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LA SANTÍSIMA

TRINIDAD DE LAS 4 ESQUINAS

AÑO I NÚMERO VII EDICIÓN DE JUNIO DEL 2009


Editado en Arica- Chile 2009
Diseño: Daniel Rojas Pachas
Cinosargo © Daniel Rojas Pachas 2000-2009
Contacto: carrollera@gmail.com
Web: www.cinosargo.cl.kz

Cinosargo by Daniel Rojas Pachas


Creative Commons Reconocimiento-No comercial-Sin obras
derivadas 2.0 Chile
EDITORIAL.

LA SANTÍSIMA CADA DÍA CONSIGUE UNA


MAYOR AUTONOMÍA COMO PUBLICACIÓN
DIGITAL. EN ESTA OCASIÓN, DANDO MUESTRA DE
NUESTRA VOZ INDEPENDIENTE, PRESENTAMOS
ARTÍCULOS DE JOSÉ MARTÍNEZ FERNÁNDEZ Y
ADRIANA GUARINGA REFERIDAS AL POEMARIO
"GRAMMA" DE DANIEL ROJAS PACHAS EDITADO
RECIENTEMENTE POR CINOSARGO; CARLOS
HENRICKSON POR SU PARTE, NOS ENTREGA UNA VISIÓN
PANORÁMICA DE LA OBRA "34" DE C.FAÚNDEZ Y LA ÉPICA
DE LO COTIDIANO FLUYE EN EL ANÁLISIS QUE ROJAS
PACHAS ENTREGA EN TORNO A "ALFABETO PARA NADIE"
DE CRISTIÁN GÓMEZ, SIN OBVIAR LA PRESENTACIÓN DE
BURRO DEL DIABLO DE ARTURO VOLANTINES "ENCUADRE
POÉTICO" REVISADO POR ROJAS, REDACTOR Y AMIGO
ESCRITOR.

ESPERAMOS DISFRUTEN ESTE NÚMERO, COMO SIEMPRE


DEDICADO A LA LITERATURA CHILENA.

LA SANTÍSIMA TIENE LA PALABRA!!!!!!!!!!!!!!!!

VIOLETA FERNÉNDEZ RIQUELME.


" A l f a b e t o pa r a n a d i e " d e C r i s t i á n G ó m e z : L a é pi c a d e l o c o t i d i a n o
por Daniel Rojas Pachas

El libro alfabeto para nadie de Cristián Gómez (Editorial


Fuga 2007) nos presenta desde su primer poema “El
más paciente” y a lo largo de todo su cuerpo textual me
atrevería a señalar, una dimensión poética que emerge
de lo cotidiano, su voz aterriza las expectativas del
lector introduciéndonos por espacios conocidos y
sospechados. Sin ser repetitivo o cliché, tropezamos en
el texto con recintos e instituciones ante las cuales uno
lidia diariamente ya sea en la ciudad, el patio de
nuestros hogares, durante la cena, al ir al cine, contraer
una gripe o hacer zapping el domingo por la noche.

De modo que la voz que emerge, actúa como un canal


que va pormenorizando las ataduras del hombre común
desde lo macro aplastante e incontrolable que
paradójicamente nos controla a todos sin excepción y
por completo, con algo tan simple e insubstancial como
una cifra, password o cartel de prohibición, para llegar
a lo más particular e imperceptible a simple vista, una
pantalla en el fuero interno de los enunciantes
enunciados, las voces que residen en los poemas,
pareciesen someterse a un escáner que nos muestra
de modo transparente sus ideas, sentires y pesares,
me refiero a la familia del niño afectado por un cáncer,
el conductor del camión de helados, un paseante que
se siente extranjero al recordar lo que era su ciudad
durante la infancia, los poco enterados visitantes de un
museo y el pequeño propietario de unas tierras entre
muchos más, todos demuestran en sus cuerpos y
mentes, los efectos de dicha represión; el malestar,
la esperanza fatua de un punto de fuga o el delirio metafísico en una constante atmósfera de asfixia e
imágenes falsas y dudosas que se suceden precarias y efímeras como un acelerado videoclip en
frenético formato de slideshow tendiendo a hacer dudar al hombre de su propia anatomía y las
conductas más básicas y vitales.

