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Materiales para la Formación

en Acompañamiento
y Discernimiento Vocacional

XXXIV JORNADAS NACIONALES


DE PASTORAL JUVENIL VOCACIONAL
Madrid: 8-9-10 Octubre de 2004
P R E S E N TA C I Ó N

Con ocasión de las Jornadas Nacionales de Pastoral Juvenil Vocacional de


CONFER, se va haciendo tradición entregar a los participantes un material que sea
útil para el trabajo como agentes en este campo.

En estas XXXIV Jornadas os ofrecemos:

“MATERIALES PARA LA FORMACIÓN EN EL ACOMPAÑAMIENTO


Y DISCERNIMIENTO VOCACIONAL”

Han sido elaborados por Juan Carlos Martos, Misionero Claretiano, gran cola-
borador de nuestro Departamento de PJV en CONFER.

Estos materiales son muy útiles para la formación del agente de PJV; muy
oportunos para quienes ejercen el ministerio de acompañamiento y discernimien-
to vocacional y muy apropiados para poderlos trabajar progresivamente con
Equipos de Pastoral General y de Pastoral Juvenil Vocacional.

Esperamos que os sean de utilidad y resulten un medio eficaz de formación


personal y de equipo.

Que, sobre todo, contribuyan a ilusionar y cualificar la tarea de animar y acom-


pañar a los jóvenes, a escuchar en su vida la llamada personal al seguimiento de
Jesús.

Pilar Arteagabeitia, adc

Madrid 8 de Octubre de 2004.

3
P R E S E N TA C I Ó N

Presento estas fichas de trabajo para el acompañamiento vocacional con el


deseo de facilitar a los agentes de Pastoral Vocacional unos instrumentos para su labor
directa. Son fichas de trabajo, “para usar y tirar”, si se me permite la expresión. No
son documentos de información, ni de investigación, aunque se inspiran en ellos. Al
ofrecerlos me parece oportuno, y hasta de justicia, hacer unos breves comentarios:
• La intención que me ha movido a redactar estas fichas ha sido la de poner a
vuestro alcance unos instrumentos pastorales sencillos, actualizados y aplicables
por cualquiera, sobre todo los trajineros a quienes siempre les falta tiempo para
elaborar sus propios materiales concienzudamente. He tenido particularmente
presente, en particular, a los laicos que se van incorporando cada vez con más
fuerza en la pastoral vocacional.
• Están elaborados con un criterio abierto en cuanto a la selección de recursos.
Propongo materiales de mi cosecha personal y otros de “acarreo”, recogidos de
muchos lugares. Están inspirados, sobre todo, en el “Directorio Vocacional
Claretiano”, en cuya confección pude colaborar y que está a vuestra disposición en:
http://www.claret.org/es/cmf/formacion. Otras fuentes se recogen a pie de
página como notas. Es posible que lamentablemente haya olvidado alguno. Pido
desde aquí mis sinceras disculpas, si llego a causar con ello alguna afrenta.
• Estas fichas son susceptibles de ser mejoradas, corregidas, sustituidas, amplia-
das, desechadas del todo o en parte,... al llevarlas a la práctica. Poder contar
con ellas es, con todo, una base útil que se agradece siempre. Están diseñadas
desde una lógica interna, que les da unidad y hace comprensible su estructura,
que en líneas generales es ésta:
- En primer lugar, presento algunas nociones del concepto actual de Pastoral
Vocacional, útiles para despejar equívocos que aún pululan por los rincones
de algunos de nuestros centros pastorales.
- A continuación ofrezco referencias teóricas y prácticas sobre el acompaña-
miento vocacional.
- Indico después un esquema teórico del proceso de pastoral vocacional en tres
etapas (Descubrimiento-Profundización-Decisión), que vertebra los materiales
que se ofrecen para cada etapa.
- Finalmente proporciono nociones sobre la entrevista vocacional, útiles en sus
dimensiones más prácticas.
Espero y deseo a todos un buen trabajo pastoral en este campo difícil que, por
situarse en esta época histórica de invierno, aún no nos hace gustar los frutos que,
sin duda, se recogerán en la primavera vocacional, según anuncian los profetas.
Agradezco de antemano la buena acogida. Cordialmente in COM.

Juan Carlos Martos, cmf

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ÍNDICE
1 Planteamientos
1.1. Qué es la Pastoral Vocacional .............................................. 11
1.2. Pastoral Vocacional Renovada .............................................. 14
1.3. P.V. y Misión Compartida..................................................... 16

2 Referencias Teóricas y Prácticas sobre Acompañamiento Vocacional


2.1. El Acompañamiento Vocacional. Contenidos .......................... 25
2.2. El Acompañamiento Vocacional. La Orientación o enfoque ...... 29
2.3. Agente de Pastoral Vocacional. Identidad y Funciones ............ 32
2.4. El Acompañante. Actitudes para el Acompañamiento .............. 36
2.5. El Acompañado. Condiciones de Acompañamiento .................. 42
2.6. Discernimiento Vocacional .................................................. 45
2.7. La Entrevista Vocacional. Guión .......................................... 48
2.8. La Entrevista Vocacional. Contenidos ................................... 50
2.9. El Entrevistador/a ............................................................. 58
2.10. Entrevista Vocacional. Recursos Pedagógicos ......................... 61
2.11. El Entrevistador/a. Decálogo para la Escucha ........................ 64
2.12. Situaciones de Entrevistados. Casos frecuentes ........................ 65

3 Proceso de la Pastoral Vocacional


3.1. Planteamiento General ....................................................... 73

Etapa I: Descubrimiento
3.2. Descubrimiento del Valor Vocacional
Propuestas. Autoconocimiento ............................................ 76
3.3. Descubrimiento del Valor Vocacional
Datos para Autopresentación .............................................. 84
3.4. Lectura Vocacional de la Palabra ......................................... 87
3.5. Proyecto Personal de Vida 1 ............................................... 92
3.6. Proyecto Personal de Vida 2 ............................................... 97
3.7. Proyecto Personal de Vida 3. Taller de Elaboración
del Proyecto Personal ........................................................ 100
3.8. La Familia de los Candidatos .............................................. 109
3.9. Situaciones Especiales ....................................................... 111

7
Etapa II: Clarificación, Profundización
3.10. Conciencia de Llamada ...................................................... 117
3.11. Maduración del Valor Vocacional. Autobiografía ..................... 121
3.12. Aptitudes Vocacionales ...................................................... 127
3.13. Idoneidad Vocacional ........................................................ 131
3.14. Motivaciones Vocacionales ................................................. 136
3.15. Dificultades Vocacionales ................................................... 141
3.16. La Crisis Vocacional. Crisis y Pruebas de la Vocación .............. 145
3.17. Equipamiento Personal. Capacidades para la Vida Consagrada .. 149
3.18. Persona Madura. Rasgos Psicológicos ................................... 152
3.19. Señales Psicológicas Negativas ........................................... 155
3.20. Enfermedades Psíquicas ..................................................... 157

Etapa III: Decisión, Opción Vocacional


3.21. Ejercicios sobre Disponibilidad ....................................... 163
3.22. Métodos de Elección Vocacional ...................................... 166
3.23.a. La Decisión Vocacional .................................................. 170
3.23.b. La Decisión Vocacional .................................................. 176
3.24. Signos de Elección Acertada ........................................... 181
3.25. Análisis de un Caso Vocacional ....................................... 183
3.26. Informe de Presentación del Candidato ............................ 187

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1 Planteamientos
1.1. Qué es la Pastoral Vocacional
1.2. Pastoral Vocacional Renovada
1.3. P.V. y Misión Compartida
1.1. Qué es la Pastoral Vocacional

CONTENIDOS

La pastoral vocacional es la específica y compleja actividad de la Comuni-


dad eclesial por la que, en íntima unión con la pastoral general, asume la ta-
rea de suscitar, acoger, acompañar y proporcionar la adecuada formación a las
vocaciones. De esta manera la Iglesia crea condiciones para que cada cristiano
pueda optar, con madurez y libertad, por una forma específica de seguimiento
de Jesús, según la voluntad de Dios sobre su vida.
La pastoral vocacional se sitúa en el contexto eclesial como elemento de co-
laboración humana de la Iglesia con Dios, en orden a suscitar vocaciones en su
seno y acompañarlas hasta su madurez. De ello se derivan varias consecuencias:
• Nace del testimonio eclesial. No es puro reclutamiento de vocaciones, ni pro-
paganda. La vocación se difunde mediante el testimonio de una vida cris-
tiana vivida. Ella misma es, pues, la primera invitación para que los demás
descubran y vivan la suya. Por ello, cada miembro de la comunidad eclesial
debe ser, en su nivel y desde su específica ubicación eclesial, portavoz de
la propuesta vocacional.
• Debe orientarse a todas las vocaciones con las que Dios enriquece a su Pue-
blo. Cada persona, como ser singular, único e irrepetible, ha sido agraciada
con una particular vocación de Dios. Al ser universal esa llamada, la pasto-
ral vocacional debe promover todas las vocaciones. Por ello debe evitar eli-
tismos, olvidos o recelos, sin caer en disolución, rebajamiento de identida-
des o dispersión en sus planteamientos.
• Ha de ser un compromiso coral1, acción de toda la comunidad cristiana en
sus diversas expresiones2. Por ello:
1. Reclama una nueva mentalidad sobre la común corresponsabilidad de to-
dos respecto de las vocaciones a fin de que todos se sientan urgidos a
impulsar y apoyar la pastoral de las vocaciones sacerdotales y religiosas,
sobre todo, con una vida coherente y testimoniante hasta generar una
verdadera cultura vocacional3.
2. Requiere la colaboración activa de pastores, religiosos, familias y educa-
dores y pasar de una pastoral vocacional llevada a cabo exclusivamente
por un solo agente a una pastoral concebida como acción conjunta de
toda la comunidad, evitando exenciones o delegaciones.

1
cf VC, 64.
2
cf NVNE, n. 25.b.
3
cf JUAN PABLO II, XXX Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones (1993).

11
3. Debe ser entendida más que como una pastoral específica, como dimen-
sión de toda acción pastoral. De ahí el deber de alentar y explicitar la
dimensión vocacional en todos sus ámbitos (pastoral de la Palabra, li-
turgia y acción caritativa) y en todos sus sectores (infantil, familiar, edu-
cativo, social y otros) sin recluirla exclusivamente al ámbito de la pas-
toral juvenil, aún cuando encuentre en ella su lugar natural de privile-
giada consideración.
4. Conviene distinguir entre pastoral vocacional y ministerio vocacional. La
pastoral vocacional realiza tareas más amplias que las que conlleva el mi-
nisterio vocacional. La misión propia de éste es sembrar, acompañar, edu-
car, formar y discernir la vocación de los candidatos. Dicho ministerio se
integra dentro de la pastoral vocacional. Conviene distinguirlos en un pla-
no operativo. Todos deben involucrarse en la pastoral vocacional, aunque
no todos puedan dedicarse a trabajar directamente con los candidatos.

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INTERVENCIONES PEDAGÓGICAS

Esta ficha va dirigida directamente a Agentes de Pastoral Vocacional, en


orden a determinar con justeza el grado con conocimiento y convicción per-
sonales que tienen acerca de la Pastoral Vocacional.

LECTURA Y ASIMILACIÓN DEL DOCUMENTO


1. Leer atentamente el documento. Aclarar las palabras o expresiones que no
se entiendan o se ignore su significado en el contexto. Después ir seña-
lando con un lápiz:
• Lo que no entiendes (¿)
• Lo que te parece que sobra (+)
• Lo que falta, según tu opinión (-)
• Lo que subrayas como más importante de todo (_)
2. Indica los tres aspectos que para ti son los más importantes de este docu-
mento concreto.

PREGUNTAS PARA PROFUNDIZAR EN GRUPO


1. Indica los tres puntos más importantes del concepto de Pastoral Vocacio-
nal, según la definición que aparece en el presente documento.
2. ¿Hay conciencia vocacional en tu centro Pastoral? ¿Cuáles son las causas?
¿Por qué es importante activar el trabajo de Pastoral Vocacional en la Igle-
sia?
3. Según este documento, ¿quién sería el responsable de la Pastoral Vocacio-
nal? ¿Qué tipo de vocaciones habrá que cuidar especialmente: las consa-
gradas, las sacerdotales, las matrimoniales?
4. ¿Qué significa el “testimonio eclesial vocacional”? ¿Es significativa, testi-
monial y visible la vida cristiana que se vive en tu Centro Pastoral? ¿Cómo
mejorarla?
5. ¿Cuáles serían los destinatarios preferentes, no exclusivos, de la Pastoral Vo-
cacional? ¿Los niños o los jóvenes? ¿Por qué?
6. ¿Cómo conseguir que la Pastoral Vocacional esté realmente inserta en la pas-
toral ordinaria de tu Centro Pastoral?
7. ¿Es lo mismo Ministerio Vocacional y Pastoral Vocacional? ¿En qué se dife-
rencian? ¿Cuáles son las diferencias entre ambas cosas? ¿A qué consecuen-
cias prácticas conducen en concreto?

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1.2. Pastoral Vocacional Renovada

CONTENIDOS

Urge establecer un nuevo compromiso vocacional. La pastoral vocacional


no es simplemente un trabajo que debamos realizar de cara a aquellos jóvenes
a los que atendemos en nuestros centros pastorales. Se trata también de una
operación que debemos realizar de cara a nuestras comunidades y agentes de
pastoral. Urge renovar nuestra comprensión de la pastoral vocacional y nues-
tra sensibilidad. Se nos repite la necesidad urgente de reactivar nuestro com-
promiso vocacional desde nuevas actitudes y pasar:
• De una pastoral vocacional de emergencia a una pastoral que sea expresión
normal y continuada de la maternidad de la Iglesia, que siempre engendra
vida con la fuerza del Espíritu, Señor y Dador de vida.
• De una preocupación obsesiva por rellenar nuestros huecos a una preocupa-
ción sincera por todas las vocaciones. O crecemos juntos en una Iglesia co-
munión o no crece ninguno.
• De un concepto estático (la vocación como “estado de vida decidido de una
vez para siempre) a una dimensión dinámica (actitud y diálogo en un jue-
go de llamada de Dios y respuesta del Hombre).
• De un trabajo reducido a los cercanos (algunos de los que están en nuestros
grupos) a una propuesta vocacional globalizante, dirigida a todos, porque el
Señor llama a todos y lo puede hacer cuando, donde y a quien menos ima-
ginamos.
• De una pastoral vocacional aislada, en paralelo y a veces enfrentada a la
pastoral general, a una pastoral vocacional inserta en la pastoral general co-
mo una dimensión inherente a la misma.
• De una actitud de miedo y timidez a otra de alegría y de convicción en que
la fuerza de Dios nunca abandona a su comunidad y puede hacer de un mi-
núsculo grano de mostaza un árbol en el que anidan las aves.
• Del mero reclutamiento acotado en la propia Institución a una pastoral de
acompañamiento cercano y profundamente respetuoso a los otros, para el
servicio al Reino.
• Desde una pastoral vocacional llevada sólo por algunos a aquella asumida
como tarea de todos, aun cuando solamente unos cuantos estén dedicados
de modo expreso a suscitar y acompañar de cerca a los llamados.
• Del cansancio, pesimismo y la resignación como tónica habitual a un testi-
monio sencillo, esperanzado y creativo.
• De una pastoral vocacional que idealiza las obras, instituciones y las perso-
nas a otra que ofrece con realismo la experiencia del “venid y veréis”.

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INTERVENCIONES PEDAGÓGICAS

Esta ficha va dirigida a los Agentes de Pastoral Vocacional, en orden a pu-


rificar ideas erróneas o reduccionistas sobre el planteamiento de la pastoral de
las vocaciones e ir creando una nueva mentalidad desde la que trabajar en es-
te campo.

LECTURA Y ASIMILACIÓN DEL DOCUMENTO


1. Leer atentamente el documento. Aclarar las palabras o expresiones que no
se entiendan o se ignore su significado en el contexto. Después ir seña-
lando con un lápiz:
• Lo que no entiendes (¿)
• Lo que te parece que sobra (+)
• Lo que falta, según tu opinión (-)
• Lo que subrayas como más importante de todo (_)
2. Según tu experiencia y criterio personales, numera por orden de importan-
cia los diversos ítems que aparecen en el documento, desde los que se pre-
tende establecer una nueva mentalidad en la pastoral vocacional.

PREGUNTAS PARA PROFUNDIZAR EN GRUPO


1. El documento refleja pedagógicamente y -para que se entiendan mejor-
acentúa algunos criterios pastorales concretos que deben tenerse en cuen-
ta, ¿está suficientemente presente el protagonismo de Dios que llama en
ellos?
2. Según tu opinión, ¿existe una mentalidad ya pasada de pastoral vocacional
que debe ser corregida o el documento exagera la apreciación que hace?
Razona tu respuesta para el debate.
3. Detectar los rasgos que, en tu opinión, se mantienen aún en nuestros plan-
teamientos pastorales “implícitos” y que deben ser reelaborados. Indica las
señales con que aparecen.
4. Proponer el criterio que se considere más necesario introducir en la pasto-
ral ordinaria. ¿Cómo conseguir que sea eficaz?
5. ¿Qué efectos produce en los agentes de pastoral, en las comunidades, en el
pueblo de Dios, la escasez de vocaciones? ¿Cómo afrontar esos efectos?

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1.3. P.V. y Misión Compartida

H A C I A U N A C U LT U R A D E L A M I S I Ó N C O M PA R T I D A

La misión compartida es considerada en la PJV como un “reto” y a la vez


como una “gracia”. Para que sea permanentemente efectiva, exige a todos un
permanente “rearme interior”. Ese rearme incluye conversión, más aún, una cier-
ta “cultura de la misión compartida”: Se trata de adquirir, más allá de la ne-
cesidad de cobertura de insuficiencias y carencias pastorales, todo un nuevo
modo de ver y de vivir la función de agentes de pastoral vocacional en una
nueva perspectiva caracterizada por todo un sistema de pautas y estilos de
comportamiento y de relaciones con otros. Enumeremos dos ejes sobre los que
gravita la misión compartida:

1. PRIMADO DE LA MISIÓN
La misión es la razón de ser de la Iglesia y la justificación de la convoca-
ción. Hay que llegar a desarrollar desde la experiencia la verdad que se encie-
rra en estas palabras de Pablo VI: “Evangelizar constituye la dicha y la voca-
ción propia de la Iglesia, su identidad más profunda. Ella existe para evangeli-
zar” (EN 14).
Los centros pastorales no pueden permanecer replegados sobre sí mismos,
sino que están llamados a abrirse al mundo juvenil concreto, haciendo presente
la fuerza salvadora, humanizadora y transformadora que se encierra en la per-
sona y en el acontecimiento de Jesucristo, al que se accede desde una clave
carismática concreta. Hay que mantener muy viva en la conciencia de todos
los agentes de pastoral, tanto laicos como religiosos, lo que decía el Vaticano
II: “La Iglesia entera es misionera, y la obra de la evangelización es un deber
fundamental del Pueblo de Dios” (AG 35). Ello implica:

1.1. Recuperar e impulsar la común vocación misionera


La primera tarea es animar de forma permanente la común vocación mi-
sionera. Desde ahí se justifica nuestro ser y nuestro quehacer. Es preciso re-
cordar permanentemente que todos los agentes de pastoral laicos y religiosos,
somos enviados por Jesucristo a los jóvenes de hoy para su evangelización,
que será completa cuando ellos alcancen opciones vocacionales.
Esta misión evangelizadora no es sólo una responsabilidad a asumir; es un
don que se nos hace y hemos de acoger con gozo. Desarrollar “el dinamismo
apostólico del Pueblo de Dios” (AA 1) precisa mantener despierta la conciencia
de misión en cada persona y en cada centro pastoral, desencadenando una per-
manente orientación de los esfuerzos, las energías y la atención hacia la mi-
sión compartida.

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1.2. Con una identidad
El trabajo específico y directo de la PV es un verdadero ministerio. Quien
lo desempeña está llamado a ser, además de animador vocacional, sembrador,
acompañante, educador, formador y discernidor de las vocaciones1. Por su en-
vergadura, este ministerio vocacional precisa una específica capacitación para
presentar eficazmente la vida como vocación e ilustrar el sentido y el valor de
las diversas vocaciones2.

1.3. Desde un proyecto


No se debe trabajar desde la improvisación, dispersión de esfuerzos o las
preferencias del responsable de centro de turno. Ni siquiera desde el parecer
de la mayoría. Debemos contar con un proyecto de PJ en clave vocacional don-
de se dibujen sus perfiles: sujetos preferenciales, opciones metodológicas y
pastorales de fondo, procedimientos, agentes... El proyecto de PJV coloca a to-
dos ante un marco de referencia común, que debe ser elaborado, valorado, asu-
mido, respetado, realizado y evaluado por todos. Nadie puede ir por libre.

2. CORRESPONSABILIDAD EN LA MISIÓN
Todos, laicos y religiosos, somos llamados a ser miembros activos y res-
ponsables en el desarrollo de la misión. Todos hemos de sentirnos y ser co-
rresponsables de manera orgánica y diferenciada, según la propia vocación, ca-
risma y servicio,
Con frecuencia sucede que en muchos centros pastorales colaboran laicos
activamente. Pero con frecuencia suelen ser aún pocos y los mismos para to-
do. Por otra parte, la acción pastoral está casi siempre pensada, dirigida y
encauzada exclusivamente por los religiosos. Orientarnos más decididamente
por abrir espacios para la corresponsabilidad en la misión implica, entre otras
cosas:

2.1. Fomentar la comunión fraterna entre laicos y religiosos


No se trata simplemente de definir las cuestiones organizativas que deben
impulsar la misión en nuestros centros pastorales, reduciéndolas al diseño de
una buena programación o al reparto de tareas.
Implica sobre todo establecer una red de relaciones evangélicas desde unas
bases humanas y cristianas suficientemente adultas y maduras. Para ello se de-
ben fomentar el trato directo entre religiosos y laicos a nivel humano y de fe,
desde el paradigma de la Eucaristía, para evitar que esas relaciones degeneren
en simple camaradería o mera amistad.

1
cf NVNE, 32-37.
2
cf DPV, 38.

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2.2. Establecer un proceso gradual de formación en misión compartida
En la creación de la nueva mentalidad, es necesario favorecer un camino
de formación compartida, desde la complementariedad vocacional. Es una con-
dición fundamental y hasta estratégica, que se ha de incluir como una de las
prioridades en las programaciones de acción pastoral, de modo que todos los
esfuerzos concurran a este fin (cf ChL 57).
La formación pedida no es sólo “de libros”, ni es del todo previa. Nos for-
mamos en la vida y desde la vida. En este sentido es importante estimular la
formación por la acción; esto es, formarse en la vida y desde la vida, es decir,
en el diario rodar de las acciones compartidas, de los momentos de reflexión,
planificación, realización y evaluación, compartidos, valorados y decididos de
forma conjunta.

2.3. Promover una pedagogía responsabilizadora


Es del todo necesario introducir y mantener en los centros pastorales un
estilo de trabajo y una pedagogía que ayude a implicar a todos los agentes en
la participación responsable en la PJV.
Los más “comprometidos” han de cuidar de no “des-responsabilizar” al
resto. Al contrario, hay que ayudar a otros a descubrir su vocación y posibi-
lidades de servicio. Por ello, se ha de desarrollar con más incisividad una PV
que suscite vocaciones para las diversas tareas y servicios de la misión com-
partida.

2.4. Potenciar y crear cauces de corresponsabilidad


Simultáneamente es preciso favorecer que el compromiso estable y la par-
ticipación de todos sean reales. La corresponsabilidad no se reduce sólo a la
buena voluntad. Debe vehicularse por cauces concretos de participación a to-
dos los niveles.
Por ello es preciso crear y cuidar los espacios y las estructuras necesarias
para hacer efectiva esa corresponsabilidad. Se deben potenciar toda clase de
medios, por modestos que parezcan, para estimular la información, las consul-
tas, la comunicación, la elaboración, realización y evaluación de proyectos pas-
torales.

2.5. Confiar responsabilidades a los laicos


La corresponsabilidad crece cuando se dan pasos concretos para extender y
consolidar la responsabilidad hacia los laicos. Ello exige de los religiosos su-
perar la autosuficiencia, el aire de superioridad clerical, la desconfianza inicial,
reconociendo a los laicos el lugar que les corresponde. También el agente de
pastoral seglar deberá tomar conciencia de su mayoría de edad y rehuir de cual-
quier complejo, tras el que pueda esconderse una falta de compromiso.

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Esta responsabilización, para realizarse adecuadamente hacia dentro (pre-
sencias, formación, acompañamiento personalizado, organización, liturgia y
oración, experiencias...) deberá tener en cuenta las diversas pertenencias que
se tienen hacia fuera, tanto de laicos como de religiosos, (familia, comunidad,
vida social, política, laboral, recreativa...).

3. TRABAJAR LA PASTORAL VOCACIONAL EN MISIÓN COMPARTIDA


La PV no puede quedar diluida en la selva de urgencias apostólicas. La ex-
periencia nos repite que con frecuencia ha sido relegada y descuidada. O, en
el mejor de los casos, confiada solamente a alguna persona en particular, sin
que se le reconozca su estatuto y carácter esencialmente comunitario. Garan-
tizada su existencia desde un proyecto, la PV es un servicio eclesial que re-
quiere personas vocacionadas, es decir, con carisma propio y preparación es-
pecífica suficiente. La identidad del agente de PV o animador vocacional exi-
ge que integre cualidades humanas, vida cristiana y preparación técnica. Su-
brayamos algunos de los rasgos más constitutivos de la identidad del anima-
dor vocacional.
3.1. Conciencia vocacional: Ayudar a un joven a personalizar los elementos
de su vocación y a discernirla es una tarea muy importante. Consiste en ser-
vir a la palabra y a la acción salvadora de Dios en las personas concretas a las
que se acompaña. Nunca verá esta labor como una losa pesada o una carga.
Antes bien, se manifestará ilusionado con lo que vive y transmite.
3.2. Disponibilidad, servicio y entrega: El animador deberá estar siempre
disponible, pues los jóvenes reclamarán constantemente su “caridad pastoral”.
Deberá responder con fidelidad a cada uno de ellos con su asistencia, su pre-
paración, su actualización y profundización y el debido acompañamiento de los
jóvenes en su discernimiento vocacional. En este servicio nunca olvidará pre-
sentar todas las formas de vida cristiana existentes (laical, ministerial y con-
sagrada en sus diversos modos).
3.3. Sentido de mediación: El animador debe tener sumo cuidado y extraor-
dinario tacto para que la persona que acompaña se encamine a Jesucristo, a
la Iglesia y a los pobres. El mejor animador es aquel que con el paso del tiem-
po se necesita cada vez menos, porque el acompañado ha llegado a la madu-
rez de su decisión.
3.4. Caridad pastoral: El acompañamiento vocacional implica una relación
personal con cada joven que es imposible sin el afecto y el cariño hacia quien
trata de ayudar: “¿De qué amor se trata? Mucho más que el del pedagogo: es
el amor de un padre; más aún, el de una madre. Tal es el amor que el Señor
espera de cada predicador del Evangelio, de cada constructor de la Iglesia” (EN
79). Los jóvenes necesitan experimentar que sus animadores en la vocación les
quieren y aman con el amor de Cristo, pues sólo el amor hace personas libe-
radas, decididas y felices.

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3.5. Realismo: El animador reconoce sus limitaciones, sabe que puede equi-
vocarse y asume el fracaso. Nunca parte de una actitud de autosuficiencia, si-
no de humildad. Por ello trata de prepararse a fondo, de consultar y de hacer
las oportunas verificaciones que están a la base del respeto que en todo mo-
mento debe mostrar a cada persona.
3.6. Capacitación: Deberá tener suficientes nociones y la conveniente expe-
riencia sobre discernimiento espiritual, acompañamiento personalizado, técni-
cas del diálogo pastoral, conocimiento de los criterios eclesiales de selección
vocacional y un conjunto de recursos que le permitan verificar el grado de ido-
neidad, de rectitud de intención y de conciencia vocacional de los jóvenes con
los que trabaje. El trabajo en equipo, salvando lógicamente los temas de con-
ciencia, en este campo es una necesidad incuestionable y un medio más que
necesario para adquirir capacitación.

20
INTERVENCIONES PEDAGÓGICAS

Esta ficha va dirigida directamente a Agentes de Pastoral Vocacional, en


orden a determinar con justeza el grado con conocimiento y convicción perso-
nales que tienen acerca de la Pastoral Vocacional.

LECTURA Y ASIMILACIÓN DEL DOCUMENTO


1. Leer atentamente el documento. Aclarar las palabras o expresiones que no
se entiendan o se ignore su significado en el contexto. Después ir seña-
lando con un lápiz:
• Lo que no entiendes (¿)
• Lo que te parece que sobra (+)
• Lo que falta, según tu opinión (-)
• Lo que subrayas como más importante de todo (_)

2. Indica los tres aspectos que para ti son los más importantes de este docu-
mento concreto.

PREGUNTAS PARA PROFUNDIZAR EN GRUPO


1. Señalar los logros y las metas aún no alcanzadas que percibes en la pasto-
ral vocacional en misión compartida.
2. ¿Qué actitudes concretas habría que cuidar y robustecer para hacer posible
la pastoral vocacional en misión compartida?
3. Razones que justifican actualmente la necesidad de trabajar en misión com-
partida.

21
2 Referencias Teóricas
y Prácticas sobre
Acompañamiento Vocacional
2.1. El Acompañamiento Vocacional. Contenidos
2.2. El Acompañamiento Vocacional. La Orientación
o enfoque
2.3. Agente de Pastoral Vocacional. Identidad
y Funciones
2.4. El Acompañante. Actitudes
para el Acompañamiento
2.5. El Acompañado. Condiciones
de Acompañamiento
2.6. Discernimiento Vocacional. Descripción
2.7. La Entrevista Vocacional. Guión
2.8. La Entrevista Vocacional. Contenidos
2.9. El Entrevistador/a
2.10. Entrevista Vocacional. Recursos Pedagógicos
2.11. El Entrevistador/a. Decálogo para la Escucha
2.12. Situaciones de Entrevistados. Casos Frecuentes
2.1. El Acompañamiento Vocacional

CONTENIDOS

1. ¿Qué entendemos por “acompañamiento vocacional”?


Nos referimos al seguimiento personalizado que el acompañante hace de
aquellos jóvenes que están viviendo el proceso de fe vocacional, a través de
medios concretos, para hacer más consciente su asimilación del proceso. Podría
definirse como aquella relación que tiene como finalidad acompañar a un joven
en su proceso de crecimiento y maduración en el seguimiento de Jesús, ayudan-
do a reconocer el proyecto de Dios en su vida y a vivir de acuerdo con él, ha-
ciendo presente el Reinado de Dios de la vida en medio de nuestro mundo.
El acompañamiento vocacional es un dinamismo1 privilegiado para suscitar,
discernir y acompañar la vocación. A través del mismo es posible detectar y
acompañar con profundidad las inquietudes y signos vocacionales que apare-
cen en los posibles llamados. Es uno de los principales dinamismos que ayu-
dan a los jóvenes a personalizar su proyecto de vida cristiana específica. Por
ello hemos de considerar que:
• Es uno de los elementos educativos más importantes que el pastoralista tie-
ne en sus manos ya que le permite conocer y orientar, con más detalle y
profundidad, al joven en su crecimiento, inquietudes, dudas y aspiraciones.
• Hemos de darnos cuenta de que no es suficiente el acompañamiento a ni-
vel de grupo (aunque el grupo es importante), sino que es indispensable
conjugarlo con el acompañamiento y la orientación de cada joven del gru-
po para que pueda llegar a la personalización de la fe.
• Ofrece la posibilidad que tiene el joven de expresar y hacer más consciente
su asimilación del proceso; el acompañante ha de comprender que, muchas
veces, es necesario adaptar a cada joven las exigencias propias del momen-
to que están viviendo, según las posibilidades de cada persona y esto solo
es posible desde el diálogo y conocimiento personal; del mismo modo per-
mite resolver mejor las dudas y dificultades personales, asimilar los valores
humanos y cristianos, aclarar el sentido de la propia historia, iniciar en la
oración, acompañar en la búsqueda de Dios y ayudar a descubrir su puesto
al servicio de la Iglesia y de los hombres; cada persona tiene su propio ca-
mino que hacer y recorrer.

1
Hay recursos pedagógicos y pastorales (materiales, actividades, estructuras) que sirven
para animar la pastoral vocacional y para implicar a todas las personas y comunidades cris-
tianas en el interés y trabajo por las vocaciones. Poseen, por lo tanto, una clara intención
vocacional. Esos recursos, se denominan dinamismos, por la energía que poseen en sí mismos
para impulsar el camino de la pastoral vocacional.

25
• No se identifica en absoluto con la “directividad” que infantiliza al sujeto
haciéndole depender de las decisiones del acompañante, ya que acompaña-
miento personalizado remite las decisiones del sujeto a su propia responsa-
bilidad;
• Es una ayuda temporal e instrumental que una persona presta a otra para
que ésta última pueda sentir y experimentar la llamada de Dios en su vida
y pueda responder mejor a ella para unirse con Dios e imitar y seguir a Je-
sucristo en una familia carismática.
• Hay muchas más definiciones que pueden decir lo mismo o algo muy seme-
jante. Pero nos detenemos en tres aspectos que hay que considerar como los
más significativos:
- EL FIN del acompañamiento es que el candidato responda personalmente
al plan de Dios sobre él.
- EL MEDIO que utiliza es el discernimiento.
- EL INSTRUMENTO empleado es la relación o conversación de dos perso-
nas (acompañante y acompañado).

2. No confundir el acompañamiento vocacional


a. El acompañamiento se diferencia de la confesión: Este sacramento es pa-
ra reconciliarse con Dios de las propias faltas y pecados. Aquel versa más
sobre “agitaciones de espíritu”, mociones, sentimientos, impresiones...deci-
siones libres... Se mueve preferentemente en el terreno de lo dudoso, de lo
que no se tiene claro, de los temas donde la libertad es menor y no se da
de ordinario conciencia de pecado. Obviamente el que sean cosas distintas
no quiere decir que no puedan darse en alguna ocasión juntas.
b. No es “dirección”: No es una imposición unidireccional, aun cuando se re-
alice de manera muy sutil. No es el acompañante un “tutor” que organice
la vida, los horarios, el descanso, dé pistas y soluciones, le proporcione ac-
tividades apostólicas,... etc. aunque alguna vez tenga que hacer algo de es-
to.
c. No es una amistad entre iguales: Entre ambas partes no se da una co-
municación simétrica. Es un tipo de relación de ayuda entre “desiguales”,
por cuanto que el acompañante no tiene porqué abrirse y manifestarse al
acompañado.
d. Tampoco es psicoterapia, ni un lugar de desahogo o refugio psicológico,
o un escape afectivo, o un consultorio... aun cuando en casos de adoles-
centes hayamos de acomodarnos a la inmadurez propia de su edad y de las
circunstancias que viven.
e. Tampoco es una simple ayuda. Tiende a evolucionar en la medida en que
se va desarrollando la relación de ayuda y se van cubriendo etapas del pro-

26
ceso de discernimiento. Por ello es una relación cambiante y adecuada a
los diversos momentos en que se vive. Y su fin es desaparecer con la de-
cisión de incorporación a la institución o estado de vida.

3. Elementos del acompañamiento vocacional


Existen cuatro palabras que hay que interrelacionar para definir y explicar
la realidad única de la que estamos hablando:

a. ACOMPAÑAR es ofrecer aquel servicio de orientación y discernimiento, que


implica ante todo un acercamiento fraterno. Acompañar es “caminar con”,
“ayudar a caminar”, “estar con”.
b. DISCERNIR es ayudar al joven a descubrir la llamada que Dios le hace y
responder a ella. La vocación es un don que hay que discernir. El discerni-
miento vocacional no es sólo un proceso psicológico; es, sobre todo, un
proceso de fe por el que se intenta captar la autenticidad de la vocación
del candidato. Existen principios y criterios de discernimiento, nacidos de
la realidad y de las exigencias de la vocación, que están definidos y esta-
blecidos por la Iglesia.
c. PROCESO. Por “proceso” queremos entender aquel segmento de la historia
vocacional del individuo que abarca en concreto desde el nacimiento de la
vocación (autoconciencia de la misma) hasta el ingreso en el correspon-
diente centro formativo (normalmente aspirantado, postulantado o novicia-
do, según los casos). Ese llamamiento no siempre aparece claro. Incluso a
veces se presenta como evasión, engaño o fantasía. Por eso el discerni-
miento no es una simple consulta, sino un proceso en el que la persona se
compromete a seguir, con alguien que le ayuda, a hacerse consciente de las
llamadas de Dios y a responder a ellas.
c. VOCACIONAL. La vocación se entiende como una realidad dinámica, tanto
en la llamada como en la respuesta, que debe ser discernida gradual y pro-
gresivamente sin interrupción. La dinamicidad existe porque:
• Dios manifiesta su voluntad progresivamente y, además de la llamada ini-
cial, sigue llamando constantemente a la persona durante toda la vida y
la invita a una respuesta constante y sin descanso.
• La persona llamada debe estar impulsada por las motivaciones vocacio-
nales, que son fuerzas dinámicas que mueven la personalidad.
• La vocación se desarrolla con la fuerza y el ritmo de la misma persona-
lidad (dones, cualidades...) y de la gracia vocacional del llamado (exi-
gencias vocacionales).
• La persona es estimulada por el mundo exterior, la realidad y los signos
de los tiempos. Cuando el ambiente exterior es rico, la persona es más
estimulada.

27
INTERVENCIONES PEDAGÓGICAS

Esta ficha va dirigida directamente a Agentes de Pastoral Vocacional. Pre-


senta de manera concisa lo que significa el acompañamiento vocacional, tra-
tando de delimitar su perfil concreto. Puede ayudar a delimitar los campos y
a establecer claridad para el trabajo pastoral.

LECTURA Y ASIMILACIÓN DEL DOCUMENTO


1. Leer atentamente el documento. Aclarar las palabras o expresiones que no
se entiendan o se ignore su significado en el contexto. Después ir seña-
lando con un lápiz:
• Lo que no entiendes (¿)
• Lo que te parece que sobra (+)
• Lo que falta, según tu opinión (-)
• Lo que subrayas como más importante de todo (_)
2. Indica los aspectos que más necesarios y más útiles que hayas encontrado
en el texto.
3. Trata de extraer desde el texto las consecuencias que se siguen para el
acompañante. Si un acompañamiento debe desarrollarse de esa manera, ¿có-
mo deberá ser el perfil del acompañante? ¿a qué elementos deberá dar ma-
yor importancia?
4. Indica si con este documento encuentras claridad suficiente en:
• El significado del acompañamiento.
• Los aspectos que lo distinguen de otros recursos o intervenciones pasto-
rales.
• Los elementos más importantes a tener en cuenta.

