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Resumen
Palabras Clave
1
Historiador de la Universidad Nacional de Colombia, sede
Bogotá. Miembro del Grupo de Investigación
“Constitucionalismo Comparado”.
1
2
I. Introducción
3
Los conflictos surgidos en esta primera fase
independentista tienen explicaciones bastante complejas
que van más allá del mote de patria boba, el cual fue
impuesto por algunos de los actores enfrentados en ese
momento. Lo que se observa en este ensayo es que los
conflictos internos venían configurándose desde el período
colonial tardío y algunos de ellos se exacerbaron en el
momento de las independencias. De estos conflictos
surgieron tres proyectos hegemónicos: a) el de las
Provincias Unidas de la Nueva Granada; b) Cundinamarca;
y, c) España. Estos tres proyectos trataron de imponerse en
medio de la dispersión y para ello entablaron ásperas
luchas armadas y políticas entre sí y contra los proyectos
más débiles, que se verían obligados a someterse o a
aliarse a alguno de los más fuertes.
4
Este primer intento de establecer el Virreinato apenas
duró 5 años, debido a la pobreza del mismo y a que no se
solucionaron los problemas que se querían resolver: la falta
de control y organización político-administrativa de los
diferentes entes territoriales circunscritos al Virreinato. En
1723 la Corona resolvió, por demanda del mismo virrey,
suprimir el Virreinato5 y volver a la designación de un
Presidente, quien regiría la Audiencia de Santafé. De tal
manera que no sería sino hasta 1740 que el Virreinato
nuevamente empezó a funcionar6. La reinstalación del
Virreinato fue, en parte, consecuencia de las nuevas
necesidades políticas y económicas de la Corona, así como
también por la necesidad de proteger militarmente las
posesiones coloniales ante los ingleses y piratas7.
6
Ibid., p. 156.
KÖNIG, HANS, op. cit.
7
5
volviendo por este lado del mar y costa Norte, antes de
la embocadura del río Orinoco, y siguiendo toda ella,
con inclusión de las islas de Trinidad y Margarita como
gobiernos dependientes del Virreinato de Santafé, y su
Capitanía general, forma un lunar la provincia de
Venezuela o Caracas, que aunque en su origen estuvo
comprendida en este virreinato se le desmembró por
justas consideraciones para su mejor gobierno dándole
por costa hasta confinar con la jurisdicción de
Maracaibo con algunos lugares tierra adentro,
poniéndole por línea el río nombrado Boconó que la
deslinda con la ciudad de Barinas, y Gobierno de
Maracaibo, habiéndose agregado algunas misiones,
como después se explicará, y de este modo abrazando el
mismo puerto y laguna del mismo nombre sigue el
distrito del virreinato toda la costa Norte por el río de el
Hacha, Santamarta, Cartagena y el Golfo del Darién
hasta que por Portobelo y el Istmo de Panamá se
restituye por Veraguas al deslinde con la Audiencia de
Guatemala, y virreinato de Nueva España”8.
6
en los Andes centrales y las llanuras del Caribe a finales del
siglo XVIII era de aproximadamente 383.39810, mientras la
población que estaba bajo el control de la Audiencia de
Santafé era de, por lo menos 760.65011. Y una cifra
aproximada de gran parte de la población del virreinato era
de 1’349.089 habitantes12. Esta última cifra incluye la
población que estaba bajo el control de la Real Audiencia
de Quito.
7
“Gobiernos Políticos del Distrito de la Audiencia de Santa Fe
de Provisión Real” y “Gobiernos de provisión de los Señores
Virreyes’”14. La autora optará por las denominaciones que
estableció Pando, éste estableció a las provincias como
divisiones principales, y, a su vez, éstas se dividían en
Corregimientos. Estas dos divisiones territoriales se
subdividían, dependiendo al tipo de poblaciones, en:
ciudades, villas, pueblos de indios, pueblos de misioneros,
misiones, parroquias, sitios, haciendas, minerales, real de
minas, asiento de minas, ranchería, aduana, venta, puerto,
isla, presidio, caserío, entre otros15. De los asentamientos
mencionados las ciudades y villas eran las únicas que
poseían cabildos. De ahí su importancia, pues éstas
adquirían cierto grado de autonomía que los demás
asentamientos no tenían y aún más podían sujetar a las
demás poblaciones cercanas a su dominio político-
administrativo.
