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SITUACIÓN ACTUAL DE LAS CONCESIONES FORESTALES EN LA AMAZONÍA

PERUANA Y PROPUESTAS

Instituto de Investigaciones de la Amazonía Peruana - IIAP

1.- Situación actual de las concesiones forestales

Entre 2002 – 2004 el Estado peruano otorgó 576 concesiones forestales, que
representan el 32% de los Bosques de Producción Permanente - BPP, 23.7 millones
de ha en cinco regiones de la Amazonía peruana. Sin embargo, tanto el proceso
de diseño de los BPP como el concurso público para concesiones
adolecieron de serias fallas. El Mapa de los BPP fue diseñado de
forma poco participativa (concertando sólo con grupos involucrados en el
sector forestal), sin una Zonificación Ecológica y Económica previa, y sin cruzar
suficiente información sobre zonas de posibles conflictos o con
derechos adquiridos.

Como consecuencia, y a pesar del esfuerzo realizado por el INRENA junto con
el PETT y organizaciones indígenas, existen hasta ahora serios problemas
de superposición de los BPP y de concesiones con propuestas de
nuevas áreas protegidas, con áreas prioritarias para la conservación
del Plan Director de ANP, con zonas muy sensibles desde el punto de
vista social (ej., posible presencia de indígenas en aislamiento
voluntario) o ecológico (ej., cabeceras de cuenca, zonas de altas
pendientes, bosques de varillal o pantanos), o con territorios de
poblaciones amazónicas (indígenas y ribereñas).

Un ejemplo de esto es el caso de la demanda de anulación de las


concesiones del Mazán, en Loreto, presentada por las comunidades
locales, que ha sido acogida por el Poder Judicial y del Tribunal
Constitucional.

Una parte significativa de las concesiones entregadas están en


zonas poco accesibles, en zonas muy alejadas de los cauces de los
ríos, en zonas con altas pendientes (especialmente en San Martín) y
en cabeceras de cuenca, lugares donde el manejo forestal -tal como
establece la legislación vigente- es poco viable económica y
ecológicamente. La mayoría de ellas ni siquiera han sido
inventariadas y mucho menos explotadas, y han servido para lavar
madera de otros lugares con sus guías de transporte.

Por otro lado, el Estado convocó los concursos públicos careciendo


de una verificación exhaustiva y detallada de la zonificación de los bosques y su
potencial maderable; no se verificó el uso actual de las áreas, ni se realizaron los
inventarios forestales. Se utilizó información base de inventarios realizados en las
décadas de los años 60, 70, y 80.

Uno de los puntos críticos en la elaboración de los Planes Operativos Anuales (POA)
son los inventarios forestales. La mayoría de los inventarios y censos forestales
realizados y utilizados por los concesionarios para la formulación de planes de
manejo y POA no son confiables, y muestran densidades y distribuciones
homogéneas de especies forestales comerciales lejos de la realidad. La falsificación
de esta información conllevó a una deficiente implementación de los planes de
manejo en las concesiones.

Otro factor limitante en el proceso de implementación fue la solvencia económica de


los postores. Los costos de operación dentro de una concesión varían entre 150,000
y 300,000 dólares/año. El Estado consideró en los concursos a los pequeños y
medianos extractores, pero éstos, por falta de capital y cultura forestal, no lograron
concretar la formación sólida de consorcios para acceder a financiamiento privado.
Por ello, los concesionarios continuaron con el financiamiento informal, basado en
adelantos de dinero para cubrir el costo de extracción denominado “habilitación”, o
en la facilitación de maquinaria, equipo y mano de obra para la extracción,
denominada financiamiento “al partir”.

A pesar de estas dificultades, el Estado continuó con el proceso de implementación,


y en el 2005 el INRENA inició la supervisión de las concesiones otorgadas. Pese a
no contar con los recursos financieros ni humanos necesarios para afrontar dicha
responsabilidad de manera eficaz, y al asumir funciones que no le correspondían, se
convirtió en juez y parte. Paralelo a esto se creó OSINFOR, órgano que tiene como
función principal la supervisión y control de los contratos de concesión forestal con
fines maderables, pero recibió fondos limitados para realizar dichos fines.

En el último informe de OSINFOR (2009) se observa que sólo el 30% de las


concesiones otorgadas (173 concesiones) fueron supervisadas, de las cuales sólo el
45% están implementando el POA. En Loreto, de acuerdo con la ATFSS – Iquitos, la
mayoría de los concesionarios tienen alguna irregularidad en la gestión de sus
concesiones, y más del 99% de la madera procesada es de origen ilegal. Según la
ATFSS - Iquitos, un gran número de concesiones están siendo devueltas por los
concesionarios, o serán anuladas en un próximo futuro debido a incumplimiento de
sus contratos, violación de la ley (inventarios fraudulentos y POAS, lavado de
madera ilegal, etc.).

Cabe resaltar que existen otras concesiones que han optado por las iniciativas de
Certificación Forestal Voluntaria (CFV). Un total de 628,677 hectáreas de diez
concesiones forestales maderables y de catorce permisos de propiedades privadas
(comunidades nativas) tienen CFV, lo que representa el 8% de los BPP en Madre de
Dios, el 10% en Ucayali y el 0.03% en Huánuco.

