Este documento discute las diferentes concepciones jurídicas de la sucesión. Explica que en el derecho romano la sucesión se consideraba una continuación de la persona del difunto, mientras que en el derecho germánico se consideraba una transmisión de bienes. También analiza las posturas de Aubry y Rau, quienes veían el patrimonio como parte de la personalidad, y la concepción actual de limitar la responsabilidad del heredero a los bienes heredados. Finalmente, compara estas concepciones y sus consecuencias.
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NATURALEZA JURÍDICA DE LA SUCESIÓN O DEL DERECHO DE SUCESIONES.docx
Este documento discute las diferentes concepciones jurídicas de la sucesión. Explica que en el derecho romano la sucesión se consideraba una continuación de la persona del difunto, mientras que en el derecho germánico se consideraba una transmisión de bienes. También analiza las posturas de Aubry y Rau, quienes veían el patrimonio como parte de la personalidad, y la concepción actual de limitar la responsabilidad del heredero a los bienes heredados. Finalmente, compara estas concepciones y sus consecuencias.
Este documento discute las diferentes concepciones jurídicas de la sucesión. Explica que en el derecho romano la sucesión se consideraba una continuación de la persona del difunto, mientras que en el derecho germánico se consideraba una transmisión de bienes. También analiza las posturas de Aubry y Rau, quienes veían el patrimonio como parte de la personalidad, y la concepción actual de limitar la responsabilidad del heredero a los bienes heredados. Finalmente, compara estas concepciones y sus consecuencias.
NATURALEZA JURDICA DE LA SUCESIN O DEL DERECHO DE SUCESIONES
NATURALEZA JURDICA DE LA SUCESIN O DEL DERECHO DE SUCESIONES
Pretender abordar la naturaleza jurdica del Derecho de Sucesiones o la Sucesin sugiere, antes que nada, comprender la geopoltica de un sistema jurdico como totalidad. Es por esto que la problemtica no puede sino dirigirse a llamar a los Sistemas que han dominado la Historia del Derecho, para poder ser tratada de manera justa. De lo que a continuacin se trata, desde luego, es resear aquellos sistemas, dos en particular, bajo los cuales cada ordenamiento jurdico actual se ha decantado; a saber, el Sistema Romano (sucesin en la persona o patrimonio-persona) y el Sistema Germano (sucesin en los bienes)al menos, en cuanto nos referimos a los herederos del Derecho continental o europeo-[1].
Siguiendo aquel hilo conductor, sera pertinente sealar lo que Savigny deca sobre el Derecho de Sucesiones, por una razn estratgica, como se ver ms adelante. Savigny sealaba que: Este derecho consiste en la transmisin del derecho del difunto a otras personas, lo cual constituye una extensin del poder y la voluntad del hombre ms all del trmino de la vida; y esta voluntad que contina obrndose unas veces expresa, otra veces tcita[2]. Lo estratgico de la cita consiste en que, pese a las diferencias que se sealarn despus, sobre lo propio de cada sistema, es que el objeto del Derecho de Sucesiones siempre trate de esa extensin del ltimo hlito del de cuius, no importando si lo que toma cuerpo con aquella voluntad la masa hereditaria- sea considerado un subjectum juris o un condominio (postura que abordaremos al final).
Habiendo anunciado en qu reside medianamente la diferencia entre los dos sistemas sealados, es decir la correlacin existente entre cada uno y la concepcin de bien considerar la naturaleza jurdica de la sucesin como patrimonio-persona o bien como condominio, corresponde pues tratar a cada uno de acuerdo a cmo lo han definido en su discurso quienes lo propugnan. En cuanto a la primera concepcin, se puede indicar lo que Borda ha sealado como antecedente histrico a la cuestin, esto es, cmo naci esta concepcin. Todo responde pues a la pregunta: El sucesor, contina la persona del causante o simplemente lo sucede en sus bienes?[3]. Los jurisconsultos del Derecho Romano consideraban el lugar del de cuius como un lugar que trascenda a quien ocupara esa posicin hasta antes de morir, y la razn de esto resida en lo simblico del lugar. Y esto ha de llamar la atencin, porque aqu nace algo que, en estos tiempos, se ha perdido. Lo simblico del lugar resida en un conjunto que para los romanos era esencial: la familia. La familia, pues, para los romanos no era mera conformacin, sino culto. Sobre todo, si se pensaba que quien llegara a ser el heres vendra a ocupar el lugar del paterfamiliae, quien cumpla una funcin sacerdotal para la cultura romana. Lo que se llama ahora sucesin en los bienes, que abordaremos posteriormente, era cuestin accesoria para el espritu romano. Expliquemos aqu cmo es que se llega desde la posicin romana hasta la de la personalidad que viene a ser la postura clsica de Aubry y Rau. El patrimonio era considerado parte de la personalidad de la persona, y como tal trascenda con el lugar que el de cuius ocupaba antes de que muera. De ah que, en adelante, se le reconozca una suerte de personalidad al patrimonio masa hereditaria- que dej el causante, lo que determinar no slo al patrimonio como aquello que se incorporar o confundir con el patrimonio de quien haya sido instituido o declarado heredero, sino la transmisin de las relaciones jurdicas de las que era titular el causante.
