la 2009). A los que podrían añadirse
en la antología de Ana Casas y Da- que da título al conjunto e “Historia los nombres de Cristina Grande (La
vid Roas, La realidad oculta. Cuentos de detectives”, que podrían figurar novia parapente, 2002), Berta Vias Ma-
fantásticos españoles del siglo XX (2008). en los balances más exigentes. hou, Mercedes Cebrián (El malestar al
En segundo lugar, el relato fantástico En estas dos últimas décadas, alcance de todos, 2004), Berta Marsé,
nos proporcionaba una visión más el cuento español ha pasado por di- Patricia Esteban Erlés, Pilar Adón
sutil y compleja de la realidad. Y, por versos avatares, viniendo a cuajar en (El mes más cruel, 2010), Irene Jimé-
último, el relato ofrecía una distan- un puñado de nombres nuevos que nez, Elvira Navarro y Lara Moreno.
cia perfecta para la experimentación, ya a finales del XX y comienzos del ¿Qué caracteriza la narrativa breve
aunque esto se acentuó con los años, XXI apuntan excelentes maneras. de estas nuevas autoras? En general,
cuando la novela, en las prostrimerías Se trata de Agustín Cerezales (Perros cuentan historias contemporáneas,
del XX, se hizo más conservadora. verdes, 1989), Antonio Soler (Extranje- urbanas, casi siempre sentimentales,
Así las cosas, entre mediados ros en la noche, 1992), Mercedes Abad realistas, alternando narración y diá-
de los sesenta y setenta hubo unos (Amigos y fantasmas, 2004), Eloy Tizón logo, escritas en un estilo escueto, a
años de un cierto decaimiento en la (Velocidad de los jardines, 1992; Parpa- veces poco elaborado, aunque quizá
narrativa breve, cuya recuperación deos, 2006), Juan Bonilla (El que apaga sea el vehículo más adecuado para
empezó a producirse en los prime- la luz, 1994; y Tanta gente sola, 2009), lo que pretenden contarnos. Resul-
ros ochenta, con la aparición de tres Carlos Castán (Frío de vivir, 1997), Ja- ta, así, en suma, una literatura poco
libros importantes pertenecientes a vier González (Frigoríficos en Alaska, complaciente con los nuevos usos y
Juan Eduardo Zúñiga (Largo noviembre 1998), Gonzalo Calcedo (Temporada costumbres, aunque los personajes
de Madrid, 1980), Cristina Fernández de huracanes, 2007) y Adolfo García suelan aceptar sus problemas y fraca-
Cubas (Mi hermana Elba, 1980) y Es- Ortega (La ruta de Waterloo, 2008), sos con una cierta resignación, vayan
ther Tusquets (Siete miradas en un mismo muchos de ellos recogidos en la an- éstos de la enfermedad al adulterio o
paisaje, 1981). Este grupo de autores tología Los cuentos que cuentan (1998), la insatisfacción, como males propios
se consolidaría, sobre todo, duran- que preparé junto a Juan Antonio de los mediocres y malos tiempos que
te esa misma década, junto a otros Masoliver Ródenas, quien también les ha tocado vivir. Da gusto, por tan-
nombres y libros, como los de Álvaro –por cierto- es un singular cultivador to, encontrarse con unas escritoras
Pombo (Relatos sobre la falta de sustan- del relato. dueñas de un proyecto literario sen-
cia, 1977), Luis Mateo Díez (Brasas de Por fin, de entre las más re- sato y coherente, ambicioso, clásico y
agosto, 1989), José María Merino (El cientes recopilaciones del cuento moderno a la vez, más o menos cua-
viajero perdido, 1990; y Cuentos del Barrio español, destacaría la del inquieto jado, cuyo empeño no parece estri-
del Refugio, 1994), Enrique Vila-Matas Andrés Neuman, Pequeñas resistencias. bar en alcanzar todo premio literario
(Suicidios ejemplares, 1991; e Hijos sin hi- Antología del nuevo cuento español (2002), que asome en el horizonte, ni tampo-
jos, 1993), Ana María Navales (Cuen- avalada por un prólogo de José Ma- co en hacerse las modernas. Con todo,
tos de Bloomsbury, 1991), Javier Marías ría Merino. Los nuevos nombres, ya llama la atención las escasas referen-
(Mientras ellas duermen, 1990; y Cuan- en el siglo XXI, con sus libros más cias que encontramos en sus decla-
do fui mortal, 1996), Juan José Millás significativos, podrían ser los siguien- raciones a la tradición narrativa en
(Primavera de luto y otros cuentos, 1992), tes: Manuel Moyano (El amigo de castellano, siendo tan fecunda. Casi
Pedro Zarraluki e Ignacio Martínez Kafka, 2001), Pablo Andrés Escapa todos estos últimos nombres que ven-
de Pisón (Aeropuerto de Funchal, 2009, (Las elipsis del cronista, 2003), Ángel go aduciendo aparecen recogidos en
donde se recogen sus mejores cuen- Zapata (La vida ausente, 2006), Ángel la antología Siglo XXI. Los nuevos nom-
tos). Todos estos autores aparecen Olgoso (Astrolabio, 2007, y Los líquenes bres del cuento español actual (2010), que
en mi recopilación Son cuentos. Anto- del sueño. Relatos, 1880-1995, 2010), he compuesto en colaboración con
logía del relato breve español, 1975-1993 Andrés Neuman (El último minuto, Gemma Pellicer.
(1993), que cuenta ya en su haber 2007), Ricardo Menéndez Salmón Pero, además, de entre los li-
con cinco ediciones, en un momento (Gritar, 2007), Hipólito G. Navarro bros más logrados, los que parecen
en que se hace balance del renacimien- (El pez volador, 2008), Óscar Esquivias haberse convertido ya en referencia

10
en lo que llevamos de nuevo siglo, nas pequeñas editoriales, como
figuran Capital de la gloria (2003), de Páginas de Espuma y Salto de
Juan Eduardo Zúñiga; Los girasoles página, de Madrid; Xordica y
ciegos (2004), de Alberto Méndez, con Trota, de Zaragoza; y Menos-
más de 250.000 ejemplares vendidos; cuarto, de Palencia, consagra-
y los multipremiados Los peces de la das casi en exclusiva al género,
amargura (2006), de Fernando Aram- como apenas nunca había ocu-
buru, y la recopilación de Todos los rrido antes. Y premios como el
cuentos (2008), de Cristina Fernández NH Vargas Llosa, el Setenil y el
Cubas. más reciente Ribera de Duero,
Desde que Forrest L. Ingram que tanto están contribuyendo a
llamó la atención sobre los ciclos de llamar la atención y a hacer vi-
cuentos (Short Story Cycles of the Twen- sible el género, entre un público
tieth Century. Studies in a Literary Genre, más amplio.
1971), valgan como ejemplos pio- Sea como fuere, y a pesar
neros Dublineses (1914), de Joyce, o de todos los lamentos y pesares,
Winnesburg, Ohio (1919), de Sherwood en este último medio siglo, me
Anderson, algunos narradores han parece que el cuento ha dado en
utilizado este sistema en el que las España excelentes frutos; buena
piezas individuales aparecen interre- prueba de ello son los autores
lacionadas, para organizar sus libros y libros citados, en los diversos
de relatos, procedimiento que no re- matices que van del realismo
sulta mejor ni peor, sino que produ- más estricto a los diferentes ri-
ce en los lectores un efecto distinto y betes que ofrece lo simbólico o
obliga al autor a pensar, más que en lo fantástico, y sus posibles hi-
una mera acumulación de piezas, en bridaciones. La mala salud de
las diversas posibles trabazones del hierro del cuento, su crisis per-
conjunto. Además, esta nueva idea, manente, lo ha convertido en un
nos ha llevado a releer la tradición, territorio, ante todo, de libertad
haciéndonos entender que libros que y experimentación. A la vista de
hoy solíamos aceptar cómo novelas los numerosos autores jóvenes
se comprenden mejor como ciclos de que lo cultivan, así como de la
cuentos, como ocurre con Las afueras calidad y ambición de sus pri-
(1958), de Luis Goytisolo; Viejas histo- meras propuestas, el panorama
rias de Castilla la Vieja (1964), de Mi- futuro se revela muy esperanza-
guel Delibes, los citados volúmenes dor.
de Esther Tusquets y Alberto Mén-
dez, o Ladera norte (2001), de Berta
Vias, y La ciudad en invierno (2007), de
Elvira Navarro.
Pero, sin embargo, el fenóme-
no más novedoso y significativo quizá
Fernando Valls. España, 1954. Profesor de Literatura Española Contemporánea en la
sea el papel que viene desempeñan- Universidad Autónoma de Barcelona. Ha publicado La enseñanza de la literatura en
do internet, a través de las bitácoras el franquismo (1936-1951) (1983) Autor de antologías: Son cuentos. Antología del
y páginas web, formato ideal para relato breve español, 1975-1993 (1993) y Los cuentos que cuentan (1998; en cola-
la difusión de las formas literarias boración con Juan Antonio Masoliver Ródenas), y con Neus Rotger, Ciempiés. Los mi-
crorrelatos de `Quimera´ (2005). En 1999 obtuvo, con Juan Luis Panero, el XII Premio
breves, en la propuesta y defensa de
Internacional Comillas, por Sin rumbo cierto. Memorias conversadas con Fernando
nuevos nombres, mediante críticas y Valls (2000). Libros recientes: La realidad inventada. Análisis crítico de la novela es-
entrevistas. Tampoco debería olvi- pañola actual (2003), El artículo literario. De Francisco Ayala a Javier Cercas (2006)
darse la apuesta por el relato de algu- y Soplando vidrio y otros ensayos sobre el microrrelato español (2008).

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En el mar
Para Roque J. Franco

por Dr. Joaquín Pablo Franco

¡Oh, qué hermoso es el mar embravecido!


¡Cómo se ensancha mi alma al contemplarle!
¿Quién llama al hombre - ante este mar - peque-
ño?
¡Precisamente aquí me siento grande!

El relámpago rasga las tinieblas,


los rayos pasan sin herir el mástil,
cerca del barco, que se eleva y baja,
en la llanura inmensa y ondulante...

¡Y cómo ruge el mar embravecido!


¡Cómo vienen las olas a estrellarse
en la nave altanera!... ¡Y cómo saltan
hasta mi rostro líquidos diamantes!

Amargas o salobres, como lágrimas,


algunas gotas en mis labios caen...
¡Bebo el llanto de rabia del Océano!
¡Bebo el llanto de rabia del Gigante!
Joaquín Pablo Franco González nace en Cartagena de
Indias en 1870. Un fuerte discurso contra el gobierno La proa rompe las tremendas olas
colombiano de turno, pronunciado en un banquete en
1898, le condena al destierro. En el Mar Caribe, la nave de la soberbia inmensidad de encaje...
que lo conduce a Bocas del Toro enfrenta una tormenta, ¡Domino el mar y me contemplo fuerte
la cual inspira un soneto, ‘En el mar’, reproducido por don en las débiles tablas de mi nave!
Guillermo Andreve en la revista “El Heraldo del Istmo”,
el cual ha languidecido en la oscuridad por décadas y
que ahora reproducimos para las nuevas generaciones Me parece que al ver cómo les venzo,
de criticos y lectores en el presente numero de Maga. llorarán de despecho y de coraje
Tras servir como Cirujano Mayor del Ejército Liberal en la
Guerra de los Mil Días, junto a Belisario Porras, el Doc- el cielo altivo y el abismo airado...
tor Franco ocupa el puesto de diputado en la Asamblea
Nacional. Muere el 15 de febrero de 1924. Entre sus Gime el viento, cortando en los cordajes,
descendientes se cuentan múltiples escritores, incluyendo
dos recientes ganadores del Premio Nacional de Cuento y siento... ¡no sé qué!... fuerzas del alma...
José María Sanchez, en 2005 y 2009. ¡La embriaguez de lo inmenso que me invade!

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Las
vecinas
por Claudio de Castro

E scaso valor tiene a veces el recordar, pero


hay ocasiones en que la memoria nos trai-
ciona y nos transporta al pasado sin nuestro con-
sos. La habitaron primero los franceses, luego los
españoles y por último los ingenieros americanos.
Terminado el Canal, la vendieron.
sentimiento. Ahora le pertenece a Miss Delia Smith, una
Siendo yo estudiante de medicina me hospe- jamaicana que debe estar llegando a los sesenta
dé en lo que pensé sería un albergue para perso- años, gorda, de malos modales, pero (como todas
nas retraídas, una pensión de la calle Fuentes. Un las jamaicanas) buena cocinera.
lugar tan silencioso que era propicio para pensar Cuando entré, no abrigué dudas. Y alquilé
y estudiar. una habitación. Era el momento propicio para ais-
Hoy atendí a un paciente asmático a tres cua- larme nuevamente. Desaparecer un mes, un año,
dras de la pensión. Como la gallina que corre ha- toda la vida. Olvidarme de los amigos y los ene-
cia su gallinero buscando seguridad, dirigí luego migos. Era, tal vez, una jugarreta más del destino
mis pasos hacia allá. que deseaba ponerme a prueba.
Todo ha cambiado a su alrededor. Remo- ...
vieron la tierra. Edificaron condominios y apar-
tamentos en las calles aledañas. Tumbaron los Aunque el lugar me es conocido, tres meses
tamarindos y el roble viejo. Pero ella se ha man- no han bastado para que me sienta cómodo del
tenido igual. todo.
Una hilera de pinos la oculta y una cerca de Vivo en el segundo piso, en el cuarto 2-B. El
hierro con enredaderas la protegen del mundo contiguo lo ocupan unas señoras a las que todos
exterior. llaman: “Las Vecinas”.
Ventanales enormes la airean durante el ve- Caricaturas sin dientes. Con el cabello reco-
rano evitando que se sofoquen los que allí viven. gido. La mirada triste. Torcidas. Pequeñas. Acarto-
Es una casona de madera. Pintada de verde. nadas.
Desdeñosa. Desvencijada. Con arañas y alacranes. Ese par de ancianas se distraen estudiando
Con guaridas para insectos diminutos. Data de la mis costumbres, y han logrado que me vuelva hu-
época de la construcción del Canal. Tiene tres pi- raño, nervioso, taciturno.

13
No me disgusta que me observen, sino la Esperan que haga ruidos para entretenerse
manía loca que tienen de hacerlo en silencio, cui- con ellos. Juegan a adivinar mis movimientos. Y
dadosas, calladas, enigmáticas. Esa manía que tie- en medio de dos opciones contradictorias, con mi
nen de soltar, a veces, risitas y murmullos. silencio les dificulto la contienda y se la hago in-
Cada vez que salgo o entro a mi habitación, teresante.
su puerta, que tiene oxidadas las bisagras, chilla Hace poco decidí quejarme con Miss Delia.
escandalosamente y las delata. Fui a su despacho, le hablé sobre las vecinas y de
Dos veces las he visto. Sus vestidos son de cómo me estaban destruyendo.
bordado fino, con encajes ligeros y botones naca- Disgustada, me gritó con su acento antillano
rados. Más esto fue por breves instantes, al descu- preguntando si inventaba excusas para no pagar-
brir que me observaban por la puerta entreabier- le la renta.
ta y cruzar nuestras miradas. Me advirtió que desde 1930 nadie vivía allí.
Sus pies son pesados. Demasiado hinchados Era una habitación sellada. El último dueño de
para sostenerlas. Los arrastran al caminar. Siento la pensión no la usó, y ella tampoco la usaría. Se
el golpe de un bastón contra el suelo, cada dos le conocía como el cuarto de las vecinas por una
pasos. La otra, al parecer más orgullosa se mueve broma de mal gusto que se perpetuó.
apoyándose de los muebles. La madera gastada, Me sugirió que la acompañara al cuarto para
cede y cruje con cada paso. Esto me permite ubi- verificar su historia. Asentí por no parecer descor-
carlas en la habitación cuando quiero saber dón- tés. Y subimos juntos. El Tenedor de Libros del 3-C
de están. la vio cuando sacaba un manojo de llaves de su
Son puntuales en todo. bolso y preguntó con malicia:
Se acuestan y levantan temprano, como si – ¿Otra vez las vecinas?
hubiesen quedado ancladas en el tiempo. Ella le hizo gestos para que callara y volviera
Nuestros cuartos están al final del pasillo. Nos a sus ocupaciones.
comunica una puerta que trataron de disimular Tuve que ayudarla a abrir la puerta porque
con la estufa, en la cocina. No hay modo de abrir- estaba trancada.
la. Ya lo he intentado. Tiene una cerradura antigua Entrar fue algo parecido a materializar pesa-
para la que ya no hacen llaves. dillas.
A veces, sintiéndome inspirado, he dejado Era un cuarto descolorido, lleno de polvo y
mensajes bajo la puerta. Uso escritura criptográ- telaraña. Los muebles (todos de caoba sólida) es-
fica en caso de que no sepan leer. Pero nunca los taban cubiertos con mantas de algodón para pro-
han tomado. Cuando despiertan, advierto sus tegerlos.
risas picarescas (casi inaudibles) y las abluciones Estaba profanando su santuario, pero tenía
que hacen en una palangana. Su vida es metódi- un sentimiento de profunda satisfacción dentro
ca, llegando a los extremos de Kant. de mí.
Se visten con dificultad y sólo se ayudan mu- Era como lo había imaginado.
tuamente al ponerse los zapatos. A las 8: 15 a.m. El aire era espeso y difícil de respirar, había
arrastran dos sillas del comedor hacia la cocina. Y bolitas de alcanfor regadas en todas partes. Cu-
como dos grandes elefantes, ceremoniosos, en me- carachas muertas en las esquinas. Polvo y más
dio de cumplidos, se sientan cada una por su lado. polvo.
Este es el momento crucial de la mañana. Y Fui a la cocina. Miss Delia se quedó en la
me atrevo a decir que para ellas es eterno. puerta. No quiso entrar. Vi la puerta comunicante.
Entonces, quedan en medio de un silencio Y las dos sillas colocadas con precisión matemáti-
sepulcral, absoluto. Y es cuando me estudian. ca en ángulos de quince grados frente a ésta.
Como lo sé (porque el conocimiento infunde te- Sobre un tocador había un plumero, una ca-
mor) temo moverme, respirar, comer. jita de música y unas fotos desteñidas. Eran ellas.

14
Las reconocí sin problemas. Estaban en las fotos
tal cual las había visto.

da.
–¿Convencido? –Preguntó Miss Delia Indigna- Destinos
Circulares
–Un poco respondí con aire de desafío.
Colocó un candado pesado junto al cerrojo
y se marchó.
La escuché maldecir mientras bajaba las es-
caleras.
Por la noche, cuando pensé que todo termi-
naría, volvieron los ruidos. Me asomé al pasillo y
comprobé que el candado seguía en su lugar.
Las vecinas se acercaron a la puerta que nos
comunica y la sacudieron, tirando con violencia
de la perilla.
Me llamaron por mi nombre. por Lissete E. Lanuza Sáenz
–¿Qué te hicimos? –gritaron.
Traté de no hacer caso.

E
–¿Por qué nos encerraste?
l grito escapa de sus labios sin permiso, y
Golpearon con tal furia la puerta que recosté
mi espalda contra ella para que no la tumbaran. sin embargo una vez que comienza a gritar
Al amanecer se consumió su fuerza. Estaba no encuentra manera de detenerse, no mientras
tan cansado que casi no me percaté de ello. Me los ojos de él están fijos en las pequeñas florecitas
recosté en la cama y dormí profundamente en rosadas que cubren sus panties. Tiene ocho años.
medio de un largo silencio y no me desperté sino No es una historia común, su historia. Empieza
hasta el día siguiente. en ese momento, a los ocho años, desnuda excep-
Desde entonces no he vuelto a poner men-
to por unos panties blancos con diminutas flores
sajes bajo la puerta. Pensé en mudarme, pero la
vida en la pensión se normalizó. rosadas, en el medio de su cuarto. Él, su vecino,
Ellas siguen haciendo sus abluciones diarias. estaba pidiéndole prestada una cosa u otra, el
Y se desplazan como de costumbre por la habi- tiempo ha hecho poco importante el recuerdo de
tación. qué exactamente. Ella nunca llegó a prestárselo.
No obstante ya no escucho sus murmullos ni Es más, desde el momento en que su grito rever-
sus risas. beró por toda la casa, ella no volvió a hablarle por
Pienso que me olvidaron.
más de veinte años.
Tal vez sólo deseaban vivir en paz.
Habían sido amigos, antes de eso. Compin-
ches, porque ella nunca fue una de esas niñas de
Barbies y muñecas y a él nunca le molestó tener
que esperarla mientras jugaban a policías y ladro-
Claudio de Castro: Nació en Colón, Panamá en 1957. Ha nes en la calle, siempre en el mismo bando. Qui-
publicado los siguientes libros de cuentos: La niña fea de zás es que, en esta historia, fue ella la ignorante.
Alajuela (1985); La isla de mamá Teresa, el abuelo Toño y otros Tal vez, fue que él lo supo primero y comprendió,
cuentos (1985); El señor Foucalt (1987); Fotos de Henry
Cartier (1987); El juego (1989); El camaleón (1991) y El desde pequeño, que su destino en el mundo era
cangrejo azul (2006). En 2010 publicará la antología Las esperarla.
vecinas y otros cuentos.

15
No fue un caso de amor a primera vista, ni prendió no solo la magnitud de su error al pensar
mucho menos. Es más, ni siquiera fue un caso de que ya la tenía ganada, sino la terrible y certera
amor a segunda vista, ni a tercera. Diría yo que fue verdad de su vida: la iba a amar para siempre.
algo así como un amor que surgió del despecho, Ella esperaba reproches, y gritos. Hasta cierto
de las lágrimas y de la soledad. No fue nunca un punto los quería, se vanagloriaba de ser la causa
amor suave y tranquilo, como siempre se imaginó de ellos. Pero él se mostró con una sonrisa a me-
que el amor debía ser, ni tampoco la avalancha dias y frases trilladas que expresaban sus felicita-
de mariposas en el estómago y palpitaciones que ciones y ella deseó golpearlo hasta que la sonrisa
ella siempre identificó con ese sentimiento. no estuviera presente nunca más en su ojos color
Al contrario, fue un amor silencioso y apa- miel, pero no lo hizo y tampoco le habló, como
sionado, tejido de millones de gritos que nunca había planeado en la mañana, para restregarle su
salieron de la boca de ella y otras pocas discul- victoria en la cara.
pas, que nunca salieron de la boca de él. Fue un Se mantuvo tan silenciosa como en los años
amor de tantísimas confidencias escuchadas anteriores, y esta vez redondeó su silencio con la
casi sin querer y millones de consejos nunca ferviente promesa de no pensar en él nunca más.
puestos en práctica. Y fue un amor de perse- Él, sin embargo, sonrió a medias y se dijo a sí mis-
verancia y una ternura infinita, a pesar de las mo que, desde ese día en adelante, pensaría en
circunstancias. ella más que nunca, para llenar el espacio vacío
Desde el día en que un grito y una puerta lo se- de su presencia.
pararon para siempre de ella, su mayor propósito Él no estaba invitado a la boda, y sin embargo
en la vida fue volver a escuchar su voz. Estudió y sus ojos la siguieron hasta el altar, y los ojos de
se aplicó, buscando felicitaciones, y cuando no las ella se encontraron, al llegar, con el fantasma de
consiguió, siguió estudiando, esas materias que su mirada en la cara de otro. No se dio cuenta, o
ella tanto detestaba y que juntos, tantas veces, quizás simplemente pretendió ignorarlo. Había
habían criticado, buscando, al menos, un repro- hecho una promesa, después de todo.
che de su parte. Pero todo fue inútil. La tierra no cesó de girar en su propio eje, aun-
Por momentos, en lo más vanidoso de su ju- que a veces así lo sentía él. Y como era necesario
ventud, se sintió importante. Si ella se tomaba el para continuar en su mundo de deseos, fantasías
trabajo de no hablarle, de mantenerlo en ascuas, y ensueños, continúo viviendo. Se encontró con
debía ser porque él significaba algo y ella quería que había muchas cosas que quería intentar, mu-
darle una lección. Se mantuvo fijo en esta creen- chas oportunidades de irse, al fin, fuera de casa,
cia durante muchos años, muchos novios de ella, que debía aprovechar.
y muchas, muchísimas peleas a medias, donde Ella se radicó en un barrio elegante, a quince
solamente él gritaba, solamente él reprochaba, minutos de su antiguo hogar, y él se fue a conocer
y ella contorsionaba la cara y arrojaba el primer el mundo. Los años fueron más que bondadosos
jarrón que sus manos encontraban y solo al ver el con él, le dieron sabiduría, estudios, le mostraron
miedo en sus ojos se quedaba quieta, satisfecha, lugares nuevos, y le enseñaron nuevas maneras
y tan silenciosa como siempre. de ver lugares conocidos. Ella siempre estuvo en
No fue hasta que ella anunció su compromiso sus pensamientos, acompañándolo.
con otro, en una extravagante fiesta, que com-

16
La vida fue un encontró abriendo la
poco menos miseri- misma puerta que dio a
cordiosa con ella. Olvidó luz a sus desventuras.
cómo soñar, y al borrarlo Él abre la puerta, y ella
de su pensamiento olvidó lo está ahí, como hace vein-
que era también la esperanza. t e años, como siempre en sus
No fue miserable, pero tampoco sueños, desnuda, y esperándolo. Ella
realmente feliz, y sin embargo cumplió lo mira fijo, y de repente siente deseos de
su promesa a cabalidad: por más que cada infide- gritar, no para espantarlo, como aquella vez, sino
lidad le robara un poco de su alma, nunca volvió a porque la historia se repite, y a ella le tomó más de
escaparse de su realidad pensando en él. veinte años, un matrimonio fallido y demasiadas
Silencioso, se estrechó el tiempo, hasta que lágrimas volver a encontrarse en el lugar donde
un día él volvió a casa. Era un día como cualquier debió haber estado siempre, y esta vez no volver
otro, y sabiendo que ella no estaría ahí, se aventu- la mirada y esconderse mientras él fija su mirada
ró a aquel lugar donde, hacía más de veinte años, en el borde de encaje de sus panties.
había nacido el silencio entre ellos. Hubo miradas Esta vez, cuando cierra la puerta de su cuarto,
bondadosas y abrazos entrecortados y de repen- él todavía se encuentra adentro.
te, sin saber cómo, ella estaba de vuelta, y él se

Lissete Lanuza Sáenz (Panamá, 1984) Abogada por la Universidad de Panamá. Maestría en Globalización,
Comercio Internacional y Mercados Emergentes en la Universidad de Barcelona. Egresada del Diplomado en
Creación Literaria 2004 de la Universidad Tecnológica de Panamá. Sus cuentos han aparecido en la revista
Maga, y en los libros colectivos “Soñar despiertos” (2006), y “Taller de Escapistas” (2007). En 2010 publicará su libro de
cuentos: Destinos circulares.

17
Cuento

Las tortugas
por Sonia Ehlers S. Prestán

E ran las tres de la tarde, el pequeño Jai-


me paseaba despreocupadamente por
la rocosa orilla del río Mayor. Acostumbraba
se disponía a seguirla cuando escuchó a lo le-
jos la voz de la madre. El llamado era insistente.
Cuando su progenitora lo perdía de vista por
pasar el verano por esa región del sur. Sus más de media hora hacía sonar una sirena que
abuelos y tíos vivían aún en las riberas del había comprado en uno de sus viajes a Nor-
río. teamérica. Decidió regresar a casa, pero no sin
“Te hará bien para los pulmones”. antes seguir a la tortuga hasta que la misma
“Vas a crecer por lo menos dos pulgadas se sumergió en el río cerca de una poza. Él no
este año”, le prometía su madre. conocía esta poza, ¿cómo le había pasado des-
Jaime para sus adentros estaba dispuesto apercibida durante sus excursiones por el río?
a creer en lo de los pulmones, pero lo de cre- En su mente dejó grabado que al día si-
cer, ese era otro cuento. Llevaba varios veranos guiente regresaría muy temprano a investigar.
por el río y su estatura no había variado nada. Planeaba despistar a su madre para incursio-
A la que sí le hacía mucho bien era a la madre nar tranquilamente. Llevaría una pelota, cami-
y a sus pulmones, ya que gritaba cada vez más sa, pantalón, escoba y un sombrero.
fuerte y como se casó tan joven, todavía esta- Tenía un plan para poder regresar a la poza
ba creciendo en vacaciones. sin ser interrumpido.
En fin, estaba Jaime sumido en esos pen- Esa noche, el chico estaba muy callado
samientos cuando de pronto vio moverse un ante los ojos curiosos de los abuelos.
animal entre las hojas caídas. Al principio guar- “Jaime, estás muy callado”, comentó el abue-
dó distancia; observaba cautelosamente hasta lo. “¿Te preocupa algo?”
poder identificar de qué se trataba. Finalmen- Cariñosamente contestó que no. Estaba
te, la divisó. Era una hermosa tortuga gigante; un poco cansado por el calor del verano; se
tendría por lo menos unos veinte años por las acostaría temprano. Así lo hizo. El abuelo, que
señas de su caparazón. Percibió su proximidad adoraba a su nieto, recordó aquella mañana de
siguiendo disimuladamente su rumbo. Jaime verano...sumido en sus pensamientos le vinie-

18
ron a la mente unos recuerdos de infancia; se Pasaron varios días sin que Jaime regresara
preguntaba a sí mismo: “será que...no, no pue- a la piscina. Aquella famosa tarde había caído
de ser...” y cambió su línea de pensamiento. con una fiebre muy alta que lo mantuvo fuera
Amaneció muy temprano como era natural de acción por una semana. En cuanto se repuso
por la época; Jaime tenía todo listo. Desayunó decidió regresar. Esta vez no quiso despistar a su
unos huevos de patio, las yemas increíbles. En familia y se lanzó a la aventura abiertamente. Su
la ciudad eran pálidas y comentaban las ma- curiosidad era más grande que el miedo en esta
dres que les echaban hormonas. Estos huevos ocasión. Para su sorpresa al llegar a la poza no ha-
sí eran de los buenos. Se los comió apresura- bía ninguna tortuga. Estaba desilusionado, pero
damente y partió muy ensombrerado, según pensó que al día siguiente las volvería a ver. No
dijo, a ver las gallinas. Llevaba una cubeta en sucedió así.
la cual metió todo. Cerca del corral cogió una Jaime seguía visitando la región del río Mayor
escoba y se dirigió hacia la orilla del río. Ahí sin volver a ver las tortugas. Luego convertido en
la colocó estratégicamente vistiéndola con el hombre y padre de familia llevaba a su hijo To-
atuendo que llevaba. Colocó la pelota al pie de más a visitar a su madre, quien decidió retirarse a
la escoba. A lo lejos se confundía con el paisa- vivir en la casa que heredó de los abuelos.
je, el montaje que había improvisado simulaba Observaba a su hijo a la distancia colocar una
un niño jugando. Esto mantendría a su madre escoba estratégicamente con un sombrero... Po-
tranquila. dría ser lo que estaba pensando o era sólo pro-
Corrió hacia la poza en busca de la tortu- ducto de su imaginación. Dejó que se perdiera
ga; su sorpresa fue grande cuando debido a la entre los árboles, siguiéndolo con cautela. Cuan-
transparencia del agua podía divisar no una, do se acercó a la orilla del río no podía creer lo
sino ¡cinco!, ¡seis!, ¡siete!, muchísimas grandes. que veía. Tantos años esperando este momento.
Algunas estaban sumergidas, otras aso- El sueño de su vida se convirtió en realidad. Ahí
leándose sobre las rocas; Jaime comenzó a estaba su pequeño rodeado de las tortugas. Las
transpirar de la emoción: ésta sumada a la co- acariciaba y les conversaba. No había sido una
rrida que había dado para llegar a la poza, le ilusión infantil. ¡Sí, eran reales! Se acercó sigilosa-
hacía palpitar el corazón a mil por hora. mente al niño, éste no les tenía miedo y había
Decidió quitarse la sudadera dejándola des- logrado transmitir su serenidad a los quelonios.
cuidadamente sobre una piedra al pie del río. La sudadera de Tomás yacía al pie de un árbol in-
De pronto, una tortuga se acercó y comenzó tacta.
a comérsela. Otras también se aproximaron y Desde ese inolvidable verano no hemos deja-
entre todas la devoraban rápidamente. Jaime do de ir al río Mayor, a ver las tortugas de nuestra
comenzó a preocuparse; pensaba que quizá infancia. Jaime se preguntaba si su abuelo las ha-
no había sido una buena idea el dejar el ca- bía conocido; quería pensar que sí.
muflaje para despistar a su madre. Se sintió en
peligro. ¿Qué pasaría si él se acercaba un poco
más y por descuido caía al río vestido? ¿Se lo
comerían también a él? Se asustó tanto que se
fue corriendo sin voltear hacia atrás. Recogió
su equipo de despiste volviendo a casa muy Sonia Ehlers S. Prestán. Panameña nacida en México D.F.,
agitado. Su abuelo alcanzó a verlo de lejos con en 1949. Libros: Presencia de Pedro Prestán (1999); Concepción
curiosidad. para cuentos (2005); Concepción para cuentos II (2008). En 2010
publicará Las tortugas y otros relatos para niños.

19
Cuento

Charlie
por Luigi Lescure

—Hola, ¿cómo te llamas? taba durmiendo y yo me había marchado, co-


— Diego, ¿y tú? nocía de nuestra amistad. No le gustaba que
—Charlie. ¿Puedo jugar contigo? su hijo me hablara. Después empezó a moles-
—Sí. Siéntate aquí. Toma este control. tarse cuando encontraba conectados ambos
controles de la consola de juegos; más aún si
Desde que conocí a Diego nos hicimos descubría el marcador de dos jugadores en la
buenos amigos. Él atravesaba por un momen- pantalla del televisor. Lo regañaba y le decía
to difícil. Su mamá había muerto y su papá que eso estaba mal. Diego me lo ocultaba
tenía un nuevo e importante trabajo que le para no herirme, pero yo me daba cuenta.
ocupaba mucho tiempo. Así que yo empecé
a visitarlo y pasábamos largas horas jugando. Un día el señor Carlos, que así se llamaba
Lo que más disfrutábamos eran los videojue- el papá de Diego, lo llevó donde una doctora.
gos. Ambos nos entreteníamos rescatando Diego le dijo que no estaba enfermo, pero él le
princesas, compitiendo en divertidos autos explicó que sólo iban a conversar. Luego tuvo
o protegiendo al mundo de invasores extra- que volver un par de veces más. Yo lo acom-
terrestres. Otras veces éramos piratas, vaque- pañaba siempre. Íbamos en taxi con Noris, su
ros o soldados intergalácticos. Casi siempre nana. A ella tampoco le simpaticé nunca. Al
luchábamos como aliados, pero en algunas principio me ignoraba, pero un buen día le
ocasiones decidíamos enfrentarnos en ban- advirtió al señor Carlos de mis visitas. Y, como
dos enemigos. Corríamos y brincábamos por él confiaba mucho en su empleada, al poco
todo su cuarto y la casa. ¡Qué tiradero dejá- tiempo ya estaba enviando a mi amigo a esas
bamos después! Claro que también conversá- consultas semanales. Yo lo esperaba calladito
bamos y nos reíamos juntos sin hacer tanto en recepción junto a Noris que ni me deter-
alboroto. Pero por alguna razón yo no le caía minaba. Cuando salía era esquivo y guardaba
bien a su padre. Aunque nunca me había vis- silencio hasta cuando regresábamos a casa.
to, porque cuando llegaba a casa ya Diego es- Allí nos poníamos a jugar de inmediato, pero

20
él me comentaba muy poco sobre sus citas. vo por la ausencia de aquellas extremidades
Decía que eran aburridas. Que la doctora se la en uno, eran dos imágenes idénticas. Tenían
pasaba haciéndole preguntas y lo ponía a di- las mismas proporciones, los mismos tres
bujar. Me dijo que le pediría a su papá que no puntos que representaban un saco, el mismo
lo mandara más. Sentía que a ella tampoco le esbozo de corbata y los mismos enormes za-
agradaba nuestra amistad, pero él quería se- patos ovalados al final de dos largas líneas.
guir viéndome. Me dijo que si me iba, me ex- Más que dibujos parecían fotocopias. Enton-
trañaría mucho. Yo le aseguré que no tenía de ces, al ver mi parecido con el señor Carlos, lo
qué preocuparse, que siempre iba a jugar con entendí todo.
él. Aunque mi promesa era sincera, no pude
cumplirla. —Es que Charlie juega conmigo, y me
abraza —le explicó Diego con una voceci-
Una tarde el señor Carlos entró a la habi- ta quebrada— Juega conmigo, y me abraza,
tación de Diego antes de lo habitual y nos papá— reiteró sobrecogido en llanto y ya no
sorprendió jugando. Sin embargo, más que hubo más dudas. Se acabaron las consultas y
disgustado, parecía triste y confundido. Se los bosquejos.
acercó y le extendió una hoja con uno de los
dibujos que había hecho donde la doctora. El señor Carlos se arrodilló junto a su hijo y,
Se trataba de cuatro monicacos trazados con también llorando, lo abrazó dulcemente. Así
torpes círculos y rayas que representaban a fue la última vez que vi a Diego. Me hubiera
un niño, dos hombres y una mujer. gustado poder dibujar esa escena y llevársela
a la doctora. Me marché difuminándome en-
—Diego, ¿qué te pidió la psicóloga que di- tre la alegría y la tristeza de comprender para
bujaras aquí? qué había sido creado.
—A las personas de mi casa.
—¿Y quién es éste? —preguntó el papá se-
ñalando uno de los garabatos masculinos, co-
locado junto al más pequeño. Ambos tenían
algo parecido a unas cajitas rectangulares
conectadas por líneas chuecas a un cuadrado
con antenas.
—Ese es Charlie, papá.
—Entonces, esta debe ser Noris y este soy
yo, ¿cierto?— El padre acompañó su deduc-
ción con un suave desplazamiento del índice
sobre las figuras que quedaban detrás de las
anteriores, algo rezagadas. Como observan-
do. Diego asintió con la cabeza.
—¿Y por qué si somos igualitos, Charlie tie-
ne brazos y yo no?
Luigi Lescure Publicista y actor teatral. Autor de tres
¡Santo cielo, qué observador! No me había libros de cuentos: Pecados con tu nombre (2007), Capí-
percatado de ese detalle, pero era cierto. Sal- tulos finales (2007), y Con vista al mar (2009)

21
L
El secreto
os gritos de los policías, el ruido de pisadas
que herían los escalones de madera de las es-
caleras por las que se subía o bajaba a esos case-
rones, turbaron la tranquilidad de la noche. El es-

de Peter
tropicio de platos rotos que caían de las pequeñas
mesas que encontraron los perseguidores frente a
cada puerta se hicieron ecos en los pasillos. Sigi-
loso, como un gato,se coló buscando algún hue-

Williams
co entre las hojas de zinc que cercaban elpatio. Ya
sentía que los burlaba otra vez. Su figura elástica,
enjuta se movió como una centella, buscando el
amparo de la oscuridad para desaparecer, pero no
pudo evitar quedar, frente a frente, con el policía
que le disparó.
Carola, medio desnuda, desde el balcón había
seguido todos los detalles de la persecución des- por Andrés Villa
de que el hombre salió de su cuarto. Su cuerpo de
ébano, temblaba de miedo y cuando vio el enfren- transístmica y cambiaron todo.
tamiento entre su amante yel cañón del revólver, Plantaron letreros en otro idioma y trazaron una
soltó un grito, que se oyó fracciones de segundos línea imaginaria que luego se convertiría en una de
antes que el tronar del disparo. ¡Baaaaannnggg! malla de ciclón paralela, a ambos lados del canal,
—A él no le hacen las balas, está comprobado. donde mandaban ellos, sólo ellos.
Mira lo que dicen los diarios. Al terminar las obras, los obreros cesantes, en su
Los dos negros, sentados en bancos cercanos a mayoría negros, se refugiaron en las ciudades limí-
la entrada de esa gran casa de inquilinato, repasa- trofes Pasaron dificultades, vivieron hacinados en
ban los titulares del matutino que en su portada aquellas casas de madera de dos plantas, con hileras
destacaba: de “cuartos donde no entraba el sol”. En esos barrios
se multiplicaron, tratando de conservar su idioma y
“VUELVE A ESCAPAR PETER WILLIAMS” En otra sus costumbres como los hebreos en Egipto. Aquel
sección decía,” POLICÍA AFIRMA HABER BALEADO ladrón del que hablaban los diarios era uno de ellos.
A WILLIAMS Y NI SIQUIERA SANGRÓ.” Hacía ya un Pero con él sucedía algo distinto, los panameños ce-
tiempo, las noticias de aquel negro Robin Hood, lebraban sus hazañas, sobre todo si las realizaba en
que robaba a los ricos para repartir el producto de el lado de los gringos dentro de la Zona del Canal.
sus fechorías con los pobres, ocupaban la atención —Dinos todo lo que sabes sobre tu amante. Ha-
de toda la ciudad. bla o te irá muy mal —le dijo uno de los detectives
—Lo que no saben ellos es que se vuelve a Carola.
humo— volvió a comentar aquel como si nada, —¿Crees que eres la única zorra que tiene? ¡Eres
provocando dudas en el que sostenía las hojas del una de tantas! Mira, sabemos que visita a varias en
periódico. Río Abajo, en el Marañón, en El Chorrillo y qué decir
Los trabajadores negros habían viajado desde de Colón, allá tiene muchas. Las negras colonenses
sus islas en el Caribe, hacía sólo algunas décadas lo adoran.—dijo otro policía, tan negro como ella,
para trabajar en la construcción del gran canal de que la miraba con lascivia.
Panamá. Los panameños los habían visto llegar Al final, Carola, confundida pudo convencerlos
con muy pocas simpatías. de que no sabía el escondite de Peter. Entonces le
Hablaban inglés y olían distinto. Antes llega- dieron un billete verde de veinte dólares, y un nú-
ron los gringos, construyeron poblados en la zona mero de teléfono para que llamara si averiguaba

22
algo, y la promesa de más dinero si colaboraba con desnudas, así dormía la negra,   cedió  ante las
la captura del delincuente que se burlaba de la po- caricias y se entregó al furtivo visitante, en una fre-
licía de la zona, y de la de Panamá. nética unión.
La negra, abandonó la estación y nerviosa, tomó —Peter, Peter, ¿hasta cuándo vas a vivir huyen-
la primera chiva que pasó. do? Mi amor, nadie me ama como tú.
Subió a la cabina de madera del singular vehí- El negro, risueño ante las muestras de amor de
culo de transporte colectivo y sacó la cara por una Carola, se arrebujó entre sus grandes y firmes tetas.
de las ventanillas, para que los pasajeros de los La negra vivía sola. Una vez se hizo amante del fa-
bancos paralelos no notaran su angustia, aunque moso ladrón despachó al hombre anterior. Le de-
el hombre que se sentaba enfrente, estaba más in- cía a todo el mundoque no podía engañar al gran
teresado en verle las piernas y sus melosos muslos, Peter, que nadie hacía el amor como su Peter.
cada vez que los bruscos movimientos de la chiva —Mi amor, en las noches calurosas sueño con tu
le subían el estrecho vestido. cuerpo y no puedo dormir pensando que duermes
La cosa no había sido tan sencilla. La policía no con otras. La policía me dijo que me engañas.
sólo quería saber el escondite de Peter, también su Un rayo de luna se coló por la persiana de la
secreto. Ella también creía que la bala había impac- ventana iluminando el rictus de rencor de la negra.
tado en su cuerpo. No sabía   cómo había salido tan Antes del amanecer, el ladrón se vistió y dejó un
bien librado. Después del disparo, Peter empujó a puñado de billetes en la mesa. Salió sin despertar
su perseguidor y se perdió en los callejones. Todos a Carola. Calándose su gorra hasta las orejas y su-
buscaron un rastro de sangre y no hallaron nada. biéndose el cuello de su chaqueta, se disfrazó de
Pero lo que más la había molestado era eso, que cualquier negro que a esas horas salía a sus labores
él tenía varias amantes. en la zona.
—“Son of a bich”— masculló entre dientes. Distraído, iba pensando en las palabras de la mu-
Con los días, el periodismo se ocupó nuevamen- jer. Era verdad, ¿hasta cuándo huiría? Había escogi-
te del ladrón. Esta vez había asaltado una gasoline- do vivir fuera de la ley para humillar a los gringos
ra, y desaparecido después de un tiroteo y quién que despreciaban a su gente. Desde siempre notó
quedó herido fue un guardia. Dicen que lo vieron que podía escalar y colarse por cualquier puerta o
de fiesta, por los lados de Pueblo Nuevo, donde re- ventana. Recordaba muy bien la vez cuando era
partió parte del botín en una vecindad de negros apenas un adolescente y su madre lo llevó dónde
pobres. De aquellos oriundos de las islas donde aquella Madama.
nació su madre. En aquel hermético cuarto, casi en penumbras,
*** la mujer gorda y negra como la tinta, más negra
que él, lo había sentado en el borde de la cama. No
—¡Son of a bich! ¡Suéltame! Cómo te atreves a recordaba muy bien el ritual, pero sí lo que había
entrar otra vez a mi cuarto. ¿No sabes que te bus- dicho. Pero antes hizo salir del cuarto a su mamá.
can? —Tú eres especial, lo sé. Se nota. Eres un negro
El fugitivo se había deslizado por la ventana sin que será famoso. No sé si para bien o para mal, no
despertarla. está claro — le profetizó la negra, mientras caía
Comenzó a forcejear y a arrojarle los trastes de presa de extrañas convulsiones qué lo asustaron.
la mesa que estaba en medio de la pieza que servía Después puso sus manos encima de su  cabe-
de comedor, cocina y dormitorio. za y comenzó a hablar en una extraña lengua que
La gorra de tela de Peter cayó al suelo. El, con no era inglés, ni español. Parecía que alguien dis-
ademanes le pedía que callara, que iba a despertar tinto dentro de ella era quién lo hacía y le confió
a los vecinos o alertar a la policía. Carola, al sentir su gran don.
los brazos de su amante  sobándole sus  generosas Un secreto que, hasta ahora, le había permitido
caderas salir ileso de todas las fechoría que había cometido.

23
Cuando la mujer volvió en sí, le dijo: —Esto te crees. Te visito porque me gustas, tu olor me fasci-
lo ha mandado el espíritu que me visita. Nunca ha na. Sí, eres la que más me gusta, pero tus celos son
hecho esto, pero tú…eres especial. insoportables. Ahora esto, golpearme en la cabeza.
Y con mucho temor le indicó que se fuera y a su ¡No¡ ¡Basta, es demasiado!— E hizo ademán de salir
madre que no lo trajera más. por donde había entrado, por la ventana.
Ella quiso saber ¿por qué? y la hechicera sólo Carola lo retuvo sumisa, restañó la sangre de su
atinó a decirle que, como Sansón, sería reverencia- cabeza y en eso, una vez más, se trenzaron en ar-
do  por su gente y se  perdería por una mujer. dorosa unión. Pero la negra supo leer en el lengua-
Desde esa ocasión ambos leían en la Biblia, la je corporal de las embestidas de Peter, que jamás
historia de aquel fortachón, que como él, tuvo un regresaría. Que sería la última noche. Cuando lo
secreto. sintió incorporarse para desaparecer, como otras
—Hola, Peter— le dijo un negro que se cruzó veces, le dijo:
en su camino, despertándolo de sus cavilaciones. —Ya sé tu secreto, Peter, así como sé que no
Se asombró de ser reconocido y hundiéndose aún vendrás más. Pero me las pagarás.
más la gorra apretó el paso, perdiéndose entre los Peter salió sonriendo, sin temor a lo que había
callejones que formaban las casas de maderas. dicho Carola. Eran solo bravatas. ¿Cómo una negra
A Carola le chismearon que la otra madrugada, celosa podía conocer su secreto? Le bastaba como
a Peter lo habían visto salir del cuarto de una mu- hasta ahora, moverse entre sombras.
jer llamada Selma, en aquella casa, a tan sólo dos ***
calles más abajo. Los celos la invadieron, la curiosi-
dad no la dejaba en paz, nunca antes había tenido Las palabras de aquel policía negro se habían
la oportunidad de comprobar las traiciones de Pe- grabado en su mente atormentándola “Crees que
ter. Y hacia allá se dirigió. Para saber más de aque- eres la única zorra que tiene. Eres una de
lla  que osaba disputarle a su amante. tantas.”
La trifulca fue grande. Carola comenzó por inda- Los policías no querían creer lo que había dicho
gar a Selma si conocía a Peter y terminaron insul- sobre el secreto de Peter.
tándose y agrediéndose. Los vecinos tuvieron que ¡Estúpidos! Esos cholos no sabían que su raza
separarlas, luego de haberse revolcado ambas por aún guardaba secretos que viajaron con ellos, en
el patio. La noticia de que dos mujeres se disputa- los barcos de esclavos.
ban el amor del célebre ladrón corrió por todo el Cuando oyó los lamentos de la gente,   imag-
barrio. inó la noticia. Esta la golpeó en el alma, así como
Carola no vivía en paz. El recuerdo de Peter la el ruido de las sirenas de los radio patrullas en sus
atormentaba, apretándole el pecho. Era algo tan oídos. Con certeza supo que todo se relacionaba
antiguo y mortal como los celos. con Peter.
Esta vez sí lo sintió, intuyó su llegada. Dejó que Corrió y en el rincón del patio, frente al cuarto
entrara y prendió el foco de Selma, vio a aquel policía negro parado junto
que colgaba de un cordón del techo. al cuerpo inerte del famoso ladrón. Él fue el único
Le arrojó un vaso que se quebró en su cabeza, de los esbirros que al sorprenderlo le disparó a la
sin que ni siquiera se quejara. sombra. Sus miradas se cruzaron con odio. La de
–Maldito—le gritó. Arrojó otro objeto que fue a él, le recriminaba haber revelado el secreto, y la de
estrellarse contra la sombra de Peter. Ahora el grito ella, el haberle creído.
fue del ladrón quién chorreaba sangre por la cabe-
za. Carola confundida, pues sabía que había tirado Andrés Villa: Nació en la Ciudad de Panamá en 1950.
a no acertar, solícita, fue a consolar a su amado he- Periodista y fotógrafo. Egresado del Diplomado en Crea-
rido. ción Literaria 2003 de la UTP. Ha publicado: La nueve (no-
—Eres una mala mujer, Carola. No sé qué te vela; 2007) y Perdedores (cuentos; 2009).

24
I CATEDRAL DE
Has regresado.
Recuerda, INFANCIA
aquí estuviste hace un tiempo
sentado en el trapecio, por Adalcristo Guevara Flores
en estos muros desolados de tiempo-telaraña.
Miras junto al niño esta antigua catedral.

Apartas recuerdos, II
escuchas pisadas
el latido de la sangre ¿Cuántos vientos devoraron
estacionas en el parque del encuentro inevitable, el antiguo campanario?
aprisionas marimantas Sus himnos ya se han ido,
-lúdicos instantes- son ausencia y extravío.
juegas la rayuela,
el escondido, Recuerda:
el salto de la liebre. fricciona tus manos,
Hay globos de ilusiones, aprieta el eslabón.
caramelos de sonrisas No eres el mismo, III
ángeles, tampoco el columpio
pájaros y cantos. ni las llantas incrustadas, ¡Oh, murallas de siglos
(Dentro de ti pastorean: ni el cómico bufón empalidecidas por las horas
desiertos, soledades) de trapo-maquillaje. no se muere el tiempo en esta antigua catedral!
Lo abrazan estas telarañas,
Labios ingenuos Recuerda, el nido de una garza ausente.
gritos, eres espejismo Lo abrazan la espera y el idilio
corazones agitados, de un tranvía de arrugas, y aún sin recordar
escuchas atabales de tu infancia. ¿acaso axioma que eres
de una muerte postrera? niño,
exilio,
aposento.

Remeces el ciruelo.
ADALCRISTO GUEVARA. 1977. Abogado. Lauros: Premio de El otoño se ha llevado
Poesía Esther María Osses, 2008; Premio del Concurso de
Cuento Ignacio “Nacho” Valdés, 2008; Primer Premio de Poesía
la sombra de sus hojas
León A. Soto 2009, con el libro inedito “Catedral de Infancia”; el follaje y sus semillas,
Menciones Honoríficas en el Concurso de Poesía León A. Soto
en 2007 y 2008; Mención Honorífica en el Concurso de Poesía
hay retoños de esperanzas
Gustavo Batista Cedeño, 2008. Ha publicado el poemario Me- esperanza en el retoño,
ditaciones desde el vergel, INAC 2008, y un cuento en la Revista
lágrimas muertas
Maga. Egresado del Diplomado de Creación Literaria 2009,
de la Universidad Tecnológica de Panamá. nostalgia de un invierno.

25
Ronald Bonilla costarricense

TESTIMONIOS DE LA PIEDRA

Si los ríos son sólo el testimonio,


o acaso la fronda para el reposo,
la piedra que nos lanza el asesino,
la torpe ironía del prestidigitador
o la caída del pordiosero en las trampas fatigadas
de la basura insalvable,
son sin remedio, remedos de Dios.

Por eso, Señor, me niego


a encontrarte en el dentífrico que espera al niño,
en el lavabo indulgente que aguarda sin espejos,
en el formulario que extiende la sicóloga;
pues yo no soy el líder que ella busca, soy lúdico,
romántico, desgarbado a veces, insolente, No hay maroma más alta que tanta soledad
lujurioso, tenaz en el poema, con que conjuro a los amigos.
locuaz o taciturno (Y a ti te convoco, mujer.
cuando leo y conquisto los silencios. Yo sé que puedes sostenerte
mirando al horizonte).
Pero ahora estoy de pie sobre una piedra. Abajo las lágrimas son
Arriba. sólo ríos inmisericordes
Abajo hay soles que renuncian a saciarse entre la nada.
o aguas deslizándose o caminos. Yo te prescribo, ante el catarro o el sida,
la misma cicatriz llamada olvido.
La piedra que fundó monasterios, academias, La memoria la pongo en el lugar del sueño.
farallones, muros dolorosos, silabarios Yo estoy con ella en esta piedra oteando:
casi imposibles, acaso el horizonte es este mismo beso,
está bajo mis pies que sólo pulsan este instante que no acaba mientras pasa y pasa
segundos y marasmos. todavía.

Ronald Bonilla (San José, Costa Rica, 1951). Poeta, cofundador del Movimiento Trascendentalista, Coordinador del Cír-
culo de Poetas Costarricenses, reconocido tallerista. Fue Presidente de la Asociación de Autores de Costa Rica

26
2 textos
Belisario Rodríguez Garibaldo
DIATRIBA CONTRA UN DIOS QUE YO NO ENTIENDO
(O UN SIMPLE POEMA DE AMOR PARA ELLA, QUE YO NO ENTIENDO)

Si esculpiese fuego, Llámame si te acuerdas sin que ya estemos saltando


en las estatuas verdes del eterno, que en algún momento como niños en un juego,
nacería nuevamente derrotado, fuimos viento, no porque seamos niños, no,
pues he querido sangrar si en medio de desiertas tierras sino porque solo existe un juego.
sin cicatrices, naufragaste tú, como naufragué yo   
esculpidas en oropel de sueños. en tu pecho. Así que llámame, Amor, búscame,
    que yo te busco,
Buscando silencio, Y si por extraña coincidencia tanto como te he encontrado en todo lo
y sólo ese mar de musas inconclusas apenas nos mencionamos, que he hecho,
en que he naufragado, riendo; ligeramente en fracciones tímidas a ver si por extrañas apariencias,
porque quiero verme de un momento, por el destino, porque está escrito,
en mis ojos midiendo o por casualidad, un arrojo, entonces nos encontremos todos,
el sentido nostálgico del tiempo. un huracán sopló diciendo: no lo quiero, miles y millones, todos; tu y yo, todos.
  o si lo quiero, o mejor aún,  
Pero el Amor se fue, se va lo quiero tanto que no lo quiero; Entonces y solo entonces
por veredas infinitas, pues así amamos nuestras vidas, en un pasto verde descansemos,
formando puntos en la arena, significando que amamos y odiamos, contemplando el oropel de aquel encuentro,
granos incesantes de arena y tiempo, y como odiamos, queremos; en un universo donde nadie se imponga,
porque de ellos son los vericuetos entonces llámame, solo el amor, la armonía, el tiempo.
por donde transitas, transito, si nos encontramos en ese laberinto  
como un aprendiz veleta en el viento. preparado para purgas
  de aquello que un día fuimos;  
¿De qué se puede arrepentir y allí, al igual que aquí,
el intrépido hacedor de cosas?, estoy seguro, lo sé, lo sabemos,
que se desvanece y sólo queda nos volveremos a ver, siempre,
en el recuerdo fútil; siempre lo veremos, lo buscaremos.
si acaso forma una coral  
que gime en la historia, Y es así en el camino del tiempo,
Del Poemario Las Memorias del Silencio,
en un espacio vivo y muerto. porque no hay veredas de Belisario Rodríguez Garibaldo, Edi-
por la que transitas, transito, transitamos, torial CIEN, Panamá, 2006.

