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Universidad de mayores Carlos III


Historia Universal

EL NACIONAL
SOCIALISMO
ALEMAN
2

Vicente Hernández Hernández


Curso 2007-08
3

INDICE

A modo de introducción 3

El punto de partida:

La República de Weimar 4

El Tratado de Versalles
5

Adolf Hitler 7

Desarrollo de los hechos:

Nacimiento del partido Nacional Socialista Alemán


9

Evolución de la República 11

El Putsch de Munich
12

La biblia del Nazismo: Mein Kampf


13

La llegada al Poder 14

El poder absoluto: El juramento de lealtad al Führer


18

Quemando etapas:

Consolidación de la dictadura
21

La Justicia pierde: El nuevo Sistema Jurídico


22

Posición de la Iglesia: La cruz y la Svástica


23

El ejército gana: La noche de los Cuchillos Largos


24

El tema judío: La noche de los cristales rotos


27

Valoración de los hechos 30

Apéndices 35

Bibliografía 38
4

A MODO DE INTRODUCCION
1
Chistian Zentner, en el prólogo de su obra El III Reich formula las
siguientes preguntas:

¿Cómo fue posible?

¿Es el pueblo de los poetas, músicos y pensadores un pueblo de asesinos y


criminales?

¿Cómo pudo un cabo desconocido de la primera Guerra Mundial convertirse


en dictador de Alemania?

¿Cómo pudo buena parte del pueblo alemán sentirse a gusto en el Reich de
Adolf Hitler hasta bien entrada la guerra?

¿Cómo pudo hacerse Hitler poderoso hasta el punto de que sólo la


concentración de fuerzas sin precedente de la segunda Guerra Mundial
logró terminar con él?

¿Cómo pudieron transcurrir los primeros años del Reich de éxito en éxito
hasta el derrumbe final?

El Nacional-Socialismo es un tema del que casi todo el mundo tiene formada


una opinión. A la gran mayoría que se le pregunte contestará que tiene una
firme y contundente respuesta al respecto: los nazis son malos. Pocos serán
los que sepan argumentar por qué con claridad, pero en la mente de casi
todos se encuentran los reportajes e imágenes del Holocausto, los campos
de concentración, las consecuencias de la guerra con los que hemos sido
bombardeados reclamando la sensibilidad del espectador. Aquello fue
horrible, y el pensar que sólo fue un fenómeno aislado que sucedió sin más
por el antojo de un dictador, es una explicación demasiado simplista para
cualquier inteligencia. 2

Este tema ha dado lugar a miles de obras pretendiendo, en su mayoría,


demonizar al III Reich del que solo han sabido (o querido) ver los crímenes
cometidos durante la existencia del Nacional-Socialismo. Se diría que ha
prevalecido el deseo de alimentar el morbo al contar unos hechos que, sin
dejar de ser ciertos, constituyen solamente el lado oscuro. Sin embargo,
parafraseando al Profesor García Herrán3: la verdadera pregunta es “por
qué”. La descripción de los hechos, el dónde, el cuándo y el cómo, solo son
1
ZENTER C. y Otros.: El III Reich. Historia total de una época decisiva. Barcelona. Noguer.
1974. Pág. 1.
2
CUELLAR PEREZ C.: JIMENEZ CORES P.: Hitler al descubierto. Madrid. Nowtilus. Prólogo.
23
GARCIA HERNAN, D. Historia Universal. XXI capítulos fundamentales. Madrid. 2007. Pág.:
16
5

importantes en la medida en que pueden explicar el por qué de los


mismos…Todo historiador está obligado a penetrar en el universo mental
del momento del pasado en el que pone su atención. Solo así seremos
capaces de entender lo que, en una primera visión sin profundizar, parecen
aberraciones inconcebibles para una mente normal.

El presente trabajo pretende presentar los hechos más significativos


acaecidos en Alemania desde el final de la Primera Guerra Mundial hasta la
consolidación del nazismo en el poder, con la esperanza de que el
conocimiento y el análisis de lo acontecido sea capaz de explicar ese por
qué que, de otra manera, sería imposible entender y, mucho menos,
justificar.

En cualquier caso estoy firmemente convencido de que: El fin no justifica


los medios.
EL PUNTO DE PARTIDA

LA REPÚBLICA DE WEIMAR

El 30 de septiembre de 1918, cuatro años después del comienzo de la Gran


Guerra -a la que desgraciadamente hubo que rebautizar como Primera
Guerra Mundial- el emperador Guillermo II, consciente de que el imperio se
desmorona, ordena, mediante decreto, la implantación del sistema
parlamentario y nombra canciller a Maximilian von Baden, liberal y pacifista
a quien se encarga negociar la paz con los aliados, en base a los 14 puntos
del Presidente Wilson. (Apéndice 1). Nace así la república de Weimar.

Durante los meses de octubre y noviembre de 1918 tiene lugar el


derrumbamiento del Imperio de los Ausburgo: la causa principal es que
Alemania se encuentra al borde del colapso militar y económico; la guerra
está perdida. El desencadenante de los hechos es la sublevación de los
marinos de la armada alemana en Kiel y Wilhelmshaven que se niegan a
zarpar, tras dos años de inactividad, para enfrentarse a la Royal Navy en un
último esfuerzo de salvar el honor de la Marina Alemana. Saben que la
guerra está perdida y consideran gratuito arriesgar sus vidas en el intento.
Se amotinan el 1 de noviembre y las dotaciones de los barcos se unen a las
también sublevadas tropas del ejército y a los trabajadores de los astilleros,
después de apresar a los oficiales e izar en los mástiles banderas rojas
revolucionarias, en la más pura línea de la recientísima revolución
bolchevique.

Guillermo II, emperador de Alemania, no puede conservar el trono y, junto


con la suya, 21 coronas más cayeron por el suelo en esas fechas sin oponer
la menor resistencia.

Alemania no aceptó la derrota, como no había aceptado el armisticio. Para


su casta militar y su “derecha” la República de Weimar es portadora del
oprobio. Se origina un período revolucionario en el que se producen intentos
generalizados de controlar el poder: el malestar originado por la pérdida del
orgullo nacional, la precaria situación económica y la falta de un gobierno
que realmente represente al pueblo y atienda sus demandas, desemboca en
una anarquía general y desencadena auténticas guerras entre los
partidarios de la revolución marxista y los Freikorps, ex soldados con clara

3
6

propensión a la violencia respaldados, en muchas ocasiones, por unidades


del ejército.

Entre los extremistas conservadores y los nacionalistas se achaca a los


judíos el aprovechar la desgracia de Alemania para sacar provecho propio y
enriquecerse. No es que todos lo creyeran al pie de la letra pero el
antisemitismo, tanto en su apoyo directo como en su mera aceptación se
convirtió en moneda corriente en el país mucho antes de que existiera el
partido Nazi. 4

La gran mayoría del país estaba dispuesta a entregar el poder a los


socialdemócratas por considerar que eran los que podían aportar la solución
a la situación existente. En esos momentos coexistían tres corrientes dentro
del socialismo alemán:

El Partido Social-Demócrata (SPD) que tenía el 35 por ciento de los escaños


en el parlamento de 1912 y que propugnaba el tránsito hacia una
democracia parlamentaria.

Los socialistas independientes (USPD), escindidos en 1917 por apoyar la


restauración de la unidad socialista defendiendo la preponderancia de los
consejos revolucionarios sobre el Parlamento.

La liga espartaquista, de ideas radicales, que pronto asumió las consignas


de la revolución bolchevique. En diciembre de 1918 pasó a ser la KPD
Kommunistische Partei Deutchlands o partido comunista alemán, liderado
por Karl Liebknecht junto a Rosa Luxemburgo, ideóloga comunista de origen
polaco.

La liga, que pretendía proclamar una república soviética, fue mortalmente


combatida por los Freikorps y el ejército, enemigos acérrimos del
bolchevismo de Rusia. Del 5 al 11 de enero de 1919, los espartaquistas
desencadenaron en Berlín una insurrección armada, la llamada semana roja,
en un intento de capitalizar el descontento social y desbordar el proceso
democrático iniciado el 10 de noviembre del año anterior, para tomar el
poder e implantar un régimen revolucionario basado en los consejos obreros
surgidos en las jornadas finales de la guerra. El 15 de enero la liga es
ahogada en sangre y la misma Rosa Luxemburgo fue asesinada junto con
otros líderes, dejando tras días de lucha centenares de muertos y heridos,
más de la mitad civiles. Este golpe también sirvió para reivindicar al ejército
que se identifica desde ese momento con la nación alemana.

En este contexto, el 5 de enero de 1919, Anton Drexler y Karl Harrer fundan


el Partido Obrero Alemán (DAP), un partido de derechas, pequeño y con
ideas no muy definidas, en el que no son admitidos los judíos, pero que va a
jugar un enorme papel en la inmediata historia de Alemania cuando se
convierta en el Partido Socialista Obrero Alemán de los Trabajadores
(NSDAP).

En enero de 1919 se celebran elecciones en las que, con una participación


del 83 por ciento, el SPD obtiene el 38 por ciento de los votos que le dan la
mayoría en el parlamento aunque, para gobernar, tiene que aliarse con los
partidos de la derecha formando la Coalición de Weimar. Se forma la
Asamblea constituyente que proclama la Constitución de Weimar y
Scheidemann es nombrado jefe de gobierno. Ha desaparecido el emperador,
4
JIMENEZ CORES P.: Hitler al descubierto. Madrid. Nowtilus. 2006. Pág 43.
7

pero aparece una nueva figura: El Presidente del Reich, dotado de


facultades y prerrogativas tan amplias que se le nombra como “cuasi
emperador”.5

La república hizo funcionar la democracia. El Partido Social-Demócrata supo


controlar las doctrinas revolucionarias de sus inicios. Las tentativas de
ruptura radical en dirección hacia un sistema de gobierno socialista
mantenidas por la USPD fueron sofocadas. Se respetó la propiedad privada y
los jueces y funcionarios, mayoritariamente antirrepublicanos, continuaron
en sus cargos.

EL TRATADO DE VERSALLES

La primera Guerra Mundial dejó a Alemania sumida en el caos y en la


indigencia. La rendición tuvo lugar el 11 de noviembre de 1918 en un vagón
del tren del mariscal Foch detenido en el pueblecito de Rethondes en el
bosque de Compiègne. (El mismo vagón y el mismo lugar en el que Hitler
hizo firmar la capitulación a Francia el 22 de junio de 1940). El posterior
tratado de paz, se firmó en la galería de los espejos del palacio de Versalles
el 28 de junio de 1919, e impuso a los vencidos unas severas condiciones
con el propósito de que, en lo sucesivo, no pudieran volver a provocar un
conflicto de tamaña magnitud.6

Los Aliados y los gobiernos asociados declaran, y Alemania reconoce, que


Alemania y sus aliados son responsables, como instigadores, de todos los
daños y pérdidas sufridos por los gobiernos y los ciudadanos de los países
Aliados y asociados, como resultado de la guerra que Alemania y sus
aliados lanzaron sobre ellos.
Artículo 231 del Tratado de Versalles

Además de esta declaración de responsabilidad moral, se obligó a Alemania


a devolver los territorios anexionados por el segundo Reich, a perder la
soberanía de sus colonias, a desmilitarizarse totalmente haciendo entrega a
los aliados de las unidades navales y reduciendo su ejército a 100.000
hombres y 4.000 oficiales, sin artillería pesada, submarinos ni aviación. Se
le prohibió el ingreso en la recién creada Sociedad de Naciones y se la
condenó a pagar a los vencedores unas enormes compensaciones
económicas.

El tratado, al que en Alemania se calificó de Schandfrieden (paz vergonzosa)


y Schmachfrieden (paz humillante), constituyó una terrible humillación para
el pueblo alemán. Las iglesias protestantes declararon el 29 de junio, fecha
en que se conoció su contenido, día de duelo nacional.

La reacción en Alemania fue de total rechazo: En un principio, el canciller


Scheidemann se negó a asumirlas pero se vio obligado a firmar ante la
intransigencia de Georges Clemenceau, jefe de la delegación aliada. En
Berlín estudiantes quemaron banderas arrebatadas a los franceses en 1870

5
WIKIPEDIA.: La república de Weimar.

6
OGG L. y Otros.: Crónica del Siglo XX. Madrid. Ed especial para Diario 16. 1986. Pág. 242.
8

que debían ser restituidas. Ludwig von Reuter, comandante en jefe de la


marina de guerra, ordenó hundir la flota en Scapa Flow.

Los aliados tampoco quedaron muy conformes con las soluciones aportadas:
En Estados Unidos el Congreso se negó a aceptar en tratado impuesto a
Alemania y el economista inglés J.M. Keynes, miembro de la delegación
británica en la conferencia de paz de París, se mostró en desacuerdo con la
imposición de reparaciones a Alemania y dimitió por ello. En su libro “Las
consecuencias económicas de la paz” (1919), advirtió que los términos del
tratado eran injustos y no garantizarían una paz duradera: “Si las
condiciones del tratado se aplican de manera estricta, en Alemania se verán
desalentados tanto el capital como el trabajo”. 7

El mismo Clemenceau la noche de la firma escribe: “El tratado de Versalles


quizá no se defienda del todo mal ante la historia, sobre todo si no se le
toman en cuenta las concesiones ulteriores que las virtuosidades de un
dejar hacer permitirán a los vencidos obtener más adelante, gracias al
apoyo de nuestros aliados….Dentro de veinte años estaremos comenzando
de nuevo”.8 Analizando lo expuesto cabe deducir que la paz de Versalles no
contentó a nadie. Los perdedores se sintieron agraviados y humillados. Los
vencedores adquirieron un sentimiento de culpabilidad, de “haberse
pasado”, que puede, por sí mismo, explicar la pasividad con que aceptaron
las exigencias y los “desplantes” a que Hitler les sometió unos años mas
tarde y, especialmente, la política de apaciguamiento mantenida por el
Gobierno Británico.

El Tratado de Versalles hábilmente manipulado y repetido por la ignorancia y


la mala fe, fue la jugada maestra de los enemigos de la República, la que
puso de su parte al pueblo alemán, que llegó a culpabilizar del mismo a los
demócratas.

En la práctica no resultó tan lesivo ya que los territorios devueltos (que


originaban el 15 por ciento del potencial económico del país) siguieron
suministrando materias primas a Alemania en virtud de un tratado de libre
comercio, con lo que la economía no se vio grandemente afectada. De otro
lado el hecho de la pérdida de sus fuerzas armadas disminuyó
notablemente los gastos destinados a armamento,9 y el pago de las
compensaciones se realizó, curiosamente, con los préstamos que Estados
Unidos e Inglaterra (ésta en en mucha menor cuantía) concedieron a
Alemania.

Winston Churchill, en sus Memorias, lo define del siguiente modo: “Las


cláusulas económicas del tratado eran malignas y absurdas hasta un punto
que las convertía en inútiles. Alemania quedaba condenada a pagar
reparaciones en una escala fabulosa. Esto expresaba el enojo de los
vencedores, y el fracaso de sus pueblos en comprender que ninguna nación
o comunidad derrotada jamás podía pagar los costos de la guerra moderna”.
10

7
WIKIPEDIA.: Tratado de Versalles. 1919.

8
BERTIN C. y KRIEG E.: Gran Crónica de la Segunda Guerra Mundial. Madrid. Edilibro. 1984.
Prólogo.

9
WIKIPEDIA.: Tratado de Versalles. 1919.
9

En la actualidad algunos historiadores cuestionan que su contenido fuera


determinante para el auge del Nacionalsocialismo a pesar de que éste lo
convirtió en una de sus reivindicaciones fundamentales. Lo que si parece
cierto es que el Tratado generó en Alemania un ambiente de resentimiento y
deseo de venganza que allanó el camino a los nazis; de no ser por él, Hitler
habría quedado reducido a ser un político de segunda fila. 11

ADOLF HITLER

Nace el 20 de abril de 1889 en Braunau al inn (Austria). Las desavenencias


con su padre Alois Hitler y la protección de su madre influyen en su carácter
infantil convirtiéndolo en “una persona que desconfiaba de la gente de su
entorno, con pocos amigos, inmerso constantemente en su fantasía y
alejado de la realidad que le rodeaba, extremadamente frío en numerosas
ocasiones, con alarmantes ataques de ira y con una seguridad en sus
afirmaciones que no dejaba opción a la réplica.” 12 Eduard Huemer, profesor
de Hitler en esa etapa, lo definió como un muchacho delgado y pálido… que
no hacía pleno uso de su talento, que carecía de aplicación y que era
incapaz de adaptarse a la disciplina escolar. Le caracterizó como obstinado,
prepotente, dogmático y apasionado. Las críticas de los profesores eran
recibidas con una insolencia apenas disimulada. Con sus condescendientes
era dominante y una figura dirigente…. 13

Otro de los rasgos de su personalidad era la facilidad que presentaba para


encontrar soluciones simplistas con las que solventar los problemas y la
necesidad de un chivo expiatorio al que culpar del mal propio y social,
características ambas omnipresentes en la doctrina nazi.

