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FINAL FANTASY XIII

Episode Zero
Encounter - Capítulo 1

by Vanille
Final Fantasy XIII Blog
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Ella sabía que estaba rodeada, pero no sentía ninguna clase de nerviosismo o pánico.
Simplemente pensaba en cómo recuperaría el tiempo que perdiese buscándoles.

"Exactamente lo que nos dijeron", murmuró Lightning preparando su arma. Había varios
Sahuagin, monstruos que se asemejan a peces con brazos y piernas de anfibio y que viven
en la superficie del agua. En las afueras de la ciudad costera de Bowdam, esta clase de
monstruos acuáticos aparecen de forma bastante habitual. No son sólo los humanos los que
quieren vivir aquí, con la cálida temperatura, el agua y la atmósfera de complejo turístico del
lugar; parece que incluso los monstruos se encuentran a gusto.

Pudo detectar cuatro de los bultos grises con tonos rojizos que había en el área. Sintió dos
detrás suya. Uno de ellos empezó a arrastrarse. Se estaba preparando para atacar. Ella
realizó un corte hacia la derecha con su espada. Resistencia. Ahora hacia la izquierda. Su
espada centelleó, volviéndose su nombre, a través de los órganos vitales de los Sahuagin.
Dos que caen. Sintió que algo saltaba detrás suya, pero con esa velocidad no debería
suponer ningún problema para ella. Dio un pequeño suspiro. Se giró y lo partió por la mitad.
Ahora solo quedaba uno más detrás suya...

Y entonces pasó. Ella retrocedió. Escuchó un disparo, tras el cual el pecho del Sahuagin se
abrió de golpe. Ahora uno más estaba cubierto de los propios fluidos verdosos de su cuerpo.

"¡Ayudaremos!"

Escuchó la voz de una mujer acompañada del ruido de una motocicleta aérea. "No estáis
ayudando, solo os estáis metiendo por el medio.", pensó ella irritada, y bajó su arma.

El Sahuagin ya había dejado de prestarle atención a Lightning. Ella no necesitó mirar hacia
arriba para saber que la dueña de aquella voz era una mujer de clase inferior. Por el ruido de
la motocicleta se sabía que estaba obviamente remodelada. No era una diseñada para el
mercado común teniendo en mente ante todo la seguridad. Era, sin embargo, un modelo
militar que estaba hecho para el silencio; era un sonido diferente. La mujer que la montaba no
podría ser una ciudadana o soldado.

No era, de hecho, la mujer la que tenía un revólver en la mano mientras controlaba la moto
con la otra. Ese era un hombre de pelo azul, muy joven. Iba repleto de joyas y plumas, e
incluso desde tan lejos era posible ver que tenía una apariencia bastante llamativa. Detrás
suya iba una mujer morena sosteniendo una enorme arma a punto. La moto descendió
rápidamente y la mujer se puso en pie y disparó su arma. Los dos Sahuagin que quedaban
se apartaron para atrás, uno detrás del otro, todavía con vida. La mujer no tenía mala
puntería. Pero claro, después de todo había tenido que gastar la mitad de su munición.

La moto descendió alrededor de Lightning y frenó. Estaba conducida por alguien que sabía lo
que hacía.

"Eh, soldado, estabas en un aprieto, ¿no es así?" La mujer morena puso en su sitio el
revólver y sonrió. El escote de su camisa era bajo y abierto. Lightning podía ver un tatuaje de
una mariposa en la parte superior de su omóplato. Si del hombre de pelo azul se podía decir
que iba cargado de cosas, de la mujer se podía decir que iba mostrando mucha carne.
Ninguno de ellos llevaba ropa que vestiría normalmente alguien que utilizara un arma de
fuego. Todos esos adornos colgando solamente estorbarían en un enfrentamiento. Y un
revólver tan grande como ese se calienta rápidamente. Ir tan fresca no la protegería de
quemarse. "Amateurs", decidió ella, y preguntó:

"¿Quiénes sois?"
"Somos Nora."

Incluso aunque Lightning intentaba sonar dura y fría, la otra mujer difícilmente parecía darse
cuenta. Sus ojos color ámbar se deslizaron hacia ambos lados, como si se estuviera
divirtiendo con la situación.

"Si eres soldado de Bowdam habrás oído por lo menos un poquito sobre nosotros, ¿no?"

Qué confiada. Lightning estaba interesada en cómo conseguía esa mujer estar tan segura de
sí misma, pero no tenía tiempo para preguntar.

