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Al terminar los años 70 y a principios de los 80, el orden industrial productivo de los países más avanzados, en
condiciones de guiar el capitalismo en todo el mundo, estaba en crisis. La relación entre instalaciones y
productividad nunca había sido peor. La lucha sindical y proletaria en general, especialmente las manifestaciones
más agresivas y violentas guiadas por varias estructuras revolucionarias de clase, había consolidado un costo de la
mano de obra totalmente desproporcionado a los ingresos del capital. Parecía que todo el sistema caminara hacia
su natural colapso, siendo incapaz de reajustarse internamente o bien no teniendo la fuerza para recurrir a
drásticas reducciones del costo del trabajo y la ocupación.
Pero desde ya, en la primera mitad de los años 80 las cosas fueron cambiando velozmente. La reestructuración
industrial tomó el camino de la electrónica, los sectores productivos , primario y secundario, es decir agricultura e
industria, se contrajeron con fuertes reducciones ocupacionales, mientras el sector terciario se amplió con
desmesura, absorbiendo una parte de la mano de obra licenciada y atenuando por consiguiente los contragolpes
sociales que los capitalistas temían más que cualquier otra cosa.
En suma, no se produjeron aquellas sublevaciones y aquellas revoluciones metropolitanas que los patrones
temían, no se produjo una presión real e intolerable del ejército proletario de reserva, sino que todo tendió
suavemente hacía una modificación productiva.
Las grandes industrias sustituyeron las instalaciones fijas por nuevas instalaciones robotizadas en condiciones de
alcanzar, con modestas inversiones, niveles de flexibilidad productiva antes impensables. El costo del trabajo
disminuyó en su relación con la producción, sin con ello causar una reducción en la demanda, porque el sector
terciario estaba abasteciendo óptimamente líneas de rédito suficientes para bombear el sistema capitalista en su
conjunto. La mayor parte de los trabajadores licenciados, si no encontraron otra ocupación, lograron encontrar un
modo de apañarse entre los pliegues del nuevo modelo capitalista: flexible y permisivo.
Todo esto no habría sido posible sin el surgir de una nueva mentalidad, flexible en el puesto de trabajo, con
reducción de la cualificación profesional y aumento de la demanda de pequeños trabajos complementarios unos
de otros, y principalmente sin la consolidación de la mentalidad democrática.
La antigua ilusión jerárquica, sobre la cual se basaban los sueños de la carrera de las clases medias y de mejoras
salariales del proletariado, ha muerto para siempre. Y esto fue posible gracias a una intervención articulada a
todos los niveles. En la escuela, con la adopción de programas de enseñanza menos rígidos, más asamblearios,
menos cargados de contenidos, pero más adaptados a construir en los jóvenes estudiantes una personalidad
"suave" en grado de adaptarse a un futuro incierto que habría hecho espantarse a sus progenitores.
En la gestión política de los países capitalistas avanzados, donde un autoritarismo a menudo formal se casaba con
formulas periféricas de democratización gestionaria, donde la gente es consultada no tanto en decisiones serias
como en los procesos ficticios del mecanismo electoral y refrendario.
En la producción donde, como habíamos visto, la desaparición de la cualificación profesional volvía a los
productores domesticados y flexibles. En el mismo espíritu de los tiempos, que veía acabar cualquier veleidad de
certeza filosófica y científica, para proponer un modelo "débil", pero basado no sobre la búsqueda de el riesgo y
sobre la elección del coraje, sino sobre el arreglo en el periodo más breve, sobre el principio de que nada es seguro
pero todo se puede arreglar.
La mentalidad democrática así construida no contribuye solamente a la desaparición del viejo, y por tantos
aspectos superado, autoritarismo, sino también a la formación de una condición pasiva de posibles compromisos,
al nivel que sea. Una degradación moral en la cual la dignidad del oprimido terminaba por estar controlada y
malvendida tras la garantía de una penosa supervivencia. Las luchas se alejaban y se debilitaban.
Sin duda el primer obstáculo está constituido por esa mentalidad flexible, amorfa, no tanto asistencialista a la vieja
manera, en cuanto deseosa solamente de encontrar un nicho en el cual sobrevivir, trabajando lo menos posible,
aceptando todas las reglas del sistema, despreciando ideales y proyectos, sueños y utopías. Los trabajadores del
capital han hecho un óptimo trabajo en este sentido, de la escuela a la fábrica, de la cultura al deporte, todo
colabora y concuerda con construir individuos modestos en todos los aspectos, incapaces de sufrir, de encontrar al
enemigo, de soñar, de desear, de luchar, de agitar.
Después, condición relacionada con la precedente, el segundo obstáculo está dado de la marginación del papel
productivo en el conjunto del complejo post - industrial. El desmembramiento de la clase de los productores es ya
una realidad no sólo un proyecto nebuloso, y estas divisiones en tantos pequeños sectores, a menudo antitéticos
unos de otros, produce un agravamiento de la misma marginación.