28
2.2. El Acompañamiento Vocacional

L A O R I E N TA C I Ó N O E N F O Q U E

El acompañamiento se puede configurar desde tres orientaciones, enfoques


o formas, según el aspecto que sea más predominante o al que, de hecho, se
le dé más relevancia: El ACOMPAÑANTE, el ACOMPAÑADO o el PROCESO VOCA-
CIONAL

1. La relación centrada en el ACOMPAÑANTE (: Consultorio)


El acompañante centra la atención y asume el protagonismo porque es
quien detenta el saber y el saber hacer. La fidelidad a lo que él diga condi-
ciona el tratamiento de los procesos personales. Para que la actuación del
acompañante sea la más adecuada, éste debe contar con la mayor cantidad po-
sible de información sobre los temas tratados. Y desde lo que dice la ciencia,
le dirá al acompañado lo que tiene que hacer.

2. La relación centrada en el PROCESO VOCACIONAL.


El enfoque de este tipo de acompañamiento se centra sobre todo, en el
análisis y el tratamiento del proceso vocacional, presentando así al acompa-
ñante toda la ayuda que necesite. La situación se soluciona en la medida en
que la situación del acompañado se analice con precisión y se interprete ade-
cuadamente; a esto se añade el apoyo afectivo y las orientaciones que el acom-
pañado necesita para arreglar su situación personal. Esto es necesario, pero in-
tegrado dentro de las posibilidades que toda persona tiene de llegar a ver qué
le pasa, por qué y cómo solucionarlo por él mismo, si es debidamente ayuda-
da en el dinamismo de su personalidad.

3. La relación centrada en el ACOMPAÑADO.


Es él quien viene preocupado por su situación personal que requiere ilu-
minación, motivación y pistas de actuación. Esto requiere un proceso y apren-
dizaje a través de la “comunicación” entre los dos protagonistas del acompa-
ñamiento. La opción por este tipo de relación parte de tres consideraciones
básicas:
a. La confianza en la persona para ayudarse a sí misma.
b. La exclusión de toda actitud manipuladora en el proceso del acompaña-
miento.
c. El diálogo se convierte en punto clave del acompañamiento. Según Carkhuff
la relación personal típica del acompañamiento tiene cuatro puntos claves
que son:

29
• ACOGER: Prestar atención a la persona.
• REFLEJAR: estimular el proceso de autoconciencia de la persona con in-
tervenciones adecuadas.
• PERSONALIZAR: Poner a la persona frente a sus propias responsabilidades
respecto a la situación objeto del diálogo.
• INICIAR: Ayudar a que el acompañado defina la meta, programe y verifi-
que un plan de trabajo con el apoyo del acompañante.

30
INTERVENCIONES PEDAGÓGICAS

Esta ficha va dirigida a los Agentes de Pastoral Vocacional. Es útil para ellos
porque puede ayudarles a comprobar a qué dan importancia en el acompaña-
miento personalizado. Y desde ahí pueden establecer los correctivos necesarios,
si se cree conveniente.

LECTURA Y ASIMILACIÓN DEL DOCUMENTO

1. Leer atentamente el documento. Aclarar las palabras o expresiones que no


se entiendan o se ignore su significado en el contexto. Después ir seña-
lando con un lápiz:
• Lo que no entiendes (¿)
• Lo que te parece que sobra (+)
• Lo que falta, según tu opinión (-)
• Lo que subrayas como más importante de todo (_)
2. Señala el enfoque que te parece más correcto. Indica al menos tres razo-
nes que justifiquen su validez.

PARA LA AUTOEVALUACIÓN DEL ACOMPAÑANTE


1. ¿Qué actitudes sueles mantener en las entrevistas? ¿Te preocupa qué tienes
que decir? ¿Te interesa la persona? ¿Hasta qué punto te influyen tus pro-
pias necesidades, urgencias, problemas,... en las entrevistas?
2. Analiza las respuestas verbales y no verbales que das al entrevistado.
3. Mira la convergencia entre tus intervenciones y las del acompañado. Valora
en qué medida has facilitado su proceso personal de avance.
4. ¿Cuidas tu formación y puesta al día como acompañante? ¿De qué manera?
5. Mediante qué indicadores puedes asegurar quién ocupa el lugar más impor-
tante de tu relación de acompañamiento. Detállalos y repásalos.

31
2.3. Agente de Pastoral Vocacional

IDENTIDAD Y FUNCIONES

1. LA IDENTIDAD DEL ANIMADOR VOCACIONAL


a. Es una persona integrada
– Con cierta madurez humana
• Valora positivamente a los jóvenes.
• Cuenta con el equipamiento necesario para el trato pastoral persona-
lizado.
• Muestra capacidad para comprometerse pastoralmente.
– Con cierta madurez cristiana
• Ha alcanzado una serena opción de fe.
• Ha discernido su vocación.
• Lleva una vida cristiana suficientemente seria.
• Está bien integrado en la Iglesia.
• Sigue un comportamiento moral congruente.
• Se siente rectamente motivado a evangelizar a los jóvenes.
– Identificada con su carisma
• Se siente llamado y enviado a vivir un carisma en la Iglesia.
• Posee sentido eclesial abierto.
• Muestra inquietud por la PV.
b. Va recibiendo una formación
– Sistemática
• Desde un proyecto
• Para vivir mejor su identidad (SER)
• Para capacitarse mejor (SABER)
• Para servir mejor a los jóvenes (HACER)
– Permanente
• Mediante su oración
• Mediante el estudio

32
• Mediante experiencias formativas
• Mediante la misma acción pastoral
c. Trabaja en un Equipo (a ser posible)
– Como Pastor de jóvenes
• Es testigo de la fe de la Iglesia.
• Es acompañante personal de cada joven que se le encomienda.
• Es animador de grupos.
• Es maestro de vida.
– Sigue un proyecto
• Persigue una meta.
• Está especializado.
• Intenta ser competente y eficaz.
– Está inserto en un centro pastoral
• Asume y enriquece su centro pastoral.
• Con pertenencia y de corresponsabilidad.
• En misión compartida

2. LAS FUNCIONES DEL ANIMADOR VOCACIONAL


a. Sembrar
• Respetando la libertad.
• Esparciendo la semilla de la vocación, no otra cosa
• En el tiempo propicio
• Reconociendo la debilidad de la semilla
b. Acompañar
• Poniéndose al lado del otro
• En un camino vocacional con etapas
• Como hermano mayor
• Señalando la presencia de Otro
• Humildemente
• Localizando los “pozos” de agua viva
• Compartiendo la propia vocación
• ...Contagiando

33
c. Educar
• Para el conocimiento de sí mismo
• Para el misterio
• Para la lectura vocacional de la propia vida
• Para la oración
d. Formar
• Con gestos fuertes y propuesta de máximos.
• Reconociendo que la vida es un bien recibido que tiende, por su natu-
raleza, a convertirse en un bien dado.
• Desde la lógica de la gratuidad, no la del héroe
• Para llegar a auto-reconocerse en Jesucristo
e. Discernir
• La opción efectiva del llamado
• Su capacidad de decisión
• Su apertura al misterio
• Su identidad vocacional
• La riqueza creyente de su proyecto vocacional
• Su docilidad vocacional

34
INTERVENCIONES PEDAGÓGICAS

Esta ficha va dirigida directamente a Agentes de Pastoral Vocacional, en


orden a determinar con justeza el grado con conocimiento y convicción per-
sonales que tienen acerca de la Pastoral Vocacional.

LECTURA Y ASIMILACIÓN DEL DOCUMENTO


1. Leer atentamente el documento. Aclarar las palabras o expresiones que no
se entiendan o se ignore su significado en el contexto. Después ir seña-
lando con un lápiz:
• Lo que no entiendes (¿)
• Lo que te parece que sobra (+)
• Lo que falta, según tu opinión (-)
• Lo que subrayas como más importante de todo (_)
2. Indica los tres aspectos que para ti son los más importantes de este docu-
mento concreto.

PREGUNTAS PARA PROFUNDIZAR EN GRUPO


1. Imagínate que tú estás siendo acompañado por otra persona, ¿cómo te gus-
taría que fuera tu acompañante? Indica qué rasgos preferirías en su rela-
ción contigo.
2. ¿Cuál sería el perfil del agente de P. V. que necesita el grupo que acompa-
ñas? ¿En qué te pareces a ese perfil y en qué cosas debes seguir crecien-
do?
3. ¿Entiendes bien el sentido de cada una de las funciones? ¿Cuál de entre
ellas se te da a ti mejor? ¿En qué lo notas?

35
2.4. El Acompañante

A C T I T U D E S PA R A E L A C O M PA Ñ A M I E N T O

Las tres cuartas partes de las miserias y malos entendidos


en el mundo terminarían si las personas se pusieran en los
zapatos de sus adversarios y entendieran su punto de vista”
Mahatma Gandhi

Lo fundamental en el acompañamiento no es fundamentalmente lo que se


dice, ni las técnicas que emplea el acompañante, sino la calidad del encuen-
tro personal, el establecimiento de una buena relación personal con el acom-
pañado. Tal relación se halla condicionada por las actitudes fundamentales del
acompañante. Dichas actitudes se pueden reducir a las siguientes:

1. Fe en el dinamismo de la zona profunda del ser


En el fondo de toda persona existe una zona positiva que está animada por
un impulso vital que permite a toda persona llegar a ser lo que es. Se trata
de una tendencia propia a toda vida humana a expandirse, crecer, desarrollar-
se y madurar. Es una orientación profunda positiva, constructiva, que tienen a
la realización de la persona, que progresa hacia la maduración y la socializa-
ción. Mientras mejor comprendido y aceptado es un individuo, mayor es su ten-
dencia a abandonar las falsas defensas que ha usado para afrontar la vida y a
comprometerse en un camino progresivo.
No se trata de tener una visión inocente e ingenua de la propia naturaleza hu-
mana. Por necesidad de defenderse contra temores internos, el individuo puede lle-
gar a comportarse de manera increíblemente cruel, horriblemente destructiva, in-
madura, antisocial y perjudicial. No obstante lo cual, las tendencias positivamen-
te orientadas existen en el nivel más profundo, constituyendo uno de los elemen-
tos más reconfortantes y más vivificantes de la relación de acompañamiento.

2. Autenticidad
Consiste en que el acompañante se conozca tal como es, se acepte a sí
mismo incluso en los aspectos más negativos que pueda haber en él y en la
franqueza de presentarse a cara descubierta, evitando esconderse detrás de una
máscara o del rol que desempeña.
Para ser auténtico no es preciso comunicar al acompañado todos los esta-
dos de ánimo que se guardan en el propio interior. Pero sí a no fingir. La au-
tenticidad permite crear el clima de franqueza y de confianza recíproca nece-
sario para la relación. La falta de autenticidad e introduce en el encuentro per-
sonal un “doble lenguaje” que oscurece la comunicación y hace perder la con-
fianza en el acompañante.

36
3. Aceptación incondicional
Se le llama también actitud positiva incondicional, consideración positiva
incondicional...Se trata de calor, atención, afección, interés, respeto,... por el
acompañado. Ello supone que el acompañante admite realmente al acompaña-
do, cualquiera que sea el sentimiento que lo mueve en el momento: miedo,
confusión, dolor, orgullo, cólera, odio, amor, valor, terror,... y cuida de él pe-
ro no de una manera posesiva; que lo aprecia en su totalidad, y no de mane-
ra condicional. No se contenta con aceptarlo cuando tiene ciertos comporta-
mientos, y desaprobarlo cuando tiene otros. Ello implica:
• ACEPTAR SUS SENTIMIENTOS RESPECTO DE MÍ Y A LO QUE ME ES QUERIDO: El
acompañante debe preguntarse si es capaz realmente de permitir al otro ex-
perimentar sentimientos hostiles hacia él. Ello supone distinguir entre acep-
tar a la persona y aprobar los actos en sí mismos, en su contenido objetivo.
• NO MANIFESTAR APROBACIÓN NI DESAPROBACIÓN, EN CUANTO A LA PERSO-
NA Y SUS DECISIONES. El acompañante debe ser un doble del otro, un se-
gundo yo, otro él mismo, pero un yo confiado, comprensivo, sin temor, aco-
gedor y amable. Esa actitud permite al otro recobrar la confianza en sí mis-
mo y explorarse sin miedo de aceptarse y amarse.
El fundamento de la aceptación incondicional radica en que una persona
vale siempre más de lo que parece. El fondo de su ser es positivo. Mi actitud
de fe en ella le permitirá despertar y manifestar en mayor o menor grado los
tesoros ocultos en ella. Los aspectos negativos que manifiesta son reacciones
de defensa contra temores internos.

4. Empatía en la diferencia
La empatía consiste no sólo en la capacidad de captar el significado de la
experiencia ajena, sino también la capacidad de devolver este significado a
quien lo vive, para que él sienta que realmente está siendo comprendido. Per-
cibir de manera empática es percibir el mundo subjetivo del otro, como si fué-
semos esa persona.
Pero no debe anular nunca la distancia, de manera que no sea una disolu-
ción del propio yo en el ajeno o, a la inversa, del yo ajeno en propio. No hay
que perder de vista que se trata de una situación análoga, “como si”. Implica
que se experimenta la pena o el placer del otro como él mismo lo experimen-
ta y que se advierte la causa como él la advierte -sus sentimientos o sus per-
cepciones-, sin olvidar nunca que se trata de experiencias o percepciones del
otro. Si esta última condición está ausente o cesa de obrar, no se trata de em-
patía sino de identificación.
Ha de ir unida a las otras actitudes de las que aquí hablamos también. No
puede darse sin ellas. Puede ser considerada como actitud y como técnica:
• Como actitud significa sensibilidad hacia el acompañado, atención a sus
contenidos existenciales, gozo en el acompañamiento de su proceso de in-

37
tegración personal y de clarificación opcional. Es la capacidad de sumer-
girse en el mundo subjetivo del otro y participar lo más posible de su ex-
periencia.
• Como técnica, evita imponer soluciones. Actitud de “reflejo” (hacer de es-
pejo), ayudarle a personalizar y establecer un proyecto personal. Debe afron-
tar algunos obstáculos que, entre otros, pueden ser:
• La actitud egocéntrica
• La directividad
• La tendencia a juzgar y la rigidez mental
• La afectividad no equilibrada

5. Respeto de la autonomía del otro


Esta actitud es importante porque sólo el acompañado posee la totalidad
de las informaciones sobre lo que vive. Él siente, al menos vagamente, dónde
está el nudo de su proceso y dispone de los medios para resolverlo. La rela-
ción propia del acompañamiento debe favorecer el aprendizaje de la autono-
mía responsable. Ello exige:
• NO ALIENAR. Entre la exposición y el análisis de la propia situación, hay que
dejar al acompañado escoger, al final, por sí mismo sus propias pistas, ya
que él mismo percibe intuitivamente la totalidad de su problemática y los
aspectos que tienen importancia para él mismo en este momento. Hay que
limitarse a seguirla y acompañarla en su búsqueda.
• RESPETAR LA AUTONOMÍA. En la búsqueda de los medios para caminar y en
la toma de decisiones hay que respetar su autonomía. El acompañado debe
descubrir el medio eficaz que ya el ha permitido en ciertas circunstancias
obrar de la manera más satisfactoria, y solamente él puede decidir lo que le
conviene ahora.
• TENER FE EN EL OTRO. Esto solo es posible si se tiene fe en el otro; fe en
los aspectos positivos de su ser, a pesar de las perturbaciones y zozobras
que puede describirnos; fe en el dinamismo vital que posee y que le permi-
te hacer frente, por sus propios medios, a las dificultades que encuentra.
• NO DIRIGIR. Esta actitud supone que el acompañante debe haber excluido
toda intención de hacer tomar conciencia, de dirigir, formar, manipular, ...
Para acompañar hay que utilizar una relación de enseñanza. La relación del
acompañamiento es una relación destinada a ayudar al acompañado a hacer
frente a las exigencias de la vida tal como se le presentan.
• RESPETAR LOS RITMOS. Ante la lentitud de proceso, hay que recordar que no
hay crecimiento verdadero y definitivo, sino desde el interior. Lo único que
está en nuestro poder para apresurar ese crecimiento, es crearle un ambiente
propicio.

38
INTERVENCIONES PEDAGÓGICAS

Esta ficha va dirigida directamente al acompañante. Centra la atención en


las actitudes más profundas del mismo, en orden a conseguir el adiestramien-
to y capacitación en la relación personal con el acompañado.

LECTURA Y ASIMILACIÓN DEL DOCUMENTO


1. Leer atentamente el documento. Aclarar las palabras o expresiones que no
se entiendan o se ignore su significado en el contexto. Después ir seña-
lando con un lápiz:
• Lo que no entiendes (¿)
• Lo que te parece que sobra (+)
• Lo que falta, según tu opinión (-)
• Lo que subrayas como más importante de todo (_)
2. Indica los tres aspectos que para ti son los más importantes de este docu-
mento concreto.

CUESTIONARIOS DE TRABAJO
Se presentan a continuación algunos cuestionarios que pueden ayudar a los
acompañantes a evaluar la relación con los acompañados.

CUESTIONARIO DE AUTOOBSERVACIÓN PARA EL ACOMPAÑANTE

1 ¿He escuchado con atención, interés y sin prisas al acompañado durante


toda la entrevista?

2 ¿Me he sentido molesto por algo durante el coloquio?

3 ¿He sentido y he manifestado hacia el acompañado una corriente afec-


tuosa, profunda y pacífica?

4 ¿Cómo me he sentido durante la relación? ¿Natural, espontáneo, moles-


to, paralizado, nervioso, resuelto...?

5 ¿Sobre qué me he centrado a lo largo del coloquio: sobre el acompaña-


do, sobre su situación, ... en mí mismo, en otras cosas...?

6 ¿Cuáles han sido los momentos más importantes de la entrevista? ¿Los


sabría enumerar por orden?

7 ¿He llegado a detectar el núcleo central de la situación del acompaña-


do? Lo expreso con una frase breve y precisa.

8 ¿Cómo he vivido, en el nivel profundo, la escucha, las respuestas-refle-


jo, los silencios, los miedos, las intervenciones?

39
9 ¿He utilizado la técnica de la pregunta? ¿De qué tipo han sido mis pre-
guntas?

10 ¿He respetado de veras su autonomía, sus valores, su proyecto de vida?


¿He podido confrontar?

11 Para progresar en mi capacidad de acompañar a otros, ¿a qué debo es-


tar más atento?

12 ¿Qué he aprendido en esta entrevista concreta?

ESCALA PARA VALORAR – +


LA CALIDAD RELACIONAL DEL ACOMPAÑANTE1 1 2 3 4 5
1 El acompañante es amable y muy atento

2 La relación entre ambos es demasiado distante

3 El acompañante trata con respeto al acompañado

El acompañante comprende lo que el otro piensa


4 y siente
El acompañado siente que el acompañante
5 asume un rol
El acompañante es pasivo y no se implica
6 suficientemente
El acompañado no se siente comprendido
7 ni respetado
El acompañado está contento de la reacción del
8 acompañante ante sus problemas
El acompañante mantiene un nivel emotivo estable
9 sin depender de lo que dice el acompañado

10 El acompañante no entiende bien al acompañado

11 El acompañante es dueño de sus sentimientos

Los sentimientos del acompañante no cambian


12 en la relación

1
Lo responde el acompañado.

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ESCALA PARA VALORAR – +
LA CALIDAD RELACIONAL DEL ACOMPAÑANTE1 1 2 3 4 5
13 El acompañante es cordial y cercano

14 El acompañante no es rígido ni inflexible

15 El acompañante no precipita sus intervenciones

El acompañante no dirige, ni orienta,


16 ni condiciona
El acompañante se siente libre y relajado
17 en la relación

18 El acompañado se siente crecer en la relación

19 El acompañante se centra en el acompañado

Se trata suficientemente el discernimiento


20 vocacional

41
2.5. El Acompañado

C O N D I C I O N E S D E A C O M PA Ñ A M I E N T O

El acompañamiento vocacional, su naturaleza y fines que persigue, ha de


ser algo sistemático y, por tanto, bien estructurado. No para ahogar la creati-
vidad, sino para liberar energías y facilitar la consecución de los objetivos. Ello
requiere por parte del acompañado una serie de premisas que, al menos en gra-
do suficiente, posibiliten y garanticen el buen desarrollo del mismo. Señala-
mos entre ellas algunas condiciones:
1. LIBERTAD: El candidato ha de entrar libremente al proceso y también reti-
rarse libremente cuando lo estime oportuno o entienda que ya ha descu-
bierto su camino. Esto no quita la propuesta de entrada, pero la decisión
será suya. Cuando ha expresado la inquietud vocacional, ha sentido una lla-
mada interior, la ha acogido y quiere que no se apague, esto lo manifiesta
verbal y vivencialmente. Es el momento de iniciar el acompañamiento per-
sonal.
2. RESPONSABILIDAD: Será un acompañamiento serio. No se trata de un jue-
go, cada decisión se apoya en motivos válidos. Cada decisión es conversa-
da y comunicada con el acompañante.
3. SISTEMATICIDAD: Es necesario, seguir, en lo posible, un método y un pro-
ceso concreto, sin quemar etapas, sin descuidos ni improvisaciones, sin re-
miendos. Debe respetar en concreto los ritmos y los procesos personales del
candidato según sus posibilidades y las circunstancias que se vayan dando.
Pero el candidato debe aceptar el método y las exigencias que se derivan
de comenzar un proceso así.
4. EXIGENCIA. A quien comienza el proceso se le deben pedir algunos com-
promisos iniciales, entre los que subrayamos los siguientes:
• Docilidad al Espíritu (para que sea Dios quien marque la vocación).
• Búsqueda seria y sincera la voluntad de Dios, que le exigirá someterse a
cierta disciplina y le llevará a compartir periódicamente la vida en pro-
fundidad.
• Fidelidad a las entrevistas. Debe manifestar preocupación.
• Fidelidad a su proyecto de vida, que irá surgiendo de la relación de acom-
pañamiento.
• Cuidar algunos detalles de estilo de vida: reducir el uso de medios de co-
municación y diversión; cierta austeridad de vida, un horario regulado,
una fidelidad a ciertos compromisos (estudio, servicio...).

42
• Dar muestras de crecimiento en su vida cristiana.
• Generosidad, disponibilidad y oración.
• Sinceridad y apertura.
5. COMPROMISO RESPONSABLE. El acompañamiento requiere momentos de en-
cuentro donde, en un ambiente adecuado y con más tiempo, se pueda pro-
fundizar en el discernimiento: convivencias, ejercicios espirituales, retiros,
desiertos, Pascuas. Y sobretodo a través de la entrevista personal que es el
mejor medio para el acompañamiento.

43
INTERVENCIONES PEDAGÓGICAS

Esta ficha va dirigida a acompañantes y acompañados. Indica algunos re-


quisitos necesarios para iniciar “con buen pie” el discernimiento vocacional
Conviene tener en cuenta lo que aquí se sugiere sin ánimo de exhaustividad.
Puede servir de marco de referencia al comienzo del acompañamiento. Y pue-
de ser útil también para ciertos momentos en los que haya que reconducir el
proceso. El acompañado debe entender y asumir de buen grado lo que se in-
dica.

LECTURA Y ASIMILACIÓN DEL DOCUMENTO


1. Leer atentamente el documento. Aclarar las palabras o expresiones que no
se entiendan o se ignore su significado en el contexto. Después ir seña-
lando con un lápiz:
• Lo que no entiendes (¿)
• Lo que te parece que sobra (+)
• Lo que falta, según tu opinión (-)
• Lo que subrayas como más importante de todo (_)
2. Indica los tres aspectos que para ti son los más importantes de este docu-
mento concreto.
3. ¿Qué hacer en caso de que el candidato se muestre indeciso, inseguro... o
que le asuste excesivamente la relación de exigencias que se le pide? ¿Có-
mo acomodar pedagógicamente este documento a su situación particular?
4. ¿Cómo tratar aquellos casos de quienes comienzan bien, pero enseguida
muestran indicios de flojera, de desgana, de poca fidelidad,... o no son cla-
ros, o no vienen con intención de aprovechar?
5. ¿Qué relación pastoral mantener con aquellos que voluntariamente dejaron
el acompañamiento vocacional, una vez que ya lo hicieron?

44
2.6. Discernimiento Vocacional

DESCRIPCIÓN

Es un dato adquirido y confirmado por todos que el discernimiento es


un elemento necesario en el proceso vocacional y una colaboración a la ac-
ción de la Providencia de Dios. No se puede reducir el discernimiento a al-
go meramente pragmático o eficacista, limitado a la comprobación de la ido-
neidad de un sujeto para una determinada vocación. Por supuesto que eso
habrá que hacerlo, pero el discernimiento es algo más.
En concreto exige una disposición permanente: aquella actitud por la
cual una persona tiende a la búsqueda de la voluntad de Dios sobre su vi-
da. Tal es la actitud del creyente que, a ejemplo de Cristo, considera la vo-
luntad de Dios como única y definitiva opción. El discernimiento tiene sus
propias claves:
1. Parte de un acto de fe. Dios llama. Pero su voz no se transmite de for-
ma inconfundible, sino por señales. Que deben ser reconocidas. Serán ne-
cesarios ojos y oídos atentos como los del Siervo de Yahvé: “El Señor me
espabila los ojos cada mañana, para que escuche como los discípulos”
(Is 50,4).
2. En disponibilidad. El discernimiento se asienta sobre la disponibilidad,
la actitud vocacional por excelencia, es decir, la resolución mantenida de
llevar a cabo lo que se presume haber descubierto como mensaje de Dios.
3. Pretende realizar un proyecto de vida. Apunta a englobar la vida en-
tera poniéndola al servicio del Reino de Dios. Este proyecto lleva la mar-
ca de lo provisional, pues siempre queda algo por descubrir. Por eso re-
conoce lo imprevisible de Dios y está a la espera de la última carta de
Dios, sabiendo que aún no es la definitiva.
4. Por un itinerario de búsqueda. Pone al llamado en un estado de éxo-
do. El discernimiento es un estado de sensibilidad a las sucesivas llama-
das de Dios, que provocan un proceso de rupturas, con frecuencia dolo-
rosas, con las consiguientes crisis personales, que de traducen en una
transformación personal. Es una conversión hacia el proyecto de Dios, su
Reino.
5. Con renuncia a las propias ideas. La clave del discernimiento está en
la renuncia a las propias ideas acerca de lo que es la voluntad de Dios,
sometiéndose a la renovación y transformación de la persona que hará
posible el paso del saber que procede del mundo al saber que procede de
Dios, es decir, a la escala de valores que proyecta la cruz.

45
6. Desde una correcta estructuración de la jerarquía de valores. En tal je-
rarquía de valores en la que se asienta el proyecto de vida aparecen como
motivación fundamental los valores que son comunes a toda vida cristiana:
la construcción del Reino de Dios por el seguimiento de Cristo, por el amor
universal, la conversión del corazón y la búsqueda.

46
INTERVENCIONES PEDAGÓGICAS

Esta ficha va dirigida directamente a Agentes de Pastoral Vocacional. En


ella se explica el significado del discernimiento vocacional con una descripción
realizada por C. M. Martini y que ofrece los elementos necesarios para enten-
derlo y aplicarlo.

LECTURA Y ASIMILACIÓN DEL DOCUMENTO


1. Leer atentamente el documento. Aclarar las palabras o expresiones que no
se entiendan o se ignore su significado en el contexto. Después ir seña-
lando con un lápiz:
• Lo que no entiendes (¿)
• Lo que te parece que sobra (+)
• Lo que falta, según tu opinión (-)
• Lo que subrayas como más importante de todo (_)
2. Indica los aspectos que para ti son los más importantes de este documen-
to concreto, para contar con referencias concretas de cara al acompaña-
miento vocacional que se realice.

APLICACIÓN DEL DOCUMENTO


Plantearse en forma de preguntas estas cuestiones al hilo de la descripción
que se ofrece. Pueden ser respondidas en particular o bien en grupo de traba-
jo y formación de agentes de Pastoral Vocacional.
• ¿Partimos en nuestro trabajo de la fe? ¿Cómo se explicita la fe en la rela-
ción pastoral? ¿Quedaría algún elemento por resaltar? ¿Pasa el proceso por
la oración tanto por parte del acompañante como del acompañado?
• ¿Cómo se despierta la libertad y la disponibilidad en el candidato para abra-
zar la voluntad de Dios? ¿Partimos en el acompañamiento de este rasgo im-
prescindible o la damos por supuesto?
• ¿Se han planteado las rupturas y las adhesiones que conlleva todo discerni-
miento? ¿Hay claridad en este proceso? ¿Está suficientemente motivada la
necesidad de “romper con” y “abrirse a”?
• ¿Está suficientemente abierto el candidato a lo distinto a sí mismo, ha re-
nunciado a ponerse en el lugar de Dios en orden a realizar un buen discer-
nimiento? ¿Escucha a Dios?
• ¿De qué manera afecta el discernimiento a la jerarquía de valores del can-
didato? ¿Cómo traduce los deseos en compromisos concretos?

47
2.7. La Entrevista Vocacional-Guión

a. ENFOQUE
b. MOMENTOS DE LA ENTREVISTA
1. Primer momento: La acogida
a. Prestar atención físicamente: (ATENDER)
b. Observar: (VER)
c. Escuchar
2. Segundo momento: El reflejo o la reformulación
3. Tercer momento: La confrontación
a. Orientaciones
b. Pasos concretos a dar en la Confrontación
1. Personalizar el significado: “TU TE SIENTES....PORQUE TU....”
2. Personalizar el problema
3. Personalizar el sentimiento: “TU TE SIENTES.....PORQUE TU NO....”
4. Personalizar la meta: “TU TE SIENTES... PORQUE TU NO... PERO DE-
SEAS...”
4. Cuarto momento: La decisión
a. Orientaciones
b. Pasos concretos a dar en la decisión
1. DEFINIR LA META
2. INDICAR LOS PASOS
5. Quinto momento: La confirmación
a. Orientaciones
b. Pasos concretos a dar en la confirmación
1. OBSERVAR
2. AYUDAR
a. Buscando las causas.
b. Tomando conciencia del significado
c. Reforzando la buena voluntad

48
INTERVENCIONES PEDAGÓGICAS

Esta ficha trata de mostrar solamente el guión de la entrevista vocacional.


Puede servir para tener la idea de conjunto del proceso, junto con otros ma-
teriales que ofrecemos con este documento.

LECTURA Y ASIMILACIÓN DEL DOCUMENTO


1. Leer atentamente el documento. Aclarar las palabras o expresiones que no
se entiendan o se ignore su significado en el contexto. Después ir seña-
lando con un lápiz:
• Lo que no entiendes (¿)
• Lo que te parece que sobra (+)
• Lo que falta, según tu opinión (-)
• Lo que subrayas como más importante de todo (_)
2. Indica el nexo lógico que une cada uno de los pasos concretos que se ofre-
cen como esquema-tipo de la entrevista.
3. Trata de indicar de manera resumida pero con claridad, qué define y carac-
teriza cada uno de los momentos que hemos presentado como indicativos
de la entrevista.
4. Estos pasos no se pueden desarrollar en una sola sesión de entrevista, co-
mo es de suponer. Indicar cómo hay que comenzar y terminar cada sesión
de manera que no se quede colgado el tema y las lógicas interrupciones no
afecten al proceso de discernimiento.

1. Tus miedos ante una posible vocación.


2. Tus dificultades a la hora de tener esta entrevista personal.
3. Tu vocación y las reacciones de tus amigos
4. Tu vocación y la reacción de tus padres.
5. Tu vocación y tus dificultades para vivir tu vida cristiana
6. Tus dudas sobre si serás feliz en tu vocación.

PUESTA EN COMÚN AL FINAL


Pueden utilizarse estas u otras preguntas para dinamizar la puesta en co-
mún entre todos los participantes.

49
2.8. La Entrevista Vocacional

CONTENIDOS

“Todos desean un oído al cual confiarle las propias preocu-


paciones”
(Proverbio portugués).
El instrumento más importante del acompañamiento vocacional es la con-
versación o entrevista pastoral. Es el instrumento que hay que cuidar de ma-
nera especial, en orden a ayudar en los procesos de clarificación vocacional.

1. PASOS CONCRETOS A DAR EN LA ENTREVISTA1


2.1. Primer momento: La acogida
Consiste fundamentalmente en un ejercicio consistente en prestar
atención físicamente, mirar y escuchar. Hay que dedicarle tiempo. De
su buen funcionamiento depende el desarrollo de la entrevista.
a. PRESTAR ATENCIÓN FÍSICAMENTE (ATENDER)
Todas las personas estamos dispuestas a escuchar y a prestar aten-
ción a quien demuestra interesarse por nosotros y nos escucha a
fondo. Se trata de que el acompañado, al ver que se le atiende,
se sienta animado a hablar y auto-revelarse. El acompañante de-
berá adoptar una postura física que inequívocamente muestre que
está atendiendo.
b. OBSERVAR (VER)
En el conocimiento de una persona resultan más significativos los
elementos que llegan a captarse con los ojos (observación) que con
el oído (escucha). Existe un lenguaje no-verbal que indica la per-
cepción que la persona tiene de lo vivido. Por ello, el acompañan-
te tendrá que observar su aspecto físico, su capacidad intelectual,
sus afectos, su modo de relacionarse. Se trataría de la lectura se-
mejante a la que el radar hace del horizonte sobre el que se mue-
ve: el aparato señala sólo los objetos o fenómenos alarmantes.
c. ESCUCHAR
Significa recoger y recordar lo más fielmente posible cuanto el otro
está diciendo, sin olvidar estar atento a las propias reacciones (las del
acompañante mismo). Algunos rasgos de esta escucha podrían ser:

1
Para ampliar más el tema, tomar el libro de B. GIORDANI, Encuentro de ayuda espiri-
tual, Atenas, Madrid, 1985, pp. 171 y siguientes.

50
• Poner a la persona en el centro.
• Acoger, aceptar y dar valor al otro, evitando juzgarlo y medirlo
por parámetros propios.
• Renunciar a un estilo autoritario.
• No intervenir mientras el otro desea decir algo aún.
• Cuando la persona tiene dificultad en expresarse, no hay que tra-
tar de “adivinar”.
• No intervenir con comentarios, valoraciones y reflexiones perso-
nales.
• Tener en cuenta que la persona puede prestar atención a cuan-
to diga el acompañante sólo después de haber manifestado el
propio estado de ánimo o el propio punto de vista.

2.2. Segundo momento: El reflejo o reformulación


Se trata de devolver al interesado cuanto parezca haber percibido el
acompañante acerca del lenguaje verbal y no-verbal de aquel.
El método que aconsejamos, por su eficacia demostrada, es el de la
“REFORMULACION” o “REFLEJO DE SENTIMIENTOS”, que supone:
• No caer en la tentación de creer haber comprendido la situación
por el solo hecho de estar atento a todas las partes de la na-
rración que nos vaya haciendo.
• La empatía: Capacidad de meterse dentro del otro.
• Reconocer que sólo el individuo en cuestión sabe exactamente
lo que está pasando.
El método en sí mismo consistiría en volver a decir, en reformular con
otras palabras al acompañado:
• Los contenidos que dice
• Los sentimientos que expresa
• El nexo causal entre contenidos y sentimientos
Esto se realiza de una manera práctica mediante un procedimiento de
ir devolviendo al acompañado los contenidos comprendidos reformu-
lados con otras palabras mediante esta o parecida fórmula:
“TU TE SIENTES (sentimientos) ... PORQUE (contenidos)...”

2.3. Tercer momento: La confrontación


1. Orientaciones
Si anteriormente los pasos se han dado de manera adecuada, la
persona acompañada, al llegar este momento, suele encontrarse en
una actitud de búsqueda. Es un buen momento para dar otro pa-

51
so. Es un paso en la autoexploración, en un conocimiento más pro-
fundo de sí: toma de conciencia sobre lo que le falta, sobre lo que
debería hacer y no hace, sobre sus actitudes a asumir y desarro-
llar... Es decir, se trata de colocar a la persona antes sus propias
responsabilidades.
Hay que tener en cuenta un dato que se repite llegado este mo-
mento: La persona ha de superar la tendencia común a atribuir a
los demás la responsabilidad de cuanto negativo ha sucedido. Es-
ta es una tendencia muchas veces egoísta, a veces injusta, y siem-
pre inútil y estéril.
La única ayuda que puede prestar el acompañante espiritual a la
persona para que supere una dificultad consiste en llevarla a com-
prometerse en primera persona, a hacer cuanto le corresponde a
ella -¡no a los otros!- para mejorar la situación y disponerse a
aceptar con generosidad aquello que no puede cambiar.
Normalmente esta intervención suele producir un fuerte impacto
sobre la persona y puede engendrar reacciones de defensa o de re-
chazo. Por ello, el acompañante espiritual deberá preparar el áni-
mo del individuo para mirar cara a cara la realidad y aceptar la
propia parte de responsabilidad.
Y ello sólo se consigue si el acompañante hace preceder a sus
intervenciones de un camino de exploración y de comprobación
de si la persona está dispuesta y es capaz de reconocer y acep-
tar como propio todo aquello que el acompañante espiritual le
comunica.
b. Pasos concretos a dar en la confrontación

1. PERSONALIZAR EL SIGNIFICADO
Se busca analizar, con las oportunas intervenciones del acom-
pañante, qué impacto tiene la situación descrita en la persona
y qué efecto produce en ella.
La persona suele considerar sus propias dificultades desde una
óptica bajo la cual las otras personas vienen presentadas como
actores principales de la situación y ella misma en el trasfon-
do. Por ello hay que invertir los papeles llevándola a ella al
primer plano y ayudándole a tomar conciencia de su responsa-
bilidad. Ello se consigue pasando de la tercera persona a la se-
gunda persona en la reformulación de las situaciones, impli-
cando así directamente al individuo, de la manera que esque-
matizamos:
“TU TE SIENTES....PORQUE TU....”

