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Viaje en la comedia

(Antología poética 1972-2000)

Teódulo López Meléndez

Con un ensayo de Ennio Jiménez Emán


DESNUDO PRODIGIO: LA POESIA DE TEODULO LOPEZ MELENDEZ

La poesía encuentra primero y busca después.


Es la presa del exégesis, la cual es sin
disputa una musa, pues acontece
que es ella quien traduce nuestros códigos,
quien ilumina nuestras propias tinieblas y nos informa sobre
lo que ignorábamos haber dicho
Jean Cocteau

Interpretar es profetizar
Harold Bloom

Difícil es abordar y presentar en forma explicativa la poesía. Sabemos que ella se encarga
de explicarse por sí misma. El exégeta o ensayista sólo puede, si acaso, pretender una
aproximación, un roce, proveniente de una lectura personal de los textos de un autor,
máxime si se trata de una obra como la del poeta venezolano Teódulo López Meléndez
(Barquisimeto, 1945), culta, compleja, hermética. Hay que señalar que la cultura y
complejidad expresiva de nuestro autor no se manifiestan en una escritura meramente
conceptual, ideológica o retórica sin sustancia e imposible de penetrar. Detrás de sus
textos, a veces oscuros, se suele percibir la vida, se transparenta la humanidad del poeta, se
capta al hombre de carne y hueso y no esa neutra impersonalidad tan característica de la
poesía de nuestro tiempo. Las claves de la misma se nos revelan con una lectura atenta,
aunque no hay que olvidar, como afirmaba Montale, uno de los maestros de López
Meléndez, que "nadie escribe poesía para ser entendida"; el problema es hacer que los
lectores "comprendan ese quid que las palabras no pueden expresar". Espero ser yo uno de
esos lectores.
El poema breve, en prosa o en verso, con excepción de su primer libro Alienación
itinerante, es la forma expresiva preferida por el poeta para captar y presentar visiones,
emociones, sensaciones, ideas, esenciales. La escritura creativa explicativa y de largo
aliento la deja el autor para su obra literaria en prosa, constituida, fundamentalmente,
por textos narrativos y últimamente concretada en dos ambiciosas novelas, Selinunte
(1997), y El efímero paso de la eternidad (1998), plenas de significativos hallazgos
escriturales. Dichas instancias sensoriales, emotivas, intuitivas, visionarias, se
cristalizan, pues, en los poemas, a través del despliegue de un conjunto de imágenes que
a la vez dan cuenta precisa de la aventura existencial del sujeto poético. Sustentada en
destellos y refulgencias imaginísticas, esta es una poesía que no apunta a la simple
inteligencia del lector, sino, más bien, como es el caso de quien la escribe, a su
capacidad imaginativa, sensible, emocional. Igualmente, poesía melódica, visual,
colorística: todos estos atributos dan cuerpo a textos vivaces, bien acabados,
armoniosos, lejos del formulismo meramente abstracto y conceptual, trivial o facilista
que está presente, muchas veces, en la forma breve escrita en nuestro país, producto de
simples elucubraciones intelectuales, sin base anímica y vivencial profundas. Su poesía
aúna y resuelve la imagen y la emoción con la idea, lo plástico con lo discursivo.
Así, lejos del tema social o político y del lenguaje experimental de los años sesenta -
incluso cultivado un tanto en la década de los setenta en Venezuela -, distanciada
igualmente de las directrices poéticas de la cotidianeidad y lo coloquial asumida por cierta
poesía escrita en los ochenta, la de López Meléndez estará constituida, fundamentalmente,
en base a un lenguaje despejado y a una visión si se quiere esencialista y de aspiración
universal sustentada en la apropiación personal de los ritmos y tonos variados, la imagen
desnuda, la palabra medular de poéticas modernas como la estadounidense representada en
figuras como Whitman (cuyos ecos están presentes en su primer libro, Alienación
itinerante), Ungaretti, Quasimodo, Montale. El hermetismo al que hacíamos alusión al
comienzo, lejos de expresar misterios ocultos, esotéricos o cabalísticos en la tradición de
Hermes Trimegisto, tiene raíces en la lírica italiana del siglo XX, sustentada en los tres
nombres antes aludidos. Ungaretti fue amigo de Apollinaire y estuvo bajo el influjo de
Mallarmé y Valéry, a quienes tradujo y de los que asimiló su pasión por la forma y el
lenguaje, tratando de buscar una palabra depurada libre de retórica y de sentimentalismo;
fundó así una escritura personal donde, entre otras proposiciones, la palabra y la lengua se
encuentran como centro de reflexión: "Cuando hallo en este silencio mío/una palabra/
esculpida, está en mi vida/ como un abismo". Montale fue traductor de Eliot, con quien
comparte la idea y el sentimiento de la sociedad contemporánea como tierra baldía; sus
despojadas imágenes están inspiradas en el paisaje estéril de su Liguria natal, en donde se
sustenta esa visión alegórica del mundo como región inhóspita y desolada. Dueño de un
lenguaje intimista e interiorista, "cerrado", acusa también el influjo de la "tradición
hermética" mallarmeana. Quasimodo rindió tributo a la vena hermética en sus tres
primeros libros para asirse luego a un simbolismo que debe mucho a los formas clásicas de
los poetas griegos y latinos, de quienes hizo versiones al italiano, pasando, más tarde, a
afincarse en las tradiciones míticas e históricas y en el paisaje de Sicilia, tomadas como
pretexto para reflexionar, con un tono de meditación social y preocupación moral, en el
sufrimiento y dolor humanos. Parte de la obra de estos poetas encaja, pues, como
señalamos, dentro de la denominación de "hermetismo" y de una u otra forma todo ese
bagaje cultural y los planteamientos creativos y vertientes del pensamiento aquí expuestos
y asimilado por estos tres poetas, leídos por el autor venezolano en su lengua original, le
han marcado de manera decisiva y han sido procesados en parte de su trabajo lírico y en su
reflexión poética. Hermetismo personal, dueño de un lenguaje elíptico, alusivo, despojado,
es el de López Meléndez.
De esta manera, lejos de pensar en una probable deshumanización o descarnalización del
poema dado su registro breve, precisamos que, más bien, se trata de captar lo esencial en el
verbo expresando a través de éste una honda valoración y examen de lo humano y su
existencia en relación con el tiempo, el erotismo, el lenguaje, la soledad, la muerte, temas
eternos que el poeta, como diría el crítico español Pablo del Barco refiriéndose a los textos
de Joao Cabral de Melo Neto, asume con " la precisión del desnudo lenguaje, cortado a
pico, tan puro que es capaz de completar la frase con ausencias sin perder facultad
definidora". El hecho de haber vivido en diversos países de Europa y América ha
proporcionado también a su autor una visión cosmopolita de la literatura y ha nutrido de
manera particular su escritura poética, dueña, como afirmamos, de raíces multiculturales
donde si embargo subyace, asoman y se suelen percibir, internalizados, los ecos y
atmósferas de su región nativa (Edo. Lara) expresados a través de una palabra ajena al
pintoresquismo y que aspira a lo universal.
El poeta, pues, es hombre nacido en tierras secas, acostumbrado a vivenciar y traer a la
memoria los yermos que definieron y continúan definiendo su psiquis, en casi permanente
sequía todo el año, atravesados por un escuálido pero vigoroso río, lo que traerá como
consecuencia que aflore de manera constante en su escritura la presencia del desierto, las
corrientes fluviales y otros elementos de su especial topografía - como símbolos
polisémicos que abarcan también estados interiores - tal como queda explicado en este
fragmento de Mesticia:

Nada te importa
curvo cují
tupida telaraña de tunas
El desierto se extiende
como las entrañas giradas
de un lobo
("Lobo")

Igualmente se presenta en muchos poemas la dualidad seco-húmedo, como expresión de


la vital presencia del agua, germen nutricio un tanto ausente o pasajero, lo cual implica una
reflexión sobre el inexorable paso del tiempo. En Los folios del engaño leemos:

Bebamos el verano de nubes móviles, de corpúsculos que corren las ansias. Vamos, que el agua no
fructificada hay que atravesarla de una vez y sin reposo.
("Solsticios")

Desde su primer volumen de poesía su obra ha demostrado una coherencia y un rigor


escritural innegables. Ya desde esos textos iniciales están presentes las constantes básicas
de su poética: identificación situacional del sujeto lírico con los espacios fluviales y
marítimos como una suerte de conjunción con la sustancia envolvente del origen; el topos
regional como territorio mítico y universal; reflexión sobre los límites del lenguaje y la
escritura; temática de la alteridad y del tiempo; la puesta en discurso del ceremonial de
amor y el erotismo.
En Alienación itinerante, López Meléndez nos pasea por un universo de ruina y
desolación, por una tierra baldía donde reinan "hombres con alma de rata". El planeta es
una vasta necrópolis en donde ausculta y vaticina la mente agorera y proteica del poeta.
Con un tono whitmaniano, de verso largo y libre, vemos transfigurarse al yo lírico en un
ego cósmico que, entre otras cosas, hace un inventario del infierno:

Yo soy profeta meditabundo y triste


aquí en mi tumba de naftalina y viento

Apunta con evidente sentido irónico y burlesco:


Quise dictaminar mis tiempos
Tomen notas escribientes maltrechos

Reclama ácidamente a los poetas que no saben reconciliares con su época, ni reflejar su
tiempo:

Los poetas no pasean sobre las ruinas


que demarcan los espejos de los siglos

A través del verbo se anula el suceder del tiempo:


El parpadear es eterno
en los látigos de carne encendidos en el puño frente
a espectros
..........................
Una tarde para nosotros dura mil decenios
Versos descriptivos y salpicados de imagenería apocalíptica a veces cercana al
surrealismo y con una prosodia afín a la poesía beatnik. La visión final que trasuntan estas
páginas resulta pesimista: el hombre dando tumbos en un erial inhóspito donde queda
desterrada toda posibilidad de recuperación del paraíso, negando, incluso, la percepción
instantánea de éste a través de la entrega erótica. Se transparenta, pues, la honda y radical
soledad del hombre, excluido o arrancando de lo social y echado al mundo y por lo tanto
extraño a él:

Un aullido en silencio
sobre los sordos pedestales y los escaparates desvencijados
Una sombra de pergamino que repite entre las sombras...
...........................
levantarán puentes de océanos perdidos
las balas de algodón perfumado
que manchan caminos etéreos
Tráfico internacional de boberías
mil gritos en busca de resonancia eterna
pieles estériles de inaudibles ruidos...
............................
Maldiciones detonantes
amores desvaídos
Yo me defeco en el alma del mundo
............................
Voy a intoxicar a la raza humana,
hombre,
muérete atosigado de rayas deformadas
con tumores de pus de urna vieja
............................
tú, puerco espín de la ira,
sacerdote de la rebeldía,
constructor de ritos para la elocuencia inútil y sin fin
payaso número uno de este circo terrenal.
Estrangúlate con tu lengua...

En Los folios del engaño, poemas en prosa, a través de la alquimia verbal el sujeto
narrativo registra atmósferas y espacios enrarecidos, apuntando sus orígenes geológicos o
planetarios, inventariando el presente, auscultando el pasado o presagiando el futuro.
Valiéndose de primigenias y prodigiosas intuiciones nos devela una visión cósmica en la
que asistimos al nacimiento de microuniversos y en la que el mar aparece por primera vez
en su visión poética como sustancia matriz o genésica, regeneradora de la vida y del ser. La
exploración de este mundo particular, en el que a ratos se percibe la impronta biográfica,
implica igualmente la exploración de la raíz del lenguaje. El discurso verbal se repliega, se
hace introspectivo y se pone al servicio de un buceo en la interioridad. En "Recordado sea
que vino del mar" leemos:

Las palabras se recogen como materia que regresa a la tierra...En la paz de mis brazos caídos pregunto a
los mares si la sal es buena para devolver la fuerza a las palabras. Pregunto a la bóveda que una gaviota
esmera porque me empeño en dar a las palabras potencia de linterna.

Y en otro texto del mismo libro:

Se mueven los planetas atados con un hilo. Se rompen las vinculaciones y las arterias nadan en los
espacios. Somos navegantes y llevamos con nosotros brújulas y escalpelos, sensores digitales encontrados
en la explosión de los primeros tiempos...
("Zeta Ele 4 fue llamado el planeta")

En los textos "Zeta Ele 4 fue llamado el planeta", "Solsticios" y "Cardinales", el sujeto
narrativo elabora una pequeña cosmogonía verbal. En ella, los folios cubren los cuatro
puntos cardinales de un planeta recién creado por dicho sujeto (o demiurgo verbal) y se
funden con la textura del cosmos, que a su vez se convierte en escritura. En "Solsticios", a
partir de la nada (la página en blanco) da vida, pues, a un microuniverso poético donde
reinan tres guardianes del orden: Hiemal, Vernal y Astron, que cual primitivos Arcontes
gnósticos (Arconte: guardián, amo o defensor de un planeta, un cielo o un eón), se les
insufla vida por el encantamiento verbal de una palabra: Alalimón.
En este volumen, el narrador poético habitante bien sea de un espacio genésico-uterino o
terrenal-cósmico, recuerda "los tiempos de las cavilaciones, el surco en el espacio natátil", y
proclama: ”Me confiero el poder de trazar itinerarios a las aguas”, declaración que tendrá
implicaciones y resonancias en su temática poética posterior.
En Mestas trata de fundar un lenguaje que transparente, entre otras cosas, la fuerza e
impetuosidad, y a la vez el pausado ritmo de dos instancias básicas que en su interioridad
psíquica y poética han modelado su ser imaginario y verbal: el río y el mar. Ya Heráclito
señaló que "nadie se baña dos veces en el mismo río", remarcando el carácter mudable,
fluido, de la realidad, el cual es percibido por nuestros sentidos y procesado por nuestra
conciencia tras la observación de los volúmenes acuáticos. En nuestro tiempo, otro
filósofo, George Santayana, afirmó que "la humanidad del hombre se aísla y libera en la
vasta inhumanidad del mar". En Mestas, básicamente el substratum filosófico manejado
por López Meléndez pareciera captar estas dos actitudes del ser frente a las energías que
mueven las aguas fluviales o marítimas: el sujeto aislado, liberado en sus fuerzas interiores
y en plena y vigilante conciencia de los cambiantes cataclismos internos y externos del ser
y del mundo, buscando a la vez una fluidez semejante de su conciencia en el lenguaje, para
intentar fundar un orden imaginario (en este caso verbal) donde aliviar su intemperie.
Empresa ésta última a un tiempo utópica, precaria e irrisoria, ya lo sabemos, porque el
hombre sólo accede, a través del lenguaje - y del arte en general - a una "miserable
totalidad", aunque ese lenguaje sea, a su vez, lo único con que contamos para precisar con
justa dimensión los límites de nuestro mundo.
En el poema "Un silbido de silueta", el sujeto declara:

Metido estoy debajo de los techos grises levantados por el hundimiento de las costas y por mis viajes al
silicio empegostado al tórax de las olas.

