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El ateísmo: ¿cuál ateísmo?

J. Enrique Cáceres-Arrieta

Hasta la saciedad he escrito que cada quien cree lo que quiere y lo que le conviene. Somos
seres libres aunque algunos digan que no.
Empecemos por el principio:
1) Creo que las religiones y no pocos religiosos tienen culpa del ateísmo abierto de muchos,
porque sus vidas han sido la antítesis del Evangelio del resucitado Cristo histórico, aun
cuando hay gente que no creerán jamás (no quieren creer) aunque Cristo se levante de los
muertos ante sus ojos. Ya están condicionados a no creer ni siquiera los hechos del
Evangelio que para ellos como materialistas suenan remotos, ignorando que los hechos del
cristianismo pueden ser comprobados empíricamente. Solo basta darle la oportunidad al
resucitado Cristo histórico en la vida de uno.
2) Estoy convencido de que en las iglesias hay muchísima gente que en realidad no le creen
a Dios; no han nacido de nuevo y por tanto no han tenido un encuentro real con el
resucitado Cristo histórico que hace que la religión, la iglesia y la fe sean reales para uno.
De esa incredulidad y ausencia de Cristo en la vida de esas gentes culpo a los líderes
religiosos, porque se la pasan hablando de dogmas, restricciones, dinero... y no presentan al
Señor Jesús como lo que es: el Salvador y transformador de la vida.
3) También he dicho que todos (también los ateos) somos creyentes, puesto que creemos en
algo o en alguien. El ser humano necesita creer en algo o en alguien, aún los ateístas. De
modo que los creyentes no son solo los teístas y los cristianos. Con todo que tíos como
Richard Dawkins despotriquen contra los cristianos, las religiones y las creencias
religiosas, él también tiene creencias en lo que, según su creencia cientificista, llama
"hecho probado"; esto es, la teoría de la evolución.
4) Es tranquilizador, también he manifestado, que los ateos digan "probablemente Dios no
existe", ya que eso demuestra sus limitaciones intelectuales y su finito conocimiento del
saber humano y de las verdades que trascienden la razón (sin ir contra ella, pues la fe
bíblica es razonable), el laboratorio y las "infalibles" y omnímodas" ciencias naturales.
Lo preocupante fuese que dijeran (como hacen algunos arrogantemente) "Dios no existe" o
"sé que Dios no existe", que es lo mismo pero dicho en otros términos. Quien eso cree
(¡qué bien que es solo una creencia, por cierto, solo filosófica!) y afirma es una de dos:
omnisciente o un majadero. Bien lo expresa el apologeta cristiano J. W Montgomery, quien
en la física de Einstein diga que Dios no existe y que los milagros no ocurren, es filosófica
y científicamente irresponsable, porque en tal física todo es posible.
5) El ateísmo es usado por muchos como excusa o tapadera de su liberación sexual. El
desafío es: si encuentras a un ateo vociferante que no use su ateísmo como justificación
sexual, te doy un premio. ¿Será casualidad que no pocos ateos de ese tipo apoyen la
hipotética preferencia sexual de algunos?
6) Aún no he hallado un ateo que no esté resentido y prejuiciado contra las creencias
religiosas, Dios y la cristiandad. De manera que su ciencia y su filosofía son dudosas y
determinan sus conclusiones en esos campos. Por enésima vez lo expreso: donde hay
intereses, emociones y criterios cargados es imposible ser objetivo e imparcial. Hay quienes
también tienen intereses monetarios en campañas ateístas, como los hay en las religiones,
templos e iglesias.
7) Es fácil ser ateo cuando todo está bien económicamente y no hay ningún enfermo en la
familia cercana. La puerca tuerce el rabo en situaciones extremas. En ellas, muchos dejan el
ateísmo y abrazan las creencias religiosas porque ellas ofrecen un camino más
tranquilizador y apacible que el ateísmo. Bien lo dijo Bacon: el ateísmo están más bien en
los labios que en el corazón de los hombres.
8) Engañados viven los que creen que el ateísmo es el camino correcto, puesto que, como
escribe el salmista David, solo un "necio" (lit loco) puede creer que el universo tan vasto, la
vida tan compleja y el ser humano tan complicado e irrepetible son productos del azar y la
casualidad o la supuesta necesidad de ser por ser y nada más.
Insisto, cada uno es libre de creer lo que quiere y lo que le conviene, pero el ateísmo es una
creencia irracional y loca. Disparatada. Pascal decía que es una enfermedad. Enfermedad
que se ha apoderado de aproximadamente el diez por ciento de la población del planeta.
Ojo, no digo que los ateos sean los malos y los teítas sean los buenos, pues en ambos
bandos hay de todo y yo honestamente prefiero una conversación religiosa con un ateísta
que con un teísta por razones que ahora no explicaré. De lo que se trata es que el ateísmo no
tiene pies ni cabeza.
El apologeta William Lane Craig afirma que el ateísmo es peor que la magia, pues en ella
hay un mago y un sombrero, pero en el ateísmo el universo y la vida surgen de la nada. ¿Es
eso lógico? ¿Es racional? ¿Es científico? ¡Es un soberano disparate!
George Hanson lo ha dicho muy bien: “las dificultades para creer pueden ser grandes”, pero
“lo absurdo de no creer es mayor”.
Dejémoslo de ese tamaño.

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