"Lo siento, nunca.", dijo con voz cortante, y se dio media vuelta. Podía oír sus voces detrás
suya.

"Pero..."
"Qué extraño, podría haber jurado que éramos más famosos."

Ella empezó a caminar más rápido para no tener que oír más sus voces. Qué molesto.
Interfirieron en su misión, y realmente pensaron que la estaban ayudando. No podía soportar
como parecían estar tan orgullosos de ellos mismos, así que les mintió, y se odió a sí misma
por haberlo hecho. Sí, había mentido. Mentido sobre que nunca había oído de Nora. Les
conocía, había oído de un grupo que utilizaba una pequeña tienda en la playa como base.
Esa tienda era en realidad una cafetería pensada para turistas, pero más utilizada por
personas locales. Aunque no es la clase de lugar que sería popular entre chicas de instituto.

"Somos como gatos callejeros. De ahí es de donde cogimos nuestro nombre." Más molesto
todavía el recordar eso ahora. Lightning cortó el rollo. "No pienses en cosas innecesarias", se
dijo a sí misma. "Llama al sargento mayor e infórmale de que el trabajo está terminado." Eso
es lo más importante que hay que hacer ahora mismo.

Había ya muchos soldados en el punto de reunión. Los Sahuagin no estaban lejos del lugar
donde se reportó que estaban. Cuando se trata de monstruos rápidos, la cosa no es tan fácil.
Los monstruos odian a los humanos, así que no se dejan ver en distritos residenciales o de
negocios, pero las afueras son otra historia. Para la gente que vive en los tranquilos barrios
construidos fuera de la ciudad, los monstruos suponen un gran problema. Incluso aunque un
amateur puede hacerse cargo de uno pequeño, normalmente se mueven en grupos
extensos. Los únicos que viven solos son los más grandes y fuertes. En otras palabras, los
que si llegas a ver la mejor medida a tomar sería contactar con el ejército inmediatamente.
Ese el trabajo que suelen recibir las fuerzas de seguridad, la unidad de Lightning.

Otros soldados se acercaron a ella, felicitándola por su buen trabajo. Lightning buscó a su
oficial superior. No, realmente no tenía que buscarle. El Sargento Mayor Amoda se podía
escuchar desde cualquier lado. Fue en la dirección de su franca risa.

Lightning frunció el ceño. Amoda estaba hablando con un grupo al que ella no había visto
nunca. Y junto a ellos había una motocicleta aérea remodelada. Se parecía mucho a la que
conducía el hombre de pelo azul. ¿Quién era ese hombre que estaba hablando con el
sargento mayor tan amistosamente? Parecía confiado, pero también sofocado. Ella no podía
decir si era por sus ropas o por la forma en que se movía. Pero sí podía decir, con solo
mirarle, que era el líder.

Sus ojos se encontraron. Lightning le miró fijamente. Admitió que fue algo grosero por su
parte, pero el hombre puso una cara ligeramente desconfiada. Dándose cuenta de que
estaba pasando algo, el sargento mayor Amoda miró hacia atrás y vio a Lightning.

"Eh, Comandante, bienvenida de nuevo."

"Otra vez está con lo mismo", pensó Lightning encogiéndose de hombros. "Le gustan este
tipo de bromas."

"¿Comandante? ¿Qué clase de broma es esta, Sargento Mayor?", poniendo énfasis en


"Sargento Mayor". A diferencia de cuando se unió por primera vez, ahora se había vuelto
buena ignorando sus bromas. Por supuesto, algunas veces es necesario contraatacar.

"Bueno, eres nuestra líder de asalto, ¿no es así?". Cuando iba con esas entonces no había
nada que realmente ella pudiera decir, así que suspiró y decidió ignorarle.

"¿Y quién es este?". Lightning miró al hombre que estaba a su lado. No importaba verlo de
lejos que de cerca, su aspecto era el mismo. Aspecto que recordaba a malas noticias.

"Son Nora, sargenta." Un soldado joven entró en la conversación.

"¿Has oído hablar alguna vez de ellos?"

"Nora otra vez no", pensaba Lightning para sí misma casi mostrando su irritación. "Acabo de
sacarlos de mi cabeza y aquí vienen a por más."

"Un grupo de vigilancia compuesto por gente joven de la ciudad." Obviamente había
interpretado el silencio de Lightning como una falta de conocimiento por su parte.

