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Domingo XIV durante el año – c B

Lectio divina – Mc 6,30-34

1- Tras la primera misión


“…se reunieron con Jesús y le contaron todo…” v30

Este versículo une el texto con el que hoy rezamos con Mc 6,7-13, que rezábamos el
Domingo XV, y con aquel en el que Marcos habla de la elección de los doce en 3,13-15:

“…llamó a su lado a los que quiso…instituyó a Doce para que estuvieran con Él
y para enviarlos a predicar con el poder de expulsar a los demonios”.

La misión es la que les confió Jesús, a Él siempre la debían referir, con Él siempre
deberían estar. Esto es destacado por Marcos, debido al contraste que él hace ver del comienzo
de la predicación con un gran “éxito” en cuanto a la multitud que acude y se ve atraída por este
nuevo profeta que se manifiesta en milagros (Mc 1,28.32-33.37.45; 2,12; 3,7-10; 4,1; 5,21;
6,31-34.53-56; 8,1), y el final de la vida de este profeta en la que no quedará nadie (Mc 14,32-
52.66-72; 15,29-39), y recién allí se revelaría en verdad quién era Él. La soledad de la cruz.
Que Él seguía siendo el agente principal de esta “misión” queda claro con la actitud de
Jesús ante la multitud:

“…Jesús vio una gran muchedumbre y se compadeció de ella,


porque eran como ovejas sin pastor, y estuvo enseñándoles largo rato” v34.

y en el parágrafo siguiente (v35-44) describe Marcos el milagro de la multiplicación de los


panes, en el que Jesús prueba a sus Apóstoles (v37) antes de dar de comer a la multitud,
involucrándolos siempre a ellos (v38-39.41). Pero es Él quien toma la iniciativa, lógica de la
Encarnación, Dios se da gratuitamente (Flp 2,6-8; Jn 10,18).
La Palabra, don que consuela al descarriado (“y estuvo enseñándoles largo rato”).

2- Un Dios compasivo

“Yo soy el buen Pastor…” (Jn 10,11), el pastor prometido por Dios a su pueblo, que sí
se compadecería de su “rebaño” (de su pueblo), distinto a los pastores que, descuidados del
bien de las ovejas, buscaron sólo su beneficio y dejaron que las ovejas se dispersaran por la
confusión, las falsas doctrinas, tras falsos dioses (Ez 34,1-16.23-24; Jer 23,1-6; 10,21; 31,1-3; Is
40,11; Os 11,7-11; 2,21-25; 10,12; Ex 3,7-10; 34,6).
Riesgo de todos los tiempos. La certeza de que el Señor sigue siendo el Pastor en sus
verdaderos pastores da confianza a los fieles. Cristo es Pastor que puede compadecerse (Heb
4,14-16) pues “fue sometido a las mismas pruebas que nosotros, a excepción del pecado”. En
Mateo 9,36-38, ante la muchedumbre Jesús se compadece, pero además piensa en las futuras
generaciones, y en los pastores que las apacentarían.

3- “Vengan ustedes solos”

No perder la interioridad y la intimidad con Él era fundamental para la misión, aún no


habían recibido la fuerza de lo alto, el Espíritu aún no había sido dado. A dónde Él iba con
frecuencia, lleva ahora los suyos (Mc 1,35; Lc 6,12), a la soledad con el Padre, del que nace la
misión del Hijo, la misión de los Apóstoles, la misión de la Iglesia (Jn 17,14.18-19; 20,21-23).
El pasaje que hoy rezamos pone de manifiesto en Jesús lo que debe ser modelo para los
Apóstoles, su misión es salvar lo que está perdido (Mc 2,15-17), y esa tarea hace a Jesús
anteponer su dedicación a la gente a su descanso.

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