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Espejo y cubil ciudadano.
Asamblea es distinguida por sus autoras como una performance teatral, lo cual indica
que tiene un pie en cada mundo, el mundo performático que enfatiza la efímera fluidez
de lo irrepetible, del acto que se configura a partir del encuentro in situ con un otro, y el
mundo de lo teatral, aquel en el cual el trabajo de la organización y la estructura en la
actuación y la dramaturgia escénica configuran un artificio que aspira a otra
espontaneidad, aquella que surge del saber evocar y gatillar en si mismo el actor las
configuraciones de sentires íntimos que conciernan de un modo total a su
cuerpo-mente de manera de poder encontrarse fluyendo en un presente que a él mismo
y al publico le aparezca surgiendo su conducta momento a momento de la nada y sin
orientación a un resultado, aparentemente como si no supiera en que acabarán sus
actos.
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ASAMBLEA del Colectivo Laura&Marta se realiza en Azotea Teatro Lastarria 90, desde el 29
de octubre al domingo 6 de diciembre de 2009. Viernes a domingo 21:00 horas. José Victorino
Lastarria, Nº 90, Santiago, Chile. Elenco: Carolina Araya, Paula Aros Gho, Trinidad Piriz.
Asistencia de dirección y dramaturgia: Tomás Espinosa.
La obra se realiza en la azotea de un edificio ubicado en el centro de Santiago, en el
Barrio Lastarria. Comienza con un una invitación a los asistentes a hacer de ese
tiempo-espacio un verdadero ámbito de encuentro desde el deseo co-inspirado a
realizar ahí una Asamblea sobre las preguntas más antiguas y actuales que
compartimos como humanidad. Un espacio que para ser tal requiere de las
performer-actrices la genuina aceptación de casi cualquier conducta del publico, al
menos de las que no atenten contra la inspiración misma de la invitación, hay un borde
entonces por cierto, pero uno que surge desde las coherencias operacionales del
encuentro mismo, cada vez diferente, y no es entonces ya un limite como algo impuesto
desde fuera. Esta es la belleza del modo en que sutilmente desintegran la cuarta pared.
Lo cual evidentemente implica riesgo, aquí hay una audacia que luego se percibe en la
tención fluctuante entre lo previsto y lo imprevisible a la hora de desarrollar la muy
plástica estructura de la obra, pero que en tanto es estructura implica, otra vez, ciertos
bordes concretos.
Una vez que los asistentes aceptamos la invitación, se nos señala explícitamente que
podemos hacer cualquier cosa que queramos, como intervenir en el escenario para
cruzarlo gateando, o no, cambiarnos de puesto, o no, contestar el celular, o no,
fumarse un cigarro, o no, preguntar lo que fuera a sabiendas que no hay preguntas
tontas. Comienza así una conversación sobre preguntas que honestamente inquietan a
estas chicas que nos invitan a la Asamblea, preguntas sobre la naturaleza de la
existencia humana, preguntas por la naturaleza del tiempo en relación a nuestro
habitar humano. Y en eso empiezan a encenderse las luces que están fuera del
escenario, focos de unos pequeños “escritorios” que cada asistente tiene en su asiento y
que además de esas luces, que se han de prender cada vez que se quiere pedir la
palabra, traen un lápiz y unas hojas. Empieza así, a la suerte de la olla, una danza de
comentarios, reflexiones, juicios y experiencias en que se entrelazan los sentires y
distinciones de invitados e invitadoras.
A veces pocos se animan a hablar, a veces muchos, a veces parten de apoco y luego se
suman más y más, otras veces la conversación ida y vuelta se da con ritmada lentitud.
Pero sea cual sea el material que ofrece el público, las performer-actrices toman aquello
cual el orfebre la filigrana y comienzan a engastar las palabras y emociones del publico
que ya no es publico sino asambleísta, en la estructura de la obra, que sutilmente va
avanzando como una matriz dinámica de relaciones interconectadoras de lo
improvisado y la dramaturgia escénica. Y esto sucede gracias a que ellas están ahí
enteras, sinceramente encantadas de escuchar a esos otros, de encontrarse con ellos, de
sentir juntos la magia compartida de ser por un apenas momento una comunidad, una
comunidad mundial, humana, y una comunidad nacional, chilena, una comunidad
donde podemos sentir el reencantamiento de la vida cívica hoy tan desacreditada, como
si soñáramos por un instante demasiado breve que somos conciudadanos en el ágora
griega platicando al aire libre sobre la Res Publica que compartimos, íntimamente
concernidos jugando a preguntar y escuchar aquello que a cada quien hace temblar en
las noches de soledad, o en las jubilosas mañanas de primavera, tremolando ante
preguntas a veces incontestables, pero con la levedad lúdica del arte a medio desnudar,
ahí abierto, expuesto al tacto y la mirada de esos ciudadanos que quieren ser parte de la
obra, una obra que paradójicamente los invita a la disolución de la dicotomía arte y
vida cotidiana. Y he aquí otra de las joyas de esa pieza encantadora que Asamblea es.