Esto produce la superación veloz de cualquier estructura tradicional de resistencia del proletariado, partidos y
sindicatos en primer lugar. Estos últimos años han hecho ver el ocaso progresivo del sindicalismo a la vieja usanza,
incluyendo aquel que conservaba veleidades revolucionarias y autogestionarias, pero más que cualquier otra cosa
han hecho ver el ocaso de los partidos comunistas que pretendían imponer la construcción de un estado donde el
socialismo se realizaba, en sustancia, a partir del control policiaco y la represión ideologizada.
De frente a estas dos colosales claudicaciones, no se puede decir que haya sido especificada una estrategia
organizativa en condiciones de responder a las mutadas condiciones de la realidad productiva y social en su
conjunto.
La propuesta que los anarquistas insurreccionalistas han avanzado, especialmente aquellas que más
coherentemente se dirigen hacía la constitución de estructuras informales basadas en la afinidad de individuos y
grupos, no han sido todavía comprendidas en sus posibles desarrollos prácticos, y han recibido una acogida tibia de
parte de no pocos compañeros, y esto es debido a una cierta reticencia , en cualquier caso comprensible, a
abandonar la antigua mentalidad para aplicar nuevas concepciones de lucha y nuevos métodos organizativos.
Más adelante diremos más sobre este punto que en nuestra opinión permanece central en la lucha contra las
nuevas estructuras de la represión y el control total por parte del Estado y el Capital.
LA REESTRUCTURACIÓN TECNOLÓGICA.
En una realidad capitalista retraída no era pensable un acercamiento de los países del socialismo real más allá de la
línea de la cauta y recíproca sospecha. Pero el nacimiento de un nuevo capitalismo, fundado sobre una capacidad
productiva basada sobre la automatización telemática a nivel mundial no sólo ha hecho posible este acercamiento
sino que lo ha transformado en un cambio radical primero, y en una caída definitiva e irreversible, cuanto
indecente, después. Regímenes fuertemente autoritarios, fundados sobre el equívoco del internacionalismo
proletario (o sobre otro equívoco más o menos aparentemente antitético) regían malamente las nuevas
necesidades impuestas por la producción y el enlace económico a nivel mundial. Los regímenes autoritarios que
aún quedan, si no quieren quedarse en una precaria y temporal situación marginal, deben abrirse a profundos
cambios en sentido democrático. Todo endurecimiento constriñe a los grandes partners internacionales del
desarrollo industrial a endurecerse y a declarar la guerra, de un modo u otro.
En este sentido también ha cambiado profundamente el papel del instrumento represivo militar en sentido
específico. Es decir, se ha agudizado su función represiva interna, mientras que la externa se ha adecuado al papel
policiaco desarrollado por los USA, papel que debería continuar todavía durante varios años, hasta que nuevas
caídas y nuevas crisis puedan intervenir y rediseñar rápidamente nuevos equilibrios tan precarios y peligrosos
como los actuales. En esta perspectiva el renacer del nacionalismo comporta un elemento positivo, aunque sea
limitado, y un elemento negativo de considerable peligrosidad. El primero es rápidamente especificado: consiste
en el abatimiento y en el relativo desmembramiento de los grandes estados. Todo movimiento que se dirija hacia
este objetivo es siempre de saludar como un acontecimiento positivo, no como un movimiento regresivo, incluso
si en su aspecto exterior se presenta como portador de valores tradicionales y ahistóricos. El segundo elemento,
peligroso en grado máximo, viene dado por el riesgo de una progresiva difusión de pequeñas guerras entre
pequeños estados, guerras declaradas y combatidas con inaudita ferocidad, capaces de causar sufrimientos
inhumanos, en nombre de principios miserables y de intereses otro tanto miserables. Muchas de estas guerras
favorecerán a un mejor orden productivo del capitalismo post - industrial, muchas de ellas serán pilotadas y
gestionadas por su cuenta por grandes colosos multinacionales, pero en el fondo representaran una enfermedad
transitoria, una gravísima crisis epiléptica, después de la cual las condiciones sociales podrán desarrollarse hacia la
constitución de fuertes estados a nivel internacional, en grado de controlar las estructuras más pequeñas, o hacia
violentas transformaciones por añadidura impensables, siempre más destructivas de cualquier recuerdo de los
viejos organismos estatales.
De momento, podemos indicar sólo en líneas generales una posible evolución, partiendo del examen de las
condiciones presentes.