52
2. PERSONALIZAR EL PROBLEMA
Es el momento más delicado y lleno de riesgos del coloquio,
dado que el acompañante espiritual debe ahora presentar con
toda claridad las carencias o la culpa que el individuo ha te-
nido en la causa de la situación.
En este cotejo, el acompañante espiritual deberá moverse so-
lamente en el plano operativo (conducta externa, acciones, in-
tervenciones, omisiones...) evitando abordar las intenciones o
las motivaciones del sujeto.

3. PERSONALIZAR EL SENTIMIENTO
A continuación de tal tipo de intervención, el individuo puede
elaborar una imagen de sí mismo negativa y encontrarse domi-
nada por sentimientos de autodesprecio o de depresión. Un tal
ánimo resultaría doloroso y nocivo. Este es el motivo por el
cual el acompañante espiritual puede intervenir reflejando el
nuevo sentimiento que capta en el individuo.
La persona tiene la necesidad de sentir que el acompañante es-
piritual ha entendido o intuido la reacción de sufrimiento o de
desánimo que puede haberle invadido después de la personali-
zación del problema.
La experiencia demuestra que, a estas alturas, junto con el re-
conocimiento y la aceptación de la propia responsabilidad, la
persona manifiesta casi siempre el deseo de hacer algo para sa-
lir de esa situación. La fórmula para verbalizar esta interven-
ción es la usada para personalizar el problema:
“TU TE SIENTES.....PORQUE TU NO....”

4. PERSONALIZAR LA META
Tomando como punto de apoyo el deseo expresado por el pro-
pio interlocutor, el acompañante destaca la dirección hacia la
que cree que puede moverse el individuo. Y aquí se pueden
echar mano de:
• Los VALORES a los que el individuo es sensible.
• La MOTIVACIONES que mayormente influyen en él.
La meta viene formulada partiendo de las carencias o de los
errores ya reconocidos. La fórmula viene integrada del siguien-
te modo:
“TU TE SIENTES...PORQUE TU NO...PERO DESEAS...”
Cuando la persona ha llegado a este punto, ella está dispues-
ta y es capaz de iniciar un trabajo de superación de las difi-

53
cultades. Por ello, el acompañante puede ofertar un compro-
miso práctico y programático.

2.4. Cuarto momento: La decisión


a. Toda entrevista debe terminar con un compromiso concreto.
Llegado a este momento la persona acompañada pasa a otra si-
tuación. La ayuda consistirá ahora en encontrar juntos la vía más
apta para lograr el objetivo ya entrevisto y sinceramente deseado.
Se trata de un modo de afrontar la situación que esté inspirado en
los valores en los que cree la persona.
El acompañante se esfuerza en formular un plan de acción ade-
cuado a la persona que debe actuar e inspirado en la meta que se
pretende alcanzar y procura mantener vivas y operantes en el acom-
pañado las motivaciones del compromiso.
b. Pasos concretos a dar en la decisión
1. DEFINIR LA META
No se trata de un enunciado abstracto, sino de una propuesta
formulada en términos prácticos de acciones y de conductas. La
meta ha de ser definida por ambas partes en colaboración y
mutuo acuerdo. Sólo las personas más inmaduras o de escasa
iniciativa, o todavía muy necesitadas de apoyos externos nece-
sitarán que el acompañante les proporciones directamente un
plan de acción.
2. INDICAR LOS PASOS
No olvidar que toda entrevista debe terminar con un compro-
miso concreto. Articularlos en su realización y en su compro-
bación y procurar que sean:
1. Proporcionados a la capacidad de esfuerzo del individuo.
2. Adecuados a la situación personal y ambiental.
3. Relativamente fáciles de poner en práctica y fácilmente com-
probables.

2.5. Quinto momento: La confirmación


a. Orientaciones
Supuesta la deliberación -valoración de pros y contras- y, una vez
valorados, añadirle la conveniente y siempre necesaria dosis de fe
y de confianza en Dios pues toda vida evangélica supone un ries-
go. Tal decisión conviene que sea mantenida en el tiempo en fi-
delidad. Por ella ha de ser confirmada, evaluada y apoyada.

54
b. Pasos concretos a dar en la confirmación
1. Observar la fidelidad al compromiso y el estado de ánimo que
caracteriza al período.
2. Prestar la oportuna ayuda en las siguientes cuestiones:
• Buscar las causas que están a la base de la escasa o nula fi-
delidad a los propósitos hechos.
• Tomar conciencia del significado que tienen las reacciones in-
teriores que surgen con motivo de las caídas o triunfos fren-
te a los compromisos contraídos.
• Reforzar la buena voluntad del individuo desde la desilusión
y desaprobación o desde la aprobación y satisfacción.

55
INTERVENCIONES PEDAGÓGICAS

Esta ficha va dirigida directamente a Agentes de Pastoral Vocacional, en


orden a determinar con justeza el grado con conocimiento y convicción per-
sonales que tienen acerca de la Pastoral Vocacional.

LECTURA Y ASIMILACIÓN DEL DOCUMENTO


1. Leer atentamente el documento. Aclarar las palabras o expresiones que no
se entiendan o se ignore su significado en el contexto. Después ir seña-
lando con un lápiz:
• Lo que no entiendes (¿)
• Lo que te parece que sobra (+)
• Lo que falta, según tu opinión (-)
• Lo que subrayas como más importante de todo (_)
2. Trata de entender la lógica que se presenta en el orden de los pasos y de
las intervenciones del acompañante. Trata de determinar si hay claridad y
si se disipan las dificultades de aplicación que puedan surgir.
3. Leer y comentar en común las significativas y elocuentes palabras de una
persona necesitada de escucha que se expresa en estos términos:
“Cuando te pido que me escuches y tu empiezas a darme consejos, no has
hecho lo que te he pedido.
Cuando te pido que me escuches, y tú empiezas a decirme por qué no ten-
dría que sentirme así, no respetas mis sentimientos.
Cuando te pido que me escuches, y tú sientes el deber de hacer algo pa-
ra resolver mi problema, no respondes a mis necesidades. ¡Escúchame! To-
do lo que te pido es que me escuches, no que hables ni que hagas. Sólo
que me escuches.
Aconsejar es fácil. Pero yo no soy un incapaz. Quizás esté desanimado o
en dificultad, pero no soy un inútil.
Cuando tú haces por mí lo que yo mismo podría hacer y no necesito, no
haces mas que contribuir a mi inseguridad.
Pero cuando aceptas, simplemente, que lo que siento me pertenece, aun-
que sea irracional, entonces no tengo que intentar hacértelo entender, si-
no empezar a descubrir lo que hay dentro de mí”2

EJERCICIO PRÁCTICO DE ENTREVISTA


1. Se divide al grupo de los animadores de pastoral vocacional participantes
del encuentro formativo en pequeños grupos de tres.

2
O’DONNELL, R., “La escucha”, en PANGRAZZI, A., El mosaico de la misericordia, Sal Te-
rrae, Santander, 1989, p. 43.

56
2. Cada uno de los tres de las ternas, desempeñará sucesivamente un papel.
Ese papel, por tanto, será intercambiable: Uno hará de acompañante, otro
de acompañado y el tercero de observador.
3. Los dos interlocutores deberán hablar por espacio de 10 minutos sobre uno
de los temas que se indiquen en su momento. El observador deberá ir to-
mando nota por escrito de lo que ve, en positivo o en negativo.
4. Pasado el tiempo. Los interlocutores callan. Y el observador expone sus obser-
vaciones. Puede seguir un pequeño diálogo entre los tres para clarificar, detec-
tar,... Lo que interesa sobre todo es caer en la cuenta de lo correcto y de lo in-
correcto de la entrevista realizada, a partir de las indicaciones establecidas.
5. A continuación, se intercambian los papeles y repiten el comportamiento,
teniendo en cuenta lo anteriormente dicho.
6. Se repite una tercera vez, de manera que todos hayan podido tener la opor-
tunidad de representar todos los papeles.
7. Puesta en común al final.

TEMAS POSIBLES PARA EJERCITARSE

1. Miedos, objeciones y defensas ante una posible vocación.


2. Dificultades ante esta entrevista concreta que estamos realizando.
3. Tu vocación y las reacciones de tus familiares y amigos.
4. Tu vocación y las dificultades para vivir la vida cristiana en el ambiente.
5. Tus dificultades de animador de pastoral vocacional.
6. Razones por las que estás aquí en este curso.

PARA UTILIZAR CON EL JOVEN QUE SE PLANTEA


LA VOCACIÓN DE ESPECIAL CONSAGRACIÓN

1. Tus miedos ante una posible vocación.


2. Tus dificultades a la hora de tener esta entrevista personal.
3. Tu vocación y las reacciones de tus amigos.
4. Tu vocación y la reacción de tus padres.
5. Tu vocación y tus dificultades para vivir tu vida cristiana.
6. Tus dudas sobre si serás feliz en tu vocación.

PUESTA EN COMÚN AL FINAL


Pueden utilizarse estas u otras preguntas para dinamizar la puesta en co-
mún entre todos los participantes.

57
2.9. El Entrevistador/a

CONTENIDOS

Yo, entrevistador/a, intento ser una persona de Dios.


Si soy de Dios y dejo actuar en mi vida su gracia, la fuerza de su Espíritu y
el dinamismo del evangelio, puedo suscitar en otros el deseo de ser hijo de
Dios y hermano de los demás. Soy cauce de la vida de Dios, no su manantial.
Yo, entrevistador/a, intento ser una persona fraterna.
Si soy fraterno/a, puedo suscitar en otros actitudes fraternas. Cuidaré espe-
cialmente el clima afectivo y las actitudes de acogida, aceptación incondi-
cional y empatía en el trato de acompañamiento personalizado.
Yo, entrevistador/a, intento ser una persona suficientemente integrada
y madura.
Por haberme hecho cargo de mi propio proceso de integración podré ayudar
a otros a integrarse. Cuido mi dominio propio, mi integración de lo racional,
lo afectivo y lo ideal; soy consciente de las transferencias y contratransfe-
rencias que puedan darse en la relación.
Yo, entrevistador/a, intento ser educador/a.
Al educador/a le importa la vida y el proyecto de vida del joven. Por eso debo
ayudar a clarificar la situación que se vive y el futuro desde una visión inte-
gral del ser humano como proyecto (imagen), tarea (compromiso) y don.
Yo, entrevistador/a, intento estar identificado/a con mi misión.
Estoy convencido/a de que mi misión es importante y de que es necesario
saber perder el tiempo para poder ganarlo. Esta identificación será la que me
mantendrá firme en las dificultades, en el cansancio, en mis sentimientos de
impotencia, en la aparente ineficacia y en la lenta maduración.
Yo, entrevistador/a, intento ser mediador/a de la Iglesia.
No actúo por mi cuenta ni en nombre propio. Soy enviado/a de la Iglesia,
guardando fidelidad a ella con una personal identificación hacia mi vocación
y mi carisma personal.
Yo, entrevistador/a, intento ser dócil al Espíritu.
Tanto en relación a mí mismo/a como en cuanto a saberme instrumento del
Espíritu para con los demás. Desde esa fidelidad, centraré siempre la relación
en el discernimiento, sin escorarme ni perderme.
Yo, entrevistador/a, intento ser acompañante hasta el final.
No basta poner a un joven en la pista. Es necesario, además, acompañarle
hasta el final. Por ello su misión termina cuando el acompañado toma su
opción de acuerdo con su propia responsabilidad, después de un proceso de
discernimiento y clarificación.

58
Yo, entrevistador/a, soy también acompañado/a.
Por el Espíritu del Señor, al que intento ser fiel en todo momento. Por el
mismo joven al que yo acompaño. Por la presencia, experiencia y riqueza de
otros/as hermanos/as.

59
INTERVENCIONES PEDAGÓGICAS

Esta ficha va dirigida directamente a Agentes de Pastoral Vocacional. Pue-


de utilizarse para un encuentro formativo, a manera de decálogo que le ayude
a tomar conciencia del alcance de su servicio pastoral.

LECTURA Y ASIMILACIÓN DEL DOCUMENTO

1. Leer atentamente el documento. Aclarar las palabras o expresiones que no


se entiendan o se ignore su significado en el contexto. Después ir seña-
lando con un lápiz:
• Lo que no entiendes (¿)
• Lo que te parece que sobra (+)
• Lo que falta, según tu opinión (-)
• Lo que subrayas como más importante de todo (_)

2. Indica los tres aspectos que para ti son los más importantes y necesarios
para el trabajo del acompañamiento vocacional.
3. Haz por escrito una lluvia de ideas de cada uno de esos aspectos, determi-
nando en concreto actitudes, comportamientos, decisiones a las que te com-
promete vivirlos.
4. Poner en común con otros lo visto. Y dejarse interpelar por ellos también.

60
2.10. Entrevista Vocacional

RECURSOS PEDAGÓGICOS

1. Facilita la expresión del joven


• Establece una relación de “empatía” con el joven (procura comprenderlo
como si tú estuvieses en su piel);
• Evita el dirigismo, la superioridad y el paternalismo (expresiones como:
“tienes que hacer...”, “no, si no pasa nada, no te preocupes...”);
• Ayúdale a exponer el asunto que es objeto de la entrevista (problema,
proyecto personal, experiencias vividas...);
• Ayúdale a centrar el tema reflejando al joven lo que éste ha expresa-
do (o sea, que lo que descubriste en la convivencia fue esto... y es-
to...) de forma sencilla (tú darás claridad a lo que él expresa de for-
ma confusa) y que le haga comprender que le estás siguiendo con to-
da tu atención;
• En la medida de tus posibilidades, facilita toda la información que el jo-
ven pida;
• Procura no emitir juicios de valor sobre la conducta del joven (suelen blo-
quear la comunicación);

2. Ayúdale a evaluar, a dar un significado a su conducta;


• Es importante que llegues a conocer y aclarar los puntos de referencia
que utiliza el joven en su valoración (circunstancias, normas morales, cri-
terios evangélicos, comparación con otras personas...);
• El objetivo fundamental es que sea el joven quien se autoevalúa y el APJ
quien le ayuda a relativizar su escala de valoración, quien ilumina y fa-
cilita otros puntos de referencia;

3. Oriéntale
Ayúdale a tomar conciencia de sus posibilidades y recursos, a planificar su
conducta futura, su formación; apoya sus deseos, indúcele a responsabilizarse
de sus decisiones...

4. Toma nota
No eches en saco roto lo que has hablado con cada joven: para seguir su
proceso es bueno que tomes algunas notas de su situación, compromisos... a
no ser que seas un portento memorístico;

61
5. Un posible esquema para el joven
• En muchas ocasiones es positivo elaborar un posible esquema para la en-
trevista personal;
• Esto ayudará en primer lugar al entrevistador y también al joven ya que
puede ir a la entrevista sabiendo su objetivo y habiendo reflexionado más
detenidamente sobre su historia reciente y actual;
• Evitaremos también el no saber cómo empezar o el perdernos en otros
temas que, siendo importantes, no son el momento de hablar.

6. El tiempo de la entrevista
• No debe ser muy largo en principio (de 30 a 45 minutos), a no ser que
surja un tema que el acompañante considere importante tratar; las en-
trevistas deben tener unos objetivos muy concretos y es importante ha-
blar de ellos;
• El entrevistador tendrá que hacer la distribución de los tiempos tenien-
do en cuenta que, cuando son muchos los jóvenes, va a ocupar bastan-
te esta actividad;
• El entrevistador no debe mostrar nerviosismo por el tiempo cuando es-
tá hablando con el joven (mirar el reloj, aunque sea de reojo) aunque
sí debe saber terminar una entrevista cuando ve que ya no es necesa-
rio continuar, cuando se han cumplido los objetivos o hay otro joven
esperando (con delicadeza pero con decisión hay que decir “este cuen-
to se acabó”);

7. El lugar de la entrevista
• No puede ser cualquiera, sino aquel que nos facilite la comunicación, don-
de no haya intromisiones y estemos a gusto (no suele ser muy acertado
el bar para esta actividad);
• Es importante que estemos cómodos (no conviene hacer la entrevista de
pie, aunque a veces puede resultar paseando), que no haya objetos en-
tre el acompañante y el joven (mesa, florero...) ya que son barreras psi-
cológicas pero reales.

8. El proyecto personal será siempre un elemento a tener en cuenta en la en-


trevista.

62
INTERVENCIONES PEDAGÓGICAS

Esta ficha ha sido preparada para los Agentes de Pastoral Vocacional. Son
algunas orientaciones concretas que ayudan a realizar las entrevistas persona-
les. Conviene tenerlas en cuenta y ejercitarlas. Este documento puede servir
para revisarlas y ponerlas al día, sin jamás darlas por supuestas o ya sabidas.

LECTURA Y ASIMILACIÓN DEL DOCUMENTO


1. Leer atentamente el documento. Aclarar las palabras o expresiones que no
se entiendan o se ignore su significado en el contexto. Después ir seña-
lando con un lápiz:
• Lo que no entiendes (¿)
• Lo que te parece que sobra (+)
• Lo que falta, según tu opinión (-)
• Lo que subrayas como más importante de todo (_)
2. Indica tres actitudes que para ti sean las más necesarias y recomendables
en la entrevista personal. Razónalas.

63
2.11. El Entrevistador/a

D E C Á L O G O PA R A L A E S C U C H A

1. Dejar de hablar: no podemos escuchar si estamos hablando.


2. Hacer sentir tranquila a la persona que habla: crea un ambiente de con-
fianza y libertad, ayuda a la persona a sentirse libre para hablar.
3. Demostrar que quieres escuchar: actúa interesado/a. No leas libros ni
hagas otras cosas mientras otra persona te habla.
4. Evitar distracciones: no hagas dibujos o muevas papeles. Si hay distrac-
ciones busca un lugar tranquilo.
5. Entender: trata de ponerte en los zapatos de la persona que te está hablan-
do. Entender no siempre quiere decir que debes estar de acuerdo con quien
te habla.
6. Ser paciente: no interrumpas; debes tener suficiente tiempo para escuchar.
7. Controlarse: una persona enojada no entiende lo que otra quiere decir.
8. No alegar ni criticar: si haces esto la persona no va a sentir confianza y sí
va a defenderse.
9. Preguntar: eso anima a la otra persona y le demuestra que realmente la
estás escuchando.
10. Dejar de hablar: este es el punto de partida y el punto de llegada, es impo-
sible escuchar sin el silencio para la escucha.

64
INTERVENCIONES PEDAGÓGICAS

Esta ficha va dirigida directamente a Agentes de Pastoral Vocacional. Pue-


de utilizarse para un encuentro formativo, a manera de decálogo que le ayude
a tomar conciencia del alcance de su servicio pastoral.

LECTURA Y ASIMILACIÓN DEL DOCUMENTO


1. Leer atentamente el documento. Aclarar las palabras o expresiones que no
se entiendan o se ignore su significado en el contexto. Después ir seña-
lando con un lápiz:
• Lo que no entiendes (¿)
• Lo que te parece que sobra (+)
• Lo que falta, según tu opinión (-)
• Lo que subrayas como más importante de todo (_)
2. Indica los tres aspectos que para ti son los más importantes y necesarios
para el trabajo del acompañamiento vocacional.
3. Haz por escrito una lluvia de ideas de cada uno de esos aspectos, determi-
nando en concreto actitudes, comportamientos, decisiones a las que te com-
promete vivirlos.
4. Poner en común con otros lo visto. Y dejarse interpelar por ellos también.

65
2.12. Situaciones de Entrevistados

CASOS FRECUENTES

El adolescente y el joven tienen grandes dificultades en la comunicación


interpersonal, pues sus ideas y sus sentimientos están confusos. El ambiente
fragmentado,superficial, consumista y divergente aumenta la extraversión y la
falta de identificación. El resultado final es la angustia. A pesar de todas es-
tas dificultades y limitaciones, el joven debe ser tratado como adulto. Con pro-
funda confianza en sus posibilidades. Presentamos algunos modelos de perso-
nas tipo con las que nos podemos encontrar:

1. La persona difícil de convencer


Busca siempre la ocasión de oponer su pensamiento al nuestro. Siempre
encuentra motivo de polémica. Si calla, puede tratarse de una persona que tie-
ne miedo y que no quiere entrar en discusión. Para volverle a su situación nor-
mal habrá que provocarle para que discuta. Ante esta personalidad:
– Mantener en todo momento el control del diálogo.
– No entrar en polémica.
– No hacerle razonamientos.
– No buscar sus puntos débiles para argumentar.
– Poner en su boca nuestra tesis.

2. La persona que no se compromete


A veces encontramos personas que no parecen reaccionar a ninguna ob-
servación. Esto a veces puede obedecer a diferentes factores: cautela, resenti-
miento, miedo, falta de interés... Ante esta personalidad:
– Ayudarle con preguntas que le lleven a tomar posiciones.
– Puede ser que la persona esté irritada porque considere que el ser valo-
rada, observada o aconsejada, es interferirse en sus asuntos particulares.
Comprobada esta causa, evitar tomar posiciones radicales.
– Estar muy atentos a su menor muestra de interés. Procurar desarrollar es-
tas muestras mediante preguntas que le den ánimo, como, por ejemplo, pe-
dirle opinión sobre el tema que es “precisamente el que más nos interesa”.
– Mostrarse muy interesado en su tema favorito.
– Si pide opinión, darle la que él espera de nosotros.
– Hacerle ver que sus puntos de vista coinciden, será la mejor forma de
ganarse su voluntad.

66
3. La persona que se deja convencer fácilmente
Puede ser que lo haga sinceramente, pero lo más probable es que trata de
no crearse problemas. Esta persona está convencida de lo absurdo de exponer
su verdadero parecer porque “nadie hace nada por nadie”. Suele ser una per-
sona que no discute jamás y no porque no tenga nada que discutir, sino por-
que ella posee la verdad. Ante esta personalidad:
– Es necesario asegurarse de que su pregunta o exposición sea claramen-
te comprendida.
– No hay que tratarle con amabilidad excesiva. Las preguntas deben ir di-
rigidas a su emotividad profunda.
– Trato firme y sin concesiones hasta obligarle a descubrirse.
– Preguntas y expresiones breves, claras y tajantes.

4. La persona irritable
Habrá que buscar la causa. La respuesta más adecuada es una gran dosis
de paciencia, tacto y prudencia. Es muy importante tener en cuenta el ámbi-
to donde se envuelve, el miedo familiar, su trabajo, sus relaciones laborales,
su educación. Ante esta personalidad:
– Escuchar hasta que termine totalmente.
– No interrumpirle.
– Evitar hacer excesivo uso de la palabra.
– Mantener una postura pasiva.
– Utilizar preguntas generales.
– Estar atento a las palabras en que ponga más énfasis. Pueden darnos una
pista sobre la causa de su irritación.

5. La persona nerviosa
Si se trata de un nerviosismo natural, al verse en un ambiente desconoci-
do cuyo control escapa de sus manos, bastarán unas cuantas preguntas gene-
rales de fácil respuesta para que recupere el control de sí misma. Cuando el
nerviosismo permanece después de haber respondido a aquellas preguntas de
forma entrecortada e incoherente, debemos ponernos en guardia:
– Es necesario primero que se ponga cómoda.
– Llevar la conversación a temas familiares y hacerle hablar de ellos.
– Presentar casos familiares sobre los mismos temas.
– Alabar sus respuestas si se ve que esto aminora su tensión.
– Evitar preguntas concretas cuando se observan nuevos signos de tensión.
Tranquilizarle con preguntas generales.

67
– Si utilizamos preguntas indirectas, descubrimos su opinión sobre los de-
más. Esto nos puede dar pistas sobre el origen del nerviosismo.

6. La persona impaciente
Se muestra tranquila hasta que se comienza a preguntarle. Sus continuos
movimientos de manos, cambio de postura, son reflejo de su impaciencia. An-
te esta personalidad:
– Utilizar siempre que se pueda preguntas concretas. No divagar.
– Mantenerse el mayor tiempo posible lo más próximo al punto de tensión.
– Hablarle con claridad, ser breve y conciso.

7. La persona taciturna
Sus respuestas monosilábicas y su falta de interés rompen continuamente
la unidad del diálogo. Ante esta personalidad, que suele ser muy susceptible:
– Utilizar preguntas concretas y rápidas.
– No dedicar muchas preguntas para un mismo tema.
– Pasar con rapidez de un tema a otro.
– Hacerle salir de sí misma.
– Razonar con ella lógicamente.

8. La persona charlatana
Es la que habla inconteniblemente de cualquier tema. Se sale con fre-
cuencia de lo que se está tratando. Tiene mucha verbosidad, pero su argu-
mentación suele carecer de lógica interna. Ante esta personalidad:
– Procurar tomar la palabra a la menor pausa que tenga.
– Usar preguntas concretas que no le den ocasión a divagar.
– Ponerle ante problemas concretos para su solución.

9. La persona que todo lo sabe


Tratará de imponerse en la primera ocasión. Su característica sensible pue-
de provocar, pero no perder el control. Suele poseer una buena memoria para
los hechos, datos y para narrar sucesos extraños. Sin darse cuenta, hiere la
susceptibilidad de los otros. Ante esta personalidad:
– La forma de ayudarle es hacerle preguntas concretas y bien dirigidas. Con
ellas se obtienen toda clase de datos.
– Hay que llevarle de forma que parezca que es ella quien lleva el diálogo.
– En ciertas ocasiones, será necesario bajarle los humos.

68
INTERVENCIONES PEDAGÓGICAS

Esta ficha va dirigida directamente a Agentes de Pastoral Vocacional. Pre-


senta una serie de personajes-tipo con peculiaridades significativas que en oca-
siones pueden ralentizar o estorbar la tarea del acompañamiento vocacional.
Es útil repasarlos y comentarlos por separado. Pueden ayudar las siguientes
cuestiones:
1. Leer atentamente el documento. Aclarar las palabras o expresiones que no
se entiendan o se ignore su significado en el contexto. Después ir seña-
lando con un lápiz:
• Lo que no entiendes (¿)
• Lo que te parece que sobra (+)
• Lo que falta, según tu opinión (-)
• Lo que subrayas como más importante de todo (_)
2. Indica los tres casos más frecuentes que en tu praxis de acompañamiento
hayas podido encontrar. ¿Te aportan algo las indicaciones pedagógicas que
se ofrecen en el documento?
3. ¿Conoces algún caso más, sacado de tu experiencia, que no esté de alguna
manera contemplado en este catálogo y que te interese comentarlo en co-
mún con los otros?
4. De todo lo dicho y escuchado, saca tú mismo tus conclusiones personales
de cara a tu trabajo de acompañante de otros.

69
3 Proceso de la Pastoral Vocacional
3.1. Planteamiento General

Etapa I: Descubrimiento
3.2. Descubrimiento del Valor Vocacional. Propuestas.
Autoconocimiento
3.3. Descubrimiento del Valor Vocacional.
Datos para Autopresentación
3.4. Lectura Vocacional de la Palabra
3.5. Proyecto Personal de Vida 1
3.6. Proyecto Personal de Vida 2
3.7. Proyecto Personal de Vida 3. Taller de Elaboración
del Proyecto Personal
3.8. La Familia de los Candidatos
3.9. Situaciones Especiales
3.1. Proceso de la Pastoral Vocacional

PLANTEAMIENTO GENERAL

El proceso de descubrimiento, clarificación y decisión de la vocación pre-


senta pedagógicamente varias fases en las que se debe dar una interacción en-
tre la actuación pedagógica de los responsables vocacionales y la respuesta del
candidato. Las principales son:
1. DESCUBRIMIENTO: Suscitar para despertar. Se trata de crear y desarrollar
un ambiente favorable para que el joven descubra la vocación desde su ex-
periencia humana y de fe, y desde los desafíos y realidades circundantes.
Conlleva las siguientes acciones pastorales:
1ª La iniciación a la vida cristiana. Ello supone:
1º Presentar la vocación cristiana como un diálogo entre Dios que lla-
ma y el creyente que, individual y comunitariamente, le responde.
2º Proporcionar los medios necesarios para seguir profundizando en la
fe, con la iniciación a la vida comunitaria, a la oración y a los sa-
cramentos, al compromiso y a la vivencia del Evangelio, especial-
mente a través de un proceso catecumenal.
2ª Despertar la vocación. Se trata de insertar a lo largo de todo ese proce-
so, de forma simultánea, una catequesis de la vocación en general y, en
particular, de la vocación en su triple modalidad presbiteral, consagra-
da y laical. Esta presentación explícita recorrerá todo el proceso de ini-
ciación cristiana, adecuándose al momento catecumenal del sujeto. Se
trata de una integración real, no marginal en dicho proceso.
3ª Hacer la propuesta explícita. Implica hacerla al posible candidato que ha
recibido las catequsis “en clave vocacional” y ha mostrado signos de vo-
cación. La propuesta es la invitación personalizada a plantearse la po-
sibilidad de la llamada del Señor a una vocación específica. Su consen-
timiento abrirá el camino personalizado de clarificación vocacional, de
manera que se pueda educar la respuesta vocacional.
2. CLARIFICACIÓN: Acompañar para clarificar. Se trata de procurar una rela-
ción más asidua con el candidato para ayudarle a aclarar y profundizar sus
inquietudes vocacionales ya manifiestas. Este acompañamiento se realiza
mediante encuentros, entrevistas, correspondencia, visitas a la familia, co-
nocimiento del entorno, presentación de un carisma y de una familia reli-
giosa, ofrecimiento de contacto con grupos apostólicos y ayudas específi-
cas para superar los obstáculos y dificultades. Podemos distinguir tres mo-
mentos en este proceso:

73
1º La búsqueda, o momento de identificación vocacional del candidato. El
acompañamiento debe ayudarle a descubrir e interpretar los signos vo-
cacionales de su historia personal, ofreciéndole procedimientos de au-
toconocimiento y claves interpretativas (lecturas, modelos de identifica-
ción, oración).
2º La atracción interior, como momento en que el candidato, al descubrir
el significado de la llamada de Jesús y al encontrar signos vocacionales
en su propia vida, se va sintiendo impactado y seducido gradualmente.
Es el momento propicio para comenzar a discernir sus motivaciones vo-
cacionales, purificarlas y consolidarlas, orientar sus actitudes de servicio
y ofrecer medios concretos en vistas a detectar y afrontar las tentacio-
nes vocacionales propias de este momento del proceso.
3º El planteamiento y la preparación para la opción: En este momento se
trata de comprobar en el candidato su grado de docilidad y disponibili-
dad ante la llamada, su capacidad para afrontar las dificultades y resis-
tencias vocacionales, su nivel de decisión y su identificación con los ras-
gos de la vocación y de la espiritualidad propia del carisma.
3. DECISIÓN: Ayudar para decidir. Supone que los candidatos han ido madu-
rando, gradualmente y según su ritmo, y han llegado a la decisión. Enton-
ces se trata, finalmente, de ayudarle a ubicarse eclesialmente y a proseguir
su clarificación vocacional por el camino abrazado.

74
INTERVENCIONES PEDAGÓGICAS

A la luz de este documento que pretende ofrecer un “plano” visual del pro-
ceso teórico que un candidato normalmente realiza en su discernimiento, es
importante que el acompañante adquiera un criterio suficientemente seguro pa-
ra saber determinar en caso dónde se encuentra el proceso de clarificación de
un candidato, para saber entender hacia dónde se debe caminar.

LECTURA Y ASIMILACIÓN DEL DOCUMENTO


1. Leer atentamente el documento. Aclarar las palabras o expresiones que no
se entiendan o se ignore su significado en el contexto. Después ir seña-
lando con un lápiz:
• Lo que no entiendes (¿)
• Lo que te parece que sobra (+)
• Lo que falta, según tu opinión (-)
• Lo que subrayas como más importante de todo (_)
2. Subrayar los rasgos más significativos que configuran cada momento del pro-
ceso de discernimiento vocacional. Tratar de entender asimismo la lógica
que está a la base de esta articulación de etapas y momentos.

75
3.2. Descubrimiento del Valor Vocacional. Propuesta

CONTENIDOS

La “Propuesta Vocacional” marca el comienzo del Acompañamiento Voca-


cional... Debe tener en cuenta necesariamente su triple dinámica:
• Vocación: Dios llama (siempre por mediaciones) y el hombre responde (siem-
pre con libertad).
• Con-vocación: Dios llama desde los otros, con los otros y para los otros.
• y Misión: Dios llama para algo.

1. ¿QUÉ ES EXACTAMENTE UNA PROPUESTA VOCACIONAL?


Se trata de hacer a otro la invitación personalizada y explícita de plante-
arse la posibilidad de una llamada del Señor a tal vocación específica. No se
parte de una actitud de espera a que se le ocurra al otro, sino de “ida”, de
iniciativa, de salida, de oferta. Presenta, pues, los rasgos de una pastoral tí-
picamente misionera. La propuesta puede presentarse en tres pasos:
• Invitar a alguien a que se plantee la orientación vocacional de su vida.
• Invitarle a que, delante del Dios de Jesucristo, se pregunte: “¿Dónde servi-
ré yo más y mejor?”
• Invitarle a reconocer su lugar en el conjunto de las diferentes vocaciones
cristianas.

2.¿QUIÉN DEBE HACER LA PROPUESTA VOCACIONAL?


Dios llama siempre por mediadores y mediaciones. No podemos olvidarlo.
En principio, todos podemos ser portavoces de una propuesta a otros. Normal-
mente serán los agentes de pastoral –consagrados y laicos- quienes hagan la
propuesta. Ellos deben constituirse en “mediaciones significativas” con una
cierta “autoridad moral” que les permita cumplir un triple objetivo:
• Invitar a otros a leer la propia vida y la historia en clave de llamada. No les
dicen lo que tienen que hacer, sino que les ayudan a formularse preguntas:
- ¿Dónde serviré yo más y mejor?
- ¿Te has preguntado si Dios te llama a...?
- ¿Por qué no te lo piensas?
• Mostrarles al Señor Jesús que está presente en su propia historia personal,
dándole sentido y orientación.
• Ser claros, respetuosos, pero también directos, al plantear abiertamente la
propuesta.

76
3. ¿A QUIÉN SE DEBE HACER LA PROPUESTA VOCACIONAL?
La propuesta vocacional no es, normalmente, algo puntual y aislado. Con
frecuencia supone un proceso de conocimiento y contacto con un joven al que
definimos como “candidato”. En principio, el candidato presenta este perfil:
• Un o una joven que está viviendo su fe cristiana
• Manifiesta inquietudes por vivirla a fondo con un compromiso más intenso
• Y muestra la suficiente idoneidad
Pero no se debe olvidar que la propuesta se puede hacer también pun-
tualmente, en un encuentro fortuito, cuando se dan algunas circunstancias que
lo aconsejan y con el cuidado requerido. El “olfato pastoral” del agente tam-
bién debe funcionar.

4. ¿CUÁNDO SE DEBE HACER LA PROPUESTA VOCACIONAL?


Normalmente se deben tener en cuenta dos factores importantes como cri-
terios de oportunidad de hacer directamente una propuesta vocacional:
• Con relación a la edad, lo ideal es que se haga al final de la preadolescen-
cia, en la adolescencia o comienzo de la juventud. Es importante tener en
cuenta la perspectiva psicológica de la toma de decisiones de la vida (Vg.:
año previo a la Universidad; elección de carrera; cambio de residencia...).
Pero no se puede olvidar el hecho del retraso de la adolescencia que hace
que muchos de nuestros jóvenes se estén haciendo replanteamientos voca-
cionales durante la carrera universitaria o en sus primeros años de trabajo.
• Como momentos significativos para lanzar abiertamente la propuesta, pue-
den ser:
• La entrevista personal
• Una situación personal “especial”
• Un momento fuerte de su vida (experiencia misionera, descubrimiento de la
oración, encuentro con una persona, campo de trabajo, pascuas...)
• Con ocasión de actividades vocacionales (catequesis, testimonios...)
• Con motivo de la asistencia a una ordenación sacerdotal, a una profesión, una
visita a un centro formativo,... que haya podido causar impacto.

5. ¿CÓMO SE DEBE HACER LA PROPUESTA VOCACIONAL?


Normalmente, la propuesta vocacional se enmarca dentro de un contexto
pastoral de conocimiento, confianza, libertad y fe. Desde ahí, se tienen en
cuenta, entre otros, estos dos criterios prácticos:
• Dar tiempo suficiente a la reacción de candidato. La propuesta se debe
hacer de manera propositiva, no impositiva. Y precisa de la paciencia y con
la confianza, del acompañamiento y de la espera, de la ayuda y del respe-

77
to, de la libertad y de la docilidad discipular. Ello exige acompañar siempre.
No dejar solos a los llamados. Colocarse a su lado.
• Motivar la adhesión a la llamada. Invita a secundar la llamada. Ello supo-
ne despertar la disponibilidad y la aceptación, la adhesión y la correspon-
dencia. No es una llamada entre otras.

2. ¿QUÉ HACER DESPUÉS DE PROPONER LA VOCACIÓN?


• Atender la reacción del candidato
Tras la propuesta vocacional se debe atender a la reacción del candidato.
Dios ha hecho a las personas seres únicos y originales. Cada ser humano le di-
ce “sí” a Dios con su peculiaridad propia. No se pueden homogeneizar las re-
acciones. Pueden darse, en principio, tres reacciones:
1. Que el candidato acepte hacerse el planteamiento. Se inicia así un proce-
so de acompañamiento que durará hasta que tome una decisión concreta,
en el sentido que sea.
2. Que el candidato rechace hacerse el planteamiento vocacional, por las ra-
zones que sean, manifiestas o no. El agente pastoral habrá de ser respe-
tuoso y comprensivo; evitará presiones innecesarias, a la vez que manten-
drá abierta la posibilidad de un replanteamiento en un futuro. Si se man-
tiene la relación pastoral, posteriormente deberá abordar las causas de la
negativa.
3. Que el candidato retrase –por los motivos que sea– el planteamiento. Con-
vendrá fijar un plazo aproximado, según las circunstancias, para retomar el
tema.
• Proponerle un itinerario de clarificación vocacional
La propuesta vocacional es solo el comienzo. Si procede, la continuación
del servicio, debe mostrar un itinerario concreto de clarificación personal. Por
ello, se deben concretar estos puntos:
1. Fijar fecha de la nueva entrevista personal.
2. Indicar sumariamente cómo se procederá para discernir la presunta lla-
mada (basta con una indicación del itinerario de una forma global).
3. Acordar algunos criterios que deben estar siempre presentes:
• La libertad en el comienzo y desarrollo del discernimiento.
• La sinceridad y claridad para abordar los temas.
• Unos ciertos compromisos que se irán derivando de los encuentros (referen-
tes a la oración y reflexión personal, al estilo de vida, a la organización del
tiempo...).
1. Detalles concretos para el contacto (dirección, teléfono o correo electró-
nico...).