En el poema "Víspera" imaginamos al escritor ejerciendo su oficio frente al mar,


intentando descifrar sus movimientos:

Oficio, palmas secas y rugido cercano. Hierbajos con sombra de mareas, busco piedras. Brillor en las
escaramuzas del cuerpo. Desnudo, el gran libro en las rodillas, leo para el vuelo del coco hasta el miedo
limítrofe.

Todos los poemas de la primera sección del libro están tocados por la presencia marina,
al igual que muchos otros de las restantes tres secciones: "Poema desde una chimenea
compartida", "En aquel lugar". Sobre su raíz fluvial el sujeto anuncia en "Vientos", primer
poema de Mestas, su auténtica condición:
Sé a humo negro de carne de río y de agua de fuente.

Y en "Divulgo los desplazamientos del río" se oficia un ritual de extática contemplación:


Cerca, ancho el río se desplaza. Olivas frescas en el baúl de las canoas. Sobre las piedras trizas los últimos
vestigios. Altar mayor, historia de las comarcas sin siembra y astillas, esparcimos en la boca de la neblina.

Para López Meléndez, como para otros poetas modernos en esta rica tradición de las
modulaciones cósmicas y existenciales en el verbo: Claudel: El libro de Cristóbal Colón;
Valéry: El cementerio marino; Perse: Mares; Quasimodo: Agua y tierra; Reverdy: La
libertad de los mares; Pessoa: Oda marítima; Ashbery: Ríos y montañas, Derek
Walcott: El mar es historia, para citar solo algunos nombres, el mundo puede suceder,
acaecer, en la página. Así, en Mestas, López Meléndez está igualmente formulando una
incipiente y particular reflexión sobre la poesía y el poema. En efecto, aparte de constatar
como sustancia básica del libro la presencia y concurrencia de los períodos de la naturaleza
a través de instancias geográficas elementales- el suceder de estaciones, ambientes
acuáticos, ventosos o terrenos-, percibimos al sujeto empeñado en construir un ámbito
verbal (el poema) donde protegerse o guarecerse: ”En las maletas trazos informes y en los
tenderos faros, de atisbar”, buscando atrapar “un signo, al menos, en el olor de la medida humana” .
El sujeto funda así su identidad con la naturaleza a través del microuniverso linguístico,
explorando la raíz misma que ese lenguaje le suministra y le sugiere.
En realidad, pensamos que el gran logro compositivo de estos textos poéticos de López
Meléndez, descansa evidentemente en su musicalidad y en el eco que los mismos dejan en
nuestra psique, memoria e imaginación, gracias a su ritmo y movimiento. Esto, como
pensaba Eliot, es una de las características básicas de la poesía moderna que, alejada de la
poesía rimada tradicional, tiende, gracias a esa musicalidad, a ser memorizada
inconscientemente, musicalidad que, incluso, a nivel de escritura puede anteceder y dar
origen a las ideas o a las imágenes. El criterio sobre la musicalidad manejado por López
Meléndez, puede analogarse un tanto con el que Eliot poseía de la misma: "la sensación de
la sílaba y del ritmo que penetra mucho más abajo de los niveles conscientes de
pensamiento y sensación, dando vigor a cada término; hundiéndose hasta lo más primitivo
y olvidado, retornando a los orígenes y trayendo algo de vuelta". De aquí que articular ese
ritmo convertía la labor de ciertos poetas en algo parecido al trabajo del compositor
musical.

Mesticia es el libro de la desolación, del desasosiego, como ya lo define su mismo título.


El estado anímico y psíquico del yo poético es casi agónico: el tono general del volumen es
sombrío habitando dicho sujeto una suerte de desierto interior:

Extremo mi sequía

la piedad
se evapora como un espejismo

("Espejismo")

En su primera parte, "De cuando irrumpió en mí el desasosiego", el texto trasunta falta o


carencia de amor. El sujeto es un exiliado del amor. Mañana, tarde y noche le aflige el
dolor: Esta noche es un arca de naufragios ("Esta noche"); esta tarde de frío/me asesina
("Incertidumbre"); Ha comenzado:/una mariposa muerta/ la aurora ("Mariposa muerta"). En fin,
el día:

mi día
extraño adiós
("Adiós")
Imágenes sombrías asedian al yo lírico y lo mantienen confinado en una suerte de
clausura infernal: Este infierno /ronquido de las entrañas / vómito de locura ("Infierno").
Si en la primera parte del libro el estado psíquico es de desolación, en la segunda parte,
"De cuando la palabra regresó en su lengua", es de momentánea liberación. Pasa así de un
simbolismo del desierto (Fuego-Infierno-Muerte) al del océano (Agua-Paraíso-
Renacimiento) o espacio del encuentro y del origen primigenio; allí se conjunta con el
añorado sujeto amado de forma y apariencia meduseas (en el doble sentido de misterioso
animal marino y de gorgona que extermina): Haz del mar / un lecho / tibio y peregrino /pacífico
hogar / donde nuestro rostro común / sea pájaro que se alce (Medusa 11); La paz se hizo profunda / de alta
mar ("Medusa 13"); y yo la hice sisal cabuya hico / cordón umbilical / medusa/ líquido amniótico
("Medusa 5").
Se puede decir que en la primera parte o estancia del libro el yo lírico habita - y expresa
en el verbo despojado de toda retórica- un lado oscuro y siniestro de la psique, un estado
de autodestrucción y laceramiento interno donde permanentemente asedia el "otro", la
sombra o ser oscuro que vive en nosotros de manera clandestina, y que asoma como
expresión del subconsciente personal o colectivo:

Una diáspora

mi sombra
alrededor
esta oscuridad
("Regalo roto")

En el poema "Incertidumbre" declara:“No sé si sobreviviré / a la sombra / monstruo que avanza”.


Imágenes que evocan- de forma interna o en su proyección externa- el aliento de un
enemigo agazapado que intenta destruirlo. Habitando este estado oscuro y de pesadilla,
parecen asediarlo presencias arcaicas y perversas que toman cuerpo y que amenazan con
aniquilarlo: “Serpiente marina / esta noche / o la hago mi amiga / o me mata esta noche” ("Esta
noche"). Los objetos circundantes de la realidad se transforman igualmente en entidades
amenazantes: “Parecen cuchillos carniceros / aquí / en la soledad de la tarde / los picos de las sombras”
( "Miedo"). Esta constituye, pues, una verdadera temporada en el infierno para el sujeto
poético, habitante de una tierra baldía donde
boletines de luto esparcen
cenizas

la desolación
la muerte
("Infierno")
Jung en su libro Ensayos sobre psicología analítica, precisaba que "el otro dentro
nuestro es en realidad otro, un hombre verdadero que, en efecto, piensa, hace, siente y
desea todas las cosas despreciables y odiosas...Un hombre entero, sin embargo, sabe que su
más cruel enemigo, o más aún, una multitud de enemigos no se equiparan al adversario
peor, el otro yo que habita en su seno". En el primer estado mencionado, entonces, el
lenguaje es un elemento desintegrador, que no unifica:

El lenguaje
borrasca
sin códigos
no se puede decir nada
("Perdido")
En la segunda parte o estancia, el sujeto lírico vive en el espacio inundado y accede a la
palabra como una suerte de momentánea liberación. La entrega de la mujer o musa
añorada, también le entrega la palabra. A través de la entrega de la mujer, pues, se restaura
la pureza de la palabra original, fuente de inspiración y energía- aunque sea momentánea-
para seguir viviendo. O también al revés: a través de la palabra poética y su fijeza se
restaura la pureza de la mujer, fuente de inspiración y energía para seguir viviendo:

La palabra
regresó en tu lengua
y se me clavó en el paladar
con la fuerza de un ancla
("Ritorno")

El espacio de la entrega es el ámbito inmemorial y eterno del agua (salada). Como


precisa Octavio Paz en Corriente alterna: "El agua, la imagen del retorno a la era
primigenia, el símbolo de la mujer y sus poderes. Agua: calma, fertilidad, conocimiento de
sí mismo, pero también pérdida, una caída en la transparencia traicionera...El agua difusa,
esquiva, informe. Evoca al tiempo, al amor carnal, es la marea misma - muerte y
resurrección- y la entrada al mundo elemental". Se trata, entonces, a través del
planteamiento central del libro, de que el sujeto lírico, a causa de una carencia o pérdida
amorosa ha padecido una especie de muerte- en vida- y luego ha accedido a una
momentánea catarsis liberadora a través de la posesión de la tríada mujer-palabra-agua.
Pero no nos creamos muy seguros: la belleza medusea de la mujer y su posesión en la
transparencia (engañosa) del agua son pura ilusión porque después prevalecerá la esencia
problemática del amor. El esplendor verbal concretado en la transparencia (engañosa) del
poema esconde la imposibilidad de expresar la realidad. De que se trata de una liberación
pasajera se encarga de decírnoslo el propio sujeto en los poemas del "Epílogo" del libro,
volviendo a retomar su acostumbrado estado interior desértico y de sequía: “la espera
envejece / los territorios de nadie” ("Espiral"); y en "Exiliado": “Incorpóreo me alejo / inexistente /
descomposición en el sueño hacia el mañana”, resalta de nuevo su condición fantasmagórica de
habitante de las sombras.
Pero, más allá de la situación personal vivida por el autor y expresada en este libro,
resalta el planteamiento esencial y la creencia del poeta de que hay una realidad
ambivalente: existe una imposibilidad expresiva a través de la palabra para dar cuenta de la
multiplicidad del ser y de lo real, e igualmente una dificultad y una paradoja en la esencia
misma del amor, tal como es experimentado en la época contemporánea, pero éstos a su
vez (el estado poético y el estado amoroso) son los dos únicos elementos para la
realización plena de la condición humana. Este es un leit motiv de López Meléndez a lo
largo de toda su obra lírica. En "El frasco de las palabras" de Mesticia, vemos que:

Las palabras

neumáticas
imperturbables
píldoras
que no curan
cagajones
metras
silencios de hábiles embalsamadores
putas

inmunes a mi desasosiego
Y en otro poema, por otro lado, se nos dice:

sin palabras
un poeta no es

hueco en el vacío
gangrena

Las palabras, piensa el poeta por un lado, entes simbólicos por excelencia, no pueden dar
cuenta de la plenitud del ser ni de los límites de lo real, como tampoco existe una identidad
entre ellas y lo que designan. Lo que impera es una escisión y una incongruencia entre las
palabras y las cosas. Esta es una de las constantes temáticas centrales y uno de los dilemas
de la poesía moderna a partir del Romanticismo. Más en nuestros días cuando, como
afirma Paz, se quebró definitivamente la visión analógica del mundo e impera la visión
fragmentaria y relativa impuesta por la ephisteme cientificista que ha obligado al poeta a
asumir un lenguaje igualmente fragmentado (Mallarmé, Pound, Paz, Ungaretti, Williams,
Cummings). Pero, por otro lado, el poeta, el escritor, se aferran a él como única posibilidad
para dar cuenta de nuestra experiencia en profundidad y tratar de captar e iluminar la
multiplicidad de lo real. Con el soporte de la imagen, la cual es capaz de conjuntar los
contrarios, el ser y la nada, el poeta se siente en capacidad de construir un cuerpo verbal
donde brille la presencia del mundo, del ser y de las cosas. La misma obra poética de
López Meléndez, es una muestra de la afirmación y la exaltación de los poderes de la
palabra poética.
El carácter contradictorio del amor en nuestro tiempo: la entrega al otro hace que uno
renuncie a la propia libertad e individualidad en provecho de la ajena y en prejuicio de
nuestros intereses. Su paradoja: pese a haber sido resquebrajada la moral tradicional
instaurándose nuevas relaciones de pareja, muertas ciertas ideologías y creencias
religiosas, perdido el tinte romántico de aquél y teñido de un "utilitarismo supervivencial"
en un mundo individualista donde prevalece la "guerra de los sexos", se define como un
lastre que, no obstante, sigue siendo el último refugio frente a un mundo agresivo y hostil;
incluso existe una fuerte tendencia a convertirlo en una nueva religión- o un sustituto de
ella al igual que la poesía-, secular, por supuesto. La autora española Helena Béjar,
siguiendo las ideas del sociólogo Ulrich Beck, afirma que, "desprestigiada la política,
irrecuperable el vecindario y reducida la clase a frías estadísticas, el amor se ha convertido
en nuestra última creencia...aparece como el vínculo más estable para dar sentido a la
identidad y por ello se transforma en una religión privada". Es a esta religión problemática
a la que el poeta se rinde en un rito cotidiano no exento de cierta trascendencia. A partir de
Mesticia, podríamos decir que la poesía de López Meléndez definitivamente adquiere
fisonomía y voz propias, macerando y acrisolando todas las influencias líricas antes
señaladas.