Es esta la condición general que es necesario tener presente cuando hablamos de insurrección. Nosotros
anarquistas insurreccionalistas y revolucionarios nos referimos a una condición en acto, no a cualquier cosa que
debe todavía llegar, que esperamos que llegue pero de la cual no estamos seguros. Ni siquiera nos referimos a un
modelo lejano en el tiempo, que como soñadores tratamos de reconstruir ignorando las grandes transformaciones
presentes. Nosotros vivimos en nuestro tiempo, somos hijos de este fin de milenio, y portadores de la radical
transformación de la sociedad que vemos bajo nuestros ojos.
No sólo mantenemos posible una lucha insurreccional, sino que , en la total disgregación de los valores
resistenciales, pensamos que esta sea la perspectiva a través de la cual nos deberíamos encaminar si no queremos
aceptar totalmente las condiciones impuestas por el enemigo, si no queremos convertirnos en esclavos
lobotomizados, peleles sin significado en el mecanismo telemático que nos hospedará en un futuro ya en la puerta.
Franjas cada vez más consistentes de excluidos se están descolgando de cualquier consenso, por tanto de cualquier
relación de aceptación y de esperanza en un porvenir mejor. Estratos sociales que antes se consideraban
establemente fuera de cualquier riesgo social, están actualmente implicados en una inconsciente precariedad, de
la cual no pueden salir empleando los viejos métodos de la dedicación en el trabajo y de la moderación en el
consumo.
Los anarquistas insurreccionalistas se insertan precisamente en este contexto extremadamente disgregado, y
desde aquí avanzan en su proyectualidad revolucionaria.
LA ORGANIZACIÓN REVOLUCIONARIA ANARQUISTA INSURRECCIONALISTA.
Pensamos que en sustitución de las federaciones y los grupos organizados de modo tradicional, modelos
justificados por estructuras sociales de una realidad ya inexistente y superada, habrá que construir grupos de
afinidad, constituidos por un número no muy grande de compañeros, ligados por un profundo conocimiento
personal, grupos capaces de unirse entre ellos a través de las ocasiones periódicas de luchas, teniendo el objetivo
de realizar acciones precisas contra el enemigo.
En el curso de estas acciones se debe poder encontrar el modo de discutir y por tanto profundizar los aspectos
teóricos y prácticos de las posibles futuras acciones a realizar.
Respecto a los aspectos prácticos se pondrá de acuerdo para la colaboración entre grupos e individualidades,
encontrando los medios, la documentación y todo cuanto sea necesario para la realización de las acciones mismas.
Respecto a los análisis se intentará hacerlos circular lo máximo posible, ya a través de nuestra prensa, ya a través
de reuniones y debates que tengan por objeto argumentos específicos.
El punto central en torno al cual hacer rotar una estructura organizativa insurreccional no es por tanto el congreso
periódico, típico de las grandes organizaciones de síntesis o de las federaciones oficiales del movimiento, sino que
viene dado por el conjunto de las situaciones de lucha que devienen así en ataques contra el enemigo de clase y
momentos de reflexión y de profundización teórica.
Los grupos de afinidad pueden a su vez contribuir a la construcción de núcleos de base. El objetivo de estas
estructuras es el de sustituir, en el ámbito de las luchas intermedias, a las viejas organizaciones sindicales de
resistencia, también a aquellas que insisten en la ideología anarcosindicalista. El ámbito de acción de los núcleos
de base está constituido por tanto por la fábrica, por lo que permanece de esta, los barrios, las escuelas, los
guettos sociales y de todas aquellas situaciones en las que se materializa la exclusión de clase, la separación entre
incluidos y excluidos.
Cada núcleo de base es constituido casi siempre por la acción propulsiva de los anarquistas insurreccionalistas,
pero no está constituido sólo por anarquistas. En su gestión asamblearia los anarquistas deben desarrollar al
máximo su función propulsiva contra los objetivos del enemigo de clase.
Diversos núcleos de base pueden constituir coordinadoras con el mismo objetivo, dándose estructuras
organizativas más específicas pero siempre fundadas sobre los principios de la conflictividad permanente, la
autogestión y el ataque.
Por conflictividad permanente entendemos la lucha ininterrumpida e incisiva contra las realizaciones y los
hombres que realizan y gestionan el dominio de clase.
Por autogestión entendemos la independencia absoluta de cualquier partido, sindicato... La búsqueda de los
medios necesarios para la organización y la lucha debe ser por tanto hecha exclusivamente a base de suscripciones
espontáneas.
Por ataque entendemos el rechazo de todo pacto, mediación, pacificación, compromiso con el enemigo de clase.
El campo de acción de los grupos de afinidad y de los núcleos de base está constituido por las luchas de masas.
Estas luchas son casi siempre luchas intermedias, las cuales no tienen un carácter directamente e inmediatamente
destructivo, sino que se proponen a menudo como simples reivindicaciones, teniendo el objetivo de recuperar más
fuerza para mejor desarrollar la lucha hacia otros objetivos.
