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XIV Congreso Internacional del CLAD sobre la Reforma del Estado y de la Administración Pública, Salvador de Bahia, Brasil, 27 - 30 oct.

2009

Aspectos claves para el fortalecimiento del sistema


de control de la Ciudad de Buenos Aires

Christian Gonzalo Asinelli

1. Introducción
Las demandas de transparencia y resultados en la gestión pública se acrecientan día a día en nuestra
sociedad. Estas demandas no sólo se dirigen a reclamar que los funcionarios actúen con decoro en
términos personales, sino también a lograr verdaderos impactos positivos en la sociedad y un
saneamiento de las instituciones de modo tal que, por su propio funcionamiento, garanticen la
satisfacción ciudadana con prescindencia de quiénes son los que ocupan los cargos públicos.

Para lograr estos objetivos, es necesario que los diversos actores políticos trabajen en la construcción
de un sistema sólido de control estatal, de modo de asegurar un ciclo virtuoso en el proceso de políticas
públicas que combine transparencia y calidad en la gestión.

Luego de la reforma de la Constitución Nacional en 1994, la Ciudad de Buenos Aires adquirió un


nuevo estatus jurídico-político que le permitió diseñar su propio esquema institucional y elegir a sus
autoridades. Una de las consecuencias de este importante cambio es el replanteamiento del sistema de
órganos especializados de control que operaba subsidiariamente en la Municipalidad de Buenos Aires,
bajo el esquema de un órgano autárquico del Estado Nacional, el antiguo Tribunal de Cuentas
Municipal1 y, entre 1993 y 1996, la Auditoría General de la Nación2.

Con la sanción de la Constitución de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, se avanzó notablemente en


materia de rendición de cuentas, ya que se implementó un nuevo sistema de control estatal constituido
por órganos de control interno y externo. Sin embargo, este sistema aún evidencia ciertas debilidades,
por lo que resta transitar un largo camino de correcciones que aseguren niveles de transparencia y
rendición de cuentas óptimos para el correcto funcionamiento estatal.

El presente trabajo se centra en una de las dimensiones de la accountability -lo que Guillermo
O'Donnell desarrolla como accountability horizontal-, describiendo los principales desafíos que
afrontan los órganos de control de la Ciudad, a más de diez años de su creación, y las acciones
propuestas desde el poder legislativo para fortalecer dichos organismos y asegurar su independencia, en
pos de una organización gubernamental con alto grado de institucionalidad.

2. Marco teórico
La caracterización hecha por O'Donnell (1992) sobre algunas de las "nuevas democracias" (en especial
la Argentina, Brasil, Perú, Ecuador, Bolivia, Filipinas, Corea y varios países poscomunistas), arroja un
nuevo subtipo de democracia, la democracia delegativa, que se diferencia de la clásica democracia
representativa.

1
La Ley Orgánica Municipal (Ley No. 19.987) establecía un Tribunal de Cuentas Municipal, pero nunca se logró constituir.
2
Con la sanción de la Ley No. 24.156, en 1992, se le otorgó la función de control de la Administración de la Ciudad a la
Auditoría General de la Nación, quien la ejerció hasta que la Ciudad de Buenos Aires creó sus propias instituciones de
control.
1
XIV Congreso Internacional del CLAD sobre la Reforma del Estado y de la Administración Pública, Salvador de Bahia, Brasil, 27 - 30 oct. 2009

Este nuevo subtipo de democracia se basa en la premisa de que la persona que gana una elección
ejecutiva "está autorizada a gobernar como él o ella crea conveniente, sólo restringida por la cruda
realidad de las relaciones de poder existentes y la limitación constitucional del término de su mandato"
(O'Donnell, 1992). Conceptualmente, los ciudadanos delegan el poder en el gobernante electo, quien lo
ejerce sin ningún tipo de límite o control institucional efectivo. Si bien sigue las reglas procedimentales
de una democracia, existe una ausencia de rendición de cuentas y responsabilización legal y política
durante el ejercicio del poder. A su vez, a este subtipo le corresponde una "institucionalidad
administrativa delegativa" que, junto a una cultura y liderazgo político de naturaleza autoritaria,
convierte la toma de decisiones de discrecional en arbitraria o deriva en trasgresión (Schweinheim,
2004).

En contraposición, la democracia representativa, por definición, entraña necesariamente


accountability, ya que "de alguna manera el representante es responsable por sus acciones ante quienes
lo autorizaron a hablar en su nombre" (O'Donnell, 1992). Este subtipo de democracia se caracteriza por
tener un alto grado de consolidación en sus instituciones políticas, lo cual contribuye a evitar la
proliferación de prácticas políticas degenerativas como son el clientelismo y la corrupción.

El concepto de accountability, si bien no tiene traducción literal en español, comprende tanto la


responsabilización del gobierno en rendir cuentas a los ciudadanos sobre la gestión, como el derecho de
estos últimos de controlar la acción de quienes los gobiernan. Se puede visualizar al menos dos
dimensiones de este concepto, las cuales en teoría, no están en conflicto, sino que trabajan juntas en un
ciclo de fortalecimiento mutuo (Ackerman, 2006).

Por un lado, tenemos la accountability vertical, que es la rendición de cuentas que deben hacer
periódicamente los gobernantes para legitimarse ante los ciudadanos en cada acto eleccionario. Por otro
lado, tenemos la accountability horizontal, la cual "opera mediante una red de poderes relativamente
autónomos (es decir, instituciones) que pueden examinar y cuestionar y, de ser necesario, sancionar
actos irregulares cometidos durante el desempeño de los cargos públicos" (O'Donnell, 1992). Engloba
diversos mecanismos institucionales de los que podemos distinguir los frenos y contrapesos de la
división de poderes (accountability horizontal de balance), por un lado, de los más específicos
organismos técnicos de control (accountability horizontal asignada), por el otro (Poder Ciudadano,
2009:19) (O'Donnell, 2001). Si bien tanto la democracia representativa como la delegativa comparten
el atributo esencial de la accountability vertical, claramente, la democracia delegativa carece de las
características de la accountability horizontal.

Interesa, en esta ocasión, profundizar sobre la accountability horizontal asignada. Se trata de una serie
de organismos especializados -órganos de auditoria externa, defensorías del pueblo, contralorías o
auditorias internas, oficinas de ética pública, fiscalías especializadas, consejos de la magistratura,
tribunales de cuenta y agencias anticorrupción, entre otros- que tienen el mandato legal de supervisar,
monitorear y, en su caso, denunciar y promover la sanción de irregularidades cometidas por acción u
omisión de otras agencias estatales y de sus agentes (Poder Ciudadano, 2009:27).

Estos organismos especializados de control se caracterizan por ser eficaces en prevenir o disuadir
acciones ilegales o actos de corrupción de los organismos o agentes que supervisan. Por su carácter
continuo y profesionalizado, también pueden desarrollar capacidades institucionales que les permiten
examinar complejas cuestiones de políticas públicas (O'Donnell, 2001).

2
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Ahora bien, como condición necesaria para el efectivo cumplimiento de esta tarea, el conjunto de los
organismos especializados de control deben estar relacionados ordenadamente entre sí (UNDP, 2005),
es decir, deben conformar un sistema. Por ello, entendemos como sistema de control estatal aquella red
de organismos entrelazados que complementan sus funciones en procura de un objeto común: velar por
la rendición de cuentas en la gestión y la resposabilización legal y política de los funcionarios públicos;
“si no es así, las investigaciones de las auditorías, fiscalías y otras similares pueden alimentar las
críticas de la opinión pública, pero no suelen alcanzar resolución legalmente apropiada” (O'Donnell,
2001).

Entre las características que debieran tener estos organismos especializados que conforman el sistema
de control estatal, además de las características que son comunes a cualquier tipo de institución, se
destacan los siguientes aspectos (UNDP, 2005) (Poder Ciudadano, 2009):
a) Independencia política e institucional, lo que permite una mayor estabilidad de las autoridades de
los organismos de control y una menor influencia de las áreas de gobierno auditadas,
b) Profesionalización de los recursos humanos y técnicos, a través del establecimiento de una carrera
administrativa meritocrática,
c) Adecuado financiamiento, condición elemental que contribuye para asegurar la autonomía de los
organismos de control,
d) Solidez del marco legal, estableciendo claramente las competencias, funciones, límites y
mecanismos de coordinación de cada organismo de control.

Cabe hacer una aclaración, coincido con ciertos autores en afirmar que sería deseable que la
accountability horizontal no se restrinja únicamente a las instancias de control estatal, siendo
conveniente que también participen actores no estatales, tales como organizaciones de la sociedad civil
(Schmitter, 1999), bajo un sistema de "veedurías ciudadanas" u otra herramienta de control social
semejante. Sin embargo, este punto merece un tratamiento especial que excede el marco de la presente
ponencia.

En relación a los tipos de control existentes, se puede distinguir varios grupos: a) el control previo y el
control posterior; b) el control interno y el control externo; c) el control de procedimientos y el control
de resultados.