Ahora bien, el desplazamiento desde la concepcin romana hasta la de Aubry y Rau, a su vez, lleva consigo una borradura sobre una de las consideraciones romanas: la de lo simblico. Porque si es que Aubry y Rau llegarn a llamar a la sucesin patrimonio-personalidad, no es sino porque infieran lo que podra ser una consecuencia lgica. De modo que, expongamos cmo comprenden este fenmeno. Es de estas premisas de donde nace su posicin: toda persona necesariamente debe tener un patrimonio; adems, la persona slo puede tener un patrimonio. Por consiguiente, no hay patrimonio sin persona o persona sin patrimonio. Este es indivisible e inalienable durante la vida del titular[4][5]. Lo que se tiene es, desde luego, una necesaria correlatividad entre patrimonio y persona, pero esto no se podra comprender si es que no se tomara en cuenta el desplazamiento mismo de la concepcin romana con respecto a la personalidad que trasciende al difunto y que persigue a la sucesin. Por otro lado, es cierto lo que Borda seala en cuanto a lo ficticio de esta teora, pues no hay nada ms claro que: Lo que est muerto no puede continuarse; ni mucho menos una persona puede ser continuada por varias, porque eso ser dividir lo que por esencia humana y divina es indivisible[6]. No obstante, frente a esa clarividencia no podemos sino decir que, pese a la tcnica y al mtodo de estudio que adopte el Derecho en cada poca, no desmerece crdito el plano simblico que dio lugar a la sobredeterminacin del Derecho Romano. Sera preciso, entonces, abordar qu consecuencias trajo consigo dicha concepcin, para abordar a la concepcin de los germanos. Como se seal, hay una trascendencia de la personalidad del causante, que persigue a su patrimonio incluso despus de su muerte. Adems, quien en adelante ocupar el lugar del causante, ser el heres o heredero. Ya se ha de entrever entre estas consideraciones cul es la primera consecuencia: la confusin del patrimonio. Esto es, una persona no puede tener sino un patrimonio, no dos. Consecuentemente, confundidos los patrimonios: el heredero habr de responder, necesariamente, ultra vires (hereditatis). Como se ver, con respecto a la postura romana es contradictorio el beneficio de inventario que se reconoce hoy en da en la mayora de legislaciones, como manera de limitar la responsabilidad (intra vires hereditatis). Justamente este hecho, de que los herederos deban responder, algunas veces, de manera injusta con su patrimonio ya que se han fundido el patrimonio del de cuius con el del heres-, es el que origina al beneficio del inventario. Hay que entender, pues, siempre la evolucin del Derecho como un juego de oposiciones, y siempre desmontable en cuanto a las fuerzas que lo empujan. Pasemos, a exponer las dems consecuencias aunque secundarias- que de manera coherente ha sealado la doctrina[7].
Se tiene, tambin, que si el heres ocupa el lugar que tena el de cuius, si este era poseedor de buena fe, el heredero tendr la misma calidad de poseedor, pese a que este ltimo obrase de mala fe. As tambin, que la sucesin debe ser nica y sujeta a una nica ley, puesto que se trata de la transmisin de una universalidad indivisible. Y, como ltima consideracin, que en caso el causante haya designado un domicilio en un contrato, este tambin obligar a sus herederos.
Bien, una vez notadas las in-consecuencias de la concepcin romana, es preciso abordar a la concepcin germnica, y lo que la misma seala. Al respecto, cabe aqu anticipar lo que Zannoni[8] dice de la misma: En el sistema de la sucesin de bienes, en cambio, a la muerte del sujeto, su patrimonio recibe, en trminos generales, la consideracin de un activo con un pasivo constituido por obligaciones que pesan como cargas a liquidar. Ms adelante: El heredero no subentra en la posicin jurdica del causante, permanece ajeno a ella, y recibe, una vez liquidadas las cargas, los bienes relictos. Por ende, lo que en la concepcin romana, tomaba un lugar secundario, en esta concepcin se invierte dicho factor y se tiene como presupuesto la adquisicin del patrimonio como activo lquido, y en especfico la adquisicin no del patrimonio, sino del remanente. Esta postura es defendida por Brinz[9], para quien la sucesin es un patrimonio afectado al a realizacin de un fin. El fin del que se trata es uno econmico, pues el liquidar las deudas de quien muere, no hace sino dar certeza y seguridad al trfico econmico, como tambin est inspirado en un principio de justicia, puesto que, quien debe ha de cumplir con lo debido. Por otro lado, la incoherencia lgica salta a la vista inmediatamente: cmo ha de concebirse derechos y obligaciones sin sujeto. De una u otra manera, esto no se puede resolver sino apelando a la teora de la ficcin, heredera de la concepcin romana. Y, es esto justamente lo que habr de inspirar a la concepcin actual que han tomado los ordenamientos jurdicos para remediar, lo que puede ser la aleatoria injusticia de la concepcin romana; y la ausencia de un presupuesto lgico de la segunda. Hablamos, pues, del beneficio de inventario y la limitacin de la responsabilidad ultra vires del heres.