El objetivo final de estas luchas intermedias sigue siendo de cualquier modo el ataque. Naturalmente, compañeros
solos o grupos de afinidad, independientemente de cualquier relación organizativa más compleja, pueden decidir
atacar directamente estructuras, individuos y organizaciones del capital y del estado.
En un mundo como el que se está consolidando bajo nuestros ojos, donde el capital informático está ya saldando
definitivamente las condiciones del control y del dominio , a un nivel de totalidad sin precedentes, aplicando una
tecnología que no podrá ser nunca usada de un modo diferente a mantener este dominio, el sabotaje vuelve a ser
el arma clásica de lucha de todos los excluidos.
Porque luchamos junto a todos los excluidos por aligerar y posiblemente abolir las condiciones de explotación
impuestas por los incluidos.
Porque mantenemos que es posible contribuir al desarrollo de las revueltas que van naciendo espontáneamente
por todas partes haciéndolas volverse insurrecciones de masa y por tanto reales y verdaderas revoluciones.
Porque queremos destruir el orden capitalista de la realidad mundial que gracias a la reestructuración informática
se ha convertido tecnológicamente útil, solamente a los gestores del dominio de clase.
Porque estamos por el ataque inmediato y destructivo contra estructuras concretas, individuos y organizaciones
del capital y del estado.
Porque criticamos constructivamente a todos aquellos que se retardan en posiciones de compromiso con el poder
o que sostienen ya imposible la lucha revolucionaria.
Porque mucho mejor que esperar, estamos decididos a pasar a la acción incluso cuando los tiempos no están
maduros.
Porque queremos acabar con este estado de cosas ya, y no cuando las condiciones externas hagan posible su
transformación.
He aquí los motivos por los que somos anarquistas, revolucionarios e insurreccionalistas
Alfredo M. Bonanno
Casa Circondariale Trieste
Via Papiniano,1
34133 Trieste
Italia
ITALIA:
David Santini: compañero anarquista de la ciudad de Viterbo,
acusado de haber colocado un artefacto explosivo en el Tribunal de
Viterbo el 19 de enero de 2004. También fue detenido en la
denominada “Operación Cervantes”. Escríbele: David Santini. Casa
Circondariale “Mammagialla”.01100 Viterbo. Italia.
LOS COMUNICADOS PUBLICADOS AQUÍ HAN SIDO TOMADOS DE LA PAGINA LIBERACION TOTAL Y LA
HAINE, SI DESEAS MANDAR ALGUN COMUNICADO PUEDES HACERLO A LA SIGUIENTE DIRECCION DE
MAIL Y SERA PUBLICADO: liberaciontotal@riseup.net WEB: http://liberaciontotal.entodaspartes.net/
EL TEXTO QUE ACONTINUACION VAS A LEER NOS FUE ENVIADO POR VIA MAIL AL CORREO DE ESTA
PUBLICACION, ES APARENTEMENTE DE UNA CELULA DEL F.L.A. EN MEXICO QUE SE MANTUBO EN LA
CLANDESTINIDAD TOTAL POR ALGUN TIEMPO, EL MOTIVO DE PUBLICAR ESTE TEXTO, ADEMAS DE
PORQUE NOS LO HAN PEDIDO, ES PORQUE MANTENE UNAS CUESTIONES CRITICAS SOBRE EL F.L.A.
(PUBLICO) CON ALGUNAS DE LAS CUALES ESTAMOS MUY DEACUERDO, OTRAS NO TANTO, Y PORQUE LA
CRITICA NO SE DIRIJE PREJUICIOSA O BURLONA , SI NO OBJETIVA Y CONSTRUCTIVA. QUEREMOS HACER
LA ACLARARCION QUE ESTA CARTA LA RECIVIMOS ANONIMAMENTE (OSEA SIN NOMBRE NI APODO
ALGUNO) Y QUE LA EDITORIAL DE ESTA PUBLICACION NO MANTIENE RELACION ESTRECHA ALGUNA CON
QUIEN EMITIO ESTE COMUNICADO.
Hace tiempo que llevamos siguiendo los comunicados del f.l.a. publico, y de alguna manera nos causa gran alegría
que acciones en pro de la liberación animal y de la tierra se lleven a cavo en México, en especial sentimos enorme
simpatía y afinidad con el buen avance de las acciones en guadalajara y leon, ¿pero en el d.f.?
Hace tiempo que llevamos viendo comunicados tras comunicados, con muchas cosas selladas e incendiadas, pero a
muy pequeña escala, y constantemente nos preguntamos a que escala es trascienden estas multi pequeñas
acciones.