8
fundamentales. Por otro lado, la Corona trataba de
establecer mayor control sobre las rentas e impuestos, así
como mejorar la defensa militar de los territorios en
ultramar ante el acecho de piratas e ingleses.
9
afirmaciones de algunos autores de que la población
indígena, a finales del siglo XVIII, en el Nuevo Reino de
Granada estaba, prácticamente, diezmada. Sin lugar a
dudas, para algunos intereses era menester verlos
disminuidos en los censos. Sobre todo en la zona Andina en
donde había intereses concretos de los grandes y pequeños
hacendados. Más adelante explicaré qué intereses y el
porqué de ellos. Además otro factor que muy pocos autores
tienen en cuenta es la aún numerosa población indígena
flotante, aquella que no había sido sometida por el Estado
colonial y que incluso seguía desafiándolo19.
Véase: HERRERA,
19
MARTHA, Poder Local...También: Ordenar para
Controlar...
10
fundamentales: en primer lugar, las autoridades centrales
tuvieron sinnúmero de problemas para desplazarse a los
diferentes entes territoriales que estaban retirados de
Santafé, ya que las dificultades topográficas del territorio
podían hacer que un viaje durará semanas, cuando no
meses, este problema es constantemente mencionado por
las autoridades coloniales20 y viajeros. En segundo lugar,
hubo conflictos entre los principales núcleos de poder:
ciudades y villas. Y, a su vez, en el interior de las
provincias, las ciudades y villas se vieron desafiadas por el
surgimiento de nuevas élites que se erigían desde los
pueblos, parroquias o sitios. Estos nuevos poderes locales
empezaron a consolidarse en la Nueva Granada desde
mediados del siglo XVIII y le hacían contrapeso a las élites
o poderes provinciales –estos grupos de poder, por lo
general, se asentaban en las capitales de las provincias21.
Tanto las élites provinciales como las locales le podían
hacer contrapeso a la Corona; no obstante, ésta también se
beneficiaba de la fragmentación de poderes provinciales y
locales para mantener el control político-administrativo
cediendo algunos privilegios a los diferentes sectores
dominantes de la sociedad.
COLMENARES, GERMÁN,
Ibíd.
20
21
Con el término élites provinciales o poderes provinciales hago
referencia a los grupos dominantes que tenían poder no sólo en
la capital provincial sino en gran parte de la provincia. Incluso se
podrían encontrar familias que extendieron sus tentáculos más
allá de sus provincias, a éstas las llamaremos élites o grupos de
poder interprovincial. Ahora bien, con el término élite hago
referencia a los grupos sociales dominantes en lo económico,
político y social, puede ser que dominen uno o dos campos e
incluso los tres. El término élite también está asociado con los
términos grupos dominantes o de poder, términos similares pero
no iguales; sin embargo guardan entre sí una estrecha relación.
11
el siglo XVIII en buena parte del territorio del Virreinato.
Como ya había señalado, las principales divisiones
territoriales fueron las provincias y corregimientos, y, a su
vez, éstas se subdividían en ciudades, villas, pueblos de
indios, parroquias, sitios, rancherías, caseríos, haciendas,
asentamientos de minas, misiones, entre otras. La
fundación de uno u otro ente territorial varió, según el
espacio y el tiempo. Por ejemplo, según los datos
establecidos por Martha Herrera, a mediados del siglo XVIII
los asentamientos predominantes en la zona Andina –en
este caso en las provincias de Santafé y Tunja- eran los
pueblos de indios con 170, le seguían las parroquias o sitios
con 79, mientras las ciudades (2) y villas (1) apenas
llegaban a tres. En la costa Caribe –en este caso las
provincias de Cartagena y Santa Marta- predominaban las
parroquias o sitios con 65, le seguían los pueblos con 49 y
las ciudades (8) y villas (5) llegaban a 1322. El objeto de
señalar los tipos de asentamientos en las cuatro provincias
es para establecer las ventajas y desventajas que podían
tener sus habitantes y en especial los sectores dominantes
que residieran en ellos. Como ya señalé, en las ciudades
(principales y secundarias) y villas se establecieron los
cabildos. Éstos, sin lugar a dudas, le permitieron a los
sectores dominantes locales mayor autonomía política y
administrativa ante los demás entes territoriales que no los
tenían. Además, los cabildos le permitieron a los sectores
dominantes locales defender sus intereses no sólo ante los
demás sectores sociales sino también ante la Real
Audiencia establecida en Santafé. Las ventajas para los
poderes locales, seguramente, eran mayores si éstos
tenían redes familiares o clientelares dentro de la alta –y
media- burocracia. De esta manera era mucho más fácil
ganar pleitos por tierras, comercio, propiedades e incluso
para ascensos burocráticos en el aparato estatal colonial.