Su carácter e ideología quedarían seriamente marcados durante su estancia


en Viena a la que se traslada en 1909 tras la muerte de su madre. Intenta
ingresar en dos ocasiones en la Escuela de Bellas Artes y es rechazado en
ambas por “falta de talento artístico”. Allí sobrevive, a los 19 años, con una
pensión de huérfano que le concedió el Estado y con el dinero que le dio su
familia. Hitler se dedica a vagabundear, a leer periódicos y panfletos por los
cafés de la época y a asistir a la Opera siempre que le es posible: es
entonces cuando se apasiona por Wagner, al que convertirá en el
compositor carismático del Nacionalsocialismo.

En esos momentos en Viena coexistían la aristocracia y las grandes fortunas


con unos indigentes absolutamente desposeídos y famélicos. La lucha de
clases era latente y al clima de enfrentamiento entre ambas sociedades por
razones obvias de economía y subsistencia, se unía un importante choque
cultural y político. La situación económica de Hitler se va deteriorando
progresivamente hasta acabar, poco antes de las navidades de 1909 en un
albergue de la beneficencia municipal, con los deshechos de la sociedad, sin
más ropas que el traje azul que llevaba puesto y al que el uso había dado ya

10
CHURCHILL W.S.: Memorias. La segunda guerra mundial. Cómo se fraguó la tragedia.
Barcelona. Plaza & Janes. 1963. Pág. 23.

11
GIMENEZ CORES P.: Hitler al descubierto. Madrid. Nowtilus. 2006. Pág. 44.

12
GIMENEZ CORES P.: Hitler al descubierto. Madrid. Nowtilus. 2006. Pág. 21.

13
KERSHAW I.: Hitler, 1889-1936. Barcelona. Grup editorial. 2007. Pág. 41.
10

un tono violáceo. Los meses que así transcurren puede que agriaran su
visión de la humanidad en su conjunto. Más tarde pudo trasladarse a una
Residencia de Hombres subvencionada por familias burguesas (entre ellas
los Rothschild) en la que se albergaban burgueses empobrecidos más que
vagabundos. Allí permaneció tres años copiando cuadros y postales que
unos amigos judíos vendían a una clientela también predominantemente
judía.14

El joven Hitler se vio considerablemente influenciado por dos políticos que


contribuyeron de manera notoria a la expansión del antisemitismo vienés:
Ritter von Schönerer y Karl Lueger. El primero era un político radical
pangermanista, defensor a ultranza del campesinado, antiliberal, con un
odio profundo hacia la democracia, los socialdemócratas, los Habsburgo y,
por encima de todo, a los judíos a los que acusa de mentirosos y
manipuladores sociales. El segundo, alcalde de Viena y líder del Partido
Socialcristiano fue un ídolo para Hitler por la forma en que expresaba su
profundo antisemitismo, afirmando que “la eliminación de todos los judíos
es lo mejor que puede pasarle al pueblo cristiano”15

Se hace lector asiduo de una revista panfletaria de nombre Ostara, que


proclama que la fusión de las razas es el pecado más grave contra el
espíritu. Dirigida por un extremista cautivado por las religiones paganas, la
publicación ostentaba en la portada la cruz gamada y sus ataques contra los
judíos eran uno de sus objetivos principales.

Este es el caldo de cultivo en el que se forja la personalidad de Adolf Hitler


desde 1909 hasta 1913. Es en esta época cuando también descubre que
pertenece a la raza elegida. Sin embargo habrá que esperar a que la guerra
y la revolución actúen como catalizadores de estos ingredientes para dar
lugar a la doctrina que plasmará posteriormente en su Mein Kampf. Fue la
guerra pero, sobre todo, la derrota (la Dolchstoss, “puñalada por la espalda”
que los aliados y los social comunistas, al mismo tiempo, asestaron a la
“Verdadera Alemania”) y la revolución, las que hicieron que Hitler fuera
posible.

Poco después de cumplir los 24 años, ya convertido en un extremista en


cuestiones ideológicas se traslada a Munich huyendo del servicio militar
obligatorio en Austria. 16

Al estallar la guerra solicita su incorporación al ejército alemán en el que se


comporta, como correo militar, de manera heroica, consiguiendo la Cruz de
Hierro en dos ocasiones. Por primera vez en su existencia parece
encontrarse a gusto en el ambiente castrense donde es capaz de apreciar y
valorar la importancia de la disciplina, alcanzando el grado de cabo. Queda
temporalmente ciego por un ataque con gases el 13 de octubre de 1918 y
es trasladado al hospital de Pasewalk cerca de Stettin donde le sorprende la
paz y la rendición de Alemania. Se muestra indignado ante la humillación de
la capitulación:

14
BURLEIGH M.: El Tercer Reich. Una nueva historia. Madrid. Santillana. 2002. Pág. 116.

15
GIMENEZ CORES P.: Hitler al descubierto. Madrid. Nowtilus. 2006. Pág. 30.

16
GALLEGO F.: De Munich a Auschwitz. Una historia del nazismo, 1919-1945. Barcelona.
DeBolsillo. 2006. Pág 46.
11

“¡Todo ha sido inútil! ¡Inútiles los sacrificios, inútiles nuestros dos millones
de muertos! ¡Todo está perdido! Sólo los imbéciles, los criminales, los
traidores pueden esperar indulgencia del enemigo”. Así se expresaba el 11
de noviembre de 1918 al conocer la capitulación de Alemania. Como
muchos otros alemanes culpabiliza a la recién estrenada democracia por
haber tolerado semejante afrenta. Mas tarde escribiría en su Mein Kampf:
“desde aquél día mi destino se me ha aparecido claramente, yo debía
dedicarme a la política”.17 Tras recibir el alta se ofrece como voluntario para
hacer guardia en un campo de prisioneros de guerra en Traunstein, pero en
enero de 1919 ya no quedan más prisioneros.

DESARROLLO DE LOS HECHOS

NACIMIENTO DEL PARTIDO NACIONAL SOCIALISTA DE LOS


TRABAJADORES

A mediados de 1919 Hitler se encuentra de nuevo en Munich donde alquila


una habitación. Sigue siendo soldado, tiene 30 años y le asusta la
perspectiva de la vida civil. Recibe la orden de asistir a unas clases de
adoctrinamiento anticomunista radical para los miembros del ejército. Allí
aprovecha argumentaciones, aprende falacias y demagogias, se empapa del
arte del engaño y la retórica y, lo más importante, descubre que es
poseedor de unas excepcionales dotes de orador. También sus jefes se dan
cuenta y lo reincorporan a un regimiento en Munich para impartir clases de
adoctrinamiento político a sus camaradas.
El ejército lo utiliza también para vigilar los movimientos de los pequeños
partidos nacionalistas y así, el 16 de septiembre de 1919 asiste a una
reunión del Deutsche Arbeiterpartei (Partido Obrero Alemán), que había sido
fundado en enero de 1919 por Anton Drexler, un cerrajero y Karl Harrer, un
periodista de temas deportivos. Es uno de los sesenta y tres völkisch
(movimientos nacionalistas populares) que existen en Alemania, la mayoría
fundados después de la derrota de la Primera Guerra Mundial -sólo en
Munich se contabilizan dieciocho de ellos-. Su objetivo es congregar a
intelectuales racistas para combatir, mediante la discusión, la influencia
marxista y la “infiltración judía” en la clase trabajadora. Según ellos, los
judíos eran los principales responsables de la revolución popular roja y
mencionaban el hecho de que todos los líderes del movimiento izquierdista,
como Karl Liebknecht, Rosa Luxemburgo, Kurt Eisner y los demás son
judíos.18Esa noche Hitler, indignado por lo que decía el orador interviniente,
toma la palabra y lanza una apasionada diatriba, consiguiendo que el
ponente abandone apresuradamente la reunión. Tras su discurso, Dexter lo
invita a adherirse al movimiento, cosa que acepta tras unos días y, aunque
Hitler mucho después declarará haber sido el "miembro número siete del
Partido", para hacer creer que había sido uno de los fundadores, en realidad
fue el séptimo miembro del comité central y responsable de propaganda.
Durante su gestión empiezan a contarse los miembros del partido,
iniciándose la cuenta en el número 500 para dar idea de gran cantidad, por
lo cual quedó asignado el 555 a Hitler. Según el libro "Datos para la historia

17
BERTIN C. y KRIEG E. : Gran Crónica de la Segunda Guerra Mundial. Madrid. Edilibro. 1984.
Prólogo.
18
LUMSDEN R. Historia secreta de las SS. Madrid. La esfera de los libros. 2003. Pág.19.
12

del NSDAP", una publicación nazi de la época, el partido contaba con 64


miembros en 1919.
Pronto su oratoria empieza a atraer a las multitudes que acuden a
escucharle en 1919 y 1920. Su discurso no difiere demasiado del de los
otros völklisch. Sus ideas son moneda corriente entre ellos y se pueden
escuchar en las cervecerías de Munich con independencia de quién organice
el mitin. Lo que Hitler hace es pregonar ideas no originales de un modo
original: en estos primeros tiempos destaca como propagandista, no como
ideólogo.19

El partido de Hitler es, desde luego, un partido popular que moviliza a las
masas. Para ello, agita las cuestiones sociales con una intrepidez y una
precisión notables. Las dificultades económicas de la postguerra, de un lado,
y de otro, las ideas sentimentales de grandeza y de revancha unidas al odio
racial contra los judíos, están obrando el milagro. Lanzaba a los cuatro
vientos ideas como que Alemania era un pueblo superior y, sobre todo,
aportaba una sensación de seguridad a millones de personas en unos
tiempos proclives a recibir este tipo de mensajes.20
La campaña antijudía había sido relanzada en Alemania antes del
nacionalsocialismo por Alfred Rosenberg. Este hacía sus campañas en el
Volkische Beobachter (El observador popular), periódico que comprarán los
nacionalsocialistas en 1920 para convertirlo en órgano de difusión del
partido. Además Hitler encuentra en Rosenberg un valioso e íntimo
colaborador. El arquitecto Rosenberg, que en 1928 escribirá El mito del siglo
20, del se publicarán millones de ejemplares, tendrá una repercusión
enorme y suscitará grandes polémicas, es el gran optimista del partido, y
dispone de una fantasía demagógica eficacísima.
En enero de 1920 se constituye el Nationalsozialistische Deutsche
Arbeiterpartei - NSDAP- (Partido Nacionalsocialista Alemán de los
Trabajadores) y el 25 de febrero, en el primer congreso del recién creado
partido, Hitler da lectura a los veinticinco puntos del programa del NSDAP
(Apéndice 2) que, redactados por Hitler y Dexter, no serán cambiados
nunca: expulsión de los judíos, establecimiento y defensa de un cristianismo
positivo, gobierno en beneficio del interés general sobre el particular,
imponer el orden y acabar con el tratado de Versalles son, a grandes rasgos,
sus consignas.
En otoño de 1921 Hitler alcanza el control del partido y Drexler tiene que
contentarse con el puesto de presidente honorario, siendo marginado por
Hitler y sus seguidores.
El que nadie, más allá de los límites urbanos de Munich, conociese a Hitler
no significa que éste no contase con ricos mecenas, sobre todo entre las
damas. Tal es el caso de la esposa del fabricante de pianos Beschtein.
También logra obtener dinero de los fondos secretos del ejército del Reich. El
fracasado golpe de estado de noviembre de 1923, del que trataré más
adelante, es financiado con cien mil marcos oro por Fritz Thyssen, gran
accionista y presidente del consejo de administración del mayor consorcio
alemán del acero. Thyssen ayudó a Hitler económicamente y por otras vías.
En conjunto se supone que aportó a la causa nacionalsocialista un millón de

19
KERSHAW I.: Hitler, 1889-1936. Barcelona. Grup editorial. 2007. Pág. 149.

20
GARCIA HERNAN, D. Historia Universal. XXI capítulos fundamentales. Madrid. 2007. Pág.:
746
13

marcos empleados en el montaje del partido, de las Sturmabteilun, o SA


(tropas de asalto del partido) y de las Schutzstaffel, o SS (cuerpo de
protección).aunque todo lo que se refiere a este personaje hay que
aceptarlo con grandes reservas. A partir de 1932 empieza a contar con el
apoyo de los Krupp, cuyo hijo Alfried pasa a convertirse en protector de las
SS. Sin embargo, con algunas excepciones, la industria alemana mantiene
un relativo escepticismo por los camisas pardas (SA), y esas excepciones
estaban influidas menos por Hitler que por Hermann Goering, al fin y al cabo
oficial prusiano y héroe de guerra que estaba en posesión de la mayor
condecoración alemana al valor: la cruz “Pour le mérite”. También el
presidente del Banco del Reich, doctor Hjalmar Schacht, que gozaba de
excelente reputación por parte de los grandes de la economía, logra recoger
importantes sumas de los industriales y de los bancos con destino al partido
de Hitler.21
El nacionalsocialismo dispone relativamente de pocos periódicos. En 1930
se publican doce diarios, treinta y cuatro revistas semanales y un periódico
ilustrado. Estas cifras son irrisorias si se comparan con los 170 diarios de
que disponen los socialdemócratas. El de más circulación y autoridad es el
antes citado, Volkische Beobachter.

EVOLUCION DE LA REPUBLICA

En mayo de 1921 en un acuerdo firmado en Londres, se fija el monto de las


reparaciones que Alemania tiene que pagar a los vencedores: 132.000
millones de marcos-oro (aproximadamente 31.000 millones de dólares al
cambio vigente). La deuda debe pagarse con un interés del 6 por ciento
anual durante los siguientes 37 años. Los pagos anuales serán de 2.000
millones de marcos-oro más el 26 por ciento de las exportaciones alemanas.
Se estimaba que estos pagos importaban aproximadamente el 7 por ciento
de los ingresos nacionales de Alemania que, desde el principio, tiene
dificultades para cumplir con la obligación contraída.

A finales de 1921 el gobierno de la república declara que no puede hacer


frente a los pagos que vencen en enero y febrero del año siguiente y pide
repetidamente una moratoria, pero, particularmente Francia considera que
es una oportunidad para debilitar más a Alemania y, con la excusa de vigilar
la entrega de madera y carbón y proteger los intereses franceses, el 11 de
enero de 1923 en premier francés Raymond Poincaré ordena la ocupación
del área del Rihn y del Ruhr, una región de gran importancia industrial y
estratégica para la recuperación de Alemania. Incapaces de ofrecer
resistencia militar, los alemanes responden con resistencia pasiva: 130.000
obreros se niegan a trabajar con lo que la productividad de la región se
reduce a la mitad. Los franceses responden a esa resistencia con
detenciones, expulsiones e incluso ejecuciones. En el verano de 1923
empeoran los males de la economía alemana, la fuerza de ocupación
aumenta hasta 100.000 hombres, número máximo al que podía llegar el
ejército alemán tras la firma de Versalles. Esto es aun más insultante para
aquéllos que, como Hitler creen que la derrota de Alemania y especialmente
el tratado de Versalles han sido el resultado de la traición infligida desde el
interior de Alemania por los judíos y sus colaboradores izquierdistas.

21
ZENTNER C. y otros. El III Reich, Historia total de una Época Decisiva. Barcelona. Noguer
1974. Tomo 1, pág 30-31.
14

En 1923 Alemania sufre una de las espirales de inflación más desesperantes


que haya conocido una nación industrializada. La solución que aporta el
gobierno consiste en aumentar la cantidad de dinero que circula en el
momento: tan pronto como se imprime el papel se deprecia el valor del
mismo. A principios de la década de 1920, un dólar valía 100 marcos; en
enero de 1923 el marco cae hasta 10.000 por dólar. En este mismo año el
índice de cambio llega a extremos desesperantes: 4.200 millones de marcos
por dólar. Antes de que se pueda controlar, a finales de 1923, la
hiperinflación ha arruinado a millones de alemanes que dependen de
salarios, ingresos fijos o ahorros cuidadosamente reunidos en mejores
épocas. En el momento álgido de la situación, un litro de leche o una barra
de pan llegan a costar billones de marcos. Los precios cambian a diario, en
incluso llegan a cambiar el mismo día.

