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La co-investigación
En este artículo retomaremos principalmente las experiencias de co-investigación que arrancaron de los
procesos de lucha en la Italia de los ‘60-‘70, de la mano del movimiento político de la autonomía. Estas experiencias se
desarrollaron en el marco de las luchas obreras, principalmente en la fábrica FIAT. Consistieron en lo que se dio en
llamar conricerca, una práctica que implicaba a sociólogos y militantes de base con un proyecto político común que se
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Para entender el título vas a tener que llegar hasta el final. Por ahora, el subtítulo aclara.
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Lima Santos, Leila. La investigación-acción: una vieja dicotomía, CELATS, 1983.
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El que escribe, Fals Borda, es colombiano y trabajaba en Colombia.
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Orlando Fals Borda, “Crítica y Política en Ciencias Sociales – El Debate sobre Teoría y práctica”. Tomo I Simposio
Mundial de Cartagena, págs. 210-229. Editorial Punta de Lanza. Citado en: Lima Santos, Leila, op. cit.
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Sin embargo tenemos múltiples referencias de estas propuestas en las discusiones que se han dado en diferentes
ámbitos académicos sobre el rol de los intelectuales. Sobre todo en las discusiones de la carrera de Antropología de la
UBA sobre el plan de estudios y el lugar del antropólogo.
planteaba como una intervención antagonista sobre el terreno del capitalismo fordista de posguerra. La co-investigación
se centraba básicamente en el análisis de esta forma de explotación con el fin de posibilitar la intervención política
dirigida a desmantelarla. Conjugaba también la inchiesta operaia, es decir, el contacto, la entrevista y la discusión con
los obreros mediante la cual se mapeaba el funcionamiento de la fábrica, inventando formas de intervención directa
como el sabotaje en la cadena de montaje, y se caracterizaban las transformaciones en la relación trabajo-capital y en la
composición de la clase, orientando las estrategias de acción política a largo plazo.
Lxs compañerxs del colectivo español Trabajo Zero6 nos cuentan que la encuesta obrera “solía formularse
más como un proyecto delimitado en el tiempo y que separaba los momentos de conocimiento e intervención política
(sujetos “exógenos” a la realidad investigada producían un conocimiento que les permitiría posteriormente una
intervención más eficaz sobre esa realidad). La coinvestigación -que puede incluir en su seno a la encuesta obrera- se
plantea, por el contrario, como un proceso siempre inacabado que combina producción de conocimiento,
intervención/transformación política y formación, pretendiendo diluir las fronteras entre sujeto investigador y objeto
investigado, convirtiendo la investigación también en auto-investigación.”
Los avances de esta co-investigación italiana se publicaban en una revista llamada Quaderni Rossi. A pesar de
la fuerte represión que cayó sobre estas prácticas, la co-investigación ha permanecido como forma de acción política en
el área de la autonomía europea.
Especialmente en este momento, los colectivos militantes están recuperando estas experiencias para pensar las
transformaciones en los mecanismos de explotación capitalista y en las formas de resistencia y de constitución de
subjetividades. En el mismo artículo de TrabajoZero se da cuenta de la existencia de proyectos de este tipo tanto en
Italia como en el estado español. La práctica de hacer encuesta metropolitana, para un colectivo de Milano, consiste en
“un nuevo modo de hacer actividad política y desarrollar formas potenciales de representación y organización
conflictiva y subversiva”. La actividad de hacer encuesta sale de la fábrica bajo el supuesto de que el sujeto central del
antagonismo ha dejado de ser la clase obrera: toda la sociedad se ha vuelto fábrica y todo sujeto es potencialmente
antagonista. En este sentido, el colectivo comenta que su intento es por conocer “las dinámicas de disgregación y
diferenciación de los modelos productivos y organizativos; las condiciones reales de trabajo, de frustración y alienación
de los diferentes segmentos de la fuerza de trabajo”.
