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Desde que la psicología es ciencia se dice que su objetivo es buscar y descubrir leyes
generales de la conducta.
Con el objeto de lograr tal fin, la psicología se ve inducida a seleccionar ciertos
segmentos de la conducta (percepción, memoria, emociones, etc.) y por otra parte,
observa y experimenta en los múltiples representantes de la especie humana (las
relaciones permanentes que existen entre estos, entre los diversos aspectos y
condiciones de este fenómeno).
Es decir que la psicología alcanza sus objetivos por un doble proceso de abstracción y
generalización, dicho objetivo se logra con la formulación de leyes que rigen los hechos
de la conducta o hechos psicológicos.
Sin embargo, si adoptásemos tal concepción de la psicología con el pretexto de imitar a
las ciencias naturales en su mira y en su método, se correría el riesgo de no lograr un fin
esencial: el conocimiento del individuo.
Entonces la característica esencial del hombre es su individualidad, si la psicología no
tuviese por intención fundamental llegar al conocimiento del individuo, dejaría de ser
conocimiento psicológico, ya que toda su conducta es conducta de un individuo
determinado o incluso conducta de si mismo.
Por consiguiente, la pregunta fundamental que se plantea el psicólogo es la siguiente:
¿Cómo explicar y comprender la personalidad? Es así que la noción de personalidad, en
tanto individualidad psicológica no significa aquí, la influencia ejercida por un
individuo sobre otro (tiene una personalidad notable), ya que todos tenemos una
personalidad; tampoco la apariencia de uno se reviste (adoptar una personalidad), ni el
ideal que un individuo puede forjarse de uno mismo (tratar de cultivar la personalidad).
Por ultimo no se trata de la esencia metafísica e hipotética del ser humano (la
personalidad del individuo es inviolable, debe ser respetada), esto queda en manos
de los moralistas y no del psicólogo, es decir, la personalidad no es estimulo social, ni
personaje, ni ficción, ni entidad metafísica. La personalidad es única, propia del
individuo, aunque este tenga rasgos en común con otros. La personalidad es una
integración ya que no es una suma de funciones, sino que es una organización. También
es temporal, porque es siempre la de un individuo que vive históricamente y es una
variable intermedia, ya que se afirma como un estilo a través de la conducta y por medio
de ella, no es ni un estimulo ni una respuesta.
Etimológicamente, la palabra personalidad proviene del término latino “persona”, que
significa “la máscara del actor”. Precisamente, una de las características del teatro
clásico era el uso de la máscara, que cubría la cara del actor durante toda la obra, este
carácter de fijeza, es lo que llevó a la psicología clásica a acuñar el término
personalidad, para definir el carácter permanente del individuo.
Sol7730@yahoo.com.ar