En cuanto al primer grupo, el control previo se lleva a cabo antes de la implementación de la política
pública, es decir, a la realización de las operaciones financieras o administrativas que efectivizan una
decisión de gobierno, en cambio el control posterior, actúa luego. El control previo tiene la ventaja de
poder impedir un perjuicio antes de producirse éste, pero al mismo tiempo tiene la desventaja de
requerir un trabajo excesivo y de que la responsabilidad basada en el derecho público no esté
claramente definida. Por su parte, el control posterior "reclama la responsabilidad del órgano culpable,
puede llevar a la indemnización del perjuicio y es apropiado para impedir, en el futuro, la repetición de
infracciones" (INTOSAI, 1998).

En el caso del segundo grupo, se entiende por control interno al control establecido en el seno de una
determinada rama de gobierno, mientras que el control externo actúa desde afuera de los organismos
auditados. De acuerdo a la Declaración de Lima sobre las Líneas Básicas de Fiscalización, los órganos
de control interno deben gozar de independencia funcional y organizativa en cuanto sea posible a tenor
de la estructura constitucional correspondiente.

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Asimismo, se destaca que los órganos de control externo, para asegurar su efectividad, deben ser
independientes de la institución controlada y estar protegidos contra influencias exteriores. Les
incumbe controlar la eficacia de los órganos de control interno (INTOSAI, 1998).

Por último, el control de procedimientos tiene por objetivo principal reducir los márgenes de
discrecionalidad de los funcionarios públicos, de modo tal que las decisiones que ellos tomen sean en
función del bien común y no de beneficios personales o particulares. Sin bien la discrecionalidad no es
un mal per se, puede dar lugar a la arbitrariedad, que favorece la comisión de actos de corrupción al no
respetar criterios de procedimiento objetivos y transparentes. El control de resultados se centra en los
productos e impactos de una determinada política pública, midiendo su eficacia y eficiencia. Esta
novedosa herramienta de gestión contribuye, por un lado, a otorgar mayor información al decidor
público y, por otro, lo responsabiliza políticamente ante los ciudadanos sobre el grado de cumplimiento
de los objetivos de gestión planteados.

Un sistema de control estatal debiera combinar todos los tipos de control, ya que los mismos no son
excluyentes entre sí, sino que se refuerzan mutuamente. Deben procurar actuar previa y posteriormente
a la implementación de una determinada política pública; utilizar mecanismos de control internos y
externos al órgano auditado; y observar tanto la legalidad de los actos administrativos como el
rendimiento de las políticas públicas llevadas a cabo.

3. Organización del sistema de control estatal en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires


La reforma de la Constitución Nacional de 1994 otorgó a la Ciudad de Buenos Aires, Capital Federal
de la República Argentina, un régimen de gobierno autónomo, con facultades propias de legislación y
jurisdicción. A partir de este importante cambio en el esquema político - institucional del país, el
pueblo de la Ciudad de Buenos Aires comenzó a elegir a sus propias autoridades y a "ejercer todo el
poder no conferido por la Constitución Nacional al Gobierno Federal", tal como reza el artículo 1° de la
Constitución de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, sancionada en 1996.

En su Carta Magna, la Ciudad de Buenos Aires sentó las bases del diseño institucional de este nuevo
Estado autónomo. Se desprende del régimen republicano adoptado, la conformación de un sistema de
control estatal "integral e integrado", es decir, la creación de un conjunto de órganos de control que
debieran de actuar de manera coordinada y cubriendo todas las áreas de gobierno. Agrega el texto
constitucional, en su artículo 132°, que dicho control debe llevarse conforme a los principios de
economía, eficacia y eficiencia, comprendiendo tanto el control interno como el externo.

El sistema de control de la Ciudad de Buenos Aires está constituido por: a) Sindicatura General, órgano
de control interno; b) Procuración General, quien dictamina sobre la legalidad de los actos
administrativos, ejerce la defensa del patrimonio y el patrocinio letrado del Gobierno de la Ciudad; c)
Auditoria General, órgano de control externo; d) Defensoría del Pueblo, quien tiene por misión la
defensa, protección y promoción de los derechos de los ciudadanos; e) Ente Único Regulador de los
Servicios Públicos, quien ejerce el control, seguimiento y resguardo de la calidad de los servicios
públicos.

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La Sindicatura General de la Ciudad de Buenos Aires, como se ha dicho, es un órgano de control


interno, presupuestario, contable, financiero, económico, patrimonial, legal y de gestión de la
administración centralizada y descentralizada del Poder Ejecutivo. Tiene a su cargo el dictamen sobre
la cuenta de inversión y sobre los estados contables y financieros del Gobierno de la Ciudad de Buenos
Aires. Asimismo, se le otorga potestades de carácter jurisdiccional administrativo interno, es decir,
ejerce la fiscalización del cumplimiento de las normas de procedimiento y resuelve las cuestiones de
competencia dentro de la Administración de la Ciudad (Quiroga Lavie, 1996). Tiene además, la
facultad de requerir, en el ámbito de su competencia, la información que le sea necesaria,
considerándose como falta grave aquella conducta que le sea adversa.

El Síndico General depende orgánicamente del Jefe de Gobierno, quien lo designa y lo remueve de
manera discrecional, al igual que un Ministro. Asimismo, goza de autarquía administrativa y financiera,
es decir, dicta actos o resoluciones administrativas y financieras. En líneas generales, este modelo sigue
las bases centrales adoptadas para la Sindicatura General de la Nación (SIGEN).

El control interno se completa con las unidades de auditoría interna (UAI), que dependen
jerárquicamente de la autoridad superior de cada organismo y actúan coordinadas técnicamente por la
Sindicatura General3, quien le aprueba los planes anuales de trabajo y supervisa su ejecución y
resultado. Otra función a destacar de la Sindicatura General, es el control que debe realizar en la
presentación de las declaraciones juradas patrimoniales de los funcionarios del Poder Ejecutivo.

Por su parte, la Procuración General de la Ciudad de Buenos Aires, según el Art. 134o. de la
Constitución de la Ciudad, tiene a su cargo dictaminar sobre la legalidad de los actos administrativos,
ejercer la defensa de su patrimonio y su patrocinio letrado. El Procurador General es designado por el
Poder Ejecutivo con acuerdo de la Legislatura y removido por el Jefe de Gobierno.

Desde el punto de vista del sistema de control de la Ciudad, adquiere significativa importancia la
función de supervisar la legalidad de los actos administrativos que produzcan la administración pública
centralizada, desconcentrada y descentralizada dentro de la órbita del Poder Ejecutivo, las Sociedades
del Estado, y las sociedades en las que la Ciudad tiene participación mayoritaria. Cabe destacar que los
dictámenes emitidos por la Procuración General no son vinculantes4, con lo cual, los actos
administrativos pueden apartarse de lo dictaminado por la Procuración General, fundamentando
debidamente su posición.

En el caso particular del órgano rector del control externo, la Auditoria General de la Ciudad de
Buenos Aires, los Artículos 135 y 136 de la Constitución establecen que es un órgano colegiado que
depende de la Legislatura, tiene legitimación procesal y posee autonomía funcional y financiera. Ejerce
su ámbito de aplicación sobre el sector público centralizado y descentralizado, sobre las empresas,
sociedades o entes en los que Ciudad tenga participación, los entes privados adjudicatarios de procesos
de privatización y concesión en cuanto a las obligaciones emergentes de los respectivos contratos, así
como todo ente que perciba, gaste o administre fondos públicos en virtud de una norma legal o con una
finalidad pública.

3
Ver Ley CBA No. 70, Art. 121.
4
Ver Ley CBA No. 1218, Art. 12.
5
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Este organismo resulta una novedad con respecto al diseño institucional de la antigua Municipalidad de
Buenos Aires -que dependía del Poder Ejecutivo Nacional-, la cual no era auditada por ningún órgano
de control externo hasta 1992, cuando se creó por ley la Auditoria General de la Nación. Este dato es
por demás llamativo y sorprendente, si consideramos la magnitud del presupuesto de la Ciudad
comparado con el resto de las jurisdicciones del país. Afortunadamente, el nuevo esquema institucional
permite un distanciamiento con respecto al Poder Ejecutivo que el antiguo modelo del Tribunal de
Cuentas no tenía. Esto permite que quien controla no dependa de quien es controlado.

Entre las funciones5 asignadas a la Auditoria General, se destaca la de dictaminar sobre la cuenta de
inversión de los fondos públicos y sobre los estados contables y financieros de la Administración
Central. Sobre este punto, algunos autores, como el constitucionalista Roberto Quiroga Lavie, sostienen
la conveniencia en que la Auditoria General debiera controlar no sólo a la Administración Central, tal
como lo establece la ley, sino también al Poder Legislativo y al Judicial (Quiroga Lavie, 1996:376).

Por su parte, la ley también establece que la Auditoria General debe controlar los sistemas
informáticos, de legalidad y gestión, exámenes especiales de las jurisdicciones y de las entidades bajo
su control, así como la evaluación de programas, proyectos y operaciones.

