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CLASE VIRTUAL 1

Unidad II

6. c) La representación. Gestión de negocios ajenos: obligaciones del


gestor y del dueño del negocio. La ratificación.

La representación es “la acción y el efecto de representar“. a) La


acción demuestra que “alguien observe una conducta cuyo significado sea el de
estar formulando una declaración en nombre de otro“; b) El efecto consiste en
“que lo declarado por el representante vale como si lo hubiera sido por el
representado“, es decir, “el representante actúa como parte formal ...... , pero
la parte sustancial es el representado”.

Ahora bien: no basta con que alguien haya cumplido una actuación
representativa, para que produzca efecto (jurídico) representativo. Es
necesario la existencia de una particular forma de “legitimación“; esa
legitimación puede existir antes del acto, depender de la suerte del acto o
advenir después de dicho acto.

Existe antes del acto, la ”legitimación“ que encuentra su soporte en una


autorización, la que puede derivar de la ley (como acontece en la
representación legal que los padres ejercen de los hijos in potestas) de
discernimiento otorgado por el juez en virtud de la ley ( como en otros casos
de la representación llamada legal: art. 399 C.C.), o de la voluntad del
representado ( representación voluntaria). Sin entrar en mayores distingos, a
todos estos supuestos de “ autorización previa al acto ”, se denominan
“autorización-poder“ (legal, judicial, voluntario) o simplemente “poder de
representación“, porque la palabra “ autorización “ empleada sola, es
demasiada genérica y se presta a confusiones.

A veces la legitimación depende de la “suerte del acto“, tal lo que


acontece con la derivada del utiliter coeptum - gestión útilmente emprendida -,
en la gestión de negocios, doctrina del art. 1906 C.C.

Adviene después del acto, cuando asume la forma de “ratificación“, esta


suple la “autorización previa“.

Cuando concurren tanto la acción representativa como el efecto


representativo, es legítimo hablar de “representación“ y de “representante“.

Gestión de Negocios: Hay gestión de negocios cuando alguien no


obligado por contrato ni por representación realiza espontáneamente una
gestión útil para otro.

El art. 2288 C. C. expresa que “Toda persona capaz de contratar, que se


encarga sin mandato (contrato) de la gestión de un negocio que directa o
indirectamente se refiere al patrimonio de otro, sea que el dueño del negocio
tenga conocimiento de la gestión, sea que la ignore, se somete a todas las
obligaciones que la aceptación de un mandato importa al mandatario”.
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El art. 2289 C. C. dice: ”Para que haya gestión de negocio es necesario


que el gerente se proponga hacer un negocio de otro y obligarlo
eventualmente. El error sobre la persona no desnaturaliza el acto; pero no
habrá gestión de negocios, si creyendo el gestor hacer un negocio suyo,
hiciese los negocios de otro, ni cuando en la gestión ha tenido sólo la intención
de practicar un acto de liberalidad“.

Surge una analogía notoriamente peligrosa entre la Gestión de Negocios


y el Contrato de Mandato (Unidad III, 8. a), en ambos se realiza la gestión de
un negocio ajeno, solo que en un caso hay “orden del dueño del negocio“ de
realizarla y en el otro no. La diferencia es muy importante, la gestión de
negocios ajenos no es un contrato, ni siquiera un “cuasi-contrato“; no es
esencial a ella la representación, pero las obligaciones que surgen de los
hechos previstos por la ley, han sido regulado a imagen y semejanza de los
contractuales. Mejor dicho, entre el titular (llamado dominus administrado,
dueño del negocio, etc.) del patrimonio al cual el negocio se refiere, y quien
cumple la actividad gestora (llamado gestor o gerente) no media ni existe
ningún intercambio de declaraciones constitutivas de un contrato; la
existencia de declaraciones contractuales excluye totalmente la idea de
gestión, y sin embrago, las obligaciones que surgen a raíz de los actos de
gestión son asimiladas a las contractuales y específicamente a las derivadas
de un contrato de mandato.