La situación beneficia a algunos especuladores financieros que obtienen


grandes créditos bancarios para comprar negocios o bienes y que pueden
devolver posteriormente con moneda devaluada. La mayoría de los
alemanes, sin embargo, se encuentra con dificultades económicas porque
es bastante común que los bancos les informen que sus depósitos ya no
tienen valor.

Los problemas que afectan a la economía alemana van mucho más allá de
las deudas acumuladas durante la guerra y las exigencias de reparación: La
guerra también ha dañado la capacidad industrial de Alemania, sus reservas
de materias primas y bienes están esquilmadas. A esto se añade el alto
coste de conseguir que el funcionamiento bélico de la economía pase a ser
el de una economía de paz, una dificultad especialmente compleja por el
alto desempleo existente. El problema se agrava a su vez, por el hecho de
que en 1920 todavía hay que mantener a 660.000 soldados de los que, para
cumplir el tratado de Versalles, 560.000 deben ser desmovilizados e
incorporados, de algún modo a la mano de obra alemana.22

La inflación termina en 1924. La situación política interna se va


normalizando gracias a la recuperación económica. En el exterior Alemania
recupera su posición de igualdad gracias al Tratado de Locarno en 1925 y a
su ingreso en la Sociedad de Naciones en 1926. Llegan los “felices años
veinte”

Para Albert Bacells 23“Europa atravesó tres períodos entre la I Guerra


Mundial y la subida al poder de Hitler en 1933. Durante el primero, de 1919
a 1924 se prolongaron el clima de violencia y los desórdenes de guerra.
Durante el segundo, de 1924 a 1929, la reconstrucción económica y la
estabilidad política parecen consolidarse en un acuerdo tácito entre los
antiguos vencedores y vencidos, bajo el arbitraje de la Sociedad de
Naciones con sede en Ginebra. A partir de 1930, con la gran depresión, se
asistió a la desintegración paulatina de los acuerdos internacionales y a la
crisis de la democracia parlamentaria”.

EL PUTSCH DE MUNICH
22
HARRAN M. y otros.: Crónica del Holocausto. Alcobendas. Libsa. 2002. Pág. 23.

23
BACELLS A. y Otros.: Historia Universal. Vol. IX. Barcelona. Salvat. 1980. Pág. 99.
15

En 1923 Hitler, ya convertido en la figura principal del partido, atrae la


atención de los círculos influyentes, su notoriedad crece y con ella su
confianza y su agresividad intimidante. Es en estos momentos cuando,
quizá influido por la “Marcha sobre Roma” de Mussolini del año 1922, y
apoyado por el general Erich Ludendorff decide el asalto al poder mediante
un golpe de estado. El 8 de noviembre el gobierno bávaro está celebrando
un mitin en la cervecería Bürgerbräukeller de Munich, cuando 600 SA
bloquean las salidas y Hitler, tras disparar un tiro al aire y subirse en una
silla declara: “¡La revolución nacional ha estallado!”. Se nombra un gobierno
provisional y se retiene por la fuerza al gobernador de Baviera y a dos de
sus inmediatos colaboradores. Simultáneamente se han tomado los
cuarteles de la policía y del ejército. En la madrugada del día 9 Ernst Röhm,
jefe de las SA toma el Ministerio de Defensa sufriendo dos bajas. Mientras
tanto Ludendorff ha cometido la ingenuidad de liberar a sus tres rehenes
bajo palabra de unirse más adelante a la revolución. Estos, una vez en sus
puestos, dan orden a la policía de reprimir la asonada por todos los medios.
Ante esta situación, los nacionalsocialistas deciden manifestarse, sin un
propósito muy claro, e ir hasta el ayuntamiento en el centro de la ciudad
creyendo que la policía no disparará contra los héroes de guerra a los que
sitúan al frente de la manifestación junto con Hitler y Ludendorff; así unos
2500 hombres llegan sin enfrentamientos hasta su destino en Marienplatz.
Ante la falta de oposición y animados por el público que se va incorporando
a la marcha en apoyo del putsch, deciden seguir hasta el ministerio de
Defensa para unirse a Röhm y sus hombres. Al llegar a la calle conocida
como Feldherrnhalle (pasillo de los héroes) se encuentran con las fuerzas de
la policía y se produce el enfrentamiento, sin que nunca llegue a aclararse
quién disparó primero. Mueren 14 manifestantes y 4 policías y entre los
heridos se encuentran Hitler y Goering que huyen del lugar asustados.

Goering consigue escapar pero Hitler es detenido tres días después junto
con otros miembros del partido. Se ilegaliza el partido Nacionalsocialista y
se cierra el periódico Völkischer Beobachter. En la cárcel, Hitler sufre una
depresión y es necesario que sus amigos intervengan para que no se
suicide, pero cuando escucha que él y sus compañeros conspiradores van a
ser procesados, siente que su gran oportunidad ha llegado: el juicio será la
plataforma perfecta para llegar a los jueces y a la opinión pública más allá
del juzgado. Hitler declara abiertamente sus intenciones, pero rechaza de
plano la acusación de alta traición. A partir de este momento el acusado se
tornará en acusador y, en lugar de defenderse, asumirá toda la
responsabilidad de sus actos reivindicando el papel de salvador de la Patria.
El plan funciona a la perfección. Hitler se convierte en la estrella del juicio y
Ludendorff y el resto de los amotinados pasan desapercibidos. Ya es el
Führer del Partido, aunque todavía no lo sea del pueblo alemán.

El juicio termina con el éxito y la aclamación popular para el acusado,


aunque Hitler es condenado a cinco años de prisión de los que cumple
menos de uno en Landsberg am Lech, disfrutando de un régimen muy
permisivo antes de salir en libertad provisional. Ludendorff es absuelto.
Röhm y otros dirigentes salen libres a pesar de ser declarados culpables y
Goering, que sigue huido, se convierte en un adicto a las drogas como
consecuencia de la herida que sufrió en una pierna.

Tras el golpe de Estado, Gregor Strasser es elegido líder del movimiento nazi
y utiliza la argucia de presentarse a las elecciones cambiando el nombre al
partido por el de Comunidad Popular Gran-Alemania para burlar la
16

prohibición. Esto lo enfrenta con Hitler y su facción, acérrimos detractores


de la democracia. Sin embargo, la capacidad de organización de Strasser,
que logra dar el salto fuera de Baviera, hace que consiga treinta y dos
escaños en las elecciones de 1924. Uno de los artífices de este triunfo fue
uno de los miembros del Partido más allegados a Strasser, el berlinés Joseph
Goebbels, miembro también del ala socialista del NSDAP.

LA BIBLIA DEL NAZISMO: “MEIN KAMPF”

Durante los meses que dura su estancia en prisión, Hitler dicta a su


secretario Rudolf Hess lo que va a constituir el libro programático del
nazismo: Mein Kampf (Mi lucha). En parte una autobiografía hábilmente
retocada y en parte un programa político donde expresa claramente sus
creencias y cómo conseguir los objetivos explicitados.

Los dos grandes enemigos de Alemania, son los judíos de los que dice que
están conspirando para adueñarse del poder mundial, y los bolcheviques a
los que combatirá a muerte por todos los medios a su alcance para
“erradicarlos de la faz de la Tierra”. El otro gran tema es el viejo sueño
alemán: el Lebenraum o espacio vital que necesita el gran pueblo alemán
para poder cumplir su “destino histórico”. Sus intenciones están claramente
explicitadas y está dispuesto a llegar a la guerra para conseguir los
objetivos marcados.

La obra tiene dos partes: en la primera aparecida en 1925 y titulada


“Retrospección”, Hitler explica sus vivencias desde su nacimiento, el paso
por Viena con sus experiencias políticas, la etapa de Munich, la primera
guerra mundial y la revolución al final de la misma, el inicio de su actividad
política, el nacimiento y los primeros tiempos del partido, terminando con
un capítulo sobre la nacionalidad y la raza. En la segunda, que aparece en
1928 con el nombre de “Movimiento Nacionalsocialista”, expone
claramente su programa de actuaciones para conseguir los objetivos
mencionados y expresa su visión del Estado con su concepción racista, la
organización y la importancia de la oratoria, la lucha de los primeros
tiempos y contra el frente rojo, las ideas sobre la organización y el objetivo
de las SA, el problema de los sindicatos obreros, la propaganda y la
organización, la orientación política hacia el este y el derecho a la legítima
defensa.

En la práctica el programa de Hitler se centra en la revisión del tratado de


Versalles, la anexión de Austria, el rearme militar, la limitación de las
libertades individuales, la organización corporativa y centralizada del
Estado, el antisemitismo, la denuncia del sistema parlamentario, la
reclamación del espacio vital y el pangermanismo.

El libro tiene una difusión muy reducida hasta 1933 en que la llegada de
Hitler al poder hace que se vendan millón y medio de ejemplares de una
sola vez y a partir de ese momento se convierte en la biblia del pueblo
alemán hasta el punto que cada pareja que contrae matrimonio recibe una
copia. La 500ª edición sale a la calle en 1939 y en 1945 ha vendido diez
millones de ejemplares y ha sido traducido a 16 idiomas haciendo de Hitler
un hombre rico.24

24
Wikipedia: Mein Kampf.
17

Churchill, en sus Memorias afirma: “Cuando Hitler llega al poder el libro es


cuidadosamente estudiado por los dirigentes políticos y militares de las
naciones aliadas. En la obra se contenía todo: el programa de la
resurrección alemana, la técnica de la propaganda del partido, el plan de
lucha contra el marxismo, el concepto del estado nacionalsocialista, la
posición que Alemania debía ocupar merecidamente en la primera línea del
mundo. Aquél era un nuevo Corán de guerra y de fe, un Corán ampuloso,
verborreico, informe, pero preñado de posibilidades.” 25 Otros historiadores
afirman, en cambio, que el libro pasó totalmente desapercibido. Parece ser
que antes de la guerra solamente se hizo una edición abreviada en inglés
que además fue dulcificada por el editor que suprimió las afirmaciones más
racistas y militaristas. Esto último parece más verosímil ya que Mein Kampf
debía haber alertado al mundo de las intenciones de Hitler y los aliados
hubieran debido tomar medidas para conjurar sus amenazas belicistas,
máxime teniendo en cuenta que, a partir de la llegada al poder en 1933
comenzó a poner en práctica todo lo que había anunciado.

LA LLEGADA AL PODER

Hitler ha aprendido la lección del golpe de estado fallido. De ahora en


adelante va a evitar la violencia y a presentarse como un ciudadano
respetable. Desarrolla el gusto por llevar trajes oscuros y por rodearse de
niños vestidos de blanco: “Si no podemos librarnos de nuestros oponentes
-dice explicando sus intenciones- tendremos que agobiarles a fuerza de
números, debemos ganar apoyo en vez de propagar el terror”. Estas nuevas
tácticas suponían una gran promesa para el futuro, pero primero tenía que
organizar su propio partido. Sin ser todavía el líder indiscutible, Hitler sigue
perfeccionando su estilo: imita los gestos de los líderes militares y
compensa la posible carencia de autoridad personal llevando una fusta.

En tres años consigue organizar a los nacionalsocialistas en un partido


sólido. Se crean las secciones locales de las SA, muchas de ellas
motorizadas. Dedica especial atención a los jóvenes a los que ofrece lo que
querían: aventura, disciplina, orden y la oportunidad de rebelarse contra el
mundo sobrio de sus padres: Los dos tercios de las SA son menores de 30
años. Cada año organiza una concentración del partido en Nüremberg
adonde acuden militantes de todas partes del país para formar parte de ella
y para ver a su líder. Durante los días que dura el festival, la ciudad se
convierte en una especie de espectáculo grandioso, organizado hasta el
mínimo detalle por Goebels, en el que los protagonistas son los partidarios
que creen estar viviendo una Alemania sacada de las fastuosas operas de
Wagner donde Wotan baja al reino de los nibelungos para recuperar el oro
del Rihn y Sigfrido, tras rescatar el anillo de los nibelungos, despierta a la
walkiria Brunilda atravesando sin temor el círculo de fuego.

Los nacionalsocialistas son todavía un partido minoritario pero están


excepcionalmente organizados y parece que nada va a poder detenerles.
Esta determinación provoca una profunda impresión incluso entre los no
comprometidos: la gente está cada vez mas intrigada por el hombre que
consigue atraer a tantos y tan devotos seguidores. Sin embargo todavía

25
CHURCHILL W.S.: Memorias. La segunda guerra mundial: Cómo se fraguó la tragedia.
Barcelona. Plaza & Janes. 1963. Pág. 82.
18

tienen que esperar, la fruta no está madura y hay que seguir la vía de la
legalidad.

El 24 de octubre de 1929 (conocido como “jueves negro”) se inicia, con el


desplome de la bolsa de Nueva York, una crisis mundial que paraliza todas
las economías. Las consecuencias del crack influirán de forma más negativa
si cabe en la economía alemana, que se va a hundir a partir de esa fecha. 26
Los desempleados rozan los tres millones, dos años más tarde la cifra se
duplica. Las quiebras comerciales alcanzan niveles sin precedentes. Llega la
hora de los radicales (de izquierdas o de derechas) que fomentan el
descontento mediante disturbios y peleas callejeras. La miseria y la pobreza
se encuentran por todas partes y la gente cree que está perdiendo su vida.
Hitler siente que ha llegado su hora. Los nacionalsocialistas responden al
malestar general con un mensaje de optimismo: no tienen solución para la
pobreza y no pueden ofrecer más que teorías, pero en vez de arengar a la
gente sobre la explotación y la lucha de clases, intentan darle un sentido de
pertenencia. Se envían programas de autoayuda por todo el país y se
utilizan consignas como ésta: “Cualquiera que no tenga una camisa en la
espalda siempre puede ponerse una camisa parda (SA)”. Con fondos del
trabajo alimentan donde pueden a la población y van ganando nuevos
afiliados y la simpatía de las masas.

Hitler exalta la idea, que hará mucha fortuna, de Ein Volk, ein Reich, ein
Führer (un pueblo, un imperio, un jefe). Es una ideología radical, sin fisuras,
que va ganando adeptos, sobre todo entre quienes buscan una salida a la
desesperanza.27 Esta llamada, junto con la de ¡Deutschland, erwacht!
(¡Alemania, despierta!) traen la promesa de un nuevo amanecer unidas a un
símbolo y un hombre. Millones de personas están preparadas para entregar
su lealtad incondicional a cualquier hombre que les prometa lo que más
necesitan: ley y orden, un rumbo y, sobre todo, creer en ellos mismos. Adolf
Hitler aparece como el hombre que puede darles todo eso. Él mismo se ve
como el salvador de un mundo al borde del desastre y esa es la imagen que
cultiva. El provinciano de Baviera ha llegado a ser un líder nacional.

Mientras tanto la situación económica influye en la política y las


interminables discusiones en el Reichstag llevan a una paralización casi
total del proceso de toma de decisiones en Alemania.

El 29 de marzo de 1930, en un afán por remediar la crisis económica,


Hindenburg nombra Canciller a Heinrich Brüning, destacado economista y
presidente del Partido de Centro Católico, que propone un aumento de
impuestos y un drástico recorte presupuestario. Ambas propuestas son
rechazadas por el Reichstag y no se aplican hasta que Hindenburg empieza
a gobernar por decreto prescindiendo del parlamento, pero las medidas son
infructuosas. 28

A lo largo de estos años Adolf Hitler hace campaña sin parar, prometiendo la
anulación del Tratado de Versalles y la restauración del orgullo y la
prosperidad alemanes. El electorado, desesperado, responde. En las
26
GARCIA HERNAN, D. Historia Universal. XXI capítulos fundamentales. Madrid. 2007. Pág.:
745
27
GARCIA HERNAN, D. Historia Universal. XXI capítulos fundamentales. Madrid. 2007. Pág.:
746
28
WIKIPEDIA. Heinrich Brüning.
19

elecciones de septiembre de 1930 el partido nacionalsocialista obtiene un


notable avance político con el 18,3 por ciento de los votos, aumentando su
representación en el Reichstag de 12 escaños a 107: Ya es la segunda
fuerza política del parlamento.