27
La estatua de afrodita

B ella e impasible, altiva e inmarcesible, sen-


sitiva y expresiva es la estatua de Afrodita
situada en una de las calles más céntricas de la
manente, cuyas curvas perfectas son simbologías de
deseos, de altos pensamientos que elevas desde lo
interno de tus ojos adorados, recónditas preguntas
ciudad de Atenas, símbolo indecible de los an- que me resuelven tu mirada inexorable, tu rostro
apasionante; tu cuerpo es desafío a los hombres de
helos más cálidos y tiernos. Cuando mis manos
este tiempo y de los tiempos venideros, desde los
acarician aquella estatua de mármol, fría y tibia al
tiempos antiguos, perdidos y lejanos, en que extra-
mismo tiempo, recorro los siglos sumergidos en
ños cultos y oráculos divinos enaltecían el amor que
sus pechos como en las expresiones ardientes de representas.
civilizaciones antiguas y perdidas. Es Afrodita una La Estatua de una Diosa de Amor, ¡Afrodita!, el
estatua de frío mármol en cuya frente inalterable, eterno misterio de los hombres, un tabú perma-
y en cuyos ojos fijos y plateados recorro con mis nente sumergido en mi inconsciente, un tabú que
manos las filosofías antiguas de musas, diosas y ha sido transformado en tótem por devotos anhelos
ninfas refrescantes, como en un homenaje a anti- inconclusos. Veo tus caderas, tu cintura, tus pechos
guos cultos divinos de amor y de deseo. desbordantes; recorro tus caminos, tus señales, que
Aquella estatua ha permanecido fiel por siglos a a través de tus cabellos fríos me deslizan por tu cue-
las miradas exploradoras que, como la mía, buscan llo de mármol irreverente. Eres, Afrodita, el símbolo
en ella la precisa anatomía, la más exacta sonrisa de un tiempo antes de Cristo, antes de San Agustín,
que trasluzca la pureza de la Mujer–Diosa; de los la- de Goethe, de Marx, de Sartre, del Surrealismo, del
bios que en onírica armonía son descorridos por mis Neoliberalismo, Diosa en la que observo tu enorme
dedos, en busca de inspiración grecolatina, que en altivez, ante mi pequeña humanidad de hombre
forma de una fémina de mármol es como se compla- enamorado; nosotros nos desbordamos en silencio,
cen mis más profundos deseos viriles, mis ansieda- tú en tus ojos que miran horizontes ya lejanos, yo en
des encadenadas a su cuello, desde tiempos inme- un gemido que se transforma en un bramar salvaje,
moriales pre-socráticos, cuando el oro no corrompía indómito, invencible; luego, el reposo de mis manos
nuestras pláticas. ¡Estatua de Mármol!, ¡Afrodita!, alti- y mis brazos alrededor de tus pechos, de tu espalda,
va especie de una civilización incandescente, Mujer- y un silencio que se hace paz eterna, paz divina.
Poema, símbolo irresuelto de todas mis búsquedas Adorada Diosa del Amor, ¡mis bellas Afroditas!;
terrenales e infinitas. de pasionarias fachadas, por donde tu rostro altivo y
Subyaces a la orilla de una calle, de un bulevar agradable, me llama y me sonríe, desde lejos, desde
abierto, de una ciudad cualquiera, de la espléndida adentro, como buscando la forma de responderme
ciudad de Atenas, de la Atenas conglomerada del antiguas incógnitas inconclusas que se debaten en
siglo 21. Estás, Afrodita, eternizada por mis ojos, mi mente; eres bella y elegante, Estatua de Afrodita,
vives inmortalizada por mis dedos, que te queman el personaje más brillante de mis ansias transforma-
las mejillas frías de un mármol trascendente. Tú eres das en palabras; eres tú mi hermosa Estatua de Afro-
un símbolo de una época pre-humana, eres el mito dita, por fin mía, inexpropiable, encontrada desde
transformado en mujer de mis desvelos, pues des- mis ojos y mi alma, en la ciudad de Atenas, en donde
de tus pechos enraizados en mi memoria, te estás tú y yo nos hicimos uno solo, con los siglos humanos
transformando en parte misma de mis pupilas; nos e inmemoriales del tiempo y el deseo.
comunicamos con palabras y signos, construimos un  
puente indestructible que nos une a través de estas Tomado de: Belisario Rodríguez Garibaldo. Veinticinco
palabras. Mi Afrodita es la Estatua de un mármol per- años de soledad. Cuentos & Relatos. Editorial CIEN. Pana-
má, 2005.

28
Un amor de ciervo pasa
en las tinieblas su invisible humanidad
Desde el bosque de
herida
pasa
oteando en las calendas
Gertrud Kolmar
el universo arcano del agua y de la por José Manuel Bayard Lerma
tierra
entre pífanos tambores y violines

Es una historia ceñida en nuestra frente


de cenizas
indeleble es el tiempo fidedigno
que solo acoge del humor Camino alrededor del fuego Tú el Desheredado
del cierzo Interrogo tu imagen en la noche Ma seule Étoile est morte- et mon luth
las humaredas para el conjuro de los me responde solo el hielo de la vasta constellé
males invisibles región de incertidumbres porté le soleil noir de la melancolie
donde un nevado silencio alpino sirve
Cuánto sueño Gertrud en el jardín de a voluntad del ciervo que lo habita Y somos también la sombra de una carca-
inviernos y te pregunto Gertrud jada
Cuánto tiempo en el cuerpo constreñi- qué buscas que trotando llega al vacío de los días
do larvó la guerra su cantera de olvidos qué buscamos desesperados
Para que al paso de los años qué buscaron ellos bajo imponentes plafones
la eterna calma de la providencia en LA RUE DE LA VIEILLE LANTERNE que apenas iluminan con luz y falso bálsa-
y los presentimientos Bernanos qué síntomas descubre Delacroix mo la vesania del reino
te acuerdas George el rostro atormentada de Torcuato Tasso Dónde los límites
nos dieran este suspiro en calma que en esa maldita callejuela junto al Sena si existen límites
en vano intenta destruir de alquimias para el dolor
los poderes de la eternidad de tarot la muerte
Escancio de las aguas sus poderes y de locura la caída
nocturnos Qué noche no durmió y la pérdida
mientras llegan los ciervos con el Que día no despertó las aguas desplazan a veces sus furores
lugarteniente de muerte a la vendimia Qué sombras deshabitó al viejo río y temporales
a escanciar los caminos, Bataille, te heredó el martirio crecidas de lágrimas
de toda claridad posible Gérard de su calle umbría y de extravíos
y el nombre y el momento y los moti- se funden a los sueños como un metal
vos Gérard de Nerval oscuro

29
y denso tiempo en calma al paso de la a esta suerte de amor
destrucción despierto con fervor cada mañana
desata en cada hombre su propio desde el minarete contemplo la luz
septentrión desvaneciente de sus límites
mientras en masa sueña con un come- en implacable entrega al humus de la
ta alado de quimeras melancolía

Otras vigilias en lenguas prodigiosas se es la hora del trasiego en los inviernos


preguntan de Gertrud Kolmar
quién demonios sofoca las fuentes sacude la cal viva de la esgrima
primitivas del fuego la inercia religiosa del arcabuz letal en
en qué lugar se extraviaron los cami- paz de herrumbe
nos del deseo mientras avanzan los invitados de la
cuándo empezó la fiesta del miedo noche
junto al vino a la intemperie un mirlo vuela
por nacer siempre desnudo hacia la cantan las ranas
muerte faena la noche la virtud de sus horas
en sus tinieblas reina también la incerti- apremia el alba a los viatores de todos
dumbre los caminos
No sé hacia dónde emigran esos en sus enseres clarividente phantás-
ciervos mata
que deben a la noche su terca astro- arrastra las miserias de su dios
nomía enfermo
llegan los invitados de Alcahest
Estrellas y tinieblas en lanzas de come- cantan la canción vieja del viejo
tas atraviesan cielos y presagios sobre Coleridge
las caravanas que animó el silencio
En su cresta de gases ¡Oh wedding-guest ! this soul hath been
en Psicoanálisis. Catedrático en la Facul-
viaja también mi suerte de argonauta Alone on a wide wide wide sea tad de Filosofía de la Universidad Na-
como pulida ofrenda de iones al azar So lonely ’twas that god himself cional Autónoma de México; del Colegio
de Ciencias y Humanidades de la Uni-
la vida que se vive y sus metáforas Scarce seemèd there to be . versidad Intercontinental; de la Escuela
su rosa de nadie constelada por la corta Nacional de Antropología e Historia y
José Manuel Bayard Lerma, nació en Ga- Asesor Técnico Pedagógico en la Direc-
duración de la alegría ción General de Educación Secundaria
riché, Darién (Panamá) en 1939. Ra-
la fiesta del toro mortal que embiste dica en la Ciudad de México desde Técnica. Ha colaborado en publicacio-
1969. Maestro en Antropología So- nes de Panamá, México y Cuba, y pu-
con denuedo al diestro blicado el poemario: Los días del incendio
cial por la Escuela Nacional de An-
aplaudido por su propio espectáculo tropología e Historia, especializado (1982).

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TRES POEMAS
PARCIAL DESCRIPCIÓN Luis Fuentes Montenegro
PARA NO DEJARLA EN EL
ANONIMATO

Cuento que el amor nació de tus pechos CONTIGO SE HACE MI RELATO DE UNA
CAMINO ANTIGÜEDAD QUE SE
Teniendo la misma altura de Los Alpes,
RECUERDA
Afirmación obscena para tan dama culta
Queda un camino para ir en contrario,
Que imparte urbanidad y lecciones
Sí, siempre queda uno, esperando Ya antes de alguna patada en el vientre,
benéficas, El primer paso y todos los pasos que siguen, Hubo una era de humanos como tú,
Pero sabes que tengo el don de los detalles, Puede no verse, estar tan escondido Eran íconos con sus estatuas
¿Cómo no recordar la geografía con lunares Detrás de la neblina densa o frágil,
Y oráculos que reverenciaron tribus,
En la propia médula de unos ojos,
De su espalda que se eriza cuando la escalo? Sociedades primigenias donde tanto,
Por eso los tuyos son fuego en catacumba,
De usted quizás la historia no descubra Dependió de los alientos que compartimos.
Construyen el espacio de las certezas,
Que ha tenido llantos en varios de mis poros, El verde era una extensión
Para que se avance contra tornados,
Cuando los besos tuvieron su génesis,
Cuando una cama nos confiesa y desborda, Contigo si hay oscuridad yo sigo,
La variedad de las hojas,
Pero calma, la sociedad no tiene culpa, Nace una idea y otra, y hago imposibles.
Todas las montañas por recorrer,
En contrario de un espacio amargo,
Tampoco este tiempo de crónicas rojas,
O de alegrías disimuladas y licor que Igual el azul, anuncia,
Menos que su corazón la conduzca
merodea, La inmensidad de lo que sientes.
Al riesgo y anonimato de hacerse reina Cielo, mar, galaxia. Tú,
Cuando una música arrastra
Sean dos horas o un día con su noche Por recuerdos que trituran. Testimonio de entonces que perdura.
Amarrándose al meollo de mi alma. Contigo, sí, se hace el camino verdadero.
LUIS FUENTES MONTENEGRO. Abogado. Nacido en la Ciudad de Panamá. Ha publicado un libro de poemas: Contra
el silencio (Editorial Mariano Arosemena, INAC, 1991). Ha publicado en revistas nacionales y extranjeras sobre temas
de literatura, historia, derecho, cinematografía y ha sido traducido al inglés y portugués. Es columnista del diario EL
SIGLO. Fue miembro fundador del colectivo de escritores “El Gallo de Oro”. Como jurista ha publicado cuatro obras,
las cuales son utilizadas como textos de estudios en universidades nacionales y extranjeras.

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La llave
Poemas de
A veces me pasa que dejo
abierta la puerta de mi corazón. Maria Augustina Hincu
En este momento la gente, codiciosa, (Traducción en español: María Augustina Hîncu,
llena su mirada de mí, Corrección de Luz Lescure, poeta panameña).
hasta tal punto que cuando me miro,
veo ojos en todas partes: sobre mi
pecho, mi mano, mis rodillas.
Y los días vividos, como una cadena, me
siguen:
las palabras se mezclan con el rocío
y las heridas con el crepúsculo.

Me siento y tomo
mis pensamientos en mis manos:
-Dios mío, he olvidado de nuevo la Autorretrato En cada salto
llave…

Me vuelvo un soplo Mis ojos- Hay una caída


y bajo al alma- el fuego del dolor. en cada salto,
Necesito días y noches para atravesarla: como en un suspiro-
inquietante, profunda. Mis labios- un consuelo.
el aire del sufrimiento.
Entre ruegos y blasfemias, En cada palabra
entre silencios y poemas, El corazón- hay una pregunta,
entre caídas y saltos, herida abierta. como en un deseo-
trozos de horizontes, un gran fuego.
sombras, sonidos, fuentes. Las manos-
caída. En cada poeta
Y con los ojos cargados de rocío, existe un universo
llevo la llave al fondo de mi alma, La vida- como un mundo oculto
¡Porque, Dios mío, he olvidado de nuevo lágrima temblorosa en un verso.
cerrar con la llave el corazón! al fondo del mar.

Maria Augustina Hincu, poeta y publicista moldava y rumana, nació en Orhei, Républica de Moldavia (antigua provincia
de Rumania). Libros publicados en Moldavia: En la sombra del destino, 1998 (poemas); Grito de luz, 1999 (poemas); La caída
en estrella, 2003 (poemas en rumano/francés) ; Crucificada en palabras, 2003 (poemas); Extranjero en su casa o El viento se
levanta en Moldavia, 2009 (guión de película en rumano/francés); Las lágrimas rojas, 2009 (poemas y textos en prosa, en
rumano/francés). Pertenece a la Unión de Escritores de Moldavia.

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MINITEXTOS
por Manuel Orestes Nieto

1. 2. 3.
CRIMEN Y CASTIGO EL PASO DEL TIEMPO MILAGRERÍAS

L a sombra decidió, por fin,


lanzarse sobre el objeto
que la proyectaba, cansada de
E l reloj dio un bostezo y
estiró sus manecillas, aún
somnoliento.
D entro de la iglesia, la vela
iba derritiendo lentamente
sus únicas ocho horas de vida.
existir subordinada, anónima y de -No trabajaré ni un día Su devota luz alumbraba a inter-
intentar en vano ejercer su albe- más, esto se acabó -dijo mental- valos el rostro de la Santa.
drío. Siempre lateral, oblicua, pi- mente, mientras veía al hombre Todos los feligreses ya se
sada sin ser vista y bidimensional; dormido. Eran las cinco y treinta habían marchado y fue, entonces,
siempre oscura y, a la vez, larga, de la mañana. cuando la delgada vela comen-
gorda, chata, filamentosa o im- El reloj se concentró en sí zó a rezar y rezar, con todas sus
perceptible; siempre dependiente mismo para autodestruirse. Justo fuerzas y convicción, para que
del sol, de focos, velas, linternas o un minuto después, saltó a peda- ocurriese el otro milagro: que una
fuegos. Nunca ella misma, nunca zos en medio de un estruendo de brizna de viento, casual y oportu-
un gesto propio y autónomo. engranajes sueltos. na, entrara al templo vacío y la
Desplegando todo su cuer- Y el hombre no pudo le- apagara, antes de que su existen-
po, dio un salto felino y arropó al vantarse de la cama. cia se consumiese.
objeto, sofocándolo hasta dejarlo
inerte. Sintió, por primera vez,
que podía moverse a su antojo,
estirar los miembros, girar sobre
sus pies, desplazarse. Sólo basta
huir de la escena del crimen.
Pero al iniciar su ansiada
carrera hacia la libertad se fue
deshaciendo a pedazos, atravesa-
da por la luz.

33
4. pués que él y, sin embargo, era que él abriría la puerta antes de
siempre el primero. Su hermano, que llegara. Podían saberlo casi
HOMENAJE pero tan distintos uno del otro, su todo uno del otro, en un ahorro

C
hermano el Sonido. de comunicación verbal, como
uando el músico expiró en si por otra forma de percepción
el hospital, acompañado de 6. tuviesen conocimiento mutuo de
sus familiares, allá en la casa, en INSTANTÁNEA sus actos.
ese mismo instante, sola, su trom- La tarde en que se antela-

C
peta, compañera de tantos años ron a los hechos y ambos se mira-
y avatares, emitió la más aguda on los ojos fijos, sin pesta- ron sin pestañear, en un instante
nota que jamás había alcanzado, ñear, vio cómo llevaban al anudado y cruel, tampoco fueron
desgarrada, dolorosa y empapada hombre al cadalso. Sin mover un necesarias las palabras. Al uníso-
en lágrimas de metal. músculo, no podía creer seme- no supieron lo que acontecía y
jante injusticia. Imaginó que algo juntos odiaron esa ganada capa-
ocurriría en el último minuto, cidad que tanto tiempo les ahorró
5. que eso no podía ser. Sin embar- en la vida.
LOS DOS HERMANOS go, la ejecución prosiguió y cuan- En la noche, ella, ecuáni-

E l Silencio estuvo horas


sentado en la butaca de la
habitación desierta. Inmerso en
do escuchaba la música funeral
mientras el pueblo se dispersaba,
apagó el televisor e irritado ya no
quiso ver la siguiente película.
me, rompió el silencio y dijo:

rece?.
—Qué terrible, ¿no te pa-

El contestó:
una tristeza inacabable, tomó la
—No es fácil saber que mo-
decisión y salió a la calle.
riré así.
Deambulando por las ace-
Y ella, como si su cuerpo
ras, los transeúntes le atravesa- 7.
levitara, flagelado por el insopor-
ban como si fuese un fantasma.
LOS AMANTES table dolor, añadió:
Gritaba lo más alto que podía y
—Sí, tanto como lo imposi-
nadie le oía. Tampoco podía es-

F
ble que será seguir viva después.
cuchar las conversaciones de los ue inmensurable e intensa
que pasaban a su lado. la vida para ambos.
Aturdido, traslúcido e in- Llegaron a conocerse hasta
visible, le pareció ver entre la límites insospechados, tanto que Manuel Orestes Nieto. Nació el 7 de junio de
multitud que alguien idéntico a sí muchas veces traspasaban las le- 1951 en la ciudad de Panamá. Es licenciado en
mismo se dirigía hacia él. Alguien yes normales de la naturaleza. No Filosofía y Letras por la Universidad Santa María
La Antigua. Fue Agregado en la Embajada de
que a zancadas se abría paso para es que fuesen telépatas o tuviesen Panamá en Nicaragua y Embajador de Panamá
alcanzarle. poderes extraordinarios. Simple- en Cuba y Argentina. Ha publicado: Poemas al
—Sabes que no debes es- mente fueron ganando en pro- hombre de la calle (1970), Enemigo común
capar así. Es demasiado peligroso fundidad y certidumbre con los (1974), De monstruos y palomas y otros
poemas (1975), Diminuto país de gigantes
que hagas esto, volvamos a casa años. Sin mediar palabras, ella crímenes (1975), Oratorio para Victoriano
—le dijo su hermano gemelo, el contestaba con certeza lo que él Lorenzo (1976), Poeta de utilidad pública
que todo lo podía, el que tanto pensaba preguntarle y viceversa. (1985) y la antología poética Rendición de
odiaba. El deseaba algo y en poco tiempo cuentas (1968-1988) (1991), que recoge los
primeros veinte años de su quehacer poético, El
Su hermano de sangre y ella le complacía como si lo hubie- Mar de los Sargazos (1997); El cristal entre
parto, el que nació minutos des- se escuchado. Sabía el instante en la luz: obra poética, 1968-2008 (2008).

34
A
Azul
quel viernes, el  agonizante año lectivo
acabó abruptamente. Sonriendo y sor-
prendida, continué sacando las descoloridas
fotografías de aquella caja, mientras llegaban
fugaces recuerdos que me invadían de  nostal-
gia. Mi inconsciente, ese desván oscuro, alma- Por Magela Cabrera Arias
cén de recuerdos y sueños, me llevó hasta la
vieja casa solariega con sus extensos jardines
y potreros  que  cobijaba a la escuela primaria
a la que asistí,   allá por los años 60,  y que al impedía a los chicos disfrutar de la mayor di-
mismo tiempo albergaba al club ecuestre or- versión de todos nosotros: la pesca de guiyis
ganizado por sus aristocráticos dueños. guiyis en el río; o cuando hostigaba  a los cabri-
Circundaba la propiedad  un turbulento río,  tos con una vara espinosa.
con puntiagudas y negras rocas en su cauce Yo era la única que buscaba su compañía
donde se arremolinaba inquieta la espuma.  y disfrutaba de ella.  A veces, cuando no nos
Me recordé de rodillas en la ribera enfundada veían, le llevaba un enorme vaso lleno con agua
en mis medias de lana negras, tratando de pes- del río y muchos guiyis guiyis que había pesca-
car con el cuenco de la mano, los innumerables do para él. Juan, en agradecimiento, me invi-
guiyis guiyis, nombre que le dábamos los niños taba a sentarme junto a él bajo un árbol para
a los renacuajos, que nadaban entre los peces leerme alguna de las fantásticas historias que
compitiendo por alimento. le gustaban a él y que a mí me dejaban siempre
Juan era el chico más alto de la clase, su ape- con el ánimo predispuesto a lo misterioso.
llido, Bueno, parecía hecho a propósito para La mañana de ese viernes, cuando llegába-
él, ya que describía perfectamente su carácter mos perezosos a terminar la semana, escucha-
apacible y su permanente actitud afable aun- mos los gritos horrorizados del conserje que
que algo misteriosa y fantástica.  Sus gustos lo corría despavorido desde la orilla del río.   El
distinguían ampliamente de los otros niños. destino se había cobrado dos vidas. Nos acer-
Solía  perseguir mariposas invisibles o sentarse camos llenos de curiosidad y sin estar prepa-
bajo los viejos pinos que rodeaban el patio cen- rados para lo que vimos: la cabeza destrozada
tral a dibujar o a leer. Pasaba largos momentos  de Francisco en medio de un charco de sangre,
en  los establos acariciando y conversando con oscura, casi negra, sus ojos cafés enormemente
los caballos, o compartiendo sus   alimentos abiertos, la sorpresa congelada en la mirada y
con los peces. la expresión de bestia  herida. A su lado, - en
Las excentricidades de Juan lo habían con- un contraste brutal- el cuerpo de Juan con los
vertido en blanco de burlas de los chicos, quie- ojos cerrados y sonriendo, cubierto por miles
nes nunca lo invitaban a sus diversiones favo- de pequeños peces plateados. A su alrededor
ritas: jugar fútbol o corretear a los dos grandes todo era azul, azul índigo, como él.  
cabritos que pastaban en la parcela cercana a
la pista de obstáculos de los caballos. Magela Cabera Arias. Arquitecta, escritora y fotógra-
Aunque su sonrisa triste delataba desilusión, fa. Profesora de la Universidad de Panamá y consul-
tora independiente en temas de desarrollo. Egresada
el desprecio de los niños no parecía importarle del Diplomado en Creación Literaria 2007 de la UTP,
mucho a Juan; pero su tranquilidad desapare- aparece con varios cuentos en el libro colectivo Contar no
cía cuando Francisco, el bravucón de la clase,  es un juego (2007).

35
Los adultos Andrea, en la penumbra de la noche, mira
la silueta de su marido que toma un camino

también gatean
en apariencia diferente al de destino y que
ella bien conoce. Apresura el paso tomando
la ruta directa, con la intención de llegar antes
que su esposo.
Por Vicente Antonio Vásquez Bonilla Osberto cruza el jardín, pasa frente al bú-
caro que hace gárgaras con el agua que bro-
(guatemalteco) ta durante las veinticuatro horas del día. Sus
hormonas ya trabajan estimuladas por el an-
ticipo del placer. Llega a la puerta del cuarto.
–Cariño, pasa buena noche -dijo Osberto Toca suavemente. Se oye correr el cerrojo y el
dirigiéndose a su cónyuge. rumor de pasos que se alejan rumbo a la cama,
–Mejor la pases tú -fue la respuesta de An- ubicación conocida por él. Entra. A oscuras se
drea, y apagó la luz. dirige al lecho, tantea el terreno, encontrando
Ambos duermen en camas separadas. el cuerpo femenino vibrando de pasión.
Osberto piensa en el trayecto que en bre- Pasó una hora de deliciosa intimidad, be-
ve recorrerá, desde su alcoba hasta el cuarto biendo de la fuente del amor. La mujer tam-
de servicio. Le hace recordar su adolescencia bién lo disfrutó, a juzgar por la entrega apa-
en la casa de sus padres. Por las noches solía sionada y por los quejidos entrecortados, por
abandonar el lecho, recorrer a gatas la habi- las súplicas reiteradas de más... más...
tación, salir y luego dirigirse al dormitorio de Cuando ambos se sienten exhaustos, Os-
servicio, en donde criadas complacientes lo berto da por terminada la sesión. Retorna
iniciaron en el arte del amor. haciendo el mismo recorrido, siempre con
Espera un tiempo prudencial. Cuando lo la intención de evitar encuentros no desea-
considera oportuno, aparta la colcha que lo dos. Abre la puerta de su alcoba, entra con el
cubre. Se levanta sin hacer el menor ruido y mismo cuidado con que salió y en silencio se
con pasos sigilosos se encamina a la puerta. acuesta. Al poco tiempo escucha los ronqui-
La abre. Un leve rechinar de bisagras anuncia dos de su esposa que duerme plácidamente.
su salida. Osberto sonríe. El encuentro ha sido bello,
–Tengo que aceitarlas -piensa-, mañana pero, como humano, no está conforme con lo
mismo lo haré. que tiene y desearía algo más: tener sirvienta
Andrea no dormía. Percibió el desplaza- y vivir una aventura real. En pro de la satisfac-
miento de su marido y escuchó el sonido de- ción conyugal, accede a ser actor en las fanta-
lator de las bisagras. Se levanta con el mismo sías eróticas de su esposa.
sigilo y salé en pos de él.
Osberto camina por el corredor, despacio,
en silencio, como midiendo cada metro de su Vicente Antonio Vásquez Bonilla. Guatemala, 1939. Inge-
trayecto. No va directo al dormitorio destina- niero civil. Libros publicados: Los cuentos de Chente (Guate-
do para la servidumbre. Da un rodeo para no mala; 1997); Los adultos también gatean (cuentos; Guatema-
la, 1998); La muerte es un acto prosaico (cuentos; Guatemala,
pasar frente a las habitaciones de sus hijos,
2004); La vida es sencilla (novela; Guatemala, 2007); La
evitando así cualquier encuentro fortuito que profanación (cuentos; Guatemala, 2009); La verdá os hará libres
lo obligaría a dar explicaciones embarazosas. (cuentos; Guatemala, 2009). Escribamos cuentos (coautor;
Orlando, Florida, 2009).

36
3 minicuentos
1
¿Y dónde está la botella?
por Gorka Lasa

¿Y dónde está la botella?


La del mensaje aden-
tro. Aquella del náufrago que 2
esperó por un coño de tiem-
El corredor
po, un no sé qué, de un no sé recían estar siempre apura-
qué. En una isla remotísima y

E
dos y corriendo en círculos.
toda cubierta de cáñamo. Por l viejo brujo se sentó No lograba comprender qué
lo que en algunas mañanas, extasiado en la venta- les impelía a tal desgaste de
tú sabes, el aire era tan cálido na de aquel alto piso 30 del energía. Así, aquel sabio nati-
y el mar tan plácido. Los vien- hotel, todavía desconcertado vo que nunca había conocido
tos murmuraban un sahume- por los aviones, aeropuertos, otra cosa que la espesura de
rio de alivios, las montañas comidas y vehículos que im- su selva y el caudal del gran
acuñaban una amistad con plicaban aquel extraño viaje. río, miraba casi con tristeza,
el río, y su espíritu danzaba Todo esto, para que el viejo aquella mole hedionda de
enfebrecido, por la gloria de chamán Conibo asistiera a la concreto, sudor, caucho y ho-
habitar la eterna claridad, en conferencia de los pueblos llín, ¡ah!, y de corredores.
la ironía del estar perdido. indígenas en el foro mundial Faltando un día para partir
Era por esto que el náufra- de las Naciones Unidas. de retorno a Perú, el viejo pi-
go se preguntaba si realmen- Todas las mañanas, de los dió a uno de los traductores
te quería ser rescatado, ale- cinco días que estuvo en aque- del congreso que lo acom-
jado de esos días en que no lla infinita ciudad, el curande- pañara al parque, frente al
quiere que aparezca el barco ro miraba al suelo del Central hotel, al amanecer. Una vez
en el horizonte para no rom- Park desde su habitación y le allí, le pidió al traductor que
per la unidad poética de las intrigaba sobremanera ver preguntara a los corredores,
olas. a grupos de corredores rea- ¿por qué corrían? El traductor
Días, que por alguna enca- lizando sus entrenamientos hizo lo propio, y detuvo a uno
bronada razón cósmica, son de “Jogging” matutinos. de estos, probablemente un
estéticamente memorables se- El viejo sabía claramen- exitoso arquitecto, o aboga-
renamente absolutos y lúdica- te que nunca podría com- do o algún economista joven
mente semióticos. prender todo lo que vería en de Wall Street. Éste, al oír la
¿Y dónde está la botella? aquel viaje pero, lo que más pregunta, los miró con per-
¿Fue lanzada al mar de los ol- le sorprendía e intrigaba, era plejidad y les respondió; por
vidos? ver cómo estas personas pa- nada, turistas, corro sólo para

37
estar en forma, para ser com- un mundo sin noche, han en-
petitivo. suciado los ríos, no pueden
El traductor procesó la res- determinar de dónde viene la
puesta lo mejor que pudo al comida, viven en hediondas
viejo, éste miró también con cuevas, siempre están apura-
perplejidad al trotaparque y dos y, lo que es peor, ¡corren
le preguntó entonces, ¿pero en círculos!
de qué huyes? —¿Y por qué corren? —
—De nada, respondió el preguntó uno del grupo
corredor. —Por nada, respondió el vie-
—¿De nada? ¿Pero enton- jo, ellos corren por nada.
ces, que tratas de alcanzar? Aquella noche la tribu Co-
—Nada respondió —el nibo, del profundo Amazo-
maratonista. nas, se durmió triste al saber
El viejo brujo quedó en si- que sus hermanos que con-
lencio y el traductor agrade- trolaban el mundo se habían
ció al cordial corredor. Éste vuelto locos, estaban ciegos,
siguió su trote alrededor del habían perdido La Claridad.
parque. El chamán regresó a
Perú. 3

 Planeta de niños

Días después, cuando la

C
luna estuvo en su ápice, el
brujo congregó a la tribu y uando nos retiramos al
les habló: Sé que muchos se refugio después de una
preguntan cómo fue mi via- larga semana de enseñanzas
je y qué cosas vi, pero yo he y entrenamientos, el Maestro
decidido guardar silencio, de cayó otra vez en profunda
nada han servido largas pláti- tristeza. Cuando le pregunté
cas con los amos del mundo, la razón de su melancolía, el
igual van a destruir la tierra, anciano me contestó: ¿Acaso
igual no entienden a la sagra- no lo sabes ya?, es terrible-
da madre, igual irrespetarán mente solitario ser un espíri-
los santuarios. Pobres de vida, tu antiguo en un planeta de
ciegos y con tanto poder, es- niños.
tamos todos perdidos. Gorka Lasa. (Panamá en 1972).
Solo diré esto: es preciso Egresado del Diplomado en Creación
que todos lo sepan, aquellos Literaria 2006 de la U.T.P. Socio fun-
extraños y ruidosos hombres dador de 9 Signos Grupo Editorial. Ha
publicado cuentos en el libro colectivo
que dicen controlar el mun- Letras cómplices (2007). Tiene publicado
do, y hacen las leyes que di- dos poemarios: Viaje a la lejanía (2007)
cen nos convienen, viven en y Cantos a la Legión Arcana (2010).

38
Yo ciego
por Krishnamurti Góes dos Anjosj
brasileño

¿Q ué hacía yo, un viejo ciego, en un


bar? Siempre he tenido ganas de es-
tar allí, incluso durante un corto periodo de
A la izquierda, una conversación de un
grupo grande. Deben haber notado mi pre-
sencia porque, cuando me senté, hubo algu-
tiempo. Sólo unos momentos. nos segundos de silencio. Un suspenso cóm-
Hoy, palpando el camino con mi bas- plice y rápido. Ciertamente, intercambiaban
tón, un irresistible sonido de revuelo humano miradas significativas al decir el uno a otro:
me ha seducido de nuevo. Conversaciones, ri- –¡Mira un ciego bebiendo cerveza! O: –¡Qué
sas, voces, voces que murmuran, botellas sin cosa más graciosa!…Continúan pero el grito
tapas, tazas rellenadas, al final una sed refre- de sus afirmativas, en el que se enfrentaron
nada me hizo entrar. diferentes puntos de vista, se hallaron, se ajus-
Buenos tiempos los que podía ver. Con taban o discordaban en los inconvenientes
dificultad, es verdad, pero veía con la ayuda de los temas del siglo. No, de la década. No,
de gruesos lentes. Después la ceguera vino, no, del año. Mejor dicho, de nuestros últimos
vino y vino, así lentamente. Con la misma ve- días, que es la tónica del mundo súper infor-
locidad lenta de ésta, también se fueron los mativo y disperso que vivimos. Existencialis-
amigos de otro tiempo. Cuánto olvido de una mos, Hatha Yoga, mucho sexo, equipo de fút-
vez… bol, politiquería, Mike Tyson, extraterrestres,
Al entrar en aquel bar quizá podría alta sociedad, punk radical y pollito radical,
compartir – incluso desde fuera – la felicidad más allá de tantas otras cosas del género.
de los presentes. Encontrar una mesa no fue A juzgar por el tono de la voz, una
difícil. Ser ciego trae las cosas en nuestra di- muchacha que recientemente se integrara al
rección de repente. Resbalé en una, afortu- grupo de la izquierda, preguntó a alguien si
nadamente desocupada. Ningún retraso y el había cigarrillos y, como si la respuesta fuera
camarero llega a conocer lo que quiero, con negativa, salí por el bar afuera como mendi-
la voz corroída de irritación. go hasta que se acerca a mí, lo suficiente para
- Una cerveza, por favor. que yo sintiera su perfume. Sin embargo, sólo

39
percibe mi condición cuando ya
había indagado por esos cigarri-
llos. Imagino en las últimas síla-
bas de la palabra cigarrillo una
cierta vergüenza.
Las personas no saben
que el cambio más sutil del tono
de voz puede ser percibido por
nosotros los ciegos. A veces, tam-
bién el menor ruido y, en ciertas
circunstancias, el más pequeño
de los actos.
Le respondí que no fu-
maba. Me dio las gracias preci-
pitadamente y se alejó algunos
pasos a la derecha, donde, pien-
so, continuó mirándome, tal vez
con la mirada deprimida de un
lamento.
Algún tiempo más pasé
allí, y alguien pagó la cuenta equi-
vocada, otro luchaba para pagar
la suya, una pareja más detrás no
podía llegar a un consenso sobre
si iban o no a tener el hijo que
ella esperaba. Otro más dentro
del bar rompe un vaso, un hom- dibujo: Patricia Paulozzi
bre se emborracha hablando a los gritos.
Más una cerveza. Un coñaq. Un whisky.
Un grito sensual de mujer, una porno-
grafía bien escrita, un grito, y un todo tan
confuso que no pude quedarme más.
Caminando por las calles dormi-
das, ya no escucho voces, sólo los golpes Krishnamurti Góes dos Anjos. (1960) Nació en Bahia,
Brasil, en 1960. Libros publicados: El crimen de la nueva vía
del bastón en las piedras del pavimento. (novela;1999); Gato del techo (cuentos; 2000); Un nuevo
Entre uno y otro plact plact del amigo siglo (cuentos; 2002) y Embrague intelecto y otros cuentos
metálico pienso de nuevo en lo que a ve- (2005). Ha participado de 22 colecciones y antologías,
ces casi me hace perderme. ¿ Pero qué es resultantes de algunos premios literarios. Trabaja como
responsable por los Programas de Planificación en la
estar ciego, después de todo? Constructora Norberto Odebrecht S.A. en Panamá.

40
Entrevista a

Entrevistas
Andrés Villa,
escritor panameño
por Enrique Jaramillo Levi

C onocí a Andrés Villa cuando tomó, durante las


diez semanas consecutivas de rigor (todas las no-
ches), el Diplomado en Creación Literaria que
sus aristas más crudas, y no obstante presentarnos un
producto auténtico, estéticamente logrado, depurado
de ripios. La nueve es una novela convincente, a ra-
ofrece cada año la Universidad Tecnológica de Pana- tos desgarradora; magnífico inicio literario de quien
má, y que tengo el honor de coordinar. Fue en 2003. pretende ahondar en la vocación artística genuina que
Cuatro años más tarde, en 2007 publica su primer toda escritura creativa conlleva.
libro: La nueve, una novela corta. Y en 2009, su pri- Con Perdedores, este nuevo autor nacional
mera colección de cuentos: Perdedores, en donde pone una pica, no en Flandes -que está muy lejos y
reúne 37 historias. en nada nos toca-, sino en el Panamá profundo que
Nacido en la Ciudad de Panamá el 29 de mayo nos recibe todos los días con sus bondades e injusticias
de 1950, Villa es periodista y fotógrafo. Desde hace cuando irremediablemente salimos a la calle a vivir.
algunos años trabaja en el Departamento de Prensa de No sólo sabe contar historias interesantes en forma
la ahora llamada Autoridad Nacional de Turismo. Su concentrada y ágil, sino que maneja técnicas que im-
primer logro literario fue el haber obtenido la prime- primen variedad al conjunto del libro. En pocas pa-
ra Mención de Honor en el Concurso “Maga” de Cuento labras -como diría Guillermo Sánchez Borbón- es un
Breve, convocado por mí en 2004, con el minicuento escritor con futuro.
“El baile del loco”. Después publicó minicuentos en el
diario “La Prensa” y en el suplemento cultural “díaD” EJL ¿A qué edad despierta tu vocación literaria, y en
del Panamá América; asimismo ha publicado cuentos qué circunstancias?
en la revista cultural “Maga”. AV Lo de la Literatura comienza desde que mi hermana me leía
Sin embargo, difícilmente alguien es conside- cuentos infantiles. Después que aprendí a leer fui devorando to-
rado seriamente como escritor hasta que publica su das las etapas, hasta convertirme en un asiduo lector y acu-
primer libro; y Villa siempre lo ha sabido. De ahí su mulando en mi mente un cúmulo de conocimientos que me han
empeño en prepararse y esperar el momento oportu- servido para toda mi vida.
no para hacernos constatar que el talento es su mejor EJL ¿Cuáles fueron algunas de tus primeras lecturas y
carta de presentación. Esa oportunidad se dio, con cre- qué influencia tuvieron en tu ánimo?
ces, cuando lanzó su novela. Porque con ella demostró AV Cuentos infantiles y después las epopeyas de Homero, las his-
que sabe perfectamente retratar la realidad, auscultar torias de mitología escandinava, las tragedias griegas, el Rama-

41
yana y el Mahabarata. Después los cláscos juveniles. Salgari, autógrafos, recibí aplausos, y hasta corregí exámenes. Toda una
Walter Scott, Los Mosqueteros de Dumas, Salambó de Flau- experiencia que me dio La nueve. Pienso que esta obra va a
bert. Las novelas de Galdós. Me incliné mucho por lo histórico. seguir creciendo. Falta que la sigan leyendo, criticando. La va a
impulsar su tema que cada día es más relevante, los asesinatos,
EJL ¿Se cumplen algunas de tus expectativas de escritor las pistolas, los jóvenes, la intolerancia y la crueldad del narco-
en ciernes cuando tomas las materias teóricas y prác- tráfico. Es una denuncia contra el aumento de la población y de
ticas del Diplomado en Creación Literaria de la UTP la aparición de gente muy mala.
en 2003?
AV El Diplomado fue como una llave para abrir las puertas y EJL ¿Cómo van surgiendo los cuentos de Perdedores,
poder escribir. Codearme con 10 profesores, escritores todos y con y por qué tiene el libro un título tan negativo?
un grupo de compañeros que como yo amaban las letras fue es- AV Después de salir del Diplomado comencé a escribir historias
pectacular. Las aulas nos dieron confianza y las críticas buenas cortas y las fui archivando. Sus temas eran anécdotas a las que
o malas sirvieron para enderezar el rumbo. revestí con fantasías, exageraciones y tratando de utilizar un esti-
lo más literario que el que utilicé en La Nueve. Aprendí que
EJL ¿Qué otras personas de tu grupo empiezan a publi- también uno puede, tiene el derecho de echar mano a la historia
car después de salir de ese Diplomado y qué opinión y a la literatura para hacer mis propias historias.
te merecen sus obras? En Perdedores el lector va a visitar el palacio de
AV Lupita Quirós Athanasiadis, es una escritora constante. Es Odiseo, y va a acompañar a Sansón antes de que derribe el
muy buena narradora. Hay un cuento que me gusta mucho. templo. Se puede ver en la Francia de la época de la peste
“El asesino del ascensor”. Donde te va soltando pistas para negra. O en un ghetto judío de la Segunda Guerra Mun-
que averigües el misterio, y al final te sorprende. Pero después dial. Son 37 historias, es un largo camino que no esquiva los
reconoces que la historia no tiene fisuras, ahí están a tu alcance barrios populares de la ciudad de Panamá o las tradiciones
todos los elementos de una historia completa. El escritor Alberto interioranas. Bueno, después me di cuenta que en todos estos
Cabredo, aunque no estuvo en el Diplomado, le reconozco mucha cuentos los personajes perdían, sufrían desencantos y que la
belleza en su obra. La escritora Gloria Melania Rodríguez que palabra “perdedores” le caía a todos. Los agrupé, los publi-
se ha inclinado por la literatura infantil, llena un vacío con qué y ahí va el título Perdedores.
cuentos amenos, y alegres. Pero otra cosa, los perdedores vienen sobresaliendo
en la literatura desde las tragedias griegas. Orestes, Electra,
EJL También han salido otros escritores de versiones Agamenón, Edipo, Aquiles, Andrómaca fueron perdedores y
anteriores y posteriores del Diplomado. ¿Qué dice esto son personajes que han cautivado a los lectores por miles y
del aspecto didáctico y de la parte creativa de esa ini- miles de años.
ciativa creada en 2001 en la UTP? EJL Sin duda alguna, el cuento ha venido despuntando
AV Yo les digo a todos, que el Diplomado ha revolucionado la en cantidad y calidad de autores nuevos desde hace
literatura panameña. Y lo felicito al escritor Enrique Jaramillo varias décadas. ¿A qué crees que se debe este fenóme-
Levi, por su dedicación y ayudar a gente que quiere escribir. no de las Letras nacionales?

EJL ¿Qué satisfacciones te dejó la escritura de La nue- AV Cuando me puse a escribir cuentos, comencé a leer y a releer a
ve, y luego su publicación? ¿Algún desencanto? cuentistas de la literatura universal. A Becket, a los rusos, a Poe,
AV La nueve ha recibido muy buenas críticas de gente de to- a García Márquez, a Rulfo, a otros mexicanos, a Chéjov y a los
das las edades, de distintas profesiones, sexos. Se ha presentado suramericanos. Los panameños me llamaron también la aten-
con éxito en la ULACIT entre los estudiantes de la materia de ción. Sinán, Gil Blas Tejeira, Jurado, Valdés y otros muchos que
Pensamiento Crìtico. Allí entre una audiencia joven, universi- aparecen en los ensayos de Rodrigo Miró. El cuento panameño
taria, pude debatir la novela y el tema de la violencia. Firmé ha mejorado, se ha estilizado y ya supera los temas campiranos.

42
Son más cortos, rápidos y sorprendentes. El problema de muchos
escritores actuales es que no dejan madurar los cuentos. Recuerdo
en el Diplomado que nos decían escriban y engaveten los cuentos;
luego, después, retomen la historia y vuelvan a trabajarla. El
final del cuento es una de sus partes más importantes, no basta
con una buena narrativa, al final el escritor “debe” sorprender
al lector. Y algunos escritores publican sin tener buenos finales.
Caen en la anécdota, no hay conflicto. Otra cosa que ayuda a
un escritor de cuentos es tener tertulias con colegas, gente de su
confianza. De esas reuniones salen pistas, críticas para enmendar
errores y tener un mejor producto literario.
Una vez mostré un cuento a un amigo, para que lo
criticara y el tipo me dijo que si no le cambiaba el final más
nunca le llevara nada. Me explicó que el personaje se había
ganado su simpatía, pero que al final yo lo ridiculizaba.
Que no era justo. Le hice caso. El personaje es uno de mis
favoritos.

EJL ¿A qué cuentistas panameños y de otros ámbitos, de


diversas generaciones, admiras más y por qué?
AV A Enrique Jaramillo Levi, Juan Gómez, hay cuentos buenos
de Isabel de Taylor, Rulfo fue extraordinario y García Márquez.
También me gusta Hemingway y el maestro del terror Stephen
King, me gustan los estilos directos, la prosa sencilla y con vero-
similitud. Exijo que me sorprendan.

EJL ¿Y novelistas?
AV Estoy releyendo Desertores, de Ramon H. Jurado, escri-
bía bien. Sinán, que rompió con los temas del interior. Beleño,
Tristán Solarte, aunque en su novela El ahogado siento un
vacío en el final. Las novelas clásicas. Me gusta mucho un
novelista histórico, León Uris, que ha tocado temas como el En mis dos obras, La Nueve y los cuentos Perde-
Holocausto, la epopeya del pueblo irlandés, el Exodo de Israel, dores he tratado de escribir para el mundo. En La Nueve
aunque ahora que me adentro en la literatura lo veo más como no menciono calles ni a Panamá por ningún lado. Aunque el
un cronista. Stephen King tiene novelas muy buenas. Tengo que escritor siempre da a conocer su entorno.
leer más novelas actuales de escritores panameños
Sin duda los lectores tenemos derecho a esperar nue-
EJL ¿Qué proyectos literarios tienes entre manos actual- vas e innovadoras obras literarias de Andrés Villa, y
mente? de ser cada vez más exigentes con un autor que ya no
AVTengo terminada una novela histórica, Y pienso escribir otra es “primerizo”; porque al dar a conocer las dos obras
novela con tema urbano, actual, de una ciudad como Panamá, aludidas entró a la arena pública adquiriendo indefec-
pero tratando de que sus personajes sean universales, y la trama tiblemente un serio compromiso con la comunidad, y
universal. por supuesto consigo mismo.

43
C onversar con Félix Armando Quirós Tejeira brin-
da la rara oportunidad de conocer a, por lo me-
nos, tres personas en una, ya que muestra gran facili-
“Yo no puedo estar sin escribir”
dad y versatilidad para ponerse el sombrero técnico, el Entrevista a
académico o el literario, según la situación lo amerite.
«Yo no puedo estar sin escribir» es una frase que lo
retrata en sólo seis palabras. Félix Armando Quirós Tejeira
Nacido en la ciudad de Panamá el 21 de ene-
ro de 1959, es ingeniero civil, profesor universitario
y escritor. Laboró por muchos años en el Instituto de
Acueductos y Alcantarillados Nacionales, sobre todo por Federico Rodríguez Gutiérrez
en la rama de las aguas servidas. A nivel cultural, fue
director del programa Foro Cultural en Radio Libre
y miembro fundador del colectivo de escritores “Um- dos para evitar situaciones posteriores, comenta sobre
bral”. Como escritor obtuvo en 1993 el Primer Pre- la ampliación del Canal de Panamá, se refiere a los
mio del Concurso de Cuentos Darío Herrera, en 1994 estudios de impacto ambiental y finaliza mencionando
logró la primera mención honorífica del Concurso las facilidades que las herramientas informáticas brin-
de Cuentos César A. Candanedo. También obtuvo dan actualmente a los profesionales y estudiantes de la
menciones honoríficas en la sección de cuento del ingeniería civil.
Premio Nacional signos de Joven Literatura Paname- FRG ¿Cómo evalúa el auge de la construcción en nues-
ña en 1991 y 1993. Actualmente es profesor a tiempo tro país, sobre todo en el ámbito de las torres de apar-
completo y director de la carrera de ingeniería civil tamentos y oficinas, que son cada vez más altas y con
en la Universidad Santa María La Antigua, labor que diseños más osados? ¿Cómo será impactado el sector
combina con sus actividades como parte del equipo de la construcción y la ingeniería cuando este auge
responsable por la revista virtual Tragaluz Panamá, empiece a declinar?
con cinco números publicados en la red. FAQ La construcción es un renglón que se maneja por
Entre sus libros publicados están Continuidad de altos y bajos. Las épocas altas son beneficiosas para
los juegos (INAC, 1991), Miel de luna (Editorial Univer- todos, pero en los periodos bajos se ven afectados tanto
sitaria, UP, 1993) y La ciudad calla (Universidad Tecno- profesionales como técnicos y obreros al quedar pa-
lógica de Panamá, 1997), además de obras en publica- rados, aumentando el desempleo y afectando negati-
ciones colectivas. vamente la economía. En algún momento es posible
que ese auge actual vaya a declinar, pero por ahora
El ingeniero parece que se va a mantener la condición actual por
algún tiempo.

Con semblante serio, Félix Quirós, el ingeniero FRG Algunos especialistas extranjeros han expresado
civil, explica en esta primera parte de la entrevista la reservas acerca de la forma en que se han desarrollado
necesidad de que diseñadores, autoridades y contratis- las losas postensadas en Panamá y la posible afectación
tas se apeguen a las normas vigentes de construcción, en el eventual caso de un evento sísmico importante.
para garantizar la seguridad de las personas una apro- ¿Siente usted alguna aprehensión al respecto?
piada dotación de servicios públicos. Nos habla acerca FAQ Todo dependerá de los factores que haya evaluado
de la importancia de que los cambios durante la cons- el diseñador al momento de desarrollar el plano. En
trucción sean debidamente aprobados y documenta- la última versión del Código Estructural están las nor-

44
mas necesarias para garantizar que el diseño estructu- tricidad, etc.) no tengan capacidad para el aumento
ral no se vea afectado por un sismo de gran magnitud, de la demanda. ¿Es un problema del gobierno, de los
porque en el diseño y el desarrollo de plano debe estar promotores o de los diseñadores?
contemplada cualquier eventualidad de movimientos FAQ En esos casos uno de los principales problemas es
de tierra. que al final esos edificios quedan construidos en zonas
que eran unifamiliares en las cuales había calles angos-
FRG ¿Cuál es su opinión sobre la diferencia que oca- tas, pero en las horas pico, cuando esa gran cantidad
sionalmente ocurre entre lo diseñado y aprobado en de población tiene que salir a trabajar, la circulación
plano versus lo construido? se vuelve un desastre. Es un problema en el cual cada
FAQ Eso siempre ha sido un problema, porque al mo- uno de los entes que has mencionado tiene su respon-
mento de ejecutar un cambio, éste debería ser apro- sabilidad. Por un lado se ve falta de coordinación de
bado y registrado en los planos conocidos como “as los municipios y entidades públicas en general para lo-
built”. Si ha habido cambios durante la construcción, grar que los contratistas cumplan con las normas, pero
deberían llevarse a cabo los pasos necesarios para su los propios promotores deben entender que igualmen-
aprobación y al final deberían presentarse esos planos te les conviene respetar esas normas, ya que al final
a las autoridades, pero esto por lo general no se hace. Y muchos proyectos adquieren mala fama cuando tie-
lo que dejan es que a la hora que hay que programar el nen deficiencias con los servicios públicos.
mantenimiento o cuando surge un problema en el edi-
ficio, una serie de atrasos, demoras y que algunas veces FRG ¿Considera que los profesionales panameños de la
no se llegue al fondo del problema porque no existe la ingeniería tienen un grado apropiado de participación
información necesaria. Hay que ponerle un alto a esto, en un proyecto tan importante como la ampliación del
porque un dueño o contratista privado por lo general Canal de Panamá? ¿Considera que la ACP ha consul-
tiene una inspección rigurosa, pero en las obras del es- tado adecuadamente la solución técnica escogida con
tado los cambios no registrados son comunes. los gremios técnicos?
FAQ He visto que la ACP ha consultado el proyecto
FRG ¿A quién le tocaría eso? ¿A los municipios, las ven- bastante, y que el personal que maneja la ampliación
tanillas únicas, a los dueños, a las inspecciones priva- del Canal en su mayoría está compuesto por profesio-
das, a los gremios como la SPIA, etc.? nales panameños de buen nivel. Creo que a nivel de la
FAQ Cada uno tiene su grado de injerencia, pero al SPIA ha habido amplias discusiones sobre el tema y se
final la principal responsabilidad sería de las ingenie- ha ventilado bastante.
rías municipales, ya que no solamente deben otorgar
los permisos sino que también es necesario supervisar FRG¿Cómo se conjuga el apropiado desarrollo del país,
que las obras se construyan como fueron aprobadas. A en términos de construcción, y de ingeniería en ge-
pesar de que siempre va a haber distintas instituciones neral, con el respeto y cuidado a la naturaleza y el
encargadas de revisar áreas específicas, los municipios medioambiente
deben abarcarlas a todas y asegurarse de que cada FAQ Eso depende mucho de los profesionales, que tene-
cambio se refleje en un plano. mos que ser serios al desarrollar un proyecto, para que
no afecte el medioambiente, o lo haga de una manera
FRG La población manifiesta que este desarrollo inmo- mínima; y cuando un proyecto necesariamente debe
biliario frenético en la capital provoca que residencias causar algún daño a la naturaleza, tomar las medidas
unifamiliares sean reemplazadas por torres de aparta- correctivas. Pero hay que ser serios en esto, porque
mentos, con el consiguiente problema de que los ser- algunas veces vemos informes de impacto ambiental
vicios públicos (agua, alcantarillados, carreteras, elec- que son demasiado cuento y poca realidad. Parecen

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ser hechos sólo para cumplir un requisito, y eso a la para enfocarse hacia las áreas que requiere el país, ade-
larga nos perjudica a todos, como ocurrió en Nueva más de incrementar sus programas de investigación.
Orleans, que por estar ahorrándose costos de mante- Constantemente la ciudadanía se queja de la
nimiento la afectación fue mayor. mala preparación de los estudiantes de secundaria.
¿Cuál es su experiencia como profesor universitario
FRG ¿Es diferente la ingeniería civil de hoy a la de hace, en relación al conocimiento previo con que cuentan
por ejemplo, quince años? sus estudiantes de primer ingreso?
FAQ La ingeniería civil en el fondo es la misma, aunque Definitivamente que es una situación preocu-
últimamente se han desarrollado más algunos concep- pante, porque los jóvenes de primer ingreso vienen con
tos. La ventaja que tenemos ahora es el apoyo tecnoló- niveles muy bajos de geometría, trigonometría, etc.,
gico que nos brindan distintos programas informáticos tanto de escuelas públicas como privadas, aunque hay
que nos permiten, por ejemplo, hacer simulaciones o unos pocos planteles que nos envían estudiantes muy
diseñar. Los estudiantes pueden utilizar esas herra- bien preparados, y se nota un desbalance con los otros.
mientas para sus estudios, pero lo importante es que Para evitar esos problemas, nosotros en el primer cua-
por un lado dominen el concepto y luego ver cómo se trimestre les damos un curso introductorio, que es un
aplica en un programa. repaso de matemática y física, ya que esta carrera en el
fondo es aplicación de matemática y física.
FRG ¿Podrían los estudiantes vivir sin esos programas Hace algunos años, prácticamente sólo existían
informáticos? Es decir, ¿podrían utilizar solamente la UP, la UTP y la USMA, sin embargo actualmen-
una calculadora común y corriente como hace quince te hay toda una gama de universidades, algunas más
años o utilizar una regla de cálculo, como hace treinta formales que otras. ¿Considera que eso es positivo o
o cuarenta años? negativo para la educación superior?
FAQ Qué va. Incluso he tratado de que apliquen los Eso tiene un aspecto positivo, que la masifica-
conceptos del tanteo, que permite hacer operaciones ción de la educación superior, pero a la vez eso implica
mentalmente, pero siempre quieren usar sus calcula- que tiene que haber una mejor supervisión para que
doras programables. los programas de todas esas universidades cumplan
con aspectos académicos formativos y que las personas
El docente no solamente adquieran un título, sino que principal-
mente reciban los conocimientos. Si las universidades
van graduando personas más fácilmente y con menos
Los comentarios sobre los estudiantes permiten
requisitos, a la larga los títulos van perdiendo valor.
hacer una transición casi imperceptible del ingeniero al
En su opinión, ¿ha sabido la Universidad de Pa-
profesor. Aquí, reconoce que el grado de preparación
namá cumplir ese rol de supervisar a las otras institu-
de los estudiantes de primer ingreso es desigual, por lo
ciones de educación superior y a la vez ajustarse sobre
que las universidades deben tomar medidas para nive-
la marcha a los cambios que se requieren en esta era
larlos. Observa positivamente el auge de las universida-
de la información instantánea?
des privadas, siempre y cuando sean supervisadas apro-
Por lo menos se nota un interés de cumplir con
piadamente por las entidades regentes de la educación
esas tareas. Sobre todo en el área de las acreditaciones
superior. Evalúa como positivo el apoyo del gobierno en
de las carreras, ya que la Universidad de Panamá y la
cuanto a becas y préstamos educativos, pero piensa que
Universidad Tecnológica de Panamá deben supervisar
ha decaído en cuanto a la oferta de cursos vocacionales.
a las otras universidades y ejercer el control de sus pro-
Considera que hay un nivel apropiado de especializa-
gramas académicos. Creo que se están viendo algunos
ción entre los profesionales panameños, pero reconoce
pasos positivos en esa vía.
que las universidades deben revisar su plan académico

46
¿Cómo evalúa la participación de entidades El escritor
como el Ministerio de Educación, el IFARHU y el IN-
ADEH en apoyar la labor de las universidades públi-
cas y privadas? ¿Está el gobierno jugando su rol? Tanto el tema como el rostro del entrevistado
En cuanto a la educación superior, sobre todo cambian por completo en esta tercera y última parte
se ve la participación del IFARHU, a través de sus de la conversación. Una amplia sonrisa es señal de que
programas de préstamos y becas. El INADEH en la literatura es su verdadera vocación, porque desde
ocasiones ha tenido algunos programas con algunas que tiene uso de razón siente la necesidad de contar
universidades, pero de un tiempo acá eso parece haber historias. La pasión que siente por la escritura se nota
disminuido. cuando menciona que lo más importante para un escri-
Muchos de los profesionales recién graduados tor es escribir bien y que su meta es dejar una obra que
de diversas carreras, al salir a la calle se enfrentan a un perdure en el tiempo, pero revelando que su principal
mercado laboral saturado. ¿Tiene recomendaciones influencia ha sido su abuelo, Gil Blas Tejeira, desta-
sobre carreras o áreas de estudio que permitan mayor cado escritor y periodista penonomeño. Escritor antes
éxito profesional? que ingeniero, tiene a El Quijote y los cuentos de Cortá-
Los graduados muy buenos siempre encuentran zar como sus favoritos, y se declara admirador de los
espacio, pero hay algunos que tropiezan en el camino principales cuentistas a nivel internacional, mientras
porque ya hay muchos profesionales en sus ramas. Le que no dudaría en dejar de lado sus otras ocupaciones
toca a las universidades hacer una revisión de sus ofer- si pudiera vivir únicamente de la escritura.
tas académicas, para tratar de abrir nuevas opciones
en áreas que estén poco exploradas. FRG Como escritor ¿tiene alguna meta definida?
¿Cuenta el país con suficientes profesionales FAQ La meta de todo escritor debe ser escribir bien y
con grado de maestría y doctorado? dejar una producción que subsista en el tiempo y que
Actualmente existe un número importante de conserve su valor a lo largo de los años. Es decir, tratar
profesionales cursando maestrías e incluso doctorados de construir una obra sólida como escritor y que la
en universidades locales. Habría que evaluar el tema gente la valore dentro de algunos años, dentro de mu-
para ver si se necesitan más o no, pero a simple vista chos años, para que quede en la literatura panameña.
pareciera que no estamos tan mal en cuanto a la can-
tidad de profesionales que se especializan. A diario FRG ¿Por qué y para qué escribe Félix Armando Quirós
vemos que los estudiantes no se conforman con una Tejeira?
licenciatura sino que enseguida quieren seguir. FAQ Yo escribo porque no puedo dejar de escribir. Ne-
En mayor o menor medida, por lo general todas cesariamente siento que tengo que comunicar algo y
las universidades cumplen con su labor de entregar que tengo que plantear o dejar plasmada mi visión del
profesionales a la sociedad, pero ¿considera usted que mundo.
igualmente llevan a cabo la parte investigativa propia
de sus funciones? FRG¿Cómo descubrió su vocación?
En cuanto a investigación, las universidades FAQ Desde chico sabía que podía contar historias. Ade-
estamos por debajo de lo que debería ser. Hace fal- más, como mi abuelo era escritor y periodista, yo lo
ta personal de planta que pueda dedicarse a tiempo veía escribiendo todo el tiempo. Cuando yo le decía
completo a labores de investigación. Se hacen algunos que quería escribir, me comenzó a llamar “colega” así
proyectos investigativos, pero en mi opinión debería que cuando crecí lo sentí natural. Hubo un día que
haber más, porque el nivel actual es muy bajo. sentí que tenía que contar algo y desde entonces no
he parado.