Requisitos de la Gestión:

a) Que no haya mandato (contrato) ni se trate del ejercicio de una


representación legal (padres, tutores, curadores, administradores judiciales,
síndicos, etc.), ni del cumplimiento de alguna obligación contractual (locación
de obra, de servicios, contrato de trabajo, etc.) -art. 2288-. La gestión debe
ser espontánea.

b) Que el gestor se proponga hacer un negocio de otro y obligarlo


eventualmente; no habrá gestión si creyendo el gestor hacer un negocio suyo,
hiciese el de otro (art. 2289), pero si el gestor ha obrado teniendo en mira un
interés común con el dueño del negocio, hay gestión (art. 2302), como ocurre
si uno de los propietarios echa abajo un muro medianero que amenaza ruina.

c) Que se trate de un acto, o de una serie de actos, estos pueden ser


jurídicos o simplemente materiales. No hay aquí la limitación que se admite
con relación al mandato, que sólo puede tener por objeto actos jurídicos.

d) Que no haya oposición del dueño del negocio (art. 2303). Puede la
gestión desenvolverse con conocimiento del dueño, pero no sería válida si el
dueño manifestara su oposición.

e) Que la gestión haya sido útil (art. 2297 y sigs.). La utilidad se juzga
al momento de la iniciación de la gestión (art. 2301); no interesa que el
beneficio persista al momento de concluirla (art. 2297). Esta es una de las
consecuencias esenciales que distinguen la acción derivada de la gestión y la
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del enriquecimiento sin causa, pues la medida de la última está dada por el
beneficio experimentado por el dueño.

f) Que se trate de un asunto (acto o negocio) lícito; de lo contrario el


acto o negocio jurídico es nulo (art. 953).

g) Que no se trate de un negocio o acto personalísimo, pues en este caso


nadie puede sustituir legítimamente al propio interesado.

h) La gestión no debe ser hecha con ánimo liberal (art. 2289 in fine).

i) Que el gestor sea capaz de contratar (capacidad de hecho), art. 2288.

Obligaciones del gestor: Como regla gral. el gestor esta sometido a todas
las obligaciones que la ley impone al mandatario ( art. 2288 ).
Obligación de continuar y concluir el negocio - arts. 2290 y 2296 -.

Responsabilidad del gestor: Esta debe considerarse con relación a la


culpa, el caso fortuito y la delegación de la gestión.

a) Responsabilidad por culpa: Responde por toda culpa en el ejercicio de


la gestión y no podrá excusarse... (art. 2291)

b) Responsabilidad por caso fortuito: En principio, se exime.... conforme


al pcipio. general del art. 513 C. C., pero responderá aún si ha hecho
operaciones arriesgadas ... arts. 2294 y 2295 del C. C.

c) Responsabilidad por delegación de la gestión: Si el gestor hubiese


encomendado la realización de la gestión a otra persona, responderá por las
faltas del sustituto aunque hubiese escogido a persona de su confianza … art.
2294 C. C.

Gestión Conjunta: Si la gestión es hecha conjuntamente por varios


gestores, la responsabilidad de ellos es mancomunada, no solidaria (art.
2293).

Rendición de Cuentas: Puesto que esta es una obligación propia de tos


persona que administra o gestiona negocios ajenos, pesa también sobre el
gestor. Según el art. 2296, la gestión no concluye hasta que el gerente haya
dado cuenta de su administración. Se admite toda clase de prueba respecto a
la gestión y a los gastos causados por ella.

Obligaciones del dueño del negocio: En principio, el dueño del negocio


está sujeto a todas las obligaciones del mandante (art. 2297).

Remuneración: El gestor no tiene derecho a retribución (art. 2300). Sin


embargo se admite una excepción a favor del profesional que en carácter de
gestor, ha realizado trabajos para otros; en tal supuesto, el salario, retribución
u honorario devengado es reputado un gasto de la gestión.
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Perjuicios: Tampoco responde el dueño del negocio de los perjuicios que le
resultaron al gestor como consecuencia del ejercicio de la gestión (art. 2300).
El gestor ha asumido el riesgo por su propia voluntad y debe cargar con las
consecuencias de su conducta.