En la misma línea, el Laboratorio d’inchiesta di Infoxoa7, al encarar una investigación sobre el precariado8,
distingue su forma de hacer investigación de la forma académica, en tanto esta última oculta la actividad de los sujetos
mediante el método formalista, mientras la coinvestigación “favorece la constitución autónoma de los sujetos y su
expresión política directa”9 puesto que “el sistema se estructura a partir del sujeto, se sustancia en las relaciones reales
entre sujetos y puede ser realmente comprendido sólo a partir de éstos, de sus propias experiencias y saberes.” “La
academia –siguen diciendo- es un poder que conoce a través de una práctica permanente de sumisión y subsunsión de
los saberes de los sujetos a la exigencias de la reproducción del sistema (...) La crítica que hacemos asume a los sujetos
como referentes de verdad. La verdad de los sujetos, su modo de esperire, percibir, comprender y transformar la
realidad: la crítica epistemológica es aquí ya inmediatamente una cuestión política” El énfasis en el sujeto se desprende
de la relevancia que ha adquirido la producción de subjetividad y el control de esta producción en el momento actual del
desarrollo del sistema capitalista. Si antes el modelo de dominación era un modelo disciplinario en el cual se
estandarizaban conductas correctas a seguir, si el trabajador no tenía necesidad de involucrarse subjetivamente en la
producción sino que bastaba sólo con la repetición de movimientos mecánicos, ahora el tipo de trabajo que está
comenzando a ser dominante (sobre todo en el área de servicios y comunicación) implica un involucramiento mayor de
la persona íntegra, lo mismo que la situación de precariedad laboral desarrolla capacidades subjetivas que antes no
existían.
Otro trabajo a nuestro alcance es el del colectivo feminista de investigación y acción Precarias a la deriva de
Madrid, del que voy a hablar con detalle dado que inaugura una forma singular de hacer investigación. Ellas también
nos cuentan una (auto)investigación que retoma el problema de la precarización de nuestro trabajo y nuestras vidas pero
que involucra la perspectiva de género y ciertas variantes en el desarrollo del proceso investigativo y político. El
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En un artículo intitulado “Metodologías participativas y acción política”, publicado en la revista Maldeojo nº2, en el
año 2001.
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Infoxoa es una revista editada en Roma, producida de forma autogestiva. Lo que comento a continuación fue extraído
de un artículo de Infoxoa 016, publicado en junio de 2003, titulado “Metropoli, inchiesta precariato” escrito por
Agostino Mantenga y Andrea Tiddi, del Laboratorio d’inchiesta di Infoxoa.
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Denominan precariado a los sujetos sociales que trabajan en el contexto de precarización del trabajo. Con esto se
refieren a la flexibilización de la fuerza de trabajo, que implica la introducción de contratos de prestación flexibles, de
total disponibilidad horaria e imprevisibilidad, necesariamente sostenidos sobre una subjetividad que puede adaptarse a
lo improvisto y a lo nuevo con velocidad, marcada por la incerteza y la inseguridad. Poner el foco en el precariado
supone la reestructuración del campo del trabajo en el sistema capitalista. Retomando la experiencia de los Quaderni
Rossi, el colectivo de Infoxoa sostiene que el análisis de la composición orgánica del capital que los creadores de los
Q.R. descomponían en un aspecto técnico (las condiciones objetivas que forman el capital) y otro político (la
constitución del obrero en tanto sujeto), van unidas en el trabajo postfordista, contexto en el que nace el sujeto
precarizado. En el trabajo precario postfordista la producción de mercancías va estrechamente ligada a la producción de
subjetividad, la dinámica de reproducción del capital va de la mano de la dinámica de subjetivación.