Sí, y me siento profundamente participe y perteneciente a esa corriente de creadores
que invitan a disolver la distinción entre arte y vida cotidiana, permitiendo
rencontrarnos poetas todos, generadores de mundos, poetas si medio obnubilados y
adormecidos en nuestra creatividad fundamental por la densidad de una fatiga
espiritual de origen cultural. Y estas performer-actrices lo hacen a la vez, lo cual me
encanta, conservando la pulcritud de la más comprometida riqueza laboral de un oficio.
No es menor el que la preparación haya durado seis meces, trabajo intenso que se
siente en la obra a pesar de la plasticidad de su estructura, esta llena de matices en un
manejo experto de la multidimencionalidad de los modos de encuentro, del manejo de
los formatos técnicos y tecnológicos.
En un segundo momento si invita a los asistentes a escribir, o no, en las hojas que
tienen en sus escritorios, alguna pregunta recurrente que conserven en su vivir, para
luego entregárselas a Marta & Laura quienes escogerán una del montón al azar, y
democráticamente preguntaran al “público” si quieren que esa u otra pregunta sea la
pregunta de la noche, pregunta con la cual ellas saldrán del teatro y recorrerán raudas
las cercanías del Barrio Lastarria premunidas de cámaras digitales formulando la
pregunta a quien quiera encuentren en su camino, sean personas, estatuas o simples
escenarios urbanos. Esto lo harán en alrededor de 15 a 20 minutos. Paralelamente en la
Asamblea permanecemos los asistentes quienes acompañados por la tercera integrante
del colectivo continúamos compartiendo las preguntas restantes, y uno disfruta
sorprendiéndose de la multitud de diferentes preguntas que hicieron las personas:
¿Cuál es mí tiempo en la tierra? ¿Encontraré el amor? ¿Por qué no somos felices? ¿Por
qué somos tan diferentes? ¿Quiero conservar en mí vivir lo que vivo en este presente?
¿Por qué se acaban las historias de amor?¿Por qué quiero preguntarme preguntas
interesantes, seré autentico?.
Luego vemos un video en que las tres “protagonistas” aparecen recorriendo
anteriormente diversos lugares de Santiago, como el Cementerio General y el cerro
Santa Lucia, reflexionando, jugando, contestándose preguntas que les son intimas, y
nosotros jugamos y reflexionamos con ellas desde el silencio de atentos observadores
que ya picaron hace rato el anzuelo. Se detiene el video, que fue proyectado en dos
pantallas corredizas de gran tamaño, por que recibimos una llamada de nuestras
corresponsales que quieren informarnos de cómo ha ido la misión y coordinar su
regreso a la Asamblea. Así, mientras ellas retornan al espacio común, que a pesar de
estar en una azotea tiene ya la tibieza del cubil al cual uno se siente perteneciendo, se
nos invita a nosotros, asambleístas, a simplemente tomarnos un tiempo, hacer
cualquier cosa, pararnos o no, conversar, o no, ir al baño o no, y se nos ofrece
metafóricamente una de esas clásicas pastillas con sabor a bebida cola llamadas Media
Hora.
Finalmente, el más valioso aporte que concibo en esta propuesta radica en el sutil guiño
a resucitar el sentir que alimenta y posibilita la vida cívica, no ya desde el deber ser,
sino desde el encanto del encuentro y desde la potencia de la reflexión co-inspiradora.