De esta manera, se observan tres grandes bloques de control de los organismos auditados: el económico
y financiero, que analiza los estados contables y los resultados financieros; el de gestión, donde se
evalúa la eficiencia y eficacia de los diversos programas; y el de legalidad, el cual fiscaliza el correcto
cumplimiento de los procedimientos administrativos. Merece una reflexión especial, el hecho de que la
Constitución de la Ciudad no establece taxativamente el alcance de estos controles y evaluaciones, es
decir, si estos controles deben ser previos, posteriores o concomitantes6.

Otra función muy importante es el control sobre los recursos públicos destinados a los partidos
políticos y el acceso público irrestricto de los dictámenes, informes, resoluciones y la memoria anual
que ella elabore. Estas dos funciones, sin duda, contribuyen a asegurar una mayor transparencia y
legitimidad en el sistema político de la Ciudad.

Por su parte, la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires, creada por el Art. 137 de la
Constitución de la Ciudad, es un órgano unipersonal e independiente con autonomía funcional y
autarquía financiera. Tiene como atributo especial el ser un órgano extra-poder con iniciativa
legislativa y legitimación procesal. A diferencia del Defensor del Pueblo de la Nación, la Defensoría
del Pueblo de la Ciudad es independiente del Poder Legislativo. Sus funciones se circunscriben a la
defensa, protección y promoción de los derechos humanos y demás derechos e intereses individuales,
colectivos y difusos tutelados en la Constitución Nacional, las leyes y la Constitución de la Ciudad,
frente a los actos, hechos u omisiones de la administración o de prestadores de servicios públicos.

El Defensor del Pueblo se constituye como "un tramitador de los asuntos públicos, sin jurisdicción a su
cargo, pero que investiga, critica, hace públicas sus opiniones, recibe denuncias (…).

5
Ver Ley CBA No. 70, Art. 136.
6
Si bien la Constitución de la Ciudad de Buenos Aires no define este punto, sí lo hace la Ley CBA No. 70, Art. 131, que
define a la AGCBA como "ente de control externo posterior".
6
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No tiene la competencia de revocar ningún acto administrativo, pero con su tarea es un eficaz
supervisor de la Administración local, colaborando en que ésta cumpla con su cometido. Es un eficaz
poder de control informativo" (Quiroga Lavie, 1996:382).

Por último, el Ente Único Regulador de los Servicios Públicos, creado por el Art. 138 de la
Constitución de la Ciudad, es un ente autárquico instituido en el ámbito del Poder Ejecutivo, con
independencia funcional y legitimación procesal. Su misión es ejercer el control, seguimiento y
resguardo de la calidad de los servicios públicos cuya prestación o fiscalización se realice por la
administración central y descentralizada o por terceros para la defensa y protección de los derechos de
sus usuarios y consumidores, de la competencia y del medio ambiente, velando por la observancia de
las leyes que se dicten al respecto.

El texto constitucional crea un contrasentido en este punto al establecer la independencia funcional de


un ente que depende del Poder Ejecutivo. El Presidente del Ente es propuesto por el Poder Ejecutivo y
designado por la Legislatura por el voto de la mayoría absoluta del total de sus miembros. Entendemos
que un órgano de control de tales características no debiera estar bajo la órbita del Poder Ejecutivo, y sí
predominar su independencia para el correcto ejercicio de sus funciones.

4. Desafíos pendientes y acciones de fortalecimiento institucional7

a. Asegurar la independencia de los órganos de control


La mayor garantía de fortalecimiento institucional de los órganos de control y de independencia de
opinión de sus cuerpos profesionales, reside en asegurarles el financiamiento sin que tengan que
disputarlo con otros actores del Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo, los cuales configuran parte de
su universo de control. Es por ello, que proponemos que se debe fijar por ley un piso del 1,5% del
total del Presupuesto General de Gastos y Cálculo de Recursos de la Ciudad de Buenos Aires para el
financiamiento de la Sindicatura General, la Auditoria General, la Defensoría del Pueblo y el Ente
Único Regulador de los Servicios Públicos.

Asimismo, creemos que es necesario también asegurar que los recursos del Estado distribuidos entre
estos órganos de control permitan el desarrollo de capacidades institucionales sólidas, mediante una
adecuada formación de recursos humanos calificados, es decir, a partir de una fuerte profesionalización
de sus funcionarios, para lograr que estén a la altura de los propósitos constitucionales.

En cuanto al diseño específico de la Auditoria General, el Artículo 135 de la Constitución establece que
depende de la Legislatura, pero además, tiene legitimación procesal y posee autonomía funcional y
financiera. Estos últimos atributos son fundamentales y fortalecerlos en detrimento de una
manipulación política del control es otro ejemplo de moderación de una dirigencia política con
vocación de fortalecimiento institucional. La autonomía de la Auditoria General debe ser la más amplia
posible, y no sólo porque es el organismo de control externo de la responsabilidad de superintendencia
de la Legislatura, sino porque debe constituirse como un organismo de alto grado de profesionalidad.

7
El siguiente apartado enumera las principales recomendaciones para el fortalecimiento institucional de los órganos
especializados de control, las cuales se han materializado en proyectos de ley presentados en la Legislatura de la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires entre el 2008 y el 2009. Ver ANEXO I.
7
XIV Congreso Internacional del CLAD sobre la Reforma del Estado y de la Administración Pública, Salvador de Bahia, Brasil, 27 - 30 oct. 2009

En esta dirección, es necesario, en primer lugar, derogar la Ley CBA No. 325 que, vista como sistema
y desde la naturaleza del acto, avasalla la autonomía funcional que la Constitución de la Ciudad le
otorga. Debe reconocerse, sin embargo, que la mencionada Ley contiene algunas disposiciones que es
necesario rescatar e incorporar en la Ley CBA No. 70, por ejemplo, la obligatoriedad que la Auditoría
General tiene de publicar sus informes y resoluciones en la Internet8.

En lo que respecta al Colegio de Auditores Generales, proponemos un sistema de renovación por


mitades que asegure una representación política más ajustada a la real representación de la Legislatura
y una conservación de la memoria institucional en el máximo nivel de la organización.

b. Complementariedad y coordinación del control interno y externo


La relación entre la Sindicatura General y la Auditoria General está regulada por la Ley CBA No. 70
(Art. 127 inc. 2), que establece que el órgano rector de control interno debe informar a la Auditoria
General sobre la gestión de fiscalización cumplida dentro del ámbito de su competencia, sin perjuicio
de atender consultas y requerimientos específicos formulados por el órgano de control externo. Esto
resulta insuficiente para lograr un eficiente sistema integral e integrado. Debemos avanzar en establecer
mejores mecanismos generales y obligaciones mutuas entre los organismo de control.

Se debe establecer un sistema de intercambio de información entre la Auditoria General y las demás
entidades de control, con el objeto de lograr la coordinación y cooperación en el control del sector
público de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Los organismos de control, creados por la
Constitución de la Ciudad, deben estar obligados a comunicarse entre sí los informes, dictámenes y
resoluciones que aprueben, publicados o no, en ejercicio de sus funciones específicas. Asimismo, se
recomienda la organización de comités de auditoría que permita a ambos organismos elaborar planes de
acción de manera coordinada.

c. Control de auditoria previo y concomitante


En el caso del control externo, el antiguo modelo de Tribunal de Cuentas no permitía un adecuado
distanciamiento con el Poder Ejecutivo. El co-gobierno que existía no sólo dependía de esa situación
institucional, sino también de la capacidad de intervención previa vinculante. Este tipo de intervención
se contradice teóricamente con la idea de control de gestión, donde el funcionario responsable debe
tener la mayor libertad para desarrollar una tarea sobre la que luego debe rendir cuentas, no sólo en
términos de resultados financieros y cumplimientos normativos, sino también en términos operativos,
es decir, de resultados medibles de su gestión. Ahora bien, es frecuente que se confunda esta
intervención previa con el control previo o concomitante que la Auditoria General podría realizar para
lograr que sus análisis dependan de una información oportuna. De hecho y de derecho está capacitada
para ello, cuando se la autoriza a realizar exámenes especiales (basta recorrer el diario de sesiones de la
Convención Constituyente para confirmar esta afirmación).

Es por todo esto que proponemos reemplazar esta idea de exámenes especiales, cuyo sentido se ha
perdido en el tiempo por lo que realmente son: auditorias previas y concomitantes. Si se establece con
claridad en la norma que las opiniones y recomendaciones de la Auditoría General no son vinculantes,
carecerá de sentido insistir en una restricción temporal que limite la acción de la Auditoria General a
evaluar actos consumados.

8
Ley CBA No. 325, Anexo I, Art. 17
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Si queremos, por otra parte, que su labor tenga el impacto que se merece, es necesario proponer que sus
informes y dictámenes sean de consideración obligatoria por parte de los funcionarios, especialmente
en el momento de planificar su acción para el año siguiente. Ambos atributos (recomendaciones no
vinculantes y consideración obligatoria de los informes) no son incompatibles, es más, son
complementarios y se fortalecen mutuamente.

