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ANÁLISIS ESOTÉRICO

DE LA INICIACIÓN

Ismael Berroeta

Santiago de Chile
mayo de 2005

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ANÁLISIS ESOTÉRICO DE LA INICIACIÓN

1. En busca de lo esotérico.

El concepto común de esotérico se refiere a “el interior”, lo que está adentro, reservado.
Este concepto por sí mismo se opone a exotérico, es decir, a lo accesible al vulgo. Además,
dice bien el diccionario cuando se refiere a lo esotérico como “la doctrina que los filósofos
de la antigüedad comunicaban a un corto número de discípulos” y, a su vez, se refiere a lo
exotérico como aquella parte de la doctrina manifestada públicamente. El único detalle que
olvidó el erudito fue que el esoterismo es una doctrina que no sólo perteneció a los filósofos
antiguos sino que ha pervivido en el tiempo y se encuentra viva entre nosotros.

Desde la escuela pitagórica y, con toda seguridad desde mucho antes, el velo o cortinado del
templo o del recinto donde se elaboraba el conocimiento, separaba dos mundos. Por un lado,
el mundo interno, donde el sacerdote o el maestro reservaba su palabra sólo a los iniciados,
para hacerles partícipes de la construcción o desarrollo interno de sí mismos. Por otro,
fuera de dicho recinto, podían pronunciarse las palabras y las rutinas destinadas al vulgo no
iniciado o, en general, la masa social apartada del fenómeno mistérico.

Los términos esotérico y exotérico eran usados en la Grecia clásica, aunque con significados
diferentes a los que se les da actualmente. Sólo en el siglo III e. c. los maestros
alejandrinos comenzaron a usarlos en un sentido similar al que se les da en forma
contemporánea.

Sin ir más lejos, en el caso de la francmasonería hay una enseñanza exotérica, accesible a
todas las personas ilustradas que pueden leer las publicaciones de la Orden o de otras
escuelas. Y, además, hay una enseñanza masónica esotérica destinada a la iniciación íntima
en todos sus grados y secretos.

Los conceptos a los cuales se hace referencia van bastante más allá de su expresión y
definición formales y contienen distinciones sutiles que es conveniente especificar. Por
ejemplo, hay que saber distinguir entre la historia exoterizada de Jesús de Galilea,
centrada en su martirio y en la imagen morbosa del sufrimiento individual, con respecto al
valor esotérico de los dichos de Jesús y al desarrollo simbólico del héroe u hombre-dios que
pasa por un proceso de transformación hasta alcanzar la iluminación.

Si se hiciera un análisis hasta las últimas consecuencias de la relación entre lo esotérico y lo


exotérico, hasta podría concluirse que el mismo templo masónico pertenece al ámbito de lo
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exotérico y que el ambiente de lo esotérico correspondería a la intimidad espiritual o


templo interior o psíquico del francmasón.

En consecuencia, el esoterismo, como expresión dinámica, es un método o vía de trabajo


cuya materia prima es el interior del ser y que, a lo largo de la historia, ha sido el contenido
primordial de movimientos espirituales fundamentales, de los cuales la francmasonería es
una de sus expresiones válidas.

Para cerrar adecuadamente esta materia, habría que hacer una diferenciación entre
esoterismo y ocultismo. La palabra ocultismo se puso de moda desde mediados del siglo XIX
aunque su origen es medieval. El ocultismo está referido a las mancias o artes adivinatorias,
llamadas también Ciencias Ocultas. En su origen, el ocultismo se refería a los conocimientos
sobre las más diversas artes o ciencias, las que permanecían resguardadas en los templos, al
igual que lo esotérico. Sin embargo, algunas de las mancias, como la Numerología, el Tarot y
La Cábala, cuentan con un aspecto que va más allá de lo oracular. Conllevan métodos de
trabajo con el interior del individuo y poseen una vinculación bastante estrecha con el
esoterismo. En síntesis, para marcar la diferencia, las mancias ocultistas indicadas serían
instrumentos y el esoterismo sería un conjunto filosófico-psicológico de conocimientos
profundos.

2. Herencia esotérica de la francmasonería.

La francmasonería tiene un origen histórico demostrado y documentado que no va más allá


del siglo XVII e. c. Sin embargo, de sus prácticas y tradiciones se puede deducir que es la
heredera y depositaria contemporánea de la sabiduría de diversas escuelas que la han
precedido y han compartido el pensamiento esotérico, desde tiempo inmemorial. Entre esas
fuentes cabe mencionar al Hermetismo, la filosofía griega y el pitagorismo, las comunidades
precristianas, cristianas y gnósticas, las escuelas mistéricas egipcias y alejandrinas, los
colegios de arquitectura y de constructores, la cábala hebrea, la simbólica hermético-
alquímica, etc.