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FRG ¿Qué quiso primero, ser escritor o ingeniero? género algo golpeado en Panamá, porque creo que no
FAQ Primero supe que quería ser escritor, pero poco tenemos tantos buenos novelistas como deberíamos.
después me decidí igualmente por la ingeniería civil, Lo malo de las listas es que siempre se nos queda al-
porque eso también fue algo que definí rápido. guien por fuera.

FRG Si fuera usted el único sobreviviente de un naufra- FRG Con relación a su obra, muchos de sus cuentos,
gio y estuviera destinado a permanecer el resto de sus como por ejemplo “La flor del pantano”, “Día de
días en una isla desierta ¿cuál libro desearía tener con campo”, “Sobre tierra lastimada” y “El pacto de los
usted y por qué? siete días”, ocurren en escenarios campestres o rura-
FAQ El Quijote, porque es una obra que tiene mucha va- les. Algunos podrán atribuir esa condición a una cla-
riedad, es un libro maravillosamente escrito y que tie- ra influencia de Horacio Quiroga, mientras que otros
ne mucha riqueza, tanto en el campo de lo que cuenta aludirán a sus raíces penonomeñas. ¿Existe relación
como la manera en que lo cuenta, con una gama am- entre esos aspectos y su obra?
plia de temas y de técnicas. Es un libro en el que se FAQ Podría decirse que sí. Cuando estaba chico y salía
siente la vida. de vacaciones de la escuela iba a Penonomé a pasar los
veranos con alguno de mis abuelos, por lo que siem-
FRG ¿Y si hubiera oportunidad de tener un segundo li- pre tuve una fuerte relación con el campo. También es
bro aparte de El Quijote? cierto que siempre me han gustado mucho los cuentos
FAQ En ese caso tendría que pensarlo más, pero segura- de Quiroga, especialmente los que están ambientados
mente sería alguno de los libros de cuentos de Cortá- en la selva de Misiones, en Argentina, así que se podría
zar; probablemente, Las armas secretas. decir que ambos temas han tenido una fuerte influen-
cia sobre mí.
FRG ¿Cuáles son sus influencias a nivel local e interna-
cional? FRG En adición, su obra literaria incluye muchas refe-
FAQ A nivel local, mi abuelo, que influyó mucho en mí. rencias a ofidios de diversos tipos, como en “La cace-
Internacionalmente, Cortázar, Borges, Poe, Quiroga y ría de las mapanaes”, “El áspid de Cleopatra” y “Las
Kafka. En todos ellos se siente que veían la literatura parcas nenas del serpentario”, entre otras. ¿Existe al-
como algo importante y que se preocupaban por tener guna razón específica para incluir a estos reptiles en
obras bien acabadas. sus historias?
FAQ Siempre he sentido cierta afición hacia las serpien-
FRG ¿Hacia cuál de los géneros literarios siente mayor tes y cuando era niño me gustaba ver sus fotografías,
inclinación? así como leer e investigar sobre ellas. De allí viene esa
FAQ En la literatura me siento más identificado con los cierta atracción que siento por ellas, y que se ha visto
cuentos. En Panamá este es un género que es visto por reflejada en mi obra.
algunas personas mejor de lo que realmente está, pero
a pesar de eso creo que a lo largo de la historia hemos FRG En el cuento “En una sala de espera” se plantea
tenido algunos cuentistas que han tenido buen nivel a una trama cíclica que por momentos recuerda cier-
lo largo de nuestra literatura, comenzando con Sinán, tos cuentos de Borges. ¿Cree usted que su obra está
que era muy buen cuentista. De los actuales, tenemos influenciada de manera especial por los escritos del
a Pedro Rivera, Dimas Lidio Pitty o Justo Arroyo. En argentino? ¿Hasta qué punto?
las generaciones más nuevas algunos con buen nivel FAQ Borges ha sido uno de mis autores favoritos, y lo he
serían Carlos Wynter o Rogelio Guerra, por ejemplo. leído con mucha afición y mucho interés, analizando
También siento interés por la novela, aunque ese es un mucho su obra, pero en realidad me parece que ese

48
cuento tiene más una estructura del tipo de los cuentos
de Julio Cortázar, es decir, es más cortazariano que
borgeano. Cortázar es uno de los grandes maestros del
género cuento, tiene historias muy bien elaboradas y
fue una persona que se dedicó a analizar los aspectos
teóricos del cuento y, sin duda alguna, cuando yo lo
leía, podía comprender que es un escritor muy fuerte,
que siempre deja una huella. Al principio me costa-
ba un poco desapegarme de su influencia, pero poco
a poco un escritor evoluciona y encuentra su propia
voz para tratar de dejar un legado personal. En ese
sentido, este es un cuento que se me ocurrió cuando
mi padre estaba trabajando en Estados Unidos y me
tocó hacerle el favor de ir a tramitar su documento
de Fe de Vida a la Caja del Seguro Social, y esa fue
una diligencia prolongadísima, a la cual no se le veía
final; y mientras esperaba allí se me ocurrió este cuen-
to. Es curioso que, a pesar de que en ningún lugar se
menciona qué tipo de trámite se está haciendo ni en FAQ Claro. Así hemos visto nosotros La Iliada y la guerra
cuál entidad, por alguna razón las personas que lo leen de Troya, y por eso tenemos una idea de cómo eran las
siempre lo identifican con el Seguro. Creo que ese es cosas en aquel tiempo.
uno de mis mejores cuentos, por el efecto y el paso ese
de una generación a otra. FRG Su labor por muchos años como ingeniero en el
Instituto de Acueductos y Alcantarillados Nacionales
FRG Además, tiene una clara crítica social, relacionada parece haber inspirado el cuento “Escasez”, en el que
con el tiempo de respuesta de las instituciones públicas se presenta la diferencia de comportamiento entre
ante las reclamaciones de los ciudadanos, y segura- personas que disfrutan del servicio de agua potable las
mente muchas personas en el mundo se sentirían iden- 24 horas y los que apenas cuentan con lo mínimo para
tificadas con esa historia. ¿Piensa que es importante vivir. ¿Existen otras obras literarias suyas basadas en
que la literatura se haga eco de los problemas de la su labor como ingeniero?
comunidad y los plasme en blanco y negro? FAQ Ampliando la respuesta anterior, nuestras vivencias
FAQ Definitivamente que sí. Los temas vienen del mun- son las que debemos tratar de asimilar y llevarlas al
do que nos rodea y de nuestras vivencias, y lo que nos plano literario, aunque no tiene que ser necesariamen-
toca a los autores es saber cómo manejarlos y llevarlos te de una manera autobiográfica, sino que puede ser
a un plano literario para que queden bien plasmados, con mucha imaginación. Es un proceso de aprehender
tengan cierta estética y otras características importan- y reelaborar, o sea, transformar nuestra realidad coti-
tes. Además, es cierto que un escritor tiene que ser diana en una realidad literaria. Con relación al cuen-
reflejo de su tiempo y prácticamente lo que cada uno to, ciertamente esa es la vivencia diaria cuando uno
escribe no es otra cosa que su propia visión del mundo, trabaja en el IDAAN y trata con personas a quienes
y es eso lo que dejamos para la posteridad. no les importa el uso que le dan al agua. Ese cuento
FRG ¿Es decir que así van a ver el mundo dentro de, por nació de la indiferencia de la población, ya que algu-
ejemplo, doscientos años a través de los ojos nuestros, nas veces a dos calles de distancia la gente no tiene una
reflejados en lo que escribimos hoy? gota de agua mientras que muy cerca hay otras per-

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sonas lavando carros o regando el jardín y haciendo pañeros que estaban iniciando y que han seguido en
mal uso del agua sin interesarse de que otro la puede el oficio, aunque otros parece que no, pero en general
necesitar. es muy interesante la experiencia de relacionarse con
otras personas que quieren escribir. Posteriormente se
FRG Se trata de un cuento muy interesante porque deja dictaron algunos talleres en mi casa, también guiados
un mensaje muy poderoso en menos de una página, ya por Jaramillo Levi. Luego de eso seguí participando en
que es un texto muy corto. otros talleres, con el grupo Umbral principalmente, y
FAQ En realidad es más que todo como un collage o al final pasé a otra etapa, en la cual era yo el que los di-
la puesta de una escena sobre otra y llevadas a cabo rigía y trataba de llevar adelante actividades similares
simultáneamente. con algún grupo de amigos, amigas y parientes, con-
vocados por Irma Quirós de Correa, porque el taller
FRG En la actualidad, además del Diplomado en Crea- es una manera de obligarse uno mismo a trabajar y en
ción Literaria, una de las pocas alternativas que tienen el campo de las letras lo principal que se requiere es
los interesados en iniciarse en el mundo de la literatura disciplina, tratar de hacer algo todos los días, porque
es participar de los talleres de algún género literario. cuando deja de hacerse cuesta retomarlo.
¿Considera usted que son provechosos? ¿Cuáles son
las ventajas y desventajas de estas iniciativas? FRG ¿Piensa que llega un momento en la vida de un
FAQ Considero que los talleres siempre son provechosos, escritor en que considere que ya no necesita talleres y
sobre todo si están bien guiados por alguien que por lo que ya puede continuar solo de allí en adelante?
menos conozca el oficio, posea la técnica y sepa cómo FAQ Claro que después de cierto tiempo ya el autor
se hace un cuento. No necesariamente el guía tiene que queda por su propia cuenta, pero siempre es valioso
ser un gran escritor, pero si escribe cuentos, claro que contar con algún amigo a quien puedan dársele los
es mejor porque nos puede también dar su experiencia trabajos para que opine, porque generalmente es im-
profesional y aportar las críticas. Lo importante es que portante tener otro punto de vista sobre una obra. En
se realice un trabajo con sentido crítico de poca com- otros países los críticos cumplen esa función, pero aquí
placencia, que permita señalarle a la gente lo que está como no hay muchos, debemos apelar a nuestros co-
haciendo bien y lo que está mal, de manera que los par- nocidos de confianza. La realidad es que la escritura
ticipantes puedan tomar sus propias decisiones, porque es una labor que se ejecuta en soledad.
a final de cuentas es el mismo interesado quien debe
decidir lo que debe corregir y lo que no. De eso va a FRG Hace ya unos trece años desde su último libro, y en
depender su evolución y su desarrollo como literato. Por las últimas épocas le hemos visto más involucrado con
ende, los talleres son muy beneficiosos y la única des- la publicación de la revista virtual Tragaluz Panamá.
ventaja que podría esbozar es que personas queden en ¿Por qué esa evolución del papel al ciberespacio?
manos de alguien que no tiene el suficiente conocimien- FAQ Eso inició como un proyecto en el que nos intere-
to del género cuento como para aportarle experiencia o samos varios escritores, tales como José Carr, Emma
conocimiento. Hay que tener en cuenta que la inspira- Gómez, Cáncer Ortega, Rainer Tuñón y yo, porque
ción es breve y el proceso de corrección es largo. nos pareció que era interesante realizar una labor cul-
tural de rescate de las obras de algunos autores y tratar
FRG ¿Cómo ha sido su experiencia personal con los ta- de hacer un trabajo de evaluación sobre las obras de
lleres? esos autores y darlos a conocer, tanto en el campo de la
FAQ Para mí han sido muy productivos. Yo inicié toman- literatura, como en otros temas culturales. Allí anali-
do un taller en el IPA, ofrecido por el INAC, a través zamos la plástica, tratamos acerca de cine, de teatro y,
de Enrique Jaramillo Levi. Allí también conocí com- en fin, abarcamos varios campos culturales. También

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le damos espacio a lo que ocurre en nuestro continente También estoy trabajando en una novela, y espero que
y lo que acontece en España. Me parece que hemos en algún momento vea la luz.
logrado un trabajo interesante, y estamos dejando eso
para que la gente tenga una fuente de consulta perma- FRG ¿Cuál es su recomendación para alguien que tiene
nente. Tenemos cinco números publicados, y ya viene interés en empezar en este mundo de la escritura?
el sexto, dedicado a García Márquez. FAQ Que lea, que lea bastante.

FRG Su último libro publicado data de 1997, ¿contarán FRG Si fuera suficientemente rentable ¿sentiría usted
pronto las repisas de las librerías locales con alguna interés en dejar de lado sus otras ocupaciones como
nueva publicación de Félix Armando Quirós Tejeira? profesor e ingeniero para dedicarse únicamente a la
FAQ Yo espero que sí. Lo próximo que voy a hacer es escritura?
una antología personal, con los mejores cuentos de los FAQ Si yo pudiera vivir solamente de la escritura, no lo
libros publicados, y algunos otros que he publicado en dudaría.
revistas, o han ganado premios y no han sido publica-
dos en ningún lado, además de algunos cuentos que FRG ¿Y si le ofrecieran obtener el doble de ingresos
me gustan pero que permanecen inéditos. Espero re- como ingeniero civil o como profesor pero sacrifican-
unir unos veintiún cuentos y sacarlos a la venta, más do la escritura?
que nada como una manera de mantenerme vigente. FAQ Preferiría quedarme como estoy ahora, porque yo
no puedo estar sin escribir.

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Un mundo que se ha quedado sin
Biblia y sin código civil o penal
Entrevista a Luis Pulido Ritter
Por Amir Valle

L uis Pulido Ritter es un hombre ético. Calma-


do y ético. Y calma y ética, especialmente en
América Latina (un sitio donde, según los tópicos
blicar uno de sus cuentos en la antología Inocencias
prohibidas. Antología del cuento latinoamericano
actual, junto a otros 39 reconocidos escritores de
más típicos somos revoltosos y desparpajados) signi- nuestro continente. Se trataba de un proyecto her-
fica sabiduría y lucidez intelectual. moso, que pretendía que el lector cubano conociera
Conocí a Pulido Ritter a través de un cuento al menos un cuento de esos escritores que, interna-
excelente que publicó en la antología Líneas Aé- cionalmente, estaban a la cabeza de la literatura en
reas, de la editorial española Lengua de Trapo (único lengua española, la mayoría de ellos desconocidos
intento, quizás, de marcar un camino generacional absolutamente en Cuba. Las bochornosas y poli-
a una generación de escritores que, entre otros, está tizadas razones que impidieron la publicación de
formada por el colombiano Santiago Gamboa, el aquella antología, para la cual los 39 autores y sus
mexicano Jorge Volpi, la dominicana Rita Indiana agentes literarios cedieron sus derechos sin cobrar
Hernández, el boliviano Edmundo Paz, la chilena un centavo, es una historia que alguna vez, prome-
Alejandra Costamagna, el peruano Fernando Iwa- to, debo escribir.
saki, el argentino Rodrigo Fresán, la puertorriqueña Finalmente, una noche berlinesa, en la libre-
Mayra Santos Fevres, el uruguayo Daniel Mella y el ría hispana La Rayuela, conocí personalmente a
guatemalteco Francisco Alejandro Méndez). Luis Pulido Ritter. Y no en su natal Panamá, sino
El proyecto Líneas Aéreas culminó en el en una friísima tarde de Berlín me entregó su no-
Primer Congreso de Nuevos Narradores Hispánicos, que vela ¿De qué mundo vienes? que dio origen a esta
se celebró en la Casa de América, en Madrid, en entrevista.
mayo de 1999. Sólo un poco más de treinta autores
pudimos asistir y Pulido Ritter estuvo entre los que Parte I: El escritor Luis Pulido Ritter.
no participaron en aquellas increíbles y muy apasio-
1.- Perteneces a una generación de escritores
nantes jornadas donde, lo más importante, la mayo-
que surgió después de dos grandes fenómenos lite-
ría nos convertimos en amigos, en una amistad que
rarios hoy bastante conocidos y estudiados: el boom
dura hasta hoy.
y el postboom. ¿Qué aportes crees ha hecho la ge-
Un par de años después, desde La Habana,
neración a la que perteneces a la historia literaria
le escribí un email pidiéndole autorización para pu-
de Panamá?

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R: Me parece que uno de los aportes fundamentales No hay que olvidar las telenovelas, las venezolanas.
de mi generación a la historia literaria de Panamá Y la serie Herman Monster, platónicamente
ha sido regresar la mirada al mundo urbano. Es enamorado de Lily. Y en la adolescencia llegó a mis
haber comprendido que este espacio es también manos Homero, La Odisea, y todo lo demás. Pero
digno de la recreación literaria. Con esto no no terminaría de redondear esta pregunta si no
quiero decir que antes esta mirada no existía. La menciono a los Beatles, mis héroes musicales en los
había en Joaquín Beleño, Eric Walrond, Rogelio sesenta. Creo que por aquí comenzó mi interés de
Sinán, por ejemplo. Y la hay en autores como escribir versos.
Justo Arroyo, Carlos Russell, Jaramillo Levi, Carlos
Guillermo Wilson, Gloria Guardia, Melva Lowe 3.- Ciertamente, es bastante raro escuchar
de Goodin. No obstante, hasta los años noventa se nombres de autores panameños en el panorama
consideraba sobre todo que la nacionalidad – y, por actual de la literatura latinoamericana, contraria-
ende, la literatura – debería detenerse en mundo mente a lo que sucede con autores colombianos,
rurales, campesinos, lejos de la Zona de Tránsito, argentinos, mexicanos e incluso cubanos (y lo de
de los inmigrantes del Caribe, de las ciudades de “incluso” lo digo por lo pequeña que es la isla en
Panamá y Colón, de la Zona del Canal. Pero las comparación con los otros países aquí menciona-
nuevas generaciones están recreando estos espacios dos). Sin embargo, conozco a unos cuantos autores
urbanos, dinámicos y conflictivos, sin la camisa de panameños de mucha calidad y sé que la literatu-
fuerza de construir una nacionalidad panameña. ra panameña es bastante rica. ¿A qué crees que se
Este giro, por supuesto, habría que contextualizarlo deba esa poca presencia?
históricamente con respecto a la entrega del Canal
en el 2000, pero también con respecto al término de R: Esta es una pregunta de la que me ocupo muy
la guerra fría, la finalización de los populismos tanto poco. En Panamá, escritoras y escritores se la pasan
de derechas como de izquierdas y la “liberación” tratando de encontrar una respuesta a este misterio.
del campo literario de las exigencias inmediatas y Pero si reflexiono sobre la misma podría decir que hay
estrechas de la agitación política o social. dos posibles respuestas, una es estructural y la otra es
posiblemente más circunstancial. Haré un intento.
2.- Preguntas siempre imprescindibles: Con respecto a la primera respuesta, la estructural,
¿Cuándo descubres que querías escribir? ¿Quiénes me parece que es comprensible si se realiza una
fueron tus maestros literarios o influencias mayores comparación, especialmente, con el mundo literario
en esos primeros años? anglosajón. No olvidemos que la literatura moderna,
escrita en lengua inglesa, se reliza por un autor de
R: Al ser un monaguillo en la capilla escolar me doy la periferia, James Joyce, que era un irlandés. En
cuenta que me gustaba escribir. No sé si escribía el mundo hispanoamericano no hay algo parecido,
poemas, pero me parecía que lo eran y los cantaba aunque tuvimos a un Rubén Darío, un nicaragüense,
en la misa cuando tenía siete u ocho años. La Biblia, a un escritor centroamericano de la periferia, pero,
el Viejo Testamento, fue mi primera verdadera como él mismo mencionó, París no lo conocía a pesar
escuela, historias que me aprehendieron en mi de vivir allí. Y a diferencia de ellos, los anglosajones,
niñez por la fabulosa capacidad narrativa de un nosotros tenemos una fuerte tendencia al centralismo
hermano lasalliano. Y, por supuesto, Las Aventuras de y, por ende, a centralizar nuestro paisaje literario, que
Tom Sawyer, los comics (supermán, batman, etc), la corresponde a la importancia política, económica y
televisión, exactamente, las cómicas japonesas y las estratégica. En cambio, en el mundo anglosajón es
series de terror como Drácula, el Hombre Lobo, etc. evidente el peso de autores de la llamada periferia

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que comenzó con James Joyce y ha proseguido 6.- La caída del muro de Berlín, más que un
con autores como Derek Walcott, de la pequeña simple hecho histórico, se ha convertido en el sím-
isla de Sant Lucía y de V.S. Naipaul, de Trinidad, bolo del fin de una época y del inicio de otra en
para no mencionar otros muchos más. Nosotros, en la historia universal contemporánea. ¿Qué signifi-
cambio, a excepción de Cuba, seguimos dirigiendo cados tuvo esa caída, en sus dos interpretaciones,
automáticamente nuestra mirada al centro o los la caída real (que pudiste vivir) y la caída de una
centros literarios del mundo hispanohablante. Sin época, para el escritor en formación que por enton-
embargo, sí es necesario precisar que, a pesar de que ces eras?
Cuba es una isla pequeña con respecto a los países
que tú mencionas, no se puede dejar de mencionar R: Cuando cayó el muro de Berlín sentí realmente
que ha sido y sigue siendo clave en el mundo del que el mundo se estaba moviendo. Y en todas direc-
Atlántico por su posición estrátegíca y política, sin ciones. Por un lado, la misma caída me impresionó,
olvidar el extraordinario talento literario que allí cómo un poder se derrumba en cuestión de días, lo
se inaugura con Martí, un verdadero gigante de la que había sido pensado para ser eterno, mientras el
modernidad literaria. La otra explicación, quizás, mundo no fuera el sitio del paraíso estaliniano del
es mucho más trivial, es el posicionamiento en el socialismo real. Los alemanes fueron los primeros
mercado de muy bueno@s autore@s, es decir, hablar sorprendidos frente a ese acontecimiento que los
de literatura argentina, mexicana, colombiana, tomó por sorpresa, a pesar de ser los actores prin-
peruana es ya mencionar una marca en el mercado, cipales en la escena. Sí, esa caída me reveló, ade-
un perfil determinado con identidad, una marca que más, que ese poder solo existe si los demás permiten
se ha promovido muy bien desde los años sesenta en que exista, ya sea por el miedo o la indiferencia,
el mercado mundial. la aprobación o el apoyo. Pero, en fin, ese poder
lo hacemos nosotros, somos parte de ese lenguaje,
4.- Ser escritor es, siempre, enfrentarse a mu- lo mismo cuando lo criticamos y lo combatimos, y
chos retos, que varían de país a país: ¿a qué retos se que incluso sigue viviendo en la fantasía, la ficción y
enfrenta un escritor en Panamá? en la nostalgia, después de veinte años de caído ese
monumento a la humillación humana. Y de aquí
R: Aquí podría utilizar un lenguaje económico: El que paradógicamente es quizás ahora que el muro
primer reto es ser leído en el propio país sin caer está más presente que nunca, prolongando su poder
en la perversidad del proteccionismo para proteger ya sea como un fantasma que nos persigue o como
y promover una producción nacional mediocre e una pesadilla que nos asalta cada vez que tratamos
ineficiente que termina empobreciendo a todos. de reconciliarnos con los absurdos de este mundo.
El segundo es ser leído fuera de las fronteras del ¿La caída del muro es el término de una época? Sí,
país sin asumir la pose de pertenecer a un país de la guerra fría, por supuesto, pero, a pesar de esta
pequeño, exótico y, por lo tanto, disculpable por las caída, nosotros, la humanidad, ¿hemos quedado in-
inmadureces literarias. munes al absurdo?

5.- ¿Qué es el grupo literario Letras de Fuego? 7.- Desde tu poemario Matamoscas no has
vuelto a publicar poesía. ¿A qué se debe? ¿Qué re-
R: Es un grupo que se han reunido para hacer lectu- sonancias, desde el escritor que hoy eres y desde la
ras y actividades literarias. Aquí no hay manifiestos distancia de estos años, llegan a ti cuando piensas
ni orientación estética común. Su objetivo es crear en ese libro?
canales de promoción para la literatura panameña.

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R: No he vuelto a escribir poesía. Lo he intentado me parece que el humanismo puede ser muy útil
pero lo he abandonado. Matamoscas fue una especie en nuestros países, especialmente, en un país como
de libro fundacional de mi trabajo literario, ensa- Panamá, donde se vive un pragmatismo deshuma-
yístico y académico. Allí está todo lo que he hecho nizado, el nihilismo salvaje de un pragmatismo sin
y seguiré haciendo en prosa. Fue un libro que na- moral, sin ética y ni principios.
ció en Francia, en la banlieu parisiènne, en medio de El libro Los dioses del Caribe abandonan el museo
magrebinos, exiliados chilenos, africanos negros, es un trabajo de ensayos donde intento entender de
franceses con problemas sociales, lejos de la Francia dónde y cómo nacen los nacionalismos culturales
Ilustrada y Democrática, y lo terminé de escribir y en la literatura, especialmente, en Haití y en Cuba.
corregir después de la caída del muro de Berlín. La novela Sueño americano. Es resultado de la
experiencia de cruzar fronteras, ir más allá de ellas,
8.- Háblame del cuentista que es, también, el sueño de no dejarse atrapar por las arbitrarieda-
Luis Pulido Ritter. des de las fronteras nacionales, culturales y línguísti-
cas, e, incluso, no dejarse atrapar por la frontera en-
R: Con el cuento quiero expresar lo que no podría tre sueño y realidad. Es el sueño de crear un espacio
hacerlo en un novela, por ejemplo. Es una impre- en movimiento, abierto, dinámico. Es el sueño que
sión, un movimiento al instante, rápido, punzante. se traga al mismo sueño, es el sueño, además, de un
No creo, sin embargo, que el cuento funciona en humanismo pragmático o viceversa, es el sueño de
mí por K.O., como lo dijo Cortázar. No me inte- un Panamá que todavía puede encontrar en el hu-
resa producir un efecto sorprendente, pero sí plan- manismo un rostro civilizador, si se quiere expresar
tear un problema existencial acuciante que necesito así.
exorcisar a través de la fabulación. El libro de ensayo Filosofía de la nación román-
tica. Volver al nacionalismo panameño pero sin la
9.- Me gustaría saber qué temas persiguen al máscara de mi primer trabajo de ensayos sobre este
escritor que es Luis Pulido Ritter. Pero quisiera ha- tema. Ahora me enfrento a las vacas sagradas de mi
cerlo desde tus libros publicados: país, a ese lenguaje cansón y viejo, a ese lenguaje de
la izquierda y la derecha nacionalista, a ese lenguaje
R: La novela Recuerdo Panamá. Es en parte una no- cerrado, estático y asfixiante, donde el aire pesa y
vela de formación. Y por otra parte es una especie huele a humedad encerrada.
de restauración de la memoria, el paisaje fragmen-
tado de la vida y de mi vida en Panamá, cruzado
por mis experiencias y viajes por Europa. Además, Parte II: ¿De qué mundo vienes?
es una mirada lanzada al pasado desde mi aversión
visceral a las dictaduras militares, a los lenguajes de
izquierdas y derechas que se prestan para este fin, 10.- ¿De qué mundo vienes? es una novela negra
y, por último, trato de reconstruir la importancia en toda su regla, y como tal, cuestiona un segmento
del humanismo hoy en día, especialmente, para los bastante complicado de la realidad latinoamericana
jóvenes, en un mundo donde académicos e intelec- actual: el narcotráfico. Toda novela es, también, un
tuales „periféricos y „postcoloniales“ - basados en universo de respuestas que el escritor ofrece. ¿Qué
la critica que se le hace al logos occidental desde respuestas podemos encontrar en esta novela?
Nietzsche, Heidegger y Co. - se han especializado R: Creo que más que encontrar respuestas lo que
en dinamitar sin la necesidad de poner algo que me interesa es plantear los problemas, reconocer-
lo sustituya. No solo por razones prácticas, pero sí los en toda su radicalidad, y el punto central de la

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novela es la pérdida absoluta de los valores, no la de ese sistema de poder, la figura trágica que sostie-
crítica ni la relativación, pero sí dejar a los perso- ne el sistema, la que une las partes del mismo. Y la
najes en el verdadero vacío, en el espacio donde no perdición de ella fue querer romper su rol.
hay límites a ese pragmatismo deshumanizado, que Cara de Bobo: Es el ejecutador, el que se alimenta
no reconoce ni la vida misma como un valor en sí de la impunidad, su pescera natural.
mismo. De allí se deriva la pregunta De qué mundo
vienes, pregunta provocativa y reflexiva al mismo 12.- Hay, además, fantasmas que rodean a es-
tiempo. En efecto, la palabra pragmatismo en su tos personajes y los conducen, sin que ellos se den
sentido filosófico, como lo entendieron los filósofos cuenta o incluso cuando se rebelan, por caminos
pragmáticos americanos como un John Dewey, es absolutamente podridos, humanamente hablando:
un humanismo, y decir pragmatismo y humanismo los capos-padres y la cruz de la identidad nacional
es decir lo mismo, un eufemismo. Pero los térmi- (con todos los significados, generalmente negativos,
nos pragmático y pragmatismo en el sentido común que significa ser panameño o colombiano). ¿Fata-
están despojados de este contenido y lo que me in- lismo?
teresa en la novela es mostrar ese sentido común a
través de unos personajes lanzados al vacío de ese R: No, no es un fatalismo. Son sencillamente de-
pragmatismo orientado por la búsqueda del dinero signaciones para nombrar individuos que se des-
a todo precio, es decir, justificar todos los actos posi- envuelven entre determinadas experiencias perso-
bles bajo el dicho común, mutilado y mal compren- nales, colectivas e históricas. Y la novela se desen-
dido de Ortega y Gasset „yo y mis circunstancias“. vuelve a finales de los años ochenta, la dictadura
militar y el narcotráfico en Panamá, época en que
11.- Tus personajes cabalgan por la vida a los panameños experimentaron la impunidad y la
cuestas con sus traumas históricos (familiares y na- arbitrariedad total. En Colombia no fue diferente,
cionales). Quisiera que me hablaras de qué traumas el poder de los narcos, la arbitrariedad política y
estamos hablando en el caso de los seis personajes estatal, la violencia institucionalizada.
esenciales en tu novela:
13.- Pero la luz, tal vez la única luz, está en el
R: Alberto: en la novela es un personaje que va ma- amor, en esa relación platónica entre María de Jesús
durando poco a poco. Si bien está atrapado en las y Alberto. ¿Cómo afrontaste el riesgo de caer en
circunstancias de una situación que, desde el prin- las numerosas trampas que tiende a un escritor un
cipio rechaza, termina safándose de ella, pero al tema como el amor, que siempre será eterno, pero
final no deja de sucumbir frente a la lógica de ese no por ello deja de ser un tema trillado y en muchos
sistema casos fatalmente abordado?
Ricardo: Es el cínico entre los personajes. Es el típi-
co “yo y mis circuntancias”. R: Sí, es tal vez la única luz y, si bien es una rela-
María de Jesús: Es la víctima de ese sistema basado ción platónica, que nunca termina realizándose, es
en la impunidad que cruza al estado, a la familia y la que llena de sentido humano a ese mundo despo-
a los individuos mismos. jado del mismo. De allí que Miguelito no termina
Miguelito: Es quien reconoce en toda su comple- asesinándola. No quise hacer una historia típica de
jidad el vacío de ese sistema sin valores, tanto por amor con un final feliz, pero tampoco me interesó
su experiencia propia como criminal como por sus cerrar la posibilidad de una posible salida personal,
estudios. íntima, para enfrentar el vacío de ese sistema sin
Lucrecia: Es una especie de intermediaria dentro valores.

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14.- Encuentro una tesis clara: la pudrición
de un universo humano más allá de sus propias
circunstancias históricas. Y es que tu novela no es
una historia de narcos; es más bien la historia de
la putrefacción humana, una historia que habla
de los límites a los cuales somos capaces de des-
cender. ¿Me equivoco?

R: No, no te equivocas. No es una historia de


narcos, pero sí de ese descenso, de ese nihilismo
tan propio de un mundo que se ha quedado sin
Biblia y sin código civil o penal.

15.- Hay, también, una crítica (que asoma


en el trasfondo de la novela) a la casi autócto-
na corrupción política latinoamericana. ¿Es Luis
Pulido Ritter, para decirlo con palabras al uso de
ciertos escenarios políticos, “un escritor compro- 16.- Finalmente, pregunta también socorrida,
metido con su realidad”? ¿Fue esa, la crítica so- pero siempre necesaria: ¿qué escribes actualmente?
cial, una pretensión en esta novela?
R: Lo que escribo actualmente son ensayos aca-
R: No me considero un llamado “escritor com- démicos. Estoy realizando una investigación que
premetido con mi realidad”. Mi vena no pro- compare la percepción del Canal de Panamá entre
viene de ese debate muy propio de los años de los escritores de la Antillas Inglesas, como Jamaica
la guerra fría. Mi preocupación, la verdad, es y Bárbados, con los de Panamá. La pregunta aquí
levantar el velo de ese nihilismo vulgar, que no es la siguiente: A excepción de algunos escritores,
nace de la crítica a un sistema filosófico, del lo- ¿cómo y por qué el Canal de Panamá —con todo
gos occidental, pero sí de la descomposición de lo que este fenómeno de la modernidad representa-
un sistema cuyo funcionamieno consistía y con- ba —era una figura marginal en la representación
siste en su permanente violación, una repetición literaria?
de automatismos que cruza a todos los lenguajes
políticos y posiciones ideológicas. Aquí el dinero, Amir Valle (Cuba, 1967). Narrador, periodista, crítico li-
dentro de este sistema de descomposición, pue- terario y ensayista. Licenciado en Periodismo por la Uni-
de ser intercambiado con el poder, comprendido versidad de La Habana. Miembro de la Unión Nacional
como finalidad en sí mismo, y de aquí que ese de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), la Unión de
Periodistas de Cuba (UPEC) y la Asociación Cubana de
nihilismo tan propio de nuestros países encuentra Publicitarios y Propagandistas (ACPP). Es miembro, ade-
en el suelo de ese pragmatismo deshumanizado más, de la Asociación Internacional de Escritores Policía-
el alimento necesario para justificar el vacío de cos (AIEP). Ha sido galardonado con múltiples premios
ese sistema sin credibilidad, aunque eficiente en literarios, entre ellos, el Premio Internacional de Novela
“Mario Vargas Llosa” 2006. Vive actualmente en Alema-
su operatividad, por el miedo, la amenaza y la nia, Berlín.
inseguridad.
La entrevista se colgó originalmente en la revista digital
Otrolunes, No. 7, abril, 2009. http://www.otrolunes.com

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L
¡Qué extraño es el país de las lágrimas!
Antoine de Saint-Exupéry
Sol de
septiembre
a casa era humilde y no ayudaba que fuéramos
catorce niños. Mamá vendía pan en el pueblo
y nunca conocimos a papá; escuchábamos esa pala-
bra y no la identificábamos con nadie ni nada, quizás
con las papas que rara vez comíamos.
El mayor de nosotros, Primero, nos cuidaba. Ya no
lo recuerdo, se fue a esta guerra apenas inició y nunca
regresó. Un día le dijo a mamá, “me voy al ejército, la
Patria me reclama”. Me pareció extraño, su novia era
por Ulises Juárez Polanco
Teresa, así que por días indagué sin éxito por esa tal Nicaragüense
Patria. Los más compasivos me preguntaban si el nom-
bre no era Patricia o Priscila; yo llegué a pensar que en taba “voluntariamente” irían a la comarca a buscarme,
el mundo sólo había una Patria, aquella que raptó a mi y tal vez a Onceavo, Treceavo y Catorceavo, ¡ninguno
hermano y que sería hermosa y tranquila, a diferencia de ellos llegaba a los trece años! Por eso fui, por ellos.
de Teresa, que me caía mal porque me apretaba los ca- Odiaba esta guerra que mataba con balas a los invo-
chetes cada vez que me encontraba. Pobre de mí, tenía lucrados y de hambre a los demás, mientras los culpa-
diez años. bles felices en sus fincas y mansiones, festejando entre
Luego fueron marchándose, uno a uno, mis otros ellos el daño que nos hacían.
hermanos. Cuatro de ellos se fueron en pareja, con un “Aquí dice que tenés edad suficiente para luchar
par de días de diferencia y a bandos contrarios. Así se por la Patria”, dijo el sargento. Ya lo ven, tanto tiempo
fueron Segundo y Quinto, Tercero y Séptimo. Un mes después y nuevamente ella. Para alguien a quien “la Pa-
después, Cuarto, Sexto, Octavo, Noveno y Doceavo (él tria” le había arrebatado diez hermanos, tal explicación
dos años menor que yo) se sentaron en los tablones era la peor forma de reclutamiento. Hice lo planeado.
del patio, llamaron a mamá y la abrazaron: “es por la Me escapé nomás tuve la oportunidad y me uní a la
Patria, vamos a luchar por ella”. guerrilla, para luchar por la Patria.
La guerra continuó en el país; cumplió ocho años Los años pasaron y de no ser este mundo incom-
de fuego y acero y en casa sólo quedamos cuatro prensible, hubiera sido feliz con esta guerra que pron-
hermanos. Mamá ya no vendía pan, el maíz costaba to ganaremos.
demasiado y de todos modos la gente del pueblo no Pero no lo seré.
tenía cómo comprarlo, así que entre todos le compra- Sé que hoy, cuando luchando por la patria libere-
mos una Singer centenaria que supuestamente fue de mos al pueblo, me encontraré a Onceavo y Treceavo
Blanquita Aráuz, la mujer de Sandino. repeliendo la toma, leales al enemigo. Ordenaré a mis
Una tarde mamá recibió un telegrama donde le pe- hombres un alto al fuego. Les gritaré qué diablos están
dían bajar al pueblo. Todos querían acompañarla, pero haciendo ahí, y mis hermanos dirán, “luchamos por la
se los prohibí. Como hermano mayor, les ordené que- Patria”. Las ráfagas siempre tiñen la tierra con sangre
darse y no salir bajo ninguna circunstancia. “Alimenten de hermanos. Suspiraré bajo el sol de septiembre y mis
al chancho, el pobre parece perro”, fue lo último que lágrimas, llenas de tierra y sal, lamentarán lo vivido.
les comenté cuando salí hacia mi destino. “Mamá, vos En la comarca queda mamá, sola con su Singer cen-
también te quedás. Ahora iré yo”. Hasta entonces y por tenaria.
siempre, jamás olvidaba la entereza con que mi madre,
vestida triste de negro, había caminado nueve veces Ulises Juárez Polanco (Managua, 1984). Narrador, tra-
rumbo al pueblo a recibir la noticia de muerte en com- ductor y editor. Ha publicado las colecciones de cuen-
bate de alguno de sus hijos. tos Siempre llueve a mitad de la película (Managua, 2008) y
Llegué a la oficina y elogiaron mi valor de aparecer. Las flores olvidadas (México: FONCA/AECID, 2009). Entre
Me arrastraron al cuarto contiguo mientras me resis- otras recopilaciones, es uno de sólo dos autores incluidos
tía bajo una fachada. No era ningún baboso, ya tenía en ambos tomos de la Antología de la novísima narrativa bre-
edad para el servicio militar y sabía que si no me enlis- ve hispanoamericana, editada por Unión Latina en 2007.

58
ESCRITOR
HASTA LA
MUERTE
por Sergio Ramírez

“Un clásico de nuestras letras contemporáneas y maestro en el arte de borrar todo espacio
o frontera entre la historia pública y la imaginación”, así considera Sergio Ramírez al escritor,
periodista y guionista argentino Tomás Eloy Martínez (1934 – 2010), a quien rinde homenaje
en estas líneas un mes  después de su deceso. El autor de “El vuelo de la reina” (Premio
Internacional Alfaguara de Novela 2002) fue crítico de cine para el diario La Nación desde
1957 hasta 1961.  En 2009 obtuvo el Premio Ortega y Gasset de Periodismo a la Trayectoria
Profesional y además, fue uno de los docentes de la Fundación para un Nuevo Periodismo
Iberoamericano, creada por Gabriel García Márquez. Entre sus obras más destacadas se
encuentran: Estructuras del cine argentino (ensayo, 1961); Sagrado (novela, 1969); La novela
de Perón (novela, 1985); Santa Evita (novela, 1995); El cantor de tango (novela, 2004) y
Purgatorio (novela, 2008).

Allá por comienzos de los años setenta, de las preguntas que sus periodistas me hacían
cuando yo vivía en Costa Rica, recibía puntual- cuando enviaba a entrevistarme, estaba su mano
mente los paquetes de novedades que me en- de exiliado de una dictadura militar que veía en
viaba desde Buenos Aires Fernando Vidal Buzzi, los acontecimientos de Nicaragua la esperanza
director de la Editorial Sudamericana, y entonces de que pudiera haber por fin en el continente un
fue que me encontré por primera vez con el nom- cambio genuino, lejos de los moldes ideológicos,
bre de Tomás Eloy Martínez en la tapa de su no- cambio que al fin, por desgracia, no se dio, y tanto
vela Sagrado, que era la primera que publicaba y que lloramos los dos sobre aquella leche derra-
que años después, cuando llegamos a ser amigos mada cada vez que nos acordábamos.
entrañables, él solía desechar con sonrojo a la pri- Nos conocimos en Buenos Aires en noviem-
mera mención porque la consideraba una novela bre de 1988 cuando, en esa extraña escisión que
en la que se había dejado seducir por las palabras me imponía mi cargo en el gobierno revoluciona-
más que por la pasión de contar una historia. rio, llegué para cumplir con una visita al presiden-
Nunca nos vimos en mis visitas a Venezue- te Raúl Alfonsín, y a la vez para estar presente en
la para los primeros años tan deslumbrantes de el lanzamiento de mi novela Castigo Divino, publica-
la revolución sandinista, cuando él dirigía el me- da también por Sudamericana, y que Tomás pre-
morable Diario de Caracas,  pero sabía que detrás sentó una noche en el Centro Cultural Belgrano,

59
con público del mundo político, las madres de la Su presencia siempre fue una iluminación
Plaza de Mayo a la cabeza, y del mundo literario, feliz para todos sus amigos, preocupado por la
clara consecuencia de la propia dualidad de mis suerte ajena, siempre con algún libro cuya lectura
oficios. recomendar, y con algo nuevo y deslumbrante-
Pasaron años sin que volviéramos a vernos, mente divertido que contar, dueño de eso que yo
hasta que nos encontramos otra vez en Buenos llamaría una maledicencia edificante, unas histo-
Aires en 1998, diez años después, para la Feria rias en las que, igual que en sus novelas, nunca se
del Libro cuando se presentó mi novela Margarita sabía donde comenzaba la mentira y donde ter-
está linda la mar, que había ganado la primera con- minaba la verdad, pero nunca faltaba la risa.
vocatoria del Premio Alfaguara, con él entre los Una presencia transparente la suya alejada
miembros del jurado; pero fue un encuentro muy de las mezquindades que suele teñir el oficio li-
fugaz porque Tomás regresaba a la Universidad terario, generoso con los más jóvenes y generoso
de Rutgers en Nueva Jersey donde estaba ahora con sus pares como cuando, ya bajo los estragos
enseñando. del mal que se lo llevó, y venciendo todas las difi-
Es desde entonces cuando estuvimos lado cultades de un viaje así, voló desde Buenos Aires
a lado de cerca y de lejos, en proyectos, compli- hasta México para estar presente en la celebración
cidades, alegrías y tribulaciones como la muerte de los ochenta años de Fuentes. Hasta que la en-
trágica de su esposa Susana, que le descalabró fermedad lo fue inmovilizando pero nunca dejó
en tantos sentidos la vida, encontrándonos en de contestar los mensajes electrónicos, por mano
tantas partes del mundo, en New Brunswick, o suya o por la de alguno de sus hijos, siempre fiel
en su apartamento de la avenida Pueyrredón en hasta el final al gentil deber de la corresponden-
Buenos Aires ya de regreso para siempre en Ar- cia como todo un caballero antiguo, mensajes su-
gentina, o en mi casa  en Managua, cuando vino yos en los que nunca declinó el ánimo, ni perdió
por una única vez en toda su vida a Nicaragua y ya el optimismo ni el entusiasmo por la vida. “Le he
no quedaban ni rastros de la revolución, compar- dicho a los médicos que quiero calidad de vida y
tiendo asientos en el Consejo Rector del Premio no cantidad de vida”, me escribió en diciembre.
Nuevo Periodismo Iberoamericano, en la junta di- En el balance de su vida colocó al final la li-
rectiva de la cátedra Julio Cortázar, en las sesiones teratura por encima de su otra pasión visceral, el
anuales del Foro Iberoamericano. Largas jornadas periodismo, aunque en sus novelas nunca aban-
en librerías de Madrid o Lisboa, largas sobremesas donó el periodismo que quedó en el entramado
en México o en Sevilla, su voz de timbre tucuma- de la narración. Como Daniel de Foe, escribía sus
no convocando a la risa, llamadas sorpresivas des- novelas con la técnica del reportaje para fingir
de lugares distantes, mensajes electrónicos como mejor la verdad, con lo que daba buen uso a las
cartas, ahora que ya no se escriben cartas. armas que le concedía su profesión original.
Lleno de santo humor hasta el final, como en Un clásico de nuestras letras contemporá-
este mensaje electrónico de noviembre de 2009, neas, maestro en el arte de borrar todo espacio o
en que responde a un comentario mío acerca de frontera entre la historia pública y la imaginación
la energía y constancia con que Carlos Fuentes hasta crear una realidad paralela mucho más creí-
mantiene su agenda internacional, de un avión a ble que la realidad real, tanto así que inventó una
otro avión, de un aeropuerto a otro aeropuerto, historia de Argentina en La novela de Perón y en San-
sin que le pesen nunca los años: “¿Ya está Carlos ta Evita, que sobrevivirá a la de los libros de texto.
en México? Pronto lo veremos caminando sobre Ningún otro triunfo mejor para una novelista que
las aguas…”. inventar la historia de su propio país.

60
Cuando Eva Duarte se encontró por prime- ra sacrifica al creador; pero allí está precisamente
ra vez con Juan Domingo Perón en Luna Park, la su victoria. El personaje sale de las páginas de la
noche del 22 de enero de 1944 en que se daba novela y se queda en el mundo real.
una función artística de beneficencia por los dam- Eso es lo primero que evoco frente a su
nificados del terremoto de San Juan, ella le dijo muerte, su poder de inventar la historia y hacer
cuando estuvieron sentados lado a lado: “gracias que sea la suya, su propia historia inventada, la
por existir”. O no se lo dijo nunca para los términos que pase a ocupar el lugar de la verdad, es decir,
de la historia mezquina que resiente de imagina- de lo que se da por aceptado y ya no podrá ser
ciones, porque la frase la inventó Tomás en Santa desmentido, ni sustituido. Los hechos, tal como
Evita. Pero se lo dijo. La historia fue modificada a en verdad ocurrieron, si es que existe una sola
partir de la novela, igual que los propios perso- verdad para los hechos, ya no importan. Se dilu-
najes de la historia argentina, y de la novela, Juan yen, se deshacen víctimas de las imprecisiones,
Domingo Perón y Eva Duarte, fueron modificados de las contradicciones, de los testimonios fallidos,
y ya no serían nunca más los mismos desde que de los inevitables olvidos, de la vaga sustancia de
pasaron por las manos de su novelista inevitable. los cambiantes relatos orales, de la desconfianza
Su creador, su inventor. Su falsario. que inspiran los documentos oficiales.
Tomás contaba historias en sus novelas y Nada de eso es creíble, lo único creíble es
las contaba para sus amigos con la misma calidad la novela, que presenta un cuerpo organizado de
seductora. Una de las que más me seguirá cauti- mentiras basadas en evidencias suficientes apor-
vando siempre, entre los recuerdos hondos que tadas por el novelista, y que estarán allí para con-
quedan de nuestras pláticas sin fin, tiene que ver vertirse en la sustancia de lo que verdaderamente
precisamente con esa frase maestra del arte de la ocurrió. Se ha operado un trasiego feliz desde la
seducción, “gracias por existir”, que años después novela real a la realidad mentirosa. “Gracias por
de haber sido publicada en Santa Evita pasó a ser existir”. Como ocurre con los buenos guiones de
el texto de una manta en una manifestación pe- cine, que dejan en herencia frases redondas, se-
ronista: “General Perón, gracias por existir”. Tomás guras, y por tanto memorables, así ocurre con la
protestó que se trataba de una frase suya escrita historia que necesita de frases precisas e irrebati-
en una novela suya y puesta en boca de un per- bles. Y quien las aporta, ya ven, es el novelista.
sonaje suyo, pero su intento resultó tan ingenuo En Santa Evita todo es verdad; nadie pone en
como vano, al punto que fue acusado de falsear la duda los hechos. Tomás pasó años investigando
historia del peronismo atribuyéndose lo que no le la vida del general Perón y de su esposa, apren-
pertenecía, sino a la historia. dió todo lo que había que saber de ellos, pero a la
La historia, ya tomándose en serio, se apro- hora de construir la verdad de la novela no apro-
pió no sólo de la frase, sino de toda la novela, y vechó esos materiales ordenándolos, dándoles
la hizo suya. El novelista dejó de ser el inventor y congruencia, procurándoles un orden cronoló-
pasó a ser el cronista, y a lo mejor ni siquiera eso, gico, una tesitura didáctica, sino que los transfor-
porque para negar que la Eva Perón que conoce- mó, los falseó, usó lo que le convenía y lo demás
mos, tal como la conocemos, sea la invención de fue a dar a la papelera; y de lo que le convenía,
una persona, y para negar que las frases célebres todo quedó irreconocible entre el esplendor de la
que dijo sean también la invención de esa perso- mentira que ahora llena todo el campo de visión
na, hay que empezar por negar al novelista, y ne- y se transforma de manera implacable en lo que
gar su novela. Para que Eva Perón sobreviva, hay verdaderamente ocurrió. Porque la historia es me-
que desaparecer a Tomás Eloy Martínez. La criatu- nos atractiva, la pobre, y la novela, que actúa con

61
mayor eficacia que la historia, no admite desafíos gentina a lo largo de toda su vida como en peso
en su altivez. vivo, como si se tratara del cadáver mismo de Eva
Recordaré a Tomás como el novelista que Perón. Era su destino latinoamericano. Un destino
desafió a la historia y la venció, creando su propia hasta la muerte, y un escritor hasta la muerte que
versión triunfante de la Argentina contemporá- nunca cejó en escribir porque era su oficio sagra-
nea, y es así como quisiera que fuera recordado. do. Ya casi imposibilitado, siguió escribiendo sus
Hombre de varios oficios, entre ellos principal- lúcidos y siempre aleccionadores artículos, y cada
mente el del periodista implacable colocado del vez que yo abría el diario en Managua los domin-
lado del rigor por la relación de los hechos, como gos y me encontraba su firma, era como si reci-
en La pasión según Trelew. Qué paradoja espléndida. biera un mensaje suyo, estoy aquí, sigo vivo, sigo
El que reclamó la verdad como consigna a la hora trabajando, lo haré hasta el último aliento.
de contar la historia como periodista, niega la ver- Y así, escritor hasta el último aliento, siguió
dad, y crea la suya propia, a la hora de contar la adelante tratando de terminar su última novela, El
historia como novelista. Olimpo, dictándola cuando ya no pudo con los de-
Pero el periodista, en la vida de Tomás como dos, sin dejarse amedrentar nunca por la muerte
novelista, vuelvo a decir, no es sino el que propor- que desde esas páginas inconclusas pasa a ser un
ciona instrumentos a la narración, técnicas, expe- personaje suyo de ficción.
riencias, estructuras del relato, maneras de contar. “Hubo un momento, un relámpago ciego
Pasó una vida de aprendizaje y experiencias en el de la eternidad, en que los Dioses inmortales qui-
periodismo para poder ser novelista. Como perio- sieron morir”, escribe en El Olimpo. “Lo sabían todo,
dista, jamás habría podido contar la historia de pero no sabían morir. Muy atrás, en el foso sin fon-
Eva Perón tal como lo hizo como novelista en San- do de los tiempos, sus caprichos aterrorizaban al
ta Evita, ni la historia del general Perón tal como lo mundo. Imaginaban pestes y enfermedades cada
hizo en La novela de Perón. No hubiera sido creíble. vez más incurables, ordenaban matanzas atroces
Qué desvarío sería llamar a estas novelas su- y disfrutaban infundiendo el odio entre los hom-
yas novelas históricas, porque sería atribuirles un bres para verlos desgarrarse en contiendas san-
molde, el molde rígido de la historia. Para Tomás, guinarias”.
dentro de su sentido de totalidad de la mentira, “La eternidad les había enseñado todos
que es una manera de la libertad, primero hay que los signos y las voces de la muerte, pero como
dinamitar la historia para poder inventar después la muerte no había entrado en ninguno de ellos,
a campo raso las frases célebres de Eva Perón, los desconocían su apariencia y sus señales. Querían
caminos que ella escogió para su gloria y su fama, morir y no sabían cómo”.
sus angustias y veleidades vestida con las sedas Fue su último diálogo literario, el diálogo
del poder, la pasión de su muerte, la multiplica- con la muerte a las puertas de la muerte. Y de
ción folletinesca de su cadáver en copias perfec- esta manera, desde la literatura, convirtiendo a la
tas, las obsesiones que despierta ese cadáver re- muerte en una criatura suya, pudo conquistarla
petido como en una galería de espejos. con las palabras.
La historia inventada que es ahora la histo- Que es lo que se llama trascender.
ria verdadera y ya no dejará de serlo.
“Tenemos que estar agradecidos por cada Sergio Ramírez: Masatepe, Nicaragua, 1942 . Es uno de los
más importantes novelistas hispanoamericanos actua-
momento en que la historia nos deja en paz”, dice
les. Fue Vicepresidente de su país. Obras más recientes:
Philip Roth en alguna parte. A Tomás la historia Perdón y olvido (Antología de cuentos: 1960-2009) (2009) y El
nunca lo dejó en paz, y agradecido, cargó a la Ar- cielo llora por mí (novela; 2009).

62
A media luz
Tres poemas
Al cielo mira
por Isolda Hurtado
mi cielo
la luna baila Nicaragüense
a media luz
arde en quiebra-platas Florece el naranjo
a mi lado.
Es hora de prolongar el ritmo donde
Canta esta noche callada reposas silencio
mientras millares de velas
coquetean intermitentes su luz crear vértigos
sobre el tapiz tal vez el horror Saudade
¡y apenas afilar la ironía
respiran morirme de risa de mí misma
amor! Despierta la estación en colores del
acariciar los bordes del mutismo a pura
fuego
palabra.
igual que vos y yo la grama humedece mi sombra
al escuchar latir y aunque ando rodeada de sueños
Al sol lo oculta su luz cada amanecer atravieso la puerta
el corazón enaltecido
en el tiempo mi espacio se agranda o y lloro.
aceleramos el paso
disminuye
por alejar la ausencia.
y mi amor enloquece. Buenas tardes
Puede balar la oveja al sol Nostalgia
su claridad Las palmeras se agitan altas tras su de tenerte tanto cerca
hasta quemar mis ojos fondo verde ¡Basta!
mañana las hormigas en fila disponen bajitas
faenas largas en corta vida De jugar con la mirada
tal vez una alondra bese en su canto tu mas ni alta ni larga marionetas en el alma
oído es mi espera. ¡Sigue!
cuando en la espiga brote un nuevo día
Incautada
Al labrar la tierra perfilan un sabor
tal vez el malinche en la estación así
agridulce ciertos frutos. Sí.
trascienda en mis labios su color sostenida
Así las horas pálidas de espanto me ¡Déjame!
y alegres se acerquen a los tuyos enternecen
hasta explayar mis ansias sobre las
y si no Isolda Hurtado (Granada, Nicaragua
avenidas
mira al cielo 1956). Poeta, ensayista, traductora,
donde posa la tristeza. socióloga. Presidenta Ejecutiva de la
mi cielo
Asociación Nicaragüense de Escrito-
la luna baila ras (ANIDE) y cofundadora. Directiva
a media luz Allí donde todo es mío y nada tengo
del Festival Internacional de Poesía
arde en quiebra-platas florece el naranjo de Granada. Graduada en Sociolo-
a tu lado. cuando el polvo barre la tarde. gía y Filosofía de la Universidad de
Nueva Orleans.