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La traducción del italiano es mía.
proceso que realizaron consta de varios elementos, entre ellos el método de la deriva, inspirado en los situacionistas,
que consiste en realizar recorridos urbanos -sustituyendo así las entrevistas estáticas- “como forma de ir hilando esta
red difusa de situaciones y experiencias, con vistas a producir una cartografía subjetiva de la metrópoli a través de
nuestros recorridos cotidianos”10. Esta investigación arranca a partir de la pregunta sobre cómo intervenir, que se
formularon en el contexto de una huelga general convocada por los sindicatos españoles: “¿cómo inventar nuevas
formas de huelga cuando la producción se fragmenta y se deslocaliza, cuando está organizada de tal modo que dejar de
trabajar por unas horas no afecta necesariamente el proceso de producción, y cuando nuestra posición es tan frágil que
una huelga supone poner en riesgo la posibilidad de seguir trabajando mañana?”. Todo empezó entonces el día de la
huelga, en el que las precarias transformaron el piquete de huelga en un piquete-encuesta, al que describen como la
apertura de “un diálogo en lo social-no-catalogado y sin la mediación de aparato alguno, al margen de la grabadora, de
la cámara, del bloc de notas.” A partir de ese momento comenzaron su investigación, partiendo en principio de sí
mismas y con la metodología de la deriva que se plantea como “una práctica de investigación que atendiera al
continuum espacio-temporal de la existencia” que se opusiera al corte empleo/vida, muy cuestionado desde el
feminismo. “En términos generales, se trataba de producir una cartografía del trabajo precarizado de las mujeres a partir
del intercambio de experiencias, de la reflexión conjunta y del registro de todo lo visto y contado, en un intento de
materializar al máximo (por medio de fotografías, diapos, video, grabaciones, relatos escritos, etc.) estos encuentros,
con el fin de poder comunicar los resultados y las hipótesis que se derivaran de los mismos, de tomarnos en serio la
cuestión de la comunicación no sólo como herramienta de difusión, sino también como nuevo lugar, competencia y
materia prima de la política.”
Arrancan de la deriva, entonces, como “una entrevista en movimiento atravesada por la percepción colectiva
del ambiente”, partiendo de cinco sectores de trabajo precario feminizado (el doméstico, el telemarketing, la traducción
y enseñanza de idiomas, la hostelería y la enfermería social), y dejando para una segunda fase a otros (prostitución,
publicidad, comunicación, educación, etc.). Al mismo tiempo, habían producido algunas definiciones teórico-prácticas,
como la de la precariedad, y ciertos ejes que posibilitaban una primera aproximación sin agotar la experiencia pero
permitiendo interpretarla, los cuales fueron saliendo de los primeros debates, y terminaron de cobrar forma después de
algunas derivas (los ejes fueron: movilidad, territorios fronterizos, corporeidades, relaciones y saberes, lógica de
empresa, renta, conflicto). Luego de los recorridos, presentaron todo lo trabajado, no en un congreso o un simposio sino
a través de una performance a la que denominaron “Gran Chow”, que consistió en la teatralización y la “reproducción
ficticia de los lugares que recorrimos y de las gentes con las que hablamos protagonizada por... ellas mismas, vídeo,
diapos, audio, un debate para el que ya estabamos demasiado cansadas y, para terminar, un psicolabis en La Eskalera
Karakola11”
Al iniciarse la segunda etapa de investigación “contábamos con testimonios importantes, muchos de ellos
registrados y transcritos y habíamos generado una serie de útiles modestos eso sí, como el piquete-encuesta, la lista de
correo, los relatos de campo y, en general, una práctica minuciosa de registro dirigida a materializar y preservar nuestras
reflexiones y nuestros recorridos. El conocimiento experimental/experiencial que propugnamos por medio de las
derivas nos había puesto sobre la pista y había permitido expandir el punto de mira de un modo casi vertiginoso”. Así,
diseñaron un segundo ciclo de derivas que iría acompañado de una serie de talleres de reflexión colectiva abiertos a más
gente y algunas intervenciones que permitieran indagar sobre formas posibles de conflicto. Cuando se encontraron con
el trabajo sexual tuvieron que transformar la técnica de la deriva puesto que no podían hacer un acompañamiento como
“mironas” sin entrar en confianza con las trabajadoras sexuales. Para ello comenzaron a participar en acciones
realizadas por una organización de trabajadoras sexuales que les permitió establecer un vínculo que antes no había. Al
final de esta segunda etapa terminaron con un proyecto editorial (del que es parte el libro del que extraje toda la
información) y audiovisual y con algunas pautas para la intervención política en el campo de la precariedad femenina,
que aún sigue en marcha.