Un ejemplo claro de lo anterior lo muestra en sus diferentes
estudios sobre los abogados Víctor M. Uribe Urán23, éste
HERRERA, MARTHA, Ordenar para Controlar..., op, cit. Ver cuadro No
22
1. p. 101.
URIBE URÁN, VICTOR. Abogados… También véase: Rebelión of the
23
12
muestra cómo la élite de abogados y sus familias tejieron
fuertes redes interprovinciales24, provinciales y locales.
Asimismo destaca que éstos (los abogados) poco se
opusieron al Estado colonial y más bien fueron el soporte
de éste. Cabe preguntarnos hasta qué punto. Obviamente,
hay excepciones y el mismo autor nos muestra algunos
casos, como, por ejemplo, el de Antonio Nariño, entre otros.
13
Como observamos, los conflictos entre los diferentes
sectores sociales de la sociedad colonial fueron bastante
complejos. La cuestión es que no hubo un pleno dominio de
los peninsulares o criollos sobre los demás sectores
sociales, por lo general, se establecieron pactos y alianzas
entre los distintos grupos sociales. Es así que, en parte, se
explican las pugnas entre poderes locales y provinciales27.
Varios ejemplos de lo anterior son los conflictos políticos y
económicos entre las élites cartageneras y momposinas. La
primera fue capital de la provincia y además era uno de los
puertos comerciales y fortalezas más importantes que
tenía la Corona en ultramar. Allí se asentaron la mayoría de
comerciantes españoles y buena parte de la administración
colonial. De ahí su rivalidad con Santafé. La segunda fue
una próspera villa de la misma provincia, que se lucraba
del contrabando y del comercio hacia el interior o hacia el
exterior. Volviendo a la rivalidad entre Cartagena y Santafé,
tanto Alfonso Múnera28 como Catalina Reyes29 resaltan los
conflictos entre las élites de estas dos ciudades, que
rivalizaron por intereses políticos, económicos y sociales,
que son bien documentados por los autores mencionados.
Estos mismos autores enfatizan cómo en el momento de
las independencias tanto Cartagena como Santafé también
rivalizaron contra uno de los fortines realistas: Santa Marta.
27
Con el término poder provincial me refiero a los grupos sociales
dominantes (ya fueran grandes hacendados, mineros,
comerciantes, burócratas civiles o eclesiásticos) que tenían poder
más allá de la ciudad- capital de la provincia. De tal manera que,
se entiende por poderes provinciales a las élites que tenían
injerencia en buen parte de la jurisdicción de la provincia, es
decir, su influencia llegaba a corregimientos, ciudades
secundarias, villas, parroquias, sitios, caseríos, haciendas, minas,
etc.
MÚNERA, ALFONSO. El fracaso de la nación…op. cit.
28
14
trataron de aplicar las reformas borbónicas en algunos de
los territorios del Virreinato. En primer lugar es de destacar
que algunos sectores locales y provinciales se opondrían,
en gran parte, a las reformas borbónicas, como veremos
más adelante. La oposición a las reformas por parte de las
élites criollas se debió al anunció del nombramiento de
peninsulares en los principales cargos burocráticos, así
como mayores privilegios para éstos en el comercio
ultramarino. Asimismo, las nuevas élites locales, los
indígenas y demás gentes pobres no estaban dispuestas a
pagar más impuestos. En el caso de los indígenas, éstos no
estaban dispuestos a ceder más de sus territorios y sobre
todo con las anunciadas anexiones o agregaciones de
pueblos de indios y “corregimientos tenues”30.
