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A modo de introducción:
El filósofo Karl Jaspers recordaba en sus
memorias parciales Notizen la siguiente
anécdota: “En mayo de 1933… le dije:
¿Cómo puede gobernar a Alemania un
hombre inculto como Hitler? ‘La educación
es algo totalmente indiferente’ (ist ganz
gleichgültig)–, me respondió Heidegger:
‘¡Vea usted sus maravillosas manos!’”. Son
bien conocidas y documentadas las
relaciones íntimas, las afinidades
profundas entre el filósofo Martin
Heidegger y el nacionalsocialismo. Sin
embargo tanto él como sus hagiógrafos y
los heideggeriannes en general han tratado
de negar, obturar o minimizar los rastros
de este compromiso político que cuestiona el núcleo de su analítica existencial y
de la dimensión ética de su filosofía. La hermenéutica de la inocencia sostiene
que incluso su paso institucional por el rectorado de la universidad de Freiburg,
intervenida por los nazis, entre 1933-34, fue una misión llena de buenas
intenciones para evitar que el nacionalsocialismo “politizara” la bendita
autonomía académica del mandarinado alemán. Heidegger, en sus dos
justificaciones post festum, tanto en Das Rektorat 1933-1934. Tatsachen und
Gedanken (1983) como en la planificada entrevista póstuma “Nur nor ein Gott
kann uns retten” a la revista Der Spiegel (1976), declaró que sus actividades,
como rector de la universidad intervenida por los nacionalsocialistas, las había
aceptado basadas en su propia filosofía práctica. Escuchemos su descargo: “El
motivo que me determinó a aceptar el rectorado fue enunciado en una
conferencia inaugural pronunciada en la Universidad de Freiburg en 1929, ¿Qué
es la metafísica?: ‘...los dominios de las ciencias están separados los unos de los
otros de modo lejano. La forma en que las ciencias tratan sus objetos es cada vez
más radicalmente diferente. Esta multiplicidad de disciplinas dispersas no
posee ya hoy otra coherencia que la que le es otorgada por la organización
técnica de las universidades y facultades, y no tiene nada en común sino en la
utilización práctica que se ha hecho de sus especialidades. En compensación, el
enraizamiento de las ciencias en el fundamento de su ser es algo muerto...’ Lo
que he intentado hacer, durante el tiempo en que duraron mis funciones,
respecto al estado en que se hallaban las universidades, hasta en las formas
extremas que han tomado hoy, se halla expuesto en mi discurso de asunción al
rectorado… La autoafirmación del principio de la Universidad apunta contra la
pretendida ‘Ciencia política’ que, ya desde esa época, se reclamaba dentro del
NSDAP por los estudiantes nacionalsocialistas. Ese nombre de ‘Ciencia política’
tenía entonces un sentido del todo diferente del que se le asigna hoy; no
designaba a la politología, sino que quería significar lo siguiente: la ciencia
como tal, su sentido y su valor, se mide según su ‘utilidad práctica’ para el
Pueblo. La posición contraria a esta politización de la ciencia está
específicamente enunciada en mi discurso del rectorado.”
Por supuesto que todo esto es una gran fábula construida ex post para justificar
su total adhesión y fidelidad a Hitler y su estado. Señalaremos aquí
simplemente que Heidegger “politizó” en sesgo nacionalsocialista su
universidad, que instauró el Führerprinzip (Principio del Líder) por primera vez
en toda Alemania. El Führerprinzip es entendido, por Heidegger, como el
presente y el futuro del Dasein alemán, su propia y peculiar ley interna en su
realidad efectiva, principio que le permitirá y le otorgará la posibilidad
excepcional de hacer, por sí mismo, directamente, la decisión más sublime y
libre de todas: si los alemanes, en cuanto comunidad racial, quieren su propio
Dasein o si eso es lo que no quieren. Aquí queda claro que el Führer, auto
seleccionado entre los mejores por su capacidad en administrar con la
phrónesis la energía para marchar en el deber y en la vocación más completos
con su comunidad, no es el Líder u ocupa simplemente el lugar del poder
porque esta de acuerdo con la voluntad de sus seguidores, ni tiene meramente el
comando político, nada de ello. Para Heidegger el Führerprinzip significa
convicción, certeza, certidumbre e inspiración, significa que uno está poseído
por la visión phronética, el Augenblik que permite centrarse en lo esencial y que
incluye la verdadera retórica que ha crecido fuera de su propia experiencia
individual, en y con su Volk y su generación. Si quedaban dudas del
“apoliticismo” del Rektor Heidegger podemos analizar sus nombramientos
académicos, todos notorias figuras militantes del NSDAP (entre paréntesis el
número de afiliado al partido nazi): Nikolaus Hilling (Gau Baden, Nº 4026344),
Edouard Rehn (Gau Baden, Nº 3126323), Georg Stieler (Gau Baden, Nº
2910169), Wihelm Felgenträger (Gau Baden, Nº 5438497), Hans Mortensen
(Gau Baden, Nº 289669), Kurt Bauch (Gau Baden, Nº 31096282), Otto Risse
(Gau Baden, Nº 3109698) y Julius Wilser, militante igualmente del Gau Baden
y especialista de los conocimientos geológicos en la guerra. Se debe destacar