78
INTERVENCIONES PEDAGÓGICAS

Esta ficha va dirigida directamente a los agentes de Pastoral Vocacional,


en orden a conocer y aplicar algunos criterios metodológicos concretos para
hacer la propuesta vocacional a otros.

LECTURA Y ASIMILACIÓN DEL DOCUMENTO


1. Leer atentamente el documento. Aclarar las palabras o expresiones que no
se entiendan o se ignore su significado en el contexto. Después ir seña-
lando con un lápiz:
• Lo que no entiendes (¿)
• Lo que te parece que sobra (+)
• Lo que falta, según tu opinión (-)
• Lo que subrayas como más importante de todo (_)
2. Indica los aspectos que te parezcan más problemáticos acerca de la pro-
puesta vocacional.

RECURSOS PARA APLICAR Y PROFUNDIZAR EN LA PROPUESTA VOCACIONAL


El trabajo concreto, una vez leído y estudiado el documento, podría consistir
en rellenar personalmente el siguiente cuestionario y, después, poner en común.

Cuestiones Opiniones Razonar las respuestas

1 ¿Se hace la propuesta


vocacional en nuestra ac-
ción pastoral ordinaria?

2 ¿Quién puede y debe


hacer la propuesta voca-
cional?

3 ¿A quién se debe hacer


la propuesta vocacional?

4 ¿Cómo hacerla? Indicar,


a raíz de lo presentado,
criterios claros y prácti-
cos.

5 ¿Cuándo es el momento
más oportuno para ha-
cer la propuesta voca-
cional?

79
Como ejercicio práctico, si se ve posible, se podría dramatizar entre varios
componentes del grupo una posible entrevista en la que se hiciera la propuesta
vocacional. Dos miembros del grupo la realizan. Los demás observan en silencio,
toman notas y, al final, vierten sus opiniones y entre todos sacan conclusiones.

80
3.2. Descubrimiento del Valor Vocacional

AUTOCONOCIMIENTO

Este cuestionario quiere ser un instrumento sencillo que te ayude a


clarificar tu opción de vida cristiana: Laico-sacerdote-consagrado.

CUESTIONES SI NO ¿?
EN EL FONDO LO TENGO CLARO, LO QUE PASA ES QUE NO
1 QUIERO

2 LO VEO CLARO, PERO ME FALTA VALOR

A VECES SI TENGO EL DESEO, A VECES NO.


3 ESTA SITUACIÓN ME DESORIENTA
NO QUIERO QUE ME HABLEN DEL FUTURO PORQUE
4 ME DA MIEDO

5 ME INTERESA LA VOCACIÓN RELIGIOSA Y SACERDOTAL

6 ME ATRAE MUCHO EL MUNDO DE LAS MISIONES.

ME ILUSIONA LA IDEA DE CASARME Y FORMAR


7 UNA FAMILIA

8 ME GUSTARÍA TENER VOCACIÓN RELIGIOSA O SACERDOTAL

9 SER RELIGIOSO O SACERDOTE ES MUY SACRIFICADO

10 ME ATRAEN MUCHO LAS CHICAS

11 ALEJARME DE MI FAMILIA ME DISGUSTA, NO SERÉ CAPAZ

ME DA MUCHO MIEDO LA SOLEDAD QUE PUEDA


12 ENCONTRAR EN LA VIDA RELIGIOSA O SACERDOTAL
ME GUSTA LA IDEA DE QUE LOS RELIGIOSOS VIVAN
13 EN COMUNIDAD

14 ME ABURRE Y ME CUESTA HACER ORACIÓN

81
CUESTIONES SI NO ¿?
LOS RELIGIOSOS Y SACERDOTES NO SE DIVIERTEN Y SU
15 VIDA ES ABURRIDA Y MONÓTONA
ME GUSTAN MUCHO LAS FIESTAS, EL LUJO,
16 LA COMODIDAD...

17 ME GUSTARÍA VIVIR MI VIDA SIN DEPENDER DE NADIE

SE PUEDE HACER MUCHO BIEN SIN NECESIDAD DE SER


18 RELIGIOSO O SACERDOTE
ME DA MIEDO NO ENCONTRAR UNA PAREJA PARA TODA
19 LA VIDA
PARA MÍ LO MÁS IMPORTANTE ES LA CARRERA
20 UNIVERSITARIA Y SER UN BUEN PROFESIONAL

21 ME DA MIEDO EQUIVOCARME EN MI DECISIÓN

MIS PADRES SE OPONEN, ME DICEN QUE CUANDO SEA


22 MÁS MAYOR
MIS PADRES SE OPONEN, PERO NO LES GUSTA
23 Y NO QUIERO CONTRADECIRLOS
MIS AMIGOS SE BURLAN CUANDO LES PLANTEO
24 LA POSIBILIDAD DE SER RELIGIOSO O SACERDOTE

25 A MIS PADRES LES HARÍA MUCHA ILUSIÓN

VEO QUE DIOS ME LLAMA Y SERÉ FELIZ SI SIGO


26 SU LLAMADA

27 QUIERO HACER ALGO EN LA VIDA QUE MEREZCA LA PENA

QUISIERA HACER ALGO PARA REMEDIAR LAS SITUACIONES


28 DE POBREZA EN LAS QUE VIVEN TANTAS PERSONAS

29 QUISIERA QUE LA GENTE DESCUBRIERA A DIOS

30 ME HA INFLUIDO MUCHO UN RELIGIOSO O SACERDOTE

31 ME HA INFLUIDO UN AMIGO

82
CUESTIONES SI NO ¿?
CREO QUE MIS PADRES HAN TENIDO UN PAPEL
32 IMPORTANTE

33 JESUCRISTO ES MUY IMPORTANTE PARA MÍ

ME GUSTARÍA PONERME AL SERVICIO DE DIOS


34 Y DE LOS HOMBRES

35 ME ATRAE LA FIGURA DE MARÍA

QUIERO AYUDAR A LA GENTE EN SUS DIFICULTADES


36 DE FE
EN GENERAL ESTOY DE ACUERDO CON LO QUE DICE
37 LA IGLESIA

38 ME SIENTO UN MIEMBRO ACTIVO DE LA IGLESIA

ME GUSTARÍA COLABORAR EN LA EVANGELIZACIÓN


39 DE LA IGLESIA
ESTOY ATENTO A LO QUE DICE EL PAPA, LOS OBISPOS
40 Y SACERDOTES

41 ME GUSTA LA VIDA TRANQUILA Y EN PAZ

42 TENGO FACILIDAD EN EL TRATO CON LA GENTE

CONCLUSIONES

83
3.3. Descubrimiento del Valor Vocacional

D AT O S PA R A A U T O P R E S E N TA C I Ó N

NOMBRE
DIRECCIÓN
CIUDAD TEL./MÓVIL
EDAD ESTUDIOS
GRUPO CRISTIANO DE PERTENENCIA

1 Nací el de de en
2 Enfermedades, operaciones, dolencias, ... que haya padecido.
3 Trabajo de mi padre y de mi madre.
4 Hermanos que tengo y puesto que ocupo.
5 El problema más importante que actualmente tiene mi familia.
6 Las relaciones entre mis padres.
7 Mi relación con mis hermanos.
8 La situación económica y religiosa de mi familia.
9 Servicios que realizo normalmente en mi casa con respecto mi familia.
10 Lo que más me gusta de mi familia y de mi hogar. Y lo que menos.
11 Religiosidad de mi padre y de mi madre.
12 Cinco cualidades que más me definan.
13 Tres defectos que más se me notan.
14 Ocho rasgos de mi carácter y temperamento.
15 Distinguir las tres o cuatro etapas por las que ha transcurrido mi vida.
16 Los adjetivos que más he oído decir de mí.
17 Mis estudios. Éxitos y fracasos escolares.
18 Ocupaciones en las que empleo mi tiempo libre.
19 Mis lecturas y mis películas preferidas.
20 Mis programas de TV preferidos.
21 Persona que más me conoce.

84
22 Mis amigos y mis amigas.
23 Cosas que suelo hacer con mis amigos normalmente.
24 Lo que más me gusta de ellos y lo que menos.
25 Personas que más me han influido en mi vida.
26 La mayor alegría de mi vida.
27 El sufrimiento mayor de mi vida.
28 Situación actual de mi vida cristiana.
29 Mis principales dificultades de fe.
30 Lo que significa para mí la vocación.
31 Personas que actualmente me están ayudando en mi fe.
32 Mis miedos más frecuentes.
33 Mis deseos y aspiraciones más profundas.
34 Tres metas inmediatas que debo conseguir cuanto antes.
35 Persona que más me conoce.

OBSERVACIONES añadidas:
1.

2.

3.

4.

85
INTERVENCIONES PEDAGÓGICAS

Esta ficha va dirigida directamente a los acompañados. Puede ser una fi-
cha que ayude a los acompañantes para tener un primer conocimieto de ellos.
Puede ser interesante el tener en cuenta los siguientes datos.

1. Este subsidio tiene como finalidad el acceder a una serie de conocimientos


básicos de la vida de un candidato. No pretende más, en un primer con-
tacto de acompañamiento vocacional.
2. El momento más adecuado para proponerlo sería después de unas dos o tres
entrevistas, en las cuales se vea que hay confianza.
3. Debe hacerse por escrito. Se entrega al acompañante, quien lo devolverá al
acompañado, para comentarlo con él.
4. Conviene detenerse en lo que más llama la atención, en alguna cosa que
merezca la pena profundizar o en algunos silencios extraños que puedan
darse.
5. Tener en cuenta que normalmente los datos personales se deforman para
bien o para mal... El acompañante sabrá tomar la adecuada distancia, sin
olvidar lo escrito.

86
3.4. Lectura Vocacional de la Palabra

CONTENIDOS

La Palabra de Dios, viva y enérgica1, posee en sí misma la fuerza de inter-


pelar a sus oyentes, suscitando una respuesta fiel y generosa. Por medio de la
Palabra, Jesucristo llama a la conversión, a la fe2 y a la comunión con Él en su
vida y misión; y constituye la comunidad de discípulos3. La Palabra de Dios reve-
la el sentido profundo de las cosas y de la historia, orienta el discernimiento y
motiva las opciones diarias de la vida.
En el campo de la pastoral vocacional, la lectura vocacional de la Biblia, la
meditación y la contemplación de la Palabra y su traducción en experiencia de vida
(=lectio divina), constituyen el terreno en el que florece y se desarrolla la auténti-
ca pastoral vocacional. Esa lectura vocacional de la Palabra de Dios tiene tres pasos:
1º. Descubrir lo que el texto dice en sí mismo.
2º. Descubrir lo que el texto dice a cada persona.
3º. Descubrir lo que el texto inspira a cada uno como respuesta a Dios.
La lectura de la vida a la luz de la Palabra de Dios, acción altamente espiri-
tual y no sólo psicológica, lleva a reconocer la presencia de Dios en ella; y, en
el interior de este misterio, permite descubrir poco a poco la semilla de la voca-
ción que el mismo Padre Dios-Sembrador ha depositado en los surcos de la vida4.

1. STATIO. Preparación
Disponer el cuerpo y el espíritu. Postura y compostura. Cesar en la ocupación
o en la acción en que se estaba. Buscar el sitio. Pedir ayuda a Dios.
• Tomo con amor el Libro. Lo pongo entre mis manos como si fuera un teso-
ro. Lo levanto a los labios. Lo beso. El cuerpo, en contacto directo con el
Libro, dice: aquí estoy.
• Con el corazón limpio y con humildad, invoco al Espíritu Santo; pido que se
haga presente con sus dones (entendimiento, sabiduría, consejo...).

2. LECTIO. Lectura
Lectura reposada, sin prisas. Atenta al contexto, a las referencias, a los textos
paralelos. Lectura repetida, intentando comprender todos los matices de lo que se
va leyendo. Buscando captar el significado.

1
cf Hb 4, 12.
2
cf Mc 1, 14-15; Hech 2, 37.
3
cf Mc 3, 13-14; Hech 2, 47.
4
cf NVNE, 35c.

87
• Acaricio con la vista todas las palabras. Poso la mirada con amor en cada
una de las frases. Me detengo en cada rincón del texto. Leo. Releo. Subra-
yo o escribo una palabra.
• Sugerencia 1ª: preguntas elementales al leer: ¿qué dice el texto? ¿Quiénes
son los protagonistas? ¿Qué hacen? ¿Quién habla? ¿A quién habla? ¿Qué he-
cho o expresión parece fundamental?
• Sugerencia 2ª: técnicas elementales que se pueden utilizar
- memorizar el texto; guardarlo en el corazón, en todo o en parte;
- escribir el texto; con mimo, como los copistas o miniaturistas;
- comparar distintas versiones (con alguna otra Biblia);
- leer no sólo con la mente, sino con los labios: en alto, bajito, susurran-
do, proclamando...

3. MEDITATIO. Meditación
A la lectura atenta sigue la meditación reposada. Las palabras leídas se guar-
dan ahora en el corazón para que sean iluminadas por el Espíritu. Para llegar a
conectar ahora con el mensaje central o global de la Palabra. Con el núcleo del
mensaje bíblico.
• Recojo las palabras o hechos que más me han llamado la atención: ¿qué sig-
nifican para mí? ¿Por qué me impactan?
• Interiorizo o rumio estas palabras o hechos; desde la mente pasan al cora-
zón y toman asiento en él: ¿qué siento yo? ¿Cómo me siento yo?
• Veo mi vida y la vida, mi historia y la historia, a la luz de esa Palabra: ¿qué
me sugiere? ¿Qué ilumina? ¿Qué reclama de mí?

4. ORATIO. Oración
De la meditación brota la oración. De la acogida, el diálogo como respuesta
al Señor que ha hablado
• He meditado el texto. Ahora el texto que se me ha dado lo hago oración.
Y toma cuerpo: pido perdón, o suplico e intercedo, o alabo y doy gracias,
o me ofrezco y entrego...

5. CONTEMPLATIO. Contemplación
La oración desemboca en la contemplación. La atención y la mirada pasa
ahora de la Palabra leída, meditada y orada a Aquel que me habla.
• Dejo de discurrir con la cabeza. Dejo de hablar con el corazón. Doy espacio
al Espíritu para que en mí adore, alabe y glorifique... Pongo toda mi vida
abierta a la Palabra. Me inunda. Me empapa. Enmudezco o canto. Me postro
o danzo. Adoro. Lloro. Me asombro. Ahí voy siendo revestido de Jesús, con-
figurado con El; voy siendo hecho criatura nueva...

88
6. DISCRETIO. Discernimiento
Este paso se va dando a lo largo de todo el proceso de lectura, escucha,
meditación, contemplación. Discernimiento. Elegir según Cristo, como Cristo.
Concretar la voluntad de Dios.
• Ahora recojo, como luz y fuerza, aquello que he visto con más claridad y en
qué dirección me empuja. Como respuesta a lo que Dios quiere de mí, aquí
y ahora; a lo que el Espíritu, a través de esta Palabra, pide hoy de mí, en
la situación concreta que vivo.

7. COLLATIO. Intercomunicación
A la hora de responder a la Palabra se puede compartir con otros, con los
hermanos o hermanas. Cabe la posibilidad de “la lectio” personal y comunitaria.
Los primeros pasos de la “lectio” se pueden hacer en privado, haciendo la lec-
tura de un mismo texto... Luego vendría el reunirse en asamblea.
• Aporto los ecos que la Palabra ha suscitado en mí. En clima oracional. Sin
disquisiciones o disertaciones. Como intercambio de experiencias y vivencias
(llevarlo escrito puede ayudar).

8. ACTIO. Respuesta

La Palabra, escuchada desde la fe y con fe, hace que, poco a poco, Cristo
mismo nos vaya conformando a su imagen y semejanza.
Cuando la Palabra nos habita, también nos habilita para llegar a ser palabra,
signo, expresión del amor y de la comunicación de Dios.
La Palabra nos va agarrando por dentro. Leída, meditada, orada y contem-
plada nos va empujando y nos lleva a conectar continuamente con la realidad de
cada día para ser vivida, testimoniada, anunciada.
• Ofrezco, en el día a día, a los demás el agua viva que a mi me va trans-
formando; mi propia vida como anuncio, con obras y palabras.

89
INTERVENCIONES PEDAGÓGICAS

Esta ficha va dirigida directamente a Agentes de Pastoral Vocacional. Pre-


tende orientarles e iniciarles en la “lectio divina”, aplicada a la pastoral vo-
cacional.

LECTURA Y ASIMILACIÓN DEL DOCUMENTO


1. Leer atentamente el documento. Aclarar las palabras o expresiones que no
se entiendan o se ignore su significado en el contexto. Después ir seña-
lando con un lápiz:
• Lo que no entiendes (¿)
• Lo que te parece que sobra (+)
• Lo que falta, según tu opinión (-)
• Lo que subrayas como más importante de todo (_)
2. Antes de pasar al ejercicio práctico que se propone después, pon en común
tus dudas, tus preguntas, tus incertidumbres, con relación a la lectura vo-
cacional. Al ejercicio se va con las ideas claras de lo que se debe hacer y
por qué.

EJERCICIO DIRIGIDO DE LECTURA VOCACIONAL DE LA PALABRA


1. El trabajo podría consistir en realizar un ejercicio de oración sobre un tex-
to vocacional. Conviene que se realice en un lugar adecuado, con unas con-
diciones suficientes y, además, que pueda haber tiempo posterior para la
puesta en común.
2. Proponemos varios textos bíblicos del N.T. para realizar el ejercicio, a fin
de que cada cual elija uno en concreto, para hacer su rato de oración.
• Lucas 1,26-30 Vocación de María
• Marcos 1,16-20 Vocación de los primeros discípulos
• Marcos 2,13-14 Vocación de Leví
• Marcos 3,13-19 Institución de los Doce
• Mateo 10,1-15 Misión de los Doce
• Mateo 19,27-29 El joven rico
• Lucas 1,57-60 Vocación de Juan Bautista
• Lucas 5,1-11 Vocación de los 4 primeros discípulos
• Juan 1,35-51 Vocación de los primeros discípulos
• Hechos 9,1-19 Vocación de Pablo

90
3. Conviene hacer caer en la cuenta e incluso insistir, desde el comienzo, en
que el objetivo no es completar todos los pasos que se indican en una lec-
tura vocacional “ideal”, sino hacer experiencia y aprender. En ese sentido,
sería bueno indicar a los que realicen el ejercicio que tengan particular-
mente en cuenta los 4 primeros pasos, sobre todo.
1. STATIO. Preparación.
2. LECTIO. Lectura.
3. MEDITATIO. Meditación.
4. ORATIO. Oración.
5. CONTEMPLATIO. Contemplación.
6. DISCRETIO. Discernimiento.
7. COLLATIO. Intercomunicación.
8. ACTIO. Respuesta.

4. La puesta en común, después del tiempo de ejercicio, podría girar en tor-


no a estas preguntas:
• ¿Qué has hecho en este tiempo? (detallar lo que “ha pasado”, sin afán
moralístico de decir si se ha hecho o no bien,... sino ver lo que ha su-
cedido).
• ¿Cómo te has sentido?
• ¿Qué cosa nueva has descubierto?
• Conclusiones para la pastoral.

91
3.5. Proyecto Personal de Vida 1

CONTENIDOS

Es un dinamismo de animación vocacional muy válido y eficaz. En él se


plasma la situación personal, las aspiraciones humanas y evangélicas, las orien-
taciones de vida y el camino a seguir en el quehacer diario y en el futuro. To-
das estas realidades son elementos que van mostrando a la persona el sentido
de la propia existencia y la ayudan a descubrir la propia vocación.
Es un dinamismo que se debe proponer a los jóvenes que quieren tomar
con seriedad y responsabilidad su realización humana y cristiana. El proyecto
personal facilita y completa el dinamismo del acompañamiento del candidato.
Ambos son, de alguna manera, inseparables.
VEN ... ... Y SÍGUEME
PROYECTO PERSONAL
(de donde) (hacia donde)
PREGUNTAS ORIENTATIVAS – ¿Cómo ando de...? – ¿A qué me comprometo?
– ¿Por qué estoy así? (1 ó 2 cosas concretas)
– ¿Qué puedo mejorar? – ¿Qué medios voy a po-
– ¿A qué me invita Dios? ner?
– ¿Cómo ser más coherente?
CONMIGO MISMO
– Cuerpo, físico, peso, salud
– Carácter
– Inteligencia
– Sentimientos
– Voluntad
– Cualidades-Defectos
– Historia
– Formación
– ...
CON LOS DEMÁS
– Familia
– Amigos
– Compañeros
– Trabajo-Escuela-Universidad
– Barrio
– Mundo
– Pobres
– ...
CON EL AMBIENTE-COSAS
– Dinero, medios materiales
– Responsabilidades
Profesión-trabajo
Estudios-formación
– Casa
– Modas, vestido, comida, bebida
– Tiempo libre
– Diversión
– Televisión
– Gustos personales
– Naturaleza
– ...

92
VEN ... ... Y SÍGUEME
PROYECTO PERSONAL
(de donde) (hacia donde)
CON DIOS
– Fe
– Amor
– Oración
– Sacramentos: Eucaristía, reconciliación
– Grupo de fe
– Parroquia-Iglesia
– Formación
– Testimonio en el mundo
– María
– Compromiso cristiano
– Vocación
– ...

93
INTERVENCIONES PEDAGÓGICAS

Esta ficha está preparada para los acompañados. Es un instrumento que sir-
ve para ordenar la propia vida. En el acompañamiento, conviene tenerlo pre-
sente porque debe ser tratado y revisado con frecuencia.

PREPARACIÓN DEL PROYECTO (lo hace el Acompañante)


1. Leer atentamente el documento. Aclarar las palabras o expresiones que no
se entiendan o se ignore su significado en el contexto.
2. Acomodar las expresiones y las cuestiones para que sean comprensibles a
quienes lo van a recibir.
3. Establecer una pedagogía de oferta, explicación y seguimiento del Proyec-
to personal.
4. Tener en cuenta algunos principios:
• Sólo se debe proponer el Proyecto personal si hay garantía de ser reali-
zado de forma adecuada.
• Comentarlo de manera breve a los destinatarios. Normalmente se hará de
forma directa o aprovechando otra actividad (Convivencias, Ejercicios, al-
guna entrevista personal, planteamiento vocacional decidido...)
• Conviene que se haga por escrito y que sea un documento que se corri-
ge, acomoda, enmienda,... con una cierta frecuencia.
• Al final del Proyecto, hay que concretar en “determinaciones”, esto es,
en dos o tres compromisos concretos que canalicen lo deseado de forma
concreta.
• Clarificar al acompañado todo lo que no entienda.

ORIENTACIONES PARA CONFECCIONAR EL PROYECTO PERSONAL


(Para el Acompañado)
Para confeccionarlo recomendamos tener presentes estas características:
1. SUFICIENTE INFORMACION Y MOTIVACION: Tener idea clara de lo que es un
Proyecto personal: Su finalidad, su conveniencia, su aplicación,..etc. Y, ade-
más una previa motivación para confeccionarlo, ponerlo en práctica y de-
jarse acompañar. Sin esas garantías no conviene ofertarlo. Podría acarrear
frustraciones, desmotivaciones,... e podría impedir que se retomase el ins-
trumento en el futuro.
2. ELABORACION PERSONALIZADA. Debe elaborarlo el acompañado en particu-
lar. Siempre ha de quedar garantizada la intimidad. De ordinario será opor-
tuna, a veces incluso imprescindible, la ayuda de un acompañante experi-
mentado que oriente y acompañe la confección y el seguimiento del pro-

94
yecto. Se esmerará siempre en brindar márgenes de confianza, discreción y
libertad.
3.SEGUIR UN METODO. Tratar de seguir con rigor los pasos metodológicos, cla-
ros y prácticos, para la realización y el seguimiento fiel del proyecto. El mé-
todo facilita y agiliza el trabajo. Un buen método se caracteriza por:
- No ser muy complicado
- No moralizar
- Recoger toda la complejidad de la vida
- Centrar y unificar, sin dispersar
- No sobrecargar de exigencias
- Ser muy práctico, sencillo y comprensible
- Estar bien motivado antes y durante la realización
- Invitar a la humildad y al realismo
- Respetar la libertad
- Ser ligeramente difícil o exigente
4. BUSCAR TIEMPO Y LUGAR. Conviene elaborarlo o revisarlo en el lugar y en
la circunstancia convenientes: Comienzo del curso o de la actividad pasto-
ral; momento de densidad particular (Ejercicios Espirituales; acontecimien-
to significativo; momento de ajuste personal o de grupo,...etc.); en lugar
tranquilo, sereno, con unas ciertas comodidades y facilidades para el fin que
se pretende,... (silencio, tranquilidad, tiempo); a ser posible fuera del es-
pacio habitual de vida y de trabajo. Se dispondrá, como es obvio, del tiem-
po suficiente para poder elaborarlo.
5. ADAPTAR EL METODO AL SUJETO. Tener muy presente la circunstancia del que
lo realiza (edad, cultura, formación, situación actual, orientación vocacio-
nal...). Es muy importante conocer de cerca su planteamiento personal de
vida (sus opciones, capacidades, necesidades, intereses e inquietudes, posi-
bilidades...) El proyecto es para la persona y no al revés.
6. TRES CONCRECIONES NECESARIAS. Tener presentes tres elementos importan-
tes al confeccionarlo
a. Redactar al final un Proyecto de DETERMINACIONES sobre la propia vida.
De las orientaciones vistas y no de otras, se elegirán dos o tres sola-
mente, a las que les llamamos “decisiones”, indicando con ello que son
las “determinadas determinaciones” en las que el individuo se empeñará
duro, sin ningún tipo de concesiones a la pereza. Por ello, su elección
debe ser muy certera y ponderada.
b. Fijar fechas y procedimientos de EVALUACION. La evaluación es una par-
te esencial del proyecto. Todo proyecto que no se evalúa, se devalúa.

95
Conviene señalar tiempos adecuados para la evaluación. Es preferible ha-
cer pocas evaluaciones y bien hechas que muchas pero superficiales.
c. Plasmar el Proyecto en una sencilla REDACCION escrita, de la forma más
clara y concreta posible. No sólo porque lo necesitaremos para hacer la
evaluación, sino porque también al expresarnos por escrito precisamos
mejor las ideas y atinamos mejor con los objetivos y con los medios.

96
3.6. Proyecto Personal de Vida 2

CONTENIDOS

PROYECTO PERSONAL DE VIDA

INSTRUCCIONES DE USO
• El Proyecto Personal o plan personal de Vida resulta un INSTRUMENTO muy
válido para ser testigo de tu propio crecimiento como persona y como cre-
yente.
• También es muy útil para tu ACOMPAÑAMIENTO ESPIRITUAL, pues te ayuda
a ser concreto en las entrevistas.
• Aquí te sugerimos los pasos que puedes dar para su elaboración o, si ya lo
has hecho otras veces, para actualizarlo.
• REALISMO Y GENEROSIDAD son las claves del éxito de este instrumento,
además, claro está, de una buena dosis de fidelidad-voluntad.
• Es muy bueno EVALUARLO personalmente cada mes y actualizarlo, si fue-
ra preciso, cada trimestre según vayas avanzando en tu camino o experi-
mentes estancamientos o retrocesos.
• En todo caso siempre será importante el CONFRONTARLO al principio y el
EVALUARLO periódicamente con tu acompañante espiritual. En algunos ca-
sos esa entrevista llega a finalizar con el Sacramento de la Penitencia.

PROCEDIMIENTO METODOLÓGICO

1. ¿QUIÉN SOY YO?


Me pregunto cómo me veo en este momento como persona:

MIS CUALIDADES MIS DEFECTOS

Y ahora, desde una mirada global a cualidades y defectos trato de de-


finirme...

97
2. YO FRENTE A MI VIDA

¿Qué es para mí la vida? ¿Qué ha significado para mí hasta hoy mi juven-


tud. ¿Qué me gustaría cambiar de mi vida actual?

¿Qué es lo que verdaderamente me ilusiona? ¿Qué pretendo hacer de mi


vida?

3. PLANIFICO MI VIDA PARA ESTE AÑO


3.1. CON RESPECTO A MI OPCIÓN CRISTIANA POR JESÚS
Me pregunto:

ASPECTOS A MEJORAR (DEFECTOS) ¿CÓMO LO VOY A HACER?

ASPECTOS A CULTIVAR ¿CÓMO LO VOY A HACER?


(CUALIDADES)

98
3.3. CON RESPECTO A MI OPCIÓN POR LOS DEMÁS
Me pregunto:
¿Cómo creo que deben ser mis relaciones con los demás: familia,
amigos, grupo, necesitados?

DETALLES CONCRETOS ME PROPONGO ACCIONES CONCRETAS

SERVICIO EN CASA

SERVICIO A MIS AMIGOS,


GRUPO

MIS DIVERSIONES

MI AUSTERIDAD

MI TESTIMONIO DE FE

MI HORARIO DE ESTUDIO

OTROS...

4. EVALUACIÓN DE ESTE PROYECTO


- Anoto CUÁNDO, CÓMO Y DÓNDE voy a evaluar cada una de las acciones
programadas.
- Dejo ya determinado CON QUIÉN haré esta evaluación (acompañante)
y CADA CUÁNTO TIEMPO y DÓNDE mantendremos la entrevista.

99
3.7. Proyecto Personal de Vida 3

TALLER de ELABORACIÓN del PROYECTO PERSONAL

Nos detendremos solamente en aspectos prácticos de la elaboración del Pro-


yecto personal, dando por supuesta la justificación teórica previa. Este traba-
jo se limitará, por tanto, a esbozar un método práctico para su confección1.

1. REQUISITOS PREVIOS PARA LA ELABORACIÓN DEL PROYECTO PERSONAL


1.1. MADUREZ HUMANA Y CRISTIANA: Sin ellas sería inviable. Concretando
rasgos de madurez destacamos haber verificado que se posee en gra-
do suficiente:
- Autonomía para tomar en sus manos la propia vida y abrazar sen-
satas decisiones, elegir y renunciar.
- Autenticidad para sumergirse serenamente dentro de sí e ir cre-
ciendo en autonococimiento y aceptación. Lo cual supone:
1. Querer iniciar y/o mantener un cierto recorrido de autodescubri-
miento personal.
2. Reconocerse, es decir, no defenderse ni ocultarse a sí mismos, si-
no poderse decir con suficiente lucidez: “Así soy yo”.
3. Aceptarse, es decir, no moralizar con culpabilizaciones enfermi-
zas ni con orgullos pretenciosos; quererse como se es...
- Discernimiento: Apertura al Espíritu, único capaz de iluminar los
fondos del corazón y lograr el milagro de hacer salir del connatural
narcisismo para confiarse a Dios Padre. Imposible hacerlo sin un ca-
mino previo de personalización en la fe, con el que se haya inter-
nalizado unos precisos valores evangélicos.
1.2. SUFICIENTE INFORMACIÓN Y MOTIVACIÓN: Se trata de tener una idea
clara de lo que es un Proyecto personal: Su finalidad, su convenien-
cia, su aplicación, etc... Y, además una previa motivación para con-
feccionarlo, ponerlo en práctica y dejarse acompañar. Sin esas garan-
tías no conviene ofertarlo. Acarrearía complicaciones (frustraciones
culpabilizantes, desmotivaciones, ...) y vacunaría a los principiantes
para retomar el instrumento en el futuro.

1
He inspirado mi trabajo en diversos escritos recientes sobre el tema. Entre ellos, los
más consultados por orden son: J. M. ILARDUA, El Proyecto Personal como voluntad de au-
tenticidad, Eset, Vitoria, 1994; J. sobernigo, Proyecto de vida. En busca de mi identidad, Ate-
nas, 1990; L. Mo. GARCÍA DOMÍNGUEZ, Acompañamiento y discernimiento vocacional, en “To-
dos Uno” 111 (Julio-Septiembre 1992); M. MARTÍNEZ, Los proyectos personal y comunitario.
Publicaciones Claretianas, Madrid, 1992.

100
1.3. ELABORACIÓN PERSONALIZADA. Debe elaborarse en particular. La opor-
tuna discreción de la propia intimidad siempre ha de quedar garanti-
zada. De ordinario será oportuna, a veces incluso imprescindible, la
ayuda de un acompañante experimentado que oriente y acompañe la
confección y el seguimiento del proyecto. Se esmerará siempre de brin-
dar cálidos márgenes de confianza, discreción y libertad.
1.4. SEGUIR UN MÉTODO. Tratar de seguir con rigor ciertos pasos metodo-
lógicos que indiquen claramente la realización y el seguimiento fiel
del proyecto. El método facilita y agiliza el trabajo. Un buen método
se caracteriza por:
– No ser muy complicado.
– No moralizar.
– Recoger toda la complejidad de la vida.
– Centrar y unificar, sin dispersar.
– No sobrecargar de exigencias.
– Ser muy práctico, sencillo y comprensible.
– Estar bien motivado antes y durante la realización.
– Invitar a la humildad y al realismo.
– Respetar la libertad.
– Ser ligeramente difícil o exigente.
1.5. BUSCAR TIEMPO Y LUGAR. Conviene elaborarlo o revisarlo en el lugar y
en la circunstancia convenientes: Comienzo del curso o de la actividad
pastoral; momento de densidad particular (Ejercicios Espirituales; acon-
tecimiento significativo; momento de ajuste personal o de grupo,
...etc.); en lugar tranquilo, sereno, con unas ciertas comodidades y fa-
cilidades para el fin que se pretende, ... (silencio, tranquilidad, tiem-
po); a ser posible fuera del espacio habitual de vida y de trabajo. Se
dispondrá, como es obvio, del tiempo suficiente para poder elaborarlo.
1.6. ADAPTAR EL MÉTODO AL SUJETO. Tener muy presente la circunstancia del
que lo realiza (Edad, cultura, formación, situación actual, orientación vo-
cacional...). Es muy importante conocer de cerca su planteamiento per-
sonal de vida (sus opciones, capacidades, necesidades, intereses e in-
quietudes, posibilidades...). El proyecto es para la persona y no al revés.

2. PROCESO DE ELABORACIÓN DEL PROYECTO PERSONAL


2.1. Momento de sensibilización previo
Antes de iniciar su elaboración conviene justificar teóricamente y ani-
mar adecuadamente la tarea. No se trata simplemente de solventar las
dificultades iniciales o de ofrecer las pautas de ejecución del mismo,
sino de motivar exitosamente al sujeto a confeccionarlo.

101
2.2. La toma de conciencia (Momento de Autoanálisis)
2.2.1. FINALIDAD DE LA TOMA DE CONCIENCIA: Este primer ejerci-
cio se orienta a detectar el problema personal central, desde
el que se entienden la globalidad de comportamientos del su-
jeto. Conviene tener en cuenta en este primer paso dos obser-
vaciones muy pertinentes:
• A quienes no hayan realizado ningún tipo de autoconoci-
miento es preferible invitarles, antes de iniciar el proyecto,
a bucear en el análisis de su realidad y de sus procesos per-
sonales; puede resultar iluminadora la confección de la pro-
pia historia personal o autobiografía. O que se les simplifi-
que el proyecto personal, centrándoles en aquel aspecto con-
creto a trabajar y madurar de manera que puedan internali-
zar a corto plazo valores de vida desde donde poder proyec-
tarla humana y cristianamente.
• A quienes ya tengan un cierto hábito de autoanálisis se les
invitará a centrarse en lo esencial. Es decir, a intentar se-
leccionar aquel problema central y concreto que explica el
significado del conjunto de las propias vivencias y compor-
tamientos. Se ha de llegar, por tanto, a definir el problema
central. Este no es sin más el tema más importante de la
propia vida, sino el que debe ser atendido de la manera más
urgente, porque otras dimensiones de ella están dependien-
do del mismo.
2.2.2. PREGUNTAS PARA LA TOMA DE CONCIENCIA
DEL “PROBLEMA CENTRAL”
Quedará reflejado si se logra responder con absoluta sinceridad
y honradez a las cuatro preguntas existenciales que resumen el
conjunto de la vida humana. Esas preguntas crearán “condicio-
nes de viabilidad” del proyecto personal.
• ¿Me encuentro centrado en el conjunto de mi vida?
• ¿Qué asunto me está creando más problemas y me está blo-
queando o frustrando en este momento de mi vida? ¿En qué
aspectos me está afectando y con qué gravedad?
• ¿Qué espero yo, en concreto, de mi propia vida? ¿Qué aspi-
ración profunda y positiva me cautiva más ahora? ¿Cómo la
formularía? ¿Qué espero de ella? ¿Cómo alcanzarla?
• ¿Qué sentimientos y deseos de cambio produce en mí esta
toma de conciencia? ¿Qué miedos me acarrea también? ¿Qué
o a quién temo en la vida?

102
2.3. Diagnóstico por áreas
Identificado el tema central se trata ahora, en este siguiente paso, de
ordenar la propia vida, aplicando una sencilla metodología –debe rea-
lizarse siempre por escrito y prefiriendo un cuaderno a hojas sueltas–,
según los pasos que más abajo se indican.
2.3.1. INDICACIONES OPERATIVAS: Conviene aplicar en el diagnósti-
co los siguientes criterios, recogidos en verbos de acción. Fa-
cilitarán con su orientación el trabajo.
• Recordar: Más que enumerar acontecimientos o hechos, dejar
que afluyan espontáneamente reviviéndolos con el corazón.
• Nombrar: Poner nombre a los sentimientos, experiencias, ...
llegando a identificarlas.
• Analizar: Aprender a leer lo que pasa. Ver lo que hay detrás
de esos acontecimientos, experiencias. Se trata de percibir lo
“invisible”.
• Relacionar: Buscar conexiones hasta encontrar el sentido del
conjunto.
• Asumir: Es mi vida, mi historia; sin despreciar nada, sin de-
formar nada.
• Dar sentido: No por ideología que racionaliza, sino con mi-
rada orante que percibe historia de salvación.
2.3.2. LAS ÁREAS: Es un proyecto de vida cristiana el discernimiento
se debe aplicar a cinco áreas fundamentales. Se supone bien
hecho el trabajo de autoanálisis previo. Sobre cada área en par-
ticular nos formulamos preguntas que nos ayuden a indagar. Las
que ofrecemos son indicativas. Siempre habrá que acomodarlas
a quien hace su proyecto.
• Dimensión humana (Salud física; descanso, ocio y tiempo li-
bre; autoafirmación y agresividad; afectividad y sexualidad;
aceptación y autoestima; las actitudes existenciales de con-
fianza, autenticidad, apertura...; crisis vividas; identidad per-
sonal).
• Dimensión religiosa (Las propias imágenes de Dios; la ex-
periencia afectiva religiosa; la oración; praxis del discerni-
miento; vida de fe; pertenencia eclesial e inserción comuni-
taria; opción fundamental, actitudes-virtudes y praxis; la for-
mación religiosa).
• Dimensión vocacional: Discernimiento de la vocación laical
o de especial consagración; praxis del seguimiento de Jesús;
los compromisos derivados de la propia vocación –votos– o
estado –deberes conyugales y familiares–.