Sin desmerecer el legado de las diversas fuentes, se puede destacar entre todas ellas la
Revelación Hermética y la Gran Obra Alquímica, tanto en lo conceptual como en el secreto
de la vía iniciática.

La distinción entre un legado intelectual operativo y otro especulativo, aunque es de la


mayor importancia, queda al margen del presente trabajo.
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3. Elementos esotéricos en el ritual iniciático.

Se advierte a quienes acceden al presente trabajo que éste se limitará a reflexionar sobre
la iniciación en general y, cuando se ponga ejemplos de tipo específico, se estará refiriendo
la iniciación de Primer Grado de la masonería.

Los elementos esotéricos que pueden ser considerados comportan, entre muchos otros,
conceptos como el concepto de iniciación en sí, el rito, el mito, los símbolos, el templo, el
grado, el viaje, los elementos. De ellos, se escogerán los que se presentarán más adelante.

En la exposición se abordará el ritual iniciático en sus aspectos conceptual y analítico, por lo


cual estará centrado en el significado esotérico de las partes o elementos, dejando de lado
las descripciones del ritual y las frases o palabras del rito.

Iniciación.

Tanto en las escuelas esotéricas de la antigüedad como en las cofradías de los


constructores medievales la recepción de un nuevo miembro se realizaba solemnemente,
poniendo en práctica un ritual de ingreso que sometía al candidato a pruebas personales que
permitían juzgar su capacidad. Pasados los desafíos, se le comunicaban palabras, gestos y
toques de reconocimiento mutuo. Adicionalmente, se debía prestar juramento de silencio
respecto de los secretos logiales.

El ritual de iniciación es el punto de partida de una iniciación al conocimiento y corresponde


a un arquetipo universal. Se establece, mediante el rito, una correspondencia entre el
nacimiento físico (dar a luz) con el nacimiento espiritual (iluminación). Recordemos que en la
escuela francmasónica así como en aquéllas que se remontaban a la Grecia preclásica
denominaban al recién iniciado como “neófito” (es decir, “nueva planta”, “recién nacido” o
“hijuelo”). Además, todo ello se vincula a la palabra “conocimiento”, ligada a su vez a “co-
nacimiento”, es decir, volver a nacer.

En otras palabras, quien se inicia en el conocimiento de este ideario nace a la comprensión


de una nueva realidad (y, por tanto, amplía su visión y se hace más universal).

Símbolos.

El método iniciático se basa – según los especialistas – en diversos principios, de los cuales,
por ahora, destacaremos uno, a saber, la sustitución analógica. Desde el primer momento del
proceso iniciático el neófito es puesto en contacto con los símbolos y los ritos.

Los símbolos son signos con una carga afectiva que pueden conectarse tanto con el
consciente como con el inconsciente del sujeto que los contempla o los reproduce.
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Los símbolos representan estructuras o acordes mentales que se encuentran almacenados


en la psiquis del individuo y en el trasfondo inconsciente de su grupo cultural. Esta
conceptualización bastará para prevenir que una cosa es el símbolo en sí y otra distinta la
gráfica o materialización del mismo.

Los símbolos usados pueden ser números, palabras, figuras, mitos, objetos, gestos, colores
y expresiones corporales.

Ahora bien, el proceso de sustitución analógica pretende vivificar o vivenciar el símbolo o el


mito. El que se inicia podrá ir descubriendo gradualmente, mediante analogías, las
resonancias internas y tomas de conciencia que en él produce el símbolo. Este proceso,
despojado del ritual, es en esencia el usado por la psicoterapia moderna para despertar
aspectos dormidos o traumados de la psiquis.

Pasando a un ejemplo, tomado de la masonería, los restos óseos humanos de la Cámara de


Reflexión podrán evocar diversos conceptos. Uno de ellos sería la transitoriedad de la
existencia humana individual. Otro, la verdad desnuda, despojada de los ropajes con que los
recubre la cultura o hipocresía humanas. Otro, la caída de las ilusiones y el enfrentamiento
del sí mismo.

Otro ejemplo a considerar, sería el de la presencia del Azufre y la Sal, representativos de


principios alquímicos. El Azufre corresponde a la energía que parte del centro del Ser y es
expansivo (su energía interna). La Sal es el principio de cristalización, representa la
estabilidad. El mensaje implícito es que para llegar al sí mismo o parte estable del Ser, el
individuo debe aislarse de las fuerzas externas o de las influencias del entorno o de los
apetitos biológicos básicos.