Las batallas que hoy en / día se pelean / ocurren todas en el desierto: / las cámaras, las luces, el /
público que lo ovaciona: / elementos puramente del / decorado, / que no habrá de modificar / la
decisión dividida de los jueces. / Una autobiografía como cualquier otra / revestida de la misma
elegancia de / un crepúsculo, un espejo siempre / de sí mismo, una repetición del aire / que
respiramos y / dejamos / de respirar
(…) pero el cabaret El Infierno / sería pronto reemplazado por un estacionamiento de dos pisos que
no / tardó mucho tampoco en ser asimismo reemplazado / por uno de tres. La penitenciaría, el
mercado, la estación. / No hace mucho almorcé por ahí con un amigo que dice / ya no ser mi amigo.
También subieron los precios. / Lo único que ha bajado es la bencina. / Debe ser lo que / estoy
tomando.
Me aventuro a afirmar que la poesía de Gómez
asume en “Alfabeto para nadie”, una estridencia
deforme de la cotidianidad en la cual se
entremezclan situaciones en apariencia inconexas
pero que van revelando en su rostro limpio y
ordenado de la rutina, las secuencias deformes y
horrorosas de lo cotidiano que descansan en el
absurdo del mundo suburbano, similar a lo que
ocurre en Blue Velvet de Lynch ante la aparición de
una oreja humana tirada en medio de un jardín o
descampado de una población o comuna que se
jacta de su lógica y pulcritud moral.

Otro parangón sería la estética del videoclip realizado por Howard Greenhalgh para el tema grunge
“Black Hole Sun” de Soundgarden o un pequeño fragmento presente en la historia de una pareja
de jóvenes vagabundos junkies que Jonas Akerlund cuenta en el video que realizó para el tema
“Try try try” de Smashing Pumpkins. Todas estas referencias visuales así como la poesía de
Gómez, revientan de modo masivo sobre un acartonado paraíso de clase media, se trata de la
ironización y desmitificación total del simulacro que puede inspirar el insípido monocorde de los
años 60, representado y proyectado por un sueño americano y occidental, molde exitista repetido y
reformulado de todas las formas posibles y hasta la saciedad en el mundo actual a través de las
promociones de las cadenas de comida rápida, los grandes íconos y discursos de modernidad y
progreso de norte a sur en nuestro continente y país.

ok: touché. Así decía mi hermano / cuando hacíamos esgrima con palos de escoba / y terminaba
sacándome cresta y media cuando / a los dos se nos pasaba la mano con el ardor de / los
guerreros: él moriría poco después, tendido / en una cancha de fútbol, mordiendo no sé / si con
desesperación el pasto, de seguro / ya inconsciente, producto de una falla en / el ventrículo
derecho del conjunto arterial. / El camión de los helados pasa haciendo sonar / la sirena, los niños
están a punto de alcanzarlo y / el conductor sólo piensa en lo fácil que será entregarle / las planillas
al supervisor del turno de las mañanas.

Gómez aborda con su poesía el falso rostro de la verdad, el fin de lo mágico, la muerte de la
inocencia ante el desenmascaramiento de un espacio de interpretación que nos es vetado por
encontrarnos en medio del ojo del huracán, al ser usuarios inconscientes de este sistema. El ojo del
poeta en cambio, vate (vidente) y creador empuja desenfadado la mentira al rostro impactado de sus
lectores.
Y aplaude la asamblea. La obra gruesa está / acabada, por ahora el principal objetivo es lograr que
los / festejos sigan en manos de los que no saben (lo) que / están festejando y todo el mundo vea en
ello otra / consecuencia inevitable en un mundo plagado de / consecuencias inevitables.
En otras palabras, se emprende gracias al texto, un recorrido por la historia de todos a través de la
mirada de… me atrevo a sugerir; quizá un agonizante hombre que muerde el césped mientras su
corazón comienza a constreñirse… el texto en tal medida desciende a la pequeña historia y gesta
diaria de modo que la escrituración que en principio se declara en su título nihilista, cerrada y muda a
todos, “alfabeto para nadie”, resulta en realidad un alfabeto para todos, abierto y marchante bajo las
directrices plurales de la desesperada mudez de la creación que combate sus limitantes intrínsecas (la
precariedad de sus propios recursos y medios, la palabra, el alfabeto como imposibilidad) y
extrínsecas (la paranoia del medio y sus agentes del miedo)

Por tanto Gómez, partiendo desde lo


concreto y material; delantales, carteles,
pasillos, ciudad y una blancura o asepsia
de los espacios interiores de la misma,
ámbitos artificiales determinados por un
afán tecnócrata de modernidad y
uniformación que pretende familiarizar a
los usuarios, hacerlos parte y aunarlos
bajo el slogan o la imagen corporativa y
sus estrategias de la publicidad y el
condicionamiento de las voluntades,
organiza un mensaje sensible de “quiénes
somos” y “cómo operamos” atravesados
por este discurso del control. Entonces,
aquel niño afectado por cáncer y su familia
o el hombre que sufre una afección
cardiaca y su hermano, desambiguan
como metáforas del mundo, las
estructuras del presente. Pasamos de lo
semántico: usos, significaciones y sentidos
que el poema a través de su discurso y
diseño lingüístico expone, a lo estructural y
simbólico de la sociedad, la codificación de
nuestras existencias y formas de
organización.

