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Es posible argumentar lo contrario, sin embargo, para efectos de este ensayo
entenderemos la relación de dominación y asimilación ejercida desde el Estado
hacia los indígenas y especialmente los mapuche, como de errada. Incluso el
gobierno chileno ha admitido una deuda histórica, aunque no habla de dominación
y lo hace desde una perspectiva indigenista
2
Existen discrepancias importantes entre las cifras del censo de 1992 y el de 2002,
existiendo una diferencia de más de 300 mil individuos entre uno y otro.
1
La población mapuche nacional se concentra principalmente en las
regiones novena (33.6%), metropolitana (30,3), décima (16,7%) y
octava (8,8%). Debiéndose señalar también que de ésta el 62,4%
vive en las ciudades, mientras que el 37,6% aún reside en el campo.
Según investigaciones, también del Gobierno de Chile, se puede
observar una correlación importante entre el hecho de ser indígena y
los niveles de pobreza, siendo las de mayor incidencia de pobreza
entre indígenas las regiones octava, con un 47%, y novena con 39%,
debiendo recordarse que estas regiones tienen gran concentración de
población mapuche.
2
organizaciones sociales, e incluso políticas, mapuche, pero ninguna,
hasta el momento, con representación formal en el sistema político
chileno.
Este conflicto social en el seno del Estado nacional chileno, a pesar de
contar con más de una centuria de prolongación, no se ha traducido
al sistema de partidos. Este clivaje o división de tipo étnica no ha
seguido el derrotero que sí han seguido otros conflictos societales en
Chile, que sí se tradujeron en un clivaje en el sistema de partidos.
La existencia de este conflicto de tipo étnico no se ha traducido en la
incorporación de los indígenas y específicamente de los mapuche al
marco político institucional regional. Es esto lo que nos incentiva a
profundizar en el estudio del movimiento social mapuche, intentando
identificar y analizar aquellos factores de orden relacional que más
inciden en que el sistema de partidos de la región de la Araucanía3 de
Chile no exprese en un clivaje político el conflicto étnico existente.
Focalizándonos de forma específica en sus marcos interpretativos,
repertorios de acción colectiva y en el análisis de algunas de las
organizaciones que lo componen, intentaremos ver de qué manera se
organizan, cómo se desenvuelven en el contexto de este conflicto,
sus relaciones y contactos, etc. Analizando, además en este, la
evolución del discurso en el marco del conflicto presente en la región.
Podemos señalar que el análisis de la organización, marcos y
repertorios que han predominado en el marco del conflicto étnico
existente en la región de la Araucanía, nos permitirán inferir una
progresión de lo meramente étnico y reivindicativo, hacia una visión
autonómica, más política. La cual, se puede argumentar, no logra
manifestarse en el sistema de partidos local. Planteándose además,
que los elementos analizados no incidirán de manera directa o
decisiva en este sentido.
El análisis expuesto, pretende servir de base para comenzar a
entender las razones por las cuales la división de tipo étnico existente
en la región de la Araucanía no se ha manifestado en el sistema de
3
Novena región de Chile, cuenta con el mayor porcentaje de población mapuche del
país, además también, de la mayoría de las tierras en conflicto.
3
partidos de la región, siendo necesario un estudio de factores de otra
índole que pudiesen afectar en este sentido. En definitiva la
problemática entre el estado chileno y el pueblo mapuche ha sido una
constante a lo largo de más de 100 años, conflicto que se ha
manifestado de diferentes maneras.
1. 1 Organización territorial.
4
ofrecer la posibilidad de una comprensión más acabada de la
problemática. En este marco, pareciera importante mencionar un
hecho que puede servir como base: Chile, como Estado-nación,
comienza su desarrollo a partir de las primeras décadas del siglo XIX,
una vez verificada la independencia de España. Esta situación es
ampliamente conocida y documentada por la historiografía chilena, y
es aquí mismo donde se pueden encontrar referencias claras a cómo
el territorio al cual correspondía lo que entonces era conocido como
Chile, corresponde sólo a un tercio de lo que actualmente es.
A fines del siglo XIX, el Estado de Chile comienza un proceso de
expansión territorial que, guerras por medio, conducirá a la
ampliación del territorio nacional en dos tercios de su actual
configuración. Anexando luego de la Guerra del Pacífico4 los
departamentos de Antofagasta (Bolivia) y de Tarapacá (Perú). Por su
parte, hacia el sur, el Estado chileno debía hacer frente a una
problemática que implicaba lograr un control real y efectivo sobre las
tierras al sur del río Bio Bio, territorio hasta entonces bajo control
mapuche.
4
Como Guerra del Pacífico se conoce al conflicto bélico que estalla en 1879 entre
Chile, Perú y Bolivia. Este se extiende hasta 1884.
5
Estado argentino, el Estado chileno decidió ocupar militarmente el
territorio mapuche en Chile.
5
En Argentina se verifica un proceso de similares características denominado
Campaña del Desierto, al mando del General Julio Argentino Roca.
6
Basándose en una ley sobre propiedad indígena de 1866, luego de la derrota
militar en el año 1883 comienza la expropiación de las tierras, iniciándose de esta
forma la radicación de los mapuche en reducciones. Las tierras eran entregadas
bajo lo que se conoce como “Título de merced” concedido por la República a
nombre de un o unos indígenas, cuya propiedad era inscrita en un registro. En un
periodo de 45 años se concedieron 3078 títulos de merced, por un equivalente a
475.422 hectáreas, a 77.841 indígenas.
6
asimilación de su cultura. Se debía asimilar, chilenizar a los indígenas
sometiéndolos a las leyes, las costumbres de la nación chilena.
7
Las 32 comunas son Angol, Renaico, Collipulli, Purén, Los Sauces, Ercilla,
Lonquimay, Lumaco, Traiguen, Victoria, Curacautín, Galvarino, Perquenco, Carahue,
Nueva Imperial, Temuco, Lautaro, Vilcún, Melipeuco, Saavedra, Teodoro Schmidt,
Freire, Cunco, Toltén, Pitrufquen, Gorbea, Loncoche, Villarrica, Pucón, Curarrehue,
Padre Las Casas, Cholchol
7
Gobierno, Economía y Minería, Justicia, entre otros. Todos los cargos
anteriormente señalados son designados.
Los que sí son cargos representativos, elegidos también cada 4 años, son
los Alcaldes y los Concejales de cada comuna. Los Alcaldes son la máxima
autoridad a nivel comunal y se elige uno por comuna. Por su parte, la
cantidad de Concejales está directamente relacionada con la cantidad de
personas inscritas en los registros electorales, pudiendo ser estos 6, 8 o
10 dependiendo de la cantidad de electores. Las comunas que tengan
hasta 70 mil habitantes eligen 6 concejales, aquellas con más de 70 mil y
menos de 150 mil, eligen 8; y aquellas con más de 150 mil tienen 10
representantes en el Concejo Municipal8.
8
Ley Orgánica Constitucional de Municipalidades N° 18.965. Articulo 72.
9
Ley Orgánica Constitucional sobre Gobierno y Administración Regional (1993).
8
sometimiento militar por parte del Estado de Chile. Todo el
ordenamiento socio-político y cultural mapuche fue destruido o
relegado a segundo plano por la institucionalidad del Estado chileno,
la que se impuso por la fuerza.
9
personas10. De éstas, el 87 % corresponde a mapuche, lo cual en cifras
absolutas se traduce en 604.349 personas, lo que equivale al 3,84% de la
población total del país.
En este punto pareciera importante hacer un alcance antes de continuar.
Se vuelve necesario destacar las enormes discordancias con respecto a la
población indígena entre el Censo de 2002 y el realizado 10 años antes.
Según los resultados del Censo de 1992, existirían en Chile en aquel
momento un total de 927.060 mapuche de más de 14 años, esto
representaría el 8,7% de la población total del país. De añadirse a estos
resultados la población faltante, es decir lo menores de 14 años, la
población mapuche se estimaría cercana al 11%.
Existe una diferencia sustancial entre los resultados de ambos censos, el
cambio en la pregunta formulada produjo innegablemente una notoria
variación en el resultado. A diferencia del censo realizado en 1992, que
consultaba a las personas de 14 años y más acerca de su eventual
identificación con alguna de las culturas mapuche, aimara o rapa nui, el
censo de 2002 preguntó sobre la pertenencia a uno de los ocho grupos
étnicos reconocidos en la legislación vigente (Estadísticas sociales de los
pueblos indígenas en Chile. Censo 2002; 7: 2005). La pregunta utilizada
en el Censo del año 1992 refiere al concepto de auto-adscripción cultural,
mientras que la interrogante usada el año 2002 hace referencia al
concepto de pertenencia étnica.
En consecuencia, entre un instrumento y otro existe una diferencia de
322.711 personas identificadas como mapuche, pudiéndose argumentar
al respecto que una homologación a la ligera y sin tomar los resguardos
correspondientes de ambos resultados, sólo es un ejemplo de nuevos
etnocidios demográficos, en la medida que se “mata” más o menos la
mitad de la población registrada en el Censo 1992 (Valdés en Aylwin.;
418: 2004)11.
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La encuesta CASEN del año 2006, muestra que la población que se auto-identifica
como perteneciente a pueblos indígenas en Chile alcanza a 1.060.786 personas, lo
que equivale 6,6% de la población del país.
11
Ambas preguntas utilizadas han sido criticadas por su incapacidad para lograr
contabilizar de manera eficiente la población indígena del país. Para una mayor
referencia ver Aylwin, José. Ed. “Derechos Humanos y pueblos indígenas. Tendencias
10
Tabla 1: Población indígena y mapuche en Chile
Pob. Efectiva Pob. en relación total nacional %
Pob. Indígena 1992 998.335 mil 9,9%
Pob. Mapuche 1992 928.060 mil 8,7%
Pob. Indígena 2002 692.192 mil 4,6%
Pob. Mapuche 2002 604.349 mil 3,84%
Elaboración propia a partir de los datos de los Censos de 1992 y 2002 del Instituto
nacional de Estadísticas, INE.
11
20%. Entre estas podemos mencionar la comuna de Saavedra con 64,3%,
Galvarino con 59,2%, Nueva Imperial con 53,4% o Curarrehue con 50,4%.
Temuco, en tanto, cuenta con 13,2% de su población que se considera
pertenece al pueblo mapuche.
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El método utilizado por MIDEPLAN para estimar la pobreza es "del costo de las
necesidades básicas”. A un individuo se le considera pobre si su nivel de ingreso se
sitúa por debajo de un nivel mínimo que le permita satisfacer sus necesidades
básicas; e indigente, si éste no le permite satisfacer sus necesidades alimenticias.
En Chile la línea de la pobreza urbana se establece en 68.2 euros, mientras la de
indigencia urbana en 34, 09 euros. Por su parte, en la zona rural la línea de pobreza
es 45,9 euros, mientras que la de indigencia está en 26,27.
14
Existen economistas, como el chileno Marcel Claude, que afirman que esta línea
de pobreza es errónea, criticándola y afirmando que el requerimiento de las líneas
para definir la pobreza es tan limitado que supone que bastaría que esa persona
tenga un ingreso que le permita adquirir las calorías básicas e ir y venir diariamente
a su trabajo, para no caer en la categoría de pobre. Planteando que se debe
entender a la pobreza como un problema complejo, que su análisis no sólo se limite
a la posesión y consumo de bienes, sino que busque como meta final lograr la
satisfacción de las necesidades humanas.
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Según los datos de la encuesta Casen, la región del país con mayor
incidencia de pobreza es la Octava, región del Bío Bío, y en segundo lugar
la Novena, región de la Araucanía, existiendo un 20,7% y un 20,1% de
personas bajo la línea de la pobreza respectivamente. En la novena
región además podemos afirmar que el nivel de indigencia alcanza un
6,1%. Lo anterior significa que en esta región existen 183.331 personas
que viven bajo la línea de pobreza de acuerdo a la encuesta Casen, es
decir, sobreviven mensualmente con un ingreso de menos de 68 euros.
Tabla Nº 2
Personas bajo línea pobreza Porcentaje bajo línea de pobreza
Pob. Nacional 2.208.937 per. 13,7 % (del total chile)
Pob. Indígena nacional 131.516,48 per. 19 % (del total de indígenas)
Pob. Región IX 183.331 per. 20,1% (del total de la región)
Pob. Indígena región IX 50.436,165 per. 24,7% (total indígenas región)
Elaboración propia.
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octava y novena debiendo recordarse que estas regiones tienen gran
concentración de población indígena y, específicamente, mapuche.
14
prácticamente el doble entre la población indígena, llegando a 8,2%, las
mayores tasas de analfabetismo las registran las etnias Mapuche,
Alacalufe y Yamana. Entre la población mapuche nacional podemos
encontrar un analfabetismo de un 8,2%.
La brecha existente se manifiesta tanto en las mayores tasas de
analfabetismo, como en los menores niveles de instrucción formal
(especialmente en el nivel secundario y superior). Asimismo, son
indicativos de ésta, los deficientes resultados en las pruebas
estandarizadas en los distintos niveles educacionales y de acceso a la
educación superior de quienes proceden de comunas con mayor
concentración de población indígena (Equitas 2006).
