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Reflexiones juveniles
Querido joven, nuevamente tomamos un tiempo para conversar algo sobre tus
dudas y problemas, sobre los conflictos que te quitan el sueño y encontrar en la
Biblia el consejo práctico para cada situación en la que te encuentras.
Estuvimos viendo juntos desde hace algunos estudios, temas como: mis decisiones,
mis elecciones, mis emociones y ahora es el turno de mis "relaciones". Ninguno
puede negar que vivimos en un mundo donde constantemente, queramos o no
queramos, tenemos que relacionarnos. Vimos en nuestro primer estudio que Dios
nos dio el espíritu del hombre para que nos comuniquemos con Él, nos dio el alma
para que nos comuniquemos con nosotros mismos y disfrutar de una vida cociente
y nos dio el cuerpo para que nos relacionemos con nuestro medio ambiente que nos
rodea especialmente con nuestros semejantes.
Dice, por ejemplo, Génesis 3:9 que fue Dios el que llamó al Adán pecador que se
escondía de su presencia y le dijo: "¿dónde estás tú?". Fue el mismo Dios que se le
apareció a un Abraham angustiado y desesperanzado por una mala decisión
después de 13 años de incomunicación en Génesis 17 y le dijo: "no temas, anda
delante de mí y sé perfecto", fue también Dios el que envió a su profeta para
quebrantar al consumido rey David después de su pecado, o el que derribó de la
cabalgadura al asesino Saulo para preguntarle tiernamente: "¿porqué me
persigues?". Y es el mismo Dios que según lo declara 2da de Corintios 5:19 "estaba
en Cristo reconciliando consigo al mundo no tomándoles en cuenta a los hombres
su pecado" para ponérselo en la cuenta de Cristo y tratar así a su Hijo en la cruz
como al pecado mismo. ¿Te das cuenta?, Dios te ama, y si alguna vez lo sentiste
ausente de tu vida cuando más lo necesitabas es porque no te diste cuenta que Él
estaba allí más cerca que nunca listo para socorrerte.
religión hueca y aburrida. Tal vez también estén escuchando los que aún no han
perdido las esperanzas de recuperar aquella devoción diaria y se encuentren
luchando por lograr una disciplina de comunión en su vida pero sienten que son
más las experiencias de fracaso que las de victoria al respecto.
Una vez allí él le ordenó varias veces que intente recoger agua con su canasta de
mimbre, al ver la muchacha que el líquido se escurría vez tras vez se cansó y le
dijo: pastor, es inútil, nada queda, a lo que él le respondió. Bien pero mira como
quedó la canasta, limpia. Así sucede con tu vida cuando pasa la palabra, te parece
que nada queda pero té limpia, aunque no lo sientas té limpia y lo que es más
maravilloso después de un tiempo comenzarás a sentir y luego a desear otra vez
como antes. El deseo, como el apetito, debe volver a abrirse cuando ha pasado un
largo período de raquitismo espiritual y hasta que ese apetito vuelve, hay que pasar
un tiempo de fe, leer por fe, orar por fe, aunque te parezca que esa oración no
pasa el techo de tu cuarto, Dios te escucha, Dios te habla. No olvides que la fe es el
recurso que Dios te ha dado para actuar como Él desea cuando no lo veas ni lo
sientas.
Un tercer obstáculo para la comunión es: pecado sin confesar. Al igual que una
línea telefónica dañada, no hay clara conexión con el cielo cuando en tu vida no
está activa la confesión y estás acumulando pecado tras pecado sin contárselo a
Dios. Tal vez sostengas el tan conocido argumento: ya Dios no me puede perdonar.
¡Cuidado con creer esa vieja mentira de Satanás que ha sepultado las esperanzas
de tantos cristianos engañados! No olvides que: Dios no busca siervos que nunca
caigan, sino que siempre se levanten. Confiesa tu pecado, basado en la promesa de
1ra de Juan 1:8-9 y levanta otras vez tu comunión haciendo oídos sordos a las
falsas acusaciones de Satanás.
Recuerda que de tu relación con Dios dependen todas tus demás relaciones, ya sea
con tus padres, con tus autoridades, con tu pareja, con tus hijos, etc. Es imposible
Ministerio juvenil “Guerreros de luz”
Reflexiones juveniles