103
• Dimensión comunitaria: (Relaciones personales; integra-
ción; tratamiento de los problemas; comunicación; sentido de
pertenencia; praxis comunitaria en sus exigencias particula-
res de convivencia, colaboración y comunión).
• Dimensión de testimonio-compromiso: (trabajo profesio-
nal, compromiso, testimonio, opción por los pobres, capaci-
tación y formación permanentes, sensibilización hacia las si-
tuaciones de necesidad, espiritualidad de la acción...).
2.2.2. DIAGNÓSTICO EN DOS MOMENTOS
• Primer momento: Determinación de los temas eje.
1. Se comienza analizando por separado cada área registran-
do de cada una de ellas los dos o tres aspectos positivos
o negativos más significativos por su urgencia.
2. Una vez terminado el análisis de las distintas áreas y a la
vista de los datos recogidos, se debe seleccionar el tema
eje de cada área. Se trata de centrar la atención en aquel
punto que se considera nuclear en cada área por su reso-
nancia en la propia vida.
• Segundo momento: Determinación de la prioridad.
1. Del conjunto de todos los temas eje, seleccionaremos a
continuación aquella prioridad que veamos que emerge co-
mo la más relevante (por el influjo que ejerce sobre el
resto de las áreas; por su peso específicoñ; por su grave-
dad,...). De esta última extraemos con precisión sus dos
o tres aspectos positivos y negativos más significativos.
2. Conviene dar un repaso, en este momento, a la influen-
cia real que esta prioridad ejerce sobre el resto de las
áreas ya analizadas. Es una mirada unificadora de todo
el conjunto. Nos ayuda a entender nuestra vida en blo-
que, con ojo limpio que detecta el alcance del problema
central.
2.4. Proyecto de ORIENTACIONES de la propia vida
Todo lo que se indique en este nuevo trabajo lo denominaremos con
el calificativo de “orientaciones”, dado que tiende a expresar un mar-
co de aspiraciones personales hacia las que se desea caminar. No son
todas ellas decisiones que comprometan. Abarcarían demasiados as-
pectos y el proyecto resultaría inviable. La sobrecarga de exigencias
no es recomendable. Pero sí es bueno diseñar el horizonte de aspira-
ciones que dan sentido a las determinaciones que se vayan a asumir
con “determinada determinación”.

104
2.4.1. DEFINICIÓN DE LOS OBJETIVOS GENERALES
El paso siguiente consiste en ver con realismo, sin voluntaris-
mos, ni proyecciones de la fantasía hacia dónde conviene ca-
minar, hacia dónde apunta en nosotros el Espíritu. Se trata de
poner por escrito el ideal al que se aspira en el momento en
el que estamos viviendo. Ideal que debe ser razonable, desea-
do, personalizado, realizable a medio o largo plazo, ...
Debe ser un ideal claro y no muy amplio. Conviene que logre
dibujar con autenticidad el rostro actual de la propia vocación,
con perfiles nítidos. No se trata de forzar procesos, sino de
abrirse sencilla y pacientemente hacia lo que vaya pidiendo la
vida misma y el Espíritu renovador, en la medida en que se da
a conocer y se hace sentir en la propia conciencia.
2.4.2. DEFINICIÓN DE LOS OBJETIVOS ESPECÍFICOS
Los objetivos específicos explicitan y hacen viable la consecu-
ción de los objetivos generales apuntados. Deben dar respues-
ta directa al problema que se ha visto en el diagnóstico de la
situación personal y, además, tener en cuenta los objetivos ge-
nerales. Estos objetivos específicos deben ser: Realistas, prác-
ticos, concretos, convergentes y evaluables.
No se trata de anunciar aquí grandes ideales de la propia vida.
Eso ya se ha hecho anteriormente en los objetivos generales.
Ahora se trata más bien de responder al problema iluminado
desde el análisis de situación con un objetivo muy concreto y
bien definido. Los objetivos específicos se refieren a aspectos
concretos de la vida que pueden ser evaluados: si se ha traba-
jado en ellos o no, si se ha progresado o no. Conviene no “ri-
zar el rizo” sino concentrarse en la prioridad detectada y apo-
yarla desde las otras áreas.
2.4.3. DETERMINACIÓN DE LOS RECURSOS
Los recursos son aquellos medios muy concretos que se trazan
para pasar de la situación en la que se encuentra el individuo
a la que se aspira.
Para poder señalar los recursos pertinentes se debe haber lo-
grado con anterioridad un suficiente autonocimiento y un pro-
nunciamiento de las propias opciones que dinamizan la vida.
Hay que evitar voluntarismos perfeccionistas o conformismos
satisfechos. Se consiguen llegando a responder las preguntas
concretas siguientes:
– ¿Que voy a hacer?
– ¿Cómo lo voy a hacer?

105
– ¿Cuándo lo voy a hacer?
– ¿Dónde lo voy a hacer?
– ¿Con quién lo voy a hacer?
Los recursos escogidos deben tener cuatro cualidades esencia-
les:
1. Que sean concretos. No se trata de deseos vagos, sino com-
promisos muy puntuales y concretos.
2. Que sean realistas. No se trata de subir el listón. Una me-
dida sabia es saber ponerse las cosas “ligeramente difíciles”
o ponerse “algo menos” de lo que uno calcula en el fervor
de la confección del proyecto.
3. Que sean evaluables. El mismo sujeto debe poder compro-
bar y medir con facilidad si está cumpliendo o no lo que se
había propuesto. Si el recurso no es evaluable, no es buen
recurso.
4. Que sean congruentes, es decir, que deben centrarse y
orientarse hacia la prioridad sobre la que se quiere trabajar
y avanzar.
2.5. Proyecto de DETERMINACIONES sobre la propia vida
De las orientaciones vistas y no de otras, se elegirán dos o tres so-
lamente, a las que les llamamos “decisiones”, indicando con ello que
son las “determinadas determinaciones” en las que el individuo se em-
peñará duro, sin ningún tipo de concesiones a la pereza. Por ello, su
elección debe ser muy certera y ponderada.
2.6. Fijar fechas y procedimientos de EVALUACIÓN
La evaluación es una parte esencial del proyecto. Todo proyecto que
no se evalúa, se devalúa. Por ello conviene señalar tiempos adecua-
dos y amplios para la evaluación. Sabiendo que es preferible hacer po-
cas evaluaciones y bien hechas que muchas pero superficiales.
Al evaluar el proyecto se está evaluando la propia dinámica de creci-
miento o de estancamiento, de aliento o de desaliento, de constancia
y de volubilidad, del calado de las propias motivaciones. La evaluación
debe centrarse en el eje central o prioridad principalmente.
2.7. Nota final: Una sencilla REDACCIÓN escrita del Proyecto personal
Es de suma importancia dejar el proyecto escrito de la forma más cla-
ra y concreta posible. No sólo porque lo necesitaremos para hacer la
evaluación, sino porque también al expresarnos por escrito precisamos
mejor las ideas y atinamos mejor con los objetivos y con las media-
ciones.

106
FORMULARIOS

I. TOMA DE CONCIENCIA

* ¿Me encuentro centrado en el conjunto de mi vida?


* ¿Qué me bloquea?
* ¿A qué aspiro en mi vida?
* ¿Cuáles son mis miedos y mis esperanzas?

II. DIAGNÓSTICO POR ÁREAS

ÁREA LO POSITIVO LO NEGATIVO TEMA EJE PRIORIDAD

DIMENSIÓN
HUMANA

DIMENSIÓN
RELIGIOSA

DIMENSIÓN
VOCACIONAL

DIMENSIÓN
COMUNITARIA

TESTIMONIO
Y
COMPROMISO

107
I I I . O R I E N TA C I O N E S

OBJETIVO GENERAL

OBJETIVO RECURSOS
ÁREAS
ESPECÍFICO ¿QUÉ? ¿CÓMO? ¿DÓNDE? ¿CUÁNDO? ¿CON QUIÉN?

DIMENSIÓN
HUMANA

DIMENSIÓN
RELIGIOSA

DIMENSIÓN
VOCACIONAL

DIMENSIÓN
COMUNITARIA

DIMENSIÓN
TESTIMONIO/
COMPROMISO

I V. D E T E R M I N A C I O N E S

¿QUÉ? ¿CÓMO? ¿DÓNDE? ¿CUÁNDO? ¿CON QUIÉN?

V. E VA L U A C I Ó N

¿QUÉ? ¿CÓMO? ¿DÓNDE? ¿CUÁNDO? ¿CON QUIÉN?

108
3.8. La Familia de los Candidatos

SITUACIONES PARTICULARES

Por su importancia, la familia es un elemento clave de discernimiento vo-


cacional que hay que ponderar desde las primeras manifestaciones vocaciona-
les del candidato. A la hora de discernir las vocaciones hay que ser sensibles
a las influencias positivas o negativas de la familia en el candidato, por las
consecuencias que puedan tener tanto en su proceso de maduración personal
como en el momento de efectuar la ruptura familiar.
En particular habrá que prestar atención al influjo familiar en sus motiva-
ciones y comportamientos, para ayudar a discernir su rectitud de intención y
su idoneidad para la vocación. En el discernimiento y acompañamiento del pro-
ceso vocacional ser han de tener en cuenta el grado de salud física y psíqui-
ca de la familia, su situación social y económica, las relaciones entre sus com-
ponentes, la vivencia religiosa, el tipo de valores que transmite y la vincula-
ción afectiva con el candidato.
En la actualidad, teniendo presente la situación y el entorno familiares de
los candidatos, se debe examinar a aquellos candidatos cuyas familias tienen
problemas y conflictos que les imposibilitan el desarrollo vocacional. En parti-
cular hay que examinar la herencia fisiológica de los candidatos y sus antece-
dentes familiares. De hecho, se dan situaciones familiares concretas que hay
que tener en cuenta:
1. Hijos únicos. El ser hijo único, en principio, no es impedimento para ser re-
ligioso/a. No obstante es un caso particular que ha de ser discernido con
cuidado especial. Se ha de examinar bien la personalidad del candidato, la
educación que ha recibido y, en diálogo con los padres, la situación de vi-
da en la que ellos han de permanecer en el futuro.
2. Hijos de padres no casados o separados. El hecho de tener padres separados
o no casados, aunque no constituye en sí un impedimento, sin embargo,
puede originar muchos casos problemas personales o relacionales con inci-
dencias vocacionales. También la existencia de conflictos familiares serios
pueden determinar problemas afectivos y de relación con la autoridad, que
se reflejan luego en conflictos personales y comunitarios y, sobre todo, de
obediencia.
3. Hijos de padres no creyentes o con otras confesiones religiosas. Cuando el
candidato provenga de una familia no creyente o perteneciente a otras con-
fesiones religiosas, habrá que verificar la autenticidad de la vivencia actual
de su fe católica y ayudarle a asumir los valores de su experiencia humana
y religiosa para que los integre en su proceso de fe y de seguimiento de
Jesús dentro de la comunidad claretiana.

109
INTERVENCIONES PEDAGÓGICAS
Esta ficha va dirigida directamente a Agentes de Pastoral Vocacional. Con
ella se pretende fijar la atención en la familia del candidato a fin de cono-
cerlo mejor conociendo el entorno y la vida familiar donde se ha desarrollado.

LECTURA Y ASIMILACIÓN DEL DOCUMENTO


1. Leer atentamente el documento. Aclarar las palabras o expresiones que no
se entiendan o se ignore su significado en el contexto. Después ir seña-
lando con un lápiz:
• Lo que no entiendes (¿)
• Lo que te parece que sobra (+)
• Lo que falta, según tu opinión (-)
• Lo que subrayas como más importante de todo (_)
2. Indica los aspectos que para ti son los más importantes de este documen-
to concreto.

PREGUNTAS PARA PROFUNDIZAR


1. ¿Conozco la familia del/los candidato/s? En caso negativo, establecer un
pequeño plan para visitar, entablar relación y conocer su entorno familiar.
2. ¿Se da alguna situación especial que conviene tener en cuenta? Delimitar-
la en concreto, situando y definiendo esa situación especial.
3. Datos concretos familiares que explican y contextualizar al candidato y que
deben ser tenidos en cuenta.
4. Ver, si es necesario, las intervenciones pedagógicas que se deben realizar o
bien con la familia en concreto, o bien con el candidato, a fin de avanzar
en el proceso de maduración vocacional.

110
3.9. Situaciones Especiales

CONTENIDOS

La praxis de la pastoral vocacional nos sitúa con frecuencia ante perso-


nas en las que se dan circunstancias problemáticas que requieren trato dife-
renciado. Para esos casos concretos ofrecemos algunos criterios –no normas
cerradas y concluyentes-, avalados por la experiencia, con los que abordar y
discernir cada caso en orden a un trabajo pastoral.

1. Candidatos convertidos a la fe católica


Los candidatos neoconversos a la fe católica que soliciten entrar en un ins-
tituto religioso deberán vivir como católicos al menos durante un tiempo
suficientemente prolongado antes de su ingreso en el Noviciado en una co-
munidad católica o en un centro de acogida vocacional. De esta manera se
les ofrece un tiempo adecuado para personalizar aún más la fe, asimilar me-
jor los contenidos religiosos, afianzar sus actitudes y comportamientos cris-
tianos y confirmar, en definitiva, su intención de vivir la vida consagrada.

2. Candidatos provenientes de otros seminarios


u otras congregaciones religiosas
En general, con los candidatos que vienen de otro seminario o de otra con-
gregación, sea por salida decidida personalmente o por expulsión, es, no só-
lo prudente o conveniente sino necesario pedir informes exhaustivos a los
responsables de la institución de la que provienen.

3. Candidatos que arrastran traumas en su maduración psicoafectiva

4. Candidatos que presentan signos de homosexualidad


Los casos de homosexualidad son también casos de especial consideración an-
te los que se debe prestar atención ya desde la pastoral vocacional. La ho-
mosexualidad, a veces, es difícil detectarla, pues se presenta de un modo en-
cubierto, aunque tarde o temprano aparece el problema. Por eso cuando un
candidato presenta algunos síntomas de homosexualidad, se hace necesario
someterle a un examen médico-psicológico, mantener con él un diálogo pro-
fundo sobre su sexualidad y valorar el alcance de los indicios y síntomas. En
línea con las indicaciones de la Iglesia, los candidatos con comportamientos
homosexuales no deben ser admitidos en principio a la vida consagrada.

5. Candidatos provenientes de situaciones de extrema pobreza


y de desempleo
Se dan casos de candidatos que proceden de un ambiente de extrema po-
breza. Hay que discernir muy bien las motivaciones para purificar lo que
no sea correcto. Por nuestra parte hemos de cuidar la imagen que damos

111
(de poder, estabilidad, seguridad) que puede inducir a los jóvenes a optar
por la vida de especial consagración; siempre debe aparecer transparente
nuestro estilo pobre de vida. En algunas zonas es más preocupante el ele-
mento familiar, por cuanto se considera al religioso como la persona que
más puede ayudar a la familia. Estos candidatos, a veces, pueden buscar
seguridad no sólo para ellos sino incluso para sus familiares. Son personas
cuyos padres, hermanos y hermanas dependen de ellos. En estos casos es
mejor no aceptarlos sino hacerles ver que su misión, el deseo de Dios, es
que viva y trabaje por los suyos.
En las actuales circunstancias, el desempleo como falta de trabajo en mu-
chas de nuestras sociedades, puede inducir a algunos a optar por la Vida
Religiosa. Se busca una alternativa, con buena intención, de ayudar a los
demás, aportando lo que ellos han aprendido en su formación profesional,
pero que no es suficiente para fundamentar una opción vocacional de por
vida. Habría que orientarlos hacia algún tipo de voluntariado, hacia algún
movimiento laical o hacia otra institución donde el compromiso de por vi-
da no es tan vinculante.
En otros casos, el desempleo, como incapacidad de trabajar puede ser tam-
bién una motivación para pedir el ingreso en una institución religiosa. El
que no sirve para el mundo no sirve para la vida de especial consagración.
Otras veces el desempleo, como experiencia de fracaso, impulsaría a las
personas a buscar un lugar dónde ser aceptados. Y a veces son personas
que han intentado ya entrar en distintas institutos religiosos pero han si-
do rechazadas por falta de signos positivos de vocación.

6. Drogadicción
Hay que diferenciar entre el uso casual o esporádico de drogas y la adic-
ción a las mismas. Hoy en día muchos jóvenes han probado algún tipo de
droga por diversas circunstancias, pero no por eso son adictos a ellas. Por
razones obvias, no se deben aceptar los candidatos adictos. En algunos ca-
sos puede ser más grave el alcoholismo (adquirido o con base hereditaria),
ya que se puede ocultar más fácilmente que la adición a las drogas; estos
candidatos han de ser sometidos a una seria revisión y selección.

7. Sida
Hay un consenso implícito por parte de la vida consagrada de admitir a los
candidatos con la enfermedad del sida tanto por razones personales como
comunitarias y pastorales. Se deben pedir informes médicos previos a la
admisión para cerciorarse de la enfermedad, salvando siempre el aspecto
ético (secreto, discriminación) y las implicaciones legales existentes en al-
gunos países.

112
INTERVENCIONES PEDAGÓGICAS

Esta ficha va dirigida directamente a Agentes de Pastoral Vocacional. Pre-


senta algunos criterios abiertos de trato pastoral con los candidatos que pre-
sentan algunas situaciones que requieren una ulterior clarificación. Los crite-
rios ofrecidos deberán ser estudiados, debatidos, enriquecidos y asumidos.

LECTURA Y ASIMILACIÓN DEL DOCUMENTO


1. Leer atentamente el documento. Aclarar las palabras o expresiones que no
se entiendan o se ignore su significado en el contexto. Después ir seña-
lando con un lápiz:
• Lo que no entiendes (¿)
• Lo que te parece que sobra (+)
• Lo que falta, según tu opinión (-)
• Lo que subrayas como más importante de todo (_)
2. Indica las situaciones más frecuentes y problemáticas que se dan en pas-
toral vocacional, desde la experiencia que tengas. ¿Cómo se suelen tratar
normalmente?

CUESTIONES PARA PROFUNDIZAR EN GRUPO


1. Impresión global del documento de trabajo. Determinar si casos así son fre-
cuentes en la pastoral vocacional ordinaria. Comentar la forma ordinaria de
tratar estos casos.
2. Actualmente uno de los temas más controvertidos es la homosexualidad, so-
bre la que se viene dando un permanente debate social que a veces es cau-
sa de desconcierto no solo en la opinión pública sino también en el seno
de nuestros centros pastorales. Un debate así debería tener en cuenta al-
gunos documentos concretos de trabajo.
3. Se puede organizar una mesa redonda en la que intervengan pastoralistas,
psicólogos, formadores... a título de expertos que puedan ofrecer orientacio-
nes y claves desde las cuales orientar la praxis de la pastoral vocacional.
4. Los casos de personas concretas no deben ser objeto de estudio o debate
público en ningún caso. Han de evitarse cuidadosamente las referencias di-
rectas o implícitas que puedan hacerse.

113
3 Etapa II: Clarificación,
Profundización
3.10. Conciencia de Llamada
3.11. Maduración del Valor Vocacional. Autobiografía
3.12. Aptitudes Vocacionales
3.13. Idoneidad Vocacional
3.14. Motivaciones Vocacionales
3.15. Dificultades Vocacionales
3.16. La Crisis Vocacional. Crisis y Pruebas de la Vocación
3.17. Equipamiento Personal. Capacidades
para la Vida Consagrada
3.18. Persona Madura. Rasgos Psicológicos
3.19. Señales Psicológicas Negativas
3.20. Enfermedades Psíquicas
3.10. Conciencia de Llamada

CONTENIDOS

La vocación es una comunicación de Dios que se hace entender a través


de signos vocacionales. Dios se acomoda al hombre. Utiliza una sabia pedago-
gía para dar a conocer su voluntad. Él se hace presente y audible sacramen-
talmente a través de experiencias concretas, normalmente no extraordinarias,
que jalonan la biografía de una persona. Cualquier experiencia humana, lugar,
persona o circunstancia pueden convertirse en vehículo de encuentro de Dios
con el hombre. A esos acontecimientos singulares los llamaremos señales de la
llamada. Por su densidad, resultan fáciles de localizar y diferenciar en la pro-
pia historia personal. Sin ellas, el candidato no adquiere conciencia vocacional.
Se deben examinar siempre en el proceso de discernimiento.

SEÑALES DE LLAMADA MÁS FRECUENTES


Aunque son innumerables, entre las señales de llamada más frecuentes sue-
len estar éstas:
1. El proceso de maduración de la propia fe, que contiene una serie de en-
cuentros significativos con el Señor en momentos de la historia personal.
2. La vida de la Iglesia como llamamiento. La vida de la Iglesia ofrece una in-
estimable ayuda a los llamados en orden a que ellos respondan adecuada-
mente a la llamada de Dios transformándola en opción fundamental.
3. La sensibilidad hacia los problemas de los hombres. Hay necesidades que en
sí mismas son un reclamo, que despiertan un apremiante sentido de com-
pasión disponibilidad.
4. Las llamadas personales. Las que ha recibido directamente el individuo con-
creto y le han dejado con inquietudes, con dudas, con miedos... Esa herida
suele ser uno de los más claros indicios de vocación.
5. Los modelos de identificación, esto es, aquellas personas con nombre y ros-
tro, que han prendado al candidato. Aunque sean dealizadas al comienzo,
asumen el papel de una auténtica llamada.
6. Las casualidades de la vida: aquellas circunstancias que, sin pretenderlo, han
abocado al llamado a enfrentarse con la posibilidad de una llamada.
7. Las cualidades personales especiales y significativas. Para Dios llamar equi-
vale a dar. Dios no llama a nadie para algo sin antes haberle dotado de lo
necesario para llevarlo a cabo. Y los dones y la vocación de Dios son irre-
vocables (cf. Rm 11,29).

117
8. La Palabra de Dios y la oración personal. En ellas el Señor va despertando
una libertad y una disponibilidad enormes en el orante. A lo largo de los
procesos que se suscitan se pueden evidenciar las insistencias de la llama-
da de Dios.
9. Fantasías en la niñoz y en la adolescencia. El modo repetido de imaginarse
a sí mismo en el futuro suele nacer de un dinamismo interior preconscien-
te que puede ser revelador de una vocación.
Estas y otras muchas señales suelen ser ambiguas, al menos al principio.
No evidencian de una vez por todas la llamada. Que no aparezcan muy defini-
das no es razón para no responder. La vocación es siempre un misterio de fe
y de amor que se despierta en el hombre poco a poco. Sin amor de amistad,
que genere confianza y disponibilidad, no puede haber respuesta positiva an-
te la llamada, como tampoco la hay sin libertad exterior e interior.

ORIENTACIONES PARA EL DISCERNIMIENTO DE LAS SEÑALES DE LLAMADA


1. Han de ser positivas. Estas señales manifiestan la llamada vocacional como
acontecimientos o como dones de Dios. Sin ser necesariamente extraordi-
narias, deben presentar una cierta relevancia en la vida de la persona lla-
mada. Éste debe mostrar que efectivamente ha tenido experiencias de lla-
mada y las puede narrar incluso. No basta la simple suposición. Si el dis-
cernimiento repetido da como resultado la duda seria, hay que desaconse-
jar seguir hacia delante.
2. Se manifiestan, en tantas ocasiones, bajo la forma de gérmenes vocaciona-
les. Aparecen a veces en la persona de una manera germinal, en forma de
indicios más o menos evolucionados. Hay que tener habilidad para detectar
esos gérmenes y confianza en la persona que los muestra, pues los indi-
cios, cuando son positivos, se pueden desarrollar posteriormente con el es-
fuerzo de voluntad y la ayuda del Espíritu del Señor hasta alcanzar su ple-
nitud.

118
INTERVENCIONES PEDAGÓGICAS

Esta ficha va dirigida a reconocer, detectar, interpretar y discernir las se-


ñales de llamada en el candidato que está realizando su proceso de discerni-
miento y de clarificación vocacionales. Sin ellas, la conciencia de ser llamado
no existe. Hay que estar, sin embargo, abiertos a la acción del Espíritu que
puede sorprendernos con su manifestación siempre novedosa.

LECTURA Y ASIMILACIÓN DEL DOCUMENTO


1. Leer atentamente el documento. Aclarar las palabras o expresiones que no
se entiendan o se ignore su significado en el contexto. Después ir seña-
lando con un lápiz:
• Lo que no entiendes (¿)
• Lo que te parece que sobra (+)
• Lo que falta, según tu opinión (-)
• Lo que subrayas como más importante de todo (_)
2. Indica las señales vocacionales más frecuentes según tu experiencia pasto-
ral en el trabajo con los candidatos.

INDICACIONES PARA EL DISCERNIMIENTO


La mejor ayuda que ahora tiene que prestarle al acompañante será el de
enseñarle al candidato a descubrir y leer sus signos vocacionales. Ofrecemos
los criterios que siguen para el aprendizaje de esta lectura:
1. Confeccionar el itinerario vocacional esquematizando los acontecimientos
particularmente significativos de autoconciencia vocacional.
2. Distinguir en cada uno de esos acontecimientos los siguientes aspectos:
• Lo que pasó (el hecho objetivo).
• Lo que me pasó (resonancia afectiva y comportamental del sujeto).
• La interpretación que da el sujeto.
3. Es particularmente importante el punto de interpretación personal que el
sujeto da al signo para que tenga densidad específica. En la interpretación
se destacará el “código” o conjunto de criterios mediante los cuales el su-
jeto da sentido y llega a “ver que Dios llama”. El acompañante aquí es so-
lamente testigo cualificado que guía la experiencia, ... sin suplir.
4. La percepción vocacional conviene ratificarla y confirmarla en distintos mo-
mentos y circunstancias anímicas, de manera que adquieran carácter de con-
vicción.

119
5. Conviene acompañar, además, las conductas reactivas a la percepción de la
llamada de Dios en el signo vocacional, valorando la misma:
• Resistencia a reconocer el mismo.
• Acogida gozosa y cordial.
• Recelos, temores, miedos...
• Claridad, facilidad.
• Rapidez, lentitud... etc.
6. Los signos vocacionales tienden a multiplicarse con el tiempo. Ello no por-
que no existan antes, sino porqu se tiene más luz para ver. Pero para el
momento inicial de discernimiento en el que nos encontramos podrían bas-
tar un número suficientemente representativo para que el candidato tenga
la confianza de sentirse realmente llamado.
7. Puede ayudar también en esta línea la elaboración de una “autobiografía
vocacional”. Un posible modelo lo ofrecemos en documento aparte.

120
3.11. Maduración del Valor Vocacional

AUTOBIOGRAFÍA VOCACIONAL

PARA ESCRIBIR LA AUTOBIOGRAFÍA VOCACIONAL


1. Lo que vas a hacer es pasar la moviola a la película de tu propia vida. No
es (no puede ser) algo objetivo. No te preocupes de recoger exhaustiva-
mente todo. Pero, eso sí, destaca lo que para ti haya sido más importante
y significativo sin dejar nada de esto.
2. Por supuesto que a veces tendrás que navegar por aguas que no son de-
masiado claras o que no te gustaría tocar. Por eso, antes de comenzar re-
pite mentalmente varias veces: “Todo lo que he vivido, absolutamente todo,
ya ha sido asumido y acogido por Dios y Él me quiere así”. Intenta hacer tú
lo mismo.
3. Ahora toma un papel en blanco e intenta desgranar tu propia historia. Lo
mejor es que no te atengas estrictamente a guiones; por eso, si prefieres
escribir sin esquemas previos... ¡adelante! Sin embargo, si lo deseas, pue-
des tener en cuenta estas pautas que te sugiero. Conviene que, en un pri-
mer momento, las leas todas seguidas, y luego establezcas tú mismo un
guión muy sencillo de lo que vas a escribir, con tres o cuanto puntos sig-
nificativos en los que vayas integrando toda la densidad de tu vida.
4. Te recomiendo que escribas por una sola de las caras de las hojas, de ma-
nera que por la parte de atrás puedas seguir completando. Seguro que a
medida que te metas, irán surgiendo nuevos recuerdos que te interesan con-
signar por escrito.
5. Cuando termines, intenta seguir orando: ¿No tienes mucho que agradecer a
Dios? ¿Por qué tienes que pedir perdón? Recuerda: “Todo lo que he vivido,
absolutamente todo, ya ha sido asumido y acogido por Dios y me quiere así”.

PREGUNTAS ORIENTATIVAS
1. Identidad humana:
• Tienes una historia que tú no has creado. Tus nombres y apellidos hablan
de tu familia. ¿Asumes esta historia? ¿La conoces? ¿Estás reconciliado con
ella? Registra las grandes etapas de tu vida.
• ¿Cómo ha sido y es la relación con tu madre, tu padre, con cada uno de
tus hermanos, la familia...?
• Habla del lugar en que naciste y creciste; mira si quedan raíces en ti.
Memoria de tus experiencias más significativas.
• Recuerda lo más significativo de tu infancia: amigos, aficiones, la escuela...

121
• Refresca cómo viviste tu adolescencia: miedos, temores, descubrimientos,
decepciones, crisis, cosas nuevas.
• Mira tu forma de ser, tu carácter y tu temperamento: ¿qué es lo positi-
vo y lo negativo de ti mismo?
• ¿Aceptas tu propio cuerpo, tu nivel cultural, tu inteligencia, tus lagunas,
límites, defectos y carencias?
• Di una palabra sobre cómo estás asumiendo e integrando tu propia se-
xualidad. ¿Cuál ha sido el itinerario de tu despertar afectivo? ¿Puedes
evocar tus experiencias más significativas al respecto: gozos, traumas,...?
¿Cómo es tu relación con el otro sexo? ¿Qué pinta Dios -tu fe, tus con-
vicciones- en tu experiencia afectivo-sexual?
• Haz un mapa de tus estados de ánimo: cimas y valles, desiertos y ma-
res... Pon un nombre a tus vacíos y limitaciones, a tus preocupaciones.
• Tus aficiones, los valores que te mueven y te han movido: ¿en qué has
puesto tus ilusiones y en qué las pones ahora mismo?
• Las mayores satisfacciones y los mejores momentos los has tenido cuan-
do...
• ¿Cómo te ves en cuanto a tu fuerza de voluntad y tu capacidad de per-
severancia y esfuerzo?
• ¿Qué personas te han influido más –suelen ser, de ordinario, nuestros
amigos y nuestros enemigos-? ¿En qué te han influido en concreto? ¿Por
qué?
• Describe la imagen que tienes de ti mismo ahora.
2. Identidad religiosa:
• ¿Cuáles son tus primeros recuerdos religiosos? (lugares, personas...)
• ¿Qué ha significado para ti la fe en Dios, la amistad con Jesús...?
• ¿Has tenido alguna experiencia de llamada del Señor? ¿Cómo fue? ¿Dón-
de? ¿Cuándo? ¿Qué pasó exactamente? ¿Cómo reaccionaste después? ¿Por
qué sientes que fue algo de Dios? ¿A quién se lo dijiste? ¿Por qué?
• Compara brevemente tu proceso de crecimiento y maduración personal y
tu cambio en la imagen que tienes de Dios. ¿Han crecido igual o al mis-
mo tiempo? ¿Por qué?
• ¿Cómo ha sido tu proceso de discernimiento vocacional? Etapas, signos,
“Palabras”...
• ¿Quién te ha acompañando en ese proceso? ¿Cómo valoras el acompaña-
miento? ¿Para qué te ha servido en concreto hasta ahora? ¿Qué ayudas
precisas ahora?

122
• “Con la Iglesia hemos topado”: ¿te sientes alguien que pertenece a la
Iglesia? Explícate ¿Por qué?
• Oración, Palabra de Dios, Sacramentos (Eucaristía y Reconciliación): ¿qué
lugar ocupan en tu vida?
• María, en una palabra ha sido y es para ti...
• Tu ubicación eclesial. Significado personal que das a la Congregación re-
ligiosa a la que te sientes llamado, a su fundador, a su espiritualidad y
estilo de vida y misión. ¿Por qué aquí?
• Tu vocación religiosa: origen, desarrollo, etapas, itinerario, sentido que
das a todo lo pasado...

123
INTERVENCIONES PEDAGÓGICAS

Esta ficha va dirigida directamente a los candidatos, como un instrumento


que puede ayudarles en su autoconocimiento y, también, como toma de con-
ciencia de su itinerario vocacional. Obviamente, el agente de Pastoral Vocacio-
nal deberá adecuarlo a las circunstancias y características del candidato. No es
lo mismo usar este instrumento a la edad de 18 años que a la de 28, por po-
ner un caso.

LECTURA Y PREPARACIÓN DEL DOCUMENTO


• Leer atentamente el documento. Cambiar las palabras o expresiones que no
se entiendan o se ignore su significado en el contexto por otras que sean
más comprensibles para el candidato.
• Motivar adecuadamente la entrega del documento, de manera que no se en-
tregue hasta que no haya un compromiso serio del candidato de comenzar
a redactarlo.
• En ocasiones es bueno determinar con antelación algunas fechas de entre-
ga, o incluso, organizar alguna actividad que vaya orientada a facilitar el lu-
gar, el tiempo y el ambiente aptos para confeccionarla. Por ejemplo, se pue-
de organizar un fin de semana con el objetivo de hacer este trabajo, en al-
gún sitio...
• Conviene acordar también, el seguimiento y la confrontación que el acom-
pañante hará con la autobiografía del candidato. Hay que evitar que se sien-
ta controlado o limitado en su libertad, que propicie el culto de la autoi-
magen, que silencie aspectos negativos o vergonzosos, que no entre en las
raíces y se quede en las apariencias...etc. El acompañante deberá cuidar es-
to, que siempre resulta complicado.

ORIENTACIONES QUE PUEDE DAR EL ACOMPAÑANTE AL CANDIDATO


QUE REDACTA SU AUTOBIOGRAFÍA
La Autobiografía vocacional es un instrumento de discernimiento, que ayu-
da a crear un talante de autenticidad a través de la memoria creyente de la
propia vida y del “efecto espejo”. Su principal fruto es indirecto, y se va dan-
do mientras se escribe. Por eso hay que cuidar tanto la redacción, el lugar y
el ambiente para hacerlo.
No es algo que se pueda pedir a todos. Pero, si se encuentra el ambiente fa-
vorable, ciertamente que puede ayudar enormemente a la toma de conciencia vo-
cacional, propia de esta etapa II. Conviene tener presente estos criterios:
• A las personas que tienden a mirarse mucho a sí mismas y evitan enfren-
tarse a las decisiones difíciles, tal vez no les convenga. A veces reforzaría

124
sus mecanismos de defensa y la racionalización, buscando argumentos para
asegurar una decisión ya previamente tomada.
• No perder la visión integral de la persona. Conviene tener en cuenta los as-
pectos sicológicos, familiares, ambientales, sociológicos y espirituales. La
vocación afecta a todo.
• Cuidar no sólo el recuerdo de lo que se escribe, sino la confrontación entre
lo analizado y la vida diaria.
• Cuidar la interpretación de los acontecimientos sucedidos en la propia his-
toria personal. Más que dar explicaciones racionales, intentar revivir lo su-
cedido y proyectar sobre ello la fe a la luz de la Palabra.
• De vez en cuando orar con lo escrito en la autobiografía. Es la realidad per-
sonal y la historia de Dios en la propia vida, aunque a veces cueste mucho
verlo.

INDICACIONES METODOLÓGICAS PARA REDACTARLA

1. Cómo escribir
• Antes de escribir, pararse, tomar conciencia. Conviene escribir en un cli-
ma de oración, ante Dios, buscando la autenticidad, la verdad, vernos co-
mo Él nos ve.
• Evitar hacer de la autobiografía una tarea penosa o forzada. Implicarse
en ella, tener la sensación de “mojarse”; hablar de mí mismo, con pelos
y señales... incluso llegando a redactar cosas que suponen valentía.
• Escribir para sí mismo, no para el acompañante, aunque sea persona ín-
tima y con la que se tiene la máxima confianza.
• No reservarse nada, ni siquiera lo que puede producir vergüenza o pueda
culpabilizar. Al escribir expresar sentimientos básicos: confianza, agrade-
cimiento, súplica,...
• Conviene ser precisos, concisos y rigurosos. Tres adjetivos que hay que
retener siempre:
• PRECISOS, evitando palabras y frases comodines, para encontrar las pa-
labras y frases que expresan exactamente lo que se siente.
• CONCISOS, no difusos, no diluvios verbales, economía de palabras y de
frases,.. pero sin dejar de poner lo que debe ser expresado.
• RIGUROSOS, esto es, ajustándose bien a lo real de la experiencia vivida.
Al escuchar o leer la autobiografía se debe “oír” la experiencia vivida.

2. Qué escribir
• Conviene tener presente el guión de preguntas más arriba indicado. Ayu-
dan a saber a qué hay que ajustarse. Pero pueden confundir... Lo mejor

125
es llegar a establecer un esquema para rellenar con un cierto orden, que
ayude a la claridad. El acompañante puede ayudar a hacerlo. El mejor es-
quema es el que sigue un orden cronológico.
• Evitar la “verborrea” o el “mariposear” yendo de una cosa a otra, sin me-
terse a fondo. Esto se nota cuando hay un diluvio verbal de frases que
se suceden, en las cuales parece que la persona se regodea hablando de
sí, sin que busque ahondar lo que ha vivido.
• Conviene seguir tres pasos:
• DELIMITAR. No empezar a escribir hasta determinar qué se quiere anali-
zar. Señalar una sola cosa, que tenga cierta relevancia. Nombrarla de ma-
nera que eso concentre la atención.
• EXPLORAR. Se trata de hacer el inventario de todos los elementos que
constituyen esa experiencia y que, obviamente, se recuerden: lugares, per-
sonas, palabras, sensaciones, reacciones,...etc. De esa manera se entra en
la inteligencia de su contenido.
• AHONDAR. Se trata de preguntarse y responder de manera permanente
¿por qué?, ¿qué hay detrás de esto? ¿cuáles son las raíces? ¿qué lo cau-
sa? ¿de dónde viene esto?...Se trata de ir hasta el fondo de la circuns-
tancia analizada.