"Él es su líder, Snow.", añadió Amoda. Lightning sintió una mezcla de euforia y decepción
cuando se comprobó que realmente él era el líder.

"Hey." Su informal saludo la irritó aún más. "¿No puede ser un poco más educado?", pensó.

"Esta es nuestra comandante de asalto. Puede que sea joven, pero es buena." Como prueba,
Amoda tocó el mango de la espada de Lightning con la yema de sus dedos.

"Esta es una espada que ella recibió hace poco. Una Blaze Edge... aunque vosotros, chicos,
no lo entenderíais, pero si cualquier soldado la viera entendería lo que significa."

"Sargento Mayor, mejor no hablemos de..." Lightning sabía lo siguiente que iba a decir, así
que intentó detenerle, pero Amoda la ignoró y continuó.

"Esta es una espada que solo es entregada a los mejores soldados. Lo que estoy diciendo es
que los que tienen esta espada tienen habilidades impresionantes. ¿No es eso algo?"

"Ahora se está pasando de la rosca con los elogios", pensó Lightning. Quería pararle antes
de que se pusiera así, pero nunca tenía oportunidad de meter baza.

"Y su Blaze Edge es especial. Tiene una inscripción en la que pone... a ver, ¿cómo era?"

"¿Acaso no era 'Destello blanco... tómalo a mi nombre'?", le corrigió ella en su mente.


"'Invoca mi nombre'". Pero no podía permitirse decirlo en voz alta, era demasiado
vergonzoso.

"Por favor, dejémoslo aquí, ¿vale?" Incluso aunque estuviera bromeando, Lightning se alegró
de oir esas palabras venir de su oficial superior. Pero hay un límite sobre cuan lejos deberías
ir. Especialmente si ese chico, Snow, estaba en frente de ella diciendo "¿Es eso verdad?" y
"Wow, es increíble.", mientras la miraba directamente. Simplemente era insoportable.

"Vale, vale." Amoda miró decepcionado, pero entonces rió escandalosamente.

"Oh, bueno. Así que por eso nuestra sargenta aquí presente fue capaz de terminar el trabajo
tan rápido. Estáis decepcionados de que haya habido poco que currar esta vez, ¿verdad?"

"Nah. Sabes, no son solo monstruos los que fueron reportados."

"¿En serio?"

"Sí, si los expulsamos fuera, vienen uno detrás de otro."

"Eh, vale, me parece bien expulsarlos, pero no arméis un alboroto." Y entonces dijo, "Por
supuesto, por supuesto", y aceptó sin prejuicios.
"¿Fuerzas de vigilancia?", pensó Lightning. "No me hagas reír. Es solo un grupo de amateurs
que tienen armas de fuego y actúan en plan liga de justicia..." Quería decirles lo que pensaba
de ellos, pero no cambiaría nada. Solo puedes criticar cuando esperas una mejoría. Si no,
entonces es simplemente malgastar aliento.

"Chicos, tenéis un montón de energía. ¿Por qué no os unís al ejército?"

"Las reglas y los uniformes simplemente no encajan en nuestra personalidad, ¿sabes?"

¿Por qué sigue este chico diciendo cosas que ponen a la gente de los nervios con total
seguridad?", pensó Lightning. "Me pone más que enfadada."

Pero el Sargento Mayor Amoda simplemente se rió y dijo: "Cuidado con lo que dices,"
mientras le daba palmadas a Snow en la espalda, como un buen amigo.

"Bueno, ahora que la zona está limpia de monstruos, nos vamos." Con la orden de Snow,
todos montaron en la motocicleta aérea.

"Será mejor que no vayáis por vuestra cuenta y terminen capturándoos", les gritó el joven
soldado de antes. Tenía cerca de la misma edad que ellos, parecían amigos.

"PSICOM no es como nosotros, ellos no te pasarán nada por alto."

PSICOM. Seguridad Pública e Información. El servicio secreto dentro del ejército. Solo había
soldados de élite entre sus filas. Las fuerzas de seguridad trabajan en contacto con la gente,
así que podría decir que actúan con cordialidad. Pero PSICOM no tiene nada que ver con
eso. No, PSICOM no permitiría que Nora existiese. Pero un grupo formado nada más que por
ciudadanos normales no sabe eso.

Y todos los miembros de Nora se burlaron de las amables palabras del joven soldado.