63
En el espejo retrovisor:
las direcciones estéticas de la
obra de Enrique Jaramillo Levi

Por Fernando Burgos


The University of Memphis

E mprendemos esta revisión acer-


cándose los cincuenta años de
producción artística de Enrique Ja-
una percibida regularidad de la His-
toria se observa con una intensidad
inusual en el aborde de discursos to-
incomodidad sociales. Esta tentativa
emprendida por Foucault permane-
ce hasta ahora inconclusa.2 Por otra
ramillo Levi desde principios de los cantes a lo que desde comienzos del parte, una sucesión de estamentos
años sesenta cuando un escritor ado- siglo diecinueve se ha denominado éticos, principios religiosos, discursos
lescente comenzaba atrevidamente su sexualdad.1 Esta razón apremiante antropológicos, modas, malversación
carrera con el proyecto de una novela de su discusión es en parte atribuible a política del término y de sus ramifica-
cuyo título—Más fuerte que el pecado— la relativa proximidad del surgimien- ciones, y principalmente aprovecha-
semejaba el de los romances a lo Co- to histórico del término y por lo tanto miento por las funcionalidades de la
rín Tellado. Esos comienzos juveniles a de su necesidad de problematización economía han intervenido en aquello
una edad en la que faltaba muchísimo conceptual, todavía en ciernes, en la que hoy latamente llamamos sexuali-
en la formación del autor se verían que se busque una conexión sistemá- dad con un proceder tan eficaz como
mudados paulatinamente en una de tica con los diversos estadios históri- nebuloso creando una escarpada ruta
las producciones narrativas y líricas cos por los que atraviesa la confron- de acceso a su examen.
más contundentes en Centroamérica tación de lo sexual y su provecho o
con más de una veintena de colec-
2 El proyecto de Foucault comprendía varios tomos–
ciones de cuentos y doce libros de 1 La enorme significación que reviste para Foucault al menos seis por los resultados que arroja la docu-
poesía. Puestos en el espejo retrovisor la discusión en torno a la génesis de la expresión mentación al respecto–sin embargo, se publicaron
de esta destacada trayectoria del es- sexualidad reside en el estar completamente ligada al sólo los tres anotados en la bibliografía de este tra-
critor panameño, debemos establecer surgimiento de una diversa gama no sólo de ciencias bajo. Un cuarto tomo prácticamente concluido ("Las
algunos de los parámetros que guia- sino de lo que él llama "campos de conocimiento". confesiones de la carne") no se ha publicado hasta
ron la realización de su renovadora Señala sobre el tema el pensador francés: “El vocablo ahora. La desafiante tarea de posibilitar teóricamente
estética. Reflexionar, por ejemplo, [sexualidad] no apareció sino hasta comienzos del una historia de la sexualidad reunía en el historiador,
ante el hecho de que en su obra apa- siglo diecinueve, un hecho que no debe ser subesti- antropólogo y filósofo que había en Foucault el pen-
rece insistentemente la cuestión de lo mado ni ponderado en exceso . . . El uso de la pala- sador ideal para llevarla a cabo. Por otra parte, es pre-
bra se estableció en conexión con otros fenómenos: ciso subrayar que Foucault dejó muy en claro lo que
sexual y de lo erótico. La naturaleza
el desarrollo de diversos campos de conocimiento él nunca se propuso–pero que pudo haberse malin-
mudable del ser humano en cuanto
(que comprendían tanto los mecanismos biológicos terpretado–una historia de conductas sexuales o de
procura de una instalación social que
de reproducción como las variantes conductuales del sus representaciones: "Lo que planeé, por tanto, fue
le sea conveniente–en el contexto de individuo y de la sociedad); la creación de un conjunto una historia de la experiencia de la sexualidad, donde
consideraciones que van más allá de normas y reglamentos–en parte tradicionales, en experiencia debe entenderse como la correlación en-
de su valoración de ecuanimidad y parte nuevos–que encontraron apoyo en institucio- tre campos de conocimiento, tipos de normatividad, y
legitimidad—junto con su avidez por nes religiosas, judiciales, pedagógicas, y médicas" formas de subjetividad en una cultura en particular"
expresarse disimétricamente frente a (The Use of Pleasure 3-4, mi traducción). (The Uses of Pleasure 4, mi traducción)

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En su mayor parte este defini- te figuración de lo metaficcional en ausculta situaciones límites buscando
do interés no deja de estar de algún los cuentos de Jaramillo Levi. Estos horadar fosilizadas convenciones de
modo contaminado por el pragma- retos encarados en su obra constitu- imposición cultural.
tismo de su utilización banal. En yen en sí una demostración creativa Ello exige un adentramiento
este tipo de encrucijadas se hace aún de que la réplica tiene visos de una en los signos más punzantes de lo
más auspicioso el ingreso del arte, el compleja profundización del enig- posmoderno, lo cual la narrativa de
cual, y felizmente, como indica Son- ma porque es en la transformación Jaramillo Levi parece consumar con
tag se desplaza siempre mucho más de lo visible–es decir, de trascender una delectación que va más allá de
allá de las supuestas metas que los una consabida tendencia al fraccio- los procedimientos de una estética,
juicios colectivos desean adjudicarle: namiento de conceptos–donde más ejerciendo en su obra un atractivo
"Cualquier objetivo que se fije para productivamente se manifiesta el po- fascinante y hasta obsesivo que es lo
el arte, eventualmente se prueba der imaginativo de los textos de Ja- que precisamente genera esa extra-
restrictivo cotejado con los propósi- ramillo Levi, lo cual viene a restituir ñeza perturbadora de sus personajes
tos mas amplios de la conciencia. El en realidad el territorio de las claves quienes en su afán de hacerse invisi-
arte, en sí mismo una forma de mis- artísticas si acaso prestamos atención bles a las torres de vigilancia social
tificación, atraviesa por una serie de a su fecundidad fenomenológica en y al impacto carcelario de tal custo-
crisis de desmitificación. Las direc- lugar de su traducción hermenéutica dia en lo psíquico deambulan en su
ciones artísticas antiguas son asalta- en significados. propio ensimismamiento, en los ade-
das y manifiestamente reemplazadas. La obra de Jaramillo Levi– manes fallidos de introspecciones, en
Los mapas trillados y desfasados de ya sea en su venero relativo al de la las retribuciones de libertad creativa
conciencia son rediseñados" (4, mi sexualidad o al de lo metaficcional– y de completa soberanía que presta
traducción). Esta concepción dialé- conecta con las estrategias del poder lo onírico, en la pulsión por rebasar
ctica del arte a la cual se refiere la social y político como de las funciones lindes de todo tipo y en particular
autora de Against Interpretation hace que una economía determinada–sus marcas genéricas, posibilitando de
correspondencia con el sentido trans- modos y medios de producción–ejer- este modo extensivas y rápidas trans-
ferencial de la visión estética de Jara- cen en los perfiles y caracterización formaciones de aquello que precisa-
millo Levi, permitiéndole desplegar de lo sexual, y asimismo de los acer- mente más inquieta ver en mutación.
en su narrativa referida al tópico en camientos encontrados en discursos En la amenaza de una intranquilidad
cuestión una serie de preguntas, de teóricos existentes al respecto, inclu- que puede ser angustiante, el univer-
las cuales una que me parece central yendo aquéllos particularizados a so de esos personajes revive puesto
en este respecto problematiza si aca- través de un gigantesco subproducto que ese "estado" de exaltación o des-
so es verdaderamente posible hablar trivializado en modas y medios de co- esperación es preferible al de saberse
de conductas sexuales humanas per se municación masivos. Por otra parte, acechados, y por lo mismo controla-
desprendida de los códigos éticos que la obra del escritor panameño ofrece dos. En este punto, lo sexual cumple
la rigen en determinados puntos de una suerte de cuadro daliano que en un significativo rol de irreverencia a
la civilización. lugar de llamarse "La persistencia los cánones socioculturales como de
Una respuesta provisoria de de la memoria" podría llamarse "La emancipación psicológica, probán-
tal sondeo se plasma en la capacidad persistencia de lo metaficcional" en dose esta última en sus textos como
metamórfica de la psiquis de sus per- el que sus textos muestran la red de lo más difícil dado los remanentes
sonajes–arena movediza de sombras encuentros contradictorios que im- del temor "disciplinario" a su con-
perfiladamente posmodernas–la cual plica el recorrido de su escritura en travención como sugiere Foucault.
se desdobla copiosa e ininterrumpi- los avatares culturales de fines del si- Cuestión que en el caso del autor
damente. También, en la facultad glo veinte y comienzos del veintiuno. panameño le lleva por esos senderos
autorreflexiva de una narratividad Se trata, indudablemente, de una cruzados entre eros y escritura, lo
llena de interrogaciones, propuesta admirable producción literaria que cual a su vez impulsa el concepto de
en una suerte de perfil psicoanalítico en mi parecer ha desafiado barreras duplicación psico-erótica como con-
que busca incorporar tanto los terro- socioculturales de diversa naturaleza, travención a principios culturales de
res psíquicos y vacíos existenciales especialmente aquéllas que tienden a homogeneidad, y el de la plasmación
de los protagonistas como las dudas crear zonas de vigilancia conductual. de germinaciones sexuales que tras-
del escritor. De allí la omnipresen- Su obra cuentística en particular cienden una concepción autárquica

65
de principios masculinos y femeni- fue realizado con motivo del congre- hasta el momento me resultaban
nos. Lo concerniente a lo erótico que so de homenaje al autor, realizado en relativamente ajenos, tales como la
acabo de mencionar requiere, sin Panamá en julio de 2010. naturaleza híbrida del arte, la con-
embargo, de una clarificación espe- FB. ¿Qué orientación artísti- frontación ecuánime con la vejez y la
cialmente en torno a los referentes ca tiene tu obra narrativa aparecida enfermedad, y la crítica del pesimis-
erotismo y sexualidad. entre 2008 y 2010, específicamente mo y el desánimo enfocados desde
El soporte dinámico que Oc- Escrito está, Secreto a voces y Justicia poé- el pesimismo y la negatividad en sí
tavio Paz traza entre erotismo e ima- tica? mismos. Y sí, me parece que ahora
ginación: "El agente que mueve lo EJL Estas tres obras repre- se da en mí esa mirada retrospecti-
mismo al acto erótico que al poético sentan, paradójicamente, tanto una va y evaluadora, que busca entender
es la imaginación" (10) está destinado continuación de ciertas actitudes y hacer balances, y que ocurre a mi
principalmente a entender el discur- abordadas en mi cuentística ante- edad irremediablemente porque si
so del eros como una "metáfora de la rior como una incursión para mí bien el camino que queda por explo-
sexualidad" (49) y sobre todo a dar novedosa en otros acercamientos al rar no deja de ser todavía práctica-
énfasis al hecho de que en la propia concepto de ficción. Lo primero es mente infinito, uno sabe muy bien
poesía están ya todos los gérmenes comprender que los cuentos me van que ya están presentes una serie de
del erotismo no sólo en cuanto a la saliendo de manera individual, sin limitaciones.
diseminación erótica que corre por ninguna idea de conjunto. Como yo FB Es muy sugestiva en tu
las venas del lenguaje poético sino no soy de planear anticipadamen- obra la diversidad de relaciones entre
también por su manifiesto deseo de te la forma o actitud o enfoque que memoria e imaginación.
otredad. En la obra de Jaramillo Levi, tendrá una colección de cuentos, es EJL Esa retrospección que a
sexualidad y erotismo funcionan ar- decir, un libro, nunca escribo pen- uno le apetece se ve limitada por algo
tísticamente en dos planos comple- sando en tales cosas. Cada texto es tan primordial y básico como lo es la
tamente diferentes del imaginario un pequeño mundo que nace en sus memoria, o la falta de ella. Y por eso
de su narrativa. Se puede afirmar de propios términos, tanto de conteni- se echa mano, al menos lo hago yo,
hecho que en los cuentos del escritor do como de forma. Es como si cada de esa otra forma de memoria que
panameño lo erótico funciona más texto se diera su propia orientación, es la imaginación: esa especie de re-
bien a nivel de reminiscencias y que y para ello trabajara con sus propias cuerdo de lo que no ha sido, o de lo
lo sexual en sus múltiples rostros de normas. Por tanto, en muchos de mis que será. En otras palabras, Fernan-
expresión conducida por pulsiones libros suele haber diversos tipos de do, lo que no se recuerda se inventa,
incontrolables, de disfuncionalidad, cuentos; y esto es particularmente y puede ser buen material literario
de vínculos con el poder y volubili- así en los que he venido escribiendo en la medida en que se le pueda dar
dad de la escritura, de anormalidad, a partir de 2006: realistas, poéticos, semblanza cierta, estatus de realidad,
de saciedad y vacío adquiere una ex- eróticos, metaficcionales, oníricos, la tan traída y llevada verosimilitud.
traña, irresistible y desahogada plas- fantásticos. Pues esa misma mezcla Así, una de las direcciones que explo-
ticidad escritural en la que ya deja de tipos de cuentos se sigue dando en ro ahora desde ángulos inéditos es la
de importar–para usar una de las las colecciones más recientes. Tam- de cómo la imaginación se sobrepo-
tantas metáforas de su narrativa–si bién he seguido abordando en algu- ne a todo lo demás, lo canibaliza.
es el espejo lo que permite el examen nos de los nuevos cuentos el absurdo FB Esos planos de imagina-
del cuerpo sexual o si es la fuerza de y las situaciones límites con una acti- ción, memoria y reflexión aparecen
la sexualidad la que conduce a la in- tud y un lenguaje que oscilan entre el muy claramente en tu obra poética
trospección de la conciencia. En mi humor negro y lo cáustico, poniendo y, claro está, crean un puente con tu
perspectiva—aunque esto pudiera de relieve lo inescrutable que muchas narrativa.
diferir con los puntos de vista del au- veces es la realidad, debido a su ca- EJL En mi caso muy parti-
tor—lo sexual encapsula en los cuen- rácter profundamente paradojal y cular no sé si yo hubiera podido es-
tos del escritor panameño lo erótico, contradictorio. cribir tantos cuentos durante tantos
lo muestra deglutido y digerido para FB. En mi lectura percibo años continuos si, al mismo tiempo,
ir a la raíz de lo libidinoso, dejando ámbitos diferentes. no hubiera estado escribiendo poe-
de importar los supuestos de lo bello EJL Acaso lo nuevo sea mi sía. Aunque mis poemas práctica-
y lo armonioso. El diálogo que sigue necesidad de explorar territorios que mente no han sido estudiados, salvo

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en sendos ensayos casi desconocidos tos. Pienso que la recepción que pue- nerse a escribir un cuento de una sola
de un par de críticos procedentes del da tener o no una obra depende de sentada. Y una vez que uno les sale a
mundo académico norteamericano, muchos factores. En mi caso se tra- pedir de boca, por ahí se van y ya no
en muchos de ellos están no pocas ta de un asunto de difusión, por un los para nadie, hasta que en un tiem-
claves de mi cuentística. No es que lado; y también de no haberse fijado po relativamente breve completan
se trate de textos autobiográficos en los críticos que a lo largo de mi obra un libro. Se entregan completamente
sentido estricto, ni mucho menos. hay un número importante de mini- a la experiencia propia, a la imagi-
Pero sí tiende a haber, sin duda, una cuentos significativos. Y digo “signi- nación y a sus lecturas para crear. Y
actitud exploradora de la idiosincra- ficativos”, Fernando, porque sé que han tenido logros notables. Tampoco
sia personal, de la manera de ser de he logrado concentrar en espacios es un secreto que es más fácil en Pa-
uno y de la forma de aprehender el reducidos una gran carga emocional, namá autopublicarse una colección
mundo. Mi poesía implica una crea- dramática, con recursos adecuados, de cuentos, que suele oscilar entre
tividad muy introspectiva, tendiente en la mayor parte de esos textos bre- diez y veinte textos, que hacerlo con
a la reflexión. Pero eso requiere antes ves. Espero que en un futuro no leja- una novela necesariamente mucho
de una indagación que busque una no investigadores y críticos especiali- más extensa como libro, ya que ésta
vislumbre interior. zados en esta área, como lo son, por tardará más tiempo en completarse
FB. ¿Hay un devenir meta- ejemplo, el mexicano Lauro Zavala y, para colmo, a falta de editoriales
poético en tu poesía, así como hay y el chileno Juan Armando Epple, la locales, sin duda costará más dinero
una enorme productividad metafic- cubana Dolores Koch, el argentino su publicación. Entre los cuentistas
cional en tu cuentística? Raúl Brasca y los españoles Fernan- de la segunda mitad del siglo veinte
EJL Tengo muchos poemarios do Valls y Francisca Noguerol, entre hay que mencionar a Justo Arro-
en los que sobresale la metapoesía; otros, tomen nota de mi aportación, yo, Dimas Lidio Pitty y Rosa María
es decir, una meditación muy clara, la analicen y la divulguen. Es una de Britton, por sólo decir tres nombres.
deliberada, en torno a la naturaleza las cosas que quisiera todo escritor: Y, con respecto a los representantes
misma de la poesía en general, y so- ser tomado en cuenta por gente inte- más recientes, mencionaría a cuen-
bre el tipo de poesía que yo escribo. ligente; si además logra la estimación tistas excelentes tales como Carlos
Y en mi caso muy particular, muchos de gente común y corriente, tanto Oriel Wynter Melo, Ariel Barría
de esos poemas hablan de sí mismos mejor, claro. Alvarado, Roberto Pérez-Franco o
en el proceso de crearse, de llegar a FB El cuento parece ser un Melanie Taylor, para nada más refe-
ser, por lo que inevitablemente tam- género predilecto para los escritores rirme a cuatro de los más talentosos.
bién aluden a mi visión del mundo panameños. La diversidad del cuento panameño
y del arte. Tanto en Mirada interior EJL Me parece que sí y no es impresionante.
(2009) como en Todo el tiempo del mun- tengo una respuesta precisa para jus- FB ¿Quiénes fueron tus com-
do (2010), la tendencia escritural es tificar esa preferencia. Pero lo que sí pañeros generacionales como escri-
hacia ese tipo de deliberación, pero sé es que prevalece una actitud de tor? ¿Qué colecciones de cuentos
explorando muchos ángulos de mira. nuestros escritores de profundizar destacarían?
Claro que al mismo tiempo, o por en el instante, de sacarle todo el jugo EJL Soy el más joven del si-
extensión, estoy reflexionando sobre posible a la fugacidad que supone un guiente grupo: Álvaro Menéndez
mi propio ser. momento significativo en la vida de Franco, Ernesto Endara, Justo Arro-
FB He notado que la pro- alguien, de una comunidad, o en la yo, Enrique Chuez, Moravia Ochoa
ducción de tus minicuentos va en creación de una situación especial; López, Pedro Rivera, Bertalicia Pe-
aumento. las exploraciones de largo alcance, ralta, Dimas Lidio Pitty, y Rober-
EJL Estoy preparando Visión de orden panorámico—las novelas— to Luzcando. En edad, Menéndez
de conjunto: 100 microrelatos. A ver si han sido más bien escasas en la na- Franco y Endara son los mayores.
alguna editorial se anima a publicar rrativa panameña y, en general, con De entre ellos, el único que publicó
este libro, para no tener que hacer- no muy buenos resultados. Nuestros un solo libro de cuentos es Luzcan-
lo a la larga yo mismo como hacen cuentistas, sobre todo a partir de los do, también destacado poeta y en
tantos escritores en América Latina. años setentas del siglo pasado, son in- su juventud ensayista. Otro que no
La minifición que he publicado no es tuitivos e ingeniosos, no tienen pro- ha seguido publicando cuentos hace
tan conocida como la de mis cuen- blemas con el tiempo a la hora de po- muchos años es Chuez, también no-

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velista y alguna vez poeta. Los más cuentos, a la que siempre he llama- americana, además de otras dos de
versátiles, en cuanto a que cultivan do libro: Catalepsia (1965); sin duda autoría compartida; un libro de en-
al menos cuatro géneros, somos En- “tres” es una cifra arbitraria, pero trevistas a escritores panameños; tres
dara, Pitty y yo. Menéndez Franco, me sirve para sustentar mejor mi compilaciones de estudios de autores
Peralta y Ochoa López son funda- propia realidad literaria. Entonces, panameños sobre el tema del Canal
mentalmente poetas y cuentistas, Fernando, vistas así las cosas en mi de Panamá (cuando se negociaba
mientras que Arroyo es novelista y caso muy particular, yo tendría que con los Estados Unidos su devolu-
cuentista, y Rivera es poeta, cuen- hablar de veintiún libros de cuentos ción), prologadas por mí; un libro
tista y ensayista. Considero, y este es publicados (incluyendo las plaquettes), de naturaleza didáctica de autoría
un juicio muy personal, que Peccata sin contar antologías, reediciones ni colectiva sobre Investigación Docu-
minuta (1969), de Pedro Rivera; Los traducciones. mental. También me gustaría señalar
caballos estornudan en la lluvia (1979), de FB Entiendo que Relatos que hay siete libros que se han publi-
Dimas Lidio Pitty; Héroes a medio tiem- (1973), 3 relatos antes (1995) e Híbridos cado (en Panamá, Costa Rica y los
po(1998), de Justo Arroyo, junto con (2004) no partieron con la idea de ser Estados Unidos) en torno a mi obra
mis Duplicaciones (1973), son las colec- colecciones de cuentos. literaria: varias de autoría individual
ciones de cuentos más importantes de EJL Las tres obras son pe- y otras de autoría colectiva; así como
esa generación. Pero tanto Moravia queñas plaquettes. Allí aparecen una recopilación bastante exhaustiva
Ochoa López como Bertalicia Peral- unos pocos cuentos que después re- de entrevistas que se me han hecho
ta representan una alta cumbre de la cogería junto con otros cuentos nue- entre 1966 y 1999 (33 años), titulada
cuentística femenina de Panamá del vos para formar parte de libros más Referencias cruzadas. Entrevistas al escri-
siglo xx. Los cuentos de Rosa María cabales que después se publicaron. tor panameño Enrique Jaramillo Levi, de
Britton (1936) y de Consuelo Tomás Me explico: de los cuatros cuentos Elba D. Birmingham-Pokorny y Cle-
(1957), que vinieron años más tarde, que integraron Relatos, dos de ellos mentina R. Adams (1999).
reforzaron esa cumbre de manera so- después entraron a Duplicaciones, que FB ¿Alguna obra que escri-
bresaliente en su momento. se publicó en el mismo año de 1973, bieras antes de iniciarte profesional-
FB Quisiera que me des una y los otros dos a El búho que dejó de latir, mente como escritor?
relación detallada sobre tu produc- que es de 1974. Los tres que forma- EJL Tengo una novelita breve
ción. Da mareos cuando uno trata de ban parte de 3 relatos de antes habrían de la que no suelo hablar, por ado-
contar todas tus publicaciones. de integrarse después de manera lescente, prematura y cursi: Más fuerte
EJL Esto de contar los libros definitiva a En un abrir y cerrar de ojos que el pecado (1961). La escribí a los
publicados se vuelve complicado (2002). Y los nueve que estaban en dieciséis años y la publiqué en Colón,
cuando uno empieza a dudar de si Híbridos, luego fueron parte definitiva mi ciudad natal, a los diecisiete re-
las plaquettes o libritos de pocos textos, de Para más señas (2005). Es decir, esas cién cumplidos. Fue una publicación
que en algunos casos, en la práctica tres plaquettes funcionaron en su hecha en papel periódico. Desde la
sólo anticiparon la inclusión de esos momento como anticipos de libros perspectiva de hoy me da un poco de
mismos textos después en libros de mayores que aún estaban por nacer. vergüenza. Me refiero a haber salido
mayor calado, deben o no ser con- FB ¿Es la misma situación a la luz por primera vez de esa for-
tabilizados como publicaciones vá- con Tocar fondo publicado en 1996? ma tan primitiva, en un librito hecho
lidas en su momento, y sobre todo EJL Es un libro pequeño. Más con hojas tipo papel periódico, con
como verdaderos libros. Sin embargo, tarde incorporaría siete de esos cuen- una serie de anuncios en la parte de
hay situaciones en que a unos pocos tos como una sección de mi libro atrás, y siendo una novela primeriza,
cuentos reunidos en un mismo espa- Caracol y otros cuentos (1998); sólo un literariamente floja. Pero bueno, así
cio y con una similar intencionalidad cuento quedó fuera: “Aniversario”, empecé. Cómo negarlo. Esa novelita
bajo un solo título, no hay más reme- porque luego me pareció muy fuerte, representó mis principios Fue lo pri-
dio que llamarle libro. En este senti- por tratarse de un caso de necrofilia. mero que hice público.
do, se me antoja realista empezar a FB Tu labor como compila- FB Desde el año 2005 hasta
contar como libros las publicaciones dor es también amplia. el 2010 has publicado diez coleccio-
con nombre propio que tienen un EJL Son catorce antologías y nes de cuentos, incluidas varias anto-
mínimo de tres cuentos, como fue compilaciones en torno a la litera- logías que recogen cuentos diversos.
el caso de mi primera colección de tura panameña, mexicana y centro- Es verdaderamente admirable.

68
EJL Son ya cerca de 50 años per el molde, de cuentos
de estar escribiendo, Fernando. Des- eróticos; otros tienen
de los años sesenta. Aunque la cosa parámetros ligados a la
realmente arranca en forma hacia extensión de los textos:
1968, estando en el taller de escri- El vendedor de libros (lar-
tores del Departamento de Inglés gos) y Cuentos de bolsillo
de la Universidad de Iowa, en Iowa (minicuentos); otros
City, mientras hacía mi Maestría en más son de tipo gene-
Creación Literaria ahí. Al menos ahí ral, sólo buscan escoger
parte de modo profesional, con plena algunos de los cuentos
conciencia de mis responsabilidades que considero mejores
como escritor. Por cierto, no sé si sa- en un momento dado:
bes que mi tesis de graduación para La voz despalabrada y
optar al Master of Fine Arts (MFA) in Senderos retorcidos. Como
Creative Writing fue una novela que se sabe, en general, las
tuve que escribir en inglés A Kind Of antologías pretenden
Search. No sé dónde quedó al cabo de escoger con mucho
los años. Me gustaría tratar de resca- rigor lo mejor o más
tarla alguna vez. La última vez que destacado de algo; y
conté desde el principio, incluyendo los criterios suelen va-
los tres cuentos que considero de- riar. Son una buena
fectuosos de mi primer libro en este manera de difundir
género, Catalepsia (1965), hasta los aspectos específicos de
inéditos más recientes, la cifra anda- la producción de un
ba por los 611 cuentos. Mi produc- autor que se quieren
ción cuentística ha ido en aumento al destacar o dar a cono-
tiempo que simultáneamente escribo cer en una nueva luz;
una novela, nuevos poemas y nuevos lo cual me parece, más
ensayos, además de estar leyendo que válido, convenien-
mucho sobre el nuevo cuento pana- te hacerlo cada cierto sentaciones más sentidas de mi amor
meño para Tiempo al tiempo, la ambi- tiempo, una vez se tiene ya una obra por la palabra, sobre todo la palabra
ciosa compilación que elaboro. cimentada y amplia. escrita, siendo las otras mi obra poé-
FB Se han publicado al me- FB Considerando tu extendi- tica y mi obra ensayística, igualmen-
nos siete antologías de tus obras. da trayectoria cuentística, me parece te válidas, pero acaso menos tomadas
EJL Yo las llamo “antologías que es hora de reunir todos tus cuen- en cuenta por los lectores. Veo todo
personales”, porque en todos los ca- tos en uno o dos tomos. Debe ser esto y me sorprendo. Porque en ver-
sos yo mismo las preparé, y busqué abrumador para ti tomar distancia y dad es mucho lo creado, y en muchos
de una forma u otra su publicación reflexionar sobre tantos años “en el momentos de mi vida, y de alguna
en México, Costa Rica, Panamá, El camino”. manera esa gran cantidad de cuen-
Salvador. La de más trascendencia di- EJL En esa trayectoria veo tos sintetiza esa vida en tanto la com-
vulgativa es Cuentos enigmáticos (2006), la suma de la gran mayoría de mis plementa a veces, la explica otras, la
por haber sido publicada por una rutas creativas convertidas en textos inventa a menudo. Y hay situaciones
trasnacional editorial con oficinas en palpables, susceptibles de ser leídos, que recuerdo y creo más reales en su
Panamá: Norma; su premisa unifica- degustados, valorados como parte de formulación en la ficción que algunas
dora es el concepto de lo “enigmáti- una vida dedicada a la literatura. Veo otras que vagamente recuerdo como
co” o extraño en los cuentos, como la otra mitad de mi vida, la que em- parte de la experiencia real. Es algo
lo sugiere el título mismo del libro. pezó en mi mente y termina en la de un poco surrealista, sobre todo en la
Algunas son de tipo sub-genérico/ quienes se dignen leerme, lo cual a medida en que la inmensa mayoría
temático, como Caja de resonancias, se- su vez es una interpretación de mi vi- de esos cuentos me satisfacen toda-
lección de cuentos fantásticos, y Rom- sión de mundo. Veo una de las repre- vía, no los quiero borrar de mi pron-

69
torna más personal, más íntimo, me-
nos literaturizado. En los cuentos la
ficción predomina, hay mucho de in-
vento, de estructuración, suele haber
una trama que va y viene y se desen-
vuelve de cierta manera. El erotismo
es infinitamente más complejo en mi
narrativa, probablemente porque el
género lo permite, lo propicia. En
la ficción debo lidiar con persona-
jes que no necesariamente son mis
dobles, hay que diversificar, ser el
otro; y eso complica el asunto. Uno
puede escribir poemas eróticos por
el gusto de hacerlo, por la emoción
misma, ya sea recreada o inventada;
pero un cuento es distinto: por lo
general debe haber una historia de-
trás, una trama mínima, algún tipo
de desenlace, aparte de característi-
cas ambientales y de personajes.  Lo
explícito es, en esos casos, no simple-
mente un regodeo lúbrico sino una
impronta inevitable, determinante.
Una pulsión vital. En cuanto a lo
erótico como concepto más amplio
que incluye sexo, amor, lubricidad
de la existencia, estaría casi toda mi
tuario literario ni deseo corregirlos que sea exhaustiva, continua, co- obra. Para mí lo erótico incluye la
mucho. En cuanto a lo que sugieres herente, y preferiblemente también fantasía, lo que la imaginación añade
de publicarlos como cuentos completos anotada y comentada. ¿Qué mejor a la pura sexualidad. La imaginación
(que nunca lo serán) o cuentos re- entonces que pensar en la existencia completa la realidad y le suma sus in-
unidos, dada la magnitud de tal em- futura de un libro grueso; o, para ser gredientes siempre imprevisibles, ha-
presa, tendría que hacerse en varios realista, distribuido en varios volú- ciéndola más interesante sexualmen-
tomos de formato amplio. No estoy menes, que se llame Cuentos reunidos, te. En muchos casos, el erotismo está
seguro que una editorial quisiera en donde se congregue prácticamen- más en su construcción y despliegue
emprenderlo ahora ni en un futuro te toda mi obra cuentística, que tal en la mente que en el cuerpo, donde
próximo. No sólo sería muy costoso vez sea lo mejor de mí como escritor, por supuesto predomina lo carnal.
sino que carezco del prestigio inter- como artista? FB. ¿Cuál ha sido tu expe-
nacional que justifique tan arriesga- FB Las temáticas de la sexua- riencia como conductor de talleres
da aventura editorial. Sin embargo, lidad y del erotismo cruzan práctica- literarios?
estoy muy confiado en la calidad de mente toda tu obra narrativa desde EJL He tenido bastante suer-
la mayoría de esos cuentos, y sé que Duplicaciones (1973) hasta Escrito está te al conducir talleres de cuento. Me
serían de provecho para lectores inte- (2010). Se encuentra, además en tu refiero a que por lo general me han
ligentes y sensibles. Tengo derecho a poesía y en tu obra dramática. tocado más buenos prospectos de
soñar con la posibilidad de dejar un EJL Lo erótico y lo sexual cuentistas que malos. Y quienes no
legado, facilitándoles la labor a los son en el fondo una misma manifes- sirven para esto suelen irse apartan-
lectores, a los escritores que vengan tación de mi expresión vital y plástica do solos, después de varias sesiones
más adelante, sobre todo los de mi frente a la experiencia humana. Es en las que sus textos son severamente
país. Para lo cual una recopilación obvio que en la poesía lo erótico se criticados. Asimismo, algo semejante

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ocurre en general con el Diplomado asunto es que en el taller se desplie- relacionadas con el arte de escribir
en Creación Literaria que fundé en gue una franca y abierta libertad de en general, y con el de crear cuentos
2001 en la Universidad Tecnológica creación, se respeten las opiniones, artísticos en particular.
de Panamá, y que todavía se convoca no se ataque a nadie por sus ideas o FB Obviamente no intentas
anualmente: tiene talleres en todos estilo, y siempre se procure ser cons- prescribir en este libro.
los géneros, así como cursos breves tructivo en la crítica a fin de salvar EJL No es un manual ni un
sobre teoría literaria, literatura pa- lo salvable de los textos en discusión. libro de preceptiva literaria, sino más
nameña, y grandes obras de la lite- En todo caso, yo exijo a mis alumnos bien un acercamiento a las reflexio-
ratura universal. Y esos talleres son traer fotocopias de sus textos, que se nes de un cuentista experimentado,
dictados, cada cual con su estilo, por llevan a casa, se leen, y en donde se quien al mismo tiempo ha investi-
profesores y escritores destacados. anotan comentarios responsables, y gado a fondo sobre este difícil géne-
FB ¿A qué elementos das más es hasta la siguiente sesión cuando ro y conducido muchos talleres de
énfasis en los talleres? empiezan a discutirse. El profesor, cuento, antologado a muchos autores
EJL Aunque no todos los que siempre debe ser un escritor panameños, y publicado a muchos
coordinadores o conductores de ta- respetado por su trayectoria, dirige otros como editor independiente. Es
lleres lo entienden así, me parece que la discusión, la orienta, y se reserva decir: en ese libro se funden las ex-
en los talleres mismos debe haber su opinión para el final. Después, el periencias del creador, el docente, el
un componente teórico y otro prác- autor puede revisar los comentarios, investigador, el antólogo y el editor,
tico, independientemente del orden y dar las explicaciones que estime en un afán por transmitir un caudal
en que se presenten: varias sesiones convenientes. He escrito un artículo de conocimientos adquiridos con los
teóricas iniciales sobre ciertos asun- sobre el funcionamiento que para años, pero procurando hacerlo de tal
tos básicos en torno a la ficción, al mí sería ideal en un taller literario. manera que no se sienta un exceso
género cuento y sus diversas concep- Forma parte de mi libro de ensayos, de sofisticación académica que impi-
ciones, una serie de lecturas iniciales artículos, prólogos y entrevistas: Gajes da o limite una captación plena por
fundamentales que deben hacerse en del oficio (2007), titulado “Los círculos parte de algún tipo de lector. No se
casa y discutirse en clase, todo esto literarios y los talleres literarios”. trata, tampoco de un libro de texto
antes de leer y discutir los cuentos de FB ¿Cómo nace Por obra y gra- tradicional (aunque algo tiene de esto
los participantes; o bien, irlo hacien- cia. Hacia una poética del cuento? ¿Por en tanto en ciertas secciones ilustra
do más o menos de forma simultánea qué escribir un libro de 310 páginas conceptos y técnicas con ejemplos
o alternada. Se puede comenzar con sobre un género literario –el cuen- creados ex profeso para ese fin), porque
ejercicios diversos en los que se ejer- to—que has cultivado durante tanto en estricto sentido no lo es. Algunos
citan componentes básicos, de cajón tiempo y que además dominas? capítulos están integrados por autén-
por conocidos, de la narrativa tradi- EJL Nace precisamente de ticos ensayos que, en términos gene-
cional, tales como: descripción, na- esa larga experiencia, de ese domi- rales o específicos, reflexionan acerca
rración, exposición, diálogos, monó- nio, pero también de mi deseo de de diversos aspectos de la creación
logos interiores, práctica del uso del transmitir a otros—sobre todo cuen- literaria, la ficción, y el género cuento
punto de vista narrativo con cambios tistas en ciernes—algunos de los co- en algunas de sus muchas variantes
o variantes en las diversas personas nocimientos y de las prácticas que históricas y formales; pero otros fue-
gramaticales, manejo de los tiempos, ayudan a entender mejor el género, ron publicados originalmente como
de los tonos; construcción de per- y a desarrollarlo mediante una obra artículos de opinión, reseñas, prólo-
sonajes, de atmósferas, de escenas. personal si se tiene genuino talento gos o presentaciones en torno a te-
Esto, ya sea en clase o a manera de y cosas interesantes que contar. Pero mas relevantes del acontecer literario
tareas a entregar, y en ambos casos también es una lectura para escrito- panameño o acerca de nuevas obras
discutir luego en clase esos textos. O res más experimentados que podrían cuentísticas de autores nacionales.
se puede entrar en materia leyendo y encontrar útil comparar notas con- Esto significa entonces que Por obra y
discutiendo en clase, desde el princi- migo en cuanto a su propio quehacer gracia tiene una composición diversa,
pio, cuentos que ya han sido escritos escritural. Y, además, pretende inte- híbrida si se quiere, y que en su obje-
por los participantes, e ir entrando resar a los buenos lectores de cuentos, tivo didáctico—sólo una de sus pre-
en discusiones teóricas a medida que o a los que quisieran serlo, en torno a tensiones—se acerca a sus materiales
la discusión lo amerite o exija. El una serie de premisas fundamentales desde muy diversos ángulos o puntos

71
de mira, dando por resultado una va- impresión de que faltaba ampliarlo bastante bien, y que me pareció re-
riedad de perspectivas y, por tanto, de mucho más, ilustrarlo con ejemplos dundante retomar en la nueva obra.
resultados. Además, tiene una amplia (que podían ser tomados de otros FB Los tipos de cuentos en
y utilísima bibliografía de consulta, autores, o de mi propia obra). Y un los que te detienes a reflexionar en
en español y en inglés. buen día caí en la cuenta de que no este libro, y acerca de los cuales in-
FB ¿Lo escribes en primera quería simplemente ampliarlo, sino cluyes cuentos tuyos como ejemplos,
persona? escribir otro desde el principio, de son: realista, fantástico, onírico, me-
EJL Sí. El libro mantiene un raíz. Y eso hice, Fernando. Aunque taficcional y erótico. Por supuesto, no
enfoque absolutamente individual parezca increíble, lo escribí en seis es casual que esos sean precisamente
de principio a fin. En todo momen- meses, de enero a junio de 2008, las clases de cuentos que básicamen-
to queda claro que las reflexiones casi de un tirón, como si se hubiera te has producido en tu quehacer li-
que se busca transmitir son las de estado gestando poco a poco en mí terario. Pero hay otros cuentos de
un escritor que, como profesor de (y de hecho debe haber sido así) y muy diversa clase o denominación
literatura, también ha enseñado la sólo aguardara el momento propicio, si hubiera que definirlos nominal
materia; pero sobre todo, que son mágico, para salir del cascarón, para o temáticamente por lo que más se
el resultado de una experiencia muy desbocarse en palabras. Si cotejas destaca o prevalece en ellos: líricos,
concreta, muy personal, y por tanto ambos libros, verás que son bastan- policíacos, metafísicos, mágico-rea-
de una visión igualmente personal. te diferentes. Lo único que tienen en listas, filosóficos, políticos, históricos,
Es una suerte de memoria reflexiva común es una pequeña sección en la humorísticos.
o legado que, en vez de que con el que recopilo y cito lo que dicen algu- EJL Evidentemente. Hablo en
tiempo se perdiera, quise recuperar, nos autores hispanoamericanos acer- el libro sobre lo que más conozco, so-
y que finalmente pude concentrar en ca del cuento, cosa que también hice bre lo que yo mismo practico, acerca
poco más de trescientas páginas de en el libro anterior pero con autores de lo que soy capaz de ilustrar con mis
formato amplio. distintos. Por cierto, habrás visto que propios cuentos. Por eso te decía antes
FB Pero tú ya habías escri- algunas de esas citas provienen de tu que se trata de un libro muy personal,
to otro libro similar, publicado en voluminoso libro (720 páginas): Los de ahí que no sea una obra que resul-
1998: La mirada en el espejo –El arte de escritores y la creación en Hispanoamérica, ta de la investigación erudita. No es,
la creación literaria: visión de mundo, razón publicado en 2004 por Editorial Cas- de ningún modo, un libro académico;
de vida. Hasta donde sé, ningún otro talia, de Madrid (en el que, por cierto, ni era esa su intención. Yo ahí aclaro
autor panameño se había preocupa- aparece un trabajo ensayístico mío al desde el principio que hay otros mu-
do por ocuparse de un tema literario respecto, que también recojo en Por chos tipos de cuentos, y que sólo voy
tan específico, ni antes de ese libro ni obra y gracia, titulado “Autorreflexión a hablar de cinco. Además, el tono y
antes de éste nuevo. O sea que aquél y epifanía de la escritura”). Esa obra la intención no son dogmáticas, no
ya cumplía una misión. ¿Por qué no tuya, Fernando, con las reflexiones de buscan imponer nada: ni una estética,
dar por concluido ese ideal didáctico los muchos autores sobre su quehacer ni una ideología. Sólo pretendo en sus
tuyo en esa obra, o simplemente ree- cuentístico, ha sido una lectura mía páginas compartir mis criterios, mi
ditarla ampliada? de cabecera durante muchos años, y visión de la realidad, de la literatura
EJL Porque lo que pugnaba se la recomiendo a cualquiera que se que se puede generar a partir de esa
por nacer desde hace varios años era interese por estos temas; incluso en realidad; mi visión del cuento. Re-
en realidad otra cosa, otra obra, con la parte introductoria de esa sección flexionar sobre una forma de escribir:
una concepción mucha más com- de mi libro me permito abiertamen- la mía. Pero sin negar ninguna otra. El
pleja, variada, mejor documentada. te recomendarlo. Porque su valor es lector tendrá que tomar nota, buscar
Siempre sentí que aquel otro libro inmenso, en tanto recopila y plasma, otras visiones, descubrir poco a poco
me había quedado incompleto, que a su vez, tantas reflexiones individua- la suya propia; y luego ver qué hace en
faltaba información y conocimientos les originales, genuinamente valiosas. la práctica escritural con todo eso.
teóricos, atribuibles sólo a mis pro- Pero volviendo a lo de mi libro ante- BIBLIOGRAFÍA
pias limitaciones. Si bien La mirada en rior sobre el cuento, sólo añadiré que Bataille, Georges, 1971: El erotismo. Trad. de Juan
el espejo por un tiempo sirvió su pro- en cierto sentido se complementan, Giner. Barcelona: Editorial Mateu.
pósito—ser usado con provecho en ya que aquél tiene un capítulo sobre Foucault, Michel, 1988: The Care of the Self. Trad. Ro-
talleres literarios de cuento—tenía la los orígenes del cuento, que creo está bert Hurley. Vol. III. N. York: Random.

72
---, 1990: The History of Sexuality. Trad. Robert Hurley.
Vol. I N.York: Random.
--- ,1990: The Use of Pleasure . Trad.. Robert Hurley.
Vol. II N. York: Random.
Hierbabuena
Jaramillo Levi, Enrique, 1973: Relatos. Veracruz, Méxi-
co: Ediciones Cosmos.
---, 1974: El búho que dejó de latir. México: Editorial Samo. Por Mady Miranda de Álvarez
---, 1975: Renuncia al tiempo. Guadalajara, México:
Departamento de Bellas Artes.
---, 1988: Caracol y otros cuentos. México: Alfaguara.
---, 1990: Duplicaciones. Tercera edición. Madrid:

L
Orígenes.
---, 1992: El fabricante de máscaras. Panamá: Institu- legué a casa justo antes balcón para tomar la escoba
to Nacional de Cultura.
---, 1993: La estética de la esperanza (1971-1993). del amanecer. Vi el bal- y guardarla antes de que te
Dos tomos. Panamá: Fundación Editorial Signos.
---, 2002: En un abrir y cerrar de ojos. Bogotá, Colom-
cón sucio y aproveché que la despertaras pero llegué muy
bia: Alfaguara. escoba estaba a la mano para tarde. La viste llena de rocío
---, 2002: Luminoso tiempo gris. Madrid: Editorial
Páginas de Espuma. limpiar un poco. Al sentir mi de la noche y luz de luna. “Di-
---, 2005: Para más señas. Caracas: Alfadil Ediciones.
---, 2005: Romper el molde. 29 cuentos eróticos. San presencia el gato se acercó a jiste que aquí en la ciudad no
José, Costa Rica: Uruk Editores.
saludarme. Dejé la escoba a andarías en eso”. “Lo sé. Pero
---, 2006: Gato encerrado. Panamá: 9 Signos Grupo
Editorial. un lado y lo acaricié un poco mi amiga necesitaba mi ayu-
---, 2006: En un instante y otras eternidades. Panamá:
Editorial Mariano Arosemena. mientras admirábamos el da y como están las cosas es
---, 2008: Justicia poética. San José, Costa Rica:
mar en el tenue resplandor más seguro viajar así que en
Editorial Universidad Estatal a Distancia.
---, 2008: Secreto a voces. San José, Costa Rica: que anunciaba la mañana. el carro”. Sonreíste, moviste la
Uruk Editores.
---,2008 Por obra y gracia (Hacia una poéti- Luego revisé las plantas que cabeza desaprobando y fuiste
ca del cuento). Panamá:, Universidad Tecnológica
tenía en potes. La albahaca a servirme mi café mientras el
de Panamá
Lacan, Jacques, 1999: On Feminine Sexuality. morada, la ruda, la salvia y sol pintaba de colores las nu-
The Limits of Love and Knowledge. Trad.
Bruce Fink. N. York: Norton. la sábila estaban muy lindas. bes sobre el mar.
Paz, Octavio, 1993: La llama doble. Amor y
erotismo. Barcelona: Seix Barral.
La hierbabuena necesitaba Mady Miranda de Álvarez. Nació en
Sontag, Susan, 2002: Styles of Radical Will. N. poda, así que le quité algunas David, Chiriquí, en 1964. Profesora
York: Picador USA & Farrar, Straus and Giroux. de Artes Visuales en el Colegio St.
hojas. Las llevé a la cocina, las Marys, es Técnico en Artes Plásticas
Fernando Burgos: Chileno, catedráti- y Licenciada en Educación para el
co de la Universidad de Memphis, en amarré con un lacito rojo y Hogar. Ha publicado cuentos en el
Tennessee, Estados Unidos. Es uno de libro colectivo Letras cómplices (Pana-
los más importantes críticos literarios las colgué para que se seca- má, 2007), así como en la revista
hispanoamericanos, especializado en “Maga” y en el suplemento cultural
ran. Puse la cafetera a colar “díaD” del diario Panamá América.
cuento. Su libro más reciente: Un lec-
tor y un escritor tras el enigma: la narrativa Egresada del Diplomado en Crea-
mi primer café del día. Volví al
de Enrique Jaramillo Levi (INAC, Panamá, ción Literaria 2006 de la UTP.
2010).

73
UNA ANTIQUÍSIMA
PARÁBOLA
SE PONE DE MODA
Por Jorge Kattán Zablah
Salvadoreño

A Don Torcuato Enríquez López ciudadanos de la nación porque allí el júbilo


imperaba por doquier, y la verdad era que has-
Don Macario Cárcamo, cronista oficial de ta los gatos, perros y chanchos callejeros se ha-
Cojontepeque, decidió un día realizar un pe- bían contaminado del irresponsable jolgorio.
riplo por algunos de los pueblos más remotos Aquella algarabía ahogaba los porfiados muji-
del país. Fue así como arribó a una curiosa loca- dos de las vacas en celo, los relinchos lujurio-
lidad escondida entre escarpados riscos que en sos de los garañones y los rebuznos obscenos
el verano la protegían de los inclementes ven- de los burros enamorados. Al mismo tiempo,
tarrones y en el invierno le servían de abrigo Don Macario pudo observar con sus ojillos casi
contra el intenso frío. glaucos que muchos hombres y mujeres dor-
Don Macario notó de inmediato que la po- mitaban a pierna suelta sobre el empedrado
blación entera se encontraba participando en de las callejuelas y en las aceras, seguramente
una fiesta que parecía no tener fin. Y, en efecto, a consecuencias del cansancio y de haber inge-
no lo tenía, como vendría a saberlo después. rido licor sin comedimiento alguno. Ante aquel
Los altoparlantes ubicados estratégicamente espectáculo entre paradisíaco y diabólico, un
en todos los rincones del villorrio vomitaban a forastero cualquiera podría aseverar que la
todo volumen los sones en boga, provocando amargura, el desengaño, la desesperanza y las
una visible alegría contagiosa entre los lugare- contrariedades de la vida habían sido desterra-
ños. Unos bailaban, otros libaban. Había tam- das de aquel diminuto mundo surrealista.
bién los que cantaban, los que comían hasta Mas lo que realmente tomó por sorpresa
el hartazgo, los que estaban involucrados de al desprevenido cronista fue constatar que
lleno en juegos de azar y los que, formando allí nadie mostraba el menor interés en traba-
animados corrillos, se dedicaban a despellejar jar, prefiriendo zambullirse hasta el fondo en
inofensivamente al prójimo. aquel océano de esparcimiento y holgazane-
Al anciano cronista le daba la impresión de ría. Y aunque su incredulidad lo impulsó a fro-
que a ninguno de los moradores le importaban tarse los ojos repetidas veces, todo fue en vano
un pepino las tribulaciones, dolores, sufrimien- porque lo que él veía no era producto de una
tos y tragedias que afectaban al resto de los alucinación, sino la pura realidad. Al principio,

74
sus pensamientos sobre las escenas que esta- demonios tendríamos nosotros que laborar
ba presenciando se echaron a trotar con cierta como antes si la plata nos llega puntualmente
parsimonia, pero no tardaron en transformarse en esas abundantes remesas? ¿No le parece a
en desbocado galope. usted que sería una tontería ponernos ahora a
Impulsivamente, Don Macario interrumpió labrar la tierra y hacer tantos esfuerzos físicos
la juerga de uno de los lugareños con el propó- que, por lo demásaseguran los entendidos que
sito de despejar algunas de las interrogantes son tan malos para la salud? Cuando necesita-
que lo asediaban y mantenían en un estado de mos mano de obra, la traemos de afuera; pero,
soberana confusión: eso sí, ninguno de los que somos de por aquí
—Dígame, buena señora, ¿qué fiesta es ésta se rebaja a hacer esas labores. En esta villa de
que con tanto entusiasmo y pompa se está ce- Dios, el único idiota oriundo de este lugar que
lebrando? trabaja es Fulgencio Aguirre....Mírelo, ahí va. Es
—Usted, por lo visto, es afuerino, caballero. el limpiabotas del pueblo... Dicen que está tras-
Se le nota por la vestimenta y, en particular, tornado....
porque es el único que anda con caites – res- No había terminado de cerrar la boca la se-
pondió, dejando escapar una sonrisita estran- ñora interpelada cuando Don Macario la dejó
gulada. plantada ahí mismo y a paso acelerado salió a
—Lo que usted dice es la merísima verdad. darle cacería al tal Fulgencio. Y tan pronto lo
Aquí sólo yo llevo sandalias y ropa hecha de sa- alcanzó, entabló con él el siguiente diálogo:
cos de harina, como es la costumbre en todas —Buenas tardes, amigo. Disculpe, no soy
las otras localidades rurales del país. de por aquí...Me llamo Macario Cárcamo.
—Mire, le voy a decir la verdad, señor foras- —¿Dijo usted que se llamaba Macario Cár-
tero. Hace ya casi cuatro años que nosotros camo? ¿El famoso Don Macario, cronista de Co-
nos vestimos así, con galas hechas en la capital jontepeque?
o en el extranjero. Por estos lados, los caites —El mismo; pero lo de famoso, no sé. Eso
ya pasaron a la historia. Nosotros, como ha po- sí, yo soy Macario Cárcamo, cronista oficial de
dido ver, calzamos botas, botines, mocasines y Cojontepeque, para servirle.
zapatos de tacón alto de los mejores cueros y Fulgencio, hombre de rostro endurecido
los más lindos estilos. por los obstinados reveses de la vida, resultó
—Sí -dijo lacónicamente el cronista-, ya lo ser una persona de fácil conversación y de pa-
había notado. Y agregó: ¿Y de dónde han sa- labra directa.
cado el dinero para mercar todas esas cosas, si —Yo he oído hablar muy bien de usted. Sé
aquí, por lo que he podido apreciar, nadie tra- que no quiere que le limpie los zapatos, por-
baja? que los caites, como los que usted lleva pues-
Y la señora, con gran derroche de cinismo, le tos, nadie los lustra... Dicen que usted, con sus
respondió claro y pelado: sabios cuenteretes, sabe arreglar cualquier
—Perdone usted, buen señor, pero hoy en enredo...¿En qué puedo servirle?
día, como usted debería de saber, gran par- —Según me acaba de contar una señora,
te de los pobladores de nuestro villorrio vive fuera de usted, aquí todos son enemigos del
en Estados Unidos y en otros lugares, y todos trabajo porque con las remesas que vienen del
ellos son tan generosos que nunca se olvidan extranjero tal cosa se vuelve innecesaria.
de mandarnos dinero religiosamente. Ahora, —No le han mentido, Don Macario. Es la pu-
seamos francos, y dígame usted, ¿para qué rísima verdad.

75
—Pero, y usted, ¿ por qué trabaja, entonces? —Magnífico, así también logro descansar
¿No tiene usted también parientes en el Norte aunque sean unos quince minutos.
y en otros lugares? Y luego de que ambos se instalaron cómo-
—Sí, los tengo...Y al principio me mandaban damente, el cronista, calándose las antiparras
remesas, pero a los pocos meses me cansé y sobre su roñosa nariz, engoló la voz y dio co-
les dije que, por favor, ya no me enviaran dine- mienzo a la lectura:
ro, que prefería valerme por mí mismo, como
ha sido la tradición de toda mi familia. Aquí, DE CÓMO LO BUENO Y ABUNDANTE
entre nos, yo sospecho que esta bola de juer- RESULTÓ DAÑINO
guistas algún día va a recibir un castigo divino,
ejemplar...Como ha podido ver, señor cronista,
aquí todo el mundo está enfiestado. Cuando Un día de tantos, Dios, mostrando acusada
les pasa el cansancio y la embriaguez a los que preocupación en el semblante, llamó a San
están durmiendo en las calles, despiertan y se Pedro a gritos despepitados. Era obvio que el
incorporan a este relajo. Entonces, otros caen asunto era urgente no sólo por los chillidos que
al suelo como guineos maduros y empiezan a había pegado, sino también por lo que le dijo a
roncar, y así sucesivamente se van turnando. El su predilecto empleado celestial:
asunto es que aquí todo es diversión y fiesta, —Mirá, Perico, ¡llamame inmediatamente
amigo...Una feria eterna. a todos los miembros de mi gabinete! Tengo
—Me parece que sus ideas, mirándolas de- que resolver un asunto que no me deja conci-
tenidamente, tienen sentido. liar el sueño.
—Así pienso yo también, pero aquí me tie- En cuestión de segundos ya estaban los san-
nen por loco y descriteriado - Y continuó con tos reunidos alrededor de su admirado Jefe
encendidas palabras: Supremo, cada uno de ellos acomodado so-
—Es que esto no puede ser, Don Macario, bre una nube. Dios, tal como le correspondía
porque ese dinero que viene de nuestros pa- por su elevada jerarquía, hizo lo propio, des-
rientes pobres que están afuera, a donde han pernancándose sobre un cirro muy grande y
ido en busca de un sueño que no se puede al- esponjoso. Y así dio comienzo aquella insólita
canzar, y donde en este mismo momento están asamblea plenaria a abocarse a la cuestión que
sufriendo penurias, discriminación y otras in- el Jefe Máximo traía entre manos.
justicias, debería ser usado para ayudar a que Dios les dijo que había estado observan-
mejoren los más pobres, que somos nosotros, do con mucha atención lo que ocurría en un
y no para malgastarlo, como se está haciendo pueblucho centroamericano que ni en el mapa
en este caserío. ¡Es un desperdicio sin nombre! aparecía, donde los sufridos lugareños labora-
¿Qué dice usted, Don Macario? ¿Estoy loco o ban sin parar, a veces hasta dieciséis o veinte
no? ¡Usted dirá! horas al día. Lo dicho incluía, además de hom-
—Pues no me lo va a creer usted, pero aquí bres recios, a niños, mujeres y ancianos, según
mismo ando llevando en el bolsillo algo que leí les hizo ver en aquella patética oportunidad.
recientemente en una vieja gaceta de mi co- En seguida, y sin poder esconder su divina irri-
marca. Estoy seguro de que a usted, Fulgencio, tación, les dirigió la palabra en estos términos:
le viene al pelo. ¿Qué le parece si nos acomo- —Hermanos, os he mandado llamar para
damos bajo la sombra de aquel frondoso cona- que me ayuden a encontrarle solución a esta
caste para que se lo lea? tragedia humana que os acabo de relatar.