3. Proceso
• Unos recuerdos llevan a otros. Hasta que se alcanza a dar nombre a co-
sas que nos asustan, se necesita tiempo.
• Al principio, la autobiografía suele ser una especie de desahogo. Hay que
ir “soltando las compuertas”. Más tarde, sin darse cuenta, las piezas del
puzzle comienzan a encajar.
• La autobiografía debe llevar a la vida. El ideal de la autobiografía es que
llegue un momento en el que tengas una conciencia clara de que hay ex-
periencias de llamada en tu vida. Y tú mismo puedes decir claramente
que “te has sentido llamado por Dios”.
• Invitar a guardar la autobiografía vocacional. Suele ser un instrumento
muy útil para situaciones de crisis vocacionales, de pruebas... la memo-
ria histórica desde la fe nos recuerda que Dios es fiel y que mantiene su
palabra.

126
3.12. Aptitudes Vocacionales

CONTENIDOS

1. INTRODUCCIÓN
La idoneidad de los candidatos ha de estar fundamentada en argumentos
positivos que puedan garantizar su fidelidad. Los signos positivos, sin ser
necesariamente extraordinarios, deben presentar una cierta relevancia en la
perspectiva de la vocación. Los candidatos deben demostrar en la vida que
poseen de una manera eficiente las aptitudes necesarias para vivir adecua-
damente la vocación. Teniendo en cuenta la edad de los candidatos y el
momento en que se encuentran en su itinerario vocacional, la idoneidad po-
sitiva debe superar la simple suposición, la mediocridad, la incertidumbre o
la duda. Si el discernimiento repetido da como resultado la duda seria, hay
que desaconsejar la incorporación. La idoneidad de los candidatos hay que
discernirla adecuadamente, pues los signos vocacionales están a veces en
la persona de una manera germinal.

2. UNA DEFINICIÓN
Una definición de lo que entendemos por “aptitudes” podría ser ésta: Son
las CAPACIDADES o HABILIDADES que tiene una persona para realizar una
TAREA determinada o un conjunto de TAREAS (en nuestro caso en el orden
de la vocación) y que le van dando seguridad, gratificación y deseo de me-
jora en la realización de la misma.

3. CARACTERÍSTICAS DE LAS APTITUDES


a. Una las tiene ya logradas porque se han ejercitado. Otras se tienen en
potencia ya que no han comenzado a desarrollarse porque nadie ha ayu-
dado a la persona a desarrollarlas.
b. En el desarrollo de las aptitudes intervienen:
• El proceso de socialización que influye en el desarrollo de la persona
(vida familiar, escolar, ambiente, catequético...).
• Los condicionamientos de tipo orgánico o de temperamento.
• Los intereses personales desarrollados a lo largo de la vida, es decir,
el proyecto de vida que va concretando cada uno.
a. Debemos tener en cuenta que las aptitudes van dando a la persona se-
guridad, gratificación y deseo de mejorar. Estos son datos a tener en
cuenta para ver si esa vocación se da. Si una persona es capaz de vivir
en fidelidad, aunque esto cueste y sea doloroso, y de vivir esto con ale-
gría, es una señal positiva. Pero hemos de tener cuidado y evitar el pe-
ligro de quedarnos tranquilos en esa misma seguridad y gratificación.

127
b. Además, hemos de darnos cuenta que la persona es una realidad diná-
mica, que cambia y crece, y va desarrollando sus potencialidades, las cua-
les van pasando a actos. Esto está relacionado con la capacidad de cre-
cer y cambiar que tiene el ser humano; todo esto dependerá mucho de
si es una persona rígida e inmóvil o, por el contrario, es una persona
flexible y en crecimiento. Hemos de darnos cuenta que esta capacidad
de cambio está relacionada con la capacidad de conversión que tiene la
persona. Es importante que este cambio lo haga la persona desde una
obediencia crítica donde se da al mismo tiempo el “tener un corazón de
discípulo” y “fidelidad a ser lo que uno mismo es”; esto exige ser fiel a
lo esencial e importante y flexible en lo que es secundario.
c. No hay aptitudes “innatas” (que ya vienen dadas por naturaleza), sino que
están por desarrollarse; este crecimiento se consigue por dos caminos:
• Por imitación cuando nos fijamos o copiamos de otros.
• Por ensayo y error cuando repetimos sistemáticamente una serie de ac-
tos con deseo de superarnos; esto supone un ejercicio constante y
consciente y exige una evaluación continua.
a. Hemos de mantener una actitud moderadamente exigente que vaya ayu-
dándonos a crecer en las aptitudes, pero evitando una excesiva angustia.

4. ALGUNAS APTITUDES QUE INDICAN LA EXISTENCIA DE LA VOCACION


Las aptitudes que señalamos a continuación son “puntos de llegada”. Esto
quiere decir que suponen un camino de maduración personal hasta conse-
guirlas, una decisión de apertura y deseo de asumirlas e interiorizarlas por
parte de la persona. No pensemos que se ha de partir de aquí para plante-
arse el tema vocacional o que son aptitudes ya conseguidas. Necesitan un
camino de desarrollo. Veamos cuales son:
b. EXPERIENCIA DE DIOS
• Capacidad de interioridad, de silencio y reflexión, de búsqueda de la
verdad.
• Capacidad de ir desarrollando la propia fe.
• Saber encontrar a Dios como Amigo y Padre en la propia historia y en
los acontecimientos de la vida.
• Capacidad de llevar a Dios al propio ambiente (familia, amigos...).
• Aceptación de la Iglesia.
a. VIVENCIA DE LA FRATERNIDAD
• Conocimiento y aceptación de sí mismo como base para conocer y
aceptar a los demás.
• Generosidad, disponibilidad, colaboración, servicio, valoración del bien
común antes que el bien particular.

128
• Capacidad de alegría (sentido gozoso de la vida).
• Sentido de responsabilidad.
• Capacidad de compartir lo que se es y se tiene.
c. SERVICIO APOSTOLICO
• Capacidad de entusiasmo y de optimismo.
• Constancia
• Capacidad de entrega y de sacrificio a un proyecto.
• Ilusión y ganas de evangelizar.
• Destrezas para el trabajo en equipo.
• Indicios de celo apostólico.
d. COMPROMISOS EVANGELICOS
a. Castidad
• Equilibrio emocional y afectivo.
• Trato normal y correcto con personas del otro sexo.
• Capacidad de entablar relaciones interpersonales.
• Apertura y capacidad de compartir con otros los propios sentimientos.
• Capacidad de caminar hacia una entrega total y radical en una ac-
titud de alegría.
• Capacidad para la solidaridad y la soledad.
b. Pobreza
• Reconocer las limitaciones personales y la necesidad de ayuda de
los demás.
• Capacidad de dar y de recibir.
• Capacidad de aceptación de situaciones difíciles y no agradables o
carencias y vivirlo con alegría.
• Disponibilidad y desprendimiento.
• Sentir la necesidad de Dios.
c. Obediencia
• Capacidad de cambio.
• Disponibilidad ante Dios y ante las necesidades de los hombres.
• Obediencia y docilidad crítica.
• Aprender a escuchar.
• Búsqueda de la voluntad de Dios en los acontecimientos.

129
INTERVENCIONES PEDAGÓGICAS

Esta ficha va dirigida a los que están realizando un proceso de clarifica-


ción vocacional, en orden a conocerse más y ver si sus cualidades personales
se ajustan al proyecto vocacional que se busca. Antes de entregarlo, el acom-
pañante debe revisarlo y adecuarlo según las exigencias concretas del propio
carisma (por ejemplo, no se requiere las mismas cosas para una vocación sa-
cerdotal, para una contemplativa, para una matrimonial...).

LECTURA Y ASIMILACIÓN DEL DOCUMENTO


1. Leer atentamente el documento. Aclarar las palabras o expresiones que no
se entiendan o se ignore su significado en el contexto. Después ir seña-
lando con un lápiz:
• Lo que no entiendes (¿)
• Lo que te parece que sobra (+)
• Lo que falta, según tu opinión (-)
• Lo que subrayas como más importante de todo (_)
2. Indica tu primera impresión ante el documento. Todo se debe entender des-
de la primera parte del documento, para no moralizar.

TRABAJO PERSONAL POR ESCRITO


1. Relee el texto, subraya lo que creas importante para ti y aún no las tienes
asimiladas. ¿Qué podrías hacer para irlas adquiriendo?
2. Acércate al texto desde tu propia vida y examínate acerca de ellas. Puedes
seguir el siguiente método:
• Señala las que te parezcan más importantes. Di el por qué.
• Indica las creas que no lo son tanto. Di también el por qué.
• Señala las aptitudes que creas haber conseguido ya en un grado sufi-
ciente.
• Indica aquellas que siendo importantes no las tienes aún asimiladas.
3. Dialoga acerca de estos puntos con los animadores de la Convivencia o con
tu “acompañante espiritual”. Saca tus conclusiones personales.

130
3.13. Idoneidad Vocacional

CONTENIDOS

La existencia de la llamada se expresa también en los dones de naturale-


za y gracia recibidos (cf Rm 12, 3). Estos dones son otorgados por Dios al lla-
mado en orden a la vivencia de las exigencias de su vocación-misión. Su exis-
tencia garantiza la autenticidad de la llamada. Incluyen cualidades personales,
el don de la gracia divina, dones carismáticos personales y virtudes sobrena-
turales. La Iglesia llama a estos dones requisitos y permiten deducir la idonei-
dad del candidato. Se han de examinar y cultivar de manera global. Algunos
de los requisitos señalados por la Iglesia son los siguientes:

a. En general:
• Recta intención: motivaciones e intereses vocacionales auténticos y vá-
lidos.
• Plena libertad al optar por el modo de vida que conlleva una vocación.
• Índole, es decir, temperamento, carácter y personalidad apropiados.
• Cualidades necesarias para vivir el proyecto vocacional de vida y misión.

b. En concreto:
• Edad. La mínima para ingresar al noviciado es de 17 años cumplidos. Co-
mo edad máxima no hay nada establecido en el Derecho Universal. El cri-
terio de experiencia para admitir a candidatos de edad avanzada, varía
según los Institutos.
• Salud física, determinada no con criterios categóricos sino estimativos
que valoran si existe capacidad para vivir las exigencias vocacionales.
• Índole que incluye temperamento, carácter y personalidad. Debe ser la
apropiada para vivir las exigencias de la vocación en concreto:
- el amor desinteresado a los demás,
- la entrega incondicional y generosa al servicio del Reino,
- una rica sensibilidad y vida afectiva,
- la sociabilidad y la capacidad de establecer relaciones humanas,
- la flexibilidad y capacidad de adaptación,
- la renuncia radical a sí mismo por los valores del Reino,
- una visión positiva y optimista de la vida, sinceridad y transparencia,
- la responsabilidad y sensatez en la toma de decisiones,
- la constancia y estabilidad para llevar a cabo los compromisos.

131
• Equilibrio psicológico adecuado a la edad con comportamientos que re-
flejen capacidad para enjuiciar adecudamente la realidad, amar auténti-
camente, estar abierto a los demás, hacer opciones libres y estables, tra-
bajar y ser eficiente, y adaptarse al ambiente circundante.
• Capacidad intelectual, proporcionada y adecuada a las exigencias de la
vocación. Se requiere aquel grado de capacidad intelectual que:
- sea suficiente para que el llamado pueda entender y comprender el sen-
tido y la naturaleza de la vocación,
- le permita adquirir la preparación intelectual necesaria para realizar su
misión,
- incluya, además de la posibilidad de aprendizaje, la capacidad de re-
flexión y de juicio ponderado sobre los acontecimientos de su vida,
- y exista al menos como una aptitud básica que ha de ser desarrollada,
enriquecida y educada después.
• Idoneidad moral y religiosa, mostrando rectos criterios y buenos com-
portamientos humanos y cristianos, que son fundamento y garantía para
la fidelidad vocacional. Esta idoneidad no es algo ya conseguido desde
el principio pero debe exhibir ciertas capacidades básicas que permitan
superar carencias y alcanzar el grado adecuado de idoneidad.

c. Posibles contraindicaciones
Las contraindicaciones, como aspecto negativo, son las condiciones perso-
nales del candidato que permiten deducir la falta de idoneidad del candidato
para asumir el proyecto vocacional de vida. Serían de tres tipos:
1. Contraindicaciones en sentido estricto. Son aquellas condiciones del can-
didato que le excluyen de un modo absoluto para la vocación consagrada.
Son las llamadas enfermedades psíquicas, que constituyen los trastornos
graves de anormalidad. Entre ellas están la paranoia, la esquizofrenia, la ci-
clofrenia, la neurosis, la histeria, la hipocondría, psicopatías y otras.
2. Contraindicaciones en sentido amplio o señales negativas. Para los efec-
tos del discernimiento vocacional, también han de ser consideradas como
contraindicaciones aquellas condiciones no tan graves de la personalidad
que en su conjunto presentan un cuadro negativo para vivir la vocación.
Son rasgos y comportamientos de la personalidad que, considerados de una
manera aislada, no constituyen estrictamente y de modo absoluto un im-
pedimento; pero que, si se presentan en forma de constelación y conside-
rados en su conjunto, son una verdadera contraindicación vocacional. Entre
ellas, la inmadurez global y persistente de la personalidad, la inmadurez
afectiva, las reacciones propias de estados evolutivos inferiores (la edad in-
fantil o adolescencial).
3. Impedimentos canónicos establecidos por el Derecho de la Iglesia.

132
INTERVENCIONES PEDAGÓGICAS

Esta ficha va dirigida directamente a Agentes de Pastoral Vocacional, en


orden a examinar la idoneidad de las aptitudes de los candidatos.

LECTURA Y ASIMILACIÓN DEL DOCUMENTO


1. Leer atentamente el documento. Aclarar las palabras o expresiones que no
se entiendan o se ignore su significado en el contexto. Después ir seña-
lando con un lápiz:
• Lo que no entiendes (¿)
• Lo que te parece que sobra (+)
• Lo que falta, según tu opinión (-)
• Lo que subrayas como más importante de todo (_)
2. Indica los tres aspectos que para ti son los más importantes de este docu-
mento concreto.

NOTAS PARA LA APLICACIÓN DEL DOCUMENTO


En el discernimiento vocacional de las aptitudes vocacionales es importan-
te tener en cuenta los siguientes factores:
1. La madurez psicológica del candidato en relación a las exigencias de la eta-
pa evolutiva que está viviendo (adolescencia, juventud, adultez). Hay que
verificar que el candidato haya adquirido en cada momento de su itinerario
vocacional el equilibrio y la madurez psicológica propia de la edad y del
momento en que se encuentra (comienzo del acompañamiento, opción de
ingreso en un centro de formación, ...).
2. Aunque no se debe exigir al candidato desde el comienzo una madurez ab-
soluta, no obstante la persona que ayuda al candidato en el discernimien-
to ha de tener presente, como puntos de referencia:
• El cuadro global de los rasgos de una personalidad equilibrada y madura
que se exige a toda persona normal;
• y el tipo de capacidad y comportamientos que se derivan de las exigen-
cias concretas de la vida claretiana (madurez afectiva, capacidad de re-
nuncia, capacidad de relación, desprendimiento, disponibilidad, adapta-
ción y otras).
3. No siempre es fácil señalar los límites entre lo normal y anormal. No obs-
tante, hay signos muy patentes de anormalidad que se puede detectar a
simple vista; otros requieren una observación más detenida; y otros, un aná-
lisis psicológico más especializado y profundo.

133
4. Las contraindicaciones y, sobre todo, los rasgos negativos de la personali-
dad, no aparecen externamente y con nitidez en los primeros estadios del
desarrollo personal. A veces se encuentran en la personalidad en forma de
disposiciones internas que no se manifiestan al principio de una manera cla-
ra; sólo a través de algunos síntomas e indicios de menor importancia. En
el discernimiento hay que tenerlos en cuenta y valorarlos adecuadamente.
5. Una simple señal negativa no es excluyente para la vida religiosa. No obs-
tante, para obtener un adecuado juicio sobre las posibilidades del candida-
to hay que tener en cuenta:
• la centralidad de la señal negativa en el conjunto de la personalidad;
• la etapa evolutiva de la persona;
• y los recursos humanos y sobrenaturales de que dispone para superarlo.
6. La complejidad de la dimensión psíquica exige que, para el discernimiento,
se acuda y se pida el parecer de los expertos en el campo psicológico. Tam-
bién en esta área de la personalidad se ha de acudir a especialistas para
detectar posibles contraindicaciones. Los informes psicológicos que se exi-
gen han de ser lo más completos y exhaustivos posibles, salvando siempre
el derecho de la persona a su propia intimidad y buena fama.
7. Buscar de ampliar la información a través de circunstancias que faciliten la
autenticidad de las manifestaciones espontáneas del candidato. Como cam-
pos de observación nos pueden servir, entre otros, el contacto con la fa-
milia, el juego, las informaciones de terceros (compañeros, profesores, ve-
cinos...), la vida ordinaria, el trabajo... etc.
8. Localizar aquellos puntos concretos que precisan un trabajo de maduración
y seguimiento.

INSTRUMENTO DE AUTOANÁLISIS DE IDONEIDAD PERSONAL


Presentamos este instrumento que, o bien así o bien con las correcciones,
acomodaciones o añadidos que se vean oportunos, puede ayudar a la intros-
pección personal de cara al discernimiento de la idoneidad vocacional.

134
TEMAS DE AUTOANÁLISIS
Valoración de la propia salud (enfermedades tenidas hasta ahora, situación actual).
1. Alimentación, descanso, higiene.

Rasgos más ordinarios de tu personalidad, temperamento y carácter...


2. ¿cómo te ves? ¿cómo te ven los demás? Cualidades y defectos.

Composición de tu familia. Relaciones que mantienes actualmente con ellos.


3. Problemas familiares.

Estudios cursados hasta ahora. Análisis de los fracasos y éxitos académicos.


4. Hábito de lectura. Capacidad de comprensión y juicio.

Perfil psicológico personal. Problemas psicológicos habidos. Lo más llamativo


5. de tu psicología.

Análisis de las relaciones con amigos y compañeros. Afectividad y agresividad.


6. Manera de afrontar y vivir las renuncias.

Uso de los bienes propios y ajenos. Uso del dinero. Análisis del consumismo.
7. Capacidad de trabajo.

8. Nivel de sinceridad, autenticidad y espontaneidad (no son la misma cosa).

Capacidad personal para tomar decisiones. Fidelidad a la palabra dada.


9. Capacidad de reacción a las frustraciones normales de la vida.

Análisis de tu historia religiosa. Momentos importantes de tu experiencia religiosa


10. personal. Relación fe-vida.

Personas más influyentes de tu vida. Tu relación con los “iguales” (hermanos,


11. compañeros...) con los “superiores” (profesores, jefes, autoridad...) o con los
“inferiores” (débiles, necesitados...).

Ideales de vida que mantienes. Tus sueños. Tus aspiraciones y deseos


12. más profundos.

135
3.14. Motivaciones Vocacionales

CONTENIDOS

LAS MOTIVACIONES VOCACIONALES


1. Naturaleza de las motivaciones. Las motivaciones, que constan de un fin
y de un impulso, constituyen la razón y la fuerza que mueven a una per-
sona a conseguir las metas que se propone. Las motivaciones vocacionales
hacen que una persona actúe con rectitud de intención y libertad al abra-
zar la vocación, y que ésta sea dinámica. Las motivaciones vocacionales,
junto a la conciencia de la llamada, impulsan al candidato a abrazar la vo-
cación de una manera responsable, dinámica y en constante superación.
2. Tipos de motivaciones. En las motivaciones vocacionales hay que distin-
guir los siguientes aspectos:
a. Las motivaciones se pueden presentar de forma consciente o inconscien-
te. Las conscientes son conocidas y pueden ser fácilmente detectadas,
controladas y educadas. Las inconscientes no son conocidas a la perso-
na, pero son activas, dinámicas e influyen eficientemente en sus com-
portamientos.
b. Las motivaciones vocacionales aparecen también a veces como inade-
cuadas e insuficientes. Las primeras son aquellas que, aun siendo positi-
vas, no se adecuan a los valores y al estilo de vida claretiana. Las se-
gundas, que también pueden ser positivas, no dan razón ni justificación
completa para abrazar la vida misionera. Estas motivaciones, aun siendo
buenas, no son válidas vocacionalmente.
c. Las motivaciones vocacionales pueden ser, además, auténticas y válidas.
Las auténticas son las que brotan de una persona libre, no condiciona-
da ni sometida a presiones internas y externas (sin miedo, ni dolo). Las
válidas son aquellas cuyo fin y contenidos están en línea con el mundo
de valores de la vida claretiana (vivir las exigencias del Reino, el segui-
miento de Jesús, la evangelización...); por lo mismo, son, también, ade-
cuadas y suficientes vocacionalmente.
3. Motivaciones auténticas y válidas. El candidato ha de tener y manifestar
plena libertad y recta intención a la hora de optar por una vocación de es-
pecial consagración. Esto significa que ha de estar impulsado por motiva-
ciones vocacionales auténticas y válidas, es decir, ha de estar libre de toda
presión interior y exterior que condicione su decisión y ha de estar movi-
do por los valores propios de la vida consagrada. El discernimiento de las
motivaciones vocacionales es decisorio para dar un juicio adecuado sobre la
idoneidad del candidato.

136
DISCERNIMIENTO DE LAS MOTIVACIONES VOCACIONALES
Para un mejor discernimiento, desde el punto de vista pedagógico, con-
viene tener en cuenta las siguientes orientaciones:
1. Hay que comenzar a detectar y clarificar las motivaciones desde la pri-
mera selección vocacional y se ha de continuar en las siguientes etapas.
Las conscientes se suelen expresar explícitamente en las conversaciones,
diálogos, entrevistas, cuestionarios. Las inconscientes son más difíciles de
descubrir, pues no las conoce ni el mismo sujeto y, sin embargo, actúan por
su cuenta y con eficiencia.
2. Las motivaciones conscientes e inconscientes pueden coexistir simultá-
neamente en la persona. Un candidato puede expresar una motivación cons-
ciente de acuerdo con los valores de la propia vocación y, sin embargo, pue-
de estar movido de hecho por motivaciones inconscientes cuyos valores no
tienen nada que ver con los valores del proyecto de vida vocacional. Esta
situación requiere una clarificación.
3. Parece oportuno indicar algunos síntomas frecuentes que pueden llevarnos
a sospechar la posible existencia de motivaciones inconscientes que no ade-
cuan con los valores vocacionales que se persiguen. Podemos hablar así de
engaños vocacionales en cuanto que ocultan o confunden la autenticidad
de la motivación. Con frecuencia vienen encubiertos con determinados me-
canismos de defensa que entorpecen el acceso y se detectan por vía indi-
recta.
Aunque no se trata de dudar sistemáticamente de la vocación, sino de “dis-
cernir” para corregir la motivación adecuada y fortalecer la libertad y la rec-
titud de intención del candidato. Su respuesta vocacional deberá moverse
por el bien real antes que por el bien aparente. Señalamos entre los enga-
ños vocacionales éstos:
• La incapacidad persistente del candidato para superar conflictos (dudas,
dificultades, perplejidades, tensiones...) que le llevan con frecuencia a
perder la paz interior y el equilibrio psicológico.
• Insatisfacción y falta de ilusión y de alegría prolongadas en la vivencia
de los compromisos vocacionales que se deben ir asumiendo progresiva-
mente.
• Incapacidad de superar las frustraciones inherentes a las renuncias pro-
pias del compromiso vocacional; mostrar una amargura permanente ante
las dificultades de la vocación.
• Deseo de probarlo todo sin renunciar a nada, una vez determinado por
un camino vocacional.
• No tener criterios de conducta coherentes con los valores propios que se
profesan, a pesar de haberlos escuchado con frecuencia.

137
• No entregarse de hecho y en concreto a los demás. O entregarse de una
manera desmesurada hasta perder la propia libertad personal (excesiva su-
misión).
• No poner al servicio de los valores vocacionales las mejores energías y
cualidades personales.
• Incapacidad para adaptarse a las circunstancias cambiantes por las que
va pasando el individuo.
• Falta de una fundamental confianza hacia los demás. Manifestar formas
competitivas o agresivas en la relación hacia ellos. Silencios sobre asun-
tos que son importantes y que se ocultan por motivos que se descono-
cen.
• Pereza e incapacidad eficaz y pronta de pasar del conocimiento teórico
de determinados valores a comportamientos y actitudes de vida.
• Claridad y espontaneidad al hablar de las motivaciones espúreas y defi-
citarias que se dan en toda vocación, sin miedo porque se posee en gra-
do suficiente un peso motivacional adecuado.
• Un cierto “sexto sentido” del acompañante que llega a detectar en el can-
didato –a veces sin poder ser muy explícito– que “algo no funciona bien”.
• Y otros indicios más que denotan la falta de lógica en los comporta-
mientos concretos del individuo.
4. Aunque al comienzo del discernimiento vocacional las motivaciones no es-
tén muy clarificadas y su autenticidad y validez no aparezcan con transpa-
rencia, sin embargo, pueden ser clarificadas, reorientadas y educadas. Se
impone para ello su revisión y clarificación para depurarlas con honestidad
y transparencia. Es una tarea difícil, por la tendencia a racionalizar y jus-
tificar las propias actitudes y comportamientos, y a proyectar en los demás
los problemas y las deficiencias personales. El discernimiento a la luz de la
fe, la lectura vocacional de la Palabra de Dios, la revisión de vida personal
y comunitaria, el autoconocimiento de las propias actitudes y comporta-
mientos, la corrección fraterna, el consejo pastoral y el acompañamiento
personal, son, entre otros, los medios más eficientes, que ayudan a descu-
brir y purificar los “porqués” de la propia conducta.

138
INTERVENCIONES PEDAGÓGICAS

Esta ficha va dirigida directamente a Agentes de Pastoral Vocacional, para


orientar en el trabajo de acompañamiento y de discernimiento de las motiva-
ciones vocacionales. Ofrecemos unas pistas de trabajo que deberán ser nece-
sariamente complementadas en todo el proceso formativo del candidato.

LECTURA Y ASIMILACIÓN DEL DOCUMENTO


1. Leer atentamente el documento. Aclarar las palabras o expresiones que no
se entiendan o se ignore su significado en el contexto. Después ir seña-
lando con un lápiz:
• Lo que no entiendes (¿)
• Lo que te parece que sobra (+)
• Lo que falta, según tu opinión (-)
• Lo que subrayas como más importante de todo (_)
2. Comenta el valor, significado y utilidad pastoral de la diversidad de las mo-
tivaciones que presenta este documento concreto.

EJERCICIOS PARA ADIESTRARSE EN EL DISCERNIMIENTO


DE LAS MOTIVACIONES VOCACIONALES
Como pasos pedagógicos para detectar, purificar y educar las motivaciones
que apoyan la decisión vocacional señalamos los siguientes:
1. Detectar las distintas motivaciones que dinamizan los comportamientos del
candidato. Esto se puede realizar:
• A las motivaciones conscientes se accede de manera directa: El candida-
to reconoce y verbaliza las motivaciones que le empujan en la decisión
vocacional.
• A las motivaciones inconscientes se accede de manera indirecta y no son
a veces fáciles de localizar: Por observación de la conducta y comporta-
miento del candidato, atendiendo a su manera de elegir y rechazar.
2. Detectar la motivación predominante, esto es, aquella que cataliza, da for-
ma y arrastra al conjunto de los comportamientos del candidato. Y com-
probar si esta adecua a los valores vocacionales, o a una función utilitaria,
o a la defensa del yo, o...
3. Detectar los engaños vocacionales, que encubren motivaciones inconscien-
tes y comprobar el influjo real que tienen en concreto en la orientación de
una determinada vocación.

139
4. Ofrecer en el acompañamiento un proceso de purificación y consolidación
motivacional permanente en la línea de los intereses del reino. Para ello
ayudará la praxis permanente y acompañada de la lectio divina del candi-
dato. Además, es conveniente observar estos criterios:
• La profundización: Señalar un camino de autoconocimiento de las moti-
vaciones inconscientes.
• La interpretación: Proponer una hipótesis explicativa de las causas in-
conscientes de las conductas observadas.
• La confrontación: Clarificar, ventilar y vencer las resistencias que mantie-
nen al candidato en sus reacciones.
• La proposición: ofreciendo alternativas que sean entendidas, acogidas y
puestas en práctica por el candidato.

140
3.15. Dificultades Vocacionales

CONTENIDOS

La ambivalencia de los signos de la llamada, el riesgo que supone proyec-


tar de cara al futuro y el miedo a los compromisos definitivos y estables ace-
charán continuamente a la buena voluntad del candidato y se harán presentes
sobre todo en momentos donde hay que arriesgar en un camino, invitando a
dejarlo, con aparentes razones que prenden la conciencia. Indicamos algunos
casos de dificultades que suelen plantearse con cierta frecuencia:
• Miedo a profundizar más hasta llegar a ver con más claridad la propia vo-
cación. Se usa la táctica del avestruz (taparse los ojos) o la del calamar
“manchar de tinta” la propia conciencia.
• Esgrimir razones para dejar para más adelante la decisión vocacional. No se
trata de quemar etapas, sino de no querer poner los medios necesarios de
respuesta.
• Tendencia a reemplazar la opción vocacional por actividades sustrayendo los
intereses profundos de la vida y el ritmo existencial. De esa manera la op-
ción vocacional no es lo más importante.
• Percibir el radicalismo de la llamada y de sus consecuencias como algo op-
tativo y voluntario que no afecta a lo nuclear cristiano. No se puede racio-
nalizar o igualar por abajo las exigencias evangélicas.
• Excusarse en dificultades profesionales, familiares y ambientales. En el fon-
do puede darse una falta de afirmación del propio “yo” o bien, una falta de
radicalismo evangélico.
• Esperar a tenerlo todo muy clarito para actuar en consecuencia. No es pro-
pio de la fe el basarse en una acumulación de datos y de argumentos que
proporcionen evidencias, sino el salto de la fe, de la confianza y de la ge-
nerosidad.
• No haber personalizado suficientemente la llamada del Señor, quedándose en
meros aspectos doctrinales, moralizantes y anecdóticos. Quien ha recibido el
Evangelio no puede seguir igual. Quien ha sentido la llamada, se siente ur-
gido a un cambio.
• Espiritualizar el seguimiento y la vocación. Dejar la vocación como algo me-
ramente teórico, sin aterrizar en comportamientos y conductas de ruptura
con ambientes, ideologías, valores... que van en contra del Reino y que pue-
dan retardar las exigencias totalizantes que comporta la vida consagrada.
• Miedo a elegir por cerrar otros caminos. Sin precipitar decisiones ni adelan-
tar compromisos, ir ofertando una pedagogía del compromiso continuado. No
elegir es no comprometerse, y por lo tanto, no madurar.

141
• Empeñar todo por el Reino, pero quedándose con lo más importante. Se tra-
ta de comprometer todos los aspectos de la propia vida (la carrera, el uso
del dinero, las vacaciones, las pertenencias... etc.).
• Instalarse en la admiración espiritual, como una especie de “obesidad espi-
ritual” (acumulación sin asimilación) de experiencias religiosas, que nunca
llegan a cristalizar en respuestas comprometidas.
• Las prisas de los acompañantes vocacionales, que a veces pueden llevar a
confundir la ILUSIÓN VOCACIONAL con la APTITUD y ACTITUD vocaciona-
les.
• La falta de una adecuada iniciación en la oración, como algo secundario,
postizo, formulario, supérfluo en definitiva. Es una tarea propia del acom-
pañante vocacional iniciar e instruir en la oración personal y sacramental.

142
INTERVENCIONES PEDAGÓGICAS

Esta ficha, dirigida en primer lugar a Agentes de Pastoral Vocacional, pue-


de utilizarse con los candidatos, a modo de explicación pormenorizada de las
dificultades frecuentes con las que pueden toparse en los momentos en los que
va acercándose el momento de la decisión.

LECTURA Y ASIMILACIÓN DEL DOCUMENTO


1. Leer atentamente el documento. Aclarar las palabras o expresiones que no
se entiendan o se ignore su significado en el contexto. Después ir seña-
lando con un lápiz:
• Lo que no entiendes (¿)
• Lo que te parece que sobra (+)
• Lo que falta, según tu opinión (-)
• Lo que subrayas como más importante de todo (_)
2. Indica cómo se presentan las dificultades, en qué momentos, debido a qué
causas, cómo se suele reaccionar ante ellas,...

PEDAGOGÍA DEL ACOMPAÑAMIENTO DE LAS DIFICULTADES VOCACIONALES


La pedagogía del acompañante frente a estas resistencias y dificultades vo-
cacionales tendrán que tener en cuenta una serie de premisas desde las que
actuar, de manera que su tarea pueda ser lo más eficaz posible. Enumero al-
gunas pautas de acción educativa que considero interesantes:
1. Lo primero, detectar con suficiente claridad la dificultad que presenta el
candidato en el momento de dar el paso que se le propone.
2. En segundo lugar, llevar al candidato a entender cómo su dificultad entra
en colisión con la llamada del Señor que ha ido entreviéndose. Para ello,
conviene que el acompañante perciba que no se trata de convencer con ar-
gumentos al candidato para que se decida, sino de colocarle delante del Se-
ñor que llama.
3. Aunque el acompañamiento vocacional no es una terapia de tipo psicológi-
co, conviene tener en cuenta los datos que puedan aparecer y que se vea
que son propios de esta zona de la conducta:
• Ayudar a integrar esa problemática, dejando que se verbalice y exprese.
• Ayudar a que haga una lectura teológico-espiritual de la misma, de ma-
nera que sea el candidato quien llegue a dilucidar y entender la respuesta
que debe dar a Dios.

143
4. Para poder acceder a un trabajo de este tipo, obviamente se tiene que dar,
aunque sea en grado mínimo algunos requisitos en el candidato, que posi-
biliten la pedagogía del acompañante:
• Aceptar la disciplina del acompañamiento con lo que comporta de aper-
tura, continuidad, docilidad...
• Voluntad de conocerse a sí mismo, aunque de entrada no sea muy in-
tensa.
• Abrirse al propio mundo interior, de manera progresiva y no selectiva.
• Humildad frente a sí mismo (frente a lo positivo, a lo negativo, a las
grandes cosas, a los sufrimientos del pasado, ...).
• Determinación de progresar ya que “todo organismo está animado por una
tendencia intrínseca a desarrollar todas sus potencialidades y a desarro-
llarlas en modo de favorecer su conservación y enriquecimiento” (C. Ro-
gers).

144
3.16. La Crisis Vocacional

CRISIS Y PRUEBAS DE LA VOCACIÓN

No basta descubrir la vocación. Se hace necesario, posteriormente, pene-


trar y comprender cada uno de los contenidos de la vocación. Se trata de una
penetración y comprensión trabajosa y no siempre exitosa. La tarea deberá ser
reemprendida varias veces.

1. La crisis y las pruebas


a. LA CRISIS COMO JUICIO DE LA VOCACIÓN. La crisis de la vocación con-
siste, ante todo, en un esfuerzo por justificarla. Queda sometida a jui-
cio; es presentada ante el tribunal de la conciencia. Antes de la elec-
ción queda sometida la vocación a un momento de resistencia provisio-
nal, de distanciamiento. Si se supera, la vocación se afianza.
b. FORMAS DIVERSAS DE LAS CRISIS. Antes de la elección, la crisis presenta
innumerables formas.
- Una es la crisis de las personas de menor edad (por ejemplo, diecio-
cho años), otra la de personas con más edad (por ejemplo, veintio-
cho años).
- Una es la crisis de las personas que están en la situación de estu-
diante, de búsqueda y otra la de personas que tienen ya un trabajo,
un puesto social.
- La llamada de Dios puede surgir en cualquier momento de la vida; por
eso, la vocación está sometida a las crisis correspondientes a cada
edad y, por lo tanto, condicionada por ellas.
Cuando la vocación se descubre en la adolescencia (¡quizás sea ésta la edad
por excelencia para el descubrimiento vocacional!), la crisis es de inseguridad,
de sentimientos de inferioridad. El llamado tiene la sensación de impotencia
ante la vocación. Pero la adolescencia es, asimismo, edad de horizontes abier-
tos y de libertad. Las ilusiones son grandes. En la juventud más tardía la vo-
cación va haciéndose más difícil; poque es más lo que hay que dejar, son más
las experiencias que se han de contrarrestar.
c. CUESTIONAMIENTOS RADICALES. La crisis vocacional puede llevar a plan-
tearse cuestiones muy radicales como la misma existencia de Dios, por-
que a través de la vocación éste puede aparecer como un rival destruc-
tivo. Nada de extraño que surja el deseo de olvidar a Dios y de excluir-
lo de la propia existencia. Las dudas sobre Dios, en esta situación, no
son meramente teóricas. Nacen precisamente de la percepción de un Dios

145
muy real, que se implica en la vida y la complica; por eso, se desearía
que no existiera. Dios resulta demasiado real; su rivalidad parece insu-
perable; se puede llegar hasta al desafío.