El mito.

El mito es una narración que, asumiendo formas culturales propias a cada pueblo y época,
describe una experiencia humana compleja, a veces trágica y llevada a situaciones límite.
Allí, intervienen fuerzas cósmicas o divinidades, castigadoras o redentoras, que
representan el factor de trascendencia de la experiencia humana individual.

En la iniciación masónica de Primer Grado no es utilizado un mito en particular, pero sí están


incorporados los elementos tradicionales que estructuran un mito: un héroe (el neófito) que
realiza un viaje (el proceso de iniciación) y que pasa por etapas diferentes. Estas etapas son
la separación o partida, las pruebas o trabajos y el regreso o retorno.
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La anulación de la vista y el encierro en la Cámara de Reflexión representan la separación.


Por su parte, las pruebas de los Cuatro Elementos representan los trabajos o desafíos que
deben ser superados para lograr la salvación. El re encuentro final con los hermanos de logia
y la recuperación de la visión representan el rescate de lo exterior y el derecho a vivir en
dos mundos: el interno y el cotidiano, el consciente y el inconsciente, el intuitivo y el lógico.

La psicología moderna y contemporánea ha restaurado la importancia del mito en la


evolución y construcción de la psiquis humana, demostrando que, en cada mito, es posible
seccionar mediante el análisis, todos los elementos que forman parte de nuestro Uno Mismo:
la conciencia y la lógica, la intuición y el inconsciente, la sombra o acumulación de
experiencias traumáticas diversas, los complejos psíquicos naturales, etc.

El rito.

El rito es un orden sistemático y pre establecido para llevar adelante una ceremonia oficial,
sea religiosa o de una escuela filosófica.

El valor del rito no sólo reside en la reproducción de los paramentos externos y las
formalidades. Es más que eso. Utilizando los símbolos, las acciones pre establecidas
pretenden vivenciar o revivir la experiencia mítica. Es decir, el rito es un procedimiento
unificador pues constituye la forma activa de usar los símbolos y el método analógico para
despertar la conciencia del neófito y darle el impulso inicial hacia la conciencia de sí y de lo
trascendente.

El viaje y los elementos.

El viaje del héroe o candidato comporta, en la iniciación masónica de Primer Grado,


enfrentarse a cuatro pruebas, representativas de los cuatro elementos hermético-
alquímicos.

La prueba del Elemento Tierra es el desafío preliminar, previo al viaje propiamente tal y
está representada por la estancia reflexiva en las profundidades de la Cámara. Es una
invitación a transitar desde el Occidente (la realidad sensible) hasta el Oriente (la
abstracción, la realidad inteligible).

La estancia en la Cámara hace tener presente la alegoría de la caverna de las ideas de


Platón, es decir, la lucha por conseguir la anamnesis, reminiscencia o recuerdo de sí. Esta es
una función clave, que haría recuperar el carácter operativo de una logia especulativa.
Recordarse de sí mismo, tomar conciencia de sí, focalizar la atención para llegar al contacto
íntimo, meditar, son sinónimos de la exigencia diaria de cada neófito para pasar a ser un
hombre integrado espiritualmente. En otras palabras, corresponde a superar la
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fragmentación del ser en “egos” o “yoes”, despejando las “escorias” alquímicas (metales
impuros), para captar la luz o conciencia íntima (Uno Mismo).

La prueba del Elemento Aire es el primer viaje iniciático para superar la muerte ritual. Las
trepidaciones y obstáculos al avanzar representan la confrontación de las ideas. La opinión o
juicio propios deberán confrontar a la realidad y a la opinión general. Si nuestra visión
mental no se acomoda a la porfiada realidad nos hará sufrir y amargarnos.

La prueba del elemento Agua es el segundo viaje iniciático. Representa una segunda forma
de limpiarse de aquello que no fue capaz de erradicarse por el Aire. Es una invitación a
serenar nuestras emociones y sentimientos, a dejar fluir sin atarnos a las pasiones, ni a los
prejuicios ni a las odiosidades. Es la limpieza de la afectividad.

La Prueba del Elemento Fuego es el tercer viaje iniciático. Representa la energía interior
que podrá ser canalizada en forma creadora, debido a que antes se han armonizado las ideas
y las emociones. Por tanto, la energía interior está en condiciones de conectar con la
Energía Universal representada por el fuego del Sol.

El ciclo de las pruebas y elementos se cierra permitiéndose al neófito recuperar la visión


después de habérsele recordado su deber de caridad y hacérsele jurar el compromiso
solemne del secreto.