Dialécticamente “Alfabeto para nadie”, resulta un texto que asume desde su significación artística
una comunicación e interpretación de nuestra época y su épica, con una mirada abierta, crítica y
libre de sensiblerías plasmando la lucha de los anónimos y apócrifos que cruzan la calle junto a
nosotros o abordan el mismo autobús o colectivo, construyendo en la simpleza de esos actos
automáticos, su identidad, mítica, visión y en definitiva verdad, ante las certezas. Eso que sin asco
debiésemos asumir como un simulacro, poblado de agentes y agencias que construyen y
mantienen el alfabeto cotidiano y cerrado, plagado de átomos organizacionales, jerarquías,
interrelaciones y su operatividad en grandes sistemas y discursos político-sociales permeando lo
más tangible, la institucionalidad y su corpus, recintos como bancos, hospitales y sus pabellones
con las consabidas conductas, solicitadas o impuestas, donaciones, filas de pago, créditos,
seguros, modales, recato.
Los granjeros de la zona, al hacer la / cosecha del maíz, tienen que tener cuidado / de no
electrocutarse con los cables del tendido / eléctrico, derribados durante el último tornado. / Al subirse a
sus tractores comprados con un largo / crédito que terminarán de pagar sus hijos, no debieran / estar
tocando el suelo. Las estadísticas dicen / que después de una tormenta los índices de / accidentes
laborales se incrementan en un / doscientos por ciento, lo que da una cifra / anual de un catorce por
ciento acumulado / en las últimas dos décadas.
(…)
Otros aseguran / que la clave se encuentra / en lo sucedido, si por / lo sucedido se entiende / referir
con palabras / decorosas / lo que de otro modo / no sería sino un / espejismo

Que el texto nos introduzca a esta revisión de cada objeto cotidiano, espacio y comportamiento, como
signo que a su vez desciende a sus respectivos niveles como entidad comunicativa e interpretable,
permite al lector extrapolar y llevar el cuestionamiento su realidad, su propia épica. Por ende el
recorrido desde mis propias estructuras de mundo y extensiones parentetizadas al ingresar al poema,
afectan la lectura pero igualmente estas, se ven afectadas por la lectura y el mensaje poético al salir
uno del texto, claro, esto último sólo ocurre si llegamos a realmente abandonar el texto, o sea, si es
que somos capaces de dejar de lado por completo la consideración de este alfabeto poético. Quizá
materialmente lo hacemos al soltar el libro u hoy en día, al cerrar el pdf o la página web, sin embargo
la palabra re-creada por Gómez en su texto, ese alfabeto que no nomina y no reconoce dueño,
ciertamente pasa tras su lectura a integrar en la síntesis y contraste con nuestro propio alfabeto,
enciclopedia o ideolecto, la nominación particular que como lectores y escritores diarios de nuestra
existencia hacemos del mundo y sus contradicciones.

Voy a hablar, entonces, de una letra. / Del componente, simplemente, de un alfabeto. / Cada lector,
dicho sea de paso, tiene su propio rostro.

En conclusión, todos somos ese nadie, todos damos un significado al alfabeto, a la realidad desde
nuestra propio rostro y verbalización pero en esa incomunicación que implica un babel moderno donde
todos sostenemos a ultranza nuestra propia versión de los hechos y la realidad, existe un punto de
comunión, el alfabeto que quiere uniformarnos, que quiere hacernos parte de un único discurso,
comercial, político, social… El Alfabeto de Gómez en cambio, ese alfabeto innominado y poético, no
pretende poner una talla, logo, color o sabor, por el contrario reconoce la posibilidad de seguir
cuestionando y negar. Ello se observa de forma más directa en uno de los poemas más interesantes
del libro, “Incurable”, en este el hablante del poema se refiere a un paciente de cáncer terminal que a
través del discurso poético se homologa con la imagen del poeta, este rechaza la quimioterapia,
resignándose a su condición catastrófica y a su finitud dentro de un mundo, ante el cual consciente
carga su patología mientras recuerda la escritura como una parte inextirpable de su calidad de ser que
pone las cartas sobre la mesa.

Creo / haber escrito algún poema / me dijo el paciente con / cáncer terminal antes de / darse por
vencido y / negarse a recibir / una nueva sesión / de quimioterapia./ Creo haber escrito, / creo haber
puesto encima / de la mesa las cartas / guardadas bajo la manga.

Autor: Daniel Rojas Pachas.