La retórica nazi insta a la clase media a que recuerde la terrible inflación de


1923 e insiste en que de la calamitosa situación que se vive en Alemania,
son culpables los “criminales de noviembre”, (en clara referencia a los
socialdemócratas considerados responsables de la postración de Alemania
en 1919), los marxistas, los especuladores y los judíos que están detrás de
todo.

El clamor del parlamento encuentra cada vez con más frecuencia su


expresión violenta en las calles alemanas donde los disturbios llegan al
enfrentamiento cuerpo a cuerpo y donde las SA de Hitler ganan la batalla a
los comunistas y a los socialdemócratas: las tropas de asalto nazis cumplen
su promesa de “romper cráneos” y “destruir la maldita república judía”. El
descubrimiento de que las SA tienen un plan para un golpe de Estado en
caso de un levantamiento comunista lleva a Grüning a prohibir el uso de
uniformes políticos, y poco más tarde a prohibir las propias SA. El 13 de abril
de 1932 la policía cierra sus albergues y confisca sus estandartes, las
tiendas de campaña y los camiones. Hasta el coche con chófer de Goebels
es confiscado.29

El 30 de mayo de 1932 Brüning es sustituido por el militante de su propio


partido Franz von Papen a instancias del general Kurt von Schleicher, el
consejero más influyente de Hindenburg. Schleicher ha negociado con Hitler
un acuerdo por el que se levantaría la prohibición de las SA y se convocarían
nuevas elecciones, a cambio de lo cual Hitler no se opondría a un gabinete
presidencial más derechista. El partido de Centro Católico expulsa a von
Papen por considerarlo traidor y éste, tal como estaba acordado, legaliza las
secciones de asalto de las SA y convoca nuevas elecciones en Alemania.

En el ínterin la violencia sigue en las calles. En el mes de junio, solamente


en el estado de Prusia -territorio con gobierno independiente dentro de la
República de Weimar - casi 500 escaramuzas dejan más de 80 muertos. Los
acontecimientos del “domingo sangriento de Altona” (17 de julio de 1932),
en el que murieron dieciocho civiles en un fuego cruzado entre las SA y los
comunistas, dan la von Papen la excusa para deponer al gobierno prusiano.
El 20 de julio, diez días antes de las elecciones, destituye al gobierno
legítimo, funde los cargos de canciller alemán y ministro-presidente
prusiano y nombra un comisario del Reich como ministro del Interior
prusiano.

Conforme se intensifica la depresión, los vigorosos esfuerzos de la


propaganda nazi resultan aun más fructíferos. Las elecciones de julio de
1932 dan a los nazis un asombroso 37 por ciento de los votos y, con 230
miembros en el Reichstag, se convierten en el partido político más
importante. El 13 de agosto Hindenburg, a pesar del desagrado que le
produce el “cabo bohemio”, ofrece la vicecancillería a Hitler pero éste la
rechaza: Envalentonado por el éxito electoral y por la aparente popularidad
de su programa político, va a intensificar su exigencia de ser nombrado

29
BURLEIGH M.: El Tercer Reich. Una nueva historia. Madrid. Santillana. 2002. Pág. 171.
20

canciller. Su política es de “todo o nada”, por eso no acepta formar parte de


ningún gobierno de coalición.30

El 12 de septiembre en una sesión del Reichstag inicialmente programada


para tratar de la recuperación de la economía, los comunistas proponen un
cambio en el orden del día para someter al gobierno a una votación de no
confianza. Para que la propuesta prospere no debe haber ninguna objeción.
Sorprendentemente, ningún representante del Partido Nacional -Popular
Alemán (DNVP), (nacionalistas conservadores -que dispone de 52 escaños- y
que lidera Alfred Hugenberg), se opone, y los nazis aprovechan la
oportunidad para unirse a la moción de censura de sus mortales enemigos
con el fin e debilitar al gobierno de von Papen. El Reichstag es disuelto.31
Ello fuerza la convocatoria de nuevas elecciones para el 6 de noviembre (las
quintas del año). Sin embargo la población está cansada. Los nazis están
desanimados: apenas tienen acceso a la radio, la prensa burguesa les es
ahora completamente hostil, los oradores repiten las mismas consignas ya
conocidas por todos y, por si fuera poco las arcas del partido están vacías:
las campañas anteriores las han agotado y es difícil recaudar nuevos
fondos.

Los resultados confirman los temores: la participación del electorado en


estas últimas elecciones plenamente libres de la República de Weimar, es el
más bajo desde 1928 (un 80,6 por ciento), el NSDAP pierde dos millones de
votos (del 37,4 de junio al 33,1), los escaños pasan de 230 a 196. Los
beneficiados son los comunistas (del 14,5 al 16,9 por ciento) y, sobre todo,
el Partido Nacional-Popular Alemán que, ganando ochocientos mil votos,
alcanza el 8,9 por ciento: la clase media está empezando a abandonar a los
nazis aunque el nacionalsocialismo sigue siendo la primera fuerza política
del país.

En diciembre de 1932 el general Schleicher sucede a von Papen como


canciller, intentando mediante planes de creación de empleo y “ayuda de
invierno” para los parados, que los partidos mayoritarios le ofrezcan su
apoyo. Ofrece a Gregor Strasser el puesto de vicecanciller en un intento de
escindir el partido nazi en dos facciones, pero Strasser es fiel a Hitler y
solicita su autorización para aceptar. Al no conseguirlo, dimite de todos sus
cargos el 8 de diciembre y se toma unas vacaciones en el sur del Tirol. Este
enfrentamiento con Hitler le costará la vida en 1934 durante la noche de los
cuchillos largos. Hitler entra en una profunda depresión y no sabe qué
camino tomar, pero los acontecimientos, por si solos, le van a ser
favorables.

El 4 de enero de 1933 Hitler celebra una reunión con el ex canciller von


Papen en el domicilio de un banquero de Colonia, el barón Kurt von
Schroeder, en la que se decide la caída del gobierno de Schleicher y la
formación de un nuevo gabinete que represente a todos los partidos de la
derecha: Hitler sería el canciller y von Papen su segundo. Schroeder asegura
el apoyo del mundo de los negocios. El punto final al gabinete de Schleicher
lo pone el propio Hindenburg, cuando se niega a conceder el decreto de
disolución del parlamento y la convocatoria de un estado de emergencia
para dilatar las elecciones hasta la segunda mitad del año. A espaldas de
Hindenburg se conspira: Papen se entrevista en secreto con Hitler,
30
HARRAN M. y otros.: Crónica del Holocausto. Alcobendas. Libsa. 2002. Pág. 22.

31
KERSHAW I.: Hitler, 1889-1936. Barcelona. Grup editorial. 2007. Pág. 383-384.
21

acompañado por el hijo de Hindenburg, Oskar, y por Otto Meissner, jefe del
equipo presidencial. Es el 18 de enero y están en el domicilio de Joachim
von Ribbentrop. También asiste Goering. La táctica que allí se negocia
consiste en presentar una alternativa con un Hitler canciller, debidamente
controlado por Papen como vice canciller y un gobierno conservador en el
que los nazis estarían en aplastante minoría (solamente dos ministerios:
Frick en Interior y Goering como ministro del Interior de Prusia) y con el
ministerio de Defensa en manos del general Blomberg, aparentemente de
fiar. Papen irradiaba confianza en que se podría controlar, marginar y
derribar a Hitler y que luego, el gobierno volvería a las manos de la derecha
conservadora. Hitler insiste en que su partido se haga cargo de los
ministerios del Interior prusiano y del Reich, lo que le proporcionaría el
control de la policía y de las próximas elecciones. Papen logra convencer a
Hindenburg con esta propuesta y, salvadas las reticencias finales de
Hugenberg, que no puede soportar la presión de su propio partido, el
destino está trazado:32Schleicher que sin el apoyo nazi ha visto
desmoronarse toda su estrategia política y cuyas medidas socializantes,
heredadas de Brüning, le han valido el enfrentamiento de la industria
pesada alemana,33se ve obligado a dimitir y el 28 de ese mes abandona la
cancillería pronunciando las siguientes palabras “Sólo he permanecido
setenta días en el gobierno en los cuales me han traicionado setenta veces,
que no me hablen más de la fidelidad alemana”. 34

El 30 de enero de 1933 Hindenburg nombra a Hitler Canciller del Reich.

A finales de enero von Papen se permite decir de Hitler: “Le hemos


alquilado”.

Ludendorff, en un escrito dirigido a Hindenburg pronostica: “Yo profetizo


solemnemente que este hombre maldito precipitará nuestro Reich en el
abismo y hundirá nuestra nación en una miseria inconcebible. Las
generaciones futuras os maldecirán en vuestra tumba por lo que habéis
hecho”.35

Hugenberg reconoce: “Ayer cometí la estupidez más grande de mi vida. Me


he aliado con el mayor demagogo de la historia”.36

EL PODER ABSOLUTO: EL JURAMENTO DE LEALTAD AL FÜHRER

El primer consejo de ministros del recién estrenado gobierno, tiene lugar el


2 de febrero. Hitler lo utiliza para preparar las nuevas elecciones que había
pactado con Hugenberg, líder del Partido Nacional-Popular Alemán y
ministro de economía de su gabinete. Las elecciones son fijadas para el 5 de
marzo. A partir de ese momento todo el afán de Hitler va a ser la
preparación de una campaña amplísima que comienza personalmente con
32
GALLEGO F. De Munich a Auschwitz. Barcelona. Plaza & Janés. 2006. Pág. 239.

33
BURLEIGH M.: El Tercer Reich. Una nueva historia. Madrid. Santillana. 2002. Pág. 182.

34
ZENTNER C. y otros. El III Reich, Historia total de una Época Decisiva. Barcelona. Noguer
1974. Tomo 1, pág 39.

35
KERSHAW I.: Hitler, 1889-1936. Barcelona. Grup editorial. 2007. Pág. 377.

36
Citado en GALLEGO F. De Munich a Auschwitz. Barcelona. Plaza & Janés. 2006. Pág. 242.
22

un “Llamamiento al pueblo alemán” que, lleno de retórica, pero vacío de


contenido, según Ian Kershaw37, es emitido por radio a altas horas de la
madrugada.38

Hitler se dedica a también a seducir a la élite del país, comenzando el 3 de


febrero con una reunión con los jefes militares preparada por Blomberg en la
que, a cambio de restituir el prestigio del ejército, concederles el rearme y
“ocuparse” de los marxistas y los pacifistas, exige una posición de
neutralidad absoluta por parte de la Reichswehr en los temas políticos,
cediendo toda la soberanía en este campo a los dirigentes civiles.39Sólo uno
de los jefes presentes protestó, y perdió su mando como consecuencia.
Aunque la mayor parte no fuesen simpatizantes activos del
nacionalsocialismo, los jefes militares, que habían frustrado por la fuerza la
tentativa de Hitler de tomar el poder en 1923, ahora, a los pocos días de
que hubiera sido nombrado canciller, habían puesto a su disposición la
institución más poderosa del estado.40Unos días más tarde se entrevista con
los dirigentes de la industria y las finanzas ante los que difumina el carácter
“socialista” del partido y a los que asegura la voluntad del gobierno de no
correr aventuras económicas y de combatir a “la izquierda”. En este acto se
recaudan tres millones de marcos para el partido.41

Sin embargo los nazis no pierden el tiempo y en el mismo mes de febrero


comienzan a aparecer decretos que hacen pensar que todo está decidido: El
día 4 la disposición “Para la protección del pueblo alemán” otorga al
gobierno el derecho a prohibir las manifestaciones políticas, así como los
periódicos e impresos de los partidos que concurrían a las elecciones
valiéndose de motivos de lo más dispar. Al calor de este decreto, la prensa
comunista es prohibida, los locales del partido asaltados y numerosos
militantes detenidos. Dos días después, mediante otra disposición de
emergencia, se ordena la disolución del parlamento prusiano en el que
comunistas, socialistas y centristas eran mayoría.
Por su parte Goering empieza a invadir el ministerio del Interior con
incondicionales del partido poniendo especial atención en las jefaturas de
policía en las que instala, las más de las veces, a jerarcas de las SA. El 17 de
febrero ordena a la policía, mediante un edicto que “estableciese la mejor
concordancia posible con las agrupaciones nacionales (SA y SS)” pero que,
respecto a las izquierdas “hiciese uso de sus armas, sin contemplaciones, en
caso necesario”42. Potencia las SS creando en su seno dos organizaciones: el
Sicherheitsdienst o SD, (servicio de inteligencia y seguridad), y la GEheime
STAatsPOlizei, más conocida como la Gestapo, (policía secreta). Esto va a
hacer que las SS se mantengan por encima de la ley. El 22 de febrero “para
aliviar la labor de la policía ordinaria en los casos especiales” dispone la
formación de un cuerpo auxiliar de, aproximadamente, 50.000 hombres
reclutados primordialmente entre las SA y las SS. La neutralidad de la

37
KERSHAW I.: Hitler, 1889-1936. Barcelona. Grup editorial. 2007. Pág. 434.
38
FEST J.: Hitler. Una biografía. Barcelona. Planeta. 2005. Pág 546.
39
KERSHAW I.: Hitler, 1889-1936. Barcelona. Grup editorial. 2007. Pág. 435.
40
KERSHAW I.: Hitler, 1889-1936. Barcelona. Grup editorial. 2007. Pág. 437-438.
41
GALLEGO F. De Munich a Auschwitz. Barcelona. Plaza & Janés. 2006. Pág. 254.
42
FEST J.: Hitler. Una biografía. Barcelona. Planeta. 2005. Pág 551.
23

policía ha muerto: un brazalete blanco, una porra de goma y una pistola van
a legitimar, a partir de ese momento, las detenciones incontroladas y los
abusos de la milicia del partido como acciones de tipo legal al servicio del
Estado.
Durante esta primera orgía de violencia estatal, Hitler asume el papel de
moderado. Su habilidad como actor sigue incólume. Da la impresión al
gabinete de que radicales del movimiento están desobedeciendo sus
órdenes, pero que los pondrá bajo control y pide paciencia y que le dejen
disciplinar a los sectores del partido que se han excedido.43
La noche del 27 de febrero de 1933 se produce el incendio del Reischtag en
Berlín. En el mismo lugar de los hechos es detenido el ex comunista
holandés Marinus van der Lubbe. Balbuceaba las palabras “¡Protesta!
¡Protesta!”, no dejaba de hacer gestos de triunfo y tenía todo el cuerpo
bañado en sudor. Cuando Goebels comunica la noticia a Hitler, que se
encontraba esa noche en su casa, éste lanza un grito espontáneo “¡Ahora sí
que los tengo!” y, a continuación ambos se desplazan al lugar de los hechos
a toda velocidad. Allí se encontraba ya Goering con algunos de sus
colaboradores y en la gran sala del parlamento, Hitler se dirige a los
reunidos gritando: “Ahora ya no debe haber compasión; el que se nos cruce
en el camino será aniquilado. El pueblo alemán no se mostrará comprensivo
ni tendrá piedad. Es preciso que se fusile a todo funcionario comunista en el
mismo lugar donde se encuentre. Esta misma noche deben ser colgados
todos los diputados comunistas. Hay que detener a todos los aliados de los
comunistas. ¡Tampoco habrá perdón, a partir de ahora, para los
socialdemócratas y el Reichsbanner!”44

Esa misma noche son detenidos unos cuatro mil funcionarios, en su mayoría
comunistas, así como algunos escritores, médicos y abogados no gratos al
régimen45

Los nazis culpan a los comunistas de haber provocado el incendio que sería
la señal de partida de una rebelión sangrienta y el comienzo de una guerra
civil. Hitler y von Papen visitan a Hindenburg y consiguen que firme un
decreto de emergencia que servirá para invalidar todos los derechos
fundamentales, ampliando de forma considerable el campo de aplicación de
la pena de muerte.46 El camino para la destrucción de todas las fuerzas
políticas y sindicales está abierto: el partido comunista es prohibido y
detenidos sus dirigentes, las organizaciones de derechas se hunden por sí
mismas y el partido socialdemócrata es disuelto y sus miembros obligados a
exiliarse. Los sindicatos, pese a su tentativa de colaboración, son
incorporados al Frente del Trabajo (organización del partido), se suprime la
43
KERSHAW I.: Hitler, 1889-1936. Barcelona. Grup editorial. 2007. Pág. 447.
44
Reichsbanner: Coalición de centro derecha.
45
FEST J.: Hitler. Una biografía. Barcelona. Planeta. 2005. Pág 558.