Lo cierto es que existe evidencia para sostener la persistencia de esta
cultura, que se preservan, aunque se han reformulado en algunos casos,
prácticas sociales que remiten a un origen, a un pasado común, a una
cultura que aún nutre relatos identitarios y prácticas sociales que se
reproducen en condiciones adversas, pero se reproducen. Es decir, es
posible argumentar que el pueblo mapuche – ayer como hoy – no sólo se
asentaba en un territorio específico o contaba con una organización social
determinada, sino además compartían una lengua común, el
Mapudungun, idioma de tradición oral, mediante el cual se ha
conservado la cultura y cosmovisión Mapuche, dentro de las cuales
podemos señalar una riquísima mitología, medicina propia, tradiciones o
símbolos que se continúan usando hoy en día. Mapudungun está
compuesta por Mapu (tierra) y Dungun (habla). En la actualidad, se
estima que unas 200.000 personas hablan Mapudungun en localidades
del sur de Chile; y unas 40.000 en algunas provincias de la Argentina.
Según estimaciones de la encuesta CASEN 2006, encontramos que no
obstante los mapuche ser numéricamente más, porcentualmente otros
pueblos originarios conservan y practican más su lengua. Los Rapa Nui
que hablan o entienden su idioma alcanzan 81, 3%, la Quechua 74,4%,
mientras los mapuche sólo llegan a 22,8%, que representa 210.584
personas. La encuesta del Centro de Estudios Públicos (CEP) del mismo
año, al consultar con respecto a cómo hablan el mapudungun, nos
15
muestra que del total de una muestra de mapuche analizada, el 4%
declara hablarlo mejor que el castellano, el 11% igual que el castellano,
9% peor que el castellano, el 20% declara entenderlo pero no hablarlo y
un 56% no lo habla ni lo entiende.
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Para que exista acción colectiva debe existir, como condición sine
qua non, un conflicto que enfrente a partes o actores antagónicos,
debe haber una tensión que se intenta resolver. Empero, no cualquier
conflicto desembocará en acciones de tipo colectivas, sin embargo, la
presencia de un conflicto sí es imprescindible para el desarrollo de
cualquier forma de acción colectiva. Caracterizándose ésta por la
existencia de un conjunto de individuos, no necesariamente
organizados, pero que comparten un interés, un objetivo o necesidad
en común; por tenerse la posibilidad de elegir si se quiere o no
participar de esta acción; y porque el resultado que produzca esta
acción será aprovechado por todos, no sólo por quienes hayan
participado de manera directa en su consecución. El resultado de este
tipo de acciones se conceptualiza como bien público, es decir, una
vez logrado el objetivo todos los individuos sin distinción son
partícipes de este bien (Jordana en Caminal; 294: 2004).
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demasiado específica o criticársele la necesidad de pre-existencia de
un gobierno, podemos afirmar que para los intereses de este ensayo,
enmarca con precisión lo que se pretende estudiar.
Sin embargo, existe un aspecto que debemos agregar para identificar
claramente a nuestro objeto de estudio. Hemos caracterizado las
problemáticas enfrentadas por el pueblo mapuche como conflicto
étnico, por ende, debemos aclarar que entendemos por lo anterior. Es
evidente que nuestra definición carece hasta el momento de una
conceptualización del término étnico. Como etnicidad entenderemos
a un proceso de construcción social y cultural que implica la selección
y elaboración de elementos objetivos y materiales. Estos son
incorporados como patrimonio de una comunidad y subjetivados por
parte de su habitus, constituyéndose a su vez en esencia de la
pertenencia a una comunidad dada, y asimismo en soporte o
referente material de la identidad (Bello; 43: 2004). Asiéndonos a la
vez, a lo planteado por Ramón Máiz para definir movilización étnica,
a la cual caracteriza como la acción colectiva que selecciona
determinadas características de tipo étnicas como criterio de
pertenencia a una comunidad, y a las cuales vincula a determinados
objetivos políticos de autogobierno (Máiz; 2001). Podemos, a partir de
la definición inicial y parafraseando a Charles Tilly, intentar una
definición de conflicto étnico16, entendiendo a este como las
ocasiones en las que algún grupo étnico realiza reivindicaciones
colectivas públicas visibles sobre otros actores y en la que al menos
una de las partes es un gobierno, sin olvidar eso sí, que además de la
noción de conflicto implicar la participación de actores con intereses
enfrentados, en el caso de los pueblos indígenas, podemos visualizar
además una discriminación, dominación o negación estructural que
se replica desde el comienzo de las repúblicas, y en el caso de Chile,
desde la invasión de la Araucanía.
metodológico, fenomenológico y el análisis relacional.
16
El definir conflicto étnico, diferenciándolo del político, lo dota de una especificidad
propia, sin embargo, de ninguna manera se pretende obviar el innegable carácter y
raíz política del conflicto étnico existente en la actualidad en Chile y en específico
en la región de la Araucanía.
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El conflicto étnico se manifiesta en Chile prácticamente desde
comienzos de la república, expresándose de diversas formas a lo
largo de los casi 200 años de historia de Chile como Estado- nación.
Sin embargo, para caracterizarlo, nos focalizaremos principal, aunque
no únicamente, en los últimos 18 años, que son los que ha gobernado
la Concertación en Chile.
CUADRO 1
ESTADO
MODELO
NEOLIBERAL
Represas
Radicación/reducción
Carreteras Culturales Políticos
Industria Forestal
Vertederos
19
Fuente: elaboración propia.
Para una mayor referencia a estos procesos remitirse entre otros a Correa, 2005;
17
19
20
Durante esta etapa, la dictadura dictó el Decreto Ley 2.568, que
modifica la legislación existente con respecto a los indígenas, a partir
de ahora se autoriza la división de las reducciones. Esta nueva
legislación tuvo por objeto promover el pleno acceso a la propiedad
individual mediante la entrega de títulos de dominio a los mapuches.
Además de lograr la plena integración de la raza mapuche a la nación
chilena. Y de esta forma desarrollar una política agresiva para
erradicar la marginalidad del pueblo mapuche (Comisión de Verdad y
Nuevo Trato; 2006)20. Los militares creían que mediante estas
medidas los mapuche podrían acceder a la propiedad privada de la
tierra, entrando estas además en el mercado, estimulando la
inversión y el crecimiento. Como consecuencia de estas medidas,
cerca de 2 mil comunidades fueron parceladas en alrededor de 72 mil
hijuelas individuales, se dividió definitivamente a las comunidades
indígenas en territorios privados, poniendo fin a la propiedad
colectiva de las tierras y permitiendo su arriendo a personas no
indígenas por 99 años y su venta tras veinte años (Waldman; 2007).
La segmentación de la tierra, con una noción de esta como bien
privado, pasó a llevar la clasificación y ordenamiento espacial cultural
mapuche. Por ejemplo, tierras sagradas quedaron separadas entre
distintas propiedades privadas, no sólo divididas, sino dispuestas a la
libre utilización de quienes las poseyera.
La situación de las tierras durante la transición y los gobiernos de la
Concertación varió, aunque no de manera significativa. La nueva Ley
Indígena Nº 19.253 promulgada en 1993 reconocía las tierras
indígenas, a partir de ahora, las tierras no podrán ser enajenadas,
embargadas, gravadas, ni adquiridas por prescripción, salvo entre
comunidades o personas indígenas de una misma etnia. No obstante,
20
Este proceso estuvo marcado por la represión y la violencia. Se fusiló y se hizo
desaparecer a dirigentes y asentados mapuches, se encarceló y torturó a la vez que
se revocaron la mayoría de los predios donde los mapuches habían recuperado
tierras, retrotrayendo la situación a los años anteriores a la Reforma Agraria
(Comisión de Verdad y Nuevo Trato; 2006).
21
se permitirá gravarlas, previa autorización de la Corporación21. Lo
anterior está extraído del artículo 13 de esta Ley, sin embargo, al final
de dicho artículo se agrega: “En todo caso, éstas con la autorización
de la Corporación, se podrán permutar por tierras de no indígenas, de
similar valor comercial debidamente acreditado, las que se
considerarán tierras indígenas, desafectándose las primeras. Los
actos y contratos celebrados en contravención a este artículo
adolecerán de nulidad absoluta”. Párrafo no menor, si consideramos
que ha sido un recurso utilizado en el marco del conflicto mapuche,
como se detallará más adelante.
Debe mencionarse, a la vez, que otra de las medidas de la Ley fue la
creación del Fondo de Tierras y Aguas Indígenas, cuya finalidad era la
resolución de disputas territoriales por un mecanismo de mercado, es
decir, comprándolas22.
Otra situación que debe señalarse en cuanto a las tierras indígenas
ubicadas en la novena región, es la implantación de la industria
forestal en la zona. Para entender esta, debemos nuevamente volver
la mirada hacia la dictadura, la cual en el año 1974 promulga el
Decreto Ley 701, mediante este instrumento el Estado fomenta la
industria forestal, estableciendo subsidios directos a la forestación,
beneficiando principalmente a las empresas forestales. Se establece
un apoyo de dinero líquido del 75% del valor total de las plantaciones
y que demuestren tener un 75% de rendimiento al año de vida. En
1984 este subsidio subió al 90% por un corto periodo de tiempo
(Toledo; 57: 2005). Este decreto resulta de primordial importancia
para entender la conformación territorial actual del sur de Chile,
además por cierto, de estar directamente ligado a la problemática
21
Hace referencia a la CONADI, Corporación Nacional Indígena, institución creada
también a partir de la nueva Ley indígena y cuyo propósito en lo medular es
promover, coordinar y ejecutar, en su caso, la acción del Estado en favor del
desarrollo integral de las personas y comunidades indígenas, especialmente en lo
económico, social y cultural y de impulsar su participación en la vida nacional. A
esto se agrega las funciones de orden más específico detallados en el Artículo 39 de
la Ley Indígena.
22
Los mecanismos de tierras son tres, el subsidio a la adquisición de tierras; la
compra de predios en conflicto; y el traspaso de predios fiscales (Toledo; 100: 2005)
22
indígena actual. En la práctica financió, casi totalmente, la inversión
forestal en la zona sur y fue crucial en el desarrollo acelerado de la
industria forestal. Dicho decreto garantizaba, entre otras cosas, la
exención de impuestos, el no pago de contribuciones y eliminaba la
posibilidad de expropiación de tierras forestales.
El año 1975, por su parte, el Banco Central implementó un crédito
especial para fomentar la forestación y la liberalización total de los
productos forestales, eliminando cuotas, aranceles y algunos
requisitos para la exportación de estos productos. Lo que se suma al
decreto Ley 2.568.
El crecimiento de la industria forestal ha sido sistemático,
constituyéndose en la segunda en importancia, sólo superada por la
minería del cobre. En la década del setenta las plantaciones
forestales ascendían a tan solo 320 mil hectáreas, sin embargo en la
actualidad cubren una superficie de 2,1 millones de hectáreas,
fundamentalmente de pino y eucalipto. Durante el año 2005 las
exportaciones forestales chilenas totalizaron US$ 3.495,4 millones lo
que representó un incremento de 2,9% respecto del monto exportado
por el sector en el 200423. Asimismo, Chile ocupa el segundo lugar en
el mundo en cuanto a superficie plantada. Pudiéndose a la vez,
identificar un incremento sostenido en las exportaciones de la
industria forestal en los años subsiguientes.
TABLA 3
Valor de exportaciones de la industria forestal
1997-2007
(En US$ Miles de millones)
Año 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007
Valo 1,829 1,660 1,970 2,365 2,205 2,301 2,524 3,396 3,495 3.890 4.800.
r .9 .5 .7 .2 .6 .1 .0 .6 .4 .0 0*
23
www.infor.cl/webinfor/estadisticas_Forestales/exportaciones
23
Fuente: Elaborado con información de la Corporación Nacional Forestal (Conaf) y la
Corporación de la Madera (Corma)
2.2 Megaproyectos
24
a) Proyectos Viales:
El By Pass Temuco, cuyo proyecto original fue desarrollado durante la
dictadura y que afectaría el territorio de 27 comunidades mapuche de
la novena región, pertenecientes a Wikan Mapu de Xuf Xuf y Koyawe.
La movilización de las comunidades en ese entonces logra detener el
proyecto el que, sin embargo, es retomado por la Concertación. El
Ministerio de Obras Públicas comienza a implementar el proyecto,
según éste la propuesta de trazado afectaba a un total de 17
comunidades mapuche, por su parte los mapuche del sector
afirmaban que eran 30 las comunidades perjudicadas. Se constituyó
el “Comité de Defensa contra el By pass Temuco”, se negoció con el
gobierno y aunque el trazado efectivamente disminuyó el impacto de
30 a 10 comunidades, los detractores de este proyecto ven la
carretera como un tumor que se instaló en su territorio y que ya está
teniendo múltiples consecuencias al interior de este espacio
mapuche. (Aylwin, 2001).
