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UNA MISIÓN QUE YA TIENE 83 AÑOS

por Dr. Ricardo Florián Ruíz, Cardiólogo, Clínica Adventista Ana Stahl

Este 11 de octubre la Clínica Adventista Ana Stahl celebra 83 años de una obra
médica que fue iniciada con desprendimiento y amor por los demás. Fueron los
esposos Fernando y Ana Stahl, quienes dejando toda posesión en su país de
origen, decidieron dedicar su vida a la educación, cuidado y evangelización de
los pueblos del altiplano Peruano-Boliviano y de las tribus nativas de la
Amazonía peruana, sin recibir ningún beneficio económico a cambio. Fue así
que llegaron a nuestra ciudad de Iquitos y mientras Fernando Stahl se
dedicaba a la educación, Ana dedicaba sus esfuerzos en atender las
necesidades de salud de la población menos favorecida. Fue esta labor la que
ganó el corazón de los que la conocieron, ya que reconocían en ella una
dedicación y amor por el prójimo que solo podía estar influenciada por el amor
a Dios. Para los que laboramos actualmente en esta clínica, pesa una gran
responsabilidad, no solo por la herencia de amor de los Stahl, sino por la misión
que ellos iniciaron inspirada por Dios. Ahora vemos transformado el esfuerzo
de este matrimonio en una clínica que ha crecido según las exigencias de la
población y que hace el esfuerzo de ir a la par de la tecnología en salud. En
estos 83 años, han pasado muchas cosas no solo dentro de la clínica sino a su
alrededor; las distintas administraciones, los diferentes gobiernos regionales y
nacionales, las situaciones positivas y negativas que nuestro país ha tenido
que afrontar. Algunos se preguntan ¿cómo una institución médica particular ha
podido seguir creciendo durante todo este tiempo? La respuesta está
precisamente en esa misión de Amor Divino basada en principios bíblicos que
inundaba el corazón de Ana Stahl. Esa misión que dice que prevenir es mejor
que curar, que la salud del ser humano no solo es salud física sino también
salud psicoespiritual. Cuando nos excedemos en el uso de nuestra energía,
trabajamos en exceso y nos preocupamos demasiado, entonces nos
enfermamos y nos colocamos en peligro de que las enfermedades tomen
distintas formas. Debemos desarrollar un marco mental lleno de alegría, de
esperanza y de paz; porque la recuperación de nuestra salud depende de que
hagamos esto. Como institución de salud cristiana tenemos bien en claro que
no podemos pretender curar el cuerpo sin curar el alma. Para restaurar la salud
física contamos con gran variedad de médicos especialistas, herramientas
diagnósticas de alta tecnología y medicinas para el tratamiento. ¿Pero cómo
restaurar completamente la salud, cuando no se trabaja para recuperar la
salud psicoespiritual? Sabemos que la mayoría de las enfermedades tiene su
origen en la mente y el único que conoce como funciona nuestra mente y cuan
enfermo está nuestro espíritu, es Cristo. Después de 83 años, en la Clínica Ana
Stahl continuamos con la seguridad de que por nosotros mismos no podemos
lograr la recuperación de la salud integral de nuestros pacientes, por lo que
ponemos todo en manos de Cristo, que dice: “Separados de mí nada podéis
hacer” (Juan 15:5). Recuperar completamente la salud implica llevar al
paciente a los brazos de quien es la fuente de alegría, esperanza y paz.
“Vengan a mí todos ustedes que están cansados de sus trabajos y cargas, y yo
los haré descansar”, dice Cristo en Mateo 11:28. Cuando me preguntan
¿porqué 83 años?, ¿porqué tanto tiempo y la clínica sigue creciendo?, mi
respuesta es que seguimos en la lucha diaria de cumplir con la misma misión
por la que los esposos Stahl vinieron a Iquitos, lograr la recuperación de la
salud integral de nuestros paciente a través del conocimiento de quien es el
médico de médicos, CRISTO.

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