46
ZENTER, C. y Otros.: El III Reich, Historia total de una época decisiva. Barcelona. Noguer.
1974. Pág 47:

Artículo 1:…quedan limitados la libertad personal, el derecho a la libre manifestación de las


propias opiniones, incluida la libertad de prensa, los derechos de asociación y reunión, el
derecho a la inviolabilidad de la correspondencia, envíos postales, telegramas y conferencias
telefónicas, la inviolabilidad del domicilio y el derecho a la propiedad. Quedan, por tanto sin
efecto, por el momento, aquéllas normas que establezcan un límite legal a la intervención en
estas materias.
24

estructura federal del Reich que es sustituida por un orden unitario y


centralizado.47

El incendio del Reichstag 48y las consecuencias que desencadena influyen


notoriamente en el pueblo alemán al que se le hace creer que jamás fue tan
patente la amenaza comunista. Las comunidades de vecinos organizan
guardias para prevenir los temidos saqueos, y los campesinos sitúan
vigilantes en pozos y fuentes ante el temor de envenenamiento. La
explotación del miedo, realizada de manera simultánea a través de todos
los medios propagandísticos, consigue que para Hitler todo sea factible
durante un corto espacio de tiempo que sabe aprovechar con toda su
sangre fría para desmembrar y deshacerse de todos sus enemigos y
rivales.49

En estas condiciones, el triunfo electoral de Hitler el 5 de marzo estaba


garantizado. La única incógnita era si el partido obtendría o no la mayoría
absoluta. No es así. Los nazis se benefician de una afluencia a las urnas de
casi el 90 por ciento de los ciudadanos obteniendo casi el 44 por ciento de
los votos, algo más de diecisiete millones.50 Los comunistas obtienen 81
diputados, los socialistas 118 y los nacionalistas de Papen y Hugenberg 52.
Así Hitler, con sus 288 escaños, tiene una mayoría de 37 contra los 251 que
se le enfrentaban. El 24 de marzo esta escasa mayoría, convenciendo o
atemorizando a sus antagonistas, logra, por 441 votos contra 94, la
concesión de plenos poderes al canciller Hitler durante cuatro años. Una vez
conocido el resultado, Hitler, volviéndose a los bancos de los socialistas,
clama: “Ahora ya no os necesito para nada”.51
La represión sigue y los nazis adoptan acciones destinadas a mantener los
principios fundamentales de la ideología nazi: el 10 de mayo, en toda
Alemania, se queman libros que se consideran de “espíritu anti alemán”, la
mayoría de ellos judíos. En el Unter den Linden, frente a la universidad de
Berlín, más de 20.000 volúmenes son destruidos: Obras de John Dos Passos,
Thomas Mann, Karl Marx, Ernest Hemingway, Upton Sinclair, Emile Zola,
H.G. Wells, André Guide, Sigmund Freud, Máximo Gorki, Hellen Keller,
Friedrich Forster, Marcel Proust, Jack London y Erich María Remarque son
pasto de las llamas. La medida, tendente a uniformar la vida intelectual de
Alemania, se complementa con la exclusión de profesores, artistas,
científicos y escritores de origen judío, que han cesado en sus cargos. Entre
los represaliados se encuentran Gustav Hertz y James Franck, ambos en
posesión del premio Nobel.52

47
BACELLS A. y otros.: Historia Universal. Volumen IX. Barcelona. Salvat. 1980. Pág. 118.

48
Se ha polemizado sobre la autoría del incendio. Los nazis culparon a los comunistas, que
siempre lo negaron. Se extendió la creencia de que fueron los propios SA los que originaron
el incendio para tener una excusa y sacar a los comunistas y otros opositores del contexto
político. Recientemente, historiadores de la talla de Ian Kershaw o Joachim Fest han llegado a
la conclusión de que el único responsable fue van der Lubbe. Lo que está meridianamente
claro es que a los nazis les hizo un gran favor que supieron aprovechar. Nota del autor.

49
FEST J.: Hitler. Una biografía. Barcelona. Planeta. 2005. Pág. 560.

50
GALLEGO F. De Munich a Auschwitz. Barcelona. Plaza & Janés. 2006. Pág. 255.

51
CHURCHILL W.S.: Memorias. La segunda guerra mundial: Cómo se fraguó la tragedia.
Barcelona. Plaza & Janes. 1963. Pág. 95.
52
OGG L. y otros: Crónica del siglo XX. Madrid. Ed. especial para Diario 16. 1986. Pág 459
25

Hindenburg muere el 2 de agosto de 1934. La Wehrmacht no muestra


oposición alguna a que Hitler una a su cargo de canciller alemán el de
presidente de la República. Con ello, reúne en su mano todo el poder e
impone desde ese momento un gobierno centrado exclusivamente
alrededor de su figura, basado en el principio del caudillo o Führerprinzip.
Según este principio político, el Führer (Caudillo) quedaba identificado con el
pueblo ("Era" el pueblo), y sólo él conocía y representaba el interés
nacional. Esta representación del pueblo por el líder era esencial: no suponía
ningún procedimiento de consulta y delegación del poder. El Führerprinzip,
sostenían sus ideólogos, reemplazaba a un gobierno irresponsable e
impotente (el parlamentario), por otro poderoso y en el que la
responsabilidad recaía en una sola figura. Así, la voluntad del Führer se
transformaba en la ley. La aplicación de este principio resultó en formas
totalitarias de control y represión, ya que cualquier oposición a los designios
del Führer era, por definición, antinacional. El cargo lleva implícito el de
comandante en jefe de la Reichswehr. Los miembros de las fuerzas armadas
tienen que jurar fidelidad a Hitler, juramento que se hace extensivo a todos
los funcionarios del estado.
En un plebiscito realizado el 19 de agosto de 1934, el 89,9 por ciento de los
votantes alemanes da su aprobación a la ampliación de poderes de Hitler.
Hitler ya es el Führer de todos los alemanes. La suerte está echada.

QUEMANDO ETAPAS
CONSOLIDACION DE LA DICTADURA
A partir de que Hitler obtiene la confianza del Reichstag para gobernar por
decreto, los acontecimientos se van a desarrollar de manera que el poder
del estado nazi, el Tercer Reich, va a ir en aumento desafiando a todo y a
todos y consolidando una dictadura de partido que terminará por llevar a
Alemania al desastre total.
La concepción pagana, racista y materialista del Tercer Reich se comprende
mejor al analizar las medidas de política social aplicadas por el partido nazi
apenas subió al poder. En orden a la higiene de la raza, Hitler pronto sacó
leyes que prescribían la esterilización de los deficientes, de los anormales,
de los alcohólicos, de los ciegos, de los sordomudos, de los pobres y de
todas las personas «racialmente inferiores». Se instituyó «el tribunal para la
salud de la estirpe», que tenía poderes absolutos. Sobre la base de la
pertenencia a la raza aria, se decidía si se dejaba nacer o se abortaba un
niño hasta el sexto mes de embarazo. Para el matrimonio era necesario un
certificado de «arianidad» que impedía las uniones con las razas inferiores.
También las relaciones sexuales con personas de otras razas se convirtieron
en delito que se perseguía penalmente. La discriminación racial no se
detenía en la mutilación del cuerpo con la esterilización sino que llegaba
incluso a la eliminación física, primero con medidas como la eutanasia y
después con los hornos crematorios de los campos de la muerte. En tres
años, el régimen nazi esterilizó a 225.000 personas entre discapacitados,
esquizofrénicos, epilépticos, ciegos, sordos, alcohólicos y disminuidos. A
partir de 1939, Hitler no se contentó con esterilizar a aquellos que
«envenenan la pureza de la sangre aria» y comenzó el programa de
eutanasia forzada.
26

La ley alemana sobre la esterilización no encontró mucha oposición entre los


países occidentales. Por el contrario, las sociedades eugenésicas de Estados
Unidos y Gran Bretaña la saludaron con satisfacción, puesto que los autores
alemanes de la ley admitieron que habían reproducido el programa de
esterilización en boga en California.
A su vez, las autoridades académicas alemanas dieron doctorados honoris
causa a los americanos Leon Whitney, Madison Grant y Harry Laughlin,
conocidos por su racismo y por ser dirigentes y miembros conocidos del
movimiento eugenésico. Los doctorados se acompañaron de cartas de
felicitación escritas directamente por Hitler. Tales manifestaciones de
simpatía no suscitaron escándalo en aquella época, porque las teorías
raciales estaban muy difundidas, tanto que en 1935 Suecia, Dinamarca,
Finlandia, un cantón suizo y varios Estados americanos habían legalizado la
esterilización como medida eugenésica.53
Alemania se retira de la Sociedad de Naciones e inicia un programa
armamentístico que Hitler no oculta a nadie. En 1933 se establece el primer
campo de concentración en Dachau, cerca de Munich, donde son internados
judíos, comunistas, gitanos, homosexuales, testigos de Jehová, delincuentes
habituales, asociales, emigrantes y enemigos políticos del régimen. Hasta
1945 se construirán más de mil campos.54

LA JUSTICIA PIERDE: EL NUEVO SISTEMA JURÍDICO

Hitler ha alcanzado el poder de forma legal pero es consciente de que, para


llevar a cabo sus planes, necesita dar un vuelco al Sistema Jurídico Alemán
y eliminar la Constitución de Weimar. Reproducimos parte de las Actas del
Proceso de Nüremberg:55

“El 24 de marzo de 1933, sólo estaban presentes 535 de los 747 diputados
del Reichstag. La ausencia de algunos no fue excusada, estaban en custodia
protectiva en campos de concentración. Sometido a todo el peso de la
presión y el terror nazis, el Reichstag aprobó una ley habilitante conocida
como "Ley para la Protección del Pueblo y el Estado", con 441 votos a favor.
Esta ley marca el verdadero momento en el que los conspiradores se
hicieron con el control político. El Artículo 1 decía que las leyes del Reich
podrían ser aprobadas por el Gabinete del Reich. El Artículo 2 decía que las
leyes nacionales aprobadas por el Gabinete del Reich podían no respetar la
Constitución. El Artículo 3 indicaba que las leyes nacionales aprobadas por
el Gabinete del Reich serían preparadas por el Canciller y publicadas en el
Reichsgesetzblatt. El Artículo 4 decía que los tratados del Reich con otros
Estados que afectaran a cuestiones de legislación nacional no requerían el
consentimiento de las partes legisladoras. El Gabinete del Reich tenía poder
para elaborar las leyes necesarias para la ejecución de estos tratados. Así,
los nazis adquirieron el control político total, libre completamente de los
límites de la Constitución de Weimar.”
Se acaba aquí la independencia del Poder Judicial que queda
automáticamente subordinado al Poder Político. A partir de este momento
53
http://www.conoze.com/doc.php?doc=3978

54
HARRAN M. y otros.: Crónica del Holocausto. Traducción de María Herranz y otros.
Alcobendas. Libsa. 2002. Pág. 56.
55
http://www.nizkor.org/hweb/imt/tgmwc/tgmwc-01/tgmwc-01-03-07-sp.html
27

las leyes que se promulguen serán exclusivamente políticas y a favor del


programa del Nacionalsocialismo.

"Hitler es la ley", proclamaban orgullosamente sus partidarios. Goering lo


recalca así el 12 de julio de 1934 ante un grupo de fiscales prusianos: "la ley
y la voluntad del Führer son una misma cosa". En palabras dirigidas en 1936
a los jueces por el Dr. Hans Frank, ministro de Justicia del Reich afirma: "En
cada decisión que adopten, díganse a sí mismos: ¿Cómo decidiría el Führer
en mi lugar? En cada decisión, pregúntense: ¿Es compatible esta decisión
con la conciencia nacionalsocialista del pueblo?".

El funcionamiento de la justicia queda totalmente supeditado a los designios


del líder. Para cubrir aquella aberración con un manto de legalidad, se
aprueba el 7 de abril de 1933 la Ley del Servicio Civil, que fue utilizada para
expulsar a todos aquellos jueces cuyo apego al nazismo resultase dudoso, o
como estipulaba textualmente la ley: "a los que confesaban que no estaban
preparados para abogar en todo tiempo y en todas las ocasiones a favor del
Estado Nacional Socialista".

A pesar de ello, algunos jueces intentaron basar sus dictámenes en las


leyes. Así ocurrió por ejemplo a raíz del incendio del Reichstag, el 27 de
febrero de 1933, del que Hitler culpó a los comunistas. Cuando los
presuntos culpables fueron llevados a juicio, el Tribunal Supremo de
Alemania se vio obligado a absolverlos, ya que no existía ninguna prueba
que los incriminase. Enfurecido Hitler decide crear una Corte, superior aun
al Tribunal Supremo, una suerte de Sala Constitucional a la cual se le dio el
nombre de Volksgerichtshof, o Tribunal del Pueblo, integrado por jueces
absolutamente fieles al Führer y por miembros de las SS. Las decisiones o
sentencias de aquel Tribunal eran inapelables, ni siquiera por la Sala Plena
del Tribunal Supremo de Alemania (aunque en realidad tal figura no existía).

La Justicia ha sido vencida por el Sistema Jurídico.

POSICION DE LA IGLESIA: LA CRUZ Y LA SVÁSTICA

Las autoridades eclesiásticas realizaron numerosas advertencias contra el


nacionalsocialismo (cuando su ideología era apenas intuida), hasta que
Hitler, tras la toma del poder en marzo de 1933, da seguridad de no atentar
contra los derechos de la Iglesia. El episcopado alemán acepta la propuesta
de un concordato por parte del Reich, que es presentada en el Vaticano por
el vicecanciller Von Papen, católico de renombre. Su conclusión, el 20 de
julio de 1933, es para Hitler un gran éxito de política exterior, tanto más
cuanto que él tenía intención de interpretarlo y aplicarlo con arreglo a los
principios del nazismo. El tratado ofrecía cierta garantía a los derechos
eclesiásticos, pero la lucha entre las concepciones nazis y la Iglesia católica
no tarda en estallar de manera pública y notoria.

La tensión de las relaciones entre la Iglesia y el III Reich alcanza su punto


culminante cuando el Domingo de Ramos de 1937 se lee, en todos los
púlpitos de Alemania, la encíclica pontificia "Mit brennender Sorge" (Con
viva preocupación), en la que Pío XI oponía a la renovación pagana la
doctrina católica. Disuadía al clero de seguir la enseñanza de los falsos
profetas. La encíclica produce un gran revuelo en Alemania y en la opinión
pública mundial, siendo interpretada en aquel tiempo, por la mayor parte de
28

los países occidentales no ligados a Alemania, como un valiente acto de


denuncia del nazismo, de las doctrinas racistas y del Estado que las
aplicaba, así como de sus métodos violentos de disciplina social. Poco
después Hitler visita Roma, devolviendo la visita oficial efectuada meses
antes por Mussolini, y, en contra de toda costumbre y protocolo, no pide ser
recibido por el Papa. Pío XI, ostentosamente, se retira a Castelgandolfo
durante los días de la visita y ordena que se cierren los Museos Vaticanos.
En una alocución a un grupo de peregrinos dijo que no era oportuno
desplegar en Roma, en el día de la Santa Cruz, el emblema de "otra cruz
que no es la Cruz de Cristo".

La tensión entre la Iglesia y el Estado alemán alcanza a lo largo de los años


treinta proporciones desacostumbradas. Las Iglesias alemanas, tanto la
católica como la protestante, no reaccionan con la energía y prontitud
necesarias, pero Roma, durante estos años, va a realizar gestos y proclamar
su opinión con suficiente claridad. Pío XI ha sido criticado, a menudo, por no
haber apoyado en Alemania al partido Zentrum. Tal vez la historia juzgue
que su error consistió en invertir la política de su predecesor Benedicto XV,
quien prefirió confiar en aquellos partidos políticos antes que en la buena fe
de los países con los que firmaba concordatos. Toda la política exterior de
Pío XI se basó en los 18 concordatos estipulados por él. Suprimidos los
partidos políticos, se quedó sólo con los concordatos. Era un argumento
jurídico valioso para defender los derechos de la Iglesia, pero a menudo se
convertían en papel mojado cuando se trataba con gobiernos que no se
preocupaban por mantener su palabra.