25
b) Hidroeléctricas:
Quizás los proyectos más mediatizados, han sido aquellos ligados a la
instalación de hidroeléctricas en la zona mapuche, tanto en la octava
como la novena región. La zona más afectada ha sido el Alto Bio-Bio,
sector donde la Empresa Nacional de Energía (ENDESA), empresa
privatizada durante la dictadura y que en la actualidad es controlada
por capitales españoles, está construyendo una serie hidráulica de 6
represas, con el fin de abastecer la demanda de electricidad de la
región centro sur del país. (Aylwin;7 :2001) La primera de la seria
proyectada fue la central Pangue con una capacidad de 450
megawatts, que fue autorizada durante el primer gobierno de la
Concertación y puesta en funcionamiento en 199624. Debe resaltarse
que este proyecto, debido a su localización en territorio
históricamente reclamado por comunidades pehuenche y el evidente
impacto ambiental que implicaba, generó un relevante movimiento
ciudadano en oposición a la represa. Los pehuenche se organizaron
en torno al Centro Mapuche Pehuenche del Alto Bío Bío, entidad que
agrupaba a las autoridades tradicionales e integrantes de las hasta
entonces siete comunidades identificadas en el área, a lo que debe
añadirse una amplia coalición de individuos y ONGs (siendo la entidad
que lideró esta coalición el Grupo de Acción por el Bío Bío, GABB) que
logró que el proyecto se cuestionara en el ejecutivo, el parlamento, el
gobierno regional, e incluso en los tribunales (Aylwin:2001).
La segunda represa proyectada fue Ralco. Este embalse inundaría
3500 hectáreas, obligando a la reubicación de 98 familias pehuenche
pertenecientes a las comunidades Quepuca-Ralco y Ralco-Lepoy,
siendo alrededor de 500 personas las afectadas. Todo el proceso se
materializó con irregularidades de por medio, tanto en cuanto a los
estudios de impacto ambiental, como con respecto a la Ley indígena
y las tierras. Este punto es interesante, la ley no permite la venta de
tierras, sin embargo, la CONADI autorizó la permuta por tierras no
24
Este proyecto contó además con apoyo del Banco Mundial, cuya corporación
financiera respaldó el proyecto y lo financia mediante un préstamo de 150 millones
de dólares.
26
indígenas de similar valor comercial de acuerdo con la ley indígena
(art 13), en 1999, luego de la remoción de los dos primeros
directores por parte del Presidente Eduardo Frei. Ello en atención a
los cuestionamientos que dichas autoridades efectuaron a Ralco por
lesionar tierras protegidas por la ley indígena. A lo que deben
agregarse las presiones que ENDESA ejerció sobre los pehuenche
para que suscribieran los contratos de permuta de tierras
(Namuncura 1999; en Los derechos de los pueblos indígenas en Chile;
213: 2003).
http://www.ecoportal.com.ar/contenido/temas_especiales/basura_residuos/mapuch
25
es_discriminacion_y_basura
27
pondrá en riesgo a la población. Aún más, la empresa, con la
anuencia del gobierno, ha definido terrenos de comunidades
mapuche para sus embalses. Son diecisiete plantas que quieren
construir sobre cuarenta y dos comunidades mapuche (Tricot; 430:
2005). Es así como en enero de 2007 representantes de las
comunidades afectadas, junto a representaciones de organizaciones
mapuche, de Derechos Humanos y Ambientales, presentaron ante las
Naciones Unidas, una denuncia por racismo Socio- Ambiental.26
a) Culturales.
26
Se puede definir racismo ambiental como "una forma de discriminación causado
por gobiernos y políticas del sector privado, prácticas, acciones o inacciones, que
intencionalmente o no, agreden el ambiente, la salud, biodiversidad, la economía
local, la calidad de vida y seguridad en comunidades, trabajadores, grupos e
individuos basado en raza, clase, color, género, casta, etnicidad y/o su origen
nacional. (Seguel; 2005) http://www.ecoportal.net/content/view/full/44399
28
Bilingüe en el país, el subsidio del financiamiento de la residencia
estudiantil para alumnos indígenas de Educación Superior y la
Recuperación y revitalización de las lenguas indígenas”27.
Entre las iniciativas nacidas o desarrolladas a partir de esta Unidad,
podemos mencionar el sistema de educación intercultural bilingüe
(EIB), llevándose a cabo este en distintos lugares de la novena región,
incluyendo el apoyo a las escuelas que llevan adelante esta
experiencia, elaboración de material didáctico en este sentido o la
elaboración de guías para profesores sobre historia mapuche. A esto
debe agregarse también el apoyo a la realización de actividades
tradicionales mapuche, la promoción de la medicina tradicional
indígena y la producción de material televisivo en este sentido. El
subsidio de residencias estudiantiles indígenas, equipamientos y
becas de alimentación en estos. Debe afirmarse a su vez, que
mediante las acciones del Programa Intercultural Bilingüe y el
MINEDUC, se han incrementado las becas para estudiantes indígenas
básicos, medios, técnico profesionales y universitarios (Los derechos
de los pueblos indígena sen Chile; 189: 2003).
b) Políticos.
Los derechos de tipo más político, son sin duda aquellos que mayor
problema causan a la hora de los reconocimientos estatales. Debe
comenzarse sin duda con la negación por parte de la misma Ley
Indígena de la existencia de pueblos dentro del margen de las
fronteras de Chile. El artículo primero de la Ley señala: “El Estado
reconoce que los indígenas de Chile son los descendientes de las
agrupaciones humanas que existen en el territorio nacional desde los
tiempos precolombinos, que conservan manifestaciones étnicas y
culturales propias siendo para ellos la tierra el fundamento principal
27
http://www.conadi.cl/fondoeducacionycultura.html
29
de su existencia y cultura”28. Es decir, se les reconoce el carácter de
etnia, no así de pueblos originarios29.
A pesar de los avances que la ley significó, fue muy criticada por
distintas organizaciones mapuche por encontrarse lejos de los
estándares internacionales con respecto a pueblos originarios, por no
incorporar protección eficiente de los recursos naturales, no
reconocer ningún derecho de autonomía, ni administrativa ni política,
entre otras.
En el marco de la ley se establece, a la vez, la posibilidad de la
conformación de comunidades y asociaciones, figura legal que les
permite postular a los fondos de la CONADI, sin embargo, se puede
argumentar que lejos de potenciar los derechos políticos y
participativos de los mapuche, parece haberlos debilitado (Los
derechos de los pueblos indígenas en Chile; 168: 2003). Estos tipos
de organización asumen una forma orgánica occidental, alejándose
de la manera tradicional mapuche, además, al ser sólo necesarias 10
personas para su conformación, permiten con ello el fraccionamiento
social de comunidades mapuche reduccionales originadas por los
títulos de merced otorgados en el pasado por el estado (Aylwin; 2002:
283), muchas veces se ha procedido en la práctica, a la división de las
comunidades.
En cuanto a representación institucional, la CONADI debiese
representar una instancia en la cual los indígenas del país pudiesen
participar en la discusión y definición de las políticas que les
conciernen, siendo el consejo nacional de ésta electo de manera
indirecta, siendo los nombres elegidos por votación ratificados o no
por el presidente de la República. Existiendo situaciones, como la no
designación de representantes que han estado entre las más altas
votaciones, o la destitución de los dos primeros directores nacionales
28
http://www.mapuche.cl/oldmapuche/documentos/chilenos/legislacion/ley/ley_indig
ena.htm
29
En el proyecto inicial se utilizaba la figura de pueblos indígenas y no de etnias,
que fue rechazado en el Congreso. El reconocimiento constitucional de los pueblos
indígenas de Chile sigue siendo un tema pendiente, no obstante, formar parte de
las promesas de campaña de la actual presidenta.
30
de CONADI por enfrentarse a la postura del gobierno de entonces en
cuanto a Ralco, lo cual evidencia que esta institución no era una
institución de co-gestión de la política indígena, como hasta entonces
había sido concebida por muchos dirigentes mapuche, sino más bien
una agencia gubernamental bajo su control (Los derechos de los
pueblos indígena sen Chile; 171: 2003).
Mención aparte merece la postura de Chile con respecto a la
ratificación de convenios internacionales en materia indígena, siendo
el más patente de todos, la no ratificación del Convenio 169 de la
Organización Internacional del Trabajo (OIT) del año 1989. Antes de la
promulgación de la Declaración de Naciones Unidas Sobre Derechos
de los Pueblos Indígenas del año 2007, el Convenio era el texto más
completo en cuanto a la protección y promoción de los derechos de
los pueblos indígenas, especialmente en lo referido a territorio y
tierras indígenas (Aylwin: 2000), (Pantel: 2004)30.Este tratado es el
único instrumento jurídico internacional obligatorio especialmente
referido a los pueblos indígenas, que reconoce a estos como pueblos,
promueve el respeto a las culturas de los pueblos indígenas, sus
formas de vida, instituciones y tradiciones como pueblos
permanentes con identidad y derechos que derivan de su presencia
histórica y actual en los países que habitan. Su derecho a participar
en la definición de sus propios asuntos y algunos grados de
autogobierno al interior de los Estados.
El 5 de marzo de 2008, el gobierno de Chile proclama de manera
rimbombante la ratificación en el Senado de este convenio, sin
embargo, se ha afirmado que, por un acuerdo con la derecha, se ha
aprobado una declaración a la que se le adjunta una declaración
“interpretativa” del Convenio 169, lo cual implica que el Estado de
Chile, a diferencia de todos los demás firmantes, se arroga la
30
En el mismo sentido de protección y promoción de derechos de los pueblos
indígenas observamos la redacción de declaraciones y documentos de parte de la
ONU y la OEA En 1994, la ONU adoptó el Proyecto de Declaración de las Naciones
Unidas sobre los Derechos de las Poblaciones Indígenas, PDONU, y en 1997, la
Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA aprobó un Proyecto de
Declaración Americana sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, PDOEA.
31
potestad de aprobar la declaración, pero interpretando algunos de
sus artículos, como afirma el dirigente mapuche Gustavo Quilaqueo
“Por diversos medios se ha dado a conocer un pacto bajo cuerda
establecido entre la Concertación y la derecha para que el Convenio
169 sea promulgado por la presidenta junto a una ‘declaración
interpretativa’ que en resumen restringe su aplicación en Chile. Tal
operación política nos parece de una bajeza sorprendente, toda vez
que ningún país de la región ha ratificado y promulgado el Convenio
169 imponiendo censuras previas a su contenido”31
31
Declaraciones al diario Azkintuwe. http://www.azkintuwe.org/
32
http://www.politicaspublicas.cl/convenio169/chile_dossier_c169_rechazo_interpret
acion_chilena.pdf
32
De manera somera pareciera relevante destacar una variable que
cruza todas las anteriores, la implantación y consolidación de un
modelo político, social y económico neoliberal. No pocas veces se
suele argumentar en el coloquio chileno que el modelo lo instauró la
dictadura, pero que la Concertación lo perfeccionó. Afirmación, no por
popular menos acertada. El análisis de la forma en que se han llevado
a cabo las relaciones del Estado con los pueblos indígenas permite
observar un ejemplo evidente a este respecto.
A través de la simple sistematización propuesta, se puede ver la
forma en cómo las distintas problemáticas mapuche se han
enfrentado dentro de este marco. Las problemáticas de tierra y
territorio se entienden sólo cómo un problema de propiedad,
intentando resolver esto mediante la institucionalidad de la CONADI,
comprando tierras en el mercado. El Estado se vuelca hacia el
mercado para solucionar un problema que para los mapuche tiene
alcances de envergadura más ontológico.
La instauración de macro proyectos en la zona obedece también a
requerimientos de mercado, donde los intereses empresariales
definitivamente priman por sobre los derechos colectivos de los
indígenas, siendo los mapuche directamente afectados en este
sentido. Las organizaciones mapuche han debido entender que su
antagonista no son sólo las empresas ahí instaladas, sean estas
forestales, hidroeléctricas u otras, sino que además las políticas
implementadas por el Estado. Aunque financiados por los capitales
privados, estos proyectos también constan de la participación activa
del Estado y sus agencias para su aprobación política, económica y
ambiental. Estos megaproyectos son consecuencia de la globalización
de la economía chilena y su apertura hacia los mercados
internacionales orientando la mayoría de la actividad económica
hacia la exportación. (Aylwin 2000).
La acción del Estado y su decisión de hacer valer la preeminencia del
modelo por sobre otros intereses o derechos, se ha traducido en un
33
incremento sistemático de la represión, judicialización y
criminalización del movimiento mapuche y sus demandas. Negando
además en este marco, cualquier tipo de derecho individual o
colectivo que pudiese afectar y perjudicar las reglas del juego
neoliberal instaurado por la dictadura y mantenido desde entonces.
Lo que se expresa desde la negación del concepto de pueblo o la
aprobación “interpretativa” del Convenio 169 de la OIT, hasta
cualquier forma de expresión de autonomía o autodeterminación.
33
Se utilizará el anglicismo clivaje en lugar del término cleavage, este sólo se aplica
cuando se cita de otro autor.
34
mantener su particularidad reaccionando frente al proceso asimilador,
generándose de esta manera, un cleavage o fisura étnica (Naguil; 8:
2005)34. El autor establece la existencia de un clivaje de tipo étnico
en la región el cual no se plasmaría en el sistema de partidos local,
sino mediante otras formas organizativas. En otras palabras el clivaje
étnico no se manifiesta en forma de clivaje en el sistema de partidos
de la región. Preguntándonos el por qué de esta situación, nos
plantemos el análisis de los marcos interpretativos, los repertorios de
acción colectiva y de las organizaciones integrantes del movimiento
mapuche, como primera instancia para intentar elaborar una
respuesta35.