Pensamos que el movimiento por liberación animal y de la tierra desde sus inicios legal o ilegal siempre ha sido un
movimiento objetivo, que si bien en sus comienzos también fueron acciones pequeñas las que incendiaron
la mecha con el pasar del tiempo y la experiencia aumentaron las acciones en una gran escala, y no a lo que
cantidad se refiere, sino que aumento en su calidad.
Las pequeñas accionas sirven de mucho y tienen mucha importancia, si, en lo que a lo personal se refiere, osea
como una fuente de formación del activista, pero la liberación animal tiene un fuerte contenido social y
objetivo para realizar cambios verdaderos, cambios trascendentales.
La mediocridad de las acciones que se realizan en el d.f. nos dejan ver la falta de paciencia, aprendizaje y debilidad
organizacional de algunas celulas, que en un sentido estricto no se ha superado, de hecho algunas
parecen buscar un pretexto para hacer algo y asi poder colgar Un comunicado. (ejemplo la quema de un camion de
agua potable),muchas de estas cosas nos hacen pensar que lo único que se quiere (o una parte de los propósitos
)es mantenerse al dia y no perder cabida en la subida de comunicados en liberación total, o bite back. La liberacion
animal no es competencia, es compartir, muchas veces unx puede caer en ese circulo de competividad sin darse
cuenta o ignorándolo cuando se sabe que es verdad.
Es por eso que nuestra celula del f.l.a. autónoma en su totalidad, se ha mantenido bajo silencio en la
clandestinidad, realizando acciones y manteniendo el compromiso con los animales y la madre tierra antes que con
la escena mundial o local. Ahora salimos a la luz porque nuestras reflexiones nos han llevado a la conclusión que si
deberás queremos que la liberación animal avance en su totalidad hay que crear uan base social sustentable. Y que
comunicar las acciones no romper en nada nuestro compromiso con la naturaleza y los animales, siempre que las
acciones sean objetivas y transcendentales, algo que en verdad merezca hacerle publicidad.
¿2 años y medio haciendo la guerra a la explotación animal y que se ha aprendido? ¿en que se ha avanzado?, ¿hay
un grupo de apoyo a los presxs de liberacion animal?, ¿se tiene una base social?, o seguiremos siendo
señalados por los grupos de reformistas como les sucedió en la manifestación contra las corridas de toros, estamos
casi seguros que el f.l.a. publico del d.f. ni siquiera tiene una base economía de poyo o que les saque el apuro en
las detenciones o una capacidad destructiva mayor.
Otra cuestión de la cual queremos dar opinion es sobre la visuavilidad de algunxs supuestos participantes de la
celulas del f.l.a., lo cual nos parece una burla y una tonteria que alguien en un lugar publico como es el tiangis del
chopo se ande adjudicando la responsabilidad de dichas acciones, ya sea con incinuaciones o con dialogos
perfectos, primeramente por que las consecuencias que puede atraer esto es que se les señale como ya lo han
hecho algunos, o que se les detenga y hagan responsables de acciones que ninguno de ellos han realizado, pero por
el otro lado (y el
mas estupido pensamos nosotrxs) es que los verdaderos actores de tales acciones no tomen estrictas medidas de
seguridad y se handen paseando en el chopo gritando a los cuatro vientos lo que hacen, protiganizandose.
(nosotrxs confiamos que en esta segunda opcion estemos completamente equivocadxs).
Por otro lado estan las manifestaciones, como las de las corridas de toros, en las cuales el f.l.a. mismo (bajo otro
nombre), publico un par de comunicados tomando la responsabilidad de las acciones
. Bueno pues ante esto nos dejan ver que de clandestinidad no saben nada y que la consecuencia es en facilitarle el
trabajo a las policías de inteligencia dejando ver que sus formas organizativas no son estrictas, al mismo tiempo
que dejan ver a quienes quieren destruir que no son un peligro en si para la industria de la explotación animal, unx
mismo pasa a la clandestinidad precisamente porque pensamos que estas manifestaciones en un sentido objetivo
no sirven de nada mas que para pasar a los archivos policiales, no sirven de nada en tanto no tienen una campaña
sustentable de acción directa e información (como al campaña s.h.a.c), y porque quienes participan en ellas no
saben hacer otra cosa mas que gritar estupideces sexistas a lxs asesinxs mientras están con la coca cola en la otra
mano.
En fin esperamos muchas que estas criticas que no tienen mas que otro sentido que el avance de la lucha y que se
capte el mensaje de que si nos la vamos a jugar ahy que jugarnosla en serio, en ningun y por ningún motivo
queremos decirle a nadie lo que tiene que hacer, solo que como activistas que estamos en una misma lucha de
accion directa por la
liberación animal y de la tierra necesitamos decir lo que pensamos porque no somos uno somos todxs.