76
Lo cierto es que allí se barajaron muchas
ideas, casi todas buenísimas, pero la que indicó
San Judas fue la que prevaleció y la que más le
agradó al Supremo Hacedor.
San Judas sugirió, con todo respeto, que
para acabar con aquella reprochable injusticia
sería bueno que Tata Dios hiciera llover mone-
ditas de oro en el villorrio de marras. Sostuvo
que tal milagro vendría a traerles felicidad a los
lugareños y acabaría por sécula seculórum con
los trabajos inhumanos que tenían que realizar
cotidianamente para subsistir.
Y como Dios no se anda con babosadas, al
poco rato estaban ya cayendo, o mejor dicho
lloviendo, las moneditas de oro puro, de 24
quilates, sobre todo el pueblucho.
La reacción de los lugareños no se hizo es-
perar.
Lo que Dios y su gabinete presenciaron des- aquel reprensible derroche. Se trataba de Ca-
de las alturas fue algo similar a lo que sucede tarino López, el zapatero del pueblo, hombre
cuando se revienta una piñata, pues todos cuya minúscula nariz apenas emergía de su re-
arriesgaban sus vidas por coger más y más de dondo rostro, pero poseedor de una integridad
aquellos dulces metálicos. Hubo sopapos, cos- humana gigantesca. Al parecer, este ciudada-
corrones, empellones, arañazos, soplamocos y no no se dejó llevar por aquel manjar dorado
hasta más de algún garrotazo que llenaron de y prefirió continuar con su trabajo rutinario,
horror a quienes observaban el evento desde bufando y sudando. Después de todo, los que
los más altos círculos del cielo, pero como una habían participado en la piñata le compraban
vez que hubo pasado un tiempo prudencial se zapatos, pagándole, aunque mezquinamente,
impuso la calma, allá arriba todos se tranquili- con las mismas moneditas que habían reco-
zaron. gido y que, fuera de los golpes, empujones y
Día a día, Dios supervisaba personalmente, trancazos de que hablamos, no les había costa-
por así decirlo, su extraño proyecto. No tardó do ni siquiera una gota de sudor personal. Dios
mucho en notar que desde que cayó la lluvia había visto a Catarino laborar con la persisten-
bendita la gente había abandonado por com- cia de un abejorro, la terquedad desbordante
pleto sus labores cotidianas, cosa muy ajena a de un armadillo y la reciedumbre moral de
sus propósitos, entregándose a un desenfrena- un mulo despechado. Y en ese momento, sin
do jolgorio. Decir que estaba contrariado ha- convocar de nuevo a su gabinete celestial, les
bría sido un eufemismo porque, la verdad sea echó mano a sus poderes omnímodos para ha-
dicha, hasta humo le salía de sus divinos oídos. cer desaparecer ipso facto todas las moneditas
De pronto, entre tanta celebración y despilfa- de oro que generosamente les había prodiga-
rro, notó algo que le llenó el pecho de profun- do, excepto las moneditas que se encontraban
do orgullo. Divisó a una persona, la única en en poder del zapatero. En resumidas cuentas,
la localidad que no participaba en absoluto en gracias a su laboriosidad y honestidad, Cata-

77
rino terminó siendo el único verdaderamente
rico en todo el villorrio. La señorita
Aurelia
Y en este punto el anciano cronista puso fin
a la lectura de aquella parábola olvidada, por
no decir oxidada. Luego, le habló a su perplejo
amigo con estas tiernas palabras: Por María Teresa Azuara
–Espero que le haya gustado lo que acaba
de escuchar, aunque sé que no lo ha entendi- Mexicana
do totalmente por lo retorcido del lenguaje...
De todas maneras, de lo que no haya logrado
digerir, saque usted las conclusiones que le dé
la real gana. Mire, Fulgencio, usted podrá te-
ner todo el aspecto de un trastornado mental
E sa mañana la señorita Aurelia se levan-
tó más temprano que de costumbre.
Había dormido mal, con un desasosiego que
manicomiable, pero de loco, lo que se dice de la inquietaba. Qué sería esa sensación en el
loco, usted no tiene ni un pelo. Eso se lo puedo pecho, como un cosquilleo que por momen-
asegurar. tos se convertía en galope. “Taquicardia”, le
Y habiendo dicho esto, don Macario dio me- había dicho el médico unas semanas antes
dia vuelta y se fue, a pasos lentos, por el mismo cuando lo había visitado alarmada. ”Pero no
camino peregrino que lo había traído. había que preocuparse, eran cosas de la edad.
Fulgencio, dejó rodar por sus mejillas unas Necesitaba caminar, llevar una vida sana, tran-
cuantas lágrimas furtivas, y no le despegó la quila”. Pero si así eran sus días, sin mayores
vista a aquel personaje caído del cielo, por así sobresaltos. Bueno, tendría que darse prisa
decirlo, hasta que lo vio desdibujarse por com- si quería llegar a misa de siete, así que tomó
pleto en lontananza. un baño rápido, se recogió el cabello gris con
una peineta y se puso el vestido azul con bor-
dados a mano que la hacía verse más joven, a
pesar de las marcadas líneas alrededor de los
ojos que ya no podía disimular. Un poco de
rubor, unas gotas de su loción de jazmín y no
debía olvidar el chal negro sobre la cabeza.
Jorge Kattán Zablah: Narrador y ensayista salvadoreño.
“No pueden entrar en el templo sin cubrirse la
Se tituló de Abogado en Chile y de Doctor en literatura cabeza”, decía desde el púlpito el padre Lucia-
española y latinoamericana en Estados Unidos. Es autor no con el entrecejo fruncido cuando veía a al-
de cinco colecciones de cuentos y de un libro (ensa- guna mujer descubierta. Pues sí, tenía razón,
yo) sobre el tema de Don Juan. Sobre su narrativa se
han escrito numerosos ensayos. Sus cuentos figuran en
era en señal de respeto al Señor. Jaló la puerta
antologías a nivel salvadoreño, centroamericano y lati- y bajó sin hacer ruido para no despertar a los
noamericano. Casi todos sus relatos tienen lugar en Co- huéspedes. Doña Roque, la dueña de la casa,
jontepeque, una ciudad mítica a la vera de Comala y tomaba en pequeños sorbos su imperdona-
de Macondo. Es Director Emérito del Departamento de
Español de la institución académica Defense Language
ble café de la mañana en la mesa de la coci-
Institute, en Monterrey, California. Es miembro corres- na, mascullando algo apenas inteligible que
pondiente de la Academia Salvadoreña de la Lengua parecían ser sus pendientes del día. Aurelia
y de la Academia Norteamericana de la Lengua Espa- no quería entretenerse, sabía que comenzar a
ñola. Reside en Carmel, California.
conversar con ella era perder toda la mañana.

78
Le dio un buenos días cordial aunque precipi- “Gracias”, balbuceó Aurelia asintiendo con un
tado e hizo como que corría para esquivarla. movimiento de cabeza y antes de reanudar
Una vez a salvo, alentó los pasos y lanzó un el camino vio que la casa tenía el número 40.
suspiro de alivio. Esta vez no tomaría la calle Ese mismo día vendría a comer, se dijo con el
principal, no quería ver las mismas casas y las entusiasmo de quien espera un cambio en su
mismas caras de todos los días. Se iría por un vida, antes de que la vejez le sorprenda en la
atajo, la callecita solitaria de Dolores que des- tan temida inmovilidad.
embocaba también en el jardín central. Era No pudo escuchar la misa con atención.
necesario un cambio de vez en cuando; ver Sería que la voz monótona del padre Luciano
otras miradas, escuchar voces distintas en el y el sermón que había oído una y otra vez ya
“buenos días, señorita Aurelia”. Aunque esa no le decían nada. El acólito sonó la campa-
calle tenía muchas historias. “Puros chismes”, na tres veces, “Señor, yo no soy digna de que
decía doña Roque, “pero mejor no camines vengas a mí” y repentinamente volvía a asal-
por allí”. A Aurelia le tenía sin cuidado lo que tarla la imagen de esa casa, número 40, ¿qué
decía la gente. no era donde había vivido doña Daría?, y la
Ocupada en sus pensamientos no ha- taquicardia que no la dejaba estar, “pero una
bía notado que ya había llegado a la mitad palabra tuya”…No, hoy no comulgaría, tenía
de la calle. Tuvo que detenerse para dejarle el dos semanas de no confesarse, para qué si
paso a un joven que salía de una casa cargan- el padre Luciano siempre le dejaba la misma
do una cazuela con algo caliente. Entró en la penitencia, hasta parecía que mientras ella le
puerta contigua. Aurelia se quedó frente al decía sus pecados, él se quedaba medio dor-
portón abierto. Era extraño, no sabía que ha- mido, pues es que ya se los sabía de memoria
bía vuelto a ocuparse esa casa. Una muchacha y qué pecados iba a tener en ese pueblo mi-
con un delantal blanco ponía unos manteles serable en donde nunca pasaba nada. “Podéis
a cuadros, platos y cubiertos en las mesas dis- ir en paz”… Salió de prisa para ahorrarse los
puestas en la pequeña estancia. En una de saludos obligados. Tenía que ir a darles de co-
ellas, una anciana de ojos cansados, limpiaba mer a los canarios y al cenzontle y a terminar
con paciencia un puño de frijoles negros. Les de tejer las carpetas para doña Serafina, nece-
soplaba y sacaba las piedras y basurilla para sitaba esos centavitos para comprar más es-
apartarlas en un montoncito a un lado. Sin sa- tambre y cumplir con los pedidos que tenía.
lir de su asombro, Aurelia levantó la mirada: Ah, y avisarle a doña Roque que esa tarde no
Posada El Porvenir, decía un letrero. No había comería en casa. Se encaminó nuevamente
oído que nadie la mencionara en el pueblo, por la calle de Dolores, pasaría otra vez por
seguramente la acababan de abrir. Al fin ten- el mismo lugar para mirar bien esa posada.
dría un nuevo lugar en donde comer con un Cuando llegó al número 40 se detuvo en seco.
sazón diferente al de doña Roque, pensó con Un sudor frío le bañó la frente y la estremeció
emoción; podría conversar con alguien que hasta los pies. ¿Estaría volviéndose loca? Las
tal vez viniera de otra parte y le contara lo palpitaciones le apretaron la garganta. Pero si
que sucedía fuera del pueblo. La plática con acababa de estar allí hacía apenas una hora.
los huéspedes se había vuelto tan aburrida, No había ninguna señal de vida, era sólo una
era ya un hábito más en su vida . Con una mi- casa abandonada, sí, ésa había sido la casa
rada sonriente, la anciana la invitó a pasar y le de doña Daría, pero seguramente alguien la
hizo una señal con la mano para que entrara. había comprado para poner la posada… Le-

79
Dicen que en ese instante una intensa luz
blanca y un tenue aroma a jazmín inundaron
la habitación y la siguieron hasta el féretro,
eso cuentan los que asistieron al velorio. “Será
porque era una santa la señorita Aurelia tú”, le
dijo una de las huéspedes a otra, dándole un
codazo con cierto disimulo. “¡Sshhhh!”, las re-
prendió doña Roque frunciendo el entrecejo,
Han pasado tres meses desde su muer-
te. Algunos aseguran que la han visto en un
vantó la vista. Ningún letrero. Ahora el portón nuevo lugar en el pueblo, la Posada El Porve-
estaba cerrado. Tocó fuerte, varias veces. Na- nir, ayudando a una anciana en los quehace-
die respondió. Se asomó por la ventana ahora res del lugar o asistiendo a los parroquianos.
sucia y rota que daba a la estancia. Nada. Sólo Aseguran que es ella, lleva el pelo recogido
ruinas de lo que había sido aquella casona en una peineta y un albeante delantal blanco
muchos años atrás. La fachada carcomida era sobre su vestido azul.
casi lo único que seguía en pie.
Desconcertada, Aurelia siguió su camino María Teresa Azuara, mexicana, nacida en Ann Arbor, Mi-
de regreso con torpeza. Entró en la casa sin chigan. Vivió en México, D.F. hasta 1976. Desde 1981
detenerse a cambiar impresiones con doña radica en Querétaro.. Licenciada en Letras Modernas
Roque, como solía hacerlo cuando llegaba de (Inglesas) por la UNAM, tiene Diplomado en Letras
Hispanoamericanas de la Univiversidad Autónoma de
misa. Se encerró en su habitación y no quiso Querétaro y un año de Maestría en Literatura Mexica-
salir a comer. na y Latinoamericana. En 1989 fundó el Taller de Lectu-
Ya entrada la noche, una fiebre inespera- ra y Creación Literaria “La Buhardilla”, que dirige hasta
da se apoderó de ella. Su corazón comenzó la fecha. Desde 1990 coordina el taller literario de la
Casa de la Cultura del Centro. Paralelamente se ha de-
a latir con brusquedad, obstinadamente. Un dicado a la traducción literaria, al periodismo cultural y
peso en el pecho le dificultaba la respiración. a la docencia del Español. Coordinó la publicación de
Presa del delirio repetía con insistencia el nú- dos libros de cuentos infantiles con la participación de
mero cuarenta, el nombre de Daría. Durante sus alumnos: El árbol que florece cruces y Azul, ventanita de
cielo (1994 y 1998). Ha publicado los poemarios: Frag-
dos días ininterrumpidos el médico del pue- mentos (1996) y Desde la arena que soy (2003). En 1993
blo luchó por sacarla del sopor, pero el delirio obtuvo Mención Honorífica en el Concurso Nacional de
se le convirtió a Aurelia en un leve suspiro y su Haikú de Japan Airlines fundado por el poeta Octa-
corazón dejó de latir. vio Paz. Forma parte de la Antología de Mujeres Poetas de
México (Ed. Atemporia, 2008).

80
Una vela a San casa. Sólo pensar en mi apartamento me pro-
voca ansiedad, me irrita.

Aguántalotodo
¿Quién podría pensar que aunque vivo en
un penthouse de la Fifth Avenue que cuenta con
una vista magnífica del Central Park, a mí me
produce ansiedad? El elevador no demora; gra-
Por Liza Roe de Waller-Bridge cias a Dios el piso vino con ascensor incluido;
es agradable no tener que verles la cara a los
vecinos.

S
Llego al piso, mas no he podido deshacer-
oy vicepresidente de la más poderosa com- me de esta sensación de encierro que padez-
pañía de software en el mundo. Mis hijos co. Cada noche, al cruzar el recibidor, todavía
acuden a la Dalton School en la East 87th Street, espero que el tiempo y la resignación lo curen
la vía más segura para ser aceptados en Oxford todo. Mis pasos me llevan directo al bar de ce-
y en la Sorbona. Todavía no comprendo por dro y repisas de cuarzo negro, tomo uno de los
qué quieren estudiar en el extranjero. Ambos vasos de Baccarat y preparo un güisqui doble,
visten ropa de diseñadores, ya que para man- me dejo caer en el sofá de cuero y repaso men-
tener su posición en sociedad las apariencias talmente las cosas que me había pedido hacer.
son muy importantes. Cada uno tiene su chofer Check, a lo de buscar la ropa al drycleaner: ahora
y profesores privados de cuanto se les ocurre y, me ha tocado a mí ir a dar esas vueltas; mi pa-
al igual que los hijos de mis amigos, varias tarje- reja decidió cambiar de establecimiento hace
tas de crédito. Firman en todas las tiendas de la unas semanas, pues le arruinaron los pantalo-
Quinta Avenida y en los restaurantes de moda. nes Versace de la temporada hechos especial-
Mi pareja tiene una distinción que sólo la rea- mente a su medida. Su ayudante personal no
leza podría superar, además se graduó magna logró encontrar uno que repartiera a domicilio
cum laude en Harvard. mantiene un trabajo estu- y que estuviese a tono con sus demandas y el
pendo como chairman and CEO, en la firma de su actual es de tan alta clase y caro que no tiene
familia, Fiduciary Trust Company International, la reparto, pues los choferes de los clientes se en-
cual administra The Andrew W. Mellon Foundation. cargan de recoger la ropa.
Llega siempre más tarde que yo a casa, ¡traba- Los nuestros, que hacen las veces de guar-
ja tanto...! nunca pido explicaciones; me apena daespaldas, están en el campamento de verano
que trabaje sin respiro. con Camilla y Charles, mis hijos. Este mundo
Hoy no me siento muy bien; algunos proble- está tan loco, que ahora todos los muchachos
millas me aquejan, como a todos. Tengo la pre- necesitan protección. Check, recogí las píldoras
sión muy alta, al igual que el colesterol. según en la farmacia. Me las recetó una amiga, a quien
el doctor debo de cuidar ambos males ¿pero tengo que mandar algo para su cumpleaños.
qué va a saber ese doctor? No he podido dormir bien desde hace años. An-
Hago ejercicios dos horas diarias y manten- tes de mi matrimonio era tan fácil… Bueno, eso
go la misma talla desde el día en que me casé, pasa: las responsabilidades, la vida… En fin, ya
hace ya doce años. El tiempo pasa lento. casi no duermo. Ni siquiera me reúno con la fa-
Hoy las reuniones me mantuvieron en la ofi- milia. Es mejor evitarlos, hacen tantas pregun-
cina hasta muy tarde, por lo que di una larga tas… y yo prefiero que no sepan ciertas cosas.
vuelta por Greenwich Village antes de llegar a A las amistades las veo sólo de vez en cuando;

81
mi media naranja no gusta de ellas y yo prefiero un milagro que tengas ese empleo.
evitar cualquier altercado. Era fácil imaginar esa mirada de hielo a tra-
Sin darme cuenta me he tomado todo el tra- vés del auricular. Por todo esto no sé cuál será su
go. mejor me doy prisa y me sirvo otro, debo disposición al llegar a casa. Suerte que le pago
de ingeniarme para conseguir su aprobación y a un servicio de limpieza para que la arregle
asistir a la reunión de la Universidad que, gra- diariamente, si no sería una cantaleta de nunca
cias a Dios, será cerca de la casa. De lo contrario acabar. Espero que le haya ido bien en todas las
habría gritos y bronca como el año pasado. Esa transacciones que tenía que hacer este viernes,
vez no pude asistir por culpa de la pelea que se las cuales siempre son complicadas por el cierre
armó y los celos se convirtieron en una ira que de la semana. esa es la causa normal de sus tar-
no sé de dónde salió. danzas. ¡Pobre, trabaja tanto...!
¡Uy! creo escuchar el elevador. ¿Dónde es- Se me está acabando el trago ¿me tomo otro?
condo el vaso? Tal vez debajo del sofá; la última No, mejor me voy a dar una ducha caliente, no
vez me tomó tan de sorpresa que tuve que ha- llegue y diga, como en ciertas ocasiones, que
cer maniobras entre silenciosas y rápidas para siempre que estoy en casa me parezco a las per-
dejarlo caer del balcón; tuve mucha suerte de sonas sin hogar que ve en la calle y que detesta
no haber matado a un cristiano. tanto.
¡Ah, qué alivio!, falsa alarma. No escucho más También debo apresurarme a sacar el sushi
que este silencio abrumador que pesa en casa a que le gusta cenar todos los días; le tiene aver-
todas horas, o tal vez sea yo. ¿estaré entrando sión a comer cualquier cosa que esté envuelta
en una depresión? en envases plásticos, no los puede ni ver, así es
Sigo en ascuas; no sé si llegará con sus nor- que haré eso antes de ir a la ducha.
males altibajos de silencios condenatorios o es- Tengo miedo de que se vaya a repetir el de-
trépitos iracundos en un torrente de palabras. sastre de la semana pasada. El sueño me inva-
Estando en la oficina me llamó más de cinco dió después de la ducha y desperté por culpa
veces al celular y no contesté porque me encon- de unos estrepitosos ruidos de la vajilla antigua
traba dirigiendo una reunión muy importante, de sushi que atronaban desde la cocina. El ruido
bajo la mirada escrutante del CEO de la compa- que provocaba la vieja loza pesada rompiéndo-
ñía. cuando tuve un tiempo le llamé entre re- se contra el piso de granito negro de la cocina
unión y reunión y me aguanté sus gritos e insul- fue algo que me tomó por sorpresa; hasta ese
tos, acompañados de acusaciones sin razón. le día no le había dado por romper cosas que le
dije una y otra vez que estaba en el trabajo, que gustan, o al menos las que yo creía que le gus-
me llamara al teléfono de la oficina; me colgó taban. Cuando vio mis pupilas desorbitadas por
a media frase, no sin antes decirme que podía el asombro y el espanto de observarle en aquel
oler mis mentiras. Después de unas horas llamó, estado, se enfureció con mayor saña. Con todas
diciendo que era culpa mía por no haberle man- sus fuerzas tiró en mi dirección una bandeja de
dado un e-mail a su Blackberry con la informa- color rojo combinado con ónix negro y pintada
ción completa de mis actividades diarias. a mano. Todavía llevo el moretón verde-ama-
—se me pasó —respondí. rillento en el pecho; por suerte no me cortó la
—lo entiendo —dijo— a fin de cuentas ¿qué piel. No tiene importancia, ni siquiera me dolió.
se puede esperar de ti? Si sigues así, tu colega, Claro que después se arrepintió. De allí salió
el segundo vicepresidente, tendrá tu puesto en el Bentley. me lo mandó a la oficina. Pidió que
menos que cante un gallo; de todos modos es quitaran mi Jaguar viejo del estacionamiento y,

82
en su lugar, estaba el Bentley. Es muy detallista. el cuerpo. ha dirigido toda su fuerza a mi entre-
¡Qué buena estuvo la ducha bajo esta rega- pierna, dice que de todos modos sólo me sirve
dera MasterShower! me siento como otra per- para mear. Me levanto, siento la sangre pega-
sona; nunca supe ni cuánto costó, no me dejó josa por todas partes. no sé cuánto tiempo he
ver la factura; dice que yo no entiendo de estas estado en el suelo, trato de incorporarme y no
cosas. Debo secar la ducha con una toalla para puedo, me tengo que arrastrar hasta mi habita-
no dejar ni una gota de agua en su cuarto de ción, me apoyo en la silla Luis XV que está junto
baño, si se entera que estuve aquí le entrará una a mi puerta. tengo que cuidar de no dejar san-
cólera que hará historia. gre en ningún lado.
¡Listo! La mesa puesta; la música que le gusta, Finalmente llegué al poste de la cama y des-
sonando; su vaso para la bebida, enfriándose. pués al cuarto de baño. Trato de limpiarme, el
¡pobre, trabaja tanto...! dolor es sordo, agudo. La toalla se torna de un
¡Ah, el elevador! me atacan los dolores en el color marrón oscuro, debo esconderla; si llega a
cuello y la espalda; tiene que ser estrés del tra- verla en esta condición se va a irritar, no acepta
bajo. No sé qué hacer con las manos. Cruzo de ningún artículo de baño que no sea totalmente
la cocina a la antesala. trato de acercarme para blanco. Mejor la boto.
darle un beso de bienvenida. Me tiró el male- Con dificultad trato de orinar, pero el dolor en
tín, como siempre. una vez me dio en la quijada, la entrepierna no me lo permite. Siento un grito
pero ya tengo esto practicado, ya no se me cae. mudo dentro de mí que no puede salir. después
no me ha dicho nada, se fue directamente a su de tres minutos tratando de vencer al dolor y fi-
cuarto de baño. nalmente con lágrimas en los ojos, el agua de la
Está gritando. La furia se le escapa en cada taza se vuelve roja, sangre en mi orina de nuevo.
palabra. ¿Cómo se me pudo olvidar? No limpié ¡No; una vez más, no! La cantidad es mayor de
el lavamanos. ¿me quedo en la cocina o voy a lo normal, tomo otra toalla, reprimo los gritos y
limpiarlo? Mejor voy y lo limpio. La sensación las lágrimas. Debo desvestirme, quitarme este
fría me tuerce el ojo. fue un zapato y no lo vi pijama de seda que, hecho jirones, se me ha pe-
venir. empiezo a sentir que se me hincha el pár- gado al cuerpo.
pado. Tengo una ondulación en el tórax, me ha per-
Y oigo: forado con sus stilettos. Trato de ejercer presión
—¡No sabes hacer nada! Te he dicho que no en la herida para cortar la hemorragia y evitar
entres a mi baño, llevas el asco hasta en los po- que sangre más.
ros. ¿nadie te enseñó a limpiar a ti? ¡Déjate de ¿Cuándo me convertí en este perdedor? No
tocarte la cara que no ha sido para tanto! Anda, hago nada bien.
limpia la cochinada de agua que dejaste y ponle
cloro, que no quiero ni sentir tu olor.
Salió del baño dando un portazo. ¿Qué le ha
LIZA ROE DE WALLER-BRIDGE. Es el seudónimo de LIZA
pasado a mi vida, en qué me he convertido? MARUQUEL LYMA-YOUNG QUIRÓS de SCHOMBURG.
Quiero llorar pero el orgullo no me deja. llamo, Egresada del Colegio de las Esclavas y con estudios
le pido disculpas, el baño ya está limpio. su cara de Arte y Literatura en AMERICAN UNIVERSITY de
está descompuesta, veo que se abalanza hacia Washington, V.A, Estados Unidos. Ha participado de
Talleres Literarios en varias ciudades de los Estados
mí con la mano abierta. Estoy contra la pared Unidos. Terminó el Diplomado en Creación Literaria
del comedor. no sé cuántas veces me pegó en 2007, en la Universidad Tecnológica de Panamá. Es hija
la cara. sus patadas todavía las siento en todo de la escritora panameña Lupita Quirós Athanasiadis.

83
El quemao sumisa y luego con determinación casi ame-
nazante, que no se perdiera, que llegase tem-
prano, que tenía planes para compartir con él.
De conocerlo tan bien pudo decirle, adelan-
Por Marilyn Diéguez Pinto tándose a sus acciones:
—¡Ojo, cuidado con desviarte con tu amigo-
te René!; él se encuentra en dirección contraria

¿C ómo se les ocurre que, aún con la carne


doliente y la vergüenza en el pecho, po-
dría mirarles a los ojos?
a la nuestra. ¡No te busques problemas conmi-
go, “papito”!–. Como si Joaquín no lo supiera.
El día llegó a su fin y en el campamento
Como al cuarto día, después de aquel fin de recogimos todos los cachivaches, las herra-
semana en donde celebramos juntos, le vimos mientas y dejamos “libre” el frente de trabajo.
llegar al puesto de trabajo. No le pedimos ex- El lunes será otro día y otra cuadrilla vendrá a
plicaciones ni él las dio a pesar de todas las in- seguir los trabajos. Tengo prisa, mas no me ha
quietudes que nos asaltaron durante su ausen- valido apurar las manecillas del reloj de tanto
cia imprevista; no recibimos una sola llamada verlas girar. He quedado con los muchachos y
en todos esos días, a nosotros, sus amigazos si se me adelantan demasiado estaré fuera de
del alma. Cuando lo vimos apenas nos habló la jugada, ellos alegres y yo en na’. Me podrían
y evitaba las miradas. De su cuerpo emanaba llevar varios tragos por delante. ¡Cómo si no
un raro olor, similar al de la carne asada o cau- los conociera! Llamé a René para conocer sus
cho quemado. coordenadas, y me dijo que estaba haciendo
Joaquín venía de campamento luego de supermercado con su mujer.
cinco días de trabajar de sol a sol, sin mujeres —¡Qué bien, te felicito!, fue mi única res-
ni tragos, sin un buen baño y, menos aún, des- puesta.
canso adecuado. Se dormía en catres, cuando Joaquín no debe demorar, son casi las cinco
no en tablones, dentro una tienda de campa- de la tarde, ya debería estar aquí, intercambian
ña. Había hablado con su mujer en una oca- entre si los amigos que lo esperan. En eso, un
sión y no llegó a comprometerse con nada a Joaquín limpio y sonriente se acerca al gru-
pesar de toda su presión inquisidora. Él sabía po de amigos saludando y comentando las
como escabullirse de interrogatorios al estilo últimas novedades del campamento; busca
Gestapo; era un día de pago, y todos sus ami- conocer también las de los otros dos que ya
gos estaríamos en El rincón de lo nuestro des- habían empezado sin él, los intercambios, los
pués del trabajo. tragos, las novedades y hasta algunas nuevas
Llegamos temprano al lugar de siempre y amistades. Entre cuentos, chistes y risas, bajan
nos ubicamos en nuestro sector. ¡Que nadie tragos, salen a bailar, intercambian coqueteos
jodiera! Nuestras mujeres ya estaban acostum- con algunas “guialcitas” y regresan a la mesa
bradas; a estas alturas no nos iban a cambiar sin percatarse del transcurrir del tiempo.
las vidas. La mujer de Joaquín le había com- En la memoria de Joaquín, las palabras de su
partido, en aquella ocasión que hablaron, so- mujer fueron atacadas por el virus cibernético
bre los planes hechos comunes para el viernes “alcoholicus desmemoriatus”, que las borró sin
cuando regresara de campamento. Ella quería contemplación. Se relaja plenamente... pien-
ir de compras y hacer supermercado; faltaban sa: merecido inicio de fin de semana, luego de
cosas en casa, le había dicho. Le pidió, primero toda una semana en la montaña, retirado, sin

84
tragos, sin mujer, sin nada... sólo trabajo de sol
a sol. ¿Sol?
Miedo en el corazón
—Pero, ¿qué es esa luz que más nos alum-
bra? ¿Es el sol? ¿Ya amaneció? ¡Chuzo, tengo
que ir pa’mi casa, mi mujer me’stá esperando! Por Pedro Crenes Castro
Ella comprenderá, piensa; debo llevarle algún
regalito... ¡Qué bien que es sábado; podré des- Panameño residente en Madrid
cansar del estropeo que deja otro campamen-
to!
Entre tanto, en su casa, su mujer no ha dor-
mido; ha pasado la noche de un lado para otro, ¡No te asomes que da miedo!
mientras tomaba varias tazas de té una tras Mamá me lo advirtió justo cuando solté
otra. su mano, nada más entrar, y mi corazón esta-
—Esta vez me las pagará, repetía para sí llaba de alegría al estar por fin allí, en La Gran
misma. Feria de Panamá. Fuimos caminando desde
A medida que pasaban las horas se sentía la casa de mi abuela Carmen, a la que acabá-
más furiosa; en algún momento pasó por su bamos de mudarnos, y ella estaba en el bal-
mente la duda de que algo malo le habría ocu- cón despidiéndonos, tengan cuidado, decía
rrido a Joaquín pero, de inmediato descartó siempre, y allí en la Feria nos esperaban mi tía
tan fatídica idea. Mala hierba nunca muere, se Gaby y mi primo Carlitos al que llamaba así
decía; seguro está chupando con sus amigotes. por costumbre aunque fuese a cumplir trece.
La tetera, de varios litros, permanecía sobre la Yo quería ser como él, libre, rebelde y valien-
estufa, llena de agua caliente. Ella se entrete- te. Sobre todo valiente.
nía reponiendo el agua consumida en cada té. Había de todo en aquella feria itinerante
Perdió la cuenta de la cantidad de tazas que que la Coca-Cola estaba montando en todas
había bebido; sólo era conciente de rellenar la las fiestas patronales de cierto nivel en Pana-
tetera para compartir el té si fuera el caso. má y por fin, para los Carnavales, la trajeron a
Joaquín tarareaba la última canción escu- la Capital. Caballitos brillantes, “carros locos”
chada y bailada; llevaba mucho alcohol re- que se chocaban unos contra otros mientras
corriendo las venas cuando entró en su casa, sus ocupantes se reían a carcajada limpia, la
confiado. ¡Qué bien, es sábado, podré dormir noria, desafiante y tentadora para amantes
hasta tarde!, le parece recordar aquellos pen- sedientos de besos románticos y manoseos
samientos antes que se le borrara la cinta, los aéreos, y la gran atracción de aquel año 78,
registros. Lo último que persiste en su mente, “El huracán”, a la que sólo podían montar los
de aquella madrugada en casa es un dolor ar- que tenían diez o más. Yo casi los tenía pero
diente por todo su abdomen y un asqueroso a mamá no le gustaban esos aparatos, no se
olor a pelo, cuero y carne quemados. fueran a soltar y tremendo susto, y menudo
problema con tú papá, el muy sin vergüenza
que se fue con la tipa esa y ¡que no!, me decía
por el camino y de la mano y le dejé de insistir
MARILYN DIÉGUEZ PINTO. Doctora en Ciencias (Ecolo-
con lo de “El huracán” y llegamos a la feria y
gía) por la Universidad Autónoma de Madrid (España).
Obras: Poemas que parecen amor... amor que parece poema (2003); Aroma solté la mano de mamá y su advertencia me
de rosas y almendras (2005); Entre la magia perdida y la realidad mágica reveló el terror.
(2007); Vasos comunicantes (2007); Amor en la desesperanza (2007).

85
¡No te asomes que da miedo! el aceite de oliva español fuera con diferencia
No me había dado cuenta de que estaba el más barato de la ciudad de Panamá.
allí, agazapada como el dinosaurio para cuan- Mamá no había dudado en rehacer su vida
do me despertara de la fascinación de aquellas y, mientras encontrábamos un lugar donde
atracciones. Era una carpa pequeña y oscura, vivirla, nos fuimos a Calidonia, a casa de mi
como esas de las películas de circos antiguos abuela Carmen que además de cocinar muy
o ferias espeluznantes. Parecía no formar par- rico era una mujer que sabía contar historias
te de la Gran Feria, estaba fuera de la luz del como nadie y nos dijo que nos fuéramos a la
recinto y apenas un cartel triste y deprimido feria para comenzar con alegría la nueva vida,
anunciaba el espectáculo: “La mutante enana: son los carnavales hija y el niño tiene que di-
cabeza de mujer y cuerpo de rana”. vertirse, le decía a mi mamá que se conven-
Da mucho miedo. ció rápido de las razones de mi abuela y que
Mamá me lo volvió repetir con un sustancial además le dijo que mi tía y mi primo andaban
incremento del terror de la mano del adjetivo por allí.
“mucho” al ver que la miraba con intriga y yo −Te doy tres dólares y no te pierdas ¿okey?
me detuve en seco, casi retrocedí como cuan- Busca a Carlitos.
do uno llega al borde de un precipicio pero Okey, contesté, cogí los tres dólares y me
había cierta fascinación en esa carpa raída y fui a buscar a mi primo Carlos, dejando atrás
sucia de tal vez cientos de grandes y pequeñas la carpa de la mutante con sus sombras de
ferias, de vaivenes de viento, sol y lluvia: había vida, que andaba por la zona de “El pulpo”,
algo atrayente que casi me arrastraba hasta una atracción que no estaba mal pero que
ella. Por debajo de la carpa se escapaba una era cosa para pequeños. Le encontré en la
luz tenue y unas sombras deslizándose de un fila para subirse y me pretextó que se subía
lado para otro revelaban que algo se movía, en esa no por miedo a “El huracán” sino por
que algo estaba ocurriendo. Miré a mi mamá falta de plata. Le dije que éramos ricos, que
y pensé que exageraba, como le decía de vez teníamos tres dólares, y nos sentimos en ese
en cuando mi papá cuando comenzaban a le- momento los dueños de toda aquella feria in-
vantar la voz en la que fue nuestra casa hasta cluso de la carpa tétrica y desenfocada de la
esa noche de sábado de Carnaval en la que entrada en donde la mutante enana seguro
nos fuimos a vivir con mi abuela Carmen. esperaba que alguien se asomara.
Ven, te dije que da mucho miedo y luego −¿Nos subimos a “El huracán”?
no duermes. Mientras le miraba con cara de niño bue-
Mamá quería protegerme, impedir que su no, Carlitos me soltó una sarta de motivos,
niño adorado y único sufriera más de la cuen- razones, excusas posibles, subterfugios ante
ta, sobre todo después de que mi padre nos un hipotético interrogatorio y hasta me ase-
hubiera abandonado en plenos carnavales del soró sobre qué cara ponerle a mi mamá si se
78. Se fue a vivir con una cajera del Supermer- daba cuenta. Luego terminó su discurso con
cado Bahía donde hacíamos cada quincena la un échame a mí la culpa que tu mamá no me
compra, una chica que se teñía de rubio y se va ha hacer nada y eso fue suficiente para
pintarrajeaba como un Miró. Mamá estaba que, a cuenta de nuestra fortuna, nos mon-
furiosa y decidió que cambiaríamos de super- tarnos en la atracción prohibida. Subí a mi
mercado para siempre a pesar de las ofertas celda de metal, de pie, me ataron el cinturón
de la pescadería que era muy buena y de que de seguridad, cerraron mi puerta y allí esta

86
yo en aquel gran círculo rojo de celdas una al que seguro terminaría yéndole con el cuento
lado de otra, dispuesto a dar vueltas y a que a mis primas y de allí a mi escuela y a todo el
“El huracán” subiera y bajara como una mo- país. Tenía que asomarme, total unos segun-
neda que da vueltas antes de posarse sobre dos, seguro que no sería para tanto y que me
el suelo rendida por tanto movimiento. Es- daría cuenta del truco, papá me decía siem-
taba exultante, lleno de vida, había subido y pre que estuviera atento, que todo es puro
mamá no lo sabría nunca, era como Carlitos, cuento.
libre, rebelde y ahora un mentiroso no arre- − ¿Miedo yo?
pentido. Di vueltas y vueltas y todo se desva- Carlitos escuchó mi respuesta y emprendió
necía por la velocidad y al llegar la atracción la marcha decidida y valiente hacia la carpa
a lo más alto me sentí volar. Mi primo, en la tétrica y oscura de la enana mutante como si
celda de al lado, gritaba palabrotas para que estuviera siendo atraído hacia ella por la me-
se las llevara el viento o para dominar su mie- lodía de un flautista de Hamelín del terror. Yo
do. me fui también detrás de él como un ratón
Carlitos y yo nos bajamos y comenzamos fascinado por la música de la curiosidad, por
a caminar en busca de nuestras madres. Co- las pocas luces y el patetismo de barraca de
mentábamos la jugada, la locura de luces su- circo monstruoso que envolvía a aquella car-
cesivas, la realidad vista a velocidad de vérti- pa.
go, el meneo de la atracción, los gritos de las “No te asomes que da miedo”. Recordé otra
muchachas y el tipo con cara de indio que se vez.
bajó todo meado del miedo, tremendo mari- Carlitos ya estaba asomado y parecía no
quita, “¿pa’ eso se sube?” y yo me reía como darle miedo. Yo soy un hombretón, me lo
un verdadero hombrecito de casi diez años decía mi papá, que no me lo amaricones, le
cuando en ese camino emprendido y merma- decía a mi mamá y ella le contestaba a gritos
da sensiblemente mi fortuna, Carlitos paró a que no permitiría que yo fuese como él. Co-
unos metros del lugar del miedo. mencé a escuchar mis pasos con claridad y
−¿Nos asomamos a ver que hay en esa car- poco a poco los latidos de mi corazón subían
pa? de volumen y el ruido de fondo, como en las
“No te asomes que da miedo”. películas, disminuía lentamente. Los latidos
Recordé lo que mamá me había dicho y lo aumentaban, los oía, cada golpe, se hacían
puse al lado de la propuesta de Carlitos que más audibles, ensordecedores…
siempre había sido un aventurero, tenía doce, − Asómate.
y sabía mantener a raya a mi tía Gaby. Ade- Carlitos tenía ya pintada en la cara una risi-
más ¿cómo sabía mi mamá que daba miedo? ta maliciosa y me dijo que mi mamá nunca lo
Lo mismo lo decía para protegerme dema- sabría por su boca, te lo juro por mi vieja, me
siado, para hacerme sentir un niño pequeño. dijo, llevándose a la boca el índice y el pulgar
¿Qué miedo puede dar una mujer con cuerpo cruzado y besándolos, lanzando ese beso de
de rana? Seguro que es una tontería, pensé, juramento al cielo, que por mí tu mamá no lo
mientras mi primo esperaba una respuesta. va a saber. Los latidos casi no me dejaban oír,
− ¿Te da miedo? Carlitos no conseguía frenarlos, hacer que se
Carlitos no se daba por vencido y no iba yo callaran, hacer que me dejaran.
a quedar de gallina delante de mi único pri- “No te asomes que da miedo”.
mo varón, que además era un bochinchoso y Mamá exagera, seguro, y me dispuse a

87
levantar la cortina levemente, como hizo madres a las que encontramos por fin en un
Carlitos con suficiencia valiente de héroe puesto de comida tomándose una cerveza y
irreductible, para mirar adentro sin ser visto un ceviche.
y confirmarme que mamá definitivamente − ¿Te asomaste?
es exagerada, que la vaina (lo pensé pero a Mamá me lo preguntó no sé por qué, escu-
mamá no le gustaba que dijera eso), no era charía los latidos de mi corazón que habían
para tanto como decía mi papá. decidido dejarme sordo, y mi primo comenzó
Me asomé y casi me caigo de espaldas. a reírse mirando para otro lado y mamá me lo
Sobre una mesa, suspendida en el aire, volvió a preguntar. Te dije que daba miedo y
a dos palmos, lo juro, estaba una cabeza de casi me echo a llorar allí mismo pero me con-
mujer que tenía los ojos cerrados. El pelo lar- tuve y mi tía Gaby le reclamó a mi primo que
go y negro caía casi hasta la mesa. Sintió que por qué tenía que llevarme a ver cosas que
me moví y abrió los ojos como si la hubiera dan miedo sabiendo que yo soy más chico.
despertado de un sueño profundo y dijo, en Me sentí humillado. Nuestras madres deci-
un susurro que escuché perfectamente como dieron que nos íbamos ya y nos fuimos cami-
llegaba hasta mis oídos por encima de los la- nando juntos en la misma dirección, ellos a su
tidos de mi corazón, “¡qué haces!”. Retrocedí casa y nosotros a la de la abuela Carmen que
como quien quita la mano de encima del fue- estaba a dos calles más allá de la de ellos para
go. pasar nuestra primera noche con ella.
− ¿Te dio medio? El apartamento de mi abuela, que por esas
Carlitos se empezó a reír, me señalaba y noches antes de nuestra nueva vida era nues-
sabía que yo estaba aterrado, que no salí co- tra casa, tenía una única habitación y dos ca-
rriendo de milagro porque la piernas estaban mas. La suya y la que mi mamá y yo ocupa-
paralizadas, me pesaban como dos fardos de ríamos mientras me compraban una para mí.
piedra, estaban clavadas al suelo. Los latidos, ¿Eso significaba que nos íbamos a quedar a
sus golpes sordos como quien tiene escondi- vivir con ella? Mientras caminaba junto a mi
do bajo la almohada un reloj de cuerda po- mamá me preguntó qué vi. Los latidos, el su-
nían música a mi miedo. Nos alejamos de allí surro, la mirada súbita de ojos negros, la ca-
como pudimos y le recordé a mi primo que beza suspendida en el aire. Lloré.
no dijera nada, que lo había jurado por su −Te dije que daba miedo ¿y ahora qué?
vieja dando un beso a la cruz de dedos que Estaba aterrado. En cada esquina del barrio
había formado y que lo había lanzado al cie- oscuro de mi abuela, no había ni siquiera una
lo. Caminamos y pasamos cerca de un puesto farola, me asaltaba todo aquello y el corazón,
de manzanas caramelizadas, rojas, brillantes, delator e implacable, me torturaba con sus la-
dulces, necesarias para calmar el susto, azúcar tidos. Subí con mamá de la mano las escaleras
para tranquilizarme de la visión de aquellos hasta la puerta de mi abuela. Por la espalda
ojos negros abriéndose, de aquel susurro que sentía que unos ojos se me clavaban, que un
me lamía los oídos, ¡qué haces!, y aumentaba susurro se me acercaba, “¡qué haces!”, y se me
con el solo recuerdo el volumen de mi cora- ponía la piel de gallina. Al abrirnos la puerta,
zón. Pedimos, pagué y volví a recordárselo mi abuela Carmen me lo notó. Oiría, seguro,
al bocazas bochinchoso de mi primo: A mi los latidos de mi corazón.
mamá ni una palabra. Mientras nos comía- − ¿Qué te pasa?
mos las manzanas y localizábamos a nuestras Mamá me dijo que se lo contara a mi abue-

88
la y
lo hice
y ella me
miraba raro
pero con una ter-
nura comprensiva
que me animó a echar
unas lagrimitas, ya de pura
rabia, por no poder sacudirme
de la retina las imágenes de aque-
lla cabeza ni de los oídos el susurro
de su voz de ultratumba. No dije nada
de Carlitos para que mi abuela no lo rega-
ñara haciéndome sentir de nuevo humillan-
temente pequeño.
Las camas estaban listas y mamá anunció pen-
que se iba a lavar los dientes y teníamos que sado
dormir ya, “que mañana tenemos que levan- antes.
tarnos temprano”, no sabía para qué, sería Todo eso en
domingo y supuse que tendría que ver con la susurros: “te dije
nueva vida. “Apago la luz”, dijo mamá y yo la que daba miedo”,
miré aterrado y ocurrió lo que le dije cuando sentenció y me sentí
estábamos juntos en el baño ante el espejo y abandonado en la oscuri-
con los cepillos en las manos: cuando cierro dad con la cabeza de mujer
los ojos veo la cabeza flotando que me mira. mutante y su voz mortecina.
“Bien hecho por desobedecer”, fue toda la res- “Déjalo que se venga para acá”.
puesta de mi mamá ante mi terror y parecía Mi abuela Carmen había escucha-
estar disgustándose por dentro a fuego lento. do el diálogo en susurros y en medio de
Apagó la luz e intenté mantener los ojos abier- la oscuridad me hizo pasarme a su cama. El
tos, pensar en “El huracán” y en los carros locos silencio era ya completo y a lo lejos aun se
pero nada, la cabeza flotante me miraba y su escuchaban los últimos rumores de la Feria.
voz volvía. El corazón comenzó de nuevo su Mamá no le protestó a mi abuela y me fui con
aceleración de pánico y se propuso amenizar mi terror hasta su cama con el corazón latien-
mi desvelo de miedo. Intenté acercarme a mi do con fuerza, creyendo que por el camino,
mamá que me apartó diciéndome que hacía apenas dos pasos, aquella cabeza aparecería
calor y que si tenía miedo tenía que haberlo para mirarme a la cara y decirme “¡qué haces!”

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y la piel de gallina otra vez. Llegué hasta su paría durante muchos años hasta que me vine
cama, me acosté a su lado cerca de su pecho y a Madrid para especializarme en cardiología
ahora podía escuchar el corazón de mi abuela porque al final, nuestra nueva vida, la vivimos
Carmen tranquilo, con una cadencia de paz y allí en Calidonia con mi abuela Carmen.
energía. Al acostarme, después de cerrar los ojos y
− ¿Lo oyes? ver la cabeza flotar y hablarme le decía que se
Le dije que sí. marchara, que no quería verla más y aunque
−Entonces pon el tuyo al ritmo del mío, me asustaba un poco al principio, acto segui-
¿okey? do, pensaba en el río o en la brisa de mi abue-
¿Cómo sabía que el mío estaba acelerado? la y después pensaba en las partículas de pol-
Comenzó a acariciarme el pelo, a decirme que vo bailando en la luz, en cómo se movían, en
cuando ella era más chica, si tenía miedo de cómo oscilaban y si pensaba muy detenida-
algo, pensaba en la brisa meciendo las ramas mente en ello, me parecía a veces que estaba
de los árboles o en el sonido del río como el buceando en la playa y me sentía libre y me
que ella visitaba los domingos cuando se iba dormía y noche a noche le gané la partida al
de paseo. Mi abuela Carmen no susurraba pa- miedo. Me enseñó mi abuela, esa noche de
recían haberle bajado el volumen para que su carnaval, de vida nueva recién estrenada, la
voz no sonara extraña en medio de aquella manera de amansar miedos y olvidar mons-
madrugada de terrores que yo estaba vivien- truos para el resto de mi vida.
do. Mis ojos dejaron de resistir al sueño y mi Muchos años después, en mis viajes de
corazón dejó de latir tan fuerte y su sonido vuelta a Panamá, revisaba el corazón de mi
ensordecedor fue cediendo a sus caricias, a su mamá y por supuesto el de mi abuela. Cuan-
voz de río y de brisa. Me dormí escuchando do lo hacía ella volvía a recordarme con una
los latidos del corazón de mi abuela que a la sonrisa tierna el terror dibujado en mis ojos y
mañana siguiente cuando desperté, no esta- la desesperación de aquella noche y la mane-
ba: se había levantado temprano para hacer ra en la que me quedé dormido junto a ella.
el desayuno. En lo que nunca nos pusimos de acuerdo fue
Mamá tampoco estaba en su cama. Por la en eso de que ella escuchó los latidos de mi
ventana de la habitación se colaba con fuerza corazón. Yo siempre creí que sí y aunque ella
un rayo de sol que dejaba ver como las par- lo negaba quise estar convencido de que no
tículas de polvo bailaban en el aire. Aquella quería reconocerlo por modestia. Decía que
visión me dejó fascinado, hasta acerqué mi no se acordaba de esa parte del cuento.
mano para palpar esa belleza simple, un pro-
digio sencillo que convertí en mi propia ima-
gen de serenidad.
Las siguientes noches dormí con mi abuela
pero por fin llegó mi cama, la cama que ocu-

Pedro Crenes Castro (Panamá, 1972). Reside en Madrid desde 1990. Ha publicado cuentos y artículos en distintos me-
dios de comunicación: Revista Letras de fuego y Maga (ambos de Panamá), en las revistas virtuales Delibros, Revista
de Letras, La Biblioteca Imaginaria, El placer de La lectura (España) y Resonancias (Francia) y El placer de La lectura.
Ha colaborado con los periódicos panameños La Prensa y el Panamá América. Ha participado en el taller literario
“Entrelíneas” del escritor peruano Jorge Eduardo Benavides. Fue segundo finalista del III Certamen del Libro Deportivo
Marca con la novela inédita Los juegos de la memoria. Redacta un blog senderosretorcidos.blogspot.com en el que habla
de libros, cine, jazz y política.

90
El impostor que no la mano de su madre y corrió a abrazar a la
abuela, quien lo apretó contra su pecho. To-

quiso serlo
davía llevaba ese recuerdo prensado, adheri-
do -pensaba Florence con tristeza-, porque se
aferraba a la ilusión de volverlo a ver, aunque
desde aquél momento habían pasado veinti-
Por Lupita Quirós Athanasiadis
cuatro años.
Durante ese tiempo, Emilie cortó toda co-
municación entre ellas hasta que, dos años

D oña Florence Fogarty, una encantadora


dama inglesa, poseedora de una inmen-
sa fortuna, era una anciana que se sentía muy
atrás y desahuciada por los médicos que le
diagnosticaron una enfermedad terminal, es-
cribió una carta a su madre y le pidió que tra-
solitaria a pesar de vivir rodeada de una gran tara de encontrar a su hijo Ernest. A pesar de
cantidad de sirvientes en su lujosísima man- que el ejército le informó que había desapare-
sión. Sus pensamientos más felices los tenía cido en combate, nunca se había encontrado
cuando imaginaba el regreso de su único pa- su cuerpo. Emilie le adjuntaba una foto del
riente: un nieto desaparecido en combate, nieto vestido con uniforme militar.
del cual solamente guardaba una foto, con- Florence escribió numerosas cartas e hizo
servando, indeleble, el recuerdo de la última incontables llamadas trasatlánticas al Ejército
vez que lo vio cuando éste tendría unos cua- de los Estados Unidos, pero sólo recibía nega-
tro años. tivas: nadie sabía nada sobre su paradero. Sin
Ella estaba ahora en el invernadero de su embargo, ella no se resignó: su nieto debía es-
hermoso jardín donde pasaba algunas horas tar en alguna parte. Finalmente, desesperada
diarias cuidando de orquídeas y tulipanes. en su intento de dar con él contrató los ser-
Este entretenimiento le producía alivio a su vicios de un detective a quien prometió una
soledad y, además el cultivo de las flores le considerable suma de dinero si se dedicaba,
había merecido reconocimientos internacio- de manera exclusiva, a encontrar al nieto au-
nales. A su lado estaba su querida mascota: sente. El primer informe que éste obtuvo fue
un avispado perrito faldero. muy triste: efectivamente, su hija Emilie había
Sus viejas manos acomodaban una plan- muerto poco después de enviar la misiva.
ta mientras recordaba a Emilie, la hija, quien De ese suceso hacía siete meses. En este
antes de embarcarse con aquél “bueno para momento Florence Fogarty estaba en el inver-
nada” de su marido americano, y llena de furia nadero donde aguardaba a Stevens, el inves-
le gritó: tigador, el cual arribaría en cualquier momen-
—Tú siempre has querido mandar en mi to. Desde allí vería la llegada del automóvil.
vida, mamá, y piensas que tus decisiones son Estaba tratando de dominar, estoicamente,
las únicas correctas. Pues me voy con mi es- el revoloteo que sentía en su viejo corazón, a
poso y mi hijo y te prometo que ya nunca más partir de cuando éste le informó que desde el
nos verás. lugar en donde se encontraba no podía darle
Emilie había continuado hablando, pero muchos detalles, pero que había dado con él.
Florence ya no la escuchaba, sólo veía los Mientras conducía hacia la casa de su
ojos llorosos de Ernest, su nieto adorado, el clienta Stevens sonreía, consideraba que ha-
cual en un último arrebato infantil se zafó de bía sido una investigación muy ardua la en-

91
comendada, sobre todo si se tenía en cuenta el hombre que había llegado hasta la clínica
que se encontraban en tiempos de guerra en para ofrecerle un nombre y un futuro porque
donde los procedimientos burocráticos que de su pasado no recordaba nada. El señor
de por sí son lentos, ahora ni se movían, an- Stevens le habló sobre la terrible enfermedad
quilosados y relegados por las obligaciones de su madre Emilie y el próximo encuentro
de las tareas más urgentes. Un pariente des- con su abuela, y él se sentía esperanzado por
aparecido en combate era un caso de entre primera vez en dieciocho meses desde que
miles que tenía que manejar un gobierno y, sufrió aquel fatal traumatismo.
aunque él se consideraba bueno en su profe- El perrito de la señora Florence fue el pri-
sión, sus pesquisas no habían dado resultado mero en anunciarle la cercanía del automóvil.
positivo, por esa razón consideró una bendi- Ella puso sobre un banco sus tijeras podado-
ción divina el haberse encontrado cara a cara ras, los guantes, el sombrero y el delantal de
con aquel joven soldado que yacía en una jardinera y salió del invernadero con un cesto
cama de hospital y cuyo increíble parecido repleto de coloridos tulipanes, los cuales co-
con el de la foto lo llevó a pensar que había locaría ella misma en la habitación de su que-
dado con el hombre correcto. rido nieto.
Buscó con ahínco todo lo referente al chi- Ernest podía distinguir desde el auto a la
co, pero encontró muy poco. Sin embargo, dama que desde lejos les saludaba con un
esa exigua información le indicaba que no pañuelo; estaba realmente extasiado con los
se trataba de Ernest, sino de un soldado que extensos jardines y la magnífica y señorial
debido a un traumatismo de guerra sufría de mansión a la que se aproximaban. La tarde,
amnesia y, desafortunadamente, los padres, que había estado nublada, se aclaró: las nu-
sus únicos parientes, habían muerto en un bes se separaban para dejar pasar los rayos
accidente antes de recibir la noticia sobre su del sol; parecía como si éste hubiese decidido
paradero. Amparado en sus tretas de detecti- asomarse con el único afán de no perderse
ve falsificó los documentos necesarios que lo el esperado encuentro, porque una vez ter-
autorizaban para sacarlo del hospital y llevar minados los saludos y los abrazos, y cuando
al joven enfermo donde un familiar cercano, ellos se adentraron en el caserón, se volvió a
inexistente por supuesto. Fabricaría el caso ocultar, satisfecho.
perfecto de suplantación de personalidad El detective habló por breves momentos
–se regodeaba el detective. con la señora Fogarty y ella le entregó un so-
Aunque el dinero que le daría doña Floren- bre con el segundo tercio del pago, pidiéndo-
ce era el motivo de su timo, él se envanecía le que por favor esperara diez días por el res-
para sus adentros por haber encontrado el to. “Cosas de viejas” ―pensó Stevens para sus
“match” ideal: de un lado tenía a un hombre adentros cuando subió al coche y se dirigió a
enfermo de amnesia crónica y sin familia, y la ciudad.
del otro, a una anciana deseosa de tener en Entre la supuesta abuela y el joven, que sin
sus brazos al nieto amado. Y si, además, se to- saberlo estaba usurpando la posición de nieto,
maba en cuenta el increíble parecido con el había nacido una relación muy especial y cari-
de la foto, el asunto parecía una conciliación ñosa. Ella estaba radiante y rejuvenecida por
pactada en el mismísimo cielo. sus recién adquiridas obligaciones de abuela y
Ernest, por su parte, sentado a su lado, él, un hombre bueno, le correspondía.
miraba las manos regordetas de su salvador, El destino que parece ser veleidoso y anto-

92
jadizo es, algunas veces extrañamente simé- hospital y han sucedido cosas extraordina-
trico porque una hermosa mañana, después rias: Las imágenes que le envía el cerebro de
de desayunar juntos en una de las terrazas, Ernest son cada vez más nítidas, pero no ha
doña Florence despedía al nieto, quien iba a hablado con su abuela todavía sobre ese algo
hacer, a lomos de caballo, un recorrido por la que se recolocó en su memoria y que lo lleva
propiedad. a concluir la triste verdad: él no es Ernest.
—Toma —le dijo ella con dulzura y le alar- Doña Florence, por su parte, sintió una pre-
gó un panecillo envuelto en su pañuelo de monición al ver esa constelación de gotas de
encaje—, no has comido suficiente. sangre en el pañuelo y mandó a que toma-
—Si me sigues alimentando de esa forma, ran una muestra de sangre de la herida para
un día de estos reventaré —se quejó sonrien- hacer una averiguación —ella sabe el tipo
te y aceptó el obsequio. de sangre del nieto porque se menciona en
Ambos rieron y el perro ladró de contento, un documento del gobierno americano que
y se fue tras el caballo. Doña Florence llamó un conserva— y está aguardando, anhelante.
par de veces a la mascota pero ésta no regresó. Sentada en una butaca de la sala de espera,
¡Qué rápido le ha tomado cariño!, pensó y lo Florence se siente entumecida por dentro, la
dejó alejarse. Pasados unos momentos se re- expectativa la ha hundido en un pozo de in-
acomodó en la mecedora blanca de mimbre y certidumbre; pasa los dedos finos por sus ca-
se quedó plácidamente dormida. bellos blancos como queriendo asirse a la lu-
En el campo abierto cercano a la casa, cidez que le han dejado los años. Entonces se
mientras cabalgaba, el caballo se encabritó endereza en la silla y permite a su mente cal-
espantado por el siseo de una serpiente a la marse con las reminiscencias del sentimiento
que éste casi pisó. Tiró a Ernest al suelo, con que experimentó cuando se supo abuela. Las
tan mala suerte, que cayó boca abajo y se gol- imágenes se sucedieron unas a otras, sutu-
peó la frente con una piedra. Hombre, caballo rando el pasado y dándole valor para afrontar
y perro estaban asustados, pero Ernest logró el presente; acto seguido, quemó las naves de
sentarse, alcanzó el pañuelo de encaje que le su cobardía y fue por el resultado.
dio la abuela y se limpió la herida. Pensó que Poco después ambos regresaron por sepa-
ésta no sería muy grande, a juzgar por la poca rado a la mansión de los Fogarty. Afortunada-
cantidad de sangre que tenía el pañuelo. Sin mente, lo de Ernest no fue grave, aunque han
embargo, tuvo dificultades al tratar de incor- vendado su pie y el doctor le aconsejó que
porarse y pensó que se había roto el tobillo. usara muletas por un tiempo. En realidad, la
Se quedó sentado, esperando reponerse, contusión la sufrió en el alma; en pocos minu-
aunque lo inquietaban unas imágenes dis- tos se verá cara a cara con doña Florence y él
persas que le transmitían sus neuronas, que ya sabe lo que dirá a la gentil dama.
le llegaban como lamparazos, pero difusas, y Doña Florence está en su habitación do-
él no lograba hilvanarlas. blando una carta que introducirá en el sobre
Mientras tanto, el avispado perrito de doña donde ha colocado el dinero que le adeuda-
Florence robó el pañuelo ensangrentado y ba al detective Stevens. En ella ha escrito una
corrió hacia donde su ama; al llegar lo depo- nota de agradecimiento con palabras almiba-
sitó en el piso y ladró con alboroto buscando radas, a pesar de tener la garganta repleta de
su atención. palabras con hiel. Se lo dará al chofer para
Ha pasado una hora y media. Están en el que lo entregue cuanto antes.

93
Contiene la humedad que puja por salírsele
a los ojos y hace acopio de toda su entereza,
El despertar
es verdad, se dice, “hay certezas que matan”,
pero —y se corrige ella misma— la única sa- Por Claribel Alegría
biduría, la esencial, es la de saber vivir y, ha- nicaragüense

F
ciendo un esfuerzo, sonríe y sale de la alcoba
en dirección a la terraza donde Ernest la está ue a mediados de mayo. Laura y Juan
esperando. Carlos, sentados frente a una mesita
Él se encuentra sentado en una silla exten- del bar contemplaban el paisaje marino sa-
sible, con el pie sobre almohadones. Doña boreando un Extra Seco. Habían venido a pa-
Florence se le acerca, le da un beso y, al con- sar el fin de semana a Montelimar y se hospe-
templar el esplendor de sus ojos color miel, le daban en uno de sus bungalows, el número
dice con voz dulce y cantarina: 233.

