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Un enorme salto a la independencia tecnológica

“La electrónica ha desplazado a otras importantes industrias, constituyéndose en la base de la


economía de diversos países industrializados” (Pedroza, 1984, p.9).
Los dispositivos semiconductores forman parte de la llamada Microelectrónica que ha
tenido enorme incidencia en cuanto a tecnología se refiere. En el mundo de hoy donde la tecnología
se encuentra en cualquier lugar, los dispositivos semiconductores se han vuelto la base de
prácticamente todo lo que tiene que ver con vanguardia científica. Muchos otros elementos han
ayudado a mejorar los paquetes tecnológicos, pero ninguno como los semiconductores. Ya lo dijo
Urquidi (1967), “...cuando México tenga una industria de semiconductores propia, habremos
disminuido sustantivamente nuestra dependencia tecnológica” (p.14).
Pese a lo anterior, resulta muy difícil generar nuevos conocimientos enfocados en los
semiconductores pues se trata de un tema que requiere de mucha investigación, así como fondos y
los recursos humanos capaces para poder encontrar nuevo conocimiento tecnológico.
Por consecuencia, México no cuenta con una tecnología propia en semiconductores, toda es
importada de otros países que sí han decidido invertir parte de sus recursos en estos materiales. De
modo que contamos con una fuerte dependencia pues necesitamos de los conocimientos que otras
naciones han adquirido para estar al tanto de la tecnología que nos permite tener una vida cotidiana
mejor, o parece que es mejor a primera vista. De cualquier modo es algo que se ha vuelto una
necesidad.
Por todo lo anterior, se plantea que resulta imprescindible que México cuente con una
industria propia de semiconductores que propicie el desarrollo del país y el bienestar de toda su
población. Consecuentemente, tiene que haber un cambio en la sociedad para que los resultados de
las investigaciones sean aprovechados al máximo y de la mejor manera, de modo que, es tiempo de
que los mexicanos nos demos cuenta de que somos capaces de mejorar nuestra situación si todos
juntos lo intentamos; para esto, lo principal en lo que nos tenemos que enfocar por el momento en
impulsar el desarrollo de los dispositivos semiconductores.
En lo referente a las empresas, los empresarios deberían de enfocarse, ya no como una
buena acción sino como un negocio, a los científicos que están dispuestos a crear nuevos productos
o procesos para beneficio de ambas partes. Existe una variedad de organismos que apoyan este tipo
de proyectos; sin embargo, este apoyo no es suficientemente fuerte para lograr engrandecer nuestra
posición. Flores (1982) comenta que la empresa privada mexicana nunca ha tenido la tradición ni el
interés de apoyar la investigación y el desarrollo experimental. Por ello existe la necesidad de
incrementar el financiamiento hacia la investigación y propiciar que el sector privado y el científico
trabajen en forma conjunta, contando con el respaldo de la sociedad.
En México prevalece una incomprensión de la función de la investigación científica por el
simple hecho de que no existe ese impulso de la sociedad misma para mejorar en materia de
tecnología. Sin Embargo, en nuestra nación se han logrado importantes avances que han sido muy
relevantes para la comunidad científica mundial, como es el caso de la píldora anticonceptiva, por
mencionar únicamente uno, aunque no hemos sido capaces de aprovecharlos en todas las
posibilidades. Gutiérrez (1998) expone que si bien el progreso en la investigación y el desarrollo en
México no han sido inapreciables, este progreso ha sido más lento que en otros países. La mayor
parte de las personas no ve sino los cambios que ocurren en México, lejos del marco del desarrollo
internacional en que deben encuadrarse. Además, mucha de la tecnología que se encuentra en
México proviene de otros países.
Lo que el gobierno ha hecho desde un principio es generalizar en los avances tecnológicos,
engañando a la gente y dejando ver un aparente avance que no se da como tal. Gamiz (1949) dice
que el hombre crea la técnica y con ella nace la cultura; ambas permiten crear la ciencia y las artes
lógicamente para integrar su sentido humano y poder conocer a través de la investigación a su
medio y la sociedad, su universo y la naturaleza. ¿Acaso esto significa que México no tiene
cultura?, o más bien que es urgente la creación de la técnica.