Con la entrada en vigencia del TLC y el nuevo Código Penal la industria está en una
severa crisis, especialmente en Loreto, donde gran parte de las industrias están
paradas o trabajando a una fracción mínima de su capacidad. Esto ocurre a pesar de
que sigue en buena medida operando el modelo anterior, basado fundamentalmente
en la informalidad, ya que la mayoría de los pequeños extractores informales siguen
talando madera fuera de concesiones y ofertando a la industria, aprovechando las
guías de transporte de las concesiones.

En conclusión, se puede decir que las concesiones forestales no han logrado


completar algunos de sus objetivos principales, especialmente ordenar el
aprovechamiento del bosque, permitir el acceso legal al bosque de la multitud de
pequeños extractores forestales informales, y promover la aplicación de planes de
manejo forestal. El actual sistema de gestión forestal es poco eficiente
económicamente, socialmente injusto, vulnerable a la corrupción, y requiere de una
revisión profunda.

2.- Propuestas

1.- Ordenamiento de la superficie forestal

Con base en una Zonificación Ecológica Económica (ZEE) a nivel “meso”


realizar una verificación exhaustiva y detallada del mapa de los bosques de
producción permanente (BPP), incluyendo las concesiones otorgadas, para el
saneamiento de la superposición con áreas en conflicto con terceros
(especialmente comunidades nativas y campesinas), con propuestas de áreas
naturales protegidas y con zonas ecológicamente frágiles (cabeceras de
cuenca, zonas de alta pendiente, pantanos, bosques sobre arena blanca y
otros).

La conciliación de las áreas en conflicto puede realizarse en coordinación con


las autoridades de la actividad forestal (MINAG, MINAM, etc.), el COFOPRI y
las organizaciones indígenas y campesinas de la Amazonía. Futuros procesos
de concesiones se deben realizar previa ZEE en áreas “sin conflicto”.

2.- Recopilación de inventarios forestales a nivel nacional


Se debe promover los procesos de concesiones basados en
inventarios forestales confiables. La autoridad nacional forestal
debe recopilar información de los inventarios de flora confiables
realizados en la Amazonía en los últimos 10 años para la
elaboración de un mapa preliminar del potencial forestal
maderable de los BPP. Esto ayudaría a identificar vacíos de
información para futuros inventarios forestales, y a proveer
información relevante del potencial maderable para futuros
procesos de concesiones (conocimiento de la oferta) y de
contraste para priorizar para la evaluación las áreas
concesionadas que muestren irregularidades.

3.- Funcionamiento de la entidad supervisora OSINFOR

OSINFOR debe asumir sus responsabilidades en el plazo mas


corto posible, para lo cual se debe asignar a OSINFOR los
recursos logísticos y presupuestos adecuados para cubrir las
demandas de evaluación, supervisión y control de los planes de
manejo forestal y planes operativos anuales de las concesiones.

Así mismo, se debe acelerar la transferencia de competencias


de la Autoridad Nacional Forestal a los Gobiernos Regionales,
con la finalidad de facilitar los procesos de promoción, control y
supervisión la actividad forestal.

4.- Facilitar el financiamiento a pequeños y medianos concesionarios

Fortalecimiento del Fondo de Promoción del Desarrollo Forestal


(FONDEBOSQUE) con la finalidad de promover la formación sólida de
consorcios empresariales para acceder al financiamiento privado. El Estado
debe desarrollar mecanismos de acceso a financiamiento formal para los
consorcios empresariales de la actividad forestal.

5.- Promoción del Manejo Forestal Comunitario

Es estratégico facilitar el acceso formal al bosque (con términos de referencia


adecuados, apoyo técnico y financiero) de las cerca de 5000 comunidades
amazónicas con bosques naturales, titulados o no. Éstas pueden contribuir a
proveer madera para sostener parcialmente la demanda de las industrias
forestales, mientras se impulsa el proceso de ordenamiento técnico
administrativo de las concesiones forestales. También ayudaría a reducir la tala
ilegal y los conflictos con concesionarios, ya que actualmente la mayor parte
de los taladores ilegales pertenecen a estas comunidades.

6.- Involucramiento de las comunidades en el control de la tala ilegal

Un modelo de gestión de los bosques realmente descentralizado, transparente y


subsidiario (que integre diversos actores y niveles, incluyendo comunidades
organizadas, comités de gestión del bosque por cuenca o subcuenca, gobiernos
locales y organizaciones independientes) sería más eficiente. Las alianzas
estratégicas entre instituciones de investigación, gobiernos locales y la sociedad
civil organizada son clave para ello. Existen precedentes de comunidades
involucradas en el control forestal con logros extraordinarios contra la tala ilegal.

7.- Incremento del volumen aprovechable del los bosques con nuevas
especies

Es estratégico incrementar el volumen aprovechable de los bosques, mediante


la inclusión de nuevas especies nativas en los inventarios forestales. Esto
incrementaría el valor de los bosques haciendo más rentable su manejo. Para
esto es necesario impulsar la investigación de nuevas especies maderables
nativas, para conocer su ecología, características tecnológicas y demanda en el
mercado.

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