Sólo promovemos una excepción y es que los informes y dictámenes de la Auditoría General que
recomienden acciones jurisdiccionales en sede administrativa, sí sea vinculantes para la Procuración
General. Es en ese sentido que considero que se debe modificar el Art. 21 de la Ley CBA No. 1.218,
que reglamenta la instrucción de los sumarios administrativos por parte de la Procuración General.

d. Rendición de cuentas de los funcionarios públicos

Antes de que los organismos controlen la gestión, los funcionarios deben trabajar orientados a la
rendición de cuentas voluntaria. Este es el mandato constitucional que debe ser adecuadamente
reglamentado para que los funcionarios públicos sepan puntualmente como habrá de hacerse esta
rendición de cuentas. Es ineludible implementar una serie de modificaciones en la legislación vigente
de la Ciudad de Buenos Aires de modo de asegurar un mayor desarrollo de estos mecanismos de
rendición de cuentas en relación con las funciones específicas de la Auditoria General de la Ciudad.

En la letra de las leyes reglamentarias, la Ciudad ha avanzado con respecto al modelo nacional de
control, en la medida en que no sólo vincula la administración financiera con el control, sino que
además vincula a ambos con un sistema de gestión pública. Sin embargo, este nuevo modelo no ha sido
suficientemente reglamentado por decretos, reglamentos y manuales de normas y procedimientos. En
parte esto ocurre porque la Ley CBA No. 70 deja espacios de interpretación que es necesario acotar.

Tradicionalmente la rendición de cuentas ha estado vinculada a la responsabilidad de los funcionarios.


La Ciudad posee un vacío entre las penas previstas en el Código Penal y Código Civil y las faltas
administrativas que pudieran cometer los funcionarios del más alto rango, no claramente alcanzados
por la responsabilidad política que la Constitución de la Ciudad prevé. Es necesario establecer que
Secretarios, Subsecretarios y Directores Generales del Poder Ejecutivo y de los organismos
descentralizados dependientes de ese mismo poder, sean sujetos del régimen disciplinario previstos por
la Ley CBA No. 471 -que regula la relación de empleo público en el ámbito local- y que los alcance la
acción de la Procuración General.

e. Control en el ejercicio de la función pública: Ley de Ética Pública


En lo que respecta a la transparencia en el ejercicio de la función pública, es necesario sancionar un
instrumento legal de ética pública que reglamente el Art. 56 de la Constitución de la Ciudad, el cual
permita controlar eficazmente a los funcionarios de la Administración Pública centralizada y
descentralizada, en todos sus ámbitos, niveles y jerarquía, sin excepción de rango alguno. Asimismo, se
debe regular las condiciones de admisibilidad de los funcionarios públicos en el ingreso a la gestión,
según lo dispuesto por el Art. 57 de la Constitución. Creemos que los actos humanos, más o menos
conscientes y libres pueden calificarse de buenos o malos por su ajuste o desajuste con principios y
normas que tienden a perfeccionarlos. Los agentes que cumplen la “función pública” forman parte de la
realidad política, por lo tanto lo que se diga de la moralidad de ésta vale para lo que se diga de la
moralidad de aquélla.

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El objetivo no es pretender definir la ética pública como concepto filosófico sino fijar un conjunto de
normas que, cumplidas, resultarán conductas que aquí y ahora pueden ser consideradas como éticas.
Por ello, una Ley de Ética Pública para la Ciudad de Buenos Aires debe tener por objetivos establecer
principios rectores que guíen al funcionario; asegurar la transparencia como resultado del principio de
publicidad de los actos de gobierno y la calidad del trabajo del funcionario y su dedicación al
administrado evitando situaciones de parcialidad; fijar pautas que devengan en conductas dignas y
decorosas; evitar el uso de prerrogativas del cargo para obtener beneficios personales; dictar normas
que limiten la aceptación de beneficios y regalos; establecer un Régimen de Declaraciones Juradas;
agregar algunas incompatibilidades y prohibiciones para las personas comprendidas en la ley que no
están descriptas en la Constitución de la Ciudad. En este aspecto entendemos que, tal como lo hizo el
Estado Nacional, son constitucionales en cuanto son razonables porque tratan de impedir que personas
vinculadas con sectores corporativos de interés o del poder público al mismo tiempo se desempeñen
como funcionarios.

Depende quien cometa el hecho contrario a la ética o viole alguna incompatibilidad o prohibición, o se
sigue el procedimiento de la Constitución Nacional -juicio político, procedimiento para la remoción en
el Poder Judicial, etc.- o bien debe ponerse en conocimiento de las autoridades jerárquicamente
superiores para que sigan el procedimiento administrativo que indique cada régimen de personal.

El texto del Art. 56 de la Constitución de la Ciudad habla de funcionarios y no de empleados, creemos


que la responsabilidad alcanza a todo el personal administrativo en la medida del alcance de sus actos.
Lo mismo cabe respecto de la obligación de presentar declaraciones juradas. El enriquecimiento ilícito
de un empleado subalterno no es menos grave a la ética pública que la de los funcionarios que ocupan
funciones electivas o funciones de conducción.

Del mismo modo, se debe extender la regulación sobre los funcionarios públicos en relación a las
condiciones de admisibilidad a la Administración Pública, que hoy alcanza únicamente a los empleados
públicos.

Este instrumento contribuiría a mejorar el control del ingreso a la gestión de quienes tienen la
responsabilidad de ocupar el máximo nivel del Poder Ejecutivo de la Ciudad de Buenos Aires, estos
son los Ministros, Secretarios, Subsecretarios, Directores Generales y los titulares de los entes
descentralizados y autárquicos, los cuales se encuentran excluidos de la Ley CBA No. 471.

La misma Constitución de la Ciudad, en su Art. 57, establece la prohibición de designar a funcionarios


que se encuentren procesados por un delito doloso en perjuicio de la Administración Pública. Sin
embargo, ningún marco normativo reglamentó hasta hoy los requisitos mínimos que deben reunir los
funcionarios públicos a la hora de asumir sus cargos.

Entendemos además que el organismo de aplicación que debe estar especialmente dedicado a estas
tareas puede funcionar en el ámbito de la Auditoria General, si bien el Poder Ejecutivo podría enviar a
la Legislatura un proyecto de ley a fin de crear un ente autárquico.

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f. Investigación y sanción de actos de corrupción y otros delitos contra la administración


El Título XI del Código Penal tipifica los denominados Delitos contra la Administración Pública,
dividido en catorce capítulos trata: 1) Atentado y resistencia contra la autoridad; 2) desacato; 3)
usurpación de autoridad, títulos u honores; 4º) abuso de autoridad y violación de los deberes de
funcionarios públicos; 5) violación de sellos y documentos; 6) cohecho; 7) malversación de caudales
públicos; 8) negociaciones incompatibles con el ejercicio de funciones públicas; 9) exacciones ilegales;
9 bis) enriquecimiento ilícito de funcionarios públicos; 10) prevaricato; 11) denegación y retardo de
justicia; 12) denuncias y testimonios falsos; 13) encubrimiento; 14) evasión, quebrantamiento de pena y
derecho de opción.

Los delitos contra la administración pública, tutelan la función estatal, entendida como el regular,
ordenado y legal desenvolvimiento de las funciones de los tres órganos del Estado. Así, por medio de
estos delitos se pretende asegurar la conducta de los funcionarios estatales, quienes con la
inobservancia de los deberes a su cargo obstaculizan esa regularidad funcional. De modo que el bien
jurídico protegido es la preservación de la función pública, frente a los ataques que provienen tanto de
la organización del Estado como de particulares.

En el ámbito de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires los delitos contra la administración pública son
juzgados por jueces nacionales con competencia en el fuero penal con intervención del Ministerio
Público Fiscal de la Nación, que de acuerdo a su Ley Orgánica No. 24.946 es quien asume el ejercicio
de la acción pública a través de los fiscales competentes ante la justicia penal donde quede radicada la
denuncia.

A diferencia de lo que acontece en otras jurisdicciones, donde son sus propios jueces y fiscales quienes
investigan y juzgan ante la presunta comisión alguno de lo delito regulados en el título que nos ocupa,
en la Ciudad de Buenos Aires, al no estar transferidas las competencias penales correspondientes, dicha
tarea debe ser realizada por la justicia nacional.

En ese marco, consideramos indispensable, en pos de profundizar la autonomía de la Ciudad que


consagró la reforma constitucional del año 1994 en el artículo 129, que esas competencias sean
transferidas a este ámbito. De modo que sea su propia justicia quien lleve a cabo la tarea de juzgar a los
funcionarios integrantes de cualquiera de sus tres poderes tal como lo realizan otras jurisdicciones.

De lo contrario, no resulta coherente con el imperativo constitucional y la necesidad de los ciudadanos


locales de tener un sistema judicial acorde con la autonomía que por constitución les corresponde.
Máxime, cuando esos delitos pueden ser administrados de un modo razonable con los actuales recursos,
dado que el universo de las conductas antijurídicas comprendidas se refiere sólo a las cometidas en el
ámbito del Estado de la Ciudad de Buenos Aires.

