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David Eduardo Ortiz Castaño

Comunicación social
Universidad Autónoma de Bucaramanga
Colombia.

La relación signo, discurso y control, en un entorno socialmente construido.

“En mi hambre mando yo”

Eduardo Galeano

La representación de la realidad como un sistema de códigos socialmente


construidos expone dualismos de esencia frente a lo real, esto se da en múltiples
esferas del conocimiento y en las maneras de conocer el mundo. La imagen como
signo… “La realidad en signo”1.

Cuando la frontera de Lo real y La realidad es cada vez más pequeña e


imperceptible, ocurre en la sociedad un proceso de desprendimiento ideal pues, la
similitud se impone sobre procesos o demostraciones más humanas y complejas
del conocimiento, como la analogía. En este punto se expone una gran y completa
lucha por el sentido propio de las cosas y su ubicación tanto “ideal como material”
en un orden simbólico; pues las relaciones se coaccionan y se corrompen, pues
La imagen busca, se carga de significados triviales que pesan como argumentos,
eliminando los rastros de la percepción y proporcionándonos un escenario donde
1
FOUCAULT, Michel. Las palabras y las cosas. Siglo veintiuno editores. Argentina, 2003.
Pág. 54
las acciones y el guión, ya está escrito, solo faltan los actores que hagan
funcional el procedimiento.

Cuando Michel Foucault en su obra “Las palabras y las cosas”, expone que lo
presentado a nuestros sentidos como La realidad, es de manera símil y por
correspondencia una “representatividad de la representación en la medida en que
ésta es representable”, asegura que los niveles del conocimiento no son
principalmente prolijos, es por esto que encontramos grandes masas humanas
que no ven más allá de la similitud básica de la cosa, porque hay un ENTE
extranjero a su individualidad que le superpone a La imagen como respuesta a la
cadena del conocimiento crítico.

El carácter intencional de este instante, es ya un devenir cotidiano tan sutil, que la


conciencia colectiva es cómplice del orden, aceptando así un “sentido común de
La realidad”2, como una actitud natural que expuesta violentamente es y será mi
“aquí” y mi “ahora. Aquel sentido que antes fue propuesto por la iglesia, la familia
y/o estamentos nucleares de control, ahora es manejado por hilos invisibles
donde unos pocos tienen el poder de Significar a su deseo, creando en signos
triviales un prospecto social, un parámetro funcional de la sociedad, un camino
estrecho de La realidad y peor aún, un monopolio sobre la verdad y Lo real.

En este punto, se puede observar, cómo las relaciones en cuanto a La realidad se


vuelven perversas y adquieren el significado absorto del sistema, que funciona
como una gran máquina de burbujas, la cual , por cada burbuja, produce una
persona, pero la explicación de esta analogía que no alcanza del todo la barrera
de la abstracción, puede referirnos a lo siguiente: El gran sistema como productor
de realidades, es nuestra gran máquina de burbujas, dentro de cada burbuja que
crea hay un ser humano, básica y lógicamente hablando, el aislamiento de cada
individuo haría un refuerzo en su espacio social, en cuando a su percepción del
YO sobrepuesto sobre los parámetros sociales, y así lo hace, esta burbuja se
refuerza por factores externos que hacen de nuestro espacio un hogar, un refugio
e irónicamente una cárcel vitalicia…llamada libertad.
2
BERGER Y LUCKMAN, La construcción social de la realidad. Amorrortu. 2001. Pág. 37
Cuando esta máquina crea dichos elementos, no lo hace al azar, al contrario,
plantea un principio de dirección donde acciona los procesos sociales,
enlazándolos símilmente o por conveniencia, para que dos, tres, mil o millones de
burbujas se sientan unidas, pero al mismo tiempo se distancien. Parafraseando a
Eduardo Galeano, “matándonos nos nacen”. Pues la creación de estas “realidades
individuales” no son únicas ni selectas, son la reproducción de algo ya
reproducido, es el orden y la medida. La colectividad se convierte en un mal
necesario, así se nos es presentada, como la respuesta a una enfermedad que no
tenemos. Interpretando a P. Sloterdijk, la masa se crea como un proyecto de
rivalidad, donde YO no puedo permitirme la supremacía del OTRO, así este se
proyecte en otra esfera de la realidad a la que puedo ser ajeno y “lo que soy yo, no
esté tan a mí alcance”3. El miedo es el mejor reactivo para la violencia, para el
caos y el control.

El sociólogo uruguayo Eduardo Galeano, con su manera particular de exponer


dualismos y conflictos humanos expone en uno de sus textos:

Ticio Escobar acompañó a un equipo de televisión, que viajó al Chaco, desde muy
lejos, para filmar escenas de la vida cotidiana de los Ishir.

Una niña indígena perseguía al director del equipo, silenciosa sombra pegada a
su cuerpo, y lo miraba fijo a la cara, de muy cerca, como queriendo meterse en
sus raros ojos azules.

El director recurrió a los buenos oficios de Ticio, que conocía a la niña y entendía
su lengua. Ella confesó:

-Yo quiero saber de qué color ve usted las cosas.

-Del mismo que tú- sonrío el director.