34
El autor aclara eso sí, que el concepto lo ha utilizado de manera menos rígida, que
no da cuenta automáticamente de la aparición de un partido que represente a una
de las partes del cleavage (étnico, de clase o religioso) aunque de todos modos
pueden aparecer formas organizativas que reflejen la división social (Naguil; 10:
2005).
35
Una profundización más acabada necesitará indudablemente el análisis de
factores formales como el sistema de partidos, leyes electorales, constitución
política, entre otros.
35
que viven en lugares más alejados o periféricos; el de Estado/Iglesia,
que caracteriza la división entre votantes religiosos y seculares;
Rural/ Urbano, que plasma las diferencias entre la gente del campo y
la ciudad; y por último el de Capital/Trabajo, un clivaje de clase entre
los dueños de los medios de producción o el capital y los trabajadores
que constituyen la fuerza de trabajo. Estos conflictos no
necesariamente se ven reflejados en el sistema de partidos, sin
embargo, si uno de estos lo hace, tiende a permanecer en el tiempo,
incluso después de que el conflicto se haya desvanecido, esto se
conoce como la hipótesis de la congelación (Torcal; 52: 2003).
Pudiéndose argumentar que esta visión sociológica conlleva observar
cierta estabilidad en cuanto a los alineamientos partidistas y
electorales.
Existen también otros enfoques para analizar cómo se estructuran los
sistemas de partidos, es así como observamos una visión que
mantiene algunos elementos estructurales, pero que da cierto
protagonismo a factores políticos, afirmándose por ejemplo, que
como prerrequisito para que se pueda hablar de clivaje debe haber
una base estructural, unos valores políticos de los grupos implicados
y una articulación política (Torcal; 55:2003).
Se puede afirmar también la existencia de un tercer enfoque que
enfatiza más aún, la forma en que los factores políticos determinan el
sistema de partidos desde arriba (Ortega; 121: 2003).
Con respecto a Chile en tanto, se ha afirmado que, a diferencia de
gran parte de Sud América, el sistema de partidos, hasta su
suspensión de facto por el golpe militar de 1973, seguía en lo
substancial el modelo clásico europeo (Dix; 1989).
Por otra parte se ha argumentado, muy en consonancia con la visión
sociológica de Lipset y Rokkan, que el sistema de partidos chileno se
estructuró junto a otros factores36, en torno a conflictos o divisiones
importantes en la sociedad, pudiéndose identificar 5 configuraciones
36
que el sistema partidario chileno ha adoptado desde mediados del
siglo XIX hasta el presente37 (Valenzuela; 10:1995). El último de estos
sería el que corresponde al sistema de partidos establecido en el país
a posteriori de 1989, es decir una vez finalizada la dictadura.
Puede parecer una perogrullada, pero tanto el golpe militar como la
restitución democrática son medulares en la conformación del
sistema partidario actual, existiendo quienes plantean que nos
encontramos ante una discontinuidad entre la actualidad y el
escenario político anterior a la dictadura, se habría conformado una
nueva división a nivel societal en torno al cual se ordenan los
partidos, a saber el clivaje autoritarismo/democracia (Tironi,
Agüero:1999; Torcal, Mainwaring:2003). Por otra parte, autores como
Valenzuela argumentan que, no obstante visualizarse cambios con
respecto al sistema de partidos anterior al golpe, no sería posible
decir que el eje autoritarismo/democracia sea una fisura generativa
de partidos en el sentido de Lipset y Rokkan, siendo la actual
configuración una división creada por el acontecer político, no por
grandes rupturas sociales históricas (Valenzuela; 275:1999).
Sea cual fuere el escenario, básicamente en la práctica nos
encontramos con un sistema multipartidista, con representación en el
parlamento de 6 partidos nacionales y algunos independientes o
partidos regionales. Sin embargo, la lógica con la que funciona la
política partidaria, debido especialmente al sistema electoral
binominal instaurado por la dictadura, es bipartidista, es decir, se
divide en dos grandes bloques, Uno de centro izquierda, la
37
La primera (1828-1891) creó tres de los partidos más “históricos” de Chile, a
saber: el Conservador, el Radical y el Liberal. La segunda(1891-1925) corresponde a
la interpretación parlamentarista de la Constitución
de 1833 y presenció el surgimiento de un nuevo Partido Liberal y de los partidos de
clase obrera. La tercera (1925-1957) engloba al sistema de partidos después del
retorno a un sistema plenamente presidencialista,
período en el cual las divisiones programáticas en torno a las políticas
socioeconómicas surgen como el factor más relevante en la diferenciación
partidaria. La cuarta (1957-1973) se inicia con la fundación de la Democracia
Cristiana y los cambios que esto produjo. Y la quinta (1989 hasta el presente)
corresponde el sistema partidario tras el regreso a la democracia luego del gobierno
militar.
37
Concertación, conformada por el Partido Demócrata Cristiano(PDC), el
Partido Socialista (PS), el Partido por la Democracia (PPD) y el Partido
Radical Social Demócrata. La derecha se constituye en la Alianza por
Chile, integrada por la Unión Demócrata Independiente y Renovación
Nacional38. Esta realidad hace prácticamente imposible la elección de
algún candidato a diputado o senador que no pertenezca a alguno de
los pactos.
A nivel de elecciones municipales a lo largo de los años de gobierno
de la concertación se han producido algunos cambios que han
favorecido la apertura del sistema electoral.
Debemos recordar que en Chile las principales autoridades a nivel
local son el Intendente Regional y el Gobernador Provincial, ambos
designados por el gobierno central. El gobierno regional y los SEREMI
(Secretarios regionales ministeriales) también son designados desde
la capital. Los únicos representantes electos, cada 4 años, además de
los senadores y diputados de la región, son el alcalde y los miembros
del concejo municipal, concejales39. Estas instancias cuentan con una
serie de potestades que fueron delegadas del gobierno central
durante la dictadura, entre las que podemos mencionar educación,
salud y desarrollo. Desde el fin de la dictadura se han realizado 4
elecciones municipales (1992, 1996, 2000 y 2004) de las cuales sólo
en la última se realizó de manera separada la elección de concejales
y alcaldes.
En el marco de la región de la Araucanía, podemos observar que la
reforma del año 2004 produce un interesante aumento en la cantidad
de candidatos en las elecciones municipales de ascendencia
38
El sistema binominal combina distritos electorales con magnitud de 2 y un sistema
de conteo D’Hont. En cada distrito se eligen dos diputados o senadores a partir de
listas, donde la coalición de partidos que obtiene la primera mayoría debe doblar a
la segunda para obtener ambos escaños, siendo algunas de sus consecuencias la
sobre representación de la segunda mayoría y la exclusión de algunos partidos.
39
La región se divide en provincias, las cuales están integradas por comunas, cada
comuna elige un alcalde y concejales dependiendo de la cantidad de población,
cifra que puede fluctuar entre 6 y 10.
38
mapuche, llegando a 178, de los cuales 35 postularon a Alcalde y 143
a concejales40 (Cayuqueo; 2006).
Gráfico Nº 1
Alcaldes y concejales mapuche electos desde las primeras elecciones
50
45
40 38
35
30
Alcalde
25
20 Concejal
20 17
15 12
10 8
4
5 1 1
0
1992 1996 2000 2004
Debe señalarse eso sí, que esta participación señalada por Cayuqueo
se da dentro del margen de los partidos políticos chilenos o como
candidatos independientes, haciéndose evidente también la dificultad
de caracterizar tanto al candidato mapuche como identificar un voto
mapuche o étnico. Además de la imposibilidad de señalar que estos
candidatos respondan o estén en consonancia con los marcos
interpretativos y el discurso predominante en el movimiento
mapuche, su calidad de miembros o simpatizantes de partidos
chilenos, tanto de la Concertación como de derecha, constituye un
factor que incide en que el sistema de partidos se mantenga
inalterable, conteniendo a los mismos participantes desde 1992, y sin
dar lugar a la aparición o concreción en éste del conflicto étnico
existente. Como razones de lo anterior podemos ver la inexistencia
de una conformación partidaria específicamente mapuche, del
40
El autor clarifica que el criterio empleado, a falta de información acerca de
adscripción étnica y acerca de discursos de campaña, es que los candidatos
cuenten con un apellido de ascendencia mapuche. Agrega además de las comunas
de la novena región, las comunas adyacentes de Lewfü, Los Álamos, Cañete,
Kontulmo, Tirua, Mulchen, Kilako, Alto Biobio, Mariqüna, Lanko y Panguipulli.
39
discurso, repertorio o las mismas organizaciones que conforman el
movimiento mapuche; o variables de tipo más formal como la Ley
electoral, Constitución Política del Estado o la Ley de Partidos. Es
intención de este ensayo comenzar a inferir una respuesta.
41
Existen autores que reniegan de este concepto, no por la noción de conflicto, sino
más bien por el apelativo de mapuche que lo acompaña, identificándolo por
añadidura como una problemática del pueblo en específico, invisibilizando la
responsabilidad inherente del estado en este sentido.
40
produce un cambio en la forma de actuar de algunas comunidades
mapuche.
3.1 Identidad.
41
esta concepción de sujeto fue abstracta e individualista, separada de
la historia y las relaciones sociales, es decir, privada de un sentido de
cambio y de su dimensión social (Larraín; 94: 1996). El mismo autor
plantea un desarrollo del concepto, especialmente dentro de los
márgenes de la filosofía, siendo principalmente a partir de Marx que
se produce un cambio en este sentido, señalando por ejemplo que los
seres humanos sólo pueden individualizarse a si mismos en el seno
de la historia, es decir, que no actúan enteramente de acuerdo con su
voluntad libre sino están condicionados por los productos objetivados
de su propia práctica, están socialmente determinados (Larraín; 98:
1996).
A partir de esta concepción identitaria ligada a las relaciones sociales
y como constructo social, el autor plantea tres elementos desde los
cuales esta se construye. En primer lugar, los individuos se definen a
sí mismos, o se identifican con ciertas cualidades, en términos de
ciertas categorías sociales compartidas, los individuos comparten
ciertas lealtades grupales o características tales como religión,
género, clase, etnia, profesión, sexualidad, nacionalidad, que son
culturalmente determinadas y contribuyen a especificar al sujeto de
identidad. Segundo estaría el elemento material que incluye al cuerpo
y otras posesiones capaz de entregar al sujeto elementos vitales de
autoreconocimiento; la idea es que al producir, poseer, adquirir o
modelar cosas materiales, los seres humanos proyectan su sí mismo,
sus propias cualidades en ellas, se ven a sí mismos en ellas y las ven
de acuerdo a su propia imagen. Por último, la construcción del sí
mismo necesariamente supone la existencia de otros en un doble
sentido, son aquellos cuyas opiniones acerca de nosotros
internalizamos, pero además, son aquellos con respecto a los cuales
el sí mismo se diferencia y adquiere su carácter distintivo y específico
(Larraín; 28: 2001)
Lo expuesto nos permite colegir que las identidades no son algo
estático o inmutable, no son algo innato o dado. Empero, persiste una
dicotomía, la relación entre objetividad y subjetividad. Para el
42
sociólogo francés, Pierre Bourdieu, los factores subjetivos y objetivos
se hallan indisolublemente relacionados y es bajo estos parámetros
que procuró entender cómo es que los sujetos interiorizan y
subjetivan los elementos objetivos que se les presentan en la
realidad. Esto le permitió explicar porqué las personas asumen como
verdades objetivas o como creencias profundas cuestiones que en la
práctica han sido inculcadas, aprendidas y construidas socialmente.
Asimismo, explicó estos procesos como “estructurados” dentro de
“campos” de relaciones, donde el poder y los contextos juegan un
papel fundamental como modeladores y organizadores de dichas
creencias y de las prácticas sociales derivadas de ellas (Bello; 30:
2004).
Resulta importante a esta altura, plantear la irrefutable ligazón entre
identidad personal y colectiva, pues, como se ha planteado, las
relaciones sociales son de medular importancia en la conformación
identitaria, por ende, podemos desprender la también necesaria
relación entre identidades colectivas y personales. Evidentemente
existe una diferencia entre ambas, pero se puede argumentar que
los individuos se definen por sus relaciones sociales y la sociedad se
reproduce y cambia a través de acciones individuales, las identidades
personales son formadas por identidades colectivas culturalmente
definidas, pero estas no pueden existir separadamente de los
individuos (Larraín; 34: 2001).
Por lo tanto, podemos argumentar que identidad colectiva es una
forma colectiva de definir la realidad junto con otros individuos.
Decidimos colectivamente que resulta importante algo que nos une;
algo que forma parte de nuestras vidas. Al mismo tiempo, decidimos
que ese algo que compartimos es un referente para interpretar la
realidad. Miramos el mundo a través de un filtro común, de una clave
compartida. La identidad colectiva nos da sentido, da sentido a lo que
creemos y a lo que hacemos (Ibarra; 170: 2005).
43
Araucanía, y que consideramos la existencia de una identidad
colectiva como prerrequisito esencial para la conformación del
mismo. En este sentido, Habermas plantea que la identidad no es
algo ya dado, sino que también y simultáneamente, nuestro propio
proyecto, es decir, refiere a la acción humana como un factor
fundamental en la construcción de la identidad. En este marco, si
consideramos que la identidad no corresponde a una esencia innata,
sino por el contrario, a un constructo, un producto histórico y social,
esto nos lleva a sopesar la relevancia de la acción colectiva en este
sentido.