En sus tres últimos libros el lenguaje se torna cerrado, casi críptico; por tal razón, quizás
sea difícil percibir su poesía directamente y de una sola lectura. La clave final de la misma
parece estar a medio camino, como dice el crítico José María Valverde, al hacer una lectura
de cierta poesía oscura, entre lo "mágico" y lo "comunicativo", de ahí su hermetismo, el
cual se nos revela o aclara, retomando a Valverde "por una suerte de intuición simultánea
de toda su atmósfera, sin parar mientes en la conexión lógica de cada frase y al papel
racional de cada objeto y nombre".
En Mester, los textos, poemas breves en prosa, parecen ser escritos por un yo solitario
(Un murciélago es la soledad), aislado y hastiado (El hastío me empegosta la lengua). Prevalece el
vacío: "Vacuum" se llama una sección del libro, al igual que un poema, donde leemos:
“Estoy entrenado, no tener peso y el silencio en el espacio vacío del cuerpo ”.
Las dos corrientes de
Mestas, la fluvial y la marítima, vuelven a aparecer, sólo que aquí parecen no fluir o estar
estancadas. La imaginería acuática es básica en el texto. Mi intuición es que el sujeto
narrativo se halla en una suerte de parálisis creativa, la cual será esencial para el mismo. El
fluir del tiempo y del agua, pues, parecen estar interrumpidos, y el narrador poético está
centrado en su oficio, mester, entregado a él en momentos de intensidad donde, a ratos, se
percibe la claridad o la trascendencia: Sobre el rostro de la lluvia e ignorado se permanece en esta
intensa soledad de las dos aguas, tranquilo, a merced ("Mientras, no se muere").
En este éxtasis involuntario, el sujeto parece, pues, enclaustrado, centrado en una
búsqueda ascética de la escritura y abierto a la meditación interior: “Emerjo la plegaria, oscura
claridad. El diálogo renace en la clausura” ("Paradoja"). La escritura es lo único que saca de la
inercia al sujeto. En dicha clausura no existe apertura para el amor o el deseo:

Escasa saliva en mi ojo el agua de la amante


("La guitarra se destiñe")

A ratos reaparece, entonces, el deseo de trascendencia e iluminación, una iluminación


opaca: Ahora sobre la luz ¿alba u ocaso? túnel semisombra ("Dogal").
Hay que aclarar que aquí es patente una ambivalencia en relación con el mar: como ente
con el cual el sujeto tiende a disolverse para bucear/buscar la comunión con el origen, la
reintegración con su yo más primitivo e íntimo; simultáneamente como una inmersión en
el caos y la oscuridad: “Desde el amor oración de lo que sé, clara oscuridad” ("Paradoja"). El agua
se transforma en otro texto en un símbolo aciago donde el sujeto, al ver reflejado su rostro,
ve grabado en él, con terror, el irremisible paso del tiempo: El terror arranca en la mañana al
mirarme al agua ("Las palmas de la espuma").
La sensación de estancamiento existencial, con apertura creativa experimentada por el
sujeto poético en Mester, es "principalmente la del individuo inmovilizado por impulsos
contrarios: sensualidad y castidad, pasión y renuncia, lo inmediato y el más allá", tomando
las palabras del crítico Eugene Moretta al estudiar la obra del poeta mexicano Gilberto
Owen. El libro, pues, nos "sugiere en su éxtasis ese momento de crisis existencial en el que
sujeto se vuelve sobre lo ya recorrido y se cuestiona todo lo que ha dado sentido a la vida".
Sólo queda, pues, volver al oficio de la escritura para tratar de dar un sentido a la
existencia.

Logogrifo, uno de sus libros más herméticos, constituye una suerte de enigma a
descifrar, tal como lo anuncia el último texto, que lleva el título del volumen: “Indagad en la
palabra / y descubrireis mi enigma”, declaración que resulta válida al abordar una lectura atenta
de toda su obra poética. El poema es, pues, en este libro un enigma breve: “Las cortas
dimensiones del enigma” ("Terrero"). El texto se divide en cinco secciones o estancias que
igualmente pueden ser, al modo de una composición musical, cinco movimientos. El sujeto
poético pasa por una serie de transformaciones interiores enfrascado en una iniciación
hermético-verbal que tendrá que ver con la alquimia, con la magia, el chamanismo. A
través de todo el libro se habla de metales derretidos, hierros imantados, plata viva, sal
ácida, agua y fuego, materias infectadas de azufre; igualmente se nombran arcanos
visores, incienso, hongo, azufre, mercurio, argamaza.
Este proceso de desciframiento y despojamiento interior, de disolución del yo, se
presenta a través de un lenguaje -alquimia verbal- construido por fragmentos
aparentemente inconexos que reconstruyen una imagen desdibujada, pero esencial; un
lenguaje que se torna hermético; el poeta juega con la paradoja, con lo interior y lo
exterior, con la dualidad entre lo abstracto y lo concreto, el sujeto y el objeto, sustentados
en una escritura de versos cortados e inconclusos, de notaciones crispadas - abiertas a las
tendencias adivinatorias del alma -, donde, a través del espejeo imaginístico y metafórico,
el sentido se hace impreciso oscureciendo el significado del texto:

Hacia cualquier parte


es ninguna

conmigo por dentro

donde el freo
y la soledad tan vasta

sin adentro
("Sin adentro")

Por medio de una suerte de experiencia unificadora, el sujeto percibe una revelación de
la identidad personal del yo íntimo, en la que se aproxima a un "renacimiento", como un
Ave Fénix:

Subida frenética
al abismo

al intestino de fuego
hacia la ceniza amarga
("Dentro")

En este estado revelador también vislumbra una instantánea de la muerte:

Desde la muerte
la mirada cambia
una palabra
("Desde la muerte")

El paisaje se torna esencial: queda reducido a escuetos y desnudos versos:

Largor
improntitud de los cerros
("De lejanía")
.........................
De entre las piedras
tremedal
el río fijo
("De entre las piedras")

¿Qué queda, pues, al sujeto poético en este despojamiento ascéptico e iniciático? : “La
memoria perdida” ("Paupero"). El agua y su claridad, finalmente, dejan ver: lenguaje
desnudo, la mente despejada, abierta a la fijeza del instante; vislumbre del conocimiento,
encuentro con el ser:

agua sólo
burbujas
("Monda")
Finalmente, La muralla del último farol, libro escrito a finales de 1998, que puede
leerse como un solo poema fragmentado en varias estancias anímicas, es un tributo a una
suerte de cábala personal, donde palpamos al sujeto lírico extraviado ante una barrera
misteriosa que le impide trascender más allá de ciertos límites. Y aquí pareciera que la
poesía de López Meléndez está cerrando cierto círculo que arranca con sus primeros
poemas y donde ya planteaba, entre otras cosas, la situación del yo extraviado en el
laberinto del lenguaje.
El yo, en este libro, se encuentra solo, deambulando en un oscuro e inhóspito erial, sin
posibilidad de alcanzar un objeto erótico anhelado, anclado en la imposibilidad de amar:

“Sólo
me veo
el amor
íngrimo
cuando esa palabra
se trasnocha”
(“Cuando esa palabra se trasnocha”)

Cuando nos referíamos líneas arriba a cierta cábala personal, no es que López Meléndez
esté rindiendo tributo a través de este libro a la tradición cabalística, como referimos en la
primera parte de este ensayo; su hermetismo radica en la alquimia verbal. Así, nuestro
poeta vuelve por sus fueros temáticos, planteando así uno de los dilemas principales del
poeta moderno, como ya lo habíamos señalado, y que es un leitmotiv en su poética: el
drama del poder y la impotencia del lenguaje y sus implicaciones, tal como es
experimentado en nuestro tiempo. El yermo psíquico del poeta en este libro ( está
completamente ausente por primera vez en sus textos la presencia del agua ) describe el
combate de una tragicididad ontológica que se lleva a cabo en su interior: la arena es la
psique del poeta enfrentada a su obra, alejado de todo racionalismo, abierto al chisporroteo
y sucesión de las imágenes. En el ensimismamiento de la mente, está, sin embargo,
plegado a la conformación de una voz individual, intentando, simultáneamente, una
liberación y una aniquilación del yo. El yo opulento y sensual de sus textos anteriores
parece explorar aquí una nueva y extraña tierra donde, en una suerte de estado ascético, se
encuentra extraviado ante “la muralla del último farol”.
El dilema de la identidad y la otredad asaltan continuamente al yo lírico deparándole una
situación de extrañeza. El yo sólo trasciende por medio del lenguaje y sólo por las palabras
se arma el rompecabezas existencial. Las palabras brindan un ligero sosiego. Por la
alquimia verbal accedemos a una iluminación de nosotros mismos, de la otredad, del
erotismo:

“Saberte allí
con esta quietud del lenguaje
en los días
en este saber
insignificante y doloroso
de amante”

La última parte de este texto, que lleva el mismo título del libro, anuncia los rasgos
distintivos de esta poética. Como en otros libros suyos estudiados, existe, pues, una
ambivalencia con respecto al lenguaje. En el poema “Falta” vemos que:

“Cada palabra se ha ido


hacia allá
peregrina la oración
en larga fila. Faltan en mí ahora
como consuelo”

pero, a la vez, es nuestro único asidero para iluminar la oscuridad del ser:

“Tea
cirial
Luz de cera
mechero en la argamaza clara”
(“Por si uno de esos”)

Concluida esta lectura personal, a grandes rasgos, la certeza de que este poeta, a mi
parecer está ubicado, sin duda alguna, entre las voces líricas de mayor vuelo de nuestra
contemporaneidad; establecida así, es, a nuestro juicio, superior a muchas de las
entronizadas como sólidas e, incluso, como tutelares en el panorama de la poesía
venezolana.
Ennio Jiménez Emán
ALIENACIÓN ITINERANTE

(1972)

Yo he ido caminando lentamente


dejando pedazos de mi ser material en cada esquina.
Yo vine para ser un testigo con alma de emigrante
Yo llegué para enseñar a mi lengua
el dolor de las manzanas.
Soy esa expresión de tristeza
que ninguna época sabe
y es el signo de todas las épocas.
Ese espacio vital que sentenciamos
y sólo descubrimos nuevamente
al exhumar cadáveres de jóvenes muertos.
Cubierta de las ciudades de ceniza
que nos oculta los cráteres enmohecidos
y nos hace elevarnos en fumarolas de humo
y rugir nuevamente como volcanes iracundos.
Un barco que navega círculos
en las cuevas de los cascos en tinieblas.
Un aullido en silencio
sobre los sordos pedestales y los escaparates desvencijados.
Una sombra de pergamino que repite entre las sombras
el eco insostenido de sus ruidos:
"En los caballos gitanos de la aurora
abandoné el dolor universal de los olivos"

-----------------------------

Esto es un testamento. Lo metí en una carpeta sucia


y lo llevé a viajar entre el día y la nada.
Le di calles congestionadas. Se marchitó en muchas ciudades.
Como aquella rosa que sobre mi cama dejó
una mujer que fue mía y no sé cómo se llama.
Quise dictar mis tiempos.
Tomen notas escribientes maltrechos.
Comencé a hablar y mis palabras no fueron entendidas.
Confusas. Del idioma universal que hablan y no entienden los
(hombres.
"yo levanté un animal de oro
para que sobre él fueran rotos los mandamientos,
"yo maté dinosaurios boquiabiertos
con el fémur de un ermitaño,
"yo fui aquel guerrero que desholló mil cimientos,
"yo fui el carpintero que templó el acero,
"yo fui el genio que escribió la obra
sobre el hombre y su destierro,
"yo fui el que destruyó los pájaros
para hacer con sus plumas la corona de mi entierro,
"yo fui el único que quedó sobre la tierra,
"yo inventé nuevamente la rueda el avión los trenes la mujer
(los templos
"yo soy dios
y ahora me muero"
---------------------------------------------

El mundo resurge con temor de su invariable crisis.


Yo soy profeta meditabundo y triste
aquí en mi tumba de naftalina y viento.
Aquí está el espacio de las ansias destructivas y yo soy el
(rey
de los deshechos y las ruinas.
Estos mundos que yo supe están disgregados a patadas.
Yo quiero divertirme y juego con ellos,
los moldeo, los exprimo, los inflo,
los reúno en un ciclópeo cenicero
y empapo sus cenizas en orines.
Me gusta estar aquí.
Esta cripta me ha llenado de costumbres.
Este reposar es maléfico y tierno,
se come la carne y ríe a carcajadas satisfecho.
Voy a contratar arquitectos e ingenieros,
hay que planificar construcciones, viaductos y edificios,
canchas de fútbol para jugar con las cabezas de los muertos.
Uno se divierte contando alfileres y estigmas
las mujeres desnudas que también lo estuvieron allá afuera,
los refugios antiaéreos disfrutando de explosiones de
(cerebros.
Aquí se tienen bulevares con raíces incorrectas,
faros de gusanos tan brillantes,
filas de hormigas con entorpecido tráfico
y también hombres para hacer más humana la vida bajo tierra.
Uno se acostumbra a la vida de la cripta.
Voy a comisionar a los lagartos subterráneos impresores
hacer muchas tarjetas de pálidos diseños
y haré una gran fiesta con todos los muertos.
----------------------------------------------
En las profundidades de la tierra
nos hacemos de tumbas y milagros.
Nuestros reptiles son complacientes en extremo.
Nos envuelven como ilusiones
nos estrechan con formol
nos entierran bisturíes afilados y sedientos
nos enseñan que somos los terminantes angustiosos de los
(sueños
y los muertos disfrutamos nuestra condición
con perfume de París y fríos de misericordia.

La vida de los muertos sabe a fango,


a espuma de vela consumida.
Somos reyes de las extremidades,
de los pensamientos invadidos,
del mundo que miramos con cuencas vacías y absolutas
con nuestras costillas primitivas de ser escalofriante e
(irredento
y nuestra risa fantasmal aún y siempre desterrada.

Manos a la obra. Juntos construiremos nuestro cementerio


privado y angustioso, terrible y virginal,
retador de alturas y serpientes, violador de costumbres,
¡claro está!, será un cementerio terriblemente vivo.

