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EL CONFLICTO DESDE

JOHN REX Y
RANDALL COLLINS

TEORÍAS SOCIOLÓGICAS CONTEMPORÁNEAS


CARLOS AUGUSTO SICARD

ALEJANDRO CASTILLO
ESTUDIANTE III SEMESTRE DE HISTORIA

UNIVERSIDAD DEL CAUCA


FACULTAD DE CIENCIAS HUMANAS Y SOCIALES

POPAYÁN, 28 DE MAYO DE 2004


Contextualización

La teoría sociológica del conflicto, surge como una oposición radical a la teoría
funcionalista, que pregonaba por la racionalidad humana como fuente de la
acción social, e intentó hacer un cuestionamiento de la teoría tardía de Talcott
Parsons, que exponía el orden interiorizado en los hombres a través de
estructuras normativas como única causa de la acción social. Así pues, las
primeras aproximaciones teóricas serias en la segunda mitad del Siglo XX, en
este campo del conflicto, compartieron estas características; Lewis Coser, quien
expone su obra en 1956, se concentra demasiado en criticar a Parsons, tanto, que
en algunas partes podemos encontrarle visos funcionalistas y utilitaristas. Ralf
Dahrendorf, (1959) hace un estudio sistemático sobre como puede encontrarse
cierto tipo de teoría del conflicto en las obras de Marx y de Weber, sin embargo,
aborda la teoría desde una perspectiva exclusivamente macro. Otros autores
como David Lockwood y Wright Mills también se aproximan a la teoría del
conflicto, pero únicamente como una mera oposición a la teoría del orden de
Parsons, y con tonos un tanto ideologizados en el populismo y la social-
democracia.

John Rex

Alexander nos propone la obra de John Rex como la mas pertinente para un
estudio de la teoría del conflicto, pues nos presenta una propuesta relativamente
“limpia”, pues no recurre ni a la teoría de la modernidad triunfante de Parsons, ni
al extremismo radical en la interpretación de ciertas ideologías políticas en auge,
como posiblemente si sucedió con sus contemporáneos, y sin embargo, igual que
ellos, empieza criticando la supuesta estabilidad social innata del ya mencionado
teórico utilitarista.
En primera instancia, Rex nos dice que los elementos instrumentales (acción del
individuo), anteceden indudablemente a los elementos normativos (coacción
social); los segundos se articulan a los primeros, y no al revés. En este orden de
ideas, el conjunto social estaría conformado por unidades independientes e
individualistas (este elemento sobre todo, rompería cualquier tipo de equilibrio),
en constante relación dialéctica con otros elementos iguales. Los individuos que
tienen ciertos intereses similares, se pueden identificar, lo cual no significa que
integren sus acciones de manera “ordenada”, simplemente se identifican siempre
en un carácter individualista. La estructura normativa viene entonces a jugar el
papel de integradora grupal de estos elementos en “eterna” pugna.
Así las cosas, ¿cómo se explica el cambio histórico de las sociedades? Rex
argumenta que el cambio social radica en los “relevos” de los distintos “grupos”
que ejercen el control de la dimensión institucional en dicha sociedad; las
relaciones de poder y sus factores constitutivos (tecnologías, medios de
comunicación, organización económica, etc.) y su dinámica con los individuos
determinan el cambio. Paulatinamente, Rex empieza a agrupar estos grupos de
individuos en constante lucha, como “dominantes” y “sometidos”, influencia
típica de la ideología de izquierda entonces en resurgimiento.
Podemos entonces darnos cuenta como Rex, que se propone el desafío de criticar
y superar a Parsons, falla en el intento pues lo interpreta a su conveniencia; si
bien la segunda etapa teórica de Parsons tiene algunas falencias, la primera etapa
(La Estructura De La Acción Social, 1937) no se aleja mucho de la propuesta de
Rex1. Además, el individualismo de la teoría de Rex no es azaroso, ya que él no
se conforma con que los fines de los hombres estén integrados en la
interiorización de las estructuras normativas, entonces, se ubica en el lado
opuesto de la corriente. Podemos atribuir a Rex un buen esfuerzo por crear un
modelo que estudiara críticamente las condiciones de la realidad concreta, (como
dice él mismo, empíricas) sin embargo, su teoría está también impregnada de una
ideologización bi-clasista en auge.
Rex adoleció también de una “falencia presuposicional”, como la llama
Alexander: el actor hipotético, al actuar, lo hace racionalmente en busca de la
satisfacción de sus intereses, tal como sucede en la sociedad occidental moderna;
así pues el acto racional se inscribe como expresión de nuestro mundo, y la teoría
del conflicto adquiriría los visos utilitaristas que tanto criticó, sin mencionar
entonces la carencia del modelo estructural (sincrónico) por el que lucha. No
obstante el modelo del conflicto tiene (en teoría) un alto nivel de generalidad,
algunos sociólogos se han dedicado a ver el conflicto social dentro de límites
muy reducidos, y a veces con intereses puramente ideológicos; al aplicar
concretamente (en lo “empírico”) la teoría, se reducen a tratar lo que Dahrendorf
llama “conflictos serios”, que se instauran en los ámbitos político-económicos y
básicamente bélicos, en donde el papel individual que tanto defiende Rex queda
relegado a un último plano. El mismo Rex, al hablarnos de su teoría de la
“tregua”, donde supuestamente existe cierto equilibrio entre los grupos, nos
muestra una visión reducida del conflicto y su propia inseguridad al exponer su
propuesta.

