Professional Documents
Culture Documents
“Ejecución y procedimientos
especiales”1.
1
Minuta de apoyo, redactada por ayudante de la Cátedra y revisada por
el profesor de la misma.
2
Sobre este punto se puede consultar: 1.- Rivera Errázuriz, Gian
Manuel. “El juicio especial hipotecario”. Editorial Jurídica de Chile. Primera
edición de 1992. 2.- Casarino Viterbo, Mario. Manual de derecho procesal. Tomo
VI. Quinta Edición de 2005. 3.- Maturana Miquel, Cristián. “Los Juicios
ejecutivos especiales”, en “El juicio ejecutivo, panorama actual”. Primera
edición de 1995. Págs. 152 a 159.
1
ellas la Asociación Nacional de Ahorro y Préstamo (ANAP) o sus
cesionarios.
2
(subsiste 2 años después de la prescripción de la acción
ejecutiva).
Tramitación.
3
Maturana Miquel, se trata de una sentencia interlocutoria de
segundo grado o categoría, ya que falla sobre algún trámite que
debe servir de base para la dictación de una sentencia definitiva
o interlocutoria. En el mismo sentido, Gian Manuel Rivera
Errázuriz (Op. Cit. Pág. 39). Posteriormente se requiere de pago
al deudor con el fin de que pague las cuotas que adeuda dentro del
plazo de 10 días, desde que se efectúa dicho requerimiento. Se ha
debatido si dicho plazo es de días corridos por aplicación del
artículo 50 del Código Civil o se suspende los días feriados por
aplicación de los artículos 59 y 66 del Código de Procedimiento
Civil. La jurisprudencia se ha inclinado por la primera posición,
pues aquí el deudor no tiene posibilidad de oponer excepciones y
además, el plazo no se encuentra regulado por el Código de
Procedimiento Civil, siendo inaplicable el artículo 66 del mismo
código. Además, se deberá designar un depositario definitivo para
que tome a su cargo el inmueble.
4
petición de parte, la suspensión del cumplimiento de la sentencia,
cuando existan razones fundadas y se encuentre pendiente la
apelación (cuestión que se resolverá en cuenta).
5
deuda. Los gastos del juicio serán tasados por el juez”. Estas
constituyen las bases del remate. En consecuencia, el juez antes
de fijar estas bases deberá liquidar el crédito y tasar las costas
para poder fijar el mínimo.
3
Cabe recordar que en el juicio ejecutivo por obligaciones de dar, el
plazo que debe mediar entre la primera publicación y el día de la subasta es de
tan sólo 15 días. En cuanto al número de publicaciones y la reducción en caso de
una nueva subasta se encuentra en armonía con las reglas generales.
6
Llegado el día del remate, se procederá a adjudicar el
inmueble a favor del mejor postor. El banco se pagará de su
crédito sobre el precio del remate, con las siguientes
excepciones: a.- Los créditos del fisco y de las municipalidades
gozarán de la preferencia que les acuerdan los artículos 2472 y
2478 del Código Civil, respecto de los créditos del banco, sólo
cuando se trate de impuestos que afecten directamente a la
propiedad hipotecada y que tengan por base el avalúo de la
propiedad raíz, y de créditos a favor de los servicios de
pavimentación conforme a las leyes respectivas. Un ejemplo, sería
el impuesto territorial, regulado por la Ley N° 17.235, que regula
las mal llamadas “contribuciones”, que tienen de base el avalúo
fiscal y gravan la propiedad hipotecada. b.- Los acreedores
hipotecarios de derecho preferente al banco, por lo dispuesto en
el artículo 2477 del Código Civil.
7
La prenda pretoria.
Las tercerías.
Normas supletorias.
8
exigir la primera hipoteca para garantizar el crédito. En efecto,
el artículo 99 inciso primero dispone “los préstamos en letras de
crédito deberán quedar garantizados con primera hipoteca, la que
no podrá extenderse a otras obligaciones contraídas con el banco”.
