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Resumen
Antes de que el mecánico quirúrgico pueda tener en sus manos el producto básico para su
elaboración, es decir la pieza bruta, el acero para instrumentos elaborado en la acería pasa
por varias estaciones de mecanizado. Los bloques fundidos en la acería se laminan en el
taller de laminación, donde son transformados en perfiles manuables y en semiproductos
en forma de barra. A base de estos semiproductos se fabrican finalmente en la forja de
estampa las piezas brutas deseadas.
Antes de que el mecánico quirúrgico pueda tener en sus manos el producto básico para su
elaboración, es decir la pieza bruta, el acero para instrumentos elaborado en la acería pasa
por varias estaciones de mecanizado. Los bloques fundidos en la acería se laminan en el
taller de laminación, donde son transformados en perfiles manuables y en semiproductos
en forma de barra. A base de estos semiproductos se fabrican finalmente en la forja de
estampa las piezas brutas deseadas.
En la parte más ancha se encontrarán más tarde los anillos del portaagujas, y en la parte
aguda la pequeña boca. Ambas piezas de fabricación se calientan al rojo vivo (aprox.
900°C) y se colocan en la estampa para ser forjadas. La estampa es una herramienta de
dos partes, en la cual se ha fresado o electroerosionado la forma de la pieza bruta.
La parte inferior de la estampa se fija en la mesa del martinete de caída, la parte superior
de la estampa se fija en la parte inferior del martinete de caída- denominado también
maza.
El martinete de caída choca entonces fuertemente contra el material calentado al rojo vivo
y lo introduce a presión en la forma fresada. Este proceso se denomina "forjar en
estampa". Para darle a la pieza bruta una forma lo más exacta posible se repite el proceso
de forjar en estampa. El material se compacta enormemente bajo la fuerza de la
deformación. En la fase de enfriamiento se produce además una dureza no intencionada.
En este estado no sería posible un ulterior tratamiento, por lo cual se vuelve a calentar la
pieza bruta a una temperatura de aprox. 800°C. Esta temperatura se mantiene por un
período de 1,5 horas. La subsiguiente fase de enfriamiento dura aprox. 6-8 horas. El
proceso de recocido es necesario para eliminar las tensiones en el material y para reducir
la dureza. Una pieza bruta demasiado dura significaría un desgaste prematuro en las
herramientas de mecanización.
En modernas máquinas controladas por computador se someten las piezas brutas a todos
los trabajos de fresado necesarios. Estas máquinas tienen un depósito de herramientas
dotado con 16 - 26 distintas herramientas (brocas y fresas en diversos tamaños y
modelos).
Por la ensanchada pieza en forma de caja se puede pasar ahora la pieza interior. En
estado aún caliente se prensa entonces la pieza en forma de caja, uniéndola así con la
pieza interior. En la zona del cierre se taladra ahora un agujero, por el cual se pasa un
remache provisional. Este remache tiene únicamente la función de fijar el cierre hasta el
proceso de endurezimiento. Después de ello se recambia el remache.
Los siguientes trabajos de enderezado son de gran importancia para la calidad del
producto final. Durante el enderezado y ajuste para un suave funcionamiento del
portaagujas se realiza una perfecta adaptación mutua de las dos piezas del portaagujas. El
mecánico quirúrgico debe atribuir gran importancia a que las piezas de la boca y las
mandíbulas estén exactamente en paralelo, y a que se pueda enganchar bien el
mecanismo bloqueador. El instrumento debe estar ahora exactamente ajustado, porque
una corrección después del proceso de endurezimiento es demasiado dificultosa.
Después de haber quedado bien ajustadas las piezas funcionales se realiza la
conformación del instrumento. En una cinta abrasiva se realiza ahora el rectificado previo
del portaagujas a la medida de espesor. Con distintos grosores de grano se determina la
forma definitiva del portaagujas. Con una lima se redondean entonces los rebordes agudos
del portaagujas. A continuación se realiza entonces la verificación de la calidad de la pieza
bruta en cuanto a medidas y forma, como parte del aseguramiento de calidad.
Después del endurezimiento del instrumento se realiza un ulterior tratamiento térmico. Este
tratamiento térmico se denomina revenido. La dureza y fragilidad del portaagujas obtenidas
anteriormente se transforma ahora en elasticidad y tenacidad. A causa del revenido
desaparecen también las tensiones en el material, las cuales causarían más tarde un fallo
de funcionamiento del instrumento. El portaagujas presenta después del revenido un color
pardusco, denominado también color de revenido.
Debido a que la boca puede volver a deformarse levemente al soldar la plaquita de metal
duro, es necesario realizar un nuevo endurezimiento de la boca.
El producto acabado - el portaagujas con plaquita de metal duro - se provee finalmente con
el código de fabricación y con la referenzia de MEDICON, y después de la última
verificación de la calidad es llevado al almacén de MEDICON eG.
Las habilidades artesanales del mecánico quirúrgico son de primordial importancia para la
fabricación de instrumentos quirúrgicos, a pesar de todos los empeños por una
automatización del proceso de fabricación. Teniendo en cuenta todas estas etapas de
trabajo se puede comprender fácilmente el alto valor de cada instrumento MEDICON. Si
son conservados apropiadamente, los instrumentos MEDICON prestarán por muchos años
buen servicio al operador en su trabajo de gran responsabilidad.
La alta calidad de los métodos de trabajo en las plantas de producción de Medicon ofrece a
los usuarios de los instrumentos la seguridad de estar trabajando con un producto de
primera calidad. Por este motivo ofrecemos por toda la vida útil de los instrumentos una
garantía por defectos de material y por defectos resultantes de las técnicas y procesos de
fabricación.
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