Este documento analiza el uso del color en las obras de la pintora colombiana Débora Arango para representar la miseria de las minorías étnicas en Colombia. Examina dos cuadros, "Madona del silencio" y "La raza de la calle", donde utiliza colores oscuros para retratar la piel y contornos de los personajes, simbolizando su situación de pobreza y desamparo. Arango establece así un código de color que transmite la miseria a través de su obra, más allá de las escenas representadas.
Este documento analiza el uso del color en las obras de la pintora colombiana Débora Arango para representar la miseria de las minorías étnicas en Colombia. Examina dos cuadros, "Madona del silencio" y "La raza de la calle", donde utiliza colores oscuros para retratar la piel y contornos de los personajes, simbolizando su situación de pobreza y desamparo. Arango establece así un código de color que transmite la miseria a través de su obra, más allá de las escenas representadas.
Este documento analiza el uso del color en las obras de la pintora colombiana Débora Arango para representar la miseria de las minorías étnicas en Colombia. Examina dos cuadros, "Madona del silencio" y "La raza de la calle", donde utiliza colores oscuros para retratar la piel y contornos de los personajes, simbolizando su situación de pobreza y desamparo. Arango establece así un código de color que transmite la miseria a través de su obra, más allá de las escenas representadas.
EL DEFINIDO COLOR DE LA MISERIA Y DE LOS MISERABLES
Existe cierta inasibilidad, cierta vaporosidad del arte, que lo hace
resbaladizo al tacto del anlisis y de la reflexin, por lo menos para las ciencias sociales cuyo objeto o sujeto de estudio no roza habitualmente estas lindes, o para quienes que, cultivndolas, no frecuentan el estudio del arte. Y aun as, creo que tambin para los versados en el tema, analizar el arte contrae ciertas dificultades. Por supuesto que me refiero al anlisis social, y no meramente artstico. Es sabido que durante mucho tiempo, las especificidades de las ciencias sociales que se arrogaron el arte (historia del arte, sociologa del arte), lo abordaron como si este fuera un sistema de ideas, de manifestaciones, conectadas unas con otras mediante lazos de influencias y rechazos, capaz de explicarse por s solo en la interaccin entre unas obras y otras. Y lo cierto es que, aparentemente, por lo menos eso es lo que se pregona, esta fase de los estudios sociales del arte ya ha sido superada, y lo que realmente importa es encontrar las relaciones entre las obras y el mundo social. Y claro, toda manifestacin artstica tiene sus propiedades que la particularizan, y por tanto especifican el tipo de acercamiento intelectual que se haga sobre ellas. Por ello, abordar la literatura, pongamos por caso, sus diferentes gneros, no es para nada igual a abordar la pintura. Cada cosa tiene su arte, como suele decir la voz popular. Menciono la literatura, porque curiosamente el tema sobre el que quiere versar este escrito, se encuentra de alguna manera relacionado con el problema de investigacin de mi tesis, que precisa una relacin entre historia y novela. Y a partir de all, puedo, como ya lo he hecho, apreciar este tipo de especificidades, tanto formales como estilistas, que separan, casi con obviedad, la pintura de la literatura. No obstante en algo s se encuentran: ambas son el producto de una prctica, la cual tiene el poder de condensar o hacer referencias al mundo real; cuando el pintor pinta o cuando el escritor escribe, estn condicionados por la realidad histrica que los permite, no olvidemos que el ser humano se parece ms a su tiempo que a sus padres. Y todo esto solo para decir que una reflexin sobre cualquier manifestacin del arte no puede quedarse en la simple descripcin de la obra. Esta es solo una fase, y en muchos casos prescindible, como en el del arte pictrico, dada su naturaleza grfica. En este documento haremos una reflexin en torno a algunas obras de pintora paisa Dbora Arango; y ms all de describirlas, pero ms ac de especular, sostendremos que hay una relacin entre la situacin de miseria de las minoras colombianas y el color que se utiliza para pintarlas, de modo que dicho color se aplica a otras figuras manteniendo el mismo significado de miseria, aunque el personaje retratado no sea ya ni siquiera humano. Dbora Arango fue una pintora emblemtica