44
Lo expuesto permite evidenciar una situación de intercambio
dinámico, una relación simbiótica entre identidad, acción colectiva y
movilización social. Donde la acción colectiva es de una importancia
innegable para la construcción y reafirmación de la identidad
colectiva, pero de la misma forma, la identidad colectiva, al no ser
inmutable o estática, establece marcos y otorga sentido y relevancia
al accionar colectivo.
45
los límites de la democracia burguesa existente. ( …) Esta conciencia
no la podría desarrollar toda la masa… pero el Partido puede y debe
en su conjunto representar esta conciencia superior; de otro modo,
aquel no estaría a la cabeza, sino a la cola de las masas, no las
guiaría, sino que sería arrastrado. Por ello, el Partido debe asimilar el
marxismo y debe asimilarlo en su forma actual, como leninismo (...)
Así en cualquier contexto, todos los miembros del Partido, cada uno
en su ambiente, se hallen en situación de orientarse, de saber extraer
de la realidad los elementos para establecer una orientación, a fin de
que la clase obrera no se desmoralice sino que sienta que es guiada y
que puede aún luchar (Gramsci: 1926).
46
Directamente ligado a lo señalado con anterioridad, encontramos el
concepto de discurso, el cual podemos afirmar que en el marco de los
movimientos sociales tiene 3 funciones principales, a saber, definir
una situación como injusta, identificar un conflicto; ser parte de la
construcción de identidad colectiva, del sentido de pertenencia al
movimiento social en contraposición a un antagonista; y ser capaz de
convencer a los integrantes que la acción colectiva será eficiente en
solucionar el agravio, el conflicto identificado. Para esto, los
movimientos sociales utilizan la construcción de marcos y la
estrategia enmarcadora (Ibarra; 181: 2005).
42
Goffman afirmaba que se ha argumentado que una franja de actividad será
percibida por sus participantes en términos de reglas o de premisas de un marco de
referencia primario, ya sea social o cultural y que la actividad así percibida
proporciona el modelo de dos tipos básicos de transformación: la transposición o
cambio de clave y la fabricación. También se ha afirmado que estos marcos de
referencia no son sólo algo mental, sino que corresponden en cierto sentido a la
manera como se organiza un aspecto de la propia actividad, en especial la actividad
que afecta directamente a los agentes sociales. Se presuponen ciertas premisas
organizativas, siendo esto algo a lo que en cierta medida llega el conocimiento, y no
algo que el conocimiento crea o genera. Los individuos con esta comprensión de lo
que sucede, acomodan sus acciones a esta comprensión y normalmente
encuentran que el mundo en curso apoya esa acomodación. A estas premisas
organizativas –apoyadas tanto en la mente como en la actividad- las llamo marco
de la actividad (Goffman; 257: 2006)
47
2004). Se puede agregar que los marcos tendrán la función, no sólo
de interpretación de la realidad y orientación de la acción colectiva,
sino además deben ser capaces de alinearse con marcos y la cultura
dominantes, existiendo 4 procesos de alineamiento: los procesos de
creación de puentes, amplificación de marcos, extensión de marcos y
transformación de marcos; los primeros tres vinculan los marcos
culturales existentes con un problema o asunto particular, aclaran y
estimulan el marco primario de un movimiento para abarcar intereses
o puntos de vista mayores, la cuarta representa la dispositivo
fundamental en movimientos que persiguen cambios sociales
sustanciales (Tarrow; 160:1998).
48
elementos estructurales y de acción, interpretando al mundo con
estos, también se los crea. Debemos entender que al no ser el
movimiento una entidad unitaria, sino que por lo general estar
integrado por distintos componentes, y a pesar de existir un grado de
consenso dentro de un movimiento, es difícil dar con uno que cuente
con un único marco, resultando de mayor utilidad concebir a la
creación de marcos interpretativos como un proceso de lucha interno
entre actores diferentes que defienden puntos de vista divergentes
(Gamson; 402:1996)
49
violentas de enfrentamiento contra su antagonista. El repertorio
utilizado en el marco de una movilización responde a la historia, a la
memoria colectiva con la que cuenta cada grupo. La manera en la
cual esta se desarrolla en un contexto de conflicto, las rutinas las
cuales se hacen patentes en este, son productos culturales. Cada
sociedad cuenta con sus propios repertorios que varían dependiendo
del contexto, existiendo diferencias en cuanto a la aceptación de las
maneras de acción colectivas en función también del entorno en el
cual se lleven a cabo. Se puede argumentar que, a pesar que estos
repertorios o formas de acción resultan difíciles de cambiar y
evolucionan lentamente, tienen esta potencialidad, estando muy en
consonancia con los cambios producidos a nivel societal y con los
marcos establecidos o elaborados por los movimientos sociales para
la acción colectiva. Es decir, pueden evolucionar (por factores del
entorno o internos), no sólo apareciendo nuevas, sino pudiendo
institucionalizarse algunas que originalmente fuesen disruptivas.
50
más importantes con que cuentan los movimientos sociales para la
consecución de sus objetivos, tornándose relevante en este marco la
creatividad o innovación en este sentido. Los movimientos tienden a
incorporar a su repertorio tradicional de acción colectiva nuevas
formas, que al ser aprendidas, experimentadas y asimiladas terminan
por integrarse a la cultura del movimiento (Martí; 87: 2004).
Es así como consideramos que la conformación de los marcos
cognitivos y los repertorios de acción colectiva están intimadamente
e indisolublemente imbricados, siendo la forma de manifestarse
colectivamente del movimiento directamente deudora de la manera
que tiene este de ver el mundo, de cómo analizan la realidad o el
conflicto. Asiéndonos de la metáfora de los lentes, podemos argüir
que estos no sólo nos permitirán aquilatar un agravio o conflicto
específico, sino además legitimar la acción o repertorio utilizado en
un contexto determinado. Así, por ejemplo, una acción concreta
puede ser calificada de justificada, desmedida o incluso criminal,
dependiendo de cómo y por quien sea observada. Podemos
argumentar a la vez, que el tipo de repertorio utilizado puede
contribuir a la construcción o desarrollo identitario, y por ende, a los
marcos cognitivos de un movimiento. Es decir, la praxis colectiva de
repertorios específicos, puede contribuir al reforzamiento,
reconstrucción o construcción de la identidad y los marcos cognitivos
de un movimiento.
51
regional. Para esto nos basaremos en 3 estrategias de
enmarcamiento basadas en el diagnóstico, pronóstico y la motivación
mencionadas por Pedro Ibarra.
que la componen, acá intentaremos hacer un sumario que abarque las ideas
medulares de estas.
52
protagónica de la industria forestal en el conflicto, al ser ocupante de
muchos de los territorios reclamados por los mapuche como
ancestralmente suyos. Allí es donde se encuentran muchas de las
plantaciones de las distintas empresas. Misma problemática que se
suscita con otras grandes empresas y sus megaproyectos en la zona,
entre los que se puede señalar principalmente carreteras, vertederos
y represas.
CUADRO 2
CONFLICTO Relación Estado con Pueblo Mapuche
ANTAGONISTA Estado/transnacionales (empresas forestales)
CAUSA Invasión/exclusión/discriminación/negación
53
demandas en consonancia con la construcción y reafirmación de lo
mapuche. Mediante las ideas del mundo y país mapuche se ha hecho
extensivo, entre otras, la cosmovisión, las relación del hombre y la
naturaleza y por consiguiente el vínculo del mapuche y su territorio.
La idea de identidad mapuche es dinámica, remite al pasado y
construye futuro, a la vez que autodefine un “nosotros” (mapuche) y
“ellos” (chilenos), de alguna manera, un enfrentamiento de
identidades, que el Estado de Chile durante la historia ha afirmado
como excluyentes. Un conflicto de identidades, en definitiva, un
conflicto político.
54
hace parte y para la cual recurre a legislación de estados de
excepción, la mas grave de las cuales es la Ley Antiterrorista, y en
acciones de represión violenta en contra de comunidades, dirigentes
y que se traducen en el uso indiscriminado de la fuerza pública,
violando derechos básicos de las personas, como la integridad física,
la libertad, el derecho a desplazamiento e incluso el derecho a la vida
en algunos casos, como fue el asesinato del joven mapuche Alex
Lemun44”45.
44
A la cual debe añadirse ahora la muerte de otro joven, Matías Catrileo.
45
Entrevista a José Aylwin, http://www.azkintuwe.org/
46
Debe recordarse que en Chile existe en prensa escrita un duopolio
comunicacional, donde dos grandes empresas controlan prácticamente todo los
diarios del país, ambas por cierto de derecha.
47
Existen en el país algunos medios alternativos (especialmente electrónicos o
radiales), independientes o micromedios que no necesariamente entran en este
juego.
48
El artículo escrito por la periodista María Eugenia Tamblay se titulaba “ El
imparable lobby mapuche en Europa en busca del autogobierno" (03.02.2008)
publicado en el Diario El Mercurio, y prontamente desmentido entre otros por el
Embajador de España en Chile.
55
separatistas “vascos, catalanes y gallegos”, incluida la organización
armada vasca ETA, en la conformación del partido mapuche
Wallmapuwen, inscrito a fines de 2007 en los registros electorales”49.
49
www.azkintuwe.org. Par una profundización se puede ver también
http://www.mapuexpress.net/?
act=news&id=2594&PHPSESSID=24f5bd12c48ea4a8d222c86d9f33e8b5 y
http://www.mapuexpress.net/?act=publications&id=1204
56
TIERRATERRITORIOETNODESARROLLOLIBRE DETERMINACIÓN
50
Propuesta de Organizaciones Territoriales Mapuche al Estado de Chile. Wall Mapu,
Pegun 2006. P.16.
51
De aquí la dificultad mostrada por parte del Estado de Chile de reconocer la
existencia de pueblos originarios dentro de su territorio, calificándolos de etnias.
57
o independencia, siendo una constante en todas las demandas
indígenas el respeto de las fronteras estatales, como demanda de
autonomía hacia el interior del estado. Se reclama eso sí en términos
de autonomía política real (elección de las propias autoridades con
competencias y medios para legislar y administrar en los asuntos
propios-incluyendo el acceso a los recursos naturales-), de
demarcación de territorio propio y, desde tal punto de partida, de
replanteamiento de las relaciones con las instituciones estatales
(Aparicio; 255:2007). La forma de expresión concreta del derecho de
autodeterminación es la autonomía.
El concepto de territorio esta innegablemente ligado a lo anterior, no
es posible agenciar efectiva libre determinación sin un territorio, sin
un marco espacial específico, recordando que este concepto remite a
un constructo social que va más allá de lo meramente físico o de la
propiedad de la tierra, implica relaciones sociales, memoria, sentido
de pertenencia y una cosmovisión. El territorio es componente
inseparable y constitutivo de la concepción de Wallmapu o país
mapuche, el cual tiene un sentido más allá de lo meramente físico
está compuesto por Lafken mapu, el mar; Nag mapu o las montañas,
cerros, bosques aguas, flora y fauna; el Minche mapu o los recursos y
energías del subsuelo; y por el Wenu Mapu que es el aire, la
atmósfera y el cosmos (Propuesta COM; 2006). Pudiéndose
argumentar también que
Los mapuche somos habitantes originarios del Wallmapu o País
Mapuche que se ubica a ambos lados de la Cordillera de los Andes y
constituimos un mismo Pueblo. Nos une una cultura, una misma
historia, una lengua propia y nacional, y por sobre todo, la voluntad
de desarrollar una comunidad de destino, es decir, una Nación
(Declaración de principios de Wallmapuwen).
58
pueden encontrar cuatro organizaciones que aglutinan de alguna
manera las distintas vertientes dentro del movimiento mapuche. A
saber: el Consejo de Todas la Tierras, la Coordinadora Arauko-
Malleko, la Coordinación de Identidades Territoriales Mapuche y el
partido político mapuche en formación Wallmapuwen (Cayuqueo:
2006). El análisis de los planteamientos de estas organizaciones, las
cuales pensamos cubren y representan el amplio espectro de
orgánicas del movimiento mapuche, nos permitirá ver cómo es que
en la actualidad existe una predominancia de un discurso que aboga
por derechos políticos de libre determinación y autonomía en
contraste con las reivindicaciones culturalistas o económicas de hace
unos años.
Coordinadora Arauko-
Malleko
52
Declaración pública del Consejo de Todas las Tierras, firmado por Aucán
Huilcaman sobre reconocimiento constitucional indígena en la Comisión de
Constitución del Senado, www.wallmapuche.cl 2008.
59
Coordinación de Somos un pueblo que fuimos parte de una nación
Identidades Territoriales originaria, hoy lo mas importante es comenzar a
reconstruir aquellas institucionalidades que fueron
Mapuche
derrotadas producto de la post guerra, darnos
cuenta que estamos empobrecidos, que hemos
perdido la mayoría de nuestro territorio, que sí
podemos aspirar colectivamente a tener un
territorio digno para poder desarrollarnos, poder
sobrevivir e incidir en esos espacios y que si
podemos levantar nuestra institucionalidad propia y
que no tiene porqué ser calcada a la toma de
decisiones que había antes, que sí se puede
adecuar a los nuevos tiempos, que sí se puede
levantar un autogobierno donde la gente tenga
representatividad, que sea abierto, que sea
diverso , que sea pluralista, donde todas las
expresiones estén dentro de ese espacio y ayude a
dirigir de mejor manera los destinos del pueblo”.