Como principal característica, podemos mencionar aquella que dice
relación con la falta de la traba del embargo, ya que al existir
una garantía hipotecaria es innecesario recurrir al apremio propio
de todo juicio ejecutivo general.
9
sea someter un asunto determinado a la decisión de una persona,
llamada para estos efectos “árbitro”. 4.- El cumplimiento de los
demás requisitos de validez y de existencia, comunes o generales y
específicos o particulares, en su caso. En cambio, la cláusula
compromisoria es definida como una estipulación en virtud de la
cual, las partes sustraen un determinado asunto litigioso del
conocimiento de la justicia ordinaria y lo someten a juicio
arbitral, reservándose las partes el derecho de designar el
árbitro en un acto posterior.
10
Tribunales. Para designar a un árbitro de derecho, no se requiere
para la validez de su nombramiento capacidad alguna de las partes,
toda vez que se debe someter a las reglas de los jueces
ordinarios, en cuanto al procedimiento y en la dictación de la
sentencia definitiva. Por último, para designar un árbitro mixto
también se requiere plena capacidad de las partes.
11
3.- Las cuestiones a que diere lugar la presentación de la cuenta
del gerente o del liquidador de las sociedades comerciales y los
demás juicios sobre cuentas.
4.- Las diferencias que ocurrieren entre los socios de una
sociedad anónima, o de una sociedad colectiva o en comandita
comercial, o entre los asociados de una participación, en el caso
del artículo 415 del Código de Comercio.
5.- Los demás que determinen las leyes.
6.- Los interesados, de común acuerdo, pueden también solicitar
al juez que conoce el procedimiento sobre la separación judicial,
la declaración de nulidad del matrimonio o el divorcio, que
liquide la sociedad conyugal o el régimen de participación en los
gananciales que hubo entre los cónyuges.
12
1.- “El arbitraje y los juicios laborales”5.
5
Salas Vivaldi, Julio. Estudios de Derecho Procesal. “El arbitraje y
los juicios laborales”. Primera edición de 2006. Págs. 387 a 399.
13
Juzgados de Letras del Trabajo6, “las cuestiones suscitadas entre
empleadores y trabajadores por aplicación de las normas laborales
o derivadas de la interpretación y aplicación de los contratos
individuales o colectivos del trabajo o de las convenciones y
fallos arbitrales en materia laboral”. En consecuencia, no sería
procedente nombrar un árbitro que no fuese el tribunal que por ley
le corresponde conocer del asunto. Pero existe un caso calificado
en el cual se puede sustraer la controversia de la justicia
ordinaria (más bien especial, sin perjuicio de no ser nombrado por
el artículo 5° del Código Orgánico de Tribunales), y es
precisamente el caso contemplado por el D.F.L. N° 1 de 1970,
conocido como estatuto de futbolistas profesionales. En la
sentencia en comento, sin embargo, se rechaza la excepción, porque
el mismo D.F.L. sometía a un reglamento el procedimiento y la
implementación de este tribunal arbitral, el cual a la fecha de la
dictación de la sentencia (16 de septiembre de 1991), aún no se
había dictado. El profesor Julio Salas, concluye que no se trata
de un juez árbitro, sino que más bien de un tribunal especial
creado por el mencionado D.F.L. que por tener jerarquía de ley,
cumple el mandato establecido por el artículo 1° del Código
Orgánico de tribunales y el artículo 76 de la Constitución
Política de la República de Chile. Además, sirvió de fundamento el
hecho de que según se estipuló en el contrato de trabajo conocería
de la controversia el directorio de la ANFP, siendo que el D.F.L.
invocado, sostiene que dicho tribunal arbitral será conformado por
dos miembros de los trabajadores, dos de los empleadores y por el
director nacional del trabajo o su representante.
6
Actualmente las causas laborales son conocidas por los Juzgados
Civiles, en la sección laboral, como es el caso de Temuco, o bien por los
Juzgados de Letras con Competencia Común. Lo anterior debido a que el 30 de
octubre del 2009, entre en plena vigencia la reforma procesal laboral.