SOBRE 34, DE C. FAÚNDEZ
Carlos Henrickson

Conozco desde hace una buena cantidad de años a Claudio Faúndez (Valparaíso, 1973) (C.
Faúndez, en su nombre de autor), y me es imposible olvidar Playa Ancha –como paisaje humano más
que como imagen detenida- en el instante en que tengo que dar cuenta de 34 (Valparaíso: Ed.
Cataclismo, 2008), poemario en que celebra ese número de años, si es que de una celebración se
trata. Y esto porque Playa Ancha, más que cerro o sector, casi una ciudad asociada al puerto de
Valparaíso, sigue siendo un ejemplo cotidiano de esas realidades que se nos han estado escapando
de la literatura desde que pueblo pasó a ser de nuevo una simple palabra –y una mala palabra. A
pesar de ciertos intentos risibles de convertirla en patrimonio literario (incluyendo el bautizar a Pezoa
Véliz como porteño y playanchino), Playa Ancha está muy lejos de entrar a la moda patrimonial o
literaria: en lo cotidiano la vida no se deja atrapar por museologías y transcurre tomando y olvidando
las ocasionales victorias y las más comunes derrotas cotidianas en una ciudad que sufre desde hace
décadas la absoluta escasez de puestos laborales, así como miserias más actuales como la pasta
base o los funcionarios que se pasean impunes con el botín ganado en los últimos años a través de
una corrupción desesperante. Esto, por supuesto, es tan iletaturizable como el lento paso de la tarde
y la noche: habría que estar ahí para saberlo –donde la gente vive: más arriba de la Universidad de
Playa Ancha, claro, que no nos dirá nada sobre esto.

El clima de una casa cercana a uno de los cementerios más lúgubres que uno pueda imaginarse
–más o menos oculta en una quebrada de fuerte humedad- daría una noción más precisa; pero claro,
habría que estar ahí. El imaginario de Faúndez logra llevarnos a la presencia de un transcurrir del
tiempo más allá de los acontecimientos –el acontecimiento acá se da, a lo más, en la visita de un par
de amigos del poema la mosca, en que la conciencia del hablante termina alejándose hacia la
expresión de una nueva experiencia de encierro. En el encierro de un insecto parece expresarse el
absurdo de cualquier noción de espacio externo o cualquier utilidad de la visita: situación que
rememora a Kafka, y precisamente desde el ambiente de transcurso cerrado e impasible del tiempo
que su narrativa expresa.

Pienso en narrativa, porque en general la voluntad narrativa aplasta en estos textos cualquier lirismo.
En la tomadura de pelo de la desesperación de quien desea escribir un poema de forma perfecta se
ve claramente el deseo de exterminar cualquier punto de fuga en la poética de Faúndez, restando a la
vida y a la muerte cualquier sentido de trascendencia. Lo lúgubre se presenta suavizado por la
frialdad del oficio de testigo: el trabajo de la carnicería –la trivial y breve presentación de los
empleados y sus instrumentos- podría verse como la imagen de esa actividad de frío registro, en que
la atención sobre lo cotidiano desplaza definitivamente cualquier carga emocional sobre el material
tratado.
Sería sencillo lograr este clima si se obviara completamente la presencia de lo trágico, mas Faúndez
sí lo hace aparecer. La clave de esta presencia se da en jirones: la inquietante figura de un farol, la
muerte de una madre, la nostalgia de la época de la inocencia. Lo interesante del tratamiento de
Faúndez es la aparente sencillez al relevar estos hechos trágicos a un segundo plano, dejando a la
vista el paso del tiempo o la banalidad (pienso en libro de poemas, por ejemplo) como el sustento de
la imagen poética.

La base es sin duda un sentido de prolongada contemplación, que no busca revelaciones, sino que
la sola experiencia del transcurso. Esta pura melancolía es el clima dominante de los textos, y hasta
la sencilla y oscura presentación externa del poemario tiende a confirmar esta percepción. El
hablante, como habitante de lo trágico, no es capaz de ver el hecho trágico en su totalidad,
habitando permanentemente el momento vacío del pasmo, la indiferencia tras la lucha contra la
necesidad. La salida a ese pasmo paralizante se presenta en el pleno sumergirse en esa penumbra
nocturna: para salir de la noche servirá un fósforo sostenido por dos dedos agusanados, como
expresan los versos que cierran el libro.