15
mestizos, pardos, y demás gentes de color trataban de
apropiarse de sus tierras y recursos31. Incluso, como señala
M. Herrera, se daban cifras que, por un lado, podían
aumentar o, por otro, disminuir la población indígena según
fueran los intereses. En cuanto al primer caso: si, por
ejemplo, los vecinos querían erigir una parroquia éstos
tenían que mostrar que la población indígena estaba por
debajo de los límites establecidos por la Corona, y que ellos
–los vecinos- eran lo bastante numerosos para sufragar los
gastos de la iglesia. Si los vecinos estaban en capacidad de
erigir y costear su parroquia, éstos terminarían
apropiándose de las tierras de los indígenas. Y los
indígenas terminarían siendo anexados a otro pueblo de
indios. Por ejemplo, entre las propuestas de los oidores a
mediados del siglo XVIII estaban las de anexar los pueblos
de indios o “corregimientos tenues” y vender sus tierras a
los vecinos o “blancos”32. En cuanto al segundo caso: los
curas- quienes tenían bastante poder en la sociedad
colonial-, corregidores o autoridades indias para mantener
sus privilegios (cobro de impuestos, mano de obra) tenían
que mostrar que, efectivamente, había una población
indígena viable. Por ejemplo, en afán de cumplir con los
requisitos algunos curas colocaron a algunos mestizos
como indios. Obviamente, algunos de éstos elevaron sus
quejas ante las autoridades.
16
lo general, había sobornos o confabulaciones para ladear
“las justicias” del lado de los sectores sociales dominantes.
33
Véase la introducción de MARGARITA GONZÁLEZ en El Vasallo Instruido.
Trascripción realizada por la autora. Bogotá, U.N.C., 2000, pp. 7-
26.
17
De tal manera que los anteriores conflictos de la
sociedad colonia no desaparecerían con la transición hacia
las republicas; por el contrario como veremos en algunos
casos se exacerbaron. Hacia 1810, como señala Martha
Herrera, “las poblaciones habían crecido, se habían
formado élites locales cuyos intereses podían diferir de los
de las élites capitalinas y surgía la necesidad de una
mayor autonomía frente a la capital”34. Y es precisamente
desde 1810 que algunas ciudades secundarias, villas y
parroquias exigen mayor autonomía e incluso su soberanía
ante las capitales provinciales. En el siguiente apartado
trataré de mostrar algunos aspectos al respecto.
a. Las independencias
18
lado, las tropas francesas prácticamente habían ocupado la
mayor parte del territorio español, y, por otro lado, los
conflictos entre las mismas facciones de peninsulares
fueron abriendo paso para que los criollos americanos
optaran por la independencia. Esto último se exacerbó en
la medida en que los peninsulares incumplieron las
promesas hechas a los criollos, con respecto a la igualdad
en la participación política.
35
Citado, por Catalina Reyes. “Soberanías, Territorios y
Conflictos…”, p. 174
REYES, CATALINA. “Soberanías, Territorios…”, p. 175
36
19
criollos y de algunos sectores sociales. Igualmente, otros
sectores sociales seguían jurando lealtad al rey o a la
nueva nación española, esto según sus intereses políticos,
económicos y sociales.
20
desenlace de conflictos ‘bobos’ que no permitieron llevar a
cabo el proceso de la unidad nacional o el establecimiento
del Estado nacional.
21
efectivamente había unidad y que todo esta bien hasta que
en el momento de la independencia unos pocos truncaron
el proyecto de unidad nacional en defensa de sus intereses.
