You are on page 1of 4

1

LA VIRTUD AUSENTE Y PRESENTE EN EL ARTE__________ Por Martín Soria

Virtud es el servidor custodio de la unidad. Todo lo que nos sirve para conseguir el logro de
la unidad es virtud. Se dice que no hay virtud sin trabajo, debe ser porque toda virtud sirve
y ofrece su potencia al servicio de la completación del acto. ¿Qué tiene que ver la virtud
con el arte? Todo. Precisamente es el arte, cuando se comprende como profesión, la
actividad que más virtudes manifiesta en su ejercicio.
Para conocer la virtud hay que experimentarla. No basta con observarla en otro, esa virtud
no vale, hasta que no se realiza en uno. No basta con entender intelectualmente a la virtud,
hay que establecerla. Virtud es todo servidor que opera en pro de la consecución del logro
que es siempre y para todos válido.
Arte es la actividad emocional de crear y de apreciar belleza. Tanto del crear, como del
apreciar, se desprenden virtudes. El artista es por excelencia un virtuoso del dominio.

En la consecución de cualquier logro intervienen, la intención, el sujeto y el objeto, durante


un proceso en tiempo y satisfaciendo unas funciones específicas.
Para satisfacer estas funciones, se precisa de unidad con la intención y unidad con el objeto
a realizar, durante el proceso completo de su desarrollo. El objeto considerado válido es
aquel que satisface al sujeto, para eso ha de estar completo, ser cumplido, o reconocerlo en
el estado en el que esté, como suficiente y concordante con la necesidad del sujeto.
Al hablar de necesidad debemos entender las diferencias entre deseo y necesidad.
Necesidad es todo aquello a lo cual es imposible sustraerse, faltar o resistir. La necesidad es
el motor de toda actividad humana. La necesidad engendra en el sujeto un deseo y por lo
tanto logra de él un esfuerzo, para procurarse del objeto aquella cualidad que la satisface.
Esta ligazón indivisible entre necesidad y valor, hay que madurarla para asimilar el proceso
creativo, en su justa medida.

Para establecer la unidad con la intención, se necesita de lealtad y de obediencia completa


a la intención. Pero debemos comprobar que la intención a realizar sea válida, para eso
existen las virtudes.
2

En el proceso creativo intervienen tres virtudes primordiales que son: la prudencia o


servidor custodio de la opción válida; la fortaleza o servidor custodio del proceso completo;
la templanza o servidor custodio del producto de las diferencias entre sujeto y objeto. Y por
sobre todo está el dominio o capacidad de ejercer a voluntad el servicio de las virtudes.
La prudencia nos permite, no precipitarnos en la elección y optar por la alternativa válida.
Pero para saber si es, o no es válida, debemos discernir, analizando las prioridades para
escoger la optima e inmediata. El discernimiento es otra virtud, así como la paciencia
utilizada al discernir.
Una vez optada la alternativa válida, se precisa de fe en la factibilidad de su consecución, la
posibilidad fáctica de la consecución, genera esperanza en el logro; fe y esperanza son
virtudes. La esperanza en el logro de la intención, sea esta cualquiera, produce diligencia
para conseguirla. Diligencia proviene del latín “di ligio”, de unir. La diligencia pretende
unir a la intención con el logro, mediante la unión entre sujeto y objeto. Diligencia es otra
virtud. Ser diligente no basta para completar el recorrido entero del proceso de desarrollo
de la intención, para eso es necesario de fortaleza, perseverancia y laboriosidad, además
de concentración y determinación, todas estas son virtudes al servicio de la unidad entre
intención y consecuencia, entre causa y efecto, entre sujeto y objeto, entre artista e imagen.
En el proceso, encontramos numerosas diferencias con el objeto intencionado. Para superar
estas diferencias, es preciso de templanza. Templanza no es tolerancia. Tolerar es permitir,
mientras que ser templado, es ser flexible frente a las diferencias, pero al mismo tiempo,
incambiable en la visión y en el cumplimiento del proceso para conseguirlo.
La templanza repetida transforma a la persona en sufrida, sufrido es distinto de sufriente.
Sufriente es el que se queja porque sufre con las diferencias, mientras que el sufrido es el
que absorbe el sufrimiento de las diferencias sin quejarse.
Al darse por el beneficio del objeto intencional se hace uso de caridad, y al entregarse al
beneficio del propósito intencional se hace uso de piedad, ambas son virtudes al servicio de
la unidad.
La fortaleza perseverante en el desarrollo de la consecución del logro, produce resistencia a
las dificultades, a las diferencias, a lo opuesto. La resistencia o capacidad de asumir
dificultades, también es una virtud.