Hitler encuentra en las iglesias tal vez el único adversario interno que no
puede destruir ni asimilar. Después de los intentos de compromiso que
culminaron en la firma del Concordato, buena parte del catolicismo opuso,
a partir de 1934, una resistencia compacta a la ideología
nacionalsocialista.56

Tras su muerte en febrero de 1939, le sucede Pio XII, figura que ha sido muy
controvertida por su relación con el nazismo y el holocausto, sin que los
historiadores se hayan puesto de acuerdo sobre su actuación. Fue acusado
de ser el Papa de Hitler por no haber hecho nada para evitar lo que estaba
ocurriendo, aunque recientemente, la investigación en los archivos del
Vaticano parecen demostrar que intentó salvar todas las vidas que pudo, sin
poner en peligro las de los propios sacerdotes y religiosos.

EL EJERCITO GANA: LA NOCHE DE LOS CUCHILLOS LARGOS

El III Reich es ya, en teoría, un sólido partido unido bajo el indiscutible


mando de Adolf Hitler pero, bajados al primer nivel de mando, el régimen se
descompone en “familias” en lucha constante para acrecentar sus parcelas
de poder dirigidas por los grandes personajes del partido: Himmler, Goebels,
Goering, y otros. En sus disputas internas la última palabra la dicta Hitler,
pero para influir en la decisión del Führer nadie desdeña echar mano de
todo tipo de recursos.

El ejemplo más claro es la liquidación de las SA en lo que se conoce como


“La noche de los cuchillos largos”. Las SA son el ejército del partido: una
enorme fuerza de cuatro millones y medio de hombres que había sido
56
http://www.artehistoria.jcyl.es/batallas/contextos/4887.htm
29

decisiva para derrotar al Partido Comunista en la lucha para convertirse en


la primera fuerza política de Alemania. Eran mucho más numerosos que el
propio ejército, parecían y eran un arma terrible y, sin embargo, un día de
verano de 1934 Hitler hace detener y ejecutar a casi todos sus jefes y
reduce el grupo a un papel marginal.

Las SA habían sido una creación personal de Ernest Röhm, capitán de


artillería y jefe de Hitler durante la primera guerra. Al finalizar ésta, se
integra en los freikorps y utiliza su influencia en el ejército para conseguir
armas para estos grupos. Simpatiza con los movimientos ultranacionalistas
y se une al partido nacionalsocialista (de hecho era miembro fundador y
colaboró con Hitler en la transformación del DAP en el NSDAP) arrastrando
con él a muchos de sus seguidores, que pasan a agruparse en una
organización paramilitar denominada SA donde visten uniforme militar sin
insignias. Eran una guardia cuya misión era mantener el orden en los
mítines del partido y garantizar su seguridad frente a los comunistas en un
momento político en que la amenaza comunista en Alemania era vista como
algo muy real por la República de Weimar y por los mandos militares. Éstos
otorgaron su favor a Röhm y, ya en 1923, las SA pudieron disponer con
práctica libertad de los depósitos clandestinos de armas del ejército, lo que
les permitió formar el grueso de las fuerzas con las que se intentó el golpe
de estado en Baviera. En aquéllos momentos estaban formadas por 600
hombres.57

Tras el fracaso del putsch, las SA fueron prohibidas pero subsistieron bajo el
nombre de Bahnfront y siguieron haciendo proselitismo. Röhm emigró a
Bolivia como asesor del ejército de ese país y no volvió hasta que fue
llamado por Hitler en 1931 para reasumir sus funciones. En estos momentos
ambos personajes empiezan a disentir en torno al uso que hay que hacer de
las SA: Röhm las considera como una organización militar que debe apoyar
la pendiente revolución socialista y el ajuste de cuentas con la burguesía
republicana responsable del desastre de la primera guerra. Hitler,
escarmentado por el fracaso del golpe de 1923, no quiere salirse de la
legalidad y prohíbe a Röhm realizar acciones por su cuenta. En ese
momento, la misión de las SA es la de una fuerza de acción rápida contra
los comunistas. Cuando, en 1932 los nazis se acercan al poder, las SA son
de nuevo “oficializadas” aunque su imagen (camisa parda y brazalete con la
svástica después del putsch de Munich) nunca se había dejado de ver en
Alemania. Fue gracias a ellos, a su labor de propaganda y a su
enfrentamiento con los comunistas (el enemigo más evidente aún no eran
los judíos) que Hitler puede conseguir 230 escaños en julio de 1932. El 5 de
marzo de 1933, con Hitler ya en el poder, las SA desfilan oficialmente en
Berlín. El 22 de febrero un decreto las había encuadrado como auxiliares de
la policía. Cuando el 27 de ese mismo mes se produce el incendio del
Reichstag se da vía libre a la caza de comunistas y las SA junto con las SS,
protagonizan las operaciones. Las SA deciden cobrarse todo aquello a lo que
creen tener derecho: detienen a todo aquél en el que ven un opositor,
establecen campos de concentración y cometen todo tipo de tropelías,
amparados en la práctica impunidad que parte de Hitler y Goering. Las
élites alemanas que aún conservan el poder económico y militar se
inquietan porque estos SA no se recatan en afirmar que todavía hay que

57
http://www.elgrancapitan.org/portal/segunda-guerra-mundial/la-noche-de-los-cuchillos-
largos.html
30

realizar una verdadera revolución social y que las antiguas clases


privilegiadas deben desaparecer.

En esos momentos se incrementa la rivalidad entre Röhm y Goering:


Mientras Röhm es un radical que cree en la acción directa y aspira a un
estado populista, Hermann Goering es, no sólo el rostro amable del
nacionalsocialismo, sino también el enlace de Hitler con las grandes
fortunas, los industriales, los conservadores y los altos mandos del ejército,
llamados a ser los grandes aliados de Hitler una vez alcanzado el poder
“teórico” con su nombramiento como canciller.

Aquí entra en escena Heinrich Himmler, un militante de los primeros


tiempos, aunque menos antiguo que Röhm, al que Hitler encarga la creación
de un destacamento especial para su guardia personal. Aparecen las SS (ya
citadas) de las que Himmler toma el mando en 1929. Teóricamente es
subordinado de Röhm pero en la práctica goza de total autonomía. Organiza
el cuerpo a su voluntad y, a diferencia del valor del número en que creía
Röhm, prefiere un cuerpo mucho más pequeño pero muy firme y
disciplinado: la militancia en las SA era, sobre todo, de extracción popular
con muchos ex comunistas en sus filas. En las SS, es de clase media,
aristocrática incluso, y sumamente seleccionada siguiendo los más estrictos
criterios de la pureza de la raza aria.

Himmler y Röhm son rivales también y el primero se dedica a desprestigiar


al segundo contando al puritano Hitler las evidencias sobre su
homosexualidad a lo que éste contesta que no quiere oír hablar de “aquéllas
guarrerías”. Haciendo causa común con Goering ambos siguen
bombardeando al Führer con informes sobre sus discrepancias y contactos,
reales o fingidos, con elementos de la oposición.

El 1 de julio de 1933 Hitler anuncia oficialmente a las SA que la revolución


ha terminado. El 6 recalca que “sobre todo hay que mantener orden en la
economía”. Röhm hace caso omiso y no se recata en decir que “Adolfo -es
único nazi que le tutea- piensa como un pequeño burgués”. Las SS, sin
embargo, tienen ya 200.000 hombres y la recién creada policía secreta, la
Gestapo, estaba a su servicio.

Con todo, el peligro real para Röhm llega cuando la Reichswehr no quiere
hacerse cargo de las SA porque no están seguros de poder dominar un
movimiento revolucionario de ese calibre. En abril de 1934 Röhm declara en
un discurso “Nuestra revolución es nacional socialista. Sobre todo
socialista”. En junio, Franz von Papen reclama que se ponga fin a las
amenazas de la SA. Lo que realmente pesa en la opinión de Hitler es la
posibilidad de una revolución del gran capital y del ejército. Para entonces
grandes industriales y consorcios como Hugenberg, Siemens, Krupp y otros
tenían parte en el gobierno, y la Reichswehr manifiesta discretamente su
apoyo a von Papen.

Finalmente, tras mucho dudarlo por recordar que en el fondo debía a Röhm
el poder, Hitler accede: Las SA serían puestas fuera de juego y, en el mundo
nazi, eso significaba la plena eliminación de los elementos considerados
peligrosos.

Himmler lleva a Hitler el último informe: el 29 de junio de 1934 Röhm va a


dar un golpe de estado. Pero en las SA se nota el ambiente enrarecido y
Röhm, para poner fin a las sospechas, decreta un mes de permiso para
31

todos precisamente a partir de ese mismo día. Antes se había programado


un almuerzo de camaradería para los líderes en la localidad bávara de Bad
Wiesee.

Las SS son armadas por el ejército y prevenidas para entrar en acción ese
día junto a elementos militares y de la policía. Hitler y Goebels se dirigen a
Munich mientras Goering y Himmler centralizan la represión en Berlín.

En la madrugada del 29 de junio Hitler, acompañado de militares, SS y


policías se dirige a Bad Wiesee. La leyenda dice que sorprendió a los jefes
SA en una orgía homosexual, pero no fue tal, aunque encuentra evidencias
de las inclinaciones de algunos. Todos son sorprendidos dormidos y sin
ningún indicio que permita deducir que allí se estaba preparando un golpe
de estado aunque lo que se ventila en realidad no es eso, sino que la SA es
el tributo que hay que pagar a la alta burguesía y al ejército. Algunos son
abatidos por sospechas de que pretendían huir o resistir en operación
dirigida directamente por Hitler, que llega a insultar y golpear a los
detenidos. Desde Berlín, Goering y Himmler dirigen la detención de los que
figuran en las listas confeccionadas al efecto. Las órdenes con algunos son
detenerlos, a otros, detenerlos y fusilarlos en el acto y a otros, matarlos en
cuanto los vieran.

Röhm es asesinado el 30 de junio. Trasladado a Berlín es encarcelado e


inducido al suicidio, pero lo rechaza. Luego un SS entra en su celda y deja
en ella una pistola cargada; Röhm no hace ademán de tocarla. Finalmente
entran dos SS y uno de ellos, Theodor Eicke, que luego sería comandante
del campo de Dachau, le dispara varias veces en la cabeza.

En total la represión alcanza a cerca de un millón de personas en toda


Alemania. Significa la liquidación de la posibilidad de una revolución en el
seno del nazismo, pero también la traición a quienes habían ayudado a
Hitler a llegar al poder creyendo en ella. Las SS son separadas de las SA y
éstas puestas bajo el mando de Viktor Lutze, plenamente leal a Hitler, y
vaciadas de contenido: en el futuro solo serán responsables del
entrenamiento militar anterior y posterior al servicio militar.

Asciende al poder un nuevo grupo formado por Goering, Hess, Himmler,


Heydrich y Goebels, con las SS y la Gestapo como brazo armado. El mariscal
Hindenburg, aún presidente del Reich, da su pública aprobación a las
medidas. El ejército y la burguesía, eliminado el peligro, comienzan a
colaborar cada vez más activamente con Hitler que consigue el poder
absoluto en Alemania.58Sin embargo, el triunfo de los militares profesionales
sobre las milicias del partido es sólo aparente, ya que las SS de Himmler,
libres de cualquier supeditación a la SA, se van a convertir en una amenaza
mucho mayor para el ejército de lo que nunca hubieran sido los
desorganizados escuadrones de las SA de Röhm.59

EL TEMA JUDÍO: LA NOCHE DE LOS CRISTALES ROTOS

En 1879 y 1880, Heinrich von Treitschke, un importante escritor nacionalista


alemán publicó una serie de artículos en los que llama la atención una frase
premonitoria: “Die Juden sind unser Unglück” (Los judíos son nuestra
58
FLASHMAN H.: La noche de los Cuchillos Largos. Portal Historia Militar. 2006

59
Encarta, enciclopedia Microsoft. Noche de los cuchillos largos.
32

desgracia). En algunos casos este eslogan aparecía escrito en reuniones del


partido nazi. Un poco antes de que apareciera el ensayo de Treitschke, otro
escritor alemán, el periodista anti judío Wilhelm Marr acuñó el término
antisemitismo. Pero lo que este término denota –discriminación y odio
contra los judíos- es sin duda alguna el odio más antiguo del mundo.

En el año 70 d.C. los romanos bajo Tito asesinaron y/o dejaron morir de
hambre al menos a 600.000 judíos en Jerusalén. Durante los primeros años
del cristianismo, los teólogos dijeron que, puesto que los judíos habían
rechazado a Jesús como Mesías, merecían ese sufrimiento. Como
consecuencia, se extendió la violencia contra los judíos durante siglos. Los
judíos fueron expulsados de Inglaterra en 1290, de Francia en 1306 y de
España en 1942, después de que la Santa Inquisición hubiera trabajado lo
suyo en nuestro país.

A medida que en Europa se extendía la tolerancia religiosa y los derechos


civiles en los siglos XVIII y XIX, los judíos casi llegaron a ser ciudadanos con
igualdad de derechos ante la ley. Sin embargo, estas tendencias liberales no
acabaron con el odio hacia ellos. Por ejemplo, a finales del siglo XIX
surgieron en Rusia y Polonia las persecuciones antisemitas en las que
murieron miles de personas.

A lo largo de los siglos, el antisemitismo ha tomado formas diferentes, pero


con ciertas semejanzas, religiosas, políticas, económicas, sociales y raciales.
Se ha discriminado a los judíos, se les ha odiado y matado debido a que los
no judíos prejuiciosos creían que los judíos pertenecían a una religión
equivocada, que carecían de la cualidad de ciudadano, que tenían prácticas
comerciales impropias, que no se comportaban adecuadamente, o que
poseían características raciales inferiores.60

De lo expuesto se deduce claramente que el antisemitismo no fue un


invento del nacionalsocialismo. De hecho constituyó, en aquella época, un
sentimiento europeo que cobró especial virulencia en Rusia y en Alemania.
En la primera, tras la revolución bolchevique y en la segunda, tras la derrota
de la I Guerra Mundial, ambas épocas de depresión y pobreza. Parece como
si, en estas circunstancias, el pueblo necesitase buscar un culpable de los
males que lo aquejan y allí están los judíos dispuestos para el sacrificio.

El primer sentimiento anti judío de Hitler aparece en su etapa de Viena


cuando se ve fuertemente influido por el ambiente antisemita de los
dirigentes a los que admira, y justo cuando su situación económica es
bastante precaria. A partir de ese momento comienza a culpabilizar a los
judíos de todos los males que le suceden a Alemania, aunque su odio es
mayor contra los comunistas. Posteriormente escribirá en su Mein Kampf lo
que piensa hacer con ellos.

Cuando Hitler presta juramento como canciller, el 30 de enero de 1933 se


dispone a poner en práctica el antisemitismo racial que es la parte central
de la política de su partido: el 1 de abril las SA y las SS cuelgan carteles en
todo el país con los avisos “No compréis a los judíos” y “Los judíos son
nuestra desgracia” y escriben la palabra Jude (judío) en miles de puertas y
ventanas pintando la estrella de David en amarillo y negro en todos los
comercios y viviendas propiedad de los judíos. El 7 de abril se promulga la

60
HARRAN M. y otros.: Crónica del Holocausto. Trad. de María Herranz y otros. Alcobendas.
Libsa. 2002. Pág. 18.
33

“Ley para la Restauración del Funcionariado Profesional”, cuyo párrafo tres,


conocido como “Párrafo Ario” requería que los funcionarios de ascendencia
no aria fueran retirados de sus cargos.

En estos primeros meses se aprueban leyes anti judías casi a diario que, si
bien no pueden materialmente ser aplicadas en sentido estricto, van
restringiendo de una u otra manera la vida religiosa, educativa, cultural y
profesional de los judíos: Prohibición del ritual judío de preparación de la
carne, los alumnos judíos de las escuelas y universidades no pueden
superar el 1,5 por ciento, los médicos judíos no pueden entrar en los
hospitales de la seguridad social sanitaria, los judíos no pueden optar a
licencias para farmacias, los abogados ven restringidas sus prácticas, los
judíos son expulsados de las asociaciones deportivas… Entre 1933 y 1939
se aprueban más de 1.400 leyes contra los judíos.