Lo que se observa es que desde al época colonial se venían
constituyendo diversos intereses provinciales,
interprovinciales y locales que con la eclosión de las
independencias se agudizaron. Si examinamos, por
ejemplo, las actas y constituciones, éstas reflejan la
diversidad de planteamientos y proyectos de Estado,
nación, republica e incluso monarquía que se trataron de
llevar a cabo en ese período40. De la diversidad de
proyectos que se estructuraron se observa que tres de
ellos, durante la primera fase independentista, trataron de
establecer su hegemonía: a) Cundinamarca –proyecto
liderado por la provincia de Santafé-; b) las Provincias
Unidas de la Nueva Granada –proyecto liderado por la
provincia de Cartagena-; y, c) España. Los dos primeros
proyectos eran americanos y de tendencia republicana,
mientras el tercero era europeo y de tendencia regalista.
Más adelante explicaré algunas de sus características.
b. Autonomías y soberanías
22
manera que la soberanía revirtió, nuevamente, en el
pueblo. Así, en los inicios del periodo independentista la
soberanía revertía al pueblo y de éste a la nación41.
41
Sobre el tema de soberanía popular y el Estado moderno,
Véase: MARQUARDT, BERND, “El Estado de la doble revolución ilustrada
e industrial (1776-2008)”, en: Historia Universal del Estado, tomo
3, Bogotá, La Carreta Histórica, Universidad Nacional de
Colombia, 2009, pp. 205 y ss. También Véase: MÚNERA, LEOPOLDO,
op. cit., pp, 52 y ss.
42
Según Thibaud, “El proceso de creación de las Juntas
americanas, que ocurren entre 1809 y 1810, lleva a una
fragmentación territorial total. La desaparición de la regulación
imperial produce así una disgregación territorial enorme. Desde
abril hasta septiembre de 1810, cada ciudad, villa o pueblo
quiere recuperar su soberanía, y formar un gobierno autónomo”.
Véase: THIBAUD, CLEMENT, “Formas de Guerra y construcción de
identidades políticas”, en: Análisis Político No. 45, 2002, pp. 34 y
ss.
23
Pasto, Veraguas entre otras, declaraban su lealtad al rey.
Así que éstas no reclamaron para sí la soberanía, puesto
que seguían concibiendo al monarca como soberano.
Obviamente, las provincias, villas, parroquias o sitios y
demás entes territoriales que seguían siendo realistas
entraron en conflictos políticos y armados con los patriotas.
Por ejemplo, Santa Marta y Río Hacha tendrían fuertes
enfrentamientos con Cartagena y las fuerzas confederadas
de las Provincias Unidas, así como la provincia de Pasto con
el Estado de Cundinamarca43. Estos conflictos no surgieron
de ipso facto o en el momento de las independencias, sino
que, como ya había señalado, muchos de ellos provenían
de la época colonial.
MARTÍNEZ GARNICA, ARMANDO, op. cit. Cabe aclarar que el autor utiliza
43
24
independencia absoluta en las diferentes provincias,
ciudades y villas. Una de las primeras provincias en
declararse totalmente independiente de España fue
Cartagena, en su acta de independencia se declaraba:
25
fundamentándose en el legado cultural de la madre patria.
Tal legado era revindicado por los sectores sociales (altos,
medios y bajos) que veían como sus privilegios e intereses
iban en detrimento con los cambios propuestos por los
criollos republicanos. Por ejemplo, los indígenas asentados
en las provincias de Pasto, Río Hacha y Santa Marta
decidieron defender la causa realista por que veían en ella
garantizados algunos de sus intereses. Sus acciones no
eran meramente por ignorancia como trataron de mostrar
algunos criollos; por el contrario, las comunidades
indígenas sabían bien de las intenciones de los criollos de
acabar con sus pueblos y resguardos. No obstante, hubo
comunidades indígenas aliadas de los criollos republicanos,
como, por ejemplo, los pueblos y resguardos asentados en
las provincias de Santafé y Tunja.
26
alcalde, con quien concurrirán el Cura y el sujeto
que en el año anterior haya sido juez del lugar, si
no son dos los alcaldes; y los tres unidos
examinarán con la posible brevedad y diligencia los
que sean varones libres, mayores de veinticinco
años, padres o cabezas de familia, que vivan de
sus rentas u ocupación sin dependencia de otro,
que no tengan causa criminal pendiente, que no
hayan sufrido pena difamatoria, que no sean
sordomudos, locos, dementes o mentecatos,
deudores al tesoro público, fallidos o alzados con la
hacienda ajena; y los que resulten con aquellas
cualidades y sin defectos son los que deben
sufragar en la elección primaria”49.