-----------------------------------------------

La tristeza se me convirtió en saliva


los labios se me pegan como lepra deshonrosa.
Ya casi no hay nada que decir
ya me repugnan los muertos
y no quiero hacerlos cómplices de mis oraciones inconclusas.
No quiero hacer cánticos humanos
por que me quemo la lengua con el fuego de mi rabia.
Quizá se esperaba un nacimiento dicembrino
pero ha surgido un homicidio truculento.
No le cantemos a una mujer determinante
ni a los pueblos,
no cantemos.
No merecen atención las desorganizadas letras
incendios furibundos
destructores sin amortización.
Estoy cansado de vagar.
He sido vivo, muerto y organizador de cementerios.
Maldiciones detonantes
amores desvaídos
yo me defeco en el alma del mundo.
Pero quizás hay de donde asirse...
malditos escamoteos intelectuales,
las bestias de ultratumba no razonaban.
No me sirvió de nada mi pasantía infernal,
bajoterrena.
Ya conté esas historias burlescas.
Todo esto es una historia ridícula.
¡Por qué diablos no quemo este lápiz que me muestra!
No tengo nada que decir.
Esto es un orgasmo interminable.
Es la furia desorbitada de un hombre
que está aquí.
¡Maldito sea!
Yo quisiera tener algodón deshidratante
para destornillar de risas las llagas infectadas.
Yo quiero bañarme con tinta de periódico
y revolcarme imprimiendo señales idiotas,
avasallantes, burlonas, impúdicas.
¡Ustedes son los responsables!
Les voy hacer engullir los lamentables efectos
que la valentía de llegar hasta aquí les ha causado.
Las porquerías humanas están de sobra,
para qué más muestras,
hombres brillantes de planeta intoxicado
constelaciones alarmantes
aquella luz roja que me asombra
miren con preferencia el universo risible
que se come los cartílagos
y provoca amar sin tapujos y sin límites.
Hombre, esa es la intención de los tiempos y el espacio
Hombre, bendito animal desteñido
Hombre, bendita bestia apocalíptica de los tiempos futuros
Hombre, yo te señalo con mi dedo alucinado
Hombre, terrible hombre que lees los cuentos peregrinos,
decídete a escuchar los ruidos espaciales
que provocan la ausencia de los cataclismos.
Y he estado escribiendo largas horas
hombre,
Y he estado royendo largos años,
agudizar pasmoso del éter que quisiéramos engullir con frío.
Los pueblos son terribles en el amanecer de la era.
Los pueblos son juncos de trapo con que durmieron siglos
al soñar con países de jóvenes sedientos e iracundos,
dentelladas de guerreros fuertes
devoradores de tiempo condenado y espasmódico
comandantes de pecho atomizado en meteoritos sangrantes que
(marchan al espacio,
soldados hermosos y brillantes, amados.
Espuma electrizada hecha de alambre con púas de trigo
para conducir al mundo con testimonio y con prisa.
No llega esa llamada del espacio,
nos batimos exánimes
con ganas de vomitar cultura e intestinos.
No suenan los benditos timbres esperados
que habrían de convertir nuestra locura
en paciente y laboriosa madera derretida.
No me llama nadie
estoy abandonado colgando de la cuerda de una campana
yo no llamo a nadie
mi piel está arrugada, resentida,
ya no produce sonidos que se entiendan.
Ya no tengo acústica en mis huesos
ya mi lengua y mis dientes no bostezan alaridos
de aquellos que los hacían correr a esconderse tras las
(piedras.
Me tienen colgado del pellejo
con un gancho de saliva.
No me suena aquí adentro en la cabeza
una lengua martillando mi nombre
plas, plas, plas,
duro,
hasta que me saliera por los ojos cera derretida.
Voy a soltar culebras multicolores
en una alfombra suave y voladora.
Primero les daré de comunión mi esencia
con todos los virus y microbios que son míos.
Voy a intoxicar a la raza humana,
hombre,
muérete atosigado de rayas deformadas
con tumores de pus de urna vieja.
Esos dedos pequeños en forma de garbanzos
están sucios.
Durante dos días interminables escuché tus ruidos
falsificados en mis nervios
que son una computadora mentirosa.
Hasta los muertos saben de electrónica.
"De tu uña salía sangre resentida
"Mujer,
"tú eres un golpe seco de puño sin nudillos
"con toda la fuerza de los hombres del mundo
"partiendo las costillas
"de los sistemas planetarios
"sin aire envenenado
"en las constelaciones que subsisten
"en los pulmones que se exprimen
"en la muerte de las células cósmicas
"que yo tenía guardadas en mi entraña con óxido de siglos.
"Mujer,
"voy a poner un anillo de Saturno en tu vagina,
"a dosificar tu preñez mística”.
¡Basta ya!
calla tu bocota maloliente
hasta cuando vagas en busca de santificaciones extraterrenales
tú, puerco espín de la ira,
sacerdote de la rebeldía,
constructor de ritos para la elocuencia inútil y sin fin,
payaso número uno de este circo terrenal.
Estrangúlate con tu lengua
que los gusanos maldecirán y no se alimentarán de ti,
alimento indigerible y poético.
He tomado una decisión definitiva:
rechazo para siempre este instrumento quemante
y le echo saliva desteñida a esta purpurez
que me quedó en los dedos.
LOS FOLIOS DEL ENGAÑO
(1979)

A Roberto, mi pequeño

RECORDADO SEA QUE VINO DEL MAR

1
La voluntad de los carbones esconde los juguetes en un sumidero en las arenas. No
crascitan las plumas en medio de las piernas. Los dedos se recogen hacia las manos lenta
pero inevitablemente. Las tormentas se escuchan en el cerro. Las palabras se quedan
pequeñas e inútiles, murmuran y caen cansadas. Las palabras se enflaquecen como una
abuela vieja.
2
Las palabras resienten las misiones que damos. Las palabras se encogen como materia
que regresa a la tierra. Hay una paz de paredes quebradas. Las tortugas salen a los huertos
y arrastran de sus patas las palabras. Las tortugas invaden y dan en préstamo sus
caparazones de plástico y tejas.
3
En todas las tardes de todos los días yo me he sentado a esperar la paz que siempre me
llega. La paz me es impuesta. La paz que me llega equivale a partida tras los caracoles y
las tortugas me dejan sus caparazones cargados de especias. La paz me es impuesta. Me
pregunto al caer en el seno de mis duros protectores si la paz que me han dado no equivale
a pena.
4
En las tardes sentado a la espera interrogo a los mares si mis pies admitidos serían
caminando hortalizas y esculpiendo manglares. En la paz de mis brazos caídos pregunto a
los mares si la sal es buena para devolver la fuerza a las palabras. Pregunto a la bóveda que
una gaviota esmera porque me empeño en dar a las palabras potencia de linterna.
5
Mi paso es muy lento. Los caminos los sé de memoria, pero mi costra pesa. Mi paso es
tardío. Mi cabeza se bambolea con ritmo de yoyo de niño. Mi paso no cansa, carece de
efecto, pero deja péndulos a mi encogimiento y da olor de insecto a mis canciones.
6
Me hago de los helechos. Unicelular es mi paz en los confines. Alguien me ha dicho de
una palabra que ensalma, de una palabra que al invocarla acerca los confines y abre las
ostras y anuda los tentáculos de los grandes peces. Alguien me ha dicho de esa palabra y
me lanzo desde mis orillas en las tardes quietas cuando espero la paz que siempre me llega.
Alguien me ha dicho y yo siempre buceo; llevo escafandra y tubos, llevo traje ligero, llevo
líquenes, llevo ensalmes, llevo en mis brazos peso, membrana llevo entre los dedos. Los
habitantes de la paz marina miran el cristal de mi escafandra y descubren que llevo una
pecera en lugar de cara.
HE AQUI QUE ME ENCUENTRO
1
He aquí que me encuentro boca abajo en el tiempo. He aquí que me encuentro
herrumbroso y blasfemo, nadando en extravagancia y mieses, con los instrumentos tensos
y la tierra alegre. Heme aquí llegado, desnudo llegando, llegado descalzo y piso mis pies y
mis huellas crecen.
2
Heme aquí sonámbulo caminando las cuerdas de los telégrafos. Heme aquí fundido con
alcanfor y viento, riendo del momento a donde he llegado. Heme aquí rozando los vientres
y metiendo migajas embarradas en leche en los picos que he abierto y en los ojos de
párpados alcanforados. Heme aquí cirujano, desgarrando el momento con furia ancestral.
Heme aquí en la furia de mis grandes tiempos, dominando a mi antojo las aguas y los
elementos. Heme aquí en mi furia que pone las copas a barrer caminos. Heme aquí silente,
mordiendo con mis encías.
3
Ausculto mis mejores gritos y los lanzo duro como grandes piedras. Hoy no es día de yo
admitir nada. Me niego a conceder. Vuelvo a depredar, vuelvo a quemar con mi aliento de
borracho de bencina y estiércol. Vuelvo a la furia que heredé de las grandes
concentraciones de fuego. Salgo de mi cuerpo y de todos los cuerpos. Vuelvo a la rebelión
y a los grandes alzamientos. Soy poseso de la ira y bajo mis pies estallan los grandes
terremotos y bajo mis puños cerrados caerán los muertos y de mi lengua haré de nuevo
tiras para atar y maldecir y blasfemar como le dé la real gana a mi sexo. Agarro con mis
dedos y desenrollo lo único de lo que soy dueño. Heme aquí encogido e ileso. La saliva
olvidé en las tuercas y apenas me mojó las vértebras. Heme aquí de narices estallantes
expulsando el aire de los pulmones con toda la violencia de un cultivador de frutas y de un
recolector que llena sus cestas. Heme aquí y que nadie se acerque. Voy a defender el
momento lanzando coces y embistiendo. Estoy dispuesto a incendiar el pasto y a formar a
mi alrededor un inmemorial círculo de fuego. Heme aquí y usaré mis cartílagos con
ciclópeos movimientos. Dispuesto estoy a arrancar mi ojo y a hundir a quienes se me
acerquen en la vasta repelencia de mis mucosas y en toda la mugre acumulada en mis patas
insolentes que vuelven a heder con todos los malos olores que en pasado utilicé cuando
hubo ladrones merodeando mis alacenas.
4
Soy dueño de mis grandes rabias. Quisieron hurtármelas, pero llegado a mi momento
vuelvo a atizarlas. Anuncio hago de mis síntomas y proclama de mi enfermedad. Llevo
lepra y tisis, llevo amor y vastedad, llevo los pulmones quemados y mis bronquios largan.
Anuncio hago que vuelvo a arder.
5
Heme aquí que he llegado y bajo mi lengua están las hierbas. Heme aquí disfrutando mi
dolor, nadie se acerque a mi pelambre de bestia. Anuncio hago que solo estoy. Prometo no
buscar cobijo bajo las capas de la tierra. Me duele la cabeza. Anuncio hago de no necesitar
abono. Anuncio hago de estar tan fuerte que tornar puedo en riachuelos los peñascos
grandes y en trinar de salves las grandes arrugas de la naturaleza. Anuncio hago de mi
solidez y de mi firmeza. Anuncio hago de haber levantado los grandes pilares y de ser
vidente de los alaridos y de haber estado cuando los cadáveres se alzaron y de haberme
metido en los hormigueros con mi rabia a cuestas.
6
Heme aquí silueteando espuma y regando sal y echando linimento. Soy de nuevo el gran
capitán de los colmillos huecos. Heme aquí sintiendo el olor a fresco y mi cuerpo se moja
con té y es follaje que la vida crece y los rumores vuelven a la selva entera y el tiempo
corre en el verde de las hojas y se oyen troncos milenarios recorrer su esfera desde el ras
del suelo hasta las grandes nubes cargadas de incienso. Heme aquí que he llegado a las
fuentes eternas de donde nunca dejó de salir leche y esperma. Heme aquí que me hundo en
la oscuridad que pasea bajo las grandes ramas. Heme aquí atando lianas a mis colmillos y
dejándome atado. Anuncio hago que mi lengua es una estalactita buscando una cueva.

7
Heme aquí dueño. Heme aquí que escucho y huelo y el sabor me tienta. He aquí que
tengo ventosas y me adhiero. Anuncio hago de mis poros frescos. Anuncio hago
anunciando vetas. Proclama lanzo que las enredaderas llevan cuajados tridentes de todos
los océanos. Anuncio hago de mi acústica túnica. He aquí que me encuentro con mi primer
momento. ¡Júbilo!, he aquí que comienzo a caminar mis años.
ZETA ELE 4, FUE LLAMADO EL PLANETA
1
Dominaré las aleaciones. Rasguñaré la costra de los planetas habitados y hundiré las
yemas encendidas en el plástico de sus segundas profundidades. Marcaré sus huellas
digitales en mis dedos. Haré de su venida el aire evaporándose de otoño, el pico de una
garza mordisqueando, un garfio asiéndose en una tabla añeja de iodo.
2
Sábana habitada de espasmos es este tiempo. Se mueven los planetas atados con un hilo.
Se rompen las vinculaciones y las arterias nadan en los espacios. Somos navegantes y
llevamos con nosotros brújulas y escalpelos, sensores digitales encontrados en la explosión
de los primeros tiempos, polvo en los hombros, arrugas en las manos, cabello alborotado
flotando incandescente. Constancia dejo sobre el rictus que deforma mi boca.
3
Los pergaminos serán lacrados y abajo se leerá la firma para los libros de récords. Por los
tiempos serán simple calor hasta que ocupen espacio para los ojos mágicos de los
telescopios. Cabe advertir que la roca ígnea es caprichosa.
4
¡Ah!, los tiempos de las cavilaciones, el surco en el espacio natátil. ¡Ah!, los rostros
empotrados... me recuerdan los que quedan en el planeta que habito, planeta Tierra de los
mismos orígenes. El nuevo planeta recibe un nombre extraído del abecedario y se le
adjunta un número para darle sabor de heredad abonada.
5
Sembraré árboles frutales y veré como las ramas cargadas se arrastran sobre el suelo.
Veré en mis manos una regadera con sus múltiples emanaciones mojando las raíces y
haciéndose tallo. Constancia quiero para mi lengua de la sabia amarga que circula. Asumo
la responsabilidad del fundador.
6
Asumo la emisión de las constancias. Asumo la responsabilidad de las frutas que caigan y
dejen ácidos los prados. Asumo la hierba chamuscada y asumo los ríos que crucen allá
lejos y asumo las vertientes y asumo las sombras y el lado oscuro que deja la estrella que
alumbra un solo lado de este nuevo planeta. Me confiero el poder de trazar itinerarios a las
aguas y de dar el tono al verde de los campos extendidos y me proclamo dictador de las
luciérnagas. Mis facultades alcanzarán hasta ordenar los cabellos. Mis facultades serán las
de abrazar los jeroglíficos tatuados en las piedras. Mis facultades llegarán hasta beber
leche de los pezones volcánicos. Mis facultades serán las de mirar el ocaso en el abrupto
filo de las terminaciones. Constancia dejo de mis facultades.