(Seguel: 2006)54
Wallmapuwen Nuestra propuesta apunta a generar un Estado
plurinacional y profundamente democrático:
plurilingüe
y multicultural. Aspiramos a hacer de Chile un
Estado que reconoce y valora su realidad
plurinacional.
Un Estado y una sociedad respetuosa del derecho
de las nacionalidades internas a la
autodeterminación
como derecho humano democrático fundamental,
reconocido por los organismos internacionales de
los cuales Chile es parte integrante55.
60
objetivos. Como ya se ha mencionado, esta acción colectiva puede
fluctuar entre las de tipo convencional, no convencional o mediante la
violencia que, puede afirmarse, ser la más tradicional de estas, al ser
la forma de acción colectiva que más fácilmente podían emprender
grupos locales aislados, analfabetos y enfurecidos (Tarrow;
139:1997). La forma de manifestarse de los movimientos sociales y
las organizaciones que lo componen es de gran importancia, pues
será esta la cara que muestren hacia la sociedad, en este sentido se
puede decir que las acciones llevadas a cabo por los activistas y las
decisiones tácticas que adoptan, son una contribución crítica y
fundamental a la labor global de dotación de significados
(McAdam;479:1996). Considerándose además relevante el análisis de
estos, para ver si inciden de alguna manera en que el conflicto étnico
expuesto no se manifieste en forma de clivaje político en el sistema
de partidos de la novena región.
En este marco debemos comenzar por basarnos en lo expuesto con
anterioridad y plantear que la construcción y recuperación identitaria
refrendada a lo largo del ensayo, no sólo nos permite establecer
marcos interpretativos del movimiento, sino que además podemos
argumentar que esta misma construcción cosmogónica y de
cosmovisión es en sí mismo un acto de resistencia conciente. En otras
palabras, la praxis de un mundo y un país mapuche repercute en la
consolidación de un sentido de pertenencia y en la forma en la cual el
movimiento es visto y enjuiciado tanto por sus antagonistas –
principalmente el Estado - y también por la opinión pública. Es posible
argumentar a la vez que este proceso de reconstrucción identitaria,
visto como forma de acción colectiva de resistencia, posee una
irredargüible dimensión política, siendo parte constitutiva del
repertorio de acción colectiva del movimiento.
El análisis de la acciones colectivas utilizadas por los mapuche, nos
permite encontrar algunas constancias en las maneras de actuar y
también innovaciones, muchas de las cuales, aunque no todas, nacen
producto de variaciones y desarrollos en las tecnologías. Pudiendo,
61
además, identificarse una consistencia entre el discurso de las
organizaciones y su manera de actuar.
Durante los años setenta algunas comunidades mapuche, alentadas
especialmente por algunos grupos de izquierda, actuaban a través de
lo que entonces fue calificado de corridas de cerco. Es decir, tomas
de terreno y enfrentamientos con los terratenientes en el marco del
proceso de reforma agraria verificado en ese entonces. Acciones de
este tipo se pueden observar nuevamente a comienzos de la década
de los noventa. Poco después del fin de la dictadura se producen
movilizaciones y reivindicaciones indígenas, especialmente en el
marco de las celebraciones del V centenario. Las tomas, ahora
denominadas recuperaciones de tierras56 u ocupaciones simbólicas,
encabezadas por el Consejo de Todas las Tierras, retomaron una
metodología ya utilizada en otro gobierno democrático como el de
Salvador Allende. Otras agrupaciones mapuche también recurrirían a
las tomas de tierras como una de sus maneras de accionar colectivo,
es así como constatamos recuperaciones de terrenos en Lumaco,
Traiguen, Ercilla, Tirúa, entre muchas otras localidades. Podemos
argumentar que una de las variaciones principales observadas a
partir de estas recuperaciones de tierra, la encontramos en las
“recuperaciones productivas” implementadas por la Coordinadora
Arauco Malleco”, que intentaban, no sólo hacerse del lugar de manera
testimonial o simbólica, sino agenciar una apropiación en la praxis,
mediante su utilización y aprovechamiento. Se trata, entonces, de
ejercer control territorial y establecer soberanía de hecho en las
tierras recuperadas. Se desarrollaron experiencias de autonomía
territorial en lugares de la Araucanía como Collipulli, Temulemu,
Didaico y Pantano.
Observar los repertorios de protesta nos permite ver distintas
maneras de actuar. Entre las más convencionales podemos
56
El término de recuperación ha sido utilizado en Chile especialmente por las
organizaciones de izquierda que optaron por, como ellos decían, todas las formas
de lucha, y hacían referencia a los recursos robados por los ricos que se
recuperaban para poder devolverlos al pueblo. En este marco vemos por ejemplo
los asaltos a bancos del MIR a fines de los sesenta o algunas acciones realizadas
por el FPMR durante la dictadura.
62
mencionar, entre otras: recursos ante los tribunales de justicia;
reclamaciones ante organismos internacionales (aunque más novel
entre el repertorio) como por ejemplo, la Corte Interamericana de
Derechos Humanos de la Organización de Estados Américanos (OEA)
o el Comité contra el racismo de la ONU. Las conversaciones o
negociaciones con los distintos gobiernos de la Concertación, como la
mesa de diálogo del gobierno de Eduardo Frei o los Diálogos
Nacionales Indígenas, llevado a cabo por el gobierno de Michelle
Bachelet. La utilización de medios de comunicación propios para
plantear sus ideas, objetivos, demandas y realidad, también pueden
mencionarse entre formas de actuar convencional, planteando eso sí,
la proliferación de medios de comunicación alternativos,
especialmente electrónicos y radiales, para enfrentar el ya
mencionado duopolio comunicacional existente.
Entre las acciones no convencionales podemos mencionar las
recuperaciones de terreno, reales y simbólicas; las tomas de edificios
públicos; manifestaciones callejeras y enfrentamientos con la policía.
Entre las violentas podemos mencionar ataques a particulares y la
policía, la quemA de predios, camiones, entre otras.
63
• Control territorial
• Enfrentamientos policía
• Ataques a forestales
• Medio de comunicación alternativo
Coordinación de • Medio de comunicación alternativo
Identidades Territoriales • Reclamaciones entidades
Mapuche internacionales
• Recuperación de tierra originalmente
• Control territorial originalmente
• Enfrentamientos policía
originalmente
• Diálogo con Estado
Wallmapuwen • Medio de comunicación alternativo
• Participación en política institucional
64
anterior hacia el sistema electoral y los partidos políticos. Esta
afirmación no pretende retratar a todos los mapuche, sino a una
parte representativa de las organizaciones del movimiento. No
obstante esta desconfianza, asentada en la exclusión, discriminación
y represión ejercidas históricamente desde el Estado chileno, han
existido intentos a lo largo de la historia de la creación de partidos
políticos mapuche e indígenas en general, sin embargo, ninguno de
ellos ha fructificado, la división existente en esa región no ha sido
capaz de expresarse en el sistema de partidos local. Un punto de
inflexión en este sentido podría ser la reciente creación (2006) del
partido político mapuche Wallmapuwen, que viene a plantearse, sin
olvidar los planteamientos autonómicos y de libre determinación, una
participación en el marco de la institucionalidad electoral chilena,
planteándose la fehaciente posibilidad de lograr representación a
nivel local en la región de mayor población mapuche. Argumentando
la existencia de un “voto mapuche” sostiene que, sobre todo en las
comunidades de alta concentración mapuche, se puede lograr
representantes del partido en el concejo municipal o la alcaldía. Es
por esto que podemos encontrarnos ante una coyuntura de cambio
en este sentido, no obstante lo cierto es que hasta hoy esto no
sucede, pudiéndose agregar además que la visión de dicho partido
no es la predominante en el seno del movimiento.
65
Araucanía no se manifieste en forma de clivaje étnico en el sistema de
partidos local.
57
La teoría de movilización de recursos analiza la actividad de los movimientos
sociales atendiendo principalmente a procesos de agregación de recursos, dinero y
trabajo. Subraya la importancia del análisis comparado de las infraestructuras
organizativas de los actores, intentado así comprender de mejor forma los patrones
históricos de movilización y predecir cuales facilitan la emergencia, eficacia y
consolidación de los movimientos. Además de fijarse en las relaciones existentes
entre la forma de organización, el carácter de los movimientos, el análisis en las
estrategias de los movimientos y en la redes de movimiento (Martí; 89: 2004)
66
organización es fundamental a la hora de que el movimiento logre los
objetivos que se ha planteado. Entre la funciones que podríamos
identificar debe cumplir la organización de un movimiento, podemos
mencionar el ampliar e intensificar el desarrollo polifacético de este,
posibilitar y estimular el debate identitario, crear sentido de pertenencia,
impulsar las acciones colectivas, obtener nuevos militantes, potenciar la
aparición de líderes, lograr apoyo a nivel societal y mediático, lograr
impacto con su trabajo, lograr modificar la realidad de acuerdo a sus
planteamientos (Ibarra; 161: 2005). La potencialidad de crear lazos y
relaciones con otras organizaciones internas o externas, se puede argüir,
estará también influida por su forma de organización. Evidentemente una
organización clandestina tendrá menos potencial de relaciones que una
pública y legal58.
En los marcos de este enfoque relacional se ha destacado también la
importancia de la existencia de lo que se ha denominado núcleos duros,
que ejerzan la función de liderazgo, que dote de coherencia las
propuestas y que interaccione con el resto del entorno organizacional. Lo
distintivo de los movimientos sociales en este sentido, sería que son
construcciones colectivas que giran en torno a personas dispuestas a
asumir acción colectiva mediante incentivos colectivos (Martí; 89: 2004).
Este núcleo, sin embargo, es sólo una parte del movimiento alrededor del
cual se debe sumar un entorno social movilizado que apoye las demandas
y que se sume a la acción colectiva (Martí; 89: 2004).
58
En este marco se inserta el análisis de las estructuras de movilización, las cuales
son definidas como aquellas estructuras que engloban a los distintos canales
colectivos formales e informales (tanto organizaciones como redes informales) a
través de los que la gente puede movilizarse e implicarse en la acción colectiva
(Jiménez; 192:2003).
59
También denominados núcleos sociales de micromovilización o comunidades de
acción colectiva crítica.
67
decisión de actuar colectivamente (Jiménez; 194:2003). Son aquellos
elementos que hacen que una persona participe en un movimiento y no
en otra cosa, pudiéndose sostener que son los contactos personales,
directos, los que concretizan y fomentan el potencial de participación. Los
contactos cara a cara generan confianza para motivar a participar en la
acción, son estos vínculos los que intentan agenciar los movimientos
sociales. Es así como se puede argumentar que la mayor o menor
presencia de estas instancias de micromovilización en un espacio
determinado es uno de los elementos a partir de los cuales se puede
predecir la capacidad de movilización, y dependiendo de su cantidad,
definir el grado de densidad de las redes (Martí; 36: 2006).
68
marco de cambios tecnológicos y sociales a escala mundial, siendo a su
entender el más importante la expansión y disponibilidad de los medios
de comunicación de masas, especialmente la televisión (Tarrow;
188:1997). El movimiento debe adaptarse a estos cambios contextuales,
debiendo adecuar sus diseños organizativos internos como los procesos
de comunicación organizativos e interorganizativos, deben adecuar su
organización, transformarla en un recursote acuerdo con estas y otras
exigencia y dificultades. (Ibarra: 2005).
69
pudiéndose argumentar que tiene la potencialidad de aumentar la
cohesión de estos y su capacidad de movilización, son consistentes
además con una realidad intrínseca a los movimientos, cual es la
existencia de militancias múltiples de sus miembros, la cual favorece la
comunicación y la movilización conjunta. Debe agregarse, a su vez, que
en las redes se suscitan relaciones tanto de competencia como de ayuda
mutua. Además de constatarse la existencia de distintos tipos de redes,
podemos afirmar la naturaleza bífida de estas, sosteniendo que las redes
pueden ser concebidas como prerrequisitos para la acción colectiva,
siendo su configuración la que orientará la circulación de recursos
esenciales para la acción y determinará al mismo tiempo, las
oportunidades y vínculos necesarios para esta. Por otra parte pueden ser
vistas como producto de la acción, como el resultado de actos mediante
los cuales los actores de un movimiento seleccionan a sus propios
interlocutores o aliados (Diani; 247:1998)
70
La presencia mapuche en el quehacer regional y nacional ha sido
constante y evidente desde la concreción de la invasión de su territorio.
Han existido muchas organizaciones mapuche que abarcan distintas
ópticas de la problemática indígena, transitando desde organizaciones de
índole más campesinas, de género, culturales o políticas.
62
La Federación Araucana, entre otras cosas, apoyó la candidatura a diputado de
Francisco Melivilu, del Partido Demócrata. En 1931 junto con la Federación Obrera
de Chile, proclamó el proyecto de la República Indígena. En 1932 apoya la
República Socialista de Marmaduque Grove.