27
Ahora pasemos a examinar cuáles eran los requisitos
exigidos a los máximos representantes del poder público
del Estado monárquico de Cundinamarca. Para ser
senador, según el Título VII, artículo 29, dice: “Para ser
miembro del Senado se requiere, además de las
circunstancias prescritas en el artículo 14 del titulo IV, la
edad de treinta y cinco años cumplidos, con doce años de
residencia en esta provincia, sobre la vecindad adquirida
con cualquiera otro título; y tener un manejo, renta o
provento equivalente al capital de diez mil pesos” 52.
5.000, p. 360.
52
Ibíd.., p. 347. Las cursivas son mías. El art. 14 del Titulo IV dice:
Para ser miembro de la Representación Nacional se requiere
indispensablemente ser hombre de veinticinco años cumplidos,
dueño de su libertad, que no tenga actualmente empeñada su
persona por precio, y si lo estuviera por voto, se considerará
absolutamente impedido para la parte ejecutiva y para entrar a
las corporaciones de censura judicial, quedando expeditos por sí
y con arreglo a los cánones, los religiosos y los individuos del
clero secular para tener representación en el Colegio Electoral y
en el Cuerpo Legislativo, siempre que los Regulares sean
prelados o se hallen en alguna especie de emancipación con
carácter o ministerio público. Tampoco pueden ser miembros de
la Representación Nacional los dementes, sordomudos (…) ni los
que vivan a expensas de otro en calidad de sirvientes
domésticos, ni los que carezcan de casa abierta, ni los que hayan
dado muestras positivas de ser opuesto a la libertad americana
y consiguiente transformación del Gobierno, p. 321
53
En la constitución republicana de 1812, por ejemplo, enfatiza
que “para ser miembro del Poder Ejecutivo se requiere… tener
una renta o manejo… equivalente a cuatro mil pesos. Véase:
POMBO & GUERRA, op. cit., Tomo II, p. 33. Es de aclarar que tal suma
de dinero para este tiempo es elevada y que muy pocos la
poseían.
28
representantes de los poderes públicos se buscaba
equilibrar las balanzas tanto de los poderes locales como
provinciales. El número reducido de representantes por
parroquias, villas, ciudades, corregimientos y provincias, no
dejó contentos a algunos sectores sociales de los entes
territoriales que querían mayor participación, y por el
contrario veían en detrimento sus privilegios.
29
vendido o comprado votos en las elecciones
pasadas”(sic) 56.
56
Ibíd., p. 151. Cursivas mías.
57
Ibíd. p. 110. Cursivas mías.
30
aceptaron la declaratoria de independencia total de
Cartagena y procedieron a jurar lealtad a Fernando VII y
obediencia al Consejo de Regencia”58. Estos pueblos
procedieron a realizar sus alianzas con Santa Marta que era
una provincia realista. En otras provincias que tampoco
declararon su independencia de España como Panamá,
Veraguas, Río Hacha y Pasto, los sectores sociales
dominantes o subalternos de estos entes territoriales
también defendían sus intereses; ya fueran políticos,
económicos o sociales.