2. ¿Qué significado tiene la crisis?


a. LA PELIGROSIDAD DE LA CRISIS. La crisis es una crisis. Y la crisis sig-
nifica peligro. Ante la crisis se puede reaccionar mal. Hay quienes, por
miedo a perder la vocación, organizan la defensa. Para ello se enclaus-
tran. Aceptan la vocación tal como la han recibido y la guardan sin ha-
cerla crecer y sin confrontarla con nada. Se enclaustran. La enclaustran.
No se definen de verdad. No la someten a prueba. Parecen que están
disponibles para vocación. En realidad la viven en situación de repre-
sión.
b. DESCIFRAR EL SENTIDO DE LA CRISIS. La crisis es una negación, un re-
troceso, una fase de repudio. La crisis produce miedo, ansiedad, des-
aliento, flojedad. Durante la crisis es difícil conocer el sentido de lo que
se está viviendo. Constatarlo no basta. Hay que descifrar el sentido de
ese momento negativo. Y el sentido es éste: llegar a entender y acoger
la vocación en un nivel superior. Se duda de la vocación para interiori-
zarla más y para hacerla más universal. Al principio, la vocación es su-
perficial; necesita entrar en lo más profundo de la persona. Al principio,
la vocación es demasiado particular, no se ha visto confrontada con otras
vocaciones, por eso, parece algo único y singular. Es necesario relacio-
narla con otras vocaciones y contemplarla en el conjunto.
c. EVITAR REACCIONES IMPROCEDENTES. Durante la crisis hay que evitar
el dramatismo, la crispación, la prisa, la fidelidad ficticia, la huida, el
abandono. La crisis es el momento necesario que prepara una sabia
elección. La crisis permite a la vocación afirmarse como verdad espi-
ritual. Cada vocación necesita un tiempo. Y el tiempo causa crisis. Pa-
ra que una vocación sea mía es necesario que llegue a serlo. La lla-
mada eterna de Dios llega a mí a través de largo tiempo. Se constitu-
ye pacientemente.
d. CONVERTIRLAS EN MOMENTO PURIFICATIVO. Dando estos pasos, la crisis
deja de ser un peligro insuperable y se convierte en un momento de des-
arrollo, de despliegue. La crisis es fundamentalmente un momento de
purificación, de realización. La crisis se abre a una opción inmediata, a
la elección. La crisis no debe ser suprimida, sino orientada. Es más, si
la crisis no existiera, habría que provocarla. Es preferible verificar paso
a paso la vocación que ir a ciegas. La crisis es el medio para confirmar
y reconfirmar la vocación, consolidarla y hacerla más segura; es incluso
un medio para suscitar una vocación, cuando ésta no se manifiesta es-
pontáneamente.

146
3. Tratamiento de las crisis vocacionales
a. LA VOCACIÓN ES ALGO MUY ÍNTIMO Y PERSONAL. La vocación debe ce-
sar de ser un hecho en la vida para convertirse en la misma vida. La vo-
cación llegó de fuera; pero, en realidad, es lo más profundo de nosotros
mismos. Sólo cuando es sentida como parte de la propia persona, la vo-
cación ha llegado a su plenitud. Es importante tener presente esta di-
mensión personal de la crisis. No es algo sin importancia, en ellas el su-
jeto pone en juego muchos resortes íntimos y personales y de alguna
manera condiciona su futuro.
b. DEJARSE ACOMPAÑAR. No es bueno transitar por este camino en sole-
dad. Es importante dejarse acompañar por alguien que tenga experien-
cia y sabiduría. Esa persona será una ayuda inapreciable durante la cri-
sis. Deberá estar muy atenta a todo lo que sucede, abrir horizontes, ayu-
dar a universalizar la vocación, interpretar sabiamente en el Espíritu lo
que acontece. Esta persona deberá ayudar a elegir la más alta de las po-
sibilidades.
c. EXPRESAR LA VOCACIÓN. Es muy importante, llegar a expresarse respec-
to a la vocación lo más completa y fielmente posible; tanto oralmente
como por escrito. Quien se expresa respecto de su vocación, toma con-
ciencia de la llamada y de sus exigencias. Tiene mucha importancia lo
que se dice verbalmente, lo que se escribe. Al describir la vocación se
descubren nuevos horizontes. La educación de la vocación requiere que
esa llamada que se presente como propia, vaya siendo ensayada en
obras. La vocación necesita expresarse no solamente en palabras, sino
en acciones. Antes de la elección, la obra no es sino un ensayo y pue-
de parecer un juego. Es un esbozo, una expresión necesaria.

147
INTERVENCIONES PEDAGÓGICAS

Esta ficha va dirigida directamente a Agentes de Pastoral Vocacional y sir-


ve para un inicio de trabajo formativo que puede resultar interesante. Es una
ayuda para abordar la crisis vocacional. No es un recetario, sino un marco
orientativo. La praxis pastoral, en concreto la entrevista y el discernimiento,
deberán llevar a encontrar las raíces verdaderas sobre las que se desarrolla ca-
da crisis. Conviene tener siempre en cuenta que la crisis es un momento de
crecimiento. No es propiamente hablando una patología.

LECTURA Y ASIMILACIÓN DEL DOCUMENTO


1. Leer atentamente el documento. Aclarar las palabras o expresiones que no
se entiendan o se ignore su significado en el contexto. Después ir seña-
lando con un lápiz:
• Lo que no entiendes (¿)
• Lo que te parece que sobra (+)
• Lo que falta, según tu opinión (-)
• Lo que subrayas como más importante de todo (_)
2. Según la experiencia que tengas, señala las crisis más frecuentes que ha-
yas detectado, su morfoloría y la edad aproximada de aparición.
3. ¿Qué signos o manifestaciones concretas se perciben de manera objetiva que
denotan que un individuo está atravesando por una situación crítica? Esta-
blecer algunos indicadores frecuentes, que sugieren que se está dando.
4. ¿Cómo se podría traducir en un esquema pedagógico la metodología del tra-
tamiento de las crisis vocacionales?
5. ¿Con qué actitudes habría que acudir a trabajar la crisis, tanto por parte
del acompañante como por parte del acompañado?
6. ¿Qué hacer para prevenir el desenlace de una crisis? A menudo cuando se
descubre ya es un poco tarde, porque se han tomado ya determinadas de-
cisiones irreversibles?
7. Una de las reacciones más frecuentes ante la crisis es el “miedo”, que des-
encadena otras... ¿cómo tratar el miedo generado en una crisis vocacional?

148
3.17. Equipamiento personal

C A PA C I D A D E S PA R A L A V I D A C O N S A G R A D A

Los núcleos de capacidades generales se pueden desarrollar en algunas ca-


pacidades específicas relacionadas con las dimensiones de la vida consagrada.

1. Voto de castidad
• Capacidad de dejarse seducir por el amor de Dios en orden a ofrecerse
enteramente a Él y a su Reino.
• Capacidad de donación de sí mismo para darse a Dios, a la Iglesia, a los
hermanos en la Congregación y a los demás.
• Aceptación positiva del propio sexo.
• Relación normal con el otro sexo sin miedos, huidas y bloqueos.
• Control positivo de la propia sexualidad e integración de la misma en la
personalidad global.
• Capacidad de superar las carencias afectivas y de expresar el propio afec-
to de un modo equilibrado.
• Capacidad de vivir con gozo y serenidad una cierta soledad.

2. Voto de pobreza
• Vivir con una gran libertad y desprendimiento de las cosas materiales.
• Austeridad y uso correcto de las mismas (dinero, bienes...).
• Generosidad en dar a los deás lo que se tiene y usa sin segundas inten-
ciones.
• Llevar una vida asidua y constante de dedicación y trabajo.
• Solidaridad con los demás y capacidad de compartir todo lo que se es y
se tiene.
• Tener una marcada sensibilidad social con una preferencial opción por los
pobres.

3. Voto de obediencia
• Firme convicción de estar siempre y en todo lugar disponible para cum-
plir la voluntad de Dios.
• Capacidad de comprender y asumir la voluntad de Dios a través de las
mediaciones humanas (Iglesia, Instituto, superiores, comunidad, her-
manos).

149
• Mantener un justo equilibrio entre la propia autonomía personal y la de-
pendencia de la autoridad.
• Capacidad de asumir y cumplir de modo responsable los compromisos de
la vida.
• Disponibilidad activa y eficiente para ir a cualquier parte del mundo a
realizar la misión encomendada.

4. Vida de comunidad
• Superación del egoísmo individual para vivir cada vez más abierto a los
demás como persona.
• Vivir la propia afectividad de manera integradora: superando los momen-
tos de soledad, sabiendo expresar los propios afectos y emociones, sin
carencias ni dependencias afectivas y teniendo una visión optimista de
la vida con un cierto sentido del humor.
• Capacidad de vivir e integrarse con otros en cualquier comunidad.
• Capacidad de comunicarse con los demás de una manera positiva, sin pre-
juicios ni estereotipos.
• Aceptación incondicional del otro de manera empática.
• Actitud habitual de acogida, bondad, comprensión, y de servicio libre y
desinteresado.
• Saber renunciar a los gustos personales para asumir las necesidades de
la comunidad y del Instituto.
• Aptitud para integrarse y trabajar con otros en equipo.

150
INTERVENCIONES PEDAGÓGICAS

Esta ficha puede servir tanto para acompañantes como para los mismos
acompañados. En ella aparecen algunos indicadores concretos que pueden ayu-
dar a tener una idea de las aptitudes vocacionales que a una persona la ha-
cen idónea. No son requisitos previos, sino a conseguir.

LECTURA Y ASIMILACIÓN DEL DOCUMENTO


1. Leer atentamente el documento. Aclarar las palabras o expresiones que no
se entiendan o se ignore su significado en el contexto. Después ir seña-
lando con un lápiz:
• Lo que no entiendes (¿)
• Lo que te parece que sobra (+)
• Lo que falta, según tu opinión (-)
• Lo que subrayas como más importante de todo (_)
2. Explicar cada uno de los indicadores, con ejemplos, razonando los motivos
que los exigen en el candidato, si no como metas conseguidas, al menos
como cauces de crecimiento.

APLICACIONES DEL DOCUMENTO


1. Indicar aquellos aspectos que el candidato debe cuidar más, según su cir-
cunstancia y el grado de maduración personal que haya alcanzado.
2. Puede ser incorporado en el proyecto personal, a fin de asegurar su segui-
miento por parte del acompañante.

151
3.18. Persona Madura

RASGOS PSICOLÓGICOS

Dentro de una coincidencia y según los diversos autores, son numerosos


los cuadros sistemáticos de los rasgos de la persona normal y madura. Aquí se
presenta una síntesis orientativa:

1. El mundo de valores
La persona, mediante el mundo de valores, debe situarse en el mundo de
una manera adeucada; es decir, de una manera propia, justa y objetiva. Ella
debe responder a los siguientes interrogantes.
• ¿Quién soy yo? Hace referencia al concepto que la persona tiene de sí
misma. Ha de estar basado en la conciencia del valor personal objetivo
y no en factores externos: rol, aprecio de los demás. Y ha de ser un con-
cepto positivo basado en la capacidad real de sí mismo y no excesiva-
mente crítico. Lleva a la aceptación de sí mismo.
• ¿Adónde debo llegar? Se refiere a los valores y metas que desea alcan-
zar. Implica tener un conjunto de valores unificados que constituye la
propia filosofía de la vida que ilumina a la persona en sus comporta-
mientos.
• ¿Cuáles son mis posibilidades? Afecta a la confianza que la persona tie-
ne en sí misma, en sus posibilidades y en su propia libertad para pro-
yectar su futuro adecuadamente.

2. Madurez emocional y afectiva


En el campo afectivo la madurez consistiría en los siguientes rasgos per-
sonales:
• Saber diferenciar bien las emociones que se tienen sin confundirlas: ale-
gría, temor, miedo...
• Poder tener reacciones emotivas ajustadas a la intensidad del estímulo.
La frialdad y sensibilidad excesiva no son buenos síntomas.
• Tener un suficiente y positivo control de las expresiones emotivas, evi-
tando toda represión negativa.
• Cultivo de un sentido de optimismo y seguridad y superación de miedos
y ansiedades.
• Desarrollo de sentimientos y actitudes positivos de benevolencia, amor,
simpatía, entrega...

152
• Aceptación pacífica de la propia condición sexual e interés normal por
las personas del otro sexo.

3. Madurez social
La persona, esencialmente social en su estructura psíquica, se realiza ple-
namente con las siguientes actitudes:
• Conocimiento y respeto de los derechos, necesidades y responsabilidades
de los otros.
• Comprensión y tolerancia de los valores y culturas diversas.
• Capacidad de mantener con autonomía las propias posiciones, respetan-
do siempre la opinión de los demás.
• Esfuerzo de ser verdadero, auténtico, genuino, trasparente.
• Capacidad de comunicación y cooperación con otras personas, escuchán-
dolas y buscando comprenderlas.

4. Madurez intelectual y operativa


• Tener suficiente base de experiencias cognoscitivas, de información or-
ganizada según la profesión y posición social.
• Poseer una gran amplitud de intereses culturales.
• Flexibilidad en el modo de afrontar los problemas y en resolverlos crea-
tivamente.
• Interés por comprender las situaciones de la vida con conciencia crítica
respecto a ellas.
• Conducta estable y consistente guiada por un adecuado mundo de valo-
res.
• Capacidad de hacer opciones libres y duraderas.

153
INTERVENCIONES PEDAGÓGICAS

Esta ficha, dirigida a los Agentes de Pastoral Vocacional, les ofrece una se-
rie de indicadores que muestran el ideal de salud física y mental. Constituye
una referencia teórica a aplicar. No se debe aplicar siempre tal cual, sino que
ofrece unos puntos de observación que son válidos al aplicarlos desde una pers-
pectiva global.

LECTURA Y ASIMILACIÓN DEL DOCUMENTO


1. Leer atentamente el documento. Aclarar las palabras o expresiones que no
se entiendan o se ignore su significado en el contexto. Después ir seña-
lando con un lápiz:
• Lo que no entiendes (¿)
• Lo que te parece que sobra (+)
• Lo que falta, según tu opinión (-)
• Lo que subrayas como más importante de todo (_)
2. Indicar los aspectos imprescindibles, que deben ser exigidos al candidato,
distinguiéndolos de aquellos otros que podríamos calificar de recomenda-
bles.
3. Comentar en grupo para clarificar y entender más en profundidad, en orden
a su aplicación concreta.
4. Ofrecerlo a los candidatos en un momento concreto de su proceso. Una vez
que su conciencia vocacional es suficientemente clara. Puede ayudar a re-
pasar la situación personal del candidato en orden a emprender una tarea
educadora de ajuste y maduración.

154
3.19. Señales Psicológicas Negativas

Son señales que no son contraindicaciones vocacionales de un modo defi-


nitivo si se las considera de una manera aislada y dentro de una personalidad
rica en otras dimensiones personales.
1. Poco interés por aprender y superficialidad en la conciencia crítica. Pasivi-
dad, falta de iniciativa y poca capacidad de emprender proyectos. Desinte-
rés y negligencia en desarrollar las propias cualidades. Incapacidad de to-
mar responsabilidades e inconstancia en los compromisos emprendidos.
2. Sujetos reprimidos o con poco control emocional. Con reacciones negativas
ante las emociones. Llevados de motivos y miedos infantiles, irreales. Fáci-
les al escape y a la fuga de los conflictos.
3. Personas sensuales con poco dominio de la afectividad, especialmente en
relación con las personas del otro sexo. Dadas a la comodidad, a la gula, a
los placeres materiales, a los gustos y caprichos.
4. El mal carácter. Personas melancólicas, de humor cambiante y con dificul-
tad en el trato social. Sujetos intratables, irascibles, con poca docilidad,
pendencieros.
5. Sujetos con tendencia a vivir aislados, ensimismados o con excesivo prota-
gonismo en sus expresiones lingüísticas y en sus actividades. Personas nar-
cisistas e impulsadas por instintos de dominio y posesión sobre los demás.
6. Sujetos poco sinceros y trasparentes. Egoístas, envidiosos y celosos. Ávidos
de tener y poseer. Incapaces de compartir.
7. Sumisión, dependencia e imitación servil de las ideas y opiniones del gru-
po y de los demás. Búsqueda de la propia seguridad en los demás.
8. Cerrazón e incapacidad para abrirse a los demás, dialogar y establecer rela-
ciones de amistad. Insensibilidad a los problemas de la sociedad, del dolor
y sufrimiento.
9. Personas apegadas a sus cosas: familia, nación, patria. Sin disponibilidad e
incapaces de renunciar a ellas.

155
INTERVENCIONES PEDAGÓGICAS

Esta ficha va dirigida directamente a Agentes de Pastoral Vocacional. No


presenta propiamente contraindicaciones vocacionales (aquellas que invalidarí-
an la idoneidad del candidato), sino algunos rasgos que se presentan como
problemáticos y que requieren una intervención pedagógica especial. Son ca-
sos que no excluyen tampoco la ayuda pericial. Conviene saberlos y tenerlos
presentes. Particularmente para aquellos momentos en los que se pueda acom-
pañar a personas con similares características.

LECTURA Y ASIMILACIÓN DEL DOCUMENTO


1. Leer atentamente el documento. Aclarar las palabras o expresiones que no
se entiendan o se ignore su significado en el contexto. Después ir seña-
lando con un lápiz:
• Lo que no entiendes (¿)
• Lo que te parece que sobra (+)
• Lo que falta, según tu opinión (-)
• Lo que subrayas como más importante de todo (_)
2. Indica casos frecuentes que hayas encontrado en tu experiencia pastoral.
Indica cómo los has tratado.
3. Señala por orden de importancia –dificultad mayor, complejidad más acu-
sada,...– los distintos casos aquí catalogados. Comenta en grupo el alcan-
ce de los mismos.

156
3.20. Enfermedades Psíquicas

C UA D R O D E E N F E R M E DA D E S P S Í Q U I C A S

1. NEUROSIS
Es la incapacidad de la persona para resolver los conflictos internos. Se ex-
presa en síntomas externos muy variados. A veces son de tipo orgánico (sen-
soriales, motóricos, viscerales); y otras de tipo psíquico (ansiedad, angustia,
olvidos, miedos, compulsiones). Hay varias formas.
1.1. Neurosis de ansiedad
Está presente en todas las demás neurosis. Es una tensión interior profun-
da de miedo irracional, intranquilidad, ansiedad, angustia, de sentirse amena-
zado, aprensión, incertidumbre que no puede ser dominada por la persona.
1.2. Neurosis histérica
Los conflictos internos se presentan de una manera muy típica y estructu-
rada. La persona llama la atención de los demás de una manera descontrola-
da. El conflicto interior, a veces, se transforma, se convierte, en símbolos ex-
ternos de tipo somático (caídas, crisis psicomotóricas, síncopes, ataques cata-
lépticos, parálisis, dolores al corazón, abdomen, etc.). Otras veces se da des-
unión, disociación y ruptura en la personalidad: recuerdos confabulados, am-
nesias típicas, sonambulismo, fugas, olvidos de sí, actuación en clave de do-
ble personalidad, trances y éxtasis.
1.3. Neurosis fóbica
En esta anormalidad la ansiedad es desplazada a estímulos típicos fóbicos.
Estos estímulos pueden ser personas, animales (ratones), cosas, situaciones,
actos... que producen a la persona miedos y tensiones intensas y despropor-
cionadas. La persona percibe que la reacción no es adecuada, pero no puede
dominarse. Suele aislarse reduciendo el trato social. Como formas están la
claustrofobia, agorafobia...
1.4. Neurosis obsesivo-compulsiva
Llamadas también neurosis obsesivas, es típica de la personalidad anan-
cástica. Se caracteriza por la presencia persistente de ideas, sentimientos, im-
pulsos que se imponen al sujeto y le causan ansiedad y desagrado. Si llevan
a la acción, se llaman entonces compulsivas.
Las obsesiones son ideas, recuerdos, pensamientos,... persistentes de tipo
sanitario (hipocondría), filosófico (¿existo?, (¿no existo?), religioso (escrúpu-
los), fóbico (montar en avión) o impulsivo (temor de matar a alguien). Las
compulsivas producen comportamientos repetitivos que impulsan a la persona

157
a hacer cosas que no le agradan (ritos religiosos compulsivos, limpieza e hi-
giene, tocar el suelo).

2. PSICOSIS
Es una enfermedad mental con grandes trastornos de la personalidad (erro-
res de percepción, ideas delirantes, celos, manías persecutorias). La persona no
distingue el Yo del mundo exterior. Estas personas son muy peligrosas para sí
mismas y para los demás. Pueden tener una base orgánica (tumor cerebral) o
un fundamento psicológico. En este caso, pueden incidir en la dimensión men-
tal (esquizofrenia, paranoia) o afectiva.
2.1. Esquizofrenia
Es una de las más graves. Se presenta en pequeños brotes que posterior-
mente se van desarrollando paulatinamente.
La persona esquizofrénica es, sobre todo, autista (evasión del mundo ex-
terior y refugio en el interior). Es un rasgo típico. Hay una discordancia inte-
rior que produce trastornos de pensamiento (ideas inconexas), afectividad (tris-
teza y agresividad desproporcionadas), volición (obstinación, negativismo) y
percepción (alucinaciones y audiciones de todo tipo). Además suele realizar una
actividad desbordada, originada por ideas delirantes de sabor paranoico (per-
secución, misticismo, mesianismo, megalomanía...)
2.2. Paranoia
Está basada en un sistema delirante, duradero e inquebrantable, que im-
plica ideas, pensamientos, voluntad y acción. Son personas desconfiadas (sos-
pecha y suspicacia), de gran rigidez (autoritatismo, inflexibilidad), con un Yo
hipertrofiado (orgullo, soberbia, obstinación, fanatismo), con una constante
falsedad de juicio (premisas mentales equivocadas) y abundantes delirios (ce-
los, invenciones).
2.3. Psicosis de la afectividad
Son trastornos graves de la afectividad que producen alteraciones despro-
porcionadas de humor en las variables depresión-euforia. Puede provenir por
herencia, constitución cambios estacionales, etc, y la suele originar una expe-
riencia negativa.
La depresión se caracteriza por la falta de vitalidad, interés o energía de
la persona. Tiene poco contacto social y poco rendimiento. Es pesimista, con
tendencia al suicidio y homicidio de seres queridos.
La euforia (o manía) es todo lo contrario. La persona tiene una vitalidad
exaltada, alegría desproporcionada y contagiosa, abundante locuacidad y faci-
lidad en comunicar la propia interioridad. Tiene una sobreestima de sí mismo
y de las propias posibilidades y es superoptimista. Comete grandes errores en
las empresas, negocios, etc.

158
3. TRASTORNOS DEL CARÁCTER
3.1. Psicopatías
Se llaman también sociopatías por su fuerte componente social en el com-
portamiento. La persona es un ser sin moral ni valores. Es un ser asocial y
amoral. Suele ser impulsiva, intuitiva, descontrolada y caprichosa. Posee un
narcisismo exarcebado, descarado y frío. No ama, no tiene sentimientos ni re-
mordimientos. Nada le angustia ni le produce ansiedad.
3.2. Perversiones sexuales
Se las llama también desviaciones sexuales. Y en otros ambientes pluralis-
mo sexual sin connotaciones negativas. Son: la homosexualidad, fetichismo,
pedofilia, sadismo, masoquismo, exhibicionismo, voyeurismo y trasvestismo.
Se han de tener en cuenta también los llamados estados hipersexuales por
los que la persona vive la propia sexualidad con una tensión desproporcionada.
3.3. Toxicomanías
Se refieren normalmente al uso de las drogas. Pueden crear en la persona ac-
titudes y comportamientos de adicción, habituación y dependencia. Todas ellas
causan grandes trastornos en la personalidad del sujeto.

159
INTERVENCIONES PEDAGÓGICAS

Esta ficha va dirigida directamente a Agentes de Pastoral Vocacional, y sir-


ve para conocer de primera mano ciertas enfermedades mentales que puedan
darse en los procesos de acompañamiento personal. Su tratamiento correspon-
de al especialista, al que hay que recomendar cuanto antes.

LECTURA Y ASIMILACIÓN DEL DOCUMENTO


1. Leer atentamente el documento. Aclarar las palabras o expresiones que no
se entiendan o se ignore su significado en el contexto. Después ir seña-
lando con un lápiz:
• Lo que no entiendes (¿)
• Lo que te parece que sobra (+)
• Lo que falta, según tu opinión (-)
• Lo que subrayas como más importante de todo (_)
2. Indica tu opinión acerca de la oportunidad y la conveniencia de conocer
este cuadro de patologías. Establecer un procedimiento concreto que nos
ayude a saber cómo reaccionar en caso de que nos encontremos con situa-
ciones análogas a las aquí referidas.

160
3 Etapa III: Decisión,
Opción Vocacional
3.21. Ejercicios sobre Disponibilidad
3.22. Métodos de Elección Vocacional
3.23.a. La Decisión Vocacional
3.23.b. La Decisión Vocacional
3.24. Signos de Elección Acertada
3.25. Análisis de un Caso Vocacional
3.26. Informe de Presentación del Candidato
3.21. Ejercicios sobre Disponibilidad

Estos ejercicios que se proponen pueden ser útiles de cara a la reflexión


sobre la propia libertad de decisión. Una vez utilizados pueden dar pie a un
diálogo personal entre acompañante y acompañado. Conviene que se realicen
por escrito, por su propia naturaleza.

25 indicadores de que estoy “escogiendo mi vida”


Si soy consciente de las dificultades al intuir que mis elecciones están condicionadas
1. desde fuera y/o desde otras instancias introyectadas en mí.

Si dedico tiempo, consciencia y energía a escoger lúcidamente en las encrucijadas, aten-


2. to a las alternativas.

3. Si asumo el dolor de renunciar. Capaz de cortar cordones umbilicales.

Si sospecho que la motivación que me doy no es la única, y posiblemente, todavía no la


4. última.

Si dialogo con la realidad histórica, personal y social, interna y externa, recogiendo da-
5. tos iluminadores.

6. Si sé qué quieren los otros y cómo necesito a los otros.

Si puedo frustrar a los otros sin sentirme culpable como puedo frustrarme a mí mismo
7. sin sentirme desdichado.

8. Si me arriesgo a elegir sin aprobación del poder o de los poderosos.

Si, al no experimentar algún tipo de dolor o conflicto, en alguna ocasión intuyo que es-
9. toy evitando el riesgo y el peligro de la libertad.

Si me armo lo bastante para vivir, al menos un trecho de mi existencia, sin el afecto o


10. los premios de los otros.

Si soy consciente de que, al pasar por alto mi cuerpo en la elección, no he hecho una
11. elección verdaderamente espiritual.

12. Si sé que mi vida tiene sentido, aunque no lo sienta.

163
25 indicadores de que estoy “escogiendo mi vida”

13. Si al escoger mi vida, la percibo como proyecto, proceso, acontecimiento.

Si soy consciente de que al escoger mi vida sólo estoy eligiendo una vida dentro de una
14. comunidad, de un pueblo, eligiendo con seriedad y sin dramatismos.

15. Si mi motivación última es más fuerte que la muerte.

Si sé que sólo me puedo equivocar al escoger, si no soy capaz de: primero, escoger lo
16. que amo de verdad; segundo, amar de verdad lo que escojo.

Si soy creyente y elijo orientado por las proféticas bienaventuranzas del Jesús de la his-
17. toria. De no experimentarme así, no encontraré en ella al Cristo de la fe.

18. Si al escoger lo que me unifica, me experimento yendo en el sentido de mi vida.

Si, sin retener posesivamente mi vida, puedo entregarla con libertad a una causa, tarea
19. o persona.

Si me doy cuenta de que, después de elegir, vuelvo constantemente sobre la elección,


20. no asumiendo el riesgo de vivir.

21. Si al escoger la vida puedo “confirmar” en la historia personal y política mi elección.

Si elijo sin paz, si lo hago con miedo, probablemente sólo estaré eligiendo huir de la
22. vida, liberarme del miedo.

Si, de una manera no fatalista, tengo la experiencia de ser elegido. De lo contrario, me


23. será difícil ser contemplativo en mi vida.

Si acepto que mi elección venga también orientada hacia lo pobre, lo quenadie quiere,
24. lo que no cuenta en el mundo...

Si soy capaz de soñar, de ilusionarme, de motivarme, de dejar que surjan energías dor-
25. midas que apoyen y orienten esa decisión.

CONCLUSIONES PERSONALES...

164
Ejercicios para elegir
MEMORIA DE MIS DECISIONES PASADAS: Después de una breve relajación deja que te ven-
1. gan dos o tres encrucijadas de tu vida. Momentos importantes en los que tuviste que ele-
gir. Momentos que suponían cambios en tu vida.
– Recuerda la primera, la visualizas, y cómo te sentías antes de elegir y después de ha-
ber elegido... date cuenta de qué influencias hubo, pero elige aquellas en las que tie-
nes la sensación de haber dicho tu palabra.
– Cuando hayas visualizado la encrucijada pasa a otra. ¿Cómo te sentiste? ¿Libre? ¿Pre-
sionado? ¿En paz? Hazte consciente del sabor de boca que te dejan esas experiencias de
elección en tu vida. Quédate con alguno de los sentimientos dominantes formulándolos
en una o dos palabras.
LA LÍNEA DE TU VIDA. Dibuja en una hoja la línea de tu vida y las decisiones más im-
2. portantes tomadas en ella. En esa línea desde que naciste hasta el momento presente, ex-
presa, en el dibujo, los altos y los bajos, los líos y confusiones, los problemas y turbu-
lencias... Sitúa flechas en los momentos existenciales en los que tomaste algunas deci-
siones, con la perspectiva del tiempo y la reflexión, con signos positivos o negativos y es-
cucha lo que te puede enseñar tu propia experiencia.
APRENDER DE UNA ELECCIÓN ERRÓNEA. Recuerda una situación, una elección que tú con-
3. sideras errónea, una decisión en la que hoy tú puedes decir: me equivoqué al elegir aque-
llo:
– Métete en la persona que eras antes de elegir aquello: qué luz tenía, qué conocimiento
consciente, qué datos, presiones, necesidades personales empujaban tu vida en esta de-
cisión.
– Observa y recuerda cómo veías las alternativas y date cuenta de que al elegir buscabas
un bien para ti, a tientas, un bien corporal, al que era significativo y valioso para ti...
– Dite a ti mismo: me comprendo con la luz que yo tenía al buscar lo que entonces veía
como bien. Mira con comprensión la persona que eras entonces. No te reproches ni te
agredas.
– Pregúntate qué aprendiste en esa decisión, qué apendiste entonces que ahora sabes y
entonces no sabías. Resume el mensaje de esa elección “errónea”, agradeciéndole lo que
aprendiste de ella.
– Acéptate con realismo como más grande que tus decisiones, aunque tu vida pase por
ellas. El que hayas sufrido o hayas hecho sufrir no significa que eres malo, sino que no
habías aprendido lo que ahora sabes, después de esa decisión equivocada. No te juz-
gues con la luz que ahora tienes.
– Reconcíliate contigo, con la persona que eras y con lo que entonces buscabas... Respi-
ra diciéndote: “estoy vivo, convivo con el peso de esa elección, pero mi vida sigue cre-
ciendo”.
– Visualiza la persona que eras entonces regalando al hombre o a la mujer que eres aho-
ra una lámpara de aceite para iluminar en adelante tus decisiones. Dile a la persona que
eras: “Estoy vivo, soy más grande que mis decisiones y tengo esta lámpara de la sabidu-
ría y la experienci, que me has regalado para seguir creciendo y aprendiendo a amar”.

TUS CONCLUSIONES PERSONALES...

165
3.22. Métodos de Elección Vocacional

CONTENIDOS

Se dan tres situaciones a partir de las cuales se puede montar el discerni-


miento, de manera contrastada y diversificada. A cada situación corresponde-
ría un método distinto. Sin embargo, conviene -en la medida de lo posible-
ensayar los tres en el mismo individuo por el grado de garantía que nos pue-
de ofrecer.

1. Primera situación: Claridad y evidencia vocacional


El candidato se ve invadido por una certeza y una claridad vocacional muy
fuertes. No se plantean alternativas. La llamada del Señor atrae con una fuer-
za inusitada.
Y provoca un fuerte y libre asentimiento de la voluntad, la conciencia de
sentirse muy libre en la respuesta, sin dudar ni poder dudar (como decía S. Ig-
nacio). Es una situación posible y real:
• De hecho pasan y, de hecho, pueden pasar por el misterio de la inhabita-
ción del Espíritu como en casa propia en el corazón del hombre.
• De hecho toda buena elección conserva algún rasgo de esta situación, en la
convicción creciente de que el Señor le llama por este camino.
• No se puede exigir como condición para la opción. Sería una arrogancia pro-
vocativa ante Dios. El candidato, asegurándose que busca rectamente a Dios
y después de discernir diligentemente, no debe sustraerse al riesgo y a la
oscuridad propia del acto de fe en el claroscuro de la historia.
• ¿Cómo distinguir las auténticas certezas vocacionales de los fanatismos y
alucinaciones? En estas últimas:
- No se parte de la disponibilidad.
- Hay frustraciones de fondo, unidas a autoimágenes narcisista y megaló-
manas.
- Automatismos y fijaciones obsesiformes en la anamnesis y en la verbali-
zación de motivos y circunstancias.
- Faltas profundas de coherencia.
- Se evita el contraste y la mediación objetivadora.
- Si el sujeto no consigue pronto lo que quiere se torna agresivo o desapa-
rece.

166
1. Segunda situación: Dudas por alternancia de experiencia
religiosa de llamada
a. Descripción
• Hay un sentimiento intermitente de gusto por responder a la llamada
del Señor.
• No se da la suficiente claridad para detectar si viene del Señor la lla-
mada, o son impresiones,... o impulsos ciegos; a veces se tiene la sen-
sación contraria... Es decir, se da una alternancia de experiencia.
b. Orientaciones pedagógicas
• Lo primero, procurar una buena experiencia religiosa de oración. So-
bre la experiencia de oración va a basarse todo el proceso de discer-
nimiento.
• Observar los “estados” derivados de la oración bien hecha desde tex-
tos vocacionales. Interpretar esos estados. Ahí se juega todo el éxito
del discernimiento. Aquí requiere que el acompañante sea experto en
este tipo de discernimiento de “mociones”.
• Se dan otros criterios complementarios en la hermenéutica de la ex-
periencia, por ejemplo:
- La mesura o moderación...
- La coherencia.
- El equilibrio.
1. Tercera situación: reflexión racional
a. Descripción
• Es una situación serena, pero no amorfa. El sujeto no está embarga-
do por alternancia de sentimientos.
• La acción de Dios permanece como imperceptible. La libertad humana
se mueve sin experimentar que es movida.
• En la elección se da sobre todo un proceso racional de ponderación
de pros y contras.
b. Orientaciones pedagógicas
• Lo primero, asegurar que la persona se encuentra en estado de LI-
BERTAD que propicie una decisión sin condicionamientos externos. En
esa actitud, hay que fomentar el sentimiento de entrega en el Señor
y un deseo de purificar las motivaciones.
• Proceder a la ponderación racional de pros y contras en favor de la
decisión vocacional, en pasos:

167
- Analizar los beneficios o perjuicios para el candidato en concreto de
cada decisión (Decidirse por la vocación o no). Este análisis se ha-
rá por escrito y en varias sesiones.
- Ver por dónde se inclina el mayor peso de las razones. La pondera-
ción puede hacer en contraste con el acompañante vocacional. Te-
ner en cuenta la calidad evangélica de la decisión.

168
INTERVENCIONES PEDAGÓGICAS

Esta ficha va dirigida directamente a Agentes de Pastoral Vocacional. Son


unos instrumentos, inspirados en la sabiduría ignaciana, que pueden servir pa-
ra acompañar al candidato al final del proceso y determinar la manera concre-
ta de proceder según las situaciones concretas del mismo.

LECTURA Y ASIMILACIÓN DEL DOCUMENTO


1. Leer atentamente el documento. Aclarar las palabras o expresiones que no
se entiendan o se ignore su significado en el contexto. Después ir seña-
lando con un lápiz:
• Lo que no entiendes (¿)
• Lo que te parece que sobra (+)
• Lo que falta, según tu opinión (-)
• Lo que subrayas como más importante de todo (_)
2. Indica lo que distingue cada uno de los tres modos de plantear la decisión
vocacional. Procura establecer a quién conviene acompañar particularmente
por cada uno de esos concretos procedimientos.
3. Saca conclusiones de cara a la aplicación. Los pasos concretos que se ofre-
cen al acompañante son claros.

169
3.23. La Decisión Vocacional

“A”

1. INTRODUCCIÓN
La decisión es esencial en la vida y en la vocación, porque vivir vocacional-
mente no es otra cosa que ir dando una serie ininterrumpida de respuestas a las
circunstancias que se nos van presentando. La trama de la vida se construye a
medida que vamos tomando o dejando de tomar las decisiones que se nos plan-
tean cada día. Hay decisiones que afectan, de modo muy importante a nuestro
futuro individual; otras, al futuro de los demás. Saber decidir, poder decidir, es
importante para forjarse una vida con sentido, con interés y con cometidos. La
decisión es la más noble, la más elevada y la evolucionada de todas las formas
de respuesta que posee el organismo humano y el organismo social.
Decidir no es algo así como resolver un problema matemático. Es algo mu-
cho más complejo. La decisión siempre es provocada por una situación; se lle-
ga a ella a través de un proceso de elección; el proceso es culminado por un
acto de voluntad que opta por una alternativa y asume sus consecuencias.

2. ALGUNOS TIPOS DE DECISIONES


Dejando aparte el caso de la opción fundamental que es indudablemente el
más importante, pero también el más difícil de tratar sistemáticamente, indi-
caríamos cuatro tipos de decisiones. Se trata de tipologías descriptivas, útiles
para estimular vuestra reflexión y por ende el diálogo:
a. Las decisiones habituales y moderadamente fáciles
Confieren ritmo a la existencia entera: Ir a comer a la hora, rezar en los
tiempos establecidos... Aquí no se cuestiona la acción, porque forma parte
de una elección anterior.
b. Las decisiones habituales que requieren un cierto esfuerzo
Hay decisiones habituales que pueden requerir por múltiples motivos un es-
fuerzo mayor, más valor. Por ejemplo, hace falta cierto arranque para le-
vantarse por la mañana cuando estamos muy cansados, así como para ir a
clase o al trabajo cuando no se tienen ganas o nos preocupa algún pro-
blema. Y es precisamente la acción la que interviene, en cuanto se nos in-
quiere: ¿Por qué aquí y ahora? ¿Por qué no más tarde?
Son muchas las decisiones de este tipo en la vida: estamos cansados y fa-
tigados por el peso de la jornada y nos encontramos ante una enésima de-
manda: debemos responder a la misma, pero, ¿por qué no retrasarla para
otro momento?, ¿no sería mejor retrasarla inventando excusas? Para no re-
trasarla o para no negarnos a afrontarla, tenemos que hacer un esfuerzo,
poner más carne en el asador.