14
absoluta, la cual deberá ser sostenida durante toda la
tramitación, es decir, deducir todos los recursos tendientes a
conseguir se declare la nulidad absoluta. En este punto, no sería
admisible posteriormente una reclamación de tal entidad, debido a
la aplicación del principio “in limite litis”, sin perjuicio de lo
que se analizará a continuación. En caso que se haya efectuado el
arbitraje, según don Patricio Aylwin Azocar, la sanción es la
nulidad absoluta del acto, por aplicación de los artículos 1466 y
1682 del Código Civil. Pero no del arbitraje, sino del compromiso
o cláusula compromisoria. El problema surge al establecer la forma
de hacer valer esta sanción. Según el profesor Aylwin, la forma de
hacer valer tal nulidad sería de acuerdo a las normas civiles, es
decir, rigiéndose por las normas de los artículos 1682 y
siguientes del Código Civil. Este razonamiento para el profesor
Salas es inadmisible, pues se confunden dos instituciones, una
civil como es la nulidad absoluta (del compromiso o cláusula
compromisoria), con otra como la nulidad procesal y la
inexistencia. Es una de estas últimas vías la que deberá utilizar
la parte, para conseguir la sanción. Aquí se debe hacer una
precisión, en cuanto a la diferencia entre la nulidad y la
inexistencia procesal. Mientras la nulidad, tiene por objeto dejar
sin efecto actos jurídicos procesales emanados con omisión de los
requisitos legales, surtiendo antes de dicha declaración de todos
sus efectos legales, la inexistencia, va más allá. En efecto,
decir que un acto jurídico procesal es nulo, significa afirmar que
jamás surtió efecto alguno, que es la nada misma. La distinción
anterior, no es antojadiza, ya que sólo la nulidad ha sido
contemplada en nuestro ordenamiento jurídico, precisamente en los
artículos 79, 80, 83 y 84 del Código de Procedimiento Civil (los
preceptos citados se refieren sólo a las causales del incidente de
nulidad, específica y genérica). Eso antes de que se convalide in
limine litis.
15
que por el efecto derivado o extensivo de la nulidad quede sin
efecto el arbitraje. Pero aún persiste un problema, pues resulta
un tanto forzoso conseguir la nulidad del arbitraje con la
declaración de nulidad del compromiso. Hasta aquí con el
arbitraje.
7
Salas Vivaldi, Julio. Estudios de Derecho Procesal. “La competencia
arbitral”. Primera edición de 2006. Págs. 445 a 455.
16
un arbitraje forzoso u obligatorio y en el pero de los casos de
índole especial. Lo anterior, tiene implicancias, pues al ser
forzoso u obligatorio o bien especial, es de todas formas
establecido por la ley. Lo que queda por aclarar ahora es la cabal
competencia que tiene el árbitro, pues quedó claro que si tiene
jurisdicción. En este caso, según don Manuel Somarriva Undurraga,
en su obra “Indivisión y partición”, página 179, y don Patricio
Aylwin Azocar, en su obra “El juicio arbitral”, páginas 86 y 87,
la competencia al árbitro se la dan las partes, y en la especie,
aquella que anunció demandar la indemnización de perjuicios. No
habiéndose incluido otros litigios o controversias a que diere
lugar los mismos hechos, como la demanda de la otra empresa ante
la justicia ordinaria, el árbitro designado primitivamente carece
de competencia para pronunciarse también sobre dicha contienda.
Así la sentencia pronunciada por la Corte Suprema dijo que los
árbitros forzosos u obligatorios “no tienen más facultades que las
que les confieren las partes o el juez en el título de
nombramiento” (Sentencia publicada en la Revista de Derecho y
Jurisprudencia, XXVI, Sección primera, página 367). Así la parte
que demandó en la justicia ordinaria, no tendrá otro camino que
interponer el respectivo incidente de nulidad genérica, pues este
es el camino franqueado por la ley. Lo anterior, debido a que se
infringió la competencia absoluta, y ocasiona un perjuicio sólo
reparable con la declaración de nulidad.
17