Randall Collins

Otro gran exponente de la teoría del conflicto es Randall Collins, quien se


destaca por intentar proponer una teoría sintética, además de mostrar una
definición muy comprensiva de los campos que abarca y el rango de influencia
de ésta. Una de sus grandes contribuciones consiste en introducir una perspectiva
micro para la observancia del fenómeno social; propone ya no estudiar desde
abstracciones generalizadoras, sino entrando en las manifestaciones particulares
de la sociedad. Sin embargo, es conciente que no puede basarse exclusivamente
en una visión micro si pretende una teoría integracionista. Collins, a diferencia de
Rex, nos dice que las estructuras sociales no son externas al individuo sino que
están en una constante interacción, que son elementos inseparables; no podemos
atribuirle funciones estáticas a las estructuras pues éstas están ligadas a la
renovación que le proporciona el actor mismo dentro de una reciprocidad casi
mecánica.

1
Recordemos que dentro la teoría que nos expone Parsons en La Estructura De La Acción Social como el
“acto unidad”, la acción humana se define en la tensión constante entre elementos subjetivos y elementos objetivos,
una suerte de conflicto.
Concretamente, Collins decide comenzar el estudio del conflicto desde las
estructuras de estratificación social, argumentando que estas pueden mostrar
muchas características de la vida, individual y grupal. Se propone pues, asumir
un estudio fenomenológico desde perspectivas micro, como ya hemos dicho,
basado en los elementos empíricos de la vida cotidiana. Para este fin, toma como
pilares de su interpretación teórica a Marx, y a Weber principalmente, y a
Durkheim en un segundo término. Al igual que Marx, Collins está de acuerdo en
la inmensa influencia que tienen los factores materiales objetivos sobre el
comportamiento de los hombres y la naturaleza misma de la organización grupal
o social; no obstante, pretende también sortear los obstáculos de la teoría
marxista, la ideologización y la macroteorización. Weber, al reconocer las
distintas formas de conflicto que se pueden categorizar dentro de los sistemas de
estratificación y que se expresan en las distintas organizaciones sociales, desde la
estatal hasta la religiosa, dota a Collins de un muy preciado material.
Según Collins, el conflicto esta presente siempre en la interacción de dos o mas
individuos, pues al igual que en el planteamiento de Rex, cada uno siempre estará
buscando sus fines por los medios que tenga a su alcance, entre ellos la acción
coercitiva violenta contra el otro y la influencia manipulatoria sobre la
experiencia y por lo tanto la acción del otro, factores que tenderán entonces a una
inminente relación conflictiva. A diferencia de Rex, Collins no aboga por el acto
racional, mas bien al contrario, pues dice que todo acto esta indirectamente
influenciado por “impulsos emocionales”, por el área subjetiva del ser humano
que es ineludible y que no permite hablar de un acto totalmente racional,
entendiendo por este toda acción lógica que tenga como consecuencia el
beneficio directo y la ausencia de displacer en el sujeto. Collins insiste en un
estudio que examine las condiciones materiales que determinan en cierta medida
la acción social, estudio empírico y comparativo con intención de alcanzar la
mayor cientificidad posible, todo dentro del multideterminismo Weberiano.
Además, debemos también considerar las condiciones de desigualdad entre los
distintos grupos, ya que estas permiten o impiden la organización coherente de
cada grupo social, y las posibilidades de acceso a los recursos materiales. Los
fenómenos mentales tales como las creencias religiosas y los dogmas deben ser
analizados desde sus implicaciones en los procesos de manipulación y
dominación de algunos individuos sobre otros.
Al comprobar la efectividad de su teoría aplicada a las estructuras de
estratificación, Collins decide ampliar su rango y empezar a tratar el conflicto en
las relaciones entre los sexos (encontrando el núcleo familiar como campo de
batalla entre hombres y mujeres) y el conflicto intergeneracional
(concientizandose de la desigualdades en el proceso de normatividad y
prohibición entre adultos y jóvenes, y mas aún, las desavenencias entre jóvenes y
ancianos que casi siempre convergen en el conflicto). Para Collins, todo tipo de
organizaciones formales son escenarios de incesante conflicto, causa de los
intereses individuales enfrentados.
Según Ritzer, Collins no pudo cumplir a cabalidad su tarea integracionista por
enfocarse demasiado en las expresiones singulares de la sociedad, sin embargo
mi interpretación del trabajo de Collins diría lo contrario.

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