Que la Ciudad cuente con las competencias para ello no es más que un importante y trascendente
eslabón, tendiente a poner punto final a la sensación de impunidad de los ciudadanos respecto a la
corrupción en sede administrativa.

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5. Conclusión
En líneas generales, el sistema democrático argentino se caracteriza por tener fuertes rasgos
delegativos, con ciertos matices según las jurisdicciones y niveles de gobierno, cuyos efectos provocan
la configuración de un proceso de toma de decisiones donde predominan la arbitrariedad, una débil
rendición de cuentas y responsabilización legal y política de los funcionarios públicos. En suma,
estamos ante un "déficit de republicanismo" que, "de persistir, continuará comprometiendo gravemente
el desarrollo humano de la República Argentina" (Schweinheim, 2004).

La Ciudad de Buenos Aires no es ajena a esta realidad. Más aún, su desarrollo político e institucional
ha quedado fuertemente relegado en relación a otras jurisdicciones del país y, si consideramos su
importancia social, económica, financiera y cultural, la situación se hace todavía más compleja. La
reforma de la Constitución Nacional le ha abierto la posibilidad a la Ciudad de Buenos Aires de poder
modelar sus propias instituciones políticas. Sin embargo, a quince años de este acontecimiento, aún
resta garantizar que dichas instituciones del Estado democrático estén al servicio de las necesidades
ciudadanas.

En función de este desafío, es que se ha pretendido analizar, en la presente ponencia, uno de los
aspectos que creo fundamental para el correcto funcionamiento estatal de la ciudad: la accountability
horizontal asignada, es decir, el conjunto de órganos especializados de control. El fortalecimiento
institucional de estos organismos es condición necesaria para resolver los problemas conexos de las
democracias delegativas.

Como lo hemos visto, el sistema de control estatal de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires se
constituye por un conjunto de órganos especializados de control que, según el texto constitucional,
deben actuar de manera "integral e integrada". Más allá de la letra formal, el sistema de control como
tal aún no ha logrado la efectividad que se pretende. Vale rescatar los esfuerzos individuales que los
funcionarios de dichos organismo llevan adelante pero, sin duda, la problemática es a nivel sistémico.

Las propuestas concretas de fortalecimiento institucional que aquí se detallan no agotan la


multiplicidad de problemas que afronta el sistema, sin embargo, contribuyen a fijar una agenda de
gobierno sobre esta temática a corto y mediano plazo. Objetivos tales como el de asegurar el debido
financiamiento de los órganos de control, establecer claros mecanismos de coordinación y cooperación
entre dichos órganos, establecer auditorias previas y concomitantes, controlar el ejercicio de la función
pública, promover la rendición de cuentas voluntarias e investigar y castigar los actos de corrupción en
la ciudad, constituyen el núcleo de las recomendaciones expresadas.

Como lo hemos sostenido en otros escritos sobre modernización del Estado, la construcción de calidad
institucional en los órganos especializados de control, aunque contiene aspectos técnicos inherentes, su
naturaleza es eminentemente política. La discusión de estos temas, en el seno de la Legislatura de la
Ciudad Autónoma de Buenos Aires, representaría el avance de una dirigencia política que tiene por
vocación consolidar un sistema democrático y republicano que atienda de manera efectiva, equitativa y
transparente las necesidades de la sociedad.

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Bibliografía
Ackerman, John M. (2006), Estructura Institucional para la Rendición de Cuentas: Lecciones
Internacionales y Reformas Futuras, Serie: Cultura de la Rendición de Cuentas No. 9, Auditoría
Superior de la Federación, México D.F.
INTOSAI (1977), Declaración de Lima sobre las líneas básicas de fiscalización, Lima.
O'Donnell, Guillermo (1992), "¿Democracia delegativa?", en Contrapuntos. Ensayos escogidos
sobre autoritarismo y democratización, Buenos Aires, Ed. Paidós.
O'Donnell, Guillermo (2001), "Accountability Horizontal: la institucionalización legal de la
desconfianza política", en POSTdata, Revista de Reflexión y análisis político, No. 7, Buenos Aires.
Poder Ciudadano (2009-a), El fortalecimiento de la responsabilidad de los funcionarios
públicos: Construyendo puentes entre organismos de control y la sociedad civil, Buenos Aires.
Poder Ciudadano (2009-b), El fortalecimiento de la responsabilidad de los funcionarios
públicos: Construyendo puentes entre organismos de control y la sociedad civil. Los casos de la
Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Mendoza y Santa Fe, Buenos Aires.
Quiroga Lavie, Humberto (1996), Constitución de la Ciudad de Buenos Aires Comentada,
Buenos Aires, Rubinzal - Culzoni Editores.
Schmitter, Philippe C. (1999), "The limits of horizontal accountability", en The self-restraining
State: power and accountability in new democracies, Schedler, Andreas; Diamond, Larry; Plattner,
Marc F. (ed.), Boulder, Lynne Rienner Publishers.
Schweinheim, Guillermo (2004), Patrones de institucionalización de las decisiones públicas y
déficit de republicanismo en el caso argentino, Serie Desarrollo Institucional y Modernización del
Estado, INAP, Buenos Aires.
United Nations Development Program (2005), Institutional Arrangements to Combat Corruption.
A Comparative Study, Democratic Governance Practice Team - UNDP Regional Center in Bangkok,
Bangkok.

RESEÑA BIOGRÁFICA

CHRISTIAN GONZALO ASINELLI


Diputado
Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires
Perú 130 – Piso 3° Of. 310
Ciudad Autónoma de Buenos Aires – República Argentina
Tel: +54 -11- 4338-3074 / +54 -11- 4338-3073
christian_asinelli@yahoo.com.ar - christian.asinelli@legislatura.gov.ar
Licenciado en Ciencias Políticas, con especialización en Procesos Políticos, es actualmente Diputado
de la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Fue Directo Nacional Alterno del Proyecto de Modernización del Estado de la Jefatura de Gabinete de
Ministros entre los años 2006 y 2007.
Master en Economía Urbana y Master en Administración y Políticas Públicas, desempeñó el cargo de
Jefe de Gabinete de la Vicepresidencia II en Autopistas Urbanas Sociedad Anónima (AUSA), durante
los años 2004 y 2005.
Posgrado en Economía Urbana y Posgrado en Gestión Sociourbana de la Ciudad y del Área
Metropolitana de Buenos Aires. Fue Consultor de la Gerencia de Administración de Fideicomiso de la
Corporación Buenos Aires Sur S.E (Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires), entre los años 2001 y
2003.

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El Lic. Asinelli cuenta con una importante actividad político-partidaria, habiendo detentado desde 1996
hasta la fecha cargos electivos en el Partido Justicialista, del que actualmente es Secretario General y
Miembro del Consejo Metropolitano.

Anexos

ANEXO I - PROYECTOS DE LEY PRESENTADOS PARA EL FORTALECIMIENTO DEL


SISTEMA DE CONTROL ESTATAL DE LA CIUDAD AUTÓNOMA DE BUENOS AIRES
- Expediente 251-D-2008: Proyecto de Ley de Ética Pública

CAPÍTULO I
Definición y alcances
Art. 1º.- La presente ley tiene por objeto establecer el resguardo de la calidad institucional de todas las
áreas del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires al regular el conjunto de conductas que
rigen el desempeño de los funcionarios públicos.
Art. 2º.- A los efectos de la aplicación de la presente ley se entiende por funcionario público a todos los
empleados de los tres poderes del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y de los órganos
de control, los entes autárquicos, descentralizados, empresas de sociedad estatal o mixta y organismos
interjurisdiccionales donde la ciudad tenga representación, designados o electos, de planta permanente
o transitoria, remunerados o ad-honorem.

CAPÍTULO II
Principios aplicables a la conducta
Art. 3º.- Las personas comprendidas en la presente deben observar las siguientes pautas de conducta,
sin perjuicio de las más estrictas y específicas que en otras normas se impongan:
a- Actuar con rectitud, honestidad, honradez, idoneidad, buena fe, austeridad, desinterés personal,
dignidad, transparencia, independencia, responsabilidad y prudencia.
b- Observar una conducta digna y decorosa, conducirse con corrección en el trato con el público.
c- Usar de las prerrogativas de su cargo únicamente para el cumplimiento de sus fines.
d- Responsabilizarse de sus actos y verificar el cumplimiento de los recaudos destinados a comprobar
la idoneidad de las personas cuya designación disponga.
e- Capacitarse para el desempeño de sus tareas.
f- Guardar la reserva correspondiente, respecto de todos los hechos e informaciones de los cuales tenga
conocimiento con motivo del ejercicio de sus funciones.
g- Excusarse de intervenir en los casos de situaciones, actividades o intereses incompatibles con sus
funciones, en los que actúe personalmente o como superior jerárquico, o que le ocasionare violencia
moral o que pueda afectar su independencia de criterio.
h- Proveer la información que se les requiera en ejercicio de derechos constitucionales y legales en
tiempo y forma.
i- Presentar, los funcionarios obligados, la declaración jurada y patrimonial ante la Oficina de Ética
Pública de la Ciudad de Buenos Aires.
j- Llevar a conocimiento de la autoridad competente todo acto o procedimiento que pudiere causar
perjuicio a la Ciudad o configurar delito.
k- Proteger y conservar los bienes destinados al servicio público evitando que se los utilice para
actividades que no sean las legalmente establecidas.