Esperamos que esto llegue a algunas celulas por eso utilizamos este zine que encontramos en una distro y que
mandamos este comunicado asu mail ya que no sentimos necesario publicarlo en paginas web. Nostrxs valoramos
mucho el valor que las personas tienen para salir a las calles y llevar a la preactica sus sueños y propuestas, de eso
que no quede duda. Pero ahy muchas cosas que se tienen que afinar, la guerrilla urbana por laliberación animal y
de la tierra se hace a perfección de manual.
Pd.: se podrá decir lo que se quiera de esta carta, que si queremos dividir, que nos creemos mejores, que si somos
una payasada, en fin nosotrxs confiamos en que hay personas listas que capten la critica que en ves de sentirse
atacdxs, la deshebren y la analicen.
Si una persona pasea por el bosque por placer todos los días,
corre el riesgo de que le tomen por un haragán; pero si dedica
el día entero a especular cortando árboles y dejando la tierra
árida antes de tiempo, se le estima por ser un ciudadano
trabajador y emprendedor.
Henry d. Thoreau
El resurgir de los bárbaros.
Una revuelta no-primitivista contra la Civilización.
Si examinamos la mayor parte del debate actual en el ámbito anarquista respecto a la civilización, la tecnología, el
progreso, el eco-anarquismo frente al anarcocomunismo, etc... Nos quedará la impresión de que la crítica a la
civilización es algo que ha surgido sólo recientemente dentro del pensamiento anarquista y revolucionario. Pero
esta impresión es falsa, y dañina para aquell@s de nosotr@s con una perspectiva anticivilizadora revolucionaria.
De hecho, un cuestionamiento revolucionario de la civilización, la tecnología y el progreso puede encontrarse a lo
largo de todo el pensamiento revolucionario moderno. Charles Fourier expusó su socialismo utópico “Harmony”
frente a la disonancia de “Civilización”. Un cierto número de los Románticos más radicales (Blake, Byron y Shelly
entre otros) se mostraron claramente recelosos frente al industrialismo y su razón utilitarista.
Pero podemos ver visiones más cercanas a nosotr@s si nos fijamos en los anarquistas del siglo XIX. Cierto es que
Bakunin no tuvo problema alguno con la tecnología industrial. Aunque no compartió la casi mística fe de Marx en
las capacidades del desarrollo industrial, para crear las bases técnicas del comunismo global, tampoco vio la
dominación inherente a las estructuras del sistema industrial. De hecho su concepto de los trabajadores
encargándose de la organización de la sociedad a través de sus propias organizaciones económicas e industriales,
se convirtió con el tiempo en las bases del anarcosindicalismo. (Este hecho, sin embargo, se basa en un
malentendido, puesto que Bakunin manifestó con bastante claridad que esta organización no podría desarrollarse
sobre unas bases ideológicas fuera (al margen de) de la lucha directa de los trabajadores, sino que más bien
debería ser desarrollada por los propios trabajadores durante el transcurso de sus luchas.
En base a ello, no sugirió ninguna forma específica de organización.) Sin embargo la petición de Bakunin de “dar
rienda suelta a las pasiones inmorales” de los oprimidos y explotados fue vista por muchos de los revolucionarios
más razonables de la época, como una llamada bárbara a la destrucción de la civilización.
Y el mismo Bakunin llamó a la “destrucción de la sociedad burguesa” junto con “la destrucción de todos los
Estados” y la “libre y espontánea organización desde abajo hacia arriba, mediante la libre asociación”. El
contemporáneo francés de Bakunin, Ernest Coeurderoy, fue menos condicional en su rechazo a la civilización.
Manifestó simplemente: “En la civilización, vegeto; No soy ni feliz ni libre; ¿Por qué entonces debería desear la
conservación de este orden homicida? Ya no hay nada que conservar de aquello por lo que la tierra sufre.
Y él, junto a Dejacque y otros anarquistas revolucionarios de la época, apeló al espíritu barbárico de la destrucción
para acabar con la civilización de la dominación.
Por supuesto, la mayoría de los anarquistas de esa época, como ocurre en la nuestra, no cuestionaron la
civilización, la tecnología y el progreso. La visión de Kropotkin de colectivizar “Fábricas, Campos y Talleres” o la
“Verdadera Civilización” de Josiah Warren, contaban inevitablemente con un mayor atractivo para aquell@s que
no estaban preparad@s para enfrentarse a la incógnita, que las críticas anarquistas sobre la industrialización y la
civilización a menudo no dejaban claro, de que ocurriría tras la destrucción revolucionaria de la civilización que
ellos odiaban.