-¿Y cómo sabe usted de qué color veo yo las cosas?

3
Ibíd. Pág. 45
Es tal la presión del sistema sobre cada una de nuestras individualidades que en
un momento nos hacen creer que La verdad está al alcance de nuestros sentidos,
pero lo único que tenemos, que nos presentan y que es arma y paz, cura y
enfermedad, es, “El lenguaje, que lleva en sí mismo su principio interior de
proliferación”4

El lenguaje es pues la condensación de los procesos de La realidad, en cuanto a


su producción masiva y control sobre la sociedad. Todo aquello que alguna vez
tuvo un orden estricto, está siendo reconfigurado, re significado, moldeado de tal
forma que se presente sutil, ingenuo y abierto, como niños pequeños, pequeños
significados que esconden la trama social de La realidad presentada, como un
sistema coaccionado de conceptos, prácticas y teorías que los signos nos
condicionan.

Para que esta Realidad presentada se adhiera a los hilos sociales y primarios de
una comunidad debe alcanzar puntos tales que los integrantes de dicho grupo la
asuman como “algo que estaba antes de nacer y estará cuando muramos”5, este
proceso de SIMPATIA, al mejor estilo de Foucault, es la que nos hace funcional la
manera de conocer La realidad. Pues nos presenta un discurso como herramienta
articulada para comunión

Así como la Realidad presentada se introduce hasta los rincones más recónditos
de nuestra subjetividad, también necesita vehículos para transportar toneladas de
significados y centenares de miles de sentidos construidos y sus dos pilares o
carruajes principales son, El discurso articulado de signos y los medios de
comunicación.

El discurso articulado se presenta como la relación entre lenguaje, signo e


intensión.” La experiencia del lenguaje pertenece a la misma red arqueológica que
4
FOUCAULT, Michel. Las palabras y las cosas. Siglo veintiuno editores. Argentina, 2003.
Pág. 48
5
BERGER Y LUCKMAN, La construcción social de la realidad. Amorrortu. 2001. Pág. 54
el conocimiento de las cosas de la naturaleza”6, es decir, el lenguaje como modelo
de sentido y trasmisor del mismo, no es una representación innovadora o
especialmente diseñada, es la base de todo conocimiento, como la naturaleza,
como el hombre, el OTRO es relación y propiedad del lenguaje.

En este caso el lenguaje se constituye por un proceso de conocimiento, La poesía


es la representación más pura y básica del proceso del lenguaje y el signo en
cuanto a La realidad, esta puede entenderse como, “dos ideas, una la de la cosa
que representa, la otra la de la cosa representada y su naturaleza consiste en
excitar la primera por medio de la segunda”7

En la frase anterior tenemos la explicación más sutil y completa de La


representación de la realidad, en cuanto, el sistema nos muestra la cosa que
representa, a partir de una cosa representada, el juego encantado, está en que la
cosa representada nunca se muestre, y que en puntos finamente direccionados,
difiera de la cosa representada, así pues, aquello que conocemos nunca será un
hecho real, en cuanto sea un proceso discursivo de signos como valor de las
cosas.

Cuando se obtiene el primer paso, que es el del discurso que comprenda la


significación y de los poderes del significado, entran en la escena los medios de
comunicación, como vehículos de transmisión del sentido. Estos, accionan con
imperativos político´-económicos que provocan giros y saltos en las Re-
presentaciones de lo real.

Como primera medida, los medios reducen el espectro del SER para crear un
sujeto solo con la libertad de consumir, de consumir medios de comunicación que,
son por el conocer de la conveniencia un proceso de similitud y simpatía abstraída
analógicamente para crear una nueva conveniencia con el mercado.

6
FOUCAULT, Michel. Las palabras y las cosas. Siglo veintiuno editores. Argentina, 2003.
Pág. 49
7
Ibíd. 71
Entre sus principales procesos se encuentra el de que “Lo económico se torne
cultural y de que lo cultural se torne económico”8, así pues pueden manejar los
principios institucionalizados de los grupos sociales (iglesia, familia, etc.). Esta es
una forma perniciosa de Violencia simbólica en, parafraseando a Bourdieu, en las
esferas de producción cultural.

Estas, carentes de sentido pues son más productivas que culturales, se proponen
como la exhibición del ego, masificando claro está, una colectividad manipulada y
manipulable, donde un orden simbólico o una “corrupción estructural” 9 que, a
partir de un discurso, dramatiza Lo real, presentando una realidad de fobias,
temores, creencias y deseos de una psiquis colectiva enferma.

He ahí el efecto realidad, donde la elaboración social de la misma, hace creer por
medio de significados en significantes reconfigurados un reflejo de lo que no es,
siendo. Porque la visión de mundo homogeniza contenidos para presentarlos
masivamente, así se forma un juego con la identidad, proyectando un aislamiento
mental donde la voluntad sea un estorbo y el pensamiento pensante una pérdida
de dinero, Para que pensar si se puede ver.

8
CASTRO-GOMEZ, Santiago. Teoría y práctica de la crítica poscolonial. Instituto pensar,
Bogotá. 1999. Pág. 81
9
BOURDIEU, Pierre. Sobre la televisión. Anagrama. Barcelona, 1998.

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