¿En pro de qué opera el servicio de las virtudes? En pro de la unidad con la intención que
se desee lograr y en pro de la unidad complementaria entre sujeto y objeto.
La completación del logro, complace, hace sentir bien. Se entiende como válido aquello
completamente satisfecho. Valor es la cualidad que satisface. Satisface lo auténtico, lo
confiable, lo completo. Por lo tanto la virtud opera al servicio del valor. Cando la virtud
sirve al cumplimiento de lo que es siempre y para todo válido, encuentra en ese acto su
verdadera identidad, al ser reconocida la virtud como válida. Pero la práctica de la virtud no
basta para ser auténtico.
El querer no basta para completar. No basta con querer a tu mujer, a tu mujer debes
realizarla. ¿De qué te sirve querer a tu marido o a tus hijos, si no los realizas? ¿Para qué
sirve el uso de la prudencia, de la fortaleza, o de la templanza, si no es en función de la
realización de lo que es siempre y para todo válido?
Para ser auténtico hay que ser autónomo. (auto = “uno”, nomo = “ley”, uno con la ley).
Todo lo creado opera en función de la similitud con su Causa Originaria. La Causa
Originaria es Absoluta, por lo tanto es ley. Es ley porque es siempre y para todo válido
3

(Logos). Pero también es unidad de las dualidades causa efecto y sujeto objeto, es decir, es
unidad padre e hijo y hombre y mujer, en otras palabras, es familia y por lo tanto, especie.

La creación adquiere autonomía, en el cumplimiento de la unidad causa efecto y sujeto


objeto. Todos los seres creados, constituyen su estado de maduración, en el momento en
que establecen la unidad entre propósito y cumplimiento, mediante la unidad entre macho y
hembra en el caso de los animales; en el caso de las plantas, se establecen como maduras,
cuando se realiza la unidad, entre propósito y su cumplimiento, mediante la unidad entre
estambre y pistilo; y en el caso de los minerales, se puede decir que se establecen, mediante
la unidad entre su propósito y su cumplimiento, por medio de la unidad, entre sus caracteres
de positividad y negatividad (catión anión). Toda la creación expresa su maduración en la
unidad vertical -padre e hijo-, intención y consecuencia o propósito y su cumplimiento, y
como todos sabemos, para establecer esa unidad es necesario, unir anteriormente las
diferencias masculinas, con las femeninas de la creación. A esta norma inmanente en la
creación se le conoce con el nombre de ley de similitud, puesto que en la unidad vertical
entre propósito y consecuencia, se establece la similitud en la tradición con la causa
originaria, pero además, se establece la similitud entre las funciones masculinas y
femeninas que establecen la unidad. Similitud en este caso, depositada en la necesidad de
crear especie. Toda especie por lo tanto, es fruto y consecuencia de la ley de similitud.
Similitud que en la fusión completa califica al individuo como autónomo.

La virtud opera como servidor custodio, como guardián del proceso funcional de los
valores. Valor es la cualidad contenida en el objeto, que satisface la necesidad del sujeto.
Necesidad es algo que debemos entender en la percepción y comprensión del valor. La
necesidad es una condición a la cual es imposible sustraerse, es diferente del deseo en tanto
que el deseo puede ser relegado, postergado o suprimido. La necesidad no solo es
ineludible, además está ligada indivisiblemente con el valor. La necesidad obliga al
encuentro con lo que es válido. ¿Qué es válido para el ser humano? Todo aquello que le
satisface en el aspecto moral, ético o estético. Y ¿qué sería aquello que le garantiza que su
satisfacción es verdadera? La similitud con lo absoluto. ¿Cuáles son los valores Absolutos?
Aquellos que no tienen valor superior al ser siempre y para todos válido, por ejemplo: No
hay mayor placer que el estado de plenitud. Al sentirse pleno, no se puede admitir nada
superior. Ese estado de plenitud es un valor absoluto. Todo lo creado espera su plenitud en
la maduración completa.
No hay mayor razón que sea más verdad que la Ley. Lo que es ley (no lo que el hombre
denomina como ley, sino lo que “es” ley) es siempre y para todos válido y no tiene razón
superior, por lo tanto, es un valor absoluto. Y no Hay nivel de realización superior a lo
completo, a lo maduro, a lo perfecto. Por lo tanto, decimos que lo cumplido o lo perfecto es
un valor absoluto.
Plenitud, autonomía y completación son los valores absolutos paradigmáticos de la
conciencia humana original.
El pecado original supuso la ignorancia de estos valores y por lo mismo, la ausencia de su
realización en la especie humana. Tanto el artista como el hombre en general, ha de enfocar
su dirección creativa hacia el encuentro con los valores de plenitud, autonomía y
responsabilidad. Para hacerse similar a la Conciencia Absoluta Originaria, que lo
intencionó para ser auténtico, mediante el logro del establecimiento de estos valores
absolutos, en la familia humana.
4

El propósito individual del artista ha de enfocarse en el desarrollo y completación de su


propósito colectivo. El hombre que beneficia a su especie, adquiere de este ejercicio el
reconocimiento de su autonomía. Creerse único, independiente y desconectado de la
realidad humana no fabrica más que ausencias. El arte ha de cumplir con su propósito de
dominar el equilibrio de las diferencias que beneficien a su especie.

You might also like