A principios del siglo XX, y concretamente tras la gran masacre conocida como la Primera Guerra Mundial se
produjo una mayor devaluación de los valores. La fe en el ideal burgués de progreso fue ampliamente erosionada y
el cuestionamiento de la civilización en si misma fue un aspecto interesante para un gran número de movimientos
radicales incluyendo el dadaísmo, el anarcofuturismo ruso y un precoz surrealismo. Si algunos de los más
conocidos anarquistas (tales como Malatesta, Emma Goldman, Mahkno, etc) continuaban viendo la posibilidad de
una civilización industrial liberada, otros anarquistas menos conocidos tenían una visión diferente. Así por ejemplo
en torno a de 1919, Bruno Filippi escribió:
Envidio a los salvajes. Y les gritaría en voz alta:
“Salvaros, la civilización está llegando”
Por supuesto: nuestra querida civilización de la cual estamos tan orgullosos. Hemos abandonado la vida libre y feliz
de los bosques por esta horrenda esclavitud moral y material. Y por ellos nos comportamos como maniáticos,
neurasténicos, suicidas.
¿Por qué debería importarme que la civilización haya dado alas a la humanidad para volar y así poder bombardear
las ciudades, porque debería importarme si conozco cada estrella en el cielo o cada río en la tierra?
Hoy en día la bóveda estrellada, es un velo plomizo que vanidosamente nos
esforzamos en atravesar, hoy en día no hay nada desconocido [...]
Ahora, quiero ser claro. No estoy sacando todo esto a colación para probar que la
corriente anticivilización actual tiene una legítima herencia anarquista. Si su
crítica a la realidad que nos enfrentamos es correcta, ¿por qué debería
importarnos si se ajusta al encuadre de la ortodoxia anarquista?
Bakunin y Coeurderoy, Malatesta y Filippi, todos los anarquistas del pasado que
vivieron en lucha contra la dominación, no intentaron crear ninguna ortodoxia
ideológica. Estaban participando en el proceso de creación de una teoría y
práctica anarquista revolucionaria que va a estar en continuo proceso. Este
proceso ha incluido críticas a la civilización, al progreso y a la tecnología (y a
menudo en el pasado estas críticas no estaban conectadas, así, Bakunin pudo
llamar a “la aniquilación de la civilización burguesa” y aún aceptar su
consecuencia tecnológica; el industrialismo, tambien Marcus Graham pudo
llamar a la destrucción de “la máquina” en beneficio de una civilización no
mecanizada).
Pero nuestra época es otra. Las palabras de Bakunin o Coeurderoy, de Malatesta
o Renzo Novatore, o de cualquiera de los escritores anarquistas del pasado no
pueden tomarse como un programa o una doctrina a seguir. Más bien
constituyen un arsenal a saquear. Y entre las armas de este arsenal hay arietes
bárbaros que pueden ser usados contra los muros de la civilización, del mito del
progreso, del desde hace mucho tiempo desmentido mito, de que la tecnología
puede salvarnos de nuestras desgracias.
Vivimos en un mundo en el que la tecnología está absolutamente fuera de control. Cada catástrofe sigue a otra, los
llamados paisajes “humanos” han llegado a estar cada vez más controlados y mecanizados, y los seres humanos
cada vez más adaptados a su papel de engranajes de la máquina social.
Históricamente el hilo que ha pasado a través de todo lo que es bueno en el movimiento anarquista no ha contado
con una fe en la civilización, la tecnología o el progreso, sino más bien en el deseo de que cada individuo sea libre
para crear su vida como más le convenga en libre asociación con los demás, en otras palabras, el deseo de la
reapropiación individual y colectiva de nuestras vidas. Y este deseo es todavía lo que motiva la lucha anarquista.
Llegados a este punto para mi queda claro, que el sistema tecnológico es una parte integral de las redes de
dominación. Ha sido desarrollado para servir a los intereses de los dueños del mundo. Uno de los primeros
propósitos del sistema tecnológico a gran escala es el mantenimiento y la expansión del control social, y esto
requiere un sistema tecnológico que se retroalimente en su mayor parte, necesitando por ello sólo una mínima
intervención humana. Así, se crea la fuerza destructora. El reconocimiento de que el progreso no tiene una
conexión inherente a la liberación humana, fue ya reconocido por muchos revolucionarios a finales de la Primera
Guerra Mundial. Ciertamente la historia del siglo XX debería haber reforzado esta opinión. Ahora prestamos
atención a un mundo desvastado física, social y psicológicamente como resultado de todo lo que conocemos como
progreso. L@s explotad@s y desposeíd@s del mundo no puede desear seriamente durante más tiempo obtener
parte de este putrefacto pastel, ni apropiarse de él o administrarlo.
La reapropiación de la vida debe tener un significado diferente en el mundo actual. A la luz de las transformaciones
sociales de las últimas décadas pasadas, creo que cualquier movimiento anarquista revolucionario serio, tendrá
que cuestionarse meticulosamente el industrialismo y la civilización, porque sólo ello, podrá proveernos de las
herramientas necesarias para reapropiarnos de nuestras vidas.