Esta situación tiene dos consecuencias inmediatas: Por un lado, para


millones de alemanes no judíos resulta esencial comprobar y poder
demostrar su ascendencia “aria”. La tarea de certificar la identidad aria de
las personas recae en curas y pastores, funcionarios y archiveros. El proceso
lleva a la expansión de una red de oficinas de investigación y gestión que
llega a ser una de las características del estado racista que se está
consolidando. Por otro, los judíos que tienen posibilidades abandonan
Alemania, aproximadamente 37.000 solamente en 1933.61

En septiembre de 1935 son aprobadas las primeras leyes de Nüremberg,


entre ellas la ley de Protección de la Sangre y del Honor alemán. Esta
prohibía el matrimonio entre no-judíos y judíos así como las relaciones
sexuales extramatrimoniales entre ellos. Las palabras "Pureza de la Sangre
Alemana" y "de la Sangre Alemana o afín a ella" eran nociones de la
doctrina de raza nacionalsocialista. Según esta ley se catalogaba a las
personas en individuos de razas superiores e inferiores. La sangre se
consideraba la portadora de las cualidades raciales. Eran considerados
"afines" a los alemanes esencialmente los pueblos europeos sin "mezcla de
sangre de otras razas". También determinaba quién debía considerarse
judío, en función de sus ascendientes. Además en la ley se determinaba que
ningún judío podía ser ciudadano del Reich. A los ciudadanos judíos les
estaba prohibido ejercer un cargo público y los funcionarios judíos tenían
que abandonar su cargo a más tardar el 31 de diciembre de 1935. Ya no
tenían derecho a voto en asuntos políticos. Respecto a la ley de la
ciudadanía del Reich se aprobaron 13 decretos de ejecución y numerosos
decretos y disposiciones oficiales en el marco de la misma ley. Las
condiciones de trabajo y de vida de los ciudadanos judíos fueron limitadas
hasta los más mínimos detalles afectando incluso a la vida privada.62

Los años sucesivos constituyen más de lo mismo, los derechos de los judíos
van siendo castrados progresivamente hasta conseguir que los no judíos
alemanes los consideren una raza inferior.

En 1933, la población judía del país -aproximadamente 565.000 personas-


constituye menos del uno por ciento de la nación, gozaba de la ciudadanía
61
HARRAN M. y otros.: Crónica del Holocausto. Trad. de María Herranz y otros. Alcobendas.
Libsa. 2002. Pág. 55.

62
www.wsg-hist.uni-linz.ac.at/Auschwitz/HTMLesp/Rassegesetze.html.
34

alemana, algunos de ellos desde diez generaciones atrás. En 1938 sólo


quedan 234.000 en el país, más unos 70.000 que viven en los Sudetes y en
Austria. La emigración forzada se convierte en un rentable tráfico financiero;
sólo quienes hagan donación de su patrimonio al Reich, o sean “rescatados”
en divisas por judíos extranjeros, pueden abandonar Alemania en breve
plazo, sin llegar a sufrir las presiones y los malos tratos reservados a los
judíos sin medios y que no pueden salir del país. El control de la emigración
se lleva desde la “Central de asistencia para la emigración judía” creada
dentro de los Servicios de Seguridad del Reich.63 La historia del éxodo del
pueblo judío se repite una vez más.

Entre el 6 y el 15 de julio de 1938, delegados de 32 naciones y


representantes de 39 agencias privadas de ayuda (21 de ellas judías) se
reúnen en el balneario francés de Evian-les-Bains cerca de la frontera suiza,
convocados por el presidente de los Estados Unidos Franklin D. Roosevelt. El
objetivo de la conferencia de Evian era ofrecer refugio a cientos de miles de
judíos alemanes y austríacos. Antes de la conferencia Roosevelt había
dejado claro que “no se esperaría que ningún país recibiera a un número de
emigrantes superior al permitido por su legislación vigente”. Escudándose
en estas palabras, los delegados nacionales, uno tras otro, expresaron su
simpatía por los refugiados judíos pero también pusieron excusas para
explicar por qué sus países no podrían abrir sus puertas.64

Sin embargo lo peor aún está por llegar: El 7 de noviembre de 1938


Herschel Grynszpan, un judío polaco, en un arranque espontáneo de
violencia, dispara a Ernst von Rath, cuarto secretario de la embajada
alemana en París. Unos días antes había recibido una postal de su hermana
contándole que ella y sus padres, junto con otros miles de judíos de
ciudadanía polaca residentes en Alemania, habían sido expulsados sin
previo aviso. Tras un rifi-rafe con las autoridades polacas que se niegan a
admitirlos en su territorio, terminan en un campo de refugiados cerca del
pueblo de Zbaszyn, localidad fronteriza entre Polonia y Alemania. Von Rath
muere dos días después y los nazis culpan al “Judaísmo Mundial” por el
asesinato y, como represalia, desencadenan un pogrom masivo contra los
judíos dentro del Tercer Reich.

Cientos de sinagogas por toda Alemania, incluyendo Austria, son


destrozadas y saqueadas. Muchas son incendiadas y los bomberos reciben
orden de dejarlas arder, previniendo la propagación de las llamas a edificios
contiguos. Los escaparates y vitrinas de alrededor de 7.500 negocios fueron
rotas en lo que pasará a la historia como Kristallnacht (noche de los cristales
rotos). Las SS y la Gestapo arrestan a cerca de 30.000 hombres judíos
enviando a la mayoría a los campos de concentración de Dachau,
Buchenwald y Sachshausen donde se los somete a un trato brutal aunque
se los libera en los meses siguientes, tras comprometerse a iniciar los
trámites para emigrar fuera de Alemania. Se estima que entre 2.000 y 2.500
muertes son el resultado, directo o indirecto del pogrom de la Kristallnacht.

Los nazis alegan que los mismos judíos han sido los responsables de lo
ocurrido e imponen a la comunidad judía alemana una multa de mil millones
de marcos (sobre cuatrocientos millones de dólares de la época). El Reich
63
OGG L. y otros: Crónica del siglo XX. Madrid. Ed. especial para Diario 16. 1986. Pág 545

64
HARRAN M. y otros.: Crónica del Holocausto. Traducción de María Herranz y otros.
Alcobendas. Libsa. 2002.Pág. 132
35

confisca todos los pagos que las compañías aseguradoras debían hacer a los
propietarios judíos cuyos negocios o casas habían sido saqueados o
destruidos, y los hizo personalmente responsables de sufragar el costo de
todas las reparaciones necesarias.

El pogrom de noviembre anticipa una nueva ola de legislación antijudía: En


las semanas que le siguen el gobierno alemán promulga docenas de leyes y
decretos con el fin de privar a los judíos de sus propiedades y de los medios
para ganarse la vida. Además son excluidos de toda participación en la vida
social pública. Se les obliga a vender todas las empresas de propiedad judía,
usualmente por una fracción de su valor real, en un proceso que llaman de
“Arianización”. Las escuelas judías son cerradas y los niños judíos que
asisten a escuelas alemanas expulsados. Se les prohíbe ejercer la mayoría
de las profesiones y se les exige vender sus cosas de valor a oficinas
estatales encargadas de comprarlas. Se les aplican reglas impositivas
especiales. Se les prohíbe ser propietarios de automóviles, se les retira la
licencia de conducir, y se les restringe el acceso al transporte público. Se les
prohíbe la concurrencia a lugares de esparcimiento así como asistir al
teatro, cine o conciertos.65

Los nazis utilizan un acto de violencia aislado, la acción individual de un


joven judío, como excusa para apropiarse de todos los bienes judíos,
excluirlos de la sociedad y hacerles la vida imposible. Sin embargo creemos
que, en estos momentos solamente buscan expulsarles de Alemania y
quedarse con todo su patrimonio, aunque no les importa que mueran unos
cuantos miles en el intento. El Holocausto vendrá más tarde cuando tras la
anexión de Austria y Checoslovaquia y, sobre todo la invasión de Polonia
constaten que la población judía ha alcanzado casi cuatro millones de
personas.

VALORACIÓN DE LOS HECHOS

A finales del siglo XIX, en una situación europea de tremendos cambios


científicos, el cristianismo ya no ofrecía respuestas convincentes y la
población estaba sumida en una perplejidad anímica que, sumada a la
devastadora humillación de la derrota en la Primera Guerra Mundial, volvió a
los alemanes especialmente propensos a aceptar nuevas formas de ver el
mundo en las que ellos tuvieran un papel dominante. El nazismo les ofrecía
un líder dotado de un aura mesiánica y carismática, promesas de un futuro
mejor y supuestamente milenario, la reconfortante sensación de formar
parte de una comunidad y la convicción de pertenecer a una raza superior
que tenía de su parte a las leyes de la naturaleza. Todo eso iba mucho más
allá de una mera ideología política. Ofrecía una esperanza y un sentido, una
visión del mundo en la que todo quedaba explicado y que incluso, bajo el
símbolo de la sangre, les concedía una forma singular de trascendencia.

Hitler no engañó a nadie que no quisiera ser engañado. El programa político


del partido, publicado en Munich el 24 de febrero de 1920 definía
claramente las opiniones que éste defendía respecto a los temas que
importaban en la Alemania de aquél momento. Se puede aducir con razón
que, en aquéllos momentos, el NSDAP era solamente uno de los centenares

65
UNITES STATES HOLOCAUST MEMORIAL MUSEUM. Enciclopedia del Holocausto.
Kristallnacht. www./ushmm.org.
36

de partidos nacionalistas alumbrados a la sombra de la derrota, pero


también hay que decir que el programa no fue cambiado durante todo el
tiempo que duró el nacionalsocialismo. La misma argumentación es
aplicable cuando, en 1925, aparece Mein Kampf, solo que en esa fecha, los
nazis ya empiezan a ser más conocidos: Tienen representación
parlamentaria y en sus mítines expresan con claridad sus intenciones.
Podemos admitir también que tales escritos podían pasar desapercibidos o
ser considerados como las bravatas disparatadas de un partido extremista,
pero, cuando Hitler conquista el poder, ¿es que nadie, fuera de Alemania,
creía que iba a ser capaz de llevar a cabo sus ideas? ¿Por qué no se le
ocurrió a ningún gobierno democrático pensar en lo que iban a hacer los
nazis con solamente leer el programa del partido o el libro programático de
su Führer? ¿Tampoco creyeron que era capaz de hacerlo cuando organizó el
rearme de Alemania a la vista del mundo entero, e incluso presumiendo de
ello? ¿…o cuando se anexionó Austria? ¿…o cuando invadió Checoslovaquia?
¿…o cuando…?

Hitler no accedió al poder gracias a una gran victoria electoral, pero no


habría llegado a ser Canciller del Reich si en enero de 1933 no hubiera
estado al frente del partido más fuerte. Y eso significaba que el pueblo
alemán le había votado, que había creído en sus promesas, que estaba de
acuerdo con lo que preconizaba, que, en definitiva, se había subido a su
carro otorgándole su confianza. Para afianzarse en el poder durante los doce
años del Tercer Reich no fue suficiente dirigir el terror contra cuantos
defendían otras ideas. Hitler se ganó el apoyo de gran parte de los
trabajadores porque, gracias fundamentalmente a la coyuntura
armamentista y a una acertada política de obras públicas, logró reducir el
desempleo masivo en tan solo unos años. 66

El concepto de Hitler sobre la conquista del poder fue uno de los elementos
realmente propios y originales de su encumbramiento, a pesar de todo
cuanto tomó prestado, en dicho sentido, de la práctica del golpe de Estado
experimentado por los bolcheviques y, especialmente, por los fascistas. En
su forma de producirse, la toma del poder por los nazis sigue constituyendo
el modelo clásico del avasallamiento totalitario de las instituciones
democráticas desde el interior, es decir, con la ayuda y no con la resistencia
del poder estatal.67

En las peligrosas circunstancias en que se encontraba el partido


nacionalsocialista a finales de 1932 y comienzos de 1933 es cuando Hitler
juega la baza del todo o nada. Considerando la desmoralización del partido,
su agotamiento económico, la crisis motivada por Strasser, el abandono de
numerosos militantes y la caída electoral experimentada, escoger a Hitler
como canciller podía haberse evitado perfectamente. Sólo con que
Hindenburg hubiera otorgado a Schleicher los poderes que otorgó a Hitler el
día siguiente de su proclamación como canciller, es decir, disolución del
Reichstag y gobierno de emergencia, se hubiera puesto a los nazis en una
muy difícil situación. Por el contrario, cabe pensar, como apunta Ferrán
Gallego,68que el poder salvó al nazismo de una grave crisis interna,

66
WIKIPEDIA. República de Weimar.
67
FEST J.: Hitler. Una biografía. Barcelona. Planeta. 2005. Pág. 549.
68
GALLEGO F.: De Munich a Auswitch. Barcelona. Plaza & Janés. 2006. Pág. 247.
37

poniéndolo al frente de los asuntos públicos cuando su consistencia


empezaba a menguar.

Muy pocos de los observadores que asistieron a su momento de triunfo en


1933 fueron capaces de advertir el menor indicio de la escalada de
calamidades que se avecinaba. La izquierda interpretó su figura como la de
un hombre de paja de las grandes empresas y presumió que habría de durar
muy poco tiempo y que marcaría el comienzo de una crisis terminal del
capitalismo. El Daily Herald, el diario izquierdista de mayor tirada en Gran
Bretaña, llegó a describirle como un “vulgar payaso”.

En los círculos de la derecha conservadora, Hitler también fue ampliamente


subestimado. En un principio, se pensó de él que “no estaba a la altura de
su cargo”. Muchos conservadores llegaron a suponer que pronto dejaría su
lugar a quienes siempre habían ostentado el poder en Alemania. Incluso
después de los incidentes de junio de 1934, el Ministerio de Asuntos
Exteriores británico temía más al Prusianismo -el poder de quienes habían
llevado a Alemania a la guerra en 1914- que al propio Hitler. Todos esos
errores de interpretación -que estaban basados en prejuicios y que
impidieron que se adoptaran medidas para dar la debida respuesta a Hitler
en aquellos mismos momentos- suenan hoy como algo extraño.69

Los instrumentos de intimidación con que contaron los nazis, tras su llegada
al poder fueron poderosos. Grandes recursos para la propaganda, incluida la
utilización masiva de la radio de una forma desconocida hasta entonces y,
también, de un fondo económico muy generoso. La violencia callejera
ejercida por las unidades de asalto contra los “rojos” no desautorizaba, sino
que prestigiaba a quien la utilizaba. Si se puede hablar de una sociedad
paralizada por el terror, hay que referirse también a una mayoría que, no
solo autorizaba su ejercicio, sino que estimulaba lo que consideraba un acto
de purificación elemental para salir de la crisis.70

En opinión de Ian Kershaw: 71“La brutalidad y la violencia de febrero de 1933


no dañaban la reputación de Hitler entre la población. Muchos que habían
sido inicialmente escépticos o críticos estaban empezando a pensar que era
el hombre adecuado y que debería dársele una oportunidad. Ayudó a ello un
ligero repunte en la economía. Pero fue importante el anti marxismo
ferviente de una gran parte de la población. La propaganda nazi aprovechó
el viejo odio al socialismo y al comunismo (ambos etiquetados como
“marxismo”) y lo convirtió en paranoia anticomunista directa…el ataque a
gran escala a la izquierda podía contar con seguridad con un apoyo popular
masivo”.

La fachada “legal” que rodeó la toma del poder llevó sin duda a muchos
ciudadanos respetuosos con la ley, debido a su acatamiento de las normas
legales, a dar su aquiescencia a lo que estaba ocurriendo. Puede que
muchos prefiriesen pasar por alto el carácter revolucionario de los hechos,
en especial después de que los radicales quedaran dominados tras la purga
de junio de 1934. Esta purga permitió que el “alemán apolítico” considerase
las instituciones nacionalsocialistas como parte integrante de su normalidad
69
KERSHAW I.: ¿Por qué nos sigue obsesionando Hitler? EL MUNDO. 30 de enero de 2003.
70
GALLEGO F.: De Munich a Auswitch. Barcelona. Plaza & Janés. 2006. Pág. 251-252.
71
KERSHAW I.: Hitler, 1889-1936. Barcelona. Grup editorial. 2007. Pág. 449-450.
38

burguesa. Pero, incluso antes de que la Noche de los Cuchillos Largos


pusiese fin al radicalismo de las tropas de asalto, ya eran muchos los que
daban la bienvenida al régimen.72

Hitler fue el hombre apropiado que apareció en el momento adecuado.