34 tiene la dimensión breve de un libro de anticipo, que espera un desarrollo más amplio. Aunque,
como muestra de la voluntad poética de Faúndez, es de gran contundencia. Si bien aún se puede
ver el aspecto oscuro y denso de los cuentos de El Silencio –Manuscritos para los Suicidas del
Mañana (Valparaíso: Ed. La Bruja, 2000), la escritura poética tiene características propias y
definidas: la formación de imágenes poéticas compactas y el sentido de una cierta musicalidad
trunca de gran fuerza y originalidad le dan a Faúndez pleno derecho de ciudadanía poética en un
Valparaíso en que la poesía de la melancolía (piénsese en Juan Cameron, Ennio Moltedo o el
también playanchino Álvaro Báez) tiene y seguirá teniendo una poderosa presencia.

Autor: Carlos Henrickson


Más información en: http://henricksonbajofuego.blogspot.com/
EL BURRO DEL DIABLO ENCUADRE POÉTICO DE COQUIMBO.
Por Daniel Rojas Pachas

EL BURRO DEL DIABLO: Arqueo de la poesía contemporánea de la Región de Coquimbo. Ediciones


Universitarias – Universidad Católica del Norte, Coquimbo, 2008, es una empresa literaria de gran
envergadura, llevada a cabo por Arturo Volantines, poeta e investigador literario del norte de Chile
nacido en Copiapó en 1955. El ambicioso proyecto compilatorio que Volantines presenta en esta
oportunidad a los lectores de poesía, cuenta con una prolija presentación y acuciosidad indagatoria,
que tuvo en materia de difusión y edición, el apoyo de la UCN y el gobierno regional de Coquimbo;
sin embargo todos los interiorizados en esta materia, bien sabemos, que el riesgo intrínseco de todo
antología, se deposita sobre los hombros del gestor del catastro cuyo criterio es gravado por el peso
de las opiniones críticas tanto de los especialistas como de los receptores menos enterados y desde
luego con un mayor recelo por la mirada juiciosa de aquellos autores no presentes y eludidos en el
arqueo final, el cuestionamiento principal, se ciñe sobre la metodología y criterio usado por el
encargado de la selección al momento de determinar de forma profunda; sin subjetivismos evidentes
o la consideración de elementos extraliterarios, ajenos a cualquier trayectoria poética; quienes deben
integrar un anal de este tipo, tan importante sobre todo para una región como muchas otras
provincias del país, castigada por el centralismo editorial y el silencio de la crítica profesional.

El trabajo por ende, resulta dantesco y tiene muchas aristas para su evaluación además de las
históricas y estéticas, en la medida que abarca muchos años y generaciones que han dado vida a la
evolución y devenir creativo de la cuarta región, lapso importante no exento de largos periodos de
interrupción y mutismo, debido a la ocurrencia de eventos socio-políticos que han marcado
duramente a nuestra nación, algunas de estas situaciones Volantines las ilustra con claridad en el
prólogo de modo que se hace alusión a hitos que lograron en su momento, dar realce y premura a la
promoción de voces emanadas de la zona, lo que hasta el día de hoy y los venideros determinará a
Coquimbo como un ineludible foco de progreso cultural y literario;

Después de la prodigiosa “Generación Naturalista” (Goic), nacida en el seno del valle, el panorama
literario se descompone y empobrece; la creación propiamente literaria se aleja así una paloma y no
vuelve. Tal vez, los oprobios contra Gabriela Mistral se convierten en sombra que no deja que el
árbol de la literatura regional florezca. Ni los tremendos esfuerzos de Alfonso Calderón en los años
’50 fueron suficientes para recuperar el valor nacional de esta literatura. Se formaron ateneos y
círculos literarios pero estos casi fueron lugares de diletancia social y cacareos folcloristas.

En contraste, se enumeran otros momentos de evidente apagón y estatus que de todas formas no
serán del todo improductivos, si consideramos que desde su mudez se precipitarán estallidos y
eclosiones necesarios para el arte, que siempre logra procurar fisuras en los presupuestos oficiales
del lenguaje y los llamados grandes discursos.
Para hacer un cambio más profundo y frente a un panorama penoso, surge —la propuesta más
significativa y significante de la literatura regional— un colectivo de 11 artistas autollamados “Los
Desencantados”(Coquimbo, 1962), que encabezan Jorge Zambra(presidente) y Jorge Gajardo. Dice,
Luisa Kneer, en su texto referente a la literatura de la región, que esta agrupación nació “como
expresión de protesta por la inactividad cultural…”