Pero mi perspectiva anticivilizadora no es una perspectiva primitivista.
A pesar de que actualmente pueda estar inspirada en aspectos anarquistas y comunistas de algunas culturas
“primitivas”, no baso mi crítica en una comparación entre estas culturas y la realidad actual, sino más bien en la
forma en la que todas las instituciones que comprenden la civilización actúan unidas para apropiarse de mi vida y
transformarla en una herramienta para la reproducción social, y en como transforman la vida social en un proceso
productivo que sirve exclusivamente para mantener a los gobernantes y su orden social.
Por ello, es esencialmente una perspectiva revolucionaria y es por lo que siempre haré uso de cualquier cosa,
perteneciente a ese arsenal constituido por la historia de la práctica y la teoría revolucionaria, que pueda
enriquecer mi lucha. Los primitivos a menudo han vivido de una forma anarquista y comunista, pero no tienen una
historia de lucha revolucionaria de la cual podamos “saquear” las armas para nuestra lucha actual. Dicho esto, sin
embargo, reconozco a aquell@s anarco-primitivistas que continúan aceptando la necesidad de una revolución y de
la lucha de clases como a mis compañer@s y cómplices potenciales.
La lucha revolucionaria contra la civilización del dominio y beneficio que nos rodea, no será un intento razonable
de apropiarse de los métodos de producción. Los desposeídos de este mundo parecen entender que esta no es
(será) durante más tiempo una opción de liberación (si es que alguna vez lo fue). Si la mayoría no tienen claro qué
o quién es exactamente el enemigo, la mayoría si que entienden que no tienen nada que decir a los que están en el
poder, porque no comparten un lenguaje común.
Nosotr@s que hemos sido desposeíd@s por este mundo ahora sabemos que no podemos esperar nada de él. Si
soñamos con otro mundo, no podemos expresar estos sueños, porque este mundo no nos proporciona las palabras
para hacerlo.
Y lo más probable es que muchos ya no tengan sueños. Sólo sientan rabia por la continua degradación de su
existencia. Así que esta revolución será, ciertamente, la liberación de nuestras “pasiones salvajes” de las que
hablaba Bakunin, las pasiones destructivas que son la única puerta hacia una existencia libre. Será la llegada de los
bárbaros augurada por Dejacque y Coeurderoy.
Pero es precisamente cuando la gente sabe que ya no hay nada que decir a sus gobernantes, cuando aprenden
como hablar un@s con otr@s. Es precisamente cuando la gente sabe que las posibilidades que este mundo puede
ofrecerles son nulas, cuando aprenden como soñar lo imposible. Esta red de instituciones que domina nuestras
vidas, esta civilización, ha convertido nuestro mundo en una prisión tóxica. Hay mucho que destruir a fin de que
una existencia libre pueda ser creada. El tiempo de los bárbaros está al alcance de nuestras manos.
[...] Pueden los bárbaros liberarse. Pueden afilar sus espadas, pueden blandir sus hachas de guerra, pueden golpear
a sus enemigos sin piedad, pueden aborrecer tomar el lugar de la tolerancia, puede la furia ocupar el lugar de la
resignación, puede la barbarie ocupar el lugar del respeto. Pueden las hordas bárbaras asaltar, autónomamente,
de la manera que crean oportuno. Y pueden no volver a crecer tras su paso parlamentos, instituciones de crédito,
supermercados, barracas, fábricas. Contra el cemento armado que se levanta para dañar nuestro cielo y la polución
que lo ensucia, uno puede asegurar como decía Dejacque “No es la oscuridad lo que los Bárbaros esta vez traerán a
este mundo, es la luz”—Crisso/Odoteo
Comunicado:
En la madrugada del 23 de agosto saboteamos la construcción de un nuevo centro de detención para inmigrantes
en Fairoaksbaan en el aeropuerto de Rotterdam. Incendiamos el lugar donde se encontraban las oficinas que eran
utilizadas por los directores de las empresas de planificación y construcción responsables del proyecto. Todas las
empresas que participan en la planificación, diseño, construcción y operación de estos centros obtienen beneficios
a partir de la detención de personas, antes de su deportación. Apoyan el sistema represivo que pretende socavar la
dignidad de los inmigrantes, su explotación e incluso matarlos. Nuestra acción tiene por objeto impedir la
construcción de la Fortaleza Europea. Ciertamente no será el último intento de poner fin a los muros y a las cercas.
La acción fue planificada para que coincidiera con el inicio del Campamento Internacional No Border (Sin Fronteras)
en la isla griega de Lesbos. Instamos a todos a incendiar todos los sistemas que buscan destruir a las personas.
Atentamente,
Fuego Anarquista
COMPAÑERO MAURI … PRESENTE!!!!!