71
La Sociedad Caupolican formaría en 1932 el Partido Único de la
Araucanía, el Partido Mapuche, iniciativa que perduraría hasta 1945.
63
Posteriormente en 1953 fue electa vicepresidenta de la Asociación Nacional de
Indígenas de Chile.
72
la participación de muchos mapuche en el marco de partidos políticos
tradicionales, especialmente aquellos vinculados al gobierno de la Unidad
Popular.
Asimismo, en esta época se produce también una importante vinculación
de algunos mapuche con la organización MIR (Movimiento de Izquierda
Revolucionario) y su ala campesina el MCR (Movimiento Campesino
Revolucionario)64, específicamente mediante recuperaciones de tierra en
el proceso conocido como corrida de cercos65.
El golpe militar de septiembre 1973 acaba con el gobierno de Salvador
Allende y de la Unidad Popular, ilegalizando partidos y organizaciones
políticas y sociales e iniciando una época de represión, violencia y
muerte. Los mapuche y sus organizaciones no fueron la excepción, siendo
estas prohibidas66.
Producto de la nueva división de tierras realizada por la dictadura, los
mapuche se vuelven a organizar, inicialmente bajo la figura de centros
culturales mapuche, naciendo a partir de estos en 1980 la organización
Ad Mapu. Esta organización se convirtió en un importante referente
durante aquellos años, sin embargo, debido a un acercamiento de esta
con partidos políticos de izquierda, se produce una sucesión de divisiones
y de creación de otras agrupaciones que nacen a partir de esta raíz67. A
partir del año 1987 estas organizaciones formaron una alianza conocida
como Futa Trawun Kiñewan Pu Mapuche, que pervivió hasta 1989. El
discurso de las organizaciones, al estar en relación con partidos chilenos
fue variado. Las organizaciones miembros de esta alianza trataron de
hacer congeniar la ideología y política de sus respectivos partidos, con los
64
El MIR nace en agosto de 1965, reconociéndose como un partido marxista- leninista y
reivindicaba el camino de la insurrección armada, su líder más destacado es Miguel
Enríquez, muerto en un enfrentamiento en Santiago en 1974.
65
Para una mayor referencia ver, Correa Martín, Molina Raúl y Yañez Nancy, “La Reforma
Agraria y las tierras mapuches, Chile 1962-1975.
66
Para revisar en profundidad esta época de Chile ver Informe de la Comisión Nacional
de Verdad y Reconciliación (Informe Rettig) e Informe de la Comisión Nacional sobre
Prisión Política y Tortura (Informe Valech). Existe también una ingente literatura con
respecto a las violaciones los derechos humanos acaecidas en Chile durante la dictadura
militar.
67
Muchas de estas organizaciones también estaban ligadas a partidos políticos, es
conocida la vinculación de Ad Mapu con el Partido Comunista, Nehuen Mapu con la
Democracia Cristiana, Lautaro Ñi Ayllarehue y la Asociación Mapuche Arauco con el
Partido Socialista, Callfulican fue formada por ex militantes socialistas, Centro Cultural
Mapuche fue creada por un ex-militante de alto rango del partido comunista.
73
intereses del pueblo mapuche. Pero en la práctica terminaban divididas a
la hora de tomar posición frente a problemas nacionales. Y, curiosamente,
de lado del referente Estado-nacional con el cual se le suponían vínculos
(Mariman; 1994).
La década de 1990, comienza con un proceso de transición a la
democracia que abre, entre otras cosas, una ventana de oportunidad para
la consolidación desarrollo y aparición de distintas organizaciones
mapuche que conformarán eventualmente un nuevo movimiento
mapuche, el cual tendrá como momentos coyunturales 1992 en el marco
del V centenario y 1997, año en el cual se produce un cambio sustantivo
en cuanto a la forma de actuar y en el discurso sostenido por las
organizaciones.
Podemos argumentar que han existido a lo largo de estos poco más de
tres lustros, variadas instancias de participación agenciadas por las
distintas organizaciones mapuche, ya sea trabajando como una sólo
organización o como la conjunción de varias. Es así como constatamos,
entre otras, organizaciones como Aukiñ Wallmapu Ngulam (Consejo de
Todas las Tierras), la Corporación de Comunicaciones mapuche Xeg-Xeg,
la Identidad Territorial Lafkenche o la Asociación Ñankucheu de Lumaco.
74
Territoriales Mapuche, la Coordinación para la Libertad de los presos
políticos mapuche o Coordinación de Organizaciones Mapuche. La
organización en forma de coordinadores o redes de organizaciones para
enfrentar las situaciones dota de mayor potencialidad al movimiento a
que si las organizaciones lo hiciesen de manera independiente.
TABLA 3.
Carácter Objetivos Tamaño
Consejo de Informal Territorio/Autonomía Regiones VIII,
Todas las Autodeterminación/Parlamento XIX y X
Tierras mapuche
Reconocimiento constitucional y de
convenios internacionales
CoordinadoraInformal Recuperación territorial de facto Regiones
Arauko Malleko Autonomía/Autodeterminación VIII y XIX
75
concreto es similar, sin embargo, la manera en la cual la acción colectiva
se lleva a cabo varía.
68
http://www.mapuexpress.net/?act=publications&id=125
69
La Ley Nº. 18.603 Orgánica constitucional de los partidos políticos. Título IV. De la
organización interna de los partidos políticos, señala en su Artículo 23: Entre los órganos
de los partidos políticos deberán establecerse a lo menos una Directiva Central, un
Consejo General, Consejos Regionales y un Tribunal Supremo.
76
Punto relevante pareciese ser destacar los objetivos de cada
organización, los cuales están por cierto, directamente vinculados a los
marcos y la construcción indentitaria del movimiento. La importancia de
esto radica en que tanto cuando nos encontramos con una organización
única o una de naturaleza reticular, los marcos interpretativos son
transmitidos y conforman el marco analítico básico con el cual los
integrantes del movimiento leen y entienden la realidad. En este caso
vemos un predominio de un discurso autonómico y de autodeterminación,
es decir, finalidades claramente políticas, objetivos que se contraponen a
la visión uninacional del Estado de Chile. Es incuestionable que existen
organizaciones con objetivos más circunscritos, sin embargo, lo
predominante es lo anterior.
La gran diferencia es la forma en cómo se brega en pos de conseguir
estos objetivos, los repertorios de acción colectiva predominantes. Como
se ha señalado en el capítulo anterior, los repertorios tienen una base
común, empero, esto no quiere decir que todas las organizaciones opten
por la misma forma de actuar. Es así como vemos un predominio de la
actuación no convencional, especialmente el Consejo de Todas las Tierras
y la Coordinación de Identidades territoriales, la cual como se ha dicho,
agrupa otras organizaciones. Por su parte, la Coordinadora Arauco
Malleco plantea:
70
Entrevista a José Llanquilef máximo vocero de la Coordinadora Arauco Malleco.
http://www.weftun.cjb.net/ agosto de 2007.
77
sectores de la sociedad Mapuche y no-Mapuche, tras la movilización social
en función de nuestros intereses. En segundo lugar, se debe desarrollar
una estrategia electoral en el País Mapuche, evaluando los niveles en que
es conveniente participar y las condiciones de cada momento”.
78
Por su parte la Coordinación de Identidades Territoriales también cuenta
con una política de alianzas que trasciende al mundo mapuche, les parece
importante establecer instancias donde se pueda sostener diálogo con la
sociedad no mapuche, con los chilenos, donde se pueda conversar, no
sólo la temática mapuche. Para ellos esto es una definición de tipo política
y, en este marco, podemos observar por ejemplo, el primer foro
ciudadano organizado en la ciudad de Villarrica, la Coordinación para la
libertad de los presos políticos mapuche o lo que fue el Foro en contra de
la reunión de APEC celebrada en Santiago, donde fueron una de las
organizaciones participantes. Dentro de las relaciones establecidas
también como Coordinación, se cuentan instancias de diálogo con
organizaciones de allende Los Andes, de orgánicas mapuche de Neuquen
y Río Negro entre otros; además de formar parte de la Coordinación
Andina, con miembros de Chile, Bolivia, Perú y Ecuador. También a nivel
internacional han realizado un trabajo en el marco del sistema de derecho
internacional, realizando reclamaciones ante la OEA y recientemente ante
la Naciones Unidas.
79
para sostener sus gastos operacionales, de oficina y para la difusión de
sus actividades72.
Finalmente podemos agregar que la organización más aislada sería la
Coordinadora Arauko Malleco, quienes no reconocen relaciones con
ninguna otra organización mapuche, por ejemplo, con el Consejo afirman
no tener ninguna relación con su dirigencia, sólo con algunas bases y que
esa situación se mantendrá mientras lesta organización tenga cercanía
con partidos o el gobierno de Chile. Por otra parte, a Wallmapuwen lo ven
como un ente sistémico más que solo quiere captar masa electoral73.
72
Diario La Segunda, Martes 7 de mayo de 2002, publicado en http://www.mapuche-
nation.org/espanol/html/nosotros/ntcs-06.htm. Debe agregarse que el argumento de
la financiación extranjero es bastante usada por la derecha chilena n aras de
deslegitimar a organizaciones mapuche.
73
Entrevista a José Llanquilef máximo vocero de la Coordinadora Arauco Malleco.
http://www.weftun.cjb.net/ agosto de 2007.
80
CTT: Consejo de Todas las Tierras
CAM: Coordinadora Arauko Malleko
COM: Coordinación de Organizaciones Mapuche
CITEM: Coordinación de Identidades Territoriales Mapuche
Lafk. : Identidad Territorial Lafkenche
Ñank. Asociación Ñankuchew de Lumaco
Wallmapuwen : Partido político mapuche en formación
81
movimiento mapuche. Situación similar observamos en las otras
orgánicas, debiendo agregar que tanto la Identidad Lafkenche como
Ñankuchew, son parte integrante de CITEM. Mientras que COM las agrupa
a todas, menos las ya mencionadas, pues corresponde a una coyuntura
de diálogo con el gobierno de la actual presidenta Bachelet. Este punto
debe destacarse, pues corresponde a un hecho constitutivo de las
organizaciones y los miembros de estas. Muchas veces se produce un
solapamiento de organizaciones y miembros, es decir, existe una
multimilitancia que da vida al movimiento mapuche. Es así como
encontramos organizaciones que son, por ejemplo, miembros de la CITEM
y de la actual COM; así como quienes militan y participan de estas
distintas instancias.
82
una densidad del 55,5 % con una desviación estandar de 0,5. Es decir del
total de relaciones posibles se llevan a cabo el 55.5%.
83
tanto del contexto como de su presente como pueblo, con derecho a
territorio y determinación, es muy similar. Sin embargo, la forma de
bregar para la consecución de este fin, podemos afirmar que varía.
El Consejo de Todas las Tierras, como lo hemos mencionado, ha
utilizado principalmente la política no convencional como forma de
actuación, con un discurso en este sentido que podríamos calificar de
bipolar, pues por una parte reniega y denosta toda forma institucional
chilena (huinka), calificando, por ejemplo, a Wallmapuwen, el partido
mapuche, como una forma de reproducción de colonialismo interno.
Mientras por otra, no sólo reclama el reconocimiento de derechos al
Estado de Chile, sino que participa en instancias de este, como lo fue
por ejemplo el intento de candidatura presidencial de su Werken y
miembro más mediático, Aukán Huilcaman, o el apoyo a algunos
candidatos mapuche en las elecciones municipales de 2000.
El Consejo reclama en este marco, el territorio al sur del Bio Bio que
consideran históricamente mapuche, demandando también una
nueva constitución que reconozca la existencia de la nación mapuche
y verifique tres derechos básicos: el derecho a la autodeterminación,
el derecho a la restitución de las tierras y el derecho sobre el uso y el
control del territorio, tanto suelo como subsuelo (Saavedra; 130:
2002). Además de lo anterior y el reconocimiento de tratados
internacionales con respecto a derechos indígenas.
Vemos también entre sus objetivos el reconocimiento de un
parlamento autónomo mapuche, compuesto por representantes
elegidos conforme a la propia cultura.; el derecho a la participación,
manifestado bajo el principio de discriminación positiva en el
Congreso, que garantice dos parlamentarios mapuches por cámara.;
reconocimiento de un parlamento autónomo mapuche, compuesto
por representantes elegidos conforme a la propia cultura; Respeto al
enmarcado, podemos argumentar que la autonomía y la autodeterminación
predominan. Para una mayor referencia sobre las distintas visiones autonómicas
remitirse a Marimán, José. “Autodeterminación. Ideas y movilización política
mapuche en el Chile del siglo XXI” Tesis Doctoral, Universidad Santiago de
Compostela. Departamento de Ciencia Política e da Administración, noviembre de
2007.
84
sistema normativo mapuche mediante reforma al código de
procedimiento penal que incluya aspecto sustantivos de la cultura
mapuche constituidos en el Ad Moguen y Nor Moguen. (Foerster y
Lavanchy: 1999).
Según José Marimán, plantea de manera simultánea, la idea de co-
gobierno, gobierno paralelo y la de autonomía. La primera referiría a
la existencia de dos autoridades políticas para el territorio mapuche.