7
Pido para mí la separación de las arenas y la identificación de los minerales. Pido para mí
la facultad de con mis manos apretar las colmenas. Pido para mí la visión del crecimiento y
el cumplimiento de los ciclos. Pido para mis encías, pido para mis papilas reagrupadas,
pido para mis ojos trasegados, pido para mi olfato el olor a sudor y el tacto me pide que le
pida el roce del humus y mi garganta desollada quiere líquidos y gases; creo que quiere
humedad de la que sale de la lengua en formación. Constancia dejo para abrir la historia y
las alucinaciones engrapadas fueron para que los vientos no las esparzan. Constancia dejo
que no quiero que se siembren y salgan de ellas hojas con mi heredad y mi barba.
8
Quiero que crezcan los pequeños poblados con tamarindos en las tejas. Quiero que los
goterones que caigan en los patios en lluvia no horaden ni manchen ni rasguñen. Quiero
que las risas estallen y los alcaravanes entonen al caer de las tardes explosiones suaves de
cuerpos tendidos y las lágrimas suban y dejen los cristales sin dedos marcados. Quiero que
sean las calles tan quietas y las ventanas estén siempre abiertas. Quiero los corredores sin
paredes para que las miradas se encuentren. Quiero las lozas de los patios y las ramas
rosadas sobre las esquinas y los pájaros picoteando almendrones, todos los quiero con
sabor alegre. La responsabilidad asumo de las risas y los dientes.
9
Quiero que todos giren, quiero que se mareen y vomiten las espermas primeras y vuelva
la germinación y se toquen los vellos en los pubis dispuestos. Quiero que los vellos
atenacen los dedos y las coyunturas se mojen y los cartílagos se tornen memoria de
aquellos escarceos. En el nuevo planeta las paredes rosadas de los grandes entierros. En el
nuevo planeta las paredes mojadas de los sexos despiertos. En el nuevo planeta bebiendo
acostados los verdes envases y la leche fresca.
10
En el nuevo planeta desnudo está el cuerpo. En el nuevo planeta el cuerpo se tiende. En
el cuerpo desnudo germina el polen y los pétalos son de la atmósfera. En el nuevo planeta
los senos alumbran y queman los labios de quien se acerca. Constancia dejo con azufre y
ron, constancia dejo con olor a quema, constancia dejo incinerando hierbas, constancia
queda en el humo de mi carne yerta, constancia oculto metiendo mi rostro entre las
luciérnagas.
11
Constar quiero hacer el nuevo tinte que el cansancio consta en mis retinas. Constar
quiero hacer que mis labios tienen una constancia nueva. Constar pretendo sobre el sudor
que mis manos llevan. Constar quiero que mis cabellos no se peinan. Constar que he
olvidado los relojes debajo de una regadera. Constar que el trabajo me ha dejado huellas.
Constar una tristeza y que los párpados se me cierran.
SOLSTICIOS
1
Solsticio de verano arrejuntado al vuelo. Vamos, hombre de la bolsa con pan. Vamos,
alpargatero de alpargatas de murciélago. Vamos, verdoso brote de pigmentos. Vamos,
ladrillero de ladrillos, calador de la cal encalada. Bebamos el verano de nubes móviles, de
corpúsculos que corren las ansias. Vamos, que el agua no fructificada hay que atravesarla
de una vez y sin reposo.
2
Solsticio de cruce de termómetros. Salto arriba demos que el salto abajo nos lo dan las
alas. Solsticio que quiebras las luces y abres los postes tendidos por navegantes más viejos,
haz las cuerdas de los fósforos y los cabezales de las llamas.
3
El pan guarda mis dedos en reposo. Tin Tón, al refregarse. Tin Tón, al darle con el
balaustre de hierro colado que mis uñas colaron y que van pintadas de liquen en la bolsa
que llevo colgada. Mi pan está verde. Las hormigas están verdes. Solsticio de verano verde
que me manchas el rostro con truenos y mezquindad de agua. Solsticio de verano que
anuncias mi postura con tus escándalos mañaneros. Solsticio gritón tumbas piedras de los
cerros.
4
Vamos, aguador que no has sacado nada del verano. Vamos, haz de ti un colador
proveedor de provisiones. Vamos surtidor, surte bien surtido. Chorros de mentol en los
oídos, de mierda en tu ombligo cagador de lombrices, de lombrices en el hueco ballenero
que te abre la cabeza. Surte al mismo verano quemador del pan podrido. Surte a tus
alforjas brotadas de gusanos. Surte, para ello llevas orificios.
5
Solsticio regador de mil cabezas. La tierra se chupa mis amores y te quedan colados y en
reposo diez millones de testigos. Amásalos, solsticio, en una masa negra. Juega, solsticio,
con la pelota fecunda que he botado a la tierra. De una mano a otra solsticio, de un poste a
otro solsticio, de un abandono a un abandono solsticio qué carajo. Alalimón, alalimón, que
el solsticio se marcha jugando. Alalimón, alalimón, que la vieja muerte está en la cueva.
Alalimón, alalimón.
6
Alalimón solsticio que el día se queja de largura. Astron ponedor de huevos. Astron
machacante componedor de esteras. Astron del día largo que me quema. Astron alzado
promovedor de alzamientos, calentador de vírgenes de piernas largas. Márchate al
mismísimo infierno Vernal que este calor suda sudaderas y el hemisferio boreal tiene
hundida la cabeza.
7
No ves, Vernal, que las culebras se enredan en las piernas de las muchachas nacidas del
calor de la tierra. Alalimón, Vernal, que las desfloraciones sólo se suceden en el hemisferio
austral. De noche, Vernal, se penetran las bulbas. De noche, Vernal, que soy un sudor y me
sudo el alma y la dejo quieta y se me va la vida, Vernal, en tu día largo. Vamos, hombre de
catapulta y hongos. Vamos catapulta, catapulta los huevos de Astron. Vamos, alalimón,
alalimón, saca la vieja de la cueva. Baila vieja, conmigo, Astron nos da un día largo.
8
Alalimón, el puente se ha caído. Alalimón, nos jodimos sin el puente. Alalimón Astron
pasa por debajo de mis brazos tendidos. Pásate a la noche austral, alalimón, que no quieres
darme la oscuridad de las bases sin techo. Alalimón, la noche nos dará una bulba tejida de
recuerdos. La noche, Astron, trágate una espada y estalla en vertederos de luz que no
ilumine. Qué venga la oscuridad y el cambio de hemisferio: la noche habrá de ser larga. Te
invito a que juguemos. Dame las manos. Pasa solsticio de verano. Alalimón, alalimón, el
puente se ha caído. Abre las piernas, mira solsticio la ebriedad nacida de tubérculos. Pasa,
solsticio, por debajo, el puente se ha caído.
9
Hiemal, el de la noche larga y de la cópula inacabable. Voy a elevarte a la categoría de
un dios a horcajadas sobre tu noche larga. Regaré semen abundante sobre los restos
esparcidos de membranas rotas que se han aprovechado de ti para desligarse de la piedad.
Hiemal, el pisador, el sustentador de hembras siempre insatisfechas. Hiemal, oscuro
oscurecedor, protector de las entradas y cuidador de la vida. Con la regadera regaré
regando la inmensa pelota de mierda que Vernal te consignó en el sembradío de cabellos
que divide los hemisferios.
10
Solsticio de invierno envuelto en sábanas sudadas. Oscuro oscurantismo del
oscurecimiento que oscuramente protege todas las maldades en las escoforias, libatorios y
lavatorios de mujeres entiempadas. Me siento tan solo, Hiemal, abrazado de los olores. Tan
triste estoy, Hiemal, poniendo sobre mi vientre un vaso sacado de esta vida cagante. Estuve
acurrucado calentando los huevos de Astron, buscando una germinación y he aquí Hiemal
que vivo tu noche cargada de mujeres que no amo.
11
Compréndeme solsticio de invierno. Entiende que mi espera a tu oscuridad, a tu noche
preñada, era el simple seguimiento de mis pasos. Date cuenta que mi alforja está cuarteada,
que el pan que me quedaba ya no puedo comerlo. Mira que he venido a la oscuridad
enceguecido buscando paños mojados en la bondadosa hendidura para ponerlos en los
bordes donde una vez tuve dedos, en el hueso tenso de mi sexo gastado, en la concavidad
de los huecos cóncavos que abren ventilación a mi cerebro.
12
Hiemal, quería una noche de amor. Date cuenta de la circularidad. Comprende lo que
hace posible la gran cópula hemisférica y entiende a mi sexo hambriento que quiere
cubrirse de carne desfoliada de los sembradíos. Estoy triste, solsticio; entiéndelo. Una
nube de murciélagos no es suficiente ya para procurar cobertura a mis pies. Quiero pan.
Quiero humedad. Mira mi cara; mete tus extremidades en los poros abiertos. Huéleme
Hiemal, huéleme que huelo mal. Lávame, báñame con la leche de todas las mujeres de tu
noche larga. Enjuágame con la atemporalidad que se lleva su sangre marchita.
13
Pisa pisador, pisa la noche larga y tu día corto, pisa la noche corta que no me dio
suficiente y el día largo que me dejó extenuado. Estoy cansado, date cuenta de mi
deformidad, date cuenta de lo mucho que he andado. Mira hacia atrás, ve, constátalo,
piensa que es suficiente para mí, que a cualquiera pudo pasarle lo mismo, que no soy el
único. Mi locura es verde y flota tranquila. Mi amargura es clara y su recipiente grande. Mi
muerte está guardada en una cueva verde. Mírala, ahí está, pisa pisé la noche y el día,
saltando, pisa que piso, marcando en el suelo hemisferios con una tiza.
DESDE LAS TEJAS
1
Las tejas andan de cabeza. Las crinejas se tejen solas permitiendo bajar de las vigilias.
Encontraríamos un nuevo árbol si a cada floración cortáramos con ellas. Me temo que no
es práctico cercenar el árbol.
2
La carne de los insectos quemados en la pira de los lastres emite humo negriazul, me fue
dicho cuando conducía las hormigas al desastre.
3
En verdad las floraciones no son nuevas. Los movimientos tienen que ver con la rotación
de la tierra. Las piernas me crecieron sin que me diera cuenta.
4
El vómito que abandona mi ombligo y continúa hacia el pubis de ella es grisáceo y tiene
el fervor de la materia muerta.
5
La cola de esta culebra crece en árbol y sus raíces me levantan las muelas. Sazón de tejas
que abre campo a floraciones y emigra llevando mis mucosas y una certidumbre que no
deja.
6
Habrá de ser un amarillo candela de una mañana cualquiera. Habrá de florear cuando la
luna llene y aflore de los vientres cieno. La llanura habrá de estar cubierta de cintillos de
girasoles con lengua. Habrá de ser un escalpelo que asome desde el vientre de ella. Habrá
de ser ella podando los sembradíos en cuclillas de espera. Qué no arañen su vientre las
cuchillas de la grama seca.
7
Los portafolios harán procesión de estrías. Han crecido en los charcos ranas negras.
Mañana será temprano cuando las tejas reciban los orines de las tiendas. La procesión se
hace larga como las simientes. Los portaestandartes llevan enrolladas las caravanas. Los
portarrutas se crecen de almejas. Habrá de venir candela de los insectos atrapados podando
la vasta siembra.
MI HIJO Y EL MAR
1
Sobre las arenas recién descubiertas quedaron vasijas. Dentro de ellas un líquido espeso.
Allí puede mirarse pagando con un creciente escozor de los ojos. El humo de cada vasija
únese en un solo humo, el líquido de cada vasija es el pie común de todos los humos. Es
una crineja de un solo humo tejida hacia arriba que sujeta el planeta a los tiempos de la
combustión y los espasmos.
2
He sido señalado como el originador de las cópulas sólo por haber ensartado folios
borroneados con mis manos inexpertas.
3
Ahora vengo a las playas como veraneante y traigo conmigo a Roberto para explicarle el
surco que tracé arrastrándome y tratar de describirle la crineja de humo. El me mira apenas
un momento y luego me deja para jugar con la arena mojada de mar. Yo miro su pie y
sonrío.
HE OSADO REMAR
1
Lo he intentado cada vez. El techo de las cavilaciones es bajo como el cielorraso de esta
cueva inaudita.
2
He intentado el amor. Se me ha dicho que los peces viven en burbujas de sal. Los
océanos no están dados para los animales que tenemos pulmones.
3
He osado remar. La respuesta ha caído sobre mí. Mis brazos de madera toman peso de la
humedad.
4
Cuando he puesto mis labios a sorber las madrugadas se me ha dicho que está vigente la
ley del paraíso sobre los frutos prohibidos. Mi lengua se venga embistiendo el lenguaje.
5
Las formas se deshacen al soplo. Se evaporan los calores del asfalto. Los túneles se
tornan largos. Todo esto no es más que una mancha sin forma.
6
Convencido estoy de los hombres que andan viviendo este planeta y he andado los
pasadizos secretos so pena de promover el suicidio colectivo más grande desde que los
peces se engulleron mis palabras y ellos me acusaron de no respetar la ecología y de andar
contaminando las aguas estancadas.
7
No tengo aletas; lo confieso. Las perdí en los sacos de arena en la era de las filtraciones.
ES PEQUEÑO ESTE CUARTO
1
No tengo interés alguno en vigilar mis años. La columna tengo arqueada de buscar el
sueño. Hago ejercicios y escupo flema manchada de resinas. Exhalo cada mañana ante los
vecinos que se despiertan y se van.
2
No consigo la manera de deshacerme en los finitos límites. Mucho me temo que la
condena será larga. Es pequeño este cuarto. Nadie puede acusarme de exagerar la
magnitud de mi presencia.
MESTAS
(1986)