asimismo a Erik Franz Wolf, nombrado decano de la Facultad de Derecho, (Gau
Baden, Nº 4715792), amigo y persona de confianza de Heidegger, fue nombrado
decano el 1 de octubre de 1933, tenía entonces 31 años y se destacaba como un
teórico extremista en la filosofía del derecho del totalle Staat; habría de escribir
una obra seminal para la legitimación jurídica del SS-Staat: Das Rechtsideal
des Nationalsozialistischen Staates (El ideal jurídico del Estado
Nacionalsocialista, 1934); después de 1945 se arrepintió, al contrario del
sepulcral silencio de Heidegger, de su adhesión política al nazismo
públicamente. Este es el equipo académico de Heidegger para recuperar la
perdida autonomía de la universidad alemana… Pero también basta leer este
discurso para darse cuenta del grado de compromiso personal y filosófico con el
IIIº Reich, incluso del grado de radicalización del propio Heidegger dentro de
las líneas internas del movimiento nacionalsocialista. Se trata de jornadas de
formación político-racial en la ciudad de Heidelberg organizadas las
Studentenschaft, que no eran meros centros de estudiantes apolíticos, sino un
bastión de las fuerzas paramilitares nazis, SA, cuyo jefe en la época era el
ingeniero Oskar Stäbel. Las SA entre otras acciones crearon y administraron los
primeros campos de concentración y organizaron la quema pública de libros en
mayo de 1933 como los pogroms anti judíos de 1938. El rol de Heidegger tenía
sentido dentro de un plan nacional de renovación nacionalsocialista de las
universidades a nivel nacional, que incluían cuerpo de profesores y estudiantes.
La idea era crear una comunidad racial de estudiantes y profesores, que a
mediano plazo generaran y formaran los futuros Führers de la Gran Alemania.
Éste era el lugar estratégico de esta conferencia, que repitió en la universidad de
Kiel, allí dicta la misma conferencia pero con variantes. El rector de la
universidad de esta ciudad era el químico-físico Kart Lothar Wolf, militante
activo del nazismo, que le enviaba a Freiburg dotaciones de estudiantes para sus
cursos de adoctrinamiento que Heidegger daba en el famoso “campo científico
de trabajo” en Todnauberg. Las peripecias de este laboratorio científico-político
de Heidegger lo describe con detalles el historiador Hugo Ott. La conferencia en
Tübingen se integraba asimismo en el marco de las actividades llevadas a cabo
por organizaciones nazis, en este caso el Kampfbund, creado en 1933 por el
ideólogo Alfred Rosenberg. Heidegger además tomará parte activa en la
campaña por la reelaboración de los estatutos de la universidad en el Estado
federado de Bade. Esa nueva constitución, promulgada el 21 de agosto de 1933,
anula la elección de los decanos por representantes de profesores, dándole ese
poder exclusivamente al Rektor-Führer. Éste será elegido a su vez por el nuevo
Ministerio de la Educación, el Reichsministerium für Wissenschaft, Erziehung
und Volksbildung, cuyo ministro era el dr. Bernhard Rust. Heidegger menciona
en su texto autojustificatorio de 1945 el carácter superficial de su militancia
partidista, para agregar enseguida que se trataba de “simple formalidad” (nur
eine Formsache) (GA 16, 384). Como puede verse en la conferencia, Heidegger
aplica sin más las categorías existenciales de su libro Sein und Zeit de 1927: el
Dasein, el concepto de autenticidad, la Decisión… En otro discurso público
sobre la educación nacionalsocialista en 1934 Heidegger aclara su concepto
völkische de ciencia: “‘Ciencia’ (Wissenschaft) ya no es la posesión de una clase
privilegiada de ciudadanos (Klasse der Bürguer), que abusa de esta posesión
como medio de lucha en la explotación (Ausbeutung) del pueblo trabajador
(werktätigen Volkes). Más bien, Ciencia es meramente la forma más rigurosa y
más responsable de ese conocimiento en que el Pueblo Alemán en su totalidad
debe buscar y demandar por su propia existencia histórica como Estado (seines
eigenes geschichtlit-staatliches Dasein) necesario para afianzar y asegurar su
continuidad y grandeza y preservarla en el futuro. El saber de la verdadera
ciencia no difiere en nada en su esencia (Wesen) de los saberes del campesino,
del leñador, del minero, del artesano. Porque saber significa: reconocerse en el
mundo en el cual hemos sido arrojados, como comunidad e individuo.” La
repetida pregunta de si existe una “relación interna y necesaria” entre la
analítica de Sein und Zeit y sus percepciones y valoraciones políticas, carece de
sentido. Creemos que hay que invertir la cuestión: explicar cómo en la ontología
heideggeriana existen indicios suficientes para hablar de una filosofía política in
nuce. Una filosofía práctica viva, que lo llevará, desde años anteriores a 1930, a
las proximidades del polo ideológico nacionalsocialista. En suma: lo que aquí
hacemos no es otra cosa que, ad pedem litterae, seguir la propia
autointerpretación de Martin Heidegger, que en confesión al filósofo Karl
Löwith, afirmaba que en su concepto de “Historicidad” (Geschichtelichkeit)
estaba el verdadero fundamento (Grund) de su compromiso político con Adolf
Hitler.