El libro por extensión, nos permite en su globalidad visualizar el panorama íntegro del norte, pues
genera interesantes vasos de comunicación con otros provincias nacionales de esta porción del país
lo cual a su vez, da a entender procesos colindantes valorando movimientos y publicaciones.
Bibliográficamente “El burro del diablo” nos remite a estudios previos de otros especialistas
abocados a la reconstrucción de la memoria literaria del norte, nombres como Sabella y Bahamonde
saltan a la palestra al igual que otros empeños de Volantines en esta materia de rescate del norte en
su completitud. Se mencionan junto a estos, revistas y antologías previas que en décadas
determinadas los cincuenta, setenta y ochenta contribuyeron a la gesta y cultivo de gran cantidad de
voces, algunos casos que resultan emblemáticos, son Trilce, Orfeo, Tebaida lo cual como fenómeno
da vida a la cadena intertextual imbuyendo al lector en un interesante mapa o geografía artística en
torno a la palabra hecha creación. Volantines dice al respecto,

Fueron muchas las escaramuzas de “Los Desencantados” contra la vieja estructura reaccionaria de
La Serena; publican el periódico llamado “Alsino”;23 que pegan en las paredes de la ciudad de
Coquimbo; recuperan la conectividad nacional con los “Trilce”, “Arúspice”, “Tebaida” y la vanguardia
chilena y, fundamentalmente, dejan dudas instaladas respecto de la tradición perdida y de la
necesidad de cambio en la literatura de la región de Coquimbo.

En síntesis, una valoración justa y contextualizada del proyecto elaborado por Volantines además de
atender a las presencias debe considerar lo implícito, el rol de las ausencias, tal como señala
Foucault al referirse a la obra Las Meninas de Velázquez; el encuadre y lo que no aparece, lo que se
elude u oculta en una obra también comunica, por ello no sólo en lo explícito y perceptible a primera
mano, se encuentra lo importante y que debe colmar la atención del lector, pues a través de un
trabajo de esta envergadura se informa no sólo con respecto a 45 autores de Coquimbo sino en
torno a la producción poética general de esta zona y en lo posible de muchas zonas que son un
espejo de esta realidad, las del extremo norte fronterizo y las del sur austral, pues como bien dice
Volantines, habrán otros burros del diablo, otras antologías y antologadores, lo importante es
continuar la búsqueda e indagación, las antologías bajo esta prisma no son producciones cerradas
que dialogan solo en función de la selección taxativa y criterio favorable del antologador hacia los
proyectos escriturales que abraza para constituir el cuerpo de la obra, es importante saber que
factores lo llevan a no incluir ciertos nombres, detrás de esto, no sólo hay una decisión émica,
personal y estética; en un trabajo de esta magnitud resulta inevitable eludir campos eminentemente
externos al posicionamiento del catastrador y el orbe literario, factores generacionales,
desconocimiento, difusión y recepción critica, silencio promovido por los mismos poetas o el sistema
de su época son sólo algunas de las variables, de manera que el panorama se debe leer
considerando múltiples desviaciones y conjunciones, y es nuestra tarea continuar la escritura y re-
escritura de la memoria, del decurso poético de Coquimbo y así mismo del país.
La riqueza del burro del diablo esta en lanzar esta interrogante al ruedo. Hago eco de las palabras de
Volantines

Además, consigno que han quedado media docena de poetas fuera de la antología por diversas
circunstancias epocales, pero ya vendrán otras antologías y otros antologadores. Incluso, ahora que
termino el prólogo, se me aparecen un par de nombres, pero tal vez sea buenísimo, ya que no deseo
que este Arqueo sea, —Ave María Purísima—, el “burro del diablo”, sino un registro para que los
avivados del espíritu de la región nos encontremos; digamos a ese Chile centralista, adueñado del
proyecto de la nación que también Coquimbo existe. Y si nos proponemos —a la vista del
bicentenario— ser verdaderamente una sola nación es porque nos-otros somos respetados en un
arte distintivo, desde la provincia y como parte de un pueblo di-verso y multicultural.

El burro del diablo se constituye como un producto necesario para la poética del norte pues se trata
de un aliciente para estudios postreros que encontrarán apoyo y registro al consultar obra de tan
amplio aliento... como seguir y recrear los pasos dados en el desierto mas árido durante cien años y
más...

Autor: Daniel Rojas Pachas.


GRAMMA: LA POÉTICA DE DANIEL ROJAS O EL DISCURSO DIFÍCIL
J o s é M a r tín e z F e r n á n d e z .

Daniel Rojas Pachas es un poeta del norte de Chile (hijo de peruana y de chileno) que empieza a
destacar con muy altas luces en el hacer lírico de esa zona.

Demasiado joven –nació en 1983- y luego de haber estudiado Derecho enfiló sus intereses por su
verdadera vocación: la literatura. Es así como Daniel Rojas es profesor de literatura, director de una
revista literaria y de un naciente grupo cultural llamado Cinosargo.

Aunque destaca mucho en el análisis literario su presencia en la poesía no es menor. Acaba de


publicar GRAMMA, libro de pocas páginas, en que trata de construir una poética desde el ángulo de
la palabra.