a Daniela

VIENTOS
1
En el silencio, pequeño monstruo saltamontes de esta campiña anegada, estoy con la
palabra viento. Oscuros los sentidos del exilio y altana la memoria, niño con los verdes
gusanos, fermentado con las vides jugosas. Huelo a hombre que el viento esparce.
2
De humillación, los días. Sé a humo negro de carne de río y de agua de fuente.
Vulnerables los cielos oscuros portan consigo dientes y uñas. Se quiebran las luces y repito
al caletre los nombres. Alzo los perros a pastorear los vientos. Sin un grito se queman.
3
Los olores presiento sustituyendo la lluvia. En las costas de las tierra lejana se encabrita
el agua. Misteriosos animales marchan en los ojos con que envuelvo mis pies. Cuento en
respuesta las estrías en las nubes. Escribo una carta donde la palabra viento seca.
UN SILBIDO DE SILUETA
1
Rastros serpenteantes las sombrillas sobre los gritos donde se aboveda el viento. La
sierpe es solitaria en la carne arenosa. Metido estoy debajo de los techos grises levantados
por el hundimiento de las costas y por mis viajes al silicio empegostado al tórax de las
olas.
2
Las cortinas se remueven con vagidos amoldados a las formas en los vientos del inicio.
El ruido, quebranto. Oh, tormenta, escape, te miro desde el retiro de las algas y desde las
formas propicias que avanzan al acantilado.
3
Las barbas crecen cobrizas de las máscaras que las nubes asumen y un dictado se abre en
los frascos de colores de los viajeros de las aguas. Los leños se hacen morisquetas a los
caminos de la cera y a la ringle de párpados hinchados. En la piel de la frente de las hojas
juega con el viento un tallo.
4
Busco la aquiescencia cuando los dados fríos resbalan la pendiente. La sal se condensa
en el cuero de licor de convento y se ensarta cual hilo sosteniendo los bordes de los belfos.
Oh, horizontal ondulación, hiende el aire un silbido de silueta que se inclina cual gaviota.

VISPERA
1
Oficio, palmas secas y rugido cercano. Hierbajos con sombra de mareas, busco piedras.
Brillor, en las escaramuzas del cuerpo. Desnudo, el gran libro en las rodillas, leo para el
vuelo del coco hasta el miedo limítrofe.
2
Barahúnda, tonsura. Descifro incrustaciones de mi cuerpo esquelético. Encuentro cosas
perdidas. Es noche, memoria que me guía. Me pregunto si sumergirme ha sido cosa vana.
3
Mi medida será la suave brisa. Pasaré páginas tantas como hisopos al murmullo. Me
mojaré tanto como las rocas de las aves nocturnas. Laceraré mientras la luna. No hay
presagios, apenas sílabas con tallos.

POEMA DESDE UNA


CHIMENEA COMPARTIDA
1
Pino, persiste de las luces intermitentes hacia las soledades. En las raíces, caracoles.
Modifico la disposición de los muebles. Converso largo con los leños y los paraguas
cuelgo en los chisporroteos.
2
Las maderas crujen con viejos movimientos. Las canciones, salitre. El olor, de las
alfombras. Trago entero del eucalipto. Me siento a esperar los higos y oigo nombres y
señalamientos.
3
Tangibles las orugas en la tabla que sigo y en las rodillas las angustias ordinarias. Las
paredes con erupciones y mis encías con las dudas. Acepte hacerse humo y llene mi cuarto.
Dispongo los moretones sólo surjan de mi insensatez sobre las venas.
4
Escribo sumergido de bosque. Han cambiado de grosor los granos de la tierra. Busco
sonidos roncos y el tejido. Procuro una cinta de piel para sostener la espuma atada a mi
frente.
5
Abrevo desayunos empanados de arena. Escribo en la lava del ombligo vertical. En los
andenes recibo los olores y las pieles. De la lengua recién aprendida me bebo la botella.
6
Rinoceronte, aguas templadas de su cuerpo. Me levanto, erizado hasta la certeza. Se
instaló cerca de mi chimenea dando voz a la madera. Canto la embriaguez que me queda.
APENAS VISITA
1
Nuestra imagen, retozan. Me emparento a las alas contadas. Plantas zancudas, saqueo
cada memoria. Los tucanes se arrollan, la montaña muta, la ciudad te ha visto. Ha
escapado el tigre a terreno tuyo.
2
Arenilla, el trasnocho. Mastico aguacate, silencio extenuante de la rama inmóvil. Mudez
en los pájaros, nadie me pide saber de los cantos ni cantos existen.
3
No a los cometas de colas de sienes, no al asombro, falta. Horadó este valle, apenas
visita, torneo de siembra de aceite caliente. Tiemblo, no muerde. Temprana, la noche.
VENCER SEQUIAS
1
Una esponja baña la diferencia de las horas consolando mi cuerpo los lunares suyos. Una
franja de luz corren los potros sin yelmo. En mi espejo penitencia la lluvia. La sé oscura en
la lana. El ansia pende de los alambres anudada en las mangas. Los toros hacen equilibrio
entre los libros.
2
Raspo para olfatearla de frente a la separación coladora de ruidos. Quemo tabaco para
preservarla de la arremetida de los últimos meses. Cuando la oscuridad posesiona
tristemente los truenos y los gorjeos finales se hacen hojas de limón la atraigo en
centelladas y la confundo de ladrillos de vencer sequías.

POR AQUI PASASTE

1
Arrojan dientes las luces del alba. Soledad de puntas, abierta. Las mallas son fijas y
eviterno el trueno. Fisirrostro laso delante a las puertas. Ojos de pera, ebriedad temprana.
2
Descalzo, el monte inclina tuyos de truchas relámpago. En las cerraduras, sin huesos,
duraznos. Entrapajo. De dátil el juego. Meto chazas en cada cisterna de las aguas dejadas a
mí.
3
Aljibe, plumón escarbado reposa. Tintura, tinador mantiene el anhélito de tu boca-túnel.
Dédalo castaña, por aquí pasaste, entresijo pulpa.
EN AQUEL LUGAR
1
Extraños los acontecimientos de la mar, ciertas las ramas de los árboles. Las aves, los
albores a la tarde.
2
Vegetación, a la entrada de los vuelos. El espiral es duro como los escollos que parten la
marea.
3
La espuma, donde siempre. Han enflaquecido, sí, los caparazones. Con cansancio los
regreso a la mar para que vuelvan.
4
En aquel lugar morir sería largo, interminable, eterno.

ANTE EL VIAJE DEL OTOÑO


1
No hay piedad en este silencio. Veloces los grises sobre la fría sensación de los
ponientes. Sobre las ramas resbala una tijera. La melancolía hace morada en los callejones
de la tarde.
2
Se levantan los sudores de los miedos en el mohín de las pequeñas cajas. La nave está
cargada de cuellos ahuecados y cigarras. La tristeza estampa las baldosas por las plazas.
Mi voz, punteada de islas que se ensayan.
3
La luz sola se queda detrás del humo de las quemas. Superficie gana el ácido de un
músico que espanta las tinieblas. Debo marcharme ahora, el otoño comienza y es de nuevo
su rostro de piel fresca.
AQUELLOS INSECTOS
ATORMENTADOS DEL FRIO
1
Susurra el miedo de septiembre y en las lagunas del cuello la mopa se eriza en vestigios.
No se despierta con las luces de los árboles marrones cazadores de insectos atormentados
del frío. Es canela el viaje de las pimpinas al regar memoria.
2
Debo retornar al patio donde crecen dibujos de barro en el lápiz. El follaje avanza
mutado de cormos y recomienza en los cascos el tiempo escondido. Ahora no nos basta el
otoño y abro las ventanas entre nosotros y las ráfagas.

SOMBRAS
1
Las sombras alargadas del otoño en esta roja herida de la prisa abierta. De amianto los
silencios que persigo hasta la tierra entre los árboles. La mía, en el césped cosida por la
lluvia.
2
Silencio, se te adosan los augurios cual calma inclinación. Sombras, de vosotras se dice
en la memoria día arrodillado. En las paredes del follaje encara la caliza al duermevela.
3
Los ramajes en el centro adelantan la penumbra para la hosquedad del agua efímera.
Pobre cansancio mío, habrá de alzarse a la nueva mañana.
PESADILLA AL MEDIODIA
1
Sin el tamarindo destempla solo el bahareque. El patio está limpio, la mopa del abuelo
sobre la calvicie de las tunas. La carrucha se sostiene de su vagina rota. El cedro, el tórax
hundido y una herida vertebral en un alambre.
2
Me espanto con los insectos y mis burbujas comparo con aquellas de las tapias. Vecinas
voces ignoran mis viajes. Escapo a un cuartito de cables y pegostes. Un cristofué se
distancia.
3
Las hojas diseminan mi vocación de espantapájaros. En los bordes residuos y en las
vainas negror de sequedad. La diferencia, mis cabellos. En la mujer lejana me refugio de
esta pesadilla al mediodía.

ELLA, EN LOS REFLEJOS


1
Sobre mi brazo izquierdo una polvareda, hormigas. La luz ciega la hendidura del sol y el
sombrero. Un racimo se acoda en una baraja. Caen del vino tatuajes en franjas. Sobre el
edredón, nada.
2
Los ladridos me sobresaltan, no sé si el agua ha engullido los cuerpos o si se llama a los
perros al festín de los lamentos. Descubro entre árboles el miedo y me yergo en la tarde de
la luz que engaña.
3
Una gota se desliza sin alcanzar las letras. Me detengo a mirar los árboles de esta calina
pavorosa. Vidrios, sobre el ras del suelo. Ella, en los reflejos.
MESTICIA
(1996)

PERDIDO
Las sílabas

caen por doquier


heridas

El lenguaje
borrasca

sin códigos
no se puede decir nada

sin

la palabra
capaz
de escudriñar el polvo
¡Oh! perdido

SIN PALABRAS
Nadie venga
a pedirme una respuesta
las letras se opacaron
menos
una explicación
sobre nada
no sé nada
sin palabras
un poeta
no es

hueco en el vacío
gangrena

EL FRASCO DE LAS PALABRAS


Las palabras

neumáticas
imperturbables
píldoras
que no curan,
cagajones
metras
silencios de hábiles embalsamadores
putas

inmunes a mi desasosiego
ENGAÑO
Después
de no oír
lo mismo
después de no ver

la misma cosa
se entra o se sale
representación
el mundo
esta esfera
engaño

EXTRANJERO

Un cinturón de púas
me ha devuelto
al río

Es todavía un secreto
el sitio y el momento
de mi identidad
LOBO

Nada te importa
curvo cují
tórvida telaraña de tunas

El desierto se extiende
como las entrañas giradas
de un lobo

Sólo falta
el grito a luna llena
para completar esta hosquedad

MARIPOSA MUERTA

Ha comenzado:
una mariposa muerta
la aurora.

ESTA NOCHE

Esta noche es un arca de naufragios.


Pesa
me siento como en Ischia, vomitando tos. Igual
Serpiente marina
esta noche
o la hago mi amiga
o me mata
esta noche.

LEYENDO A MONTALE
O se está vivos
o se está muertos
así lo dejó escrito
No hay estaciones
ni se estará más
triste o feliz
no seremos pájaros
del día
o de la noche
No sabremos que sea saber
o no saber
vivir menos
así lo dijo él
para mí tampoco existe ya
mito consolatorio

CUANDO IRRUMPIO EN MI EL DESASOSIEGO


Cuando irrumpió en mí
el desasosiego

el corazón del lenguaje


se hizo agua
fracaso del mundo

Cuando irrumpió en mí
el desasosiego
para matarme
supe que nunca era bastante

LA HISTORIA

En el viejo patio
de mi infancia
me fue contado
de cuando los vientos cambiaron
y las pajas de los nidos
se incendiaron

Yo dije:

"allí estaba un palomar"


"allí un tamarindo"
"acá una mata de cerezos"

El calor era tan fuerte


que mis palabras se quemaron
y mi niñez
en un solo mediodía

COLMENA
Las marcas en la lluvia
los vidrios sucios
aún así las ovejas sin jaula
De venas la colmena
y este olor penetrante de las redes
rotas

La primavera fue fea


las palabras
escamas de pescados descompuestos

La muerte tarda

ZUMBIDO
Zumban
locos afuera
los élitros
en la trampa
perdidos

El ladrido de esta horrible primavera


ha roto el arca

El pulpo agoniza
congelado en la cadena

Los golpes
como fusta

ADIOS

Al margen del canto


continúo
mi día
extraño adiós
DONDE LA TEMPESTAD TERMINA
El techo
hoja de otoño
como una amalgama de hojas negras

De los tantos nidos


orificios de azul

Deja tus ojos de acero


en la mesa de noche

la otra orilla
los pájaros
donde la tempestad termina.