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CAPÍTULO III
Incompatibilidades y prohibiciones
Art. 4º.- Las personas comprendidas por la presente ley no pueden:
a- Ser proveedores de la Ciudad en sus tres poderes y de los órganos de control, los entes autárquicos,
descentralizados, empresas de sociedad estatal o mixta y organismos interjurisdiccionales donde la
ciudad tenga representación.
b- Mantener relaciones contractuales o poseer intereses que le signifiquen beneficios u obligaciones
con entidades directamente fiscalizadas por los organismos o por la gestión estatal, hasta un año
después de su egreso de la función.
c- Realizar para sí o por cuenta de terceros, gestiones tendientes a obtener el otorgamiento de una
concesión, adjudicación o beneficio extraordinario en cualquiera de los tres poderes y de los órganos de
control, los entes autárquicos, descentralizados, empresas de sociedad estatal o mixta y organismos
interjurisdiccionales donde la ciudad tenga representación.
d- Efectuar o patrocinar para terceros trámites o gestiones administrativas, directamente relacionadas
con su cargo, hasta un año después de su egreso de la función.
e- Recibir directa o indirectamente beneficios originados en contratos, concesiones o franquicias
especiales que celebren u otorguen cualquier organismo de los tres poderes y de los órganos de control,
los entes autárquicos, descentralizados, empresas de sociedad estatal o mixta y organismos
interjurisdiccionales donde la ciudad tenga representación.
f- Percibir simultáneamente, los funcionarios obligados a presentar declaración jurada el sueldo o
remuneración correspondiente y cualquier beneficio provisional, pudiendo ejercer el derecho de
opción.

CAPÍTULO IV
Régimen de regalos
Art. 5º.- Las personas comprendidas por la presente ley no pueden directa o indirectamente, ni para sí
ni para terceros solicitar, aceptar o admitir dinero, dádivas, beneficios, regalos, favores, promesas u
otras ventajas con motivo o en ocasión del desempeño de sus funciones.
Art. 6º.- Quedan exceptuados de la prohibición establecida en el artículo anterior aquellos regalos que
sean de uso social, cortesía o de costumbre diplomática.
Art. 7º.- Si el valor de los regalos que se describen en el artículo anterior supera el monto de tres
salarios mínimos de los agentes del Poder Ejecutivo de la Ciudad, éstos deben ser incorporados al
patrimonio del Estado para ser destinados a fines de salud, acción social y educación o al patrimonio
histórico-cultural si correspondiere.

CAPÍTULO V
Declaraciones juradas
Art. 8º.- Los funcionarios obligados a presentar declaraciones juradas de bienes y recursos con
descripción de activos y pasivos, deben hacerlo al momento del ingreso, del cese y en forma anual.
Art. 9º.- Quedan comprendidos en las obligaciones de este capítulo:
a- El Jefe de Gobierno, Vicejefe de Gobierno, Ministros, Secretarios, Subsecretarios, Directores
Generales, Directores Generales Adjuntos y asesores integrantes de la Planta de Gabinete del Poder
Ejecutivo.
b- Los Diputados de la Ciudad y los Secretarios, Subsecretarios y Directores Generales de la
Legislatura de la Ciudad.
c- Los Miembros del Tribunal Superior de Justicia, del Consejo de la Magistratura, Fiscal General,

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Defensor General, Asesor General de Incapaces, Camaristas, Jueces , Secretarios y Prosecretarios de


los Juzgados de la Ciudad, Fiscales, Defensores y Asesores de Menores,
d- Los integrantes de las Juntas Comunales.
e- El Síndico General, el Procurador General, los miembros de la Auditoría General de la Ciudad, el
Defensor del Pueblo, los Directores del Ente Único Regulador de los Servicios Públicos, los Directores
de las Agencias del Gobierno de la Ciudad y los Directores de la Procuración de la Ciudad.
f- Los Directores del Banco de la Ciudad de Buenos Aires.
g- Todo funcionario que intervenga en la gestión, administración o fiscalización de fondos públicos o
privados por decisión del Gobierno de la Ciudad; integre comisiones de adjudicación en procesos
licitatorios; o sean responsables de la compra o recepción de bienes.
h- Todo funcionario encargado de otorgar habilitaciones administrativas para el ejercicio de cualquier
actividad, como asimismo todo funcionario o empleado público encargado de controlar el
funcionamiento de dichas actividades o cualquier otro control en función del Poder de Policía.
i- Aquellos funcionarios que deban hacerlo por indicación del Jefe o Jefa de Gobierno, el
Vicepresidente o Vicepresidenta de la Legislatura y el Consejo de la Magistratura, quienes están
facultados a extender esta obligación cuando la naturaleza de las funciones así lo justifique.
Art. 10º.- La declaración debe presentarse dentro de los 60 (sesenta) días del ingreso, del cese a la
función, o de concluido el año calendario.
Art. 11º.- La declaración jurada debe incluir una nómina detallada de todos los bienes propios, del
declarante, del cónyuge o conviviente en aparente matrimonio y de los hijos menores de edad no
emancipados. Contendrá tanto los ubicados en el país como en el extranjero. Describirá los créditos,
deudas e ingresos y en especial los que se indican a continuación:
a- Bienes inmuebles y muebles registrables, con especificación de las inscripciones en el registro
respectivo.
b- Bienes muebles u otros que tengan un valor individual superior a veinte mil pesos ($ 20.000) o
treinta mil pesos ($ 30.000) en su conjunto debiendo consignarse la fecha y el valor de compra.
c- Capital invertido en títulos, acciones y demás valores cotizables o no en bolsa, o en explotaciones
personales o societarias.
d- Depósitos en bancos u otras entidades financieras, nacionales o extranjeras, tenencias de dinero en
efectivo en moneda nacional o extranjera, indicándose también los números de cuenta corrientes, de
cajas de ahorro, cajas de seguridad y tarjetas de crédito que posea.
e- Créditos y deudas hipotecarias, prendarias o comunes.
f- Ingresos derivados del trabajo en relación de dependencia o del ejercicio de actividades
independientes y profesionales.
g- Ingresos derivados de rentas o de sistemas previsionales.
h- Valor, tipo y fuente de los ingresos de cualquier origen recibidos durante el año anterior al acceso a
la función.
Art. 12º.- El declarante debe efectuar clara mención de los criterios de valuación y actualización de los
bienes enunciados, en especial señalar si los valores son fiscales, nominales, de mercado, etc.
Art. 13º.- Si el obligado a presentar la declaración jurada estuviese inscripto en el régimen de impuesto
a las ganancias o sobre bienes personales no incorporados al proceso económico, debe acompañar
también la última presentación que hubiese realizado ante la AFIP.
Art. 14º.- La declaración jurada debe ser actualizada anualmente y cada vez que se produzca una
variación patrimonial significativa.
Art. 15º.- Los funcionarios que no hayan presentado sus declaraciones juradas en término, al ingreso o
al egreso de la función, deben ser intimados a hacerlo en el plazo de 30 (treinta) días hábiles, so pena

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de aplicarles las sanciones que esta ley establece.


Art. 16º.- Los particulares pueden solicitar informes respecto de las declaraciones juradas presentadas y
de su contenido ante los organismos encargados de su recepción y registro. Dichos informes están
limitados a los efectos previstos en esta ley.
Art. 17º.- La información que brinden los organismos que reciban y registren las declaraciones juradas
se limita a la enunciación y enumeración de los bienes que componen el patrimonio declarado, su valor
de mercado, saldo o importe.
Art. 18º.- En ningún caso pueden informarse los datos registrables; tampoco pueden informarse los
números de las cuentas, cajas de seguridad o cualquier otra cuenta o inversión bancaria.
La información sobre aquellos datos identificatorios sólo podrá ser otorgada a la autoridad judicial que
así lo solicite.
En todos los casos en que se solicite información respecto de alguna de las declaraciones juradas
previstas en la presente ley, deberá identificarse al peticionante, quedando sus datos registrados en el
legajo correspondiente.

CAPÍTULO VI
Órgano de aplicación
Art. 19º.- El organismo de aplicación de la presente es la Auditoría de la Ciudad de Buenos Aires
donde debe establecerse una Oficina de Ética Pública.
Art. 20º.- El organismo de aplicación es quien debe recibir las denuncias de funcionarios y particulares
que objeten conductas de funcionarios comprendidos por la presente.

CAPÍTULO VII
Sanciones
Art.21º.- Para los funcionarios comprendidos en el artículo 92 el no cumplimiento de las conductas
descriptas en esta Ley es considerado como “mal desempeño”. Para el resto de las personas
comprendidas en la presente ley es de aplicación cada uno de los regímenes que regulan su relación
laboral.
Art. 22°.- Comuníquese, etc.