Semiconductores en México
“Los semiconductores pueden llegar a tener características de conductor o de aislante, según se
desee, es decir, bajo ciertas condiciones, éstos se pueden comportar como un aislante y presentar
una baja conductividad (o alta resistividad) o bien, aumentarla gradualmente hasta tener el
comportamiento de un metal” (Benda, 1987, p.85).

Hacia una industria nacional de semiconductores


La actividad científica básica o aplicada, así como la actividad tecnológica de un país dependiente
como México, debe emprenderse desde una perspectiva que considere la estrecha relación que,
naturalmente, se da entre tecnología y sociedad.
Por esto, debe reconocerse que la organización social y económica condiciona el tipo de
actividad científica, su dirección y en muchos aspectos, su contenido. De este modo, el gobierno de
México siempre ha tratado de hacer que el pueblo sepa lo que al gobierno le conviene. Como
expuso el senador doctor Gamiz (1949) en la reunión nacional de educación, ciencia y tecnología,
que lo que el gobierno ha hecho desde un principio es generalizar en los avances tecnológicos,
engañando a la gente y dejando ver un aparente avance que no se da como tal. Así, el pueblo
mexicano debe darse cuenta de que debe ser casi una obligación el que exista el conocimiento
nacional en semiconductores, y que entre el gobierno, los empresarios y los investigadores, exista
una muy buena relación para así establecer las condiciones necesarias para apoyar, crear el
conocimiento y, finalmente, aplicarlo.
Todo el acervo que se genera puede, y debería, ser aplicado en diversos sectores.
Particularmente, el alto grado de participación de la Electrónica en la actividad productiva del país,
hace necesario dominar la tecnología que posibilite el desarrollo de la Microelectrónica o
Electrónica de Semiconductores. Las implicaciones que esta tecnología tiene en términos
económicos, debería ser razón suficiente para considerarla entre las actividades de desarrollo
prioritario.
La investigación en el área de los materiales semiconductores y sus aplicaciones, harán
posible que se cree una Microelectrónica acorde con las necesidades del país, factor indispensable
para lograr una futura independencia tecnológica.

Nuestra propia tecnología


Si México realmente quisiera contar con tecnología en semiconductores hecha por mexicanos,
podría hacerlo, pues ya existe un antecedente. Sin embargo, no fuimos capaces de aprovechar
semejante avance que podría habernos posicionado en un lugar sumamente importante en el rubro
tecnológico y que, además, hubiera impulsado el mejoramiento de la economía.
La Electrónica se ha convertido en la base económica de diversos países industrializados,
así, países europeos que cuentan con alto nivel de desarrollo en materiales y dispositivos
semiconductores tales como Alemania, Inglaterra, Francia, Italia, por mencionar algunos, cuentan
con una tecnología muy eficiente, y siguen avanzando. Aunado a lo anterior, las naciones
productoras de estos componentes limitan su divulgación hacia otros países, y esto es de esperarse
al saber la primacía que tienen estos conocimientos en la independencia, o dependencia, en términos
económicos.
En la década de los 80’s, el Departamento de Semiconductores, que consta del Laboratorio
de Semiconductores del Instituto de Ciencias de la Universidad Autónoma de Puebla en Puebla, se
planteó un proyecto de investigación con el cual se pretendía elaborar todos los instrumentos
electrónicos y procesos para fabricar componentes semiconductores complejos y refinados. De
acuerdo con Pedroza (1984), este proyecto produjo el 95% del instrumental para la fabricación de
dispositivos semiconductores, tales como transistores, diodos, circuitos integrados y celdas solares,
con recursos humanos únicamente nacionales. Una visión por parte de los líderes de este proyecto
que mucho pudo haber beneficiado al país, no obstante, parece que se echó todo a la basura.
En noviembre de 1981, el Departamento de Semiconductores hizo la presentación de un
paquete tecnológico, pero no logró fructificar por la falta de confianza, de visión y de verdadero
nacionalismo por parte de los industriales. Es necesario entender que un país que depende científica
y tecnológicamente está condenado a depender política y económicamente. Así, los países
altamente industrializados suelen ejercer un enorme poder sobre aquellos que necesitan de la
tecnología de los países productores. Todos los mexicanos pueden verlo con el ejemplo más
cercano que son los Estados Unidos. Prácticamente tenemos que atenernos a las condiciones que
impone la nación vecina del norte para poder seguir gozando de su tecnología, por mencionar un
aspecto.
Por lo anterior, se necesita retomar la iniciativa en este tema para elevar la calidad de vida
de nuestra nación. El desarrollo de nuevos materiales semiconductores ayudaría en todos los
aspectos a México. El proceso de elaborar estos dispositivos requiere de materias primas, si esas
materias primas son extraídas directamente del mismo país, entonces se aprovechan mejor los
recursos naturales. Esto generaría nuevos empleos y, de la misma manera, no se dependería de otra
nación, y políticas, para producir nuestra propia tecnología.
Por consiguiente, para que México reduzca la dependencia tecnológica es necesario crear
una tecnología en semiconductores, o en nuestro caso, retomar lo que ya existe. Por parte de los
empresarios, es necesario que confíen en la gente que está dispuesta a realizar este trabajo pues
beneficia a ambas partes. Finalmente, si México contara con una industria propia de
semiconductores en la actualidad, muchos sectores sociales y económicos se hubieran desarrollado
impresionantemente.