Hasta aqu hemos visto la oposicin entre la concepcin romanista y la germnica; no obstante, brevemente sealaremos la postura que ha nacido tambin como oposicin de la concepcin romana, y sin embargo desde otra perspectiva. Es con respecto a la capacidad hereditaria, es decir, si la herencia se trata de un subjectum iuris, en cuyo caso los sucesores no sern sino quienes concretamente habrn de representarla, o si se trata de un condominio o copropiedad hereditaria, que acarrear considerarla como cualquier tipo de patrimonio del cual sern titulares los sucesores. Ya hemos sealado las consecuencias de adoptar la primera postura, como las de la segunda; y, sin embargo, no hemos dicho lo que sera la posicin que podra solucionar los problemas en los que cae cada teora. Para los efectos de salvar los precipicios de cada concepcin abarcada hasta ahora, vamos a indicar dos conceptos que, en lo fundamental, nos parecen bastante claros: la nocin de comunidad y la nocin, de nuevo, de sujeto de derecho. Con respecto a la primera, Caterina Miraglia la define como la situacin jurdica generada de la imputacin a ms personas del derecho de propiedad o de otro derecho real. Por otro lado, lo que seala Ferrero Costa con respecto al lugar de cada sucesor: Cada sucesor es propietario proindiviso de los bienes comunes de la herencia, en proporcin a la parte a la que tenga derecho; salvo que, tratndose de una sucesin testamentaria, el causante haya dejado hecha la particin[10]. Y, para sintetizar nuestra participacin antes de sealar una conclusin, lo que dice Alex Plcido: la sucesin, para determinadas circunstancias extraordinarias y cuando la necesidad prctica as lo exija, puede ser considerada como un sujeto de derecho, por s misma, a los efectos patrimoniales y gozar, por tanto, de cierta sustancialidad. Todo habr de verse pues, desde una perspectiva.
A manera de conclusin, el desarrollo de ambas concepciones, y las teoras que han tenido su razn de ser en ambas concepciones, han resultado en el esclarecimiento de las virtudes y debilidades explicativas del fenmeno sucesorio; y punto central de todo aquello siempre ha sido la personera jurdica y la responsabilidad de los herederos. En cuanto a si considerar a la sucesin sujeto de derecho o condominio, como se ha visto, dichas posturas no son excluyentes, ms an: no son sino las dos caras de una misma moneda. A saber, para los efectos procesales la postura del sujeto de derecho nos salva del escollo de introducir dentro de un proceso, como parte, alguien que no es un sujeto de derecho; y, por otro lado, para los efectos de la particin y divisin de los bienes, las reglas de la copropiedad o condominio nos dan la pauta de cmo poder transmitir efectivamente los bienes que conforman a la masa hereditaria. Puestas las cosas as, no queda sino hacer una suerte de sntesis entre ambas posturas, para suplir los vacos tericos y prcticos que cada una supuso en su desarrollo.
[1] E. ZANNONI, Eduardo. Manual de Derecho de las Sucesiones. 4ta edicin, Editorial Astrea de Alfredo y Ricardo Depalma SRL., Buenos Aires, 1999, pgs. 6-12. [2] VON SAVIGNY, Karl. Sistema del Derecho Romano, Tomo II, Libro III. Traduccin de M. Ch. Guenoux, F. Gongora y Compaa Editores, Madrid, 1878, pg. 298 [3] BORDA, Guillermo. Tratado de Derecho Civil Sucesiones, Tomo I. Editorial Abeledo Perrot, Buenos Aires., pg. 7. [4] ROJINA VILLEGAS, Rafael. Compendio de Derecho Civil II. 41era edicin, Editorial Porra, Mxico, 2008, pg. 362. [5] Al respecto, si es que se lee a Kelsen, se tendra que la sucesin tambin sera un subjectum juris por el hecho de que la misma consista en ser un centro de imputacin de derechos y deberes, no importando si es que de lo que se trate es una persona fsica. [6] BORDA, Guillermo. Tratado de Derecho Civil, Sucesiones Tomo I. Ob. Cit., pg. 12. [7] BORDA, Guillermo. Tratado de Derecho Civil, Sucesiones Tomo I. Ob. Cit., pg. 7. [8] E. ZANNONI, Eduardo. Manual de Derecho de las Sucesiones. Ob. Cit., pgs. 6-12. [9] Citado en: ROJINA VILLEGAS, Rafael. Compendio de Derecho Civil II. Ob. Cit., pg. 361. [10] FERRERO COSTA, Augusto. Tratado de Derecho de Sucesiones. 7ma edicin. Editorial Gaceta Jurdica S.A. Lima, 2012, pg. 139.