Heidegger y las SA: El anfitrión que invitó a Heidegger a estas jornadas de
formación nacionalsocialistas era el Führer Gustav Adolf Scheel, médico, jefe
del distrito o Gauleiter de Salzburg. Scheel (1907-1979) era un cuadro político
que ingresó en 1930 en el NDSAP, pasó por las SA, en 1931 fue designado
Führer de la Heildelberg Studentenschaft hasta 1933, realizando una dura
Gleischschaltung (nivelación político-racial en la neojerga nazi) en la
Universidad de Heildelberg emprendida contra judíos, pacifistas, homosexuales
y marxistas. En sus edictos como líder estudiantil Scheel había abogado por
excluir "los estudiantes de ascendencia judía" en el "disfrute de las
instituciones sociales en la universidad." En mayo de 1933 dirigió la vergonzosa
quema de libros con espíritu anti alemán, la Bücherverbrennung, en Heidelberg.
Su carrera fue tan “exitosa” que en 1936 fue ascendido a
ReichsstudentenFührer, líder de los estudiantes de todo el Reich alemán y luego
a Inspekteur de la SD de Heydrich en Stuttgart, organizando la ignominiosa
Kristallnacht, el pogrom contra los judíos de 1938. En 1940 ejecutó la
deportación y limpieza de judíos en Karlsruhe, dentro de la llamada Wagner-
Bürckel-Aktion. También hizo el mismo trabajo en la Alsacia ocupada a Francia,
creando su propio campo de concentración. Desde 1941 fue promovido a
Gauleiter de Salzburg; curiosamente encabezó la represión contra los círculos
estudiantiles antinazis, el Weiße Rose de Sophie Scholl en 1943. En enero de
1945 fue elevado al cargo de ministro de educación como ReichsministerFührer
für Wissenschaft, Kunst und Volksbildung, nombrado nada, ni nada menos
que... ¡por el mismo Hitler en su testamento!. Siguió sumando cargos y títulos,
incluso el de general de las Waffen-SS. Scheel nunca renegó de su pasado, no
tenía nada que ocultar, ni culpa que arrastrar: después de 1945 siguió su
militancia activa en grupos neonazis. Scheel era la mano derecha de otro filósofo
semioficial del NS-Staat, Ernst Krieck. Krieck (1882-1947), un pedagogo nacido
en Baden, ligado a la corriente jungkonservative, los “jóvenes-conservadores”,
fue rector nazi de la Universidad de Frankfurt y de Heildelberg, era un antiguo
FrontsSoldaten, y no pertenecía exactamente al riñón del NSDAP. Ya en 1933,
junto al filósofo Alfred Baeumler (autor de un importante estudio sobre
Nietzsche político), formó con Heidegger un grupo de trabajo con el fin de
hegemonizar la política universitaria e influir en Hitler. Krieck, que murió en un
campo de concentración norteamericano, escribió un libro muy importante
dentro de la producción literaria nacional-racial: Völkische-politische
Anthropologie (Antropología política racial-popular) (1936-1938); luego de ese
intento se distanció de Heidegger, formando una alianza con E. Jaensch contra
las ambiciones de aquel de erigirse en el filósofo “oficial” del SS-Staat. Tanto
Baeumler como Krieck, figuras claves entre la Intelligenz de la primera fase del
nacionalsocialismo (1933-1936), fueron intelectuales con los cuales Heidegger
colaboró muy estrechamente como lo reconocen biógrafos heideggerianos como
Nolte o Safranski. Scheel había desarrollado amistad y contactos desde antes del
Machtgreifung (toma del poder) de 1933. En sus exculpaciones de posguerra
Heidegger le achacó su caída del rectorado y la vigilancia por el SD a Scheel, una
ingratitud, ya que fue el mismo Scheel el que excluyó a Heidegger de ser
convocado en la milicia popular, el VolksSturm (literalmente: “Tormenta del
Pueblo”) en noviembre de 1944, salvándolo de entrar en combate contra las
tropas americanas. Pero esa es ya otra historia.