—¿Cómo se siente mi nieto adorado? –¿Por qué no vamos a nadar un ratito y
Transcurren unos segundos de silencio después volvemos a terminarnos las bebi-
que permiten al joven sopesar la verdad... fi- das? –sugirió Laura–, el sol ya se va a hundir
nalmente responde: y quiero ver la chispa verde. ¿Nunca la viste,
—Mucho mejor, querida abuela. verdad?
   
El perro los mira a ambos como si supiera lo –No –dijo Juan Carlos –, creo que son cuen-
que sucede y, contagiado por el cariño que se tos tuyos.
   
profesan, empieza a ladrar y a hacer cabriolas. –Vamos –se puso de pie Laura.
   
Las nubes se detienen curiosas y los pájaros, –No se lleve las bebidas –le dijo Juan Car-
que antes piaban, han empezado a cantar. los al mesero –, dentro de diez minutos regre-
samos.
   
–Está bien, pero mejor déjelas pagadas.
   
Juan Carlos sacó dos billetes y se los exten-
dió.
   
–Podés quedarte con el vuelto –dijo.
   
Laura salió corriendo hacia la playa en su
bikini estampado y Juan Carlos la siguió con
pasos mesurados.
   
Apurate –gritó Laura –o no vas a ver nada.
   
Agarrados de la mano se internaron los dos
hasta que el agua les llegó a la cintura. El sol,
un enorme disco rojo, empezaba a hundirse
en el horizonte.
   
–No dejés de mirarlo y procurá no pesta-
ñear –dijo Laura con voz cantarina –, cuando
veás la luz verde, pedí tres cosas y verás cómo
Lupita Quirós Athanasiadis: Egresada del Diplomado
se te conceden.
   
en Creación Literaria 2003, de la UTP. Libros: Si te con-
tara... (2004); La viuda de la casa grande (2005), No se –Supersticiones –le apretó Juan Carlos la
lo cuentes a nadie (2007); El caso el asesino del ascensor mano y ambos fijaron su mirada en el sol.
y otros cuentos (2008); A cuentagotas (2009). La tarde en Ya, ya se va a hundir –decía ella cuando
que llegaste a verme (2010).

94
una enorme ola los aplastó contra el fondo
separándolos, arrollándolos, succionándolos
mar adentro en la resaca. Laura alcanzó la
superficie. Intentó gritar pero no pudo. Tenía
la boca y la garganta llenas de agua salada y
estaba enloquecida de terror. Otra ola gigan-
te la cubrió, la sacudió en sus fauces como si
fuera una muñeca de trapo, la sumergió de
nuevo y entonces sí, ella gritó y el mar entró a
su boca y a sus narices entorpeciendo el au-
llido. Los segundos se dilataron, se volvieron
horas mientras ella agitaba piernas y brazos
convulsivamente. De pronto, un pie tocó la
arena y se orientó en un mundo de arriba y
abajo, de planos separados de agua y aire.
    más necesito en este mundo es un trago fuer-
Luchó a ciegas por alcanzar la playa y se te para brindar a la vida. ¿Qué te parece si vol-
lanzó sobre el reflujo de una ola agarrándose vemos al bar?
   
a la arena. Levantó la cabeza, aturdida. Divisó Se incorporaron con dificultad y caminan-
a Juan Carlos a unos cuantos metros de dis- do despacio se dirigieron hacia allí. Las bebi-
tancia haciendo esfuerzos por levantarse y das los estaban esperando en la mesita.
  
salió tambaleándose, a su encuentro.
    –Qué rico sabe este ron –dijo Juan Carlos –,
Se besaron desesperadamente y se tum- más rico que hace unos minutos.
   
baron sobre la playa. Estaban magullados y –Tenés razón –, tiene como un sabor más
adoloridos.
    intenso.
   
–Qué susto –dijo Laura –, te juro que creí –En cambio la música –torció Juan Carlos
que me moría.
    el rostro –, me golpea los oídos. Le diré al ca-
–Yo también. Todo debe haber durado un marero que la ponga más baja.
   
minuto, pero sentí que eran siglos y qué cosa Se levantó, fue hasta el mostrador y pidió
curiosa, de repente perdí el miedo, pensé que que la bajaran. No hubo caso. Julio Iglesias se-
qué manera más idiota de morir y vi cómo guía cantando a voz en cuello.
   
toda mi vida desfilaba ante mí.
    –Estaba mirando esta rodajita de limón
–Lástima que no viste la luz verde.
    –dijo Laura cuando volvió Juan Carlos –, nun-
Juan Carlos sonrió y no dijo nada.
    ca me había dado cuenta de este verde iridis-
–Lo increíble –cambió ella de tema –, es cente que tiene el limón. Parece mentira que
que tragué toneladas de agua y ahora no sólo hasta ahora lo haya descubierto.
   
siento nada en los pulmones.
    –Es como si de pronto todo se hubiera in-
–Yo tampoco, la debemos haber vomitado tensificado –dijo Juan Carlos –, mirale la cara
sin darnos cuenta.
    al mesero. ¿Te habías dado cuenta de la enor-
–Podríamos habernos muerto –abrió Laura me tristeza y de la rabia que ese rostro encie-
grandes los ojos –, juro que no vuelvo a me- rra?
   
terme al mar.
    Laura levantó la vista de la rodaja de limón y
–Después de semejante susto –hizo Juan la fijó en el rostro del mesero que les servía a los
Carlos una mueca y se estremeció –, lo que otros dos parroquianos en la mesa de al lado.


95
–Increíble –dijo –, dan ganas de llorar.
    por la ventana y se filtraba por las cortinas ilu-
–¿Querés otro ron?
    minando la habitación. Dos muchachas vesti-
–No, amor, estoy muy cansada y no sopor- das en uniforme azul y delantal blanco entra-
to la música. Cuando salieron Laura levantó la ron conversando. Laura trató de incorporarse
mirada hacia el cielo. Las estrellas eran enor- y no pudo. Sentía el cuerpo pesado. Trató de
mes, jamás había visto estrellas así. Brillaban increparlas y tampoco pudo. La voz no le salía,
de una manera extraña y se sintió al borde del era como si tuviera la boca llena de algodo-
vértigo. 
    nes. Trató de despertar a Juan Carlos. Todo en
–¿Sabés? –dijo –, me siento igualito a aque- vano. Más que miedo sentía indignación. Re-
lla vez que tomamos LSD. ¿Te acordás?
    conoció que estaba atrapada en un sueño. La
–Es verdad, yo también. Sólo entonces he familiar sensación de pesadilla en la que uno
sentido esa intensificación de las cosas que queda inerme ante las circunstancias.
   
siento hoy. Estuvimos a punto de ahogarnos, Las dos muchachas se dirigieron al arma-
¿será eso?
    rio.
   
–Fue horrible –dijo Laura apretándole la –Empecemos por aquí –dijo una.
   
mano –, procuremos olvidarlo.
    Laura las miró atónita, enmudecida, mien-
Los bungalows eran todos igualitos. Cami- tras ellas empezaron a sacar la ropa y lo me-
naron dos cuadras en silencio y doblaron a la tieron todo en la maleta que reposaba sobre
izquierda.
    un banquito, al lado. Cuando terminaron se
–Creo que es por aquí –dijo Juan Carlos dirigieron al baño.
   
–estoy confundido.
    –“Opio de St. Laurent” –exclamó la más ba-
–Parece un laberinto.
    jita –, voy a quedármelo de propina.
   
–No, no es por aquí, creo que había que do- –Hacés bien –dijo la otra estallando en ri-
blar a la derecha.
    sas –, yo en cambio me quedaré con el bikini
–Estoy tan cansada, ni un alma a quien pre- amarillo que encontré en el closet.
   
guntarle. ¿Te fijaste que fuera de la pareja que Regresaron al dormitorio y entre las dos
dejamos en el bar no hemos visto a ningún pusieron la maleta sobre la cama para cerrar-
otro turista?
    la.
   
–Sí que me fijé. La crisis es tremenda, pero Fue sólo entonces, cuando la colocaron so-
qué lindo tener la playa para uno solo, ¿ver- bre sus piernas sin que ella sintiera nada, ab-
dad?
    solutamente nada, que Laura comprendió.
Siguieron caminado y perdiéndose en el
laberinto hasta que por fin, después de más *Tomado de la revista electrónica “Carátula” (Director:
Sergio Ramírez), con autorización de la autora.
de media hora de dar vueltas y sintiéndose
ambos exhaustos, Juan Carlos descubrió el
Claribel Alegría. Nació en Estelá, Nicaragua, el 12 de
número 233.
    mayo de 1924. Vivió su niñez y adolescencia en El Sal-
Laura entró primero y fue directamente al vador. Residió en Palma de Mallorca (España). Desde
baño. Cuando volvió al dormitorio Juan Carlos 1979 radica en Nicaragua. Ha merecido infinidad de
ya estaba dormido. Ni siquiera se había quita- premios y distinciones por su trayectoria literaria y hu-
mana, sobre todo por la calidad de su poesía. Algunos
do la calzoneta. Se tendió junto a él, desnuda, de sus poemarios: Anillo de silencio (1948); Vigilias (1953);
apagó la lamparita de la mesa de noche y se Huésped de mi tiempo (1961); Pagaré a cobrar (1977); Sobre-
quedó dormida.
    vivo (1978); Suma y sigue (1981); Umbrales (1996); Soltan-
Soñó. La luz de la mañana entraba a chorros do amarras (2002); Vía única (2004); Mitos y delitos (2008).
También es novelista.

96
El día
de las
moscas
por Roberto Pérez-Franco

a García Márquez de péndulo de la pared, ignorando al marido

C
como lo había venido haciendo desde hace
uando la tercera mosca cayó en su taza mucho.
de café, Ceferino se decidió a romper fi- Ceferino revisó el termo de café: estaba va-
nalmente el silencio. cío. Así que tomó el tenedor con que se ha-
—Ya no se aguantan las moscas en esta bía servido su mujer el huevo, lo limpió con
casa. la servilleta y sacó una a una las tres moscas
Aunque habló en el mismo tono cortante de su taza. Esa era su desayuno: una taza de
que había venido usando por años, le pareció café con leche. Su mujer se había preparado,
notar algo nuevo en su propia voz. El trío de como todos los días, un huevo frito, varias ti-
moscas seguía girando sobre el espiral de es- ras de tocino, dos tostadas y unos cortes de
puma, batiendo sus patitas negras como un queso fresco. Pero él sólo tenía un café y hasta
diminuto ballet fúnebre. Ceferino repasó en el mediodía no probaba bocado. Así de triste,
su mente el sonido de sus palabras. No había pensó, era su vida.
hablado en meses, desde la última pelea con Licha vio a su marido poner las moscas
su mujer. Tal vez la falta de ejercicio de sus empapadas sobre el mantel. Con el mismo
cuerdas vocales las había atrofiado. esfuerzo hubiera podido ponerlas sobre la
Licha siguió impávida, desayunando frente servilleta que tenía junto al plato. O en el pla-
a él sin prestarle atención. Ni el más pequeño to del café. O en el basurero. Pero no. Lo vio
cambio en su expresión contrariada acusaba colocar el tenedor, sucio de moscas, en el pla-
recibo del comentario. «Se habrá quedado sor- to de ella. La cortesía básica requería que él
da la vieja», pensó el marido, contemplándola buscara un tenedor limpio, pensó ella, o que
con ojos torvos. Ella arrancaba un pedacito de como mínimo fregara éste antes de devolvér-
pan tostado, lo restregaba contra la yema del selo. Pero no. Ahí quedó el tenedor mosquea-
huevo frito y se lo llevaba a la boca. Masticaba do, chorreando aquel líquido impuro al lado
repetidamente cada bocado, mirando el reloj de su tocino.

97
La mujer lo vio de reojo y se deleitó en la Cuando los ruidos de su estómago avisaron a
cara de asco que puso Ceferino al bajar el Ceferino que se acercaba el mediodía, y como
café maculado. Esa mañana ella estuvo tenta- no viese movimientos en la estufa, le echó a
da a freírle un huevo y hacerle unas tostadas su mujer una mirada de cejas altas. Licha la
para él, como ofrenda de paz, y a dejárselas sintió caer sobre su nuca (pues se sentaba de
en un plato junto al café para que el asunto espaldas al marido), y se hizo la desentendi-
se explicara por sí solo. Pero se resistió, pues da. El viejo siguió mirando con insistencia,
sintió que él no se lo merecía, entre otras co- hasta que a ella se le erizaron los cabellos por
sas, porque no le dio los buenos días cuando la ira. Con calma, terminó los nudos del tejido,
llegó a la cocina. Es cierto: hace ya meses que guardó en la canasta los hilos, y se levantó de
no se hablaban, pero eso no era excusa. Ella, la mecedora. Sacó de la despensa una lata de
por supuesto, tampoco se los dio a él. Pero él sardinas y puso unos panes en la tostadora.
fue el causante de la pelea, y debía por tanto Abrió la lata y echó todo en un plato.
tender el puente primero. Estuvo nuevamen- Cuando su esposa se sentó nuevamente a
te tentada a ceder cuando Ceferino se quejó tejer, Ceferino entendió que aquello era lo úni-
de las moscas en el café. Pero había una aspe- co que habría en la casa para el almuerzo. La
reza en su tono de voz que hizo a Licha tomar calidad y cantidad de la comida habían venido
el comentario como un reproche, por lo que empeorando desde hace años, pero cayeron
decidió seguir castigándolo con el silencio. en picada tras la última reyerta. En un día bue-
Ya ninguno de los dos recordaba cuándo ni no, comerían arroz blanco con sopa de paque-
porqué habían dejado de hablarse. Ceferino te. En un día como éste, sin embargo, sardinas
tenía en la memoria la impresión vaga de una y pan recalentado era lo que tenía. El viejo se
rabieta relacionada con la vecina, y un perió- puso de pie y se acercó a la mesa. A unos pasos
dico enrollado que vino volando desde la me- se detuvo y contempló los trozos fríos de sar-
cedora hasta su cabeza. Licha, que durante dina y los panes quemados. Normalmente se
los primeros años llevaba minuciosamente la los habría comido, rezongando entre dientes.
contabilidad de las afrentas recibidas, había Pero no hoy: las moscas habían llegado prime-
cambiado de pasatiempo cuando los hijos se ro. Sobre el pellejo metálico de las sardinas, los
casaron y se fueron, dejándolos a los dos solos bichitos negros se agrupaban por docenas, ca-
en su pequeño infierno privado, y ahora dedi- minando unos sobre otros, lamiendo la salsa
caba la poca memoria que le dejaron los años de tomate y la carne expuesta.
a aprender nudos de macramé. Esa mañana, —Hoy es el día de las moscas, carajo—se
buscando fuerzas para sobreponerse a la ten- quejó el viejo.
tación de hacerle desayuno a su marido, trató Licha no respondió nada. Siguió tejiendo
de recordar el incidente, pero fue en vano. Era en la mecedora. Era la segunda vez que su
una cuenta indistinguible en el rosario de sus marido hablaba, pero lejos de sonar como
discusiones. una disculpa, el comentario también era—o al
Sentados en la sala, sin hablar una palabra, menos podía interpretarse como—un repro-
se les pasó la mañana. La vieja en la mecedo- che contra el aseo de la casa. Atacar el aseo,
ra, tejiendo algo para un nieto; el viejo en el que era su responsabilidad según el esquema
sofá, leyendo un periódico de otro día. Las machista en que habían crecido, era atacarla
moscas se paseaban entre ellos, y caminaban a ella. Así funcionaba el asunto. Despreciar la
sobre sus rostros, pero ambos las ignoraban. comida, que también era su responsabilidad,

98
era sinónimo de despreciarla a ella. Sus labios —¿No te molestan las moscas?—preguntó
se apretaron en una mueca de amargura, que la mujer.
el marido no vio. El marido no reparó en el detalle crucial de
Ella escuchó, sin voltear, el sonido de la que su mujer había hablado por primera vez
puerta cerrándose. Las moscas no eran su cul- desde la pelea, si bien casi involuntariamente
pa, se lamentó: habían llegado con la primera y movida por el asco, y dejó pasar esta opor-
lluvia, heraldos macabros del invierno cerca- tunidad para empezar a reparar el famoso
no, y se habían quedado en las cocinas de to- puente, ripostando enseguida:
das las casas del pueblo. Pero así era Ceferino, —¿Molestarme? ¡Me arrullan!
se lamentó, culpándola a ella de todo. Licha tomó aquello como la última afrenta
Cuando regresó Ceferino, con una bolsa de que su dignidad podría soportar jamás y juró
papel en la mano, ella supo que había ido a por Poseidón no pronunciar otra palabra en
comprar comida donde la vecina. Entonces su vida. Se sentó al otro lado de la mesa, sin
recordó, como una epifanía, la razón de la pe- mirar al esposo, y haló hacia sí el plato con
lea. Aquella vez, hace unos tres meses, ella se las sardinas y el pan quemado. Al menos cien
quedó dormida en la mecedora y no preparó moscas levantaron el vuelo, pero se volvie-
el almuerzo. El marido (¡el muy sinvergüen- ron a posar prontas sobre el plato. La mujer
za!), se fue a comprar comida donde la «otra». se quejó con un mascullar indefinible, sufi-
Eso, en la aritmética de aquella guerra fría, cientemente vago para no romper su recién
equivalía a una traición tan grande como si el renovado voto de silencio, pero con el énfasis
viejo hubiera sido sorprendido con la susodi- necesario para desahogar la frustración que
cha en el lecho nupcial. Tras el largo castigo, le causaban las moscas.
el descarado no sólo no aprendió la lección, —Te dije que había que comprar el papel
sino que reincidió con la mano en la cintura, engomado—disparó el viejo.
pensó Licha. ¡Y ahora se sentaba a comerse el En efecto. Fue el día de la pelea. Las moscas
manjar pecaminoso en su mesa matrimonial, entonces apenas empezaban a llegar al pue-
bajo sus narices! blo. Pero Licha se opuso. El problema con el
La vieja se puso de pie, sobresaltada. Cefe- papel engomado—y con casi todo lo demás
rino, que había empezado a comer a pesar de en su matrimonio—no era de fondo, sino de
las moscas, se asustó por el brinco de su espo- forma. Si el marido hubiese dicho: «Mi amor,
sa. Pensó que le había dado un ataque, hasta a pesar de que tú mantienes la casa prístina,
que le vio en el rostro la expresión, muy cono- estas moscas siguen molestando», entonces
cida, de furia femenina. El marido había com- el papel hubiera estado ese mismo día en la
prado sólo un plato de comida, el suyo. Cuan- mesa. Pero como él, con su tono de reproche,
do vio a su esposa con la palidez del hambre le había espetado: «Hay que comprar papel
en el rostro, lo asaltó el remordimiento, el cual engomado», a ella no le quedó más remedio,
se sacudió pronto con un pensamiento abrup- para defender su dignidad, que negarse de
to: «Si no quiere cocinar, que se joda». Espan- plano.
tándose las moscas, comía apresuradamente. La mujer se giró de lado y empezó a co-
La esposa lo miraba con la frente iracunda y el mer las sardinas. Las moscas llegaban ahora
semblante congestionado. «¡Mmm!», murmu- por docenas. Se posaban sobre las cucharas y
ró él, como saboreándose, y los cabellos de la apenas si alzaban vuelo cuando llegaban a las
esposa se volvieron a erizar. bocas. Los platos eran una mancha de puntos

99
negros, donde las cucharas se hundían a tien- Tras unos minutos comiendo a ciegas, sin
tas. Tras unos minutos ya ni siquiera se veían ver ni escuchar nada de su esposa, Ceferi-
los rostros el uno al otro, ni distinguían sus no fue el primero en ceder. Se puso de pie y
propias manos tras la masa de moscas que avanzó a tientas hacia la puerta; la abrió y una
volaban frente a ellos. Licha cerró los ojos y nube de partículas aladas salió volando de la
siguió comiendo sin decir palabra y sin levan- habitación. Cuando retornó la visibilidad al
tarse de la mesa, porque levantarse era per- cuarto, Ceferino vio a su esposa, en los últimos
der, era reconocer que el viejo tenía la razón, estertores de la muerte, tosiendo las moscas
la razón sobre algo que no recordaba bien y que había inhalado. Supo que era muy tarde,
que en el fondo no le importaba, pero que no y se quedó quieto. Le pareció ver una sonrisa
quería olvidar del todo, por orgullo. de victoria sobre los labios azulosos.

*Tomado de: Roberto, Pérez Franco. Catarsis, 2008.

Roberto Pérez-Franco. Chitré, Panamá, 1976. Ingeniero Electromecánico por la Universidad Tecnológica de Panamá
(2001). Máster en Logística (2004) y Doctor en Estrategia Logística (2010) por MIT (Cambridge). Libros de cuento:
Cuando florece el macano (1993); Confesiones en el cautiverio (1996); Cierra tus ojos (2000); Cenizas de ángel (2006); Catarsis
(2008); Cuentos selectos (2008).

100
EN NOMBRE DE ELLOS:

Reseñas
RADIOGRAFÍA DE LA SOCIEDAD PANAMEÑA
por Melquiades Villareal Castillo

J osé Chen Barría en su pri-


mera novela En nombre de
ellos nos presenta una interesan-
nubes, rodeado de ángeles. En
ese mismo momento Pedro, un
conductor de taxi había sido ase-
ca llega rodeado de una cantidad
sorprendente de guardaespaldas
en un auto blindado de fabri-
te radiografía de la sociedad pa- sinado mientras hacía una carre- cación europea. ¿Para qué des-
nameña de nuestro tiempo, una ra al aeropuerto. Su nombre fue cribir su vestido? La pobreza es
clara imagen de nuestro Panamá mencionado como el de un de- hambre. Y en la recepción de los
en el cual mientras unos mueren lincuente de la peor calaña, pero defensores de las estrategias para
de hambre otros mueren de indi- se calló el nombre del pasajero, combatir la pobreza podemos
gestión. un influyente hombre de nues- mencionar humildes platillos, tan
Es una vergüenza la ima- tra sociedad, que iba cargado de distantes a nuestro arroz con fri-
gen que se tiene de nosotros en drogas, cuando fue víctima de un joles, macarrones santos, caldo de
el exterior, en el plano interno las tumbe. yuca, arroz con huevo, etc. No.
mentiras vertidas por gobernantes Luego, la novela toma otro Quienes luchan contra la pobre-
inescrupulosos una y tantas veces rumbo: cuenta todo lo que María za deben estar bien alimentados.
han terminado siendo verdades: vivió desde su infancia, hasta lle- Es irónico que quienes hablan
En Panamá no hay problemas, vi- gar a la capital en la búsqueda de de pobreza, esto es fiel imagen
vimos en un paraíso. Cuando nos una mejor oportunidad de vida, de la realidad, tuvieran entre sus
hablan de los pobres miramos al hasta el momento final en que se humildes viandas: De entrada,
vecino, tristemente Cristo tiene la encuentra, frente a frente, con la crema de mariscos, cóctel de lan-
razón una vez más: vemos la ba- triste muerte de su hermano Pe- gostinos con salsa inglesa, salmón
surita en el ojo ajeno, pero somos dro. ahumado con aderezos y queso
incapaces de percibir la viga que En Panamá se desarrolla crema con caviar, vinos finísimos
nos niega la oportunidad de per- una cumbre tendiente a presentar servidos en copas de acuerdo con
cibir nuestra propia realidad. las conclusiones de las Estrategias las normas de protocolo; mientras
La novela tiene una es- para combatir la pobreza. La que muchos de nuestros campesi-
tructura circular. Su duración es cumbre se desarrolla en un hotel nos, entre ellos yo, bebemos agua
brevísima. Todo empieza cuando cinco estrellas, alejado de toda po- en vasos oscuros para olvidar que
María, la protagonista, cansada sibilidad de carencia; a la cumbre en las clases de ciencia nos ense-
duerme y sueña con su hermano existen personas finamente vesti- ñaron que el agua debe ser inco-
Pedro que la saludaba entre las das, el Presidente de la Repúbli- lora, sin sabor, sin olor, mientras

101
que nuestra agua tiene apariencia su padre, un macho propio del si- como que muchos de los elegan-
de chicha de tamarindo y sabor glo XVI se acerca a su madre sin tes empleados de los bancos, cuya
y olor a hojas podridas. Pero no caricias, sin palabras motivado- corbata les da un fino aire ejecu-
importa. Es un caso particular. res y la posee de manera bestial, tivo, gastan la mayor parte de sus
Mientras que en la ceremonia a la lo más triste es que interpreta los ingresos en su vestuario, por lo
que nos referimos se bebió agua quejidos de ella como la muestra que se ven obligados a almorzar
mineral importada de Francia. intrínseca del placer. sopas de fideos. Como dirían los
Sin embargo, el humilde ban- María termina la escuela mexicanos, son fiel reflejo de don
quete no se queda ahí: había la primaria y ayudada por la maes- Catrín de la Fachenda, pura fa-
primera opción de tomar algunos tra Tita, después de mucho luchar chada y nada de fondo.
tipos de carnes importadas; la se- con el padre que quería mante- En la Universidad, María
gunda, platos de la alta cocina es- nerla en el campo (para que si- se encuentra con una amiga muy
pañola; la tercera, las exquisiteces guiera multiplicando la pobreza). guapa que es electa reina de la fa-
de la cocina italiana. Así, pavos al Luego, María llegó a la capital a cultad. Recordemos que ya Rosa
estilo country club, pato en salsa trabajar con doña Kukita, quien María Britton nos enseñó que
de fresas, pernil a la cubana y file- la fue a recoger a la Terminal en todas las muchachas quieren ser
te de res a la pimienta importado, una humilde camioneta exone- reinas. Y ésta lo logro. Sin em-
eran tan solo ligeras entradas para rada de impuestos con algunas bargo, el único producto de su rei-
alimentar a los enemigos de la cualidades de frugal comodidad: nado fue convertirse en la mujer
pobreza, quienes posteriormente asientos reclinables de cuero, cd más codiciada por los hombres.
tendrían la oportunidad de elegir player, llantas gruesas, seguridad Finalmente fue seducida y quedó
entre ravioles en salsa de cangrejo digital antirrobo, ecualizador de embarazada teniendo que enfren-
y langosta, spaguettini a la carbo- sonido, en fin… lo que todos sa- tarse a una cruda realidad a la que
nara y los frugales postres entre bemos. Un carro cuyo valor es de se ven abocadas tantas mucha-
los que se destacan flan crocante B/.85.000. Aquí Chen Barría lla- chas en este país que viven en un
con astillas de caramelo, canastas ma nuestra atención. Saben por ambiente de pindín permanente:
de almendras rellenas de fresas, qué. María iba a trabajar con un embarazadas y abandonadas.
cheese cake de frambuesas y, por salario de B/.100.00 al mes. Por Lo más cruel que María
cierto, para los menos golosos lo tanto, si hacemos la cruel rela- vive es cuando va a tratar de con-
hubo platillos de frutas tropicales ción matemática nos percatamos seguir un ascenso. Fue la mejor
o sorbete de guanábana; también de la canalla distribución de la estudiante de su generación, fue
había algunas cosillas de tomar, riqueza en Panamá. B/.85.000, la más eficiente y capaz de todos
como licores de menta, anís, cog- el valor de la camioneta, dividido los aspirantes, pero el puesto no
nac, café americano, capuchino o entre los B/.100.00 que ganaba le fue asignado porque el mismo
té de especias orientales. María, es igual a 850 meses de era para el hijo de un rico egresa-
Es fácil concluir que quie- salario, lo que traducido a buen do de una universidad norteame-
nes estaban frente a semejante cristiano nos indica que si Ma- ricana. La clase alta de nuestro
banquete no tenían la más mí- ría quería tener una camioneta país le permite al pobre aspirar
nima idea de sentir el felino que como esa debía ahorrar el ciento a ser clase media, pero jamás le
descuartiza infantiles estómagos por ciento de su salario durante permitirá cruzar los linderos de
con las garras del hambre. 70 años. su estirpe.
La obra, entonces toca tie- En la ciudad, sin embargo, Así, pues, puedo destacar
rra. Va al pueblo donde vive Ma- María se las arregla para estu- que los aspectos más trascenden-
ría, quien escucha a sus padres diar, inclusive hace la carrera de tales de esta obra son:
teniendo relaciones sexuales, con finanzas y banca, para enterarse Las múltiples aristas que
la más inimaginable ignorancia: de realidades más crudas, tales he encontrado en la novela En

102
nombre de ellos de Chen Ba- personaje principal a todo el pue- miento. Me decía un amigo que
rría, las cuales no pienso comen- blo panameño; en alguna medida, había vivido algunos años en Es-
tar a plenitud ni en su totalidad, nos recuerda Fuenteovejuna de tados Unidos que la situación de
porque violaría tu derecho a Lope de Vega. pobreza de nuestro país no tiene
percibir a través de la lectura tu María trata de escapar de como causa la falta de riquezas,
propia interpretación; en primer la pobreza, trasladándose a la ca- sino la falta de voluntad y creo
lugar me sorprendió su carácter pital a trabajar como doméstica, a que tiene razón. La Universidad,
de novela de tesis, puesto que las la vez que encuentra en el estudio no se habla de cuál, pero es evi-
ideas no están sueltas ni son supo- una herramienta que le permite dente suponer que se trata de la
siciones infundadas; al contrario intentar escapar de su condición; de Panamá, ofrece licenciaturas
observamos que cada problema no obstante, inclusive con un tí- con costos simbólicos, los cuales,
comentado a lo largo de la obra tulo universitario, se percata de lamentablemente, no son apro-
está sustentado (muchas veces que mucho más que títulos uni- vechadas por nuestros conciuda-
estadísticamente) con elementos versitarios se requieren una serie danos en todas sus posibilidades.
del diario vivir del panameño; de conexiones y entronques con La obra también critica la plan-
no es una obra que se remonta a una sociedad corrompida que ta de educadores, muchos de los
un solo fragmento de la sociedad, no contempla ni valora las cuali- cuales se han preocupado por la
sino que sus tentáculos –de ma- dades individuales de la persona adquisición de puntos a través de
nera magistral alcanzan los dos sino los intereses de los círculos la consecución de títulos (esto ha
sectores fundamentales de Pana- poderosos que se han repartido alcanzado proporciones hiper-
má– la ciudad y el campo, la ci- el país como herencia a través del bólicamente deleznables), en los
vilización y la barbarie percibida paso de los años. cuales se refleja una puntomanía
desde sus dos ópticas posibles. La obra, inclusive, recorde- que permite ascensos de catego-
En muchos casos la nove- mos el incidente de Teresa, con una ría y nombramientos, sin que los
la se torna cruda, carente de los realidad tan cruda que raya en la mismos se constituyan en imagen
aparatos ideoestéticos, los cuales, ironía, nos habla de una bella chica de conocimiento y de la eficiencia
para muchos de nuestros críticos, que se hace reina, recordemos que de quienes los poseen.
son los ingredientes fundamenta- en Panamá, aunque no tenemos Los hombres no se han per-
les de la buena literatura: la con- tradición reinal, sino de presidentes catado aún de que las mujeres,
cepción de una obra con pers- y generales, mantenemos intactos quienes conservan sus dos armas
pectivas arquitectónicas, cada en nuestros genes el capricho euro- fundamentales, por lo menos las
ladrillo en su lugar, cada línea peo de las monarquías. Sin embar- que el pensamiento social les ha
encajada perfectamente dentro go, lo único que sacó esta niña de su atribuido (lágrimas y sonrisas)
de un espacio específico, lo que reinado fue un embarazo indeseado ahora están recurriendo a la for-
me ha llevado a diferir de algunos que le produjo consecuencias muy mación académica, al cultivo del
de ellos, puesto que defienden a negativas, fiel reflejo de la realidad intelecto y a la supremacía perso-
ultranza el ingrediente estético, social. nal, en la búsqueda del lugar que
el entramado formal y descartan Sin embargo, no todo en les corresponde o por lo menos al
el carácter axiológico de la obra la obra es oscuro. Pues Panamá que aspiran; lo que resulta más
desde el punto de vista de su fina- cuenta con recursos inimagina- interesante es que además de lo-
lidad social. bles que no son debidamente ex- grarlo, han empezado a domeñar
La novela, aunque tiene plotados. Entre ellos, la facilidad los intereses masculinos. Hasta los
como protagonista, en aparien- con que se puede lograr una ca- años 60 del siglo XX, era común
cia, a una niña campesina, de rrera universitaria que le permita advertir que a los hombres se les
cualquiera de nuestros campos, en a su gente aprender a combatir enviaba a la escuela con el fin de
su estructura profunda tiene como la pobreza a través del conoci- que se prepararan para la vida,

103
que lograran un empleo decoro-
so y así poder mantener un ho-
Encuentros reflexivos de la
gar. Las mujeres, por su parte, se
quedaban encerradas en el hogar,
ayudando a los padres, preparán-
creación y la crítica en Un lector y
dose para ser futuras madres de
familia, pues su misión se circuns-
cribía al cuidado de los hijos y del
un escritor tras el enigma:
hogar. Hoy, las féminas nos supe-
ran a los hombres, porque, a tra- la narrativa de Enrique Jaramillo Levi, de
vés de la educación, se preparan

Fernando Burgos
para enfrentar los retos de nuestro
tiempo, mientras que los hombres
aún navegamos plácidamente en
las aguas, aparentemente sosega-
das, de un machismo decadente. por Fátima Nogueira
University of Memphis

Entre los estudios dedicados de que presencié directamente


a la obra del autor de Duplicaciones, su realización que tomara por lo
la sólida obra de Fernando Burgos menos tres años. Un día que viera
Un lector y un escritor tras el enigma: llegar a la oficina de la universi-
la narrativa de Enrique Jaramillo Levi dad a Fernando Burgos con un
provee una perspicaz visión tanto maletín que debe de haber tenido
sobre la situación de la natura- al menos quince libros, le pregun-
leza posmoderna de la obra del té con curiosidad cual era su pro-
escritor panameño como sobre yecto, vocablo este último que le
los elementos cruciales que iden- había escuchado utilizar asidua y
tifican su narrativa, poesía y obra entusiastamente a mi colega en los
dramática. Aparte de estos dos años que lo conozco y por lo cual
significativos logros, el examen de presentía que tendríamos una lar-
la obra de Jaramillo Levi sirve de ga conversación al respecto. Estoy
puente en el libro de Burgos para preparando un libro que incluye
adentrarse en el conocimiento de una larga entrevista, pero que en
la literatura panameña. El crítico realidad no es una entrevista, me
chileno lleva a cabo estos merito- dijo. Hablamos extensamente esa
rios propósitos a través de su en- tarde y en muchas otras ocasiones
jundioso ensayo “De lo insólito a sobre su enigmática propuesta de
lo psíquico y de lo metanarrativo “una entrevista que en realidad
a lo existencial en la cuentística no lo era”.
de Enrique Jaramillo Levi”, y por En mi propia labor crítica,
medio de un vigoroso, inteligente yo me había beneficiado enorme-
e iluminador diálogo con el au- mente de entrevistas publicadas
tor. Antes de detallar los aspectos en revistas académicas, o de ví-
más significativos resultantes de la deos tanto sobre autores de habla
perspectiva señalada, me referiré española como de otras lenguas,
primeramente a la génesis de esta y especialmente de libros dedica-
obra, especialmente por el hecho dos totalmente a este propósito en

104
los que el diálogo con el escritor vistas con autores chilenos contemporá- rique Jaramillo Levi en los años
constituía un sustancial aporte a neos: la emergencia de una nueva narra- ochenta, se había leído cada una
la elucidación crítica de su obra. tiva (2005) de Guillermo García- de las obras que el escritor pana-
Entre ellos debo mencionar los Corales; El arte de la conversación: meño le remitía sistemáticamen-
siguientes: Into the Mainstream: diálogo con escritores latinoamericanos te, contando, por lo tanto, con
Conversations with Latin-American (2007) de Carlos Dámaso Martí- un vasto conocimiento de su lite-
Writers (1967) de Luis Harss y nez; A viva voz: Entrevistas a autores ratura y que en la relectura que
Barbara Dohmann; el dedicado a puertorriqueños (2008) de Carmen hacía ahora buscaba desmontar
Gabriel García Márquez, El olor Dolores Hernández. esa maquinaria estética interna
de la guayaba: conversaciones con Pli- En esas conversaciones mi que guiaba los principios creati-
nio Apuleyo Mendoza (1982); Espejo colega me indicó que él conta- vos del arte de Jaramillo Levi. Ya
de escritores : entrevistas con Borges, ba con dos modelos específicos que él mismo lo emprende en su
Cortázar, Fuentes, Goytisolo, Onetti, para el proyecto dedicado al au- obra, la incitación está generada,
Puig, Rama, Rulfo, Sánchez, Vargas tor panameño. Estos eran el libro comentó.
Llosa (1985) compilado por Reina de Pedro Lastra Conversaciones con Este acicate es ampliamen-
Roffé; Memoria plural: entrevistas a Enrique Lihn publicado en 1980 y te logrado en el libro Un lector y un
escritores latinoamericanos (1986) de reeditado en 1990 y 2009 y Diá- escritor tras el enigma: la narrativa de
Danubio Torres Fierro; Emergen- logos de Gilles Deleuze y Claire Enrique Jaramillo Levi, que realiza
tes (1986) de María Esther Gilio; Parnet, publicado por primera un proceso interactivo y creativo
Los escritores latinoamericanos: biógra- vez en 1977. El primero de ellos del cual participan el crítico y el
fos del continente (1986) de Haydée era para Fernando Burgos el en- escritor resultando en un análisis
M.Jofré Barroso; Las dos caras de cuentro ideal entre un crítico (Pe- abierto a posibles interpretaciones
la escritura. Conversaciones con Mario dro Lastra) que es poeta al mis- de la obra del escritor panameño,
Benedetti, María Corti, Umberto Eco, mo tiempo y un escritor (Enrique para lo cual se detiene en aspectos
Sylvia Molloy, Carlos París, Ricardo Lihn) quien fuera también un lú- esenciales de su elaboración técni-
Piglia, Xavier Rubert de Ventós, Susan cido crítico. Si tú lees ese libro— ca y de su fundamentación estéti-
Sontag, Gonzalo Torrente Ballester, Ni- me dijo—encontrarás una de las ca. En el ensayo “De lo insólito a
lita Vientós Gastón (1988) de Mari- aproximaciones más estimulantes lo psíquico y de lo metanarrativo
thelma Costa y Adelaida López; y esclarecedoras sobre la obra de a lo existencial en la cuentística
América Latina, marca registrada: Lihn. El segundo—continuó—es de Enrique Jaramillo Levi”, Fer-
conversaciones con Jorge Amado, Mario un ideal absoluto de cómo dos nando Burgos nos ofrece un bri-
Benedetti, Adolfo Bioy Casares, Gui- voces pueden llegar a confundir- llante y extensivo análisis de los
llermo Cabrera Infante, René Depestre, se y a constituirse en una sola. diversos componentes estéticos
José Donoso, Jorge Edwards, Roberto Una demostración maravillosa presentados en la cuentística del
Fernández Retamar, Carlos Fuentes, del genio filosófico de Deleuze so- escritor panameño. Para el crítico
Juan Carlos Onetti, Nicanor Parra, bre como se puede trascender el chileno, la conformación de dos
Octavio Paz, Augusto Roa Bastos, Er- formato de una entrevista crean- conjuntos unidos por la explora-
nesto Sábato, Arturo Uslar Pietri, Ma- do un texto integrado de pensa- ción de lo psíquico corrobora a
rio Vargas Llosa (1992) de Sergio miento crítico. Obviamente, me la composición de estos compo-
Marras; Interviews with Latin Ame- dijo, me refiero a paradigmas de nentes. De un lado se encuentra
rican Writers (1992) de Marie-Lise los cuales estaré muy lejos de al- la temporalidad, la escritura y
de Gazarian-Gautier; Escritores de canzar. Lo importante, agregó, es la transformación de ambas. De
América: 31 entrevistas publicadas en intentar situarse en una tradición otro, una visión artística, que ex-
Revista de Libros de El Mercurio, Chi- del diálogo como provocación in- plora la condición humana y los
le (1993); Conversaciones (1993) de telectual que te deje al menos en contextos culturales creados por
María Esther Gilio; Speaking of the el umbral de pistas y de aperturas una sociedad posmoderna con
Short Story : Interviews with Contem- con respecto a la multiplicidad de su desplazamiento de lo humano
porary Writers (1997)de Farhat Ifte- significantes de una obra artística. hacia una “proyección espuria de
kharuddin, Mary Rohrberger, y Me participó, además, del hecho progreso o de alarmantes formas
Maurice Angus Lee; Dieciséis entre- de que desde que conociera a En- de alienación cultural” (18), gene-

105
rando la visión de un mundo ex- bién cualquier seguridad sobre el momentos de profunda reflexión
traño. Según Burgos, esta visión quehacer creativo, incluyendo los teórica con otros amenos en los
de mundo activa el tratamiento planos y modelos de construcción cuales Jaramillo Levi se aproxima
de lo fantástico articulada en tor- narrativos, las sistematizaciones al lector de manera más personal.
no de conflictos creados por nue- de procedimientos estéticos, las Este recorrido se inicia con Dupli-
vos modelos culturales, sugirien- canonizaciones y afirmaciones caciones (1973), libro de mayor for-
do por tanto la existencia de una sobre lo artístico postuladas como tuna crítica de la obra del escritor
expresividad de lo extraño más verdad en la medida que ambos panameño, del cual comentan
que la presencia de lo fantástico favorecen el movimiento y el cuarenta y uno de los cuarenta y
en el caso de la obra del escritor cambio. Tercero, una conciencia cinco relatos que lo componen.
panameño. Así, constituyéndose del poder multifacético de la es- Se empieza por definir la función
como una forma de desnudez de critura, la cual entiende todo acto estética de las duplicaciones en-
lo más oculto de la naturaleza hu- creativo como una experiencia de tendida como búsqueda del des-
mana esta expresión de lo extra- multiplicación de la unidad que ciframiento del enigma así como
ño se enlaza a una exploración de cuestiona el mismo principio de un medio de comprensión de las
lo psíquico. unidad. Se produce así una escri- relaciones entre el yo y el univer-
Desde ahí se revela la tura que anula las barreras de las so, siendo que muchas veces las
existencia de dos metafísicas experiencias espacio-temporales y duplicaciones de los personajes,
encontradas—una existencial y psíquicas debido a su cuerpo mul- conciencias y situaciones se plas-
otra escritural—que dan direc- ticelular. Tales experiencias per- man como una multiplicidad de
ción a la obra del referido escri- miten, por un lado, una suerte de cuerpos sin evadir la posibilidad
tor, creando condiciones para la traslado psíquico de lo individual opuesta de contracción de todos
plasmación de sus fundamentos hacia su tribalización en cons- los cuerpos en una entidad abso-
estéticos entre los cuales se desta- cientes colectivos ancestrales. Por luta. A partir de ahí se discuten
can: primero, una realización es- otro lado, este movimiento corpo- algunos elementos presentes en
tética de lo insólito vinculado a lo ral se encuentra con otros cuer- estos relatos tales como sus prin-
transformacional que nos lleva a: pos disipándose en una cadencia cipales temas y motivos, las consi-
“repensar nuestros espacios psí- erótica que los une debido a la deraciones sobre la escritura que
quicos y nuestras construcciones disposición imaginativa inherente ellos engloban y las técnicas es-
sociales, apremiándonos a mirar al erotismo. Cuarto: una dispo- criturales utilizadas en su compo-
críticamente la carrera ciega del sición de planos integrales de la sición. De igual modo se discute
individualismo” (18). Segundo, labor creativa de tal manera que su orientación posmoderna cuyo
una identidad entre el tiempo hu- un cambio en uno de éstos afecta signo es la transformación—
mano y la escritura, ya que sólo a todos los demás. Se trata aquí entendida como una necesidad
ésta puede realizar completamen- de una extensión de la práctica de de reorientar la cultura y nuevos
te la experiencia plural de tiem- la multiplicidad hacia una nueva modos de existencia—, así como
pos en que convergen lo imagina- experiencia de lectura en la cual las conexiones vanguardistas, filo-
rio, lo espiritual y lo confesional. se experimenta el carácter mu- sóficas, psicoanalíticas e intertex-
Al rescatar el poder introspectivo tante de una escritura movimen- tuales que la obra presenta.
del arte, tal identidad provoca la tada por la discontinuidad de su Entre los temas y motivos
emergencia de las dudas sobre la cuerpo así como de sus réplicas. encontrados en Duplicaciones se
escritura y el escritor. Esta rela- El acto de escribir, se transforma destacan la duplicidad, la vigilan-
ción entre escritura y escritor su- entonces en un proceso inagota- cia, la violencia, la crueldad, el
pone desde luego la figura del lec- ble de lecturas y re-escrituras. adulterio, la culpa, el incesto, lo
tor desdoblada en la multiplicidad En este proceso se em- erótico, la enajenación, la deses-
escritor-lector, ya que el primero barcan Enrique Jaramillo Levi peración, la soledad, lo onírico, el
“siempre es un lector multiplica- y Fernando Burgos durante una auto-engaño, lo sublime y los en-
do por un infinitesimal número de entrevista en que se discuten los laces entre la realidad y la ficción
lectores y lecturas” (39). La rela- principales trazos de la exten- ,así como entre la vida y la muer-
ción escritura-tiempo anula tam- sa obra del escritor, alternando te. Se enfatiza también la cuestión

106
de la percepción y sus relaciones en las obras del escritor paname- principalmente alrededor del des-
con la mirada y la perspectiva. ño la cual aproximan al concepto amor, la duplicación, la vigilancia
El crítico y el escritor acentúan deleuziano de rizoma. Además y el desenmascaramiento. Caracol
dos elementos preponderantes en de Deleuze, señalan pensadores y otros cuentos reafirma la posición
la escritura de Jaramillo Levi: el como San Agustín, Lacan, Freud, vanguardista del autor al presen-
tiempo y el espejo. Se trata el pri- Jung y Bataille y corrientes filo- tar en ciertos relatos una tenden-
mero en sus diversos aspectos: el sóficas como el existencialismo y cia hacia lo pictórico, en la cual se
paso del tiempo y la caducidad, el nihilismo que podrían sostener realza la técnica del claroscuro.
la anulación de las categorías y teóricamente la labor creativa de En el libro En un instante y
de la sucesión temporales, la crí- Jaramillo Levi. otras eternidades predomina una es-
tica a una sociedad que acumula Se pronostica que dos li- tética orientada hacia el proceso
tiempo, almacenándolo para el bros posteriores a Duplicaciones de la escritura y sus posibilidades
futuro, las relaciones del tiempo despertarán la misma atención de repetición. Es decir que los
con la memoria e imaginación, crítica que éste. Son ellos: Caracol temas sobresalientes en los rela-
así como con lo confesional. El y otros cuentos (1998) y En un instante tos que lo componen—lo eróti-
segundo muestra la realidad y y otras eternidades (2006). Sobre el co, lo fantástico, lo metafísico,
la distorsiona, funcionando tam- primero, se reconoce su orienta- lo poético y lo metaficcional—
bién como un elemento mágico ción hacia la disquisición filosófi- constituyen la materia misma de
transformador. Ambos elementos ca sobre el tiempo y la creación, los cuentos, no sólo exhibiendo
adquieren magnitud en la obra posibilitando que aquello reciba la expresión torturada de una
del escritor panameño en la me- en ciertos relatos el tratamiento escritura fallida sino que enfati-
dida que se identifican con la es- de sujeto y objeto de la creación zando el proceso de la escritura
critura y posibilitan la aparición mientras ésta enfoque el deterioro en el momento de su realización,
del doble. Las reflexiones sobre la de la escritura y del escritor en el es decir, la escritura haciéndose.
escritura engloban su identifica- sentido de un estancamiento que De esta manera las cuestiones
ción con un acto de magia don- resulta en la frustración del escri- de la temporalidad, trazo cons-
de se entromete el subconsciente, tor. Vale notar aquí que la esteri- tante de la narrativa del escritor
resultando que muchas veces “los lidad también nutre la creación. panameño, lejos de ausentarse
cuentos se escriben por sí solos” y Otra observación refiere a la de esta obra, se concentran par-
los personajes escapan de la inter- cuestión de la autoría en el senti- ticularmente en el tiempo de la
vención del autor. Al relacionar- do barthesiano de la “muerte del escritura y de la lectura. A esta
se con lo psíquico por medio de autor”, así como la confrontación mortificación de lo imposible
un ejercicio de introspección, las o incorporación del simulacro en corresponde el sarcasmo y la pa-
transformaciones actúan como el sentido que le confiere Bau- radoja revelados como actitud es-
metáforas de las regiones oscuras drillard. En los cuentos en que tética. En cuanto a lo erótico, se
del ser humano y la intuición del el protagonista es un escritor se observa una aproximación entre
mal alcanza un punto climático. percibe el tono de confesión que seducción y escritura, redundan-
El proceso de la creación-lectura transforma al lector en confiden- do en una unidad entre Eros y la
se acompaña de la auto-crítica, te, lo que confirma una existen- escritura. Por otro lado, el placer
en correspondencia con el hecho cia ficcional de ambos. Fernando total presentado como medio de
de que las técnicas escriturales Burgos y Jaramillo Levi especu- escape del tiempo, es destructivo,
emplean una conexión entre pa- lan aquí sobre la posibilidad de la permitiendo un acercamiento de
labra, imagen, metáfora e ima- existencia de lo autobiográfico en la lujuria a la locura así como del
ginación. Jaramillo Levi observa la ficción. Se percibe en el libro un sexo al crimen. En este apartado
que en muchos de sus cuentos el tono existencialista así como una se incluyen también algunas re-
realismo se impregna de una su- dialéctica entre el pesimismo y un flexiones sobre el micro-relato,
praestructura metafórica dando punto de esperanza representa- género al que Jaramillo Levi ha
lugar al aparecimiento de lo meta- do por el amor. Sin embargo, se contribuido y difundido, así como
físico. Tanto el crítico como el au- retrata las dificultades de las rela- una crítica a la máquina editorial
tor destacan una fluidez escritural ciones amorosas. Los temas giran que alimenta la sub-literatura.

107
En lo que concierne al cuen- expresiones coloquiales, frases de les, doce poemarios, cinco obras
to, las reflexiones críticas sobre la doble sentido y dichos para obte- de teatro y ocho libros de ensayo)
creación de Jaramillo Levi prosi- ner un efecto crítico o sarcástico. se vuelve aún más impresionante
guen abordando— no necesaria- Tal tendencia hacia una incur- cuando se le compara con su acti-
mente en este orden— los textos sión al humor negro, lo satírico vidad de promotor cultural. Ésta
de Luminoso tiempo gris (2002), Gato y lo paródico perdura en Todo es engloba doce años de periodismo
encerrado (2006), La agonía de la pa- nuevo bajo el sol y Justicia poética. cultural en México promoviendo
labra (2006), Todo es nuevo bajo el sol En el primer libro se adjunta una libros y autores mediante entre-
(2007) y Justicia poética (2008). Aun- preocupación ecológica que pro- vistas y antologías, conducción de
que los temas centrales del escri- nostica lo deforme como conse- talleres literarios, participación en
tor panameño continúen vigentes cuencia de la capacidad humana conferencias y seminarios sobre
en estas colecciones, el crítico y el de destrucción, mientras que en la literatura panameña e hispa-
literato nos ofrecen direcciones la segunda obra el autoerotismo noamericana, fundador y editor
estéticas diversas que predomi- adquiere un papel acentuado. de Signos transformada posterior-
nan en cada una de ellas. Así, en La entrevista a Jaramillo mente en Fundación Cultural Signos
Luminoso tiempo gris prevalece la Levi aporta también información en la cual editó más de ciento y
tendencia posmoderna de con- sobre su poesía, su ensayística y cincuenta libros de escritores pa-
ferir a la escritura una autarquía su retorno al teatro después de nameños, fundador y editor de la
estética basada en una mezcla de cuarenta años con la pieza inédita Revista Maga, creador de certáme-
sabiduría intuitiva e imaginación, Círculo vicioso, donde se abordan los nes y premios literarios, profesor,
sumadas a la experiencia y a las temas infidelidad y SIDA dentro investigador y creador de un Di-
lecturas personales del artista. En de la perspectiva de una relación plomado en Creación Literaria
Gato encerrado se acentúa la fusión amorosa auténtica. En cuanto a en la Universidad Tecnológica de
de lo erótico y lo metaficcional la obra poética tenemos la grata Panamá.
conducida hacia la exploración sorpresa de topar con una breve Frente a estas actividades se
del narcisismo del escritor y de la antología de poemas ofrecida por incluyen en la entrevista los apar-
escritura. Desde la perspectiva el escritor que sirve de introduc- tados “El promotor y el epifóma-
de la metaficción aparece el lec- ción al lector que desconoce su no” así como “Intimando con la
tor virtual en la narración y se re- poesía cuyos temas presentan una Literatura Panameña”. En este
fuerza la concepción de la ficción relación de continuidad con la último no sólo tenemos la oportu-
como simulacro y prestidigita- obra narrativa. Fernando Burgos nidad de conocer a los escritores
ción. Otras novedades del libro se resume el enfoque poético de Ja- jóvenes y los proyectos actuales
resumen en la insistencia en el sin ramillo Levi como una persisten- de la literatura que se realizan en
sentido de la realidad así como se cia de dos motivos, el tecleo y el Panamá sino que también con-
percibe un desligamiento del an- cuerpo, la máquina de escribir y tactamos con la producción lite-
tropocentrismo. La dirección es- el cuerpo de la mujer, por fin, la raria modernista y vanguardista
tética predominante en La agonía escritura y el amor desdoblados de este país. Esta incursión en la
de la palabra sería, como sugiere en los temas de duplicidad, ex- producción literaria de Panamá
el título, una demanda de otras trañamiento, muerte, erotismo y ofrece al estudioso de Jaramillo
capacidades de expresión artísti- creatividad poética. Levi la oportunidad de contex-
ca o una nueva potencialización El ensayista Jaramillo Levi tualizar su obra en la referida
de la palabra, haciendo hincapié se encuentra en profunda co- producción. Contribuye a esta
en la arbitrariedad del signo. La nexión con el promotor cultural y visión conjunta de las actividades
escritura se entiende aquí como divulgador de obras de la litera- de Jaramillo Levi el capítulo “De
un proceso de múltiples interac- tura mexicana, centroamericana todo un poco” en el cual se puede
ciones, desapareciendo por tanto y panameña. El número de textos apreciar sus perspectivas sobre el
la concepción de autor y de texto de la obra conjunta de Jaramillo proceso creativo, su opinión sobre
únicos. Por primera vez se aso- Levi (quinientos y ochenta cuentos escritores y movimientos literarios
ma la tendencia a acomodar a distribuidos en diecinueve colec- hispanoamericanos, su formación
determinados contextos el uso de ciones y ocho antologías persona- teórica y sus posibles influencias.

108
De esta forma la obra Un
lector y un escritor tras el enigma: la
narrativa de Enrique Jaramillo logra
ofrecer una excelente exposición
y análisis de los elementos des-
tacados en la obra del escritor
panameño, así como de su for-
mación teórica y orientación es-
tética. Fernando Burgos con su
extraordinaria formación crítica
auxiliada por una actitud perspi-
caz y algunas veces provocativa
no sólo consigue sondear sobre el
enigma que da dirección a la pro-
ducción de Jaramillo Levi y com-
partir con nosotros su profundo
conocimiento del autor sino que
también nos pone en contacto
con la figura humana y con el
descomunal promotor cultural de
Panamá. Frente a este logro, pre-
veo que tal obra innegablemente
se transformará en herramienta
indispensable al crítico que se
proponga estudiar la producción
de Jaramillo Levi de modo par-
ticular y la literatura panameña
en el ámbito general. Mezcla de
indiscutible calidad académica y
dispositivos placenteros al aman-
te de la literatura, este libro indu-
dablemente despertará también
el entusiasmo del lector habitual.

Obras citadas ---. Caracol y otros cuentos. Méxi- ---. Justicia poética. San José,
co: Alfaguara, 1998. Costa Rica: EUNED, 2008.
Barthes, Roland. “The Death ---. En un instante y otras eterni- Lastra, Pedro y Enrique
of the Author.” The Norton Antholo- dades. Panamá: Instituto Nacional Lihn. Conversaciones con Enrique
gy of Literary Criticism. Ed. Vincent de Cultura, 2006. Lihn. Cuadernos de texto crítico,
B. Leitch. New York/ London: ---. Luminoso tiempo gris. Ma- 10. Xalapa, Ver., México: Centro
Norton, 2001. 1466-70. drid: Editorial Páginas de Espu- de Investigaciones Lingüístico-Li-
Deleuze, Gilles and Felix ma, 2002. terarias, Instituto de Investigacio-
Guattari. A Thousand Plateaus: Ca- ---. Gato encerrado. Panamá: 9 nes Humanísticas, Universidad
pitalism and Schizophrenia. Trans. Signos Grupo Editorial, 2006. Veracruzana, 1980.
Brian Massumi. London, Minne- ---. La agonía de la palabra. Ciu- Parnet, Claire y Gilles Deleu-
apolis: University of Minnesota dad de Guatemala: Letra Negra, ze. Diálogos. Valencia  : Pretextos,
Press, 1987. 2006. 1980.
Jaramillo Levi, Enrique. Du- ---. Todo es nuevo bajo el sol. Ciu-
plicaciones. México: Joaquín Mor- dad de Guatemala: Letra Negra,
tiz, 1983. 2007.

109
¿Hasta cuándo?
2 poemas
de Alberto Sáez
Desde el minuto fatal

Hasta la hora señalada

Desde el día que me quieras


Estos labios
Hasta que la muerte nos separe

Desde una tarde de perros

Hasta el anochecer de un día agitado


Taller

Con estos labios que tanto han gritado


Desde el naciente
Que tanto han callado
Hasta el poniente
Que tanto han murmurado
Desde el cuarto intermedio
Que tanto han sangrado
Hasta el cuarto creciente
Que tanto han sido mordidos
Desde la A
Que tanto han soplado, silbado y escupido.
A la Z

Desde la primera vez


Son estos mismos labios que tanto han hablado
Hasta el último gemido
Que tanto han susurrado
Desde que te conocí
Que tanto han seducido
Hasta que te olvidé
Que tanto han convencido

Que tanto han besado


Me pregunto si fue suficiente
Que no se atreven a decir te quiero

Por temor a no ser escuchados.

Alberto Sáez. Buenos Aires, Argentina, 1949. Reside en Panamá desde 1979. Magister en Administración de Empresas
con especialidad en Finanzas. Piloto privado de avión. Trabajo actual: Gerente de Finanzas de Motta Internacional,
S.A. (Zona Libre). Distinciones: 2” lugar concurso IPEL sección cuentos 1997; 1” lugar concurso INAC cuento 2005; 2”
lugar Premio Municipal de Poesía “Amelia Denis de Icaza” 2009. Ha publicado cuentos en la revista Maga y en el
periódico El Universal.