e incmoda. Y vivi el largo siglo XX, aguzando una sociedad que poda perdonar la oposicin poltica, pero no la crtica moral 1 , por eso fue censurada e incluso se la intento excomulgar. No estoy sosteniendo que fuera Dbora una moralista, ni ms faltaba. Pero es claro que tras cada obra que haca y cada bofetada que esta profera sobre la nacin y especficamente sobre la clase dirigente, llevaba una velada pualada que acertaba en los valores sobre los cuales se fundamentaba la lite. Dbora fue uno de esos seres humanos cuya sensibilidad y percepcin dotan sus sentidos de una intranquilizante lucidez. Ella supo leer su tiempo, y lo desenvolvi en el lienzo. Personalmente destaco de esta mujer su capacidad de incomodar, de advertir y denunciar la desigualdad y el malestar general que congestiona hace siglos esta nacin, porque particularmente, si puedo manifestar aqu mis gustos, no son sus formas ni tcnicas de mis mayores agrados. No obstante he dicho que las obras deben valorarse socialmente. Recuerdo ahora alguna parte de La muerte en Venecia de Thomas Mann, que escrita poco despus del natalicio de nuestra autora (1913, Dbora nace en 1907), hablaba acerca de la sensibilidad de los artistas, y deca algo relacionado con que los verdaderos artistas son aquellos que, sabiendo comprender muy bien su tiempo, acaso por intuicin, son capaces de desnudarlo en la prctica, en este caso la pintura. Y digo ello porque creo que Dbora ley muy bien su tiempo, y quiz lo lea de una manera inconscientemente esquemtica. Fijmonos: una lnea transversal de su obra es la violencia y la poltica, dejando entre dicho, por supuesto, que ello implcita cuestiones como la desigualdad, la injusticia, la miseria, etc. Y al momento de pintar sobre estos temas, dada que esa es la realidad que le importa a la autora, la realidad que conforma sus preocupaciones artsticas, entonces ella fue consolidando un estilo propio. Muy diferente, por ejemplo, de autores como Oswaldo Guayasamn, ecuatoriano con el que coincidan en preocupaciones artsticas. Y cuando un artista
1 Quiz esto explique el porqu de la persecucin que se hizo a artistas colombianos crticos en el siglo XX, aun cuando se advierte mayor oposicin al rgimen en otras manifestaciones ms politizadas. Por ejemplo, muchos cantantes filiados a la izquierda en la segunda mitad del siglo, no habrn sentido tanto el sealamiento como s aquellos personajes que tenan la osada de juzgar moralmente a la nacin, como los nadaistas, por ejemplo, o para nuestro caso, Dbora Arango. se adentra ms en el reconocimiento de sus tono de expresin de propio, va adquiriendo ya no solo maneras, formas de hablar a travs del lienzo, sino que sus herramientas comienzan a simbolizarse y a repartirse, creando un lenguaje a veces propio a partir de los colores y la miseria. En Madona del silencio, para comenzar ejemplificar e demostrando lo que planteo, se representa a una mujer sola, de rasgos speros y piel oscura, que acaba de dar a luz. El sudor de la mujer se siente al observar la pintura, y del mismo modo se siente su esfuerzo. Esta tirada sobre una estera de colores, y el pequeo ha cado sobre suelo. Adems tiene su mano izquierda, al parecer, tomando por el cordn umbilical al nio, como si quisiera cortarlo con las manos, en un gesto ya cansado. Ahora bien, sobre lo que quiero hacer nfasis es en la utilizacin de los colores. Aunque la pintura utiliza la luz para realzar los contornos de la pie, la imagen es oscura, el cabello negro, el contorno es spero y descuidado. Estos colores acentan la miseria de la escena, la precariedad del parto, acentan el silencio de la Madona. Y son precisamente estos colores los que se van a reproducir a lo largo y profundo de la obra de Dbora Arango, trasladando con ellos la miseria de cuadro en cuadro. Es decir, que este color ya no solo es el necesario para pintar la piel, o el contorno, sino que definen la situacin miserable de la condicin social de las personas que pinta nuestra autora. Tal y como un cdigo que a partir del color se traslada de un cuadro al otro, llevando consigo lo dicho; entonces ya no solo es la escena por s misma, sino que es el color el que lleva el signo del desamparo. La Madona es un tipo de pintura explcito en el que la autora escenifica la miseria de las minoras colombianas, las que conocemos por el nombre de etnias. Y quiero pensar precisamente