- Expediente 687-D-2008: Proyecto de Ley Condiciones de Admisibilidad al Gobierno de la


Ciudad de Buenos Aires
Artículo 1°.- La presente ley establece las condiciones de admisibilidad al Poder Ejecutivo de la
Ciudad de Buenos Aires de los Ministros, Secretarios, Subsecretarios, Directores Generales y los
titulares de los entes descentralizados y autárquicos.
Artículo 2°.- No pueden ingresar:
a. Quienes se encontraren procesados por un delito doloso;
b. Quienes hubieran sido condenados por delito doloso o por delito contra la Administración
Pública Nacional, Provincial, Municipal o de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires ya sea doloso o
culposo, ni quienes hayan sido condenados por crímenes de guerra, contra la paz o contra la
humanidad;
c. Quienes se encontraren afectados por inhabilitación administrativa o judicial para ejercer cargos
públicos;
d. Quienes hubieran sido sancionados con exoneración en cualquier cargo público, hasta tanto no
sea dispuesta la rehabilitación;
Artículo 3°.- Comuníquese, etc.

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- Expediente 1980-D-2008: Proyecto de Ley de Financiamiento de Organismos de Control


Art. 1º.- Fíjase, como mínimo, en el 1,5% del total del Presupuesto General de Gastos y Cálculo de
Recursos de la Ciudad de Buenos Aires el presupuesto que se asigna en su conjunto a la Sindicatura
General, la Auditoría General, la Defensoría del Pueblo y el Ente Único Regulador de los Servicios
Públicos.
Art. 2º.- Los recursos se asignan conforme los criterios que establezca el Presupuesto General.
Art. 3º.- El Presupuesto General asigna a cada órgano de control las partidas correspondientes en
función de las partidas que les fueron asignadas a cada uno de ellos en los Presupuestos sancionados en
los anteriores 5 (cinco) años.
Art. 4º.- La presente Ley sólo puede ser modificada mediante el procedimiento establecido en los
artículos 89º y 90º de la Constitución de la Ciudad.
Art. 5°.- Comuníquese, etc.

- Expediente 3148-D-2008: Proyecto de Ley de Modificación de la Ley CBA N° 471


Articulo 1º.- Modificase el artículo 4º del Capitulo II de la ley 471 (B:O:C:B:A: Nº 1026) el que queda
redactado de la siguiente manera:
“Artículo 4° – ÁMBITO DE APLICACIÓN La presente ley constituye el régimen aplicable al personal
de la Administración Pública del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, dependiente del
Poder Ejecutivo, inclusive entes jurídicamente descentralizados, y sociedades estatales y el personal
dependiente de las comunas. No es de aplicación a los trabajadores comprendidos en la presente ley el
régimen de la Ley Nacional Nº 20.744 (t.o. 1976). Quedan exceptuados:
a. el Jefe y Vicejefe de Gobierno, los Ministros, Secretarios, Subsecretarios, Directores Generales y los
titulares de los entes descentralizados;
b. el personal que preste servicios en la Legislatura y en el Poder Judicial de la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires;
c. el Procurador General, el Síndico General, los Auditores Generales de la Ciudad, el Defensor del
Pueblo y sus Adjuntos.
El capítulo XII “Del régimen disciplinario” es de aplicación a los Secretarios, Subsecretarios y
Directores Generales”
Art. 2º.- Modificase el artículo 51 de la ley 471 (B:O:C:B:A: Nº 1026) el que queda redactado de la
siguiente manera:
“Artículo 51.- PROCEDIMIENTO. A los fines de la aplicación de las sanciones previstas en el
presente capítulo se requerirá la instrucción de un sumario previo, conforme el procedimiento que se
establezca en la reglamentación, el cual deberá garantizar al imputado el derecho de defensa. Quedan
exceptuados del procedimiento de sumario previo:
a. los apercibimientos,
b. las suspensiones por un término inferior a los 10 días.
c. las sanciones previstas en los incisos a) y b) del artículo 46, en los incisos a) y b) del 47 y en los
incisos b) y d) del artículo 48.
El personal no podrá ser sancionado sino una vez por el mismo hecho.
Toda sanción se graduará teniendo en cuenta la gravedad de la falta, los antecedentes del trabajador y
los perjuicios causados.
El Poder Ejecutivo determinará, por vía reglamentaria, el funcionario competente a los fines de la
aplicación de las diferentes sanciones disciplinarias previstas en el presente artículo.
Los organismos de control pueden requerir la instrucción de un sumario a los Secretarios,
Subsecretarios y Directores Generales.”

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Art. 3°.- Comuníquese, etc.

- Expediente 163-D-2009: Proyecto de Ley de Modificación de la Ley CBA N° 70


Artículo 1°: Modificase el artículo 25° de la Ley N° 70 el que queda redactado de la siguiente manera:
“Artículo 25º.- Los/las responsables de programas y proyectos y sus superiores jerárquicos cuando se
alejen de sus cargos deben redactar un informe final sobre su gestión el que se presenta ante la
Auditoría General de la Ciudad de Buenos Aires y ante el Jefe de Gobierno. Dicha presentación no
puede demorar más de un mes, debiendo recibir la colaboración de quienes fueron sus asistentes y
prestándola a quien legítimamente los suceda. La tarea es remunerada.”
Artículo 2°: Incorpórase como artículo 35° bis de la Ley N° 70 el que queda redactado de la siguiente
manera:
"Artículo 35º bis.- Todos los presupuestos se formulan teniendo en cuenta los informes, observaciones,
recomendaciones y dictámenes de los órganos de control creados por la presente Ley."
Artículo 3°: Incorpórase un inciso nuevo al artículo 49° de la Ley N° 70 el que queda redactado de la
siguiente manera
“i).- Relación fundada de cómo han sido tenidos en cuenta las observaciones, recomendaciones y
dictámenes de los organismos de de control creados por la presente Ley”
Artículo 4°: Modifícase el artículo 67° de la Ley N° 70 el que queda redactado de la siguiente manera:
“Artículo 67º.- El Poder Ejecutivo informa a la Legislatura en forma trimestral y homogénea, dentro de
los treinta (30) días hábiles desde la fecha de finalización del trimestre, respecto de la ejecución
presupuestaria, con el mayor nivel de desagregación que incluya la ejecución financiera por programa
compatible con la presentación del presupuesto y a la Auditoría General de la Ciudad de Buenos Aires,
desagregada hasta el último nivel previsto en los clasificadores utilizados. La información se envía en
soporte magnético e informa a la población por la internet una vez cumplido el trámite.”
Artículo 5°: Modifícase el artículo 88° de la Ley N° 70 el que queda redactado de la siguiente manera:
“Artículo 88º.- Las jurisdicciones y entidades de la Ciudad de Buenos Aires no pueden formalizar
ninguna operación de crédito público que no esté autorizada por Ley.
La Ley de Presupuesto General indica como mínimo las siguientes características de las operaciones de
crédito público autorizadas: tipo de deuda, monto máximo autorizado para la operación, plazo mínimo
de amortización, destino del financiamiento y últimos tres (3) dictámenes anuales sobre el estado de la
deuda emitido por la Auditoría General de la Ciudad de Buenos Aires."
Artículo 6°: Modifícase el artículo 115° inciso h) de la Ley N° 70 el que queda redactado de la
siguiente manera:
“h) Preparar anualmente la Cuenta de Inversión y presentarla a la Legislatura y la Auditoría General de
la Ciudad de Buenos Aires."
Artículo 7°: Modifícase el artículo 115° inciso j) de la Ley N° 70 el que queda redactado de la siguiente
manera:
“inc. j) Llevar la contabilidad general de la Administración Central consolidando datos de los servicios
jurisdiccionales, realizando operaciones de ajuste y cierre necesario y produciendo anualmente
resultados contables financieros para su remisión a la Legislatura y la Auditoría General de la Ciudad
de Buenos Aires."
Artículo 8°: Modifícase el artículo 118° primer párrafo de la Ley N° 70 el que queda redactado de la
siguiente manera:
“Artículo 118º.- La Cuenta de Inversión se remite a la Legislatura y a la Auditoría General de la Ciudad
de Buenos Aires una vez al año, antes del cuarto (4°) mes de las sesiones ordinarias, junto con el
respectivo informe del Síndico General”