Estas tendrían la misma autoridad, siendo su única distinción su
diferente pertenencia étnica. Como gobierno paralelo argumentan
también una autoridad política dual, sin embargo, en este caso cada
una tiene jurisdicción sobre su sociedad por separado, la potestad del
gobierno sería entregada por la pertenencia étnica. Por su parte,
plantean como autonomía que las leyes aprobadas para una cultura
no debiesen ser válidas para otra, leyes distintas para chilenos y
mapuche. Para la consecución de estos objetivos se basarán en la
organización tradicional, por sus autoridades originarias, quienes
cuentan con la real representatividad para ser portavoces de la
problemática mapuche (Mariman: 1997).
Esta discurso bipolar, que se alterna entre jugar dentro del marco y
por fuera de las reglas impuestas por el sistema chileno, complica
una definición al respecto de la organización y el sistema de partidos,
sin embargo, podríamos argumentar que tanto los marcos
interpretativos, especialmente el discurso autonómico, como su
accionar, que no obstante ser no convencional, no implica ilegalidad,
no se contraponen con la idea de representación mapuche en el
sistema de partidos. Es más, aunque algunas de sus declaraciones no
lo aprueben o que se argumente instrumentalización, o que sus
verdaderas pretensiones pasan más por lograr una representatividad
propia, basada en institucionalidad esencialmente mapuche, se
puede argumentar que han dado muestras claras de que esta
situación no les desagrada completamente.
85
Distinto se nos presenta, sin duda, el análisis de la Coordinadora
Arauco Malleco. Esta, al igual que otras organizaciones, reivindica los
derechos autonómicos de los mapuche, pero como parte de un
proceso de liberación nacional mapuche, planteando que sus
objetivos son: la restitución de la autonomía del pueblo mapuche, el
autogobierno, la construcción de una economía interna, el control de
las relaciones sociales, el respeto a la cultura, a la lengua. Se ha
comenzado un proceso de acumulación de fuerzas, proceso necesario
para conseguir la autonomía y posterior liberación. Aquí estamos
hablando de liberación nacional a futuro (...) Es una lucha de
resistencia y de reconstrucción de la nación mapuche, porque
estamos convencidos que si no lo hacemos la invasión del capital
transnacional significará el exterminio definitivo de nuestro pueblo. Es
el derecho soberano de todo pueblo a la rebelión y por eso la lucha
pasa por la recuperación de las tierras o derechos culturales, hacia la
lucha de nación, por la autodeterminación. Queremos volver a ser un
pueblo soberano y libre. (Tricot; 296: 2006). Como ya se ha afirmado,
la organización reivindica todas las formas de lucha para lograr estos
objetivos, situándose definitivamente fuera de los márgenes
institucionales para enfrentar a sus dos grandes antagonistas: el
Estado y las empresas forestales. Esta actitud los ha distanciado de
otras organizaciones en las cuales no ven consecuencia entre los
objetivos autonómicos y la práctica de éstas, las cuales, afirman,
terminan oficializando sus propuestas. Se definen en la actualidad
como una vanguardia necesaria del Pueblo-Nación Mapuche desde el
punto de vista teórico como en la praxis75.
El accionar de esta organización y su discurso, definitivamente más
confrontacional, además de su carácter clandestino, nos permite
colegir que la participación dentro de los márgenes institucionales no
está contemplada. Inclusive al sostener la posibilidad de negociar con
el gobierno afirman que esta instancia será necesaria, pero esta no
debe comprometer su independencia y sus principios, planteándose
75
Entrevista a José Llanquilef máximo vocero de la Coordinadora Arauco Malleco.
http://www.weftun.cjb.net/ agosto de 2007.
86
actualmente en un proceso de reconstrucción de su pueblo, creando
las bases para el proceso de liberación nacional mapuche. Con
respecto a las organizaciones que participan de la institucionalidad
imperante afirman que:
“Durante todos estos años se hace evidente que la participación
mapuche dentro de la institucionalidad chilena lejos de permitir
avances efectivos para nuestro Pueblo, ha generado desmovilización
en muchas de las comunidades y con ello han permitido el avance del
empresariado. Caminos pavimentados para el ingreso de los
camiones forestales, programas interculturales que aumentan la
integración y la asimilación a la cultura dominante, son los grandes
logros de estos dirigentes. Es por esto que reafirmamos que el único
camino posible es la profundización de la experiencia antisistémica y
rebelde”76.
87
extendiendo la diversidad existente en el movimiento, pero poniendo
énfasis en algunas ideas comunes (Millapi en Tricot; 392: 2006). El
trabajo de la CITEM no plantea la independencia, sino la autonomía
en el contexto actual, hoy la autonomía es dentro del Estado chileno
(Caquilpan: 2006). En este marco se inscribe, por ejemplo, la
intención de agenciar espacios de autogobierno y de autonomía,
planteándose a nivel de discusión interna aún, cuestiones como la
implementación de plebiscitos o un congreso nacional mapuche. En
sintonía con lo anterior, se encuentra la idea de la creación e
implementación de parlamentos territoriales, una instancia que ya
pueda decidir, definir, normar o establecer políticas de alianza
internas o externas, facultades que van mucho más allá de lo que
puede hacer en la actualidad la CITEM. También han actuado a nivel
supranacional interponiendo recursos judiciales que pretenden la
protección de los derechos de los mapuche, afirmando por ejemplo en
este marco que:
88
organización, lo cual descarta de plano que tanto el discurso como el
accionar de la organización impida el que el conflicto mapuche se
plasme en el sistema de partidos local.
77
Debieron presentar 100 firmas iniciales, a partir de allí tienen un plazo de 7
meses y 3 días para completar las 2500 firmas en La Araucanía, 800 en la región
de Los Ríos y 1400 en la de Los Lagos, es decir, aproximadamente 4500 firmas.
78
Díptico Campaña de recolección de firmas.
http://www.wallmapuwen.cl/diptico_firmas.pdf
89
“En la medida que tengamos un instrumento político vamos a poder
disputar espacios de poder que hoy en día son copados por el resto
del liderazgo político chileno. Efectivamente a nivel regional todos los
representantes, senadores, diputados los alcaldes, responden a
partidos políticos chilenos que tienen su base en Santiago”79.
79
Entrevista televisiva en www.wallmapuwen.cl
90
todo esto lo haremos por vías democráticas, promoviendo la
organización, la participación y la movilización social de todos los
ciudadanos del Wallmapu”80
Conclusión.
www.wallmapuwen.cl
80
91
mapuche, intentando ver si estos factores de alguna manera
incidirían en que este conflicto con más de un siglo de antigüedad, se
plasme a manera de un clivaje en el sistema de partidos. Debemos
añadir también, que no olvidamos que este sería sólo una parte de la
investigación, siendo necesario a manera de complementación,
además, el análisis de factores más de orden formal que pudiesen
tener alguna implicancia en este sentido.
Es así como, además de exponer un basamento teórico somero en
cuanto a identidad, clivaje y, por cierto, acción colectiva con los
marcos, repertorios y organizaciones como parte integrantes y
motivadoras de esta, procedimos a analizar el movimiento mapuche.
En este marco nos focalizamos específicamente en 4 organizaciones
que pueden considerarse representativas de las distintas corrientes
dentro del movimiento mapuche actual, a saber: el Consejo de Todas
las Tierras, la Coordinadora Arauco Malleco, la Coordinación de
Identidades Territoriales Mapuche y el partido político mapuche en
formación, Wallmapuwen. Intentando observar mediante el análisis
de éstas la manera en que se manifestaban y concretaban los
elementos anteriormente mencionados, para de esta forma verificar
su incidencia o no en el sistema partidario local.
A la luz de lo estudiado, podemos argumentar que nos encontramos
en posición de intentar esbozar una respuesta a nuestra interrogante,
sin embargo, más que responder directamente, creemos que en el
marco de lo expuesto y conciente de lo que no se ha analizado, a
saber, variables del tipo más formal, se vuelve más factible sostener
algunas inferencias que podemos extraer de nuestra investigación y
que pueden ayudarnos en este sentido.
La conformación reticular del movimiento mapuche, es decir, el que
esté integrado por distintas organizaciones, dificulta ser taxativo a la
hora de hacer afirmaciones acerca de éste, sin embargo, podemos
argumentar, por ejemplo, que existe, al menos entre las
organizaciones analizadas, un predominio de una visión autonómica y
de autodeterminación. Se ha transitado desde un predominio de las
92
temáticas de restitución de tierras hacia la necesidad de agenciar
territorio y con posterioridad autonomía, es decir, de lo económico a
lo más político. Esta visión autonómica, se puede afirmar que
constituye uno de los marcos interpretativos con los cuales los
miembros de estas organizaciones leen la realidad. Es importante
señalar que probablemente un análisis más pormenorizado o
profundo de cada discurso de autonomía, nos daría como resulta
concepciones prácticas y teóricas con similitudes y matices con
respecto a este posicionamiento. Sin embargo, el leer la problemática
del pueblo mapuche en clave de derechos de autonomía, sienta una
base más o menos uniforme desde la cual se sustenta el discurso y la
construcción y reconstrucción identitaria, - y a decir de algunas
organizaciones- nacional mapuche. Esta es sin duda, otra arista a
tener en consideración. La identidad en cuanto a proceso que se
construye, tanto en la teoría como en la praxis, y en este sentido
podemos ver que esta construcción atraviesa de manera tangencial a
todas las organizaciones integrantes del movimiento. Sea cual fuere
la organización que observemos, lo cierto que en el seno del
movimiento mapuche el trabajo y la acción colectiva contribuyen, de
manera directa o indirecta, en el sentido de reconstitución como
pueblo. La recuperación o construcción de la identidad mapuche,
fundada principalmente en las concepciones de mundo y de país
mapuche, nos permite argumentar que tanto este planteamiento
teórico, como su práctica en la cotidianidad, representan una
instancia con un componente político innegable.
Siguiendo con las prácticas colectivas, podemos señalar que de las
organizaciones analizadas, sólo algunos de los repertorios utilizados
por la Coordinadora Arauko Malleko podrían utilizarse como
argumentos para sustentar la no existencia de presencia mapuche en
el sistema de partidos local. Empero, esta es una de muchas
organizaciones, en nuestro caso particular, 1 de 4, que hemos
analizado en este estudio, por lo cual se puede afirmar que no es
mayoritaria y su forma especifica de acción no predomina en el
93
movimiento mapuche. Existe en el movimiento un predominio hacia
la política no convencional, pero sin desmerecer lo convencional, y
por cierto, de ninguna manera terrorista o criminal como ha sido
calificado en muchas ocasiones por parte del Estado y los tribunales
de justicia. Siendo, por lo demás, el discurso de 2 de las
organizaciones analizadas abiertamente inclusivo, haciéndose cargo
de una realidad insoslayable, el que la población mayoritaria de lo
que reclaman como territorio ancestral es población chilena.
Por último, podemos afirmar que tanto la concepción de autonomía,
como el proceso de construcción identitaria, además del accionar
colectivo de 3 de las 4 organizaciones analizadas, no se contrapone
de ninguna manera a la potencialidad de participar en las elecciones
a nivel regional. Cada vez más vemos como las distintas
organizaciones participan de alguna manera en política convencional.
Esto, valga la aclaración, sin dejar a un lado - y por cierto sin
desmerecer - el accionar colectivo no convencional que es el que ha
predominado en el movimiento, especialmente desde el retorno de la
democracia. Pero en definitiva, no existe contradicción alguna entre
autonomía y participación política convencional, por ende, no puede
ser argumentado este discurso como factor que impide que exista
una representación mapuche en el sistema de partidos de la región
de la Araucanía.
Podemos colegir que la creación del partido Wallmapuwen pudiese
ser un hito en este sentido, intentando aunar la representación
mapuche en el contexto de las próximas elecciones municipales, sin
embargo, extrapolar en este sentido seria demasiado arriesgado. Lo
que si podemos inferir a partir de nuestra investigación, es que con
base en nuestro análisis del discurso predominante en el movimiento
mapuche, los marcos interpretativos, repertorios de acción y las
formas organizativas, no tienen una implicancia primordial en que el
conflicto étnico existente en la región no se plasme en el sistema de
partidos, no pudiéndose verificar, por ejemplo, una contradicción
entre un discurso autonómico y la participación en la institucionalidad
94
chilena. El sistema de partidos chileno ha sido caracterizado
tradicionalmente como el más parecido en su génesis y conformación
con los europeos que, al decir de Lipset y Rokkan tienen su génesis
en divisiones de tipo societal. Sin embargo, esta división social
evidente, esta fisura de tipo étnica no encuentra su lugar en el
sistema de partidos regional y por cierto nacional en el caso de Chile.
Esto amerita, por cierto, que se investiguen diversos factores que se
relacionan con la institucionalidad chilena misma para explicar el
fenómeno.
95
Bibliografía.
Bengoa José, Historia del pueblo Mapuche. Siglo XIX y XX. 6ª edición,
Santiago. LOM ediciones, 2000.
96
Larraín, Jorge. Identidad Chilena, 1ª edición, Santiago. LOM Ediciones,
2001.
97
Pueblo Mapuche. Derechos Colectivos y territorio: desafíos para
la sustentabilidad democrática. 1ª edición, Santiago. Lom ediciones,
2005.
DOCUMENTOS.
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