que son estas etnias las que como un rodillo permeado de pintura, destilan el color de la miseria. Del mismo modo, en La raza de la calle lleva estos cdigos de color explicitos, y no hace falta que la escena sea ampliamente cruda, sino que haga uso de ellos. All se observa a un hombre negro, desproporcionado en un bus, detrs de una mujer blanca que, aunque entrada en aos, conserba la delicadeza de sus facciones, contrapuestas con lo desmedidas de nuestro personaje etnico. Tal vez lo que observamos en la pintura sea la persepcion de la mujer que va adelante acerca del hombre que tiene tras de ella, pero el caso es que una vez ms los colores oscuros del contorno, de la piel, del cabello, acentan el desgastado entrno, y la situacin de miserableza, esta vez ya no explicitamente material, sino que podemos tener en cuenta aspecto como el discursivo que emiti, y aun lo hace, los seres humanos blancos acerca delos afredescendientes en materia de higiene fsica y mental. Por el uso de los colores, no hace falta que veamos a este hombre arrojado al suelo, vituperiado explicitamente, basta solo ver su mirada centrada en el espectador del cuadro, hacer uso de lo dicho acerca de los colores, para dar cuenta del definido color de la miseria. Una vez aceptado este cdigo de color en la obra de Arango, podemos leer las dems pinturas en esta clase, sin que explicitamente representen etnias, porque una vez comprendido este cdigo, la etnias estaran presentes en toda su obra, como aquellos desposeidos de cuya miseria se destila los tonos oscuros de la precariedad. Precariedad que, claro, es el resultado social, cultural e histrico en el que en nuestra nacin se han sumido a los desposeidos, pero que, en el caso, tenemos por implicito. De acuerdo con lo dicho, en otras pinturas en donde ya no se representa explicitamente un personaje etnico, este estar presente a partir de los colores, y a la vez, claro, su misera. Es el caso de El cementerio de la chusma, una pintura en donde los humanos no se ven porque estn bajo tierra, pero donde la situacin fnebre (un perro con rasgos de zorro arrastra una calavera, y unos cuervos sobre el arco de la entrada) no se ve por s misma sino precisamente por el uso del color. Es un cuadro oscuro, con figuras evocan la muerte, el desamparo, palabras que est{n siempre m{s cerca de las minoras desamparadas de nuestra nacin, o de nuestras naciones, mejor. Es el caso tambin de Junta militar, una pintura satrica de la junta militar en el contexto de Roja Pinilla, que evoca la animalidad de la clase poltica dirigente del pas, del entonces y de hoy, en donde una vez ms, los personajes son animales, y los colores son oscuros, y evocan la miseria, quiz de las etnias, pero ms generalmente del pas (se envuelve en la bandera) porque finalmente cmo ms calificar a un pas y a un estado que parece devorar a sus hijos. Es el mismo caso de Rojas Pinilla, pintura que posee el mismo cdigo de color, y los animales relacionados con aquello ms bajo del ser humano. Aspectos una vez ms, se ven manifestados en otra obra, como lo es Justicia, en donde varios uniformados toman por brazo y mano a una mujer de color oscuro, y en donde los gestos de estos dejan pensar el abuso, palabra sobre la que pareciera sustentarse la justicia de nuestro pas. Dbora Arango, a partir de estas muestras relacionadas con las etnias colombianas, ha sabido mostrar muy bien toda la bajeza del infierno que es Colombia. Y para terminar, Los mendigos, un cuadro en el que se representa una triste escena en donde duermen en un reducido espacio, casi unos sobre otros, tres personas de tex oscura. Ella lleva el pecho descubierto, se cubre con una manta azul, y sus facciones son famlicas. El hombre se apretuja para dormir, y el nio se acerca a su madre. Este cuadro solemos verlo casi a diario en los semforos de nuestro pas; y son aquellas minoras, de las que hacemos parte, expulsado de sus tierras y sin reparacin. Una vez ms los patrones o el cdigo del color se ejerce.
Condiremos finalmente que, si de un lado el color permite hacen esta relacin entre las obras, y elaborar un arquetipo de anlisis o reflexin en torno a las pinturas de Dbora Arango, este color es el color real de las etnias y grupos minoritarios en nuestro pas. Una situacin de desamparo y miseria, cuyo definido color pudor, no sin dolor, creo, llevar Dbora Arango a su obra.