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Artículo 9°: Incorpórase como artículo 119° bis de la Ley N° 70 el que queda redactado de la siguiente
manera:
“Artículo 119º bis.- A los efectos de garantizar un cumplimiento eficiente de lo establecido en el
artículo 119° in fine, se puede constituir, a iniciativa y bajo reglamentación de la Auditoría General de
la Ciudad de Buenos Aires comités de auditoría en cada jurisdicción o entidad con la participación de
las autoridades de las mismas, la Sindicatura General y la UAI respectiva.”
Artículo 10°: Modifícase el artículo 122° inciso 1) de la Ley N° 70 el que queda redactado de la
siguiente manera:
“l) Un adecuado sistema de control interno, que incluye instrumentos de control previo, concomitantes
y posterior incorporados en: la estructura organizativa, el plan de la organización y los reglamentos y
manuales de procedimiento de cada organismo, que tendrán en cuenta las normas de control interno
que dicte la Sindicatura General; y la adopción de las medidas necesarias para su efectivo
cumplimiento.”
Artículo 11°: Modifícase el artículo 123° inciso 13. de la Ley N° 70 el que queda redactado de la
siguiente manera:
“13. Realizar y coordinar la realización por parte de auditores/as independientes, de auditorías
financieras, de legalidad y de gestión, investigaciones especiales, pericias de carácter financiero o de
otro tipo, así como orientar la evaluación de programas, proyectos y operaciones en los casos en que
resulte estrictamente necesario por la índole y especificidad de la materia atribuible al objeto de
control. En todos los casos la Sindicatura General se reserva la planificación y el control de los trabajos
a efectuar, así como el cuidado y la calidad del informe final.”
Artículo 12°: Incorpórase como inciso nuevo al artículo 123º de la Ley N° 70, que queda redactado de
la siguiente manera:
“15. Concurrir obligatoriamente a los comités de auditoría que se organicen en las distintas
jurisdicciones y entidades por iniciativa de la AGCBA.”
Artículo 13°: Modifícase el artículo 131° de la Ley N° 70 el que queda redactado de la siguiente
manera:
“Artículo 131º.-La Auditoría General de la Ciudad de Buenos Aires ente de control externo del sector
público de la Ciudad, dependiente de la Legislatura, es un órgano colegiado formado por siete (7)
miembros que cuenta con personería jurídica, legitimación procesal y autonomía funcional y
financiera."
“Emite informes y dictámenes sobre los estados contables financieros y sobre la Cuenta de Inversión,
en sus aspectos económicos, financieros, patrimoniales, de sistemas informáticos, de gestión y de
legalidad. Los informes y dictámenes son el resultado de análisis de auditoría realizados en forma
previa, concomitante o posterior, las observaciones y recomendaciones en ellos contenidos no son
vinculantes, pero sí de consideración obligatoria por las jurisdicciones y entidades auditadas. Las
recomendaciones de acciones de deslinde de responsabilidades en sede administrativa son de
cumplimiento obligatorio para la Procuración General de la Ciudad.
“Su patrimonio está compuesto por todos los bienes que le asigne el Estado de la Ciudad, los
adquiridos con fondos propios y por aquellos que le sean transferidos por cualquier causa jurídica.”
Artículo 14°: Modifícase el artículo 134° de la Ley N° 70 el que queda redactado de la siguiente
manera:
“Artículo 134º.-La Auditoría General de la Ciudad de Buenos Aires establece su estructura orgánica,
sus normas básicas de distribución de funciones, su plan anual de acción y los planes operativos de
cada proyecto y los eleva a la Legislatura para su conocimiento. La Auditoría General de la Ciudad de
Buenos Aires establece sus necesidades financieras de conformidad con los objetivos y metas del plan

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XIV Congreso Internacional del CLAD sobre la Reforma del Estado y de la Administración Pública, Salvador de Bahia, Brasil, 27 - 30 oct. 2009

anual. El plan anual será elevado, junto con su ante proyecto de presupuesto, a la Legislatura antes del
30 de septiembre de cada año, debiendo disponer de una reserva de un 10% de horas de auditoría para
la incorporación de proyectos promovidos por los Diputados/as y aprobados por el Cuerpo. Una vez
incorporados a la programación financiera que el Gobierno de la Ciudad establece en su Presupuesto
Anual de Gastos y Recursos, la autoridad de aplicación se obliga al libramiento de los fondos
requeridos con estricta regularidad.”
Artículo 15°: Modifícase el inciso e. del artículo 136° de la Ley N° 70 el que queda redactado de la
siguiente manera:
“e). Controlar la aplicación de los recursos provenientes de las operaciones de crédito público y
efectuar los exámenes específicos que sean necesarios para formarse opinión sobre la situación de
endeudamiento. A tales efectos, el Poder Ejecutivo y el Banco de la Ciudad de Buenos Aires deben
suministrar la información que estime necesaria con relación a los convenios de endeudamiento interno
y externo. Anualmente la Auditoría General de la Ciudad de Buenos Aires emite un dictamen sobre el
estado de la deuda de la Ciudad.”
Artículo 16°: Modifícase el artículo 141° de la Ley N° 70 el que queda redactado de la siguiente
manera:
“Artículo 141º.- Los/las Auditores/as Generales, duran cuatro (4) años en su función y pueden ser
reelegidos/as por una sola vez."
“El Colegio se renueva parcialmente cada dos (2) años, tres (3) Auditores/as Generales en un turno de
renovación y cuatro (4) en el siguiente."
“Perciben igual remuneración que los diputados/as de la Ciudad."
“En caso de vacante, la Legislatura la cubrirá para completar el período, en un plazo no mayor a
sesenta (60) días, a propuesta del partido político que corresponda según la composición de la
Legislatura en el momento en el que el nuevo Auditor/a General deba asumir sus funciones.”
Artículo 17°: Modifícase el inciso e. del artículo 144° de la Ley N° 70 el que queda redactado de la
siguiente manera:
“e) Elevar anualmente a la Legislatura el plan de auditoría y el proyecto de presupuesto para su
inclusión en el Presupuesto General de Gastos y Recursos de la Ciudad de Buenos Aires.”
Artículo 18°: Incorpórase un inciso nuevo al artículo 144° de la Ley N° 70, que queda redactado de la
siguiente manera:
“m) Reglamentar el funcionamiento de los comités de auditoría que se creen por su iniciativa en el
ámbito de las jurisdicciones y entidades públicas que se encuentran bajo su control.”
Artículo 19°: Incorpórase como inciso nuevo al artículo 144º de la Ley N° 70, que queda redactado de
la siguiente manera:
“n) Cuando la Auditoría General de la Ciudad de Buenos Aires sesiona para el tratamiento de temas
específicos vinculados con el universo auditado, puede citar a participar de la reuniones a cualquier
funcionario de las estructuras administrativas, organismos o entes cuya gestión se encuentre vinculada
o interesada en los temas a tratar.”
Artículo 20°: Modifícase el artículo 146° de la Ley N° 70 el que queda redactado de la siguiente
manera:
“Artículo 146º.- La Auditoría General de la Ciudad de Buenos Aires establece un sistema de
intercambio de información con las demás entidades de control, con el objeto de lograr la coordinación
y cooperación en el control del Sector Público."
“Los organismos de control creados por la Constitución de la Ciudad están obligados a comunicarse
entre sí los informes, dictámenes y resoluciones que aprueben, publicados o no, en ejercicio de sus
funciones específicas. Sin perjuicio de la organización de comités de auditoría según lo establecido en

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la presente.
“Asimismo, la Auditoría General de la Ciudad de Buenos Aires puede establecer sistemas de
intercambio de información y mecanismos de acción coordinada con organismos de control de extraña
jurisdicción.”
Artículo 21°: Modifícase el artículo 147 de la Ley N° 70 el que queda redactado de la siguiente
manera:
“Artículo 147º.- Todo funcionario/a que obstaculice las tareas de la Auditoría General de la Ciudad de
Buenos Aires incurre en falta grave ó mal desempeño de sus funciones, susceptible de sumario
administrativo ó de juicio político según el caso.”
Artículo 22°: Modifícase el artículo 148° de la Ley N° 70 el que queda redactado de la siguiente
manera:
“Artículo 148º.- Los dictámenes, informes, resoluciones y memoria anual de la Auditoría General de la
Ciudad de Buenos Aires son públicos y de acceso irrestricto y no pueden ser objeto de recurso
administrativo. A tal fin la Auditoría General de la Ciudad de Buenos Aires mantiene una página de
internet actualizada con dicho material, sin perjuicio de las restantes medidas de publicidad y acceso a
la información que se dispongan.”
Artículo 23°: Derógase el inciso g). del artículo 136° de la Ley N° 70.
Artículo 24°: Derógase el artículo 124° de la Ley N° 70.
Artículo 25°: Derógase la Ley N° 325.
Disposiciones transitorias:
a) Aprobada la modificación del Artículo 141°, y en oportunidad de renovarse el Colegio de Auditores
Generales, se procederá a sortear a tres (3) Auditores/as Generales designados para que cumplan un
primer mandato de dos (2) años.
b) La Auditoría dispondrá de noventa (90) corridos a partir de la publicación de la presente para dictar
el régimen de sanciones administrativas que se aplicará, en sede administrativa, para dar cumplimiento
a los establecido en el Artículo 147°, en función de la facultad conferida por el Artículo 144° inciso
nuevo de la Ley N° 70.”
c) La Auditoría tendrá un plazo de noventa (90) días corridos, a partir de la publicación de la presente,
para comunicar a la Legislatura las resoluciones que haya tomado con el objeto del vacío normativo
producido con la derogación de la Ley N° 325.
Artículo 26°: Comuníquese, etc.

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