RITORNO

La palabra
regresó en tu lengua
y se me clavó en el paladar
con la fuerza de un ancla

RIZO

La palabra
caía
en un rizo de tus cabellos

y yo trepé hasta el lenguaje


penetrándolo en tu oído

LUNARES
Extendiste los brazos
y tus lunares fueron témperas
provocando en mí
el efecto de una boca hambrienta

OCÉANOS
Sonreiste
y el temblor de la tierra
hizo vibrar tus senos
más allá de una inmersión
en los océanos

PINTURA
Corrieron por tus pies
las escamas de mis presentimientos
llegando hasta tu sexo
cargados en el mío

Los peces desnudos


se hicieron filamentos
en un cuadro que pintabas
MEDUSA 1

Era una medusa


exhausta

a la que yo debía hacer volar


poniendo mi fe
en sus ojos líquidos

MEDUSA 2

Era una medusa


dolorida

de bañar toda
con un remolino
de su propio semen

MEDUSA 4

Era una medusa


suplicante
de los bálsamos de la tierra

Yo los vertí todos


desde mi alma transformada
MEDUSA 5

La confusión
de sus cabellos

al inicio del otoño

era promesa

y yo la hice sisal cabulla hico


cordón umbilical
medusa
líquido amniótico

dejando mi mano
como una promesa

MEDUSA 6

Tenía los ojos


de sal

la medusa

especias

Yo cociné en una olla de cobre


las algas que habrían
de atarme a ella
MEDUSA 7

Ella tenía
en los ojos
aguas sulfurosas
de tantas inmersiones
y en la piel los rastros

Yo tenía unas manos


deseosas
una larga espina
tinta
todo para llenarla

en mujer
hasta el espasmo

MEDUSA 9
Yo miré
desesperado
los labios suyos

y el humo
que la rodeaba
esférico

Me sentí capaz
de pescar un galeón

de convertir los hierros oxidados de las armas


Me sentí capaz
de elevarla conmigo
hasta el nudo que sostiene la historia
atada de un pie

Te amo, medusa, dije


y su sonrisa fue un alivio
una muestra preciosa
de la calma

MEDUSA 12

Pon tus manos


en mis nalgas

y devuélveme la visión alta

rogaste

mientras yo en cuclillas
recogía mi alimento
de tus pies diminutos de medusa

MEDUSA 13

La paz se hizo profunda,


de alta mar

Supe que estaba listo


para beberme tu sexo
y los secretos
DANZA

Ella danzó
desde la carne sin piel

sobre una mano mía


que la alzaba
a buscar
el tímpano del tiempo

Mi cabeza
se hacía vientre suyo
y mi otro brazo
cabalgaba las plantas

Ella resplandecía
clorofila desmayo
boca que bajaba
buscándome adentro

LA TORTUGA AZUL

Espirales
la tortuga
por sus manos

Transparente
como sus ojos
caparazón que se libera
antena que se adjunta

Heridas saturadas
en las velas

Agarré su cabeza
y el secreto primigenio
me hizo aullar
vivo
en el espacio inundado

ELLA ME BESÓ SOBRE EL AZUL

Ella me besó
sobre el azul
y las serpentinas se regaron

cera derretida

Un ciervo se alzó
majestuoso

y el cielo se hizo rosado


como un tañer de tierra alborotada

Ella me besó
sobre el azul
y un caballo al centro del espacio
se encabritó
como mi alma
ESPEJISMO

Me exaspero

verde que se pierde


agua inválida
dátil que no vierte

Extremo mi sequía

la piedad
se evapora como un espejismo

EXILIO

Exiliado de ti
minucioso me pongo

tijereta
celda vegetal
punzón que rompe la arruga congelada

Incorpóreo
me alejo
inexistente
descomposición en el sueño hacia el mañana
PREGUNTAS

¿Sólo el canto de la pena?

¿Acaso soy filibustero sin garfio


extraña palabra sin metal
o no hay óxido labrado en las coyunturas
de mis venas?

¿Acaso he perdido de las uñas


el ruego del agua
acaso de mis iris se han ido
las sales
cuál pez muerto hacia los laberintos?

¿Se me ha exiliado del amor


como alga añeja
de ciclón turbulento?

¿Fui yo culpable de omisión


ante la aurora?

EN TU SALIVA (1)

Esta mañana
he encontrado mi palabra
flotando en tu saliva
antigua

EN TU SALIVA (2)

Esta mañana
he encontrado tu saliva
flotando en mi palabra

antigua

EN TU SALIVA (3)

Esta mañana
me he encontrado
flotando en tu saliva

antiguo
MESTER
(1997)*

*Inédito.

PRIMERA PARTE
CATALOGO
CARTA ASTRAL
1
Trazó la carta astral sobre el pecho del pájaro. Sobre la herida que colgaba del hombre el
terror terroso de lo abierto.
2
Cual invierno el entrevero. Tronó, mansedumbre furiosa, ciudad piedra de río lavadero.
3
Los peces a las gargantas. Los pies, con hiervas y resinas. Las uñas destilaron algas
griegas. Un velaje se inflamó en la misericordia de la vida.

TERQUEDAD
1
Mi cabeza de cera el dolor humedece. Mi lengua de tridente desova la angustia.
2
Conocidas, las vejigas de los incendios, en los ganglios. Hacia la pulposa terquedad, a
deshacerme.

NO HAY REMOTO PARAJE SOLEDOSO


1
Los primeros juegos del mundo lo suplantaron todo. Vertical el sonido reencarnó.
2
Se gestó el tapiz pergeñado en la isla de los mendigos. Desvelado secreto primario el
sueño disolvió la terquedad de los sentidos.
3
No hay remoto paraje soledoso. En la abertura veo el silencio de las causas.

EL GRITO
1
En las verjas instintivo el viento. En los hilos una mancha amarilla, soldados de peltre.
2
El grito, aldaba cayendo. Hinchazón, las muchachas que a lo lejos miraban.
3
La calle se tensó como ballesta. Fui cediendo en la apoplejía de la madrugada.

PRISION
1
El disparate de los meandros hizo prisión, estoque en las costillas. Atados al miedo, los
metales. Las cigarras ulularon mentol, desatino.
2
Abatí las hormigas. Quebré las bombillas a pedradas. Cuando emergí, perdido el dolor,
ya no era.

EN ELLA
1
Contra la pared descascarada se corrompe el viento. En la semilla roja, el pájaro. Yo, en
ella.
2

Lejos está el canto. La voz se mece de desierto. Un pie sobre la ciudad de mi cola de pez.

LA GUITARRA SE DESTIÑE

1
En las calles de su cuello la materia primera. Escasa saliva en mi ojo el agua de la
amante.
2
Croan los batracios en las manos de los brujos, muertos.

3
A cincel la anemia corroe los cabrestantes de los ganglios. Los bandoneones, apenas, al
dolor del oráculo.
4
Avento la piel oscurecida en frazada sobre el río. Destemplo la osamenta, mendiga. De
mis cicatrices escarnio la guitarra se destiñe.

LA VETUSTEZ DEL AGUA


1
Inalámbrica, la vetustez del agua, en la ciudad se adensa. Entre los desvaríos,
irrespirable, un murciélago es la soledad.
2
Membrana, entre mis brazos, la terrible confusión. Bestia no sostengo mi peso. Sorbo la
mancha, la liquidez que la ciudad deja.
EL OJO DEL PEZ
1
En el fondo del río el ojo del pez se hundió en la última profundidad. Sobre el ras el
puerto se hizo rojo, punto al centro. Un remolino se llevó las larvas.
2
Elemental el cuerpo cayó sobre las brasas. Limpios los siete espejos en los colores el
agua hervía. Sobre las derrotas muertas la arena de los granos.
3
En la alta montaña de la madrugada el olor violeta. Caminé sobre sus venas, glaucos mis
pies, expandida la serenidad como una alarma.

SIMULACION
1
Se rotuló la imagen sobre los fragmentos de lo otro. De allí, astutamente descifrada.
Cóncavo me moví dejando atrás. Mi mano en lo inasible.
2
La nada se despojó de su apariencia. Lo dejado de ser la ilusión restañó. La ubicación dio
significado. Era todo nuevo al suplantarse.
3
Los hilos miraron las falanges. Al cortarse inanimados prosiguieron. Repetir suplanta
los supuestos vacíos.

VIEJO
1
Entro el vaho aceituno. Así no hay ciudades anteriores. Púrpura en las baldosas rotas.
2
No acumulo de las calientes mordeduras. Las calles y la memoria son mentiras. La
similitud pasma lo efímero.
3
Llenarse mis cuencas significa vacías. Quito el parabán que ya no cuenta. Allí me quedo,
viejo.

UN EXTRAÑO DOLOR
1
Síntoma, aquello lejos. Apenas en retozo mis dedos de plasma se untan. Soldadas en mis
pómulos las tinieblas.
2
Un extraño dolor, huelo sauces y como yerbabuena. El hastío me empegosta la lengua.
3
Si no fuese negro diría de recuerdos. Un viento plano contra la pared se queda. De
memoria, si lograra percibir la tormenta.
4
Un extraño dolor mi quietud agrede. Una insospechada tendencia presiento en las hojas.
Los grandes párpados si muriera ahora.
SEGUNDA PARTE

VACUUM

MADRUGADA
1
Al borde del ojo me asomo: sus escamas pairan las malvadas
larvas. Extensa sin nada humana es el agua.
2
Hacia la sombra del viento a tientas escupo, asombro lame la huella en la cama. Silueta
mía de plástico el sudor que exhala.

MERCURIUS
1
Cuando la agonía, las espaldas de las mujeres videntes, mercurio en las córneas.
2
He aprendido el aire. El único sudor de mis amantes, la ausencia original sobre mi piel.

EXCAVACION
1
Con lentitud los círculos se abren y el pantano. Los insectos estiran el paso.
2
Un reguero escarmienta la oscuridad y el rostro por las uñas.
3
Sólo grandes ojos de limpiar la calavera, con amoroso desprecio reducida.

SONIDOS
1
Tañen péndulos antiguos, escisiones. Veloces llagas viejas largan eructos. La ola de ripios
sabe a óxidos amargos. Mi cuerpo imantado se sostiene.
2
Atraviesan laberintos de perfil los cascajos que conllevan. Se engajan las ramas y la
leche se hace cuero. Caen grandes en la nuca los pedazos.
3
Mi historia es barboteada con saliva que canta y cabellos de aluminio sobre los plafones
erizados de dientes no soportan.

DESTINO
1
Sobre el centro olerán los travesaños y los lechos. La cal de los espejos simulará los
cuerpos. El pus se hará costra en los entresijos, semen pervertido.
2
Persistirá la ciudad entre los alaridos. Buscaremos migajas del pino. Las sorpresas
vendrán al encontrar el sol las anchas ancas de la bestia herida.
3
Las piedras están y habrán de ser pisadas. No es posible escabullirse hacia el gran río
donde la locura se aposenta y recibe a los marcados.

VACUUM
1
Largo entre los extremos, las referencias suspendidas en las lisas paredes, en otro sitio
que no sé como se llama.
2
Estoy entrenado, no tener peso y el silencio en el espacio vacío del cuerpo.

AL AZAR LA CRONICA
1
En la idea del nado somnolencia, tirada por la bestia en la paja, busca aspecto la muerte.
2
Una plenitud se adensa como un cronómetro en la lengua de un caballo.
3
Pruebo con la moneda, al azar la crónica: bacallar se empegosta en la amalgama.

LECTURA EN EL ALBA
1
Astillas se insertan, malévolas aspas. La lengua, de espanto. Mi cuerpo desnudo se llaga
en el alba. Cigarrones muertos cubren mi espalda.
2
Me miro a lo lejos en la escritura informe que la costra traza. El silencio es arma,
envoltura oscura, hiriente en la sábana.
3
Bloqueada la entrada los muñones baten con hierro y mentol la falsedad del alba. Los
signos desgarran en la muda trampa.
TERCERA PARTE

SALINO

DESPRENDERME
1
A las pirañas los brazos y las mandíbulas a los viejos arbustos de los pecesluna,
desprenderme. La musca brevedad.
2
Sobre las mareas cansadas, diapasón los cadáveres de los ovíparos de sangre fría.
3
En los ácidos de los monstruos marinos párpados los aros del mástil pialarán mi
nombre.

ATARDECER EN LA ENSENADA

1
Cuando la ensenada, escarbar las larvas, la cera en el plexo, la mecha de insomnio.
2
Madera podrida festín de muralla temprano mi vómito la ruindad del sol, ave disecada.
3
Atardece en barro y mis ojos lejos. Mis pasos de niño la neblina poniente al furor
escama.
ME QUEDA UN VIAJE A MATAR UN PAJARO
1
Un breve murmullo en el aire sin ruido en la calle ignorada, estampida de algas en un mar
sin agua, trampas en las hojas marrones, escobas que pasan.
2
Me queda un viaje a matar un pájaro, en lluvia de ranas, las arterias con furia en las
garras hasta la última trampa. El olvido y oscuro sin lápida y llagas.

LAS PALMAS DE LA ESPUMA

1
El terror arranca en la mañana al mirarse al agua. Al volver sobre ella simplemente
miedo.
2
Las palmas de la espuma oscurecen todo y el amor abstruso.

DOGAL
1
Ahora sobre la luz ¿alba u ocaso? túnel semisombra.
2
¿En que parte las gaviotas se dejaron? Tramontaré los cardinales, soberano.

LAS ESPINAS DEL LAGARTO


1
En el pozo profundísimo observo la reyerta, bicéfala. En la casualidad el universo en
un instante, en el destino. Si atravieso, los fragmentos.
2
Retiro la apariencia. Con las espinas del lagarto organizo la no-vida y armo el silencio.

PARADOJA
1
Desde el mar oración de lo que sé, clara oscuridad.
2
Emerjo la plegaria, oscura claridad. El diálogo renace en la clausura.
CUARTA PARTE

FINIS HISTORIAE

MIENTRAS, NO SE MUERE
1
Desde el tronco el perfil de las arenas y las huellas sobre los fondos, libro. Adentro los
espacios. Me lamo un dedo con la lengua cuarteada por los vientos.
2
Entró en mi boca, en la sal. Mientras, no se muere. Sobre el rostro la lluvia e ignorado se
permanece, en esta intensa soledad de las dos aguas, tranquilo, a merced.

BOSQUEJO DE UNA MUJER EN UNA RAMPA


1
Todavía, debajo de la piel y de las calles, en la rampa. Artejos sus vocales que se clavan.
2
Corre de emboscada en emboscada en los bosques de artemisa milenrama.
3
Bosquejos en las lajas y musgo las frases enraizadas. Moradas viejas, espolones, tajan.