El mismo lo deja así establecido en su libro: “(…) yo escribo para y por el texto, no puedo pensar en
personas y épocas, sólo en el infinito proceso de lectura y escritura, que no son las caras de una
misma moneda…sino una cara que cambia de foco, se mixtura o quiebra de acuerdo al punto en
que me halle…”

Es decir Daniel Rojas Pachas nos anuncia que el lector se enfrentará a un texto difícil. Y ese texto lo
será de principio a fin.

Queda demostrado que el poeta no persigue entregar al lector su poesía de “un golpe”, sino que
exigirá a su lector un trabajo de desconstrucción y construcción de sus versos. Mucha originalidad
hay en GRAMMA.

Quiero reproducir parte del texto final del libro:

“Los días son la ilusión y la guillotina se acerca, ¿qué dices?... qué…aún no te cuentan esa historia.
Dios Santo diría si creyese, si fuese aún posible tener fe en algo …que falta de cortesía de mi
parte…pero descuida yo haré las presentaciones, no sé si lo recuerdes…probablemente no habrás
nacido, pero a mí…me mandaban a dormir con la imagen de hombres practicando tiros sobre el
cuerpo de esos críos… eso era lo correcto”

Lo copiado es parte textual sencilla del trabajo de Daniel Rojas. Su GRAMMA es un texto,
reiteramos, complicadísimo. Un espacio lleno de palabras en que ustedes y yo debemos entrar con
nuestros conocimientos y nuestra sensibilidad para intentar entender lo que el poeta nos quiso decir.
Gramma de Daniel Rojas Pachas y la existencia como textualidad
hiperconsciente
Por Adriana Guaringa Robles

Gramma es el tercer poemario de Daniel Rojas Pachas, joven escritor limeño radicado en Chile. Su
título, recientemente editado por el grupo independiente Cinosargo (Arica 2009) tiene una cuidada y
hermosa presentación que desde la portada, comunica al lector el espíritu de (des)realización y
(des)creimiento que el libro en su totalidad, persigue a través de sus diez poemas, once si contamos
el prólogo titulado “Decurso” que hiperconsciente del proceso y sus formas; declara la condición
patológica que toca al escritor que por voluntad ha asumido su arte como la única y posible verdad.

(…) yo escribo para y por el texto, no puedo pensar en personas y épocas, sólo en el infinito proceso
de lectura y escritura, que no son las dos caras de una misma moneda… sino una misma cara que
cambia de foco, se mixtura o quiebra de acuerdo al punto en que me halle (((precario))) dentro del
proceso (…) (Rojas Pachas, 2009:7)

En la imagen de cubierta podemos apreciar ese sentido escritural, si relacionamos la biografía del
autor, especialmente su fecha de nacimiento, 1983 con la figura en esténcil que nos muestra un
cardex de biblioteca con consultas a la obra que datan de años previos a la existencia del creador.
Esto ubica intencionalmente la voz de Rojas Pachas en una línea atemporal que reconoce como
única fundación, territorio y destino la palabra, esto es consecuente con los títulos de los textos de
Gramma: Texto, Cuerpos, Escritural, Piececitos, Trans-, Sintaxis, Comunicado, que indistintamente
aluden a partes del cuerpo o formas textuales, lo que independiente del contenido de cada poema,
revela una intención supraindividual; aunar al sujeto con el texto o considerar el texto como sujeto.

(...) la realidad como texto, los sujetos como textos y el texto como sujeto y realidad (Rojas Pachas,
2009:7)

Al respecto la elección del nombre Gramma, es digna de ser destacada puesto que ilustra el proceso
lecto/escritor en función de nociones teóricas y fenómenos humanos que se reconocen en el diseño y
la intención creativa de modo trans(versal)
Gramatología, pulsión translinguismo, estructuras esquizofrénicas, rizomas y reconstrucción del
mundo y sus voces cotidianas a través del lenguaje poético, son dimensiones que la actualización
hace intuir al receptor enterado y primordialmente al dispuesto, puesto que el poemario, aunque breve,
resulta contundente y avasallador para lectores habituados al canto, la lírica referencial y emotiva; de
cualquier modo, el desconcierto y lo abyecto se promueve con igual intención en todo nivel y para todo
destinatario.

bostezos que ya no son míos por que fueron educados al nacer en los bostezos de profesionales del
sueño y a mi me mordió un perro llamado desenfreno rompiendo el iceberg invertido que todos llaman
fábrica de progreso y generosidad con indiferente recelo y gracioso devorar de oxigeno arrojado desde
el más allá vanguardia boom en un infinito coqueteo con los reyes de cuatro pedos enlutados en cada
utopíamachetera a la moda lista a dignificar al hombre luchador con nuevos trabajos para la
mesmedula creativa (Rojas Pachas, 2009:19)