"Estaremos bien. Somos más fuertes que ningún ejército." El líder será el líder, y los
miembros del grupo, los miembros. Pero al joven soldado pareció no importarle, y solo dijo:
"Un poco presumidos, ¿no?", mientras se reía.

Lightning pensó que no solo les faltaba algo de buen sentido, si no que ni siquiera se daban
cuenta de cosas de las que cualquier persona normal se daría. Así que pensó que ignorarles
y olvidarse de ellos sería lo mejor. Pero...

"Espera." Cuando se dio cuenta de lo que estaba haciendo, ya había empezado a seguirles.
Le paró. Tenía que decir una cosa, solo una cosa.

"Tu nombre es Snow, ¿verdad?"

"¿Sí?" Snow, preparándose para despegar, se giró.

"Tú eres el que ha estado persiguiendo a mi hermana pequeña."

"¿Hermana pequeña?"

"Serah Farron." No había terminado de decir el nombre de Serah cuando Snow dijo "¡Ah!", y
saltó de la moto, corriendo hacia ella.

"Así que eres la hermana de Serah, ¿eh? Tu cara es similar, pero parecéis tan diferentes."
Snow parecía tan feliz que Lightning estaba desconcertada. Era como un niño que acababa
de encontrar unas golosinas.

"Serah me dijo que su hermana era soldado. Cuando nos conocimos pensé que podía
tratarse de ti, y sí, realmente eres su hermana". Snow dijo su nombre tan familiarmente que la
irritación que Lightning sentía antes resurgió. Estaba preparándose para gritarle cuando él
elevó la mano derecha.
"¡Encantado de conocerte! Soy Snow Villiers." Su mano era enorme. Ella pensó que quizás
era porque llevaba guantes de cuero puestos, que le hacían la mano aún más grande. "No,
dar un apretón de manos con los guantes puestos. Este hombre realmente no sabe nada de
modales."

"No te involucres con mi hermana." Ignoró su extenso apretón. No se sentía amistosa con él.

"¿Por qué?" Los ojos de Snow fueron desde sus dedos extendidos hasta la cara de Lightning,
y volvieron a sus dedos. No debía haber entendido lo que ella había dicho.

"He dicho que no te involucres con mi hermana." Snow retiró su mano. Finalmente entendió
que estaba siendo rechazado. Incluso así, no se dio por vencido y dijo vacilante:

"¿Y si lo hiciera?"

"No necesito responderle, he dicho lo que tenía planeado decir.", pensó ella. Intentó darle la
espalda, pero algo le golpeó los dedos de los pies.

Un coco. Era una especie de coco que viene de las palmeras de Bowdam, y si dices
"palmera" por aquí, la gente pensará en este árbol. Crece rápidamente, y las hojas son
grandes y anchas y la gente las disfruta al andar por la playa. Pero la diferencia con respecto
a las palmeras normales es que los cocos no se comen. Son enormes, y no importa que los
cuezcas o que los cocines, no se pueden comer. "Igual que este hombre", pensó Lightning.

"Así que, ¿y si lo hiciera? ¿Entonces, qué?" Ella puso el pie sobre el coco.

"No lo hagas." Juntó lentamente sus dedos y crujió los nudillos. No era esta la forma en la
que había planeado librarse del hombre que perseguía a su hermana, pero no se pudo evitar.
Entonces, el coco que tenía sobre el pie se escurrió. Snow lo golpeó en el aire, formando un
arco y haciendo que terminase en su mano. Era como un niño al que se le daba bien golpear
pelotas.

"Lo siento, pero aunque me pegues, no funcionará."


¿Quiere decir que los puñetazos de algunas mujeres no serían suficientemente fuertes, o que
simplemente no escuchará lo que ella diga? Probablemente ambas cosas.

"Porque soy un cabezota.", sonrió mientras lo decía, enfadándola más. Ella le dio la espalda y
se fue. "No me gusta", pensó. "Reclutando niños y actuando como su general, animando a
los débiles... un hombre horrible. ¿Por qué Serah le encuentra interesante? Por supuesto,
simplemente le encuentra interesante. No quiere decir que realmente le guste. Por supuesto."

"Sargenta Farron, ¿le conoces?"

Nadie podía haber oído de qué estaban hablando, pero probablemente sí les habían visto
pelearse. El joven soldado parecía preocupado cuando le preguntó.

"No, en realidad no." No le conocía, y nunca planeó tener algo que ver con él otra vez. No
solo ella, su Serah tampoco.

"Me voy." Lightning se echó el pelo para atrás y se alejó.

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