DESCUBRIMIENTO

1
Descubrimiento en la costradura, todo a uno, tensar un manojo de cabellos, sin linterna.
2
O censar los blancos, araña ante el insecto, sin confines las contradicciones en la inercia.

LOGOGRIFO
(1999)

A Roberto y Mario Romano

PRINCIPIO
Imantan
coágulos de tierra

mis dedos

en metal

viscosas se congelan
de este amanecer

las manos secas


EN DESVELO

Garfio
vino rudo umbrío

más adelante, más lejos


en desvelo

de aldea en aldea
más adelante, más lejos

VELOS
Al azar
como la fuerza del viento
los velos ato en la cintura

en plata viva

derrotados
MERCURIO

Horado los palastros


y muerdo la madera
en el ojo de la cerradura
se concentran

del misterio
los arcanos visores
la tempestad del hombre

sobre el pecho

mercurio

mi paleta sacude
los cimientos ruinosos
y la raíz podrida

MADERAMEN

Debajo de la corteza
los nudos de las edades

leche gruesa y amarga


intenta sobre mi cuerpo
DENTRO

Dentro
en rayas de oscuridad
como escaleras

Sobre el muro
escalo
hacia el fondo

subida frenética
al abismo

al intestino de fuego
hacia la ceniza amarga

MINEVEGE

Lisa la piedra
piedra es

detritus
las falanges

vetas
los vómitos

babosos escurridizos
lagarto

AGÜEROS

Incrustadas
estalactitas
las plumas
en la cavidad oscura

De los agüeros la lentitud

de la materia

el pesimismo de las formas


el viaje inútil

Los graznidos en el eco

CENTRO

Negra
la vetustez
en el incienso

las trizas de los presagios


bajo los vientos subterráneos

al centro
en el árbol de copas hacia abajo

CAIDA

Al vacío
los metales derretidos
y el grito animal

materia

las hojas femeninas


infectadas de azufre

DESDE EL OTRO LADO

Sin peso

los escalones
de lapislázuli
y los hierros imantados
hacen de la muerte
conocimiento de lo humano
La tragedia de este día oscuro
ha venido desde fuera
desde el otro lado
APRENDIZAJE

De las burbujas
estallidos frenéticos
y la frente
apenas
con las cejas desplegadas

Con la madera
hasta que mis ojos
se hacen brasas
y aprendo a leer
este lenguaje desalmado

DE LA MORDEDURA DE LAS HOJAS

En las mordeduras
de las hojas

las colusiones
se perciben

de los rastros
y el aliento
DE ENTRE LAS PIEDRAS

De entre las piedras


tremedal
el río fijo

se ennegrecen
la mujer las callejuelas el vino

DE SOLEDAD

Trebeja
en la inmediatez
de los silencios

en el zumbido
del trasteo

mergo

DE MEMORIA
De memoria
tiempo no mío

hongo
doblemente invisible
la ranura

FORJA

Forja

en esta catástrofe

las llagas
atrapadas

allá, donde sabemos

las picanas de las tinieblas


argamasa

SOLITUDINI
Puntiagudas
en el estrecho calmil
vicio de amanecer

huesos

las soledades contravalan


PLAGA

Herbajean
sobre mi pecho

en la mielga

en cascada, en nube, en torrente

en el aguapé
contra la insolación

aquellas luces
encunetadas
en lontananza

COSTRADURAS

En las yemas
y más
bastión tras murallas

en el desbastador incienso

en la raya vertical del ojo errante


costraduras

SIN ADENTRO
Hacia cualquier parte
es ninguna

conmigo por dentro

donde el freo
y la soledad tan vasta

sin adentro

DONDE

Donde la luz
y los árboles

y los cristales
y sobre la calle

y apagarse

TERRERO
De mimbrera
el minervista

compone
las cortas dimensiones
del enigma

ESPUERTA

Tejidos los signos


en cesta
de duro mimbre
en mis gestos
agonizo la palabra

SERA
El equilibrio
de la muerte
sobre la cabeza en sera
retrocesa

cada noche una mano


y los pasos alejan

PAUPERO

Disuelto el lacerío
hormiguea
resuelta

la memoria perdida
LA VASTEDAD

La vastedad
grano
bajo la misericordia
de los elementos
destemplados
sucumbe
si uno mira

DESDE LA MUERTE

Desde la muerte
la mirada cambia
una palabra

LOGOGRIFO

Indagad en la palabra,
y descubrireis mi enigma
LA MURALLA DEL ULTIMO FAROL
(1999)*

*Inédito

Cuando hallo en este silencio mío


una palabra
esculpida, está en mi vida
como un abismo
Giuseppe Ungaretti
Pero
se llega al término.
Sabiduría de lo perecedero.
Se llega.
El muro o el vacío están adelante.
Juan Liscano

O abismo é o muro que tenho


Fernando Pessoa

El lenguaje sólo comienza con el vacío; no habla ninguna plenitud, ninguna


certidumbre...
Maurice Blanchot
ALMENAS

PORTALENGUA
Arcilla agua lana sangre
madera cal
lino betún

portalengua

fuego negro sobre fuego blanco


cáustico caliza y silicatos
pelo de carneros

donde no hay

EN LA INTIMIDAD DE LOS RESTOS


Se trata de los átomos
en estampida
sin pez que los embarre a este viento
de desierto escurridizo y relincho

de dejarlos
laderas circos collados
estribos nudos ventisqueros
a la soledad de los buitres
en la intimidad de los restos
de esta voz
desde no sé donde

MIRADA MUERTA
Entre riscales
amella
la salida
de cuero de piedra

mirada muerta

COMO SI EL TIEMPO SE ACABARA


Vejo estas piedras
de fondo inevitable
en el carcaj
la vetustez la carcoma
la sustancia viscosa
desollada
como si el tiempo se acabara

NI SIQUIERA LA CURVATURA
DE LA BOVEDA
No se puede de esta piedra
de agujas. Implacable
el destrozo
la presencia perturbadora. Empozada
se arrastra.
DADO QUE LAS ROBO LENTAMENTE
Acaso algo. Una hemorragia
tal vez esta magia triturada
de columnas sin techo
dado que las robo
lentamente.

A HUECO A BATALLA A MEDIODIA


A hueco a batalla a mediodía
grazno el astro
la sequía
AMALGAMA

AUSENCIA DE LA CALIZA HUMEDECIDA


Oboe esta torre misma. La mujer
ha olvidado trenzar en sus cabellos la amalgama.
Tal vez sea caballo

hiende ahí de piedras tal vez

en esta sustancia mis ojos no ven

ME INCLINO A CREER
Suelta de alforja
se me avisa la polvareda
en el largor. Han visto
- se me anuncia - la muralla con los ojos de otros.
Hablan de una danza en cada torreón de largos
seres blancos

Me inclino a creer

POR LA NOCHE
En cuclillas el haz
Así lo extenso
No sé,
como cortándose la mujer se desnuda
EN LAS LETRAS SIN OIR DEL VIENTO
En las letras sin oír
del viento
a la inversa del gallo atravesado

y se cambian

LO QUE HA DE VENIR GRABA


Por debajo como ellos
previendo
me hielo los ojos
una ventolera
en el círculo
por esta tarde
mis refugios pastan

El sonido
en la muralla antiguo
lo que ha de venir graba

HASTA DE NUEVO
In materia advierto
donde la velocidad juguetea al agua fría

cerradura del plafón


hasta de nuevo
sobre el hueco a sostener
la oscuridad sin techo
del pequeño cuerpo

CUAL ENEMIGOS DE SÍ MISMOS


Sin ancho ni resguardo
macizo de las otras

voladizas las piedras


restantes con la facilidad de la mano

dejan ver la navegación estrecha la canícula


aberturas
los cuerpos cuál enemigos de sí mismos
ADARVES

IMPOSTAS
En galeradas para subir las manos
a los ladrillos ardidos
salidizos de cáñamo hirviente
en polvo con ellos
al vacío

CUAL ORUGA
En tu cuerpo de anillos
del pus de los cementos
en las rendijas de tus uñas carnívoras
con las antenas prontas
a percibir mis derrames
la sabia que tus heridas
con ventosas
sobre los guarismos
de mariposa por parir

ESTA NOCHE EN QUE VIGILO


En marrón manchas
que en el sueño. El jabón los helechos en curva
los mosquiteros de metal los bordes del cerrojo
en silencio sin alterar
las propiedades borrachas de lo oscuro
gata
oliendo
esta noche en que vigilo

AVES INSOMNES DISPUESTAS


A COMER TUS PIERNAS
Los rincones
el estribo los conecillos las albarranas
mezclilla con la piedra
gazapo en las troneras
dejas las buhardas
escarabajos armados
el aire de la noche
la paciencia de las aves insomnes
dispuestas a comer tus piernas

DONDE SOLO CON EL GRITO VENZO


Rao tu pelaje
de alzarte de los cepos
los alambres y sigues
donde sólo con el grito venzo

DONDE CAMINAR MI PERFIL DE EXTRAÑO


El corcho penetras tortuosa
percutiendo el crótalo
lanceolada
curtiendo almojayas
donde caminar
mi perfil de extraño
EN EL ALFEIZAR
Córvida
en medio de agosto
al ocaso

de ventana vieja
de lluvia de encofrado
en el alféizar
ASPILLERAS

AUNQUE LEJOS ESTOY


En aleteo
me dejarás
de la cal
de tu presencia omnímoda cual boca

CUANDO ESA PALABRA SE TRASNOCHA


Así, carrasposa y larga
desdeñosa
cual piedra penetrada

Sólo
me veo
el amor
íngrimo
cuando esa palabra se trasnocha

COMO TU
Como tú
de vientos

sólo yo pronuncio
si llego o me devuelvo

EL SILENCIO ES TAL
Nadir

ni el viento con la arena


las sombras no
de vano tal vez

El silencio es tal

EN ESTA PROXIMIDAD DE OJOS


QUE SE ELUDEN
No puedo preguntarte
en esta proximidad de ojos que se eluden

No sé si sientes
a ambos nos asume
sin centro ni tiempo
sin olfatear la incertidumbre
lo que hostiga

PIEDRA TUYA
No tengo de mí mismo

Tal vez
pero ella ahora es piedra tuya
DE COLOCARTE ENCIMA
Busco la palabra
de colocarte encima

tal vez de música

pero tú sigues acercándote


emprendida

ESTACION
Una estación adonde sólo se llegara
sumir la lengua
los ojos que están a mis espaldas
VANOS

LA PALIDEZ ENCRISTALADA
Zodiacal desnuda

hacia
en cadena

alucinado

la palidez encristalada

IMAGINACION DE LA FORMA
Reverbero
tal vez fogaril pendiente de la llama
mariposa con aceite colocada redonda

De gas
como una araña

LIBRO
En guarda me asomo
bruñido
como la piel de su aceite
y la cáscara ósea de su mecha
desde este atril
del telar los hilos

POR SI UNO DE ESOS


Tea
cirial
luz de cera
mechero en la argamaza dura

despabilo
por si uno de esos
con la desesperación de la noche
con la vigilia de estar solo este frío

LUMINISCENTE

No cambia la temperie
no los grados de mi cuerpo
bajo la amenaza de todo aquello
mientras la sombra con cesta en la cabeza
recoge la pasión de la espita
casi en signo de interrogación
con una sola pierna
sobre el desteñido techo de la muralla
tenue bajo la camiseta
de los pretiles en fracaso.

EN TROMPO
Parece
desde su cuello
como está en el blanco grisáceo
un inexplicable movimiento
de final en trompo

EN EL EXTREMO DONDE LA LUZ ES SANGRE


En las varas
en ringlera
coagula
de los rostros puntas ovaladas
con restos de lino y mechones de vísceras
Al amanecer
se desliza la música de los cráneos sobre la flauta
en el extremo donde la luz es sangre
sin escrúpulos
una barrera impide comerse los ojos
SOMBRAJO

DONDE SE FINITA
Libre aceite
cae sobre las huellas dilapidadas
donde se finita

UN POCO MAS ABAJO


Se debe atornillados el grosor de los muros
a la intemperie de los ojos
desaforados
en estampida un poco más abajo

REFRACCION
Se refracta
en estos fluidos de amanecer
en esta incidencia de ángulo mimbre

cuando se apaga allá


y recomienza todo

VISION
Algunos dátiles apuntan al suelo
como los senos de la pasada mujer seca
sombra de día sin comenzar
y el farol adivinado mortecino
en aquel punto
bajo mi manto de curtientes
BALBUCEO
En la misma posición sin que negras
la mirada fija sobre. Necesidad
del forjado de la llama en la baja
intensidad con que pronuncio. Cúmulos
nimbos cirros estratos se intersecan
donde ellas

REFLEXION
En los fluidos se interna y el sonido
el cuadrante la reflexión
sobre este plano que me queda. Con un espejo
los repite en la descensión recta del astro
de humores viértese abundante
y aún más desnudo.

COMO PINTADO
Se marcha y dejo
la imitación horizontal
tronera y allí está de nuevo
como pintado
el último farol
LA MURALLA DEL ULTIMO FAROL

FALTA
Cada palabra se ha ido
hacia allá
peregrina la oración

en larga fila. Faltan en mí ahora,


como consuelo.

TRATO DE LEERTE
Ahora que no tengo nada
sólo este silencio
vaciado hacia ti
trato de leerte

VACIO
Sé de mí
donde tu te yergues
de saber la luz
que yo ayudé a darte

TAL VEZ NO SEA


No sé si de mí

con tantos cinceles


sobre tu corporatura
Tal vez no sea del último farol
troja aljamía

DE AMANTE
Saberte allí
con esta quietud del lenguaje
en los días
en este saber
insignificante y doloroso
de amante

IGUAL SERIAS
Si yo no hubiese sido
igual serías
de mi vieja carretera
- aquella de la infancia digo -
murallas y acueductos
con estos signos débiles de leños
de aguardiente
igual serías
túnel cincelado
abismo siempre

DE SERENIDAD QUE ESPANTA


Escribo
los signos
por mí colocados
en ese farol
de serenidad que espanta

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