Conclusión
La razón por la que se presenta un rezago tecnológico en el país es debido a que no se
produce ningún tipo de material semiconductor, que se ha convertido en la base de todos los
dispositivos electrónicos; a su vez, estos dispositivos se han convertido en la piedra angular de
muchas economías de países desarrollados, al formar parte de la Electrónica, que ha desplazado a
muchas otras industrias.
La situación de la ciencia y la tecnología en México es relativamente pobre comparado con
los países de primer mundo, lo cual causa que nuestro nivel de vida tenga condiciones muy malas.
Los fondos destinados a ciencia y tecnología resultan insuficientes para unir la enorme brecha que
se ha creado durante tantos años en los cuales no se le ha dado el interés suficiente a este sector tan
primordial. Pese a lo anterior, podría resultar que ni con el presupuesto necesario para avanzar en
materia de tecnología, se lograra desarrollar este rubro debido a la baja producción de recursos
humanos dedicados a este tema en el país, no obstante, debemos reconocer que hay mentes
mexicanas brillantes y con un enorme deseo de sacar a México del hoyo en el que se encuentra. Tal
es el caso de Alejandro Pedroza Meléndez quien intentó con anterioridad crear una industria de
semiconductores 100% mexicana en 1981.
Pese al gran trabajo que realizó Pedroza, aún no contamos con semiconductores mexicanos,
lo cual es una lástima, considerando que esto sucedió hace 24 años. De modo que México contaría
con un desarrollo significativo en semiconductores si se hubiera aprovechado el paquete
tecnológico de 1981, todo lo contrario, tal parece que toda esta labor fue echada a la basura.
Subsecuentemente, al no haber dispositivos semiconductores producidos 100% por
mexicanos, se crea una enorme dependencia tecnológica que se transforma en un obstáculo para
dejar de ser un país subdesarrollado.
Por consiguiente resulta vital que cambiemos nuestras actitudes hacia la ciencia, y en
general hacia aquellas cosas que no nos benefician, y de este modo podamos observar un progreso
en todos los sectores de la vida del mexicano, pues al desarrollarse tecnología, se mejora la
economía, lo cual se traduce en bienestar.
Por ende, es necesario crear una industria nacional de semiconductores capaz de satisfacer
las necesidades del país.

Lista bibliográfica
Benda, H. (1987). Fundamentos de los semiconductores. España: MARCOMBO.
Flores, E. (1982). La ciencia y la tecnología en México. D.F., México: Martín Casillas Editores.
Gamiz, S (1949). La Educación, la Ciencia y la Tecnología en México. D.F., México: Manuel
Porrúa.
Gutiérrez, M. (1998). Actitudes de los estudiantes hacia la ciencia. Aguascalientes, Ags.:
Universidad Autónoma de Aguascalientes.
Pedroza, A. (1984). Semiconductores: un paso hacia la independencia tecnológica. Ciencia y
desarrollo, 5(3), 9-50.
Urquidi, V. (1967). Educación superior, ciencia y tecnología en el desarrollo económico de México.
D.F., México: El Colegio de México.

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