Ratificación: Si el dueño del negocio ratifica la gestión, las relaciones entre


las partes quedan regidas por las reglas del contrato de mandato, cualesquiera
que sean las circunstancias en que se hubiere emprendido la gestión (art.
2304). La ratificación produce efectos retroactivos al día en que la gestión
principió (art. 2304).

Unidad III

1. El precontrato. Tratativas contractuales, invitación a ofertar. La


minuta. Carta de intención. Acuerdos parciales. La oferta irrevocable.
Deberes de cooperación y de información. Contratos que obligan a
contratar: Contratos preliminares, promesa de contrato, contrato de
opción, contrato de prelación. Contratos preparatorios de otros
contratos: contrato tipo, contrato marco, contrato normativo.
Contratos incompletos: ad referéndum. Responsabilidad
precontractual.

Es cotidiano y frecuente que las tratativas contractuales se desenvuelvan a


través de un tiempo más o menos prolongado, porque el negocio es complejo
y las partes quieren estudiarlo en todas las consecuencias o porque quien lo
firma no tiene poderes suficientes o por otros motivos. En tales supuestos, es
común y corriente que se suela recurrir a ciertas convenciones previas, entre
las que se pueden distinguir:

Los llamados contratos preliminares, en los cuales las partes manifiestan su


acuerdo sobre las bases esenciales de la negociación, pero sin cerrar todavía el
acuerdo definitivo, sea porque falta conformidad sobre cláusulas secundarias o
porque se necesita un estudio mas profundo de todas las implicancias del
contrato para dar consentimiento definitivo.

Este contrato preliminar también llamado también minuta o carta


intención, brinda a las partes bases serias y ciertas sobre las cuales ha de
seguir estudiándose el negocio; pero no obliga a las partes, salvo la
responsabilidad in contrahendo (precontractual).

Los precontratos, antecontratos o promesas bilaterales de contrato


importan, en cambio, un acuerdo definitivo sobre todos los puntos del contrato
que, empero, carece de uno de los requisitos básicos exigidos ineludiblemente
por la ley. El típico ejemplo lo constituyen las promesas de contratos reales
que tienen que tienen lugar cuando existe el acuerdo de las partes, pero
todavía no se ha entregado la cosa sin la cual la ley no considera concluido el
contrato, ejemplo de ello es el precontrato de mutuo con garantía hipotecaria
firmado entre el mutuante, el acreedor hipotecario y el deudor. También
constituye como ejemplo de precontrato a los Boletos de Compraventa
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Inmobiliaria, a los cuales les falta el requisito ad solemnitaten exigido por la
ley (1184 inc. 1º, 1185 y 1185 bis C. C.).

Contrato de opción u opción contractual: Una persona ofrece a otra un


contrato y se compromete a mantener latente el ofrecimiento durante un cierto
tiempo; la otra parte acepta ese ofrecimiento como tal, es decir, como
compromiso de mantenerlo durante el tiempo estipulado y sin pronunciarse
todavía si acepta o no la proposición de fondo. Las consecuencias son las
siguientes: a) El ofertante no puede retractar (arrepentirse) su oferta durante
el plazo fijado; b) la otra parte puede aceptarlo durante ese tiempo y el
contrato quedará definitivamente concluido con su sólo asentimiento sin
necesidad de una nueva manifestación de voluntad del oferente.

ACTIVIDADES

En el LINK: “DEBATES”

Pregunta 1.- Sintéticamente diferencie y compare:

a) Representación - b) Gestión de negocios - c) Contrato de mandato

Pregunta 2.- Sintéticamente diferencie:

a) Antecontrato - b) Carta de intención – c) Preliminar - d)


Promesa

Pregunta 3.- Investigue y sintéticamente describa concepto de la


“responsabilidad precontractual”.

• Entrega digital dentro de las 72 hs. de colgada la presente.


• Consulte bibliografía indicada en el programa analítico de
enseñanza y los sitios web’s recomendados.

Dr. Gustavo Zunino

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