Lo que hace importante y grande a una Asamblea no es la cantidad de asistentes, ni
tampoco el tema a tratar como si hubiesen temas en si importantes, lo que hace
importante una asamblea es lo que ocurre con las personas que en ellas participan, la
cualidad del encuentro y de los mundos que pueda generar, la intensidad de sus ganas
de reflexionar escuchando al otro, escuchar no para ver si estoy de acuerdo o en
desacuerdo sino para ver desde donde dice lo que dice y atisbar así la matriz en la cual
el otro habita y conoce como conoce. En ninguna asamblea lo central puede ser llegar a
acuerdo, si no nace trunca, enfocada en el resultado y olvidando el proceso, lo cual
atenta de hecho contra un resultado deseable. Incluso las que podemos considerar de
mayor urgencia y complejidad, como una Asamblea Constituyente, sólo se forjan y se
logran llevar a buen puerto si participamos de ellas atentos al proceso, soltando
nuestras expectativas y certidumbres al menos lo suficiente para ver los criterios de tras
de nuestras afirmaciones y las del conciudadano junto a nosotros, no para aceptarlo
todo por que no todo nos parecerá igualmente deseable, pero si para poder ver los
mundos que otros traen a la mano desde la peculiar matriz de su existencia y poder
luego decidir desde mi si quiero o no quiero ese mundo, pero no por que lo crea ser
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La noción de configuración de sentires relacionales y su comprensión en el ámbito
de la Biología-Cultural la trajo a mano Ximena Dávila. Yo la he
incorporado a mi comprensión del fenómeno teatral y del fenómeno del trance en la
hipnosis y otros ámbitos psíquicos.
bueno o malo en si, sino asiéndome cargo responsablemente de que a es a mi, desde
mis criterios, a quien no le parece deseable. “El mundo no es en si, el vivir no preexiste
al vivirlo, traemos mundos a la mano en el conversar”. (Humberto Maturana Dixit)
Quizás alguien piense que esta Asamblea poética es sólo un juego de niños en
comparación con una Asamblea Constituyente para la generación de una nueva
Constitución nacional, que dicho sea de paso me parece un proceso fundamental para
la regeneración democrática de nuestro país demasiado amortajado por legislaciones
añejas y autoritarias, sin embargo la invitación fundamental es la misma, la invitación
al encuentro reflexivo, a mirar nuestro vivir, nuestra circunstancia y preguntarnos si
nos gusta o no, y a actuar en consecuencia responsablemente libres. En cada caso las
maneras y complejidades cambiaran por supuesto, pero en última instancia de lo que se
trata es de encontrarse reflexionando co-inspiradoramente en la colaboración para
generar un mundo deseable para todos los que quieren cohabitarlo.
Participar de Asamblea sería un juego de niños si en este presente no cultivásemos la
cultura que cultivamos, una cultura justamente negadora del encuentro con el otro,
negadora de la reflexión y el escuchar, una cultura de la desconfianza, la apropiación, el
control, la dominación, una cultura que privilegia la competencia, el éxito, las
certidumbres, y que desdeña la colaboración y la pregunta reflexiva en aras de poseer la
razón por la razón o la fuerza.
Co-inspirar es el arte quizás más difícil en una cultura mundial como la que realizamos
y conservamos desde hace los al menos 8 mil años en que surge el patriarcado-
matriarcado. Y co-inspirar, inspirarnos juntos, no nos es fácil ni siquiera en una
Asamblea performática por que las personas traemos a escena nuestras certidumbres,
arrogancias y prepotencias, con cierto recato por supuesto por que hay muchos focos,
pero uno puede sentir la negación de un comentario despectivo que alguien hace sobre
lo dicho por otra persona, uno puede sentir la diferencia de quienes reflexionan a partir
de su experiencia, de su sentir, y de alguien que trae a la mano la teoría tal o cual de
este o aquel y que sentencia como una verdad inapelable, uno puede sentir el fulgor de
una pregunta genuinamente quemante que alguien se a repetido largamente y la
pregunta superficial o artificial que quiere ser interesante o sólo salir del paso.
En este sentido, para el asambleísta autoreflexivo esta experiencia puede ser muy
reveladora ¿Desde donde me pregunto lo que me pregunto? ¿Cómo escucho? ¿Me dice
todo esto algo acerca de mi?. Asamblea es un espejo, a veces duro, a veces encantador, y
como saben los más viejos iniciados, la ley y sabiduría del espejo puede ser liberadora
dependiendo de cómo cada quien quiera afrontar su reflejo.
Los invito a mirarse-mirarnos aquí, en este pulido espejo que Asamblea es.