31
Socorro/Cundinamarca, Tunja/Sogamoso y así
sucesivamente. En otras palabras, los conflictos que
predominaron durante la primera fase independentista
(1810-1816) fueron las guerras intestinas. Estos primeros
conflictos de la etapa emancipatoria en la Nueva Granada
son vistos, por Thibaud, como pertenecientes al mundo
prerrevolucionario, ya que “son rivalidades entre cuerpos
antiguos, pueblos, familias más o menos prominentes que
se expresan con poca violencia, en interminables sitios
donde se intentaba negociar frecuentemente, más aún, son
combates que se libraban sobre un fondo de amistad y de
identidad común española”60. Sí bien es cierto que la
guerra no había adquirido un carácter moderno, no
podemos sostener enfáticamente lo de una identidad
común española, puesto que posturas como la de Fermín
de Vargas o Antonio Nariño a finales de la colonia sostienen
un referente de identidad neogranadina, que se aparta de
la española61. En lo que si estaría de acuerdo con Thibaud
es que estos conflictos se definen claramente como
guerras cívicas; sin embargo no estaría de acuerdo en
afirmar que estas guerras eran propias del mundo antiguo,
según él, estarían ajenas “al momento político de la
ruptura revolucionaria (…) la guerra cívica ni se origina en
una guerra previa de una identidad nacional ni la puede
generar”62. Lo anterior conlleva a reflexionar el punto de sí,
efectivamente, tales guerras cívicas promueven o no un
sentido de identidad nacional. En primer lugar es de aclarar
que la identidad nacional en esos momentos no era como
la definimos hoy día, es más no se utilizaba tal término. No
obstante, si hiciéramos una referencia de la identidad que
empezaban a tener los nuevos ciudadanos con respecto a
la nueva nación (moderna), ésta estaría más bien enfocada
a los entes territoriales provinciales o locales. Sin embargo,
incluso, en la primera fase independentista, observamos
que hay esfuerzos por parte de algunos criollos de la élite
60
Íbíd., p. 38
61
Al respecto Véase KÖNIG, HANS, op. cit., pp. 114 y ss., 147 y ss.
También véase: ORTIZ, SERGIO ELÍAS. Colección de Documentos para la
Historia de Colombia. Bogotá, 1965. El autor compila varios
documentos que dan cuenta de los procesos por subversión que
se le siguieron a Fermín de Vargas y a A. Nariño, pp. 13-78.
62
Ibíd., p. 39
32
por tratar de las sentar bases de concebir una nación o
patria más allá del territorio de donde se nació. Es así
como, por ejemplo, encontramos que en el primer
Congreso del Reyno llevado a cabo el 27 de septiembre de
1811 por los representantes de las provincias soberanas de
Antioquia, Cartagena, Neiva, Pamplona y Tunja buscaban:
33
1810, eran reputas como tales, y que, en continuación y
en uso de este derecho, reasumieron, desde aquella
época, su gobierno a administración interior, sin
perjuicio no obstante de los pactos o convenios que
hayan hecho o quieran hacer algunas de ellas y que no
se improbarán en lo que no perjudique la Unión”64.
64
Ibíd., p. 2
MÚNERA, op. cit, a través de su ensayo realiza un sugestivo
65
34
los que se ratificaba los lazos de amistad, paz, apoyo y
reforzamiento militar67 y diálogos entre las partes. No
obstante, tales acuerdos no durarían mucho; pues, con la
segunda batalla ocurrida en 1814, las fuerzas de la Unión
lograron someter al Estado de Cundinamarca. Así, éste fue
adherido al proyecto confederal. De esta manera el
objetivo de los representantes del Congreso, que era
fortalecer la “unidad” parecía llevarse a cabo; pero lo cierto
es que internamente se desarrollaban distintos conflictos
que el Congreso de la Unión muy poco pudo hacer para
resolverlos. Camilo Torres señalaba algunos de los
problemas refiriéndose a los intereses y mezquindades de
los ciudadanos de Cundinamarca que “no quieren la
unión”68. Aunque, los conflictos e intereses entre los
diferentes sectores sociales - dominantes y subalternos-
también afectaban la unidad de las Provincias Unidas; ya
que las disputas y luchas entre los distintos entes
territoriales, así como entre militares venezolanos y
neogranadinos, eran problemas cotidianos.
POSADA, EDUARDO,
Congreso de las Provincias Unidas, p. 103 y ss.
67
POSADA, EDUARDO,
Congreso de las Provincias Unidas 1814-1816,
68
35
lugar a dudas, les fue quitando el apoyo de la población.
Otros elementos que permiten entender y explicar el
debilitamiento del Ejército Expedicionario son: las
inclemencias climáticas y las fugas de la soldadesca.
IV. Conclusiones
36
era un problema central en la organización político-
administrativa del Virreinato. El Estado colonial no pudo
establecer un control y organización político -administrativo
efectivo en los vastos territorios del Virreinato.
37
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