110
50 AÑOS DE ESCRITURA:

Noticias Culturales de la UTP


CONGRESO INTERNACIONAL EN TORNO A LOS APORTES
DE LA OBRA LITERARIA DE ENRIQUE JARAMILLO LEVI
D el 6 al 8 de julio de 2010 se llevó
a cabo en el Teatro Anita Villalaz
del Casco Antiguo una actividad
cer en Panamá dicho foro académi-
co que se realizó mediante un Acto
Inaugural en el que hubo una Con-
se realizó también la presentación
de un nuevo libro de cuentos de Ja-
ramillo Levi (Escrito está, Letra Ne-
académico-literaria denominada 50 ferencia Magistral de Villarreal Ver- gra Editores, Guatemala, 2010) y de
AÑOS DE ESCRITURA: CONGRESO gara sobre el conjunto de la obra de un libro del crítico chileno Fernando
INTERNACIONAL EN TORNO A LOS Jaramillo Levi la noche del 6 de julio, Burgos (Universidad de Memphis,
APORTES DE LA OBRA LITERARIA y 5 Mesas Redondas y presentación Tennessee), titulado: Un lector y un
DE ENRIQUE JARAMILLO LEVI, or- de nuevos libros de y sobre este au- escritor tras el enigma: la narrati-
ganizada por el Instituto Nacional tor los días 7 y 8 de julio. va de Enrique Jaramillo Levi.
de Cultura y la Universidad Tecno- Se contó también con el apoyo Próximamente se publicará como
lógica de Panamá. “La sobresalien- de la Embajada de España en nues- libro la Memoria del Congreso (3
te trayectoria literaria del escritor tro país, así como de varias empre- discursos, 1 conferencia magistral,
panameño Enrique Jaramillo Levi sas patrocinadoras: Hotel Country 14 ponencias y 2 reseñas de los
(1944), su destacada y comprobada Inn & Suites (Amador); Supermer- libros presentados).
proyección y valoración internacio- cados Riba Smith; Editora Panamá Los expositores analizaron di-
nal, la excelencia de los aportes de América, S.A.; Lotería Nacional de versos aspectos de la producción
su amplia bibliografía a la literatura Beneficencia; Librerías El Hombre cuentística, poética, ensayística y
hispanoamericana de los últimos 40 de la Mancha; Universidad del Arte como promotor cultural de Jarami-
años, y el hecho de que en 2010 se Ganexa; Restaurante Tinajas ; Uni- llo Levi. En este Congreso Interna-
cumplen 50 años consecutivos de versal Books y Agasajos Chez Marie. cional participaron: de España, el
escritura de este autor (quien em- La Comisión Organizadora es- crítico Fernando Valls (Universidad
pezó a escribir a los 15), ameritan la tuvo integrada por el crítico Fredy Autónoma de Barcelona); de los
organización, en nuestro país, de un Villarreal Vergara (Presidente), y por Estados Unidos, los críticos Fernan-
Congreso Internacional en el que los los escritores Lupita Quirós Athana- do Burgos y Fátima Nogueira (Uni-
diversos aspectos de su valiosa obra siadis (Coordinadora), Gina Paola versidad de Memphis, Tennessee),
cuentística, poética, ensayística y Stanziola (Tesorera), Lissete Lanuza y Nicasio Urbina (Universidad de
como promotor cultural infatigable Sáenz y Alberto Cabredo, así como Cincinnati, Ohio); de México, el críti-
sean debidamente analizados y di- por la Lic. Vielka Vargas (Directora co Lauro Zavala (Universidad Autó-
vulgados por reconocidos críticos Nacional de Publicación del INAC) noma Metropolitana, México, D.F.)
nacionales e internacionales”, seña- y la Ing. Geomara Bethancourt de y de Guatemala, el editor y escritor
ló en su momento Fredy Villarreal Escobar (Directora de Extensión Armando Rivera. Por Panamá, par-
Vergara, crítico literario santeño y de la U.T.P.). Además de contarse ticiparán como expositores los crí-
profesor de la Universidad Latina de en este foro académico con un nú- ticos: Fredy Villarreal Vergara, Irina
Panamá en la ciudad de Chitré, ges- mero importante de ponencias de de Ardila, Rodolfo de Gracia, Fulvia
tor del Congreso. destacados estudiosos panameños, Morales de Castillo, Margarita Vás-
Si bien la iniciativa de organizar vinieron a nuestro país distinguidos quez, Melquíades Villarreal Castillo,
este Congreso fue una propuesta especialistas literarios de España, Beatriz Valdés y Allen Patiño. En el
del Prof. Villarreal Vergara, se logró México y los Estados Unidos, quie- Acto de Clausura Enrique Jaramillo
para su exitosa realización el apo- nes conocen a fondo la extensa obra Levi pronunció un breve discurso de
yo del Instituto Nacional de Cultura de Jaramillo Levi, y aceptaron hacer agradecimiento en el que, a su vez,
y de la Universidad Tecnológica de públicos aquí sus análisis y juicios expresó algunas de sus conviccio-
Panamá, entidades que asumieron de valor, junto con sus colegas na- nes y principios literarios.
decididamente esta iniciativa de ha- cionales. De forma complementaria,

111
11 nuevos cuentistas

Voz de
Cuentistas del Diplomado en Creación Literaria 2010

agua
por Ramsis Mejía Aguilar

C uando la escuché cantar por vez primera, su


voz suscitó un movimiento súbito en mi mano,
para llamar la atención de quienes conversaban
cluían con una sensación de oleaje y la remem-
branza de aquellos dibujos que aparecían con sólo
colocar las curvas francesas de mi abuelo sobre el
conmigo en aquel instante. papel. Él se limitaba a sonreír cuando veía esos se-
–¿Escuchan esa voz? res en mi cuaderno; una en cada página, termina-
Todo en derredor pareció aminorar su veloci- das con ese vigor de resplandores acuáticos que se
dad. Esos cautivantes códigos de Hidrosfera me derramaban de la caja de 36 lápices que, como un
eran familiares. Cinco minutos de inmersión y el augurio, me había regalado.
trasmallo del saludo me sacó de la realidad. El anuncio de la Muestra Musical Universitaria
–Hola – su andar por el pasillo central del audi- me empujó lejos de las orillas del recato.
torio desencadenó una onda suave de brisa mari-
na de amanecer. “SE BUSCA A LA ENFERMERA
–Hola, ¿qué tal? –no sé cómo atiné a respon- ORIANA OBDULIA ORTEGA
der. PARA INTERPRETAR CANCIÓN.
–Muy bien. Que tengan buena suerte– dijo, sin FAVOR LLAMAR A RADAMÉS MEREJO
detener el ondular pisciforme de su pantalón de AL TELÉFONO 264-5459.”
bastas de elefante que la conducía a la salida.
Nuestro turno al ensayo se acercaba. Puse los letreros tamaño carta, hechos con mar-
–Quiero que ella cante para mí. cador negro, por todos los espacios visibles.
–Bueno, corre y háblale. Un día de inicios de enero, la vi bajar por las es-
–Después del festival, será mejor. calinatas de su escuela con su paso de brisa marina
Una expectativa de generoso y plano remanso de amanecer.
me subía por los pies a medida que transcurría el –¡Al fin! – rompí la paz de su andar.
espectáculo. –Hola – se sorprendió como pez circunscrito
El trueno del veredicto favorable desató una por la tarraya.
borrasca de besos y abrazos entre los miembros de –¿Imagino que viste los letreros?
la agrupación, en medio de la marejada del públi- –N… no. ¿Cuáles letreros?
co en desorden. Por más que me empinaba por Su sonrisa de ola ancha y sus ojos de ónice y ná-
encima del nivel de las cabezas, no lograba dar con car me distrajeron un poco.
ella. En la hoja del programa, sólo me quedaba su –Hace más o menos un mes, puse letreros en to-
nombre y el de la escuela que había representado. das las paredes de tu escuela, solicitándote para que
Durante dos meses, mis horas de sueño con- cantaras una canción mía en el festival de mayo.

112
–¡Ay, eras tú! seguridades que me impedían el movimiento fá-
–Pero, si los letreros hasta tenían mi nombre y cil.
mi número de teléfono… –Pensé que, si alguien merecía una tarjeta en el
–No, es que no fui yo quien los vio. Unas com- día de la amistad, ése eras tú –me rescató con su
pañeras de la escuela me hicieron el comentario y voz ante la inminente asfixia.
pensé que estaban jugándome una broma, porque –Gracias – es todo lo que fui capaz de decir,
cuando revisé las paredes, no vi nada. mientras recuperaba el aliento. Ella no levantaba
–Bueno. Eso ya no importa. El asunto es que la vista del suelo.
hay un festival en mayo y quería saber si estarías Un minuto después, la invité a cantar. Afiné la
dispuesta a cantar una canción mía. guitarra, introduje el tema con un arpegio y su voz
–S… sí, está bien. se esparció, aminorando la velocidad de todo en
Algo mareado por el sencillo mecer de su res- derredor. Empero, una variante en su timbre habi-
puesta increíblemente afirmativa, propuse ensa- tual propició el desalojo de los corredores y, en el
yos y acordamos días, horas y lugares. edificio entero, sólo quedamos ella y yo.
Al principio, creí que era mi imaginación, pues Lo mismo empezó a ocurrir donde quiera que
ensayábamos en un salón cerrado de pequeñas estuviéramos ensayando, siempre y cuando yo le
ventanas dispuestas a dos metros del piso. Pa- hiciera alguna observación con respecto a entona-
sadas seis semanas, iniciamos los ensayos al aire ción, dicción o interpretación. Aún así, ella procu-
libre, con la idea de inmunizarla contra el pánico raba estar conmigo más a menudo, haciendo sus
escénico. Fuese plaza, parque o jardín, siempre pasos mucho más sutiles al acercarse.
ocurría lo mismo. Cuando cantaba, la velocidad de Por mi parte, yo buscaba entre libros, folletos,
todo aminoraba y sus cabellos largos, recogidos en revistas, sueños y recuerdos alguna fórmula para
una cola, oscilaban irregularmente con la textura y hacerle frente a este desconocimiento de palabras
forma de las algas pardas del mar del Sur. que me ahogaba con cada muestra de cariño que
La obtención del segundo lugar fue motivo de ella me daba. Claro que, además, era urgente co-
celebración, sobre todo porque estábamos con- rregir lo del timbre de voz. Si no, ¿quién nos iba a
vencidos de la culpabilidad del baterista, quien, escuchar?
al parecer, desconocía por completo el ritmo del Una noche de vacaciones en Gardí Súgdup, de-
mar. cidimos ensayar para participar en una actividad
La madre de Oriana dispuso que nos reuniéra- cultural de la comunidad. Bastó la observación so-
mos el domingo, para almorzar en el Club de Mon- bre la letra de una canción, para que la voz de Oria-
taña. Pero, como nadie supo lo de la piscina, única- na causara el desalojo paulatino de las veredas y
mente Oriana fue preparada para el nado. hasta del firmamento, haciéndole perder sus ador-
Sus movimientos eran tan precisos que el des- nos adamantinos. Esta vez, una lágrima se resbaló
plazamiento del agua pasaba inadvertido. Lo más de su conjuntiva a la arena, dejando paralizado al
impresionante era el tiempo que permanecía bajo mar por un minuto.
el agua y la salida de su cuerpo hasta la cintura, Me retiré desconcertado hacia el embarcadero.
con los brazos extendidos hacia el cielo y sin tocar Allí me fue a buscar ella.
el fondo con los pies. Nunca hacía clavados. En –Perdóname, Radamés. Prometo que esto no
lugar de eso, prefería entrar deslizándose por los volverá a suceder.
bordes. –Perdóname tú a mí. Sé que te estoy haciendo
Entre amarres de notas y versos, se fueron acer- daño.
cando las naves de nuestras vidas sin darnos por –No te preocupes por eso y regresemos a ensa-
enterados, hasta que, durante un ensayo, ella me yar. No quiero perder tu amistad.
regaló una tarjeta de San Valentín. –Nunca perderás mi amistad. De eso puedes
Por un momento, me sentí sumergido entre in- estar segura. Pero, ahora, necesito estar a solas.

113
–Está bien.
Los trinos de la mañana me sacaron de la ha-
maca con un regocijo salino. Había encontrado la
solución. Me dirigí al rancho en donde se alojaba.
Marla
–Se fueron al muelle.
–¿Se fueron? bajo la
lluvia
–Sí. Todos se fueron al muelle.
Agitado por la carrera, alcancé a ver el velero
que pasaba veloz frente al muelle.
–¡Ven con nosotros! – su gritos levantaban cres-
tas violáceas en el agua.
–¡No sé nadar! por Shantal Murillo
–¡No importa, yo te salvo!
–¡Cuando vuelvas, te daré un beso! – una salpi-
cadura me roció el rostro.

E
–¡Que, ¿qué?! – pero, el quejido de las gaviotas
no la dejaban escuchar con claridad y, a la tercera sta es la historia de Marla y de los extraños
vuelta, ya no estaba en el velero. sucesos acontecidos a su alrededor cada
Más allá de Tupile, la alcancé a ver nadando día lluvioso de abril de 2005. No me pregunten
como siempre; sin esfuerzo alguno. Se sumergía por qué sucedían estos extraños e insólitos even-
por minutos y, otra vez, aparecía con su sonrisa de tos, porque seguramente la única repuesta que
ola ancha y sus dientes aperlados. Lo último que vi podría darles es que lo ignoro por completo. No,
fue una cola horizontal de mamífero acuático. no estoy aquí con el propósito de explicarles las
Dicen los nativos que la han visto cantando, re- causas, mi cometido es única y exclusivamente
posada en los bancos de arenas blancas, aminoran- documentar lo que con mis propios ojos observé
do la velocidad de los pelícanos en clavado. Para aquel extraño mes de abril en Panamá, específica-
esos días, aseguran que la pesca es mejor, porque mente en la comunidad de Las Tablas.
viento se detiene, para escuchar su voz. Marla Rivera, una jovencita de trece años, es
Casualmente, ayer, recibí una fotografía, como hija de la hermana de la abuela de mi prima, y
de postal. Ella aparece con el torso fuera del agua, era la única persona que conocía en el pueblo de
hasta la cintura, y los brazos extendidos hacia el Las Tablas. Desde hacia algunos meses que venía
cielo, saludando con su sonrisa de ola ancha y sus dándole vueltas a la idea de hacer un estudio so-
dientes aperlados. A sus espaldas, va un crucero ciológico del comportamiento de las personas,
de turistas navegando. cuando éstas estaban alejadas del ruido y estrés
Al revés de la fotografía, escritos en tinta de se- de la vida en la ciudad. Las Tablas era un pueblo
pias, estaban los siguientes enunciados: más que perfecto para esta misión, pero invaria-
“Cuando quieras cantar conmigo, volveré a en- blemente necesitaba pedirle el favor a la madre
sayar contigo” de Marla para que me diera hospedaje por el mes
y medio que duraba el experimento.
Casi he olvidado la primera vez que vi a Mar-
Ramsis Mejía Aguilar: Panamá,1963. Técnico en Artes Plásti- la… recuerdo que fue en uno de los famosos car-
cas (INAC); Licenciado en ingles con énfasis en traducción; navales tableños, la familia de mi prima me había
Profesor de Inglés; Postgrado en Docencia Superior. Ha
invitado a pasar los carnavales con ellos y nos
publicado los poemarios: El canto de la Choroteca y siete so-
netos de aguacero (2002) y Memorias del mar y otros platónicos quedamos en la casa de la pequeña. Yo podría
secretos (2007). Egresado del Diplomado en Creación Li- tener unos diez años y la niña unos cuatro o cin-
teraria 2010 de la UTP. co. No se por qué, pero desde el primer momento

114
en que la vi supe que había algo especial en ella, –No es buena idea que Marla salga con este
algo fascinante que no pude realmente descifrar clima – dijo su madre antes siquiera de que ella
aquella vez. pudiera responderme. Era muy raro que Elena se
Llegué al pueblo el domingo 27 de marzo de mostrara tan sobreprotectora con su hija.
2005, con una maleta pequeña llena práctica- –Solo es ir a la tienda mamá – intervino Marla
mente de libros y todas aquellas expectativas y de inmediato – no tardaremos… Nada malo va a
emociones que la profesión generaba en mi joven pasar.
espíritu de 19 años. Era un día soleado y seco, no Me extrañó un poco la cara desesperada de
había casi ni nubes en el cielo. Marla, pero no supuse nada extraño.
Cuando me bajé del autobús que me traía des- –Te juro, Elena, solamente vamos a la tienda –
de la ruidosa capital, la madre de Marla, Elena y la insistí a favor de nuestro pequeño escape – lleva-
niña ya estaban en la estación esperando por mí. remos el paraguas más grande que tengas.
Me mostré agradecida por la cortesía que mostra- Elena se mostró cautelosa pero al final terminó
ron al esperarme, sobre todo porque su casa no accediendo y, cuando mencioné el paraguas más
quedaba muy lejos de allí. De hecho la casa esta- grande que tuviera, ella se lo tomó muy en serio,
ba en lugar perfecto, justo en el centro del pue- pues nos dio un paraguas suficientemente gran-
blo, a solo una calle del parque central. de como para cinco personas.
Marla era una joven, de lo más agradable y ca- Preferí no mencionarle nada a Marla de la ex-
riñosa, hizo todo lo que pudo por hacerme sentir traña reacción de su madre y nos fuimos corrien-
bienvenida, a pesar de que casi nunca habíamos do a la tienda para que no nos agarrara el aguace-
hablado antes; gracias a ella la primera semana ro. Ninguna de las dos teníamos ganas de abrir el
resultara menos incómoda de lo que me imagi- enorme paraguas que nos dio Elena.
naba que sería. Justo cuando llegamos a la tienda empezó a
caer este aguacero, que nos era casi imposible
El primer suceso fuera de lo normal que noté distinguir qué había más allá de dos metros de
ocurrió el sábado 2 de abril. Amaneció como cual- donde estábamos. Algunas personas quedaron
quier otro día de abril, soleado y seco, y se mantu- atrapadas dentro de la tienda como nosotras, en-
vo así hasta eso de las once de la mañana cuando tonces me empecé a arrepentir de haber insistido
el sol quedó oculto tras una nube de intenso color en venir de todas maneras.
gris. La primera cosa que me llamó la atención fue Marla parecía absorta en la lluvia, en un mo-
la mirada extraña, llena de preocupación, que le mento estiró la mano para tocar las pequeñísimas
dirigió Elena a su hija mientras tomábamos el de- gotas y, por un instante vi cómo su mano se volvía
sayuno. A medida que la mañana se volvía más azul. ¿Me había vuelto loca? Miré a Marla y ella me
nublada Marla parecía estar más pálida y poco a devolvió una mirada llena de pavor, yo le sonreí
poco aparecían marcas moradas debajo de sus como si no hubiera visto nada, y es que, ¡No pude
ojos. Marla no daba la impresión de una niña que haber visto algo!
le gustara estar encerrada. Después de un rato dejó de llover y nos regresa-
– Oye, Marla, por qué no me acompañas a mos a la casa de inmediato, pues Marla estaba muy
la tienda un rato a comprar un helado, todavía no cansada (no sé de qué) y no podía mantenerse de
he hablado con el encargado de ese local para mi pie sin quedarse dormida. La excusa que me dio
investigación – propuse inocentemente. La cara fue la falta de sueño de la noche anterior. En mi ca-
de la niña se iluminó de pronto, como lo pensé, beza empecé a ordenar un plan lógico: Marla tenía
estar encerrada en la casa no era mucho su estilo, ojeras y estaba pálida porque no había dormido
además la tienda estaba muy cerca y ambas, fla- bien la noche anterior, y su madre no quería que
cas como éramos, cabíamos en un solo paraguas saliera por eso. ¿Y la mano azul? Nunca hubo nin-
en el caso de que empezara a llover. guna mano azul, todo estaba en mi imaginación.

115
Poco antes de entrar a su casa, Marla me pidió La situación empezaba a convertirse en una
que no comentara nada con su madre. Al princi- mezcla de emociones para mí: por un lado me
pio la miré confundida ¿nada de qué? Luego pen- asustaban todo los eventos extraños que pasa-
sé en el incidente de la mano, pero eso solo había ban, por otro no podía evitar sentir una culposa y
sido mi imaginación… ¿o no? creciente curiosidad, por último me sentía ridícu-
El día pasó y yo como si nada, no hice alusión la por siquiera concebir la idea de que algo sobre-
alguna a nada en particular que hubiese pasado. natural pudiera estar pasando. Además, no podía
Los días que siguieron no insistí en salir con Marla ser tan metiche, esa familia, que no era ni mía, me
a ningún lado, aunque era innecesario, pues ella había acogido sin reparos cuando nadie más lo
iba conmigo a todas partes. Era una guía excep- hizo… no, no podía inmiscuirme en sus asuntos
cional en nuestros recorridos, conocía muy bien privados, por más raros que fuesen.
el pueblo y sus alrededores, además parecía ser En adelante traté de evitar pensar en cualquier
que todos en el lugar sabían quién era y la que- cosa rara o fuera de lugar que ocurriera con Marla
rían mucho. Aparte debo confesar que tenía una o su madre. Pero mi lado curioso e investigativo
energía que Dios mío, daba la impresión que el siempre suele barrer con todo los demás, y poco
fulminante sol y el calor inclemente que había a poco me sorprendí buscando indicios que expli-
solo le impulsaban a seguir más y más. Pasaron caran los síntomas de Marla en los días lluviosos.
siete días desde el casi imposible incidente en la Titulé a mi investigación “Marla Bajo la Lluvia”.
tienda y, desde entonces no había vuelto a llover. Después de un rato pude concluir lo siguiente: por
Cuando terminábamos el trabajo comprába- toda la casa se mostraban fotos de Marla al aire libre
mos unos refrescos y nos sentábamos en el par- jugando o realizando algún tipo de actividad, mu-
que a ver pasar a la gente. En una de esas tardes chas de estas fotos (algunas muy recientes) eran de
se dio la siguiente conversación: ella bajo la lluvia, por lo que el comportamiento y
–Qué rico clima hoy – comenté. los síntomas extraños debía tener otra connotación
–Si, por aquí, por lo general, no comienza a llo- además del hecho de que lloviera. Revisé las fechas
ver sino hasta mayo. de las fotos y por fin creí encontrar la respuesta…
–Qué bien. era el mes, no había fotos de ella bajo la lluvia du-
–Si, por eso vivimos aquí – suspiró casi sin dar- rante los meses de abril y octubre. Pero octubre en
se cuenta. Yo me le quede mirando con una mez- Panamá es un mes muy lluvioso y ella tiene que ir
cla de intriga y disimulo. Cuando se dio cuenta a la escuela y luego estaba el comentario que me
de lo que había dicho se puso pálida, me sonrío hizo en el parque… es raro ver lluvia por estos lu-
como si nada y de inmediato insistió en regresar gares en abril, pero últimamente el clima estaba
a la casa. cambiando por el calentamiento global y todo eso.
Luego, el 9 de abril, amaneció con una lúgu- Tenía que ser el mes y la lluvia lo que causaran…
bre pantalla de nubes grises en el cielo, por lo que No sabía ni cómo decirle a lo que pasaba.
se podía decir pronto nos caería un largo palo de Síntomas: Tez pálida y enfermiza, contrastante
agua. Como la vez anterior, Marla se veía pálida, con su color vivo y saludable de siempre; ojeras
con ojeras muy marcadas y un cansancio visible. muy marcadas; cansancio visible y en aumento;
En cuanto la lluvia empezó a caer Elena y Marla se humor inestable, en la mayoría de las veces de-
metieron en el cuarto de esta última, la madre sa- presivo; al parecer, sensibilidad a la luz, pues se
lió unos minutos después, pero a la hija no la volví encerraba en su cuarto con luces tenues todo el
a ver hasta el día siguiente. Esta conducta se repe- tiempo que durara el clima lluvioso; y por últi-
tía cada día lluvioso, contrario a lo que acontecía mo… piel que se torna azulada (no puedo creer
los demás días, cuando el sol amenazaba con in- que haya escrito esto).
cinerar todo el pueblo. Tal parecía que entre más Al final tuve mucho contenido sobre Marla,
calor hiciera más activa estaba Marla. contenido abundante que solo servía para ge-

116
nerar abundantes preguntas. Indagué y divagué de ellas salían disparadas grandes cantidades
mucho sobre todo lo que pasaba, pero al final, fue del polvo que cubría el piso. La niña luchaba por
eso lo único que hice, pues para la pregunta de mantenerse calmada, su cuerpo se veía más frágil
¿qué esta pasando? Nunca tuve respuesta. de lo que nunca antes había visto y la blancura de
Durante todo el tiempo que duró mi estan- su piel era la misma que la de una hoja de papel,
cia muchas veces estuve tentada a preguntarle excepto por sus pies y manos, estos eran azules.
a Marla si es que me estaba volviendo loca o si Aparté bruscamente los ojos del agujero, me
realmente algo pasaba con ella aquellos días llu- sentía mareada, casi sin aire, me empezaba a cos-
viosos de abril. Muchas veces quise entrar en esa tar mucho el respirar y me di cuenta de que ja-
misteriosa habitación en la que la chica se ence- deaba incesantemente. Me senté en la cama con
rraba por tanto tiempo. los pies sobre ella y los brazos apretando fuerte
las rodillas. En cuanto cesó la lluvia Elena entró en
El último hecho que puedo documentar es el mi cuarto.
más extraño y es el que terminó con mi estancia –Tienes que irte mañana – dijo muy seria. En su
en casa de Elena y Marla. Sucedió el 29 de abril, mirada distinguí reproche y miedo.
aún faltaban dos semanas para que regresara a la –Está bien – no me quedaba fuerza o cordura
ciudad de donde había venido, de donde nunca suficiente para fingir que no había visto nada.
debí haber salido. El 30 de abril de 2005 terminó mi estan-
Era una noche muy lluviosa, el ruido de las go- cia en Las Tablas. Ese día Elena preparó un rico
tas de agua que azotaban el techo interrumpían desayuno, que Marla y yo devoramos en silencio.
mi, por lo general, apacible y profundo sueño. A Ambas me acompañaron a la estación, Elena no
eso de las once el ruido de la tormenta se volvió dijo nada. Antes de montarme en el autobús de
más intenso de lo que me gustaba, y, por contra- Panamá Marla me abrazó y me dio las gracias por
dictorio que parezca, fue en ese momento cuan- haber pasado tiempo con ella y su madre. Hice mi
do oí aquel extraño ruido procedente de la habi- mayor esfuerzo por sonreír y le di las gracias a am-
tación continua a la mía… la habitación de Marla. bas por la amabilidad que tuvieron conmigo.
La intriga intensificó el insomnio que tenía. Aun Los sucesos vividos aquel mes en Las Tablas
así no sé qué impulso loco me llevó a meterme en nunca se irán de mi memoria. Pasado algún tiem-
el closet y balancearme en una silla para acabar po el miedo dio paso a la duda y al misterio, sin
mirando por el único, pequeño, agujero que ha- embargo no volví a Las Tablas, no le conté a nadie
bía entre ambas estancias. lo que vi en casa de Marla y nunca lo haré. Jamás
Lo que vi no puedo explicarlo, no sé si fue real, investigué nada sobre los síntomas que observé
y si fue algo que jamás debí haber visto en un en ella ni busqué respuestas que explicaran la es-
principio. Marla yacía boca abajo desnuda en la cena que presencié. El misterio de Marla y la lluvia
cama y amordazada con un trapo en la boca. Su en abril quedaran por siempre en las sombras, al
madre le acariciaba la cabeza mientras murmu- menos para mí.
raba algo que no pude escuchar. La pobre chica Hay cosas que están ocultas, y deben perma-
se estremecía en la cama empapada de sudor necer ocultas. A veces, es mejor no saber, no bus-
presa de incontrolables espasmos. El suelo esta- car, no mirar. En ciertas ocasiones la ignorancia es
ba cubierto de un polvo brillante, de color azul, una bendición.
parecía escarcha, pero se veía mucho más fino,
como la arena de alguna isla virgen en medio del Shantall Murillo. Panamá, agosto de 1990. Se graduó de
Pacifico. Sobre la espalda de Marla, a la altura de Bachiller en Ciencias y Letras del Instituto Episcopal San
Cristóbal en el 2008. Actualmente está en segundo año
los pulmones había un par de lo que parecían ser
de la carrera de Derecho y Ciencias Políticas en la Uni-
alas (como las de las luciérnagas) que se movían versidad Santa María la Antigua. Egresada del Diplo-
incontrolablemente hacia todas las direcciones, mado de Creación Literaria 2010 de la UTP.

117
La fotografía
de Juancito
por Ana Lorena Sánchez Otero

A quel día parecía uno más para Juancito, es-


taba dando de comer a las gallinas, como
cada mañana. Juancito lanzaba con mucha energía
un puñado de maíz, las gallinas reaccionaban asusta-
das, pero rápidamente se recuperaban e iniciaban un Entró por la cocina, mientras que su padre ya esta-
frenético picoteo, que Juancito observaba con mu- ba parado en la puerta de enfrente apurándolos a él y
cho cuidado, tratando de entender la naturaleza de a su madre. Sólo logró cambiarse su sucia camisa de
este animal, que como otros de la finca y del monte trabajo por una recién planchada y se dejó los pan-
le causaban mucha curiosidad. Así Juancito aprendía talones cortos que eran los únicos que le permitían
de primera mano en esta maravillosa escuela, obser- utilizar a un hombre de su edad.
vando y pensando. Lazaba otro puñado de maíz con Como era costumbre, se fue sin zapatos, pues sólo
fuerza y se repetía de nuevo aquel ritual mañanero. se usaban para acontecimientos importantes.
Juancito estaba observando el comportamiento de Siguió despacio a sus padres, como si lo arrastra-
las gallinas con suma atención como siempre; cuando ran. Miraba el suelo. Así sin levantar la mirada, sólo
desde la cocina de su pequeña casa de madera, escu- siguiendo el camino marcado por la costumbre, llegó
chó la voz de su madre que gritó, -Juancito alístese, a casa de tía Selsa.
que lo vamos a dejar con su tía Selsa. -Selsa, gritó Aminta.
A Juancito se le había olvidado que sus padres -Mande, comadre-, contestó una voz desde lejos.
saldrían a la ciudad ese día, debían comprar algunas -Aquí le dejamos a Juancito, que nos vamos pa´
cosas que no vendían en la tienda del pueblo. David.
Lo dejarían como siempre con su tía Selsa. Ella vi- -Déjelo comadre no se preocupe -grito la voz des-
vía frente a su casa, a unos 300 metros. Era la casa más de lejos nuevamente.
cercana. Ambas rodeadas por una hermosa finca de -Vaya pa´ adentro, Juancito. Pórtese bien y no se
tierras fértiles y abundante agua. atuelle, dijo la madre.
Juancito tiene cinco años y todavía no va a la es- -Vámonos, Aminta -dijo Pedro, un poco desespe-
cuela, es un niño grande y fuerte, que aparenta unos rado, no entendía por qué a su mujer le tomaba tanto
ocho años. tiempo salir de casa.
Le lanzó Juancito a las gallinas, de un solo golpe, Aquel día parecía uno más. Nada especial. Lo me-
todo el maíz que quedaba en su totuma y salió co- jor del día, para Juancito, sería la comida de tía Selsa,
rriendo hacia la casa. porque no sabía igual a la de su madre; además, ayu-

118
daría en los quehaceres de la casa y al terminar juga- -Toño y Aminta salieron a David, dijo Selsa.
ría con sus primos, pero eso lo hacía todos los días. Al Los mayores siguieron conversando y poniéndose
anochecer volverían sus padres y le contarían a su tía al día de los acontecimientos, de uno y otro lado de
las nuevas de la ciudad. Él se quedaría muy callado la familia, mientras Juancito muy alegre escuchaba
escuchando cada detalle y armando en su cabeza sus las conversaciones, sin entrometerse por supuesto,
propias imágenes a partir de aquellos relatos. Si lle- como le corresponde a un niño de su edad.
gara a sobrar dinero, comprarían algo nuevo para él, Juancito y Anel se fueron a recoger naranjas para
pero ya había aprendido a no hacerse ilusiones, pues brindarles un refresco al recién llegado y además, a
la mayor parte del tiempo, el dinero estaba contado buscar una cabeza de árbol pan. A tío Manuel, le en-
para las compras. cantaba y en Panamá no se conseguía.
Juancito estaba ayudando a su primo Anel a reco- Cuando Anel y Juancito estuvieron de vuelta, tío
ger leña para la tía Selsa, que desde temprano pre- Manuel, tenía en sus manos una cámara fotográfica,
paraba el fogón para los frijoles, cuando se detuvo. esta era apenas la tercera vez que Juancito veía una, la
Había un sonido fuera de lo normal, que lo hizo des- primera vez fue en una boda, y la otra en casa de su tía
pertar. Ladeando la cabeza escuchó con cuidado; era Lucila, la única ocasión que había salido a la ciudad,
el motor de un automóvil. Soltó la leña y con mu- desde que tenía memoria.
cha emoción, se dirigió corriendo hacia el frente de Tío Manuel les pidió a todos que se acercaran para
la casa. Pocas veces llegaban automóviles por aquel hacerles una fotografía, pero Juancito se quedo a lo
lugar. Cuando su familia necesitaba transportarse, ca- lejos. Mientras, tía Selsa se fue a la casa para arreglarse
minaban unos 25 minutos hasta la estación del tren o un poco y ponerse perfume, siempre se ponía perfume
usaban el lomo de algún caballo. antes de tomarse una foto. A Juancito esto no le pa-
Cuando Juancito llegó al patio delantero, se detu- recía extraño, las fotografías eran para siempre, y más
vo de golpe, su rostro se iluminó lentamente, sus ojos que imágenes, su Tía Lucila le había contado, aquella
se abrían como en cámara lenta, dejando ver aquella primera vez que vio una cámara, que ellas atrapaban
pupila café claro, y en su boca muy abierta se dibuja- todo lo que tenían en frente, y para Juancito todo era
ba poco a poco una sonrisa, agregando una compleja todo, y la tía Lucila no mentía. La fotografía se convir-
expresión, un tanto graciosa pero hermosa al mismo tió en un gran acontecimiento. Anel, corrió a cambiar-
tiempo. se y buscar sus zapatos. Aparecieron Leticia, Selsita,
Era el tío Manuel, llegaba desde muy lejos; desde Daniel, uno a uno todos sus primos, que hasta hace
la ciudad de Panamá a visitarlos. Hacía unos pocos poco estaban sumergidos cada uno en un quehacer,
meses, el tío Manuel se había comprado un automó- todos ataviados con sus mejores galas.
vil de segunda, era un Ford de 1947. Con cinco años -Juancito, ven para acá tienes que salir en la foto,
de uso, pero muy bien cuidado. El tío se había ido a dijo tío Manuel.
la ciudad antes que Juancito naciera, pero Juancito lo Juancito negó con la cabeza.
recordaba muy bien porque siempre volvía para Se- -Ven acá muchacho, no seas cimarrón. Dijo, el tío
mana Santa. con autoridad.
-Mira, Anel, un carro, gritó Juancito cuando pudo Juancito se acercó tímidamente y despacito, como
reaccionar. si lo castigarán.
Anel, no se detuvo, rebasó a Juancito, quien al ver -Ponte ahí, que vamos a tomar la foto. Dijo, cariño-
esto, arrancó a correr nuevamente y no paró hasta so el tío Manuel.
que llegó al carro, donde ya estaba Anel pegado a la Poco a Poco el rostro de Juancito empezó a trans-
ventanilla, mientras su tío lo saludaba, tocándole la figurarse, su boca empezó a temblar, sus ojos parpa-
cabeza, a diferencia de Juancito, Anel era un niño pe- deaban más de lo necesario. Trataba de contenerse
queñito, pero también alegre y vivaz. como un hombre de cinco años, pero el sentimiento
La tía Selsa llegó un poco después y sorprendida era más fuerte que él, y entre sollozos contenidos sa-
pero alegre recibió al inesperado visitante. lieron un par de lágrimas.

119
Resoluciones
-Hombre, dijo el tío Manuel, -¿qué te pasa?
Juancito, con mucho esfuerzo, porque no quería
llorar pero no podía evitarlo, dijo -no traje mis zapa-
tos.
-El tío Manuel rio y dijo -anda muchacho anda,
anda, busca tus zapatos.
Juancito tragó y sus ojos brillaron, y corrió lo más
rápido posible hacía su casa, solamente miraba el ca- por Carlos Gómez
mino polvoriento por el que había venido más tem-
prano con sus padres, el tiempo parecía eterno, Juan-
cito quería salir en esa fotografía -una foto, pensaba,
mientras miraba el suelo y corría en busca de su único
par de zapatos.
Llegó a la casa y abrió la puerta, no había llaves o ...D esde aquí la ciudad tiene un aspecto dife-
rente, los sombríos atardeceres parecen
adornados con nubes de oro mordidas por el sol,
cerraduras, no había ladrones o nada que robar. Em-
pezó a buscar por todas partes, debajo de las viejas algo que nunca había visto antes. Las gotas de llu-
camas, en la pequeña cocina, en los baúles, pero no via caen de los techos congeladas en el tiempo y
encontraba los zapatos. Se subió en una silla y revisó los charcos de la carretera que reflejan las luces de
arriba de los estantes, pero los zapatos no aparecían. la calle tiemblan al ver el cielo ser conquistado por
Juancito conocía a su madre, seguro había escondido la noche. Aún los rincones más oscuros, donde la
los zapatos para que no se los pusiera sólo para en- tarde se ha ido más rápido, dejan de ser  los nidos
suciarlos. de ratas de siempre, para volverse solo depósitos
Derrotado, se sentó en el borde del piso que ro- absurdos e irreconocibles de hojas muertas por el
deaba la casa de madera, sus pequeños piecitos des- invierno, todas las demás hojas vuelan siguiendo
calzos, de hombre de ocho años, aunque tuviera cin- su rumbo por las calles hasta terminar ahí, en el
co, colgaban, mientras lloraba amargamente. Lloró y olvido, sin pulso, pálidas. El único ruido que se es-
lloró, mientras cuidaba que no viniera nadie. Cuando cucha son los autos al pasar sin ir a ningún lugar,
sintió que no podía llorar más, se lavó la cara con un el camino que se extiende entre los grises edifi-
poco de agua que tomó del cántaro de la cocina y vol- cios y el vapor de las alcantarillas se prolonga has-
vió despacio por el viejo camino a casa de tía Selsa. ta el horizonte y los lleva al infinito, el vértigo es el
Llegó con la cabeza agachada. único sentido...
-No encontré los zapatos tío, dijo, sin levantar la ...Y lo puedo ver, caminando por las calles
mirada. inexistentes de sus delirios, perdido, acogido a
-Ponte allí para que salgas en la foto, qué importan sus pensamientos, resguardado del frío de la no-
los zapatos, dijo tío Manuel muy sonriente, mientras che por medio de laberintos tejidos en base a elu-
zarandeaba a Juancito, tratando de animarlo. cubraciones sobre su futuro o la falta del mismo.
Allí estaban todos, frente a aquella casa de made- Lo puedo ver y aunque parece él, no es sino la
ra construida al estilo Chiriquí Land Company. Selsa, sombra de un pasado vencido, de un sueño ren-
Daniel, Anel, Selsita, Leticia y Juancito, quien sólo un dido, por eso es que parezco saber sólo lo que me
segundo antes que su tío presionara el obturador, han contado. Aunque lo conozco bien, su voz aún
sonrió. En la fotografía su cara salió resplandeciente; resuena en mis oídos y su silencio contrae mi co-
con la luz de la inocencia. razón. Tal vez no recuerda quién soy, pero ni yo
recuerdo quién soy, porque la espiral en la que es-
tamos girando nos ha robado la identidad.
Ana Lorena Sánchez Otero. Chiriquí, 1976. Egresa-
da del Diplomado en Creación Literaria 2010 de la UTP. En Esta tarde de invierno es igual a aquella en la
2004, Mención de Honor, en el III Certamen Internacional de cual lo conocí, cuando lo vi empapado de alcohol
Editorial Nuevo Ser, categoría cuento breve. en la esquina del bar. Juro que las calles se ven

120
iguales ahora si miro hacia ese lado, pero su silue- preguntas y yo les contesté la misma historia que
ta maltrecha ya no está estancada en ese lugar Julio me contó en la víspera. Apenas salí de la es-
donde le dije hola y él sólo movió la cabeza como tación, me dirigí al hospital central, donde de se-
queriendo decir “No necesito más amigos, ya ten- guro lo llevarían. Caminé distraído, estaba seguro
go suficientes”, mientras en sus ojos se dibujaba que no había muerto, pero en su cara demostraba
su nombre: Julio. No habló mucho, yo no tenía la gravedad del asunto.
nada que decir, y en el mutismo nació la amistad, Sentado frente al cuarto donde esperaba una
empezamos a caminar juntos por el boulevard. respuesta de los doctores veía a Julio traslúcido,
Llegamos 10 minutos después, bajo el aguace- detrás de las cortinas, retorcerse y revolcarse en
ro, a ese lugar fuera del tiempo y el espacio lleno su cama, las enfermeras no me dejaban entrar, los
de astillas de vidrio y platos rotos, infestado de ra- pacientes del pabellón de enfermedades menta-
tones fanáticos de Led Zeppelin que llamaba su les, decían, son muy inestables y lo mejor es que
casa y me invitó a pasar, éramos personificaciones nadie los visite hasta que se recuperen. Yo me mo-
de charcos que se paseaban por la habitación, es- ría por saber qué pasaba.
quivando las goteras, buscando un poco de calor. Un doctor muy joven y de seguro inexperto se
Ahí dentro, entre esas cuatro paredes los bajos acercó a mí esa misma tarde cuando Julio dormía
de su voz se acentuaban, las paredes manchadas y me contó lo que había ocurrido. Empecé a ir to-
iban perdiendo del todo el color mientras avan- dos los días a verlo. No puedo decir qué me ataba
zaba la noche, me contó cómo había llegado al a ese ser humano o a los restos que quedaban de
pueblo, cómo había muerto su madre y que nun- él tirados en esa cama, con los brazos vendados
ca había conocido al padre. Una tragedia tras otra, y los ojos en blanco, pero no podía irme y dejarlo
una cicatriz gigantesca que nunca sanaría, pero solo como habían hecho todas las demás perso-
que se apaciguaba con la garganta de chimenea nas, no podía darle la espalda también, cuando
y la nieve en la cabeza. Abrimos las botellas y todo más nadie le daría nada. Julio podía escucharme
empezó a dar vueltas, era una canción. Esa fue la cuando yo le hablaba y podía ver sus ojos movién-
primera vez que lo vi y solo esa visión bastó para dose dentro de sus párpados, era como si dentro
corromper mi alma, para reconocerlo entero por de sí librara una batalla por salir de ese estado, la
estar hecho pedazos y yo en vez de recogerlos y   guerra interna ha de ser feroz cuando no se tie-
juntarlos me dejé arrastrar por la ola que me en- nen motivos para vivir pero el cuerpo se aferra a
volvía en esa habitación iluminada a medias, no seguir consumiendo oxígeno y bombear sangre.
debí seguirle aquella noche. Salí de su casa al mis- Debo decir, que Julio era más bien un fantasma
mo tiempo que los fantasmas anuncian la media allí acostado, no hablaba y luego de varios días,
noche y lo dejé tirado en un rincón, con la frente los espasmos que lo acosaban al principio habían
golpeando sus rodillas, como si acabara de nacer. cesado completamente, de manera que solo se
Regresé a verlo en la mañana, las calles aún es- podía ver el movimiento de sus pulmones bajo su
taban mojadas de la lluvia del día anterior y aun- pecho, las demás partes de su cuerpo estaban es-
que no recordaba muy bien cómo llegar, me dejé tancadas por el peso de los huesos y la incapaci-
guiar por el resplandor de las luces rojas y azules dad de los músculos. Sus brazos habían quedado
de la ambulancia que estaba estacionada afuera y en muy mal estado luego de la ingesta de veneno
el escándalo de los oficiales que acordonaban la para ratas que había consumido la noche en que
puerta de entrada con su cinta amarilla. Los para- lo conocí, la sangre en ellos se había empezado a
médicos empujaban una camilla. Era la impresión coagular para cuando lo encontró la señora que
más real que había tenido en toda mi vida, ver- cobra la renta en la mañana y su piel estaba toda
lo con el sudor en su frente y sus mejillas lívidas, llena de quemaduras y cortadas profundas.
un aspecto pálido y profundo como si el tiempo Siempre me pregunté qué podría estar soñan-
se estancara en su piel. La policía me hizo unas do, por la violencia con que sus ojos se movían, tal

121
vez imaginaba caminar por planetas lejanos, veía medicamentos y luego de varias pruebas volvió al
formas que  nunca se han visto en la tierra ni se cuarto. Fui a verlo al mediodía y lo encontré sen-
pueden imaginar despiertos, colores diferentes, tado leyendo el libro que yo solía leerle, 4 páginas
volaba sin límites de espacio. Tal vez luchaba con después de donde lo había dejado el día anterior,
Caronte, lo sobornaba para que lo llevara de todas le costaba cambiarlas por el mal estado en que
formas al otro lado del río, pero el viejo gruñón no estaban sus brazos, conversamos horas ese día y
lo dejaría pasar aún, no mientras las máquinas hi- todos los días que iba a visitarlo. Sé que Julio era
cieran su trabajo, no mientras el respirador siguie- feliz al verme, y aunque hablábamos de todo un
ra insuflando el aire vano, ni aunque las otras ma- poco, nunca le pregunté qué motivos lo habían
nos le tendieran ayuda, lo empujaran y jalaran a empujado a querer suicidarse con el veneno de
ahogarse en ese lago eterno. Afuera del hospital, ratas, aunque él era mi amigo, yo sentía que debía
el invierno se hacía fuerte, los días pasaban más respetar sus decisiones.
fríos y yo prefería estar ahí viendo esa escena de Día con día su rostro conseguía más luz, sus
muerte, leyéndole un libro antes que vagar por las pensamientos más lucidez y aunque al principio
calles en las que vivía. Salía sólo a conseguir algo le costaba un poco articular sus oraciones en un
de dinero y a reencontrarme con el vicio del bar. par de semanas era tan elocuente como la prime-
Todas las tardes antes de irme le susurraba al oído ra noche. Me alegraba verlo así, rejuvenecido. Los
que luchara, que se recuperara pronto, porque te- doctores le realizaban pruebas casi siempre para
níamos tanto por saber. Él, mi amigo que acababa medir su progreso y la asistencia psicológica pare-
de conocer, se había vuelto un refugio para mí, al- cía darle un nuevo aire a su futuro, siempre que se
guien quien en le silencio comprendía las penas dirigían a mí me contaban que estaba muy opti-
que me agobiaban, que tenía la fuerza para hacer mista y con ganas de salir a rehacer su vida. Todas
lo que yo nunca pude hacer, halar el gatillo. las noches Julio me contaba los planes que tenía
Conforme pasaban las semanas se veía me- y sus deseos de ser un gran escritor. Ansiaba el día
jor, el bulto que yacía en la cama parecía retomar de salir de ese hospital. Si yo hubiera tenido una
color, retomar sus rasgos de vida en la cara y yo casa le hubiera ofrecido un lugar donde ir, pero yo
me convencí de que podía escuchar, a lo lejos, también vivía en la calle o en el bar, dependiendo
las voces que llamaban angustiadas, pidiendo de donde me encontrara el sueño.
una segunda oportunidad, su nombre y al mismo El invierno terminaba cuando la enfermera tra-
tiempo podía sentir la oscuridad envolver lo más jo la aprobación de dar de alta al paciente Julio
interno de su corazón... y se dejaba llevar mien- Venegas de 24 años. Cuando terminamos de re-
tras el veneno entraba, haciendo presas a sus bra- coger todo de su habitación lo esperé afuera de la
zos, mezclándose poco a poco con su saliva... ¿Fue sala para que se vistiera. Caminamos por el bule-
ese sabor en su boca lo que lo convenció de sus var a paso lento porque sus piernas no se habían
propósitos? Poco a poco se fue envolviendo en la restablecido con la terapia del todo aún, lo dejé
telaraña que él mismo había tejido, y empezó a en su casa con sus ratones y sus goteras. El lugar
perder el rumbo, hasta que decidió no tratar más no había cambiado, el polvo no había entrado y la
y resignarse al mandato tirano del destino. lluvia nunca lograba inundarlo. La casera le había
Los días terminaron abruptamente, sus ojos se dado dos meses gratis por la impresión de haber-
abrieron y vieron la decadencia, la ruina y la iro- lo encontrado tirado con espuma en la boca en el
nía en la que todo se había hundido, pero sus ojos piso la vez anterior. Me quedé a dormir allí varias
siempre estuvieron abiertos, sus ojos siempre vie- noches para cuidarlo, y siempre se despertaba a
ron que había algo más allá de lo que parecía... el las tres de la mañana asustado y sudando, la movi-
agua que nos llamaba. Yo no estuve ahí para verlo, lidad de sus manos volvía lentamente y le costaba
pero el doctor me contó la serenidad con la que tomar un vaso de agua, que siempre me tocaba
Julio se había levantado una mañana, tomó unos darle. Julio era mi mejor amigo, así en su estado

122
a un puente peatonal y nos detuvimos en el me-
dio a mirar el paisaje, desde allí la ciudad tenía un
aspecto diferente, los sombríos atardeceres pare-
cían adornados con nubes de oro mordidas por el
sol, algo que nunca había visto antes. Las gotas de
lluvia caían de los techos congeladas en el tiem-
po y los charcos de la carretera que reflejaban
las luces de la calle temblaban al ver el cielo ser
conquistado por la noche. Aún los rincones más
oscuros, donde la tarde se había ido más rápido,
dejaban de ser los nidos de ratas de siempre, para
volverse solo depósitos absurdos e irreconocibles
de hojas muertas por el invierno, todas las demás
hojas volaban, siguiendo su rumbo por las calles
hasta terminar ahí, en el olvido, sin pulso, pálidas.
El único ruido que se escuchaba eran los autos al
pasar sin ir a ningún lugar, el camino que se ex-
tiende entre los grises edificios y el vapor de las
alcantarillas, se prolongaba hasta el horizonte y
los llevaba al infinito, el vértigo es el único senti-
convaleciente, en sus locuras y miedos absurdos. do cuando se mira hacia abajo y se ronda mental-
Cuando la segunda semana llegó decidí dejarlo mente la distancia.
solo e irme a la calle como siempre. Él aceptó, más Julio me pidió que buscara algo de tomar en
seguro cada vez de sí mismo. Así que nos encon- el bar, bajé las escaleras rápido, apuré el paso al
trábamos todos los días para ir al bar en la noche entrar a un callejón oscuro. Miré hacia atrás en la
y hablar un rato. Creo que Julio me consideraba penumbra por miedo y vi la imagen completa,
su amigo también y a pesar de que su presencia como un círculo de puntos que de pronto se cie-
siempre reflejaba sombra y el dolor de su aspecto rra. Corrí de regreso al puente y desde la entra-
físico, parecía que iba en buen camino. da del callejón vi a Julio lanzarse, con sus brazos
Existen algunos seres en el mundo que por extendidos, cortando el viento. Parecía un ángel
más que logren dejar pasar los rayos de luz a sus caído que por fin lograba su cometido, llegando a
almas, no pueden llenarse con ellos. Necesitan los ese lugar donde el destino siempre lo había lleva-
días de lluvia y la oscuridad para sentirse en ba- do, ese lugar por el cual yo lo había encontrado y
lance, son esos seres que han visto demasiado de dado la mano. Pude ver una sonrisa en su rostro,
la irrealidad que mueve el mundo, porque ningún justo antes que su cara golpeara la carretera y la
camino es correcto y ninguno los lleva a ningún lluvia coagulada se volviera rubí, mientras el asfal-
lugar, es ese momento inoportuno cuando descu- to se tragaba su aliento y le mostraba la salida de-
bren la vanidad absurda que cubre las venas que finitiva de su laberinto. Al final no había luz en los
laten, los pulmones que respiran, los brazos que acosos de sus resoluciones ni vuelta atrás. Aquella
abrazan y los corazones que aman. Y así, en ese tarde fue la última del invierno de 1996...
estado descompuesto por el final del invierno, me
encontré con Julio una noche en la calle antes de Carlos Gómez nace en La Chorrera el 7 de Julio de
ir al bar. Me dijo que ese día no iríamos, que cami- 1989. Es estudiante de Psicología de la Universidad In-
naríamos. Recorrimos calles desiertas, con el frío teramericana de Panamá y trabaja en el departamento
en las manos y calentando serpientes en el pecho, de Servicio al Cliente de la Compañía International Call
Center Services. Egresado del Diplomado en Creación Li-
demasiado cerca del corazón, hasta que llegamos
teraria 2010 de la Universidad Tecnológica de Panamá.

123
Mi abuela casa de mi abuela, salían huyendo al rincón que
pudieran cuando mis gritos salían una y otra vez,

Chefa
a “la hora del peinado”.
Mi abuela renegaba, yo gritaba, todos huían,
pero créanme, a mí es a quien más le dolía. Aay…

y la favorita
yo terminaba adolorida y casi china, de lo mucho
que me templaba el cabello para que fuera sojuz-
gado y controlado otro día más.
Pero déjenme decirles que mi abuela Chefa no
era mala. Era una mujer generosa y valiente. Ha-
por Editha Bethancourt bía criado ya siete hijos. Dos de ellos, vivían en
otros países y a veces le escribían o la llamaban
por teléfono y eso la emocionaba mucho; abuela
Chefa era estricta pero sentimental de todos mo-
dos. Sus otros cinco hijos, trabajaban arduamen-
te y la ayudaban en lo que pudieran, pero eso sí:

¡No la soporto más!, pensé aquel día. En


verdad, pudo haber sido cualquier día
por facilitarnos los viajes a la escuela, el día ente-
ro o la semana entera, lo pasábamos en la casa
de mi vida, mientras viví con mi abuela Chefa. Mi de mi abuela, haciendo tareas, yendo y viniendo,
nombre tiene una combinación exótica de dos supuestamente también ayudándola un poco en
nombres, así que en la casa de mi abuela me de- los oficios de la casa, que me parece a mí que más
cían Reinita, pero en verdad, de reina yo no tenía que ayudando, enredando.
más que el apodo. Todo el imperio lo gobernaba De todos modos nos queríamos mucho to-
la engreída de mi prima Tatiana. dos nosotros y a pesar de ser tan diferentes, nos
Por esos laberintos genéticos que ocurren en entendíamos, porque de no hacerlo, había una
casi todas las familias, y que parecen ser conse- correa de buen cuero colgada de un clavo en la
cuencia de lo que la mayoría de los adultos deci- pared, la cual tenía un alias: Martín Moreno, y si
den cuando escogen pareja, yo nací del color del se nos olvidaba mantener la cordura o la armonía
chocolate amargo, con ojos negros y pelo cuscús, unos con otros, mi abuela Chefa estaba dispuesta
como decían antes hasta en las poesías; tiempo a armonizarnos a la fuerza con el apoyo de su fiel
después, en una revista Vanidades, leí que ahora Martín Moreno. No quedaba otra vía que cooperar
al cabello con el que nací le llaman KinKi creo que a las buenas o ya veríamos.
mi abuela Chefa estaría de acuerdo con este nom- Yo quería mucho a mi abuela Chefa, porque
bre, porque según ella, ¿ KinKiere peinar eso? sé que ella hacía todo lo posible por aconsejar-
Y en cierta forma, por ahí empezaban mis an- nos, ayudarnos en las tareas de la escuela, o le
gustias cada día, porque mi prima Tatiana, nació decía a alguna vecina que nos ayudara. Además,
de una tía, que en el empate genético que hizo, nunca mi abuela permitió que nos fuéramos a la
tuvo esta hija casi rubia, es decir muy blanca de cama sin haber comido, esforzándose cada día
piel y con cabellos entre amarillos y naranjas, diría en repartir lo mejor que pudiera, el dinero que
yo a mis nueve o diez años. Y así, todas las ma- le daban sus hijos. Yo sé que ella me quería mu-
ñanas, peinar a mi prima Tatiana, era casi un acto cho también, pero tenía ese horrible defecto de
de relajación y confort para mi abuela; pero… preferir a mi prima Tatiana y por supuesto, la muy
peinarme a mí significaba un esfuerzo y una tor- altanera le sacaba provecho a esa preferencia.
tura para todos. Mis primos y hermanos que al Durante los veranos, nos divertíamos todos
igual que yo, se cobijaban bajo el paraguas de jugando cuanta cosa se nos ocurría, aunque los
este enorme albergue infantil que nos parecía la oficios se asignaban por turno, por igual para

124
hombres y mujeres, porque abuela Chefa decía cuentos de terror. Todos la oíamos sentados en el
que los hombres deben saber defenderse, por- suelo, alrededor de ella, con los ojos muy abiertos,
que uno nunca sabe dónde va a ir a parar o con y algunos también abríamos la boca o tragába-
quién se va a casar y que si en un futuro, tuvieran mos de vez en cuando con dificultad, imaginando
que enseñarle a su mujer a hacer oficios, ya mis todas aquellas figuras y personajes espantosos.
primos sabrían hacer todo lo necesario llegado el Esa noche, al terminar aquella tenebrosa vela-
momento. Así que cada cual debía responder por da, mi abuela Chefa nos recordó debíamos asear-
lo suyo todos los días o si no, se las vería en un nos, para evitar estragos en la cama. Yo en verdad,
combate desigual con el Martín Moreno. no recuerdo qué me pasó, pero me distraje en eso
Por supuesto, no era necesario que nos expli- un poco, pues todos quisimos irnos a dormir lo
caran nada más. Una de las cosas que me hacían más rápido posible. Fue una de esas ocasiones en
explotar, era que cuando mi prima se lo proponía que mis primos y yo agradecimos al cielo que dor-
se hacía la víctima y nos regañaban a los demás míamos compartiendo la cama con algún otro. Mi
por su culpa. A mí me gustaba mucho saltar abuela se fue a dormir de lo más tranquila. Todos
soga, y a veces hubiera podido saltar todo el día, dijimos nuestras respectivas oraciones con más
pero mi abuela Chefa era vigilante de que todos fervor que nunca. Vigilamos las esquinas y rin-
cumpliéramos con los oficios de la casa. cones para asegurarnos de que ninguna sombra
Pero de entre todas, había una regla muy es- extraña se asomara por nuestras recámaras.
pecial que mi abuela velaba porque se cumpliera Como a la una de la madrugada, me dieron
cada día: todos debíamos ir al baño antes de dor- unas ganas terribles de orinar. Eran de esas ga-
mir y ocuparnos de nuestra higiene personal con nas que no se pueden distraer o negociar, con un
mucho cuidado, y por supuesto, debíamos orinar “ahora más tarde voy” o diciendo, “puedo aguan-
antes de llegar a la cama, porque nos veríamos en tarme un poco, hasta dos horas más” pues no.
la necesidad de ir a hacerlo en medio de la noche Eran unas ganas de orinar de esas de “orinas ya o
cuando ya todos en la casa estaban dormidos y se te sale”. Pensé por unos pocos segundos que
el pequeño problema de esto es que podríamos me parecieron larguísimos y miré alrededor mien-
despertar a los demás, pues como no había ca- tras recordaba los cuentos de terror que abuela
mas para cada uno de nosotros, en algunas camas Chefa tan hábilmente nos había contado…em-
dormíamos dos niñas, en otras tres varones y así, pecé a jadear de nerviosismo, mientras miraba a
dependiendo de los cuartos, las camas y sus ta- mi prima Tatiana dormida tan profundamente al
maños. lado mío.
Ay de aquél, nos decía mi abuela Chefa, que No sé si fue el instinto de supervivencia, la fea
se le ocurra orinarse en la cama, sabiendo muy cara de la necesidad, el miedo a bajarme de la
claramente que podía haberlo hecho a la hora en cama para caminar hasta el baño, no sé, no sé y
que todos iban por turno a asearse. No importa no quiero saber. Con el sigilo de un gato que mide
quién fuera, mi abuela le daría un castigo ejem- una presa a distancia, me levanté en la cama sin
plar: no saldría a jugar, sino que se quedaría ha- bajarme de ella, me acomodé en dirección a sus
ciendo solo o sola, todos los oficios de la casa por caderas y en posición de orinar, me bajé el panty
un día entero. Para todos nosotros eso era una y listo….aaahh…. ¡ que alivio ! Le vacié el conte-
tragedia que tratábamos de evitar a toda costa. nido de mi vejiga completito….y de una manera
Sin embargo una vez ocurrió digamos así, un su- tan conveniente y misteriosa, ella no se dio cuen-
ceso fuera de todo pronóstico. ta. Siguió durmiendo con una placidez increíble,
Mi abuela Chefa, que entre sus muchos talen- sin notar que había quedado mojadita: piyama,
tos y habilidades, también resultaba ser una ex- sábana y cama. ¡Uf! Entonces yo me acomodé
celente Cuenta-cuentos, decidió durante una de con el mismo sigilo de felino y me volví a dormir,
esas lindas y frescas noches de verano, relatarnos con la tranquilidad de que la urgencia había sido

125
resuelta. Qué lío se armó a la mañana siguiente.
Mi abuela Chefa sufrió pero fue fiel al reglamen-
to. Nada menos que su nieta favorita, había igno-
rado las advertencias tantas veces cacareadas, de
no orinarse en la cama.
Abuela Chefa no pudo disimular su frustración
y decepción. Además eran demasiados testigos en
la casa, dándose cuenta de que en nuestra cama,
fue en el lado de ella, que ocurrió el desastre.
A mi prima Tatiana, por más explicaciones, tea-
tro y llanto que armó, no le quedó más remedio
que cumplir con el anunciado castigo, mientras
todos agradecían que ella se hubiera orinado, por-
que le dio el día libre a todos.
Y yo por supuesto, la pasé saltando soga.