4. La cartomancia, herramienta esotérica.

El Tarot es un instrumento que clasifica dentro de la cartomancia, desde el momento que


constituye físicamente un libro de imágenes bajo el aspecto de una baraja. Su raíz histórica
demostrada es más antigua que la orden masónica y se conservan cartas que datan del siglo
XV así como registros de su existencia en documentos del siglo XIII.

Tiene un valor múltiple, tanto oracular como esotérico y de conexión trascendente o


psíquica. Desde el punto de vista cultural se le puede clasificar como un sincretismo puesto
que presenta elementos que tienen las mismas fuentes que el ideario de las escuelas
esotéricas: Hermetismo, Cábala, Alquimia, entre otros. Y, curiosamente, cada carta recibe
el nombre de Arcano, es decir, secreto, palabra común a lo esotérico y a sus escuelas.

En algunos, sino en todos, de los Arcanos Mayores del Tarot aparecen reflejados elementos
propios de la iniciación. Una breve reseña nos permite señalar:
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Arcano 5. Sumo Sacerdote. Se vincula la figura central con la del


Maestro y las dos figuras humanas a sus pies con las de dos iniciados
a quienes bendice o toma juramento. La escena está montada entre
las columnas del Templo. En general el significado de esta carta es
lo ritual, las normas, el orden.

Arcano 22. También designado con el número 0. El Loco. El personaje


central es el viajero, el individuo que se arriesga, que sale a la
aventura de conocer y conocerse. Se asimila a la figura del neófito en
su viaje iniciático. El significado de la carta es la iniciativa, lo nuevo, lo
que potencialmente podría iniciarse, lo inacabado.

Arcano 01. El Mago. La figura central podría asimilarse al neófito que


pasó las pruebas y, ahora, tiene todos los elementos a su disposición
para combinarlos sabiamente: fuego, agua, aire, tierra. El significado
general tiene que ver con el elemento masculino, de acción, de
creatividad, de iniciativa en fase de acto o concreción.
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Arcano 12. El Colgado. La figura central representaría al neófito en


plena prueba de iniciación, puesto en una situación límite, al revés de
lo habitual, obligado a hacer un recuento de su pasado, de su vida, de
sus actos. Recuerda las pruebas de iniciación señaladas en la mitología.
El significado general es la reflexión, el cuestionamiento, el espíritu
de sacrificio, de ser auténtico a riesgo de mostrarse extraño al
entorno.

Arcano 13. Arcano Sin Nombre o también denominado La Muerte.


Recuerda el resto óseo humano de la Cámara de Reflexión de los
francmasones. La figura representa la transitoriedad, la verdad
enfrentada hasta sus últimas consecuencias, el proyecto de cambio y
de limpieza interior. El significado general es la transformación o
cambio, dejando de ser lo que se es para nacer a ser otro distinto y
mejor.
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Arcano 19. El Sol. Las figuras aparecen bajo un Sol radiante, exitosas,
delante de un muro que puede haber sido su prueba, desafío o
barrera. Representaría el éxito del héroe y su retorno jubiloso. El
significado general tiene que ver con claridad, renovación, éxito,
alegría.

Arcano 20. El Juicio. La trompeta sonante del ángel o mensajero


divino representa la toma de conciencia después que un nuevo ser
nace, es un parto psíquico que surge de la combinación de consciente e
inconsciente o, en general, de toda la gama de pares de opuestos. El
significado general tiene que ver con la iluminación, con la reflexión
que permitirá realizar cambios con plena conciencia, con la
clarividencia, con la facultad profética y oracular.

Para finalizar habría que agregar que se han dejado de lado elementos esotéricos tan
importantes como la numerología, cuyo tratamiento excede largamente las pretensiones del
presente trabajo.

BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA.

1. HURTADO, AMANDO. 2001. La Masonería. Editorial EDAF. Madrid. 302 p.


2. WIRTH, OSWALD. 1995. El Libro del Aprendiz. Santiago de Chile. 185 p.
3. CASANOVAS, ANTONIO. Sobre Esoterismo Tradicional y Masonería. Gran Logia
Operativa Latina e Iberoamericana. Internet. 6 p.
4. ARIZA, FRANCISCO. Masonería y Alquimia. Gran Logia Operativa Latina e
Iberoamericana. Internet. 15 p.
5. FIDELIS, F. L. Sobre Esoterismo y Ocultismo. Gran Logia Operativa Latina e
Iberoamericana. Internet. 3 p.
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6. CAMPBELL, JOSEPH. 1959. El Héroe de Las Mil Caras. Psicoanálisis del Mito. Fondo
de Cultura Económica. Reimpresión argentina de 2003. 369 p.

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