Eminentemente prosaico y “machetero” en la sintaxis, los versos proceden como una edición de
imágenes inconexas y destellantes que operan al servicio de la ambigüedad y el descentramiento en la
medida que la obra establece sin pudor una distancia dialéctica, cognoscitiva y experencial enorme
con la realidad tangible; los hablantes o el hablante que muta y se pierde en el decurso textual
instituye voces innombrables, asistémicas, asexuadas y carentes de rostro e historia.

suma del fracaso va gimiendo en cada boca naciente, gime en el sabor de cada crió reptando, forzado,
devorado por la máquina y el furor de esa palabra uni-dimensional, artificiosa y plana como la retina de
acero y fibras tentaculares… (Rojas Pachas, 2009:9)
(…)
(((ecos))) velocidad, violencia deforme -cuerpos sin catarsis –ruidos guturales (((ecos))) inter-ferencia;
una transmisión del futuro – un cíclico intertexto -(((ecos))) citas, ficciones verdaderas entrepiernas
sudorosas, botellas, carne (((ecos))) desde infinito dolor, olor, fragmento invisible (Rojas Pachas,
2009:8)

Como interpretes, adolecemos de asidero o parámetros tangibles, el texto no da tegua, de modo que
todos los elementos que se suceden de manera transitoria y cercenada, habitan y nos obligan a
ingresar con ellos a una bruma de asfixia y vacío sin temporalidad, sin pasado y futuro, siendo lo único
transmisible ni siquiera comunicable pues no hay voluntad o confianza en el circuito y en sus factores,
la matriz de una grabación artificial hecha por una máquina, una cinta anacrónica destinada a un
hipotético receptor que a su vez no es condición material necesaria para la realización y éxito del
proceso de entrega del mensaje.
Esos (((ecos)))
sub-vertidos,
consonantes ciegas… Cerrando el Circuito… (Rojas Pachas, 2009:12)

En este sentido, el tratamiento de los significantes reafirma en la entrega del contenido la noción de
palabra perdida, irracionalista digresión que cobra sentido en el ilusorio y fantasmático destino y no en
el origen, por ello se rehuye a toda certeza conceptual o perceptible y la sensibilidad se exalta
sensorialmente en lo grotesco, en los vasos comunicantes que descienden a lo infinito del esperpento,
a lo visceral de un apocalipsis dionisiaco que antepone la negación total como comienzo, conocimiento
y espera.

y las estrellas, feroces de tu ambigüedad feroz cuelgan como y sobre ese pollo que
robaron del mercado para devorar entre sus tripas de sexy; sexy esternón metálico
tecleando CADA pelo
CADA mancha
CADA peca y frágil fisura con CADA pudicia reventada para el ojo en sangre, ardiente y per-formada
caída.
“La conexión intravenosa: :sigue latiendo con dulzura” (Rojas Pachas, 2009:15)

En síntesis, estamos ante una poesía no de la creación y la creencia, sino de las (de)construcción y
(des)creimiento falsacionista de las estructuras y lindes del lenguaje y sus promesas.

No me digas que no te provoca darle un mordisco. (…)


Dime que no te excita la idea de tirar sobre los restos del mundo (…)
Dejar una parte tuya, empapando de virginidad aquel claustro de discursos. (…)
Eres una mentirosa…. Tu sonrisa hipócrita… (…) compite con cualquier voyerismo (…) Insistes. (…)
Una vez más (…) prefieres mirar todo…desde el borde, repetir el plato de las ocho, al mediodía tragar
y durante la última edición, volver a devorar el aire con mentiras… tan poco elaboradas… pero ese
bulto en tu entrepierna no me engaña, (…tengo miedo, mejor suéltame, nos están viendo, saben
nuestros nombres, puede que no lo quieras creer …pero coleccionan nuestras huellas) …lo puedes
oler, mira allí…
(Rojas Pachas, 2009:24)
El signo se presenta en su multifacética multiplicidad como una sintaxis absurda y cercenada adrede,
semas plurisotópicos y heteroglosia desafiante para los usuarios como conspiradores ciegos; mudos
encerrados en la sorda esfera de la comunicación.

(mejor déjame morir en paz) Como quieras… adiós… nos vemos mañana, si todo no ha terminado
aún… Rojas Pachas, 2009:24)

***

Obra citada.
Rojas Pachas, Daniel. Cinosargo 2009, Arica-Chile
VISITE LA SANTÍSIMA TRINIDA
AD DE LAS CUATRO ESQUINAS
EDITORIAL CINOSARGO ©

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