Editha Bethancourt, Panamá, 1955. Licenciada en Diseño


Gráfico. También es graduada de Técnica, de la Escue-
la Nacional de Artes Plásticas del INAC. Ha exhibido su
trabajo y lo ha exportado a Colombia, Chile, Estados
Unidos y Rusia. Fundó su propia empresa de actividades
artísticas y actualmente, trabaja en impulsar nuevos pro-
yectos culturales. Es egresada del Diplomado en Crea-
ción Literaria 2010 de la UTP.

La soledad se refleja
por sí sola
por Vianey Milagros Castrellón

L
miento.
o supe desde el primer momento que te vi,
que tú, mi reina, estabas destinada al sufri-
Sé, por ejemplo, cuándo estás realmente ena-
morada y cuándo se trata de una atracción de
piel. Solo tengo que verlos conversando. Tú no lo
A los otros los puedes engañar con tu sonrisa notas, pero tienes una forma de inclinar la cabeza
de finalista de concurso de belleza, pero yo te co- ligeramente a la izquierda, como queriendo acer-
nozco muy bien: Eres imperfecta. Ni tu carita ni carte a tu corazón, en preparación del atropello
tu cinturita pueden ocultarlo. Parece que después amoroso que se avecina.
de tanto tiempo de vivir juntos, aún no compren- ¿O acaso no fui yo el primero en decirte que
des que te conozco mejor que tú misma. Oscar iba a ser tu condena? Y aunque tú me ju-

126
raste por el ánima de tu abuela y por tus hijos aún
por nacer que no estabas enamorada del doc-
torcito, te sorprendí diciéndole “Te amo” en una
de las primeras noches que lo llevaste a nuestro
apartamento.
¿Y acaso no fui yo quien te consoló los siete
días con sus respectivas noches de dolor, cuando
el doctorcito te abandonó? Ay, mi niña, porque tú
tampoco lo has notado, pero el sufrimiento de un
amor perdido te dura justamente eso, una semana
con sus 168 horas, ni un minuto más ni un minu-
to menos. Lo sabré yo, que te acompañé cuando
no te podías ni levantar de la cama al saber que tu
querido Pedro, Pedro El Grande como lo llamabas
en la intimidad, te había dejado con un escueto
mensaje de celular: “Yo me merezco algo mejor”.
A los demás les presumes tu labios pintados
de rojo y tus vestidos florales, pero yo sé que el
negro es el color que mejor reflejas. Y tú me hu-
yes porque ese reproche te sabe a certeza, pero
siempre regresas porque no encuentras mejor lo hablamos, pero sé que te dolió, y no solo en el
compañía en tu vida solitaria. cuerpo.
¿Quién te escucha hasta la una de la mañana, Ay, Mercedes, cuántas cosas hemos pasado
hablando de tus sueños de viajar algún día a Ve- juntos. La soledad cuando es por elección se dis-
necia para beber un capuchino en la Piazza San fruta, pero cuando es impuesta por la vida como
Marco? Ninguna de ésas que se hacen llamar tus en tu caso, sofoca. Tú estás y te sientes sola. Lo
amigas pero que a tus espaldas te tildan de ‘zorra’. sé yo, que soy el primero en verte cada mañana,
Ah, ¿no lo sabías? Pues te cuento que sentadas en acariciándote lentamente frente a mí, recordan-
ese mismo sofá donde estás tú ahora mismo, es- do los amantes que ya no están. Lo reconozco yo,
cuché a tus casi hermanas Ángela y Diana decir que soy el último en verte cada noche, cuando
que nunca habían conocido a una mujer tan pro- te duermes entre suspiros, evocando un elusivo
miscua como tú, que ya habían perdido la cuen- amor.
ta de cuántos hombres habías llevado a la cama. Eso, vuelve a posar para mí. Uno, dos, tres, me
Tú estabas en la cocina preparándoles un trago encanta cuando sonríes, aunque la alegría sea
mientras ellas te destruían y yo callé, por temor a mentira. Me encanta verte reflejada en mí, aun-
que no me creyeras. que solo sea tu soledad.
¿Pero ahora sí me crees, verdad? Te he proba-
do todo este año que soy tu mejor confidente. Lo
verificaste esa tarde de abril que llegaste con un Vianey Milagros Castrellón. Panamá, 1975. Estudió perio-
llanto ahogado en la garganta y leíste frente a mí dismo en la Universidad de Panamá (2000). Obtuvo una
el resultado de los laboratorios. A nadie le conté beca Fullbright (2003) para continuar sus estudios de
Maestría en Ohio University. Trabajó por cinco años en
que esperabas un hijo de ese ‘pelaito’ que reco-
el diario La Prensa, donde ocupó los puestos de editora
giste en un bar una noche que te atacó la sole- de la Sección Mundo y Jefa de Información. Actualmen-
dad y cuyo nombre ni siquiera llegué a escuchar; te es parte del equipo de Documentación Histórica del
tampoco a nadie le conté cuando meses después Programa de Ampliación del Canal, en la Autoridad del
fuiste al doctor a solucionar el problema. Nunca Canal de Panamá (ACP). Egresada del Diplomado en
Creación Literaria 2010, de la UTP.

127
¿Lo recuerdas? Después te llegó el enojo.
Rompiste cosas y arremetiste contra la inmor-
talidad, cuestionando su quehacer, sus designios
y te pusiste en un tú a tú donde le sacaste los pa-
por Heidi Saavedra Pérez peles a todos, sin guardarte ningún secreto.
Le preguntaste a Él si no estaba siendo injus-
to y un poco corto de miras, porque si hubiese
justicia, definitivamente las cosas no serían así, le
dijiste. Los demás también estarían en la podrida,

Y a lo sabes. Todos estos años ha habido un


monstruo silencioso que se ha ido apode-
rando de ti y esa tarde te diste cuenta.
ellos se lo merecían aún más.
Hay que ver qué bajo caíste. Traicionar así a tus
amigos. Exponer sus miserias y negociar con la
Pero tú no te puedes mentir, en tu subcons- Justicia.
ciente sabías que esto podía ocurrir, que era una Unos días después lloraste, te acercaste a Él y
probabilidad, pero preferiste apelar a la negación pediste perdón. Tuviste la decencia de avergon-
y pensar que las leyes de la estadística no eran zarte por tu egoísmo y sentirte arrepentido y te
exactas. dispusiste como el mejor de los abogados a ne-
Esto que pasa no es más que el resultado de tus gociar. Prometiste varias mandas, dejarte crecer
decisiones, tomadas durante tu juventud, cuando el cabello y llevarlo a Las Tablas para la Virgen de
te creías invencible. Ávido de sensaciones nuevas, Santa Librada, caminar de rodillas el Cristo de Ata-
te entregaste a mí con complacencia, labrando laya, ayunar a pan y agua los viernes y sobretodo
sin saber el camino que me permitiría adueñarme no volverlo a hacer.
de ti. Él te escuchó en silencio, y en ese silencio te
Te sentiste glamoroso, sofisticado. Las mujeres sentiste escuchado.
te rodeaban, los amigos te llamaban. Pensabas Esperanza vana.
que tenías la vida entera por delante para poder Han pasado varios meses y tu cuerpo y yo nos
enmendar entuertos y nada te preocupó. hemos hecho uno, comunión imperfecta.
Pero la vida siguió y no enderezaste nada, te Una enredadera oscura se ha deslizado dentro
dio pereza, te faltó voluntad y pensaste que mejor de ti, oprimiéndote, restringiéndote, absorbién-
mañana, mañana, mañana…... dote, tu vitalidad poco a poco desapareciendo.
Hoy que estás vencido miras con arrepenti- Ya no tienes fuerzas ni para hablar. Tu debilidad
miento el pasado y deseas lo imposible. es mi fuerza. Tu antigua belleza ha desaparecido,
Humano, humano. la imagen perfecta de Él ya no se reconoce en ti.
¿Recuerdas cuando te enteraste? Profanaste Su templo.
El impacto fue enorme. Tienes miedo.
Tu rostro lívido y tus labios temblorosos. Pare- Se huele en el aire, se mira en tus pupilas di-
cía que te ibas a echar a llorar. latadas por el terror a lo desconocido. Se te con-
Pero ¡no!, ¡aguantaste! traen las entrañas ante lo inevitable.
–¡Por Dios, esto no me puede estar pasando a –Calma, calma, respira suave –te dicen– si no,
mí! –exclamaste en shock. te vas a agitar más.
Pero claro que te puede estar pasando, ¿re- Palabras vanas de alguien que no te compren-
cuerdas las estadísticas?... de, de alguien que no lo sabrá hasta que ocupe tu
En ese momento las recordaste y pensaste lo lugar. Entonces de seguro que vas a querer estar
necio que habías sido al no considerarlas ni cien- ahí para decirle de manera sarcástica calma, cal-
cias ni exactas. ma…, pero ya no estarás.
El shock te duró unos días. Arrepentimiento.

128
Más que
amigos
por Federico Rodríguez G.

Desesperación.
A pesar de lo que pasó después, con fre-
cuencia recuerdo aquella época anterior a
que él se decidiera a destaparse ante mí, cuando,
Angustia. totalmente inocentes, aún éramos simplemente
Asfixia. Aire. Te falta. Lo buscas. Te escucho as- amigos.
pirar con fuerza, tus labios morados, tu cuerpo Desde niños fuimos cómplices en todo. Ade-
exangüe. más de vecinos, cursábamos el mismo grado, así
Vida. que siempre hacíamos juntos nuestras travesuras.
Algo queda en ti. En clase, algunas veces él estudiaba y yo me limi-
taba a copiar, pero en otras ocasiones me tocaba
Tiempo para que me aceptes. a mí hacer la tarea, por los dos. Aunque yo no en-
Te vuelvo a escuchar, abres tu boca en un in- tendía por qué razón mi papá no quería vernos
tento de comerte el aire y cierras los ojos en un jugando juntos, en los deportes él nunca pudo
último signo de negación, para no ver la negrura conmigo, y por eso ahora se me ocurre pensar
que se te viene encima, irremediable. que quizás ya desde entonces él tenía esa espinita
Silencio. dentro. En realidad no me extrañaría comprobar
Oscuridad. que todo venga de allí, porque, si bien yo me des-
No me aceptaste. Pero formé parte de ti desde tacaba en lo físico, él, en cambio, era más creati-
que tomaste esa decisión. Desde que tus manos vo y con tendencia hacia lo artístico. Por eso veo
llevaron a mi mejor aliado a tus labios. Tu primer en los sucesos actuales una especie de desquite
cigarrillo. planeado por él durante todo este tiempo, quizá
¿Lo recuerdas? como una manera de resarcirse.
Las hormonas y la adolescencia nos encontra-
HEIDI SAAVEDRA PÉREZ. Panamá,1975. Estudió Medicina ron desprevenidos y pensando todavía en chiqui-
en la Universidad de Panamá (2000). Se especializó en lladas. A ambos nos tomó un par de años asimilar
Psiquiatría en el INSAM (2006). Diplomada en Psicoon- poco a poco los cambios y el desarrollo. Yo me
cología en el Hospital Marie Curie. Estudios en Terapia estiré rápidamente, de seguro gracias a mi afición
Cognitiva Conductual. Postgrado en Docencia Superior.
por los deportes, mientras él se quedó bajito pero,
Trabaja en la Policlínica “Manuel Ferrer Valdés” del Se-
guro Social y en el Hospital Paitilla. Egresada del Diplo- ¿qué culpa podía tener yo? Le tomó más de tres
mado en Creación Literaria 2010 de la UTP. años alcanzar mi estatura y los otros muchachos

129
contaban historias de cómo su mamá lo llevó a un allá en casa, pero estamos lejos de todo, y eso me
médico para que le recetara suplementos vitamí- ha dado valor.
nicos, con el propósito de hacerlo crecer. —Sabes que puedes decirme cualquier cosa,
A decir verdad, ninguno de los dos tuvo mu- tanto aquí como allá. Para eso somos amigos. No
chos noviazgos. En vez de eso, cuando salíamos a importa lo que sea, cuéntamelo.
fiestas u otras actividades sociales con otros chicos —No es nada malo, no te preocupes. Bueno,
de nuestra edad, nos divertíamos en grupo, pero quizás sí lo es… no lo sé. Estoy muy confundido.
siempre regresábamos solos a nuestras casas. En —Ya te lo dije, no importa lo que sea. Habla,
ese tiempo todavía éramos meramente los mejo- por favor.
res amigos, pero ya cada uno confiaba totalmen- —Es que… No sé cómo lo vayas a tomar.
te en el otro. Nos contábamos si nos interesaba —¡Dímelo ya! Si no lo haces entonces sí me voy
alguien y hasta nos dábamos recomendaciones a enojar contigo.
para conseguir el objetivo con el sexo opuesto, —Okay, ¿ya qué más da? Allá va… Tengo un
aunque realmente nunca hicimos muchos esfuer- amor platónico.
zos para convertir esos consejos en realidad. Esa —¿Platónico?
ironía hoy me causa gracia, precisamente porque —Sí, platónico, porque esa persona aún no lo
en ese entonces nunca me pasó por la cabeza que sabe.
él sería capaz de hacerme algo así. —¿Y por qué no se lo has dicho?
Al terminar la escuela secundaria, salimos de —No me atrevo. De seguro me va a rechazar.
nuestro pueblo hacia la ciudad, para cursar es- —Pero, ¿al menos se lo has demostrado?
tudios universitarios. Siguiendo los pasos de mi —Eso sí. Todos los días le bajo el cielo, las estre-
orgulloso padre, yo estudiaría ingeniería civil. Él llas y cualquier cosa que me pida.
se inscribió en la carrera de artes aplicadas. Na- —La próxima vez que la veas, díselo ensegui-
die en su familia tenía ni un ápice de artista, y por da.
eso casi todos sus parientes y conocidos trataron —¿La próxima vez que la vea? Ese es el proble-
de convencerlo de matricularse en una carrera ma.
“de varón”, pero él se mantuvo firme en sus incli- —¿Cuál?
naciones y gustos. Mientras su papá culpaba a la —A esa persona la estoy viendo en este mo-
madre, por aquello de las vitaminas púberes, yo mento. Eres tú.
sí lo animé a seguir adelante, porque siempre he Acto seguido, sin mediar más palabras, puso su
sido de mente abierta y no creo en estereotipos mano izquierda detrás de mi cabeza y, con toda
ni etiquetas. delicadeza, posó la derecha en mi mejilla, des-
Ese apoyo que le di sin segundas intenciones, pués de lo cual cerró sus ojos y me dio un apasio-
sino simplemente por ser mi amigo de toda la nado beso en la boca, lo cual me sorprendió por
vida, lo hizo apegarse aún más a mí, de manera completo.
que poco a poco fue pasando aún más tiempo —Te amo —me dijo —quizás desde que éra-
conmigo. Al principio eso me pareció algo extra- mos niños.
ño, pero en realidad no me incomodó del todo, —¡Nunca te creí capaz de hacerme algo así!
y hasta le encontré cierta lógica, siendo nosotros —le dije con algo de turbación, y tratando de or-
dos jóvenes y amigos solos en una ciudad ajena. denar las miles de ideas que, agitadas, en ese mo-
De hecho, esa fue la misma razón que utilizó mento daban vueltas dentro de mi cabeza, como
aquel día para decírmelo todo. recién sacadas de su largo letargo por aquel sor-
—Ya no aguanto más. Necesito hablar contigo, presivo beso.
y es algo muy serio. —¿Te molestó? ¡Discúlpame!, no sé por qué lo
—No me asustes. ¿Qué pasó? hice.
—Yo nunca me hubiera atrevido a decirte esto —No te hagas el hipócrita. Seguramente des-

130
El maquinista
y el último
t r e n
por Luis Óscar Pittí Miranda

de niños siempre quisiste hacerlo, pero, siendo


sinceros, yo nunca te creí que tuvieras suficientes
agallas para lograrlo. En realidad, me alegra que al
E lena la trabajadora social del Mides junto
con Joaquín el fotógrafo, bajan del auto
que los llevó del parque de La Concepción, a la
fin te hayas atrevido —le dije, poniendo mi mano vieja estación del Ferrocarril de Chiriquí. Observa
en su mejilla, en la cual pude acariciar su barba de el gran salón de espera bajo techo, sin las aglo-
tres días, mientras en mi rostro se reflejaba una meraciones como sucedía antes. A pesar de los
sonrisa de oreja a oreja. años, la estructura del edificio no ha cambiado.
Ese día que se destapó y me robó el primer Fija su mirada en el suelo, en el lugar en donde en
beso terminó nuestra etapa de ser simplemente una ocasión estuvieron las líneas del ferrocarril,
amigos. Ni siquiera fue necesario que se me de- que descansaban sobre los antiguos durmientes
clarara y me pidiera formalmente iniciar una rela- originales de madera, denominados polines de
ción. Esas son cosas de chiquillos y ya ese tiempo macano por los jornaleros. La cantidad de grasa y
de ser niños pasó. Ahora él es todo un hombre, y aceite quemado que le cayeron los han conserva-
me hizo transformarme de señorita en mujer he- do casi intactos; han quedado como mudos testi-
cha y derecha, con ganas de ir más allá, para ser gos de una época de esplendor económico para
su esposa y madre de sus hijos. Dicen que para ser la comunidad chiricana.
buenos esposos primero es necesario ser buenos Elena viajó en el tren cuando era niña, ella re-
amigos. Ahora nosotros somos mucho más que cuerda que subió en uno denominado popular-
amigos, así que de seguro tendremos un matri- mente el motor, el cual tenía un vagón y cubría
monio perfecto. la ruta desde San Andrés hasta Aserrío; el de dos
vagones se le conoció como el repollero, trans-
portaba público en el vagón principal, en el otro
lo llenaban de legumbres, verduras, café y tabaco.
Federico Rodríguez G. Chitré, Herrera, Panamá. Arquitec- Existían dos locomotoras medianas con cuatro
to con Postgrado en Evaluación de Proyectos, en la UTP. En vagones cada una, en el vagón de primera clase
2001, gracias a una beca Fullbright, estudió una Maes-
viajaban los pasajeros con buen recurso econó-
tría en Planeación Física y Ambiental en la Universidad de
Nueva York, donde se graduó con el mayor índice aca- mico, disponía de cómodas y espaciosas butacas,
démico. Ha hecho su carrera laboral en el IDAAN, donde nadie permanecía de pie; los otros dos vagones
actualmente ejerce como Jefe de Agua Potable. Egresado eran de segunda clase, allí viajaba el pueblo tan
del Diplomado de Creación Literaria 2010 de la UTP. aglomerados como se viaja en la actualidad en los

131
buses diablos rojos. Las personas que no tenían —Joaquín, imagínate que al llegar el tren, las
la fortuna de sentarse en una larga banca de ma- decenas de vendedores corrían con sus platones
dera, permanecían de pie en el pasillo, colgados de aluminio, ofreciendo toda clase de deliciosas y
del pasamano como murciélagos, agarrándose olorosas comidas, otros voceaban los billetes de
de donde pudieran y haciendo toda clase de ma- la lotería; era un espectáculo observar a ese gen-
labares, para no caerse. tío gritando a la vez.—Naranjas, pixbaes, bollos,
Era muy usual que los borrachos a causa de la tamales, empanadas, carimañolas, albóndigas,
velocidad y la inercia del tren, cuando tomaba las chicharrones, hojaldres, almojábanos, bienmesa-
curvas, perdieran el equilibrio y quedaran encima be, panecitos, helados, lleve su periódico La Estre-
de los otros pasajeros que estaban sentados, lo lla, La Razón y Ecos del Valle—. Cada estación se
que originaba verdaderas trifulcas entre indígenas convertía en un restaurante ambulante a ambos
y toscos labriegos. lados del tren, muchas familias generaban así sus
El cuarto vagón se destinaba para la carga de ingresos en toda la ruta, pero todo se acabó; aca-
mercancía, en algunas ocasiones se le agregaba baron con una obra visionaria del ex presidente
un vagón para transportar animales y en ocasio- Belisario Porras.
nes llevaban autos para la ciudad de David. Ese —Cuánto lo lamento, discúlpame Elena que te
era el caballo de hierro chiricano que cubría la interrumpa, pero te traigo a la realidad.
ruta de Puerto Armuelles, La Concepción hasta No le contestó, pero su silencio era obvio, tra-
David en la mañana y en la tarde; ambos trenes taba de disimular su nostalgia de lo que conoció
casi siempre se encontraban en La Concepción o en su niñez, se dirigió hacía una esquina donde
en Aserrío de Gariché. estaba una vendedora de billetes, como si fuera la
Mientras caminaba con lentitud, Elena trataba única sobreviviente de ese grupo de comercian-
de hacer la ruta mentalmente, comenzó a con- tes.
versar en voz baja — ¿cuántos pasajeros fueron Se identifica y presenta a su compañero y le
transportados por estos trenes, con destino a las hace una relación acerca de su encuesta, mien-
ferias de Bugaba y de David? Continuó susurran- tras conversa con la señora, observa el edificio,
do en voz baja. — ¿cuántas miles de toneladas ahora lo utilizan oficinas públicas, a un extremo
de cargas se transportaron? Sin que ella se diera reconoció un viejo vagón totalmente destartala-
cuenta, el fotógrafo empezó a filmarle con su te- do, el paso de los años se ensañó en su estructura;
léfono, al enterarse se dirigió a él. le pide su apoyo a la billetera, para que le hable de
—Oye Joaquín, ¿quién te mandó a filmarme las personas que están en el área, pero su mirada
sin mi permiso? — le dijo sonreída. escrutadora después de analizar las columnas y el
—Sigue hablando pero en voz alta, no hables techo, se detiene en un hombre alto, delgado, con
entre dientes, de lo poco que escuché me gusta abundante barba blanca y su rostro rojo, tostado
la historia que recuerdas, de verdad me interesa por el sol, procura cubrir sus canas con una vieja
ese cuento. gorra negra de bordes dorados y la imagen de un
—Escucha lo que te voy a decir, cuando el tren tren. Sus largos cabellos largos y la gorra negra
llegaba a este lugar, mientras los pasajeros descen- hacen un buen contraste, que llaman la atención.
dían, otros lo abordaban, en ese momento se acti- — Mire señorita Elena, yo no le puedo decir
vaba, lo que hoy se conoce como el comercio in- mucho de esos tres señores que están detrás de
formal, que fue el sustento de cientos de familias. la columna, no les conozco. En cuanto a ese señor
Se sentía orgullosa de su relato. Como si fuera de la gorra negra, sí puedo hablarle porque es mi
una guía turística, empezó a narrar como si lo es- tío político, él era el esposo de una tía que murió,
tuviera haciendo para la televisión, y se transpor- conversa con dificultad porque sufrió un derrame,
tó junto con su fotógrafo por la lente de su celular camina con el apoyo de una muleta y vive en esa
hacia el pasado. casita; después de la tienda del chino, donde exis-

132
te un árbol grande de marañón; permanece todo —Gracias a ustedes por ayudarnos, con esa
el día en este lugar y en la tarde camina hacia su platita iré al médico y comeré mejor.
casa con su perro “el liniero” que siempre le acom- Conversó poco con la trabajadora social, debi-
paña. do a su dificultad para hablar, la señora Carmen le
Bueno, tratándose de que usted es trabajado- agradeció la ayuda para su tío. Le contó la historia
ra social y está haciendo encuestas para el progra- completa del viejo maquinista, prácticamente no
ma 100 para los 70, puedo decirle que él se llama dejaba que Elena se retirara.
Herminio Rojas Mora, fue maquinista de la Chiri- — Mi tío se la pasa en este lugar todo el día
quí Land por muchos años, pagó cuotas al Seguro, junto a su fiel compañero “El liniero”, duerme du-
pero las retiró porque decía que la caja quebraría rante el día, en la tarde se retira a su casa. Todas
y ahora no tiene jubilación, él vive de la caridad. las mañanas llega muy entusiasmado a esperar el
—¿El tuvo hijos, tendrá su cédula? tren, como lo hacía hace 67 años, pero yo le digo
—Sí tiene su cédula y tuvo varios hijos, uno que ya no existe el tren, que fue eliminado, pero él
murió, otro está preso pagando un crimen, en Da- insiste que tiene un compromiso que debe cum-
vid vive una hija llena de chiquillos, y unos nietos plir. No piense que está borracho, solamente se
que quieren quitarle su casa. toma un traguito de ginebra en las noches para
—¿Puede llamarlo por favor? —preguntó Ele- calentar su cuerpo.
na—. Para saber su capacidad de caminar. Mientras Carmen le cuenta a Elena los hechos
—Sí con mucho gusto. Oiga Ño Miño, venga más relevantes, Ño Miño saca una pipa tan vieja
acá y traiga su cédula que quieren conocerlo. como su dueño, toda astillada y carcomida, pero
—¿Quién me busca?— preguntó con una voz que todavía le sirve para ponerle unas cuantas
ronca y gangosa. hojitas de tabaco, la enciende, aspira y se queda
—Una joven muy guapa, ella quiere inscribirlo viendo el humo, que forman figuras caprichosas
para que reciba el cheque de los 100 dólares que parecidas a la chimenea de la locomotora 07.
está ofreciendo el gobierno a todos los viejitos sin Joaquín aprovecha para tomarle otras fotogra-
jubilación. fías desde otros ángulos, en tanto Carmen sigue
— Qué bueno, pensé que se habían olvidado refiriéndole a Elena otros hechos interesantes de
de mí, ya voy, me cuesta levantarme. este personaje.
El anciano con mucha dificultad se levantó, los —Don Herminio habla muy poco, solamente
huesos no le acompañaban, se apoyó en una de conmigo, se acuerda de su tiempo, él trabajaba
las antiguas bancas de concreto y apoyándose en muchas horas al día, es una forma de darse ánimo
su muleta se dirigió al lugar donde se encontraba ante la soledad. Anteriormente llegaba un viejo
Elena y la señora carmen, junto con el fotógrafo amigo que también fue maquinista y demoraban
que registraba el hecho para un suplemento que horas conversando. Su amigo está enfermo, ya no
tendría que elaborar. viene. Este señor se desempeñó como maquinista
—¡Ay que vaina!, ustedes me perdonan cuando y manejó locomotoras en la zona y lo enviaron a
uno está viejo, anda todo miao y hediondo; ten- los Estados Unidos a una capacitación de tres me-
go un fuerte dolor de cabeza desde esta mañana. ses, me comentó que en una oportunidad operó
— No se preocupe Don Herminio, ya le llena- una gran locomotora diesel con 50 vagones car-
mos el formulario, si no puede firmar ponga su gados de granos. Ganó dinero pero lo perdió en
huella digital aquí y la señora Carmen que firme juegos y diversiones.
en el otro renglón, ella será la responsable de us- Carmen, Elena y Joaquín observan al viejo ma-
ted. Joaquín, tómele una foto al Señor Herminio, a quinista, que de un andrajoso saco de henequén,
la señora Carmen y a su cédula— afirmó Elena. acomoda sus valores personales, unas viejas revis-
—Sí, con mucho gusto, señor Rojas quítese la tas de trenes y dos fotos de la locomotora diesel
gorra y mire la cámara por favor, gracias. 07, la 32, un lápiz y unos cuadernos con algunas

133
anotaciones de las salidas y llegadas a las esta- Carmen continuó contando con emoción que
ciones. Guarda su pipa en un envase de madera Ño Miño fue un maquinista responsable, en su lo-
junto con unas hojas de tabaco y después apoya comotora viajaron hombres de negocios, desta-
su cabeza en la pared para descansar, su perro en- cados políticos, presidentes en el ejercicio del car-
tiende que llegó la hora de la siesta y se acomoda go como el Dr. Arnulfo Arias, Roberto Nino Chiari,
junto al saco y coloca su cabeza sobre la pierna de Ricardo Arias Espinosa, el Coronel José A. Remón
su amo, quien le acaricia su cabeza. Ambos que- Cantera, y militares de la antigua Zona del Canal,
dan dormidos. cuando visitaban David y Boquete.
Pero Carmen seguía comentándole a Elena — ¿Oiga doña, ya que me quedé unos minu-
y a Joaquín que Ño Miño tenía un gran orgullo, tos, qué otras anécdotas me puede contar de él?
porque durante toda su vida, nunca atropelló ni —Bueno joven, me puedo pasar el día contán-
le pasó con su locomotora por encima a ninguna dole la historia de ese señor.
persona, como sucedía con sus compañeros que Me comentó que una vez se ganó la lotería
en la madrugada decapitaban y molían los cuer- extraordinaria, tenía los cuatro números y se fue
pos de los pobres indígenas ebrios, que se acosta- a celebrar con una mujer que conoció en un bar,
ban a dormir la juma en la línea férrea y tomaban al despertar no tenía los billetes premiados. Aga-
los rieles como almohadas. La ruta estaba llena de rró su pistola y se fue por las cantinas de Puerto
cruces, al verlas se persignaba, pero observaba Armuelles a buscar a la ladrona, sus amigos afir-
que para los indígenas muertos que caminaban man que la vieron cuando cambiaba los billetes y
sobre la línea, para ellos no había ninguna cruz. llevaba una buena macolla de billetes y después
Cuando viajaba de noche, le parecía que veía fan- se fue escoterita en un avión. Ño Miño se dirigió
tasmas en la línea. al muelle y lanzó la pistola al mar. Después del in-
Se sentía apenado, cuando se le interponían cidente con los billetes, cambió de actitud y dijo:
en su ruta, perros, vacas y caballos, a pesar de que — Si eran para mí no los pierdo— No era rencoro-
sonaba el fuerte silbato, algunas veces eran ani- so— afirmó Carmen, no discute ni pelea con na-
males que se apareaban y él no podía poner en die, siempre sonríe, es chistoso, le hace un favor a
peligro la vida de sus pasajeros, tampoco podía cualquiera y comparte lo que tiene.
frenar de repente porque podía descarrilar el tren. —En una ocasión Ño Miño conducía la loco-
Cuando deciden cerrar el Ferrocarril de Chiriquí se motora con mucha gente, que abandonaba las
deprimió tanto, que lo hospitalizaron y decía: — fincas por las intensas lluvias que habían inun-
Se han llevado mi vida. dado las partes bajas de la región, las quebradas
—¿Por qué cerraron el ferrocarril después de y el caudaloso río Chiriquí Viejo se desbordaron
haber servido tantos años a esta región? e inundaron fincas y poblados. El tren avanzaba
—En los años de la década de 1980, se dice lentamente, de repente llegó al lugar donde debía
que fue un negociado de Noriega y sus secuaces cruzar el puente y éste no existía, se lo había lleva-
que cerraron el ferrocarril, levantaron toda línea do la corriente, se salvaron muchas vidas gracias
férrea, recogieron los trenes, vagones, algunos a su experiencia y pericia, desde ese momento se
puentes y los vendieron como chatarra. Se espe- le consideraba un héroe anónimo. Con sus limita-
cula que fueron varios millones de dólares que se ciones tiene una biblia y con la ayuda de una lupa
esfumaron, no debo hablar de esto, me da temor, se pone a leer hasta que se queda dormido, así
por favor no lo diga a nadie. como usted lo ve; está sufriendo del corazón, más
— ¿Fue político el señor Miño? tarde le compraré unas pastillas para la presión
— No, que yo sepa, nunca fue político, porque arterial, cuando cobre su primer cheque lo llevaré
él decía que un maquinista tiene que transportar al cardiólogo, y le compraré medicinas.
a todo el mundo, además afirmaba que los políti- — Bueno señora Carmen, Don Herminio ya
cos le mienten al pueblo. está inscrito en el programa, debo retirarme a

134
Los ángeles
v isten de
locos
por Dayana Guillén

encuestar a otros viejitos, muchas gracias por su


D icen que la vida es un respiro, y yo era asmá-
tico.
Graciela era la vecina más alocada de todo el
apoyo, me saluda a don Herminio cuando des- edificio, o al menos, la que más fama de loca tenía.
pierte, recuerde que en noviembre debe llevarlo Había otras, como la que quemó a su perro el día
al banco a cobrar el primer pago. ¡Cuídelo mucho! de San Lázaro, o la que salió en ropa interior en
pleno aguacero de mayo, supuestamente a ba-
Por acá regresaremos a darle seguimiento.
ñarse en la playa. También estaba Paco, el mecá-
Elena y Joaquín se estaban despidiendo, cuan-
nico de carros del segundo piso, que estaba cons-
do en ese momento el maquinista despertó, lan-
truyendo una máquina del tiempo con las piezas
zó un fuerte quejido, tosió, trató de levantarse, se
inservibles que iba sacándole a los autos viejos.
arrodilló, estaba ahogado y morado, le faltaba el Pero la que más fama de loca tenía en ese con-
aire y balbuceo: — ¡Llegó mi locomotora! Este será glomerado de 245 apartamentos de mala muerte,
mi último viaje, ¡Dios ayúdame, me falta el aire! Ay, era Graciela.
me duele el pecho— Trató de levantarse nueva- Todos los días se levantaba a las 3 de la tarde, y
mente y cayó sobre lo que fueron los durmientes abriendo puertas y ventanas de par en par, ponía
de las líneas del tren, en su mano había una vieja la música a todo volumen en su equipo Sony 4 en
foto de la locomotora 07 donde aparecía sonreído 1, modelo Magnum 33, en la opción de karaoke,
y saludando desde la ventana. Todos corrieron y e iniciaba el concierto más desafinado que oídos
levantaron al viejo maquinista y se lo llevaron al pudiesen resistir. Varias veces llamaron a la policía
los vecinos, y todas las veces la policía salía de la
hospital; su leal amigo “el liniero” ladró y aulló por
casa con la cabeza baja, derrotados sabe Dios con
la partida de su amo luego se echó en los cartones
qué argumentos. Y una vez más, las paciencias
que le sirvieron de cama al maquinista. Se afirma
eran puestas a prueba por un tiempo hasta que
que de allí no se mueve, permanece en ese lugar,
alguien volvía a caer en la desesperación.
esperando a su amo. Así fue como un día, el tercero de sus vacacio-
Luis Oscar Pittí Miranda, David, Chiriquí, Panamá, 1946. nes, mi mamá, que nunca lidiaba con eso pues
Licenciado en Derecho y Ciencias Políticas por la Univer- siempre ocurría en su horario de trabajo, me man-
sidad de Panamá, Diplomado en Creación Literaria por dó a casa de Graciela a decirle que si no quitaba la
la Universidad Tecnológica de Panamá en el 2010, rea- música llamaría a la policía.
lizó estudios en inglés en Florida State University. Ejerce —¿Quién es? —respondió Graciela cuando to-
la comunicación social desde 1970 en emisoras y televi- qué la puerta
soras nacionales.

135
—Es Raulito, el del piso 8vo. aire fresco que circulaba de ventana a ventana, se
—Oh.... ¿qué quieres? había incluso impuesto al olor del rosal.
—Le traigo un recado. Estaba yo con la boca abierta, sorteando mi
—Bueno, grítamelo, que ahora no puedo abrir- vista y mi olfato, cuando ella me interrumpió:
te la puerta. - ¿Y qué quería el niño Raulito?
—Por favor Graciela, ábrame o mi mamá me - Eh, bueno, verá….
castigará —le dije yo intentando persuadirla. Sa- Bajé el cabeza, apenado ante esta persona di-
bía que estaba loca, pero quizás sí tenía buenos vina, y sin la determinación para sobreponerme a
sentimientos. la jerarquía generacional y a la de territorio.
Luego de un pequeño silencio la puerta se - ¿Qué? ¿Has venido a decirme cómo debo vivir
abrió y una figura grande e imponente apareció. mi vida en mi casa?
Era una mulatona, ya pasada en años y en libras, Me quedé inmóvil. Aquella señora se atrevía a
que delataba una hermosura pasada irresistible. intimidar a este pobre mensajero del diablo, y aun
Su busto, ya caído, era muy grande para su peso, así se mostraba vulnerable, santa divinidad hecha
como si hubiese amamantado hijos alguna vez, mujer. A la vez que marcaba bien su territorio y sus
más bien un pelotón de bebés. ¿Acaso habría te- derechos me daba papel de inquisidor, elevando
nido hijos? Nadie le conocía familia. mi inteligencia y mi experiencia a niveles nunca
—Adelante…pase Ud., señorito. antes alcanzados, me trataba como un igual, que
No había terminado de decir esto cuando ya yo podía inquirir con tanto derecho como un adul-
estaba adentro. ¿Cuál no fue mi expresión cuando to, aunque en este caso estuviera inquiriendo lo
vi toda aquella belleza en un apartamento de 60 equivocado. Santa divinidad hecha mujer, que en
mt2 de un solo cuarto? Las paredes pintadas de su postura desafiante me regalaba respeto. Me
verdes y azules, en infinitas combinaciones de fi- había elevado de simple mensajero a contrincan-
guras y tonos, eran solo violentadas por cuadros te suyo. Yo, claro, ante tanta importancia inespe-
sobrios de grises, blancos y negros, y por pañue- rada no supe cómo reaccionar.
los felizmente cayendo en distintas formas desde - Yo… yo…. yo venía a preguntarle algo….
un sombrero, desde una escultura, o incluso, des- - Pues habla de una vez…. y vete.
de un hacha. - Pero, ¿por qué me trata tan mal? Ni siquiera
Los sillones de la sala, todos de madera vieja sabe a qué he venido.
y dura, habían sido tallados con figuras animales, - Sí lo sé - me dijo mirando fijamente, sin dudas
armoniosamente ordenadas, dando la sensación en sus ojos - Pero hagamos algo. Si no es lo que yo
de una fiesta folklórica. La mesa del centro, tam- digo, me disculparé y hasta te invitare a un té de
bién de madera, tenía talladas las mismas figuras yerbas y unas galletitas. Pero, si estoy equivocada
pero con algunas en blanco nácar, y en la parte te vas ahora mismo de aquí, le dices a tu madre
superior, un tablero de ajedrez incrustado grita- que llame a la policía ya si quiere, y aquí no pones
ba “respeto” para su dueña. Los portavasos eran un pie más en tu vida.
toda una revelación del ser. Tablitas de corcho - Un té y unas galletas no reponen su mala ac-
contorneadas, regalándole a la imaginación del titud - le respondí aun si subir la cabeza. Y aun así,
observador su más intima conversación con su sentí que sonrió, antes de contestar:
subconsciente, prometían hacer pensar en com- - Tienes razón... tienes mucha razón. Entonces
binaciones de sentidos e ideas al que estuviera te daré algo mucho mejor, que compensará de
dispuesto a detenerse a descifrarlos. sobra mi actitud.
Unos cojines muy cómodos estaban tirados Sentí su vista clavada en mí. Sabía que me mi-
estratégicamente al rededor de la mesita, tentan- raba esperando a que yo subiese la cabeza, son-
do al visitante más cansado a la más placentera riente, esperanzada por un momento, queriendo
siesta. Por entre ellos estaba tirados unos pétalos ser sorprendida.
de rosas frescas, recién sacados del hermoso ro- —Ok, le diré. Por favor no se ría.
sal que crecía en una de sus dos anchas ventanas. Me atreví entonces a subir la cabeza, lenta-
Un incienso a medio quemar ya había llenado la mente, y a mirarla a los ojos.
habitación de olores suculentos, y resistiendo al —Solo quiero saber….

136
En eso tocaron la puerta, para mi salvación. Un —Dios la bendiga Graciela, y Dios se lo pa-
señor que jamás había visto en mi vida me ofrecía gue….
tiempo para inventarle una razón a Graciela. —No lo hago por ti…. bueno, ahora vamos a
—Qué bueno que llegaste. No sabía si ven- lo tuyo…
drías…. —¿Dónde me pongo?
—¿Cuándo te he fallado? ¿Eh, Graciela? —En el sofá… espera que traigo una sábana.
—Bah… cállate, charlatán. Salió de nuevo Graciela, ahora al cuarto, pero
En eso el hombre flaco y con aspecto de inte- esta vez el hombre no se atrevió a mirarla cami-
lectual con mala vida notó mi presencia. La ver- nar. Su expresión había cambiado, y la gratitud,
dad era todo un contraste con aquella habitación. que aun cabía en su rostro, le había devuelto 5
Su piel pálida con manchas rosadas de distintos años de juventud.
tonos, venitas azules, y granitos; su pelo reseco —Tírate ahí - dijo Graciela mientras tendía la
en las puntas y aceitado en las raíces, sus pupi- sabana sobre el sofá
las nerviosas insertadas en unos ojos enrojecidos, El cuerpo flaco y maltrecho cayó como saco de
sus ojeras profundas y moradas, una argollita en huesos, a punto de desordenarse. Las manos gor-
la oreja izquierda y una voz de fumador acérrimo, ditas y bien cuidadas de la diosa se atrevieron a
ya lo definían. Mi primera impresión: un tipo de quitarle la camisa apestosa a aquel hijo olvidado
vicios nocturnos y preocupaciones más grandes de Dios, y la escena de la espalda hizo su cara pa-
que sus vicios. recer bella.
—¿Un invitado? —Ha mejorado mucho… si sigues así en un
—No, ya se iba… mes estás curado… y lo estarías antes si bebieras
—No te apresures mujer, que no tengo tiempo menos y fumaras menos
para que lo despaches… hola niño - me dijo con —¿Quién está apurado? - y acto seguido re-
una mirada rápida y giró en sus pies, dándome la accionó, y bajó la hostilidad ante la mano que
espalda y dirigiéndose a Graciela nuevamente - velaba por él - tienes razón…pero ¿sabes? …un
ando corto de tiempo, cinco minutos y me voy. problema a la vez...
—¿Cuándo no? —Me gusta eso que has dicho.
—¿Y tú para que quieres que me quede más —No creo que pueda con todo a la vez…
tiempo, eh? —Muy bien. Haremos algo. En un mes, cuando
—No te hagas el listo. esto esté curado, te haré un tratamiento para la
El hombre sonrió pícaro, habiendo ya olvidado bebida primero…. Verás como poco a poco va-
al niño del rincón que lo observaba a través de su mos devolviéndote esa lozanía que deberías te-
imagen reflejada en el espejo. ner a tus escuetos 33 años.
—Tú te lo pierdes. Me quedé paralizado. ¿33 años? Ese hombre
—Bueno, ya, déjate de idioteces que tienes parecía de la edad de mi abuelo. 33 años tenía mi
poco tiempo…. ¿trajiste el dinero? madre y parecía su hija.
—Cada centavo. Todo el diálogo se desarrolló mientras ella le
—Ok, espérame aquí. frotaba una medicina de preparación casera en su
Salió ella de la habitación, moviendo su fondi- espalda. Diez minutos pasaron antes de que ella
llo grande sin ser inmenso, con todo el encanto dijera:
que siempre lo hacía. Y mientras tanto, seguía la —Ya está. Listo, hijo.
música andando, y mi mamá quizás preguntán- —Eres un ángel.
dose por qué diablos tardaba tanto su hijo en dar —No exageres.
el mensaje, y cómo era posible que la música si- -—Sabes que sí.
guiera su paso imperante. El hombre la miró irse, —Bah.
sin quitar su vista del fondillo divino, ¿acaso tri- —¿Me dejas?
bulando algún negocio para tenerlo una noche a —Por supuesto.
su merced? Graciela regresó rápido de la cocina y En eso el hombre tomó el micrófono del ka-
antes de que él abriera la boca, dijo: raoke y empezó a cantar. Era un martirio, un sim-
—Esto es para ella. Es un regalo. ple martirio, insoportable, grotesco. Graciela solo

137
gritaba: colocaba un ungüento en la lengua de la señora.
—¡Sácalo!... ¡sácalo!... ¡Saca lo que tengas den- Más palabras ilegibles y la vieja tragando, y más
tro!... ¡Sácalo! palabras ilegibles. Transcurrido un rato, el karaoke
El hombre más inspirado que nunca se dejaba sirvió de terapia una vez más, aunque por suerte
llevar, se olvidaba de la melodía de la canción de los gritos no sonaban tan desesperados como la
fondo, marcando su propio ritmo, y solo lanzaba otra vez.
gritos de llantos y penas, súplicas, todo sin pro- —¡Sácalo, Carmen! ¡Sácaloooooo! ¡Sácalo!
nunciar palabra legible, era un balbuceo de ho- Cuando Carmen se hubo ido y ella se sentó a
rrores y penas. mi lado, ya yo sabía que decirle:
—¡Sácalo!... ¡sácalo!... ¡déjalo que se vaya por la —Ok. Tú sabes a lo que vine, pero ahora cam-
ventana! …¡sácalo!…. bié la razón.
Y el hombre seguía gritando y gritando, hasta —vAhhh ¿si?… sorpréndeme.
que la voz se le apagó, y las lágrimas se le secaron. —¿Me dejarías oírte cantar?
23 minutos marcó el reloj digital del karaoke des- Sonrió. No había manera de sorprenderla. De
de que él encendiera el micrófono, 23 minutos de alguna forma sí sabía que podía decir la gente. Y
sufrimiento para mi mamá. al parecer yo no sería su primera batalla.
—¿Cómo te sientes? —Cantaré para ti - me dijo tiernamente.
—Cada día más curado. Y eso que no creo en Con esto cerró las ventanas, aumentó el incien-
tus métodos… so que se quemaba en la habitación, y agregó:
—No creas, solo no perjures de ellos y ellos ha- —Y te daré tu regalo de todas maneras.
rán su trabajo. Se fue al cuarto, y esta vez ni yo pude ver su
—¿Mañana entonces a la misma hora? fondillo melódico andar. Tanta divinidad había
—Claro… y dile a Eloísa que cuando logre pa- desplazado la belleza maternal de sus curvas.
rarse de la cama pase por aquí, ¿ok? Unos segundos después regresaba con unas ve-
—Claro que sí. las aromáticas, hechas por ella, y las empezaba a
Y con esto lo condujo a la puerta y lo despachó. colocar por toda la habitación. A mí me sentó en
Cuando regresó a mí, yo aun no había pensado en uno de los tantos cojines que habían en el suelo,
una mentira que inventarle. el que más alejado estaba de la ventana, y me co-
—Bueno, ¿qué me ibas a decir? locó velas al rededor, unas cuatro o cinco, aun sin
—Eeeeh… pues…. prender. Cerró la puerta de la cocina, y la del cuar-
—¿Sabes por qué te dejé ver lo que viste? to, dejando la sala sumergida en un calor oloroso,
—¿Por qué? cual sauna en flores, que relajaban los sentidos a
—Porque no quiero que un niño inocente se la vez que prometían hacerme sudar. Encendió
deje llevar por las apariencias, como todos aquí entonces todas las velas aromáticas y me dijo:
en el edificio, ¿ok? … Sé bien a que viniste… pue- —Respira, nene, respira profundo. Ciérrame
do ver ciertas cosas que piensas…. los ojos y respira profundo.
Me sentí violentado. ¿Podía leer mi mente? Mi Y cual alumno pródigo así hice yo. Y a los pocos
más preciada y personal parte. minutos la voz más bella, más sonora, más alegre
—…. y sé cuando la gente miente….. no soy y melancólica, más suave y cálida, más pasional
cualquier tipo de … que he escuchado en mi vida, llegó a mis oídos en
En eso volvieron a tocar la puerta. un canto perfecto. Mis poros empezaron a sudar
—Espérame aquí. olores dulces, y el aire aromatizado, colándose en
De nuevo abrió la puerta, y esta vez entró una mis pulmones, se me salía por la nariz y las orejas,
señora canosa, con un bastón, y cuerpo encorva- y los ojos. Empecé a toser, y el aire se me hizo es-
do. Intercambiaron algunas palabras y Graciela caso. Por suerte llevaba mi apartico del asma, así
esta vez le prendió unas velas, la sentó en el sofá, que aguante un poco e intenté seguir respirando
ya sin la sábana, y le tomó las dos manos, con las los aromas mezclados. Para mi sorpresa, la falta de
palmas hacia arriba. aire se fue disipando rítmicamente, en la misma
—Cierra los ojos, Carmen. medida que empezaba yo a respirar más fuerte-
Y empezó a recitar una jerigonza a la vez que mente.

138
—¡Métela!... ¡métela!... ¡métete mi música!... nes habían sido la principal fuente de alegría en
¡métela! su vida. Cada marioneta tenía un nombre, edad
Y paraba el pregón para seguir cantando. y gustos diferentes. La más vetusta era la Lloro-
Nunca más en mi vida me dio un ataque de na, cuyo pálido rostro y negras lágrimas, dibuja-
asma, y mi madre, luego de la reacción inicial de ban la pesadez de su quimérica alma; le seguían
llamarla bruja y de amenazar con llamar a la poli-
los tres amigos: Toto, Pepe y Bruno, quienes eran
cía si alguna vez me le acercaba, terminó por agra-
un detective, un albañil y un destacado chef,
decerle el milagro que había obrado en su hijo,
respectivamente; por último, estaban los geme-
ofrecerle su amistad incondicional, y convertirse
los Alexander y Alexandra, de narices redondas,
en su abogada más feroz dentro de la comunidad
de vecinos. diminutas orejas y cabellos rizados. Alexander
solamente contaba con uno de sus ojos, el de-
Dayana Guillén. Habana, Cuba,1980. Desde el año recho, esa era la única diferencia con su alma
2000 ha vivido en varios países; en Panamá, tiene un gemela.
año. Estudió Relaciones Internacionales, y actualmente De regreso a casa, noté que una gran tristeza lo
trabaja en el Programa de las Naciones Unidas para el embriagaba, no logró conciliar el sueño. Entraba
Desarrollo. Egresada del Diplomado de Creación Litera- una y otra vez al baño, miraba al espejo y le pre-
ria 2010, de la UTP. guntaba en voz alta ¿Acaso he perdido los días de

Marioneta
mi vida en esto?, ¿Mi esposa, tenía razón al dejarme?
Sin embargo, nunca escuchó respuesta alguna.
Al día siguiente, decidió ir a visitar a su insepa-
rable amigo de infancia, el señor Carmelo, quien
era el Alcalde de la ciudad y un gran fanático de
las marionetas. El señor Sebastián nunca viajaba
sin una de sus marionetas, ese día decidió llevar
por Eduardo Escobar consigo a Alexander, ya que era la marioneta pre-
ferida del señor Carmelo.
Carmelo, respóndeme con sinceridad ¿Qué tie-

U
ne Alejandro?
n séquito de personas, tanto turistas como Sebastián…No pienses en él.
locales, lo rodeaban. Veían con fascinación ¡Respóndeme, Carmelo! —exigió desespera-
su prodigioso y mágico espectáculo. Una vez ter- damente Sebastián.
minado, los gritos, aplausos y silbidos inundaban Alejandro, es un verdadero especialista, sus
la populosa avenida “Los Caminos”. El magnífico marionetas son mágicas, tienen vida, sus rostros
Alejandro, considerado como el titiritero más des- son cautivadores y penetrantes. Lo siento, mi
tacado del país, era el principal responsable de di- querido amigo, pero no eres rival y nadie en este
cha algarabía y además, de la amarga desdicha de mundo lo es para él.
su rival, el señor Sebastián Jiménez. Las palabras fueron como dardos venenosos
El señor Sebastián, uno de los ilustres titiriteros que abrieron una nueva cicatriz en la integridad
de la época, había perdido un gran protagonismo de Sebastián, sus apretados ojos estaban inun-
en la frecuentada avenida. Apenas cinco personas dados de lágrimas que evitaban resbalar por sus
o tal vez tres personas por día, se acercaban a ver mejillas.
su espectáculo. Al terminar, no se escuchaban gri- Vamos, Sebastián, no te desanimes, sé que
tos, ni silbidos de alientos, sólo se percibían el ne- puedes levantarte – intervino Carmelo. Puedes
fasto silencio y el tétrico aullido de la soledad. mudarte a otro sitio de la ciudad.
Terminada la paupérrima noche, el señor Se- ¡Jamás, Carmelo! Gracias por tu sinceridad, me
bastián guardaba sus amadas marionetas, quie- retiro.

139
Abrió la puerta al día siguiente y me percaté
que en su semblante se esbozaba una grasienta
sonrisa que no la veía en años.
Buenos días, mis queridos niños, hoy tengo el
placer de presentarle a su nuevo hermanito, Di
Marco —dijo alegremente el señor Sebastián.
Su nueva marioneta era el niño que había saca-
do de esa bolsa. Su creación era macabra e irreal.
Tomó su maleta llena de títeres como de costum-
bre y una bolsa grande con cristales incrustados
en forma de luna, donde llevaba a Di Marco y em-
prendió su marcha hacia la avenida.
Al llegar a su puesto de trabajo, gritó con gran
Sebastián… se te olvida Alexander. afán:
Gracias. ¡Vengan y podrán ver la más grande creación
Al retirarse de la posada del Alcalde, el señor del inmortal Sebastián!
Sebastián se dirigió a ver el increíble acto del ¡Acérquense, no tengan miedo!
magnífico Alejandro. Su ira fue incrementando a Observé a varias personas acercarse, algunas
medida que veía los atónitos rostros del público tenían rostros curiosos, otras caras largas que es-
presente quienes se deslumbraban por la mágica peraban algo excitante e inusual. El señor Sebas-
demostración de las marionetas. tián abrió la bolsa y sacó su maravillosa creación.
De pronto, sus ojos se enfocaron en un niño de El público quedó totalmente fascinado por el
apenas cuatro o cinco años de edad, observé una aspecto tan real de aquella marioneta, sus ojos
lóbrega sonrisa dibujarse en su rostro. acuosos, su cabello castaño y brilloso, sus dientes
Al llegar a su casa le expuso la temible idea a blancos y perfectos y su hermosa e inocente voz.
sus marionetas: Pude escuchar llantos de alegría, risotadas de fe-
¿Niños que opinan de este hermoso plan? – licidad e inexplicables halagos.
Sin embargo, no hubo algún tipo de objeción por Han pasado tres semanas desde aquella pre-
parte de las marionetas. sentación, por lo que he escuchado, la policía ha
Sí, lo sé, es totalmente brillante. estado investigando la desaparición del nieto del
Al día siguiente como de costumbre, el señor Alcalde.
Sebastián se dirigió hacia la avenida, pero por pri- Hoy llegaron a casa para hacerle unas pre-
mera vez en años, no llevó consigo a ninguna de guntas al señor Sebastián, sobre el caso del niño
sus marionetas. A su regreso, vi que cargaba una desaparecido. Yo estuve presente en el interro-
enorme bolsa. gatorio, sin embargo, los agentes nunca me pre-
Regresé, mis pequeños. Y he traído, un mate- guntaron nada al respecto. Posiblemente yo sea
rial único que nos lanzará al estrellato nuevamen- el único testigo de este horrendo crimen, aunque
te. Comentó. la verdad nunca pude ver, si el niño estaba vivo
Abrió la bolsa, con mucha fascinación, y sacó unos o muerto, o cómo se convirtió en una marione-
hilos de nylon, una cruceta de acero, y por último, un ta. Además, quien le creería a una marioneta, que
pequeño niño. Si mi ojo no me miente, era el mismo sólo tiene un ojo.
niño en que había posado su mirada ayer. Los ojos
del niño estaban cerrados, no pude discernir si respi- Eduardo Escobar T (Panamá, 1987). Ingeniero Industrial Ad-
raba o no, por lo tanto, no sabía si aún vivía. ministrativo, Egresado de la Universidad Católica Santa
Se acercó hacía donde yo estaba y cerró la María la Antigua; Egresado del Diplomado de Creación
puerta. Literaria de la U.T.P en 2010.

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