Hasta aquí hemos hablado del cómo fue posible y de las circunstancias que
pudieron impedir la llegada de Hitler al poder, de cómo fue capaz de
convertirse en dictador absoluto de Alemania y de cómo pudo arrastrarla al
cúmulo de desastres que llegaron a continuación, pero sigue en el aire la
pregunta fundamental: ¿Por qué?

Durante un tiempo se le quiso negar al nazismo cualquier dimensión


ideológica, asegurando que se trataba de una revolución maniobrada por un
dictador que supo cómo engatusar a las masas. En palabras de Rita Levi-
Montalcini, premio Nobel de medicina en 1986 por su descubrimiento de los
factores de crecimiento de las células y sufridora de los campos de
concentración nazis, “Hitler y Mussolini triunfaron porque supieron hablar a
las masas, en las que siempre predomina el cerebro emocional sobre el
neocortical, el intelectual: ¡Manejaron emociones, no razones!”.
Actualmente, en cambio, está admitido que el nazismo fue un fenómeno
culturalmente mucho más complejo y profundo, y que las dimensiones
ideológicas, incluso pseudorreligiosas, de su universo intelectual tuvieron un
papel fundamental en la fascinación que Hitler y su movimiento causaron en
gran parte del pueblo alemán. El periodista catalán Eugeni Xammar ya lo vio
así en 1935, cuando en una de sus crónicas desde Berlín afirmó que: “hoy
más que nunca tenemos la convicción de que hemos sido invitados a
presenciar el nacimiento y los primeros pasos de una nueva religión”.73

Pero, para conseguir el objetivo anunciado había que pagar un precio. Había
que sacrificar a los judíos y demás elementos antisociales para purificar la
raza aria, había que unificar a toda la población de habla alemana en un
pangermanismo pendiente de épocas anteriores, había que conseguir el
“espacio vital” a base de la anexión de Checoslovaquia, la invasión de
Polonia y, sobre todo con el asalto a Rusia. Esta postura queda muy bien
reflejada en la película Vencedores o Vencidos, de Stanley Kramer, cuando
el juez Emil Janings, acusado de crímenes de guerra declara “…una fiebre
se apoderó de la nación, una fiebre de desgracia, de indignidad, de hambre,
teníamos una democracia, sí, pero corrompida por elementos que la
componían. Por encima de todo, existía miedo, miedo al presente, miedo al
futuro, miedo de nuestros vecinos, miedo de nosotros mismos. Solo cuando
hayan comprendido esto comprenderán lo que significó Hitler para
nosotros, porque entonces él nos dijo: Alzad la cabeza, sentid el orgullo de
ser alemanes, entre nosotros hay diablos, comunistas, liberales, judíos,
gitanos; cuando consigamos acabar con ellos se acabará también vuestra
miseria. Era la vieja, la viejísima historia del cordero propiciatorio, ¿qué
pasó con los que lo sabíamos perfectamente?, los que sabíamos que esas
palabras eran mentira, peor que mentira, ¿por qué nos callamos? ¿por qué
participamos? porque amábamos a nuestra Patria. A fin de cuentas, ¿qué
importa que pierdan sus derechos unos cuantos políticos extremistas? ¿qué
importa que unas minorías raciales pierdan sus derechos? Sólo es una fase
pasajera, una etapa por la que tenemos que pasar. Tarde o temprano será
72
GELLATELY R.: La Gestapo y la sociedad alemana. Barcelona. Paidós Ibérica. 2004. Pág. 29

73
Citado en: SALA R.: “En qué creían los nazis”. Muy Especial, Nº 68 (2005), pág 35
39

superada. Incluso el propio Hitler caerá un día u otro, la Patria está en


peligro, salgamos de las tinieblas, marchemos hacia adelante, adelante es
la palabra mágica. Y la Historia nos dice hasta qué punto triunfamos, hasta
más allá de nuestros más desenfrenados sueños. Los mismos principios de
odio y de poder con que Hitler fascinó a Alemania, fascinaron al mundo, nos
encontramos de pronto con poderosos aliados, cosas que se nos negaron
cuando éramos democracia se nos ofrecían entonces.”74 Es la postura que
preconiza que el fin justifica los medios. Para conseguir todo lo
prometido había que ir a una guerra total porque las democracias
occidentales no iban a permitir tamaño protagonismo de la nación alemana.
El pueblo alemán sabía esto y lo aceptó, al menos hasta que, bien avanzada
la contienda, las armas se volvieron contra sus ejércitos cuando los Estados
Unidos entraron en la guerra y lo que quedaba del Sexto Ejército de von
Paulus se rindió a los rusos en Stalingrado, al menos hasta que la pérdida de
vidas humanas, primero con la caída de hijos y hermanos en el frente, y más
tarde, con el bombardeo de la población civil en las grandes ciudades,
hicieron ver a los alemanes el error que habían cometido al dar su apoyo al
dictador que, después de llevarlos a la cima del orgullo de raza, los hundió
en el más profundo de los abismos.

Las circunstancias de crisis social y económica en la depresión alemana no


bastan para explicar la llegada de Hitler al poder, pues otros países
padecieron casi lo mismo y no sucumbieron a dictaduras radicales. Más
bien, a esas consecuencias sociales y económicas de la depresión, habría
que añadir las peculiares circunstancias históricas y culturales del pueblo
alemán: Eso hizo posible el nacionalsocialismo.

Hitler fue un lunático, un egocéntrico absoluto que, en su locura, arrastró al


mundo a una vorágine de perdición y llevó a Europa al desastre causando
millones de muertes. No hay disculpa para lo que hizo ni para cómo lo hizo.
Pero no fue el único culpable: A fuer de intentar ser objetivos, también hay
que pensar, además, en el pueblo alemán que le otorgó su voto, en el
capital que le apoyó frente a la amenaza del marxismo, en el ejército al que
devolvió su orgullo clasista, en la iglesia que llegó a firmar un concordato
con el dictador y, también, en los políticos de las democracias occidentales
que permitieron que las cosas llegaran a desarrollarse de la forma que lo
hicieron. Todos deben asumir su parte de responsabilidad.

Quiero terminar esta exposición con dos anécdotas personales que, a mi


modo de ver, pueden ayudar a comprender un poco el carácter del pueblo
alemán: En 1961 un grupo de compañeros contratamos a una estudiante
alemana para que nos impartiera clases de alemán; esta mujer, de unos 20
años (tenía 4 al terminar la guerra) originaria de un pequeño pueblo de
Baviera, estaba orgullosa de la pureza de la raza aria en su comarca. Y
también era capaz de reconocer que el índice de subnormalidad de los niños
nacidos en su región fuera el más alto de Alemania porque sus habitantes
se casaban entre ellos. Sin embargo daba la impresión de admitir
tranquilamente que lo segundo era necesario para conseguir lo primero.

La segunda es más reciente. En enero del presente año nos encontrábamos


mi mujer y yo en la Hoffbrau de Munich y entablamos conversación con un
compañero de mesa, un alemán de mediana edad que se encontraba de
paso por la ciudad. En ese momento se sentaron frente a nosotros tres
74
KRAMER, s.: Vencedores o Vencidos. USA. 1961. Transcripción de diálogo del film.
40

parejas de jóvenes (uno de ellos sefardí) que se metieron en la conversación


y se identificaron, en inglés, como judíos que iban a esquiar a Austria. En un
aparte, el alemán le dijo a mi mujer: “Do you think that these are persons?”
Cuando ella, no dando crédito a lo que había oído, le preguntó: What do you
mean? el otro rectificó, Nothing, nothing.

Con esto no quiero generalizar. Toda generalización, además de ser injusta,


lleva al error. Soy un admirador del pueblo alemán, visito su país con cierta
frecuencia y me gusta su forma de vida. Quizá por ello hay veces que me
pregunto con cierta aprensión:

¿Sería posible otro Hitler?

Madrid marzo de 2008


41

Apéndice 1:

Catorce puntos del Presidente Wilson75


Hacia el final de la Primera Guerra Mundial, el presidente de los Estados Unidos,
Woodrow Wilson, hizo una llamada a las naciones europeas en conflicto para que
detuvieran el fuego y dieran paso a la reconstrucción del continente.
Para esto redactó un discurso conocido como los Catorce Puntos, que no era más
que una serie de propuestas que permitían desvanecer el fantasma de la guerra de
todo el planeta. El discurso fue dado el 8 de enero de 1918 ante el Congreso de los
EE.UU.:

1. Convenios abiertos y no diplomacia secreta en el futuro.


2. Absoluta libertad de navegación en la paz y en la guerra fuera de las aguas
jurisdiccionales, excepto cuando los mares quedasen cerrados por un
acuerdo internacional.
3. Desaparición, tanto como sea posible, de las barreras económicas.
4. Garantías adecuadas para la reducción de los armamentos nacionales.
5. Reajuste, absolutamente imparcial, de las reclamaciones coloniales, de tal
manera que los intereses de los pueblos merezcan igual consideración que
las aspiraciones de los gobiernos, cuyo fundamento habrá de ser
determinado, es decir, el derecho a la autodeterminación de los pueblos.
6. Evacuación de todo el territorio ruso, dándose a Rusia plena oportunidad
para su propio desarrollo con la ayuda de las potencias.
7. Plena restauración de Bélgica en su completa y libre soberanía.
8. Liberación de todo el territorio francés y reparación de los perjuicios
causados por Prusia en 1871.
9. Reajuste de las fronteras italianas de acuerdo con el principio de la
nacionalidad.
10. Oportunidad para un desarrollo autónomo de los pueblos del Imperio
Austrohúngaro.
11. Evacuación de Rumanía, Serbia y Montenegro, concesión de un acceso al
mar a Serbia y arreglo de las relaciones entre los estados balcánicos de
acuerdo con sus sentimientos y el principio de nacionalidad.
12. Seguridad de desarrollo autónomo de las nacionalidades no turcas del
Imperio otomano, y el Estrecho de los Dardanelos libres para toda clase de
barcos.
13. Declarar a Polonia como un estado independiente, que además tenga
acceso al mar.
14. La creación de una asociación general de naciones, a constituir mediante
pactos específicos con el propósito de garantizar mutuamente la
independencia política y la integridad territorial, tanto de los Estados
grandes como de los pequeños.

75
WIKIPEDIA.: http://es.wikipedia.org/wiki/Woodrow_Wilson
42

Apéndice 2:

PROGRAMA DEL PARTIDO NACIONAL SOCIALISTA ALEMAN DE LOS


TRABAJADORES
El programa, tal como se publicó en Munich el 24 de febrero de 1920, dice así:
«El programa del partido nacionalsocialista alemán es temporal. Reside en los jefes
la facultad de trazar al partido nuevos fines, una vez que éstos sean alcanzados.
1. Pedimos la unión de todos los alemanes, a base de una democracia del pueblo
que haga posible la gran Alemania.
2. Exigimos para Alemania los mismos derechos de que disfrutan los demás
pueblos, y, por tanto, anulación de los Tratados de Versalles y San Germán.
3. Exigimos campo y territorios (colonias) para la alimentación de nuestro pueblo y
expansión del exceso de población.
4. Sólo podrá ser ciudadano alemán el alemán nativo, racial. Sólo se considerará
alemán racial al que tenga sangre alemana, sin referencia alguna confesional.
Ningún judío puede, por tanto, ser de nuestra raza.
5. Quien no sea ciudadano alemán sólo podrá vivir en Alemania a título de huésped
y sometido a la ley que regule la vida de los extranjeros.
6. El derecho a influir en la orientación y en las leyes del Estado es privativo del
ciudadano. Por tanto, exigimos que cualquier empleo público, sea el que sea, del
Imperio, ciudad o Municipio, esté desempeñado por ciudadanos alemanes.
7. Exigimos que el Estado se comprometa a proporcionar trabajo y medios de
subsistencia a los ciudadanos. Si no fuera posible la alimentación de toda la
población debe expulsarse a los extranjeros.
8. Debe evitarse la inmigración de no alemanes. Exigimos que los inmigrados no
alemanes desde el 2 de Agosto de 1914, sean inmediatamente expulsados del país.
9. Todos los ciudadanos deben tener los mismos derechos y obligaciones.
10. El primer deber de todo ciudadano consiste en trabajar, intelectual o
físicamente. La actividad del individuo debe desenvolverse dentro de los intereses
de la colectividad.
Para ello exigimos:
11. Suspensión de los ingresos que no reconozcan por origen el trabajo. No más
explotación y servidumbre.
12. Teniendo en cuenta los enormes sacrificios en vidas y dinero que la guerra
cuesta al pueblo, todo enriquecimiento personal debido a la guerra debe
considerarse como un delito contra el pueblo.
13. Queremos la nacionalización de todos los trust.
14. Exigimos la participación en las grandes explotaciones.
15. Deseamos protección segura para la vejez.
16. Deseamos que se forme una clase media sana; que sean municipalizados
inmediatamente todos los grandes consorcios y alquilados a bajos precios a los
pequeños comerciantes, teniendo sobre todo en cuenta a los industriales que
abastezcan al Estado y a los Municipios.
17. Exigimos una reforma del régimen agrario que se acomode a las necesidades
nacionales; creación de una ley de expropiación de terrenos en beneficio de la
colectividad. Anulación de la contribución territorial y la especulación de terrenos.
43

18. Exigimos lucha implacable contra aquellos que, por su actuación, perturben los
intereses de la colectividad. Pena de muerte para los usureros y explotadores del
pueblo.
19. Pedimos que se sustituya el Derecho romano por un Derecho colectivo alemán.
20. El Estado proporcionará medios a todos los alemanes capacitados de lograr una
cultura superior y poder ocupar puestos directivos. Los planes de enseñanza de
todos los establecimientos docentes han de acomodarse a las necesidades de la
vida práctica. La idea del Estado debe explicarse en la escuela a los niños al tener
uso de razón. Los niños pobres capaces y aptos para el estudio deben ser auxiliados
por el Estado.
21. El Estado se ocupará de modo preferente en la sanidad pública, protegiendo a
las madres y niños, favoreciendo la cultura física del pueblo por medio de leyes que
hagan el deporte y la gimnasia obligatorios y ayudando de un modo decidido a las
sociedades y corporaciones que fomenten el desarrollo físico de la juventud.
22. Pedimos la desaparición de las tropas asalariadas, y la formación, en su lugar,
de un ejército del pueblo.
23. Exigimos sea perseguida de modo implacable por la ley la mentira política
intencionada. Y para posibilitar una Prensa alemana pedimos:
a) Que todos los redactores y colaboradores de los periódicos que aparezcan en
lengua alemana sean ciudadanos alemanes.
b) Los periódicos no alemanes han de estar por completo de acuerdo con el Estado.
Y no podrán imprimirse en alemán.
c) Prohibición de que los no alemanes influyan económicamente o idealmente en los
periódicos. La infracción debe castigarse con la suspensión del periódico y la
expulsión inmediata del interesado.
Debe prohibirse toda publicación que perjudique el bienestar público. Lucha contra
las tendencias artísticas o literarias que produzcan efectos desintegradores en la
vida de nuestro pueblo.
24. Queremos libertad para toda clase de creencias religiosas dentro del Estado,
siempre que no supongan un peligro o estén en oposición a las costumbres y moral
de la raza germana.
El partido en sí es positivamente cristiano, sin puntualizar una creencia
determinada. Luchará contra el espíritu materialista judío, convencido de que la
salvación de nuestro pueblo llegará a base del siguiente principio: el bien comunal
antes que el bien individual.
25. Para la realización de todo esto, queremos la formación de un Poder central del
Estado. Autoridad del Parlamento político central sobre el resto del Estado y su
organización. Formación de Cámaras corporativas y profesionales para su actuación
dentro del margen que permita el Estado.
Los directores del partido prometen poner en juego todos los medios que sean
precisos, incluso sus propias vidas, para llegar a la realización de los Puntos
anteriormente expuestos.
Munich, 24 Febrero 1920.» 76

76
LEDESMA RAMOS R.: “El nacionalsocialismo alemán. El partido de Hitler”. La Conquista
del Estado, núm 2. Pág 5. 21 de marzo de 1931.
44

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