170
c. Las decisiones que implican un cierto cambio en el horizonte
Son aquellas que traen consecuencias para el propio futuro, al menos a corto
o medio plazo. Por ejemplo: Elegir entre dos opciones excluyentes entre sí co-
mo el servicio militar o la objeción de conciencia; aceptar, si se es misione-
ro, un ministerio que el Provincial, sin exigirlo estrictamente, propone; un jo-
ven se encuentra con un grupo de coetáneos que siempre andan juntos, se di-
vierten, van a la discoteca...; inicialmente parece que no le piden nada malo
y no obstante comprende, una vez que entra en el círculo, que no podrá sa-
lir de él y por lo tanto debe decidir con un acto decidido, cargado de conse-
cuencias para su vida. Se trata de decisiones que requieren además, esfuerzo,
una reflexión más atenta, dado que no basta con seguir una costumbre.
d. Las decisiones que hipotecan el futuro de manera definitiva
Conciernen a la elección de matrimonio, de la vida consagrada, de la vida
sacerdotal, de un tipo de servicio que, concretamente, pondrá a la persona
en una situación nueva afectándola por mucho tiempo. O bien, se trata, por
el contrario de la decisión de divorciarse, de romper los vínculos con la vi-
da de consagración.

3. ELEMENTOS COMUNES A LAS DIVERSAS TIPOLOGÍAS


a. Son actos de la voluntad
El primero de los elementos comunes de los cuatro tipos de decisiones que
acabamos de recordar está constituido por el hecho de que todas, incluso
las más simples, son ante todo actos de la voluntad.
b. Se enraízan en la emotividad
El segundo elemento es que estos actos de voluntad están arraigados en la
emotividad del sujeto; lo estarán al uno, cinco, o diez por ciento, pero en
cualquier caso la moción de los sentimientos y de los afectos siempre está
presente.
c. Exigen esfuerzo
El tercer elemento es el esfuerzo que los actos de voluntad comportan: des-
de un esfuerzo cero (cuando voy a comer con hambre) a un esfuerzo enor-
me. Puede costarme muchísimo, por ejemplo, toma la decisión de someter-
me a una intervención quirúrgica sobre la que no están de acuerdo ni los
mismos especialistas.
d. Implican a la racionalidad
Este elemento es también interesante: En esos actos lo que importa ante
todo es lo razonable de la decisión y después la dificultad. Una acción es
mejor, es preferible o ha de elegirse no porque sea más cómoda ni más fá-
cil (tampoco porque sea más ardua), sino porque es más conforme con la
razón o la fe; por consiguiente es hermosa, útil, moralmente indicada. La
cordura o racionalidad, iluminada por la fe, se me presenta a través del mag-

171
ma incierto del placer-fastidio, de la inclinación-repugnancia, del esfuerzo-
facilidad, para indicarme la dirección.
e. Requieren tenacidad
A medida que se pasa del primer caso al segundo, del segundo al tercero,
y del tercero al cuarto, es preciso estar dispuesto a luchar por la decisión
razonable.

4. PATOLOGÍAS DE LA DECISIÓN RAZONABLE E ILUMINADA


¿Cuáles son las patologías de una decisión auténtica? Son muchas, pero
por simplicidad las reduciremos a cuatro categorías que podemos considerar co-
mo fundamentales:
a. La oposición ajena
(Pensemos en los amigos y colaboradores de Pablo que le piden insistente-
mente que no vaya a Jerusalén). Tal oposición puede ser real o temida: ¿Qué
dirán los demás? Por lo general el temor de los juicios, de crearse enemi-
gos o de buscarse problemas es un gran obstáculo para la decisión.
b. Los prejuicios temidos
Otra patología se refiere a los prejuicios que “me” temo o me pueden so-
brevenir, reales o imaginarios: ¿Qué me sucederá si acepto el nuevo traba-
jo que me ofrecen? Y ¿qué sucederá si no lo acepto?
c. Las fantasías
Es distinto de lo anterior. Precisamente porque en toda decisión entra en jue-
go la emotividad, las fantasías se desencadenan fácilmente hasta llegar a con-
fundirnos. Fácilmente se dan como ciertas y seguras las probables amenazas
que toda decisión costosa comporta: “Por ese camino fracasaré”... “Nadie me
va a entender”... “No tendré fuerzas para llegar hasta el fin”... “Todo va a ser
un fracaso estrepitoso”... Cuando se piensan, se convierten en reales.
d. El miedo de tener miedo
Es una patología sutil e insidiosa. Se trata de entrar en un estado conflic-
tivo. Esta patología impide a muchas personas tomar decisiones significa-
tivas porque, al no querer turbar ciertos equilibrios conseguidos, prefieren
seguir con las rutinas. Conozco a muchos jóvenes y adultos que no llegan
a tomar decisiones maduras por falta de valor para examinarlas, por miedo
a las consecuencias negativas externas o internas. Y así, por desgracia, ha-
cen elecciones que atañen a la profesión, la familia, la vida afectiva y sen-
timental, sin tener la madurez necesaria.
e. La alienación
Hay alienación cuando nos dejamos llevar por otro. Nacemos totalmente de-
pendientes de los demás, porque estamos demasiado desprovistos para ac-

172
tuar de manera autónoma; pero estamos llamados a llegar a ser libres. Exis-
ten diversas formas de alienación:
• Lo que otros esperan de nosotros. Para ser reconocidos, estimados y ama-
dos por ellos, decidimos sólo en función de sus expectativas.
• Alguna de las instancias de nuestra personalidad: Tiranía de nuestra sensi-
bilidad o del cuerpo; encerrados en nuestras ideas o principios; nuestra ima-
gen idealizada; existir a cualquier precio sin tener en cuenta a los otros...
• Los acontecimientos que nos llevan a adoptar una actitud de pasividad,
una especie de dimisión permanente.
f. La indecisión
Es la situación en la cual la libertad se siente impotente para hacer una
opción. No es que la decisión que haya que tomar sea compleja; en tal ca-
so sería normal no deidir demasiado rápido y conocer vacilaciones ante la
opción que hay que hacer. Es que la libertad vive como una especie de ato-
nía y no funciona.

5. LA CURA DE LAS PATOLOGÍAS


Insinuemos algunos remedios útiles para curar o vencer los obstáculos que
se oponen a la decisión. Están al alcance de todos.
a. Fomentar el coraje
Es pedagógicamente fundamental para ayudar a los jóvenes el fomentar el
coraje y la prontitud en las decisiones del segundo tipo, esto es, en las ha-
bituales que requieren un mayor esfuerzo. De este modo el individuo ma-
dura una cierta costumbre para mirar a la cara los obstáculos levantados
por la fantasía o el miedo. Se trata de educarse para tomar decisiones.
b. Habituarse a la lectio divina
Para tomar decisiones del tercer y cuarto tipo es necesario entrar en el mun-
do de las opciones divinas mediante el ejercicio de la lectio divina. Porque
la lectio divina pone en contacto con las grandes decisiones que el Señor
hace tomar a su pueblo, la decisión de Jesús renovada continuamente en
la Eucaristía, que poco a poco se convierten en nuestro mundo.
c. Discernir las mociones interiores
Para las decisiones del tercer y cuarto tipo hay que aprender asimismo, con
la ayuda del director espiritual a discernir las mociones interiores: fantasí-
as, miedos, imaginaciones, inclinaciones, atracciones... Aprender a discer-
nirlas en nosotros para poder ayudar a nuestra vez a otros.
d. Vivir la “comunión de los santos”
Las decisiones de segundo tipo son siempre nuestro caballo de batalla y,
para vencer los obstáculos al respecto, conviene acostumbrarse a vivir la

173
comunión de los santos. Por ejemplo: Saber que la comunidad me espera
para la celebración de la misa a una determinada hora me insta a superar
la pereza y el esfuerzo para levantarme por la mañana, el deseo de dormir
un poco más. El hecho de tener que responder de mí y de tener responsa-
bilidades para con los demás es muy estimulante. No por casualidad la vi-
da eremítica es extremadamente difícil.
La comunión de los santos, el ejemplo de personas más fuertes, más fieles,
más generosas que nosotros, la conciencia de que otros esperan de nosotros
determinados servicios, nos conforta, nos alienta, nos ayuda; a veces, in-
cluso, nos premia o nos reprueba. Todo este mecanismo es rico en profun-
da vitalidad. Las buenas costumbres adquiridas son, en consecuencia im-
portantes, porque expresan nuestro modo de injertarnos en la comunidad.
e. Resistir
Otro remedio consiste en resistir cuando la confusión pretende apoderarse
de nosotros. Volveremos sobre este tipo de “curación” que es extremada-
mente váido para la inautenticidad de decisiones graves. Resistir teniendo
presente que, en momentos de confusión, no debemos cambiar por ningún
motivo cuanto hemos decidido en momentos de serenidad.
f. Habituarse a actuar con coraje
Por fin es preciso realizar algún acto de coraje al que nos sentimos impe-
lidos, para el que somos debidamente aconsejados, pero por el que senti-
mos aún miedo y malestar. Es la curación del salto. Aquí no se trata de
confusión, sino de indecisión: Se sabe lo que se ha de hacer, pero parece
que existen motivos para esperar. Entonces, oportunamente aconsejados,
nos lanzamos, damos el salto. Es un decidirse en su momento existencial y
tiene como consecuencia un gran estado de paz.
g. Cuidarse
Ello supone algunas cosas prácticas en concreto que ayudan enormemente
a funcionar adecuadamente. Señalamos algunas en concreto:
• Cuidar la atmósfera y el entorno personal. Buscar ambientes y relaciones
que refuercen las propias opciones de vida. Esas personas despiertan las
propias convicciones más profundas. Lo que importa no es la cantidad,
sino la calidad de los encuentros con esas personas y en ese ambiente.
• Aprender a vivir, decidir y actuar en referencia a las convicciones más pro-
fundas. Observar los efectos que eso produce en nosotros. Son una fuen-
te de bienaventuranza.
• Dejarse acompañar por un testigo experto. Compartir con esa persona los
propios procesos. No descargar en ellos la propia responsabilidad.

174
INTERVENCIONES PEDAGÓGICAS

Esta ficha va dirigida directamente a Agentes de Pastoral Vocacional. Pre-


senta unas indicaciones pedagógicas útiles para entender, acompañar y moti-
var la decisión vocacional.

LECTURA Y ASIMILACIÓN DEL DOCUMENTO


1. Leer atentamente el documento. Aclarar las palabras o expresiones que no
se entiendan o se ignore su significado en el contexto. Después ir seña-
lando con un lápiz:
• Lo que no entiendes (¿)
• Lo que te parece que sobra (+)
• Lo que falta, según tu opinión (-)
• Lo que subrayas como más importante de todo (_)
2. Indica aquellos principios teóricos, a manera de tesis que te puedan ayu-
dar en los procesos de acompañamiento.
3. Comenta con alguna persona entendida la validez concreta de los principios
que aquí se ofertan en concreto.

175
3.23. La Decisión Vocacional

“B”

Hacia el final del proceso se ha de abordar un tema decisivo. Te invitamos


a tomar una decisión que afecte al futuro vocacional. No debes precipitar na-
da pero tampoco abstenerte. Y cuídate de los fantasmas que pueden atemori-
zarte en este momento. Te presentamos algunas condiciones y reglas para de-
cidir tu vocación.

1. CONDICIONES PARA ELEGIR


La decisión vocacional es una de las opciones más importantes que debes
tomar en tu vida. Te conviene por tanto precisar en qué consiste. Por lo que
pones en juego en ella, tienes que tener en cuenta en esa decisión tres con-
diciones: Saber qué eliges, desearlo y ser capaz de elegirlo. Te lo explicamos
más detenidamente.
a. SABER-CONOCER: Ante todo se trata de que al elegir conozcas suficiente-
mente y con toda la claridad posible lo que eliges, en concreto la vida mi-
sionera. Este es el momento cognoscitivo de la decisión vocacional. Ese co-
nocimiento nunca puede ser exhaustivo. Pero sí debe ser global y suficien-
te, de forma que evites futuras sensaciones de timo, de decepción y de au-
toengaño...
Este conocimiento debes hacerlo desde la fe, es decir, no desde tus gustos
o intereses propios, sino desde las preferencias del Señor, desde tu expe-
riencia de amistad personal con Él. Para ello conviene que uses estos pro-
cedimientos de conocimiento:
- Por contacto personal y experiencia directa con el instituto.
- Por información, en base a preguntas, lecturas, conversaciones.
b. QUERER-DESEAR: No te basta con conocer el Instituto. Es preciso que ex-
perimentes un sentimiento de atracción hacia lo que ella representa. Este
es el momento afectivo de la decisión vocacional. El deseo supone tres ele-
mentos necesarios:
1. Tener suficiente libertad para elegir: Ello requiere varias cosas, entre otras:
• Cuidar las influencias que pueden desactivar tu libertad para elegir lo
que Dios quiere (por ejemplo, el influjo excesivo o negativo de padres
y amigos; la debilidad del propio “yo”; el estilo de vida –si no se vi-
ve como se piensa, se acaba pensando como se vive–; las modas; la
autonomía personal y otros que pueden darse.
• Trabajar sobre tus miedos, siempre presentes en todo proceso de de-
cisión vocacional (Vg.: miedo a equivocarte, al futuro, a comunicarla

176
a otros, ante las limitaciones y debilidades que tú mismo te descu-
bras...). El miedo es negativo porque puede bloquear y paralizar tu de-
cisión. Pero es ocasión para que trabajes en serio tu confianza en Dios.
• Contar con las circunstancias que afectan de hecho a tu decisión vo-
cacional: Tu preparación personal, edad, circunstancias familiares, el
paso concreto a dar (no es lo mismo que ingreses en un centro de
acogida, que en el Postulantado o Noviciado, o que sigas en tu lugar
de origen), los imprevistos, ... etc.
2. Sentir gusto permanente al decidirte: La elección vocacional es correcta
si te lleva a experimentar una sensación profunda de paz, de alegría y
de satisfacción, aún cuando hayas de asumir el dolor propio de las rup-
turas y obstáculos que te supongan. La alegría vocacional es del todo
necesaria por tres razones; en concreto porque
- Sinceridad y transparencia.
- Capacidad de comunicación y de convivencia.
- Madurez de la fe y de compromiso cristiano adecuado.
- Madurez sexual y afectiva adecuada a la edad.
- Generosidad y desprendimiento.
- Servicialidad y disponibilidad.
- Capacidad de elaborar en positivo las frustraciones.

2. REGLAS PARA ELEGIR LA VOCACIÓN


La decisión vocacional es un acto humano que tiene su complejidad. Re-
quiere destrezas y supone un pequeño proceso. Por ello te presentamos algu-
nos criterios, que sin ser simples recetas de cocina, son ayudas inteligibles y
prácticas para tu vocación. Te las presentamos en esquema.
1. La decisión vocacional tiene su proceso. Y así, tras haber sentido el cosqui-
lleo misterioso de la atracción del Señor deberás recorrer un camino. La vo-
cación no aparece de repente, aunque siempre te pille de improviso. Por
eso debes evitar dos peligros concretos:
• Las prisas de quien quiere tenerlo ya todo muy clarito de cara a su fu-
turo, sin tomar conciencia de que debe pasar por un itinerario de bús-
queda y de crecimiento.
• La indecisión permanente del inseguro que nunca se determina por la
vocación, por no encontrar nunca razones suficientes para hacerlo. Por
eso se te ofrecen en concreto ayudas para ir tomando las decisiones ade-
cuadas a cada momento concreto por el que pases.
2. La decisión vocacional supone conjugar tres ingredientes esenciales:
• Que elijas las preferencias del Señor sobre tu vida. Ello te exige un ac-
to fundamental de fe, amor y confianza en Jesús que te llama.

177
• Que te mantengas en disponibilidad incondicional para lo que Dios
te pida. Ello implica que deberás estar dispuesto a superar las dificulta-
des, a hacer las renuncias necesarias y a decidirte por aquello que Él quie-
ra sobre tu propia vida, sea lo que sea.
• Que hagas tu deliberación en torno a dos opciones concretas sobre las
cuales elegir. No se decide en abstracto, sino sobre esta opción y esta
otra (por ejemplo, ser misionero o ser laico; ingresar en el postulantado
o esperar; ...). Esos dos términos de deliberación deberán elegirse desde
tu situación vocacional actual.
3. La decisión vocacional requiere tener objetivos claros, precisos, bien delimi-
tados. Ello es muy importante. Supone que sabes exactamente a qué te com-
prometes en concreto. La decisión no tiene por objeto un deseo, y menos
un deseo idealizado, sino una forma de vida concreta, caracterizada por la
convivencia con unas personas, un quehacer, unos compromisos, unos vín-
culos, una dinámica, unas exigencias de vida, una misión compartida, un
estilo... Por ello, no eliges bien si no tienes conocimiento suficiente de
aquello por lo que te decides, en concreto por esta vida misionera que de-
cides iniciar.
4. La decisión vocacional no implica que tu vocación esté ya del todo clara. Su-
brayo el “del todo”. Nadie te puede pedir claridad plena hasta el compro-
miso definitivo de la Profesión perpetua. Lo normal es que tengas dudas,
motivaciones mezcladas (obediencia a Dios y gustos personales; ...). Pero
al comenzar el camino es necesario que estés dispuesto a buscar la verdad
sobre tu vida y a acoger lo que Dios te pida sin ponerle condiciones.
5. La decisión vocacional no es una decisión solamente intelectual. No es el re-
sultado de una deducción lógica a la que se llega después de mucho pen-
sar. No olvides que con frecuencia el mucho pensar provoca el “efecto nor-
ia”: Dar vueltas sobre sí mismo sin dar el paso adelante de la resolución.
Para decidirse por la vocación debes saborearla y encontrarle “gusto”. Su
necesario caldo de cultivo es el de la amistad con Jesús el Señor que des-
pierta tu libertad. Y, ya sabes, el corazón tiene sus razones que la razón no
entiende.
6. La decisión vocacional te exige adquirir hábitos vocacionales de vida. A me-
dida que vayas tomando la decisión de ser misionero es preciso que inicies
un camino de muchas pequeñas decisiones que van a afectar a todos los
órdenes de tu vida: estudios, relación con la familia, amigos, tiempo libre,
... por supuesto, vida de fe. Tales decisiones menores deben estar orienta-
das en la línea de la vocación misionera. Nunca han de ser contrarias a ella.
Así se consigue algo del todo necesario en la vocación: los hábitos de vi-
da. Hábitos que se consiguen por repetición de actos. En ellos te decides,
luchas, vences o caes y... vuelves a empezar. Por la repetición de conduc-
tas, de forma deportiva y alegre, irás unificando tu conducta en torno a
comportamientos acordes con tu vocación.

178
7. La decisión vocación exige renuncias y rupturas. Para elegir es preciso saber
renunciar. Esto es del todo necesario. Ello implica que toda decisión seria
en la vida supone una muerte y una resurrección, un dolor y una alegría
consecuente. Y por este orden. Hay que decir “no” a determinadas cosas –y
esto, no lo dudes, duele– para decir “sí” a lo que Dios propone –y ello, lle-
nará tu corazón de gozo–.
Por ello, te conviene tener presente la bienaventuranza del Señor: “Bien-
aventurados los que (ahora) lloráis, porque (después) seréis consolados”. En
esta confianza que no engaña, no en la eliminación del lógico sufrimiento
vocacional, habrás de tomar tu decisión. A posteriori experimentarás que
efectivamente Él nunca se deja ganar en generosidad. Pero deberás fiarte.
Es el precio.

179
TRABAJO PERSONALIZADO

Esta ficha va dirigida directamente a los candidatos al final de su proce-


so. La primera parte es una catequesis, los ejercicios que se proponen ayudan
a asimilarla y a ponerla en práctica. Ahí es necesario contar con el seguimiento
y el diálogo con el acompañante.

LECTURA Y ASIMILACIÓN DEL DOCUMENTO


1. Repasa la charla de este tema y detente en los tres puntos que consideres
más importantes para ti en este momento de tu proceso personal. Haz una
reflexión por escrito sobre ellos, para el comentario personal con el acom-
pañante.
2. Divide un folio en blanco en dos columnas. Sobre cada una de ellas coloca
una opción a decidir (A-B). Divide cada una de las columnas en otras dos.
Encima de cada una de ellas colocas: Razones a favor. Razones en contra.
Y trata de rellenar esa “ficha de discernimiento”. Te servirá para comentar-
la con el acompañante.

OPCIÓN “A” OPCIÓN “B”


RAZONES A FAVOR RAZONES A CONTRA RAZONES A FAVOR RAZONES EN CONTRA
1. 1. 1. 1.

2. 2. 2. 2.

3. 3. 3. 3.

... ... ... ...

3. De cara a una decisión vocacional, ¿en qué situación estás? Señala las co-
sas que tienes en este momento claras y las que te quedan aún por clari-
ficar de cara a la misma.
4. Haz, durante un tiempo largo, una oración de confianza y de ofrecimiento
al Señor. Abandónate en Él. Pon nombre a tus dudas y miedos y colócalas
en sus manos. “Su diestra te sostiene”. Comentar después con tu acompa-
ñante lo que “haya ocurrido” en ese rato de oración.

180
3.24. Signos de Elección Acertada

• No necesitas una evidencia o una seguridad total. Para este momento de la


decisión no la precisas. Con tener una conciencia recta y bien informada, no
necesitas más de un 51% de razones para decidirte.
• Los ejercicios de búsqueda vocacional hechos hasta ahora te llevan, en ge-
neral, a iguales o parecidas conclusiones.
• A medida que te clarificas vas encontrando paz interior, libertad, gozo, ser
tú mismo... Al decidir no te mueve ni la angustia, ni el agobio, ni tampo-
co la euforia que suele ser muy mentirosa.
• Has elegido las “preferencias de Jesús” y te sientes agradecido y humilde.
• Has entendido que tu decisión centra y orienta tu vida y te ayuda a enten-
der tu pasado y tu presente como una historia conducida desde siempre por
el Señor, tu Dios.
• Tu decisión vocacional se apoya no tanto en tus propias fuerzas, sino en la
bondad y en la fidelidad del Señor contigo. Y eres muy realista; no caes en
autosuficiencias ni pesimismos.
• Tienes claro qué debes hacer ahora, dónde ir y quién te debe seguir ayu-
dando. Ello no quiere decir que lo tengas todo absolutamente clarito y con-
trolado.
• Al tomar la decisión te apoyas en Dios. Te sientes en paz y en libertad. No
dependes de tener éxito, de sentirte cómodo, de triunfar... Sólo Dios es tu
roca. Lo demás son arenas movedizas.
• Cuando piensas en un posible fracaso futuro, en una equivocación, en una
pérdida de años preciosos... no pierdes ni la paz ni la confianza en el Se-
ñor, tu Dios.
• Y todo esto, sin hacer “espectáculos”, desde la sencillez y la humildad, sin
autosuficiencias, sin tocar trompetas ni hacer llamadas de atención. Lo ha-
ces en silencio y en fe, como María.

181
INTERVENCIONES PEDAGÓGICAS

Esta ficha puede ser utilizada tanto por el Agente de Pastoral Vocacional
como por el acompañado. En trazos sencillos –no siempre fáciles de identifi-
car ni de aplicar– se presentan estos signos que sugieren la existencia y au-
tenticidad de una vocación. Esta plantilla no puede suplir el buen criterio pas-
toral del acompañante en la determinación de la existencia de vocación en el
candidato. Pero ayuda a tener un horizonte por el que moverse. Estos princi-
pios están recogidos de la experiencia y de la reflexión.

LECTURA Y ASIMILACIÓN DEL DOCUMENTO


1. Leer atentamente el documento. Aclarar las palabras o expresiones que no
se entiendan o se ignore su significado en el contexto. Después ir seña-
lando con un lápiz:
• Lo que no entiendes (¿)
• Lo que te parece que sobra (+)
• Lo que falta, según tu opinión (-)
• Lo que subrayas como más importante de todo (_)
2. Indica los signos que para ti son los más importantes de este documento
concreto.
3. Repasa si se dan algunos de estos signos en el candidato. Hacer una pon-
deración global a la vista de los resultados de la valoración que se haga.
Procurar siempre justificar las cosas con elementos objetivos.

182
3.25. Análisis de un Caso Vocacional

LA VOCACIÓN DE BORJA

Este caso, hipotético, de discernimiento vocacional, plasma al-


gunas de las circunstancias vividas por jóvenes de hoy. Lo trabaja-
remos desde las claves utilizadas en los temas que vamos viendo.
Al final, se dan unas preguntas indicativas.

Borja tiene 17 años. Estudia 2º de Bachillerato en un colegio público. Per-


tenece a un grupo de confirmación de su Parroquia desde hace año y medio.
Anteriormente estuvo vinculado a un grupo de boy-scouts con sede en la mis-
ma Parroquia.
Es un chico bajo de estatura, de muy buen carácter, pero algo tímido y re-
servado. Es inteligente pero, con frecuencia, se muestra inseguro en sus opi-
niones y en sus decisiones. Tiene un defecto en la rodilla, que le impide ca-
minar con normalidad y hacer deporte. Pero parece que no le da mucha im-
portancia.
La conversación con él resulta un poco difícil, porque suele hablar poco,
aunque no se muestra distante ni cerrado. Verbaliza mal sus expresiones y siem-
pre dejando un sesgo de incertidumbre y de dudas. Con todo, suele caer bien
en el ambiente en el que se relaciona.
Es un chico inquieto. Le preocupan los problemas de la gente. Lo siente vi-
vamente en sí, aunque luego no acaba de encontrar un cauce para ayudar. No
lee mucho, pero sí le gusta escuchar y reflexionar. Con frecuencia rumia las ide-
as que recoge. A veces se siente atormentado por dudas acerca del sentido de
la vida, de su futuro, de cómo llegar a ser feliz... A veces sus planteamientos le
conducen a la fe. Ese trato con Dios le hace “descansar”... pasando temporadas
sin hacer problemas metafísicos acerca de su agitado mundo interior.
Le cuesta el compromiso. No siempre está dispuesto y disponible. Y eso
llega a dolerle profundamente. Posiblemente a causa de ese sentimiento de cul-
pa por su falta de coherencia, le nazcan sus planteamientos vocacionales. Es
lo que da a entender, porque no suele hablar claro.
El tema de la vocación se la planteó por primera vez hace tres años. En
un primer momento le ilusionó la idea. Después, por inercia, por no buscar en-
tonces ayudas,... lo dejó pasar y él mismo se fue convenciendo de que no ha-
bía que darle más importancia. Incluso cuando alguien le insinuaba esa posi-
bilidad, reaccionaba con exagerada acritud. Se defendía de esa posibilidad. Pe-
ro, por dentro, algo se “movía”...
En el grupo de confirmación, de manera imprevista, salió el tema de la vo-
cación en una reunión. Se le volvieron a encender las brasas ocultas bajo las

183
cenizas del miedo y de la dejadez. El ambiente que encontró en sus compa-
ñeros de profundidad y respeto le hicieron perder el temor a volverse a plan-
tear cosas... Y, ¡se atrevió a hablar de ello con la catequista!
Preguntado por su vocación suele repetir que quiere seguir pensándoselo,
porque no tiene aún las cosas claras y necesita tiempo para seguir aclarándose.
Pero no termina de tomar decisiones más comprometidas. Está bloqueado. A me-
dida que piensa, le parecen salir más y más dificultades... Y, sin embargo, no se
puede quitar de la cabeza es sensación de sentirse atraído por “otra cosa”.
Por otra parte, vive una experiencia de Iglesia hecha de contrastes y de
paradojas: Por un lado, le revientan muchas cosas de ella: el tufo clericalón y
trasnochado; la hipocresía de muchos cristianos de boquilla; la poca eficacia
de sus estructuras, las escandalosas riquezas de la Iglesia,... Sin saber por qué
le duelen los defectos de la Iglesia, sobre todo cuando oye a otros que la cri-
tican. Por otro lado, le convence lo misionero, lo apostólico, lo que “rompe”,
lo auténtico... Se siente atraído por ciertos religiosos que le han seducido. Por
eso se pregunta si será eso para él, si será capaz él mismo de ser como ellos;
si vivir con ellos le hará feliz.
Hay otras facetas en la vida de Borja. Sus padres vinieron hace años de
otro pueblo a instalarse en la ciudad en la que viven. Son trabajadores, sen-
cillos y de pocos recursos económicos. No son gente de Iglesia. Tampoco con-
trarios a ella y mucho menos resentidos. Sospechan que las frecuentes activi-
dades de Borja en la parroquia, le impiden el ser un “chico normal”. No cono-
ce otros ambientes, ni sale mucho de marcha,... No dan muestrs de alegría y
de complacencia por la vida cristiana de Borja. Le insinuan a veces que cuan-
do se confirme debería dejar las reuniones. Y se oponen a que se marche el
próximo verano a una experiencia misionera a un país de América Latina. A
Borja esas reacciones –aunque no lo manifiesta directamente– parecen afec-
tarle. Le dejan una sensación de tristeza por sentirse incomprendido. Y, él mis-
mo, tampoco les quisiera hacer sufrir si alguna vez tiene que tomar una deci-
sión que les contrariase.
También la vida de Borja ha sido visitada por el “trastorno” del enamora-
miento. No le falta casi de nada. De un tiempo a esta parte, precisamente en
la época en la que se ha venido planteando todo el tema de la vocación, ¡zas!,
le vino el flechazo. Por primera vez en su vida, se sintió enamorado de Ana,
una chica de la Parroquia, muy comprometida y de una gran personalidad. Y,
además, la atracción parece ser mutua.
Ambos han hablado algo acerca del tema de la vocación. Sienten que de-
ben respetar lo que aparezca como voluntad de Dios, sin chantajes. Pero es
una posibilidad dolorosa que acarrea, además, confusión e indeterminación.
Todo ello hace sufrir enormemente a Borja. Pero, con todo, está resuelto a
ir adelante. Lo siente como reto personal para adquirir libertad y confianza que
podrá aclarar las cosas. Por otra parte, siente que le influye mucho pensar en

184
la presión que se le puede hacer desde la parroquia si inicia el proceso de dis-
cernimiento con uno de los religiosos que le despiertan más confianza. Siente
la mezcla interior de motivos y se siente presa de una pesadilla, de la que en
ocasiones quisiera despertar.
Como intuición personal ha comenzado a dedicar todos los días un rato de
oración, leyendo el evangelio. No falta a la Eucaristía de los domingos que le
resulta más profunda que divertida. Está leyendo un libro sobre la vocación que
cayó en sus manos. Y, en ocasiones, siente que Jesús es su amigo, que le in-
vita a seguirle en una vida semejante a la suya.
Le atrae la vida de comunidad. Le gusta el ambiente que observa desde fue-
ra de los religiosos que conoce. Le asustan algunas cosas, sobre todo el conse-
guir un buen engranaje con personas de carácter fuerte y directo. Le encanta la
pobreza. A veces se atreve a compartir y a ejercitar la austeridad en cosas pe-
queñas. Imagina que hay otras exigencias radicales, pero atractivas, para vivir
en serio el seguimiento del Señor.
El apostolado le gusta, pero le asusta. Se siente interpelado y comprometi-
do. Pero tiene muchos miedos. Su timidez innata, su dificultad para la relación,
la complejidad del mundo en el que vivimos,... Pero piensa que en el mundo de
la pobreza, para anunciar con testimonio el Evangelio, hará falta más corazón y
obras que cabeza. Desde ahí se anima... Pero también con dudas y con dificul-
tades internas que le llevan a seguir en su actitud dubitativa.
En este momento, su vocación se debate entre esas coordenadas dichas a
bote pronto. Está decidido a hacer algo... Pero ¿qué será lo mejor? ¿Quién y có-
mo le podrán ayudar? ¿Cuál es el primer paso que debe dar en este sentido?

185
E S T U D I O D E L A “ V O C A C I Ó N D E B O R J A”

a. Preguntas de tipo global


1. ¿En qué momento del proceso teórico ubicaríamos a Borja? ¿por qué?
2. ¿Qué pasos concretos que se deberían dar en su acompañamiento voca-
cional?
a) Definir su problemática.
b) Orientar su proceso personal, indicando los pasos concretos que de-
bería ir dando.
c) Contenidos del acompañamiento a proponer.
d) Acciones concretas de acompañamiento.
b. Otras preguntas de tipo concreto
1. Ir detectando su:
- Claridad vocacional.
- Necesidades.
- Valores.
- Motivaciones.
- Dificultades.
2. Cómo orientarle en la:
- Clarificación de sus sigos vocacionales.
- Purificación de sus motivaciones.
- Estimulación de su disponibilidad.
- Jerarquización de sus valores.
3. En todo ello, partiendo de la lectura del documento y de los detalles que
recoge y según la propia experiencia personal, tratar de llegar a aplica-
ciones prácticas.

186
3.26. Formulario

I N F O R M E D E P R E S E N TA C I Ó N D E C A N D I D AT O

Ofrecemos este formulario, amplio y minucioso, que debe rellenar el res-


ponsable o acompañante del candidato. Puede adaptarse según los casos. Es-
te instrumento es útil para redactar el informe de presentación del candidato
después de su petición de ingreso en un Instituto religioso.

1. Datos personales generales


1. Nombre: .........................................................................................................
2. Dirección completa: .....................................................................................
Teléfono: ........................................................................................................
3. Fecha de nacimiento (día, mes, año): ......................................................
Lugar de nacimiento: ...................................................................................
Nacionalidad actual: ....................................................................................
4. Fecha de bautismo (día, mes, año): .........................................................
Lugar del Bautismo: .....................................................................................
5. Fecha de la confirmación (día, mes, año): ..............................................
6. Estado civil (soltero, viudo): ......................................................................
7. Servicio militar. Situación actual: ..............................................................
8. Observaciones: ..............................................................................................
........................................................................................................................
........................................................................................................................

2. Datos familiares
1. Nombre y edad del padre: ..........................................................................
¿Vivo o difunto?: .........................................................................................
Ocupación: ....................................................................................................
2. Nombre y edad de la madre: ......................................................................
¿Viva o difunta?: ..........................................................................................
Ocupación: ....................................................................................................
3. Hermanos o hermanas. Edad de cada uno de ellos: ................................
Ocupación: ....................................................................................................

187
4. Lugar que ocupa en el orden de los hermanos/as: .................................
5. Otras personas en la familia: .....................................................................
6. Estado de salud física familiar: ..................................................................
¿Enfermedades hereditarias?: ......................................................................
7. Nivel económico de la familia. Descripción: ............................................
¿Necesita su familia de su ayuda económica?: ........................................
8. Relaciones familiares. Describirlas: ............................................................
Relaciones con el padre y la madre: .........................................................
9. Tipo de educación familiar: ........................................................................
10. Vida cristiana de la familia. Describirla: ...................................................
11. Reacción familiar ante su posible vocación: ............................................
Describirla brevemente: ...............................................................................
12. Observaciones: ..............................................................................................
........................................................................................................................
........................................................................................................................

3. Datos personales específicos


3.1. Salud física y psíquica
3.1.1. Descripción general: .......................................................................
3.1.2. Enfermedades o defectos físicos: .................................................
3.1.3. Afición al deporte: .........................................................................
3.1.4. Enfermedades o defectos psíquicos: ............................................
¿Ha tenido tratamiento psicológico o psiquiátrico?: .................
3.1.4. Observaciones: ................................................................................
..........................................................................................................
..........................................................................................................
3.2. Estudios
3.2.1. Estudios primarios. Cuáles y dónde: ............................................
Certificados: ....................................................................................
3.2.2. Estudios secundarios. Cuáles y dónde: ........................................
Certificados: ....................................................................................
3.2.3. Estudios universitarios. Cuáles y dónde: .....................................
Certificados: ....................................................................................

188
3.2.4. Otros estudios: ................................................................................
Certificados: ....................................................................................
3.2.5. Observaciones: ................................................................................
..........................................................................................................
..........................................................................................................
3.3. Experiencia de trabajo
3.3.1. Ocupación actual: ...........................................................................
Descripción: ....................................................................................
Tiempo y lugar: ..............................................................................
3.3.2. Ocupaciones pasadas: ....................................................................
Descripción: ....................................................................................
Tiempos y lugares: .........................................................................
3.3.3. Aficiones especiales: ......................................................................
Cuáles: .............................................................................................
3.3.4. Observaciones: ................................................................................
..........................................................................................................
..........................................................................................................
3.4. Relaciones sociales
3.4.1. Características personales de sociabilidad: ..................................
Descripción: ....................................................................................
3.4.2. Pertenencia a grupos de amigos/as: ............................................
Características: ................................................................................
3.4.3. Pertenencia a otros grupos: ..........................................................
Características: ................................................................................
3.4.4. Observaciones: ................................................................................
..........................................................................................................
..........................................................................................................
3.5. Vida cristiana
3.5.1. Católico: ¿de siempre o convertido?: ...........................................
Si es convertido, describir la conversión: ...................................
..........................................................................................................
3.5.2. Vida de oración: .............................................................................
3.5.3. Lectura de la Palabra de Dios: .....................................................

189
3.5.4. Sacramento de la Penitencia: .......................................................
3.5.5. Sacramento de la Eucaristía: ........................................................
3.5.6. Acompañamiento personal: ...........................................................
3.5.7. Compromiso apostólico: .................................................................
Características: ................................................................................
3.5.8. Participación en la vida parroquial: .............................................
3.5.9. Sentimientos respecto a la Iglesia: .............................................
3.5.0. Observaciones: ................................................................................
..........................................................................................................
..........................................................................................................
3.6. Itinerario vocacional
3.6.1. Nacimiento de la conciencia vocacional: ....................................
Descripción: ....................................................................................
3.6.2. Razones y motivaciones por las que desea consagrarse
en nuestro Instituto: .....................................................................
3.6.3. Estancia anterior en un seminario o en otro instituto.
Nombres de las instituciones: .......................................................
Tiempos y lugares: .........................................................................
Personas: .........................................................................................
3.6.4. Elección del Instituto.
Razones: ..........................................................................................
3.6.5. ¿Ha tenido algún tipo de acompañamiento vocacional?
Dónde y con quién: .......................................................................
3.6.6. ¿Crees que tiene algún impedimento para la vida consagrada?
En caso afirmativo:
¿Cuáles?: ..........................................................................................
3.6.7. ¿Tiene algunas obligaciones que le pueden obstaculizar su vo-
cación consagrada? En caso afirmativo:
¿Cuáles?: ..........................................................................................
¿Se pueden superar?: .....................................................................
3.6.8. Observaciones: ................................................................................
..........................................................................................................
..........................................................................................................

190
3.7. Personas de referencia
3.7.1. Señalar tres personas, además de los familiares,
que lo conozcan bien. Si es posible, incluye algún
sacerdote, religioso/a: ...................................................................
3.7.2. Datos de las personas: nombre y apellidos, dirección
teléfono, ocupación y razones del conocimiento
mutuo: .............................................................................................
Primera: ...........................................................................................
..........................................................................................................
Segunda: ..........................................................................................
..........................................................................................................
Tercera: ............................................................................................
..........................................................................................................

Fecha y firma del responsable

191

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